belchiforever - Tumblr blog

belchiforever · 8 years ago

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Everlasting.

“I love her. Everything about her. I love that she's never judged me. I love that she understands me. I love that despite everything I've put her heart through, she's done nothing but support my decisions, no matter how much they destroyed her at the time. I love her honesty. I love her selflessness. Most of all, I love that I'm the one who gets to love all these things about her”.

February 14th 2017 Skíathos, Greece. 1:51 am Dicen que la madrugada es el mejor momento para la inspiración. Dicen que simplemente llega a ti como una voz susurrante. No puedes contenerla y mucho menos ignorarla, lo único que puedes hacer es dejarla fluir y dejar que cobre vida en eso que tanto te llama. En mi caso, la escritura.

Comúnmente cuando esa voz canta en mi cabeza, me siento de alguna forma aliviado y la dejo llenarme hasta que se consume. Pero hay momentos de la vida en que solo necesitas silencio, no voces cantarinas que no te dejan dormir. Abrí los ojos, aceptando que esa voz no me dejaría descansar hasta que le diera forma a lo que quería expresar, el problema era que no tenía la menor idea sobre que debía escribir.

Me gire con cuidado hacia Valerie, observándola dormir tan pacíficamente que por un instante sentí envidia. Envidia de aquello que me arrebataba más tiempo con ella. Aunque para ser honestos, la gente normal solía dormir en la madrugada, retomar fuerza y descansar, en vez de tener voces creando historias en tu mente. Extendí mi mano a su cabello, tomando un mechón entre mis dedos. Amaba su cabello, amaba lo radiantemente rojo que era, como si de él emanara toda su fuerza y energía. Amaba las pecas regadas en su blanca piel, su pequeña nariz y labios perfectos que me regalaban lo que más amaba en mí día a día, su sonrisa.

Un nuevo suspiro abandono mis labios pensando en todo el tiempo que habíamos estado separados, todo el tiempo que habíamos desperdiciado en absurdos problemas cuando nada podía compararse al tenerla conmigo. Ella era mi inspiración, la voz más fuerte que existía dentro de mí.

Me incline a ella, simulando un beso en su frente para no despertarla y con cuidado me levante de la cama. Tome mi libreta, la cual por obvias razones tenía que llevarla a donde quiera que fuera y salí de la habitación para dejarla dormir tranquila. Sabía exactamente sobre que quería escribir, después de todo no era el día del amor y la amistad. Era el día Belchi.

Hace mucho tiempo que no escribía algo para ti. Creo que ni siquiera será algo realmente profesional, así que disculpa si de pronto te enredo en mis recuerdos. Por qué básicamente de eso se trata este escrito. Mis recuerdos sobre ti. Es increíble que hayan pasado cinco años y cuatro meses desde aquel 14 de octubre cuando te conocí. Es increíble porque aún tengo recuerdos muy vividos de esos días. De la niña que solías ser. Horrible niña, por cierto, aunque ahora que lo veo a la distancia, no eras horrible. Solo eras un gatito asustado que vivía erizado para defenderse.

No entrare en detalles de cómo nos conocimos porque solo tú y yo podríamos habernos conocido de esa forma. Te veía a lo lejos con otras personas, formábamos parte de un mismo grupo pero estábamos tan lejos que me sorprende que hayas terminado en mi camino. Recuerdo que había cierta química entre… (olvídalo, sabemos que no tengo la suficiente retentiva para los nombres.) Pero tú y este chico que se supone era mi amigo, tenían química, así que estabas fuera del radar. Bueno, eso sin contar que en verdad yo sentía que no te caía bien.

Siempre que intentaba acercarme te alejabas, repelías mi presencia como imanes del mismo polo. Recuerdo que cuando entre al internado y te vi, no me sentí tan solo ahí. Creo que fue cuando comenzamos realmente a acércanos aunque incluso ahí, pertenecíamos a círculos completamente diferentes.

