Tumgik
#Filmar
let me be the portable heater
that you'll get cold without
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mhb-oficial · 7 months
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🇲🇽 Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado.
- Stanley Kubrick
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orbesargentina · 1 year
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Israel declara ilegal filmar tropas israelíes que cometen crímenes de guerra https://bit.ly/3EUsKE4
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filmar-me · 8 months
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... altre priorità nei prossimi giorni:
- continua a studiare per scuola guida
- continua a studiare per il concorso
- riprendi a scrivere il racconto "Il Regno dei Diari Segreti" ... sì lo so ti sei complicata la cose con quel capitolo ma pensa una volta finito di scriverlo quanto ti sentirai soddisfatta
- prepara la base musicale per la canzone Sanremese e pian piano inizia a registrarla
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keepingchrometabs · 2 years
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Starting Noirvember with this banger
Chicken Police - The Wild Gentlemen - (2020)
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tusojosantes · 2 months
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buscandoelparaiso · 11 months
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ok chi aveva "sempre al tuo fianco contro tutti e tutto" nella schedina sandro- juliette?
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nayarette · 1 year
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"SELLING: the project of a machine for filming dreams (black and white or color) with sound, brand Bruscky. Watch your dreams during breakfast. Inventor Paulo Bruscky CP 850 - Recife - Pernanbuco."
Old brasilin newspaper advertising
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margaretsjuende · 1 year
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12.05.2023 - Åpen framtid
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rehnholm · 2 years
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I avsnitt 24 berättar jag om rum och platser från min barndom som jag har låtit mig omslutas av och som jag har många minnen ifrån. I min konst har jag sen återvänt till några av dessa platser för att återta mina minnen och med en vuxens alla sinnen, se på dessa platser på ett nytt sätt. En plats som jag besökte under hela min uppväxt var min mormor och morfars lägenhet i Göteborg. När jag var 32 år besökte jag lägenheten för sista gången. Jag passade då på att fotografera de olika rummen för att kunna bevara alla minnen från min uppväxt, som jag så starkt förknippar med just denna lägenhet. Link in bio. #ulfrehnholm #podcast #ihuvudetpåenkonstnär #podd #svenskapoddar #fotograf #konstnär #filmare #rehnholm #photoart #inspiration #konstprojekt #rum #platser #minnen https://www.instagram.com/p/CpalkP1DQ9g/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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filmar-me · 9 months
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cip-ciop-bitch · 2 years
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cameraman dei soliti ignoti my abhorred
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fototimero · 2 years
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Clip Botez 2022 - Darya Maria
Bucurați-vă de o experiență emoționantă cu clipul complet al botezului Darya Maria! A fost unul dintre cele mai frumoase botezuri. Enjoy! 
https://www.youtube.com/watch?v=4RbDSqa4Brk
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jaquemuses · 8 months
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𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ excuses
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pairing: actor!enzo x actress!r
sinopsis: Enzo y vos estan teniendo dificultades para filmar una de las escenas en su nueva pelicula, por lo que una noche se aparece en tu puerta con la excusa de practicar.
contenido: SMUT !! insultos, thigh-riding, creampie, p en v, sexo sin condon, diferencia de edad (reader 22 y enzo 34), mirror sex, un poquito de breeding kink, reader es un poco innocente (kinda) smut con plot
word count: 5.3k me re inspire sepan disculpar
a/n: holis !! primero que nada PERDON por tardar tanto, soy bastante perfeccionista y cada vez que decia que iba a subir el fic no me convencia como quedaba, pero me parece que ahora esta bastante decente, espero que les guste, me inspire en tres reqs que me mandaron asi que muchas gracias, sigan mandando !!!
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i.
"¡No, no, no, corten!" El director grito repetidamente, su creciente irritación coloreaba su voz por completo. "Chicos... Ya se los dije antes, pero..."
Te restregaste la cara con un suspiro, levantandote del regazo de Enzo, quien se masajeaba el puente de la nariz en una clara seña de agotamiento. "No veo chispa... no veo-"
"No veo pasión", terminaste la oracion de tu director, quien asintió con seriedad. Era la quinceava vez que estaban intentando repetir esta escena ese dia, el cansancio se hacia presente en el set, sin embargo todo el equipo seguia ahi, inalterable, esperando a que el director diera las ordenes para poder retirarse a descansar ya que, despues de todo, eran casi las doce de la noche.
"Les juro que esto es igual de agotador para mí como para ustedes.", continuó el con el guión entre las manos. "Necesito que quede bien. Simplemente imaginense que esta escena es la culminación de seis meses de espera entre los personajes. Seis meses de tabú, de tensión sexual implacable. Nada más que miradas en clase y breves caricias... se supone que estan al borde de la locura el uno por el otro, feroces el uno por el otro. Pero aca solo veo nervios e inexperiencia... Ustedes son profesionales, les pido por favor que se concentren... Cuanto antes se suelten mas rapido vamos a terminar."
Enzo y vos estaban rodando la primera escena de sexo de una película que relataba la enfermiza y prohibida relación amorosa entre una alumna de 18 años y su profesor quien era mucho mayor que ella. Bueno, no exactamente filmando —ya que no estaban llegando muy lejos con la escena.
Esto era dificil para los dos, simplemente no podían complacer a su director.
El papel ya de por si era increíblemente agotador, incluso sin contar el estrés extra de la escena de sexo: eran jornadas de rodaje de 15 horas, viviendo en el set en una ciudad lejos de tu casa, y la mitad de esas horas se dedicaban a filmar o practicar esta misma escena, tener a un director perfeccionista que se creia la reencarnacion de Kubrick no era facil.
El problema de la escena era su extensa duracion, y el director quería que se hiciera en una sola toma.
una. sola. toma.
Daniel era un director brillante, y tenía un amor incondicional por este proyecto y sus personajes que desearías que todos los directores tuvieran por el suyo, pero él era inflexible en que todo sea hecho a la perfección ya que en varias reuniones previas al rodaje hablo sobre como esta escena estaba destinada a ser la mas "icónica" de toda la película, porque era el quid de la cuestion, el punto de inflexion para los personajes, el punto de no retorno.
"Con todo respeto, Daniel..." empezaste "nunca me habia imaginado en un escenario así, y tampoco tengo experiencia en este tipo de situaciones. ¿A que te referis con que nos falta pasion?"
"Ese es tu trabajo: imaginar e interpretar". El director exigió. Obviamente frustrado con la situacion.
Justo antes de que pudieras retrucarlo, Enzo intervino con suavidad. "Creo que lo que ella quiere decir", dijo, viendo las venas de la frente del director casi por estallar "es que es difícil actuar porque no es una situacion que se viva cotidianamente. Es fácil actuar enamorado porque amor hay por todas partes, ¿no? Pero aca no tenemos mucho en lo que basarnos mas que en lo que podemos llegar a imaginarnos."
La mirada del director se turnaba rápidamente entre vos y enzo por un momento antes de suspirar cansado.
"Me vas a decir que nunca pensaste en alguien mas grande de esta manera?" te insistió, obviamente bromeando y tratando de aligerar el ambiente en el set.
Hiciste una pausa, y trataste de no mirar a Enzo, tu co-protagonista de unos treinta y tantos años.
Enzo habia sido casteado no solo por su impecable actuación sino que tambien por lo absolutamente precioso que era.
Su personaje era enfermizo y asqueroso, por eso sabias que el haberlo elegido a él era una decision calculada y previamente analizada. Querian que el publico bajara la guardia ante su belleza para poder darle un plot twist y que la inmoralidad del personaje los tomara por sorpresa mas tarde.
Estaba destinado a ser visto como un hombre encantador, guapo, totalmente fuera de los límites. El objeto de deseo completamente prohibido, la línea que tu personaje estaba desesperada por cruzar.
No era muy distinto en la vida real; la joven actriz inexperta que anhelaba pasar por alto las reglas sociales y expresar con total sinceridad su admiración por el actor de mediana edad con años de experiencia a sus espaldas.
