«A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia».
Mi mamá me dijo un día: “Si te gusta alguien hijo, no vayas tan rápido, ve despacio, no te apresures, para todo hay tiempo. No enamores como ahora, hazlo a la antigua, con chocolates y flores, con idas al parque, con sorpresas inesperadas, sin regalos caros. No seas celoso, sé comprensivo, no te enojes, entiéndela, todos tenemos problemas, y te aseguro, que ella no será la excepción. No la trates mal, no juegues con ella, sé un caballero, protegela cuando lo necesite, hazla sentir segura cuando se sienta insegura, cuando este en sus días, abrázala y llénala de mimos, si quiere llorar, dale motivos para sonreir, pero sobre todo, si de verdad te gusta, hazla sentir tan tuya, y siéntete tan de ella, para que a pesar de todas las adversidades que se les presente, nada los separe.”
Mi mamá siempre me decía: “Si no tienes nada amable que decir, no digas nada.” Y algunas personas se preguntan por qué soy tan callado cuando estoy con ellos