Desde ahí, la vida nos llevó en senderos diferentes y curiosamente tú me alentabas a tomar ese camino aunque me alejara de ti. Recuerdo muy bien ese día, cuando me animaste a ir por todo en este juego personal, a arriesgarme y abrirme a aquella persona. ¿Cuán raro es eso ahora, eh?

Estuviste ahí siempre, pero nunca tomaste forma como una pieza en el tablero a pesar de que querías serlo. Me acompañaste en silencio por todos esos tableros, simplemente por estar conmigo. Para guiarme, para apoyarme, para verme jugar y ganar y perder.

¿Recuerdas la vez que me robaste un beso en tu momento de euforia? No tenía la menor idea que hacer. Fue tan inesperado, tan… Tú. Ha sido de lo más lindo que he pasado, de los momentos más simpáticos en mi historia. Aunque contigo la lista es interminable. Siempre has sido una niña creativa. Te gusta lo especial, lo único, lo que te haga sentir libre y con energía y magia. Esa niña es la que se convirtió en mi mejor amiga. Amor, no podía estar un día sin hablarte, siempre fue tan divertido. Creo que una de las cosas que más valoro y de las que me siento más agradecido es de haberme ganado el derecho de conocer a esa niña dulce, dedicada, tierna, detallista oculta debajo de las capas de hostilidad y malas respuestas del comienzo.

Conocerte… Realmente conocerte, ver tu esencia, conocer tu calor, tu brillo, tu luz… Es lo más hermoso que me ha pasado. Jamás creí que pudiera sentir lo que he sentido contigo. De hecho, no sabía que podía sentirse todo esto. En mis múltiples tableros, jamás había logrado conectar estas tres partes de mí. Siempre faltaba algo, siempre una de esas tres luces permanecía apagada. Tú me enseñaste lo que es sentir realmente, abierta y completamente. ¿Cómo es que no te vi antes? –inserta una enooooorme carita triste- ¿Recuerdas nuestra época de amigos? Ahhh por que Tu y Yo, ¡¡fuimos amigos por unos meses!!

Aunque ahora que lo pienso, no es tan feliz. Odiaba ser tu amigo. Sobre todo porque eres demasiado expresiva y cuentativa (y no me importa si no existe esa palabra) Odiaba que vinieras a contarme sobre tu perfecto vándalo al que habías logrado cambiar y que era taaaaaan imaginativo. Odiaba cuando venias a presumirme de tus súper noches y el cómo el mundo parecía besar los pies por donde caminaban y tú por supuesto, ahora formabas parte de una elite que no tenía idea de donde había salido. Lo odiaba a él por odiarme. No, la verdad era divertido que me odiara porque toda su facha de dios intocable se rompía con su inseguridad. ¡Si, lo disfrutaba, supéralo! Pero… aunque lo odiara a él. Estaba feliz por ti. Siempre he querido verte feliz. Siempre he sabido que mereces más de lo que cualquiera podría darte. Y te veía feliz. Así que tenía que ser feliz por ti. Por mi parte también lo era, a mi manera porque de nuevo, no todas las luces encendían, pero bastaba. Tenía paz.

Aunque el universo aun no había terminado de moverse.

¿Crees que si las personas no hubieran presionado tanto hacia nosotros, hubiéramos terminado de cualquier forma juntos? Porque éramos amigos. Realmente éramos amigos, ¿no?

Pero nadie parecía entenderlo, entonces los problemas comenzaron. Tu vida se tornó en un huracán y la mía igual, lo peor es que ese huracán amenazaba más que nada lastimarte a ti. Fue ahí en donde todo despertó. Fue algo tan extraño… Fue como si despertara de un sueño y poco a poco comenzara a adaptarme a la realidad, como si las cosas dejaran de verse difuminadas a mi alrededor y fuera plenamente consciente de todo… de ti. Tenía mucho miedo, amor. Tenía miedo de solo estar llevándole la contra a las personas. Tu sabes cómo era todo en ese momento, todo el mundo se la vivía diciéndome sobre nuestra vibra, sobre como todo el tiempo mi vida estaba envuelta en ti y que todo giraba a tu alrededor, de cómo estaba faltando a mi presente… pero yo no lo veía y según yo, nosotros realmente éramos amigos. Jamás faltamos a nuestros compromisos, a la gente que estaba a nuestro lado.

