Tumgik
#TheMiracuWorkshop
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Por Trece Razones AU
Rated: Fiction M - Angst/Hurt/Comfort
Cinta 1, Lado A
¿Quién está listo para jugar?
Calles parisinas, 3:10 pm. Dos semanas después
Después de un agotador día, Adrien ya regresaba a su hogar en su limosina. Cansado, se estiró y recordó lo que había sucedido en el día.
En la clase de Cívica, habían vuelto a hablar del suicidio. Ya habían pasado dos semanas desde la muerte de Marinette, y aunque el colegio intentaba evitar alguna situación parecida, a los alumnos no les podía importar menos. El locker de Marinette estaba lleno de basura, de mensajes insultantes, y de fotos nada bonitas. Aunque el personal de limpieza del colegio lo limpiaba cada día, ese locker seguía terriblemente sucio.
Al bajar de la limosina, Adrien se dio cuenta que había algo esperándolo en la puerta de la mansión. Un paquete del tamaño de una caja de zapatos lo esperaba. Alguien había garabateado el nombre Adrien Agreste a toda prisa sobre la envolutra, así que él lo levantó y lo llevó dentro.
—Nathalie, abriré esto en mi cuarto.
Lo llevó a su habitación y lo apoyó sobre su escritorio. Sacó un par de tijeras, deslizó la hoja de la tijera alrededor del paquete y levantó la tapa. Dentro de la caja de zapatos había un tubo enrollado, envuelto en plástico de burbujas. Lo desenrolló, y descubrió siete cintas de audio sueltas.
Cada una tenía un número pintado con rojo, con lo que parecía esmalte de uñas.
Adrien se sintió confundido. Ya nadie usaba cintas de casete. ¿Cómo podría reproducirlas?
Recordó un pequeño almacén que había en la mansión, llena de cosas antiguas. Había visto ahí un radiocasete.
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Al volver, Adrien dejó caer su mochila al suelo, se sentó en su cama y agarró el radiocasete con sus dos manos. Oprimió el botón Eject, y la tapa de plástico se abrió lentamente, y el chico deslizó la primera cinta dentro.
Puso Play.
—Hola, chicos. Es Marinette. Marinette Dupain-Cheng. Es verdad. No ajusten su… cualquier dispositivo que estén usando para reproducir esto. Soy yo, en vivo y en estéreo. No habrán segundas presentaciones. Ni bises. Y esta vez, sí que ninguna solicitud. Agarren un snack, siéntense cómodos, porque estoy a punto de contarles la historia de mi vida. Más concretamente, por qué acabo mi vida. Y si estás escuchando estas cintas, tú eres uno de los motivos.
Adrien paró el dispositivo.
¿Marinette había grabado cintas de casete antes de morir? Qué dramática, pensó. Ella misma se lo buscó.
Le volvió a poner play.
—No te diré cuál cinta te involucra en la historia. Pero no temas, si has recibido esta hermosa cajita, tarde o temprano, tu nombre aparecerá. Lo prometo. Las reglas son muy simples…
—¡Adrien! — exclamó su padre.
Adrien, alterado, paró la grabación.
—¿Sí, padre?
—No olvides de tu sesión de modelaje mañana.
—Sí, padre.
—¿Qué haces?
—Yo… nada, nada, es para un trabajo de historia. Muy aburrido.
—Ah…— exclamó Gabriel, y se retiró.
Adrien respiró hondo, y activó el radiocasete de nuevo.
—Solo hay dos. Número uno: Escuchas. Número dos: Pasas las cintas al siguiente de la lista. Con suerte, ninguna de las dos reglas te será fáciles de seguir. Se supone que no debe ser fácil, en ese caso les hubiera enviado un MP3. Cuando terminen de escuchar los trece lados, porque siempre hay trece lados de cada historia, rebobina las cintas, vuelve a ponerlas en la caja, y pásaselo al siguiente. Oh, la caja debería incluir un mapa. Mencionaré varios lugares de la ciudad. No puedo obligarlos a ir, pero es si quieren. O pueden botarlo, y nunca lo sabré, ¿verdad?
Adrien le echó un vistazo a la caja. No había ningún mapa. Seguramente los primeros en escuchar las cintas lo botaron, cosa que no le sorprendió, ya que todos odiaban a Marinette.
—A quién le miento. Es obvio que lo primero que harán es botar el mapa. Bueno, en caso a que quieras romper las reglas, entiende que yo hice una copia de estas cintas, y se los di a alguien en quien confío, quien, si este paquete no pasa por los trece de ustedes, hará que las copias salgan a la luz de una forma muy pública. Esta decisión no ha sido improvisada. Hagan lo que digo, ni más, ni menos. Te están vigilando.
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15 minutos después
—¡Nino! — gritó Adrien al llegar a su casa.
—Hola.
—¿Me puedes prestar tu Walkman?
—No hay problema.
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Adrien caminaba de vuelta a su casa.
Metió la primera cinta en el Walkman de Nino, y le puso play.
—¿Lista, señorita Rossi?
Lila Rossi. Adrien lo supo al instante. Ella y Marinette habían tenido muchos problemas.
—Lila, querida, yo iba a darte una oportunidad. De veras. Pero lo enemistad entre dos chicas no tiene importancia, ¿o sí? Para mí la tiene. Para encontrarle un introducción a la historia, me remonté hacia ti. Y aquí es donde realmente comienza.
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Hace 9 meses
Marinette llegaba a la escuela apresuradamente, temprano por una vez en su vida. Era el día del concurso de diseño del señor Agreste, y ella no iba a desperdiciar ninguna ocasión de impresionarlo a él y a su hijo.
—¡Uf! Llegué, Alya— exclamó Marinette, mirando a su amiga.
—¿A ver, chica?
Marinette, orgullosamente, sacó un fólder se su maleta, lo abrió, y dejó al descubierto unos diseño bellísimos.
—Em, Marinette…
—¡¿Lo ven?! — gritó Lila. —¡Se ha copiado!
—¿Qué está pasando? — inquirió Marinette.
—Chica, tus diseños son iguales a los de Lila.
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—Sí Lila. Te habías copiado de mis diseños. No sé cómo, pero al verlos, eran exactamente iguales. Y obviamente, mentiste. Como siempre.
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—¡Marinette! ¿Cómo pudiste hacer eso? — gritó Mylène.
—¡Eso está mal! — exclamó Max.
—No creía que eras así, Marinette— dijo Alya.
—Marinette, creo que debemos discutir esto en un lugar más privado— dijo Lila con falsa modestia.
Marinette la miró con recelo.
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—Me llevaste a otro lado, y me despreciaste. Me hiciste sentir tan mal, Lila, y luego hiciste que perdiera a mis amigos. Lo que llevó a los sucesos de ese día.
Adrien sintió un escalofrío al recordar ese día.
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—Marinette, en verdad eres un chiste. ¿Crees que esos diseños son buenos, en verdad? Eres patética, y siempre serás una nadie. Nadie te reconocerá como diseñadora. Nadie querrá estar contigo. Ni Alya. Ni Adrien.
Le arrancó los papeles de la mano.
—En realidad, Marinette, tus dibujos parecen de una niñita de 5 años. ¿A eso le llamas talento? Me podría poner una bolsa de basura y me vería mejor que con esos diseños.
Rompió las hojas en pedazos, para el asombro de Marinette.
—Esto se merece estar en la basura.
Lo tiró, haciendo que caigan en un charco de agua y se mojaran completamente.
—Mira, Marinette así se ve mejor.
Se fue Lila, bien erguida, dejando a una Marinette desconsolada que se tragaba las lágrimas.
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—Y luego volviste, y mentiste de nuevo. Yo nunca, y digo nunca, le hice bullying ni daño alguno a Lila. Saben qué, sé que hay muchas versiones sobre eso. No sé cuál es la más famosa. Pero sí se cuál es la menos famosa.
La verdad.
Ahora bien, la verdad es la que no olvidarás.
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—¡Marinette! No puedo creerlo— dijo sollozando Lila al volver con el resto.
—Li, ¿qué pasó? — preguntó Rose.
—Marinette admitió copiar mis diseños. Me ha insultado, ¡me ha dicho que nunca ganaré!
—Oh, Lila, tranquila— dijo Kim.
Marinette volvió, y todos le lanzaron una mirada asesina.
—¿Ya te cansaste de hacer daño? — le preguntó Kim.
—No. Nunca se cansará. Por eso te digo, Marinette: eres una de las peores personas que conozco. Te aprovechas de las personas, mientes, te haces la inocente. Pero ya no más. Nadie va a soportar tus abusos.
Marinette estaba llorando, y todos los presentes la miraban con desprecio.
—Y algo más. Nunca tendrás el amor de Adrien. Adrien es un chico con un corazón de oro, y nunca soportaría a alguien con un corazón tan vil como tú. Te quedarás sin amigos. ¡Solo están contigo porque te tienen pena! Acéptalo, Marinette. Todos te detestan.
Marinette se fue al baño corriendo.
Y Alya ni siquiera había negado las palabras de Lila.
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—Me atacaste en mis puntos más débiles. Mi pasión. Mi mejor amiga. Y mi amor platónico. Por cierto, ¡hola, Alya! ¡hola, Adrien!
Adrien sintió un escalofrío cuando la chica pronunció su nombre.
—Y bueno, creo que todos saben lo que pasó.
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—¡¡AKUMA!!
Una adolescente que portaba un yoyó se paseaba por los techos parisinos. Tenía un traje negro con puntos rojos. Continuó saltando por la ciudad hasta llegar a su colegio.
—Hola. No me he cansado de hacer daño todavía…— escupió Miss Desgracia
—¡¿Marinette?!
—No. Soy Miss Desgracia ahora. Y todos ustedes pagarán.
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—Francamente, solo recuerdo de fragmentos de lo que sucedió. Caos, personas llorando, otras gritando, otras asesinándome con la mirada. Chat Noir llorando. Y todo el salón dándome la espalda.
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—Marinette, ¡para! — sollozó Alya. —No te preocupes, solo aguanta, Mari. Ladybug vendrá para salvarte.
—¿Conque Ladybug? — Marinette rio cruelmente. —Ladybug no vendrá, Alya. Ni ahora, ni nunca jamás.
Les dio la espalda a sus compañeros.
—Ladybug está muerta.
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—Lo único que recuerdo al levantarme del trance del akuma, que ví a Chat Noir llorando.
Lo llamé.
Él me miró con infinita tristeza y se fue.
Volteé a ver a la clase, y muchos lloraban, unos de tristeza, otros de rabia.
Desde ese día me llamaron asesina. Insensible. Malvada. Débil. Y una sarta de insultos. Me decían que me perdiera, que no vuelva, que me matara.
Bueno, en algo les hice caso. ¿Felices?
Luego recuerdo que tú, Lila, te acercaste y me diste un bofetón. Porque había matado a tu supuesta mejor amiga, Ladybug.
Yo sé que no es así.
Tú la odiabas.
Y pues, ¿cómo sé? Se enterarán luego.
Pasados unos días, sentía el desprecio de todos. Bromas. Pintadas. Burlas. Insultos. Papeles.
Ya sé. Ya sé lo que están pensando. Mientras contaba a historia, yo también pensaba lo mismo. ¿Una akumatización? Por más impactante que haya sido, ¿una akumatización hizo que te hicieras esto a ti misma?
No. Una akumatización arruinó mi reputación. Pronto, causó una cadena de efectos que arruinaron mi vida. A veces, una akumatización tiene un efecto bola de nieve.
Una akumatización causada por ti, Lila, es solo el comienzo.
Y esta vez, Lila, la asesina eres tú. Y todos los que estén escuchando esto.
¿Ahora se sienten tan bien al llamarme asesina? Se siente feo, ¿verdad?
Sí. Pero peor fue lo que me hicieron, lo que destruyó la poca autoestima que he tenido.
Voltea la cinta para seguir escuchando.
Adrien extendió la mano, listo para detener el casete.
—Y, Lila, cariño, no te vayas. No vas a poder la parte en la que vuelve a aparecer tu nombre.
Adrien mantuvo su dedo sobre el botón, escuchando el suave zumbido de los parlantes, el débil chirrido de los cabezales que enrollan la cinta, esperando a que Marinette continúe.
Pero ella no vuelve.
La primera cinta ha terminado.
