Tumgik
sanctuaryofsoul · 4 years
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La espera
Los árboles se extendían hasta el horizonte, alzando sus ramas y hojas de tonos amarillos, rojizos y anaranjados. Era una visión alegre con un hilo plateado que discutía serpenteando entre ellos, el castaño cerró los ojos y se imaginó caminando en medio de la hojarasca que crujia bajo sus pies mientras el aroma a tierra húmeda impregnaba sus fosas nasales. Su representante había elegido con acierto esa cabaña, allí podría escribir con el silencio que necesitaba y al no existir civilización cercana no habría riesgo de que se involucrara en una pelea. Sosteniendo una taza de café humeante, Vita se acercó con esa mirada gris resuelta y él, supo que iban a sostener una charla. Desde la muerte de su madre, Vita quién le llevaba diez años, era lo mas cercano a un familiar que él tenía. Suspiró y tomando el tazón acarició las finas manos de la mujer mientras tomaba asiento en una butaca. Sus miradas se encontraron verde y gris, él hizo un gesto con la cabeza. Ella se irguió y tomó asiento en el sofá. — ¿Hasta cuando piensas seguir así? — soltó sin preámbulos o ningún intento por suavizar lo directo de su pregunta. Éste sopló el café y bebiendo un sorbo paladeó el sabor amargo y potente, como la realidad y toda la complejidad que existía detrás de una simple pregunta. Por un instante, el pensó que todas las preguntas eran similares a una bandada de cuervos esperando en el césped junto al patíbulo, porque existían pocas preguntas amables o que no implicaran algo malo. Tragó el café e hizo un ademán para depositar el tazón sobre la rústica mesa de madera y se oyó el crepitar de un leño al partirse en la chimenea. — ¿Así? no veo lo malo de estar solo, conoces mi vida y esto…— señaló una pila de libros — Sabes que escribo para mantener mi estilo de vida y porque me gusta. Para eso estoy aquí, en esta cabaña y con un contrato vigente. La mujer torció el gesto, sosteniendo su taza con ambas manos respiró unos segundos para no comenzar una discusión que acabaría perdiendo, nadie como él para dar vuelta una conversación y manejar las palabras con tanta maestría como un arma cargada frente a una horda de demonios. El silencio era total, solo el crepitar del fuego daba un toque menos solitario a ese lugar. Amaba al castaño como a un hijo y veía, podía observar debajo de ese aire de total comodidad una honda desesperación detrás de esos bellos ojos oscuros. Era como estar frente a un libro cuyo final era inminente y no el deseado. Se humedeció los labios y bebió prolongando el silencio y esperando no tener que ser más directa. Pero él, tenía la mirada perdida en el fuego como alguien que ha vivido tiempos mejores y los ha perdido de forma irremediable. Se movió, para alcanzar la mano ajena y sosteniéndola con afecto murmuró: — Él, no va a regresar. Él sintió que esas palabras se clavaron en su pecho y tragó al sentir un nudo de angustia en la garganta. Era verdad, era lo que todo el mundo decía. Una cama revuelta y un solo cuerpo en ella, un solo tazón por las mañanas y siempre ese número: Uno. Cita para uno, reserva para uno, una taza de café y una porción de lo que fuera. Siempre en singular y era eso lo que le volvía loco, tanto tiempo consumiéndose en aquella vana espera que crecía día tras día mientras la esperanza empezaba a quedar reducida al tamaño de una canica. Lo sabía y por eso quemaba sus energías sumergiéndose en largas e innecesarias cacerías, huyendo del tiempo que le acechaba y recordaba que estaba solo. Sin familia, sin hogar fijo, sin ataduras pero con su corazón latiendo con esperanza, alimentándose de ella aunque fuera con migajas para no acabarla del todo. Él sabía, que pasaría cuando ese delgado hilo de esperanza se cortara. Sería una catástrofe, se rompería su cuerpo y su cerebro, su cabeza se abriría y de ella saldrían todos los conocimientos adquiridos por casi 40 años de vivencias, lecturas y situaciones demasiado pesadas para una sola persona. El café se enfriaba y apretando la mano de su única amiga y madre para él, negó con vehemencia:
— Hoy no, tal vez mañana o dentro de unas semanas empiece a pensar en dejar ir esos recuerdos y comience a buscar de nuevo pero…¿Sabes lo difícil que es conocer a alguien querealmente sea lo que se ve? alguien que desee hablar sobre horrores y divinidades, alguien que sea inteligente y no solo preguntas acerca del tiempo, admiración o sexo vacío
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Padre
¿Se puede odiar y amar a alguien? Es lo que me cuestiono cada vez que tengo noticias de mi padre, a través de mi madre. Es difícil poner en orden ese conjunto de sentimientos complejos respecto a él, ya que, la admiración y el resentimiento se mueven como si estuvieran atrapadas en un reloj de arena y, a veces, se gira dependiendo mi sentir en ese instante. Sé que alguna vez me quiso como yo esperaba o mejor dicho: Como todo niño espera de su progenitor y me sentía importante siendo un pequeño vestido como un hombre con traje y hasta corbata. Recuerdo que mi padre me parecía un gigante y veía asombrado las muestras de respeto que le demostraban mientras recorríamos ciudades y pueblos franceses.
— Es mi hijo, el heredero que seguirá trabajando en mi legado.
Yo sonreía y estrechaba manos y recibía besos en las mejillas sin entender qué significaba legado. Mi mente fantasiosa imaginaba que él era un rey y yo el príncipe que recorríamos nuestras tierras como el rey arturo y sus caballeros. Recuerdo esas giras por la campiña francesa con nostalgia pues solo ahí mi padre me veía, cuando volvíamos a París se sumergía en el trabajo y desaparecía, llegaba cansado y apenas prestaba atención a mis aventuras en la escuela o a mis logros. Era otro hombre en casa, adusto, severo y frío como el mármol que no tenía tiempo para mí o para mi hermanita, excepto cuando tenía que mostrarse como un hombre de familia e íbamos todos a cenas y bailes con muchos discursos aburridos. Creo que fue en ese momento de mi vida que comencé a acumular un agrio y hondo resentimiento hacía su persona, me alegraba con sus pérdidas o cuando las cosas no salían como quería.
Recuerdo una fuerte discusión durante la secundaria, era la final de natación y competía contra otro chico, toda su familia estaba ahí y nadie de mi familia asistió. Mi padre envió a un asistente y la cocinera fue de parte de mi madre, gané aquella tarde y apenas alcé el trofeo, me dirigí hacía las oficinas de mi padre y entré a su despacho. Deposité el trofeo con fuerza en el escritorio, estaba furioso y desolado.
— Gané, por si tenías el pendiente — exclamé con sequedad mirándolo 
enfurecido.Mi padre levantó los ojos de un montón de papeles y me observó como si me viera por primera vez. Luego dirigió sus fríos ojos azules al trofeo y, dejando el bolígrafo respondió:
— Si cada vez que haces las cosas bien, esperas una felicitación por estar cumpliendo con tu deber. Algo no está bien en ti, solo estás cosechando los frutos de todo lo que he invertido en tu educación para que un día, ésta sea tu oficina.
Esas palabras me hirieron, se hundieron como cuchillas en lo más profundo de mí corazón. Recuerdo que intenté no llorar, era una debilidad y los hombres no lloraban en mi familia. Me tragué el dolor y tomando el trofeo lo acerqué a mi pecho como si eso fuera a darme valor.
— Primero muerto — respondí.
Fue la primera vez que lo ví desencajarse como si hubiera aparecido una grieta en su estructura construida a base de perseverancia y mucho orgullo. Desde aquel día que las cosas cambiaron y me aislé totalmente de cualquier evento que implicara mostrarse como una familia. En la universidad probé con distintos talleres mientras estudiaba psicología en una universidad inglesa, mis abuelos paternos residian en Gales y solía visitarlos para aprender el idioma. Luego busqué a otro familiar para irme a Norteamérica en dónde me reclutó la CIA. Creo que entré allí por un secreto deseo de demostrarle a mi padre que podía hacerlo, soporté el entrenamiento físico y psicológico recurriendo al odio para hacerme fuerte, sin saberlo me estaba transformando en él.
  Ni siquiera puedo pronunciar su nombre, pero podría nombrar cien apelativos referentes a su persona. El innombrable, Satán, Voldemort, Sauron o Darth Vader son los motes por los que suelo llamarle cuando hablo por teléfono con mi hermana o mi madre. Hoy, lo recuerdo porque supe que está enfermo hace varias semanas y prohibió que alguien me lo dijera. Cáncer al pulmón, es un fumador compulsivo y se está muriendo lentamente pero trabaja desde casa y ni siquiera esa noticia me hace sentir algo. No estoy devastado, creo que si expresara lo que siento el monstruo sería yo y dentro de ese mar de sentimientos es que busco en mi alma y corazón, el perdón porque llegará un momento en que tendré que dejar este rencor y aversión de lado. Perdonar lo mal padre que fue y cómo me arruinó mi infancia, nunca podré recuperar lo que no tuve y solo intento absolverlo de la culpa para que se vaya adónde sea que su alma caiga.   
Sé que su modo de ser nos hirió a todos, mi madre y mi hermana también llevan la marca que nos impuso hace tantos años atrás, me aterra ser padre y joder así a mis hijos sin darles protección, amor y la confianza para sentirse bien en el mundo. Si tienes una base nula, hay cosas que no posees y sin importar cuánto lo intentes solo son réplicas defectuosas del sentimiento original. Nunca quise soltar esto durante mi entrenamiento porque habría sido fácil destrozarme psicológicamente…Nunca sabré si me quiso a su modo o solo, jamás tuvo esa capacidad.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Querido tú:Las noticias son cada vez más desalentadoras, lo sé y hay momentos en que sentimos que estamos pendiendo de un hilo que nos hace balancearnos con cada soplido del viento. En ocasiones, el viento nos empuja hacía un extremo y otro sin darnos tiempo para asimilar todo lo que está pasando. La información circula a raudales y el piso que antes parecía tan firme ya no lo está  tanto. 