Pero eso era lo que me daba miedo, porque estaba enojado. Me enojaba que todo el mundo nos juzgara, que todo mundo mal viera y hablara. Me daba miedo que lo que comenzaba a sentir fuera solo por molestar al mundo. Así que hice lo que se supone que debía hacer. Metí todo dentro de una puerta con llave, lo encerré y me negué a pensar en lo que sentía. Porque nos lo debíamos. Yo veía tu vida y la veía estable. Mi vida estaba estable. No necesitaba complicar todo y menos cuando no estaba seguro de lo que estaba sintiendo. Pero pretendía tapar el sol con un dedo… Poco a poco, fui consciente de todo lo que pasaba. Comencé a notarte en todo, en mi vida entera. En cada detalle simple como escuchar música, o ver una película o estar tirados bajo una mesa dibujando cosas. Comencé a notar cuanto necesitaba estar contigo y cuanto disfrutaba esas horas. Comencé a notar esos pequeños instantes en donde el universo parecía guardar silencio, ese pequeño instante en que todo desaparecía y únicamente existías tu para mí. Ese momento perfecto para besarte… Aunque no todo el tiempo visualizaba el mismo beso.

Habían momentos en los que ansiaba acunar tu rostro en mi mano y besarte lentamente, quería acariciar tus labios con tanto cuidado que tu alma sintiera el calor que la mía quería entregarle. Quería besarte como estaba seguro, nadie nunca lo había hecho, porque nadie podría necesitar protegerte, cuidarte y procurarte como lo haría yo. Por otro lado, existían estas otras veces en que solo quería estrellarte contra la pared más cercana e invadir tu boca, robar el sabor de tu lengua y el calor de tu aliento. Quería sentir tu cuerpo temblar bajo el mío hasta que aliento nos faltara y pudieras sentirme en cada espacio de tu piel, quería que supieras que tan perfectos éramos juntos, que tan correcto éramos.

Pero de nuevo… Le debíamos lealtad a alguien más. Eso sin contar de que eras mi mejor amiga, ya casi te había perdido por una estupidez. ¿Cómo podía volver a ti?

Pero amor, es que… Estabas en todo.

¿Te conté la vez que me di cuenta de todo lo que realmente sentía? Fue una vez cuando como para variar, Magnus me pidió hablar.

Comenzó con el mismo sermón sobre el respeto, sobre poner límites, sobre como toda mi vida parecía girar alrededor de ti y me dijo “Es que tú la amas y ni siquiera te das cuenta” Mi primera reacción fue negarlo. Pero esa misma noche y repasando esa conversación, las palabras brillaron en mi mente. Y por primera vez en meses de contener todo tras esa puerta, me arme de valor y lo deje salir. Fue tan increíble.

Por primera vez fui consciente de mí. Es como si me hubieran puesto frente a un espejo y pudiera ver mi interior. Me di cuenta que yo era la misma persona, pero había pedacitos de ti que se habían fundido en mí. Como si en mis huesos hubiera fragmentos brillantes de tu esencia. Pude notar la raíz tan profunda y tan… entremezclada. Era tan… parte de mí mismo que ni siquiera la había notado. Esa raíz creció con los años, se adaptó a mí, se convirtió en parte de mí y por eso nunca la había notado crecer. Era mía. Siempre fue mía.