No estabas enamorada ni nada, pero te deleitabas ante su presencia, despues de todo Enzo era todo lo contrario a su personaje; el mayor era paciente, amable y completamente comprensivo con tu falta de experiencia en el ambito cinematográfico, siempre te guiaba durante el rodaje y te daba tips para sobrevivir a un rodaje. Eran cosas basicas, tales como cuando podias quitarte el maquillaje y el vestuario o como pedir ciertas cosas en set y lenguaje especifico, todas las cosas que a él le hubiera gustado que alguien le diga cuando estaba empezando.
Siempre estaban esos tiempos libres en donde compartian risas sinceras y conversaciones tontas que nunca esperabas de un hombre tan imponente como Enzo, conversaciones en donde sus manos ásperas apenas rozaban tu cintura y su mirada recorria con atencion tu rostro y tu cuerpo, en donde su voz sonaba sensual y provocativa a pesar de que nada vulgar salia de su boca.
Enzo hacía que tus interiores palpitaran, con anticipacion especialmente cuando llegaba la hora de rodar las escenas más íntimas, y solo podías aferrarte a la fantasía de que él sintiera lo mismo.
Todavia te acordabas de la primera escena que hicieron juntos: en la película, sus personajes se encontraban después de clase para conversar sobre un examen desaprobado, el punto en donde comenzaria su atracción del uno por el otro. Enzo estaba presionado contra tu espalda, inclinándose sobre vos para mirar con insistencia el examen, con una de sus grandes manos agarrando tu hombro. El aire se sentía cargado, su cuerpo cálido, su voz baja haciéndote sentir mareada mientras recitaba sus líneas.
Te estremeciste al recordar el momento, y, volviendo a la realidad, respondiste a la pregunta del director con un enérgico asentimiento de cabeza.
El director soltó una risa ‐forzada- y golpeó suavemente el guion contra la palma de su mano. "Bien. Bueno, les parece si cortamos por hoy. Aprovechen este tiempo extra para imaginar, investigar, cualquier cosa, e intenten practicar la escena antes de mañana, ¿Si? La práctica hace al maestro."
Enzo y vos asintieron al unísono, intercambiándose una mirada que gritaba "que vamos a hacer?" antes de apartar la vista mutuamente y regresar a sus caravanas.
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Más tarde esa noche, estabas preparándote para irte a dormir, quitándote el pelo recién lavado de la toalla mientras veias el guión reposando sobre tu cama, la luz tenue te invitaba a relajarte, sin embargo un golpe en la puerta del trailer te saco del trance.
"Ahí va!!," exclamaste, mientras te ponías tus shorts de seda. Te percataste rapidamente de lo incómodo que podría ser ser vista en esos pijamas si el director o alguno de tus compañeros actores estaba detras de esa puerta, pero estabas demasiado cansada como para preocuparte.
Te importó, si, pero sin embargo, en vez de cambiarte cruzaste tus brazos de manera que estos estuvieran cubriendo tu pecho, el cual se encontraba ligeramente descubierto. Fue entonces cuando abriste la puerta y ahi, en los escalones, estaba tu compañero de reparto, Enzo.
Antes de hablar, te examinó de arriba a abajo, con sus oscuros ojos brillando detrás de un par de lentes de descanso, los cuales eran desconocidos para vos, no pudiste evitar pensar en lo lindos que le quedaban. "Uh, disculpame chiquita, ¿Te estabas por ir a dormir?" preguntó por lo bajo, su voz se escuchaba mas grave de lo normal. Ese tipo de apodos eran normales viniendo de Enzo, sin embargo hizo que tu piel se erizara, ¿O habia sido el frio aire del exterior? Sí, probablemente era eso.
Su mirada se paseo por tu cuerpo y se detuvo en la piel desnuda de tus piernas por unos segundos más, te moviste incómodamente, cruzando los tobillos en un intento pobre de esconderte. "Si... son casi las tres de la mañana En... ¿Pasó algo?" preguntaste con un tono un poco agresivo, un poco mas de lo que pretendías ser.
"Si ya se, disculpame", se corrigió, sacudiendo la cabeza y finalmente mirándote a los ojos. "Quería pasar antes... me quede pensando porque sé que esta escena nos está desconcertando, así que..." se interrumpió, levantando el guion que sostenía detrás de su espalda. "¿Estas muy cansada como para practicar un poco? Sino mañana temprano, no hay problema." Parpadeaste rápidamente ante la simple e inocente solicitud. Enzo estaba parado en tu puerta a las tres de la mañana preguntandote si podian ensayar. Solo un ensayo, no alguna travesura lasciva de última hora de las que te estabas imaginando. "Ah... sí, obvio, pasá que está frio.", asentiste entumecida, apartándote para dejarlo entrar.
Enzo asintio en forma de agradecimiento y te regalo una sonrisa, una vez dentro de la caravana se instaló en el borde de tu tocador, mirandote mientras cerrabas la puerta y te volteabas en su direccion. Se veia casual, tenia puestos unos joggings grises holgados y una camiseta blanca ajustada y desgastada.
Ya estaba todo predefinido en el guión, cada palabra que tenias que decir y cada acción que tenias que hacer, pero aún así. Decir y hacer cosas de esa índole después de las horas de trabajo parecia formar parte de una de tus fsntasias con el mayor. Sin embargo, te obligaste a despavilarte internamente -por segunda vez en menos de dos minutos-. Enzo había venido a ensayar la escena con intenciones profesionales y probablemente solo lo había hecho porque estaba cansado de que arruinaras la escena, despues de todo el podía hacer su parte magistralmente, y sabías que si hubiera estado acompañado por una actriz más experimentada, la filmación habría avanzado hace ya mucho tiempo. Caminaste temblorosamente hacia tu cama, acomodándote sentada como indiecito en la misma mientras lo veías hojear el guion; enzo levantó la vista y frunció el ceño con una sonrisa. "¿Qué estás haciendo ahí? Vení para aca", te indicó que te acercaras, casi como una orden sin embargo salil de su boca con amabilidad. "No tenemos un escritorio, así que podemos usar tu tocador. ¿Te parece?" Asentiste, mordiéndote el labio y obedeciendo nerviosamente a sus palabras. "¿Entonces, arrancamos desde el principio?" preguntaste, sintiendo de repente como tu voz y tus piernas se sentian débiles.
Sus ojos seguían fijos en el papel mientras respondía. "No, no creo que haga falta. La parte del sexo es lo único con lo que estamos teniendo problemas, ¿No?" Tragaste saliva, tu garganta estaba repentinamente seca.
"Sí, supongo que sí."
Con eso, Enzo termino de darle un último vistazo al guion antes de sumergirse en la escena.
Sus acciones ya eran familiares para vos ya que habian estado intentando filmar esta escena todos los días durante al menos tres dias. Su cuerpo se volvió hacia el tuyo, sus manos subieron a tu mandíbula y presionaron tu espalda ligeramente sobre la mesa. Te abrazó fuertemente y te hizo mirarlo, mientras recitaba sus líneas. Torpemente, hiciste lo mismo, recordando mal lo que necesitabas decir. "La puta madre, perdón, me puse nerviosa." dijiste de repente, apartándote de su contacto y suspirando. Él te dio una pequeña y cuidadosa sonrisa, rompiendo inmediatamente el personaje y dando un paso atrás del tocador. "No hay necesidad de ponerse nerviosa. La práctica hace al maestro, ¿te acordas?" Te burlaste de su cita al director.
"Sí, ya se... Es que no entiendo a qué se refiere con apasionado. Estoy tratando de ser una profesional al respecto, pero - pero nunca fui parte en una historia de amor de este tipo, me cuesta imaginarmelo..."
"No es muy raro igual viniendo de vos, es normal. Sos muy joven todavia, nena. Demasiado buena para este tipo de cosas... ¿No?" dijo, su mano subiendo a tu hombro, donde el tirante de tu pijama de seda se había resbalado, acariciándolo suavemente. Prácticamente te derretiste ante el apodo y cómo las yemas de sus dedos rozaban tu piel. Estabas tan cautivada que casi gemiste cuando se detuvo y levantó tu tirante caído, pero en cambio, tomaste en silencio el guion que se había caído sobre la mesa y encontraste una de las líneas, inhalando profundamente y preparándote para entrar en personaje.
Tu mano subió para tirar de la manga de la camisa de Enzo, según lo dictaba el guion. "Por favor", susurraste con la voz aguda de tu personaje, "Quiero que me toques."