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Que gane el mejor (Capitulo 5)
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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Inolvidable Dupain-Cheng Pâtisserie, segundo piso, 9:35 am. Por fin lo había logrado. Marinette había terminado de hacer su bikini. Era realmente hermoso. Era un bikini rosado como su cuarto, con puntos negros que lo adornaban. Marinette cogió su bolso, donde puso su bikini, bloqueador, toalla de cuerpo, toalla de mano, ropa de cambio, otra ropa de cambio (por si acaso), libreta de dibujos, sandalias, pareo y otra toalla.  —Marinette, ¡Marinette! —dijo una vocecita. —Te vez muy bonita. Se asomó una cabecita de cabello negro, con ojos marrones y rasgos asiáticos. Ella era Bridgette Cheng, la prima de 10 años de Marinette, quien estaba ahí ya que sus padres se encontraban ese día en un viaje de negocios. —Mari, ¿Por qué no puedo ir contigo? — preguntó la niña.  —Mi querida prima: primero, esta fiesta no es para niñas de 10 años, sino de 14, y además, tienes que hacer tus tareas. —Pero no quiero— protestó la pelinegra menor.   —Jajaja, tienes que hacerlo aun así. — ¿Por lo menos te puedo recoger? — preguntó la pequeña. —No, yo vengo sola. — ¿Por favoooor?~  Bridgette puso ojos de cachorrito. —Ay, Brid, eres una vándala. De acuerdo, de acuerdo. — ¡Yey! Gracias Mari— dijo Bridgette. Marinette agarró su bolso/mochila  — ¡Adiós mamá! ¡Adiós papá! ¡Adiós Brid! ¡Adiós Tikki! —les dijo ella a su familia y a su perrita de pelo rojizo, Tikki. — Mansión Agreste, 9:50 am. ¡DING DONG!  Ya habían pasado 10 minutos de la partida de Marinette y ya había llegado a su destino. —Bugaboo, ¡Que agradable sorpresa! — dijo Adrien fastidiando a Marinette.  — Cállate chaton— lo calló Marinette. ¡CRASH!  — ¿Quién subió arriba sin mi permiso? — cuestionó Adrien a la escalera.  —Jejeje… — apareció la cara de Olivie por la escalera, con una muñeca de Ladybug en su mano.  — ¡NO, MI COLECCIÓN DE LADYBUG NO! —gritó el Agreste y la empezó a perseguir.  Miraculous Ladybug era una caricatura muy famosa en todo París. Trataba de dos niños, Tikki y Plagg, quienes se transformaban en dos superhéroes, Ladybug y Chat Noir.  Por ser aficionados  de esa serie, Marinette había llamado a su mascota Tikki, y Adrien (y Charlotte) a su gato Plagg.  —Ese niño está loco por esa caricatura— dijo una voz.  Marinette se sobresaltó.   —Perdona, no quería asustarte— dijo Charlotte, —pero mi hermano da mucha risa. Justo en ese momento, Olivie bajó las escaleras con un poster de Miraculous en las manos, seguida de Adrien.  Al terminar de bajar, sacó una botella de la nada (o así le parecía a Marinette) y derramó agua en el último escalón.  Cuando Adrien pasó por ese escalón, se resbaló y cayó en los brazos de Marinette, quien estaba adelante.  Los dos se sonrojaron.  Charlotte puso cara de pervertida.  Y Olivie ardía de rabia. ¡Luka merecía a Marinette! Acto seguido, ella se fue.  —Lo siento Marinette— dijo Adrien recobrando la postura.  —No…hay…problema— respondió la nombrada.  Acto seguido, Marinette fue al baño para ponerse su bikini.  —Casual— dijo Charlotte. —Casual. —Tú cállate— le dijo Adrien. — Piscina de la Mansión Agreste, minutos después —El agua está fría— dijo Marinette, ya en bikini, tocando el agua con su pie. —Muy fría. —No te preocupes— dijo Adrien.  —Ya va estar tan fría.  La cargó entre brazos y la empezó a mecer  —3…2…1... — dijo Adrien,  — y, ¡VA! Adrien la aventó al agua  —Bueno, ya no está tan fría— dijo Marinette a Adrien desde la piscina. La piscina estaba llena de gente.  Adrien saltó y se metió.  — ¡Gente! — dijo al costado de su hermana, quien tenía un bikini verde agua con flecos. — ¡A JUGAR! Empezaron a jugar vóley, las chapadas, encantados, la gallinita ciega, y otros juegos.  Adrien interactuaba con todos, y Marinette quería pasar más tiempo con su nuevo amigo. —Marinette, ¿Qué pasa?— dijo un Adrien intrigado al ver su cara de ida.  —Ah, em, esteee... ¿tengo hambre?— le dijo a Adrien.  —No te preocupes— dijo Adrien. —Te traeré un cupcake. Entonces, Adrien salió de la piscina caminando como el modelo que era con el agua que chorreaba de su cabello, como una película.  Marinette se puso roja.  Los ojos verdes mostraban una nueva expresión en cada paso, el agua caía al piso, y sus bíceps y abdominales flexionándose en su caminata.  Parecía que caminaba en cámara lenta.  Marinette suspiró.  —Marinette, tengo tu cupcake— la sacó de su ensueño Adrien —Pero tienes que salir si quieres comerlo Bugaboo. Marinette salió y Luka apareció son su toalla.  —Marinette, aquí tienes tu toalla— habló él. — ¡Ah! ¡Gracias Luka! — respondió Marinette.  —Marinette y Luka /Sentados en bajo un árbol /Pelan la pava/ Y SE BESAN! ¡WI~~! —cantó Olivie.  Adrien la fulminó con la mirada.  Olivie le sacó el dedo medio.  Y Marinette comió su cupcake, ajena a todo eso.  Ya todos se habían aburrido y salido de la piscina. Luka se había cambiado increíblemente rápido, e imitando a Marinette, cogió un cupcake. Viendo la piscina, a Adrien se le prendió el foco.  —Bueno, Marinette, te dejo. Tengo que hacer ejercicio— le dijo Adrien a Marinette.  — ¡Ah! — respondió Marinette —Bu… bueno. Adrien se paró. Se estiró, mostrándose en todo esplendor. Su cabello rubio parecía oro cuando chocaba con la luz del sol. Sus ojos brillaban como dos esmeraldas. Adrien se puso al borde de la piscina, y, haciendo un clavado, saltó. En la piscina empezó a nadar lentamente el estilo libre.  —Mi hermano y sus tonterías— dijo Charlotte, apareciendo a su costado.  Marinette no reaccionó.  — ¡Cha Cha! — gritó una voz.  — ¡Em! — respondió Charlotte.  Émilie Bourgeois y Charlotte Agreste se dieron un abrazo.  — ¡Émilie! ¡A los años! — dijo Charlotte. — ¿Cómo te fue en Quebec? — ¡Genial! — respondió Émilie. — ¡Ahí compré esta bella casaca que tengo puesta! ¿Has visto a mi hermana? — le preguntó. — ¡Ah! Tu hermana está en la mesa de la izquierda comiendo un helado con Alya y Nino. — ¡Ah! Y una pregunta— dijo Émilie. ¿Qué bikini tiene puesto Chloé?” —Uno amarillo con rayas negras. — ¡Uf! Más le valía. No quería que traiga MI bikini celeste. ¡Ciao Cha Cha!  — ¡Ciao Em! — Marinette no había prestado atención a su charla.  Estaba preocupada con… otras cosas.  Marinette veía a Adrien nadar.  Sus ojos brillaban como dos faroles, verdes como un bosque. Sus bíceps se flexionaban cuando él se movía ágilmente, deslizándose por la piscina. Sus cabellos parecían oro puro… Marinette se preguntaba si esos cabellos eran tan suaves como se veían y ella quería tocarlos... Espera, ¿QUÉ?   Mala Marinette, muy muy mala Marinette.  — ¡Die, Bitch! — dijo una voz.  Era Olivie, al borde de la piscina.  Y saltó cayendo frente a Adrien Agreste, haciendo que agua entrara por su nariz, ojos y boca.  — Minutos antes Olvie estaba aburrida, ya que Lila, con su bikini blanco se había echado en una silla de playa ya que se quería broncear.  Así que Olivie decidió practicar su pasatiempo favorito.  Joder a Adrien Agreste  Y, ¿por qué no? Ahogarlo un poco.  — Marinette y Charlotte se partían el culo de la risa.  —Gracias, gracias— dijo Olivie haciendo una reverencia. —Doy espectáculos todos los sábados. No cobro mucho. Marinette y Charlotte se rieron aún más, sí eso era posible.  —Verau— dijo Adrien. — ¡Me la pagarás! Él salió de la piscina, cansado, para cambiarse de ropa.  —Y, Marinette— dijo Charlotte — ¿Qué piensas de mi hermano? Las imágenes de Adrien con esa ropa de baño negra llenaron la mente de Marinette.  Ella se puso roja. —Am, este...yo…em… ¿eh? —balbuceó Marnette, roja cual cereza.  Charlotte solo se río.  — Dentro de la Mansión Agreste, poco tiempo después ¡DING DONG! Sonó el timbre de la mansión Agreste.  Adrien se fue a abrir, ya que había terminado de cambiarse.  — ¡Hola, Adrien Agreste! — dijo Bridgette Cheng. —He venido a recoger a Marinette. Oh, ¿puedo coger un cupcake?- preguntó al ver una mesa llena de dulces.  —Claro que sí, y Marinette está cerca a la piscina— dijo Adrien, sonriente.  Bridgette se dirigió a la mesa y cogió dos cupcakes. Mientras comía unos, al buscar a Marinette, chocó con alguien; manchando su polo, y haciendo que su cupcake se arruine.  Luka. Bridgette lo fulminó con la mirada.  Luka la fulminó también.  —Marinette, VÁMONOS— dijo Bridgette cuando la encontró. —Ya, pero tranquila, pequeña—respondió su hermana, que había ido junto a ella.  Después de despedirse de todos, las dos se fueron.  — Calles de París, 1 minuto después —Brid, ¿Qué opinas de Luka y Adrien? — preguntó Marinette.  Bridgette, obviamente, había recibido una pequeña lección sobre los compañeros de Marinette antes de venir. —Solo sigue tu corazón, Mari— respondió ella. —Pero preferiría que Adrien fuera parte de la familia. Marinette se puso roja. 
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Y este fue el capítulo 5. Esperamos que haya sido de su agrado. Como siempre  sugerencias y/o retroalimentación será más que bienvenido.
Hasta la próxima (Chat)
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Por Trece Razones AU
Rated: Fiction M - Angst/Hurt/Comfort
(Prólogo)
Porque soy solo humana
Todo era caos.
Habían sirenas que sonaban sin cesar, ambulancias por todas partes, y la calle estaba llena de personas, tanto paramédicos, médicos, y bomberos, como vecinos que se habían alarmado por la incesante presencia del bullicio que no podía indicar nada bueno.
La puerta de la casa que había llamado al servicio de Emergencia se abrió.
De ahí, salieron varios paramédicos, cargando una camilla mojada y ensangrentada. Tumbada, había una adolescente, no mayor de dieciséis años, que estaba inconsciente.
Delante, varios paramédicos intentaban hacer paso para lograr meter a la niña dentro de la ambulancia.
Detrás, salieron dos personas, un hombre y una mujer de rasgos asiáticos, quienes lloraban incontrolablemente. El hombre la abrazaba, mientras que parecía que la mujer casi convulsionaba de los llantos.
La niña estaba en un estado deplorable. Sus dos muñecas estaban cortadas, con heridas profundas, y se seguían desangrando, logrando el propósito de la chica al hacerlo.
Por un lado, se acercó un chico moreno que montaba una bicicleta. Se le veía cansado, a juzgar por su respiración y por su rostro perlado de sudor.
Lloraba. El chico lloraba sin control.
Los médicos lograron ingresar a la chica a la ambulancia, y, luego que los padres ingresaran, cerraron las puertas.
Luego, sin perder un segundo, la ambulancia partió rápidamente.
El adolescente de la bicicleta siguió llorando, esta vez con más fuerza.
Veía a la ambulancia recorrer las calles.
Pensó en una caja llena de cintas de casete que tenía en ese momento en su casa.
Sabía que ya no había esperanza.
Marinette estaba muerta.
                                                                          -- -- -- -- -- -- -- -- -- -- -- -- --
...
lo se. 
Para empezar, lamento tanto haber estado ausente por tanto tiempo aunque lo más probable es que la situación no mejore. Aun así intentaré hacer mi mejor esfuerzo.  Bueno, este es el nuevo AU del cual hemos estado trabajando. Es un poco diferente de lo que solemos hacer (como ya habrán visto) pero estamos intentando hacerlo lo mejor posible. Iba a terminar de publicar el otro AU Navideño de un “Intercambio de Princesas” pero ya estamos Enero así que... Sin embargo, si quieren que siga publicando pueden avisar para continuar. Hasta entonces seguiremos con esto y terminaremos de publicar nuestro primer fanfic en inglés (disculpen por la demora). También, gracias por todo el apoyo que nos han mostrado y como siempre no duden en dar recomendaciones o sugerencias. 
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Que Gane el Mejor (Capitulo 9)
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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Competencia Peliaguda Segundo piso de la Panadería Dupain-Cheng, habitación de Marinette, 2:45 pm. —Querido diario, hoy Tikki hizo una travesura increíble. Estaba mamá en la cocina, preparando pasteles, cuando se acercó Tikki. Mamá la cargó para que regrese y no se coma los pasteles, ¡pero ella se impulsó de su pecho y fue directamente a lamer la crema! — escribía Marinette. Se escucharon unos pasos que se aproximaban. —Marinette, ¿qué haces todavía aquí? — preguntó Tom, asomándose por su trampilla. — ¿Vivo aquí? —Pero Alya te dijo ayer que vayas al colegio a las dos y media para algo importante. Marinette palideció. Mierda. — ¡Gracias papá! Y ¡chau! — dijo Marinette, agarrando su abrigo y saliendo por la trampilla. — Patio del François Dupont, 2:53 pm. Cuando Marinette llegó al patio, se sorprendió de escuchar ruidos extraños proviniendo de la biblioteca. —Que extraño— pensó. —Habrá que averiguar qué está pasando. Subió las escaleras. — Biblioteca del François Dupont, 2:55 pm.
Marinette descubrió que estaban haciendo las selecciones para el torneo de videojuegos en París. En ese momento estaba jugando Luka contra Max. — ¡Y Luka gana! — exclamó la pantalla. — ¡Felicitaciones Luka! — mencionó el señor Damocles. — ¿Alguien más desea probar suerte? — ¡Por eso te llamé, Marinette! — le dijo Alya, arrastrándola a una esquina de la biblioteca. — ¡Eres fantástica con los videojuegos, y serías una gran representante del colegio en el torneo! —Me parece una buena idea, Alya. Se acercó al director. —Señor Damocles, me gustaría intentar. —Excelente, Marinette. Jugarás contra Luka. Marinette se acercó, le estrechó la mano a Luka (quien enrojeció ante el contacto) y agarró el control que Max había dejado. Después de jugar un rato, Marinette pulverizó a Luka. Mientras todos la vitoreaban, desde el segundo piso de la biblioteca, Lila le expresaba su opinión a Olivie. — ¿En serio? ¿Cómo puede alguien pasar tanto tiempo frente a una pantalla? — le dijo a Olivie mientras sacaba su celular y lo revisaba. —Como si tú no lo hicieras— respondió. — ¿Qué dijiste? —Nada, nada. En ese preciso momento Adrien llego corriendo a la biblioteca. —Charlotte, ¿por qué te fuiste sin mí? — le susurró a su hermana, quien estaba ahí desde hace un buen rato. —Porque puedo. —Graciosa. Pero, ¿qué están haciendo? —Las pruebas para escoger a los concursantes del torneo interescolar de Ultimate Mecha Strike III. — ¿Y...? —Para tu información, hasta ahora los escogidos son Marinette y Luka. —Espera, ¿qué? —Sí. —A ver si entiendo: si alguien supera el puntaje de Luka... ¿será compañero de Marinette en el torneo? —Básicamente. Solo acuérdate que esto se trata de participar y representar, no de acurrucarse y besarse. —Qué cosas dices, Charlotte. No haría eso. —Eso espero. —Tenemos a los dos campeones para el torneo de París... — decía el señor Damocles cuando fue interrumpido. — ¡Esperen! ¿Es muy tarde para inscribirse? — exclamó un Adrien que llegaba corriendo. —La biblioteca cierra en cinco minutos, pero... Adrien avanzó determinadamente, se sentó y demandó un control. Marinette le dio el suyo. —El control de Marinette, ¡qué suerte! — pensó Adrien. —Las reglas son simples... —No te preocupes, Luka, tengo experiencia— respondió socarronamente Adrien. —Ah... bueno. Después de jugar por un buen rato, Adrien consiguió vencer a Luka, aunque por poco. — ¡Gané! ¡Sí! — gritó Adrien mientras hacía un bailecito de victoria. Luka se veía derrotado. —ADRIEN GANA-LUKA PIERDE— se leía en la pantalla. Adrien ocupaba el primer puesto mientras Marinette el primero, por lo que eran ellos los que irían a la competencia. Luka, por su parte, se sentía mal. Aunque él también moría por estar con Marinette, había participado principalmente por el juego en sí. ¡Amaba jugarlo! Pero no lo haría. —Entonces, Marinette Dupain-Cheng y Adrien Agreste representarán a la secundaria François Dupont en el torneo de París de Ultimate Mecha Strike III. Buena suerte— proclamó el señor Damocles. —Supongo que tendré que practicar con mi nueva compañera— le dijo Adrien a Marinette, aprovechando su oportunidad. — ¡Claro! Ven a la Panadería en una hora. ¡Te estaré esperando! Marinette se fue. La cara de Adrien era la de un bobo enamorado. —Nos... vemos... —dijo soñadoramente. — Mansión Agreste, 3:24 pm.
