#cómo estás querida?
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Este año ha sido difícil para los julio memes lovers con la emergencia de la ia. Pero aún hay memes que recuerda que el chiste de un meme no se basa en el realismo de la edición, sino, por lo contrario, en lo absurdo de la misma. Larga vida a los memes de julio.
Firma: niñita
Como estudiante temo la llegada de Julio, pero como tu mutual la espero con ansias💚
La ia jamás le llegará a los talones al poder de alguien con un chiste, una visión de cómo manifestarlo y el uso rústico de paint💪
#cómo estás querida?#yo estoy en el momento que empecé a hacer fichas y pegar papeles en la pared de mi escritorio#Adari✨
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¿In Spanish? (Carlos Sainz x lectora)
Resumen: Carlos siente algo por la nueva periodista designada a las prácticas, y una serie de comentarios inocentes desembocó en lo mejor que le pasó en la vida.


Masterlist de mi autoría
Cuando el piloto español llegó a la sección de entrevistas cierto viernes, no pudo disimular su sorpresa.
Aquella nueva periodista lo miraba con nervios crecientes acercarse, y Carlos no pudo evitar sonreír.
—Hola, Carlos. Es un placer conocerte.—le extendió la mano, y el hombre la estrechó con gusto—. Soy ____, la nueva encargada de molestarte después de las prácticas.—sonrió con cierta pena.
—... Nunca habías estado aquí antes ¿No?—se cruzó de brazos—. No olvidaría un rostro tan bonito.—la chica sonrió nerviosa, haciendo que Carlos riera.
—Buen halago, bien acomodado... no tanto como tu entrada en la curva 4.—
—Auch...—
Toda la entrevista se dio de lo más natural, hasta que en cierto punto, Franco se acercó.
—Perdón, no quería interrumpir... Me dijeron que sigo yo.—volteó hacia la mujer, luego a Carlos—... que linda que es...—susurró por lo bajo.
—¿Verdad que si?—
El par de pilotos le sonrió a la mujer, creyendo que no entendía de lo que hablaba.
A partir de ese fin de semana, cada viernes después de la primera práctica, la chica estaba ahí esperándolo con una sonrisa.
Era la primera vez en años que Carlos iba a hablar tan emocionado en una entrevista.
—Ya sé, ya sé. No me mates por lo de la curva.—
—Veo que eres consciente de lo que pasó ahí.—
—Solo me distraje un milisegundo y perdí el puesto.—se encogió de hombros—. Son cosas que pasan.—la chica lo miró divertida.
—¿Se puede saber cómo te distrajiste en una curva tan simple?—
—Por tu culpa.—la chica frunció el ceño apenas—. Es que pensaba "si fallo esta curva, ella se burlará de mí"—eso la hizo sonreír.
—¿Pensando en mí antes de las curvas?—
—Siempre lo hago.—soltó el hombre con tal naturalidad que se arrepintió enseguida.
No tendría que haber dicho eso...
—Bueno... ¿irás a la fiesta de hoy?—soltó la chica intentando desviar el tema. Le hizo señas al camarógrafo de que cortara la filmación.
—Sí, por supuesto. Irán todos.—Carlos la miró enseguida—. No me digas que tú irás.—
—Es el plan, sí... Supongo que nos veremos entonces.—el rostro de Carlos se iluminó con aquello.
—Te estaré buscando... O bueno, te veré ahí.—sonrió nervioso.
—Ya, demasiada vergüenza pasaste.—Franco llegó con una mueca divertida—. Creo que es mi turno ¿no?—
—Si, ya comenzamos la entrevista. Dame un segundo.—____ le sonrió antes de enfocarse en Carlos—. Bueno, señor Sainz. Ha sido un placer hablar contigo, como cada viernes... nos vemos en la noche.—
—Por supuesto, querida...—Carlos le devolvió la sonrisa antes de comenzar a alejarse.
____ lo miró alejarse, notando como él volteaba una última vez a mirarla. Lo vio sonreír.
—¿No la viste por el lugar? Aún no la he encontrado.—
—Fuah, Carlos. Disimulá un poco al menos.—
Franco miró divertido a su compañero, quien miraba sin un poco de disimulo hacia todos lados. ____ no aparecía y ya casi era la hora de la cena.
—¿Pensás hacer algo hoy? ¿Adelantamiento por la izquierda?—el chico alzó las cejas—. Yo creo que si te arriesgás, ganás a la chica. Es ooobvio que vos le gustás también.—
—... ¿Tú crees?—
El argentino estaba por contestar, cuando vio algo del otro lado del restaurante que llamó su atención.
—Mira, está llegando. Yo que vos me apuro a invitarla cerca antes de que se siente en las mesas de la otra punta.—
Carlos asintió enseguida antes de salir emocionado hacia donde la mujer estaba.
Se veía hermosa.
Ante los ojos de Carlos, ella siempre estaba hermosa.
Pero no iba a negar que ese vestido azul marino parecía hecho exclusivamente para ella.
Más que ansioso, Carlos tocó su hombro con cuidado. No quería parecer descortés, y mucho menos dejar en evidencia su felicidad por verla allí. Asi que simplemente le dio unos toquecitos con el índice.
Algo confundida, ____ volteó. No tardó en sonreír al ver a Carlos ahí parado.
—Veo que no era chiste lo de buscarme.—
—No te buscaba, solo te vi de casualidad.—
—... No te lo crees ni tú.—se inclinó hacia él—. Me dijeron que la cena esta por comenzar ¿En qué sector estás tú?... ¿Te molesta si me siento a tu lado?—
—Me encantaría, la verdad.—
Carlos y la mujer caminaron hasta el final del salón, sentándose en la punta de la mesa. Franco y Lando estaban a un lado, Max del otro.
—Vestido azul... ¿Será por vos?—Franco miró con disimulo a Carlos, quien sonrió.
—No creo, tal vez coincidencia.—
—Nada de español. Que no se entiende.—Lando interrumpió frustrado—. Yo querer comida ya, tarda mucho. Hambre.—
—Si, mejor hablemos en inglés. O a Lando le explotará el cerebro.—
Los pilotos charlaban con la mujer de la actual temporada, sobre lo que cubriría, qué cosas le estaban gustando, cuál era su piloto favorito y demás cuestiones comunes de preguntar en el ámbito. Se estaban divirtiendo, aunque Carlos hubiese preferido tener la atención de la mujer para él solo.
—Pero si es mi reportera favorita.—
La mirada del grupo se clavó en un Checo que apenas estaba llegando. Se sentó junto a Max.
—¿Qué haces aquí, querida? ¿Al final Fox se dignó a soltarte un poco la soga?—
Antes de siquiera poder asimilar aquello, Carlos escuchó la risita de la mujer.
—Tal parece que soy la favorita de muchos, me gané la cena hoy.—
Fue con esa oración que Carlos entendió algo. Su perfecta pronunciación con un leve acento le indicó que era una lengua materna o paterna sin dudas.
Carlos miró a Franco con cierto pánico.
Ella entendió todos y cada uno de los comentarios tontos que Carlos le hacía a Franco en las entrevistas...
Es muy bonita...
Le pediré una cita en estos días.
¿El reglamento prohíbe algo de esto?
¿Crees que tenga novio?
—... ¿Sucede algo?—
Carlos volteó a mirar a ____, quien lo miraba con curiosidad.
—No... Nada... —
La cena transcurrió con normalidad, no volviendo a hablar en español por los reclamos de Lando.
A la hora de marcharse, ____ se retiró junto a Carlos.
—¿Algo te preocupa? Estuviste raro en la cena.—
____ caminaba a su lado, parándose frente a su auto.
—... No me habías dicho que hablabas español.—la chica se sorprendió por el planteo
—¿Qué? ¿Querías que expusiera mi secreto? Así ya no podría escuchar tus chismes con Franco.—sonrió al ver su sorpresa—. Y no, el vestido azul no era por ti.—
—Estoy... Muriendo de vergüenza justo ahora.—
La mujer rió bajito, volteando para quedar frente a él.
—¿Pensabas seguir hablando a escondidas de mi o en algún momento tendrías el valor de avanzar?—
—Lo iba a hacer hoy, pero lo del idioma me tomó desprevenido.—
—Bueno... Si quieres podemos dar un paseo ahora.—____ sonrió apenas—. Hablaremos en español o inglés si quieres...—
—Entonces no tienes novio.—
—Tal vez hoy me consiga uno...—
Carlos sonrió apenado, asintiendo enseguida.
#español#x lectora#formula 1#formula uno#formula one#formula x reader#formula 1 x lectora#carlos sainz x you#carlos sainz x y/n#carlos sainz x reader#carlos sainz#carlos sainz x female reader#formula 1 x reader
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anyways, i'd really love a request where fem!reader + luffy are dancing @ a party after another win for the straw hats, which reader is a part of. things get heated because luffy's latin genes come out during the dance + he starts singing along in spanish. ends in smUT.
reader can be black idc i'm black + caribbean/latin
thank you in advance, darlin 😁💕
Ella Baila Sola
Cw: Fem reader. Black reader.🔞 under the cut.Not proofread.
With the Straw hat’s latest win saving a village, obviously a party came in its wake as well.
Food, booze, music, fireworks all of it flooded the plaza of the small village. Everyone was drinking, partying and having the time of their lives. You giggle and laugh swaying your hips to the beat of the music, the flow of your pretty dress following your figure as you danced. But in this large open plaza of people, you danced solo. Tons of men had approached you, asking for your hand but you denied all of them. What you could say? They just couldn’t keep up with you.
Only one man in this world could.
And that man was currently stuffing his face full of food. Your captain; or as you knew him, Luffy. You giggled lightly watching him raid the table stuffing all the food he could in his elastic cheeks. The boy had such a one track mind that he didn’t realize he was missing the main course right in front of him. The shaking of your hips and the flow of your dress riled up many of the men in the permitter. Sanji, Brook, Usopp, even Zoro wanted a piece of you. But you just swiftly danced away from them.
She dances alone~
Then mariachi kicked in. All the spotlight on you, your glossy brown lips parted and you finally called his name. “Luffy~!”
The male in question swallowed the ham bone in between his lips. His wide, black eyes gazed around before finally landing on his darling’s figure. His querida.
How foolish of him, have you been dancing like that alone all night? Food can wait. You can’t. He let his greed take hold of him, but now seeing your figure move; Lust was about to take hold of him instead. It was then he heard the familiar tune, he knew this song and he knew it well. He rose to his feet his sandals clicking along the way as he made his way to you. A large smile on his face as he felt something else take hold of him. As he’s in your range he taps on Zoro’s shoulder singing loudly for everyone around him to hear including you.
“Compa, ¿qué le parece esa morra~?”
He doesn’t give Zoro time to answer or decipher what he had said. Instead he moved closer to your shifting body, a smirk on his face as he points straight at you.
“La que anda bailando sola me gusta pa' mí~”
You smirk right back at him, your swaying of your hips didn’t stop as you laid your hands in his. “Finally noticed me huh?” You flutter your lashes at the rubber man who matches your rhythm in seconds. He throws his head back and a giggling tone sinks into his singing.
“¡Bella! Ella sabe que está ¡Buena!”
“Damn right I am, and you ignored me for a slab of meat~” You teased him softly, resting a hand on his open chest and running your fingers over his scar. You had been picking up on a bit of Portuguese and Spanish ever since you and Luffy started dating. You didn’t know a lot but you knew enough to tell he was calling you sexy. He cuts his eyes at you, that hungry smile laced his lips as he feels your hands running up and down his exposed chest. His hands find their way to your waist and holds you in small dip.
“Que todos andan mirándola cómo baila. Me acerco y le tiro todo un verbo~”
“I was waiting for you~” Your eyelids get low and from that tone of voice Luffy could tell you were getting just as hot and bothered as he was. “Desculpe mantê-la esperando, minha rainha.” He whispers against the nape of your neck as he pulls you in closer to him. There was something so sexy about hearing his sexy, husky voice in a different language that you couldn’t explain. The raven haired male then pulls away, twirling you in place with his hand sending you into a giggle fit.
“Le dije, Voy a conquistar tu familia, que en unos días vas a ser mía.”
He smiles seeing your hair fall as he brings you back close to his chest. His thumb tenderly runs along your cheeks, feeling your cheeks rise as you smile. “You’re crazy.” You simply stated the truth and Luffy laughed in reply, giving you a grin of his own.
“Me dijo que estoy muy loco, pero le gusta. Que ningún vato como yo actúa~.”
He can’t hold it in any longer. He brings you in close to his body and gives you a longing kiss. He craved you, all of you. His hands dig into your backside as he holds you close to him. He doesn’t care about the others watching… he doesn’t care about anything else in this moment. Not food, not the others, no one else mattered but you.
As the music dies down, the two of you only pull away because of the need to breathe. You pant lightly, a string of saliva connects you to Luffy. The male’s eyes are half lidded and lust clouded his vision as he stares down at your figure. He felt himself throb in his boxers and groaned lightly biting his bottom lip.
“Wanna get out’a here?”
“Ah~ L-Luffy!” You cried out as he pushes his length inside of you. He had placed his straw hat on your head and pushed you into an alleyway a few feet away from the party. Your panties tossed to the side and Luffy had freed his hard on from his boxers and pulled his shorts down. “Shhh… don’t wanna ruin the party.” He whispered to you slowly, a smirk on his lips as he slowly began to fuck you against the wall.
“Sorry for ignoring you~ fuck~ won’t happen again.” He groans out holding your legs up for you and pounding into you from below. “Ya look so pretty in this dress~ damn.” His cock reaches places you never thought possible as he thrusts himself inside of you. His dick pushing apart your gummy walls and reshaping your insides. All you could do is moan and wrap your arms around his neck gripping at his shirt’s backside.