"No, esto está mal... Soy tu profesor y..." respondió Enzo, rápidamente volviendo al personaje, el dorso de su mano rozando tu mejilla. "No te quiero romper el corazon."
Miraste a Enzo, las lagrimas nublaban tu vista, tal como lo indicaba el guión. "Por favor. Te necesito." Despues, una de tus temblorosas manos bajó por el pecho de Enzo mientras hablabas, tal como lo hacías en el set. "Pienso en vos todas las noches... Me mojé tanto el día que me regañaste enfrente de todos."
Escuchaste cómo a Enzo se le entrecortaba la respiracion.
No, Enzo no, su personaje, te recordaste a vos misma.
"Ay nena... Yo pienso en vos todos los dias, en clase, en mi casa...", gruñó despues de decir sus lineas.
Hasta ahora, todo bien, pensaste. No era incómodo y ya estaba siendo mucho mejor que las actuaciones mediocres que habías dado anteriormente. Continuaste inclinándote hacia Enzo, haciéndo que se siente en el tocador, esta era la parte de la escena a la que habían llegado antes de que el director les dijera que cortaran.
Esta vez, sin embargo, las acciones de Enzo difirieron de las que se suponía que tenia que realizar: en lugar de acariciar tu rostro, sus dedos bajaron por tus caderas, enviando escalofríos por tu espina dorsal.
"Te prometo que me voy a portar bien... Nunca le voy a contar a nadie...", recitaste, sintiendo calor en la cara mientras su mano se acercaba más a la curva de tu trasero. "Podes hacer lo que quieras conmigo".
La mirada de Enzo se oscureció recorriendo tus rasgos. No dijo su línea, y pensaste que se había perdido, por lo que retiraste tus manos de su cuerpo preocupada. "¿Enzo estás bien?"
Antes de que pudieras terminar tu oración, Enzo te agarró por el culo, cambiando sus lugares y colocándote en el borde del tocador.
"¡Enzo!" chillaste, era lo único que podías decir mientras procesabas lo que acababa de suceder. Tu mente divagaba en confusión - y anticipación - mientras él estaba de pie enfrente tuyo, con las piernas presionando a ambos lados de tus rodillas, su gran cuerpo atrapándote contra el tocador.
"Shh... un poquito de improvisacion nunca mató a nadie." musito en voz baja con su característico acento antes de que un guiño pícaro se dibujara en sus rasgos afilados.
Su mano luego acarició tu cabello, mientras que su otra mano subió a tu barbilla y te hizo mirar hacia arriba. "¿Todo lo que yo quiera?" murmuró, volviendo al guion.
Batiste las pestañas coquetamente. "Todo. Soy tuya".
Aca es donde pensabas que Enzo se detendría, porque después de tu línea venían los besos, los toques y las caricias intensas: todas las cosas que hasta ahora no habías filmado en absoluto, porque ni siquiera podías pronunciar el diálogo correctamente.
Pero en cambio, se inclinó y comenzó a besar vorazmente tu cuello, haciéndote jadear.
"¿Qué haces?"
"Seguime", exigió suavemente, "es todo parte de la escena, ¿te acordas?"
Parpadeaste aturdida, abriendo y cerrando la boca, incapaz de registrar un pensamiento o palabra coherente. Dijo que era parte de la escena, pero habías leído el guion, y sus dientes mordiendo ligeramente tu sensible piel no estaba escrito en ninguna parte.
Pero, te tragaste tus pensamientos y recitaste varias líneas más junto con las suyas. Sentias como su otra mano sostenia tu muslo tan fuerte que pensaste que podría dejar moretones, pars este entonces ya empezabas a creer que tal vez esto era una de esos sueños que tenias sobre el mayor, solo producto de tu imaginación.
Estabas siguiendo el guion, tal como él había dicho que harian, pero incluso así, era evidente lo sencillo que podria ser rendirte ante sus besos, después de todo, apenas te estabas reprimiendo para no entregarte por completo. Pero ¿cómo resistirse, con su hermoso rostro a escasos centímetros del tuyo? esa era la verdadera pregunta.
Actuando o no, estabas decidida a disfrutar cada minuto de esto.
Cuando una de sus manos comenzo a jugar con la cintura de tus diminutos shorts y sus labios succionaron levemente a piel de tu cuello -justo en ese punto-, no pudiste evitar el gemido que salió de tu boca.
Sin embargo, el ruido pareció asustarlo; lo sacudió, lo devolvió a la realidad, y tus sospechas se confirmaron cuando se apartó bruscamente de vos.
"Dios, perdon nena..." una mueca cubrió sus rasgos, mirándote de arriba abajo como si acabara de darse cuenta de lo que estaba haciendo. "No sé qué me pasó, yo... no tendria que haber venido tan tarde, perdón."
Lo miraste, tu cuerpo decepcionado por la falta de contacto, observándolo presionar sus labios rosados en una mueca conflictiva. "¿Qué - qué queres decir?"
Su mirada recorrió cada rasgo tuyo, tan intensamente que pensaste que estaba admirando tu rostro. "No puedo, no podemos. Sos mi compañera, sos... sos mas chica que yo y..."
"Entonces podemos parar. Si eso es lo que queres", murmuraste coqueta, levantando la mano para quitar un pequeño hilo de su delgada camisa. "Pero solo si lo decis, decime que no queres que esto siga." dijiste, peligrosamente cerca de sus labios.
Gruñó, mordiéndose el labio. "No me hagas esto. Por favor sabes que no puedo"
"Hacerte qué?" Inclinaste la cabeza hacia un lado mirandolo con ojos grandes, fingiendo inocencia.
"Provocarme asi, nena. Porque sabes que no te voy a decir que pares. Y porque lo haces sabiendo que no voy a poder controlarme", gruñó antes de darte un beso profundo y desesperado, bajandote del tocador y bajando los besos por tu pecho.
"Entonces no me lo pidas En." gemiste enredando tus dedos en su cabello, siguiendo cada movimiento suyo, derritiendote bajo su toque dominante. "Y cogeme de una vez."
Enzo jadeaba entre besos. "Decis todas esas cosas con esa boquita tan bonita... No sabes como me calentas."
Tus manos recorrían todo su cuerpo, te detuviste en el borde de su camiseta, levantando esta para quitarsela, Enzo se separo y se deshizo de la prenda el mismo. Estabas desesperada por sentirlo. Y él tenía pensamientos similares, sus largos dedos se sumergieron en tus pantalones de seda y acariciaron tu intimidad por encima de la tela de tu ropa interior.
"Te necesito tanto, Enzo", jadeaste, y, despues de escuchar tus palabras, te quito desesperadamente los shorts y las bragas, haciéndote estremecer ante la repentina exposicion.
Acto seguido, se sentó en la silla de tu tocador y te agarró bruscamente por las caderas para colocarte sobre uno de sus muslos. La gruesa tela de sus pantalones de jogging, absorbiendo tu humedad como una esponja.
"Dale entonces", exigió sombríamente, "Mostrame cuánto me necesitas y movete".
Te mordiste el labio, la cara ardiendo de vergüenza ante la orden. Pero había una necesidad dolorosa en tu centro, y la forma en la que cruzó los brazos, mirando y esperando a que te frotaras en su pierna, hizo que te apretaras contra su muslo.
Tus manos se aferraron a sus hombros, y comenzaste a mover tus caderas de adelante hacia atras lentamente, la suave tela de sus pantalones haciendo mal trabajo para complacerte, apretaste tu cara contra su hombro, molesta por la falta de fricción.
"No puedo yo sola", te quejaste, "por favor".
Él sonrió socarrón. "Dijiste que me necesitabas y ahora no te podes ni mover? Mira que vende humo que sos, hermosa.". Entonces, de repente movio su pierna hacia arriba haciendo que un gritito saliera de tu boca.
No habia nada que necesitaras mas que enzo adentro tuyo, pero ahi estabas, frotandote pateticamente en su muslo hasta que el te permitiera hacer otra cosa. Obedeciste con resignacion, comenzando a establecer un ritmo constante en tus caderas aumentando el calor en tu interior clavando tus uñas en sus hombros, buscando algo que sea tu cable a tierra ante el placer que te estabas inflingiendo.