— ¡Estoy tan emocionado, Char! — le dijo Adrien a su hermana. — ¡Jugaré con Marinette! — ¡Uf! Detesto ese apodo. Pero cambiando de tema, si solo querías pasar más tiempo con ella, hay otras formas de hacerlo. — ¿De qué hablas, hermanita? —Nací antes que tú. Sabes que Luka quería estar en el torneo. Recuerdo que Juleka me había mencionado que había estado entrenando por meses. —Tienes razón. Yo solo pensé en Marinette. Y dudo que a ella le gusten las personas que actúan como yo. — ¡No digas eso! Adrien, eres una gran persona y un gran hermano, solo que a veces debes pensar más antes de actuar. —Sí, es verdad. Pero bueno, voy a entrenar con Marinette. ¡Marinette! Charlotte, con una sonrisa en los labios, rodó los ojos. — Segundo piso de la Panadería Dupain-Cheng, habitación de Marinette, 4:17 pm. Adrien acababa de llegar y se disponía a empezar la práctica. Los dos se encontraban sentados, uno al costado del otro. Se dispusieron a agarrar un control para jugar. Sin embargo, cogieron el mismo control al mismo tiempo, rozando sus manos. —Lo-lo siento— le dijo Marinette a Adrien, sonrojada al igual que él —No, tómalo tú. Yo cogeré... — Adrien intentó coger el otro control al mismo tiempo que Marinette, ruborizándose más. — ...el otro. Cada uno, finalmente, cogió un control y empezaron a jugar. Era evidente que Marinette era mejor que Adrien. —Vaya, ganamos de nuevo, gracias a ti, Marinette. —Fue un trabajo en equipo, Adrien. — ¡Qué dices! — Adrien se echó en la silla. —Eres asombrosa, Marinette, y mil veces mejor que yo. Podrías hacerlo tu sola, no me necesitas. — ¡No digas eso, Adrien! En realidad, yo tengo un secreto. Adrien la miró suspicazmente. Marinette sacó una pulsera de cuentas de colores. —Por esto siempre gano. — ¿Estás bromeando? —Intenta jugar con él. En ese preciso momento, los padres de Marinette los llamaron para comer, por lo que Adrien nunca lo pudo probar. — Estadio, 7:28 pm.
El torneo estaba a punto de comenzar. Sin embargo, Adrien ya no sentía la emoción de antes... ...al ver la expresión decaída de Luka. Adrien se le acercó. —Hola, Luka... sé que no siempre nos llevamos bien, y que no tenemos la misma opinión en ciertas cosas... pero... creo que tu mereces jugar más que yo. Luka lo miró acusadoramente. —No me malinterpretes, me encanta jugar, pero no es mi pasión. Así que ve ahí y gana junto con Marinette. Luka sonrió levemente. —Gracias, Adrien— y se fue. Marinette se sorprendió al principio, pero Luka le explicó lo que acontenció y ella pareció entender. Riendo, Luka y Marinette se unieron a los otros concursantes. — 9:00 pm.
¡Y el premio ganador es para la secundaria François Dupont! La alegría se apoderó de la escuela. Marinette y Luka estaban entusiasmados, e hicieron un choque de puños. Mientras el resto de la clase los vitoreaba, Adrien solo miraba a Marinette. Sacó algo de su bolsillo. Era la pulsera de cuentas. Espero que me traiga tanta suerte como a ti, Marinette.
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Intercambio de Princesas (C.5)
Capítulo 5: Caminando en un paraíso invernal
Habitación de la Duquesa Kagami, 11:28 pm.
—Y luego, ¿qué paso? — le preguntaba Marinette a Kagami por el teléfono.
—Estábamos fríos y mojados. Luka puede ser muy inmaduro.
—Luka es como un cachorrito. Si le eres buena, te seguirá a donde sea.
—Vamos a ir a ver paisajes mañana— dijo Kagami, riéndose por el comentario de Marinette.
—Pero eso no estaba en la agenda.
—Rompí la agenda.
—¿Por qué harías eso?
Se escuchó una pausa, y los murmullos de Kagami hablando con Luka.
—¿Has visto a Luka sin polo? — le preguntó la Duquesa.
—Ew, Luka, no. Pero Adrien… se veía tan bien en un terno.
—Adrien nació en un terno. Así que, ¿tu y Luka no son algo?
—No, no ha habido nadie en su vida desde que Lila, la madre de Manon, se fue. ¿Para qué quieres saber eso?
—Solo curiosa. Bueno… hasta mañana.
—Hasta pronto, Kagami.
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Palacio de los Agrestes, 8:55 am.
Marinette, con una casaca, un gorro y una bufanda, esperaba al carruaje que la llevaría a su paseo con Adrien.
Al llegar, ella sonrió, y el Príncipe la ayudó a montarse dentro del carruaje.
—Milady— le dijo al coger su mano, y Marinette sonrió.
—Ya que te tengo sola, me puedes decir la verdad— le dijo Adrien cuando el carruaje comenzó su trayecto.
—Eh, ¿sobre qué?
—De lo que sea y de todo. Pero que tal si empezamos con tu opinión en los trabajos de caridad que se hacen en Saint Joan.
—Por supuesto. Eh… Bueno, si soy honesta… creo que deben involucrarse personalmente más.
—¿Cómo?
—Propón un día para visitar el albergue. Conoce a las personas.
—Eso nunca se ha hecho antes.
—Lo que significa que debe ser hecho antes de que sea muy tarde.
Adrien se quedó mirándola.
—Suenas como mi abuela.
—Tomaré eso como un piropo.
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Albergue Saint Joan, 30 minutos después
—Et il s'en allait galoper dans la forêt en pleurant. Mais en sortant, il avait pris sur lui son livre d'envol et en profita pour faire quatre heures de leçons ! — contaba Marinette a los pequeños, mostrando los dibujos del libro mientras hablaba.
—¿No es magnífica? ¿Leerles a los niños así? — le decía la dueña del albergue al Príncipe Adrien, una señora mayor.
—La Duquesa es muy especial.
—Et c'est même Noffit qui tira le traîneau du Père Noël ! Maintenant, le petit renne n'est plus malheureux ! — finalizó Marinette.
Todos los niños aplaudieron.
Una niña levantó la mano.
—¿Si?
—¿Eres de verdad una princesa?
—Todavía no. Pero lo seré cuando me case con el Príncipe Adrien.
—¿Lo amas? — todos los niños rieron en voz baja.
Marinette lo miró.
—Bastante.
—Me gustaría ser una princesa— continuó la niña.
—Lo más importante de ser una princesa es ser solidario con el resto. Si lo eres, ya eres una princesa en tu corazón.
La niña sonrió.
—¿Pueden decir, “Gracias, Lady Kagami”? — les dijo la anciana a los niños.
—Merci, Lady Kagami.
Marinette sonrió ampliamente, y caminó hasta divisar su árbol de Navidad.
—¿Es ese su árbol?
—Lo es.
—¿Y dónde están los regalos?
—No tenemos suficientes fondos para regalos.
—¿Y el dinero del baile?
—Es para necesidades. Comida, agua, educación…
—¿Así que los niños no tienen regalos? — interrumpió Adrien.
—Lamentablemente no.
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—Me gustaría que se le pudieran dar regalos a los niños— suspiró Adrien. —Pero es técnicamente imposible.
—A menos que hagamos las compras, las envolturas, y la comida.
—¿Tú y yo?
—¿Por qué no?
—Ya ha hecho el gesto propio, Su Alteza— indicó Nathalie.
—La Navidad no es sobre un gesto— le dijo Marinette a la asistenta. Se dirigió hacia Adrien. —Tenemos la tarde libre.
—Es muy ambicioso. Así que supongo que debemos empezar cuanto antes.
—¡Yey! — gritó Marinette y abrazó al Príncipe.
—Oh, lo siento— dijo ella al darse cuenta de lo que había hecho. —Eso no fue muy digno.
—Está bien. Me gustó.
—Vamos a Frederick’s, en la Rue Palmetto— dijo Tikki.
Nathalie rodó los ojos.
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Calle Palmetto, 20 minutos después
—Calle Palmetto. De acuerdo con la guía, la fuente está muy cerca— le decía Luka a Kagami y Manon.
Manon, al ver un puesto de golosinas, se fue corriendo.
—Sabes, hay una leyenda que dice que la fuente Saint Rose nunca se congela por la calidez del espíritu navideño— le mencionó Kagami a Luka.
—Supongo que hay algo dentro que hace que no se congele.
—Yo prefiero la leyenda.
—Nunca dije que no me gustaba.
—¿Perdón? ¿Eres Marinette Dupain-Cheng? — se le acercó una mujer morena con lentes.
—Sí— respondió Kagami.
—Alya Césaire. Revista Initié Alimentaire. Escuché de tu pastelería en Chicago, y me encantaría hacer un reportaje sobre ti. Se rumorea que tu vas a ganar este año.
—¡Hola! Chloé Bourgeois— exclamó la chica, apareciendo de la nada. —Yo gané la competencia el año pasado.
Alya la miró de arriba abajo.
—Genial.
Miró a Kagami.
—El público dice que tus recetas son fantásticas.
—Bueno, no soy solo yo. También está mi excelente sous-chef— dijo, señalando a Luka.
Chloé se fue, molesta.
—¿Cuál es tu nombre? — le preguntó Alya a Luka.
—Luka Couffaine.
—¿Por cuánto tiempo han sido un equipo?
—Mucho tiempo— respondieron los dos.
No muy lejos de ahí, una limosina se aparcó en la puerta de la juguetería, de donde salió Marinette y Adrien.
—Esto es bonito— dijo Adrien.
Ambos rieron.
-
Dentro, compraron de todo. Tiaras, osos de peluche, juegos de mesa, y…
—¡Oh! ¡Yo siempre quise uno de éstos! — exclamó Adrien, señalando a una pistola de juguete. —Mis padres nunca me dejaron tener una.
—Bueno, no hay nada de malo con salvar a la Tierra de una invasión alienígena.
Marinette exploró un poco más la tienda.
—Adrien, mira lo que hay— dijo, señalando a algo en el piso.
—Es un… tapete con… grandes círculos coloridos.
—¿Nunca has jugado Twister ?
—Oh, es un juego.
—Quítate los zapatos, ahora.
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10 minutos después
—¡Vamos! — gritó Manon, señalando la tienda de juguetes a Kagami y Luka.
Entraron a la tienda…
Y Kagami se percató que su gemela también estaba ahí.
Ambas, junto con Manon, pusieron cara de horror.
—Puta madre— dijo Marinette.
—¿Qué? — preguntó Adrien, quien no la había escuchado.
—Mi arete, el de mi madre, ¡desapareció!
—Cambié de opinión. Hay que ver a Santa— dijo Manon.
A lo lejos, Tikki se percató del ingreso de Kagami.
Fingió estar hiperventilando, mientras Nath alie la ayudaba a calmarse.
—Pero ya lo vimos— dijo Luka.
—Una consulta— se acercó a ellos un anciano de camisa hawaiana. —Mi carro se quedó sin gasolina. ¿Me pueden ayudar?
—Por supuesto— exclamó Kagami, y arrastró a Luka fuera de la tienda.
Marinette vio toda la escena hasta que pasó el peligro.
—Oh, mira, Adrien, ¡ya lo encontré! — exclamó la azabache.
Fingió una sonrisa, intentando ocultar el hecho que casi la encontraron a ella y a Kagami con las manos en la masa.
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May the Best Win (Chapter 5)
NOTE: The characters do not belong to us, except for Charlotte Agreste and Olivie Vereau. WARNING: Contains adult language, not suitable for young children. Enjoy
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Unforgettable
 Dupain-Cheng Pâtisserie, second floor, 9:35 am.
She finally did it. Marinette finished her bikini. It was really beautiful. It had a pink shade (just like her bedroom walls) with some black spots that gave them the perfect final touch.
Marinette grabbed her backpack, were she put her bikini, sunblock, two towels (one for her body and the other one for her hands), clothes that she could put on later, clothes that she could put on in case the clothes she was going to put on later got lost or wet, a sketching notebook, sandals,  and finally another towel.
—Marinette, MARINETTE! —said a little voice— You look pretty.
A black hair head with brown eyes and Asian features peeked. She was Bridgette Cheng, Marinette´s cousin, who came by because her parents were on a business trip that day,
—Mari, why can’t I go with youUu? —asked the girls.
—My dear cousin: first, this party is not for 10 year-old girls. And besides, you have to do your homework…
—But…but I don't want toOoO… — complained the minor.
—Ha ha, that´s not how the world works (even though we all would love it) you still have to do it.
—Can I at least pick you up? — the little girl asked.
— Nope, I come alone.
—Pleassee?
Bridgette put her best puppy eyes.
—Ohh, Brid, you are the personification of mischief. All right, all right.
—Yayy!! Thanks Mari —said Bridgette.
Marinette grabbed her backpack
—Bye, Mom! Bye dad! Bye Brid! Bye Tikki! — she said to her family and her reddish-haired dog, Tikki.
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Agreste Mansion, 9:50 am.
DING DONG!
It had already been 10 minutes since Marinette's departure and she had finally reached her destination.
—Bugaboo, what a pleasant surprise! — Adrien said teasing Marinette.
—Shut up Chaton.
BOOM!
— Who climbed up without my permission? — questioned Adrien to the staircase.
— He he he... — Olivie's face popped out from down the stairs, with a Ladybug doll in her hand.
—NO, NOT MY LADYBUG COLLECTION— he shouted and started to chase her.
Miraculous Ladybug was a very famous cartoon show throughout Paris. It tells the story of two children, Tikki and Plagg, who transformed into two superheroes, Ladybug and Chat Noir.
Both Marinette and Adrien were big fans of the show. That is why Marinette called her pet Tikki and Adrien (and Charlotte) had named their cat Plagg.
—Hehe, yeeah the boy loves that show— said a voice.
Marinette freaked out a little bit too much over the sudden interruption.
—Sorry, I didn’t mean to scare you— Charlotte said, —It's just so entertaining to make fun of my brother.
Just then, Olivie came down the stairs with a poster of Miraculous in her hands, followed by Adrien.
When they were about to finish coming down the stairs, Olivie, out of nowhere (or at least Marinette thought so), took a bottle of water and poured it on the last step.
When Adrien stepped on it, he slipped and fell into Marinette’s arms, who was in front of him.
The two blushed.
Charlotte couldn't help but to put her pervert face.
Olivie was furious. Luka deserved Marinette! She couldn't keep watching it so she left.
—I'm sorry Marinette — Adrien said trying to recover his cool (and failing terribly)
—No ... problem … there…is… — were the only words Marinette could come out with. — I have to change…em.. Where is the bathroom?
—Ah, uh..
—Down the hall—said Charlotte interrupting Adrien.
—Thanks — said Marinette before she went to the bathroom to put her bikini.
—Hey brother I think you should go with her. —Charlotte said after Marinette left. —You lost your cool over there…veeryy casual.
—YOU...you shut up—he said to her.
 Pool of the Mansion, minutes later
 —Well, the water is cold- Marinette said, already in a bikini, touching the water with her foot. —Very cold. I guess I’ll wait.
—Don’t worry, —said Adrien. — It’s going to get better.
Suddenly, he picked her up with his arms.
—3 ... 2 ... 1 ... — Adrien said, — and, GO!
Afterwards, he threw her to the pool.
—Ahh…well, okay, it's not that cold anymore— Marinette said to Adrien from the pool.
The pool was full of people.
Adrien jumped and got in the pool.
—People! — He said going near her sister, who was wearing a green bikini— LET'S PLAY!
They started playing volleyball, basket, among others.
Adrien interacted with everyone, which was a pity for Marinette since she wanted to spend more time with him.
—Marinette, what's wrong? — Adrien said intrigued to see his face.
—Ah, em, welll ... I am hungry? —He told Adrien.
— Don´t worry—said Adrien. —I'll bring you a cupcake.
Adrien quickly left the swimming pool walking like the model he is with water dripping from his hair, just like a movie.
Marinette turned red.
His green eyes showed a new expression with each step, and his biceps and abdominals flexed under his shirt. It seemed like he was walking in slow motion.
Marinette sighed with the thought of touching his hair and…
Nope, NOPE. Not today brain. Well any day, He... he is just a friend…right? Why does that sound so weird to say…or well think? And why does…
—Marinette, I have your cupcake— said Adrien taking Marinette out of her dream— but you have to come out of the swimming pool if you want to eat it Bugaboo.
Marinette came out and Luka appeared with her towel.
—Marinette, here is your towel—he spoke.
— Ah! Thanks Luka! —Marinette replied.
—Marinette and Luka / Sitting under a tree / Peeling the turkey / AND KISSING! WEE ~~! –sang Olivie
Adrien glared at her.