The alleyway was filled with the sound of skin slapping, moans and groans. Lewd, dirty sounds that can only come from two people who are body to body. Luffy’s sounds are a mixture of laughter and groans as he couldn’t control his pace. His mind filled with nothing but pleasure and your body. “So… so fuckin’ tight… hmm~ I love you~”
Luffy groans into your neck giving you a tender kiss that turned into a love bite. Feeling his teeth break your skin you cried out in pain and pleasure. He muttered a quick “sorry.” Before lapping up the blood droplets from his teeth marks. His hat rocks on top of your head from each thrust inside. He feels that familiar hot feeling bubbling inside of him. His dick twitches wildly inside of you causing you to groan out.
“Gonna cum… gonna cum right inside of ya’.” He speaks half sentences and babbles on as his hips move even faster. He ruts against you and he chases his orgasm. Your back slides up and down the alleyway wall with the speed he’s fucking you at. Your moans get even louder and your hands grip the back of his shirt tightly. You feel a coil ball up inside of you, begging for release; his arousal had moved you to orgasm as well.
“C-Cumming! O-oh god~ Lu-Luffy-“ He eats up your moans by shoving his tongue into your mouth before slamming his hips against your body. His balls were kissing your slit with how deep he was. You practically melt feeling his seed shoot deep inside of you. Your gummy walls even sticker with his cum, your insides painted white. Your body pulses in response and that tight coil inside of you finally comes undone. Your walls gripping him tightly as you release your juices on top of his dick. The way your pussy chokes his dick makes his eyes roll back in his head. His dick responds in shooting all of the cum it had stored inside.
His cum and your juices overflow and start to leak out of your pussy. He groans out finally ending the kiss, his tongue hanging out of his mouth as another string of saliva connects you two together. His eyes are still half lidded as they look down at the mess he made of your pussy. He watches as his cum drips from your pussy all the way down your leg.
He smiles lightly, his eyes coming back up to meet yours as he leans in, your noses touching from the closeness. He giggles and you do as well as soon as you recover. “Sorry for ignoring ya~”
“Oh I think you made up for it, didn’t you~?”
She dances solo~, because she’s waiting for him.
Had so much fun writing this one! I think the first part is the CUTEST fluff I’ve ever made-
#luffys.scraps#one piece#one piece fanfic#smut#x reader#luffy x reader#one piece smut#Luffy smut#luffy op#monkey d. luffy#x reader smut#straw hat luffy#one piece luffy#luffy#luffy headcanons#op luffy#monkey d luffy#x y/n smut#x you#x you smut#x y/n#fluff#fluff smut#scraps.luffy#Brazilian Luffy
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Ay linda.
Cómo me traes, como me atraes. Todo este tiempo y en mi vida sigues creando tanto sentimiento. Aún mi corazón recuerda como amarte, aún tus silencios me atormentan y todavía me da miedo no saber medir mis palabras.
El hilo rojo del destino, que en nuestro caso es un nudo que no se sabe si al final está el otro o si está roto. Solo enreda mi mente, y solamente desangra mi corazón lentamente.
Ay linda... Me quitaste el cielo donde veía brillar las estrellas de tus ojos. Me dejaste sabiendo que sin tus besos estoy incompleto. Le quitaste a las rosas su belleza y dulce aroma, les robaste su terciopelo si los comparo con besar tu cuello.
Querida mía, vive bien tu vida, pues en ella te llevaste parte de la mía, y yo también te llevaré por siempre. Estarás en mi cada mañana que despierte, cuando al corazón vivir le cueste, incluso cuando un día al caminar no me de cuenta que ya no te pienso más.
Solo quiero que sepas que la huella indeleble que me dejaste grabada me ha cambiado para siempre, que espero haber echo lo mismo por ti. Y si el poquito tiempo que con mucho amor compartimos nos ayudó a ser mejores. Creo que logramos tenernos con amor el resto de nuestras vidas.
-brokencat
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¿Que si te extraño? Podría decir que no, pero sería una mentira. Hay días en los que ni el frío ni el calor me tocan, solo un vacío que crece en mi interior. Podría decir que todo está bien, pero si soy sincero, todo se siente apagado. No soy un loco enamorado, no busco solo tu cuerpo ni ansío poseerte, pero tu ausencia ha dejado un torbellino en mi mente, un eco de palabras vacías que no saben si son verdad o mentira.
¿Cómo me libero de este sentimiento? De lo que creí que era un hogar y se ha convertido en otro infierno. Nunca pensé en hacerte el amor, pero sí en hacerte sentir amada. Tienes razón, de amor no se vive, y de amor no se muere, pero, querida, por ti habría conquistado el mundo, solo por tenerte a mi lado toda la vida. Nunca estuve tan cerca del cielo como cuando esos ojos oscuros me miraron, cuando esos labios me atraparon, cuando esos besos me dejaron sin aliento.
Y de repente, todo se desmoronó sin piedad. Fuimos todo y, al final, terminamos siendo nada.
#frases de amor#frases en español#poemas#pensamiento#textos#amor#notas de amor#citas de amor#frases#escritos#te extraño#te amo#silencio
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Yandere! Alucard Tepes x Yui Komori! Lectora: para siempre...
La iglesia era un lugar seguro, eso pensaba reader. Fue abandonada ahí cuando era bebé, la gente de la iglesia la cuidó, uno de los padres la adoptó como su hija. Era el lugar más seguro que reader conocía, siempre se sentía querida, protegida, aunque algo sola.
No mucha gente se interesaba tanto por una iglesia tan remota, era más bien una especie de santuario a estas alturas, recibían viajeros, comerciantes y ocasionalmente, familias de una aldea cercana que se había formado hace unas décadas. Era lo más cercano que reader tenía a formar amistades, ya que su padre nunca la dejaría ir a una aldea desconocida, no con los peligros que existían afuera.
O mejor dicho, no cuando había vampiros ahí afuera.
Simple y llanamente, solo podía salir durante el día, no podía ir a las aldeas de los alrededores (al menos no sola) y los recados en el exterior eran responsabilidad de los sacerdotes (como su padre). Todo parecía razonable hasta cierto punto. Además, no todo era tan malo, reader tenía acceso a libros, textos religiosos, incluso su padre le traía regalos de vez en cuando.
Y las pocas personas que acudían con frecuencia se volvieron muy importantes en su vida. Como su más reciente amigo.
Cuando lectora lo conoció, fue uno de los pocos días en que estaba sola en los bancos de la iglesia, era difícil no notarlo cuando entraba, ya sea por su apariencia llamativa o por cómo el eco de la iglesia marcaba aún más su presencia.
A lectora le gustaba considerarse una persona culta, y como nunca lo había visto antes, pensó que podría ser nuevo en el entorno, así que se presentó, se presentó y le preguntó si podía ayudarlo en algo. Él tenía un rostro poco expresivo, pero parecía casi… ¿divertido? Cuando ella hizo esto. Como si viera algo tierno.
En realidad no se presentó, expresó que prefería que reader lo llamara “desconocido” por el momento, lo cual, si bien era inusual, cuando estás en medio de la nada te acostumbras a cosas aún peores. Así que lectora simplemente le mostró a su nuevo “desconocido” la iglesia, los materiales que tenían, e incluso salieron a ver los jardines que mantenían.
Era un hombre que lectora nunca había conocido, era alguien culto, hablaba de muchos temas diferentes, de diferentes épocas, casi como si las hubiera vivido, lo que hacía que la lectora quedara completamente deslumbrada cada vez que contaba una de esas historias. Ella siempre quiso algo más que una vida sencilla, era una de las razones por las que quería hacerse monja, unirse a los viajes de su padre y ver mundo.
A veces lo comentaba con su amigo, esperaba algo de comprensión, después de todo, él había estado en tantos lugares y probablemente iría a otros, ¿no? Sin embargo, la respuesta de “desconocido” fue bastante… extraña, diciéndole que, si no quería esperar a ser monja, simplemente podía buscar un marido.
Lo cual, al principio, la lectora tomó como una broma. ¿Un marido? ¿En un lugar como este? Sí, claro, las pocas personas que acudían a la iglesia estaban casadas o DEFINITIVAMENTE no eran alguien con quien lectora se casaría. Además, ella no quería depender de un hombre, quería ser fiel a su fe, a sus creencias, vivir a su manera.
Su amigo estuvo inusualmente callada el resto de la tarde. Lo cual, aunque preocupó un poco a lectora, unos días después tenía una pequeña sorpresa en la ventana de su dormitorio. Un pequeño ramo de camelias blancas, junto con una pequeña nota, decía: "sinceras disculpas por mi actitud del otro día, acepta este ramo como una invitación a lo que desees" sin firma. Peculiar, como siempre.
Por más que lectora quisiera estar dando patadas mientras abrazaba el ramo, podía sentir que la tensión en la iglesia aumentaba, como si algo malo fuera a pasar. No era ingenua, sabía que los viajes que hacía su padre estaban tomando más tiempo de lo habitual, lo que normalmente significaba que o algo los detenía, o alguien.
Los ataques de vampiros no habían sido frecuentes durante años, pero parecía que ahora se habían disparado, con varias personas incluso dejando de ir a la iglesia por razones de seguridad. Lectora no podía culparlos, incluso trató de convencer a su nuevo amigo de que ya no fuera tanto a la iglesia.
Tenía que admitir que estaba asustada por la forma en que sus ojos cambiaron antes de que ella le explicara por qué no debería ir más. La expresión, una vez dura y amenazante, ahora parecía totalmente suavizada por su preocupación. Él simplemente le dio un beso en la frente, mientras le aseguraba que estaba más que seguro allí, con ella. Eso fue... wow.
Los días pasaron, y más personas dejaron de ir a la iglesia, o peor aún, fueron encontradas muertas, aunque no de una manera convencional, no como actuaría un vampiro normal, fueron asesinadas con cortes limpios y rápidos. Y dejadas a la intemperie.
Lo que solo le dio una nueva capa de terror a lo que estaba sucediendo, estos vampiros ni siquiera estaban haciendo esto por comida, estaban matando humanos por deporte.
Debido a esto, las reglas en torno a la iglesia se endurecieron, no solo No permitía salidas, pero tampoco entradas. Aunque comprendía que todo era por un bien mayor, lectora se preocupaba de no poder averiguar más sobre su amigo. Más aún, cuando los ataques comenzaron a aumentar aún más, increíblemente, durante el día.
Esta noche, solo quedaban unos pocos sacerdotes y algunas monjas. Todos ellos se agruparon alrededor de lectora mientras permanecían alerta ante cualquier posible señal de peligro. Todos podían sentirlo, había algo afuera, queriendo entrar, esperando el momento perfecto…
En un segundo, las velas de la iglesia casi se apagaron, y en ese breve momento de oscuridad, él apareció.
No podía creer lo que estaba viendo mientras su padre intentaba ocultarla, su amigo, una persona con la que compartía tanto, alguien en quien incluso pensaba de manera íntima, era un vampiro, un monstruo.
-“¡ES ALUCARD! ¡Abran fuego!”- las palabras apenas habían salido de la boca de su padre cuando la lectora vio algo inusual, como una espada saliendo de la vaina que portaba Alucard, y atacó sin problema a los arqueros que se escondían en las columnas de la iglesia, mientras él avanzaba lentamente hacia ellos…
-“¡NO DEJEN QUE SE ACERQUE!”- el padre de lectora sacó frenéticamente su ballesta, intentando dispararle al mestizo, pero este ni siquiera se inmutó, era como si se moviera demasiado rápido.
Cuando estaba a menos de dos metros, el padre de lectora la empujó hacia atrás, mientras el se enfrentaba al vampiro con la última flecha plateada con sal que le quedaba, mirándolo a los ojos con gran asco y temblando de rabia, mientras gritaba de una manera que lectora nunca antes le había escuchado gritar.
-“¡SI INTENTAS MATAR A MI HIJA, TENDRÁS QUE PASAR POR ENCIMA DE MI CADÁVER!”
La respuesta de Alucard, ante este hombre desesperado e impotente, fue simplemente inclinar la cabeza en señal de confusión, mientras repetía la frase del humano, con cierto toque cómico.
-“¿Matar a tu hija?”- el dhampir casi pareció ofendido por la suposición, pero simplemente lo corrigió como si se tratara de cualquier otro error.
- "No. No planeo matarla. Todo lo contrario"- Alucard extiende su mano hacia Lectora, quien lo miraba con una mezcla de intriga y terror absoluto.
- "Quiero que se quede conmigo. Para siempre"-
El padre de Lectora no dejaba de abrazarla con fuerza, como si quisiera evitar que Alucard la arrancara de sus brazos, las monjas y otros sacerdotes lo miraban indignados y parecían prepararse para pelear. Pero Lectora no podía permitir esto, no podía permitir que estas buenas personas murieran por su libertad, ¿o sí?
Podía verlo en el rostro de Alucard, si no lo hacía, él iba a matar a todos y se iría con él de todos modos, simplemente no quería asustarla más de lo que ya estaba. No tenía escapatoria.
Con el corazón apesadumbrado, Lectora se soltó del agarre de su padre, dándole un último abrazo antes de caminar hacia Alucard por el largo pasillo de la iglesia.
Curioso. Siempre Pensó que, si alguna vez caminaba hacia el altar, con su padre presente, hacia el hombre que una vez amó, todo sería diferente, todo sería mejor. Pensó la mujer, mientras tomaba la fría mano del sonriente dhampir, que la miraba con ese sentimiento, tan cercano y a la vez tan lejano, del amor. Curioso, realmente.
#one shot#fem reader#español#spanish#castelvania nocturne#castelvania alucard#castelvania#castlevania#alucard tepes x reader#yandere alucard#yandere alucard x reader
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Querida como te llames,
Ha pasado muchas cosas desde que no hablamos, al parecer las personas que quería no eran lo que aparentaba ser; muchos se vinieron en mi contra y aún no sé cuál sería la razón de ser, llegué pensar que era brujería o que el universo estaba en mi contra otra vez.