Tus caderas se movian vigorosamente contra el muslo del mayor cada vez más fuerte, cada vez de una forma más necesitada, sintiendo la presión en tu coño crecer cada vez mas y más haciendo que te muevas desenfrenada.
"Enzo por favor... por favor te lo pido" hiciste una pausa al sentir una de las manos del mayor posicionarse en tu mejilla, acariciandola lentamente. "No puedo mas... te necesito adentro."
¿Te estas escuchando chiquita?" Preguntó, uno de sus dedos tomo tu barbilla, inclinandola hacia arriba para que lo miraras, acto seguido metio dos dedos dentro de tu boca abruptamente.
"¿Te das cuenta de lo necesitada que te escuchas? ¿De lo duro que me pone saber que estas asi... solo por mi y que todavia no te haya tocado ni un pelo?"
Asentiste extasiada mientras pasabas tu lengua por al rededor de sus gruesos dedos, pero en realidad no estabas prestando atención: estabas cerca de tu orgasmo a tan solo unos segundos de liberarte de toda esa presion en tu estomago que te estaba volviendo loca, tus caderas desincronizadas, buscando el alivio... "Basta."
Escuchaste la voz de Enzo cargada de deseo mientras posicionaba su otra mano en tus caderas, deteniendo la fricción. Lloriqueaste ante la perdida de tu climax, era casi como si te lo hiciera a proposito. El pelinegro se levanto y te giró, manteniendote presionada a su cuerpo con una mano en tu cintura y la otra todavia empujando sus dedos dentro de tu boca, quedaron de tal manera que tu cuerpo estaba mirando hacia el espejo de tu tocador, la vista de ambos siendo reflejada ante tus ojos, sin embargo no pudiste prestar mucha atencion a eso. La mirada de enzo bajo hacia sus pantalones, viendo la mancha que habias dejado en la zona del muslo "Mira como me enchastraste los pantalones, ¿Mh?" Musitó contra tu oido.
No respondiste, o mas bien no pudiste responder, ahora tus muslos estaban siendo presionados entre si, buscando la mas minima fricción entre ellos mientras te mordias el labio en un intento de ocultar los quejidos necesitados que amenazaban con salir de tus labios hinchados.
Él se dio cuenta de esto, sin embargo, en vez de hacer algo solamente sonrió y rápidamente presiono tu estomago contra la mesa que yacia enfrente de ambos, sus dedos salieron de tu boca y sostuvieron tu cara, obligandote a mirarte al espejo por primera vez desde que habias salido de la ducha, tus ojos estaban entreabiertos pero tus pupilas se encontraban dilatadas, tus labios rosados y humedos por la saliva, tu ceño ligeramente fruncido.
Te veias absolutamente destrozada, fue entonces cuando sentiste cómo Enzo alineaba la gruesa punta de su polla contra tu entrada, el momento en el que se deshizo de sus pantalones habia sido algo que te habia pasado desapercibido al estar tan absorta en tu expresion siendo reflejada en el espejo. Cerraste los ojos con anticipacion.
Y de repente, tomaste plena conciencia de la situación: te habías entregado por completo a tu compañero de reparto, quien era 12 años mas grande. Y ahora él sabía que no eras solo una talentosa aspirante a actriz, sino simplemente una chica desesperada y rogando por ser follada.
"Ey, ey, ey, no" dijo rapidamente, "abri los ojos y acordate de tus expresiones. Te va a servir para la escena". Gemiste sin poder evitarlo, obedenciendo a sus ordenes y abriendo los ojos mientras él introducía lentamente su miembro entre tus pliegues.
"E-En, Dios!", exclamaste cuando finalmente se adentró por completo. Te sentías tan llena, tus paredes estirandose hasta el límite para poder tomar su polla tan profundo que sus testículos rozaban tu clítoris.
"Dios, chiquita... Mira lo mojadita que estas, me vas a matar", comentó casi sin aliento desde atras, su expresion mlstraba lo extasiado que se sentia. Tus jugos facilitaban su entrada rápida, aunque su miembro seguía siendo una intrusión ajena para tu inexperiencia íntima. Eras joven y nunca habías sido del tipo de estar cogiendo por ahi- o al menos no tan intensamente como ahora.
Te contrajiste alrededor suyo, un gemido escapando de su boca debido a la presión en su miembro. Enzo comenzo a empujarse adentro tuyo con un ritmo moderado, haciendo que tu cuerpo presionado contra la mesa se moviera de adelante hacia atras, el tocador rechinaba ante la abrupta sacudida y tus labios se separaron ligeramente para dejar salir un dulce gemido.
Habías estado enfocada en su rostro en el espejo, te encantaba ver su ceño fruncido, como su cabello se pegaba a su frente, producto de su traspiracion, su boca levemente abierta, y como sus cachetes se volvian cada vez mas colorados, sin embargo la mano de enzo se enredó en tu cabello tomandote de sorpresa, agarrando un puñado y levantando tu cabeza para hacer que tu atencion vuelva a tu cara. "Te dije que te mires, nena" dijo con seguridad mientras sus caderas chocaban contra tu culo haciendo que la caravana se inunde en ese sonido acompañado de tus gemidos. "Mirate y aprende como tenes que actuar ante la cámara."
Su otra mano se posicionó en tus caderas, apretandola con fuerza mientras sus embestidas se volvian cada vez mas erraticas.
En cualquier otra situacion ya hubieras objetado por el repentino cambio de velocidad ya que apenas habías tenido tiempo para acostumbrarte a su largo miembro. Sin embargo, tu calentura era aún más intensa que antes, si eso era posible.
Tu boca estaba entreabierta, tu lengua afuera y estabas jadeando y gimiendo como si fueras un perro; tus ojos se ponian en blanco con cada fuerte embestida, y habia saliva cayendo por tu barbilla, sentias como Enzo te sacudía contra el pobre tocador y como estimulaba cada parte dentro tuyo. Los sonidos que emitías no hacían nada más que aumentar tu vergüenza, eran gemidos ininteligibles y quejidos necesitados, jamas pensaste en mostrarte asi adelante de un hombre, pero el simple hecho de ver lo grande que era a comparación de tu cuerpo y como te podia manejar a su antojo te excitaba de sobremanera.
Y sin duda los doce años de diferencia formaban parte de esa excitacion.
"¿Hace cuanto que necesitabas que te cogiera asi? ¿Te pensas que no me daba cuenta de lo desesperada que estabas? cuando te presionabas contra mi mientras filmabamos y como tus manos tocaban de mas... No perdias el tiempo vos tampoco preciosa.", se burló.
"Desde siempre En..."susurraste, con entusiasmo, apenas capaz de comprender lo que estabas haciendo con el placer que te envolvía y nublaba tus sentidos. "Dios me cojes ta-tan bien... No pares por dios que rico" Tu espalda se arqueaba hacia él, tus paredes tomaban su miembro con desesperacion experimentando un extasis casi desgarrador con cada embestida. Tus gemidos eran cada vez mas incoherentes, cada vez mas fuertes.
"Dios, mirate como gritas por mi, chiquita... ¿Queres que te coja y que mañana todos se enteren de lo desesperada que estas por mi pija? Mirate, mirate lo patetica que te ves, te encanta que te coja fuerte ¿O no?", murmuró, inclinándose para dar un beso en tu mejilla; dulce y encantador, una clara contradicción con sus embestidas freneticas y las palabras degradantes.
Gimiste ante sus palabras, pero sabías que eran ciertas: nunca te habías visto siendo penetrada ya que estabas ocupada, bueno, siendo penetrada. Ver tu reflejo en el espejo de esta manera te tenía inesperadamente más excitada que antes. Había algo en ello, tu rostro contorsionándose del placer, las manos de Enzo serpenteando por tu cuerpo mientras seguía embistiendote desde atras.
Era como ver tu propia pelicula porno, pensaste de pasada, y te preguntaste como seria grabaras a vos misma. Y si tenias suerte, con enzo.
Su otra mano se deslizó hacia tu coño, separando tus pliegues para poder ver cómo su miembro desaparecia en tu interiores. "Por dios mira como me tomas... Viviría adentro tuyo", gruñó, inclinando la cabeza hacia atrás, entregándose al placer.
