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Veisalgia; calvario neuronal, espectro representado en indescriptible, e  imperceptible para la mayoría colectiva como consecuencia de un historial adolescente de encubrimientos frente a los medios de comunicaciones y relaciones parentales a raíz de experiencias semejantes, incomodidad física. Un ademán mínimo de gracia se dibujó sobre las fauces femeninas ante la incógnita contraria, sus hombros elevándose con sutileza. “ Aquello reside en tu definición de B U E N O. ” Replicó, las terminaciones seleccionadas propias de su naturaleza enigmática. “ En M I opinión,  no creo que te hayas perdido de algo que valga la pena observar. Sólo algunos alcohólicos por allí, otros antipáticos por allá. Cámaras cada dos centímetros. Lo esperado. “

Aguardaba en silencio en el recibidor de aquella enorme mansión a ver quién sería el primero con resaca en pasar a la cocina por comida. Era entretenido ver a todos esos consentidos de mamá apañárselas a la hora de hacer los deberes, y más luego de una fiesta. La primera persona hizo acto de presencia unos momentos luego de su pensamiento, Karma rió simplemente.  “¿Estuvo buena la F I E S T A?”  Por desgracia la rubia se la había perdido.

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Las irises de tinte celestial descendiendo sobre los múltiples envoltorios vacíos a disposición, el núcleo del constante análisis de la fémina trasladándose al joven monarca, objeto circunstancial de curiosidad. ❝ Eres un cerdo. ❞ Musitó en referencia a la escena frente a sus orbes, un dejo de gracia y el fantasma de una sonrisa trazándose sobre los rosáceos labios, sus piernas moviéndose en dirección al contrario.  ❝ Aunque, supongo, que podría considerar el ayudarte a limpiar este desastre si te encuentras dispuesto a compartir las reservas que sé que aún tienes escondidas por allí.  ❞ Propuso la de cabellos áureos, tomando asiento junto al masculino.

Inclinó aquella bolsa de frituras en su boca y así, terminando hasta con las migajas aventó la envoltura sobre la mesilla cercana, la cual estaba llena de basura de otras golosinas y botanas, e incluso unas botellas vacías de soda. ❝ Lo siento, he acabado con las reservas de golosinas, refrescos, botanas y… Bueno aclaremos que ha quedado muy poca comida. ❞ Soltó con una sonrisa complaciente a la primera persona que su mirada alcanzo a ver.

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         Los dígitos femeninos se aferraron con delicada firmeza al torso ajeno, el trazo vacilón de de una amplia sonrisa dibujándose sobre sus fauces, fantasma de las previas carcajadas filtradas. Las infinidades de tinte oceánico se fijaron en las facciones del masculino, un intento malogrado de identificar su procedencia natal dentro de la materia gris; bucles áureos descendieron levemente al asentir la fémina ante la incógnita ajena. “¿Te lastimé?” Inquirió con respecto a la caída, bajando la mirada sutilmente.

          Le tomó por completa sorpresa en cuanto la muchacha cayó sobre su regazo, internamente agradeció por haber estado ahí y que su silla de ruedas había servido bastante porque sino, Cristián hubiese caído junto a ella. Se rió cuando ella lo hizo. “¿Estás bien?”

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Margot Robbie photographed by Thomas Giddings

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Las irises azulinas descendieron hacia el líquido esparcido sobre el pálido alabastro en un intento vago y errado de identificar sus componentes, fallando en el intento de otorgar una identificación adecuada. Una nueva disculpa se filtró entre sus labios, volviendo la atención a la joven de cabellos áureos frente a sí. “Iré por una nueva, no te preocupes.” Una sonrisa despreocupaba se dibujó sobre sus fauces ante la interacción con la desconocida, buscando con la mirada a alguno de los múltiples mozos a disposición de los monarcas. “¿Qué era?”

La rubia no iba a perder oportunidad de tener entre sus manos una copa de alcohol que los camareros repartían. Eso era lo que más le preocupaba ahora, por lo que la música y las figuras bailando las había dejado en un segundo plano. Distraída en sus pensamientos, volvió en sí al notar que el contenido de la copa se vertía sobre el suelo de mármol. Por suerte no había ensuciado su vestido ni el de la otra rubia. Maldijo por lo bajo y chasqueó la lengua. –Mi copa –soltó con reproche a la contraria.

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Una puesta en escena, realidad ficticia, una imagen inexistente y utópica ante las orbes de un público crédulo y carente de subversión alguna. Las falacias trascendentes de un cuarto muro, de una cámara o programa televisivo; se trataba de la rutina diaria, de su esencia, de cada próximo monarca como títeres víctimas de la manipulación soberana. "Nada es certero, mas no creo que haya forma de que empeore la situación. De todas formas, el beneficio es que, si acabas pasando un mal rato, no lo recordarás por la mañana." Con una mueca de gracia sobre los carmín entrelazó sus dedos con los contrarios, conduciendo la dirección de ambos seres hacia el destino etílico. Con un suave ademán capturó la atención del encargado de la barra, volviendo la atención nuevamente a su acompañante. “¿Con qué opinas que deberíamos comenzar?”

