“He construido un jardín” Diana Bellessi
He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar con el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.
Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo
atisba las dos orillas, no hay nada, más
que los gestos precisos
dejarse ir para cuidarlo
y ser, el jardín.
Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte
hablando en perfecto y distanciado castellano.
Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía
que te allega, a la orilla lejana de la muerte.
Ahora la lengua puede desatarse para hablar.
Ella que nunca pudo el escalpelo del horror
provista de herramientas para hacer, maravilloso
de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido.
Tener un jardín, es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida. Flores, semillas y
plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay
poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una
tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caída anuncia
en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir
sin sueño del sujeto cuando muere, mientras
la especie que lo contiene no cesa de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano que recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín. Pero hacer
gestos correctos en el lugar errado,
disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia como
cielo azul oscuro contra la pena. Gota
regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas
a la orilla más lejana. I wish you
were here amor, pero sos, jardinera y no
jardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero.
13 notes
·
View notes
“He construido un jardín”, amar y ver morir
Un análisis literario de “He construido un jardín”, poema de Diana Bellessi.
Un jardín es una parte de terreno donde, con la función de transformarlo en acogedor y de proporcionar aire y sol a sus habitantes, se cultivan distintas plantas. Así, uno cuida y mantiene su jardín para que este le dé felicidad.
En este poema, el yo poético nos relata:
“He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar con el reflejo del espejo
y no con quién se mira en él.”
De esta forma, el yo poético nos relata que construyó felicidad en donde no debía hacerlo. Sin embargo, sus modos fueron los correctos pues menciona, al hablar del jardín y al hablar del espejo, que la acción era la indicada mas, el destinatario, no lo era. Esto, si lo ponemos en términos de ‘acción correcta, lugar errado’, no puede provocar algo distinto al fracaso, que también genera frustración.
“He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.”
Hemos establecido que, construir un jardín, era con el objetivo de obtener felicidad mientras se está en él. La belleza del jardín contribuye proporcionalmente a nuestra felicidad. Resulta notable que Diana utilice la preposición ‘en’, al pronunciar “codo a codo en la belleza” ,porque esto significa que el yo poético se halla codo a codo con alguien que no es la belleza puesto que habla de esta última como una locación. Está en la belleza, no con la belleza, y eso, hace una gran diferencia.
Luego, se nos dice que habla del comportamiento de la muerte, siempre muda, silenciosa, pero activa, presente. Aquí es donde descubrimos, que ese alguien en quien invierte tiempo, con quien yace en la belleza, es, nada más y nada menos, que la muerte. Es esta última quien le aconseja que abandone su equipaje frente a la visión de dos orillas y, además, le advierte que cuide lo que pierde; Aclarándole que, aquello que perdería es: “La sola compañía que te allega, a la orilla lejana de la muerte”. En otras palabras, si deja su equipaje, si abandona lo que la retiene en ese jardín, perderá toda la compañía que tiene, a pesar de que esa compañía la acerque cada vez más a la orilla de la muerte.
En consecuencia, si una orilla de las dos mencionadas fue nombrada como la muerte, la otra debe pertenecerle a la vida. De este modo, el yo poético se halla en una clara encrucijada: la vida o la muerte. Más en profundidad, abandonar aquello que le hace mal y lo acerca a la muerte, pero perder su jardín, en pos de ser feliz y ser jardín de nuevo.
Pero, ¿Qué es eso que lo acerca a la muerte? Analicemos el siguiente fragmento:
“Solo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido.”
En definitiva, el martirio solamente es sostenible en el tiempo si hay algo que haga que valga la pena. Un vínculo amoroso que lastime solo puede perdurar si hay amor. Es por esto que yo creo que ‘el jardín’ en este poema simboliza al amor puesto que el amor se cultiva, se ve crecer, se ve morir y renacer. Un jardín, un amor, no puede cuidarse solo, necesita de más de uno. Es por esto mismo, que resulta triste que los gestos amorosos o cariñosos del yo poético no sean recíprocos. No hay reflejo en el espejo, el amor va pero no vuelve y eso mata el alma, y ese amor.
“Tener un jardín, es dejarse tener por él y su eterno movimiento de partida.”
Amar es entregarse, es estar vulnerable, es tener fé en un otro y su amor. Por lo tanto, es esa falta de reciprocidad la que inclina al vínculo a morir. Para profundizar sobre esto, el yo poético expresa lo siguiente:
“El jardín exige a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín.”
Las expresiones del amor pueden lastimar y, es por eso, que el jardín pide a su jardinera verlo morir. Ambos extremos del amor matan, el que solo poda, y el que solo puede ser podado. El yo poético, el amante, pide a su amado que lo ame a su manera, pero sus modos lo lastiman, lo matan.
El poema termina de la siguiente manera:
“I wish you were here amor, pero sos jardinera y no jardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero.”
En línea con lo dicho, ser jardinera es un componente de tener un jardín o ser uno. Ambas cosas van de la mano, el jardín le retribuye a la jardinera, que lo poda y lo cuida, siendo jardín, amando, siendo bello. Ambas partes deben ser, al mismo tiempo, jardín y jardinera. De esta manera. si el objeto de amor es jardinera, pero no jardín; quiere decir que no lo ama al yo poético, solo se encarga de podar, recortar y vivir del amor del otro.