El orgasmo que sentias venir no era como el que tuviste al restregarte contra su muslo, no, venía más rápido, haciéndote temblar debajo de su gran cuerpo.
"Enzo... más rápido" exclamaste "m-más fuerte",
"Por favor", rogaste sin muchas esperanzas de una respuesta, "dale, Enzo, p-por favor". lloriqueaste ante su indiferencia.
Sin embargo y para tu sorpresa, ambas manos agarraron tus caderas para mantenerse firme. "Mira lo necesitada que estas, bebé", gruñó, empujándose más profundo y rápido, sintiendo cómo las paredes de tu cavidad se adaptaban a su nuevo ritmo. "Llorando por que te de mas fuerte, ¿Mh? ¿Asi te gusta? ¿Queres que te coja hasta dejarte sin poder caminar?"
Con esas palabras, tu climax llegó tan rápido como un tren de carga, golpeándote y sacudiendote, haciéndote gritar su nombre. Tu orgasmo te destrozó, tu visión se volvió blanca y tus pensamientos se pararon por completo. Apenas distinguiste el suave murmullo de Enzo, diciendo "Muy bien chiquita, aca estoy... tranquila" en tu oído, sosteniendote con sus fuertes brazos, evitando que te cayeras.
Cuando volviste en sí, tenías la cabeza baja, los ojos desorbitados y los labios hinchados. Enzo seguía moviéndose adentro tuyo, pero esta vez sus estocadas eran más entrecortadas, inestables y necesitadas.
"Acabame adentro", rogaste de repente, agarrándote de la superficie, tus piernas temblando, tu voz debil de tanto gritar.
"¿Si? ¿Queres que te llene to-toda?", titubeo entre gemidos, dando una última embestida antes de correrse en tu interior, podias sentir su miembro latiendo adentro tuyo. Estaba tan adentro que podías sentir cómo su semen entraba directamente en tu cuello uterino, no estabas preocupada, despues de todo estabas tomando anticonceptivas.
Pero tampoco te molestaria si no fuera asi.
Después de un momento, retiró su miembro, de tu coño y te alzó por la cintura para colocarte en el tocador y evitar que cayeras al suelo.
"Gracias", susurraste, mirándolo a través de tus pestañas. Luego mordiste tu labio al sentir como su semilla se deslizaba lentamente fuera de tu coño.
Él también se percató, y soltando un gemido satisfecho, abrio ligeramente tus piernas para recoger parte de su semen con el dedo, empujándolo nuevamente dentro de tu coño. "Te portaste tan bien, chiquita", dijo, volviendo a ser tierno, acariciando tu cabello, mimando tu frágil figura y mirandote profundamente.
Te derretiste ante sus delicadas acciones. "¿Es un buen momento para decir que me gustas?"
Enzo se rió con ternura. "Es un buen momento, si. Y vos también me gustas."
"Pero dijiste que era muy joven" le recordaste, pasando tu mano por su cabello ligeramente transpirado
Él suspiró, desviando la mirada nerviosamente por un momento antes de regresar a vos "Sí, porque es verdad, pero si a vos no te va a molestar verme con un baston en un par de años lo podemos hacer funcionar...", se encogió los hombros, reprimiendo una sonrisa.
No pudiste evitar la risa que broto desde lo mas profundo de tu pecho ante sus palabras tan fantasiosas y alejadas de la realidad "Ah, bueno no voy a tener mucho problema con eso, mientras que te sigan funcionando las caderas" dijiste con una sonrisa socarrona.
Antes de que pudiera terminar de abrir la boca para decir algun otro chiste malo, tus brazos se envolvieron al rededor de su cuello y lo empujaste hacia vos, uniendolos en un suave beso.
"Me gustas de gustar, en serio..." le dijiste en un susurro, mirandolo a los ojos con sinceridad, Enzo no podia creer lo brillantes que se veia tu mirada.
Sus manos se acercaron a tu rostro, sosteniéndote suavemente, su mirada demostrando todo su aprecio "Ya se, bebé, a mi tambien me gustas de gustar". Dijo con suavidad antes de presionar un pequeño beso en tu frente.
ii.
"¡Corten!" exclamó el director, y sentiste cómo tu corazón se detenia. Mierda, pensaste, con la mente acelerada, ¿qué salió mal esta vez? ¿Fue el beso o las manos en el pelo? Capaz no le gusto la forma en la que estaban encuadrados...
Sin embargo, el director se acercó a Enzo y a vos y soltó un grito de deleite para nada característico de su persona. "Perfecto", dijo simplemente, bordeando lo catatónico por lo satisfecho que estaba.
Tus hombros se relajaron con alivio, y te inclinaste hacia Enzo, quien sutilmente acariciaba tus muslos. "¿Ya terminamos?" preguntaste, sin aliento de la emoción.
El director asintió. "Fue increible, eléctrico, necesitado y apasionado, muy, muy apasionado", continuó con un suspiro, juntando las manos con fuerza. "Ustedes dos son de los actores más increíbles con los que he trabajado; tienen un talento asombroso, fueron tan convincentes que por un momento pense que realmente habian mantenido relaciones sexuales". dijo seguido de una carcajada
Sonreíste con satisfacción ante sus palabras, pero no sin echarle un vistazo a Enzo, compartiendo una mirada complice tratando de mantener tu expresión contenta y neutral, y no delatarte al recordar los eventos de la otra noche.
Mientras el director divagaba sobre la obra maestra que sería la película, Enzo te siguió fuera del set, murmurando bajito en tu oído, "Al final la práctica sí hace al maestro".
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froghazz · 10 months
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One way or another
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Avisos: Stalker, cnc, sadismo, possessividade, obsessão, manipulação, personagens de caráter duvidoso.
Onde Harry é um stalker obcecado por Louis e passa de todos limites para conseguir o que quer.
Harry estava vestido com um moletom, uma calça cintura baixa e um vans, tudo na cor preta. Em suas mãos, uma quantidade exagerada de anéis e escapando do capuz levantado, os cachos compridos e brilhosos. Sentado numa mesa de bar sozinho, tomando um bom vinho tinto enquanto observava pela tela do celular o tesla que controlava parando lentamente na frente do bar.
Abriu calmo o aplicativo Uber, chamando uma corrida para sua casa e sorrindo ao perceber seu pequeno plano se concretizando a frente de seus olhos, a corrida sendo aceita com menos de trinta segundos. Levantou displicente, saindo e vendo parado a porta o carro caríssimo que o daria a sua tão esperada carona. Abriu a porta do passageiro, se abaixando para olhar o homem tão nítido em seus sonhos.
- Boa noite, se importa se eu for na frente? – sorriu simpático, apertando mais forte a maçaneta.
- Boa noite, fique a vontade. – o motorista sorriu. – Eu só não sei se é uma boa ideia, meu carro simplesmente me trouxe até aqui e a corrida foi aceita sozinha, acho que a tecnologia não gosta muito de mim. – ele riu humorado, nervoso por algo sair errado e sua nota diminuir no aplicativo.
- Sem problemas. – Harry entrou no carro e fechou a porta, colocando o cinto de segurança e se ajeitando no banco. – Eu moro aqui perto de qualquer forma, só não me sinto confortável em passar pelas ruas escuras sozinho a essa hora da noite. – ele sorriu pequeno, virando a cabeça para olhar diretamente para o rosto do motorista.
- Está certo, tem tido muitos assaltos por aqui ultimamente. – concordou, vendo o garoto abaixar o capuz e quebrando o contato visual.
Talvez esse seja o homem mais bonito que vira na vida, sentindo-se constrangido com seus pensamentos sexuais que vieram como flashes em sua mente em questão de segundos.
- Harry, não é? – limpou a garganta. – Vamos ver. – ele adicionou o endereço no painel, vendo o carro rapidamente arrancar. – Acho que você deu sorte. – se referiu ao carro funcionando perfeitamente, diferente de minutos atrás.
- Sim. – Harry sorriu. – Vi no seu perfil que trabalha com programação e vídeos, do que se trata? – puxou assunto, agindo normalmente. Não porque estava de fato tranquilo, mas sim porque havia ensaiado cada uma de suas perguntas e respostas por semanas até que considerasse a conversa perfeita.