Hay miedo, hay inseguridad y tristeza. Rabia contra un sistema defectuoso e incomprensión a tanta violencia que se repite día tras día. Todo pierde su centro, queremos huir o enterrar la cabeza en la arena porque no hay más que propuestas radicales y absurdas, estrés y lágrimas reprimidas ante la magnitud del desastre social. 
Créeme lo sé, a pesar de que observo desde la distancia y no es por falta de valor. Me duele la opresión y la falta de cultura en éste diálogo de sordos en dónde nadie escucha para entender y solo se oye para denostar y atacar, todo sea para fomentar esta locura colectiva que exige soluciones pero no comprenden un cómo, nada será mágico e instantáneo. La destrucción duele, duelen los robos y la violencia. 
A veces me siento como tú y no deseo saber más de nada que no sea prioritario, a veces me invade la tristeza y hay momentos en los que me gustaría huír a un lugar en paz.Pero esta también es nuestra lucha, aunque no compartamos los métodos ni justifiquemos tanta ira porque nos vimos lanzados a una guerra entre ricos y pobres, entre derechos y zurdos. 
Una guerra dónde todo el mundo olvida que pertenecemos a la misma tierra que a diario destruimos. La violencia es el peor de los caminos. Pero persistimos centrándonos en nuestro hogar, protegiendo a quiénes amamos y dejamos que esta tormenta nos atrape, que duela y nos cubra de impotencia, porque eres fuerte y esto no será eterno. 
Creo en un día en que las cosas se calmen, creo en una época dónde se pueda caminar por la calle sin temor a unos y otros. Esto es un llamado a la paz y a calmar los temores que se suscitan ante el caos, es un cuentas conmigo. Sin importar lo que pase no vamos a sucumbir al miedo ni a las lágrimas, hay que seguir adelante y ayudar más que nunca a todos esos seres inocentes que no comprenden toda esta locura. 
Cuando la tormenta pase, habrá devastación y pérdidas pero quiénes quedemos en pie seremos más fuertes y, quiero creer con todo mi corazón que seremos también una sociedad más justa y equitativa, más ilustrada y respetuosa porque a veces, se necesitan sacudones como éste para despertar y crecer en todo aspecto. 
Para que todo lo que gatilló esta explosión de descontento, no se vuelva a repetir. No en nuestra tierra, no estás solo en tu incertidumbre y pasará. De una forma u otra hay que aferrarse a la fé y a quiénes amamos porque divididos no vamos a avanzar. Que el dolor de las pérdidas, que el orgullo patrio y el esfuerzo de tantos no resulte en vano. No hay esfuerzos inútiles y ese día el mar será más azul y estaremos orgullosos porque lo logramos.ㅤㅤㅤㅤㅤ
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Tres Palabras
No más mentiras, aquella había sido la tácita promesa entre Myers y él, en referencia al trabajode cada uno. Adrien lo tenía claro y también que ese acuerdo era solo entre los dos, el resto del mundo podía seguir engañado. Tras la copiosa cena de acción de gracias el francés despertó sintiéndose pesado y somboliento, tras comprobar que su pareja dormía se incorporó con cuidado y tomó su celular, tal como suponía tenía varios mensajes de voz y llamadas perdidas de su familia y también un número conocido: La agencia.
El suelo estaba helado cuando bajó de la cama, comenzó a caminar rumbo al baño y leía uno a uno los mensajes, tropezó con un zapato y se apoyó en la pared al ver uno muy extraño que decía:
"Sé que has tenido problemas con la agencia Gauthier, ven a verme y te diré como salir de esa".El castaño frunció el ceño, podía ser una trampa y releyó varias veces la dirección para buscarla enseguida en internet, era una vieja librería como tantas otras en Londres. Estaba asociada a un hombre de apellido judío, pensativo dejó el móvil y siguió su trayecto hacía la ducha. 
Mientras sentía el agua caer sobre su cuerpo, seguía pensando en ese mensaje y, si se trataba de un ex-agente era imposible que todo fuera tan sencillo, el castaño se revolvió el cabello sintiendo el aroma suave del shampoo de vainilla y luego de enjuagarse seguía sin tener una clara teoría excepto de que, seguía estando vigilado pese a hallarse en otro país. 
Adrien apoyó la frente contra la cerámica, no había ido al funeral de su padre. Solo envió su pésame como si se tratara de cualquier persona, no quería hablar de eso y las implicaciones que podría tener. Su padre murió detestándolo, al menos ya no tendría a nadie a quién fastidiar con su carácter.
 Empujando la puerta del shower buscó una toalla y no vio ninguna, la puerta estaba entreabierta.
— Myers…Muy gracioso.
Su pareja apareció en el umbral, entre ellos no existía espacio y la privacidad justa. Adrien se rió mientras el agua chorreaba por su cuerpo y se cruzó de brazos.
— ¿Vas a ir a esa librería? — Inquirió el mayor tendiéndole una toalla blanca.
El castaño la tomó y comenzó a secarse, se frotó el cabello y finalmente se enrolló la misma alrededor de las caderas. Seguía sin estar seguro del todo y mirándolo  con seriedad hizo una mueca:
— Soy curioso, tal vez exista una forma de sacarme ese problema de encima. Hay un edificio enfrente, voy a necesitar apoyo…— murmuró acercándose para besarlo en los labios, no estaba evadiendo el asunto en absoluto, no era su culpa de que cada beso con Myers se prolongara, a regañadientes se apartó con un jadeo y agregó: — Un pajarito me dijo que eras un excelente francotirador, espero que no estés oxidado amor.
Riendo terminó de secarse bien en el cuarto y mientras se vestía, buscó un cigarrillo y descorriendo las cortinas salió al balcón a admirar la vista junto al río, lo encendió y aspiro el aroma a niebla, lluvia y humedad. Era temprano y la actividad no empezaba del todo, se quedó fumando hasta que escuchó la potente voz de Myers anunciando que el café estaba listo. 
Aplastó la colilla y la recogió para tirarla en el papelero, al llegar a la cocina el aroma era delicioso.
— Omelette, justo lo que necesito — Sirvió el café y se sentó en la pequeña mesa de diario, tendrían un trabajo que hacer. Adrien comió con apetito, la ducha y el trabajo juntos eran revitalizantes. Observaba a Myers intentando no parecer muy embobado mientras lo veía beber café, una excepción pues desde que estaban en Londres, bebían té en los desayunos. 
Hablaron poco y cuando el mayor se puso de pie y regresó con una caja grande y delgada, el castaño se puso de pie, ambos se miraron y con un gesto dejó que el soldado se fuera primero. Adrien corrió a la habitación y buscando algo, salió para atajarlo en el pasillo.
— Espera, hace frío afuera — Le puso un gorro de lana y lo besó con fuerza.
— En media hora entrarás a la tienda, está a solo unos minutos de aquí...Sabes cuál es la señal,Gauthier.
Asintiendo le vió alejarse con una leve aprensión, Myers era el experto y quién tendría el arma. Debía preocuparse por él aunque, para Adrien todo podía transformarse en un arma en caso de necesidad. Regresando al interior del apartamento, lavó los trastos y tomando su móvil llamó al número que le había enviado el mensaje, por lo visto el Sr. Horowitz no se encontraba disponible. Adrien llamó entonces al teléfono de la librería y al tercer timbrazo le contestó una voz grave:
— Librería Thekaios ¿En qué puedo ayudarle?.Adrien se imagino a un anciano con gafas raras y sin decir nada, cortó. 
Fue por un abrigo y salió del apartamento, estaba bajando por el tercer piso cuando llegó un mensaje de Myers."Estoy en posición, solo hay un hombre en la librería. La mira infrarroja no muestra más personas dentro, ten cuidado Gauthier".El castaño se detuvo para responder escueto:
"Voy en camino, llamé al móvil y no tuve suerte pero sí en la librería. Te quiero,Myers".
Riendo por su cursilería continuó bajando los peldaños, al llegar a la primera planta un hombre conversaba con el conserje, éste miró de soslayo a Adrien cuando salió. Esa mirada no le pasó inadvertida y la idea de que era una trampa adquirió certeza en su cabeza. Metiendo las manos en los bolsillos echó a andar rápido y se fijaba en los espejos laterales de los coches estacionados por si alguien lo seguía. Conocía los métodos de la CIA  pero estaban en un país dónde era el MI6 la principal agencia de inteligencia. Adrien se detuvo a comprar unas chocolatinas en la pastelería y siguió su camino sin detectar espías. 
Cuando estaba a una calle de la librería, una mujer anciana se le acercó y le dedicó un educado buenos días, el castaño respondió y cruzó la calzada. El agente se detuvo afuera de la librería y sacando una chocolatina, se la llevó a los labios haciendo una pausa antes de entrar. 
Era la señal de que había que extremar precauciones. El interior de la librería era un caos de libros alineados apretadamente en las estanterias y en pilas que casi tocaban el techo, se acercó a tomar un ejemplar de una biografía de Alejandro Magno, escrita por Maurice Druon y la hojeó con cuidado.
— Es una primera edición — Dijo una voz a su espalda. 
El castaño reconoció al hombre que atendió el teléfono, lo miró detenidamente y cuando la campanilla de la puerta sonó, vio entrar a la anciana que lo había saludado.
— Disculpe que lo vigilaramos, agente pero debíamos asegurarnos de que nadie más, aparte de nosotros le siguieran-
Adrien dejó el libro en su lugar y los observó a ambos con seriedad.
— Lo sé, yo también he tomado precauciones y me gustaría saber cómo supo que he tenido diferencias laborales, Señor Horowitz.
El anciano sonrió ante esa elección de palabras y mientras la mujer iba al interior. 
Respondió:— Tengo amigos dentro de la fábrica, así es como he logrado mantenerme con vida, agente sabe lo que la CIA opina de los desertores y solo hay una forma de mantenerse con vida, actuar como doble agente.