Aún así, la acción de desenterrar algo, implica que ese algo estaba allí en primer lugar. Es por esto, que podemos decir que el amor del protagonista parecía ser reciproco y, de hecho, lo parece a simple vista, pero no lo es, puesto que su amado lo quitó de su jardín, lo privó de su amor, le permitió verlo, ilusionarse, para luego quitarlo, y ver el vínculo morir lentamente.
Previamente, se hablaba de como la muerte le aconsejaba al amante que deje su equipaje, que se vaya; la pregunta es, entonces, quién morirá primero: el amante, de tristeza, o el vínculo.
1 note
·
View note
He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado,
no de error, sino de lugar otro (...)
Diana Bellessi
seré la otra anclando el cuerpo en esta
el patio trasero de lo propio las ventanas entreabiertas
yo abriendo una puerta que de cerca es el dibujo
de una puerta trazada por alguien que se me parece
la ilusión de los mapas que sólo son habitables por el silencio
y por las manos que los dibujan y se aquietan
cuál será el gesto preciso o de dónde vendrán los jardines
quién será capaz alguna vez
la primera piedra fue lanzada por alguien que ya nadie recuerda
la imagen de los árboles quemándose la otra corriendo
el fuego de los márgenes y lo oblicuo haciéndose curvo
correr es devolverse dice una voz que buscarse entre la maleza
dice los gestos vacíos no hay espacio dice acá no
lo otro es simplemente una palabra desarmándose
el eco de algo que tuvo sentido alguna vez quién
será capaz de caminar hacia el bosque sin desviarse
con el sonido de los pasos de lo negro que viene detrás quién
hará del jardín lo propio desde adentro armándose entre la ceniza
el viento levantando la tierra una mujer extranjera se voltea
alguien llama esta puerta es sólo un trazo nada más que un esbozo
de árboles ardiendo un montón de escombros a la distancia
.
la otra es esta que se encarna en los márgenes corriendo dejaré la ciudad la enredadera de sal que engendraste en mí/ cuerpo oscuro semilla tuya anunciando una música opaca/ los recuerdos que dejaste se arrastran trepando la cama entrometen sus manos/ puedo acabar con tu voz puedo hacer de tu lengua una línea minúscula trazo borrándote con la punta de los dedos
- Julieta Marchant, de Urdimbre,
Ediciones Inubicalistas, 2009.
- Katrien de Blauwer, He loves me not.
33 notes
·
View notes
He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar con el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.
Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo
atisba las dos orillas, no hay nada, más
que los gestos precisos –dejarse ir– para cuidarlo
y ser, el jardín.
Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte
hablando en perfecto y distanciado castellano.
Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía
que te allega, a la orilla lejana de la muerte.
Ahora la lengua puede desatarse para hablar.
Ella que nunca pudo el escalpelo del horror
provista de herramientas para hacer, maravilloso
de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido.
Tener un jardín es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida. Flores, semillas y
plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay
poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una
tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caída anuncia
en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir
sin sueño del sujeto cuando muere mientras
la especie que lo contiene no cesa de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano que recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín. Pero hacer
gestos correctos en el lugar errado
disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia como
cielo azul oscuro contra la pena. Gota
regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas
a la orilla más lejana. I wish you
were here amor, pero sos jardinera y no
jardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero.
Diana Bellessi
0 notes
"Creo que parte del esfuerzo que podemos hacer entre todas las mujeres es trabajar en red, generar más espacios de diálogo y conversación, colaborar e invertir energía en alentar el proyecto individual de la otra o buscar y compartir nuestro trabajo de manera colaborativa." Propone Eugenia Mello. En sintonía, hoy presentamos su tercera ilustración en la Galería de Cosas -Dekalb ave-, que junto a las palabras de Úrsula Le Guin, traducidas por la gran poeta santafesina Diana Bellessi, se compone como un homenaje.
Mi gente
En mi país las lanzan por debajo
para que las pelotas vuelen como burbujas o pájaros
antes de descender a quien las ataja.
De huesos delicados, caderas anchas,
llevan a los niños
por un rato en sus panzas
antes de cargarlos en los brazos.
Es la costumbre de mi gente.
En años de grandes ceremonias
celebran con la ofrenda de la leche
y se liberan con la pérdida de sangre.
Son expertas en su generación.
Pocas, ni siquiera las más sabias,
tienen dinero o un gran nombre,
pero es gente admirable.
Aun después de larga servidumbre
en países extraños,
se reconocen; estrechan sus manos,
se besan, cantan sus canciones juntas,
las voces suaves alzándose más fuertes:
canciones de amor, canciones de libertad,
canciones que hablan de lanzar y atajar,
de cargar, criar y enterrar,
canciones de las que sólo mi gente
conoce todas las palabras.
Acá pueden ver más del trabajo de Eugenia: http://closerandcloser.co/eugenia-mello/
También, si lo desean, pasarse por el blog de la Galería de cosas que lleva presentadas más de 170 ilustraciones: https://galeriadecosasinvisibles.tumblr.com/
¡Tengan hermoso fin de semana!
1 note
·
View note