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Vivos se los llevaron, vivos los queremos! #FueElEstado #Ayotzinapa
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Somos la dignidad rebelde #Ayotzinapa #Faltan43
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Había belleza y luz en las almas de los muchachos muertos. Querían hacer de México morada de justicia y verdad: la libertad, el pan y el alfabeto para los oprimidos y olvidados. Un país libre de la miseria y el engaño. Y ahora son fisiologías interrumpidas dentro de pieles ultrajadas. Algún día habrá una lámpara votiva en memoria de todos ellos…
José Alvarado publica en la revista Siempre! (via sclaudia20)
Testimonios...
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Aquí no pasó nada...

Aquí no pasó “nada” . # #2octubrenoseolvida #2deoctubre #cartel #stencil
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2 de octubre bajo la mirada de Naranjo


El #2deoctubre bajo la mirada de Naranjo
1ra imagen
Frase célebre
El Universal, octubre 5, 2003
Tinta sobre papel
34.2 x 23.5 cm
2da imagen
No se olvida
El Universal, febrero 13, 2002
Tinta sobre papel
35.1 x 22.1 cm
Fondo Rogelio Naranjo, Donación del autor, Centro Cultural Universitario Tlatelolco, UNAM
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Interesante, respecto a la lamentable nota de la revista Emmequis.
El periodista que sucumbió al encanto del asesino
El sexismo en nuestras sociedades se expresa de muchas maneras, algunas de ellas muy veladas. Muchas expresiones que denotan ese desprecio por las mujeres y la forma sistemática de colocarlas en una situación de inferioridad, quedan soslayadas en una cultura donde todo ello es normalizado.
Uno de esos ejemplos puede verse en el texto “El joven que tocaba el piano (y descuartizó a su novia)” escrito por Alejandro Sánchez González, historia de central de la revista Emeequis más reciente. La historia es sobre el feminicidio de Sandra Camacho. Pero ella no es la protagonista. El protagonista es el asesino, confeso, que sólo está a la espera de su sentencia.
La forma de contar una historia, en el periodismo, lo es todo.
Esta historia comienza hablando de los logros del chico, novela el encuentro con la chica, la historia compartida, las explicaciones sobre una relación [que románticamente acotan como “noviazgo” desde el título], entremezcla fragmentos de la segunda identidad del asesino, enumera a mujeres que tuvieron relación con él y que “curiosamente” no tienen ninguna queja de él, personas con las que trabajaba, e incluso, va más allá y recoge los testimonios de quienes lo escuchaban tocar el piano en una tienda departamental. Tantos testimonios y personajes que recogen y construyen la figura del asesino. Resaltando una y otra vez, las cualidades de éste.
¿Y Sandra?
De Sandra lo que tenemos son las escenas desde el punto de vista del asesino, la descripción [novelada] de cómo y por qué sucedió el asesinato, la crueldad con la que la víctima supuestamente trató al asesino y que “provocó” su ira. Relata el desmembramiento, los lugares donde fueron abandonadas partes de su cuerpo, el lugar donde ella vivía y una persona que la vio irse y nunca volver. Además de las condiciones en que fue enterrada dada ��su condición económica” que el autor del texto repite, enfáticamente, varias veces, con un aire que deja un tufo a clasismo.
El texto continúa y acentúa los muchos logros académicos del asesino, y llega incluso a plantear una supuesta buena impresión y empatía [novelada también] de quienes trataron con él durante su proceso penal.
Y no se cansa de darle voz al asesino para repetir que fue un “fatídico momento en que dejó de ser él mismo”.
¿Y Sandra?
Para Sandra no hubo voz.
Para la víctima no hubo empatía. No hubo siquiera objetividad. No hubo, novelada o no, historias de quienes la conocían, de quienes afirmaran o negaran si era una persona cruel, tal como quiere hacer pensar el autor del texto, o que su única aspiración en la vida fuera ser una edecán. Cuestión que no tendría nada de particular de no ser porque lo utiliza como recurso para diferenciarla de lo que el asesino tenía como plan de vida. ¿Para qué? Eso sólo el autor del texto lo podría contestar.
Por qué busca trasladar al asesino al papel de víctima, también sólo él puede contestarlo.
¿Estará consciente de que ese texto novelado resalta parte de esa cultura que minimiza a las mujeres y las considera objetos que pueden destrozarse y desecharse?
¿Estará consciente que esa forma de retratar a la víctima no solo refleja la evidente misoginia del asesino, sino que también hace patente la suya?
¿Y la revista, el editor, el consejo editorial, tendrán idea de la forma negativa en que este tipo de historias, mal enfocadas y mal escritas afectan a la cultura de violencia contra las mujeres?
Actualización.
La revista ha publicado un comunicado en el que asienta que no pretendían hacer apología del feminicidio y que lamenta que esa sea “una lectura” que se desprende del texto. Yo lamento que consideren eso como una disculpa, porque de ninguna manera lo es. Detrás de esas palabras está nuevamente la intención de demeritar los señalamientos de la violencia contra las mujeres que no por sutil, pasa desapercibida.
Para, de alguna manera, reparar el daño que ese artículo causa a la memoria de Sandra Camacho:
"exigimos a Emeequis la retractación de Alejandro Sánchez González, una disculpa abierta para la familia de Sandra Camacho y la publicación de una semblanza de la víctima en términos reales y humanos, así como la manifestación de un futuro compromiso con un periodismo serio, responsable y democrático que obedezca a normas de respeto hacia las víctimas de los distintos tipos de violencia."
Firmen, si están de acuerdo:
https://docs.google.com/document/d/1oOUl7toQKcpM0Ss6mETrJbJPhowj1x19jYiSemw09ik/preview?pli=1&sle=true
La cita y el vínculo pertenecen a un documento que comenzó a circular en redes sociales, escrito colectivamente.
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"Todo niño es un artista: Porque cree ciegamente en su talento, la razón es que no tienen ningún miedo a equivocarse... Hasta que el sistema les va enseñando poco a poco que el error existe y que deben avergonzarse de él." - Ken Robinson
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Baltimore: Protest in solidarity with National Fast Food Strike, September 4, 2014. ‘We need $15 and a union, not police terror from Ferguson to Baltimore!’
Photos by Sharon Black
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