Y aún estando ahí, no sabía de ti, no recuerdo ni la primera ni la última vez que te vi, nos fuimos, crecimos, cada quien sus guerras, obstáculos y corazones rotos.
El tiempo pasó, la hora de ser adulto y buscar un rumbo, elegir una carrera, lo que guiará a tu futuro; llantos, risas, nuevos amigos llegan mientras los viejos se vuelven desconocidos.
Dejar el nido, sentirse nuevo, sentir miedo, fuera de casa sin un abrazo de mamá, nuevas responsabilidades, pero luego viene un poco de estabilidad.
Cuando supe de ti me fuiste indiferente, como cualquier otra persona que se cruza en la vida, aquellos eran tiempos diferentes, jóvenes, novatos, con ganas de comernos el mundo, con sueños e ilusiones.
Una simple ocasión y ahi estabas de nuevo, esta vez gue diferente, una simple plática, como en las películas, ja! Qué fácil sería la vida.
No fue al instante, ni al otro día, tuvimos que separarnos para ver que pasaría.
Juntos otra vez, pero ¿qué era eso que sentía?, un corazón que parece que se saldría, sudor en las manos y palabras sin poder salir, pero si solo era una simple cita.
¿Una? ¿dos?, no recuerdo, pero créeme que eso cambiaría.
Estar con alguien es bonito, pero que te respeten sin estar, te den tu espacio, te dejen ser tal como eres y te brinden una paz mental, eso sí enamora.
Being mentally ill is so hard because in your reasonable mind you know you’re sick, and it’s not your fault. But then you just feel so weak and ashamed, like somehow you’re not trying hard enough to be okay. And maybe if you just wanted to be happy, you would be.
Imagínate conocer a alguien que te vea como actúas de infantil, de mamona, recién despierta, que te vea en tu depresión y cuando eres feliz, que puedas hacer todo sin pena enfrente de él y aún así al final del día te diga que le encantas.