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TONSA, LA OTRA REALIDAD.
Un escrito de IGNACIO CASSINO.
Mendoza 2017
Franco un hombre introvertido e inteligente de 32 años, altura promedio, trabaja arreglando celulares en la galería Tonsa, un lugar venido a menos en el transcurso de los años, donde bizarros negocios de antigüedades, casas de cambio clandestino, sex-shops y escaleras que no conducen a ningún lado bajo una fría luz tenebrosa. Hace una semana, frente a su negocio abrieron una tienda de sombreros, Gina la chica que trabaja, se ve simpática, tiene el pelo rojo y unos hermosos ojos verdes con ojeras profundas muy marcadas como a el le gustan, siempre usa una boina negra y muerde sus dedos por horas mientras lee su libro esotérico. El tras su mostrador vestido como todos los días, con su remera de black metal de los 90 y sus característicos jeans desgastados, se enamora tras el cristal del negocio y se incomoda cuando cruzan miradas a la hora de abrir las tiendas, ella lo saluda siempre con una sonrisa y nunca logra sostenerle la mirada. Su obsesión por ella va creciendo día tras día. La noche anterior después de cerrar la galería la siguió hasta su departamento ubicado en el pasaje San Martin a unas pocas cuadras de la galería, se subió en un viejo ascensor con puertas de rejas, la misma se quedó trabada en el tercer piso, sintió un ruido, era ella, la hermosa chica de pelo rojo y lo estaba saludando un tanto aterrorizada pero con una sonrisa lo invitó a pasar a su departamento, afuera llovía mucho. El dubitativo y todo transpirado acepta la invitación, en las paredes del departamento abundan cuadros con contenidos sexualmente explícitos, una piza fría sobre la mesa acompañada de un vino tinto, ella hace que se siente cómodamente en los vencidos sillones cubiertos de mantas a cuadro. Ya por la última copa ella comienza a contarle sobre su adicción al sexo, a medida que le desabrocha el jean, agarra su pene fuertemente y lo introduce en su boca, al terminar, ella se prende un cigarrillo y agarra un viejo y maltratado cuaderno que esta sobre la mesa titulado : “amor, sufrimiento y muerte”, sus ojos se oscurecieron, y comenzó a leer sobre que la muerte se encuentra lejos mientras estamos ocupados con nuestras vidas: al caminar por las calles, tener relaciones sexuales, sentir enojo, preocupaciones, ir a trabajar y tener miedo de las obsesiones. No quiere morir porque no ha terminado su libro, o porque aún no ha aprendido a hacer un sombrero. Sin embargo, le apasiona saber que no están separadas, la vida y la muerte son una, están íntimamente relacionadas, no se puede aislar una y tratar de comprenderla separada de la otra, ya que talvez la muerte es solo otra vida y la conexión entra ambas está sólo en saber abrir una puerta. Franco la mira sorprendido y le cuenta sobre su interés inexplicable sobre realidades paralelas, piensa constantemente que existen portales escondidos que alteran el espacio-tiempo y logran transpórtanos a diferentes realidades, vidas pasadas, vidas futuras, otra vida en fin.
