Tumgik
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Por Trece Razones AU
Rated: Fiction M - Angst/Hurt/Comfort
Cinta 2, Lado A
Monstruos atrapados en tu cabeza
Colegio François Dupont, 7:36 am.
Adrien acababa de llegar al colegio, y se sentía intranquilo debido al nuevo mundo que se le había abierto el día anterior.
Al llegar, descubrió a Alya, Kim y Kagami susurrando.
Los tres se voltearon rápidamente a verlo.
—Hola, Adrien— lo saludó Alya con una expresión sombría.
—Adrien— le dijo Kim, —no puedes decir absolutamente nada de las cintas. A nadie.
—¿Tú estás en las cintas?
Los tres chicos se miraron con extrañeza.
—Adrien, ¿en qué cinta estás? —le preguntó Kagami.
—En el primer lado de la segunda.
—Vaya que eres lento. Yo me las terminé en una sola noche— dijo la azabache.
—Y, Adrien…— empezó Alya.
Adrien la miró.
—No creas todo lo que dice Marinette. Nadie sabe si está diciendo la verdad.
—Yo me pregunto, Alya, ¿no era tu mejor amiga? — preguntó Chloé, al llegar.
—Solo te comportas así ahora desde esa cinta.
—No niegues que es mentira, Alya. Es exactamente como lo recuerdo.
—No lo niego, Chloé. Pero eso no le quita ninguna culpa a Marinette.
—¡Eso no significa que esté mintiendo!
—Solo vete, Chloé. Tú no eres mejor que el resto de nosotros.
Alya se volteó, y se dirigió apresuradamente a su casillero, solo para encontrar un mensaje pintado.
¿Por qué mentiría una chica muerta?
Estaba escrito en color rojo.
Alya volteó, con fuego en los ojos.
Sin embargo, Chloé ya se había ido.
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—Han escuchado hablar del efecto mariposa, ¿verdad? Que si una mariposa aletea sus alas en el tiempo exacto en el lugar preciso puede causar un huracán miles de kilómetros lejos. Es la teoría del caos. Pero, saben, la teoría del caos no es exactamente sobre el caos. Es sobre como un pequeño cambio en un gran sistema puede afectar todo. Teoría del caos. Suena dramática, pero no lo es. Pregúntale a un matemático. O mejor, pregúntale a alguien que ha estado en medio de un huracán.
Algo pequeño puede iniciar algo grande. Pregúntenle a Lila o a Chloé.
O mejor, pregúntenme a mí.
Un momento. No puedes. Estoy muerta.
Adrien frunció el ceño. ¿Estaba bromeando?
—Paso a paso. Así avanzaremos con esto. Poniendo un pie delante del otro. Así continúa nuestra bola de nieve.
¿Verdad, Kagami?
Nunca te había tomado por ser una seguidora de alguien. Pero la verdad, seguiste exactamente el modelo de Chloé y Lila.
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Colegio François Dupont, dos semanas después de la akumatización de Marinette
—Lo sabía.
Marinette, quien se encontraba en su casillero, alistando sus cosas, se volteó para ver quién le estaba hablando.
Era Kagami.
—Sabía que no eras la niña dulce que pretendías ser, Marinette.
Marinette la miró, y la ignoró.
—Eres tan débil, que te akumatizan y matas a una heroína. Y, ¿sabes para qué lo haces, Marinette? Para llamar la atención. Cuando dijiste que Adrien había ganado en esa clase de esgrima, era solo para estar en su lado bueno. Para llamar su atención.
—Tú lo intentaste matar cuando eras Riposte, Kagami— respondió la chica en voz baja.
—Por favor. ¡Tú mataste a su ídolo! ¡Al ídolo de todo París! ¿Y sabes que es lo peor? Que ni siquiera te arrepientes.
Marinette agarró su mochila y se dirigió a clases.
Kagami la miró mientras se iba, molesta.
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—Obviamente, no me esperaba lo que pasó a continuación, Kagami. Siempre supe que eras astuta, pero ¡vaya! Es increíble que lo hayas podido hacer mientras me hablabas.
¿O alguien lo hizo por ti?
De igual manera, me arruinaste el día.
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—Bueno, clase, es momento de entregar sus ensayos sobre la diferencia en la formación de hidróxido y ácidos oxácidos— pronunció Madame Mendeleiev. —Pediré sus trabajos en orden alfabético.
Marinette abrió su mochila, y buscó su ensayo.
No estaba ahí
Siguió rebuscando, rebuscó en otros bolsillos de la maleta, en el piso, en la carpeta, en todo lado en el que Marinette podía pensar, pero el ensayo simplemente no estaba ahí.
—¿Dupain-Cheng?
Marinette levantó la cabeza.
—No lo encuentro, Madame.
—¿No lo encuentras? ¿O no lo has hecho?
—Sí lo he hecho, Madame. Pero no se dónde lo he dejado.
—Ve a decirle eso al director, Marinette, y ten en cuenta que tienes 01.
Marinette salió rápidamente de la habitación con la cabeza gacha.
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—Sí, Kagami, hasta ahora no sé como lograste robar mi ensayo bajo mis propias narices. Pero, obviamente, no te quedaste ahí.
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Marinette regresó de la oficina del director, llorando. No solo había desaprobado terriblemente, pero tuvieron que llamar a sus padres, y se quedaron gritándole tanto tiempo que casi era salida.
¡RIIIING!
Corrección. Ya era salida.
Derrotada, la chica se dirigió a su casillero, para sacar sus pertenencias.
Solo para encontrar su ensayo, roto en pedazos, y en la esquina, un dibujo con un extraño símbolo.
El símbolo que se encontraba en el anillo de Kagami.
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—Desde ese día, empecé a encontrar mis trabajos rotos, mis cuadernos sucios. Una vez encontré caca de perro en mi casillero.
No sé si todo eso lo hiciste tú, Kagami. Francamente, lo dudo, porque tú eras muy fina, y nunca tocarías caca de perro.
¿O llegarías a tal extremo por mí?
Vaya, Kagami. No sabía que era tanta influencia.
Pero lo que necesitabas es… más.
Más.
Ganarme.
Adrien, aunque consideraba a Kagami su amiga, no podía negar lo que decía Marinette. Kagami siempre quería estar adelante, Quería ganar.
Siempre.
—No solo no paraste. También convenciste a otros que hagan lo mismo que tú.
Y obviamente, nadie gusta de Marinette Dupain-Cheng, así que, ¿por qué no?
Bueno, ya no tendrán que soportarme.
Regresando al tema, una de esas personas… se pasó de la raya. Pasó el nivel de Lila, Chloé y Kagami.
¿Serás tú?
Voltea la cinta.
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Pasillos del Colegio François Dupont, 1:45 pm.
—Adrien… no le hagas caso a Alya.
El chico miró a quien le hablaba, Chloé.
—¿Y por qué debería hacerte caso a ti, Chloé?
—No mintió. En nada. Yo… lo puedo probar. Hasta lo que mencionó en…
Lo miró.
—Olvídalo, Adrien. No has llegado ahí.
—¿A qué parte te refieres, Chloé?
—Escúchalo por ti mismo.
—Chloé, dime.
—Puedo probar ciertas cosas que mencionó en la cinta de Chat Noir.
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Oficina del director Damocles, en esos momentos
—¡Usted no tiene la menor idea de cómo es mi vida y la de mi esposo en estos momentos!
—Madame Cheng, entiendo que se sienta muy desolada desde la muerte de su hija, pero lamentablemente no podemos ayudarla.
—¿Y por qué? ¿Porque intento buscar justicia para mi hija, señor director? Habían nombres de muchísimos compañeros de Marinette, y también estaba el suyo.
—De nuevo, Madame, no tengo la menor idea de por qué está mi nombre ahí.
Sabine lo miró, molesta, y salió bruscamente de su despacho.
Solo para chocarse con la impactante imagen del casillero de su hija.
Estaba pintarrajeado, roto, sucio, lleno de papeles, hasta había una foto quemada de Marinette.
Sabine estaba al borde de las lágrimas.
Retrocedió lentamente, impactada, solo para chocarse con Alya.
—¡Alya! ¿Qué es esto?
—¿Qué es qué, Madame Cheng?
—¿Qué le han hecho al locker de mi hija?
—Nada que no se merezca, Madame. Con permiso.
Alya se escabulló, con las manos firmemente apretando sus libros.
Sabine solo miró a la chica cuando se iba, preguntando como una tan linda amistad se había arruinado.
La mujer salió de su estupor y se dirigió a la salida del colegio.
No se dio cuenta de Chloé, quien en una esquina lloraba al ver el sufrimiento de la madre de Marinette.
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Por Trece Razones AU
Rated: Fiction M - Angst/Hurt/Comfort
Cinta 1, Lado B
A veces todo está mal
Mansión Agreste, 8:02 pm.
Decir que Adrien estaba impactado era decir poco. No le caía Marinette para nada bien, pero no podía negar que lo que había dicho no era verdad. Él sabía que Lila odiaba a Ladybug.
¿Cómo podría saberlo Marinette?
Solo había una forma de averiguarlo.
Le dio vuelta a la cinta y presionó play en el Walkman de Nino.
—Bienvenido de vuelta. Gracias por quedarte a escuchar la parte dos. ¿Te estás divirtiendo? Debes estarte preguntando, ¿quién sigue? ¿Y por qué?
Adrien no podía negar que había estado pensando en eso.
—¿Eres tú? ¿Qué me has hecho? ¿Cómo terminaste en estas cintas de casete? Quizá hiciste algo cruel. O quizá solo lo dejaste suceder. Quizá ni siquiera te diste cuenta que estabas haciendo algo cruel. Quizá simplemente no hiciste nada. Y quizá debiste haberlo hecho. Muy tarde. Yo sé exactamente lo que hiciste. Y luego de escuchar estas cintas, nunca podrás olvidarlo. Sé que yo no lo haré. Y ¡oh! Por cierto… sigo muerta.
Adrien paró la cinta. ¿Qué le hizo a Marinette? No le hizo nada tan exagerado, como otros, a excepción de…
…eso.
Bueno, se preguntaba si esa era la razón. Era momento de ver cuán profundos eran los sentimientos de Marinette.
—Si están escuchando esto, ha sucedido una de dos cosas: a) Eres Lila, y después de escuchar tu breve relato, quieres saber quién viene después, y cuando te volverá a tocar. O b) Eres algún otro y estás esperando a ver si eres tú.
Pues…
A Adrien se le cortó la respiración.
—Esta persona hizo lo primero que mencioné: algo cruel. Siempre ha sido mi enemiga, desde que la conocí, y probablemente lo seguirá siendo.
Así que, sin más preámbulos, presentemos a la estrella de la Cinta 1, lado B.
Chloé Bourgeois, te toca a ti.
Adrien volvió a respirar. Era más que obvio que Chloé iba a estar ahí. Aunque la chica sea su amiga, sabía el daño que le había causado a Marinette, desde antes de su akumatización.
—Estoy segura que no tienes idea de por qué estás aquí, Chloé. Seguramente piensas que no hiciste nada malo, ¿verdad? Primero, Chloé, si crees que estoy siendo ridícula, si crees que soy una especie de chiquilina que se indigna por cosas insignificantes, tomándose todo demasiado en serio, nadie te está obligando a escuchar las cintas. Es cierto que te estoy presionando con aquel segundo grupo de cintas, pero a quién le importa si la gente de esta ciudad piensa que además de asesina soy una ladrona, ¿verdad?
Adrien tragó saliva. Recordaba ese día. Recordaba que Marinette había sido catalogada como ladrona. Y aunque tenía una prueba que no lo era, no hizo nada para detenerlo.
—Puedo nombrar una lista entera de personas a quienes les importaría. Puedo nombrar una lista de personas a quienes les importaría mucho si estas cintas se hicieran públicas.
Así que comencemos, ¿sí?
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Colegio François Dupont, 4 días después de la akumatización de Marinette
Marinette caminaba hacia el colegio. Había remplazado su ropa colorida, lleno de colores rosados, por una capucha negra y pantalones de un azul oscuro. Tenía ojeras que parecían infinitas, y contrastaban escandalosamente con su piel blanca.
No sonreía.
Desde ese día no había vuelto a sonreír.
—Hola, Marimierda— la saludó sarcásticamente Chloé. —Oh, perdón. ¿Prefieres asesina?
—No maté a nadie, Chloé.
—Ajá, seguro con ese pensamiento tu mami se consuela al ver la decepción de hija que eres.
—Ya cállate, Chloé.
—Aj, no seas una envidiosa— sacó una caja, de la cual extrajo un brazalete. —Mira, mi papi me ha comprado esto, algo que tú nunca podrás tener.
Marinette rodó los ojos y entró al salón.
Dentro, encima de su escritorio, la esperaba una muñeca de tela con su cara pegada, la cual tenía muchísimas agujas que sobresalían de ella.
Marinette no reaccionó.
Pero por dentro, sintió como una parte más de ella se rompía.
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—En ese momento entraste a la clase, Chloé, y al verte reír, supe que habías sido tú. No te importó para nada que estés sugiriendo lo que acabo de hacer.
Había matado a tu ídolo. Y eso era todo lo que te importaba.
Y por eso decidiste arruinarme más la vida.
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—Miss Bustier, ¡mi brazalete se ha perdido! — exclamó Chloé, fingiendo llorar, y enterró su cabeza en el hombro de Sabrina.
—Todos, párense, pongan sus cosas sobre el escritorio, vacíen sus bolsillos y pongan sus manos sobre la cabeza.
—Miss Bustier, estoy segura que fue la asquerosa de Marinette Dupain-Cheng quien robó mi brazalete.
—Chloé, no puedes acusar a alguien sin pruebas.
—¿Quiere pruebas, Miss?
Chloé se levantó de su asiento, y se dirigió al de Marinette. La empujó fuera del asiento y rebuscó en su mochila, solo para encontrar, efectivamente, su brazalete.
—¿Ve, Miss? Si ya es una asesina, ser una vil ladrona es pan comido.
—Marinette, ¿qué explicación le puedes dar a esto? — demandó la profesora.
—No tengo ni idea.
—¿Te acordarás de cómo llegó allí si vas a la oficina del director?
—Lo dudo, Miss, porque yo no lo puse ahí.
Bustier la miró, molesta.
—Marinette, por favor ve a la oficina del director, ahora.
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—Al pararme, vi tu sonrisita de suficiencia. Sabía que tu lo habías puesto ahí. Gracias a ti, Chloé, me suspendieron por tres días. Esos días, perdí clases y exámenes, y mis notas se fueron al basurero.
Y obviamente, me molestaron más en el colegio, gracias a tu pequeña bromita.
Adrien no pudo evitar sentirse un poco culpable. Él había visto como Sabrina metía el brazalete de Chloé en la mochila de Marinette mientras la rubia se reía, y no había hecho nada para evitar la suspensión de Marinette.
“No sientas pena por ella”, se dijo Adrien. “Ella mató a tu lady”.
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Tres días después 
Marinette volvía al colegio, con su nuevo atuendo característico. Sentía cómo varias miradas le perforaban la espalda, y cómo muchos soltaban risitas al verla.
Descubrió el gran misterio cuando vio su casillero.
En la puerta de este, había pintura.
Habían tres palabras.
Muérete ya, asesina.
Marinette siguió mirando su casillero.
De improviso, se volteó y corrió al baño.
Alguien que la hubiera estado mirando de cerca hubiera visto la lágrima que corría por su mejilla.
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—Y tu dirás, Chloé, fue solo una pintada en el casillero, nada más.          
¿Nada más?
Pues, Chloé, esto no se trata sobre lo que hiciste o no.
Adrien escuchó como Marinette pausaba su relato. El chico le subió el volumen al Walkman de Nino, y se escucha como la chica está desdoblando un papel. Le está quitando las arrugas.
—Muy bien. Acabo de repasar todos los nombres—todas las historias— que completan estas cintas. Y, ¿adivina qué? Es posible que ninguno de los acontecimientos que relato aquí hubiera ocurrido, Chloé, si no hubieras hecho lo que hiciste. Es así de simple. Necesitabas desquitarte con alguien, alguien que haya hecho algo, o supuestamente hecho algo, para así tener una excusa y parecer la buena de la película, por una vez en tu vida.
