s1itta
s1itta
sitta
3 posts
just a girl
Don't wanna be here? Send us removal request.
s1itta · 9 months ago
Text
Regalos? Bakugō x Oc fem
Tumblr media
Meko (Oc) recibe unos regalos inesperados de una persona con la que no tiene relación en absoluto.
Me acababa de despertar después de pasar todo el día con Recovery Girl, así que me dirigí hacia los dormitorios de la U.A. para seguir durmiendo.
Después de unos cinco minutos, llegué al salón, donde estaban Mina y Ochaco viendo la tele.
—¡Oh, Mako-chan! ¿Ya te sientes mejor? —Ochaco se giró sobre el sofá para mirarme.
—Hola, chicas. Sí, ya me encuentro mejor —me acerqué al sofá para poder hablar mejor con ellas.
—Mako-chan, yo que tú me iría ya al cuarto —Mina miró cómplice a Ochaco y se sonrieron mutuamente.
—¿Por qué? ¿Tengo mala cara? —Inmediatamente me miré en la pantalla del móvil para ver si tenía cara de muerta.
—No, no, es solo que hay algo que te está esperando y, si tardas mucho, a lo mejor explota.
Miré a Mina con una ceja levantada.
—¿Es un juego de palabras...?
Las dos se quedaron calladas mientras soltaban una ligera risa, así que decidí hacerles caso y me fui hacia la habitación, que estaba en el segundo piso.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, pude ver de lejos una caja delante de mi puerta.
—¿Qué es eso...? —me pregunté a mí misma, ya que que yo recordara, no había comprado nada por internet.
A medida que me acercaba, pude ver que era una caja muy bonita de color rosa y tenía una pequeña nota encima. La cogí y entré a la habitación.
—Recupérate, tonta. Espero que esto te haga feliz —leí en la nota. Ni siquiera estaba firmada, aunque la letra me sonaba algo familiar y olía ligeramente a caramelo de café.
Dejé la nota en mi mesita y abrí la caja. Dentro de ella había un pequeño cesto con ciclámenes, unas flores que resisten muy bien el frío. Me quedé mirando las flores con atención.
¿Quién me podría haber dejado este regalo en la puerta? Era lo único que estaba en mi cabeza. La nota no tenía ninguna firma, y solo tenía como pistas su letra y el perfume que había en ella.
——
Después de haberlas acomodado en mi mesa de noche, decidí salir de la habitación para investigar. Lo primero que hice fue buscar a las chicas para pedirles ayuda.
—Hola, chicas —saludé a todas las que ahora estaban en el salón.
—Mako-chan, ¿vienes a preguntar cuándo haremos la cena, no? —Jirou rió por lo bajo mientras me miraba.
Mis mejillas se pusieron de un leve tono rojo. Siempre bajaba todas las noches a preguntar cuándo haríamos la cena.
—Esta vez no —contesté sonriente.
—Me han dejado unas flores delante de la puerta y no sé quién ha sido, así que vengo a pediros ayuda.
Las chicas me miraban atentas; parecía como si ellas ya supieran quién había sido.
—¿Y bien?
—Lo siento, Mako-chan, pero esto lo tienes que descubrir tú sola, kero —Tsu fue la que respondió mientras las demás chicas asentían.
Solo suspiré con cansancio y me fui a la cocina, donde estaban Deku y Denki.
Me acerqué a ellos para poder oler sus perfumes y ver si alguno tenía un parecido, pero no parecía coincidir en absolutamente nada, hasta que se me ocurrió algo.
—Oye, Deku, ¿de casualidad no sabrás de quién es este perfume? —Le acerqué la nota a la nariz. Esto se me había ocurrido porque Deku apunta TODO en su libreta, y no me extrañaría si también apuntara nuestros perfumes. Sonreí inconsciente ante mi gran idea.
—¿Este no es el perfume de Kacchan?
Mi sonrisa se desvaneció al instante.
—¿Eh? —Eso fue lo único que salió de mi boca durante dos minutos.
—¿No hay alguien más que use ese perfume?