Hubo alguien que me hizo estremecer después de mucho tiempo de no sentir, pero así como mágicamente todo empezó rápidamente todo acabó, la verdad todos los días me cuestiono el porqué del cierre abrupto de este cariño tan profundo y fugaz, solo un día a otro vino y me dijo “Te vi y ya no me siento igual” cuando hacía una semana atrás me decía que me adoraba, no sé qué hice para ocasionarlo y todos los días repaso en mi cabeza aquella última conversación, tal vez nunca tenga respuesta para ello. No me malinterpretes, no volvería estar ahí, pero no me dejo de cuestionar, ¿por qué todos se van de mi lado?
Volví a los malos hábitos, tú sabes, esos desordenes alimenticios que tanto te mencionaba cuando me obligabas comer, alcoholizarme hasta no sentir mis pies, dormir en horarios inadecuados, desvelarme sin motivo aparente, dejar de tomar mis medicamentos, no controlar mis ataques de ira e impulsividad, desaparecerme del psicólogo, imaginar una vida si estuviera muerta, sí, esa clase de cosas.
Volvieron personas del pasado y parecen que más tristes que antes, no sé cómo ayudarlos porque no sé ni cómo ayudarme.
¿Recuerdas mi amor de verano pasado? No el de inicio de verano, sino el de final de este, adivina, se irá no solo de la ciudad, ni del país, también del continente y fui la última en saber, claro, me dolió, antes nos contábamos todo y en este último verano qué pasó perdimos la conexión, se suponía que me quería y era importante para él hace poco, ¿cómo cambio en cuestiones de semanas?, no lo sé, la gente es rara.
Volví a ver a mi primer novio, sí, ya sé lo que me dirás, pero no tenía más que hacer, me hizo recordar cuando tenía 14 años, bien sabes que fue la peor época de mi vida gracias a él, me recordó porqué no quiero volver estar nunca junto a él; mi mejor amigo estaba que lo molía a golpes porque se estaba comportando como el imbécil inmaduro que siempre ha sido y me juraba haber cambiado para bien, veo que a pesar de que pasen los años hay cosas que nunca cambiarán.
El otro año me voy del país, a probar mi suerte en un lugar lejos de aquí, donde las personas no me conozcan y crean una nueva percepción de mí, creo que te mandaré una postal, no prometo nada.
La vida ha estado más complicada y dolorosa que de costumbre, me he decepcionado más veces de las que puedo contar y me siento sola aunque a mi alrededor haya gente; he estado buscando entretenerme con relaciones sin sentido que no irán a ningún lado, pero nada funciona. Mi mejor amiga me dice que está mal ese ritmo de vida y la forma de afrontar las cosas pero, le hago caso omiso porque no sé otra manera de ignorar que estoy volviendo a caer a este terrible vacío donde no siento nada más que dolor.
Deseo a veces acabar con todo, pero me siento amarrada a personas que me impiden hacerlo y no es agradable el sentimiento; a veces siento que la enfermedad metal me llevará a mí y todos los que me rodean y realmente eso me aterra.
Ya esta carta se está poniendo depresiva, así que mejor es acabarla.
Te hablaré en otra ocasión si sobrevivo a tanto dolor.
Att: -Ay, Carolina.
#solxs#escritos#notas#frases#citas#pensamientos#textos#escrituras#amor#tumblr#aycarolina#agosto 2023
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DC x DP Recordando que los más poderosos fantasmas pueden llevar personas e incluso ciudades a la zona fantasma y viceversa
Danny como rey de los fantasmas adquiere está habilidad, siendo capaz de llevar ciudades enteras consigo mismo cosa que no suele hacer, pero sabiendo que los fantasmas de aliens existen... En su anhelo por visitar las estrellas el rey de los fantasmas hace algo inesperado...
El primer avistamiento fue reportado por un interna verde que pasaba por la zona, podía verlo claramente, un sistema solar completo había aparecido de la nada, pero no podía detectarlo, algunos planetas en ese sistema resultaban conocidos pero todos ellos habían sido reportados como destruidos, según sus radares, no había ninguna cosa en la zona, ni signos de vida, solo polvo de estrellas pero mirando directamente, todos esos mundos eran claramente habitados, podías ver luces, auras verdes extrañas e incluso si te acercabas lo suficiente, escuchar música y cientos de seres hablando un lenguaje extraño
La liga de la justicia intento ayudar con el problema pero, tampoco pudieron hacer nada, la magia tampoco detectaba nada pero a la vez podían sentir algo en la zona
Fue entonces que...
Batman: Llame a unos amigos que nos podrían ayudar, ellos son Maddie y Jack Fenton
Ambos saludaron alegremente para preguntar cuál es el problema
Jack: Querida, mira esto
Maddie: Oh, ¿Eso?, No es un problema es solo un juego de niños
Batman: ¿Juego de niños?
Jack: No se cómo explicarlo...
Maddie: Veran, existe una dimensión habitada por fantasmas, estos seres no son típicos fantasmas de personas, bueno a veces si lo son, normalmente cuando están contaminados con una sustancia que llamamos ectoplasma, nuestros radares indican que estos mundos estaban completamente infestados de ectoplasma, así que todos sus habitantes se volvieron fantasmas de esta dimensión al morir...
Batman: ¿Cómo están seguros?
Jack con un extraño tono alegre respondió: Nuestro hijo se murió en esta sustancia y ahora es el rey de dicha dimensión, entre sus extraños poderes puede llevar cosas de nuestra dimensión a la dimensión de los fantasmas o viceversa
Toda la liga estaba perpleja al escuchar la alegre explicación de Jack, cuando Maddie suelta una risa y agrega
Maddie: Jack, no se murió, solo se medio murió, además, el ya nos había contado que estaba aprendiendo sobre otros mundos en la zona y que quería aprovechar un portal natural en el universo para traer de vuelta a algunos fantasmas y sus mundos
Jack: Si este es el sistema de nuestro hijo, entonces si, el tercer planeta de este sistema solar es el caído Krypton, ¡Oh!, el último en el sistema debe ser ese planeta de dinosaurios del que hablo
Maddie: ¿Crees que habrá traído el planeta acuático también?, Sería interesante tomar unas vacaciones allí ¿no crees?
Superman: ¿Están seguros de que es Krypton?
Danny aparece repentinamente junto a el y dice: Tu debes ser, Kal-El, Jor-El te manda saludos y dice que lo visites de vez en cuando, oh, ¿Mamá, papá, que hacen aquí?
Maddie: Nos pidieron ayuda porque no podían identificar el sistema solar que trajiste
Danny: Supongo que debí avisar primero, como sea, ¿Quieren un recorrido?
Comento mientras abría un portal a su lado lo suficientemente grande para que todos pasarán, que los llevaría directamente a la superficie de Krypton
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Jóvenes fanáticos
Fantastic Four (1961) #11 Jack Kirby, Stan Lee (Autores)
— Ben Grimm: Eh, chaval, ¿Qué pasa? — Niño 1: Jugamos a los 4 Fantásticos. ¿Ve mi máscara de la Cosa? ¡Soy la Cosa porque soy el más fuerte! ¡Mire cómo doblo esta lata! — Ben Grimm: No está mal, enano. A ver si practicas este truco. — Niño 1: ¡¡Urk!!! — Reed Richards: Mira, hijo… Si juegas a ser Mr. Fantástico, toma unas flores para la Chica Invisible. — Susan Storm: Así me vuelvo invisible, querida. Solo queriéndolo. — Johnny Storm: Lanzar llamas es fácil para mí, chico, pero no juegues con fuego, es muy peligro para los pequeños.
— Niño 2: ¡Rayos! ¿Sabéis quiénes eran? — Niño 1: ¡Estaban tan cerca que podía tocarlos! — Reed Richards: ¡Adiós, jovencitos! ¡Ha sido un placer! — Johnny Storm: Les hemos dado conversación para rato. — Ben Grimm: ¡Claro, dirán que vieron a cuatro monstruos en la calle.
#comics#comic books#comic books panels#marvel#marvel comics#fantastic four#fantastic 4#4 fantásticos#jack kirby#stan lee
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1916- Muchas dicen que los hombres no saben cómo provocar un orgasmo, ¿y tú, sí sabes hacerle el amor a un hombre?
No querida, esto no se trata de brincar y brincar, esto se trata de algo más que hacerlo llegar, a ellos también hay que regalarles chocolates, versos y poesías, hacerle el amor a un hombre amiga mía, también es preguntarle cómo estuvo su día, mandarle mensajes bonitos en las mañanas, en la tarde y a medio día...
¿Quieres que ese hombre te vuelva a buscar?, te haces la interesante por darle lo que cualquiera le puede dar...
¿Ya ves? No es tan fácil como crees, para hacerle el amor a un hombre también debes de ser una romántica empedernida, una chef, una experta en modas, una enfermera y una niñera por si se enamora, porque son así, como niños cuando se sienten amados, te conviertes en su mundo...
Además, deberás ser su paño de lágrimas, su amiga y confidente, ellos rara vez lo aceptan, pero también son débiles, también sufren por una mentira y por el desprecio de una mujer, también son engañados y traicionados, también llegan a sentirse usados por tu inmadurez...
Los hombres también necesitan que los invites a un café o a tomar una copa de vino, también les gusta pasear y sentirse protegidos...
Te recuerdo que para algunos, no todo es sexo por placer, también les gusta hacer el amor, que le esparzas tus caricias y besos en su cuerpo porque al igual que tú, ellos también pueden tener complejos...
Para hacerle el amor a un hombre, también debes quitarle los miedos, desnudarle el alma, conocer sus temores y ayudarlo a alcanzar sus sueños...
Debes alegrarte de sus alegrías y llorar junto a él sus tristezas y derrotas, porque te repito, los hombres si lloran...
Deberás aprender también a leer e interpretar sus miradas, tendrás que ser más empática para entender sus celos por tus "amiguitos"...
Le harás el amor a un hombre, cuando en público, sin miedo y sin pena, le agarres su trasero pícaramente o le digas un piropo, que de esa forma le grites al mundo que es tuyo y que eres suya también...
Le habrás hecho el amor, cuando a media noche lo abrigues del frío en tu pecho, no habrá mejor cobija para él...
Amiga, has que ese hombre te piense en cada amanecer, que sin ningún motivo diga tu nombre durante el día, que recuerde tus locuras y se le escape una sonrisa, has que su mayor motivación sea el visualizarte en su futuro y que al verte, se le olvide que tuvo un mal día...
Dedícale canciones, aférrate a su espalda en un abrazo, que sienta tu alma y lo mucho que lo amas y te importa, porque si piensas que menearte rico, tocarlo rico, o brincarle rico, era hacerle el amor, ¡estás equivocada...!
No hay mejor manera de hacerle el amor a un hombre que ganándote un espacio en su corazón, porque un espacio en su cama lo tiene cualquiera.
(Autor desconocido)
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Querida mamá
Hay pocas personas que estén con nosotros toda la vida y, sin duda,tú eres la que más tiempo ha pasado a mi lado. Desde el momento en el que nací ya me sostuviste en brazos, lo que no sabía es que lo ibas a hacer muchas otras veces a lo largo de la vida.
Hoy es tu cumpleaños y en días así una se para a pensar cómo ha pasado tan rápido el tiempo. Parece que fue ayer cuando celebrábamos mi 11 cumpleaños, cuando parecía que el tiempo se iba a detener en mi mayoría de edad o cuando te hicimos aquella fiesta sorpresa que tanta ilusión te hizo. La vida pasa y te das cuenta en momentos como este, que son puntos de inflexión. Por eso, no quería dejar pasar la oportunidad de dedicarte unas palabras ydesearte el mejor cumpleaños del mundo.
Sabes bien que no soy mucho de decir lo que pienso o, sobre todo, lo que siento, aunque (espero) que también sepas que aunque no lo diga muy a menudo,estoy muy orgullosa de tenerte como madre. Tú, a través de todas nuestras peleas y nuestros buenos momentos, me has enseñado que una madre no está para dar todo lo que le pidan sus hijos, sino para educar, a pesar de que no sea tarea fácil en algún momento.
Gracias por permanecer firme cuando yo te presionaba. Gracias por decirme que NO una y tantas veces. Gracias por hacerme ver que eso sería mejor para mi futuro. Gracias por darme alas para volar cuando realmente lo necesitaba,por permitirme soñar y alcanzar mis sueños, por hacerme ver que podía lograr lo que me propusiera y por recordarme que nadie debía quitarme las ganas de luchar.
Mamá, ¡muchas felicidades! En este cumpleaños solo espero que disfrutes cada momento como si fuese la primera vez que lo vives, pero con la experiencia que ya tienes. Que la vida te siga devolviendo todo a la altura de lo que tú has dado y, sobre todo,que seas muy, muy feliz
Te quiere tu hija.
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Shhhh nadie tiene que saber que soy de delfos xd
JAJAJAJAJAJJAJA
Entendido, no digo nada reina🤐🤐🤐🤐
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Epocas diferentes (Alfredo "Tano" Favalli x lectora)
Resumen: La persona correcta en el lugar y momento más incorrectamente mierda posible. Eso resumía a la perfección el cómo Favalli conoció a la hija de su antigüo compañero.



No hay nadaaaa de El Eternauta, dios. Que frustrante.
Necesito fanfics 🥺.
¿Daddy issues? Si.
Masterlist de mi autoría
Parte 2
Era viernes por la tarde -según un viejo calendario de la oficina del capitán- cuando la última excursión del dia llego a Campo de Mayo. Traían sobrevivientes, y eso llamaba la atención de la gente que, en medio de tanta desolación, tenía la esperanza de volver a ver una cara conocida.