Y como todos pensaban que yo había maltratado a Lila y había asesinado a Ladybug, yo era la opción ideal, ¿no es cierto?
Y la bola de nieve sigue rodando. Gracias, Lila
Así que, para retroceder un poco, esta cinta no trata de por qué hiciste lo que hiciste, Chloé. Es acerca de las repercusiones que tuvo lo que hiciste.
¿Sabes por qué, Chloé?
Francamente, Adrien no quería saberlo.
—Porque, Chloé, querida, diste un ejemplo. Desde que tú lo hiciste, el resto solo te siguió. Vieron cómo yo no reaccionaba ante el acoso de mi peor enemiga. Así que pensaron, ¿por qué no lo hago yo también?
Todas las historias que siguen… tomaron tus acciones como ejemplo para tratarme mal.
Y este es el momento cuando nuestra bola de nieve toma velocidad.
Kagami, cariño… tú eres la siguiente.
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Adrien abrió el Walkman con un chasquido y sacó la primera cinta.
En el bolsillo más pequeño de su mochila, encontró la siguiente. La que tiene un número tres rojo escrito en medio de un lado de la cinta, y un número cuatro en el otro.
Se escucharon pasos, y sin aviso previo, se abrió la puerta del cuarto de Adrien.
—Adrien, ya es tarde. Debes estar acostado— impuso Nathalie.
Adrien solo asintió.
Miró a su mochila, tirada a un costado, y metió dentro la siguiente cinta, junto con el Walkman.
Continuaría mañana.
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Habitación de Nino Lahiffe, 1:18 am.
Sonó el celular del chico.
A duras penas, bostezando ampliamente, se bajó de la cama y vio el nombre de quien lo llamaba.
Sabine Cheng.
Respondió la llamada.
—¿Diga, Madame Cheng?
—Hola, Nino. No sé si tú sabrías algo, pero he… he encontrado un papel con varios nombres escritos, y líneas que conectan algunos nombres circulados.
—Madame, ¿me puede decir cuáles son esos nombres?
Se escuchó como la señora abría un papel y lo alisaba.
—Dice… Lila.
—Ajá, ¿qué más?
—Chloé. Kagami. Kim. Luka. Alya. Alix. Max. Sabrina.
—¿Algo más?
—El señor Damocles. Adrien. Y…
Se escuchó un grito ahogado, y sollozos. Muchos sollozos.
—¿Madame?
—No… no es posible.
—¿Madame?
—Esto no es ver-verdad, ¿cie-cierto?
—¿Madame, cuál nombre le falta mencionar?
Se escucharon más sollozos, seguidos por una inhalación profunda de aire.
—Chat Noir.
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Por Trece Razones AU
Rated: Fiction M - Angst/Hurt/Comfort
Cinta 1, Lado A
¿Quién está listo para jugar?
Calles parisinas, 3:10 pm. Dos semanas después
Después de un agotador día, Adrien ya regresaba a su hogar en su limosina. Cansado, se estiró y recordó lo que había sucedido en el día.
En la clase de Cívica, habían vuelto a hablar del suicidio. Ya habían pasado dos semanas desde la muerte de Marinette, y aunque el colegio intentaba evitar alguna situación parecida, a los alumnos no les podía importar menos. El locker de Marinette estaba lleno de basura, de mensajes insultantes, y de fotos nada bonitas. Aunque el personal de limpieza del colegio lo limpiaba cada día, ese locker seguía terriblemente sucio.
Al bajar de la limosina, Adrien se dio cuenta que había algo esperándolo en la puerta de la mansión. Un paquete del tamaño de una caja de zapatos lo esperaba. Alguien había garabateado el nombre Adrien Agreste a toda prisa sobre la envolutra, así que él lo levantó y lo llevó dentro.
—Nathalie, abriré esto en mi cuarto.
Lo llevó a su habitación y lo apoyó sobre su escritorio. Sacó un par de tijeras, deslizó la hoja de la tijera alrededor del paquete y levantó la tapa. Dentro de la caja de zapatos había un tubo enrollado, envuelto en plástico de burbujas. Lo desenrolló, y descubrió siete cintas de audio sueltas.
Cada una tenía un número pintado con rojo, con lo que parecía esmalte de uñas.
Adrien se sintió confundido. Ya nadie usaba cintas de casete. ¿Cómo podría reproducirlas?
Recordó un pequeño almacén que había en la mansión, llena de cosas antiguas. Había visto ahí un radiocasete.
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Al volver, Adrien dejó caer su mochila al suelo, se sentó en su cama y agarró el radiocasete con sus dos manos. Oprimió el botón Eject, y la tapa de plástico se abrió lentamente, y el chico deslizó la primera cinta dentro.
Puso Play.
—Hola, chicos. Es Marinette. Marinette Dupain-Cheng. Es verdad. No ajusten su… cualquier dispositivo que estén usando para reproducir esto. Soy yo, en vivo y en estéreo. No habrán segundas presentaciones. Ni bises. Y esta vez, sí que ninguna solicitud. Agarren un snack, siéntense cómodos, porque estoy a punto de contarles la historia de mi vida. Más concretamente, por qué acabo mi vida. Y si estás escuchando estas cintas, tú eres uno de los motivos.
Adrien paró el dispositivo.
¿Marinette había grabado cintas de casete antes de morir? Qué dramática, pensó. Ella misma se lo buscó.
Le volvió a poner play.
—No te diré cuál cinta te involucra en la historia. Pero no temas, si has recibido esta hermosa cajita, tarde o temprano, tu nombre aparecerá. Lo prometo. Las reglas son muy simples…
—¡Adrien! — exclamó su padre.
Adrien, alterado, paró la grabación.
—¿Sí, padre?
—No olvides de tu sesión de modelaje mañana.
—Sí, padre.
—¿Qué haces?
—Yo… nada, nada, es para un trabajo de historia. Muy aburrido.
—Ah…— exclamó Gabriel, y se retiró.
Adrien respiró hondo, y activó el radiocasete de nuevo.
—Solo hay dos. Número uno: Escuchas. Número dos: Pasas las cintas al siguiente de la lista. Con suerte, ninguna de las dos reglas te será fáciles de seguir. Se supone que no debe ser fácil, en ese caso les hubiera enviado un MP3. Cuando terminen de escuchar los trece lados, porque siempre hay trece lados de cada historia, rebobina las cintas, vuelve a ponerlas en la caja, y pásaselo al siguiente. Oh, la caja debería incluir un mapa. Mencionaré varios lugares de la ciudad. No puedo obligarlos a ir, pero es si quieren. O pueden botarlo, y nunca lo sabré, ¿verdad?
Adrien le echó un vistazo a la caja. No había ningún mapa. Seguramente los primeros en escuchar las cintas lo botaron, cosa que no le sorprendió, ya que todos odiaban a Marinette.
—A quién le miento. Es obvio que lo primero que harán es botar el mapa. Bueno, en caso a que quieras romper las reglas, entiende que yo hice una copia de estas cintas, y se los di a alguien en quien confío, quien, si este paquete no pasa por los trece de ustedes, hará que las copias salgan a la luz de una forma muy pública. Esta decisión no ha sido improvisada. Hagan lo que digo, ni más, ni menos. Te están vigilando.
                                             - - - - - - - - - - - - - 
15 minutos después
—¡Nino! — gritó Adrien al llegar a su casa.
—Hola.
—¿Me puedes prestar tu Walkman?
—No hay problema.
                                            - - - - - - - - - - - - -
Adrien caminaba de vuelta a su casa.
Metió la primera cinta en el Walkman de Nino, y le puso play.
—¿Lista, señorita Rossi?
Lila Rossi. Adrien lo supo al instante. Ella y Marinette habían tenido muchos problemas.
—Lila, querida, yo iba a darte una oportunidad. De veras. Pero lo enemistad entre dos chicas no tiene importancia, ¿o sí? Para mí la tiene. Para encontrarle un introducción a la historia, me remonté hacia ti. Y aquí es donde realmente comienza.
                                 -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -   
Hace 9 meses
Marinette llegaba a la escuela apresuradamente, temprano por una vez en su vida. Era el día del concurso de diseño del señor Agreste, y ella no iba a desperdiciar ninguna ocasión de impresionarlo a él y a su hijo.
—¡Uf! Llegué, Alya— exclamó Marinette, mirando a su amiga.
—¿A ver, chica?
Marinette, orgullosamente, sacó un fólder se su maleta, lo abrió, y dejó al descubierto unos diseño bellísimos.
—Em, Marinette…
—¡¿Lo ven?! — gritó Lila. —¡Se ha copiado!
—¿Qué está pasando? — inquirió Marinette.
—Chica, tus diseños son iguales a los de Lila.
                                           -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—Sí Lila. Te habías copiado de mis diseños. No sé cómo, pero al verlos, eran exactamente iguales. Y obviamente, mentiste. Como siempre.
                                          -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—¡Marinette! ¿Cómo pudiste hacer eso? — gritó Mylène.
—¡Eso está mal! — exclamó Max.
—No creía que eras así, Marinette— dijo Alya.
—Marinette, creo que debemos discutir esto en un lugar más privado— dijo Lila con falsa modestia.
Marinette la miró con recelo.
                             -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—Me llevaste a otro lado, y me despreciaste. Me hiciste sentir tan mal, Lila, y luego hiciste que perdiera a mis amigos. Lo que llevó a los sucesos de ese día.
Adrien sintió un escalofrío al recordar ese día.
                                  -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—Marinette, en verdad eres un chiste. ¿Crees que esos diseños son buenos, en verdad? Eres patética, y siempre serás una nadie. Nadie te reconocerá como diseñadora. Nadie querrá estar contigo. Ni Alya. Ni Adrien.
Le arrancó los papeles de la mano.
—En realidad, Marinette, tus dibujos parecen de una niñita de 5 años. ¿A eso le llamas talento? Me podría poner una bolsa de basura y me vería mejor que con esos diseños.
Rompió las hojas en pedazos, para el asombro de Marinette.
—Esto se merece estar en la basura.
Lo tiró, haciendo que caigan en un charco de agua y se mojaran completamente.
—Mira, Marinette así se ve mejor.
Se fue Lila, bien erguida, dejando a una Marinette desconsolada que se tragaba las lágrimas.
                               -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—Y luego volviste, y mentiste de nuevo. Yo nunca, y digo nunca, le hice bullying ni daño alguno a Lila. Saben qué, sé que hay muchas versiones sobre eso. No sé cuál es la más famosa. Pero sí se cuál es la menos famosa.
La verdad.
Ahora bien, la verdad es la que no olvidarás.
                                   -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—¡Marinette! No puedo creerlo— dijo sollozando Lila al volver con el resto.
—Li, ¿qué pasó? — preguntó Rose.
—Marinette admitió copiar mis diseños. Me ha insultado, ¡me ha dicho que nunca ganaré!
—Oh, Lila, tranquila— dijo Kim.
Marinette volvió, y todos le lanzaron una mirada asesina.
—¿Ya te cansaste de hacer daño? — le preguntó Kim.
—No. Nunca se cansará. Por eso te digo, Marinette: eres una de las peores personas que conozco. Te aprovechas de las personas, mientes, te haces la inocente. Pero ya no más. Nadie va a soportar tus abusos.
Marinette estaba llorando, y todos los presentes la miraban con desprecio.
—Y algo más. Nunca tendrás el amor de Adrien. Adrien es un chico con un corazón de oro, y nunca soportaría a alguien con un corazón tan vil como tú. Te quedarás sin amigos. ¡Solo están contigo porque te tienen pena! Acéptalo, Marinette. Todos te detestan.
Marinette se fue al baño corriendo.
Y Alya ni siquiera había negado las palabras de Lila.
                                     -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—Me atacaste en mis puntos más débiles. Mi pasión. Mi mejor amiga. Y mi amor platónico. Por cierto, ¡hola, Alya! ¡hola, Adrien!
Adrien sintió un escalofrío cuando la chica pronunció su nombre.
—Y bueno, creo que todos saben lo que pasó.
                                      -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—¡¡AKUMA!!
Una adolescente que portaba un yoyó se paseaba por los techos parisinos. Tenía un traje negro con puntos rojos. Continuó saltando por la ciudad hasta llegar a su colegio.
—Hola. No me he cansado de hacer daño todavía…— escupió Miss Desgracia
—¡¿Marinette?!
—No. Soy Miss Desgracia ahora. Y todos ustedes pagarán.
                                    -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—Francamente, solo recuerdo de fragmentos de lo que sucedió. Caos, personas llorando, otras gritando, otras asesinándome con la mirada. Chat Noir llorando. Y todo el salón dándome la espalda.
                                       -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—Marinette, ¡para! — sollozó Alya. —No te preocupes, solo aguanta, Mari. Ladybug vendrá para salvarte.
—¿Conque Ladybug? — Marinette rio cruelmente. —Ladybug no vendrá, Alya. Ni ahora, ni nunca jamás.
Les dio la espalda a sus compañeros.
—Ladybug está muerta.
                                      -  -  -  -  -  -   -   -   -   -   -   -   -  
—Lo único que recuerdo al levantarme del trance del akuma, que ví a Chat Noir llorando.
Lo llamé.
Él me miró con infinita tristeza y se fue.
Volteé a ver a la clase, y muchos lloraban, unos de tristeza, otros de rabia.
Desde ese día me llamaron asesina. Insensible. Malvada. Débil. Y una sarta de insultos. Me decían que me perdiera, que no vuelva, que me matara.
Bueno, en algo les hice caso. ¿Felices?
Luego recuerdo que tú, Lila, te acercaste y me diste un bofetón. Porque había matado a tu supuesta mejor amiga, Ladybug.
Yo sé que no es así.
Tú la odiabas.
Y pues, ¿cómo sé? Se enterarán luego.
Pasados unos días, sentía el desprecio de todos. Bromas. Pintadas. Burlas. Insultos. Papeles.
Ya sé. Ya sé lo que están pensando. Mientras contaba a historia, yo también pensaba lo mismo. ¿Una akumatización? Por más impactante que haya sido, ¿una akumatización hizo que te hicieras esto a ti misma?
No. Una akumatización arruinó mi reputación. Pronto, causó una cadena de efectos que arruinaron mi vida. A veces, una akumatización tiene un efecto bola de nieve.
Una akumatización causada por ti, Lila, es solo el comienzo.
Y esta vez, Lila, la asesina eres tú. Y todos los que estén escuchando esto.
¿Ahora se sienten tan bien al llamarme asesina? Se siente feo, ¿verdad?
Sí. Pero peor fue lo que me hicieron, lo que destruyó la poca autoestima que he tenido.
Voltea la cinta para seguir escuchando.
Adrien extendió la mano, listo para detener el casete.
—Y, Lila, cariño, no te vayas. No vas a poder la parte en la que vuelve a aparecer tu nombre.
Adrien mantuvo su dedo sobre el botón, escuchando el suave zumbido de los parlantes, el débil chirrido de los cabezales que enrollan la cinta, esperando a que Marinette continúe.
Pero ella no vuelve.
La primera cinta ha terminado.
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Por Trece Razones AU
Rated: Fiction M - Angst/Hurt/Comfort
(Prólogo)
Porque soy solo humana
Todo era caos.
Habían sirenas que sonaban sin cesar, ambulancias por todas partes, y la calle estaba llena de personas, tanto paramédicos, médicos, y bomberos, como vecinos que se habían alarmado por la incesante presencia del bullicio que no podía indicar nada bueno.
La puerta de la casa que había llamado al servicio de Emergencia se abrió.
De ahí, salieron varios paramédicos, cargando una camilla mojada y ensangrentada. Tumbada, había una adolescente, no mayor de dieciséis años, que estaba inconsciente.
Delante, varios paramédicos intentaban hacer paso para lograr meter a la niña dentro de la ambulancia.
Detrás, salieron dos personas, un hombre y una mujer de rasgos asiáticos, quienes lloraban incontrolablemente. El hombre la abrazaba, mientras que parecía que la mujer casi convulsionaba de los llantos.
La niña estaba en un estado deplorable. Sus dos muñecas estaban cortadas, con heridas profundas, y se seguían desangrando, logrando el propósito de la chica al hacerlo.
