xiangduann - Tumblr blog

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I’m not ready

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“Yo vine por la comida.” @kyongxb 

Ladea su cabeza para observar de lleno al contrario, una media sonrisa apareciendo en sus labios antes de negar con la cabeza. “¿No hay comida en la casa?” sugiere antes de mirar su plato y picar con un tenedor un quiche, o lo que fuera que aquello fuese. Seguía sin ser especialmente fanático de la comida occidental, sin sabor que resaltara en su paladar. “Bah, podría ser mejor. ¿No crees que es muy simple?” exhala antes de extender su plato hacia el menor. “¿Quieres mis --tartaletas?” 

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“Sólo sobreviviré a esto ebrio.” @rowbrx 

Sus experiencias con el alcohol en América eran todas memorables, y algunas no en la más positiva de las formas. Aún recordaba la última vez en que había llegado casi arrastrándose a su habitación y con los arrepentimientos a flor de piel al día siguiente; jamás volvería a tomar tequila, eso era seguro. “No son los Juegos del Hambre de la sobriedad, sólo es una tonta cena,” que sí, que estaba demasiado desinteresado en el tema de los cazadores como para siquiera haber ido a Orbona en pos de enfrentar al consejo. Al final, termina por pasar su brazo por encima de los hombros contrarios y de señalar con su mano libre hacia la barra. “Pero vamos, ¿a qué vinimos si no es a aprovechar el alcohol gratis?” 

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“Espero que este ponche tenga sorpresas.” @vndreasm​

El atisbo de una sonrisa es visible en sus labios, mientras termina de servir ambos vasos y, acto seguido, tender uno al alemán. “¿Realmente crees que los Orbona iban a poder mantener esta reunión sobrios?” sin mencionar que vio a un conocido poner un poco de licor extra en el ponche, no que tuviese planeado decir nombres y resultar un soplón. “Dudo mucho que a estas alturas alguien esté completamente sobrio, de hecho...” sugiere, mirando a su alrededor antes de clavar su mirada en la contraria. “No queremos quedarnos atrás, ¿hm? Además algo me dice que lo necesitaremos... ¿Sabes que es la primera vez que festejo --esto?” puede imaginar los rostros de sus progenitores si les contara algo sobre yule y navidad y juntar festejos, o lo que fuera que estaban haciendo. Él sólo había ido como una excusa de distraerse un poco. 

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"Parece que Orbona está atestada últimamente." @trinidadrom 

Se asegura de que esté hablando con él, mirando a su alrededor brevemente, prácticamente seguro de que Trinidad debió equivocarse, y realmente no hablaba con él. Cuando no encuentra a nadie más lo suficientemente cerca, es cuando vuelve su atención al más alto, sin eliminar del todo la expresión extrañada de sus facciones. Últimamente encontraba cada vez más fácil estar alrededor del mayor, y no sabe qué tan bueno sea aquello; era fácil acostumbrarse de nueva cuenta a su presencia. “Quizá si no hubiesen organizado una cena...” inicia como si no fuera obvio, enarcando una ceja. “¿O lo dices por mí?” sugiere con una pequeña y divertida sonrisa en los labios. “Tendrás que acostumbrarte a que nos veamos seguido, Trinidad...”

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"Ven conmigo." @prkjhyuk​

Dedica una lánguida mirada al mayor, pobladas cejas enarcándose con una mezcla de incredulidad e interés; a fin de cuentas, sabe que lo último que podría hacer el mayor es decepcionar, y que cualquiera que fuese la idea que tuviera rondando por su cabeza, sería bien aceptada por él. “Vaya, realmente estás aprovechándote, sunbae,” utiliza el término de familiaridad del país opuesto a la ligera, de la única forma en que podría ser usado entre ellos dos, casi con la ironía acarreada con facilidad por su voz. A pesar de sus palabras, sigue camino hacia donde se encuentra el mayor, antes de tomar su muñeca con firmeza, protestando por un segundo de atención. “¿Tiene caso que me resista un poco?” sugiere, buscando la mirada del tutor.