Y esa cara conocida fue la de Claudio Flores.
Para Juan Salvo fue una gran alegría ver a su viejo compañero de pelotón llegar en una de las camionetas. Se veia herido, pero nada grave
Se acercaron enseguida, y entre abrazos y sonrisas de alegría se contaron mutuamente lo sucedido en esos días.
—Vivimos en zona norte, hace años... Pero justo se le ocurrió a la nena venir a la loma del orto a retirar un paquete.—Claudio miró a su hija, quien le sonrió con gracia—. Por ahorrarse unos mangos del envío, le hicimos la segunda y vinimos con ella... Quién sabe cómo habríamos terminado de habernos quedado en Pilar.—
—¿Y qué pediste?—Juan miró a la chica, quien sonrió con inocencia.
La chica revisó su mochila, mostrándole a Juan un viejo aparato que dedujo que era una radio.
—Salió demasiado cara como para también tener que pagar 14 lucas el envío...—explicó la chica—. No me arrepiento... nos salvó la vida.—
—Favalli se volvería loco con esta cosa...—
—¿Está acá?—Claudio lo miró emocionado.
—¿Es una PRC-25?—
El Tano llevaba un buen rato renegando con la vieja radio en el taller, cuando aquella voz emocionada llamó su atención.
—... 77, en realidad. Pero tenés buen ojo.—la chica le sonrió—. ¿Llegaste hoy? No recuerdo tu cara de antes.—
—____ Flores.—le extendió la mano—. Mi papá te conoce, vino conmigo... sos el Tano ¿No?—
El rostro del hombre se iluminó, y ____ rió bajito al sentir como estrechaba su mano eufórico.
—Es un placer entonces, querida ¿Dónde está Claudio?—
—En la enfermeria. Pero tranqui, no es nada grave. Se cortó el brazo intentando mover unos autos en el puente... Una cocida y queda de 10. Si querés después te acompaño a verlo.—lo vio sonreír—. ¿Estabas intentando arreglar la radio?—
—Si, pero me temo que los cablerios estan tostados. Vamos a tener que conseguir nuevos.—
—... Capaz esto te sirva... Pero porfa no lo rompas.—
La mujer le mostró la radio, y además de emocionarse por tal reliquia, el Tano supo que era justo lo que necesitaba de repuesto.
—... ¿Me querés ayudar con esto?—la vio sonreír.
El par se puso manos a la obra, desarmando y rearmando pedazos de la radio mayor.
No lograron hacerla andar a la primera, tampoco a la segunda. Mucho menos a la tercera. Pero lejos de frustrarse, parecían estar disfrutando la sesión de reparación.
—¿Sabes qué estaba pensando?—____ miraba aburrida como las luces de la radio volvían a apagarse—. Si puenteamos algunas baterías de los autos por ahí arranca.—El hombre la miró—. Son del año del pedo, las terminales están gastadas... necesitamos mucha pila.—
—Los militares no nos van a dar sus baterias, son valiosas.—
—Acá cerca hay un pueblo chiquito, vamos y traemos baterías de los autos que encontremos.—se levantó—. Los militares trajeron los autos viejos que andaban, no le dieron pelota a los más nuevos... El sistema eléctrico moderno se chamusca, si... Pero las baterías todavía sirven si las recargamos y acondicionamos.—
El hombre sonrió emocionado, asintiendo enseguida.
—¿Sabes qué, nena? Sos brillante.—____ sonrió, y Favalli se sintió bien con eso—. Me alegra saber que tengo una compañera con quien compartir mis pasatiempos. Acá nadie sabe nada...—
—¿Somos compañeros entonces?—Se encogió de hombros risueño, haciendo que ____ muriera un poco de ternura.
Era como un niño.
Uno feliz por encontrar alguien con quien hablar de sus raros pasatiempos.
Los días fueron pasando, y la amistad del par rapidamente escaló.
Trabajaban en cada proyecto que los militares les planteaban, no tanto por la encomienda en si, sino porque disfrutaban compartir esos ratos de mutua compañía.
Ambos sentían una conexión especial, peculiar...
Pero fingían que no estaba ahí. No debía estar ahí. Favalli era quien más pensaba en ello.
Comenzó a decir cosas raras, cosas que ____ no entendía en un principio. Pero que poco a poco comenzaban a tener sentido.
—No no, el final es una mierda.—
—¿Que decís, maleducado?—
Favalli rió entre dientes, viendo como la chica terminaba de empalmar unos cables.
—¿Sabes qué? Es una lástima que no nos conocimos antes.. Creo que nos hubiésemos llevado muy bien.—
____ levantó la mirada de su trabajo, notando la mirada conflictiva del hombre.
—Pero nos conocimos ahora, genio... Y congeniamos bien.—lo vio hacer un mojin extraño con aquello.
—No... No es eso a lo que me refería, querida.—
Querida...
Era cierto que la gente mayor tenía una forma diferente de hablar. Más correcta y prolija que los jóvenes. Y Favalli era el ejemplo claro de eso.
Era elegante, correcto. Pero si tenía que mandarlos a todos a la mierda, no dudaba en hacerlo. Eso si, con una finura que hacía reír a la joven.
—¿Y a qué te referís entonces... Querido?—Lo miró divertida, y pudo notar por su cambio de postura que la pregunta le cambió el estado de ánimo.
—Vos sos muy joven, ____... Y yo ya soy viejo.—bajó la mirada a los plásticos en la mesa, comenzando a rearmar el aparato—. A eso me refiero... podría ser tu papá.—
A la chica no le costó mucho entender a qué se refería.
Aquel hombre, generacional a su progenitor, estaba dejando ver un leve interés en ella.
Y ____ no podía estar más encantada con eso.
—Si nos "conocíamos antes", yo sería todavía más pibita y vos seguirías siendo viejo... Y si, podrías ser mi papá... Pero no lo sos.—Favalli la miró—. Y no sé vos... pero yo agradezco haber encontrado a otro loquito de la electrónica antigua.—
Aquello sorprendió al Tano, pero no tardó en sonreír.
No dijeron mucho más al respecto aquella noche, siguieron trabajando en los comunicadores sin más.
El día de finalmente enviar el mensaje a los sobrevivientes había llegado.
Todo estaba saliendo muy bien, hasta que empezó a salir horrible.
La aparición de toda la gente "controlada" después de completar la misión dejó en claro que solo había sido una trampa. Los habían estado vigilando, los dejaron actuar... Y se dieron cuenta muy tarde.
Cuando los disparos comenzaron a resonar en el lugar, ____ solo pudo reaccionar en cuanto el Tano la tomó del brazo y la arrastró escaleras abajo.
—¡Reacciona, ____! ¡Corre!—
La chica finalmente se comenzó a mover por cuenta propia, buscando mientras tanto algún lugar para esconderse.
—Acá, Fava... Veni.—
Tomando la iniciativa, ____ desvió su curso, adentrándose en un viejo departamento de la cuadra.
Entraron en la primera puerta que encontraron, recostándose contra la misma y rogando que no los hayan seguido.
Los minutos pasaban, y los tiroteos cada vez se sentían más lejanos.
—Ya se fueron...—____ se arrimó por la ventana, viendo que se veía movimiento a unas manzanas—. Llamalo a Juan, Fava. Preguntale por dónde anda... Fava...—
El hombre estaba aún contra la puerta, completamente ido. Se mantenía inmovil, y apenas reaccionó cuando ____ se sentó a su lado. Tomó la mano que se mantenía nerviosa contra el suelo, estrechándola con cariño.
—Los mataron a todos...—
—A todos no. Estamos acá, y Juan también corrió... Muchos corrieron, Tano.—____ tomó su radio, encendiéndola enseguida—. Vamos a ver cómo anda Juan. Aunque lo mejor es esperar.—
Por suerte pudieron contactarse con unos cuantos hombres, todavía escondidos por toda la ciudad. Esperarían al amanecer, agrupándose en una plaza cercana.
—Todo se fue a la mierda enseguida...—
El Tano se había sentado en un sofá, recibiendo un vasito de café ofrecido por la chica.
Al acordar reunirse en la madrugada, debían hacer tiempo. Asi que ____ aprovechó y preparó algo caliente para tomar. Siempre llevaba su termito de agua caliente a las misiones, y esta vez les vino perfecto.
—Y... Si, bastante. Pero bueno, ya vamos a ver qué hacemos.—____ se sentó a su lado—. De momento vamos a descansar un poco...—
Mientras el hombre bebía su café, notó cómo la mujer se sobaba el brazo de forma vaga.
—¿Te duele?—____ dejó de tocarse el brazo, negando con una sonrisa.
—Cuando entramos me llevé puesto el pilar de la entrada. Me duele un poquito el hombro y acá...—señaló el antebrazo.
—Dejame ver.—ella negó—. Dale, nena. Mira si te rompiste algo.—
—Bueh, tampoco tanto... Pero bueno, de paso me pongo esta crema que me robé del baño.—
El Tano negó apenas al ver la sonrisa maliciosa de la chica al mostrar aquel pote de crema cara tan conocida.
Con algo de dificultad debido al dolor, ____ se quitó el abrigo. Aquella pesada campera cayó a un lado, al igual que un suéter fino.
—... ¿Qué haces?—el Tano apartó apenas la mirada al ver que la chica comenzaba a levantar su camiseta.
—Y me la saco, es manga larga. No me voy a poder poner la crema para los dolores... Si te da vergüenza voy al baño y lo hago sola.—
—¿Verguenza de qué? Dale que te ayudo.—
—Vergüenza de ver mi figura fina de mujer~ Rió de forma tonta.
En cuanto la mujer deslizó la prenda por su abdomen y la sacó por arriba, dejó en exposición su cuerpo casi desnudo. Traia un top deportivo simple, y a pesar de que el Tano se arrepintió un segundo de la situación que acababa de crear, lo disimuló y se enfocó en el moretón que comenzaba a formarse en el antebrazo de la mujer.
—¿Tan fuerte le diste al pilar para que te quede así?—
—Se me cruzó...—
El Tano esparció aquella crema en su mano, comenzando a cubrir el hematoma con cuidado de no causar dolor.
—Te voy a hacer masajes ¿Si? Va a ayudar a la circulación.—
____ no respondió, se mantuvo ahi, mirándolo fijo. Favalli se veía concentrado en su tarea, haciendo un gran esfuerzo por no demostrar el nerviosismo de sentir la piel desnuda de la mujer en sus manos. Sus dedos recorrían algo temblorosos el antebrazo, y cuando la crema se consumó por completo, la miró.
—¿Mejor? ¿Ya no duele?—
Ese par de ojos la miraban con sincera preocupación, esperando una respuesta. Pero Favalli no recibió una exactamente.
El repentino toque de los labios ajenos sobre los suyos lo tomaron por sorpresa, por lo que se alejó por reflejo. Ella volvió a besarlo, siendo nuevamente rechazada.
—No... No, ____. Esto está mal.—la tomó de los hombros, alejándola apenas.
—¿Por qué?—
—Vos sabes porqué.—
____ lo miró por unos segundos interminables, intentando organizar sus ideas.
Para la joven no era la gran cosa el asunto de la edad, pero entendía que para el Tano era un gran freno. Era una gran diferencia numérica, una que le impedía aceptar que podían estar juntos.
—A mi no me importa eso, Fava...—volvió a mirar sus labios de forma fugaz, y el hombre murió con eso—. Y a vos tampoco debería importarte.—
—Pero yo-
—El mundo se está yendo a la mierda.—lo interrumpió—. No sabemos cuánto más vamos a estar vivos... ¿Y a vos te preocupa mi edad? Dale, no seas boludo.—
Las manos de la chica subieron a sus mejillas, brindándole suaves caricias a su cansado rostro.
Favalli se derretía bajo su toque.
—... Tu papá me mataría si se enterara de que permití esto.—
—Él no tiene porqué saberlo... ¿O si?—____ acercó su rostro al ajeno—. Solo estamos vos y yo acá...—
Cuando los labios de la chica volvieron a trapar los ajenos, esta vez no fue apartada.
—Pa...—
—¿Qué pasó?—
—¿Vos... Qué me dirías si te digo que me gusta alguien de acá, del refugio? Pero además... es alguien mucho mayor que yo.—
Padre e hija Flores hacian guardia junto a una fogata, y aquella pregunta fue como un puñetazo al estómago para el padre.
—... ¿Quién?—
—No, no te voy a decir. Porque te conozco y vas a hacer un lio.—
—¿Y para qué me decís entonces?—la chica sonrió apenas—. No no no, no te puede gustar un tipo grande... No te puede gustar nadie y punto. Vos sos mi bebé todavía. Sos chica.—
—Dale pa, no seas exagerado.—
El padre estaba por volver a protestar, cuando la radio de la chica emitio ruidos de interferencia.
~¿Me escucha, cóndor dos?~
—Yo soy cóndor uno.—
~Negativo. Yo arreglé las radios, eso me da derecho de ser el uno.~
—Pero yo te conseguí las baterias. Osino no andaba nada.—
Claudio miraba algo sorprendido la sonrisa con la que su hija hablaba por radio. Sabía que se trataba de Favalli.
#español#x lectora#el tano#alfredo favalli#tano favalli#el eternauta fanfic#el eternauta#fanfics en español che
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¿No quiero ser rara, pero cómo Fishy Boopkins tuvo a su hija? :v
No lo estás siendo, no te preocupes. Creo que lo expliqué hace un buen rato, pero no está de más explicarlo de nuevo. || You’re not being weird, don’t worry. I think I explained it a long ago, but it not bad explaining it again.