Adrien lo miró fríamente, era la respuesta que esperaba y a la vez no. Sabía de agentes refugiados pero era difícil. Lentamente se acercó a la vidriera para que Myers lo viera desde su posición y se llevó los dedos al puente de la nariz, simulando pensar. Luego se giró a observar al anciano.
— Su librería es interesante, pensaré si regreso a buscar esa primera edición.El hombrecillo sonrió sagaz y respondió entregándole el libro:
— Llévelo como muestra de mi buena fé, aquí en Londres estamos dispuestos a respaldarlo.
Adrien asintió y se despidió con una sonrisa llevando el libro en la mano, había empezado a lloviznar y deshizo el camino para detenerse nuevamente en la pastelería.
 — Nunca está de más comprar tarta — Murmuró Myers situándose a su lado.
— Nos dará diabetes, pero llevemos una. Vamos a necesitar mucha azúcar.
Sonriendo lo tomó del brazo para apoyarse en él, si lo que decía Horowitz resultaba ser cierto. Tenía una oportunidad de recuperar la confianza de sus jefes,mirando al mayor por unos segundos pidió una tarta de manzanas mediana y murmuró:
— Myers, me dieron una opción pero necesitaré una confirmación — Le observó de manera significativa y el de ojos azules suspiró lentamente.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Susúrrame
Ven, acércate a mí y susúrrame al oído todas esas cosas que dan vueltas en tus sueños más cálidos. Quiero sentir tus labios rozando mí oído mientras derramas un torrente de palabras con tu acento inglés. No quiero silencio ni estar solo con mis pensamientos lúgubres esta noche sintiendo que la cama es demasiado fría mientras el cielo llora una vez más. Soy un adicto irrecuperable e incorregible, tan impetuoso e impaciente como el mar pero, también paciente como el agua de lluvia dirigiéndose lentamente al río. Soy humo y ansias salvajes en esta noche fría de otoño interminable sin ti.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Olvidar
La ciudad está oscura pero no silenciosa, a través de la niebla puedo escuchar a las aves cantar y siento que lo hacen para mí. Una sinfonía nocturna que solo los madrugadores podemos apreciar, aún no dan las 05:00 y ya es habitual para mí despertarme y deslizarme con cuidado de la cama buscando casi a ciegas los cigarrillos, conozco tan bien ese lugar como el cuerpo de Jordan y ese pensamiento me arranca una sonrisa a oscuras. Tanteo buscando el encendedor y tomando una manta que está sobre una silla la coloco en mis hombros y camino hacía el balcón. 
Soy tan silencioso que, en ocasiones siento que no existo y solo yo creo que lo hago pero, quizás morí hace años y no lo recuerdo. Son pensamientos absurdos de madrugada y enciendo el cigarrillo aspirando el humo por la nariz y sigo concentrado en las aves. Canten para mí, espanten mí existencialismo y hagan que mi mente se detenga. Solo Jordan es capaz de lograr eso pero ¿Qué haré cuando deba ir a alguna misión? Dormir solo es como si hubieran púas en nuestra cama y me recuesto en su lado intentando capturar su aroma pero me falta...Me falta. 
Siento frío casi todo el tiempo y el ejercicio calienta mi cuerpo solo unos minutos, amar así a alguien con una dosis de pureza y locura fue algo que nunca creí me ocurriría. Cuando llega no puedo evitar correr como un adolescente y saltarle encima buscando su boca y aferrándolo tan fuerte como si con eso quisiera decirle "No te vayas nunca más".Él es mi infancia perdida, puedo ser ese adolescente que se sorprende por todo y no necesito estar en guardia. 
Puedo ser yo mismo y aunque, choquemos en algunas cosas o deplore lo poco demostrativo que puede llegar a ser, me tolera y puedo abusar de su espalda mientras crece un mí un deseo de protegerlo. Es en él en quién pienso cuando salgo a fumar de madrugada mirando los reflejos en el río. Aplasto la colilla y regreso en puntillas a la cama. Poniendo la manta extra a los pies mientras lo abrazo y noto cómo medio dormido, se gira para rodearme con sus brazos y espanta todas mis elucubraciones. 
Esta no es una carta de amor o alguna cursilería, es una certeza y la fuerza de mis sentimientos es igual a mi afán de superación. La vida está compuesta de pequeños momentos luminosos cuya luz es tan potente como la de una estrella y he tejido una red con ellas, que está fuertemente unida a mi alma. Las guardo, son mi tesoro y mí sostén en los momentos en los que Jordan no está a mi lado. Tiendo a ser un dependiente y un sentimental con él, creo que nunca imaginaría cuán frío podría llegar a ser, porque desde la primera vez que nuestras miradas se encontraron fue como si una campanada resonara en mi interior, era él. 
Soy blando, en la agencia dirían que débil pero no me nace ser de otra manera y comprendo cómo el amor nos va moldeando y acoplando a otra persona, mi armadura cayó incluso mis espinas y es un acto de fe entregarse y mostrarse como un libro abierto. Jordan me hace olvidar todo lo malo que he hecho porque no he sido siempre alguien justo ni amable, soy un agente y eso te endurece la piel, te amarga y te marca…Olvidar a éstas alturas es tener una oportunidad de vivir y no andar este camino en solitario.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Deconstrúyeme
Las pastillas, las benditas pastillas... Adrien lastenía etiquetadas bajo el rótulo de aspirinas, para nadie  dentro de su sección en la agencis eran un secreto sus  ausencias por migrañas y, creían que sus cambios de humor estaban relacionados con ello. Pero comenzaron a aparecer otros síntomas como el sangrado nasal en las mañanas y le dolía un oído. El castaño tragaba su dosis diaria de medicinas para el dolor y fingía, debía hacer su trabajo y hacerlo bien. Ahora más que nunca luego del incidente con la mujer rusa y lo que finalmente había resultado ser cianuro en lugar de un anestésico corriente. 
Estaba bajo una estricta vigilancia por matar a una sospechosa de espionaje ruso.Seguía sintiendo la culpa subida a su espalda por el riesgo en que puso al otro agente y a toda la manzana. Adrien todavía oía la reprimenda de sus superiores mientras miraba por la ventanilla del autobús rumbo a la universidad. La desaparición de Anya iba a ser un tema durante mucho tiempo y seguramente iban a tener que escribir de ello. 
El castaño mordió la barrita energética que sostenía en la mano y apoyó la cabeza contra el cristal, no sabía si podría seguir infiltrado porque su cabeza tarde o temprano fallaría y eso iba a ser caótico. No era solo el haber errado en un simple procedimiento de rutina para cualquier novato, era el saber que su puesto dentro de la brigada estaba siendo cuestionado y, aquél error podía estar relacionado con algo que le oprimía el corazón.
Era molesto, porque solo contaba partes de su historia, no las peores y el estar inmerso en una sociedad que juzgaba y se burlaba de todo, le resultaba intolerable. Adrien mordió la barra de cereal y observó la animada ciudad de LA, un lugar donde todo era sol y alegría. Suspiró hasta que terminó de comer y guardando el envoltorio en el bolsillo, se puso de pie y tuvo que apoyarse en el respaldo del asiento ante la punzada en su oído. Caminando lento descendió en las afueras del Campus y buscando su medicación tragó la mitad de una pastilla para la ansiedad. 
Si no enderezaba mucho la cabeza el dolor no saltaba, pero a veces deseaba que lo hiciera. Porque no podía seguir fingiendo que todo estaba bien…Que, se obligó a no pensar ni a ser derrotista.Desanimado se sentó al final del aula y sacando sus utensilios procedió a tomar atención a la clase, la voz del maestro iba y venía, de frotó los ojos  mientras escribía con una mano apoyada en el rostro intentando dar coherencia a una historia acerca de "Noir", era extraño pues el cachorro lo seguía y se acostaba en su pecho mirándolo con sus enormes ojos negros, Adrien se preguntaba si el cachorro lo sabía. Si de algún modo presentía que tenía algo malo en su interior y por eso no lo dejaba ni a sol ni a sombra o tan solo se trataba de que extrañaba a Jordan también…Adrien sintió un nudo en la garganta y la súbita necesidad de gritar o golpear a alguien porque toda su enfermedad comenzó aquél día en que Myers no llegó a dormir luego de recibir un llamado para ir al bar, recordaba esa madrugada hace solo un mes atrás y la serie de presagios que ignoró. 
Aquello era su culpa por no haberlo detenido o acompañado y dejó de escribir sintiendo que necesitaba salir del aula y mandar al infierno toda esa fachada de estudiante. El bolígrafo comenzó a temblar junto con su mano y unas gotas de sangre cayeron sobre el papel en el cual intentaba escribir acerca de su perro, porque si dejaba salir qué era lo que lo estaba matando no iba a soportarlo.
— Gauthier ¿Estás bien? — El maestro se acercó y todas las cabezas giraron a mirarlo.
De manera refleja se llevó la mano a la nariz y soltando el bolígrafo buscó un pañuelo desechable del bolsillo, echando la cabeza hacía atrás miró arriba y murmuró:
— Sí, lo siento esto es molesto. Me voy a casa a descansar.
El hombre fue a replicar pero Adrien tomó el bolígrafo y lo metió dentro de su bolso, salió sin soltar el blanco pañuelo que empezaba a ponerse carmesí mientras sentía que las sienes le latían. No podía perder el control se repitió una y otra vez mientras corría por el pasillo chocando con cualquiera que se le pusiera por delante. De pronto se detuvo en el exterior y parpadeó mientras las lágrimas ardientes resbalaban por sus mejillas frías ¿Por qué no podía romperse? No tenía sentido seguir esperando noticias ni seguir con la rutina de todos los días: 
Despertar y ver ese vacío en la cama, en la habitación y por todo el lugar, ver a los perros mirándolo con tristeza y mudas preguntas que entendía porque eran las suyas ¿Qué pasó aquella madrugada del 04 de Noviembre? Adrien se sentó en los escalones de la entrada al campus y quitó el pañuelo de su nariz. Los primeros días no se preocupó, Myers era un soldado capaz de sobrevivir en cualquier circunstancia, regresaría y ambos reirían por sus tontas aprensiones. Fue a la segunda semana en que empezaron las migrañas súbitas al despertar y debía permanecer a oscuras, agradeciendo que el dolor no le permitiera pensar en las infinitas penurias que Jordan podía estar sufriendo. 
