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(...) Para ella era algo normal. El suplicio emocional, la ausencia de goce. Ella transitaba la angustia como el camino a casa: lo entendía, lo conocía de memoria. Nunca he visto a alguien que se conozca a si mismo tan profundamente. A alguien que luche con la incertidumbre, que quiera terminar con la escasez de amor propio que rodea su ser. Pero ella sí. Ella batalló desde el principio y quiso salir victoriosa frente a los demonios que habitaban dentro suyo. ¡Vaya pelea la suya!.

Fue muy clara al plantearle a los suyos que su disputa era eterna, es difícil explicar un conflicto bélico cuando el que lucha, lucha solo contra sí mismo. Era ella contra ella. Sus blancos contra sus negros. ¿Cómo terminar una guerra si tu propio enemigo eres tú?... Hay que ser valiente. No digo que esta mujer lo sea, digo, ¡hay que ser valiente!

... A veces me leo y me re-leo. Esto lo escribí hace años. En un cliché podría titularlo “Como ganarle a la bipolaridad y no morir en el intento”. Luchen hasta el final.

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microrrelato

Hace poco tuve un ataque de angustia incontrolable. Lloré fuerte, gasté todas mis energías y no me sobraron lágrimas. Grité de dolor.

Tenía a mi amor abrazándome, intentando calmarme sin éxito. Cuando ese sentimiento termino de devorarme por dentro, lo miré a los ojos.

Vi como de su lagrimal izquierdo se desprendía una lágrima y como sus ojos claros se derretían, confusos. Ahí entendí lo que es el amor.

Entendí que en el amor verdadero, el otro le duele igual que a ti. Que existe algo sano y desinteresado. Algo que no espera nada a cambio. Entendí que existe el amor simple y que es tan solo eso: amor.

10 de Noviembre, 2017.

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Pelea

La vida está hecha de batallas y lo que me gusta de ti, hoy, es que te veo luchar con todas tus fuerzas. Te revuelcas entre tus ganas de bajar los brazos pero no, acá estás, combatiendo, con la frente en alto.

Y es hermoso, es hermoso no verte vencida sino triunfante.  

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Caminar

Hace un rato me lo dijeron: quizá deba mirar para atrás, un ratito, rememorar el camino recorrido. Y pensarlo así­, como si fuese una nena que está creciendo, jugando, corriendo por ahí­. Que se cae y se hace heridas en las rodillas, que corre descalza, se tropieza o se pincha con el pasto, que se sube a la bici sin rueditas pero se tambalea... todavía no aprendía del todo. Llora un ratito, su mamá le hace un mimo y ya está: seguimos. Ella es así­, fuerte; sigue danzando, saltando, viviendo. Se divierte. A pesar del dolor se divierte, porque de tal o cual manera se está haciendo fuerte.  

O quizá también, soy grande. Sí­, soy grande. Y tengo que seguir creciendo. Deshacerme de algunas cosas que no funcionan, tampoco me nutren. Solo lastiman. Quizá, sí­, aunque quizá, no está preparada para hacerlo. No, “quizá” no. No estoy preparada. No lo siento así­, no quiero, me niego, me escapo.  

Pero quizá también sí­, soy una nena que está creciendo. Y me golpeo, me golpeo fuerte. Pero me levanto y sigo. La vida siempre tiene un grado de peligro. Seguir, aunque haya heridas que no hayan cicatrizado y espinas en los pies. Seguir, aunque a veces me tambalee. Seguir, aunque necesite un mimo, aunque necesite amor, atención, compañía. Seguir, aunque a veces me falte un mimo, me falte amor, atención, compañía. Seguir, aunque haya momentos en los que el dolor es tan fuerte que me tira para abajo, me ata y me deja inmóvil.

Seguir, de eso se trata. De mirar para atrás para ver el camino recorrido y no para sufrir, ni para regodearse en el dolor.  

Hoy elijo seguir. Caminé, recorrí, en el medio sufrí, crecí­, viví­.

Pero seguí­, siempre seguí­. 

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Lejos

Porque me siento un alma vieja en un frasco nuevo, uno muy muy joven. Me siento así­, romántica y barroca. Con una sensibilidad paranormal y un corazón encintado y lleno de sellos que advierten "frágil”. Llena de marañas, que si las desenredas un poco, podrás descubrirme como soy: simple, sutil. Un alma que busca amor, un alma que inexorablemente busca entregar su amor. En un mundo donde amar resulta una cursilería, donde respetar es para pocos, para los fuertes, porque no sé quién lo dijo "la gente fuerte ama, ama un montón”. Y es verdad, para querer hay que ser fuerte. Y hoy estoy acá entre palabras algo modernas, pero no por eso vacías de sentimientos, manifestando y transmitiendo mi esencia, que hasta en mis más arduas locuras, desborda de ternura. Agradeciendo descubrirme vehemente y fiel a lo que soy, a lo que digo, y a lo que hago. Nunca pedí­ mucho más que honestidad. Nunca estuve lejos de mi integridad.. 