- É bem simples na verdade, sou pago pra filmar alguns vídeos pra uma empresa privada e os edito, direciono… sabe como é, um clássico emprego de alguém formado em cinema que ainda não conseguiu chance de fazer parte de um filme de Hollywood. – Louis riu fraco. – e você? Trabalha com algo interessante? – ele desviou o olhar para Harry, encantado com a maneira que os cabelos longos contrastavam tão bem com a mandíbula marcada e o olhar intenso, verde e brilhante. Se sentiu sem ar.
- Sou formado em TI, também trabalho para uma empresa privada. Nada demais. – deu de ombros. – Você é daqui mesmo? – umedeceu os lábios, engolindo o sorriso convencido que escorreria por seus lábios ao que reparou como o outro se mexia inquieto no banco o olhando.
- Sim, nascido e criado, me mudei a apenas alguns meses para Londres. Você também? – Perguntou, desviando o olhar para diminuir o ar condicionado, o carro quente demais para sua mente perturbada.
- Sim, tenho a vaga lembrança do seu rosto, acho que estudamos na mesma escola no ensino médio. Acho que tenho uma foto ridícula sua com os cabelos cheios de ovos no meu anuário. – Harry riu de seu constrangimento.
- Merda, é, provavelmente sou eu. – Louis riu. – Eu provavelmente não me lembro de você porque fiz minha mãe jogar o meu fora, odiava a minha foto daquele dia, mesmo que eu tenha certeza que está guardado e ela finge ter realmente se livrado dele.
- Eu não julgo, faria exatamente a mesma coisa. – ele riu, respirando fundo e fechando os olhos, sentindo o cheiro do perfume misturado com a fumaça de cigarro que emanava de Louis, sentindo a adrenalina no pé da barriga.
- Está tudo bem? – Louis verificou, percebendo a inquietude do outro.
- Sim, só um pouco cansado. Estou fazendo um trabalho grande e decisivo, se der certo vai mudar minha vida inteira de cabeça pra baixo do jeito que eu sonho desde moleque. Vou descobrir se deu certo ou não só quando chegar em casa. – ele abriu os olhos, os fixando nos azuis intensos que queimavam em si.
- Por isso estava no bar? – Louis sorriu empático.
- É, meio que isso. – correspondeu o sorriso, percebendo que estavam a duas quadras de sua casa. Lambeu os lábios nervoso, deixando que os olhos do outro se perdessem ali. – Talvez um beijo me fizesse relaxar um pouco antes de uma notícia tão grande. – sussurrou. – Não acha?
- Acho que sim. – Louis assentiu, vendo Harry soltar o cinto de segurança e se aproximar.
- Você pode me ajudar com isso, por favor? – Harry deslizou a mão pela coxa coberta, usando as pontinhas dos dedos para provocar sua virilha.
- Louis sorriu ladino, deslizando a mão pelo pescoço de Harry e entrelaçando os dedos nos cabelos de sua nuca, segurando firme antes de se aproximar lentamente, esfregando os lábios nos dele suavemente, lambendo-os antes de o beijar calorosamente, deslizando suas línguas uma na outra e gemendo rouco com os barulhos manhosos que saiam da boca do garoto desconhecido que arranhava sua ereção por cima da calça com as unhas pintadas de preto.
🎀
- Que porra?! – Louis acordou lentamente, percebendo rápido que estava com os pulsos amarrados atrás das costas, sentado numa cadeira no meio de um quarto cheio de telas de computadores, tentando se lembrar do que havia acontecido para que chegasse ali.
- Oi Lou, você acordou. – o garoto que havia beijado no carro retornou a sua mente, entendendo que ele o havia levado até ali. O homem apareceu a sua frente, vestido com um pijama de ursinhos fofos, um shortinho minúsculo com uma blusinha de alcinha fina que mostrava a barriga branquinha. Ele sorriu colocando os cachinhos atrás da orelha, se aproximando de si, o fazendo se debater na cadeira assustado. – Shh, não precisa ter medo. – Harry sorriu se aproximando, ficando entre as pernas dele e fazendo carinho em seus cabelos, o rosto do homem pertinho dos peitinhos marcados na blusinha fina. – Está tudo bem, eu só preciso conversar um pouco com você.
- Que merda que tá acontecendo? Porque caralhos você me trouxe aqui? Porra, eu ia transar com você, não precisava me sequestrar não caralho! – bufou.
- Na verdade eu precisava sim, loulou. Eu não quero que você seja meu por uma noite, você vai ser meu pro resto de nossas vidas. – ele sorriu com covinhas, se sentou em uma das coxas de Louis, apoiando um braço em seu ombro e o outro continuando a fazer carinho em seus cabelos, barba e no contorno de seu rosto.
- Você pode por favor me explicar que porra tá acontecendo? Você é maluco? – Louis tentou se afastar, recebendo um bico chateado de Harry que por algum motivo o fez ficar parado no lugar.
- Eu sou tão, tão apaixonado por você. Desde que eu te vi pela primeira vez eu sabia que você deveria ser meu e só meu, amor. Mas você nunca olhou pra mim. – Harry foi desfazendo o sorriso lentamente, se levantando indo até o computador principal, ligando inúmeros vídeos que apareciam simultaneamente em todas as telas. – Aqui. – Harry apontou pra um monitor. – Vê como você era lindo até com a barba rala de adolescente? – sorriu amoroso. – Está vendo aqui atrás? Sou eu. Apaixonado, vivendo e respirando por você. E o que você está fazendo nesse vídeo, Louis? – ele se virou, olhando diretamente nos olhos do homem amarrado.
- Saindo com uma garota da escola. – suspirou.
- Exatamente. Sabe como foi difícil te ver assim? Ver as outras tendo o que sempre me pertenceu? – Harry negou com a cabeça. – Foi horrível.
Louis observou o garoto cruzando os braços lentamente, como alguém que se encolhe em tristeza. Com os dedos limpou uma lágrima insistente, respirando fundo e apontando para outro monitor. Ali, ele acompanhava seu ex namorado ao seu baile de formatura, onde Harry também aparecia quietinho e quase que inexistente, o observando de longe, como se fosse sua sombra. Seu olhar foi pulando de monitor pra monitor, imagens suas ao longo de toda sua vida, em supermercados, farmácias, baladas, nas ruas. Em todos os lugares que já pisou, inclusive transando com outras pessoas em seu quarto ou dentro do seu carro.
- Como você conseguiu tudo isso? – perguntou engolindo em seco, sentindo suas palmas suando frio.
- Faço tudo que posso para te manter sempre seguro, loulou. Eu sei tudo sobre você, sei dos seus piores segredos, até os que nunca contou à ninguém. – Harry pausou os vídeos dos monitores. – Não quero que pense que sou perigoso, porque não sou. Sou apenas completamente apaixonado por você, por cada mísera célula do que você é. Eu sei que você rouba dinheiro da empresa do seu pai. Sei que seu tesla não foi comprado de forma legal, sei das suas pesquisas doentias pela deep web. Sei que já planejou esvaziar os cofres da empresa rival a qual você trabalha. Sei o que você faz pra viver e sei que você ama cada segundo do que faz. – Harry trocou os vídeos, em cada monitor um vídeo pornográfico que Louis já estrelou. Por cima de homens e mulheres, cada vídeo com um kink diferente que o outro possuía.
- Porra. – Louis quis morrer. – O que você quer de mim? – sabendo que era impossível negar qualquer uma das acusações, apenas decidiu se entregar naquele maldito jogo que Harry preparou.
- O seu amor. – Harry sorriu. – É tudo que eu sempre quis. Eu te observo a tantos anos, Lou. Eu sei tudo que você gosta, tudo que quer, tudo que almeja. Eu posso te dar tudo que quer, eu sou tudo que você sempre sonhou. – ele andou até Louis, se ajoelhando aos seus pés entre as pernas abertas.
- Não posso te amar, Harry. – Louis disse ríspido. – Eu nem te conheço.