Por un lado, se acercó un chico moreno que montaba una bicicleta. Se le veía cansado, a juzgar por su respiración y por su rostro perlado de sudor.
Lloraba. El chico lloraba sin control.
Los médicos lograron ingresar a la chica a la ambulancia, y, luego que los padres ingresaran, cerraron las puertas.
Luego, sin perder un segundo, la ambulancia partió rápidamente.
El adolescente de la bicicleta siguió llorando, esta vez con más fuerza.
Veía a la ambulancia recorrer las calles.
Pensó en una caja llena de cintas de casete que tenía en ese momento en su casa.
Sabía que ya no había esperanza.
Marinette estaba muerta.
                                                                          -- -- -- -- -- -- -- -- -- -- -- -- --
...
lo se. 
Para empezar, lamento tanto haber estado ausente por tanto tiempo aunque lo más probable es que la situación no mejore. Aun así intentaré hacer mi mejor esfuerzo.  Bueno, este es el nuevo AU del cual hemos estado trabajando. Es un poco diferente de lo que solemos hacer (como ya habrán visto) pero estamos intentando hacerlo lo mejor posible. Iba a terminar de publicar el otro AU Navideño de un “Intercambio de Princesas” pero ya estamos Enero así que... Sin embargo, si quieren que siga publicando pueden avisar para continuar. Hasta entonces seguiremos con esto y terminaremos de publicar nuestro primer fanfic en inglés (disculpen por la demora). También, gracias por todo el apoyo que nos han mostrado y como siempre no duden en dar recomendaciones o sugerencias. 
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Intercambio de Princesas (C.5)
Capítulo 5: Caminando en un paraíso invernal
Habitación de la Duquesa Kagami, 11:28 pm.
—Y luego, ¿qué paso? — le preguntaba Marinette a Kagami por el teléfono.
—Estábamos fríos y mojados. Luka puede ser muy inmaduro.
—Luka es como un cachorrito. Si le eres buena, te seguirá a donde sea.
—Vamos a ir a ver paisajes mañana— dijo Kagami, riéndose por el comentario de Marinette.
—Pero eso no estaba en la agenda.
—Rompí la agenda.
—¿Por qué harías eso?
Se escuchó una pausa, y los murmullos de Kagami hablando con Luka.
—¿Has visto a Luka sin polo? — le preguntó la Duquesa.
—Ew, Luka, no. Pero Adrien… se veía tan bien en un terno.
—Adrien nació en un terno. Así que, ¿tu y Luka no son algo?
—No, no ha habido nadie en su vida desde que Lila, la madre de Manon, se fue. ¿Para qué quieres saber eso?
—Solo curiosa. Bueno… hasta mañana.
—Hasta pronto, Kagami.
-
Palacio de los Agrestes, 8:55 am.
Marinette, con una casaca, un gorro y una bufanda, esperaba al carruaje que la llevaría a su paseo con Adrien.
Al llegar, ella sonrió, y el Príncipe la ayudó a montarse dentro del carruaje.
—Milady— le dijo al coger su mano, y Marinette sonrió.
—Ya que te tengo sola, me puedes decir la verdad— le dijo Adrien cuando el carruaje comenzó su trayecto.
—Eh, ¿sobre qué?
—De lo que sea y de todo. Pero que tal si empezamos con tu opinión en los trabajos de caridad que se hacen en Saint Joan.
—Por supuesto. Eh… Bueno, si soy honesta… creo que deben involucrarse personalmente más.
—¿Cómo?
—Propón un día para visitar el albergue. Conoce a las personas.
—Eso nunca se ha hecho antes.
—Lo que significa que debe ser hecho antes de que sea muy tarde.
Adrien se quedó mirándola.
—Suenas como mi abuela.
—Tomaré eso como un piropo.
-
Albergue Saint Joan, 30 minutos después
—Et il s'en allait galoper dans la forêt en pleurant. Mais en sortant, il avait pris sur lui son livre d'envol et en profita pour faire quatre heures de leçons ! — contaba Marinette a los pequeños, mostrando los dibujos del libro mientras hablaba.
—¿No es magnífica? ¿Leerles a los niños así? — le decía la dueña del albergue al Príncipe Adrien, una señora mayor.
—La Duquesa es muy especial.
—Et c'est même Noffit qui tira le traîneau du Père Noël ! Maintenant, le petit renne n'est plus malheureux ! — finalizó Marinette.
Todos los niños aplaudieron.
Una niña levantó la mano.
—¿Si?
—¿Eres de verdad una princesa?
—Todavía no. Pero lo seré cuando me case con el Príncipe Adrien.
—¿Lo amas? — todos los niños rieron en voz baja.
Marinette lo miró.
—Bastante.
—Me gustaría ser una princesa— continuó la niña.
—Lo más importante de ser una princesa es ser solidario con el resto. Si lo eres, ya eres una princesa en tu corazón.
La niña sonrió.
—¿Pueden decir, “Gracias, Lady Kagami”? — les dijo la anciana a los niños.
—Merci, Lady Kagami.
Marinette sonrió ampliamente, y caminó hasta divisar su árbol de Navidad.
—¿Es ese su árbol?
—Lo es.
—¿Y dónde están los regalos?
—No tenemos suficientes fondos para regalos.
—¿Y el dinero del baile?
—Es para necesidades. Comida, agua, educación…
—¿Así que los niños no tienen regalos? — interrumpió Adrien.
—Lamentablemente no.
-
—Me gustaría que se le pudieran dar regalos a los niños— suspiró Adrien. —Pero es técnicamente imposible.
—A menos que hagamos las compras, las envolturas, y la comida.
—¿Tú y yo?
—¿Por qué no?
—Ya ha hecho el gesto propio, Su Alteza— indicó Nathalie.
—La Navidad no es sobre un gesto— le dijo Marinette a la asistenta. Se dirigió hacia Adrien. —Tenemos la tarde libre.
—Es muy ambicioso. Así que supongo que debemos empezar cuanto antes.
—¡Yey! — gritó Marinette y abrazó al Príncipe.
—Oh, lo siento— dijo ella al darse cuenta de lo que había hecho. —Eso no fue muy digno.
—Está bien. Me gustó.
—Vamos a Frederick’s, en la Rue Palmetto— dijo Tikki.
Nathalie rodó los ojos.
-
Calle Palmetto, 20 minutos después
—Calle Palmetto. De acuerdo con la guía, la fuente está muy cerca— le decía Luka a Kagami y Manon.
Manon, al ver un puesto de golosinas, se fue corriendo.
—Sabes, hay una leyenda que dice que la fuente Saint Rose nunca se congela por la calidez del espíritu navideño— le mencionó Kagami a Luka.
—Supongo que hay algo dentro que hace que no se congele.
—Yo prefiero la leyenda.
—Nunca dije que no me gustaba.
—¿Perdón? ¿Eres Marinette Dupain-Cheng? — se le acercó una mujer morena con lentes.
—Sí— respondió Kagami.
—Alya Césaire. Revista Initié Alimentaire. Escuché de tu pastelería en Chicago, y me encantaría hacer un reportaje sobre ti. Se rumorea que tu vas a ganar este año.
—¡Hola! Chloé Bourgeois— exclamó la chica, apareciendo de la nada. —Yo gané la competencia el año pasado.
Alya la miró de arriba abajo.
—Genial.
Miró a Kagami.
—El público dice que tus recetas son fantásticas.
—Bueno, no soy solo yo. También está mi excelente sous-chef— dijo, señalando a Luka.
Chloé se fue, molesta.
—¿Cuál es tu nombre? — le preguntó Alya a Luka.
—Luka Couffaine.
—¿Por cuánto tiempo han sido un equipo?
—Mucho tiempo— respondieron los dos.
No muy lejos de ahí, una limosina se aparcó en la puerta de la juguetería, de donde salió Marinette y Adrien.
—Esto es bonito— dijo Adrien.
Ambos rieron.
-
Dentro, compraron de todo. Tiaras, osos de peluche, juegos de mesa, y…
—¡Oh! ¡Yo siempre quise uno de éstos! — exclamó Adrien, señalando a una pistola de juguete. —Mis padres nunca me dejaron tener una.
—Bueno, no hay nada de malo con salvar a la Tierra de una invasión alienígena.
Marinette exploró un poco más la tienda.
—Adrien, mira lo que hay— dijo, señalando a algo en el piso.
—Es un… tapete con… grandes círculos coloridos.
—¿Nunca has jugado Twister ?
—Oh, es un juego.
—Quítate los zapatos, ahora.
-
10 minutos después
—¡Vamos! — gritó Manon, señalando la tienda de juguetes a Kagami y Luka.
Entraron a la tienda…
Y Kagami se percató que su gemela también estaba ahí.
Ambas, junto con Manon, pusieron cara de horror.
—Puta madre— dijo Marinette.
—¿Qué? — preguntó Adrien, quien no la había escuchado.
—Mi arete, el de mi madre, ¡desapareció!
—Cambié de opinión. Hay que ver a Santa— dijo Manon.
A lo lejos, Tikki se percató del ingreso de Kagami.
Fingió estar hiperventilando, mientras Nath alie la ayudaba a calmarse.
—Pero ya lo vimos— dijo Luka.
—Una consulta— se acercó a ellos un anciano de camisa hawaiana. —Mi carro se quedó sin gasolina. ¿Me pueden ayudar?
—Por supuesto— exclamó Kagami, y arrastró a Luka fuera de la tienda.
Marinette vio toda la escena hasta que pasó el peligro.
—Oh, mira, Adrien, ¡ya lo encontré! — exclamó la azabache.
Fingió una sonrisa, intentando ocultar el hecho que casi la encontraron a ella y a Kagami con las manos en la masa.
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Intercambio de Princesas (C.4)
Capítulo 4: Que tus días sean felices y brillantes
Restaurant Le Paradis, 22 de diciembre, 10:08 am
—Compré el mandil— dijo Luka al llegar.
—Súper— dijo Kagami.
—¿Así que han decidido comer afuera?
—Bueno, Marinette ha decidido que va a ser espontánea a partir de ahora.
—Lo creeré cuando lo vea.
—¿Ah, sí? — respondió Kagami. Acto seguido, agarró el papel con el plan a seguir y lo rompió en pedacitos.
Luka se rio.
-
Palacio de los Agrestes, 11:13 am
Nathalie se dirigió decididamente a la habitación de Marinette, y al llegar, intentó mirar dentro para ver si averiguaba algo para el Rey.
—¿Puedo ayudarte? — le preguntó Tikki, sabiendo lo que estaba intentando hacer.
—El Príncipe desearía ver a la Duquesa en la Biblioteca de Retratos.
—Se lo diré.
-
11:20 am
Al llegar a la biblioteca, Marinette se percató que el Príncipe ya se encontraba ahí, mirando el retrato de alguien.
—Es muy elegante— le dijo.
—Era mi abuela. La abuela era un poco rebelde. Tenía una opinión sobre todo y no tenía miedo alguno a expresarla. El palacio… no se acostumbraba a su forma de ser.
—Parece que estaba adelantada a su época.
Adrien asintió.
—Sería bueno que el palacio tenga alguien como ella de nuevo.
—Así que, ¿querías verme?
—Sí. Creo que tengo que disculparme.
—Tu crees que te tienes que disculpar. No estás seguro.
—No, en realidad, sé que tengo que disculparme. Cuando estábamos montando a caballo, fui un completo idiota. Vas a ser mi esposa. Te debo tratar como mi igual.
—Disculpa aceptada.
-
Centro de la ciudad, 11:36 am.
Los tres estadounidenses (bueno, en realidad una japonesa y dos estadounidenses) se encontraban pintando figuras en bolas navideñas.
—¡Mira, es Santa! — exclamó Manon al escuchar su característica risa.
Jaló a los otros dos adultos hasta donde se encontraba el mítico personaje.
—¡Hola! ¿Qué quisieras por Navidad? Qu’est-ce que tu voudras pour Noël ?
—Emm, déjame pensar. Un nuevo par de zapatillas de ballet, un tabla de skate, ah, y una nueva madre.
Luka se atoró en su bebida.
-
3 horas después
—Nunca había visto a personas cantando villancicos en las calles— suspiró Kagami.
—Pero hay muchas personas haciéndolo el año pasado en Chicago— remarcó Luka.
—Se refiere a que nunca había ido uno en Francia— la salvó Manon.
—Huh. Supongo que es bueno tener nuevas experiencias— concluyó Kagami, y se rió con su mejor amigo.
En ese momento, Luka sintió como una bola de nieve caía en su hombro.
—¡Prepárense para ser aniquilados! — exclamó Manon.
Kagami se rió, cogió un poco de nieve y también se la tiró a Luka.
—Okey, ¿es dos contra uno?
Poco a poco empezaron a pelearse entre sí, hasta que la ropa de todos quedó completamente cubierta de nieve.
-
Salón Grénier, 7:14 pm.
Marinette ya había llegado al baile, y el salón estaba completamente lleno.
Adrien la estaba esperando en las escaleras, y no pudo más que observarla mientras bajaba las escaleras.
Marinette, con el cabello recogido en un pequeño moño. Tenía una tiara que adornaba su cabeza y dos aretes con rubíes. Su vestido, que no tenía mangas, era rojo y abrazaba toda su esbelta figura. En la parte del torso, el vestido tenía un cierto decorado que parecían puntos negros, como una mariquita.
Adrien, por su parte, se sintió pequeño con su terno negro y corbata verde.
Marinette le dedicó una amplia sonrisa.
—Te ves…—Adrien no tuvo palabras para completar la frase.
—Gracias. Y tú te ves…
—Gracias— respondió él con una sonrisa en los labios
—¿Deberíamos? — preguntó Marinette, señalando a la pista.
—Debemos.
Bajaron las escaleras con los brazos entrelazados.
—Oh, espera, tu corbata— le dijo la chica al Príncipe, arreglándola para que no esté chueca.
Se escucharon unas risitas provenientes de arriba.
—¿Qué da tanta risa? — preguntó Adrien.
—Usted y su prometida parecen haber parado bajo el muérdago.
—¡Oh! Una tradición tonta— le dijo él a Marinette.
—Bueno, no podemos decepcionarlos— le respondió ella, y, parándose de puntas, besó su mejilla.
Siguieron bajando las escaleras.
—Sus majestades— dijo Marinette al encontrarse frente a los Reyes.
—Oh, te ves preciosa, cariño— exclamó Emilie.
—Gracias.
—Te has esmerado mucho, madre. Estoy segura que los que viven en Sainte Joan van a estar muy agradecidos.
—¿Cuántas familias viven ahí? — inquirió Marinette.
—No… no lo sé— respondió la Reina.
—Nosotros no nos ocupamos de los detalles— recalcó el Rey.
—Oh, cla…claro. No… no sabía…
—Tengo una idea— la interrumpió Adrien. —¿Por qué no tocas algo para nosotros?
—Oh, no, yo soy muy torpe.
—¡No digas eso! He escuchado que eres muy talentosa— dijo la Reina.
—¿Quién quisiera escuchar a la Duquesa tocar?
Todos los presentes aplaudieron.
Marinette palideció.
Adrien la agarró de la mano, y la guio a donde estaba el piano.
Ya sentada ahí, Marinette sentía como sudaban sus manos.
Adrien se acercó a ella.
—¿Pánico escénico?
—Algo así.
—Bueno, haremos un dueto— dijo sentándose. —Haremos el Villancico de las Campanas. Tu haz las campanas. Yo hago el resto.
—No me sé esas notas.
—Bueno, es simple.
Adrien cogió la mano de Marinette y la colocó por las cuatro teclas que debía pulsar.
—Son esas cuatro.
-
Al finalizar el dueto, todos aplaudieron a la pareja real. Adrien cogió la mano de Marinette y se la besó.
—Fue increíble, ¿verdad? — exclamó Adrien emocionado.
-
Media hora más tarde
Adrien salió de la sala, en busca de su prometida.
—Una pregunta, ¿ha visto a la Duquesa? — le preguntó a un anciano de camisa hawaiana.
—Me parece haber visto a su alteza en el mirador.