Deku negó y se preparó para hablar, aclarando su garganta y levantando un dedo, como en el meme.
—Kacchan es el único que huele así debido a su quirk. Aunque él huele más dulce, estoy seguro de que la nota huele así porque le habrá puesto perfume, y esto habrá intensificado el olor dulce.
Cuando terminó de hablar, me quedé tiesa mirando hacia la encimera.
¿Por qué Bakugō me regalaría unas flores? Apenas hablo con él, y cuando lo hago parece que me ignora; ni siquiera me grita como al resto.
—Ah —Denki soltó una carcajada mientras me hacía una foto.
—¡JAJAJA, vaya cara se te ha quedado, Mako!
Mi cara en ese momento era un cuadro, y no entendía el porqué.
Después de unos días, nada más volvió a aparecer en mi puerta, y por algún motivo me sentía un poco triste al no ver ninguna otra señal.
Hoy iba a ser un día cansado, ya que íbamos a entrenar aún más nuestros quirks, y yo estaba un poco preocupada, ya que la última vez acabé con Recovery Girl por esforzarme demasiado.
—¿Qué te pasa, Mako? ¿Estás nerviosa? —Ochaco se acercó a mí mientras me sobaba un poco el hombro.
—Tengo miedo de volver a sobrepasar mis límites —contesté, mientras inconscientemente miraba la espalda de Bakugō. Pareció darse cuenta, ya que al instante se giró con la intención de gritar algún insulto, pero al verme, se quedó callado y se volvió a girar.
Fruncí el ceño al instante. ¿Acaso le caigo tan mal que ni me habla?
—Oye, Ochaco, ¿le caigo mal a Bakugō?
Ochaco palideció al instante.
—Eh, bueno, "caer mal" no es algo que yo diría, jeje...
La miré, luego volví a mirar la espalda de Bakugō. Entonces, ¿qué es? me pregunté a mí misma.
——
—Mako-chan, deberías tener más cuidado la próxima vez.
Iida, nuestro perfecto delegado, me estaba echando la "bronca" porque había terminado otra vez con Recovery Girl.
Yo le sonreí con pena y asentí.
—Lo sé, lo siento. Es que estaba un poco distraída.
—Mako-chan, ya te puedes ir a la habitación —Recovery Girl dejó un beso en mi frente para ayudarme a ponerme de pie—. Y tú, te quedas aquí para redactar la asistencia —le señaló a Iida mientras me abría la puerta para dejarme ir.
Mientras me dirigía al edificio de las habitaciones, empecé a sentirme aún más cansada a causa del quirk de Recovery Girl.
—Mierda —solté, mientras me agachaba en el suelo para intentar recuperar un poco de energía. Estuve así unos minutos hasta que sentí una mano en mi hombro.
—Iida-kun, ahora voy a la habitación, no me metas prisa —dije, imaginándome que Iida ya había salido de la enfermería.
—Tsk, yo no soy ese motor con cabeza.
En ese momento, al escuchar su voz, mi cuerpo se congeló. Bakugō estaba detrás de mí, y podía sentir el calor de su mano apoyada en mi hombro.
—Ah —fue lo único que pude decir.
—¿Cómo que "ah"? ¿Acaso querías que fuera él? —en su voz podía escuchar la irritación, aunque parecía estar conteniendo su enfado.
Me puse de pie lentamente para intentar no caer y miré de reojo a Bakugō. Él tenía su típico ceño fruncido, pero parecía estar calmado.
—Te has vuelto a sobrepasar, tonta —dijo mientras quitaba su mano de mi hombro y la pasaba a mi muñeca para empezar a andar en dirección a las habitaciones.
—Bakugō, no hace falta que me ayudes.
—Si no te ayudo, acabarás con la señora besos otra vez, estúpida —se me escapó una carcajada al oír el mote que le había puesto a Recovery Girl. Una vez llegamos al edificio, me acompañó hasta la puerta de mi habitación.
—Gracias, Bakugō. Si no me hubieras acompañado, seguramente me hubiera caído en medio del salón —dije, soltando una risa para acompañar la verdad.
—Tsk.