Por el cielo… ese día fue el mejor de mi vida. Y el peor…

Tenía todo este desorden en mi vida, por un lado tenía mi lealtad inquebrantable y el responsabilizarme de mis decisiones, de lo que había creado para mí, pero que como siempre, nunca era completo. Faltaba algo…

Y por otro lado, era plenamente consciente de lo que eras para mí, de cuan enamorado estaba. Fueron tan difíciles esos últimos dos meses. Mi ansiedad por ti creció… Y conocí por primera vez los celos asesinos. El pensar en que aun él estaba cerca. El pensar en que pudiera estar cerca de ti, que pudiera tocarte, perderse en ti.. Lo odie. Verdaderamente lo odie y sobre todo por ser un imbécil. Tenía a la mujer más maravillosa del mundo y no lo podía ver, seguía siendo el mismo misógino del principio.

Fueron meses difíciles, hasta ese día. Un 2 de febrero de hace tres años. Aún recuerdo completamente ese día. El cómo todo empezó como siempre. Estábamos platicando y diciendo tonterías cuando salió lo de aquel boleto. Mi consciencia me pedía controlarme, pero todas las demás vocecitas en mi estaban emocionadas ante la posibilidad que respondieras mi llamado. Cuando te pedí que me dieras bien ese beso… podía sentir tus nervios y te juro que no había nada más delicioso que eso. Mi corazón estaba contenido, a la espera de desbordarse y cuando tus labios tocaron los míos el mundo estallo… Dejo de importarme todo, porque las luces, esas tres luces se encendieron. Mi mundo se encendió.

Lo único que podía hacer era mandar todo al demonio y besarte, de todas las formas en que había deseado hacerlo. Fue el beso de mi vida. ¡Me tuvo soñando todo el día! No podía borrar mi sonrisa y solo quería seguirte besando. Solo quería y pensaba en mi vida contigo y lo vi, lo sentí. Eras tú, tú eras lo que había querido siempre. Afrontamos mucho para ello, ¿no? Pero como valió la pena. Cada día me enamoraba más y más de ti y descubrí que eso de las tres luces era mentira, porque esas tres luces comenzaron a desbordar en más luces pequeñitas. Supe entonces que nadie nunca podría jamás igualar lo que tú eras para mí. JAMAS. Yo había nacido para ti y tú para mí. Nos habíamos encontrado dos años antes pero estuve tan ciego que jamás lo vi. Pero me alegra. Porque me enamore de ti de muuuuuchas formas distintas. Primero había amado al gatito enojado que encontré solo y perdido en una cajita. Ese gatito que siempre que me acercaba me rasguñaba y gruñía. Había amado el ganarme su confianza y que me permitiera estar cerca, aunque no me dejara tocarlo sin que corriera asustado.

Ame como nada en la vida el que me permitiera tomarlo en mis brazos, el que confiara tanto en mí para ser dulce y tierno. Ame el que fuera mi gatito. Después ame a la niña divertida que parecía siempre querer mantenerme en movimiento. Siempre tan creativa y rarita. Amaba su magia y su capacidad de ver la vida tan hermosa, tan fácil, tan idealista. La amaba.

Ame a la niña dulce, a la dedicada, a la que rápido se convirtió en mi mejor amiga, la persona en la que siempre podía confiar, la que me recibía con los brazos abiertos siempre que tenía un corazón roto, o una mente nublada con los problemas. Ella era mi paz. Era mi sitio seguro. Amaba lo que compartía con ella, porque con nadie me sentía así. Me enamore de la mujer que veía a lo lejos. Tan hermosa, tan perfecta. Podía perderme en su forma de actuar, de hablar, de pensar. Y por el cielo que no había conocido a nadie más hermosa. Me enamore perdida y ciegamente de esta… deidad. Esta criatura poderosa, sensual y completamente maravillosa que con una sonrisa sacudía mi mundo y con una mirada derretía mi voluntad. Te he amado de tantas formas… Por eso ahora me da risa este estúpido último año. Mi amor hemos estado tan perdidos y aferrados a nuestras diferencias, a que no tenemos nada en común en que tú eres esto y yo no soy aquello y … agh. ¡¡Es absurdo!! ¡Nunca hemos sido iguales! ¡Nunca lo seremos! Y gracias al cielo por eso. Tú eres mi magia. Eres la luz de mi vida. Eres la parte divertida e idealista que me saca de mi cuadrada forma de ser. ¿Para qué iba a querer yo a alguien que fuera igual de lúgubre y cerrada que yo? Yo necesito de tu visión de la vida, porque si, es completamente diferente a la mía y es maravillosa. He aprendido mucho contigo y quiero seguir haciéndolo. Somos diferentes y lo amo así. Tú eres mi locura y yo soy tu estabilidad. SOMOS PERFECTOS JUNTOS. Amor de mi alma. No puedo decirte que tan enamorado estor de ti, creo que solo es algo que puedo demostrar y quiero pasar el resto de mis días demostrándotelo.