Porque, ¿qué es el amor más que confiar? ¿Qué es confiar más que entregarse?

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No llores tanto

Nunca me obligo a no llorar. Nunca. Siempre dejo que mis lágrimas corran por mi cara en un afán de parecerse a las cataratas del Niágara. Me encanta llorar, lejos de la autodestrucción, siento que es la forma más sana de limpiar el alma. De darle una especie de baño de inmersión, relajado, y deshacerme de toda la suciedad que, acumulada, lastima su piel.

Hoy quise obligarme a no llorar. Creo que es la primera vez. Hoy no quise llorar, no quise derramar ni una lágrima. No me salió, claro. Pero me sorprende lo mucho que lo intenté, las fuerzas que concentré en mi mente para cerrar la represa de mi lagrimal.

Y debe ser que, muy en el fondo, uno sabe qué merece la pena y qué no. Uno sabe en qué gastar ese pequeño pedacito de mar, esa porción de agua salada que tenemos adentro.  

Y yo supe que esta vez no. Que no lo vale. Que esto no vale ni una lágrima, ni una angustia. 

Me acuerdo que cuando era chiquita y lloraba, tenía una maestra que me decía “No llores tanto, que te vas a quedar sin lágrimas para cuando seas grande”. Y no quiero gastar las que me quedan. Prefiero guardarlas para momentos que sí­, para emociones que si ameriten un caudal de agua salada corriendo por mis mejillas

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Caterpillar

Es tan frágil que tras un mínimo suspiro se desvanece. No lo soporta, un dedo en su dulce piel color miel puede hacerla caer. Busca sobrevivir en su vulnerabilidad, y lo hace, lo logra. No sabe cuánto va a durar pero lo intenta.  

Ella conoce su dolor, ve potencial en él. Lo abraza como un capullo y en una metamorfosis atemporal, su agonía transmutó en amor. Un amor vago de esperanzas pero lleno de deseos.  

Ahora vuela, libre y liviana. Te rodea con su magia, te empalaga con su luz.

Y aunque a veces titila, su llama se mantiene siempre viva.

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A veces

Esa noche no pude dormir. Debo haber cerrado los ojos cinco o seis veces, pero era imposible. También bostezaba. Entonces no, no era que habí­a dormido hasta tarde. Era mi cabeza, otra vez, manteniéndome noctámbula. Ya no querí­a leer, tampoco me divertí­a prender la tele. Yo solo quería pensar. ¿Pensar? ¿Otra vez? Sí­. Todo el dí­a andando. No hubo forma de calmar al demonio esa vez. Era cuestión de amigarme con él y lograr una convivencia amena. Era difícil, no nos queremos. De hecho, nos deseamos lo peor. El me odia y yo, bueno, yo no lo puedo ni ver. Tampoco entiendo porque sigue acá. Pero, para qué seguir buscándole un sentido. No, nena, hoy no. Déjalo así­, mejor. Y lo dejé así­, porque sí­, eso era lo mejor.

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Sentarte en la orilla por horas y que el agua te roce; fría, cómplice. Como abrazándote. Te amo, mar.

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¿Ser feliz? ¿Qué era ser feliz?

No supe bien qué hacer. Mi corazón latía fuerte y mi respiración estaba apurada, aunque no se a donde quería llegar. Prendí­ todas las luces, no me podía quedar quieta. Di cinco vueltas a la sala, o más. Lave los platos. Prendí­ la ducha para bañarme, en un intento frustrado de relajarme. No pude. Los pensamientos me corren. Miro para un lado, miro para el otro. No puedo hacerlo, no quiero.

Salgo de la ducha, asustada. No se qué hacer. No puedo, no quiero seguir preocupando a la gente que me quiere. Sigo nerviosa, muy nerviosa. Lloro. Le escribo a mi papá, la única persona disponible y la menos indicada. Por favor venme a buscar. Por favor. No puedo más. Vino, me subí­ al auto y apagué el celular. Cantamos los Beatles a gritos. Me hizo reír y me preguntó si me sentía mejor. No, pa, quise decir. Sí­, pa, gracias, respondí­. Revisé su escasa biblioteca en busca de un libro. Yo quería leer “Ser feliz era esto”, pero no creo que lo tenga, afirme. Termine la oración y ahí­ estaba. Esperándome, como si me pidiera a gritos que lo lea. Ser feliz era esto, pensé. Qué será “esto"?. Pensé. No sé, no sé de que habla. Yo no sé ser feliz. Tal vez porque no me di cuenta de *esto*. Pero no, no se cómo se hace. Y voy a guardar esto para que el día que lo descubra, pueda decir: Ser feliz era esto.