Adrien siguió caminando, por un camino marcado con pequeñas luces.
En el fondo, se encontraba Marinette sentada, contemplando el cielo nocturno.
—Estaba buscándote.
—Adrien, espero que sepas que no pretendía ofender a tus padres cuando pregunte lo del albergue.
—No ofendiste a nadie.
—Hubiera sido mejor si simplemente no hubiera dicho nada.
—Eso sería terriblemente aburrido.
Se sentó a su costado.
—En realidad, he planeado un paseo en carruaje temprano en la mañana, solo nosotros dos, para que puedas pasar más tiempo hablando, y yo más tiempo escuchando.
—No creo que esa sea una buena idea.
—Creo que es una idea fabulosa. Y hablando de ideas fabulosas, lo más probable es que estén esperando que realicemos el primer baile.
—Oh, dios. No soy muy buena bailando.
—Bueno, sabes lo que dicen. La práctica hace al maestro.
Él se levantó de su asiento y extendió su mano, para que Marinette la agarrara.
—¿Aquí?
—¿Por qué no?
Marinette se rio y dejó que Adrien la condujera al medio del mirador.
—Espera… ¿qué paso con tus ojos?
Ah. Marinette casi se olvidaba de eso.
—Lentes de contacto.
—Ah. Es… lógico, supongo.
Marinette sonrió.
Empezaron a bailar un vals, lento y suave, mirándose siempre a los ojos y disfrutando de su momento.
Adrien le dio una vuelta y Marinette se rio.
Siguieron bailando por un buen rato, y luego solo se quedaron mirándose a los ojos, disfrutando la presencia del otro.
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Intercambio de Princesas (C.3)
Capítulo 3: Esta vez la alegría me trae hacia ti
Cabaña, 9:40 am, 22 de diciembre
—¡El desayuno está listo! — gritó Kagami.
Manon bajó rápidamente, y Kagami le sonrió.
En ese momento, las tostadas salieron de la tostadora, chamuscadas.
—Nunca has quemado algo— se extrañó Manon.
—Ahh… supongo que estoy un poco nerviosa con el gran concurso aproximándose.
—Podríamos comer afuera.
—Espléndido.
—¿Espléndido?
—Espléndidamente súper.
—Marinette, ¿qué le has hecho a tu cabello? ¿Y tus ojos? — preguntó la niña, percatándose de la diferencia de tamaño entre el cabello de Kagami y Marinette, y obviamente notando ojos marrones en vez de azules.
—Pues… decidí cortarme el cabello, y me puse lentes de contacto
—¿Te sientes bien?
—Súper.
—¿Tu padre nos va a acompañar?
—Mi padre fue a conseguir ciertos utensilios, así como el mandil que manchó Chloé.
—El mandil… ¡ah! El mandil manchado— dijo la japonesa, recordando su encuentro con Marinette.
—Vi un lugar cerca de donde compramos el árbol de Navidad.
—Oh, claro. El árbol.
Manon la miró con suspicacia.
—¿Sabes qué? Tú trae los abrigos, y yo lavaré los platos.
—Trato.
Kagami se fue rápidamente, mientras Manon la miraba con extrañeza al irse.
Sonó el teléfono de Kagami, el cual había dejado encima de la mesa.
—Marinette, ¡tu teléfono!
Sin respuesta.
La niña agarró el teléfono de la Duquesa para ver quién era.
Para su asombro, la estaba llamando alguien… inesperado.
Aunque debió haberlo supuesto.
En la pantalla decía Llamada de Marinette.
-
—¡No puedo creer que no me conteste! — exclamó frustradamente Marinette.
—No se preocupe, ya lo hará.
En ese momento, el Príncipe tocó la puerta.
—Hola, Kagami. He hablado con Plagg y dice que ya tiene preparados a los caballos.
—¿Caballos? ¿Para qué?
—Pues, para montar. ¿No dijiste que eras competitiva?
—Sí, sí, claro. Pero ¿y el frío?
—Tú me dijiste que te encantaba el aire frío. Además, los caballos ya están acostumbrados.
—Sí, pero… ¡los caballos de Japón no! A ellos les gusta estar calientes.
—Creía que antes dijiste que tuvieron una época de helada terrible.
—Oh, sí, sí. Pero los rebaños tienen calefacción.
—Ah, okey… ¿pero quieres ir?
—Oh, sí, sí.
—Oh, y recuerda el baile de caridad de esta noche.
El Príncipe sonrió y se marchó.
Desesperada, Marinette volvió a marcar el número de Kagami.
Esta vez, sin embargo, sí le respondieron.
—¡Oh! Estoy tan feliz que hayas respondido.
—Te iba a llamar. Ha habido un pequeño problema…
—¿Qué pasó?
Se escuchó como Kagami le daba el teléfono a alguien más.
—¡Hola, princesa! — exclamó Manon.
—¡Oh! Nos descubriste.
—No fue tan complicado.
—Y, bueno, ¿cómo estás?
—¡Genial! Kagami me ha hablado de la vida en el Palacio, y de un programa de baile de verano.
—Bueno, estoy feliz que estés bien. Ahora, déjame hablarme a Kagami.
Manon le pasó el teléfono.
—Nos la estamos pasando muy bien— le comentó Kagami.
—Bueno, eso es excelente, porque aquí las cosas no van tan bien.
—¿Por qué no?
—Adrien volvió.
—¡¿Qué dices?!
—La cosa es que regreso de China para pasar tiempo contigo, conmigo… ¡oh! Y no me dijiste nada del baile de caridad hoy.
—Supongo que debo haberme olvidado.
—Bueno, debes volver, pronto.
—Siento que no puedo. Con las preparaciones del baile, no hay manera que entre sin que nadie me vea.
—¡Me está yendo fatal!
—Si Adrien no se ha dado cuenta, todo anda bien.
Se escuchó como tocaban la puerta del restaurante donde se encontraban la Duquesa y la niña.
—Oh, Luka volvió. ¡Hasta luego!
—Espera, ¿qué? — pero Kagami ya había cortado la llamada.
-
Al finalizar la llamada, Marinette había salido, estresada de la habitación, para luego darse cuenta que necesitaba otra ropa para su paseo a caballo.
No se dio cuenta que alguien la estaba observando todo el tiempo.
—Nathalie— le indicó el Rey Gabriel a su asistenta, —por favor, mantén vigilada a la duquesa. Hay algo que… no cuadra.
—Sí, señor.
-
10 minutos después de la llamada, Establos del Palacio
Marinette, aunque ligeramente nerviosa, entró al lugar con una casaca negra, una gorra de montar y una bufanda roja.
Adrien se quedó mirándola.
—¿Deberíamos? — preguntó, señalando a los caballos.
—Debemos.
—Excelente.
Marinette miró nerviosamente a su alrededor, notando los grandes caballos.
Adrien se trepó al caballo. Marinette, por su parte, se rio ansiosamente.
—¿Algún problema? — inquirió Adrien.
—Claro que no. Solo… los caballos en Japón son más pequeños. Como ponys. Pero… no hay problema, jeje.
Marinette se aproximó al caballo, pero al impulsarse para subirse, se cayó de cabeza en el otro lado.
—¿Estás bien?
—Ajá.
—Habías dicho que eras competitiva en la equitación.
—Oh, sí, soy bastante competitiva— le decía Marinette mientras Adrien la ayudaba a pararse. —Mis pantalones deben haberse encogido cuando fueron lavados.
Al final, la chica volvió a intentar subirse al caballo, esta vez lográndolo satisfactoriamente.
—¿Vamos? — retó al Príncipe.
De lo lejos, Nathalie solo la miraba.
-
Marinette y el Príncipe ya habían estado cabalgando un rato, llegando a un cerro repleto de nieve.
Marinette suspiró.
—Déjame ayudarte— ofreció Adrien, bajando de su caballo para ayudarla a bajar del suyo.
—Estoy bien.
—Solo por si acaso.
—Espera. Tienes algo en el ojo— le indicó el Adrien, y se acercó a ella para poder quitárselo.
Se quedaron un rato mirándose, hasta que la chica rompió el silencio.
—Esta vista es espectacular.
Adrien salió de su estupor.
—Sí. Sí, lo es. Vengo acá cuando siento la necesidad de escapar.
—¿Y lo sientes muy a menudo?
—A veces los dilemas del Estado pueden ser una carga.
—Usualmente, las cargas no son tan malas cuando tienes alguien con quien compartirlas.
—Dudo que te interesen los detalles de la importación extranjera.
—¿Por qué crees que no?
—No deberías preocuparte sobre eso.
Marinette se sintió ligeramente ofendida. ¿Acaso creía que porque era una mujer no le iba a importar cosas triviales como esa?
—¿Porque no soy suficientemente inteligente? — respondió.
—No, porque tú tienes que planear un matrimonio.
Quita el ligeramente. Ahora, Marinette se sentía muy ofendida.
—¿Así que debería limitarme a cosas como pulir mi tiara?
Adrien la miró un rato.
—No me refería a eso.
—Bueno, yo creo que te referías exactamente a eso— ella lo miró seriamente. —Me está dando un poco de frío, creo que ya es hora de regresar.
Mientras Marinette se subía al caballo, el chico solo la miraba, arrepentido por la forma en que ella tomó sus palabras, pero también un poco confundido en sí.
—Kagami…
Marinette solo se encogió se hombros y se fue.
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Intercambio de Princesas (C.2)
Ya se que no tiene sentido publicar este fanfic (porque ya paso Navidad) pero...digamos que aun siento el espíritu navideño.
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Capítulo 2: Haz un deseo y contaré hasta tres
Francia, 21 de diciembre, 9:50 am.
—Oigan, ¿podemos ir al centro de la ciudad? — suplicó Manon a Luka y a Marinette. —Está Santa, con elfos, con ¡todo! Y también podríamos conseguir medias para adornar la cabaña.
—Bueno, debemos estar en el François Dupont a mediodía para preparar la cocina. No dolería llegar temprano.
—No estás siendo, un poco, emm… ¿neurótica? — preguntó Luka.
—Estoy siendo organizada, ¿okey? Tenemos una agenda.
—A ver— le dijo Luka. Miró el papel con el plan. —¿Ves? Aquí dice tiempo para divertirse.
—¿Por dónde?
—Aquí, con tinta invisible. Ya, vámonos— río Luka.
-
Centro de la Ciudad, 10:05 am.
—¡Medias! — gritó Manon al ver una tienda con ellas.
—Tengo más por acá— le dijo el anciano vendedor.
Marinette sonreía, hasta que vio la cara del anciano.
—¿Nos hemos visto antes? — le preguntó.
—Me temo que no, señorita. Pero me han dicho que tengo una cara conocida— respondió.
—El pueblo es muy entusiasta con la Navidad, ¿eh? — preguntó Luka.
—Es en honor de la boda real. El príncipe se va a casar con la Duquesa Japonesa, Lady Kagami Tsurgi, en Año Nuevo.
—¿Es bonita? — preguntó Manon.
—No se sabe mucho de ella. Es… tímida. Pero si quieren verla, escuché que estaba haciendo un tour por el set de la Competencia Pastelera Real.
Marinette sonrió, y le pagó el costo de las medias al vendedor.
Al cruzar la pista, casi es atropellada por una limosina.
—¡Hey! ¡Baje la velocidad! — gritó.
Dentro, el príncipe Adrien se percató de los gritos.
—¿Quién grita? — le preguntó a su asistenta, Nathalie.
—Un turista.
—Debe ser de Estados Unidos.
-
Estudio François Dupont, 12:10 pm.
—…manga pastelera, cucharas de preparación, bandeja para laminar, tamiz y bandeja para saltear. Todo está aquí— se aseguraba Marinette.
—Marinette Dupain-Cheng. ¡Qué sorpresa! — exclamó una rubia que tenía puesto un mandil.
—Chloé Bourgeois. No sabía que estarías aquí.
—Yo gané el año pasado.
—¡Oh! Bueno, felicidades.
—¿Y qué están haciendo? ¿Cheetos?
—A mi me gustan los Cheetos— intervino Luka.
—¿Y tú eres…?
—Luka Couffaine. Trabajo con Marinette.
—Marinette y yo fuimos juntas a Le Cordon Bleu.
—Sí, Chloé era muy cercana con algunos profesores.
—Sabían que tenía talento.
—Ah, ¿sí? ¿Como cuando aderezaste la comida del director Damocles?
Chloé rió amargamente. Paso por enfrente de Marinette, derramando su bebida en su mandil.
—Ay, ¡cómo lo siento! — se rió y se fue.
—Iré a lavarme— le dijo a Luka, y se marchó.
-
Marinette se encontraba en el backstage, caminando apresuradamente, sin darse cuenta por dónde iba.
Chocó con una señorita que pasaba por ahí, haciendo que sus lentes de sol caigan.
—Lo siento tanto— dijo Marinette, interrumpiendo su caminata.
—No hay problema— dijo la extraña y se volteó.
Ambas se quedaron estupefactas.
Se miraron en un espejo cercano.
A excepción de sus ojos, ¡eran iguales!
—¿Quién eres? — preguntó Marinette.
—Lady Kagami Tsurgi, Duquesa de Japón.
—¿Tú eres la que se va a casar con el príncipe?
—Sí.
—Oh, sí, estás aquí por el tour. Umm… bueno, siento haber chocado con usted… eh… es que soy una de las participantes y hubo un accidente en la cocina… jeje— y Marinette hizo una reverencia incómoda.
—Señorita…
—Dupain-Cheng.
—Ah, okey. Es que… necesito una opinión experta en mi pastel de bodas, ya que temo que no estoy de acuerdo con el parecer de los chefs reales. Se que es pronto, pero ¿podría venir a palacio para la consulta más tarde?
—¡WOW! Estaría encantada.
—Podría ser… ¿en una hora?
—Bueno, iba a ir de paseo, pero estoy segura que mis acompañantes entenderán.
—Oh, no les puede decir. No quiero ofender al Rey y a la Reina.
—Oh, bueno.
Lady Kagami sonrió pícaramente y se marchó.
-
Palacio de los Agrestes, 1:03 pm.
—Es… extraordinario— dijo Tikki, la asistenta de Lady Kagami.
—¿Crees que podríamos ser parientes lejanas de algún modo? — le preguntó la Duquesa.
—Bueno, hace tres generaciones, la prima de tu bisabuela, Jean, huyó del país con un estadounidense divorciado. Se rumoreaba que ella vivía en Estados Unidos luego del incidente. Su hija, Gina, se casó con un hombre de apellido Dupont.
—Dupont, Dupain… podría ser— recalcó Marinette.
—Marinette, creo que fue el destino lo que hizo que nos encontráramos.
—No sé si fue el destino…— Marinette río, —pero estoy muy feliz de ayudarte con tu pastel.
—En realidad, necesito tu ayuda, pero no es con un pastel… siempre he querido ser libre, ver cómo vive el pueblo— mencionó Kagami.
—Así que…
—Quiero que, por los dos días antes de la competencia, cambiemos vidas.
—Espera, ¿QUÉ?
-
—No te preocupes por Adrien, él hará un viaje de negocios a China, y estará ausente por los dos días— se percató Kagami.
—¿Entonces no voy a tener que lidiar con él?
—Técnicamente, lo único que debes hacer es atender el desayuno con los reyes y limitarte a hablar del clima.
—Si tú lo dices…
-
Palacio de los Agrestes, 9:30 am, 22 de diciembre
Era su primer día en el palacio, y Marinette se sentía bastante nerviosa. No sabía si las recomendaciones de Kagami serían suficientes.
—Buenos días, Rey Gabriel y Reina Emilie— les dijo a sus “cuñados”, haciendo una reverencia forzada.
—Hola, cariño— le dijo dulcemente la Reina, —de hecho, quería preguntarte algo. El chef quisiera hacer la ensalada de la recepción con una salsa de pecanas. Pero recuerdo que uno de tus tíos era alérgico a ellas. ¿Quién era?
—¿El tío Shi Fu? — respondió inseguramente Marinette.
—¿Él no había muerto? — preguntó el Rey con un tono más frío que el de su esposa.
—Emm… sí, pobrecillo, así que no se preocupen por poner pecanas en la salsa— dijo Marinette incómodamente, rezando para que ningún familiar de Kagami se muera por su culpa.