Al otro día en la mañana él se anima a saludarla por primera vez, ella con cara de pánico y asustada le devuelve una leve sonrisa e ingresa rápido a su local. El día transcurre con su rutina, se escucha el típico bullicio de gente ofreciendo cambio y oro. Ya casi es la hora de cerrar, un ruido estremecedor seguido de un fuerte temblor y un corte de luz lo hace quedar paralizado, cuando logra componerse sale corriendo afuera y nota que la sombrera desapareció de su puesto de trabajo, dejando todo abierto y desordenado. La preocupación y el desconcierto se apoderan de su cuerpo, corriendo por todos lados en búsqueda de Gina se topa con la puerta del subsuelo destrozada, tras ella se encuentra una pared con extraños símbolos rodeando un circulo de 2 metros de diámetro que en su interior parecía contener una gelatina azulada con tonalidades violáceas, perplejo introduce una mano en el magma y nota un vacío cálido y agradable, reúne coraje y salta dentro de él. Estaba sano, entero, se sentía más liviano, el lugar era idéntico, pero algo había cambiado, todo tenía otro color, como si los años no hubieran pasado desde la construcción de la galería, como si se encontrara en los setenta. Los pisos resplandecían, alguien si los había limpiado esta vez, subió corriendo a buscar sus pertencias, el negocio de reparaciones de celulares ya no estaba en su lugar, se veían tras las rejas finos trajes masculinos y lindas corbatas de sedas rojas y doradas. Debían ser como las 10 de la noche, alguien caminaba en el piso superior, aterrorizado y sin saber que hacer atraviesa el portal nuevamente. Busca su celular, las llaves y sale corriendo de la galería. Toca la puerta del departamento de Gina, nadie responde, decidido a entrar empuja la puerta con el hombro, esta se abre. Los cuadros eróticos habían desaparecido, las paredes, ahora estaban rayadas con extrañas escrituras que de algún lado conocía, en algún lado las había visto, pues claro eran las que rodeaban el extraño circulo de magma gelatinoso. En la mesa se encontraba el viejo y maltratado cuaderno de Gina, abierto justo en el medio, un boceto del portal se observaba seguido de detalladas instrucciones para la apertura a la otra vida, en el piso bajo la mesa había un recorte de diario amarillo y avejentado por la humedad en la que se observaba una la fotografía de una hermosa mujer idéntica a la sombrera, pero peinada muy anticuadamente, el titular decía: “brutal violación y asesinato en la galería Tonsa, el culpable sigue suelto”. Hojeó el cuaderno, todos los próximos escritos hablaban de venganza, muerte y rencarnación, todo empezó a cerrar en su mente, Gina había atravesado el portal para vengarse del terrible violador y asesino que termino con su vida anterior. Sentado en el sillón que la noche anterior le había traído tanta satisfacción, decide ir a ayudarla en su venganza.
Son las tres de la mañana Franco está parado frente al portal, dubitativo, su mano sudorosa aprieta fuertemente una espada medieval de ornamenta, toma coraje y vuelve a atravesar el extraño magma azul. El lugar está más oscuro de lo que recordaba, las pisadas en el piso superior siguen resonando, con mucho sigilo sube las escaleras y se esconde tras una viga, la silueta de un hombre de un metro ochenta se aleja adentrándose al baño de mujeres, el lo sigue y se queda parado tras la puerta, pegando la oreja a la fría madera un suspiro seguido de gritos desgarradores , hacen que sin pensarlo Franco entre al baño, no podía creer lo que veía frente a sus ojos, la silueta a la que seguía había tomado color y estaba ahorcando Gina y bajándole los pantalones, mientras ella se resistía y desvanecía por la falta de aire, Franco golpea por la espalda al hombre sin lograr hacerle daño pero si que suelte a la sombrerera y sale corriendo a toda velocidad por la puerta y no logra verle el rostro. Tras recuperar la conciencia Gina toda golpeada y llorando le pide por favor volver a casa ya que todo había salido mal y se volvía a repetir. De pie frente al portal cuando estaban a punto de atravesarlo escuchan a alguien que baja por las escaleras, el portal empieza a cerrarse, las horas habían pasado más rápido de lo que pensaban, algo no los deja mover los pies del lugar y escuchan una voz extraña pero conocida al mismo tiempo que decía: “Gina porque te vas nuevamente, no tenemos amor; solo mi obsesión por tu pelo, por tu olor. Tu sexualidad nos une, tenemos recuerdos de eso que pensamos, pero la cruda realidad es que no tenemos amor en esta o en ninguna vida, porque el amor significa ausencia de violencia, miedo, y yo solo vivo pensando en tu sangre sobre el blanco mármol del baño de esta endemoniada galería, que una y otra vez hace que nuestra historia se repita y no tenga fin”. Frente a sus cuerpos inmóviles, se encontraba el terrorífico hombre, su rostro era exactamente idéntico al de Franco, aunque con un peinado anticuado con gomina y la mirada más oscura, levantando un revolver Smith and Wesson del 37 se apunta a su cien diciendo: ”es momento que mi obsesión por ti termine y que esta sea nuestra última vida, mátalo”. Seguido de eso el espejismo de Franco dispara y los dos hombres idénticos caen al piso. Gina atraviesa el portal justo cuando se está por cerrar. Despierta en el sillón al lado de Franco durmiendo plácidamente, le corre el brazo que la pega a su pecho y en puntas de pie busca una tijera que se encuentran sobre la mesa, sin pensarlo las introduce al durmiente Franco por el cuello, el despierta y la mira a sus hermosos ojos verdes mientras la oscuridad se vuelve roja, al fin logra cerrar sus ojos.
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