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Gracias

Soy de las que agradecen,

Soy de las que aprovechan toda fecha festiva para festejar, para renovarse, para festejarse. Soy de las que se emocionan a las 12. Soy de las que piensa en las personas que quiere, en las que quiso y en las que puede llegar a querer. Soy de las que creen en lo universal. Creo en la luna, creo en el sol, creo en los 365 días de cada año como una nueva oportunidad, creo en mí­, creo en ti, creo en el cambio, creo en la revolución. Soy de las que sueñan. Soy de las que le dan la bienvenida a una nueva etapa. Soy de las que miran para adelante, de las que solo miran para atrás para ver cuánto avanzaron. Soy de las que se caen. Soy de las que se levantan.

Soy de las que agradecen,

Y hoy me quiero agradecer. Me quiero agradecer por no haber bajado los brazos. Me quiero agradecer por haber creído en mí­. Me quiero agradecer por haberme abierto a tanta gente linda, que me rodea hoy. Por alejarme de los que restan. Me quiero agradecer por abrazar la vida. Me quiero agradecer por no olvidarme de vivir, mucho, bien y en el presente.

Soy de las que agradecen,

A mis amigos. Les quiero agradecer por creer en mí­. Por celebrar conmigo. Por quererme. Por abrazarme. Por no soltarme la mano. Por sus risas. Por sus ganas. Por ver mi­ esencia. Por mostrarme su esencia. Por sus vidas junto a la mía. Por hacer mi felicidad con la suya, porque que linda la gente que es feliz a través de la felicidad ajena, no?

Porque la felicidad no se planifica, se vive. Y cuando se vive, hay que saber agradecerla.

Soy de las que agradecen,

Gracias a los años que han dolido, que lastimaron, que me hicieron gritar. Les agradezco porque de ellos me construí­. Poquito a poco, mirando para arriba. Les agradezco porque me hicieron consciente de mi propia luz y me hicieron alegrarme del brillo de los demás.

Gracias, porque hoy estoy lista para brillar.

Y acuérdate, que si puedes contigo, puedes con todo.

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Enamórate.

Enamórate con ganas. Enamórate las veces que puedas, las veces que quieras. Enamórate y cuéntaselo al mundo. Enamórate y grita, grita de amor. Enamórate y siente, pero fuerte. Enamórate y míralo, mira, tu amor, tan lindo. Enamórate y ríete, ríete a carcajadas. Enamórate como quieras. Donde quieras. De quien quieras. Enamórate de tu casa, de tu lugar. Enamórate de tu trabajo. Enamórate de lo que hagas, de tus pasiones. Que no hay amor más grande que hacerlo con amor. Enamórate y crece, elige. Enamórate del amor, vuélvete loco. Que no hay locura más linda que esa, que el amor lo cura todo. Enamórate y que te brillen los ojos, que se te caigan las lágrimas.

Enamórate de ti. Enamórate de la vida.

De la vida entera.

Enamórate del amor, y si tiene que arder, ¡Que arda!

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Esta es tu señal: Hazlo!

Haz. Haz lo que quieras. Haz lo que verdaderamente quieras, desees, sueñes. Haz lo que te haga feliz. Haz cosas que te nutran, que te enseñen, que te llenen de energía positiva. Haz cosas que te hagan volar, que te liberen. Haz lo que quieras, pero no dejes de hacer.

 Haz lo que quieras pero respeta, que tu libertad termina donde empieza la del otro. Haz lo que te guste, pero entiende que no estás solo, que el mundo es grande, que todos queremos hacer, que todos queremos ser. Haz lo que te divierta, pero no te olvides, que diversión no es violencia y violencia no es un puño: violencia es mentir, violencia es insultar, violencia es el prejuicio. Haz cosas que te nutran, pero que no sea a cuestas de otro. nútrete por ti, hazlo por ti. Crece.

 Haz lo que quieras pero hazlo con amor. Hazlo bailando, cantando, hablando, gritando. Pero con amor. Trata bien, comparte, ayuda. Hazlo por el otro, que nunca sabes cuando vas a necesitar que el otro haga por ti. En serio, con amor, hazlo con amor. Haz el amor. No lastimes, no tengas rencor. Haz lo que quieras, pero sin venganza; no lastimes al que te quiere por puro enojo. Que todo lo que va vuelve, que el resentimiento, el odio, la ira, no van a buen puerto.

 Que la vida da vueltas, que la vida sabe lo que hace y lo va a hacer.

 Haz. Haz lo que quieras, pero nunca dejes de hacer.