—En realidad, a mi nunca me han gustado las pecanas— enunció el Rey Gabriel.
—Bueno, encontraremos otra cosa para ponerle a la ensalada— dijo un joven rubio mientras entraba al comedor.
El Príncipe Adrien.
Marinette, quien estaba tomando un trago de té, casi lo escupe, y se atoró un poco.
—¿Qué pasa? ¿No querías verme? — preguntó Adrien tristemente.
—Solo estoy… sorprendida. Pero ¿qué pasó con China?
—Adrien usó su cabeza por una vez en su vida, y decidió que pasar tiempo contigo era más importante que asuntos del Estado, estando tan cerca su boda— declaró la Reina.
—Así que ahora mi prioridad es pasar todo el tiempo que pueda contigo, Kagami— le dijo Adrien a Marinette.
Marinette forzó una sonrisa.
—Emm… voy a los servicios— dijo, se paró y se fue.
Corrió hacia la habitación de Kagami, donde se encontraba Tikki arreglando ciertas cosas.
—Tikki, ¡Tikki! — exclamó con una cara de terror puro.
—Marinette, ¿qué pasa?
—¡Adrien ha vuelto!
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Intercambio de Princesas (C.1)
Este es el AU Navideño (idea de Rena) Okay okay ... se que fue un mal plan empezar a publicar esto hoy, 24 de Diciembre, y enserio me gustaria terminarlo todo para...pues navidad NAVIDAD. Ya vere como lo hago (sorry soy horrible organizandome)
Por cierto,¡¡¡ FELIZ VÍSPERA DE NAVIDAD!!!
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Capítulo 1: No tenemos otro lugar donde ir
Chicago, 18 de diciembre, 12:45 pm.
Panadería Dupain-Cheng
—Feliz Navidad y ¡vuelva pronto! — le dijo una entusiasta Marinette a una de sus clientas.
—Oh, lo haré— dijo la anciana— su panadería es el mejor secreto de Chicago.
—¿Oh? Bueno, entonces cuento con usted para que difunda la palabra— se rió la azabache. —Cuídese— le dijo mientras la señora se iba.
—El Palacio Municipal necesita esto antes de las 5— le recordó Marinette a su acompañante, —¿cómo vamos yendo?
—Listo cuando usted lo está, jefa— dijo el otro pelinegro.
—Y esta es la razón de por qué Luka Couffaine es el mejor sous-chef en el mundo pastelero.
—Para. No, mejor continúa— y ambos se rieron.
—¡Papá! — dijo una niña morena acercándose.
—Hola, calabacita, ¿cómo fue tu práctica de danza?
—Bien. Bailamos el Cascanueces.
—Ah, ¿sí?
Marinette miró a la niña con cariño.
—Hola, Marinette. ¿Hay alguna galleta de azúcar sobrante para tu ahijada favorita?
—Bueno, tu eres mi única ahijada— rió. —Pero para ti, siempre habrán galletas.
—¿Le vas a contar la noticia? — le preguntó la niña a su padre.
—¿Qué noticia? — dijo Marinette suspicazmente.
—Yo… ehh…— tartamudeó Luka. —¿Recuerdas la competencia de pastelería navideña que siempre andas hablando?
—Ajá.
—¿La que es súper glamurosa en ese festival navideño en Francia? — continuó la niña, quien iba por el nombre de Manon. —¿La que tiene de invitados a los mejores pasteleros del mundo entero? ¿La que está en TV?
—Ajá.
—Bueno, cuando rompiste con Kim, quería alegrarte— confesó Luka. —Así que envié una foto y la receta de nuestro pastel navideño y…
—Y… — anticipó Marinette.
Manon le entregó un sobre rojo.
—Ante el agrado de la familia real de Francia, el comité organizador se complace en invitarlos a nuestra quincuagésima sexta Competencia Pastelera Navideña Internacional. Por favor responder lo más pronto que se pueda. Felicitaciones, el Comité— leyó Marinette en voz alta.
—¿Te lo puedes creer? — le dijo Manon.
—Ellos pagan por todo— remarcó Luka.
—¿Cuándo es?
—Saldríamos el viernes— dijo Luka.
—Luka, no podemos cerrar la tienda justo antes de Navidad
—Parece que sí— recalcó Manon. —Francia es como un cuento de hadas. Nos quedaríamos en una cabaña. Y también tienen un príncipe apuesto.
En la carta se encontraban fotos de la familia real. Por la izquierda, se encontraba la foto de un hombre rubio y de ojos azules. Debajo, se leía Rey Gabriel Agreste. A la derecha, sonreía una hermosa mujer, rubia también, pero ojiverde. La Reina Emilie Agreste. Y al medio, se veía un apuesto joven rubio de ojos verdes como su madre, el príncipe Adrien Agreste.
—Bueno, es un honor solo ser invitados— suspiró Marinette.
—Yo quiero ver al príncipe— se quejó Manon.
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Marinette recorría las calles estadounidenses, recordando su última conversación con Luka.
—¿Puedes ser espontánea alguna vez? Esto podría ponernos en el mapa. —Sabes que no soy buena en eso. Y tener un plan es bueno.
Se encogió de hombros.
Distraída como siempre, se chocó con un anciano con camisa hawaiana.
—¡Lo siento! — exclamó Marinette.
—No se preocupe. Al final, la Navidad es mágica, no se debe preocupar.
—Sí. Solo desearía tener alguien con quien compartirla.
—Bueno, los deseos navideños son famosos por volverse realidad.
Marinette sonrió.
A lo lejos, vio una figura familiar.
—Permiso, por favor— le dijo al anciano. Se arregló el peinado y caminó en dirección al chico que se hallaba allá.
—¿Kim? — preguntó Marinette.
El mencionado levantó la cabeza.
—Marinette, hola. Sabes, estaba pensando en ti la vez pasada.
—¿Lo estabas?
—Sí. ¿La Navidad pasada?
—Sí, fue emocionante.
Una chica con aspecto dulce salió de una tienda y se dirigió hacia ellos.
—¡Hola, cariño! — le dijo a Kim, y le dio un suave beso en los labios.
Kim intentó profundizarlo, pero la chica se dio cuenta de la azabache parada ahí.
—Oh, lo siento. Soy Ondine.
—Marinette. Marinette Dupain-Cheng. Estoy segura que Kim me ha mencionado.
—En realidad… no, no lo hizo, ¿se supone que debería? — Ondine miró extrañada a su novio.
—Marinette y yo salimos por un tiempo.
—Sí…— reveló la chica, cabizbaja.
Se sentía la incomodidad en el aire.
—Cariño, si vamos a tomar ese tren, debemos correr— miró emocionada a Marinette. —Vamos a pasar la Navidad con los padres de Kim.
Marinette fingió alegrarse.
—Eso suena… excelente.
—¿Tienes algunos planes para Navidad? — le preguntó Kim.
—Sí, grandes planes, enormes.
—¿Como qué? — preguntó Ondine.
—Voy a competir en una competencia pastelera en Francia. En realidad, debo irme a preparar mi maleta en este momento. ¡Hasta luego!
Volviendo, Marinette suspiró.
—Demasiado para deseos navideños— le dijo al anciano, que seguía ahí.
El anciano la miró de forma divertida.
—Todavía no es Navidad.
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Que Gane el Mejor (Capitulo Final) -
-Que prácticamente cuenta como un Epílogo.
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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Point des Arts, tres meses después
Marinette y Adrien ya habían estado saliendo por un buen tiempo, y ambos se sentían más felices que nunca. Toda —o casi toda —la clase había estado encantada con la nueva pareja, y nunca se cansaban de los momentos “Adrinette”, que era como lo llamaban.
Por su parte, Olivie le había pedido perdón a Adrien por sus acciones, explicando por qué hacía lo que hacía. Adrien la había perdonado, también disculpándose por ciertas cosas que él había hecho, y ahora eran amigos, aunque molestándose de vez en cuando. Igualmente, la relación de Adrien con Luka había mejorado considerablemente.
En ese preciso momento, Marinette y Adrien se encontraban caminando abrazados por el Point des Arts, contemplando al río Sena.
—Marinette, me pareció una buena idea traer esto…— dijo Adrien con ligero nerviosismo.
Marinette lo miró suspicazmente.
—¿Qué cosa, chaton? — le preguntó la chica, quien ya había dejado de tartamudear desde que se volvieron novios, ya que la confianza entre ellos era infinita.
Adrien sacó un objeto de su bolsillo.
Era un candado.
Marinette se ruborizó y abrió la boca.
—Si no te gusta, no…— habló nerviosamente Adrien, pero fue interrumpido por un abrazo de la azabache.
—¡Me encanta, Adrien! — exclamó la chica.
Adrien sonrió ampliamente, y sacó un plumón indeleble de su bolsillo.
Marinette sonrió y se lo arrebató de las manos.
Un minuto después, en el candado se podía leer “Adrien + Marinette”.
—Qué mala suerte que ya no dejen poner candados en el puente— se lamentó Marinette.
—Bueno, en realidad no dejan poner candados ahí— respondió Adrien, señalando a la malla que cubría el puente, —pero…— Adrien levantó la mirada, contemplando los postes con lámpara, los cuales tenían unos cuantos candados.
—Adrien, no…— advirtió Marinette.
El rubio, sin embargo, hizo caso omiso a su novia, y se trepó al poste más cercano.
—Adrien, ¡cuidado! ¡Te vas a caer! — gritó ansiosamente Marinette, pero sin poder suprimir algunas risas ante el ridículo que hacía el chico.
Adrien, desde arriba, se volteó y le sacó la lengua a su novia.
Acto seguido, agarró el candado y lo cerró en uno de los adornos de la lámpara.
Trepó, pero esta vez de vuelta al suelo, y de un salto se paró.
Sacó la llave del candado de su bolsillo.
—Tíralo— le dijo a Marinette.
Marinette la cogió, se acercó al borde del puente, y tiró la llave con todas sus fuerzas.
Regresó hacia donde estaba Adrien, y le dedicó una sonrisa deslumbrante.
Él, sin aviso previo, la agarró de la cintura y la cargó, dándole una vuelta en el aire.
Marinette reía sin cesar.
Adrien la bajó, y le dio un tierno beso en los labios.
Por otro lado, no muy lejos de ahí, en un barco en el río Sena, Luka tocaba su guitarra y veía a los dos tórtolos.
Sonrió ligeramente, aunque con un avispo de tristeza.
Si tú estás feliz con él, Marinette, yo estoy feliz por ti.
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¡Terminado! Gracias a todos los que nos dieron apoyo en nuestro primer fanfic. Hemos estado trabajando en más y no podemos esperar a compartirlo con todos ustedes. El siguiente fanfic que publicaremos es un AU Navideño.
Aquí hay 10 datos de “Que Gane el Mejor” escritos por Rena.
“1. Esta historia empezó a ser escrita en el 2016.
2. Originalmente, el otro pretendiente de Marinette iba a ser Nathanaël.
3. Los 6 primeros capítulos son los que fueron escritos en ese año, y debieron ser editados por la diferencia de la personalidad de Luka y Nathanaël.
4. Originalmente también, Nathanaël iba a terminar con Chloé.
5. También pensamos en hacer que Luka termine con alguien, pero la idea fue rápidamente descartada, ya que Luka siendo fiel a Marinette es más tierno.
6. Bridgette, quien aparece en el capítulo 5, era originalmente la hermana de Marinette.
7. Bridgette está basada en la personalidad de Chat, Olivie en la de Queen, y Charlotte en la mía, Rena.
8. Las autoras originales de la historia fuimos solo Queen y yo en 2016. Este año se sumó Chat.
9. Muchos de éstos capítulos fueron escritos durante mi viaje a Europa, por lo que los lugares que aparecen son lugares que yo visité. Lo que hace Adrien en este capítulo es lo que hacen los novios en la actualidad, es decir, sí se trepan a los postes con lámpara para poner sus candados.
10. Aunque es la primera historia publicada aquí, no es la primera historia que hemos escrito. La primera probablemente nunca verá la luz del día, ya que tenía muchos agujeros de argumento.”
Bueno, hasta la próxima.
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Que Gane el Mejor (Capitulo 14)
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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Decisiones
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Colegio François Dupont, 3:14 pm.
—Marinette, ¿quisieras ir a tomar algo conmigo? —le preguntó Adrien apenas comenzó el colegio.
Marinette se volvió roja como tomate.
—Em, tomar si quisiera, digo, quisiera contigo algo tomar, ¡digo! Sí quisiera tomar algo contigo, jeje— tartamudeó la francesa.
—Jaja, ¡eres tan adorable, Marinette!
Marinette sonrió ampliamente.
—Entonces, ¿vamos?
Marinette asintió, todavía ruborizada, y lo siguió por las calles parisinas.
Cuando ellos se hubieran ido, Alya, Chloé y Charlotte, quienes estaban escondidas en una esquina, se acercaron a Olivie, quien estaba charlando con Luka.
—Olivie, ¿podemos hablar un momento contigo? — le preguntó Chloé.
—Emm, sí, supongo.
Se dirigieron a otro lado para que Luka no las escuche.
—Escúchame bien, Olivie, porque no repetiré esto— le dijo Alya acusadoramente, —¿podrías dejar de entrometerte en las vidas amorosas de Adrien y Marinette?
—¿Eh?
—Sí, Olivie, siempre intentas dejar mal a mi hermano— dijo Charlotte. — Él ya está harto de eso, aunque no se lo ha dicho a nadie, yo lo puedo notar. Desde el inicio querías vengarte de él, y te desquitaste conmigo, luego, casi haces que lo castiguen por lo que hiciste en computación, llenaste su cabello de basura, casi haces que se ahogue, hiciste que Lila no lo dejara en paz en el cumpleaños de Marinette, y ¡esta última broma! Ya es demasiado.
—Adrien se sentía muy humillado— recalcó Chloé.
—Y para colmo de males, mi hermano con la justa sabe que es una broma, y no sabe reaccionar ante ellas, y en su… em… “irracional” cerebro le hizo eso a Luka. ¿Sabes cuánto sufrió cuando Marinette le dijo básicamente que no lo quería ni ver? Se pasó un montón de tiempo llorando, Olivie, ¡no lo había visto llorando así desde que nuestra madre se fue!
Olivie estaba impactada.
—Sus sentimientos por ella son reales, ¿sabes? Está enamorado, y lo necesita, porque no recibe mucho amor. ¡No sabes como nos trata nuestro padre! — le gritó Charlotte, al borde del llanto.
—Yo… sinceramente lo hice por mi amigo. Nunca lo había visto tan distraído por algo, mucho menos alguien, y… quería ayudarlo— reveló Olivie, apenada. —Pero si de verdad Agreste se la merece, pues… creo que Luka quisiera que Marinette sea feliz.
Agachó la mirada.
—Así que, chicas… ¿me perdonan?
Charlotte la miró.
—Si prometes no hacer algo así de nuevo. Pero creo que deberías disculparte también con Adrien.
—Lo haré, ¡se los prometo! — les dijo la chica.
—Entonces, ¿les parece bien si comenzamos de nuevo? — propuso Alya.
—Excelente. Mi nombre es Charlotte Agreste, hermana de Adrien, y fanática de los libros.
—Yo soy Alya Césaire, bloguera y aspirante a periodista.
—Yo soy Chloé Bourgeois, la hija del alcalde y la mejor amiga de Charlotte.
—Y yo soy Olivie Vereau, una chica que quiere ser sus amigas.
Las cuatro empezaron a reírse en voz baja.
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Boulangerie Pâtisserie Boris Lumé, 3:47 pm.
—Y, bueno… ¿cómo estás, Marinette? — le preguntó Adrien al llegar al lugar.
—¿Es en serio? ¿Tienes una buena oportunidad, y la desaprovechas? — se dijo Adrien.
—Em, ¿yo? Ehh… pues… bien estoy muy, digo, estoy muy bien. ¿Y…?
—¿Van a ordenar algo? — preguntó un mesero al acercarse.
—Sí claro— dijo Adrien, — ¿Qué deseas, Marinette?
—Emm…— miró la lista de alimentos. —Un éclair para mí, por favor.
