Cuanta tristeza le cabe al cuerpo, cuantas memorias guarda y cuanta salud hay que perder antes de pararse en seco y voltear a mirarse para en verdad hacer las preguntas importantes
Porque hay noches en las que no tengo nada que decir y me parece necesario dejar rastro de mis silencios como un ejercicio de volver a empezar y tener la humildad de reconocer la pérdida del camino para volver a encontrarlo