- Não, Louis, você vai me amar. Você não precisa me conhecer, eu sou tudo que você sempre sonhou, porque eu moldei minha personalidade, minhas opiniões e minha aparência por você, só por você. Veja. – Harry puxou a blusinha minúscula de seu corpo, a tirando delicadamente. – Coloquei os piercings porque sei que você é fissurado neles. – ele circulou os próprios mamilos, brincando com as argolinhas prateadas neles. – Veja minhas tatuagens, todas elas complementam as suas, como deveria ser. Meu corpo inteiro é um templo pro senhor. Sei que posso engolir seu pau e levar ele até a garganta, segurando até que o ar se acabe em meus pulmões. Eu treinei pra te agradar, mas não se preocupe, nunca fiz nada com ninguém, me guardei só pra você. – ele sorriu como criança, levando as mãos até as coxas grossas de Louis. – Eu sou muito bom em tolerar a dor porque sei que você ama destruir as pessoas com quem transa. Consigo me abrir sem preparação e aguentar estocadas fortes e brutas, você nem imagina como isso é delicioso pra mim. – ele deitou a cabeça na coxa dele, observando a sua expressão excitada e o pau duro nas calças. – Eu nunca vou negar nada pra você, estou disposto a te deixar fazer o que quiser, me tratar da maneira que quiser, ser seu brinquedinho pra você se desestressar, seu buraquinho pra foder, sua putinha burra que nunca vai te questionar. Fui feito e moldado apenas pra você, pra te servir e obedecer. Não é isso que você quer, papai? Ter um bichinho que esteja disposto a sangrar por você? – Harry sorriu imenso, o pau de Louis fazendo um volume delicioso nas calças. – Posso te provar que sou digno de você, papai? – os olhos de Harry brilhavam para Louis.
- Você é insano, garoto. Completamente fodido da cabeça. – Louis engoliu em seco o observando montar em seu pé, abraçando sua perna e se esfregando em seu tênis como uma cadelinha. – Você me sequestrou e quer que eu seja capaz de te amar? Não era mais fácil me chamar pra entrar, me deixar te foder e pedir a porra do meu número de telefone? – Louis levantou o sapato, pressionando-o nos testículos cheios de Harry e tirando um gemido delicioso do garoto, manhoso e devoto. Seu pau pulsou.
- Talvez fosse mais fácil, sim. – Harry ofegou. – Mas eu não estaria sendo honesto com você. Eu nunca começaria algo feito em cima de uma mentira, eu sei como você odeia mentiras. – ele beijou o joelho de Louis por cima da calça, os olhinhos brilhando em pura aprovação, pedindo por permissão. – Você já foi traído, papai. Quero que saiba que eu jamais conseguiria olhar pra outra pessoa que não seja você. Eu respiro por você. Estou vivo por você.
Louis respirou fundo, olhando para todas as telas, se vendo foder aquelas dezenas de pessoas. Nada daquilo é real, eles imploravam e choravam por si por mero trabalho. O seu lado consciente brigava com seu corpo que fervia em necessidade de colocar Harry de quatro e fode-lo até que seu rabo ficasse inchado e dolorido e, suas lágrimas fossem intensas e ele implorasse, de verdade, gritando seu nome, para que parasse de machucá-lo.
- Abre a minha calça e chupa meu pau. – Disse por fim, vendo o sorriso infantil de Harry. – Faça direito, Harry. Se for bom o suficiente, vou foder seu rabo do jeito que você tanto implora. Se for uma merda, eu prometo que você só vai me ter nessa merda de sala, me vendo foder putas muito melhores que você. – mandou, vendo as mãos espertas abrindo seu zíper. – Me prove que é um bichinho perfeito pra mim. – Harry assentiu freneticamente, puxando sua calça e a cueca pra baixo. Ele subiu o quadril, deixando que ele tirasse suas roupas delicadamente, as dobrando e colocando delicadamente ao seu lado no chão. Tirou os tênis e as meias, se levantando e parando em frente a Louis. – Que demora, porra. – Louis bufou.
- Calma, papai. – Harry pediu, passando os dedos pelo elástico do shorts que vestia e o abaixando, deixando que Louis visse seu pau completamente duro e molhado.
- Você pinga como uma cadela. – Louis sentiu seu pau pulsar e respirou fundo inquieto, o pré gozo escorrendo em abundância por todo seu comprimento.
- Do jeito que você gosta, meu papai. – Harry sorriu orgulhoso de si, indo para trás de Louis e soltando suas mãos. – Papai não gosta de ficar preso. – Sussurrou em seu ouvido, deslizando suas mãos por todo seu peitoral, puxando a camiseta que ele usava e tirando de seu corpo.
- Louis foi ágil em segurar seu pulso com força, o puxando pra frente e o fazendo cair de joelhos a sua frente, o ouvindo grunhir de dor pela queda repentina.
- Acende um cigarro pra mim. – Mandou, assistindo Harry assentir e obedecer, pegando o maço no seu bolso da calça e o isqueiro, acendendo e entregando para si. – Bom garoto. – Ele tragou o cigarro. – Desliga essas merdas. – desviou o olhar pros monitores. – Os únicos gritos que eu quero ouvir são os seus. – Harry assentiu preparando-se para levantar e Louis apenas segurou em seus cabelos o fazendo cair novamente. – De quatro.
- Harry se pôs em mãos e joelhos, engatinhando até o cpu principal e o desligando, sabendo que Louis olhava sua bunda e seu cuzinho que se contraia em vontade de ser fodido. Voltou engatinhando, se ajoelhando novamente entre as pernas de Louis.
- Eu posso te chupar agora, papai? – pediu, vendo Louis assentir com o maxilar travado. – Obrigado. – sorriu, apoiando as mãos nas coxas agora nuas, esticando a língua pra fora e deixando sua saliva escorrer pela cabecinha inchada. Abriu a boca e sugou pra dentro, deixando o pré gozo tomar conta de todo seu paladar, gemendo e revirando os olhos com o gosto. Ele desceu a cabeça lentamente, as bochechas formando vincos até que os lábios estivessem deliciosamente esticados na base do pau e o nariz encostado em na pelve. Ergueu os olhos para Louis, observando-o gemer baixo e o olhando de cima, imponente e impaciente, do jeito que sempre quis ver. Subiu a cabeça e mamou a cabecinha com delicadeza, fazendo-o pingar pré gozo em sua língua e rosnar com o prazer, jogando a cabeça pra trás e apoiando a mão em sua cabeça, a empurrando pra baixo.
- Os dedos de Louis se enroscaram firmes machucando o couro cabeludo de Harry, o forçando a ficar com o pau abrindo sua garganta e os olhos arregalados brilhando em sua direção, precisando da aprovação dele. Louis parou de forçá-lo e ele o retirou da boca, masturbando seu comprimento e lambendo suas bolas, sugando uma de cada vez. Subiu a língua por todo ele, voltando a colocar inteiro na boca e passando a massagear suas bolas úmidas, fodendo sua própria garganta.
- Caralho. – Louis xingou, puxando a cabeça de Harry pra cima e o beijando rápido, esfregando suas línguas juntas e o ouvindo gemer manhoso apertando suas coxas. Se levantou, empurrando o pau pra boca macia e quente e passando a estocar contra, fodendo a garganta de Harry com força, uma mão firme em sua nuca e outra apertando dolorosamente sua garganta, sentindo seu pau sair e entrar com velocidade. – Que boca gostosa bichinho, porra. – gemeu, olhando Harry chorando e babando com as sobrancelhas juntas enquanto era usado. – Engole tudo, amor. – Ele pressionou o pau fundo, esporrando por toda a garganta pequena, estocando como se usasse seu rabo. O soltou, o vendo cair sentado no chão e respirar fundo, abrindo a boca e mostrando que havia obedecido como prometeu.
- Me leva pro seu quarto. – mandou.
- Sim, papai. – Harry disse rouco, fazendo Louis sorrir sádico. Esticou a mão para Louis que a segurou, seguindo Harry até as escadas. Eles subiram em silêncio, a casa toda em paredes de vidro, só então Louis sendo capaz de perceber que se tratava de uma cobertura no centro, da sala era possível ver doncaster inteira. Seguindo Harry, foram até a segunda porta do corredor. Entraram e Louis parou a porta, observando o quarto inteiro repleto de quadros com fotos suas. Na mesa cabeceira, uma foto dele e de Harry recortadas e coladas juntos, como um casal.