—¿Y de beber, señorita? — preguntó el mesero.
—Un chocolate caliente.
—Pediré lo mismo que la señorita— dijo Adrien, que la comida no era su prioridad en ese momento.
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10 minutos después
—Bueno, aquí están sus órdenes— dijo el mesero, aproximándose a su mesa.
—Muchas gracias— le dijo Marinette, y cogió su vaso de cartón de chocolate caliente, uno parecido al que había visto alguna vez en Starbucks.
Tomó un poco del vaso, y al dejarlo en la mesa, se dio cuenta de algo.
Tenía algo escrito.
Marinette acercó más el vaso y leyó lo que decía.
¿Quieres ser mi novia?
Marinette enrojeció hasta la punta de sus orejas, y alzó la mirada, buscando a la de Adrien.
Adrien se rascó la cabeza nerviosamente, con un sonrojo en las mejillas.
—He notado que desde ayer tartamudeas cuando estás conmigo— le dijo, —y si es porque te sientes incomodada con mi presencia, no tienes que aceptar…
—¡Oh, Adrien! — exclamó la chica con una gran sonrisa. —Yo solo estaba tartamudeando porque creo… qu…que… meheenamoradodeti.
—¿Qué dijiste? — le preguntó Adrien con una sonrisa socarrona.
—Que… ¡ay, no te burles! — le dijo Marinette al ver su sonrisa pícara. —Me gustas, Adrien, y-y si no… no te sientes igual pues…
—¿Bromeas? Marinette, eres una de las personas más fantásticas que conozco. Eres amable, gentil, honesta, honrada, valiente, inteligente… eres como una Ladybug pero en la vida real. Marinette, yo… estoy enamorado de ti.
Marinette se sonrojó más.
—Así que, todavía no has respondido a mi pregunta…— le dijo Adrien.
Respiró hondo.
—Marinette Dupain-Cheng, ¿quieres ser mi novia?
Marinette dejó su vaso a un costado y se abalanzó hacia Adrien, dándole un gran abrazo.
—Sí, Adrien, ¡claro que sí!
Las personas que se encontraban en la pequeña panadería, junto con los meseros, se pusieron a aplaudir.
—Entonces, ¿aceptas, milady? — inquirió el muchacho.
—Creo que ya lo tienes claro, chaton— le dijo la chica.
Se besaron.
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Nota: La pastelería Boris Lume es la que inspiró a la panadería Dupain-Cheng.
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Que Gane el Mejor (Capitulo 13)
Ahh nos estamos acercando al final!1!!1! Dos capítulos más y esta completo. 
Por cierto este es el capitulo favorito de todo el equipo (jeje) 
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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En la lluvia
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Mansión Agreste, 5:24 pm.
—¿Adrien? — dijo delicadamente Charlotte a su hermano, asomando la cabeza por la puerta de su cuarto.
Desde que había llegado del colegio, Adrien se había pasado poco más de dos horas mirando fijamente a la pared, sin razón aparente.
Charlotte nunca había visto a su hermano en ese estado, y estaba preocupada por él.
—¿Adrien? ¿Te sientes bien?
Al voltear a mirarla, Charlotte vio que los ojos de su hermano estaban brillando con lágrimas no derramadas.
—¿Adrien? — volvió a preguntar la chica mientras se acercaba a él.
Adrien rompió en llanto silencioso.
—Charlotte, creo que la arruiné— confesó Adrien, con lágrimas corriendo por sus ojos.
—Adrien…
—No, Charlotte, no merezco tu pena. No merezco nada. Y mucho menos a Marinette.
—Adrien, no digas eso… eres una de las personas más buenas y más generosas que conozco, sé que tienes tus fallas, pero eres un buen amigo, y el mejor hermano que pudiera desear…
—¡No me mientas! Soy de lo peor, nunca debí haber hecho eso— se arrepintió Adrien, que ya estaba llorando a moco tendido.
—No es así, Adrien. Tú no estás acostumbrado a una escuela, no sabes qué hacer y qué no, diablos, ¡nunca te habían hecho una broma! Es normal que respondas de esa forma…
—¿Y eso de qué me sirve? Marinette, ya no me quiere ni ver, ¡no puedo vivir con ese sentimiento! — sollozó Adrien. —Yo…
Charlotte lo miró, intrigada.
—Creo que estoy enamorado de ella, Lotte— le confesó Adrien. —Es que… nunca había sentido algo así, ni cuando tuve un interés amoroso, un crush pasado. Kagami, ¿recuerdas?
Charlotte asintió.
—Eso no se compara en nada. Marinette… es mi todo, Charlotte. ¡Y lo arruiné completamente!
—Oh, Adrien… — exclamó suavemente Charlotte, viendo tristemente el estado en el que se encontraba su hermano.
Adrien la miró, con las lágrimas saliendo de sus ojos como cascadas.
Charlotte lo abrazó, y colocó suavemente su cabeza en su hombro, donde Adrien mojó su polo por un buen tiempo.
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Colegio François Dupont, al día siguiente, 7:40 am. En los casilleros.
—Hermano, ¿qué te ha pasado? — le preguntó Nino a su mejor amigo al verlo llegar decaído al colegio.
—He arruinado todo, Nino— le respondió él.
—Ya veo, hermano— dijo el moreno, entendiendo perfectamente a lo que se refería. —Pero no te preocupes, sé que Marinette entenderá, es muy amable como para no hacerlo.
—Aún así, Nino, siento que ya he fracasado. No sé cómo arreglarlo.
—Deberías empezar por disculparte ante la víctima de la broma, ¿no crees?
Adrien siguió con la mirada a Luka, quien entraba en ese momento al salón.
Adrien avanzó detrás de él.
Espero que Luka se sentará en su asiento.
Luego Adrien se acercó, sacó un USB plateado de su mochila, y lo puso en la carpeta.
Luka levantó la mirada.
—Yo… lo siento, Luka—. Y Adrien se fue.
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Colegio François Dupont, 5:12 pm.
Para Adrien, ese día había sido un verdadero infierno. Habían tenido que quedarse dos horas más en el colegio para escuchar charlas sobre cómo será todo en lycée, lo que hubiera sido bueno, ya que habría tenido más tiempo para estar con Marinette. Hubiera, porque Marinette no le había dirigido la palabra por todo el día.
Llegando a la puerta del colegio, ya sentía el escandaloso frío parisino. El cielo ya estaba ligeramente oscuro, y estaba lloviendo a cántaros.
“Suerte que traje mi paraguas” se dijo Adrien.
Marinette, por su parte, estaba parada al costado de la puerta, siendo cubierta por el techo de la escuela
“Estúpida, ¿por qué no trajiste tu paraguas?” se preguntaba.
Aunque la casa de Marinette se encontraba bastante cerca a la escuela, la lluvia era muy intensa, y al caminar llegaría completamente empapada a su hogar.
Estiró su brazo. El agua seguía cayendo incansablemente.
Bueno, tendría que esperar a que disminuya un poco.
—¡Hola! — le dijo Adrien, quien acababa de llegar. Marinette desvió su mirada, mientras que la de Adrien se entristeció.
Adrien abrió su paraguas negro.
—Quería que supieras, que la última vez no pretendía hacerle ningún daño a Luka— Marinette lo miró. —Te prometo que es verdad.
Marinette parpadeó, ojos reflejando comprensión.
—Nunca fui a la escuela antes, nunca había tenido ningún amigo…— bajó la vista el rubio, —Todo esto… es bastante nuevo para mí.
Se encogió de hombros.
Extendió la mano que tenía el paraguas.
Sus ojos se encontraron, cálidas esmeraldas con suaves zafiros.
Marinette volvió a parpadear, y se escuchó un trueno a lo lejos.
Un rayo. Coup de foudre.
Marinette asomó su mano tímidamente, y se empezó a dirigir hacia el paraguas.
Sus manos se rozaron al intercambiar el paraguas, y Marinette sintió cómo un fuego ardía en su interior.
Sus ojos lo miraron, de arriba abajo.
Sin aviso previo, el paraguas se cerro en la cabeza de Marinette.
Adrien abrió descomunalmente los ojos, y se empezó a reír a carcajadas.
Marinette alzó la vista por debajo del paraguas, y se unió a su risa.
Adrien respiró hondo, para poder calmar su risa.
—Nos vemos mañana, entonces— le dijo.
Hizo un leve adiós con la mano, y bajó las escaleras, donde lo esperaba el Gorila.
Marinette se lo quedó mirando por todo ese trayecto, tan ensimismada que su mochila cayó al agua sin darse cuenta.
Alzó la mano para responder a la despedida, aunque Adrien ya no la podía ver.
—Si, nos ve… vemos nosñana, uh, nos vemos ma…ñana. Quiero decir, nos vemos mañamana, ahh, ¿por qué estoy tartamudeando?
“Creo que tengo una idea”  le parecía decir su mente.
Marinette se sonrojó.
Mientras la limosina de Adrien se alejaba, Marinette la seguía con la mirada.
Suspiró, y empezó a dirigirse a su hogar.
Adrien no salió en ningún momento de sus pensamientos por lo que restaba del día.
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May the Best Win (Chapter 7)
NOTE: The characters do not belong to us, except for Charlotte Agreste and Olivie Vereau. WARNING: Contains adult language, not suitable for young children. Enjoy
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Realistic Drama
—Well, now! Stop it!— Max told Chloe and Lila. The students had gathered in the school to be able to film their task. However, more than one hour had passed since the dismissal and they had only managed to record a few scenes, all because of the incessant disagreement between Chloé and Lila.
—My clothes must be orange! —protested Lila.
—Come on, obviously a white or cream suit would contrast with the wall.
—I don't give care! I want my outfit to be orange, AND THAT'S IT!
—Look, Lila, it's my duty to make sure everything is done in the best way possible. And the film will be better if the dress is not orange. Capiche?
—The one who acts is me, not you, Chloe, why can't you understand?"
—The orange is best, why can't you get it!
—If you care so much about color, then go Chloe!
—If I go, we're ruined! My father's a judge in the contest!
—Then I'll go!
—Lila, you're going to ruin your qualification!
—And yours too, which is what matters to ME!
—Now, stop it!—shouted Marinette. —I have already made the dress, and it is not any of these colors! Now, Lila, can you wear it?
Lila looked at her contemptuously, but went to the nearest bathroom to change.
When she came back, they were all waiting.
—What is the next scene, Nino?— asked Max.
—Scene number five ~— sang Lila.
—And have you read it?— asked Alya. —Because you didn't know a thing about the previous scenes.
—Well, of course I do. I can tell you that it ends with a kiss between agent Smith and Officer Jones~.
Oh No. This cannot be happening! thought Adrien.
—I did not write that,— said Alya irritably.
—I wrote it. It was a little change. You know, to advance the story— replied Luka.
—What? Did you change my script without telling me?— Asked Alya.
—You mean OUR script. We're both screenwriters— said Luka.
—Why does it matter who wrote that? We have to shoot this, don't we?— emphasized Lila.
—That's right. We only have permission until 6:00— said Max.
Charlotte took Alya apart.
—Lila can't kiss my brother, there's no way!.
—It just doesn't make sense for the story. The emotional journey of the main character...
—Wait—said Charlotte.
She stood in the middle.
—Don't you think we should consult this?— Besides that we didn't plan that scene, it also has nothing to do with the plot. I don't want everyone's grade to be awful— she said.
—I will go with you— said Chloé.
—So will I— replied Alya.
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4:40 pm.
—Well, what now?— Said Lila.
—You know what? We don't have time to wait. We have to film that scene now— Max insisted.
—But what about the girls?— Rose asked.
—Max is right, we have to film it!—cried Olivie.
Maybe Marinette would spend less time with Adrien and more with Luka!
—But, but...—Adrien stammered.
—And in three, in two, in one, action!— shouted Max with no time to lose.
—I'm not afraid of that terrifying thing, officer "whatever your name is." Now, Kiss Me ~-said Lila.
—Cut!— said Chloe entering the room. —Madame Bustier says that if it is not an important scene for the plot should be made by a secondary character.
—That's not fair! I'll talk to her now— said Lila, going out furiously.
—At least Lila went away—remarked Alya.
—And now, who will do the scene?— said Kim desperately.
—I propose Luka and Marinette!—said Olivie.
—NOOO! Hey, that can't happen!—Adrien whisper-shouted to Charlotte.
—What do you want me to do? I'm out of excuses.
—Well, now! Marinette and Luka, here!— ordered Max. —And in three, two, one, action!
—I'm not afraid of the monster!—yelled Marinette.
—That does not guarantee that we will get out alive— said Luka. That's why...— and he got closer. Pink heart-shaped lights invaded the atmosphere while romantic background music could be heard. Adrien, irritated, saw that the responsible for that was nothing more and nothing less than Olivie, who was in charge of lights and music. Marinette and Luka approached, and approached, and approached...
—Cut!—cried Lila, entering the room. —Nobody takes away my role!— shouted Lila to Marinette.
Luka and Olivie could never have hated Lila any more. While Adrien could never have been happier that Lila was there.
—Calm down, Lila, I didn't try anything bad, the others told me to act, I can... WAAAHH!
Marinette stumbled upon one of the wires that allowed the lighting, falling from behind and banging his head against the wall.
—Marinette! You have to go to the infirmary— cried Alya, worried.
—I'll go with her— Adrien offered.
—Of course not, you're the protagonist with me!— cried Lila.
—I will go, then— said Luka.
—Well, now, go, Luka, we must continue— said Max.
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Infirmary of François Dupont, 5:01 pm.
—So tell me Marinette, do you like acting?— Luka asked while Marinette was resting and the nurse was gone.
—I think it's a very nice art, but it's definitely not my thing.
—Oh? What makes you say that?
—I'm very shy, and it makes me nervous to think that many people will see me. Besides, I'm super clumsy, I'm likely to fall off the stage and people will throw tomatoes at me.
—Of course not, Marinette! You're super talented, and one of the nicest people I know. You're amazing— Luka opined.
—Oh, Luka, that's very...
—Well, you can go, girl—said the nurse, entering the room, dispelling that moment between the two children. —Come back if you have any trouble.
—Of course, Madame! Thank you— replied Marinette, and set out to return with Luka. 
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5:59 pm.
—Well, we're done!— Max exclaimed, relieved that he had finished filming.—Only the editing is missing.
—Good job, everyone!— Said Alya, also relieved.
—Hey Marinette, do you want to grab an ice cream with me? The Gorilla's not picking me up until later. Things from my father's work— suggested Adrien.
—Sure, that's okay by me—replied Marinette.
While they were leaving, Adrien, excited, raised his thumbs to Charlotte, who was doing the impossible to distract his bodyguard.
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Café de la Fontaine, 6:48 pm.
—I can't believe it! Seriously?—asked Marinette as she laughed.
—Yes! And then Père said, 'Charlotte, do you know what food is?' 'Well, yes' she answered. 'Then why are you eating dirt?'
—And you were both 10? Sure?
—Well, yeah, Charlotte was only kind of a silly girl. Well, the thing is, she said, 'It's for a science project.' 'What a foolish project' he answered. She said 'Shut up, dumb old man' and my dad got so angry he didn't let her do what she wanted for a month!
—Wow, Mr Agreste is sure stubborn as heck— said Marinette.
—Tell there was also a time when...
Beep BEEEPP!
The gorilla, tired of Charlotte's excuses, had found Adrien and had to take him home.
—Oops, it looks like they found me. Well, it was nice to spend time with you, My lady ~.
Marinette blushed.
—...WH-What? Um, no, me, no, I'm just Marinette.
—Come on Marinette. You are My lady and my Bugaboo~.
—I am not the lady of anyone, Adrien!— said Marinette laughing, without taking it seriously. —Well, I must go. Au revoir, Adrien!
While Marinette was leaving, Adrien pondered.
Perhaps you are not be my lady now Marinette, he thought, but you will be soon.
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May the Best Win (Chapter 6)
NOTE: The characters do not belong to us, except for Charlotte Agreste and Olivie Vereau. WARNING: Contains adult language, not suitable for young children. Enjoy
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The School Field Trip
Computer Lab, François Dupont. 11: 30 am.