Olivie showed him the middle finger.
Marinette ate her cupcake, oblivious to all of that.
Everyone was already getting bored with the pool. Luka had changed incredibly fast, and imitating Marinette, picked up a cupcake.
Looking at the pool, Adrien got an idea.
—Well, Marinette, I leave you. I have to exercise, —Adrien told Marinette walking towards the pool.
—Ah! — Marinette replied —W... well.
Adrien stopped. He stretched, showing himself in all splendor. His blond hair turned gold with sunlight. His eyes shone like two emeralds. Adrien stood on the edge of the pool, and, doing a dive, jumped. In the pool he began to swim slowly.
—My brother and his nonsense —Charlotte said, appearing next to her.
Marinette did not react.
— Heyyy! — A voice shouted.
— Em! — replied Charlotte.
Émilie Bourgeois and Charlotte Agreste hugged each other.
— Emilie! It's been years — Charlotte said. —How did it go in Quebec?
—Cool! — Émilie replied. —I got there the beautiful coat I'm wearing! Have you seen my sister?
— Ah! Your sister is at the table on the left eating ice cream with Alya and Nino.
— Oh okay. — said Emilie —How’s her bikini?
—It’s yellow with black stripes.
—Ooff! Well thank God, I didn’t want her to be hanging around with MY blue bikini. Well, Ciao.
—Ciao Em!
———————
Marinette had not paid attention to their talk.
She was busy with …other things
One of those MaNy things was Adrien swimming.
His eyes shone like two lanterns, green as a forest. His biceps flexed as he moved nimbly, gliding across the pool. Her hair looked like pure gold. Marinette wondered if that hair was as soft as it looked like and she wanted to touch it.
Wait, what?
Stop it, Marinette. Bad Marinette.
— Die, Bitch! —said a voice.
It was Olivie, on the edge of the pool.
She jumped down in front of Adrien Agreste, causing water to enter his nose, eyes and mouth.
                                 * * * * * * * * * * * * * * * * * * 
Minutes before
Olvie was bored, she had no one to talk to. Lila, in her white bikini, had thrown herself on a beach chair because she wanted to tan.
So Olivie decided to practice her favorite hobby.
Annoy Adrien Agreste
And why not? Drown him a little.
                                 * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Marinette and Charlotte laughed their asses out.
—Thanks, thank you—said Olivie making a bow. — I give shows every Saturday, and they don’t cost much, trust me.
Marinette and Charlotte laughed even more, yes that was possible.
—Vereau- said Adrien. — I’m NEVER going to forget about this.
He left the pool, tired, to change clothes.
—And, Marinette, —Charlotte said. —What do you think of my brother?
The images of Adrien in those black bath clothes filled Marinette's mind.
She turned red.
—Am, this ... I ... um ... huh? — Marinette stammered, red as cherry.
Charlotte just laughed.
———————
Inside the Agreste Mansion, shortly after
DING DONG!
The bell of the Agreste mansion rang.
Adrien went to open, since he had finished changing.
— Hello, Adrien Agreste! — said Bridgette Cheng. —I've come to pick up Marinette. Oh, can I have a cupcake? — Asked watching a table full of candy temptingly.
—Of course, and Marinette is near the pool— said Adrien, smiling.
Bridgette went to the table and picked up two cupcakes. She went looking for Marinette, when suddenly she collided with someone; making her drop her cupcake.
Luka.
Bridgette glared at him.
Luka glared at her too.
—Marinette, LET’S GO— said Bridgette when she found her.
—Yes, but quiet, little one— replied her cousin,
After saying goodbye to everyone, the two left.
———————
Parisian streets, 1 minute later
—Brid, umm, there is this question that just kinda popped out of my mind. So, what do you think of Luka and Adrien? — Marinette asked.
Bridgette, obviously, already knew the names of all Marinette’s classmates.
—Just follow your heart, Mari, —she answered. —But I would prefer to include Adrien as a new member of our family.
Marinette blushed.
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Que Gane el Mejor (Capitulo 6)
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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Una Visita Peculiar
Sala de cómputo del François Dupont, 11: 30 am. —Okey, okey— dijo el profesor Beaumant, el profesor de cómputo. —Hoy, todos ustedes van a terminar el informe de la navegación segura en Internet. Lamentablemente para Adrien, por ser el primero de la lista, se sentaba a la derecha de la última de la lista, ya que las computadoras estaban dispuestos en círculo y ésta dispuesta a hacerle la vida imposible. Olivie botó sigilosamente la cartuchera (“¿Quién trae cartuchera a cómputo?” pensó), la cual estaba abierta. Mientras éste recogía sus cosas, Olivie aprovechó para poder en la computadora, la dirección de una página… inapropiada. Cuando Adrien volvió a ver su computadora, se horrorizó. — ¡AGRESTE! — bramó el profesor. — ¿Me puede explicar qué diablos ha puesto? —Na-nada, profesor, yo fui a recoger mi cartuchera que se cayó ¡y apareció esto! — respondió un Adrien asustado. —Y entonces ¿Cómo apareció allí? ¿Por arte de magia? Se escuchó una risa. —Vereau, si tiene algo que decir, hágalo”. —Es que…tal vez…tal vez no…yo lo puse ahí... — dijo ella. — ¿Qué? — exclamó Adrien. — ¡YA BASTA! — gritó el profesor. —Vereau y Agreste. Me están mareando. Por favor decídanse ahora. Si no… — fue interrumpido por la campana. —Salvada por la campana—, pensó Olivie. Los chicos se dirigieron a su tutoría, ya que iban a irse todos con la profesora en un viaje escolar a la Place de l’Opera. Durante el camino, todos iban eligiendo su pareja. — Luka, ¡Luka! — lo llamó Olivie. —Podemos ser parej… — ¡OLI! — gritó Lila —Serás mi pareja. —Um, ¿okey? — respondió la mencionada. — ¡Genial! — dijo Lila. Por el otro lado del colegio, Charlotte estaba llevando a cabo su plan. —Yo me voy a sentar al lado de Chloé— dijo ella, —y tú, Alya, te tienes que sentar con Nino, para que Adrien y Marinette estén juntos. — ¡Pero yo quería estar con Mari! —Bueno, Aly, el ship tiene que florecer. Además, se nota que te gusta Nino, y también le gustas. —No-no es verdad... — intentó mentir Alya, pero al ver que las otras dos no le creían desistió. —Está bien. —Así que, ¡señorita! El plan— concluyó Charlotte. — Estacionamiento del François Dupont, 11:45 am. El plan de Charlotte funcionó. —Agreste, Adrien— dijo la miss. —Vaya con su pareja al bus, no olvide su identificación. —Eh, supongo que seré con Ni... — ¡NINO! Siéntate conmigo— gritó Alya. Nino se sonrojó. —No hay problema, A-Alya. —Entonces seré yo contigo, supongo— le dijo Marinette a Adrien. — ¡Sí, supongo! — respondió el chico. Charlotte vitoreó en voz baja. — Desafortunadamente para Adrien y Marinette, Lila decidió sentarse detrás suyo. Junto con Olivie. — ¿Qué tal si les jugamos una bromita? — sugirió Lila. —Me parece bien— respondió Olivie, pensando en avergonzar a Adrien para que pierda su oportunidad con Marinette y Luka pueda estar con ella. En los asientos de adelante... Marinette y Adrien estaban charlando animadamente, Marinette feliz por pasar tiempo con su nuevo amigo y Adrien por pasar tiempo con su crush. —Y, Marinette, ¿cómo conseguiste eso? — preguntó el parisino, señalando su pecho, refiriéndose a un collar que ella se había puesto para la visita. —Fue por la pubertad— respondió Marinette sin siquiera pensarlo. Adrien se ruborizó. Marinette se dió cuenta de lo que dijo y enrojeció. —Em.. este... me lo di-dio mi abuel-abuela... Adrien seguía rojo de la vergüenza. Y cuando se dio cuenta que habían papeles tirados en su cabellera siguió rojo, pero de furia, especialmente cuando vio que habían papeles también en la cabeza de Marinette. Volteó. — ¿Por qué siempre tienen que estar molestando? — inquirió a Lila y Olivie. —Porque nos da la gana— respondió Olivie, burlona. —Olivie, ¡esa no es forma de responderle a Adrien! — protestó Marinette. Olivie dudó. —Tiene razón, lo siento, Adrien— respondió, pensando que quizá Marinette no viera bien a Luka si se juntaba con personas maleducadas. — ¡Queridos alumnos, hemos llegado!— exclamó la maestra, sacando a los 4 niños de la incomodidad. — Centro de la Place de L’Opera, 1:35 pm. —Bueno, niños, ha terminado su tour— declaró el guía. —Pero antes, ¡tenemos un pequeño número para ustedes! Los adolescentes miraron asombrados cómo los músicos hacían su performance con muchos instrumentos. Era una música animada, y todos empezaron a bailar graciosamente al ritmo de la música. —Antes de finalizar— dijo uno de los músicos, — ¿tenemos a algún músico entre nosotros? — ¡LUKA! — gritó Olivie, y el mencionado fue arrastrado con el resto de músicos. —Dime, ¿qué instrumento tocas? — consultó el director de los músicos. —La guitarra. Inmediatamente los músicos trajeron una guitarra y se la dieron a Luka. — ¡Haz tu magia! — vitorearon los músicos. Luka, observando a Marinette, supo que hacer. Tocó una hermosa melodía romántica con todo su esfuerzo, nunca dejando de mirar a Marinette. Marinette estaba hipnotizada. —Que bello que toca Luka— pensó. Le parecía un chico talentoso de verdad, y estaba muy impresionada con lo que estaba escuchando. Adrien, por su parte, veía la expresiones de Luka y Marinette y no le gustaba. ¡Tenía que hacer algo! Se le ocurrió una idea. —Marinette, ¿me concedes este baile? —E-Em... ¿yo? — tartamudeó la chica, buscando con la mirada a otra Marinette, por si acaso. —Claro que eres tú, Marinette. ¿Vienes? —le extendió su mano. Marinette, con una sonrisa en los labios, la aceptó. Al principio se había posicionado con su mano en el hombro del chico, y su otra mano agarrando su mano. Sin embargo, Adrien, al notar que sus compañeros no estaban así, aprovechó la excusa para estar más cerca a Marinette. Mientras bailaban, la música suavemente los envolvía, meciéndose de un lado para otro, dando vueltas por todo el escenario. Era un momento mágico, y Marinette se olvidó completamente de Luka, para fijarse en el chico que tenía delante. Sus respiraciones estaban conectadas, sus miradas unidas, era más que un simple baile. Vueltas en la cabeza, mariposas en el estómago, sensaciones por doquier. La melodía misma parecía salir de ellos. Cuando la melodía terminó, Marinette se sentía ligeramente decepcionada por la corta duración del baile, pero estaba feliz por esta bonita experiencia. —Bueno, niños, tendrán 20 minutos para pasearse cerca antes de regresar al colegio. Recuerden nunca ir solos y calculen su tiempo. —Alya, Marinette, ¿quieren ir a comprar con nosotras? —preguntaron Charlotte y Chloé. — ¡No hay problema! —exclamaron las otras dos. — Place Vendôme, 1:47 pm. — ¡Vamos ahí! — mencionó Chloé, entrando a la tienda de Louis Vuitton. —Y, Marinette, ¿cómo te pareció la visita? — le preguntó Alya mientras Chloé y Charlotte se fueron a ver unos bolsos. Era obvio que Alya aludía no a la visita en sí, pero a dos chicos que rondaban la mente de Marinette. —Bueno, pues... no sé— respondió, confundida. —Ah, ¿sí? ¿Y que fue ese baile con Adrien, entonces? —No estoy segura. Pero sí fue muy bonito. —Si me permites dar mi apreciación, Adrien me parece un chico muy dulce, pero Luka te ha estado persiguiendo por mucho tiempo, y también tiene un corazón de oro... —Chicas, ¿les parece si vamos a la Rue Saint Honoré? Tengo mi mente en un cinturón Gucci que he visto— sugirió Chloé. —Pues, no hay problema— le respondió Marinette, con la mente en otra parte y más confundida que nunca.
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Emmm hehe holas sigo medio con vida. Creo que ya se están dando cuenta que pasó de 3 días a 5 días a una semana así que ...lo siento. Aun así, pronto tendremos más tiempo libre así que esperen ver mas capitulos y mas historias.
Sugerencias y/o retroalimentación será más que bienvenido
-Chat
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Que Gane el Mejor (Capítulo 3)
Holaaa, aqui les dejo el Capitulo 3: Perfecto Proyecto.
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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Perfecto Proyecto
Mansión Agreste, 9:30 am. Era sábado, y Adrien, Marinette y Luka habían acordado de ir a la mansión Agreste para hacer su proyecto sobre Romeo y Julieta. —Plagg, ve con Charlotte— le dijo Adrien a su gato travieso. ¡DING DONG! sonó la puerta. —Es una chica que se hace llamar Marinette Dupain-Cheng—dijo Nathalie, la asistenta de los Agrestes. —Genial— pensó Adrien, y le abrió la puerta. —Hola Marinette—dijo Adrien — ¡que bien que has llegado temprano! — ¡Hola Marinette! —dijeron en una sola voz Charlotte y Chloé, quien estaba de visita. — ¡Hola Adrien! — dijo ella —Hola chicas. Chloé, ayer te ví salir de la biblioteca con un chinchón, ¡ya no se nota! —dijo la chica. —¡Lo sé! Me puse hielo todo el resto del día y hoy Émilie llamó a sus maquilladoras para que me camuflen el chichón, y ¡lo lograron! —dijo entusiasmada Chloé. Émilie Bourgeois, de 20 años, hija mayor del señor Bourgeois, era una modelo y conocía a muchísimos maquilladores extraordinarios. Con su esbelta figura, sus ojos color cielo y su cabello rubio oscuro, ella era una de los personajes predilectos de la industria de la moda. —Bueno ¡ciao! No queremos interrumpirlos— dijo Charlotte, y le guiñó a su hermano. Mientras ella y Chloé salían, Adrien se puso rojo compitiendo con un tomate. —Bueno Marinette, hay que esperar a Luka— dijo Adrien. —Mientras tanto, Marinette, ¿Qué te gusta? — ¡Uy!, a mí me gusta el color rosa, ¡Es tan lindo! Y también me gusta diseñar ropa y coserla. Admiro mucho a tu padre— dijo Marinette. — ¡Qué bien! Seguro a mi padre le gustaría escuchar eso— respondió Adrien. Al ver que la chica miraba a todos lados, como inquieta, Adrien se preocupó. — ¿Pasa algo, Marinette? —cuestionó Adrien. —Bueno, tenía vergüenza de preguntar esto— tartamudeó Marinette. —Pero… ¿Hay… comida? — ¡Claro que sí, Mari! —exclamó Adrien. —Enseguida. Al cabo de pocos minutos, él regresó con un plato de macarrones. — ¡Gracias, Adrien! — dijo Marinettte, y le dio un mordisco a uno de ellos. ¡DING DONG! —Luka— murmuró Adrien. Luego de que Luka entrara a la mansión, Adrien empezó a ser solamente el trabajo. Y esto hizo que la chica quisiera pasar más tiempo con él. ¡DING DONG! Ya habían pasado 4 horas, y su proyecto estaba terminado. — ¡Hola, oro viejo! — le dijo Olivie al Agreste. —Verás, he venido a recoger a mi amigo. —Eh... ¿okey? — preguntó él, tratando de mantener la compostura frente a Marinette. Olivie rodó los ojos. —Puré de arándanos, ven— le dijo Olivie a Luka, aludiendo su cabello negro y azul. — ¡Y, Agreste, cuídate la espalda! — ¡Chau Marinette! —gritaron los dos mejores amigos. — ¡Chau Oli, chau Luka! — dijo la mencionada. Se fueron. —Marineeetteee— cantó Charlotte, bajando las escaleras junto con Plagg y Chloé. — Adrien quiere decirte algooo... Plagg maulló. Adrien le gruño. — ¡Ja ja ja, Adrien pareces un gato! — señaló ella. — Un chaton”. —Y, ¿qué me querías decir chaton? —dijo ella molestándolo, sin saber que tenía una mariquita en su cabello. —Lo que quería decirte, bugaboo— respondió él, molestándola por dicha mariquita, que ella acababa de notar —es que Lottie y yo vamos a tener una pool party el próximo sábado, y queríamos invitarte. — ¡QUE NO ME LLAMES LOTTIE! —exclamó Charlotte. —Queremos invitar a toda la clase, y… — ¡Ay! —exclamó Chloé — ¡pero invitar a toda la clase significaría invitar a Luka, Olivie y ¡LILA! —Bueno… — balbuceó Adrien. —Este... —Invítenlos. Adrien, Charlotte y Chloé miraron a Marinette con cara de estar loca. —Por más que no se lleven bien, invítelos— dijo Marinette. —Es horrible estar excluido, si no, pregúntenle a Chloé. —Tiene razón— dijo la mencionada Adrien quería refutar, pero su mirada chocó con la de Marinette. Y, al ver esos ojos azules, llenos de vida, no se resistió. —Okey, los invitaremos— decidió Adrien. —Merci, chaton— dijo Marinette, contenta de que hubiera seguido su consejo. Sonó el reloj de la mansión. 1:00 pm. — ¡Uy! Tengo que irme, jeje— dijo Marinette. —Adiós, chicas, adiós chaton, y gracias por todo. — ¡Ciao, Marinette! —dijeron las dos rubias. —Hasta luego, bugaboo— dijo Adrien. Marinette se fue — ¡Adrien! —gritó Chloé. — ¿Por qué los invitaste? —No me pude resistir a esos ojos tan azules suyos. — Marinette regresaba a su casa. Y pensaba. Luka había sido servicial y amable como siempre, y para Marinette, era un amigo que no quería perder. Lo apreciaba mucho y lo consideraba un verdadero (y lindo) caballero. Adrien, en cambio… Suspiró. Adrien le había hecho caso los primeros 10 minutos, pero cuando vino Luka, se distanció de ella las 4 horas. Causando que ella quisiera seguir estando con él. Ahora, habían pasado “juntos” 5 minutos más antes que Marinette tuvo que irse. Y eso… Ese súbito acercamiento y alejamiento… Esos momentos, que estaba serio, trabajando y luego empezó a molestarla llamándola Bugaboo. Esas cosas que lo hacían tan diferente a Luka... Eso… Que hacía que Marinette quisiera seguía estando con él.
