Tumgik
voces-delpasado24 · 5 months
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Esta es la historia de mi abuela materna. Su nombre es Yolanda, pero todos le decimos "Mami Luli". Es muy original y tierno, pero no tiene ningún significado oculto, al contrario de la historia que estoy a punto de contar. Mi abuela es una persona muy alegre y divertida; siempre está en la calle pero nunca en su casa. Sin embargo, el día que me contó esta historia, su rostro cambió de uno contento a uno más serio y temeroso. Lo podía ver en sus ojos; el miedo seguía en su memoria y su semblante me decía que ella aún no podía descifrar lo que realmente pasó aquella noche.
No recuerda la fecha exacta del suceso, pero ella asegura haber tenido alrededor de 11 años de edad. Lo recuerda bien ya que su madre había dado a luz a su primera hermana. Pero lo que sí recuerda de memoria es la localidad exacta donde ocurrió esta siniestra situación. Lo describe como el "Barrio Obrero", donde solían vivir ella, sus padres y una criada de nombre Digna. Relata haber estado al lado de su madre, quien le daba de lactar a su recién nacida bebé. El cuarto era completamente oscuro ya que, además de ser una casa antigua, en la antigüedad tenían la creencia de que la madre y su recién nacido tenían que cuidarse de la luz de la noche. Esa noche en especial, la luna estaba en su máximo esplendor, podía iluminar la pequeña ciudad de Cuenca, por lo que fue fácil para todos presenciar la impactante escena de terror.
Fue Digna, la criada, quien exclamó con asombro al mirar por la ventana: "¡Miren por ahí!". Inmediatamente todos dirigieron su mirada a la gran ventana que dejaba entrar la luz de la luna. Al asomar sus rostros por la ventana, todos contuvieron la respiración al presenciar algo tan inusual. A lo lejos en las montañas, se podía claramente ver a una persona que cargaba la cruz de madera. La cruz era tan grande que daba la sensación de aplastar al sujeto que la sostenía. Detrás de él caminaban un grupo de mujeres vestidas de negro; sus vestidos eran tan largos que se podía ver cómo los arrastraban por el piso. Sus rostros estaban cubiertos por completo, lo que ayudaba a dar una apariencia macabra. Mi abuela recuerda haber sentido miedo, tanto que se aferró fuertemente al brazo de Digna, esperando que todo esto solo pudiera ser fruto de su imaginación. Pero sus sospechas se esfumaron tan rápido como aquella siniestra escena.
El grupo de misteriosas personas desapareció entre las montañas. Todos creyeron haber alucinado esa escena, pero cuando nuevamente este grupo de personas reaparece, esta vez en la punta de la montaña, hace que todos tengan sus pelos de punta. Su caminata era lenta e incluso con la iluminación de la luna se podía ver cómo un humo misterioso emanaba del suelo, dándole una apariencia más terrorífica. Mi abuela recuerda haber mirado esta escalofriante escena por varios minutos, hasta que simplemente, en la bajada de la montaña, el grupo de misteriosas personas simplemente desapareció sin dejar rastro alguno.
Muchos dirán que es una simple exageración y que esto podría asociarse fácilmente a la famosa festividad de Semana Santa. Sin embargo, la situación terrorífica que sucedió esa noche desafía cualquier explicación realista. Tomando en cuenta esta atmósfera misteriosa que todos pudieron sentir y vivir en carne propia aquel día, nos hace pensar en la buena o mala suerte que tuvieron todos al estar ahí presentes, presenciando aquel terrorífico suceso que los aterrorizaba por el resto de sus vidas.
Agradezco de corazón que ellas hayan llegado hasta el final de mi primer blog. Mi objetivo es llegar a contar más historias, por lo que si tienes a alguien en mente que sientes que su historia debería ser compartida y conocida, no dudes en escribirme por interno.
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