—Okay, okay—said Miss Beaument, the computer teacher— today, all of you are going to finish your safe browsing report on the Internet.
Unfortunately for Adrien, since he was the first of the list, he had to sit in the last place. It was like life was willing to make his life impossible, and that it was never going to stop. Olivie, stealthily, gave some thrusts to Adrien's pencil case , which ended up falling (“Who brings a pencil case to a computer lab?, she though) While Adrien gathered all his things, Olivie took advantage of the situation and searched for…inappropriate.... pages on  Adrien´s computer and quickly returned to her place at the other side of the classroom. When Adrien returned to see his computer, he was horrified.
—AGRESTE! —shouted the teacher— can you explain what the hell is that?
— No-nothing, teacher, I was just gathering my things from the floor and this popped out of nowhere. —said Adrien scared.
—AhHhH, so it POPPED OUT OF NOWHERE? Like, magically? That is so interesting, especially since it is TOTALLY possible—
Olivie laughed.
—Vereau, if you have something to share, pLeAsE don´t let me interrupt you.
—Um...nothing…I just found it fu-I mean totally barbaric how he was watching those HORRIBLE videos—she said with a sad look on her face.
—AhA that is so tru- wait a minute. How do you know they were videos? —Adrien said confused. —Hold on, HOLD ON. YOU DID THIS DIDN'T YOU? You are such a spoiled baby.
—ENOUGH! — exclaimed the teacher. —Vereau and Agreste, you both are giving me a headache. Explain yourself NOW or I´ll…—he was interrupted by the bell.
“Saved by the bell” though Olivie.
—This is not over you… guys….—the teacher said while trying to stop them. —Ugh, forget it why am I even a teacher.?
All the students went to their homeroom since they had a school field trip to the Place de L´Opera. On their way, everyone was choosing their partner.
— Luka, Luka! —  Olivie called him — We can be partners...
— OLI! — Lila screamed  — You´ll be my partner.
— Um, okay? — she  replied a little bit disappointed, but just a little bit.
— Cool! — Lila said.
On the other side of the school, Charlotte was carrying out her plan.
— Okay, this is what is going to happen. I´m going to sit next to Chloe and you, Alya, you have to sit with Nino, so that Adrien and Marinette are going to be forced to sit together...in a romantic way  — she said. 
— But, I wanted to be with Mari!
— Sigh. Well, Alya, when you have the responsibility to make this ship bloom, you can't blow it. This ship MUST bloom. Besides you and Nino will have some “alone” time and, I mean, you like him and he totally likes you sooo...
— THAT IS...that is not true... — she tried to lie, but it was helpless. Both of them knew what was going on between the pair.  — Uh...uh...fine.
— So ladies! The plan-  —  concluded Charlotte.
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Parking lot of  François Dupont, 11:45 am
It was time for the plan.
— Agreste, Adrien  — said the teacher  —  Go sit with your partner inside the bus, don´t forget your ID.
— Eh, I guess I´ll sit with Ni..
— NINO! Sit with me! — shouted Alya  — Ehem...I mean...Will you please sit with me?
Nino blushed
— eH yeah sure dude...I mean dudette (”Come on, Nino, get it together” he thought) No problem, A-Alya.
— Well, I guess I´ll be with you them  — said Marinette to Adrien.
— Yeah, I guess.  — answered the boy trying to hide his smile.
The plan worked.
Charlotte did a small victory dance.
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Sadly for Adrien and Marinette, Lila and Olivie decided to sit behind them. 
— What if we put them a small prank? — suggested Lila.
— I think it's an excellent idea.  — answered Olivie. They had to embarrased Adrien so he could lose his chande with Marinette.
In the front seats...
Marinette and Adrien were chatting animatedly, Marinette happy to spend time with her new friend and Adrien happy to spend with his crush.
— And, Marinette, how did you get this? — Adrien asked, pointing her chest, referring to the necklace she seemed to put on especially for the occasion.
— Emmm, puberty (?)  —  answered Marinette without thinking.
Adrien blushed.
Marinette blushed too, finally understanding what she said.
— Ahh, ehh, oww that. My-my grandma gave it to me. He he...
Adrien remained blushed.
Suddenly, he felt like something was on his hair. Soon he realized there were some small papers. (”Ugh, this girls again? Remain calm, Adrien. For Marinette.) When he saw there were some papers on Marinette's hair too, he got mad. (”OKAY ENOUGH. Attack Adrien. FOR MARINETTE”)
He turned around.
— Why do you guys always have to be messing with our lives? —  he said to Lila and Olivie.
— Because we want and can do it  — answered Olivie teasingly.
— Olivie that is not how you should treat Adrien!  — said Marinette.
Olivie doubted.
— You are right, I´m sorry Adrien.  — she answered, thinking that maybe Marinette won´t like Luka if he hang out with rude people. 
— Dear students, we are finally here! —  proclaimed the teacher, taking the 4 children out of discomfort.
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Center of the Place de L´Opera. 1: 35 p.m
— Well, guys, the tour is almost  over  — said the guide  —  but before it ends, we have a small number for all of you!
The teenagers saw amazed how the musicians appeared and did an amazing performance with many instruments.
It was a very happy music, and everyone began to dance in a funny way to the rhythm of the song. When they finished, everyone applauded.
— Thanks everyone — said one of the musicians  — before we go, do we have any musician among us?
— LUKA! — shouted Olivie and immediately he was forced to go with the rest of the music crew in the stage. 
— So tell me, which instrument do you play? —  asked the leading voice of the band. 
— Guitar.
Afterwards, the musicians brought  a guitar and gave it to Luka.
— Do your magic — the musicians cheered.
Luka, watching Marinette, knew what to do.
 He played a beautiful romantic melody with all his heart. He never stop looking at Marinette.
 “He is such an amazing musician” she thought
Luka has always proven to be a very talented boy. However, today, he was showing all his emotions in such a magnificent way that everyone, including Marinette, was impressed.
 Adrien, on the other hand, saw the exchange of glances between Luka and Marinette and didn't like it. He had to do something.
Adrien quickly turned to Marinette.
 —Marinette, can you give me this dance?
—E-Em ... me? — stuttered the girl, looking for another Marinette, just in case.
—Of course you, Marinette. Are you coming? — He extended his hand.
 Marinette, with a smile on her lips, accepted it.
At first she had positioned herself with her hands on the boy's shoulder, and her other hand was holding his hand.
However, Adrien, noticing that his teammates were not dancing like that, took advantage of the situation to get closer to Marinette.
As they danced, the music gently enveloped them, rocking back and forth, circling the entire stage. It was a magical moment, and Marinette completely forgot about Luka. She was busy with the boy in front of her.
Their breaths were connected, their eyes linked, it was more than a simple dance. Butterflies in the stomach, sensations everywhere.
The melody itself seemed to come out of them.
When the tune ended, Marinette was slightly disappointed by how short the dance lasted, but was happy for this beautiful experience.
 —Well, children, you will have 20 minutes to walk around before returning to school. Remember never to go alone and calculate your time.
—Alya, Marinette, do you want to go shopping with us? —asked Charlotte and Chloé.
—Sure — they said.
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Place Vendôme, 1:47 pm.
 —Let's go there — Chloé mentioned, entering the Louis Vuitton store.
—And, Marinette, how did you like the visit? — Alya asked while Chloé and Charlotte went to see some purses.
 It was obvious that Alya wasn´t talking about the visit itself, but the two boys who haunted Marinette's mind.
 —Well, well ... I do not know —she answered, confused.
—Oh yeah? And what about that dance with Adrien. You two looked SO in love. Are you starting to have a crush on him?
—I'm not sure. But it was very amazing. —Marinette said with heart eyes.
—If you allow me to give my opinion, Adrien seems to be a very sweet boy, but Luka has been searching for your love for a long time, and he also has a heart of gold...
—Girls, do you mind if we go to the Rue Saint Honoré? I can´t stop thinking about this Gucci belt that I have seen — Chloé suggested.
—Yeah, sure— Marinette answered, with her mind elsewhere and more confused than ever.
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Que Gane el Mejor (Capitulo 12)
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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No tan perfecto
Colegio François Dupont, 7:48 am.
Adrien estaba en el cielo. ¡Por fin había podido pasar un día con su amada Marinette! Esa tarde había sido realmente mágica, y la felicidad de Adrien desbordaba por todos lados.
Adrien estaba tan ensimismado que no notó la cubeta de agua esperándolo en la puerta.
¡SPLASH!
Al entrar en la habitación, la cubeta se volcó sobre su cabeza, empapando completamente toda su ropa.
Irritado, volteó su cabeza para ver a Olivie, Lila y Luka partiéndose el culo de la risa.
Miró a su alrededor.
¡Qué suerte que Marinette era tardona!
Si se hubiera sentado junto a ella (que era lo que planeaba hacer) de esa forma, ¡habría mojado todo y perdido su oportunidad con Marinette!
Salió de la clase, y marcó un número en su celular.
—¿Aló, Nathalie? Sí, ¿podrías traerme una ropa de cambio? Fui víctima de una broma.
Pausa.
—¡No es mi culpa que sea tan irresistible!
—Irresistible en tus sueños— dijo Charlotte, que acababa de llegar, ya que se había dirigido primero al baño.
—Tu cállate.
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Baño de varones del colegio, 7:59 am.
Ya había llegado Nathalie a darle su ropa a Adrien, y él estaba en el baño, terminando de cambiarse.
Esperaba que Marinette ya hubiera llegado. ¡Quería estar con ella!
Se secó la cara con una toalla que Nathalie le había traído, y se acercó al caño para poder lavarse la cara.
Se preguntarán, pero Adrien, ¡técnicamente te acaban de lavar la cara y todo el cuerpo!
Bueno, Adrien tiene tan buena visión como lógica.
Al abrir el caño, en vez de salir agua, salió un chorro de pintura azul disparado a su cara, cubriéndola completamente de azul.
¡Maldita sea!
Toda su cara estaba cubierta de pintura, y unos cuantos cabellos, aunque pocos (para la alegría de Adrien) estaban de color azul.
No le quedó otra opción que limpiarse con la toalla, ya que ni loco se arriesgaba a abrir otros caños.
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Salón de clase de Madame Bustier, 8:05 am.
—Madame, siento la tardanza— dijo un Adrien cansado, mientras el trío responsable de su cansancio se reía sin cesar.
—No te preocupes, Adrien. La señorita Vereau me informó que tuviste un pequeño… percance— dijo la maestra.
Olivie se rio más, si eso era posible.
—Bueno, Madame… ¿me podría sentar con Marinette? — preguntó el Agreste, aprovechando que Nino, que sabía su plan de sentarse con Marinette, se había sentado con Alya.
—No hay problema, Adrien.
Adrien se dirigió con una sonrisa a su asiento.
Parecía que todo el salón lo seguía con la mirada, menos Marinette, quien miraba a la ventana.
La chica se volteó.
—Estee… Adrien… tienes algo azul en las pestañas y el algunos cabellos…
—No te preocupes, milady, es mi nuevo look— dijo con una sonrisa divertida.
—Bueno, alumnos, hoy vamos a hablar de…
¡TUUUUUT!
El club de molestar a Adrien (es decir, Luka, Lila y Olivie) había puesto una bocina en la silla de Adrien, deduciendo su plan, para que al sentarse hiciera todo un escándalo.
Y también…
—¡Ah! — se sobresaltó asustado Adrien, mientras el salón entero, a excepción de Nino, Alya, Marinette y Chloé, se reía a carcajadas.
El sobresalto había hecho que se parara abruptamente, causando que el salón se ría más aún.
—¿Qu... qué? ¿Y ahora qué? — exclamó Adrien, notando el incremento de las risas.
Se volteó a ver su silla, sólo para darse cuenta que había un sachet de pintura roja abierta.
La cuarta broma del día del infame trío.
—¡Oh, Adrien! ¿Cambiaste a Nino por Andrés? — se burló Kim, causando más risas.
Marinette, por su parte, levantó esa silla y la cambió por otra que estaba fuera de peligros.
—Siéntate, Adrien— le dijo Marinette, jalándolo para que el resto deje de reírse de su trasero manchado.
Adrien solo quería que se lo tragara la tierra.
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Mansión Agreste, 3:15 pm.
—¡No puedo creer que haya sido humillado ante Marinette! — exclamó el chico.
—No niegues que fue gracioso, es más, ¡fue graciosísimo! — se rio Charlotte.
—Shh. Tengo que vengarme, ¡esto no puede quedar así!
—Si tu lo dices…— dijo Charlotte antes de marcharse.
Adrien se dirigió a su habitación.
—A ver… ellos hacen las bromas para que quede mal ante Marinette y me gane Luka. Así que tengo que hacerle un broma a Luka. ¡Plagg, ayúdame! — le suplicó a su gato.
Plagg lo miró con indiferencia, y se subió a su escritorio, reposando su cola en su laptop, que se encontraba ahí.
Espera…
—Para poder tocar con su guitarra, Luka necesita tener las notas musicales guardadas en algún lado…
—¡Plagg, eres un genio!
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Al día siguiente en el salón de Madame Bustier, 7:36 am
—Si Olivie, ¡estoy muy emocionado! Esta nueva partitura es fantástica— le decía Luka a Olivie.
—¡Qué bien! Quisiera que me lo muestres, pero, ¿primero me puedes acompañar a comprar mi ticket para el comedor?
—Claro, Oli.
Ambos se marcharon.
Adrien, quien estaba escondido, se acercó a la laptop de Luka, la cual, aunque estaba cerrada, no estaba apagada, y sabía por el proyecto de literatura que no tenía clave.
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7:43 am.
—¿Ya te lo puedo mostrar? — le dijo Luka a Olivie como un niño emocionado.
—Jaja, claro que sí.
Luka se dirigió a su asiento, abriendo su laptop.
Olivie, por su parte, tenía un mal presentimiento.
Y al abrir la carpeta con los archivos…
—¡Ey! ¿Dónde están mis partituras? — exclamó Luka con una expresión sombría, justo en el momento que Marinette llegaba al salón.
Olivie exclamó un gritito mientras Marinette se acercaba preocupadamente.
—Deben estar en algún lado, Luka, no te preocupes.
Se escuchó una leve risa proveniente de atrás.
Donde estaba Adrien sonriendo burlonamente.
—Ya no sienten tantas ganas de reír, ¿verdad, Olivie y Luka?
Los dos estaban en shock.
Marinette se acercó determinadamente a Adrien.
—Escúchame bien, Agreste. Sí, las bromas que te hicieron ayer los dos junto con Lila fueron muy pesadas y deberían disculparse— miró al dúo acusadoramente, —pero esa es una muy mala forma de responder Adrien, ¡especialmente si es la pasión de Luka! Lo siento, Adrien, pero… no me siento cómoda estando con personas que tratan así a las personas— y se fue, apenada, con la cabeza gacha.
Adrien solo se quedó ahí, mirándola.
¿Qué he hecho?
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Que Gane el Mejor (Capitulo 11)
Em, hola (hace tiempo que no escribo comentarios,,,se siente raro) Bueno, planeo publicar todo lo que queda del fanfic en español para antes que acabe la semana y con suerte avanzar con el de inglés. Por ahora estamos trabajando en otros dos AU´s y algunos song fics (pronto sabran mas de ellos) Muchas gracias por su apoyo.
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NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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À la mode! Camerinos de la pasarela, 2:33 pm.
Marinette y Adrien se encontraban en los camerinos, la primera haciéndose cargo que todo salga excelente ese día.
—Entonces, Nino aplastó la botella de agua que estaba tomando, ¡y el agua salió volando por todos lados! — Marinette le estaba contando a Adrien una anécdota del año anterior.
—Luego, el agua mojó todo, incluyendo a Chloé, por lo que ella lanzó un grito altísimo. Luego Miss Mendeleiev le gritó ¡cállate Chloé! ¡Y ella le sacó el dedo medio!
— ¿Es en serio? ¿Y la miss se dio cuenta?
— ¡Pues claro! Y le dijo, “señorita Bourgeois, creo que hay formas más apropiadas de expresar disconformidad. Si desea hacer eso, háganlo con el director. ¡Y Chloé se puso roja de furia! Hasta ahora Nino no quiere decir que fue él quien derramó el agua.