Empecemos por las bases. En New Gen hay tres tipos de hijos: los biológicos, los adoptados y los creados. Y nuestra querida Cheep Cheep entra en la segunda categoría. || Let’s start with the bases. In New Gen they’re three kind of kids: biological, adopted and created. Our dear Cheep Cheep is on the second category.

La historia de Hinata es graciosa. Boopkins adoptó un pescado como su mascota, pero con el pasar de los días y luego de escuchar tanto Hatsune Miku, la Cheep Cheep empezó a cantar, lo cual dejó a Boopkins sorprendido y dándose cuenta de lo que significa esto. || Hinata’s story is funny. Boopkins adopt a fish as a mascot, but days passed and after listening a lot of Hatsune Miku, the Cheep Cheep start singing, which surprised Boopkins and realized what just happened.
Boopkins era todavía un niño, él simplemente adoptó un pescado como mascota y ahora se había vuelto padre accidentalmente. Pero afortunadamente, su papá decidió ser quien la criaría hasta que este fuera mayor de edad. || Boopkins was a child, he just adopted a fish as a mascot and now he became a father accidentally. But fortunately, his dad decided to take care of her until he is an adult.
Hinata fue criada como una hija más, la única niña de la familia y la más consentida! Joe la llevaba a su trabajo, era entrar a su oficina y encontrar la pecera de Hinata en su escritorio. || So, Hinata was raised like a daughter, the only girl of the family and the most spoiled! Joe brought her to his job, it was enter to his office and found the fish bowl on his desk.
Boopkins y Jub Jub la llevaban a todas partes en su pecera, y ella era la pececita más linda que sus amigos veían <3 || Boopkins and Jub Jub took her everywhere in her fish bowl and she was the cutest fish that her friends saw <3
Básicamente. Storytime de como accidentalmente adopte un pescado y resultó que tenía conciencia y puede hablar. || So basically. Storytime of how I accidentally adopted a fish and resulted that she has conscience and can talk.
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Las dos Españas
A ver, Pérez, nuevamente, y van un par de miles, la mafia Partido Popular, la extrema derecha franquista, en comunión con la extrema derecha extrema nazi de sus cómplices de VOX, se lanzó este fin de semana de nuevo a la calle en número aproximado de unos cincuenta mil inasequibles a la razón, según datos oficiales, ochocientos millones según la prensa a sueldo de los hampones, y un señor de Langreo que contó uno a uno a los asistentes mientras participaba de una despedida de soltero. No obstante, Pérez, y por hacer honor a la veracidad, en los dos últimos casos, es aconsejable no conceder demasiada credibilidad, en una convocatoria fascista para participar todos ellos de una concentración de repulsa contra una presunta mafia que molesta a la verdadera mafia, que protesta contra la democracia y la Constitución que les impide formar gobierno, a pesar de haber sido la fuerza política más votada en las últimas elecciones generales celebradas en 2023, impedidos por una democrática tontada de aritmética parlamentaria, y la chorrada constitucional esa de que en un sistema parlamentario como el español, se establezca que debe formar gobierno quien obtenga los apoyos suficientes para ello, y no quien gana las elecciones; elementos ambos de nuestro ordenamiento constitucional que desconocen muchos de los acérrimos defensores de nuestra sagrada Constitución y fieles feligreses fascistas que se manifestaron contra lo que ellos consideran un gobierno ilegítimo porque no se explican, porque nadie les ha explicado, y muchos les han mentido, cómo es posible que gobierne Sánchez, si quedó segundo. De ahí tanto disparate como se escuchó el pasado domingo en las calles de Quirón City, otrora Comunidad de Madrid. Por eso la mafia, a pesar de oficialmente manifestarse contra la mafia, terminó manifestándose contra la democracia, y pidiendo, por milésima vez, elecciones anticipadas, a ver si de una vez, les cuadran las cuentas y se hacen con la llave de la caja fuerte central, antes de que nos metamos en el año judicial "horribilis" que será para la mafia PP el 2026.
A ver, Pérez, para que usted lo entienda, este finde de semana la España de la dehesa, la cazurra España, la España del que inventen ellos, la de los toros, la de muerte a la cultura, la España del servilismo, del miedo, del vuelva usted mañana, de la desigualdad, y la injusticia. La España del marichulo y las queridas, de la pía limosna, y el si no tiene usted para comer es porque no abrazó la cultura del esfuerzo. La España de los títulos comprados con el dinero ganado por el abuelo con el estraperlo y el contrabando, o con el dinero que el fascista robó al vencido republicano, la España que condecora a ladrones y asesinos, la de los enchufes, la del no sabe usted con quien está hablando, esa España del hay que fusilar a veintiséis millones de hijos de puta, la de por Dios y la patria, la que nos seca los acuíferos, la menguada España del español, porque no alcanzo al castellano, la de la ordinaria gorilona arremangándose la enagua, la de la choni con más morro que un oso hormiguero y su novio el delincuente, la del puto defender España, la palurda, la supersticiosa de misal y rosario. La España fanática, la de los encuentros marianos, la del que vivan las cadenas, la del tanto por ciento, esa España de comunión a las nueve y la puta a las diez. La puta España de los de siempre, se ha vuelto a manifestar contra la España del progreso, de la igualdad, de la solidaridad, de la democracia y la libertad, contra la España de la diversidad, del castellano, el catalán, el euskera y el gallego.
Contra la España del andaluz, el canario, el murciano, el madrileño, el extremeño...la del pueblo español que vive y trabaja en paz, la España que se espanta ante la guerra y llama genocidio al genocidio, esa España que de verdad madruga y se sacrifica cada día. La España mal pagada, a la que le roban la sanidad y la educación, mientras regalan su dinero a la Iglesia y los bancos. La España a la que le cierran los comedores escolares, porque financiado escuelas de tauromaquia, no llega el presupuesto para que los niños, pobres, coman en el cole, y si pasan hambre es porque, pobrecitos, sus padres nunca abrazaron la cultura del esfuerzo y por eso no son presidentes de una compañía energética, ni diputados, concejales, jueces, obispos o generales.
Todos se han manifestado contra la España honesta que paga impuestos, que no maltrata a los animales, que ayuda y sostiene a quienes menos tienen, a quienes llegan, asustados y desamparados, jugándose la vida desde lejos, contra la España que cuida de sus ancianos, la que no los deja morir abandonados en el dolor. Contra la España que cumple con su obligación, porque si hay que ir al Ventorro, se va, con dos cojones don Rodrigo; pero después.
En fin, mi querido Pérez, que ayer se vivió un nuevo episodio de la mala comedia hispana que llevó a don Antonio, el insigne poeta, a referirse a las “dos españas” y señalar que una de ellas nos toma por gilipollas, o algo parecido.

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La heredera del Infierno
Un corazón roto
Hacia horas, Daniela y los demás se encontraron volando rumbo a las islas Córcega y Cerdeña. La avioneta tuvo algunas turbulencias, la muchacha vio a Ashrah y Syzoth tragar con fuerza y mirar a cualquier lado y empatizó con esa sensación recordando las primeras veces que había volado con Mariano. Sus risas al verla vomitar luego de un horrible aterrizaje y las interminables charlas con Adelina con sus experiencias más descabelladas que habían tenido.
–¿Qué le harán a Adelina, Syzoth? –preguntó Daniela–. ¿Qué fue lo que vieron en los laboratorios?
–Shang Tsung experimenta con los infectados por tarkat –respondió el zaterrano–. Hace clones despiadados y letales, los que sobreviven son alimento para los enfermos o los disecciona buscando una cura… Los más fuertes les quita sus almas.
–Casi nos electrocuta y envenena –agregó Mariano–. Esperemos Adelina no le ocurriera.
–Los Fosos de Carne eran una auténtica pesadilla, querida Daniela –dijo Johnny–. Mejor que no lo hayas visto.
–Si pudo llamarnos, significa que puede caminar –dijo Kenshi–. Sino ya la hubieran experimentado o matado.
–Si algo de la daga de esa diosa está atormentando a Adelina, la mantendrían casi intacta –especuló Raiden.
–Nada se sabe con Shang Tsung –susurró Syzoth cabizbajo.
El estruendoso motor fue lo único oíble. La pelirroja mantuvo su escopeta pegada a su pecho, sus dedos estrujaron el metal frío y mantuvo la mirada en sus botas negras. El estómago le revoloteó, el corazón le latió con más intensidad y se quedó mirando el suelo. Luego, sus ojos se posaron en el paisaje nocturno, las ciudades fueron más que puntos luminosos y las nubes taparon algunas.
Durante todo el transcurso hacia Europa, Daniela apenas se atrevió a cerrar los ojos imaginando los horrores que pasaba Adelina y las miles de cosas que pudo haber hecho para evitarlo. Decirle sobre su relación con Shang Tsung a Mariano cuando había llegado a la Tierra o confrontarlo sobre lo que ocurría en el Mundo Exterior. Se maldijo por lo descuidada que había sido y cerró los ojos soltando un suspiro y guardándose las ganas de llorar. Se acomodó un rulo que obstruía su campo de visión y movió su pierna una y otra vez. Necesitaba encontrar a su amiga.
–Ya pasaremos Europa Oriental –dijo Mariano–. Dentro de poco llegaremos a Italia.
–Está bien –susurró la pelirroja asintiendo.
–La vamos a encontrar, Dan-Dan.
Volvió a asentir y se percató por los vidrios que surgía el amanecer. Los primeros rayos del sol tiñeron el cielo rosado y se acomodó en el asiento duro al lado de Mariano.
–Sí, debo cambiar los asientos.
Daniela sonrió y se mantuvo callada.
–Descansa, yo luego te llamo cuando estemos cerca.
–No puedo dormir.
–Te vi peleando contra el sueño. Anda a dormir, yo te llamo.
La cabeza de Daniela cayó contra el asiento y sus ojos se cerraron sin titubear.
–Ya estamos cerca de las islas –soltó Mariano–. En pocos minutos, vamos a aterrizar.
–¿A cuál vamos primero? –cuestionó Kenshi.
–A Córcega –respondió.
La ciudad se hacía más grande al igual que la pista de aterrizaje, las personas se movían aquí y allá alrededor de los otros aviones y se preparaban para despegar. Daniela se sorprendió que Mariano haya aterrizado con normalidad por primera vez y escuchó cómo sus amigos soltaban el aire contenido. El rubio tomó un mapa de entre las profundidades de su mochila, mientras se levantaba y se dirigía con el resto desplegándolo en la pared metálica.
–Bien, tenemos ocho ciudades costeras y nueve playas –informó Mariano–. ¿Por dónde empezamos?
–Conozco un poco las playas y también, las de Cerdeña –dijo Johnny alzando la mano–. Hice una película hace unos años. Algo recuerdo.
–Bueno –dijo Raiden–. Entonces ve con Kenshi y Daniela, creo que puedo llevarlos si Johnny recuerda bien el sitio. Estuve practicando mi teletransportación y puedo usarla para largas distancias.
–Está bien, entonces nos encargamos de las ciudades costeras –afirmó Mariano–. Pero por favor, Ashrah y Syzoth, vístanse apropiadamente.
–¿Qué hay de malo con nuestra ropa? –preguntó la demonio observándose y luego al zaterrano confundida.
–No parecen turistas –dijo Daniela–. Si los hechiceros están aquí o sus secuaces, los van a descubrir. Tengo una muda de ropa que creo que te queda bien.
–Yo tengo allá en la esquina, por si preguntas, Syzoth –soltó el rubio.
Mientras la pareja se cambiaba, el resto del grupo se fue de la avioneta. Daniela se quedó sentada en un ala mirando el paisaje frente a sus ojos y el corazón le bombeó con más intensidad. El calor del sol la azotó, el sonido de las olas y el barullo de la ciudad inundó sus oídos. Aspiró el aire salado y vio a Raiden llevarse a Johnny y Kenshi. Los rayos los rodearon y desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos dejando un leve aroma a quemado.
Los demás fueron hacia la capital de la isla, Afaccio. Estaba atestada de turistas hablando en diferentes idiomas, los vendedores ambulantes ofrecían diferentes productos y los músicos tocaban sus instrumentos mientras la gente los observaba dándoles dinero. Daniela no se despegó de Marino y vislumbró a Syzoth, Ashrah y Kung Lao temiendo que se perdieran entre la muchedumbre. Sus rostros mostraron sorpresa y curiosidad por lo que veían. Los locales atiborrados, la arquitectura sofisticada, las estatuas desgastadas, las plazas con calles empedradas y los autos pasar de un lado al otro.
–Es un sitio hermoso –soltó la demonio hipnotizada–. ¿Hay más ciudades así?
–Todavía no viste Buenos Aires –dijo Mariano sonriente–. Ni Tokyo…
–O Barcelona, Nueva York, Hong Kong –siguió Daniela–. Todas son hermosas y tienen algo que las diferencia.
–Que maravilloso.
Buscaron por toda la capital. En las cercanías de los puertos, las orillas del mar, las alcantarillas y la playa más próxima. No había ningún rastro de los hechiceros ni indicios del laboratorio. Llegaron a la avioneta al atardecer, el cansancio le pesó en los hombros a Daniela, Mariano soltó una maldición pateando la tierra y la pelirroja le puso una mano en el hombro dedicándole una sonrisa pequeña.
–Mañana volveremos a buscar.
–Está bien.
Los truenos sonaron por el alrededor y los rayos comenzaron a caer en el suelo, Daniela vio a Raiden, Johnny y Kenshi aparecer caminando hacia la avioneta. La muchacha se les acercó, pero el mafioso negó con la cabeza apagándole la esperanza.
–Voy a buscar algo de carne, sino voy a enloquecer quedándome sentado –dijo Mariano poniéndose de pie.