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Poco a poco llegaba a la etapa de resignación de ver a Trinidad; y de verlo mucho. Desafortunadamente, New Orleans no era una ciudad grande si la comparaba con Beijing o Shanghai, o con New York o Los Angeles; en realidad era un espacio pequeño en el que todos parecían conocerse, especialmente aquellos con magia. Si bien en casa sus padres pertenecían a un clan, no recordaba que fuese como en New Orleans; una diferencia más que encontraba. A pesar de que no necesitaba practicar telekinesis (¿para qué, si lo hacía siempre?), sabía que se esperaba que estuviese allí, y que lo contrario podría traerle serios problemas con su propio aquelarre o el consejo. Ya era suficiente con la molestia que llevaba a la espalda por no poder salir de la ciudad, como para añadir un disgusto más. Estar en un espacio tan reducido, por supuesto, implicaba que, en algún momento, lo vería. Sólo no esperaba que fuese de esa forma. Se voltea con el ceño fruncido cuando algo le da un toque en la espalda, y alcanza a ver la pelotita de ping pong rebotando lejos de él. La atrae a su mano con habilidad practicada, levantando su mirada hacia las facciones que tan bien conocía, conteniendo las ganas (guiadas por inmadurez impulso) de lanzársela de vuelta. “Comenzaré a pensar que haces estas cosas a propósito,” informa sin especial intención en su voz, extendiendo su mano para tenderle de vuelta la pelotita al más alto. “Al menos ya estás moviendo algo... Es un avance,” cede con un encogimiento de hombros, restándole importancia. Realmente a veces se sentía ridículo por cómo trataba a Trinidad, cuando no debía. Lo único que tenía contra él era la facilidad con que le hacía bajar sus defensas, y claro, lo innecesario que creía que era dar explicaciones del por qué desapareció momentáneamente de su vida.

Sus habilidades para realizar evasivas parecían estar subdesarrolladas, al punto en que parecían peticiones al universo en vez de deseos de escapar. Había salido de su turno matutino del café pensando que lo único que esperaba de la nueva táctica de tortura aplicada por el consejo de brujes era una sola cosa: no encontrarse con Xiang. Sin embargo, tan pronto como ha empezado a mover objetos pequeños, puede observar a conocida figura a un par de metros y cuando toda su atención se centra en el pronto la pequeña pelota de ping-pong acaba estrellándose sin mucha fuerza contra espalda masculina. Maldice en voz baja, casi posponiendo el momento en que tiene que ir hasta él para recuperar la bola y ofrecer una disculpa. Echa a correr, recorriendo el par de metros en un instante antes de agacharse por el objeto, mirando por fin a aquella sombra de su pasado cuando se pone de pie. “Lo siento”; sentenció, a sabiendas que seguramente su ahora interlocutor creería que lo había hecho apropósito. “Parece que no seré el más destacado de la practica, ¿te encuentras bien?”.  | @xiangduann​ 

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No está acostumbrado (para nada) a ver a Jie (al Profesor Liu) siendo tan expresivo, mucho menos a estar tan eufórico por algo que a él se le hace tan simple. Claro que tiene años que desarrolló la telekinesis, razón por la que no le parece algo tan digno de celebrarse, aunque por otro lado, recuerda cómo fue cuando logró invocar el fuego, y no puede culpar al mayor en absoluto. “¿Tengo puntos extra para el final si digo lo increíble que Jie-ge es? Quiero decir, el profesor Liu,” se corrige de inmediato, reprendiéndose por lo que era nada menos que costumbre. Seguía siendo extraño el hecho de que aún no sabía del todo cómo comportarse con el mayor. Por supuesto, el hecho de que fuese su profesor exigía cierto trato en la universidad, mas en ese tipo de lugares, en los que parecía abundar una especie de necesidad de igualdad, se le hacía raro llamarlo ‘Profesor Liu’. “No sabía que estaba tan interesado en la telekinesis... Podría enseñarle unos trucos,” quizá, inconscientemente, busca también pagar un poco de la enorme ayuda que Jie el dio en el pasado, especialmente cuando acababa de llegar a Estados Unidos. 

