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Ray Chen performs the Korngold Violin

Es el primer te amo,

que nace temblando de sus labios,

como un secreto

que al fin se atreve a volar.

Son sus manos

buscando las tuyas con miedo y fe,

como si el mundo se calmara

solo al tocarte.

Son sus ojos llenos de amor,

mirándote como si fueras

la única razón por la que existe la música.

Así te ama:

con ternura,

con deseo,

con una devoción pura

y suave como la luz al amanecer.

Y cada nota

cada nota te besa

como si el violín supiera tu nombre,

y por fin entiendes

que nunca has estado más a salvo

que en este amor.

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Nocturne Op. 9 No. 2. No se toca, se confiesa.

No es música para el mundo,

es para quien escucha con los ojos cerrados.

Habla de lo que no se dijo,

de lo que se sintió demasiado.

Una ternura callada,

una despedida suave,

como si el alma susurrara:

“todavía estoy aquí”.

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"The Swan" forma parte de la suite "El carnaval de los animales", y es, sin duda, su pieza más conocida.

No busca impresionar con ritmos acelerados ni colores brillantes. Muestra la belleza que se desvanece: la del cisne deslizándose suave sobre el agua, la elegancia que no necesita ser nombrada, la calma de algo que sabe que no es eterno. Es efímero. Y por eso conmueve.

Es la paz antes del adiós. El adiós más hermoso que puede darse.

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Alejandra Pizarnik, Diarios.

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El concierto para violín de Sibelius transmite una belleza helada, melancólica y apasionada. Es un grito del alma entre la soledad del invierno, donde cada nota parece buscar consuelo en medio de la fría oscuridad.