Se perdió entre las calles poco iluminadas y los demás empezaron a preparar lo necesario para la cena. Cada poco tiempo, la muchacha se acercó a fisgonear las calles mientras mezclaba lo poco que tenía de ensalada y siguió pensando en dónde podían buscar a Adelina. La joven volvió a salir de la avioneta viendo una vez más las calles vacías y miró por varios minutos.
–En un momento ya vendrá, Daniela –dijo el zaterrano y se volteó.
La ropa de Mariano le quedaba bien, aunque le resultó fuera de lugar verlo sin su atuendo del Mundo Exterior. La joven le dedicó una sonrisa débil. No se acostumbraría a verlo con la remera negra de One Piece ni jeans negros y zapatillas blancas. Tampoco ver a Ashrah usar una camisa verde agua, jeans azules y zapatillas negras.
–Lo sé, Syzoth, pero igual estoy preocupada. No quiero perder a otra persona más por culpa de Shang Tsung.
–Te entiendo. Ese sentimiento nunca se va tan rápido.
–Yo… Syzoth –empezó la chica–. Perdón.
–¿Por qué te disculpas?
–Por lo de Shang Tsung y no saber quién era realmente. Sé que queres odiarme, por estar con el hombre que asesinó a tu familia.
El zaterrano sonrió con melancolía.
–No es tu culpa, Daniela –dijo–. Nada de esto lo es ni siquiera lo sabías. El intentó entrar a la Academia Wu Shi usándote, lo mismo que con lo de tu amiga. No es tu culpa. No lo sabías y no dejes que eso te consuma.
–Me siento mal –susurró–. Pensé que era bueno.
–Yo también –dijo Syzoth–. Pero tienes que aceptarlo y debes enfrentarlo. Ya me perdoné a mí mismo y a ti. Debes hacerlo contigo misma.
–No sé si puedo hacerlo, siento que no tengo la fuerza.
–Tienes que encontrarla sino nunca podrás superarlo.
Las palabras la tomaron desprevenida y Daniela no pudo negar la verdad de ellas. Tarde o temprano el problema iba a tocar su puerta y debía prepararse. La joven asintió con cuidado y vio la silueta de Mariano cargando las bolsas. Se acercó a él ayudándolo, el zaterrano la imitó y el rubio agradeció en un susurro mientras caminaban hacia la avioneta.
–Estuve buscando hasta la loma del culo para que uno de esos putos me hablara en inglés. No quieren hablar otro idioma que no sea francés, hijos de puta.
–Ya está, Mariano –dijo la muchacha sonriente–. Lo bueno es que estas en casa.
Prendió las hornallas eléctricas usando el artefacto que Mariano había hecho para cargar los celulares. Colocó una sartén, esparció un poco de aceite y, al calentarse el aceite, dejó la carne. El chisporroteo se escuchó por toda la avioneta, el olor inundó la nariz de Daniela haciendo que su estómago rugiera y mezcló lo poco que tenían de ensalada. El jugo de la carne comenzó a emerger, les dio vuelta y, luego de unos minutos, sacó los primeros bifes dejándolos en los platos de plástico. Continuó enfocándose en los que quedaban y apagó las hornallas.
Todos empezaron a comer en silencio, la carne inundó el paladar de la joven y, al terminar, Mariano la ayudó a lavar los platos. Le resultó extraño no escuchar música ni soltar un comentario ingenioso, eran pocas veces que lo veía en ese estado. Discutieron quiénes empezarían hacer guardia y Daniela y Mariano fueron los primeros en ofrecerse, mientras los demás caían rendidos al sueño. Se sentaron en el ala metálica, la pelirroja vislumbró a su amigo estudiando el mapa de la isla y preguntó:
–¿A cuál ciudad nos toca ir, después?
–Estaba pensando en ir a Bonifacio, tiene acantilados y puede que esté ahí la guarida.
–Esperemos que sí.
Las horas pasaron con lentitud, las gaviotas revolotearon en el cielo soltando chillidos y las olas chocaron contra las rocas una y otra vez. El ambiente se volvió más fresco, Daniela se frotó los brazos descubiertos y empezó a caminar por los alrededores tratando de quitarse el sueño. Bostezó varias veces y la pesadez de sus párpados la fue consumiendo. Intentó mirar su celular buscando con lo que distraerse y dejar de pensar en las torturas de Adelina, mientras vislumbraba a Mariano caminar y luego limpiar sus ametralladoras. A veces, se quedaba mirando un punto fijo y volvía a lustrar las armas con más fuerza.
Una vez que su turno terminó, el dúo llamó a Kung Lao y Raiden para que vigilaran. Daniela se recostó en la pared metálica, se tapó con las mantas y usó su campera como almohada. Cedió ante el sueño sin importarle la incomodidad y se sumergió en la negrura.
–Ya buscamos dos veces en todas las ciudades –dijo Kung Lao mirando el mapa de la isla.
–También, las playas… –agregó Syzoth.
–Hicimos dos inspecciones en cada lugar y no encontramos nada fuera de lo usual –dijo Johnny–. Hay que ir a Cerdeña.
Ya habían pasado cinco días desde que comenzaron a buscar a Adelina. Mariano creyó que enloquecería por los esfuerzos inútiles. Buscaron en cada rincón y recoveco de la isla, no hubo rastro de los hechiceros ni guardias del General Shao. Comenzaba a amanecer, cuando todos equiparon las últimas pertenencias a la avioneta y, al escuchar la puerta metálica cerrarse, Mariano encendió el motor respirando hondo y contuvo el aliento. Estrujó el volante, hizo que la avioneta empezara avanzar, maniobró y surcó los cielo. En cuestión de minutos, la pista se volvió un punto diminuto, las nubes inundaron la visión del rubio y vislumbró las ciudades de Cerdeña.
Aterrizó en la capital de la isla, Cagliari. El calor volvió azotarlo, el sudor corrió por su nuca y la ropa de Mariano se le pegó al cuerpo. Volvieron a dividirse en los mismos grupos de búsqueda y empezaron a caminar por las cercanías de los puertos de la capital. Mariano escuchó la maquinaria de los puertos, los capitanes hablaban en italiano y las órdenes que se vociferaban mientras desembarcaban las mercaderías. Indagaron cada puerto, se metieron en las sucias alcantarillas y no hubo indicios de una guarida o soldados imperiales. Buscaron por muelles, vecindarios cercanos a las playas…nada.
Llegaron al anochecer a la avioneta, Mariano se recostó en el frío suelo, se cubrió el rostro con las manos tratando de no soltar un grito. Escuchó un par de pisadas, se quitó las manos del rostro viendo los ojos cafés de Daniela, le transmitieron algo de calma entre las incertidumbres y la joven le tendió la mano. Se levantó soltando una exhalación, se metió en la avioneta, observó el mapa de la isla y, con una lapicera, Mariano tachó la capital. Se enfocó en las otras ciudades costeras a las que ir, mientras escuchaba a Daniela preparar la cena.
Los truenos hicieron temblar las pertenencias, Mariano se levantó y abrió la puerta de metal viendo los rayos caer en el suelo. En un parpadeo, aparecieron Raiden, Kenshi y Johnny sin buenas noticias y el rubio maldijo en un susurro. Vislumbró a su amiga entrar a la avioneta a continuar con la cena, la imitó y preparó los platos y cubiertos de plástico. Apenas saboreó la comida, no soltó una sola palabra y, cuando terminó, la ayudó a lavar los platos. Se ofreció con Raiden a hacer guardia y le prometió a Daniela que haría el siguiente turno. Aceptó cabizbaja, se acomodó con las pocas mantas y su campera y Mariano la vio dormir.
Se quedó sentado en el ala de la avioneta observando la ciudad iluminada, mientras Raiden caminaba por los alrededores. El rubio pudo ver algunos autos atascados en las autopistas, los aviones saliendo del aeropuerto, varios departamentos con las luces y las avenidas poco concurridas. Limpió el rifle del Viejo Mario, mientras escuchaba las olas de mar y una pregunta de Raiden lo trajo a la realidad.
–¿Cómo?
–¿Cómo se conocieron? –volvió a preguntar el granjero–. Me refiero a ti y a Daniela y Adelina, si quieres hablar. Estás más callado de lo usual y me preocupa.
El rubio solo pudo sonreír.
–El Viejo Mario las salvó de un degenerado, cuando yo tenía diez años… Desde ahí, se volvieron mis amigas y hermanas. Pasamos por mucho, le prometí al Viejo Mario que las cuidaría… Y ahora, me siento un reverendo pelotudo…
–Entiendo eso –coincidió el granjero–. Si alguien llegara a lastimar a mi hermana, creo que también reaccionaría así.
El rubio alzó la cabeza.
–¿Tenés una hermana?
–Sí, está con la señora Bo –respondió Raiden con su innata tranquilidad–. Seguramente siga trabajando en la granja.
–¿Tenés una hermana y nunca nos lo dijiste? ¿Cómo no se te ocurrió comentarlo en los meses que llevamos juntos?
–Porque no vi la necesidad de hacerlo –respondió Raiden cruzándose de brazos.
–Sí, pero podrías decirlo o contar una anécdota de la infancia dónde aparece.
–No voy a hacer eso.
–Te lo perdes. Da risa.
Raiden negó con la cabeza sonriente, ambos continuaron vigilando y Mariano se puso a limpiar las ametralladoras. Al terminar, se le levantó el cabello rubio con el leve viento, se lo ató en una cola de caballo mal hecha y aspiró hondo el aire salado mientras estiraba las piernas adormecidas. Las horas pasaron de forma tortuosa, tuvo pequeñas charlas con Raiden hasta que su turno terminaba y llamó a Daniela y Kenshi. Mariano se recostó en el frío suelo metálico, le trajo algo de incomodidad e intentó dormir, aunque sea un par de horas.
Habían pasado otros cinco días sin encontrar a Adelina. Buscaron en las ciudades Olbia, Alghero, Oristano y otras más que Mariano no recordaba. Al terminar con la última ciudad, el rubio pateó un montón de tierra, la mano de Daniela tocó su hombro y la furia se fue. Le tanteó la extremidad, volteó la cabeza y le dedicó una leve sonrisa mientras la estrujaba entre sus brazos. Tenía que ser fuerte.
La muchacha entró en la avioneta y la escuchó preparar la cena. Mariano decidió quedarse un rato más afuera observando el mapa, borró otra ciudad y estudió las restantes. Las playas y ciudades costeras mayoritariamente fueron tachadas. Quedaban Costa Verde, Costa Esmeralda, Orosei, Budoni. El muchacho se frotó los ojos, el aroma de la comida invadió su nariz y le trajo una leve sensación de alivio, pero se desvaneció al pensar en dónde podía encontrarse Adelina. Las ciudades, autopistas, bosques y plazas dejaron de tener sentido. Solo observó el mapa.
–¿Qué nos queda en Cerdeña? –preguntó Kenshi.
–Un par de ciudades más, las costas Verde y Esmeralda –respondió mirando el mapa.
–Ya buscamos en todas las playas y no encontramos nada –dijo Raiden.
–Iremos a Costa Verde –afirmó Mariano–. Luego, veremos las últimas ciudades.
Escucharon la llamada de Daniela avisando que la comida estaba lista. Mariano y los demás entraron a la avioneta, comió en silencio apenas saboreando la comida y al terminar, ayudó a su amiga a secar los platos de plásticos, mientras observaba a Kenshi y Johnny prepararse para la vigilancia. Daniela se acostó cerca de Mariano tapándose con las mantas, él acomodó la campera que usaba como almohada e intentó dormir.
Cuando el sol empezaba a salir, Mariano encendió su avioneta mientras el resto del grupo revisaba si tenían todo listo para irse y despegó viendo algunas nubes en el cielo. A los pocos minutos, el rubio pudo vislumbrar la ciudad Oristana y las playas de Costa Verde, logró aterrizar y todos salieron de la avioneta. Decidieron dividirse en las playas de la costa y pusieron un punto de reunión. Los turistas se apelotonaron en las calles empedradas, los músicos tocaron sus instrumentos y los vendedores ofrecieron sus productos y comidas callejeras, mientras Mariano y Daniela buscaban cerca del mar.
El calor lo agobió, el cabello largo y rubio se le pegó al rostro y se quitó el sudor de la frente. Continuó caminando entre las arenas sintiendo cómo se le metían en el calzado, volteó la cabeza viendo apenas a la pelirroja tratar de alcanzar su ritmo soltando respiraciones pesadas y el rubio le tendió una botella de agua. La chica lo tomó como si su vida dependiera de ello y Mariano siguió buscando algo fuera de lo usual. No había nada que despertara las alarmas, su cerebro se había vuelto puré por el insoportable calor y el rubio sentía que cada movimiento le transpiraba más el cuerpo.
El atardecer había llegado, no encontraron nada en la playa ni los acantilados del alrededor. Se quedaron en la cima de una pequeña colina, Mariano se sentó en una pequeña roca soltando un quejido, sus pies estallaron aliviados y miró el extenso mar. Una vez más, todo un día desperdiciado y con la certeza de que Adelina sufría una horrible tortura de Shang Tsung y Quan Chi. Se guardó las ganas de tirar cada cosa que veía y las maldiciones que pasaron por la cabeza.
–No hay nada –susurró–. Otro día más sin encontrar nada, una mierda.
–Pásame tus binoculares –ordenó Daniela.
–¿Por qué?
–Mira ahí –señaló la pelirroja extendiendo con el índice–. Creo que vi algo.
Mariano miró hacia donde apuntaba su amiga, un acantilado que no se había percatado. Sacó de su mochila los binoculares y los puso en sus ojos. En efecto, había un pequeño muelle hecho de madera donde caminaba un soldado del Mundo Exterior y se metía dentro del acantilado. La sonrisa de Mariano apareció en su rostro y le pasó los binoculares a Daniela. Los días sin dormir, de buscar en ciudad en ciudad y no tener ninguna pista...