Le había sorprendido el comentario de la princesa, de todas las respuesta que creyó poder recibir, aquella no estaba entre las opciones, pues pocos aceptaban realmente que fingían y Dimitrie con el tiempo se había dado cuenta que todos mostraban una faceta que no mostraba lo que en realidad eran. Sus ojos azules buscaron a la mujer que cabellos dorados, estaba vestida totalmente diferente a las demás, como si ni siquiera un evento así pudiera domar a la princesa y eso le agrado al rumano, que fuera tan verdadera. “Que es peor” Contesto después de un momento, su mirada cayo ahora en el gentío que se encontraba conversando de cosas triviales, tan perdido estaba en eso que no se dio cuenta cuando la mujer se acerco. Dimitrie pego un salto, mas se mantuvo cerca, la escucho con atención y aunque dudaba de su resistencia para beber, que fuera tan honesta le daba confianza. “¿Tu crees? Bueno, de todas manera te acompaño” Anuncio antes de morder un poco de su labio inferior, un mal habito que se había formado en el desde hace un tiempo. 

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Esencia etílica en circulación a través del torrente sanguíneo, el ambiente noctívago y gélido acogiendo las desnudas extremidades de la fémina. La iluminación proveniente de los níveos candiles se había sofocado paulatinamente con el transcurso horario, las piezas armónicas clásicas suplantadas por melodías contemporáneas, los presentes fraccionados en minúsculas agrupaciones amistosas o esparcidos por los amplios sectores a ocupar. La de cabellos áureos portaba el trazo de una suave sonrisa sobre los terrenos carmín, una de inmensurables copas entre sus dedos, la esbelta figura reposando grácil sobre una de las múltiples barras encargadas del reparto de bebidas alcohólicas. Los ocelos cerúleos percibían el panorama bajo lentes difusos, un tanto incoherente y oscilante. Dicha inestabilidad descendió hacia sus piernas, perdiendo la de cabellos áureos el equilibrio al querer movilizarse y aterrizando su organismo sobre una figura foránea. “Joder.” Musitó junto a un pedido de disculpas a medio finalizar, entre carcajadas propias de un ser alcoholizado.

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El expectante tinte de suntuosidad en presencia de cada fragmento perteneciente a la ornamentación de la festividad, los jóvenes coetáneos y monótonos en correlación con sus alrededores, la inevitable sensación de abyecta aversión creciente en la base de su garganta; una exclamación afónica, sosegada, inexistente. Observó al muchacho por prolongados segundos, un debate ético formándose entre sus pensamientos ante las palabras que buscaban escapar de los labios carmín. “Nadie nunca lo hace. Sólo... pretendemos hacerlo.” Musitó con suavidad, el rabillo de las orbes cerúleas recayendo en las cámaras deambulando alrededor de los invitados. Las botas azabache se encargaron de reducir la distancia entre ambos seres a escasos centímetros, los terrenos carmesí cercanos a rozar el lóbulo contrario. La de cabellos áureos no deseaba que sus palabras fuesen capturadas, aún, por los micrófonos circundantes; sus acciones posteriores cumplirían el resto. “El alcohol hará todo más ameno. Vamos.” Una leve sonrisa se trazó sobre su boca, las infinidades marítimas redireccionando el foco de atención hacia la barra de tragos.

Segunda vez. Segunda vez que venia al evento que daba comienzo al reality y a diferencia de la primera, esta era con trajes formales y con la gente de Francia, lo que provocaban que Dimitrie se pusiera aun mas tenso. El evento ya había empezado, mas el no podía entrar. Dándose animo así mismo, después de varios minutos cuando ya la mayoría había entrado, el rumano paso por las grandes puertas y de inmediato se fue a uno lugar que no llamara tanto la tensión pero inevitablemente se encontró con alguien. “N-No logro acostumbrarme a estas cosas.”

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Princess Émilie Anahera Wegdahl at the 2016 Homecoming Dance hosted by Isobel and Stephan Abaroa.

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POISON IVY // ringtone !!

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Create wings out of fire. Burn holes through the nets they cast upon you.

M.C.S (via mariacenzina)

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AMORES !!! acabo de actualizar el listado de conexiones en el blog de émilie, por lo que los invito a pasar a revisarlo y sentirse libres de enviarme un mensajito al inbox o IM si encuentran algo que les interese para sus pejotas y la nena. ¡ Besotes !

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