Algunos lamentan usar paraguas porque lo dejan olvidado, otros reniegan del barro o la humedad en el pelo.
Los que realizan fiestas al aire libre maldicen o insultan hasta el cambio climático.
Los zapatos de cuero cuando se mojan se secan torcidos,
el agua de las piletas se pone verde,
la ropa del tendedero agarra olor,
se cancelan citas...
-dejo de escribir para escuchar: llueve de forma musical, de a ratos y tranquilo.
Afuera todo suena diferente. El agua en el techo, sobre las latas o maderas. Sobre el asfalto cuando pasa un vehículo, el desagüe que baja por la pared.
Mis sentidos se encienden y mi imaginación se alborota. No pienso pedir perdón;
Me gustan las personas que todavía escriben manuscrito. Utilizan hojas seleccionadas ya sea de manera desesperada, como las servilletas de un bar, o un trozo de hoja arrancada con urgencia de algún cuaderno. O libretas especiales para organizar la escritura de manera más sistemática.
En mi caso, utilizo una estilográfica. De esas que llevan el plumín y el cartucho de tinta. Hasta el fru-fru de la punta raspando sobre la hoja de papel me resulta estimulante. Porque la escritura es un sin fin de estímulos en ese sector específico del cerebro; de la imaginación a la página. Cerebro-mano-hoja.
Hemos tenido que adaptarnos a los medios tecnológicos, por supuesto. Pero el borrador inicial, el punto de partida, no deja de ser “artesanal”.
Quizás, el día de mañana aquellos allegados que queden como depositarios de nuestros objetos más preciados no alcancen a valorar el verdadero significado de todos estos cuadernos, papeles acumulados en algún rincón, bosquejos de dibujos a lápiz. Tal vez alimenten alguna hoguera de descarte o limpieza. No importa; el fuego quema lo externo cuando nosotros nos hemos consumido por dentro.
El fin último de mi escritura siempre fue terapéutico-catártico. Si alguien por casualidad me lee y se siente afectado, no respondo de las consecuencias.
Me gusta la tregua entre tu cuerpo y el mío, porque sé que luego vendrá una guerra en la que romperé los límites de tus fronteras y haré mío tu territorio...