–La encontramos.
La chica se quitó las lágrimas con una sonrisa gigante y les avisó a sus amigos por la radio, mientras corrían hacia el punto de reunión. Al llegar, Mariano caminó en círculos con la adrenalina fluyéndole por las venas, pensó que el tiempo se volvía más lento de lo que creía y se masticó las uñas. Tenían que atacar cuanto antes el laboratorio y rescatar a Adelina. A las pocas horas, llegaron Kung Lao y Ashrah.
–¿Es verdad? –preguntó Kung Lao entre exhalaciones–. ¿Encontraron la guarida?
–Sí, está a unos kilómetros de aquí dentro de una colina –respondió Daniela sonriente.
–Había un guardia del Mundo Exterior –agregó Mariano.
–¿Pudieron ver algo más? –preguntó Ashrah.
Ambos negaron con la cabeza. Mariano vio a Raiden, Kenshi, Syzoth y Johnny venir soltando jadeos y tratando de recobrar el aire. Su mente empezó a maquinar cualquier forma de entrar, pero nada le surgía y caminó otra vez mordiéndose las uñas sintiendo la arena meterse en su calzado. El muchacho vislumbró a Daniela mover la pierna izquierda rítmicamente, escuchó las olas de mar y las gaviotas revoletearon en las cercanías soltando chillidos.
–Tenemos que volver a la avioneta y armar un plan –dijo Kenshi.
–Estamos muy cerca, hay que atacar ahora –argumentó Mariano–. No vamos a dejar a Adelina a su suerte.
–Tienes razón, pero si entramos de cabeza nos van a masacrar y no vamos a poder ayudarla.
Mariano se quitó el cabello rubio de sus ojos.
–¿Entonces qué hacemos?
–Necesitamos trazar un plan –dijo Raiden cruzándose de brazos–. Así, podemos saber si Adelina se encuentra ahí y sacarla antes de que los brujos se enteren.
–Hay que tener la cabeza fría en este asunto, Mariano –dijo Johnny.
–Es la primera vez, que te escucho decir algo coherente –soltó Daniela–. Es raro.
–Creí que Mariano estuviera más serio de lo normal, lo era –argumentó.
–Él tiene sus momentos maduros y cuando esta así, es por buenas razones. Lo tuyo es como si algo estuviera fuera de lugar.
Sonrió con ligereza por las palabras de su amiga. Por mucho que le doliera, Raiden y Johnny tenían la razón. No podían lanzarse a algo tan suicida sin saber lo que se enfrentar en ese momento. El grupo regresó a toda velocidad a la avioneta, Mariano cerró la puerta metálica y se sentó con el resto en un silencio opresivo.
–Syzoth puede infiltrarse y ver si hay un mapa del interior –dijo Daniela–. Tal vez, ver a qué nos enfrentamos.
–Podríamos entrar usando la vestimenta de soldados –agregó Kung Lao–. Sacaríamos más rápido a Adelina.
–No creo que podamos –negó Ashrah–. Si su amiga pudo avisarnos, eso despertará la paranoia de los hechiceros. Inspeccionarán a cada soldado constantemente, si nos descubren nos matarán.
Por varios minutos, quedaron en silencio. El cerebro de Mariano no le dio otra idea a la que aferrarse, lo único que pensaba era en entrar y sacar a Adelina lo más pronto posible de las garras de Shang Tsung y Quan Chi.
–Primero déjenme infiltrarme –dijo Syzoth enderezándose–. Luego, veamos qué podemos hacer con lo que tenemos en mano.
Todos asintieron y prepararon la cena que había sobrado la noche anterior. Mariano apenas consiguió saborear la comida, no podía dejar de pensar en Adelina y cómo salvarla. El apetito se le esfumó dejando a medias su plato y la frustración creció. Avisó que sería el primero en montar guardia, mientras guardaba lo que quedaba del bife y escuchó la voz de Ashrah diciendo que lo acompañaría. Una vez que Mariano terminó de ayudar a Daniela, salió de la avioneta con la demonio y se sentó en el ala. Miró la ciudad infestada de edificios iluminados, las estrellas titilaron en el cielo oscuro y el aire fresco invadió el ambiente.
Las horas pasaron entre los ruidos de las olas de mar, el estruendo de las autopistas y el chillido de las aves. El rubio caminó por los alrededores intentado sacarse el sueño y conteniendo las ganas de sentarse por el horrible dolor de pies. Pero, otra parte de él, no quería dormir en el frío suelo metálico. Por más que apreciara su avioneta como una extensión de su cuerpo, su amor tenía un límite. Cuando fue la hora del cambio, llamó a Raiden y Daniela y se recostó en la pared envolviéndose con su campera. Al cerrar los ojos, el sueño lo tomó por completo.
–Ese es el lugar, ¿vas a poder infiltrarte, Syzoth? –preguntó Mariano dándole los binoculares.
–Si logré dar una distracción en Sun Do, voy a poder con esto –respondió sonriente.
–No lo olvides, busca un mapa de la estructura y escucha todo lo que dicen los guardias –dijo Raiden.
El zaterrano asintió, miró por unos segundos a Ashrah y se arrastró por la hierba verde volviéndose invisible. Mariano y los demás se quedaron en sus lugares, observó con sus binoculares el muelle perdiéndose en el reiterado movimiento de las olas y las pocas idas y venidas de los soldados y algunos mercenarios de la Tierra. Tuvo que hacer un esfuerzo titánico para no entrar de cabeza al muelle y disparar a lo que encontrara. Afiló los cuchillos que tenía, revisó si las armas estaban cargadas y miró fijo el acantilado.
–Me aburro –soltó Johnny, después de un par de horas–. ¿Cuánto tiempo va a tardar Syzoth en buscar un maldito mapa?
–Ya voy a tener un brote psicótico de tanto ver olas de mar –agregó Mariano.
–Va a tardar lo que tenga tardar –dijo Ashrah–. Sé que estará haciendo un buen trabajo.
El rubio vislumbró la sonrisa de la demonio, ella y el zaterrano debieron unirse más con el pasar de los días en la academia y le alegró para sus adentros. Deseó que en algún momento pudiera compartir su vida con una buena mujer.
–Tengo noticias –dijo Syzoth apareciendo detrás a ellos.
Mariano dio un brinco conteniendo un grito y una maldición. Daniela le dio un espacio y el zaterrano se sentó.
–¿Encontraste algo? –preguntó Kung Lao.
–Estuve escuchando a los guardias del General Shao –empezó Syzoth–. Dicen que hubo un alboroto en los laboratorios, gritos y retuvieron a su amiga en una celda. La tienen muy vigilada, por lo que entiendo.
–¿Y el mapa? –preguntó Daniela.
Syzoth negó con la cabeza.
–¿Qué pasó en los laboratorios? –preguntó Kenshi.
–No pude escuchar mucho –respondió Syzoth–. Dicen que fue por culpa de los artefactos de la diosa y su espíritu…
–¿Cómo que el espíritu de Hela? –cuestinó Kung Lao.
–¿Encontraste algo que pueda ayudarnos a entrar? –increpó Daniela
–No sé si puede servir, pero vi interruptores de luz –dijo Syzoth–. Eran las mismas que usaba en los laboratorios del Mundo Exterior. Podríamos hacer un corte de electricidad e infiltrarnos.
–Pero si saben que Adelina nos llamó, eso alertaría a Shang Tsung y Quan Chi –argumentó Kenshi–. Un corte intencional es arriesgado.
Todos guardaron silencio.
–¿Y si lo hacemos por accidente el corte de luz? –preguntó Mariano.
–¿Cómo? No te entiendo –soltó Daniela–. Habla mejor.
–¿Si hacemos que Raiden corte el sistema? –cuestionó Mariano–. Van a creer que es por cuestiones climáticas. Tenemos que buscar la antena y antes de que el rayo salte, Raiden lo canaliza y logra cortar las luces.
–Es un buen plan –dijo Kung Lao–. Pero necesitamos una ubicación exacta de Adelina.
–No pude encontrar la celda –dijo el zaterrano–. Debe haber celdas subterráneas.
–Estoy viendo y parece que habrá una tormenta eléctrica mañana –informó la pelirroja mostrando la pantalla del celular–. La rescataremos mañana. Va a estar mañana con nosotros, Mariano…
Daniela la abrazó contagiándole el entusiasmo y la esperanza. Liberarían a Adelina y parte de la pesadilla terminaría. Se alejaron del lugar con lentitud, Mariano vislumbró el muelle desvanecerse entre el mar y las playas de Costa Verde.
El pronóstico había acertado, el día estuvo nublado y envuelto de oscuridad. Mariano creyó que serían las seis de la tarde, pero en realidad eran las once de la mañana. El grupo se mantuvo en las cercanías de la guarida turnándose en la vigilancia y el rubio se frustró por la rutinaria actividad de los guardias del Mundo Exterior. Movió la pierna repetidas veces, caminó en círculos por algunas horas y miró las playas vacías. Para su alivio, a la tarde, las gotas comenzaron a caer volviéndose un torrente, los truenos y relámpagos se escucharon en la lejanía y, en un instante, estuvieron sobre las cabezas del grupo.
Las ropas de Mariano quedaron empapadas en pocos segundos y el cabello se le pegó al rostro. Se levantó quitándole el seguro a las ametralladoras, mantuvo en su espalda el rifle del Viejo Mario rezando que la fuerza del veterano lo acompañase y observó el cielo gris. Los rayos comenzaron aparecer esparciéndose un lado al otro cada pocos minutos y los truenos hicieron temblar la tierra al igual que el pecho de Mariano. Todos se dirigieron hacia el acantilado, el barro les manchó los calzados y Raiden se aproximó al borde.
–¿Podrás canalizarlo, Raiden? –preguntó Kung Lao.
–Lo lograré.
Alzó el medallón que le había regalado a Liu Kang, soltó pequeños chisporroteos y los rayos estuvieron sobre sus cabezas. Los soldados proliferaron exclamaciones, un rayo cayó sobre las antenas y el olor a quemado no tardó en inundar el aire. El humo salió del interior de la cueva y los guardias comenzaron a dar órdenes. Mariano estrujó sus armas, se mentalizó y aspiró todo el aire que sus pulmones le permitían.
Saltaron hacia el muelle, la madera emitió un crujido y Mariano desenvainó un cuchillo cortando de un tajo el cuello de uno de los guardias. Antes de que otro pudiera soltar la alarma, Kung Lao lanzó su sombrero y la cuchilla le cortó la cabeza cayendo en un ruido sordo. Mariano y los demás continuaron avanzando entre el humo, mientras Ashrah y Kenshi desenvainaban sus espadas. Las luces titilaron, la kris de la demonio emitió la luz suficiente para poder guiarlos por los laberínticos pasillos y Mariano vislumbró las tantas puertas de maderas. Algunas cerradas con llave o con candados oxidados; otras levemente abiertas mostrando repisas llenas de papeles viejos, camillas para pacientes destrozadas y repletas de sangre y armas de todo tipo.
Varios guardias pasaron frente a ellos, el grupo se ocultó en un montón de cajas de madera y Mariano agudizó el oído escuchando el mínimo ruido y cada palabra que soltaban. Daniela volteó la cabeza y susurró:
–Siguen ahí.
Syzoth se volvió invisible, mientras Ashrah se ponía de pie. Uno de los guardias acabó sin la parte superior del cuerpo apareciendo la verdadera forma del zaterrano y la demonio se lanzó hacia otros tres guardias dejándolos degollado. Avanzaron hasta llegar a una bifurcación donde el humo salía de ambos caminos.
–Bueno, toca dividirse –dijo Mariano encendiendo una linterna.
–Si encuentran a los hechiceros e incluso a Adelina, avisen por la radio –dijo Daniela y le dio el objeto a Johnny–. Nos vemos acá, si las cosas se complican.
–Buena suerte –dijo Kung Lao y se fue junto a Raiden, Johnny y Syzoth perdiéndose en la negrura.
Mariano, Daniela, Ashrah y Kenshi se encaminaron por el lado derecho. La espada de la demonio y la linterna de Mariano proporcionaron una mejor visión del gigantesco pasillo. La sangre manchaba las paredes, las antorchas estaban apagadas, las puertas de madera mostraban cadenas oxidadas y rasguños en las paredes y el aire destilaba un olor a moho y putrefacción. La humedad le dio calor a Mariano, estrujó una de sus ametralladoras escuchando el lejano eco de las voces en el extenso pasillo y la radio emitió distorsión.
–Dani… chicos –la voz de Johnny se escuchó entre el silencio, pero las voces siguieron su conversación–. Aquí están las celdas subterráneas, pero no se encuentra Adelina. Seguramente, esté en el camino que eligieron. En unos minutos estaremos allá.
–Está bien, Johhny –dijo la pelirroja mirando a Mariano.
Sus ojos cafés destilaron un brillo que supo que significaban… Esperanza. Estaban cerca. No podían ni iban a retroceder ahora.
Solo había negrura. Adelina tuvo que hacer un esfuerzo titánico para abrir los ojos, sus brazos agonizaron y vislumbró que estaban extendidos y sus manos cubiertas de metal. Apenas recordó lo que había pasado. El poder que la había absorbido y el desastre que causó. Sintió la ira de Hela… su pérdida y dolor. Sus piernas no respondieron, cada movimiento le trajo agonía y solo observó la puerta que se ennegrecía más y más. Intentó hablar, pero soltó un quejido lastimero. Escuchó un chirrido, voces desconocidas hablaron y no entendió nada de lo que decían. Manos la tocaron y la arrastraron por el duro y frio suelo. Todo le dio vueltas y las náuseas se posaron en su garganta.
–¿Pudiste dar con la ubicación del último artefacto de Hela? –cuestionó uno de los hechiceros.