Torturándose porque no había ninguna señal de vida, ninguna llamada o clave secreta y empezaba a asumir que estaba muerto. Adrien se movía solo para alimentar a los perros, se duchaba tenso y no comía casi nada porque era incapaz de tragar, solo bebía agua porque el café le recordaba a Myers y los cigarrillos también. Su nariz sangraba y se sentía débil, pálido y cada día llamaba a la policía para pedir novedades, a los hospitales y a las morgues detallando cada uno de los tatuajes de Myers. 
Preguntaba y volvía a insistir paseándose por el apartamento y gastando un dineral en llamadas. La tercera semana lo enviaron a un chequeo médico cuando insistía a su Jefe en que reforzara la búsqueda de Myers, porque no se tragaba esa historia de que éste decidiera solo desaparecer por su cuenta o se suicidara. Adrien había logrado obtener un vídeo de una cámara de vigilancia cercana al bar de Myers y se le veía caminando por la acera con un cigarrillo en los labios.Esa era la última imagen que tenía de él…Esa no era la apariencia de un suicida, Myers vivía en guerra y estaba habituado a eso. 
El caos era lo que les unía y les mantenía vivos, gracias a ello se conocieron. Adrien se forzó a recordar aquél día en que supo que estaba enfermo, solo por pensar en un dolor menos desgarrador para sí mismo.
— Agente, usted tiene un tumor cerebral inoperable.Esas fueron las palabras exactas del neurólogo al revisar sus exámenes, no entendió cuando Adrien comenzó a reír y mandó a que le inyectaran un sedante. 
No era una respuesta por el tumor, era la ironía que su tumor se presentara justo luego de que el hombre al que amaba, se desvaneciera en el aire. 
— Lo siento mucho, hay tratamientos para mitigar el dolor y los síntomas usted va a experimentar dificultades en el habla, la visión y la audición. Todo depende de cómo crezca y que nervios presione el…— El médico guardo silencio. 
El agente bajó la mano que había alzado y murmuró atontado por esa inyección que no pidió:— Sé lo que causa un tumor, solo quiero saber cuánto me queda.
El hombre de la bata blanca se humedeció los labios antes de responder:
— Hay que seguir siendo positivos, siguiendo las instrucciones y alimentándose agente Gauthier, está bajo una situación de estrés y recomiendo bajar los niveles de ansiedad — El hombre se acercó con una mirada compasiva: — Recomiendo renunciar, la agencia lo entenderá y, también soltar.
Adrien agradeció y tomó cada una de las recetas con medicinas para esto u aquello,cuando salió vió a su Jefe esperándole.
— Fueron los rusos — exclamó el castaño de manera súbita.El hombre puso una mano en su hombro con  verdadero pesar y presionó para forzarlo a moverse y caminar.
— Jordan Myers, podría estar en cualquier lugar y repito que no hay señales de violencia en el bar.
Adrien lo miró y dijo lentamente:
— Nunca llegó a entrar al bar, desapareció en camino hacía allá ¡Eso solo implica un secuestro! — Agitó las malditas recetas y continuó: — Todo tiene sentido, desapareció dos días después de que maté a esa agente rusa ¡Fueron ellos en represalia! Es mí culpa, no estaba enfermo en ese entonces.El hombre apoyó ambas manos en los hombros de Adrien, ese chico era su mejor agente de campo y realmente, lamentaba todo por lo que estaba pasando. Esperó a que se calmara y murmuró:
— Adrien, la agencia costeará los gastos de tu enfermedad…Aquí cuidarnos a los nuestros y tendrás apoyo psicológico, olvida por un momento el trabajo. Vamos a seguir investigando la desaparición de Jordan Myers, es prioridad pero, hijo debes descansar. Vete a casa, Adrien y llama a tu familia o yo lo haré, no debes pasar solo por esto. No te castigues. 
El agente asintió, oía todo a destiempo y quería, necesitaba dormir…Si iba a morir…Dejó de pensar en eso y se rompió, lloró como un niño aferrado a su padre, no quería pensar que Myers estuviera muerto pero, si lo estaba entonces iban a reunirse en el más allá. Su tumor, era un asesino silencioso alojado en su cabeza y eso le enfurecía porque Adrien valoraba en exceso su lucidez mental y sus réplicas ingeniosas, su cerebro era lo que le mantenía alerta y lo separaba del resto. 
Maldecía la tremenda ironía de la situación, detestaba estar enfermo y ser dependiente, detestaba no poder hablarlo abiertamente con nadie. Habían días en que los minutos parecían horas muertas dónde se quedaba pegado mirando a la pared o, en blanco sin saber cómo expresar todo lo que sentía sin sonar lastimero o dramático. Esa palabra le causaba gracia pues siempre solía pasar que se la decían personas aficionadas a los espectáculos, ávidas por atención y en busca de algo que llenara sus existencias vacías. 
Era un espectáculo y observó alrededor mientras dejaba de recordar, no había hecho nada de lo que le dijeron y siguió asistiendo a la universidad por cuenta propia, pese al dolor porque era peor quedarse en el apartamento y contagiar su tristeza a los perros. En algún momento los rusos aparecerían, se incorporó y se tragó otra pastilla mientras botaba el pañuelo ensangrentado a la basura. Saber que iba a morir aligeraba su carga, a ratos aceptaba que Jordan estaba muerto y hasta agradecía que no lo viera en ese estado. Pero también habían momentos en los que odiaba su tumor porque le nublaba el entendimiento ¿Cómo iba a encontrar a Jordan así?
El agente caminó hasta la parada de autobuses y tomó un taxi rumbo al apartamento, la medicación lo atontaba y era incapaz de pensar o le hacía difícil sentir. Parpadeó, mientras el conductor lo miraba tras preguntarle hacía adónde se dirigía por segunda vez. Quiso decirle al cementerio utilizando su retorcido sentido del humor, pero de pronto el mundo giró al revés y cayó de costado sintiendo que no podía mover los ojos, tampoco el brazo izquierdo y oía voces, el auto se detuvo de golpe y luego aceleró.
"Me estoy muriendo, idiota no aceleres" Dijo para sí mismo.
Pensó con gran esfuerzo en todo lo que había logrado en su vida, no era el ser brillante o un gran agente de la CIA lo que vino a su cabeza maltrecha en esos últimos minutos de lucidez, fue una imagen…Una sola imagen: Myers llegando a casa y los cachorros ladrando y aullando contentos como si hubiese estado en la guerra y ellos no lo hubieran olvidado. Porque existían sentimientos tan fuertes que eran capaces de trascender a la enfermedad, al tiempo y también engañar a la muerte. Porque habían amores que se transformaban en algo enorme, en una fuerza descomunal y, por último sonrió mientras sus ojos miraban el último atardecer en Los Angeles, porque sin Myers la vida dejaba de ser vida y acababa de comprobar que sí se podía morir a raíz de tristeza.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Schadenfreude
El ambiente era tenso, se sentía incómodo y desearía estar en cualquier otra parte pero debía confrontar aquella situación. Una simple rivalidad no era motivo de preocupación, Adrien vivía situaciones similares desde su infancia debido a su familia donde ser el mejor era fomentado desde la cuna y él sabía que tenía algunas ventajas en cuánto a aprendizaje. Pero también conocía sus carencias y defectos, era tímido y solía aislarse al menos una vez por semana necesitaba el silencio y re-ordenarse, en ocasiones sentía con tanta fuerza y tenía tantos planes e ideas que él mismo se saturaba al no dejar ir sus ideas. 
Ese fue el motivo, el inicio de esa guerra silenciosa entre Trevor Morrison y él, ambos eran los más destacados de la clase pero, mientras que Adrien era espontáneo, Trevor era afectado y rastrero con los instructores y agentes de mayor rango. Fue ahí que una noche, Adrien lo apodó "La sabandija" lo que causó las risas del resto, pero fue la chispa que encendió una hoguera de resentimiento en Morrison.
Cuando Gauthier fallaba en algo, la sonrisa de satisfacción en el rostro del pelirrojo era instantánea y apenas disimulaba al acercarse y murmurar:
— Que lástima Gauthier, te faltó tan poco para alcanzarme.
En un comienzo Adrien no le dio importancia, el apodo solo había sido una broma y en la agencia fomentaban las rivalidades de forma sana. Pero cuando comenzó a sentir que lo seguían y durante las luchas entre equipos Morrison lo golpeó una vez en la entrepierna y la segunda casi le quebró la nariz fue que comprendió que para Trevor era un asunto mayor. 
Se sintió de regreso a la escuela y aquello le incomodó, pero lo dejó correr porque supuso que los instructores lo sancionarian si Morrison llegaba a pasarse de la raya. Dos meses después, de los casi 80 reclutas quedaban 35 y Adrien había sufrido una severa intoxicación al beber agua contaminada junto a dos chicos más con los que compartió su botella. Una vez que los cólicos y los problemas digestivos pasaron comenzó a vigilar a Morrison, estaba seguro que había sido él y, llevado por la venganza le propinó sin querer una patada en la nariz.
Fue sancionado con doble entrenamiento y tuvo que pedir disculpas por esa nariz rota, Adrien resopló e ingresó a la habitación del herido. Éste tenía el rostro hinchado y manchas oscuras debajo de los ojos. Sus ojos azules estaban llenos de odio y escupió:— Lo hiciste adrede, hijo de puta arrogante.
Adrien tomó una silla y la acercó a la cama, tomó asiento con calma y no se inmutó ante esas palabras.
— Dejaste una bacteria alojada en mi estómago de por vida y en el de dos chicos más, Morrison había materias fecales en la maldita bebida isotónica.