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Yyyyyyyyy ese fue el tercer capítulo. Otra vez, sugerencias y/o retroalimentación será más que bienvenido.Por cierto, el horario de publicar cada tres días....como que... no lo podre seguir siempre (lo siento) Pero lo intentaré.  Hasta la próxima...
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Que gane el mejor (Capitulo 1)
Hola...otra vez. Este es nuestro primer fanfic, esperamos que les guste. Las actualizaciones serán cada tres días. Si lo desean leer en fanfiction.net, la cuenta se llama “TheMiracuWorkshp”
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
(Also, hi english speaker. Soon we will be posting the English version)
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Era el segundo día de colegio. Marinette había procurado llegar temprano, para poder hablar con su nueva amiga, Alya. Había sido desplazada de su usual sitio, ya que, aunque había llegado temprano para guardar sitio el día anterior, Chloé Bourgeois, su enemiga desde tiempos inmemorables, se lo había ganado dejando un espacio vacío a su costado. Ella también había prácticamente ordenado que quede un espacio vacío al costado de Nino, quien estaba en la primera fila.
—Son para Charline y Adrikins— había dicho la rubia.
Cuando Marinette le había preguntado quiénes eran, ella se había reído en su cara, sustentando que “hasta plebeyos como ella deberían saber eso”.
Al buscarlos en la web, Marinette se había topado con la sorpresa de que eran los hijos de su diseñador de modas favorito.
Eran los hermanos Agreste, Charlotte y Adrien.
 Martes, Colegio François Dupont, 7:50 am.
Hoy día, cuando había llegado junto con Alya a la clase, se topó con una sorpresa.
Y vaya que era sorpresa.
Había un Adrien Agreste empujando suavemente un chicle de color blanco, una Chloé Bourgeois riéndose y una Charlotte Agreste estupefacta.
Y todo eso en su sitio.
Cuando Marinette se dispuso a decirles su vida por poner un chicle en su sitio, alguien explotó.
Sorprendentemente para ella, Charlotte Agreste.
—Chloé ¿Cómo puedes hacer esto? Es horrible, y a quien sea que fuera la dueña no se lo merece. Chloé, de nuevo, ¿por qué lo haces? Cuando te conocí eras una niña dulce y buena con todos, y eres así conmigo y con Adrien, ¡sé que también puedes ser así con el resto! La Chloé Bourgeois que es mi mejor amiga nunca haría esto”— le dijo la chica, suplicante.
Suspiró.
—Adrien, ¿cómo va? — continuó.
—¡No. Sé. Como. Sacar. Este. CHICLE! — gritó el chico.
—Yo lo hago— dijo Marinette. Ella puso una servilleta encima del chicle, y cuando se fue a botarla, Chloé explotó.
—Es que… me sentía tan sola— dijo tristemente— y los otros chicos que tenían familias perfectas y completas, y muchos amigos, lo que me daba tanta rabia. Te extrañé, Charline— dijo ella sollozando, más bien llorando.
—Y…— prosiguió Chloé— lo siento, Marinette, Alya.
Eso fue sorprendente. La Chloé de hace 3 años había desaparecido.
—Hola, chicas— dijo un Adrien sonriente. —Soy Adrien Agreste, y esta es mi hermana, Charlotte— le dijo a Alya, Marinette, y a Nino, que recién llegaba.
—Soy Nino Lahiffe.
—Yo,Alya Césaire.
—Y yo, Marinette Dupain-Cheng. ¡Un gusto en conocerlos!
 —¡Hola a todos, mis queridos alumnos! — dijo la maestra, más conocida como Caline Bustier. —Hoy día tenemos ¡vaya! — dijo con los ojos saliendo de sus órbitas —¡5 nuevos alumnos!
—Primero, dejadme presentar a los mellizos Agreste: ¡Adrien y Charlotte! —exclamó la maestra.
Los mencionados saludaron tímidamente, ella al costado de Chloé, y él, al costado de Nino.
—Luego— prosigió la maestra— tenemos a Alya Césaire, que ya había venido el día de ayer.
La mencionada sonrío y saludó a la clase. Ella estaba sentada al lado de Marinette.
—Ahora— continuó— tenemos, aparte de Chloé y los Agreste, otra celebridad: ¡bienvenida Lila Rossi!
Una chica de cabellos castaños largos y ojos verdes cruzó la puerta.
Saludó con la mano, cual creída.
—Que ella esté aquí me da mala espina— dijieron en unísono los Agreste, que ya la conocían.
Chloé y Nino rieron por la coincidencia.
—Finalmente, tenemos a nuestro último nuevo ingreso: ¡bienvenida…— fue interrumpida la maestra.
—¡PRESENTE! — dijo una chica que acababa de llegar. Era una chica alta de cabellos marrones y cortos, con ojos del mismo color y de una tez ligeramente bronceada, vestida con una camisa verde a cuadros y un jean azul.
—Olivie Verau— gruño la maestra.
Olivie sonrió burlonamente, y se sentó con Lila, ya que era el único sitio disponible.
Y al voltearse…
—¡Luka! — exclamó. —¡Cuánto tiempo sin verte!
 Comedor del colegio, 1:35 pm.
Era la hora del almuerzo. Mientras Olivie y Luka recuperaban el tiempo perdido, ya que eran mejores amigos de pequeños, Marinette y Nino querían llevar a su mesa a Alya, Adrien, Chloé y Charlotte.
Ellos, entusiasmados, accedieron.
Adrien se emocionó tanto que empezó a correr, y chocó con Olivie, causando que la tinta de su lapicero favorito se desparramara al caerse.
—¡Mira por dónde andas rubio mal teñido! — gritó ella. —¿Acaso tu mamá no te dio ojos? — dijo Olivie.
—Si, obviamente, sino no estuviera viendo cuán fea eres— dijo Adrien
—Yo, por lo menos soy natural, y no me compro mi cara con ¡plata! — exclamó ella.
—¿Acaso no sabes con quien te estas metiendo?
—¿Qué, vas a llamar a tu papi?
—¡Yo no llamo a mi papá por estupideces! — gritó él.
—¿Y entonces a quién? ¿A tu mami? Uy perdona, ¡NO TIENES! — respondió ella.
Eso le dolió a Adrien.
—¡Muérete, perra! — exclamó él.
—¡Vámonos, ADRIEN! - dijo una chica ojiverde, de cabellos rubios, blusa lila y jeans negros de marca, complementados con un delicado collar en forma de rosa.
Charlotte Agreste.
—Me la van a pagar, Agrestes— djio Olivie.
 Seguían en el comedor.
—Quiero venganza— le dijo Olivie a Lila.
Ella estaba en una mesa junto con Luka, Lila, Rose y Juleka.
—Ay, cariño, ya sé que puedes hacer— dijo Lila con voz cantarina.
—Arráncale el collar a la puta de Charlotte.
—¡Pero mi venganza es en contra de Adrien! — dijo Olivie.
—Si, pero no se lo hagas, pobrecito— dijo Lila. —En cambio, su hermana siempre ha impedido que yo esté con Adrien. Se lo merece— dijo Lila venenosamente.
—Arráncale el collar. Ni que fuera importante para ella.
—Eso haré.
Mas ella, Olivie, no sabía el valor del collar. Lila sí.
 Cuando los Agrestes, junto con la niña Bourgeois se dirigían a recoger su postre, dos chicas se acercaron a ellos.
Olivie y Lila.
—¿Qué desean? — dijo Chloé desganadamente, presintiendo un conflicto.
—¡Adrien, sí según tú, soy una perra, necesito mi collar! — gritó Olivie.
Y le arrancó el collar a Charlotte, causando que éste cayera al piso.
Adrien y Chloé estaban estupefactos, con los ojos bien abiertos.
Charlotte se agachó, recogió su collar, y al ver que el collar de lazo morado con una rosa no estaba en su cuello, y que el lazo se seda morada estaba roto se puso a llorar.
Chloé agarro la cara de su mejor amiga, haciendo que Charlotte cayera en su hombro.
—¡Cómo pudiste! — gritó Adrien. —¡Ese era el último regalo que nuestra madre le había dado a Charlotte poco antes de desaparecer por SIEMPRE! — tronó Adrien.
—Yo… no lo sabía. Lo siento mucho— dijo Olivie.
—¡No sabías Y UN CUERNO! — gritó Adrien.
Mientras las dos chicas se fueron al baño, Adrien se quedó allí, furioso.
—Lila, ¡me mentiste! ¡Dijiste que no tenía valor! — exclamó Olivie.
—Yo… tampoco lo sabía. ¡Ups! — dijo Lila, pero su risa la delató.
—Olivie, escúchame. A partir de hoy, ESTO ES GUERRA— dijo Adrien y se marchó.
Olivie bajo la cabeza, apenada.
Realmente lo siento.
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Yyyyy.... ese fue el primer capítulo (agradézcanle a Rena y a Queen). Si desean dejar sugerencias y/o retroalimentación no duden en hacerlo.
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HoLa A ToDoS/Hi EvErYoNe
Emm.. disculpen por lo anterior...EN FIN, este tumblr es principalmente para publicar fanfics que salen de las ideas locas del equipo (TheMiracuWorkshop) Los miembros son Rena, Queen, y yo (Chat). También nos pueden encontrar en fanfiction.net y wattpad. (próximamente en ao3)
¡¡DISFRUTEN ESTA BASURA MIRACULOUS!! (suena mejor en inglés...lo que me recuerda...)
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Hey you....english speaker...SOO, this tumblr is mainly to post fanfics that come out of the crazy ideas of the team (TheMiracuWorkshop) The members are (lol it sounds like a group project) Rena, Queen, and me (Chat). Find us also in fanfiction.net and wattpad (soon in ao3)
¡¡ENJOY THIS MIRACULOUS TRASH!!
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Por si no se han dado cuenta, esta pagina es bilingüe por lo que publicaremos  fanfics en tanto español como inglés. Primero saldrán los fanfics en español ya que ese es nuestro idioma  nativo. Posiblemente cometeremos errores al escribir en ingles. Si es asi, no duden en comentarlos. 
In case you haven't realized it, this page is bilingual so we will publish fanfics in both English and Spanish. Fanfics in Spanish will come out first since that is our native language. We will possibly  make mistakes when writing in english. If so (definitely by the way) feel free to let us know. 
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Por Trece Razones AU
Rated: Fiction M - Angst/Hurt/Comfort
Cinta 2, Lado A
Monstruos atrapados en tu cabeza
Colegio François Dupont, 7:36 am.
Adrien acababa de llegar al colegio, y se sentía intranquilo debido al nuevo mundo que se le había abierto el día anterior.
Al llegar, descubrió a Alya, Kim y Kagami susurrando.
Los tres se voltearon rápidamente a verlo.
—Hola, Adrien— lo saludó Alya con una expresión sombría.
—Adrien— le dijo Kim, —no puedes decir absolutamente nada de las cintas. A nadie.
—¿Tú estás en las cintas?
Los tres chicos se miraron con extrañeza.
—Adrien, ¿en qué cinta estás? —le preguntó Kagami.
—En el primer lado de la segunda.
—Vaya que eres lento. Yo me las terminé en una sola noche— dijo la azabache.
—Y, Adrien…— empezó Alya.
Adrien la miró.
—No creas todo lo que dice Marinette. Nadie sabe si está diciendo la verdad.
—Yo me pregunto, Alya, ¿no era tu mejor amiga? — preguntó Chloé, al llegar.
—Solo te comportas así ahora desde esa cinta.
—No niegues que es mentira, Alya. Es exactamente como lo recuerdo.
—No lo niego, Chloé. Pero eso no le quita ninguna culpa a Marinette.
—¡Eso no significa que esté mintiendo!
—Solo vete, Chloé. Tú no eres mejor que el resto de nosotros.
Alya se volteó, y se dirigió apresuradamente a su casillero, solo para encontrar un mensaje pintado.
¿Por qué mentiría una chica muerta?
Estaba escrito en color rojo.
Alya volteó, con fuego en los ojos.
Sin embargo, Chloé ya se había ido.
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—Han escuchado hablar del efecto mariposa, ¿verdad? Que si una mariposa aletea sus alas en el tiempo exacto en el lugar preciso puede causar un huracán miles de kilómetros lejos. Es la teoría del caos. Pero, saben, la teoría del caos no es exactamente sobre el caos. Es sobre como un pequeño cambio en un gran sistema puede afectar todo. Teoría del caos. Suena dramática, pero no lo es. Pregúntale a un matemático. O mejor, pregúntale a alguien que ha estado en medio de un huracán.
Algo pequeño puede iniciar algo grande. Pregúntenle a Lila o a Chloé.
O mejor, pregúntenme a mí.
Un momento. No puedes. Estoy muerta.
Adrien frunció el ceño. ¿Estaba bromeando?