Quiero que me sientas, que me vivas, que me respires, que me veas en todo, que me sonrías, que me vibres. Quiero vivir en ti como tú lo haces en mí. No voy a asegurarte que no vamos a volver a tener días malos, porque aceptémoslo. Tú y yo somos la perfecta combinación para las catástrofes. Yo soy la persona más cuadrada y gruñona del mundo entero y tú tienes una curiosa forma de tocar las fibras más sensibles de mi horrible carácter.

Terminamos explotando y teniendo días oscuros. Pero te juro, que pasara y después ocuparemos ese lienzo negro para dibujar noches estrelladas.

Superaremos todo, siempre. No voy a volver a soltar tu mano porque este año me enseño que pase lo que pase, esas raíces en mí, siempre estarán y que no hay nada que pueda quitarlas. Me enseño que te amo más que a mi vida y que lo que más necesito es saber que me amas también. Podemos ser completamente diferentes. Pero tenemos lo más IMPORTANTE en común, Nuestro Amor. Y realmente… necesitaba decirlo. Necesitaba que lo supieras, que lo entendieras. No te amo por un simple capricho, no te amo por una obsesión, no te amo porque estoy acostumbrado a ti. Te amo porque te ganaste ese amor, porque vives en mí, en lo que soy. Porque llenas de color mi vida. Porque me haces feliz y me haces volar y me hacer creer en que la vida es mucho más sencilla de lo que veo. Me haces sentirme completo y lleno de vida. Eres mi inspiración, mi motivo, mi voz, mi alma, mi vida… Eres TODO. Y te amo con todo, absolutamente todo lo que soy. Feliz día Belchi, mi vida. Eterna y completamente tuyo Batman.

PD: Feliz día!!! Corazón en poste debe morir!

Cerré la libreta junto con mis ojos. Mi corazón se sentía tan lleno de vida, tan libre, tan perfectamente en armonía con todo alrededor que me dio de nuevo la certeza que estaba en el momento indicado, con la persona de mi vida. Solo ella podía causar esto, solo con ella había experimentado tanta paz y tanta energía al mismo tiempo.

Volví a la habitación en silencio, aun viéndola dormir y tuve que contenerme por cierto de correr hasta ella y despertarla para que pudiera rodearme en sus brazos y besar mi sien. Todo el día parecía necesitar de su contacto, de escuchar su voz. La necesitaba como al aire que respiraba, literalmente y fuera de clichés.

Coloque el separador justo en la página en que todo ese relato iniciaba y subí a la cama dejando la libreta a su lado. Así cuando despertara podría leerlo y revivir junto conmigo nuestra historia. Nuestros momentos y pudiera sentir y entender que NADIE NUNCA podría ser lo que ella era para mí. Nadie nunca podría hacerme sentir y vivir lo que ella había hecho conmigo. Había transformado mi vida sin saberlo y necesitaba que lo supiera. Era el gran amor de mi existencia e iba a llevarla conmigo por el resto de mi vida… e incluso más allá.

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