Una sonrisa de satisfacción asomó en aquel rostro hinchado y se acomodó en la cama:
— No querrás saber cómo lo hice o que agua usé, cada vez que te duela Gauthier será mi recompensa.
El castaño se inclinó hacía adelante perplejo y perdiendo por primera vez la compostura dijo:
— Joder Morrison ¿Todo esto es por el apodo? Era una estúpida broma, nunca más te he vuelto a llamar así hombre, esto no es la secundaría.T
revor se removió en la cama y señalando su nariz gritó:
— ¡Desde el primer día! ¡EL PRIMER DÍA! HAS PASADO DE MÍ, te saludé Gauthier y quería ser tú amigo…Quería ser como tú eres, pero ignoraste mis muestras de buena fé, porque solo piensas en ti.
Adrien alzó una ceja, no recordaba ningún momento en que Morrison hubiera querido saludarlo. Más preocupado que enojado miró los ojos que destellaban ira.
— Lo siento, soy tímido y a veces distraído. Lamento el apodo y la patada que sí te propiné adrede, me has estado fastidiando meses y lo sé. Me culpas de todas tus miserias existenciales, me culpas si pierdes amigos y si sacas notas bajas. 
Trevor se fue poniendo lívido y luego su rostro enrojeció hasta la piel de su cuello, comenzó a buscar algo en la mesa de noche y chilló fuera de sí:
— ¡Es tú maldita culpa! Me opacas y estoy fracasando porque no me dejas avanzar ¡Tú haces que yo fracase! Porque no cedes tu lugar y voy a hacer que te saquen del programa, podrías estar haciendo cualquier cosa Gauthier — Sacando una navaja suiza comenzó a cortar los cables de la solución salina y el de la morfina para el dolor.
Adrien se puso de pie alarmado y salió en busca de alguien que lo ayudara, una enfermera corrió a la habitación y Trevor gritaba como un demente que Adrien había querido matarlo. Ante semejante acusación fue puesto bajo vigilancia y se comprobó que las únicas huellas en la navaja eran de Morrison.  
Fue dado de baja del programa luego de una evaluación psiquiátrica, sus niveles de paranoia y envidia, ira y una ceguera absoluta ante lo negativas de sus acciones lo convertían en un peligro para la sociedad y en una pérdida para la agencia. Semanas después del incidente Adrien se sentía culpable por haberle roto la nariz y así se lo comunicó a su superior luego de un entrenamiento de tiro.
— Tal vez, gatillé esa locura o la fomenté de alguna manera...— murmuró cabizbajo.
— ¿Aparte de romperle la nariz le deseaste mal alguna vez o hiciste trampa, Gauthier?.
Éste negó.
— Su paranoia y comportamiento megalómano fueron surgiendo cuando vio que no era el primero, algunos se esfuerzan para serlo pero sin llegar a los niveles de herir a otros, Morrison sentía satisfacción al verte fracasar, se reía si caías o fallabas. Esto hubiera ocurrido aunque no le hubieras dado ese golpe. Hay personas que se obsesionan y quieren ser como otras y te puso en su radar, chico.
Adrien recordó una palabra en alemán, mientras se secaba el sudor con una toalla. Schadenfreude, así se denominaba a quiénes gozaban con la desgracia ajena y sin duda, como Trevor Morrison habían miles más que buscaban culpar a otros por lo que no eran capaces de ser ellos mismos hasta desarrollar una obsesión y ansías de causar daño. 
Luego de ese incidente en su primer año de entrenamiento, procuró aislarse menos y compartir más con el resto de sus compañeros tiempo después supo que Morrison había sido arrestado por intentar suplantar su identidad luego de cometer un fraude en un Casino en Las Vegas y había quedado tras las rejas, dónde sin duda les hablaría a todos del hombre que lo había hecho caer en desgracia.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Agonía
Agonía es cuando no estás, no hay otra definición de la palabra para mí. Una parte de mi ser comienza a apagarse lentamente durante tu ausencia ¿Por qué el corazón puede ser tan blando en ocasiones? Mi dependencia hacía ti, esas ganas de verte reír y compartir juntos se transforman en las mejores partes de mis días. 
Mi agonía empieza con pensamientos tristes y dispersos, es como esa sensación que tiene el cuerpo cuando te dará gripe. Sabes que enfermarás, así como yo sé que notaré tu ausencia desde el instante en que sales por la puerta y, podrán creer que es por estar enamorado, por no haber recibido suficiente amor cuando era niño, por tantas cosas…Pero en parte se trata de tu trabajo y mi trabajo.Es la incertidumbre de no saber si volverás, nos movemos en arenas eternamente movedizas. 
En un juego de gatos y ratones, en un mundo de medias verdades y arriesgando la vida por algo más grande. Yo tengo claro que ese fue el camino que elegí, misiones peligrosas, inmiscuirme en sitios y lidiar con esa cara de la sociedad de la que pocos salen cuerdos ¿Hay algo peor que la guerra y el terrorismo? Estar ahí es como ver a las personas sin sus máscaras habituales, no existen reglas ni tampoco hay escrúpulos cuando se trata de ganar y planificar ataques dónde siempre terminan muertos inocentes.
Alguien debe hacerlo, vivir con las misiones fallidas y rezar para que no caigan represalias sobre nuestras cabezas…Por ello es que nuestros momentos son todo para mí, esa pequeña burbuja blindada que construimos tú y yo al estar juntos sin que alguna misión o llamada interrumpan esa vida que queremos tener aunque sea unas horas sin saber de nada, porque estoy consciente de que nacimos para trabajar en ésto y es lo que nos mueve. 
Tu ausencia duele como el corte hecho por un cuchillo mal afilado, te serra la carne rasgando y rasgando sin terminar de abrir la piel. Es el miedo a que no regreses en días y pánico al oír sonar el teléfono temiendo oír lo peor, es la anticipación al desconsuelo y cómo terminaría mi vida sin esos momentos cálidos, apasionados y verdaderos. Porque tú eres el correcto en mi existencia, mi ancla y mi luz, eres el que permite que me sumerja en un mar de horrores y arriesgue mi vida pero sabiendo que, al llegar a casa estarás ahí con una taza de café y dispuesto a oír cosas que nadie más desea escuchar. 
El amor es una agonía a veces dulce y otras amarga, pero no la elegimos a propósito solo llega, porque el amor también aparece y se despliega sin buscarlo pero, cuando lo posees te vuelves un adicto. Se transforma en un tesoro dónde vale la pena vivir todo lo que trae consigo porque es luz y oscuridad, no es perfecto pero tiene momentos sublimes y la espera interminable, la agonía del tiempo sin ti que hace que las horas se alarguen, son parte de ese amor. Mí  desazón es el tiempo, es ese dolor espiritual que te sacude ante la ausencia de la persona que amas y el saber que, aunque lo intente no soy el mismo sin tí y exacerbar esta agonía hace que el reencuentro sea dulce y cálido, fuerte y lleno de alegría por estar juntos, por estar vivos un día más.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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One  Shot II
Birmingham, flashback
El olor a cigarrillos flotaba en el ambiente, un aroma que se impregnaba en su ropa, en su cabello castaño e inundaba sus fosas nasales logrando que ansiara tomar un cigarrillo nuevamente. Había sido duro para él abandonar ese vicio tan arraigado durante su adolescencia como si buscara quemar sus problemas o causar una nube tan densa a su alrededor que éstos no lo tocaran, su propio escudo anti-mierda. Adrien se mantenía sentado en actitud algo estirada, sus ojos repasaban rápidamente todo lo que veía y luego volvían a su posición original. Era un acompañante, mostrarse sumiso y humilde no era parte de su personalidad pero debía hacerlo. Se miraba los zapatos impecables y de vez en cuando bebía un sorbo de ese café amargo y espeso que le quemaba la garganta. Oía diversos acentos y reconocía algunos, en especial el israelí y se sorprendía de lo bien que Myers lo hablaba.
 Era toda una caja de sorpresas y parloteaba bromeando como si no estuvieran rodeados de árabes y musulmanes, japoneses, tailandeses y ellos eran los únicos occidentales que destacaban como un par de tubos fluorescentes.El castaño miraba de reojo a Myers, luego a los adolescentes que se paseaban con túnicas blancas y el torso desnudo, portando joyas en sus tetillas y algunos maquillados en exceso. Ninguno debía tener más de 17 años y Gauthier pensaba que por eso, solo por eso podrían arrestarlos a todos, aunque sería un despliegue de fuerzas en vano. 
Algunos de los chicos le devolvían la mirada y él procuraba no mostrar la simpatía que tenía por ellos, en un rincón habían chiquillos ruidosos y juguetones que vestían con lazos y hasta tenían orejas y colas de gatos. Era primera vez que observaba ese nivel de prostitución infantil y entrecerraba los ojos a modo de desaprobación, los chicos reían y coqueteaban con los clientes y su ira se transformó en lástima. De pronto Myers lo pisó discretamente.
— ¿El chico es tuyo? ¿Le gustan los gatitos del fondo? — Exclamó alguien enfrente suyo.
El acento y el tono imperioso de voz lo hicieron parpadear. Alguien lo tomó por el mentón y le hizo alzar el rostro, Adrien se sintió violento pero dominó sus emociones clavando su mirada sorprendida en un par de ojos negros, el pulso se le aceleró al notar que era a quién buscaban. Oyó la risa suave de Myers y éste puso su mano encima de su rodilla. 
— ¿Acaso lo quieres? — No había asomo de enojo o algo en su voz.
El hombre de la barba poblada volvió a mirar a Adrien y con descaro bajó por su garganta tocando su piel, olía a puros y a incienso. El castaño empezaba a sentir un picor en la nariz y su cuerpo se tensó, no era el tacto de quién quería sentir encima. Sostener aquella mirada le estaba costando y esbozo una sonrisa tímida e incitante, el hombre acarició su clavícula y dijo:— Sí, lo quiero y puedo pagar por él.
