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Las palabras que huyeron
Hubo amor. Que de eso no quepa duda.
Y hubieron días; algunos buenos, otros no tanto. Incluso hubo una noche. Y qué noche. No digas que no te advertí. El que se mete a la tormenta corre el riesgo de salir mojado. O de no salir. Lo mejor que podrías hacer es mandarme lejos. Te lo dije. No digas que no te lo dije.
Llovió en primavera y a pesar de eso me mantuve cálida: un sol con tu nombre acudía en mi rescate. Es inevitable sentir tristeza después de tanta luminosidad. Fuimos batalla contra todo lo predecible. Insensatas, ávidas de conocer mundos nuevos, de perdernos en la otra, de construir nuestra propia definición de estar. Yo creo que lo logramos. Sin embargo, no fue suficiente.
No digas que no te lo advertí; mis silencios, mis constantes dudas, mi llanto, mis miedos. Mi necesidad de espacio, mis ganas de respirar lejos de todo lo demás. Avisada estabas del desastre. De los espejos rotos, las paredes rayoneadas y las goteras incesantes. Decidiste quedarte así como has decidido irte. Y como aquella vez, hoy solo me queda aceptarlo. Pusiste tu bandera en un planeta que resultó no ser habitable. Y nadie es culpable de eso.
Mi amor, los villanos no existen. Hoy lo tengo claro. Ojalá algún día tú también lo hagas. Ojalá encuentres alguien que te quiera como te gusta, que prefiera ignorar el mundo y que tú te conviertas en el suyo. Yo no pude. Y no podré. Tengo demasiado en la cabeza como para hacer de una persona mi mundo. Nadie debería disculparse por tener una manera de querer fuera del canon. Sin embargo, te dejo una disculpa. Tal vez así te sientas más tranquila.
Estamos a punto de llegar a otoño. En otoño nos conocimos. Me has dado un regalo sin darte cuenta, y es que no cambiaría nada de esta historia. Todos los detalles le dan fuerza, identidad, sentido. Todas las cosas que pasaron hacen que la sienta mía y que la guarde con todo el cariño del mundo. Aprendí a dejar ir, no sólo personas, sino malos ratos. Me quedo con aquella noche de agosto y los poemas que te leí. Me quedaste a deber una canción.
Te quiero, en presente, pasado y futuro.
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Que mi cuerpo sigue siendo tierra fértil esperando las semillas adecuadas. Que hiciste de mi tacto primavera pero hoy hemos llegado al invierno sin lágrimas en las mejillas.
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T E U T L I
Septiembre 2017.
Photos by. Vico Luher
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T E U T L I
Septiembre 2017.
Mural de Fafi.
Photos by. Vico Luher
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Soledad IV.
Querétaro, México. Julio 2017.
Vico Luher.
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Soledad III.
Querétaro, México. Julio 2017.
Vico Luher.
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Soledad.
Querétaro, México. Julio 2017.
Vico Luher.
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Las que fuimos
Le hablé de ti.
¿Qué se hace con el montón de respuestas cuando nadie se atreve a preguntar? He pasado de tener las preguntas incómodas a respuestas todavía más incómodas. La verdad es que todavía no la quiero como te quise alguna vez y me invade un terror enorme imaginar que nunca podré querer con tanta intensidad como en 2014.
Hablar de ti es hablar de llanto, sonrisas, abrazos y más llanto. Después de todo este tiempo no sé si pueda ser considerada una historia de amor. Después de todo este tiempo ha dejado de importarme esa cuestión. Una vez escribí que intentar olvidarte sería inútil porque probablemente olvidaría quien soy. Todavía tengo sentimientos encontrados respecto a eso.
Le hablé de ti, primero dándote las gracias, después maldiciéndote un poco. Cuando el amor y el desamor encuentran un equilibrio llega la libertad, incluso la indiferencia.
Las que fuimos ya no existen, cuento todo lo que pasó con una mirada casi ajena. Cuento la versión que me sale del pecho, desconozco la tuya.
Las que fuimos se quedaron atrás, reviviendo momentos plenos. Apoyándose, escuchándose, queriéndose. Las que fuimos no conocen a las que somos, las que somos a veces quisieran ir a abrazar a las que fuimos.
Las que somos hoy no son conjunto. Es la que eres, es la que soy. Las que fuimos sí eran una sola.
Me cuesta mirarte hoy sin sentir un poco de nostalgia. Al final del día nos desconocimos, a veces hace bien. Libré esta batalla.
Le hablé de ti y me sentí libre. Qué cosa tan preciosa y satisfactoria.
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IG. @vicoluher
Querétaro, México.
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