—Paso a paso. Así avanzaremos con esto. Poniendo un pie delante del otro. Así continúa nuestra bola de nieve.
¿Verdad, Kagami?
Nunca te había tomado por ser una seguidora de alguien. Pero la verdad, seguiste exactamente el modelo de Chloé y Lila.
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Colegio François Dupont, dos semanas después de la akumatización de Marinette
—Lo sabía.
Marinette, quien se encontraba en su casillero, alistando sus cosas, se volteó para ver quién le estaba hablando.
Era Kagami.
—Sabía que no eras la niña dulce que pretendías ser, Marinette.
Marinette la miró, y la ignoró.
—Eres tan débil, que te akumatizan y matas a una heroína. Y, ¿sabes para qué lo haces, Marinette? Para llamar la atención. Cuando dijiste que Adrien había ganado en esa clase de esgrima, era solo para estar en su lado bueno. Para llamar su atención.
—Tú lo intentaste matar cuando eras Riposte, Kagami— respondió la chica en voz baja.
—Por favor. ¡Tú mataste a su ídolo! ¡Al ídolo de todo París! ¿Y sabes que es lo peor? Que ni siquiera te arrepientes.
Marinette agarró su mochila y se dirigió a clases.
Kagami la miró mientras se iba, molesta.
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—Obviamente, no me esperaba lo que pasó a continuación, Kagami. Siempre supe que eras astuta, pero ¡vaya! Es increíble que lo hayas podido hacer mientras me hablabas.
¿O alguien lo hizo por ti?
De igual manera, me arruinaste el día.
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—Bueno, clase, es momento de entregar sus ensayos sobre la diferencia en la formación de hidróxido y ácidos oxácidos— pronunció Madame Mendeleiev. —Pediré sus trabajos en orden alfabético.
Marinette abrió su mochila, y buscó su ensayo.
No estaba ahí
Siguió rebuscando, rebuscó en otros bolsillos de la maleta, en el piso, en la carpeta, en todo lado en el que Marinette podía pensar, pero el ensayo simplemente no estaba ahí.
—¿Dupain-Cheng?
Marinette levantó la cabeza.
—No lo encuentro, Madame.
—¿No lo encuentras? ¿O no lo has hecho?
—Sí lo he hecho, Madame. Pero no se dónde lo he dejado.
—Ve a decirle eso al director, Marinette, y ten en cuenta que tienes 01.
Marinette salió rápidamente de la habitación con la cabeza gacha.
                                         ---------------------------------
—Sí, Kagami, hasta ahora no sé como lograste robar mi ensayo bajo mis propias narices. Pero, obviamente, no te quedaste ahí.
                                          ---------------------------------
Marinette regresó de la oficina del director, llorando. No solo había desaprobado terriblemente, pero tuvieron que llamar a sus padres, y se quedaron gritándole tanto tiempo que casi era salida.
¡RIIIING!
Corrección. Ya era salida.
Derrotada, la chica se dirigió a su casillero, para sacar sus pertenencias.
Solo para encontrar su ensayo, roto en pedazos, y en la esquina, un dibujo con un extraño símbolo.
El símbolo que se encontraba en el anillo de Kagami.
                                              ---------------------------------
—Desde ese día, empecé a encontrar mis trabajos rotos, mis cuadernos sucios. Una vez encontré caca de perro en mi casillero.
No sé si todo eso lo hiciste tú, Kagami. Francamente, lo dudo, porque tú eras muy fina, y nunca tocarías caca de perro.
¿O llegarías a tal extremo por mí?
Vaya, Kagami. No sabía que era tanta influencia.
Pero lo que necesitabas es… más.
Más.
Ganarme.
Adrien, aunque consideraba a Kagami su amiga, no podía negar lo que decía Marinette. Kagami siempre quería estar adelante, Quería ganar.
Siempre.
—No solo no paraste. También convenciste a otros que hagan lo mismo que tú.
Y obviamente, nadie gusta de Marinette Dupain-Cheng, así que, ¿por qué no?
Bueno, ya no tendrán que soportarme.
Regresando al tema, una de esas personas… se pasó de la raya. Pasó el nivel de Lila, Chloé y Kagami.
¿Serás tú?
Voltea la cinta.
                                               ---------------------------------
Pasillos del Colegio François Dupont, 1:45 pm.
—Adrien… no le hagas caso a Alya.
El chico miró a quien le hablaba, Chloé.
—¿Y por qué debería hacerte caso a ti, Chloé?
—No mintió. En nada. Yo… lo puedo probar. Hasta lo que mencionó en…
Lo miró.
—Olvídalo, Adrien. No has llegado ahí.
—¿A qué parte te refieres, Chloé?
—Escúchalo por ti mismo.
—Chloé, dime.
—Puedo probar ciertas cosas que mencionó en la cinta de Chat Noir.
                                      ---------------------------------
Oficina del director Damocles, en esos momentos
—¡Usted no tiene la menor idea de cómo es mi vida y la de mi esposo en estos momentos!
—Madame Cheng, entiendo que se sienta muy desolada desde la muerte de su hija, pero lamentablemente no podemos ayudarla.
—¿Y por qué? ¿Porque intento buscar justicia para mi hija, señor director? Habían nombres de muchísimos compañeros de Marinette, y también estaba el suyo.
—De nuevo, Madame, no tengo la menor idea de por qué está mi nombre ahí.
Sabine lo miró, molesta, y salió bruscamente de su despacho.
Solo para chocarse con la impactante imagen del casillero de su hija.
Estaba pintarrajeado, roto, sucio, lleno de papeles, hasta había una foto quemada de Marinette.
Sabine estaba al borde de las lágrimas.
Retrocedió lentamente, impactada, solo para chocarse con Alya.
—¡Alya! ¿Qué es esto?
—¿Qué es qué, Madame Cheng?
—¿Qué le han hecho al locker de mi hija?
—Nada que no se merezca, Madame. Con permiso.
Alya se escabulló, con las manos firmemente apretando sus libros.
Sabine solo miró a la chica cuando se iba, preguntando como una tan linda amistad se había arruinado.
La mujer salió de su estupor y se dirigió a la salida del colegio.
No se dio cuenta de Chloé, quien en una esquina lloraba al ver el sufrimiento de la madre de Marinette.
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Por Trece Razones AU
Rated: Fiction M - Angst/Hurt/Comfort
Cinta 1, Lado B
A veces todo está mal
Mansión Agreste, 8:02 pm.
Decir que Adrien estaba impactado era decir poco. No le caía Marinette para nada bien, pero no podía negar que lo que había dicho no era verdad. Él sabía que Lila odiaba a Ladybug.
¿Cómo podría saberlo Marinette?
Solo había una forma de averiguarlo.
Le dio vuelta a la cinta y presionó play en el Walkman de Nino.
—Bienvenido de vuelta. Gracias por quedarte a escuchar la parte dos. ¿Te estás divirtiendo? Debes estarte preguntando, ¿quién sigue? ¿Y por qué?
Adrien no podía negar que había estado pensando en eso.
—¿Eres tú? ¿Qué me has hecho? ¿Cómo terminaste en estas cintas de casete? Quizá hiciste algo cruel. O quizá solo lo dejaste suceder. Quizá ni siquiera te diste cuenta que estabas haciendo algo cruel. Quizá simplemente no hiciste nada. Y quizá debiste haberlo hecho. Muy tarde. Yo sé exactamente lo que hiciste. Y luego de escuchar estas cintas, nunca podrás olvidarlo. Sé que yo no lo haré. Y ¡oh! Por cierto… sigo muerta.
Adrien paró la cinta. ¿Qué le hizo a Marinette? No le hizo nada tan exagerado, como otros, a excepción de…
…eso.
Bueno, se preguntaba si esa era la razón. Era momento de ver cuán profundos eran los sentimientos de Marinette.
—Si están escuchando esto, ha sucedido una de dos cosas: a) Eres Lila, y después de escuchar tu breve relato, quieres saber quién viene después, y cuando te volverá a tocar. O b) Eres algún otro y estás esperando a ver si eres tú.
Pues…
A Adrien se le cortó la respiración.
—Esta persona hizo lo primero que mencioné: algo cruel. Siempre ha sido mi enemiga, desde que la conocí, y probablemente lo seguirá siendo.
Así que, sin más preámbulos, presentemos a la estrella de la Cinta 1, lado B.
Chloé Bourgeois, te toca a ti.
Adrien volvió a respirar. Era más que obvio que Chloé iba a estar ahí. Aunque la chica sea su amiga, sabía el daño que le había causado a Marinette, desde antes de su akumatización.
—Estoy segura que no tienes idea de por qué estás aquí, Chloé. Seguramente piensas que no hiciste nada malo, ¿verdad? Primero, Chloé, si crees que estoy siendo ridícula, si crees que soy una especie de chiquilina que se indigna por cosas insignificantes, tomándose todo demasiado en serio, nadie te está obligando a escuchar las cintas. Es cierto que te estoy presionando con aquel segundo grupo de cintas, pero a quién le importa si la gente de esta ciudad piensa que además de asesina soy una ladrona, ¿verdad?
Adrien tragó saliva. Recordaba ese día. Recordaba que Marinette había sido catalogada como ladrona. Y aunque tenía una prueba que no lo era, no hizo nada para detenerlo.
—Puedo nombrar una lista entera de personas a quienes les importaría. Puedo nombrar una lista de personas a quienes les importaría mucho si estas cintas se hicieran públicas.
Así que comencemos, ¿sí?
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Colegio François Dupont, 4 días después de la akumatización de Marinette
Marinette caminaba hacia el colegio. Había remplazado su ropa colorida, lleno de colores rosados, por una capucha negra y pantalones de un azul oscuro. Tenía ojeras que parecían infinitas, y contrastaban escandalosamente con su piel blanca.
No sonreía.
Desde ese día no había vuelto a sonreír.
—Hola, Marimierda— la saludó sarcásticamente Chloé. —Oh, perdón. ¿Prefieres asesina?
—No maté a nadie, Chloé.
—Ajá, seguro con ese pensamiento tu mami se consuela al ver la decepción de hija que eres.
—Ya cállate, Chloé.
—Aj, no seas una envidiosa— sacó una caja, de la cual extrajo un brazalete. —Mira, mi papi me ha comprado esto, algo que tú nunca podrás tener.
Marinette rodó los ojos y entró al salón.
Dentro, encima de su escritorio, la esperaba una muñeca de tela con su cara pegada, la cual tenía muchísimas agujas que sobresalían de ella.
Marinette no reaccionó.
Pero por dentro, sintió como una parte más de ella se rompía.
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—En ese momento entraste a la clase, Chloé, y al verte reír, supe que habías sido tú. No te importó para nada que estés sugiriendo lo que acabo de hacer.
Había matado a tu ídolo. Y eso era todo lo que te importaba.
Y por eso decidiste arruinarme más la vida.
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—Miss Bustier, ¡mi brazalete se ha perdido! — exclamó Chloé, fingiendo llorar, y enterró su cabeza en el hombro de Sabrina.
—Todos, párense, pongan sus cosas sobre el escritorio, vacíen sus bolsillos y pongan sus manos sobre la cabeza.
—Miss Bustier, estoy segura que fue la asquerosa de Marinette Dupain-Cheng quien robó mi brazalete.
—Chloé, no puedes acusar a alguien sin pruebas.
—¿Quiere pruebas, Miss?
Chloé se levantó de su asiento, y se dirigió al de Marinette. La empujó fuera del asiento y rebuscó en su mochila, solo para encontrar, efectivamente, su brazalete.
—¿Ve, Miss? Si ya es una asesina, ser una vil ladrona es pan comido.
—Marinette, ¿qué explicación le puedes dar a esto? — demandó la profesora.
—No tengo ni idea.
—¿Te acordarás de cómo llegó allí si vas a la oficina del director?
—Lo dudo, Miss, porque yo no lo puse ahí.
Bustier la miró, molesta.
—Marinette, por favor ve a la oficina del director, ahora.
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—Al pararme, vi tu sonrisita de suficiencia. Sabía que tu lo habías puesto ahí. Gracias a ti, Chloé, me suspendieron por tres días. Esos días, perdí clases y exámenes, y mis notas se fueron al basurero.
Y obviamente, me molestaron más en el colegio, gracias a tu pequeña bromita.
Adrien no pudo evitar sentirse un poco culpable. Él había visto como Sabrina metía el brazalete de Chloé en la mochila de Marinette mientras la rubia se reía, y no había hecho nada para evitar la suspensión de Marinette.
“No sientas pena por ella”, se dijo Adrien. “Ella mató a tu lady”.
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Tres días después 
Marinette volvía al colegio, con su nuevo atuendo característico. Sentía cómo varias miradas le perforaban la espalda, y cómo muchos soltaban risitas al verla.
Descubrió el gran misterio cuando vio su casillero.
En la puerta de este, había pintura.
Habían tres palabras.
Muérete ya, asesina.
Marinette siguió mirando su casillero.
De improviso, se volteó y corrió al baño.
Alguien que la hubiera estado mirando de cerca hubiera visto la lágrima que corría por su mejilla.
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—Y tu dirás, Chloé, fue solo una pintada en el casillero, nada más.          
¿Nada más?
Pues, Chloé, esto no se trata sobre lo que hiciste o no.
Adrien escuchó como Marinette pausaba su relato. El chico le subió el volumen al Walkman de Nino, y se escucha como la chica está desdoblando un papel. Le está quitando las arrugas.
—Muy bien. Acabo de repasar todos los nombres—todas las historias— que completan estas cintas. Y, ¿adivina qué? Es posible que ninguno de los acontecimientos que relato aquí hubiera ocurrido, Chloé, si no hubieras hecho lo que hiciste. Es así de simple. Necesitabas desquitarte con alguien, alguien que haya hecho algo, o supuestamente hecho algo, para así tener una excusa y parecer la buena de la película, por una vez en tu vida.
Y como todos pensaban que yo había maltratado a Lila y había asesinado a Ladybug, yo era la opción ideal, ¿no es cierto?
Y la bola de nieve sigue rodando. Gracias, Lila
Así que, para retroceder un poco, esta cinta no trata de por qué hiciste lo que hiciste, Chloé. Es acerca de las repercusiones que tuvo lo que hiciste.
¿Sabes por qué, Chloé?
Francamente, Adrien no quería saberlo.
—Porque, Chloé, querida, diste un ejemplo. Desde que tú lo hiciste, el resto solo te siguió. Vieron cómo yo no reaccionaba ante el acoso de mi peor enemiga. Así que pensaron, ¿por qué no lo hago yo también?
Todas las historias que siguen… tomaron tus acciones como ejemplo para tratarme mal.
Y este es el momento cuando nuestra bola de nieve toma velocidad.
Kagami, cariño… tú eres la siguiente.
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Adrien abrió el Walkman con un chasquido y sacó la primera cinta.
En el bolsillo más pequeño de su mochila, encontró la siguiente. La que tiene un número tres rojo escrito en medio de un lado de la cinta, y un número cuatro en el otro.
Se escucharon pasos, y sin aviso previo, se abrió la puerta del cuarto de Adrien.
—Adrien, ya es tarde. Debes estar acostado— impuso Nathalie.
Adrien solo asintió.
Miró a su mochila, tirada a un costado, y metió dentro la siguiente cinta, junto con el Walkman.
Continuaría mañana.
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Habitación de Nino Lahiffe, 1:18 am.
Sonó el celular del chico.
A duras penas, bostezando ampliamente, se bajó de la cama y vio el nombre de quien lo llamaba.
Sabine Cheng.
Respondió la llamada.
—¿Diga, Madame Cheng?