Fue lo único que dijo, dándose la vuelta con intención de irse mientras yo me quedaba en mi puerta. De repente, se detuvo en seco y se giró hacia una de las máquinas expendedoras que había al lado del ascensor.
—Toma —dijo, mientras volvía y me entregaba un cartón de leche de chocolate. Miré curiosa su regalo y luego lo miré a él. Tenía la cara ligeramente roja y notablemente relajada. Me quedé admirándolo unos segundos sin decir nada; nunca había visto a Bakugō de esa manera.
—Oye, Bakugō, te ves muy bien cuando no tienes cara de irritado —confesé sin darme cuenta, lo que hizo que su cara se enrojeciera aún más.
—¡YO SIEMPRE ME VEO BIEN! —gritó, mientras abría la puerta de mi habitación y me metía dentro de un empujón. Después de eso, me tiró una pequeña caja y se fue irritado, cerrando la puerta de un portazo.
En el suelo de mi habitación, miré la pequeña caja que Bakugō me había lanzado. Parecía una caja de joyería, y olía exactamente igual que la nota de las flores. Después de quedarme absorta mirando la caja, decidí abrirla. Me encontré con un brazalete fino decorado con un lazo y pequeñas piedras. "De piedra me quedé yo", más bien dicho.
Al instante me levanté con energía, sosteniendo la caja en la mano. Parecía que toda la fuerza que me faltaba había regresado de golpe. Corrí por el pasillo hasta el ascensor, consciente de que si no me apresuraba, Aizawa-sensei podría regañarme por andar tan tarde por los pasillos.
Salí del ascensor y me dirigí a la habitación de Bakugō. Di unos golpes suaves en la puerta, y al cabo de un minuto, él la abrió, ya vestido con su pijama.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con molestia.
Sin decir nada, entré en su cuarto y dejé la cajita en la mesa de noche junto a su cama.
—¿Me estás regalando estas cosas porque piensas que soy débil? —dije, con el ceño fruncido.
—¿Eres tonta o te haces? —Bakugō no parecía afectado por mi comentario y me miraba con una ceja alzada.
—¿Me estás llamando débil? —seguía sin entender nada, mirándolo en busca de una respuesta.
Para mi sorpresa, Bakugō bajó un poco la mirada, algo muy inusual en él. Nunca se muestra vulnerable ante nadie, lo que me preocupó.
—¿Bakugō? —lo llamé con inquietud, acercándome mientras olvidaba la cajita en la mesa.
—¿No te gusta? —parecía algo decepcionado, y sus palabras se atropellaban un poco—. Tus amigas me dijeron que te encantan las flores y ese tipo de brazaletes...
Me quedé congelada. ¿Bakugō había preguntado a las chicas qué cosas me gustaban para regalarme?
—¿Bakugō, qué te pasa?
—Tks, realmente eres inútil —Bakugō me dio un manotazo en el brazo y fue hacia su cama para sentarse en ella—. Ven —ordenó. Yo obedecí y me acerqué, quedando de pie frente a él.
—Escúchame, estúpida. Me interesas, y no de la manera de ser amigos. No te lo repetiré, así que espero que lo entiendas —dijo mientras sacaba el brazalete de la cajita y lo ponía bruscamente en mi muñeca—. No lo pierdas, o te haré comprar otro.
Con eso, me tomó del brazo y me arrastró hacia la puerta, expulsándome de su habitación y cerrando la puerta en mi cara.
Todo el tiempo que estuve en su habitación no entendí nada, pero mientras me quedaba frente a su puerta, sus palabras resonaron en mi cabeza. ¿Le gusto a Bakugō? Mis ojos se abrieron de par en par, y mis mejillas se pusieron rojas de manera inconsciente.
—Mako, si sigues ahí parada, te pondré una sanción —logré escuchar, reconociendo la voz de Aizawa-sensei.
—¡NO, POR FAVOR! —grité sin pensar y corrí hacia el ascensor, dirigiéndome a mi habitación, mientras miraba mi nuevo brazalete.