–Sí, está justo en la Fortaleza de Ying –respondió Mateo entre risas–. Estuvo en nuestras narices todo este tiempo… Ya estamos cerca…
–Entonces, en cuanto terminemos… iré a buscarlo con Quan Chi…
–¿Qué piensas del estado del estúpido de Dimitri? –cuestionó Mateo estrujando con fuerza las muñecas de Adelina–. ¿Crees que sirva si transfiero mi sangre a él?
–Tiene un estado preocupante, pero logrará reponerse en la…
Adelina volvió a sumergirse en la negrura.
El grupo continuó avanzando con el máximo de silencio posible, mientras las voces se volvían más fuertes. Mariano reconoció una… la soberbia de Shang Tsung y la de un hombre desconocido. Se ocultaron en un montón de cajas y Mariano agudizó su audición escuchando la conversación de los hombres. Vio a su amiga mirar fijamente la pared, perdida en sus pensamientos y el rubio deseó meterse en su mente y ver qué le ocurría.
–¿Crees que funcione, Shang Tsung?
–Hay que ver si el espíritu de Hela posee un rastro de poder para localizar el cuerpo –respondió el extraño y sus pisadas se escucharon cerca de las cajas donde se mantenían ocultos–. Si no, tendremos que buscar al líder de la revuelta y quién sabe dónde está.
Mariano contuvo la respiración y se encogió más en su sitio rezando que no los vieran.
–Deberías infiltrarte en la Academia Wu Shi –propuso el desconocido–. Si estás teniendo una aventura con la amiga de Adelina, convéncela de que te deje entrar y usa tu poder para pasar desapercibido.
–Es arriesgado hacer eso y más en territorio de Liu Kang –argumentó el hechicero–. El mínimo error puede costarme la vida y por lo que entendí de Daniela, no hay nada en sus bibliotecas que capture mi interés o información de Hela.
–¿Por qué te acuerdas de su nombre? Me resulta extraño –inquirió el hombre–. ¿Es interesante esa chica o las vas a usar en uno de tus experimentos? ¿Le preguntaste si sabe algo de las bibliotecas de la academia?
–No te atrevas a insinuar que tengo un mínimo interés por una habitante de la Tierra –gruñó el hechicero–. Simplemente la utilizo para sacar un beneficio, es solo un peón. No hay nada en sus bibliotecas que llame mi interés o información de Hela ¿Entendido?
–Quan Chi tenía razón en que estabas bastante a la defensiva con respecto a ella –soltó el desconocido riendo.
–Quan Chi no entiende que es mejor tener a un ingenuo dentro de la academia y funciona como un informante sin darse cuenta. Solo por eso, me acuerdo el nombre.
Mariano pudo escuchar un leve moqueo.
El corazón de Daniela se encogió al escuchar la voz de Shang Tsung, pero no era la amable que recordaba. Destilaba soberbia y arrogancia. Mantuvo su escopeta en su pecho estrujándola entre sus dedos, las palabras escarbaron en su interior y una molestia recorrió en su pecho. Todo atisbo de esperanza que tenía sobre él, se esfumó en ese instante. Quiso creer que había algo bueno en Shang Tsung, que fue utilizado o amenazado… Esas palabras apagaron toda duda. Antes de que intentara levantarse, Mariano y Kenshi la tomaron por los hombros y la obligaron a quedarse en su lugar.
Los ojos celestes de Mariano le dijeron todo. No podía moverse. Cualquier movimiento y todos estarían muertos. Notó la ira en sus ojos como el surgimiento de un tsunami, Daniela apretó los dientes, estrujó aun más la escopeta y se mantuvo en su lugar escuchando las palabras de Shang Tsung y el otro hombre, mientras se limpiaba las lágrimas.
–Ahora, enfoquémonos en encontrar a Hela –dijo el hechicero–. Acérquenla y manténgala bien encadenada, no quiero que vuelva a caer poseída.
Lo que los guardias habían dicho era cierto. El corazón se le salió al oír quejidos. Los de Adelina. Sus llantos lastimeros fueron débiles, Daniela volvió a mirar a Mariano y sus ojos celestes estallaron en ira.
–Apresúrate, quiero buscar el tercer artefacto de Hela –soltó el extraño–. Además de ver el estado del estúpido de Dimitri.
Daniela miró por encima del hombro. Shang Tsung y el otro hombre estaban de espalda al grupo y miraban a una Adelina que flotaba. La joven casi suelta un grito, pero se cubrió la boca. Miró a Mariano y supo lo que harían. Los cuatro se pusieron en cuclillas y se dividieron los enemigos. Mariano y Daniela se encargarían de neutralizar al desconocido, mientras Kenshi y Ashrah a Shang Tsung.
Se lanzaron hacia el extraño disparando, pero ya no estaba… Un agujero negro apareció frente a Mariano y salió el hombre. El rubio bloqueó el ataque usando una de las ametralladoras, mientras Daniela apuntaba con su escopeta y escuchaba los choques de espadas de Kenshi y Ashrah. El extraño se lanzó hacia Daniela, pero Mariano volvió a bloquear el ataque y le propició una patada. La pelirroja disparó, el extrañó esquivó todas las balas y se recompuso mirando con desprecio a ambos.
–Ayuda a Adelina –dijo el rubio.
La chica asintió y corrió hacia el cuerpo flotante de su amiga. La acercó como pudo, se le encogió el pecho al ver con detenimiento las heridas y contuvo un llanto. Las quemaduras sin sanar, los moretones morados y negros desperdigados por el lado derecho de su cuerpo y las uñas rotas y rojas. Al alejarla de todo el alboroto, los ojos cafés de Daniela se posaron en la mirada de Shang Tsung y... todo se detuvo. Esos ojos chocolate que tanto había adorado no mostraron un ápice emoción y el hechizo que mantenía a Adelina flotando se esfumó. Cayó como una muñeca y Daniela la sostuvo antes de tocar el sueño.
–Adelina, vamos soy yo –susurró la pelirroja quitándole el cabello negro del rostro–. Soy Daniela, Dan-Dan…
Su amiga no reaccionó. Sacó los primeros auxilios y empezó a tratar las heridas. Vendó los cortes y quemaduras, le limpió la sangre seca y la desesperación la inundó.
–¡Dale, Adelina! Despertate.
El grito de Mariano la trajo devuelta, la vio estrellado contra la pared y cayó al suelo como una bolsa de papas. El extraño giró mirando a Daniela destilando furia en sus ojos avellana, caminó hacia ella arrastrando su espada y disparó, pero ninguna bala lo había atravesado. La chica se lanzó hacia él tratando de asestarle un puñetazo, el extraño bloqueó el ataque y le dio un golpe haciéndola retroceder. Daniela se reincorporó esquivando el pie del hombre, lo tomó y apuñaló el muslo con una navaja. Preparó su escopeta y el extraño abalanzó con la espada en mano. La pelirroja bloqueó la estocada, las armas chocaron y ambos se miraron. Daniela mostró los dientes y gruñó.
–Este asunto no te incumbe –dijo el extraño.
–Lo es si te metes con mi amiga, forro.
Daniela le propició un cabezazo seguido de un golpe con la culata de la escopeta. Se alejó lo más rápido que pudo, el extraño se tocó la nariz inundada de sangre y corrió desapareciendo en un agujero negro. Surgió nuevamente dándole una pata directo al pecho, gritó sintiendo el aire esfumarse de sus pulmones y cayó lejos de Adelina. Se puso de pie tambaleante, la boca le supo a sangre y las costillas le dolieron. El hombre se preparó para embestir… pero no llegó. La espada de Ashrah lo bloqueó y se posicionó a la defensiva.
–Mi kriss ve oscuridad en tu alma… Eres algo fuera de lo común.
–Mis actos están justificados.
La demonio arremetió y el extrañó esquivó el ataque. Los intercambios de espadas continuaron, Daniela se dirigió hacia Mariano y lo zarandeó varias veces. El rubio se reincorporó, tomó el rifle del Viejo Mario y volvió a combatir. Mientras que Daniela corría hacia su amiga, la llevó a rastras a una esquina de la pared y la zarandeó una y otra vez, pero no respondía. La desesperación la inundó.
La muchacha volvió a enfocarse en curar las heridas de Adelina. Pasó alcohol por las quemaduras y cortes y, antes de que pudiera continuar, salió disparada con una llamarada hacia un costado. Vislumbró a Shang Tsung emanar a fuego de sus manos y sus ojos no mostraron un ápice de remordimiento.
–Retrocede, Daniela.
–¡Morite! –gruñó la joven levantándose a trompicones.
Tomó su escopeta y disparó, pero el fuego de Shang Tsung derritió las balas. La chica se abalanzó y escuchó gritos… Soldados aparecieron, empezaron a rodearlos y, cuando iban a atacarlos, el sombrero de Kung Lao rebanó un par de cabezas. El otro grupo había venido justo a tiempo. Raiden le propició una patada de rayos a otro soldado saliendo expulsados a la pared, Syzoth devoró hasta la mitad del cuerpo de un guardia y Johnny le dio un puñetazo a otro.
Todos pelearon contra la amenaza más cercana. Daniela procuró mantenerse cerca de Adelina y alejar a cualquiera que se le acercara. Disparó y apuñaló a cada enemigo que veía y Shang Tsung se enfrentó a ella entre todos los gritos de batalla.
–No te acerques –dijo la muchacha.
–Esto no te incumbe, Daniela.
–¡Claro que sí, hijo de puta! ¡Es a mi amiga a quien secuestraste!
Antes de poder abalanzarse contra él, Mariano se interpuso intentando atacar al hechicero. Hizo un combo de ataques unido a Johnny y lograron hacerlo retroceder. Contratacó con una llamarada, Syzoth intervino bloqueando el ataque con una bola de ácido y el extraño apareció en un agujero negro lanzándose hacia él, pero Kenshi y Ashrah lo contuvieron.
La batalla continuó, Daniela dejó de contar a los enemigos que eliminaba y no se atrevió a moverse de donde estaba Adelina. Uno a uno los soldados cayeron dejando solamente a Shang Tsung, el extraño y un soldado que sostenía entre guantes una daga y una bolsita de cuero… Los artefactos de Hela. Un portal de fuego surgió, Shang Tsung y el extraño se metieron.
–¡Párenlo! –gritó Daniela–. ¡Tiene los artefactos!
Mariano disparó con sus ametralladoras, una de las balas le dio en la espalda del soldado y siguió corriendo. Ashrah lanzó su espada, pero lo esquivó y Raiden soltó un rayo haciendo que el hombre cayera. El portal se cerró dejando el lugar en silencio. Mariano se acercó a él con Daniela detrás suyo, tomó los artefactos con vendajes y los guardó en su mochila. La joven se dio la vuelta y se enfocó en su amiga. Su cuerpo tirado, el cabello negro cubriendo su rostro y las heridas a medio tratar.
–Dale, Ade… Despertate, soy yo, Dani.
–Vamos, Adelina –susurró Mariano acercándose y empezó a curar las heridas de la chica–. Vinimos a buscarte… No te vas al otro barrio tan fácilmente.
Le dio leves golpes en las mejillas pecosas. No reaccionó. Daniela soltó un chillido, mientras Ashrah le cortaba las esposas. Ayudó a Mariano a tratar a Adelina, las lágrimas nublaron su desesperación y su desesperación aumentó.
–Soy Dan-Dan, Ade –susurró la pelirroja–. Escapamos del orfanato juntas, sos fuerte. No te podes rendir.
Volvió a zarandearla y lloró… Una tos leve y los ojos de su amiga se abrieron levemente.
–¿Dani…? ¿Mariano…?
–Sí, Ade estamos acá –dijo el muchacho entre risas–. Te encontramos… Te encontramos…
Vislumbró un par de lágrimas salir de los ojos de su amiga y ambos la tomaron por los hombros, mientras Kenshi y Ashrah iban delante. El corazón de Daniela brincó de alegría al escuchar a su amiga.
–La Fortaleza de Ying… –susurró Adelina y tosió–. Shang Tsung... va a estar en la Fortaleza de Ying…
–Ya, Ade. Vas a estar bien –dijo Mariano–. Te vamos a curar.
–Tengo… que ir… el tercer artefacto… –dijo entre exhalaciones–. Los artefactos de Hela… hay que llevarlos…
–Los tenemos –afirmó Daniela–. Descansa, te vas a poner bien…
Adelina volvió a caer inconsciente. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que volvía a respirar. Mantuvo con fuerza el brazo de Daniela, mientras caminaba entre los pasillos. Al escuchar el aguacero y los truenos, apresuró el paso junto a Mariano y pudo ver el exterior de la cueva.
Salieron del lugar, Raiden se puso a la delantera y extendió sus manos transportándolos hacia la avioneta. Mientras Daniela y Mariano la sostenían, el resto del grupo preparó una cama improvisada. La colocaron con cuidado y la pelirroja junto a los demás intentaron tratarla con lo poco que tenían. Adelina volvió a cobrar la conciencia y le sostuvo la mano…
–¿Dani…? ¿Mariano…?
–Nos vamos a la Academia Wu Shi, Ade –dijo el rubio secándose las manos–. Ya estas a salvo…
–Estamos acá, te vinimos a buscar –susurró Daniela–. Te vas a poner bien… Es mi culpa…
El rostro magullado de Adelina mostró una sonrisa pequeña, las lágrimas cayeron por su rostro y le apretó suavemente la mano. Miró a Mariano que observada por el hombro mientras preparaba todo para despegar. Estaba con ellos y eso, le alegraba. Todos los días anteriores de incertidumbre terminaron. Pero una parte de su mente, diminuta, le dolía lo que había visto de Shang Tsung… La enojaba y ella misma se encargaría de eliminarlo por haber lastimado a su amiga… su familia.
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