El castaño parpadeó intentando no mostrar su descontento, pero la sangre le hirvió de indignación solo porque ese sujeto aberrante creía que podía comprarlo. Apretó la mano del soldado inglés, éste estaba serio como si sopesara aquella oferta y apretando la mano de Adrien de regreso exclamó:
— Abdulah, tal vez mi chico sea demasiado para ti.
El resto de los hombres congregados en torno a la mesa rieron medio drogados, el hombre de la barba se inclinó hacía Myers, casi tocando su boca y el castaño sintió que la sangre subía a su rostro por los celos. Era apenas su segunda misión o trabajo juntos, y estaban más cerca que nunca de lograr acercarse a esa célula terrorista. Tener sexo con desconocidos no había formado parte del entrenamiento de la CIA, pero podía ser una prueba y tenía que sortearla. 
Sobreponerse a la repulsión y a la violencia que empezaba a hacerle sentir mareado o todos esos meses de investigación se iban a diluir y no quería imaginar las consecuencias.
— Ven con nosotros entonces…— Sugirió el árabe.
Las pupilas de Adrien se dilataron cuando Myers se puso de pie y agarrando el tazón de café bebió otro sorbo para armarse de valor, podía manejar a un hombre que no conocía pero…Myers, una oleada de calor lo hizo sudar y cuando se incorporó incrédulo mirando al inglés éste le dedicó una cálida sonrisa, no aquella llena de ironía con la que solía fastidiarlo. 
Adrien pensó que lo que fuera que estuvieran fumando en esas largas y raras pipas debía de haberle afectado. El árabe empezó a caminar hacía la zona privada, que estaba separada con una cortina. Adrien lo siguió reprimiendo las ganas de huir y cuando Myers pasó su brazo en torno a su cintura para acercarlo susurró:
— ¿Eres gay? La cara del mayor fue todo un poema y reprimiendo con esfuerzo una carcajada le habló al oído:— ¿Es lo único que te preocupa? Tú no has fumado.
 Adrien arrugó ligeramente la nariz y replicó con una sonrisa mordaz:
— Me dan estornudos, no es lo único que me preocupa…demonios.
El árabe se giró, sus ojos tenían los párpados caídos y empujando la cortina los guió a través de un pasillo lleno de puertas, algunas estaban entreabiertas y se veían cuerpos enlazados en las camas. Adrien retrocedió cuando el hombre intentó besarlo y éste rió mostrando una hilera de dientes blancos y parejos.
— Tu chico es tímido, me gustan así. 
"Dime chico una vez más y te enterraré un bolígrafo en el cerebro" pensó el joven agente mientras lo seguía armándose de valor para lo que fuera que ocurriera.
Myers esbozó una sonrisa e hizo un gesto a Adrien para que entrara a la habitación. El árabe se acercó a la cama y la observó para luego pasar la mano extendida sobre las sábanas. El inglés caminó hacía un sofá y tomó asiento luego de servirse whisky, el castaño le lanzó una elocuente mirada y luego señaló con el mentón al hombre que estaba comenzando a desnudarse. El inglés asintió y bebió un trago, Adrien comenzó a quitarse la sudadera y dándoles la espalda inspiró tratando de tranquilizarse, comenzó a desabotonarse los jeans y se bajó la cremallera.
" Esto es como desnudarse para darse una ducha…estoy solo, estoy solo en mí habitación" pensó mientras retrocedía de espaldas y chocaba con alguien, unas manos recorrieron sus caderas y cerró los ojos deseando haber bebido algo mas fuerte que el café. 
Pensaba en la causa, en el éxito de la misión y se estremeció al sentir la cercanía de un cuerpo ajeno tan pegado al suyo, si al menos fuese Myers. 
No iba a negar que más de una noche se durmió fantaseando con el capitán inglés con quién había algo que no era capaz de precisar. Se apartó para quitarse los zapatos y los jeans dándose la vuelta y observó al hombre semi-desnudo.
 — Túmbate en la cama, bonito.
Adrien observó a Myers que parecía dormitar con la copa de whisky en la mano, obedeció dedicándole una sarta de palabrotas mentalmente y notó el frío tacto de las sábanas de seda en su espalda. 
Miraba el tejado pensando cuántas veces alguien habría tenido sexo en aquella habitación, si colocaba atención era capaz de oír gemidos de los cuartos contiguos. Sintió una caricia en su pecho desnudo y se obligó a mirar al hombre.
— ¿Quieres abrazar nuestra fé, jovencito? — Dijo éste  pasando sus dedos por la suave piel del castaño.Éste asintió, le costaba no formular preguntas o ser mordaz, se suponía que la biblia prohibía aquello y todos eran un montón de hipócritas. 
El hombre comenzó a bajar y sintió que empezaba a sudar frío, no iba a lograrlo. Aferró la sábana y al ladear el rostro para ver a Myers se quedó pasmado ante la expresión de odio que brillaba en sus ojos azules, se quedó boquiabierto cuando éste se puso de pie y sacando una jeringa se la hundió en el cuello al hombre que casi cae sobre él. 
Adrien rodó en la cama y se levantó para espetar furioso:
— Pero que suerte la mía que despertaste ¡Me trajiste como cebo! — Bufó acercándose al más alto. 
Myers lo observó y su mirada descendió por cada uno de esos lunares, el castaño se mordisqueó el labio y observó al hombre caído sobre la cama, tomando el rostro del inglés lo besó de forma apasionada y sintió como este le correspondía, la tensión entre los dos había estado presente desde el primer instante y retrocedió para empujar al sujeto sobre la alfombra mientras jadeaba ante cómo se sentía cuando ese inglés estaba cerca. 
Ambos se besaron hasta quedar sin aliento, entre jadeos Adrien lo miró a los ojos.
— No habrías permitido que siguiera más adelante ¿Verdad? — Dijo en un susurro.
El soldado le dirigió una larga y elocuente mirada, ese chico tenía algo que lo atraía y le gustaba. Hablar acerca de sus sentimientos no era algo que hiciera con frecuencia, delineando aquél bello rostro con sus dedos respondió:
— No.
El castaño dejó escapar el aire y lo aferró contra su cuerpo semi-desnudo. Si Myers no hubiera hecho algo tenía pensado asfixiarlo, lo necesitaban vivo y desvió la mirada para observar al sujeto caído. La misión era lo principal aunque le costaba mantener la perspectiva, pensaba en todos esos chiquillos trabajando en ese burdel escondido sin posibilidades de huir o rebelarse. 
Sus dedos acariciaban a placer el cabello claro del inglés y le sorprendió lo suave que era. Se apartó con dificultad y comenzó a vestirse rápidamente:
— Tenemos que sacarlo…— exclamó y cuando Myers lo tomó por las caderas y acercó los labios a su cuello se estremeció y lo observó inquisitivo.
— Debes parecer como alguien que tuvo sexo reciente en un burdel, Gauthier — Dijo éste con un matiz de diversión en la mirada.
El agente de la CIA comprendió y ladeando la cabeza rodeó con un brazo al mayor mientras murmuraba:— No lo disfrutes tanto y no me muerdas tan fuerte o juro que…— Su amenaza quedó en el aire cuando sintió la mordida en su cuello, aquello le excitó más que todo lo que había visto ahí y se maldijo, porque ahora su compañero sabía que no le era para nada indiferente.
Se relajó y se permitió olvidar el sórdido lugar en el que estaban, era increíble cómo todo perdía importancia cuando Myers estaba a su lado, cuando éste se apartó se inclinó para ponerse los zapatos y disimular la turbación que sentía. Lo sintió caminar y abrir la ventana de par en par.
— Es hora de la extracción — exclamó con un tono levemente distinto.
Adrien alzó una ceja y lo vió salir, terminó de acomodarse la ropa y se agachó junto al árabe que dormía en la alfombra, con cuidado lo alzó rodeándolo con un brazo y lo llevó hasta la ventana. Unos hombres se acercaban y los reconoció, eran ingleses. Espero a que sujetaran el cuerpo dormido antes de soltarlo, deseaba soltarlo y golpearlo no solo por cómo lo había hecho sentir, si no por todos sus pecados. Ese malnacido era un terrorista y mientras aguardaba a que se lo llevaran tomó las ropas de éste y saltó por la ventana para seguirlos. Al subir a la van los hombres estaban eufóricos y el castaño esbozó una amplia sonrisa pues comprendía el por qué: ocho meses esperando para llegar a ese punto. Miró a Myers y éste le acarició el rostro mientras sonreía, eran un buen equipo y algo más había empezado aquella noche.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Cuéntame
Cuéntame, quiero saber si me extrañas en tus horas muertas. Si piensas en mí en esos instantes en que ves parejas caminar por la calle. Háblame de tus miedos, tus ansias, tus cosas…Me gusta escuchar tu voz, me gusta ver como mueves tus manos y gesticulas. Extraño hasta el humo de tu cigarrillo mientras baila en medio de la habitación y tumbarme a tu lado mientras el sonido del mar llena los cómodos silencios. Quiero oírte para acallar el ruido tan ensordecedor de mis pensamientos tristes en este mes funesto.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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One Shot
El amor, hemos hablado tanto de ese sentimiento, ya sea para alabarlo, buscarlo o lamentar amargamente el estar enamorado. En mi profesión, en mi trabajo abiertamente es un peligro del que nos advierten y nos repiten una y otra vez que no debemos amar. Somos agentes, somos personas con el peso del mundo sobre los hombros y enamorarse es solo un sentimentalismo valorado de más, es algo idóneo para los poetas y escritores que pueden hablar y manosear ese término una y otra vez dándole vueltas, escarbando en los por qué alguien ama o por qué duele. Debo decir que de nada sirvió tanta prevención porque el corazón posee alas y cuando sentimos el golpe férreo del amor nos deja atontados y nada vuelve a ser igual. 