“¡¿viste?!” prácticamente le grita a la otra persona que tiene cerca, sin fijarse realmente de quién se trata. solo quería presumir el nuevo dominio de sus habilidades. “rompí esa botella… ¡con la mente!” contextualiza, señalando la botella rota que se encontraba a un par de metros de distancia. jie no sabía nada sobre la telequinesis antes de las pruebas, así que se sentía bastante orgulloso de sí mismo por haberlo logrado, especialmente porque, en la primera prueba, había tenido demasiadas dificultades para aprender a utilizar el fuego, del cual ya había uso de manera cotidiana. “¿acaso no soy increíble?” pregunta, aunque es más para sí mismo. “cuando sea experto en esta cosa, estoy seguro de que no me voy a mover de mi cama.” agrega, asintiendo con la cabeza, porque ya se visualiza utilizando ese poder para su propia conveniencia y comodidad. // @7mstarters​

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“Hmm...” se limita a mirar por encima el accionar de la rubia, apenas y entrecerrando los ojos para observar a la pequeña ave que tiene entre las manos. “¿Realmente puedes culparlos con todo lo que está pasando?” sugiere sin verdadero interés, encogiéndose de hombros. Incluso en la cultura de su país, las lechuzas (especialmente cuando eran tantas) eran un augurio de muerte, y lo último que necesitaban todos los habitantes de New Orleans eran más muertes. “De todas formas, creo que estará bien... Cuando son pequeños se curan más rápido que un adulto,” dato que no sabía había retenido, supone que por lo mucho que a su madre le gustaban las aves.

"algún idiota lo lastimó" tenía un pequeño polluelo de lechuza entre sus manos, seguramente lo habían tirado del nido todo por la estúpida creencia de que eran de mal augurio "pero yo lo voy a cuidar hasta que se ponga mejor y pueda soltarlo"

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Había estado observando a una distancia prudente accionar de tercero, demasiado indiferente como para decir algo. Además, tampoco era la casa de su aquelarre (porque de serlo, la historia sería completamente distinta). Se vuelve con cierta diversión en sus facciones hacia la voz que ya reconoce, que debería haber ubicado casi de inmediato apenas supo que las prácticas serían en la academia. Espera a que el llamado de atención surta efecto y el desconocido parta, antes de volver su atención al tutor. “Vaya, nunca creí que eso de ser el tutor inflexible se te diese tan bien,” no que no hubiese ya experimentado de primera mano lo bien que se le daba la autoridad al mayor. “Casi me la creo.”

“¿Puedes bajar eso?”; suspiró pesadamente, posando su mirada en aquel individuo que intentaba practicar dentro de la academia con las pertenencias del aquelarre Gowdie. “Las practicas de telequinesis son afuera”.

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Honestamente, nunca había considerado tanto que, tal vez, volver a China no sería tan mala idea. Estar obligado a quedarse en la ciudad era, como mínimo, algo que generaba rechazo inmediato en Duan Xiang, sin mencionar lo molesto que lo tenía el hecho de que la competencia en Tampa se acercaba, y ¿cómo le iba a decir a la universidad que no podía competir porque el consejo de brujos no se lo permitía? En momentos como ese, odiaba todo. Suspira molestia mientras vuelve atención a su compañero de aquelarre, negando con la cabeza en lugar de decir lo que ya parecía obvio: no sabía cómo proceder en esos casos. “¿Crees que haya alguien infiltrade en el aquelarre?” porque, aunque no tuviera la mejor de las relaciones con algunos de ellos, la idea de que pudieran asesinar a alguien nunca le pasó por la cabeza. Una sonrisa ladeada aparece en sus labios, entretenido con la perspectiva. “No será necesario, ya puedo usarlo en tu contra,” no que realmente usara la telekinesis para algo más que, ocasionalmente, darse una pequeña ayuda con las competencias. “Supongo que ya les urge, ¿hm? Nombrar a alguien Supreme...”

“¿Cómo deberíamos actuar ahora que sabemos de les infiltrades?” Reflexión sale en voz alta, apacible es lo último que se le ocurriría, sobre todo porque acciones del consejo se le antojan un poco tarde y sin una estrategia que seguir. Tampoco le parece una buena idea la prueba, ¿brindar una herramienta a sus posibles asesinxs?, no tarda en exclamarlo; “Pero—” Resopla lleno de frustración, mirando a la figura más próxima. “Te ayudaré solo si prometes que no la utilizarás en mi contra. ¿Empezamos?”

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