—Hola, Nino. No sé si tú sabrías algo, pero he… he encontrado un papel con varios nombres escritos, y líneas que conectan algunos nombres circulados.
—Madame, ¿me puede decir cuáles son esos nombres?
Se escuchó como la señora abría un papel y lo alisaba.
—Dice… Lila.
—Ajá, ¿qué más?
—Chloé. Kagami. Kim. Luka. Alya. Alix. Max. Sabrina.
—¿Algo más?
—El señor Damocles. Adrien. Y…
Se escuchó un grito ahogado, y sollozos. Muchos sollozos.
—¿Madame?
—No… no es posible.
—¿Madame?
—Esto no es ver-verdad, ¿cie-cierto?
—¿Madame, cuál nombre le falta mencionar?
Se escucharon más sollozos, seguidos por una inhalación profunda de aire.
—Chat Noir.
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Intercambio de Princesas (C.4)
Capítulo 4: Que tus días sean felices y brillantes
Restaurant Le Paradis, 22 de diciembre, 10:08 am
—Compré el mandil— dijo Luka al llegar.
—Súper— dijo Kagami.
—¿Así que han decidido comer afuera?
—Bueno, Marinette ha decidido que va a ser espontánea a partir de ahora.
—Lo creeré cuando lo vea.
—¿Ah, sí? — respondió Kagami. Acto seguido, agarró el papel con el plan a seguir y lo rompió en pedacitos.
Luka se rio.
-
Palacio de los Agrestes, 11:13 am
Nathalie se dirigió decididamente a la habitación de Marinette, y al llegar, intentó mirar dentro para ver si averiguaba algo para el Rey.
—¿Puedo ayudarte? — le preguntó Tikki, sabiendo lo que estaba intentando hacer.
—El Príncipe desearía ver a la Duquesa en la Biblioteca de Retratos.
—Se lo diré.
-
11:20 am
Al llegar a la biblioteca, Marinette se percató que el Príncipe ya se encontraba ahí, mirando el retrato de alguien.
—Es muy elegante— le dijo.
—Era mi abuela. La abuela era un poco rebelde. Tenía una opinión sobre todo y no tenía miedo alguno a expresarla. El palacio… no se acostumbraba a su forma de ser.
—Parece que estaba adelantada a su época.
Adrien asintió.
—Sería bueno que el palacio tenga alguien como ella de nuevo.
—Así que, ¿querías verme?
—Sí. Creo que tengo que disculparme.
—Tu crees que te tienes que disculpar. No estás seguro.
—No, en realidad, sé que tengo que disculparme. Cuando estábamos montando a caballo, fui un completo idiota. Vas a ser mi esposa. Te debo tratar como mi igual.
—Disculpa aceptada.
-
Centro de la ciudad, 11:36 am.
Los tres estadounidenses (bueno, en realidad una japonesa y dos estadounidenses) se encontraban pintando figuras en bolas navideñas.
—¡Mira, es Santa! — exclamó Manon al escuchar su característica risa.
Jaló a los otros dos adultos hasta donde se encontraba el mítico personaje.
—¡Hola! ¿Qué quisieras por Navidad? Qu’est-ce que tu voudras pour Noël ?
—Emm, déjame pensar. Un nuevo par de zapatillas de ballet, un tabla de skate, ah, y una nueva madre.
Luka se atoró en su bebida.
-
3 horas después
—Nunca había visto a personas cantando villancicos en las calles— suspiró Kagami.
—Pero hay muchas personas haciéndolo el año pasado en Chicago— remarcó Luka.
—Se refiere a que nunca había ido uno en Francia— la salvó Manon.
—Huh. Supongo que es bueno tener nuevas experiencias— concluyó Kagami, y se rió con su mejor amigo.
En ese momento, Luka sintió como una bola de nieve caía en su hombro.
—¡Prepárense para ser aniquilados! — exclamó Manon.
Kagami se rió, cogió un poco de nieve y también se la tiró a Luka.
—Okey, ¿es dos contra uno?
Poco a poco empezaron a pelearse entre sí, hasta que la ropa de todos quedó completamente cubierta de nieve.
-
Salón Grénier, 7:14 pm.
Marinette ya había llegado al baile, y el salón estaba completamente lleno.
Adrien la estaba esperando en las escaleras, y no pudo más que observarla mientras bajaba las escaleras.
Marinette, con el cabello recogido en un pequeño moño. Tenía una tiara que adornaba su cabeza y dos aretes con rubíes. Su vestido, que no tenía mangas, era rojo y abrazaba toda su esbelta figura. En la parte del torso, el vestido tenía un cierto decorado que parecían puntos negros, como una mariquita.
Adrien, por su parte, se sintió pequeño con su terno negro y corbata verde.
Marinette le dedicó una amplia sonrisa.
—Te ves…—Adrien no tuvo palabras para completar la frase.
—Gracias. Y tú te ves…
—Gracias— respondió él con una sonrisa en los labios
—¿Deberíamos? — preguntó Marinette, señalando a la pista.
—Debemos.
Bajaron las escaleras con los brazos entrelazados.
—Oh, espera, tu corbata— le dijo la chica al Príncipe, arreglándola para que no esté chueca.
Se escucharon unas risitas provenientes de arriba.
—¿Qué da tanta risa? — preguntó Adrien.
—Usted y su prometida parecen haber parado bajo el muérdago.
—¡Oh! Una tradición tonta— le dijo él a Marinette.
—Bueno, no podemos decepcionarlos— le respondió ella, y, parándose de puntas, besó su mejilla.
Siguieron bajando las escaleras.
—Sus majestades— dijo Marinette al encontrarse frente a los Reyes.
—Oh, te ves preciosa, cariño— exclamó Emilie.
—Gracias.
—Te has esmerado mucho, madre. Estoy segura que los que viven en Sainte Joan van a estar muy agradecidos.
—¿Cuántas familias viven ahí? — inquirió Marinette.
—No… no lo sé— respondió la Reina.
—Nosotros no nos ocupamos de los detalles— recalcó el Rey.
—Oh, cla…claro. No… no sabía…
—Tengo una idea— la interrumpió Adrien. —¿Por qué no tocas algo para nosotros?
—Oh, no, yo soy muy torpe.
—¡No digas eso! He escuchado que eres muy talentosa— dijo la Reina.
—¿Quién quisiera escuchar a la Duquesa tocar?
Todos los presentes aplaudieron.
Marinette palideció.
Adrien la agarró de la mano, y la guio a donde estaba el piano.
Ya sentada ahí, Marinette sentía como sudaban sus manos.
Adrien se acercó a ella.
—¿Pánico escénico?
—Algo así.
—Bueno, haremos un dueto— dijo sentándose. —Haremos el Villancico de las Campanas. Tu haz las campanas. Yo hago el resto.
—No me sé esas notas.
—Bueno, es simple.
Adrien cogió la mano de Marinette y la colocó por las cuatro teclas que debía pulsar.
—Son esas cuatro.
-
Al finalizar el dueto, todos aplaudieron a la pareja real. Adrien cogió la mano de Marinette y se la besó.
—Fue increíble, ¿verdad? — exclamó Adrien emocionado.
-
Media hora más tarde
Adrien salió de la sala, en busca de su prometida.
—Una pregunta, ¿ha visto a la Duquesa? — le preguntó a un anciano de camisa hawaiana.
—Me parece haber visto a su alteza en el mirador.
Adrien siguió caminando, por un camino marcado con pequeñas luces.
En el fondo, se encontraba Marinette sentada, contemplando el cielo nocturno.
—Estaba buscándote.
—Adrien, espero que sepas que no pretendía ofender a tus padres cuando pregunte lo del albergue.
—No ofendiste a nadie.
—Hubiera sido mejor si simplemente no hubiera dicho nada.
—Eso sería terriblemente aburrido.
Se sentó a su costado.
—En realidad, he planeado un paseo en carruaje temprano en la mañana, solo nosotros dos, para que puedas pasar más tiempo hablando, y yo más tiempo escuchando.
—No creo que esa sea una buena idea.
—Creo que es una idea fabulosa. Y hablando de ideas fabulosas, lo más probable es que estén esperando que realicemos el primer baile.
—Oh, dios. No soy muy buena bailando.
—Bueno, sabes lo que dicen. La práctica hace al maestro.
Él se levantó de su asiento y extendió su mano, para que Marinette la agarrara.
—¿Aquí?
—¿Por qué no?
Marinette se rio y dejó que Adrien la condujera al medio del mirador.
—Espera… ¿qué paso con tus ojos?
Ah. Marinette casi se olvidaba de eso.
—Lentes de contacto.
—Ah. Es… lógico, supongo.
Marinette sonrió.
Empezaron a bailar un vals, lento y suave, mirándose siempre a los ojos y disfrutando de su momento.
Adrien le dio una vuelta y Marinette se rio.
Siguieron bailando por un buen rato, y luego solo se quedaron mirándose a los ojos, disfrutando la presencia del otro.
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Intercambio de Princesas (C.3)
Capítulo 3: Esta vez la alegría me trae hacia ti
Cabaña, 9:40 am, 22 de diciembre
—¡El desayuno está listo! — gritó Kagami.
Manon bajó rápidamente, y Kagami le sonrió.
En ese momento, las tostadas salieron de la tostadora, chamuscadas.
—Nunca has quemado algo— se extrañó Manon.
—Ahh… supongo que estoy un poco nerviosa con el gran concurso aproximándose.
—Podríamos comer afuera.
—Espléndido.
—¿Espléndido?
—Espléndidamente súper.
—Marinette, ¿qué le has hecho a tu cabello? ¿Y tus ojos? — preguntó la niña, percatándose de la diferencia de tamaño entre el cabello de Kagami y Marinette, y obviamente notando ojos marrones en vez de azules.
—Pues… decidí cortarme el cabello, y me puse lentes de contacto
—¿Te sientes bien?
—Súper.
—¿Tu padre nos va a acompañar?
—Mi padre fue a conseguir ciertos utensilios, así como el mandil que manchó Chloé.
—El mandil… ¡ah! El mandil manchado— dijo la japonesa, recordando su encuentro con Marinette.
—Vi un lugar cerca de donde compramos el árbol de Navidad.
—Oh, claro. El árbol.
Manon la miró con suspicacia.
—¿Sabes qué? Tú trae los abrigos, y yo lavaré los platos.
—Trato.
Kagami se fue rápidamente, mientras Manon la miraba con extrañeza al irse.
Sonó el teléfono de Kagami, el cual había dejado encima de la mesa.
—Marinette, ¡tu teléfono!
Sin respuesta.
La niña agarró el teléfono de la Duquesa para ver quién era.
Para su asombro, la estaba llamando alguien… inesperado.
Aunque debió haberlo supuesto.
En la pantalla decía Llamada de Marinette.
-
—¡No puedo creer que no me conteste! — exclamó frustradamente Marinette.
—No se preocupe, ya lo hará.
En ese momento, el Príncipe tocó la puerta.
—Hola, Kagami. He hablado con Plagg y dice que ya tiene preparados a los caballos.
—¿Caballos? ¿Para qué?
—Pues, para montar. ¿No dijiste que eras competitiva?
—Sí, sí, claro. Pero ¿y el frío?
—Tú me dijiste que te encantaba el aire frío. Además, los caballos ya están acostumbrados.
—Sí, pero… ¡los caballos de Japón no! A ellos les gusta estar calientes.
—Creía que antes dijiste que tuvieron una época de helada terrible.
—Oh, sí, sí. Pero los rebaños tienen calefacción.
—Ah, okey… ¿pero quieres ir?
—Oh, sí, sí.
—Oh, y recuerda el baile de caridad de esta noche.
El Príncipe sonrió y se marchó.
Desesperada, Marinette volvió a marcar el número de Kagami.
Esta vez, sin embargo, sí le respondieron.
—¡Oh! Estoy tan feliz que hayas respondido.
—Te iba a llamar. Ha habido un pequeño problema…
—¿Qué pasó?
Se escuchó como Kagami le daba el teléfono a alguien más.
—¡Hola, princesa! — exclamó Manon.
—¡Oh! Nos descubriste.
—No fue tan complicado.
—Y, bueno, ¿cómo estás?
—¡Genial! Kagami me ha hablado de la vida en el Palacio, y de un programa de baile de verano.
—Bueno, estoy feliz que estés bien. Ahora, déjame hablarme a Kagami.
Manon le pasó el teléfono.
—Nos la estamos pasando muy bien— le comentó Kagami.
—Bueno, eso es excelente, porque aquí las cosas no van tan bien.
—¿Por qué no?
—Adrien volvió.
—¡¿Qué dices?!
—La cosa es que regreso de China para pasar tiempo contigo, conmigo… ¡oh! Y no me dijiste nada del baile de caridad hoy.
—Supongo que debo haberme olvidado.
—Bueno, debes volver, pronto.
—Siento que no puedo. Con las preparaciones del baile, no hay manera que entre sin que nadie me vea.
—¡Me está yendo fatal!
—Si Adrien no se ha dado cuenta, todo anda bien.
Se escuchó como tocaban la puerta del restaurante donde se encontraban la Duquesa y la niña.
—Oh, Luka volvió. ¡Hasta luego!
—Espera, ¿qué? — pero Kagami ya había cortado la llamada.
-
Al finalizar la llamada, Marinette había salido, estresada de la habitación, para luego darse cuenta que necesitaba otra ropa para su paseo a caballo.
No se dio cuenta que alguien la estaba observando todo el tiempo.
—Nathalie— le indicó el Rey Gabriel a su asistenta, —por favor, mantén vigilada a la duquesa. Hay algo que… no cuadra.
—Sí, señor.
-
10 minutos después de la llamada, Establos del Palacio
Marinette, aunque ligeramente nerviosa, entró al lugar con una casaca negra, una gorra de montar y una bufanda roja.
Adrien se quedó mirándola.
—¿Deberíamos? — preguntó, señalando a los caballos.
—Debemos.
—Excelente.
Marinette miró nerviosamente a su alrededor, notando los grandes caballos.
Adrien se trepó al caballo. Marinette, por su parte, se rio ansiosamente.
—¿Algún problema? — inquirió Adrien.
—Claro que no. Solo… los caballos en Japón son más pequeños. Como ponys. Pero… no hay problema, jeje.
Marinette se aproximó al caballo, pero al impulsarse para subirse, se cayó de cabeza en el otro lado.
—¿Estás bien?
—Ajá.
—Habías dicho que eras competitiva en la equitación.
—Oh, sí, soy bastante competitiva— le decía Marinette mientras Adrien la ayudaba a pararse. —Mis pantalones deben haberse encogido cuando fueron lavados.
Al final, la chica volvió a intentar subirse al caballo, esta vez lográndolo satisfactoriamente.
—¿Vamos? — retó al Príncipe.
De lo lejos, Nathalie solo la miraba.
-
Marinette y el Príncipe ya habían estado cabalgando un rato, llegando a un cerro repleto de nieve.
Marinette suspiró.
—Déjame ayudarte— ofreció Adrien, bajando de su caballo para ayudarla a bajar del suyo.
—Estoy bien.
—Solo por si acaso.
—Espera. Tienes algo en el ojo— le indicó el Adrien, y se acercó a ella para poder quitárselo.
Se quedaron un rato mirándose, hasta que la chica rompió el silencio.
—Esta vista es espectacular.
Adrien salió de su estupor.
—Sí. Sí, lo es. Vengo acá cuando siento la necesidad de escapar.
—¿Y lo sientes muy a menudo?
—A veces los dilemas del Estado pueden ser una carga.
—Usualmente, las cargas no son tan malas cuando tienes alguien con quien compartirlas.
—Dudo que te interesen los detalles de la importación extranjera.