Jordan Myers, Soldado inglés y Capitán de su batallón era distinto a mí. En un comienzo tenía mis temores al trabajar con él, era demasiado franco y astuto, frío e inteligente. Una combinación que me atrapó desde que nuestras miradas hostiles se cruzaron, países diferentes, agencias diferentes pero un enemigo en común: El terrorismo. Nuestra primera misión duró casi un año y tuvimos que aprender a convivir juntos  No fue fácil, en ocasiones lo observaba, podía quedar viéndole por varios minutos sin que mi cerebro reaccionara y buscaba lo atractivo de sus rasgos varoniles y modales rudos. Myers, me parecía una combinación extraña pues era ajeno a mi mundo. 
Mi crianza fue estricta pero carente de afecto y eso me marcó pero a la vez me ayudó a ascender en la CIA, era como un robot que obedecía y no me comprometía de manera emocional…hasta que conocí a Myers. Me descubría pensando en cómo impresionarlo, quería recibir su aprobación, quería que viera que era más que un chico bonito con respuesta para todo. Luego, comencé a sentir celos y aprensión cada vez que alguien se le acercaba, cuando lo hacían reír o mostraba tener confianza con sus cercanos y en mí crecía un anhelo terrible de que me viera así, que confiara en mí más allá de la situación en la que nos estábamos metiendo.Descubrí que lo amaba, cuando le disparé sin querer durante la cuarta fase de la misión. 
Antes de eso, nos infiltramos dentro del círculo del terrorista que buscábamos y tuvimos que frecuentar sitios sórdido y nuevos para mí. Yo era el chico novato que pretendía tener un fervor religioso y un odio al imperialismo de USA, las cosas entre Myers y yo cambiaron durante una misión en la que un hombre creyó que yo era un chico de compañía. Luego de eso se hizo más fácil el estar juntos, compartir habitaciones de hotel y tazas humeantes de café para luego salir a buscar información, a recabar más pruebas y datos.
 Mi crianza rodeado de personas mayores me sirvió tanto como el dominio de idiomas. Recuerdo esa misión en particular con el éxito casi en la punta de nuestros dedos tras apresar a Abdulah, el alias de uno de los líderes de un grupo terrorista que deseábamos detener.Tuvimos que viajar a territorio Israelí, era una noche lluviosa y el viento gemía lastimero colándose por las rendijas de la carreta. Los jergones de paja prensada apestaban y la carreta se sacudía tanto por culpa del mal camino, como por el clima inhóspito igual que la tierra a la que nos dirigíamos con el permiso del servicio secreto israelí. Abdulah había hablado luego de ser exhortado a hacerlo mediante métodos que no podría cuestionar porque, los he usado para hacer hablar a quiénes no quieren hacerlo. Tenía sueño y frío, hacía un frío que calaba los huesos y Myers dormía entre los jergones de paja, dormía como si hubiera estado en un hotel de lujo. 
Yo me envolví en la manta y pese a que me tumbé de costado, no pude conciliar el sueño. Ese lugar me ponía nervioso y sentía la necesidad de fumar un cigarrillo pero, solo saqué una petaca de café con whisky y bebí un sorbo mientras veía la silueta oscura del conductor de la carreta recortada enfrente. En teoría, solo era una misión para comprobar datos y jamás imaginé el infierno que nos esperaba. Dormité sentado y fue Myers quién me despertó cuando amanecía, nos encontrábamos frente a un páramo ventoso con algunos árboles y bajo una loma se veía un caserío de piedra. 
Llevábamos túnicas y pude observar unos niños que perseguían a un gato, el conductor murmuró algo y los caballos avanzaron pasando por una calle principal polvorienta. De lejos parecía solo un caserío olvidado pero, era solo la entrada a una gran ciudad llena de enormes edificios y templos, veía a los tenderos abriendo sus locales comerciales, una gran mezquita en plena plaza mayor y hombres armados que no eran policías. La carreta se desvió por una calleja lateral hasta llegar a una casa campestre, ahí descendimos pisando con cuidado para no aplastar a unas gallinas y un perro ladró desde la distancia.
— Gauthier…— Myers se acercó y me habló al oído — Recuerda la historia, nada puede variar.
— Lo sé, soy fotógrafo de la National Geographic — Saqué la credencial.
Un hombre grueso y vestido de blanco salió del interior de la casa, se acercó para saludarnos seguido de su familia, Samir era un terrateniente que comerciaba con telas y nos guió hacia unos galpones dónde niños y mujeres cubiertas trabajaban tiñendo telas mientras salmodiaban. Aquello era nuevo y con un gesto saqué la cámara para tomar unas fotografías, el hombre parecía satisfecho y Myers acariciaba a un enorme perro negro que, de inmediato le movió la cola.
 — ¿Primera vez en  Yehud-Monosson? — Preguntó Samir dejando de lado un habano. 
— Sí, estoy haciendo un reportaje acerca del turismo — Respondí en inglés.
Myers dijo algo en hebreo y el hombre rió, yo puse cara de inocencia y una solicita mujer nos guió a unas habitaciones. Antes de emprender el vuelo, Myers me dijo que Samir era un doble agente y trabajaba para el Mossad y el MI6, su casa campestre y los almacenes estaban en un lugar estratégico, muy cerca del lugar dónde, según Abdulah, estaba el cabecilla terrorista y la sede principal del grupo que perseguíamos. 
Aproveché para refrescarme y cambiarme de ropa, la adrenalina me mantenía alerta y me tumbé en la cama semi-desnudo agradeciendo el fresco del interior.
— Si te paseas así por la calle, causarías una conmoción — Dijo el mayor sentándose en la cama mientras acariciaba mi cabello húmedo.
— No tengo planes de armar un alboroto — Repliqué y me incorporé para robarle un beso. Allí debíamos ser muy discretos y no compartir habitación. Acaricié su mejilla y luego su barba castaña con una sonrisa, me sentía tan cómodo a su lado, aunque aquella fuera una misión importante me era difícil no aprovechar esos instantes.
Cuando sentimos pasos me vestí rápidamente y metí la cámara en el morral, único equipaje pues solo estaríamos dos días allí. No había registro de nuestra llegada ya que aterrizamos en una pista secreta, las autoridades no sabían que estábamos ahí y luego de una cena algo salobre, fuimos rumbo a la mezquita. Estaba custodiada y yo simule fotografiar el paisaje mientras captaba a los hombres armados y a quiénes entraban y salían de allí. Había bastante actividad y se celebraba una fiesta local. Myers había logrado acceder a un edificio contiguo y desde ahí observamos esperando la hora de poder entrar, cuando la seguridad se redobló mi compañero soltó una palabrota y descendimos para abrirnos paso entre los turistas, logrando entrar. 
Yo llevaba un arma adosada al tobillo, igual que Myers y nos ocultamos detrás de un grupo de hombres que oraban ensimismados. Los refuerzos solo podían significar que el pez grande estaba ahí, nos separamos y caminé junto a unos turistas tomando fotos de manera discreta. El cabecilla estaba en medio de la mezquita y logré captarlo con la cámara. 
Un guardia se me acercó hablando en hebreo y me gritó que allí no se permitían fotos. 
— No lo sabía — Balbuceé en inglés y alcé las manos.
Otros guardias se acercaron y varios turistas comenzaron a salir, por un momento temí que fueran a dispararme pero, era suelo sagrado y cuando un disparo resonó en la bóveda me sobresalté. Ví un tumulto en el centro y oí gritos de alarma. No veía a Myers y, mientras salía un hombre me quitó el morral para sacar la cámara y romperla. Ví un grupo que se movía al fondo y los reconocí: Soldados, un segundo disparo se oyó y me lancé al suelo mientras los aullidos de ira se escuchaban por doquier. Una bala impactó a un turista que se desplomó contra uno de los pilares y me arrastré temiendo que me aplastaran. Los guardias disparaban enloquecidos a todo el mundo y comprendí la razón cuando ví el cadáver del líder de "Los hijos de la luz". En medio de las balas y el caos, mi mirada solo buscaba a Myers y sacando mi arma comencé a disparar a los guardias más cercanos para evitar la masacre, me parapeté detrás de unas bancas de madera y apuntaba con mucho cuidado para no desperdiciar balas, debía salir pero…No me iría sin Jordan, me comenzó a desesperar el no verlo y cuando alguien me tomó por detrás sin pensar le golpeé, al oír una imprecación inglesa lo miré aturdido y mi cara fue todo un poema.
— Myers…¿Acaso tú? — Murmuré.
Se llevó la mano a la cabeza dónde la culata del arma le hizo un corte, fue en ese momento en el interior de un templo y en medio del ruido atronador de las balas, cuando lo supe: Amaba a ese hombre, no había otra definición para mis sentimientos y el anteponer su seguridad a la mía. Mi yo anterior habría salido de ahí sin importar lo que ocurriera, mientras corríamos cabeza abajo para salir por una puerta lateral, aferré su mano y ni recordé haber olvidado mi arma. Salimos a unos jardines increíbles y buscando una pileta rompí mi sudadera para limpiarle ese corte horrible mientras la policía no llegaba y mucha gente se veía espantada al oír ese tiroteo lejano.
 — Tú lo mataste — Dije sin dudar de que así había sido.Me miró con sus habituales fríos ojos azules y asintió, pude haberme molestado pero, al contrario y mientras presionaba la herida dijo:— La misión terminó, acabar con él eran mis órdenes.Su mano tomó la mía y lo miré turbado, habíamos ganado y aunque pusieran a otro líder, más de la mitad de la secta estaban muertos. 
