poetiicvibes

[poetiicvibes]

Era esa una de las tantas cosas a las que sabía perfectamente la respuesta, sin embargo aún existían momentos en los que me negaba a aceptarla.

-Rodolfo Rojo.

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Quería convertir la vida en poesía pero la misma vida es la poesía.

-Rodolfo Rojo.

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Un eco inmortal del alma

Me empezaba a enamorar de nuevo,

emociones descomunales

emanando a raudales,

y una fuerza interior por superarse.

En esta ocasión fue algo distinto,

era un gran abismo.

Me convertí en víctima del idealismo

y un poco de realismo.

Aquellas tardes,

devorando poesía sin alguna melancolía,

la vida ya no dolía —

al contrario,

solo me sonreía.

Perdido entre tantos textos,

había veces que aún recordaba

alguno de tus besos,

pero esa parte de mí

ya había muerto.

Siempre fui un mártir

que con trascender soñaba,

porque incluso en el silencio

siempre lo escuchaba.

Y aún sin alas,

mi vuelo empezaba,

porque morir soñando

era todo lo que amaba.

–Rodolfo Rojo.

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Realismo viceral

Aquellos atardeceres

llovían cuchillos de anhelo.

Como si el dolor tuviera sabor:

cada día me servía una cucharada.

Me sentía hecho de heno,

con la soga al cuello

y unos días envueltos en velo.

La guitarra hablaba en porciones de lógica,

retumbando como un eco en la memoria.

— Rodolfo Rojo.

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Embriagado en poesía viviendo mi mejor vida.

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Era una medicina de sabor horrible, pero el paciente la necesitaba.

-Steve Jobs.

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Aquello que soltamos cuando se perdió por lo que nos amamos

En el momento de mejor sosiego me imperturbó la calamidad con la que tú recuerdo me sacudió y me espanto aquel sueño.

No entiendo cómo lo hacías, con que empeño a mi vida volvías y después desaparecías.

Porque al despertar mis labios aún podían saborearte y mis manos temblando juraron tocarte.

Ya no te veía en ningun arte, pero había veces que cuando cerraba los ojos te veía en cualquier parte.

-Rodolfo Rojo.

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Serindipia

Un viaje para toda la vida,

disfrutando lo que me permitía

de noche y de día

Vaya cambio en la mía.

Cómo rompecabezas me encontraba y con cada traba me reecontraba.

La cuestión me acompañaba, ¿Que era lo que en verdad anhelaba?.

El futuro incierto que cada vez más cierto estaba.

Lo que alguna vez fue confuso, ahora verdad emanaba.

-Rodolfo Rojo

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El mundo estaba por colapsarse.

De emociones inéditas que gozaba de privarse, acomplejado de la belleza de la simplicidad, lograba encontrarme.

Ajeno de lo insólito, solitó empezó a gustarme.

Las tardes nubladas o los días lluviosos todos eran días virtuosos, aún que me cavaran mil pozos en ninguno habrá sollozos.

Todo se basaba en amarme, encontrarme y no soltarme, que nadie veía el mundo en donde yo quería pararme.

-Rodolfo Rojo.

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Catarsis

Oscilaciones repercutían en mi cuerpo al reconocer la fragmentación de mi alma y mente, continuaban como una brisa abordandome y tapizandome con emociones opuestas a la que me causaban aquellos recuerdos amargos.

Comprendía un poco la dicha del destino. Aquello que alguna ves revolvió mi intestino, ahora me hacía sonreír en el camino.

Con temple de acero cualquier cosa superó, aún que algún culero tire veneno, no voy a parar hasta verme primero, que en está, yo no me muero.

-Rodolfo Rojo.

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Indulgencia del amor

Inevitable indulgencia me estrecho aquella tarde nublada, maldita la creencia que en el amor ya no podría perder nada.

Fue entonces cuando la vida soltó su carcajada y cesó todo ante una tajada. Lo que siguió después, dolió más que cualquier encrucijada.

Con la conciencia derrotada y el alma marchitada la única cuestión que siempre me acompañaba ante mi se postraba.

Incomprendido de como le hacías, con tu partida los colores de la vida en los demás días desaparecías, rezagado en una escala de grises tuve que crear mis propios matices.

Lo difícil no fueron los procesos o poder sacarme estos textos, fue aceptar que de todos nuestros besos.

Ya solo existirían estos versos.

-Rodolfo Rojo.

[poetiicvibes]

Hoy abrazo a todo aquel inevitable dolor que alguna vez me tocó soportar, recuerdo aquellas cicatrices y me provocan una sonrisa por todo aquello que tuve que pasar para saber a dónde iré.

Es difícil y será terriblemente peor, pero sé que todo lo malo me dejara algo bueno, se que después de el inevitable sufrimiento también habrá inevitable éxito.

Hoy contemplo mis cicatrices y después de aquellos recuerdos amargos contemplo que siempre fueron aprendizaje, siempre fueron lecciones dulces y no recuerdos tormentosos con los que tenía que lidiar.

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Se que tengo la capacidad de alcanzar el objeto del propósito definido de mi vida, por lo tanto exigo de mi mismo acción perseverante y continua hasta conseguirlo, y aquí y ahora prometo ejecutar tal accion

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Hasta la basura más horrible la volvía arte abstracto y lo único que necesite fue nuestro tacto.

-Rodolfo Rojo

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El amor que alguna vez nos gozó

Perdón por molestarte, una parte de mi solo quiso disculparse y enmendarse, aquellas emociones me inundaron y está vez no pude abstenerme de ir corriendo a buscarte, una parte de mi solo quiso despedirse, confirmar lo que ya sabía pero una parte de mi no quería aceptarlo, era inevitable.

Irremediable situación parecía un buen acto muy elaborado, desgarrado el actor voltea al piso ahogado, maldito destino y lo que me hizo, tendría que soportar todo el dolor por un buen resto de camino.

Que ironía del destino, cumplir los sueños que algún día nos prometimos. Vaya mofa del destino, cuando los cumplimos y tú ya no estabas conmigo.

Prometo no volver a molestarte y este escrito lo dejo público para que te lo lleves a marte o a cualquier parte ya que todas las otras demás partes las guardaré con las que ya no me permití entregarte.

Perdón si he vuelto a buscarte, simplemente me entró el miedo de ya no volver a mirarte antes de irme de todos los lugares en dónde jure amarte.

-Rodolfo Rojo.

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Carta de agradecimiento

Te agradezco por la vida que me has dado, el amor que me enseñaste y que el alma es de lo más importante.

Me mostraste la grandeza del ser pensante y ahora me reconozco como arte.

Me enseñaste a amar y en el transcurso aprendí a perdonar, gracias a esto que me has hecho pasar.

Entre risas y caricias, también sobre casi cualquier brisa recordarnos el amor que nos poseía.

Ahora me enseñas a soltar y enfocarme en mi caminar, gracias por todo lo aprendido y perdón por el daño que te he infundido.

-Rodolfo Rojo.