—Señor Agreste, Señorita Dupain-Cheng, faltan quince minutos para el inicio de la pasarela— dijo Nathalie y se fue.
A Marinette se le fue el color de la cara.
— ¡Oh, no, ya es hora! Probablemente van a criticar mi sombrero, dirán que está horrible, y ¡mi vida estará arruinada!
— ¡Cómo puedes decir eso Marinette! Si mi padre escogió tu bombín, fue por algo. ¡Mi papá hace todo por su compañía! — le decía Adrien mientras parte del staff lo conducía a la entrada de la pasarela, aunque con cierto tono agridulce.
—Eso espero. Bueno, debo irme— pronunció Marinette.  — — — — — — 3:30 pm. ¡Y finalizamos esta exclusiva pasarela con un bombín nuevo de la colección Agreste, diseñado por la señorita Marinette Dupain-Cheng!
Marinette estaba al borde de su asiento.
—Tranquila, chica— le dijo Alya, que estaba a su costado. —Solo mira.
En ese preciso momento, Adrien entraba por la pasarela con el bombín en su cabeza. Su caminata era delicada y precisa, con perfecta compostura y una pisada firme. Se notaban sus años de experiencia.
Al pasar al costado de donde se encontraba Marinette, la miró y le guiñó el ojo.
Marinette se ruborizó.
Alya sonrió, moviendo sus cejas de arriba para abajo.
—Ya cállate— le dijo Marinette, aún roja, a su amiga al ver su expresión. —
— ¡Uf! Marinette, la pasarela fue un éxito— señaló Adrien al regresar.
—Parece que sí. Justo en ese preciso momento, Adrien vio a lo lejos que su guardaespaldas se iba al baño.
— ¡Corre, Marinette, corre! — exclamó Adrien, jalándola por el brazo.
—¿Qué... ?— simplemente dijo Marinette. —------------------------------------------------------------------------------------------------
Parque, 10 minutos después
— ¡Uf! Adrien, ya me cansé— dijo entrecortadamente Marinette.
— ¡Tenemos que continuar! Si no, no llegaremos a tiempo.
— ¿A tiempo para qué?
—Es que quisiera mostrarte algo.
En ese momento, un grupo de fangirls (y algunos fanboys) entraron al parque.
— ¡Escóndete! — gritó Adrien.
Ambos se tumbaron dentro de la fuente del parque, la cual no tenía agua ese día.
Cuando el grupo se marchó, Adrien y Marinette siguieron corriendo. —--------------------------------------------------------------------------------------------- Cinéma Chaplin, 3:57 pm.
— ¡Uf! Justo a tiempo.
— ¿Qué vamos a ver?
—Ver la pelicula donde aparece mi madre.
En ese momento, empezó una película en blanco y negro. Apareció una mujer con un paraguas, y al voltearse se vio lo que sería una cabellera rubia y ojos verdes.
—Mi madre... — dijo Adrien con una expresión entristecida.Verla en la gran pantalla le hizo acordar todos los bellos momentos que vivieron juntos, y como no podran tener mas de ellos. 
Marinette le cogió suavemente la mano.
—Estás conmigo, no te preocupes, Adrien.
Adrien suspiró.
— ¿Qué haría sin ti, Marinette?
Marinette solo rió. —------------------------------------------------------------------------------------------- Parque de diversiones, 6:47 pm.
Adrien y Marinette, luego de ver la película, habían decidido ir a los juegos mecánicos para divertirse luego de toda esa nostalgia.
— ¡Vamos a la Rueda de La Fortuna! — exclamó Marinette, agarrando el brazo de Adrien.
— ¿Y qué tenemos por aquí? ¿Una joven pareja? — les preguntó la persona a cargo del juego, un anciano con barba y bastón, y un polo rojo Hawaiano.
—No, nosotros somos solo amigos— dijeron ambos Adrien y Marinette.
—Lo que ustedes digan. ¿Dos boletos?
—Sí, por favor— dijo Marinette.
El anciano les entregó sus boletos y los dos adolescentes de dirigieron a la Rueda.
—Son el uno para el otro— dijo el anciano a nadie en particular.
Por otro lado, Adrien y Marinette estaban entrando en la Rueda.
—Adrien, ¡suéltame! — dijo riendo Marinette, ya que Adrien la había cargado para meterla dentro de los asientos.
—Nunca de dejaré ir— le dijo Adrien a Marinette.
Ella solo abrió sus ojos.
Al empezar la atracción, Marinette, con su característica torpeza, tambaleó en su asiento, causando que cayera en los brazos de Adrien.
—¿Tan rápido caíste por mi encanto, princesa? — preguntó burlonamente Adrien.
—En tus sueños.
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La joven pareja se encontraba casi en el punto más alto de la Noria.
—Sabes, Marinette, tengo algo para ti.
—Pero yo no he traído nada, Adrien.
—Oh, no es necesario. No fue planeado, simplemente al verlo me acordé de ti. ¡Es purrfecto como tú!
Marinette lo miró con cara desconcertada.
—¿Purr? ¿El ronroneo del gato?
Marinette se ruborizó. Adrien también.
—Lo siento, no… no debí haberlo dicho, fue… un error…
—¡No! Fue… tierno— le confesó Marinette.
Adrien sonrió, y sacó una pequeña caja del bolsillo de su pantalón.
Lo abrió, descubriendo dos aretes rojos con puntos negros.
—Especialmente para ti, bugaboo.
—Oh, ¡qué lindo! — dijo ella. Y tuvo una idea. —Tenías razón, son impurresionantes.
Adrien empezó a reír, siendo luego seguido por Marinette, y no pararon de reír hasta el fin del juego.
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—¡Vamos al juego del Tiro al Blanco! — exclamó Marinette. —Te ganaré un peluche para compensar lo que tú me has regalado.
—No es necesario…—Marinette lo jaló del brazo.
—Solo cállate y sígueme.
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Al tercer intento, Marinette había logrado conseguir su premio.
—Y para usted… ¡un peluche de mariquita! — le dijo el dueño del stand.
—Tenlo, Adrien— le dijo Marinette con una sonrisa.
La cara de Adrien se iluminó al ver tan bello regalo.
—Mira, yo también voy a intentar jugar— le dijo él.
Adrien agarró uno de los dardos del Tiro al Blanco y se lo tiró a Marinette, cayendo en su pecho.
—¡Oye! ¿A qué viene esto?
—Es mi forma de jugar.
—Conque tu forma de jugar, ¿eh?
Marinette se dirigió a la tienda del costado, la cual tenía un juego en el que tenías que derribar unos animales con una pistola de agua.
Ella agarró una de las pistolas (ignorando la queja del dueño) y la disparó apuntando a Adrien.
—¡AH! —exclamó Adrien, intentando sacarse el agua de los ojos. — ¡Odio el agua!
—Entonces de verdad eres un chaton— dijo Marinette riéndose.
En ese momento, el celular de Adrien vibró en su bolsillo.
Era un mensaje de texto de Charlotte.
—El gorila ya está en la puerta del Parque de Atracciones. Sugeriría correr— leía el mensaje.
—Bueno, parece que mi transporte ha llegado. Me encantó pasar esta tarde contigo, Mari.
—A mí también.
Adrien sonrió.
—Hasta pronto, milady.
Se agachó hasta estar más cerca a su altura, y le dio un beso en la mejilla.
Volvió a sonreír, y se fue corriendo antes de que sea muy tarde.
Marinette seguía sorprendida.
Con una ligera sonrisa en los labios, acercó su mano a su mejilla, todavía sintiendo la sensación de los labios de Adrien.
Riéndose eufóricamente, empezó a caminar hacia la salida de la Feria.
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Que Gane el Mejor (Capitulo 10)
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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¡Feliz cumpleaños! Segundo piso de la Panadería Dupain-Cheng, habitación de Marinette, 11:26 am.
Marinette se levantó con una sonrisa en la cara. —Ven a las 12 al parque— le había dicho Alya. Marinette sabía para qué era. ¡La clase le estaba preparando una fiesta sorpresa por su cumpleaños! Bajó las escaleras. — ¡Feliz cumpleaños, Marinette! — cantaron sus padres a coro al verla bajar. Marinette abrazó a sus dos padres. —Ahora, Marinette, ¡me parece que tienes planes para hoy! — exclamó Sabine. — ¿Por qué no vas a alistarte? —Lo haré, mamá— dijo Marinette, subiendo las escaleras y pensando en lo que sucedería ese día.                         ———————————————— 11:58 am.
Marinette se encontraba a unas cuadras del parque, y escuchaba las voces de sus compañeros viniendo de ahí. Cuando llegó, se sorprendió de encontrar una mesa decorada con muchos dulces, un gran cartel y muchos regalos. Sin embargo... — ¿Dónde están todos? — se preguntaba Mari al no ver a nadie. — ¡¡SORPRESA!! — gritaron todos al unísono. Marinette se percató que todos estaban ahí, hasta Lila (que en realidad parecía que Olivie la había arrastrado ahí, juzgando por su cara). —Antes de empezar esta fiesta, ¡debemos llevarte al lugar indicado! — exclamó Alya. Marinette sintió como una tela negra le tapaba los ojos y cómo todos la dirigían a otro lugar.                               ——————————————— Pista de Patinaje, 12:23 pm.
Cuando después de haber llegado le quitaron la venda a Marinette, ella se emocionó muchísimo. ¡La pista de patinaje! Ella siempre había querido estar ahí. Por otro lado, Marinette era ajena que otro plan se estaba desarrollando a sus espaldas. —Entonces— dijo Olivie. —Repasemos el plan. —Yo debo pegarme a Adrien como chicle y conseguir ser su pareja de patinaje— repasó Lila. —Exacto. —Y yo debo ir con Marinette y ser su pareja— recordó Luka. — ¡Precisamente! — dijo Olivie. —Ahora, a trabajar.                           ———————————————— 12:32 pm.
—Bueno, niños, ya tienen el equipo, ahora siéntense y pónganselo— dijo el hombre que se encontraba en la recepción. —Adrieeennn, tú serás mi pareejjaaa~— cantó Lila. Adrien miró asustado a Chloé y Charlotte. Jódete, Lila. —Ahh... emm... estee... — ¡Qué bien que hayas aceptado, Adrien! Ahora vámonos— dijo Lila. Marinette, por otro lado, inútilmente intentaba amarrarse los patines. —Yo te ayudo— le dijo Luka. Él le amarró dulcemente los patines, y al terminar, le agarró la mano y la dirigió a la pista de patinaje. Marinette no tenía palabras.                             ———————————————— Luka era fantástico patinando. Le daba vueltas en la pista, hacía acrobacias, simplemente se deslizaba en la pista, con la gracia de un cisne. En un momento, Luka la cargó, le dio una vuelta en el aire y la bajo. Al bajarla, sus miradas se encontraron. Era un momento hermoso. Cuando Marinette miró por encima del hombro de Luka, vio una escena que le borró la sonrisa de golpe. Lila abrazando a un Adrien incómodo. —No son celos— se dijo Marinette, —es que Adrien es mi amigo y se ve muy incómodo. Tan distraída estaba Marinette, que se chocó con una esquina de la pista de patinaje, cayendo al suelo y golpeándose fuertemente. Tanto Luka como Adrien se percataron de eso, y ambos corrieron a ayudarla, —Marinette, ¿te encuentras bien? —dijeron los dos al mismo tiempo y extendieron su mano para que se pare. Marinette estaba confundida. ¿Qué mano debería agarrar? ¿La de Luka... ...o la de Adrien? Lila llegó y abruptamente separó a Luka y a Adrien, empujándolos al lado. —Ugh, levántate— le dijo Lila a Marinette, ofreciéndole su mano y jalándola de un tirón. Se acercó a ella. —Escúchame bien, Marinette— le susurró al oído. —No mereces a Luka y mucho menos a Adrien. Eres solo una torpe hija de unos panaderos. Y así serás siempre. Una nadie. Lila se alejó con una mirada maliciosa. — ¿Nos vamos, Adrien? Adrien, sin embargo, seguía contemplando a Marinette, así que Lila lo jaló. — ¿Estás bien, Marinette? — le preguntó Luka al ver su expresión triste. —Si, pero... creo que necesito un tiempo— dijo, y se fue. No muy lejos de ahí, Adrien se dio cuenta de la situación de Marinette. —¡Tengo que ayudarla!— pensó. —Umm... lo siento Lila, pero debo ir al baño— mintió Adrien, y se marchó antes que ella respondiera.                              ———————————————— 2 minutos después, cerca al baño de mujeres
Adrien había escuchado a Marinette meterse al baño, por lo que decidió ir ahí. Se paró delante de la puerta. —Marinette, ¿te encuentras bien? Marinette salió del baño con los ojos caídos. —No tanto... Lila me dijo algunas cosas que...pues...bueno, no importa. — ¡No les hagas caso! Marinette, eres una persona fantástica, no dejes que nadie cambie eso de ti. Marinette sonrió ampliamente. — ¡Gracias, Adrien! Necesitaba oír eso.                              ———————————————— Point Neuf, 4:30 pm.
Después de haber terminado de patinar y haber almorzado, el grupo de adolescentes se dirigió al puesto de helados de André, que ese día se encontraba en el Point Neuf. —¡¿Y, Marinette, emocionada por quién te podría tocar?! —No lo sé, Alya. No estoy segura que me toque alguien, en general. —Ay, Mari, no digas eso. ¡Cualquiera quisiera pasar el resto de su vida contigo! —Quizás. Los helados de André tenían fama de ser mágicos, ya que los sabores que André pondría corresponderían a tu alma gemela. — ¡Vaya grupo que tenemos acá! — exclamó André al verlos llegar. Empezó a repartir helados por diestra y siniestra, cada uno emocionado o feliz al recibirlo. Hasta el turno de Adrien. —Regaliz negro por sus cabellos, arándano por sus ojos azules, ¡y de un gran tamaño por su gran talento! Al principio, Adrien había estado emocionado. Hasta que... Espera... ¿Cabello negro? Check. ¿Ojos azules? Check. ¿Talentoso? Check. Adrien palideció. Corrió hacia donde estaba su hermana. —Charlotte, ¡Charlotte! — la llamó con una expresión que podría definirse como horror puro. — ¿Qué pasa? —Mi alma gemela... mi alma gemela es... es... ¡LUKA! — ¿Por qué dices eso? —Como dijo André: ojos azules, cabello negro, y talento. Lotte, ¡esto no está pasando! Charlotte lo miró aburridamente. —A ver hermano, ¿te caíste de tu cuna al nacer o qué? —... ¿qué? —A ver. ¿ERES BRUTO O QUÉ? —No, claro que no, ¿qué pasa? Charlotte se frotó la sien. —No importa.                              ———————————————— Había llegado finalmente el turno de Marinette. —Caramelo, dulce como su corazón, y... En ese momento, Lila “tropezó” con una roca invisible, cayendo encima de André y haciendo que el helado de Marinette cayera al piso. — ¡Oh! Marinette, ¿quieres que te haga otro? —No te preocupes, André. Además, ya debería volver a casa para la reunión familiar. —Bueno, Marinette. Au revoir! Marinette se marchó con la cabeza agachada. Adrien salió corriendo hacia Marinette. —Marinette, ¡espera! — ¿Qué pasó, Adrien? —Bueno... la verdad es que tengo un regalo para ti. Me tomó un buen tiempo hacerlo, pero espero que te guste. Adrien le entregó una caja pequeña. Cuando Marinette la abrió, estuvo sorprendida al ver una pulsera muy similar a la que le había dado a Adrien hace unos días. —Oh, Adrien, es muy lindo de tu parte— dijo Marinette con una gran sonrisa. —Muchas gracias. Se acercó a él. Le dio un abrazo y un beso en la mejilla. Adrien se sonrojó. —Merci, Adrien—. Y se fue. Marinette tampoco pudo evitar que un ligero color rosa tiñera sus mejillas.                                —————————————— Al caminar de vuelta a casa, solo pensaba en una cosa. Adrien... Pensar en él hacía que sus mejillas volvieran a enrojecer y que su corazón se acelerara. Era, en definitiva, un cumpleaños digno de recordar.
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