8 notes · View notes
s1itta · 9 months ago
Text
Regalos? Bakugō x Oc fem
Tumblr media
Meko (Oc) recibe unos regalos inesperados de una persona con la que no tiene relación en absoluto.
Me acababa de despertar después de pasar todo el día con Recovery Girl, así que me dirigí hacia los dormitorios de la U.A. para seguir durmiendo.
Después de unos cinco minutos, llegué al salón, donde estaban Mina y Ochaco viendo la tele.
—¡Oh, Mako-chan! ¿Ya te sientes mejor? —Ochaco se giró sobre el sofá para mirarme.
—Hola, chicas. Sí, ya me encuentro mejor —me acerqué al sofá para poder hablar mejor con ellas.
—Mako-chan, yo que tú me iría ya al cuarto —Mina miró cómplice a Ochaco y se sonrieron mutuamente.
—¿Por qué? ¿Tengo mala cara? —Inmediatamente me miré en la pantalla del móvil para ver si tenía cara de muerta.
—No, no, es solo que hay algo que te está esperando y, si tardas mucho, a lo mejor explota.
Miré a Mina con una ceja levantada.
—¿Es un juego de palabras...?
Las dos se quedaron calladas mientras soltaban una ligera risa, así que decidí hacerles caso y me fui hacia la habitación, que estaba en el segundo piso.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, pude ver de lejos una caja delante de mi puerta.
—¿Qué es eso...? —me pregunté a mí misma, ya que que yo recordara, no había comprado nada por internet.
A medida que me acercaba, pude ver que era una caja muy bonita de color rosa y tenía una pequeña nota encima. La cogí y entré a la habitación.
—Recupérate, tonta. Espero que esto te haga feliz —leí en la nota. Ni siquiera estaba firmada, aunque la letra me sonaba algo familiar y olía ligeramente a caramelo de café.
Dejé la nota en mi mesita y abrí la caja. Dentro de ella había un pequeño cesto con ciclámenes, unas flores que resisten muy bien el frío. Me quedé mirando las flores con atención.
¿Quién me podría haber dejado este regalo en la puerta? Era lo único que estaba en mi cabeza. La nota no tenía ninguna firma, y solo tenía como pistas su letra y el perfume que había en ella.
——
Después de haberlas acomodado en mi mesa de noche, decidí salir de la habitación para investigar. Lo primero que hice fue buscar a las chicas para pedirles ayuda.
—Hola, chicas —saludé a todas las que ahora estaban en el salón.
—Mako-chan, ¿vienes a preguntar cuándo haremos la cena, no? —Jirou rió por lo bajo mientras me miraba.
Mis mejillas se pusieron de un leve tono rojo. Siempre bajaba todas las noches a preguntar cuándo haríamos la cena.
—Esta vez no —contesté sonriente.
—Me han dejado unas flores delante de la puerta y no sé quién ha sido, así que vengo a pediros ayuda.
Las chicas me miraban atentas; parecía como si ellas ya supieran quién había sido.
—¿Y bien?
—Lo siento, Mako-chan, pero esto lo tienes que descubrir tú sola, kero —Tsu fue la que respondió mientras las demás chicas asentían.
Solo suspiré con cansancio y me fui a la cocina, donde estaban Deku y Denki.
Me acerqué a ellos para poder oler sus perfumes y ver si alguno tenía un parecido, pero no parecía coincidir en absolutamente nada, hasta que se me ocurrió algo.
—Oye, Deku, ¿de casualidad no sabrás de quién es este perfume? —Le acerqué la nota a la nariz. Esto se me había ocurrido porque Deku apunta TODO en su libreta, y no me extrañaría si también apuntara nuestros perfumes. Sonreí inconsciente ante mi gran idea.
—¿Este no es el perfume de Kacchan?
Mi sonrisa se desvaneció al instante.
—¿Eh? —Eso fue lo único que salió de mi boca durante dos minutos.
—¿No hay alguien más que use ese perfume?
Deku negó y se preparó para hablar, aclarando su garganta y levantando un dedo, como en el meme.