A nuestro alrededor la gente pasaba sin prestarnos atención pues toda estaba puesta en la mezquita, aferré su mano y dije:— Si hubieses muerto, si algo te ocurre…Yo, no sabría cómo seguir viviendo.No dijo nada, solo me besó allí delante de todo el mundo y luego, nos fuimos corriendo y riendo como si fuéramos dos simples turistas. Toda esa  misión, meses de trabajo y escuchas, meses de buscar agujas en diferentes pajares habían concluido. Pero, para mí lo más importante era que gracias a eso pude conocerlo. Luego de eso regresamos a la casa de Samir y no hubo tiempo para festejos, volvimos a la carreta con agua y unos bocadillos para salir de la ciudad y subir al avión que nos esperaba, el mundo no lo sabía aún pero, todo era más seguro y eso se sentía increíble. Pese a que, era mí corazón el más feliz porque había encontrado algo que muchas personas buscaban sin hallar jamás y, por eso también valía la pena arriesgar la vida.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Desplazado
Ha menudo escucho grandes declaraciones de amistad, pero con los años he ido dejando de creer en esas palabras. Es más, siempre que alguien manifiesta tener algún interés en mi amistad esta se rompe, se quiebra o solo se fragmenta por una razón u otra. Tal vez sea mí afán de apartar a las personas cuando estoy herido o solo, es una jodida mala suerte porque nunca he pertenecido a un grupo de amigos excepto cuando era adolescente y, mi trabajo, mi carácter sombrío y con tendencia a aislarme me han jugado en contra. 
Envidio a quiénes poseen un ejército salvador que está rodeando constantemente a alguien, sin importar el tiempo o lo que ocurra, ellos están ahí apoyando. No sé lo que es eso, las únicas personas que alguna vez me apoyaron sobrepasaron de tal forma aquello que comprendí que, nunca tendría eso y más me valía aprender a defenderme y a curarme por mí mismo.
Me siento desplazado, pero sería el hipócrita más grande si me quejara de que todos mis amigos desaparecen cuando hallan pareja, porque yo hice lo mismo y esa es la razón porque soy el único culpable de que me reemplacen tan fácilmente, ya que mi prioridad es mi pareja y eso no cambiará porque él ha estado ahí cuando mis amigos no estuvieron y las veces que me quebré solo uno o dos aguantaron mis lamentos, quejas y el dolor que me consumió. Puedo entender que nadie quiera tener un amigo como yo, pero no puedo comprender lo fácil que es olvidarse de mí. 
Es una cruel burla cuando trabajo tan duro para ser bueno en todo, a veces siento que no importa si eres un patán, un holgazán o un tarado porque de una u otra forma no eres "La persona" de alguien. Tal vez ni siquiera sea mi culpa y todo sea un signo de la liviandad de éstos tiempos y la facilidad con que cualquier aparecido puede ser ese mejoro de la vida, sin importar que no se esforzara como hice yo para merecer ese puesto.
 Esto es un desahogo que venía tragándome por meses, y hubo un hecho que me recordó el por qué algunos no servimos para tener amigos en cantidades abismales y ni siquiera somos capaces de llegar a una docena, porque realmente solo cuento con él y lo demás parece ser mero adorno. Al final, lo que duele no es ser desplazado. Lo que duele es saber que uno no haría lo mismo y que, nunca he merecido trastadas tan grandes solo por no tener filtro boca + cerebro. 
Porque no soy un desalmado, llevo muchas cicatrices de personas a las que quise y ayudé pero terminaron odiándome por no poder corresponder, sé lo que soy y también lo que merezco. No viviré por siempre, por eso sobrevivo día a día y una semana, un mes, un año para mí significan una vida entera. No soy perfecto, soy hiriente y posesivo, perfeccionista y sí, exigente no voy a cambiar así que si vivo para ver una década nueva, seguiré siendo exactamente el mismo cretino solitario en lo que a amistades se refiere.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Él
Él es muchas cosas que yo no soy, es difícil de definir y odia los estereotipos o las etiquetas igual que yo. Recuerdo cuando lo conocí, sonará a una novela cursi romántica pero yo tenía el corazón roto. Fue un buen amigo, es jodidamente difícil sacarme de mis estados depresivos y es como si el dolor fuera mi piel, recuerdo que intentaba hacerme reír y vivíamos bebiendo…Yo estaba muy herido, en un nivel profundo y este hombre agradable me hacía olvidar aunque fuesen unos minutos que mí corazón estaba roto. Se convirtió en mi mejor amigo, recuerdo las horas y horas que pasábamos hablando tonterías que solo nosotros entendíamos. Él era brillante y creativo, tenía varios fans acérrimos y pretendientes. 
Detestaba a cada ser que se le acercaba y tenía confianza con él, luego me preguntaba ¿Por qué tenía celos? Solo era mi amigo, mi mejor amigo que me estaba ayudando a ver la luz y a entender que la vida sigue luego de una ruptura amorosa. ¿Cómo era posible que alguien así estuviera soltero?  No tardé en olvidar mi tristeza y comencé a analizar a su círculo cercano, agradarles a ellos era ganar puntos con él. Por un tiempo casi lo logré, me gané a su hija y nuestras salidas se transformaron en citas. Este hombre perfecto y brillante me obligó a usar todas mis artimañas, alguien como él valoraría una cita fuera de lo común…Ahora, casi cuatro años después pienso que bien pudo ser un desastre porque visitar un hospital psiquiátrico abandonado no es muy romántico, tampoco que un Poltergeist te persiga a casa. 
De pronto, estaba en su hogar y las cosas se dieron de manera natural. Siempre ha sido así y es una de las cosas que más valoro. Yo no creía en las almas gemelas, venía arrastrando un gran fracaso amoroso y no pensé que tendría novio otra vez y mucho menos alguien como él que era una estrella inalcanzable. En ese momento supe que lo que sentía no era igual ni comparado a nada que hubiera creído sentir antes, también supe que no sería fácil pues ambos teníamos un carácter fuerte y cambiante. Era presión, sus amigos, sus ex-parejas rondando como gatos en torno a una carnicería. 
Nuestra burbuja duró poco menos de un mes y se rompió porque era demasiada intensidad, demasiado serio y desaparecí de su vida. Me dije que otra vez había sobre dimensionado todo, nuevamente estaba roto y encontré otro hombro sobre el cuál llorar. Un hombro con el que me casé apenas un tiempo después y, creí que eso era todo…No sentía lo mismo y respondía de manera refleja, no estaba enamorado y de pronto, tenía un mensaje que me sacudió y acabó con todo mi matrimonio de un día.No diré que ha sido fácil, nuestras idas y vueltas podrían llenar libros. Pero algo en mí, un hilo rojo atado a mi dedo tira con fuerza haciéndome regresar o a él. 
El amor, nuestro amor no es un cuento de hadas dónde todo es perfecto y lleno de cosas perfectas. Este amor me enseñó que hay ocasiones en las que se debe perdonar y transar, en que los problemas se sortean y sobretodo: Es una lucha contra los temores que cada uno alberga en el corazón y el espíritu. No pretendo contar demasiado pero volvería a elegirlo y a entrar a esa cafetería sabiendo todo lo que sucederá a continuación. Porque él sigue teniendo el don de hacerme reír cuando mi rostro está bañado en lágrimas y su fortaleza me hace dejar de ser débil, es un ejemplo y me ha enseñado tanto en éstos años que siento que he crecido como persona. 
Ser como todos es no ser nadie, es no ser nada y nos ha costado construir lentamente las bases para irnos asentando, lo amo de una manera que tal vez no sea sana para algunos. Lo necesito cada día de mi vida y lo admiro  con todo mí corazón porque su forma de relatar tan particular, es tan suya que jamás podría ni soñar con hallar una similar. Ninguno es perfecto, hemos aceptado eso y soy suyo más que mío. Él me tiene encadenado de manera voluntaria porque he tratado de querer o recomenzar pero él es mi alma gemela y ruego al universo que nos permita seguir juntos, seguir creando y expresando durante muchos años más porque estoy a días de envejecer y, aunque la edad es solo un número me siento más maduro a veces, más tranquilo y seguro porque él y yo vamos a ser los abuelos cascarrabias del asilo.
No existe nadie más que me haga explotar, enojar o reír en segundos. Él es quién me inspira y algo no está bien hasta que lo lee, es mi ancla que evita que me alce como un globo y el consuelo de mis días tristes. Me considero afortunado, espiritualmente afortunado de tener una vida en común con él. Cada día así es como lo percibo porque él podría estar con quién quisiera y he sido testigo de ello. Es alguien que levanta pasiones y admiración, pero he perseverado porque amar tampoco es atar como yo creía y he aprendido año a año, con reencuentros y separaciones que hay un momento para todo y en el actual soy muy feliz contigo, gracias a ti.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Rojo
Rojo...El color de la pasión, de la fuerza y también de la sangre. Pasión y pólvora, latidos precipitados y besos interminables. El rojo son las marcas que dejo en tu piel, es el color de mis labios luego de que los tocas. El rubor del desenfreno pero también es calidez de hogar, de mantas tejidas junto al fuego y películas de acción o comedia tumbados en el sofá. Roja era la manzana del conocimiento y para mí, rojo eres tú. Porque representas todos esos atributos, fuerza y voluntad. Valor e inteligencia, mi hogar, mi guía y mí corazón.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Azul
Azul, azules ruedan mis lágrimas llenando de tinta mis mejillas. Soy como un retrato que empieza a disolverse y a tornarse informe, mis manos están con los dedos manchados y voy salpicando gotas azules por dónde camino. Avanzo rumbo al mar para mimetizarme con su oleaje y desaparecer, flotar de manera eterna para que mis lágrimas se unan a la fuente. La tristeza es azul, pero también es calma y paz interior sin recuerdos destructivos de épocas pasadas, presentes y un cúmulo de dudas sobre el futuro que veo incierto.
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sanctuaryofsoul · 4 years
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Llora
Llora mi alma devastada, buscando entre jirones comenzar a tejer las suaves hebras de mí ser. Llora mí corazón encogido y pequeño como un ave que se ha quedado sola en su nido, esperando que pase el invierno. Lloran mis ojos oscuros, derramando amargas lágrimas en cualquier instante por tu amor perdido, por el dolor de tus mentiras y todo mi ser está en transición sanando, expulsando fantasmas a través del dolor y mi cerebro, llora por todo lo que creyó era cierto y resultó un juego cruel, un método creado para herir a quién te amó sabiendo que eras imperfecto.
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