 Hazlo por ti.

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Te extraño. Porque en tu energía me sentí­ magia. Porque abracé tu mar y me sentí­ a salvo. Te extraño, porque cuando se escondía tu sol me sentí­ renacer.

Sí, te extraño.

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Detalles

Pies descalzos sobre el pasto/ pies descalzos sobre arena, y más si los abriga el mar/ piel desnuda sobre sábanas blancas, piel desnuda en el agua/ el viento, en mi cara/ las palmeras al atardecer, o solas, cuando quieran y donde quieran/ chocolates/ sandía, frutilla, kiwi, arándanos, melon, naranjas/ mar, playa, sol, mucho sol, mucha arena, mucho mar/ la luna en todas sus fases/ el sol, al amanecer, al mediodía (cuando pega fuerte) y al atardecer, cuando tiñe todo de magia/ una cámara, cualquier cámara/ despertar al lado de alguien que quieres/ río, aunque no tanto como el mar/ la sonrisa de alguien querido/ música/ mas música/ fogón/ flores, de todos los colores y abejitas rodeándolas / viajar, a donde sea, viajar un poco más/ un licuado bien frío/ ronda de amigos riendo a carcajadas/ gatitos, y todo animal version cachorrito/ los primeros días de verano/ más mar, más arena, más luna/ miradas cómplices/ un abrazo fuerte/ un beso de reencuentro/ una sorpresa/ un te quiero y un te extraño/ un "cuídate"/ una siesta haciendo cucharita/ un plato de comida de mi Abu.

Son detalles

Y son hermosos.

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Quedate quieta

Podría decir que estoy triste, pero no: sería una descripción muy ambigua. En realidad, por lo menos hoy, me encuentro flotando en un mar de confusiones. 

No se bien como describirlo, no se que palabras usar ni por donde empezar. Mientras tipeo pienso: escribo, borro, escribo, borro, dejo las palabras ahi, en su lugar; pero no me gustan, me molestan, de hecho me generan algo raro. Me transpiran las manos. Ya se, eso que me generan es bronca: me descubro peor de lo que creía. No estoy conforme con lo que estoy escribiendo. No se si termina de expresar lo que siento. Termino un párrafo, releo, borro otra vez. No, no expresa lo que siento. Todavía está lejos de eso.

Quizá esa es una buena manera de empezar; porque si­, quizá¡ leyendo entrelíneas, algo estoy diciendo. Si­. Lo estoy diciendo, lo siento. Si­. Así­ me siento: desorientada ¿o será aturdida la palabra?. No, no, la palabra es abrumada. 

Abrumada ¿por qué? 

Me pregunto lo mismo. Ni yo se bien, escribo buscando eso: descubrirlo. Entenderlo, ¿O será que quiero entenderme a mi?. ¡Con lo que me cuesta entenderme! Pero sí­, lo necesito. No vomito palabras hace rato largo ya. Hace dos párrafos me transpiraban las manos: ahora suspiro, me trueno el cuello y los dedos de las manos, estiro las piernas y ahora sí­, sí­, ahora estoy lista para desembuchar lo que mi cabeza me quiere decir hace rato. Así­ funciono: escribiendo. 

Abrumada ¿por qué? 

Son casi las 3 de la madrugada, 3 menos cuarto para ser más exactos. Mi gato sentado en los pies de la cama, acicalándose. Dormía tranquilo pero se despertó con el ruido de las teclas de la computadora. No creo que entienda mucho, pero lo tiene sin cuidado. 

Yo sigo acá. Cierro los puños, hago una pausa y los abro. Tomo un trago de agua. No, todavía no se qué está pasando. Puede que termine de escribir sin haber dicho nada, o puede que no. Es algo parecido a las náuseas que quedan en eso, en una molestia estomacal: quieres vomitar, lo sientes adentro tuyo, pero cuando lo intentas no podes. 

Si, yo también se por donde viene esto. Pero no, me es más fácil cambiar de tema. Evitarlo. Evitarme. No quiero enfrentarlo, lo se. Prefiero seguir en este estado de stand-by, como cuando dejabas el DVD en pausa y saltaba una imagen de su logo rebotando por la pantalla de la tele, ¿te acuerdas?. Si­, si, así­ me siento.

Voy rebotando de un lugar a otro, en cuerpo y alma. Estoy acá, estoy allá, puedo estar en donde quieras, en donde me lo pidas: pero en modo automático. 

Intento no reaccionar, corro riesgo de derrumbe. 

Pero no, ya no me derrumbo tan fácil, de eso estoy segura. Me reconstruí­ sobre cimientos fuertes y ahora estoy bien parada. Fuerte y serena. 

Bostezo y lo noto: prefiero dormir.