—Kacchan es el único que huele así debido a su quirk. Aunque él huele más dulce, estoy seguro de que la nota huele así porque le habrá puesto perfume, y esto habrá intensificado el olor dulce.
Cuando terminó de hablar, me quedé tiesa mirando hacia la encimera.
¿Por qué Bakugō me regalaría unas flores? Apenas hablo con él, y cuando lo hago parece que me ignora; ni siquiera me grita como al resto.
—Ah —Denki soltó una carcajada mientras me hacía una foto.
—¡JAJAJA, vaya cara se te ha quedado, Mako!
Mi cara en ese momento era un cuadro, y no entendía el porqué.
Después de unos días, nada más volvió a aparecer en mi puerta, y por algún motivo me sentía un poco triste al no ver ninguna otra señal.
Hoy iba a ser un día cansado, ya que íbamos a entrenar aún más nuestros quirks, y yo estaba un poco preocupada, ya que la última vez acabé con Recovery Girl por esforzarme demasiado.
—¿Qué te pasa, Mako? ¿Estás nerviosa? —Ochaco se acercó a mí mientras me sobaba un poco el hombro.
—Tengo miedo de volver a sobrepasar mis límites —contesté, mientras inconscientemente miraba la espalda de Bakugō. Pareció darse cuenta, ya que al instante se giró con la intención de gritar algún insulto, pero al verme, se quedó callado y se volvió a girar.
Fruncí el ceño al instante. ¿Acaso le caigo tan mal que ni me habla?
—Oye, Ochaco, ¿le caigo mal a Bakugō?
Ochaco palideció al instante.
—Eh, bueno, "caer mal" no es algo que yo diría, jeje...
La miré, luego volví a mirar la espalda de Bakugō. Entonces, ¿qué es? me pregunté a mí misma.
——
—Mako-chan, deberías tener más cuidado la próxima vez.
Iida, nuestro perfecto delegado, me estaba echando la "bronca" porque había terminado otra vez con Recovery Girl.
Yo le sonreí con pena y asentí.
—Lo sé, lo siento. Es que estaba un poco distraída.
—Mako-chan, ya te puedes ir a la habitación —Recovery Girl dejó un beso en mi frente para ayudarme a ponerme de pie—. Y tú, te quedas aquí para redactar la asistencia —le señaló a Iida mientras me abría la puerta para dejarme ir.
Mientras me dirigía al edificio de las habitaciones, empecé a sentirme aún más cansada a causa del quirk de Recovery Girl.
—Mierda —solté, mientras me agachaba en el suelo para intentar recuperar un poco de energía. Estuve así unos minutos hasta que sentí una mano en mi hombro.
—Iida-kun, ahora voy a la habitación, no me metas prisa —dije, imaginándome que Iida ya había salido de la enfermería.
—Tsk, yo no soy ese motor con cabeza.
En ese momento, al escuchar su voz, mi cuerpo se congeló. Bakugō estaba detrás de mí, y podía sentir el calor de su mano apoyada en mi hombro.
—Ah —fue lo único que pude decir.
—¿Cómo que "ah"? ¿Acaso querías que fuera él? —en su voz podía escuchar la irritación, aunque parecía estar conteniendo su enfado.
Me puse de pie lentamente para intentar no caer y miré de reojo a Bakugō. Él tenía su típico ceño fruncido, pero parecía estar calmado.
—Te has vuelto a sobrepasar, tonta —dijo mientras quitaba su mano de mi hombro y la pasaba a mi muñeca para empezar a andar en dirección a las habitaciones.
—Bakugō, no hace falta que me ayudes.
—Si no te ayudo, acabarás con la señora besos otra vez, estúpida —se me escapó una carcajada al oír el mote que le había puesto a Recovery Girl. Una vez llegamos al edificio, me acompañó hasta la puerta de mi habitación.
—Gracias, Bakugō. Si no me hubieras acompañado, seguramente me hubiera caído en medio del salón —dije, soltando una risa para acompañar la verdad.
—Tsk.
Fue lo único que dijo, dándose la vuelta con intención de irse mientras yo me quedaba en mi puerta. De repente, se detuvo en seco y se giró hacia una de las máquinas expendedoras que había al lado del ascensor.