—¿Por qué crees que no?
—No deberías preocuparte sobre eso.
Marinette se sintió ligeramente ofendida. ¿Acaso creía que porque era una mujer no le iba a importar cosas triviales como esa?
—¿Porque no soy suficientemente inteligente? — respondió.
—No, porque tú tienes que planear un matrimonio.
Quita el ligeramente. Ahora, Marinette se sentía muy ofendida.
—¿Así que debería limitarme a cosas como pulir mi tiara?
Adrien la miró un rato.
—No me refería a eso.
—Bueno, yo creo que te referías exactamente a eso— ella lo miró seriamente. —Me está dando un poco de frío, creo que ya es hora de regresar.
Mientras Marinette se subía al caballo, el chico solo la miraba, arrepentido por la forma en que ella tomó sus palabras, pero también un poco confundido en sí.
—Kagami…
Marinette solo se encogió se hombros y se fue.
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Intercambio de Princesas (C.2)
Ya se que no tiene sentido publicar este fanfic (porque ya paso Navidad) pero...digamos que aun siento el espíritu navideño.
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Capítulo 2: Haz un deseo y contaré hasta tres
Francia, 21 de diciembre, 9:50 am.
—Oigan, ¿podemos ir al centro de la ciudad? — suplicó Manon a Luka y a Marinette. —Está Santa, con elfos, con ¡todo! Y también podríamos conseguir medias para adornar la cabaña.
—Bueno, debemos estar en el François Dupont a mediodía para preparar la cocina. No dolería llegar temprano.
—No estás siendo, un poco, emm… ¿neurótica? — preguntó Luka.
—Estoy siendo organizada, ¿okey? Tenemos una agenda.
—A ver— le dijo Luka. Miró el papel con el plan. —¿Ves? Aquí dice tiempo para divertirse.
—¿Por dónde?
—Aquí, con tinta invisible. Ya, vámonos— río Luka.
-
Centro de la Ciudad, 10:05 am.
—¡Medias! — gritó Manon al ver una tienda con ellas.
—Tengo más por acá— le dijo el anciano vendedor.
Marinette sonreía, hasta que vio la cara del anciano.
—¿Nos hemos visto antes? — le preguntó.
—Me temo que no, señorita. Pero me han dicho que tengo una cara conocida— respondió.
—El pueblo es muy entusiasta con la Navidad, ¿eh? — preguntó Luka.
—Es en honor de la boda real. El príncipe se va a casar con la Duquesa Japonesa, Lady Kagami Tsurgi, en Año Nuevo.
—¿Es bonita? — preguntó Manon.
—No se sabe mucho de ella. Es… tímida. Pero si quieren verla, escuché que estaba haciendo un tour por el set de la Competencia Pastelera Real.
Marinette sonrió, y le pagó el costo de las medias al vendedor.
Al cruzar la pista, casi es atropellada por una limosina.
—¡Hey! ¡Baje la velocidad! — gritó.
Dentro, el príncipe Adrien se percató de los gritos.
—¿Quién grita? — le preguntó a su asistenta, Nathalie.
—Un turista.
—Debe ser de Estados Unidos.
-
Estudio François Dupont, 12:10 pm.
—…manga pastelera, cucharas de preparación, bandeja para laminar, tamiz y bandeja para saltear. Todo está aquí— se aseguraba Marinette.
—Marinette Dupain-Cheng. ¡Qué sorpresa! — exclamó una rubia que tenía puesto un mandil.
—Chloé Bourgeois. No sabía que estarías aquí.
—Yo gané el año pasado.
—¡Oh! Bueno, felicidades.
—¿Y qué están haciendo? ¿Cheetos?
—A mi me gustan los Cheetos— intervino Luka.
—¿Y tú eres…?
—Luka Couffaine. Trabajo con Marinette.
—Marinette y yo fuimos juntas a Le Cordon Bleu.
—Sí, Chloé era muy cercana con algunos profesores.
—Sabían que tenía talento.
—Ah, ¿sí? ¿Como cuando aderezaste la comida del director Damocles?
Chloé rió amargamente. Paso por enfrente de Marinette, derramando su bebida en su mandil.
—Ay, ¡cómo lo siento! — se rió y se fue.
—Iré a lavarme— le dijo a Luka, y se marchó.
-
Marinette se encontraba en el backstage, caminando apresuradamente, sin darse cuenta por dónde iba.
Chocó con una señorita que pasaba por ahí, haciendo que sus lentes de sol caigan.
—Lo siento tanto— dijo Marinette, interrumpiendo su caminata.
—No hay problema— dijo la extraña y se volteó.
Ambas se quedaron estupefactas.
Se miraron en un espejo cercano.
A excepción de sus ojos, ¡eran iguales!
—¿Quién eres? — preguntó Marinette.
—Lady Kagami Tsurgi, Duquesa de Japón.
—¿Tú eres la que se va a casar con el príncipe?
—Sí.
—Oh, sí, estás aquí por el tour. Umm… bueno, siento haber chocado con usted… eh… es que soy una de las participantes y hubo un accidente en la cocina… jeje— y Marinette hizo una reverencia incómoda.
—Señorita…
—Dupain-Cheng.
—Ah, okey. Es que… necesito una opinión experta en mi pastel de bodas, ya que temo que no estoy de acuerdo con el parecer de los chefs reales. Se que es pronto, pero ¿podría venir a palacio para la consulta más tarde?
—¡WOW! Estaría encantada.
—Podría ser… ¿en una hora?
—Bueno, iba a ir de paseo, pero estoy segura que mis acompañantes entenderán.
—Oh, no les puede decir. No quiero ofender al Rey y a la Reina.
—Oh, bueno.
Lady Kagami sonrió pícaramente y se marchó.
-
Palacio de los Agrestes, 1:03 pm.
—Es… extraordinario— dijo Tikki, la asistenta de Lady Kagami.
—¿Crees que podríamos ser parientes lejanas de algún modo? — le preguntó la Duquesa.
—Bueno, hace tres generaciones, la prima de tu bisabuela, Jean, huyó del país con un estadounidense divorciado. Se rumoreaba que ella vivía en Estados Unidos luego del incidente. Su hija, Gina, se casó con un hombre de apellido Dupont.
—Dupont, Dupain… podría ser— recalcó Marinette.
—Marinette, creo que fue el destino lo que hizo que nos encontráramos.
—No sé si fue el destino…— Marinette río, —pero estoy muy feliz de ayudarte con tu pastel.
—En realidad, necesito tu ayuda, pero no es con un pastel… siempre he querido ser libre, ver cómo vive el pueblo— mencionó Kagami.
—Así que…
—Quiero que, por los dos días antes de la competencia, cambiemos vidas.
—Espera, ¿QUÉ?
-
—No te preocupes por Adrien, él hará un viaje de negocios a China, y estará ausente por los dos días— se percató Kagami.
—¿Entonces no voy a tener que lidiar con él?
—Técnicamente, lo único que debes hacer es atender el desayuno con los reyes y limitarte a hablar del clima.
—Si tú lo dices…
-
Palacio de los Agrestes, 9:30 am, 22 de diciembre
Era su primer día en el palacio, y Marinette se sentía bastante nerviosa. No sabía si las recomendaciones de Kagami serían suficientes.
—Buenos días, Rey Gabriel y Reina Emilie— les dijo a sus “cuñados”, haciendo una reverencia forzada.
—Hola, cariño— le dijo dulcemente la Reina, —de hecho, quería preguntarte algo. El chef quisiera hacer la ensalada de la recepción con una salsa de pecanas. Pero recuerdo que uno de tus tíos era alérgico a ellas. ¿Quién era?
—¿El tío Shi Fu? — respondió inseguramente Marinette.
—¿Él no había muerto? — preguntó el Rey con un tono más frío que el de su esposa.
—Emm… sí, pobrecillo, así que no se preocupen por poner pecanas en la salsa— dijo Marinette incómodamente, rezando para que ningún familiar de Kagami se muera por su culpa.
—En realidad, a mi nunca me han gustado las pecanas— enunció el Rey Gabriel.
—Bueno, encontraremos otra cosa para ponerle a la ensalada— dijo un joven rubio mientras entraba al comedor.
El Príncipe Adrien.
Marinette, quien estaba tomando un trago de té, casi lo escupe, y se atoró un poco.
—¿Qué pasa? ¿No querías verme? — preguntó Adrien tristemente.
—Solo estoy… sorprendida. Pero ¿qué pasó con China?
—Adrien usó su cabeza por una vez en su vida, y decidió que pasar tiempo contigo era más importante que asuntos del Estado, estando tan cerca su boda— declaró la Reina.
—Así que ahora mi prioridad es pasar todo el tiempo que pueda contigo, Kagami— le dijo Adrien a Marinette.
Marinette forzó una sonrisa.
—Emm… voy a los servicios— dijo, se paró y se fue.
Corrió hacia la habitación de Kagami, donde se encontraba Tikki arreglando ciertas cosas.
—Tikki, ¡Tikki! — exclamó con una cara de terror puro.
—Marinette, ¿qué pasa?
—¡Adrien ha vuelto!
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Que Gane el Mejor (Capitulo 14)
NOTA: Los personajes no nos pertenecen, a excepción de Charlotte Agreste y Olivie Vereau.
ADVERTENCIA: Contiene lenguaje de mayores, no apto para niños pequeños.
¡Disfruten!
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Decisiones
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Colegio François Dupont, 3:14 pm.
—Marinette, ¿quisieras ir a tomar algo conmigo? —le preguntó Adrien apenas comenzó el colegio.
Marinette se volvió roja como tomate.
—Em, tomar si quisiera, digo, quisiera contigo algo tomar, ¡digo! Sí quisiera tomar algo contigo, jeje— tartamudeó la francesa.
—Jaja, ¡eres tan adorable, Marinette!
Marinette sonrió ampliamente.
—Entonces, ¿vamos?
Marinette asintió, todavía ruborizada, y lo siguió por las calles parisinas.
Cuando ellos se hubieran ido, Alya, Chloé y Charlotte, quienes estaban escondidas en una esquina, se acercaron a Olivie, quien estaba charlando con Luka.
—Olivie, ¿podemos hablar un momento contigo? — le preguntó Chloé.
—Emm, sí, supongo.
Se dirigieron a otro lado para que Luka no las escuche.
—Escúchame bien, Olivie, porque no repetiré esto— le dijo Alya acusadoramente, —¿podrías dejar de entrometerte en las vidas amorosas de Adrien y Marinette?
—¿Eh?
—Sí, Olivie, siempre intentas dejar mal a mi hermano— dijo Charlotte. — Él ya está harto de eso, aunque no se lo ha dicho a nadie, yo lo puedo notar. Desde el inicio querías vengarte de él, y te desquitaste conmigo, luego, casi haces que lo castiguen por lo que hiciste en computación, llenaste su cabello de basura, casi haces que se ahogue, hiciste que Lila no lo dejara en paz en el cumpleaños de Marinette, y ¡esta última broma! Ya es demasiado.
—Adrien se sentía muy humillado— recalcó Chloé.
—Y para colmo de males, mi hermano con la justa sabe que es una broma, y no sabe reaccionar ante ellas, y en su… em… “irracional” cerebro le hizo eso a Luka. ¿Sabes cuánto sufrió cuando Marinette le dijo básicamente que no lo quería ni ver? Se pasó un montón de tiempo llorando, Olivie, ¡no lo había visto llorando así desde que nuestra madre se fue!
Olivie estaba impactada.
—Sus sentimientos por ella son reales, ¿sabes? Está enamorado, y lo necesita, porque no recibe mucho amor. ¡No sabes como nos trata nuestro padre! — le gritó Charlotte, al borde del llanto.
—Yo… sinceramente lo hice por mi amigo. Nunca lo había visto tan distraído por algo, mucho menos alguien, y… quería ayudarlo— reveló Olivie, apenada. —Pero si de verdad Agreste se la merece, pues… creo que Luka quisiera que Marinette sea feliz.
Agachó la mirada.
—Así que, chicas… ¿me perdonan?
Charlotte la miró.
—Si prometes no hacer algo así de nuevo. Pero creo que deberías disculparte también con Adrien.
—Lo haré, ¡se los prometo! — les dijo la chica.
—Entonces, ¿les parece bien si comenzamos de nuevo? — propuso Alya.
—Excelente. Mi nombre es Charlotte Agreste, hermana de Adrien, y fanática de los libros.
—Yo soy Alya Césaire, bloguera y aspirante a periodista.
—Yo soy Chloé Bourgeois, la hija del alcalde y la mejor amiga de Charlotte.
—Y yo soy Olivie Vereau, una chica que quiere ser sus amigas.
Las cuatro empezaron a reírse en voz baja.
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Boulangerie Pâtisserie Boris Lumé, 3:47 pm.
—Y, bueno… ¿cómo estás, Marinette? — le preguntó Adrien al llegar al lugar.
—¿Es en serio? ¿Tienes una buena oportunidad, y la desaprovechas? — se dijo Adrien.
—Em, ¿yo? Ehh… pues… bien estoy muy, digo, estoy muy bien. ¿Y…?
—¿Van a ordenar algo? — preguntó un mesero al acercarse.
—Sí claro— dijo Adrien, — ¿Qué deseas, Marinette?
—Emm…— miró la lista de alimentos. —Un éclair para mí, por favor.
—¿Y de beber, señorita? — preguntó el mesero.
—Un chocolate caliente.
—Pediré lo mismo que la señorita— dijo Adrien, que la comida no era su prioridad en ese momento.
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10 minutos después
—Bueno, aquí están sus órdenes— dijo el mesero, aproximándose a su mesa.
—Muchas gracias— le dijo Marinette, y cogió su vaso de cartón de chocolate caliente, uno parecido al que había visto alguna vez en Starbucks.
Tomó un poco del vaso, y al dejarlo en la mesa, se dio cuenta de algo.
Tenía algo escrito.
Marinette acercó más el vaso y leyó lo que decía.
¿Quieres ser mi novia?
Marinette enrojeció hasta la punta de sus orejas, y alzó la mirada, buscando a la de Adrien.
Adrien se rascó la cabeza nerviosamente, con un sonrojo en las mejillas.
—He notado que desde ayer tartamudeas cuando estás conmigo— le dijo, —y si es porque te sientes incomodada con mi presencia, no tienes que aceptar…
—¡Oh, Adrien! — exclamó la chica con una gran sonrisa. —Yo solo estaba tartamudeando porque creo… qu…que… meheenamoradodeti.
—¿Qué dijiste? — le preguntó Adrien con una sonrisa socarrona.
—Que… ¡ay, no te burles! — le dijo Marinette al ver su sonrisa pícara. —Me gustas, Adrien, y-y si no… no te sientes igual pues…
—¿Bromeas? Marinette, eres una de las personas más fantásticas que conozco. Eres amable, gentil, honesta, honrada, valiente, inteligente… eres como una Ladybug pero en la vida real. Marinette, yo… estoy enamorado de ti.
Marinette se sonrojó más.
—Así que, todavía no has respondido a mi pregunta…— le dijo Adrien.
Respiró hondo.
—Marinette Dupain-Cheng, ¿quieres ser mi novia?
Marinette dejó su vaso a un costado y se abalanzó hacia Adrien, dándole un gran abrazo.
—Sí, Adrien, ¡claro que sí!
Las personas que se encontraban en la pequeña panadería, junto con los meseros, se pusieron a aplaudir.
—Entonces, ¿aceptas, milady? — inquirió el muchacho.
—Creo que ya lo tienes claro, chaton— le dijo la chica.
Se besaron.
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Nota: La pastelería Boris Lume es la que inspiró a la panadería Dupain-Cheng.
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