—Toma —dijo, mientras volvía y me entregaba un cartón de leche de chocolate. Miré curiosa su regalo y luego lo miré a él. Tenía la cara ligeramente roja y notablemente relajada. Me quedé admirándolo unos segundos sin decir nada; nunca había visto a Bakugō de esa manera.
—Oye, Bakugō, te ves muy bien cuando no tienes cara de irritado —confesé sin darme cuenta, lo que hizo que su cara se enrojeciera aún más.
—¡YO SIEMPRE ME VEO BIEN! —gritó, mientras abría la puerta de mi habitación y me metía dentro de un empujón. Después de eso, me tiró una pequeña caja y se fue irritado, cerrando la puerta de un portazo.
En el suelo de mi habitación, miré la pequeña caja que Bakugō me había lanzado. Parecía una caja de joyería, y olía exactamente igual que la nota de las flores. Después de quedarme absorta mirando la caja, decidí abrirla. Me encontré con un brazalete fino decorado con un lazo y pequeñas piedras. "De piedra me quedé yo", más bien dicho.
Al instante me levanté con energía, sosteniendo la caja en la mano. Parecía que toda la fuerza que me faltaba había regresado de golpe. Corrí por el pasillo hasta el ascensor, consciente de que si no me apresuraba, Aizawa-sensei podría regañarme por andar tan tarde por los pasillos.
Salí del ascensor y me dirigí a la habitación de Bakugō. Di unos golpes suaves en la puerta, y al cabo de un minuto, él la abrió, ya vestido con su pijama.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con molestia.
Sin decir nada, entré en su cuarto y dejé la cajita en la mesa de noche junto a su cama.
—¿Me estás regalando estas cosas porque piensas que soy débil? —dije, con el ceño fruncido.
—¿Eres tonta o te haces? —Bakugō no parecía afectado por mi comentario y me miraba con una ceja alzada.
—¿Me estás llamando débil? —seguía sin entender nada, mirándolo en busca de una respuesta.
Para mi sorpresa, Bakugō bajó un poco la mirada, algo muy inusual en él. Nunca se muestra vulnerable ante nadie, lo que me preocupó.
—¿Bakugō? —lo llamé con inquietud, acercándome mientras olvidaba la cajita en la mesa.
—¿No te gusta? —parecía algo decepcionado, y sus palabras se atropellaban un poco—. Tus amigas me dijeron que te encantan las flores y ese tipo de brazaletes...
Me quedé congelada. ¿Bakugō había preguntado a las chicas qué cosas me gustaban para regalarme?
—¿Bakugō, qué te pasa?
—Tks, realmente eres inútil —Bakugō me dio un manotazo en el brazo y fue hacia su cama para sentarse en ella—. Ven —ordenó. Yo obedecí y me acerqué, quedando de pie frente a él.
—Escúchame, estúpida. Me interesas, y no de la manera de ser amigos. No te lo repetiré, así que espero que lo entiendas —dijo mientras sacaba el brazalete de la cajita y lo ponía bruscamente en mi muñeca—. No lo pierdas, o te haré comprar otro.
Con eso, me tomó del brazo y me arrastró hacia la puerta, expulsándome de su habitación y cerrando la puerta en mi cara.
Todo el tiempo que estuve en su habitación no entendí nada, pero mientras me quedaba frente a su puerta, sus palabras resonaron en mi cabeza. ¿Le gusto a Bakugō? Mis ojos se abrieron de par en par, y mis mejillas se pusieron rojas de manera inconsciente.
—Mako, si sigues ahí parada, te pondré una sanción —logré escuchar, reconociendo la voz de Aizawa-sensei.
—¡NO, POR FAVOR! —grité sin pensar y corrí hacia el ascensor, dirigiéndome a mi habitación, mientras miraba mi nuevo brazalete.
8 notes · View notes
s1itta · 10 months ago
Text
you see a "english is not my first language" in a fanfic n u already know this bout to be the most toe curling, lip biting fic ever
363 notes · View notes