- Você é tão doente. – Louis o puxou por trás, pressionando a bunda redonda e branquinha no seu pau que começava a endurecer. – Insano. – Subiu as mãos por todo tronco do garoto, apertando seus peitinhos e circulando os mamilos, puxando os piercings de leve e ouvindo o gemido delicioso que Harry lhe entregou, tombando a cabeça em seu ombro.
- Doente por você. – afirmou, esfregando a bunda no seu pau, o sentindo inchar em sua bunda lentamente.
- Porque eu? – Sussurrou em seu ouvido, o girando e segurando firme em sua cintura pequena, o erguendo e jogando de costas no colchão.
- Nunca soube responder. – admitiu, engolindo em seco.
Louis se colocou entre as pernas dele, se apoiando nos cotovelos e lambendo um dos mamilos, apertando os peitinhos com as duas mãos e os deixando juntinhos, passando a sugar, mordiscar e lamber cada pedacinho de pele, os gemidos e a forma que Harry subia o quadril tentando esfregar o pau no seu o enlouquecendo pouco a pouco e rápido demais.
- Gosta dos meus peitinhos, papai? O senhor gosta? – disse manhoso e desesperado, segurando em sua cabeça e forçando-o contra seus peitos, querendo cada vez mais de sua boca o provocando naquela área sensível.
- Eles são lindos e gostosos, bichinho, igual você inteiro. – Louis respondeu, pressionando o seu corpo ao dele e o beijando, segurando em seu pescoço e apertando, olhando o rostinho molhado de lágrimas, os lábios inchados de tanto serem fodidos, as bochechas avermelhando pouco a pouco enquanto a sangue acumulava nelas. Olhou nos olhos verdes, apreciando o modo que Harry o olhava como se nada no mundo importasse mais do que si, a paixão e o amor queimavam ali de um modo doentio, beirando a insanidade, entretanto, de alguma forma, sem nenhum resquício de maldade. – Você tem lubrificante? – viu Harry assentir pequeno, desviando o olhar pra mesa de cabeceira.
- Louis soltou seu pescoço, ouvindo-o puxar o ar com desespero enquanto abria a gaveta e pegava o tubo, voltando pro meio de suas pernas. Louis o puxou pra beirada da cama, o colocando de bruços, as pernas abertas com apenas os dedos dos pés tocando o chão e a bunda deliciosa arrebitada. Se ajoelhou entre elas, deixando o tubo na cama e apertando a bunda com as duas mãos, espalmando um tapa pesado.
- Papai. – Harry gemeu, empinando a bunda.
Louis sorriu, lambendo acima da vermelhidão de seus dedos, o batendo novamente. Harry segurou os lençóis entre os dedos, sustentando a ardência dos próximos tapas pesados e das mordidas que deixaram marcas fundas, sentido o homem de seus sonhos mais bonitos espancando a sua bunda até que a pele inchasse ao ponto de seus poros expandirem. Puxando a bunda vermelha e com pontinhos de sangue para os lados, Louis cuspiu em cima do cuzinho pequeno, se imaginado entrando ali e obrigando Harry se alargar pouco a pouco dolorosamente. Gemeu rouco com o pensamento, observando sua saliva escorrer até os testículos pesados do garoto que não havia gozado uma vez sequer até agora, inchados.
- Por favor. – Harry gemeu, tirando Louis do transe em observar a intimidade do outro.
Expondo sua língua, o lambeu, sendo incapaz de gemer e apertar a bunda gostosa com força entre os dedos, esfregando sua língua e o sentindo pulsar nela.
- Gostoso. – grunhiu, obcecado pela maneira que as coxas grossas tremiam abaixo de si e os gemidos se tornavam cada vez mais longos e altos.
Harry realmente o conhecia bem.
- Me fode, Lou. Por favor. – Harry choramingou empinando a bunda, rebolando contra a língua quente que se forçava pra dentro de si.
Louis sorriu do seu desespero, abrindo o lubrificante e jogando-o diretamente no cuzinho avermelhado pela fricção de sua barba, o observando arrepiar. Espalhou com seus dedos, massageando suavemente antes de empurrar dois dedos de uma vez só pra dentro do garoto que gemeu gritado, ofegando e se esfregando contra o colchão. Usou a outra mão pra puxar o pau de Harry pra trás, o segurando e esfregando o dedão na fenda molhada enquanto estocava rude contra ele, o fazendo gemer cada vez mais, gemendo seu nome em súplica.
- Goza pra mim, Harry. Me deixe ver. – Mandou, abrindo os dedos dentro dele e empurrando o mais fundo que alcançava.
- Estou quase, papai. – avisou, sendo incapaz de segurar o orgasmo quando sentiu a língua quente de Louis passando por sua glande, gozando forte e esporrando na língua que se esfregava ali, deixando-o gozar cada gota nela. Louis se levantou e tirou os dedos dele, o girando na cama e o deixando de frente para si. Apertou suas bochechas o obrigando a abrir a boca, cuspindo seu próprio gozo ali.
- Engole. – Louis lambeu os lábios, vendo-o obedecer. Seu corpo brilhava em suor, os olhos marejados, as pernas trêmulas e a forma que ofegava. Harry era muito mais do que a sanidade de Louis poderia aguentar. Despejou lubrificante em seu pau, beijando Harry e o empurrando pro centro da cama. – Abre as pernas pro papai, Harry. Seja uma boa puta pra mim. – Sussurrou nos lábios do outro, que afastou as pernas o máximo que podia, deixando seus joelhos quase tocando seus ombros.
- É o suficiente? – perguntou abraçando o pescoço de Louis, sentindo-o esfregar a cabecinha em si, empurrando lento e firme, constante. – Caralho. – Harry gemeu, as sobrancelhas juntas e os lábios entreabertos. A dor era intensa, Louis era muito maior dentro de si do que parecia ao olhar, fincou as unhas em suas costas tentando compartilhar aquela dor com o outro, como se pudesse amenizar.
- Não desvie o olhar. – Louis brigou. – mantenha seus olhos nos meus. – mandou, empurrando finalmente por inteiro, sentindo-o esmagar seu pau. – Porra, você é apertado pra caralho. – xingou.
- Você é meu primeiro, papai. – Harry o lembrou, como se Louis pudesse ter esquecido em algum momento. O que ele sabia que era impossível, o outro era obcecado por isso.
- Você é completamente doente. – Louis pausou, tirando até a borda e voltando forte, apertando a cintura dele com possessividade. – Mas tão dedicado, não é? – Louis sorriu ao ver os olhos do outro brilhando em sua direção. – Tão, tão bom pro seu papai, querido. – ele observou o sorriso grande do outro se formar, como se o que disse fosse o suficiente para iluminar tudo a sua volta.
Mesmo consciente da situação complicada em que se encontrava, seria hipócrita se dissesse que estava desconfortável com tudo aquilo. Não era como se ele fosse um santo inocente, Louis sempre desejou ter alguém que pudesse manipular e obrigar a fazer tudo que quisesse, a hora que quisesse e do modo que decidisse. Ele sonhava em ter alguém que o venerasse tanto a ponto de abdicar de qualquer coisa para tê-lo. Por isso, mesmo assustado com a intensidade de Harry, não podia negar que seu pau pulsava dentro do outro e sua mente viajava pelos mais variados kinks que tinha desejando que Harry realizasse cada um deles consigo.
- Papai, mais forte. – Harry choramingou. – Por favor.
Louis segurou os tornozelos de Harry os colocando em seu ombros, apoiando as mãos no colchão antes de passar a estocar contra Harry com rispidez, o usando forte e rápido, perseguindo o orgasmo que se formava em seu baixo ventre.
- Geme meu nome, Harry. – ofegou, sentindo Harry segurar em seu quadril o incentivando a ir mais fundo.
- Lou, fode sua puta. – Harry segurou em suas bochechas, o puxando para um beijo lento. – Goza dentro de mim, me deixa cheio. – pediu manhoso, sentindo suas pernas tremerem. – Eu posso gozar, papai? Você deixa? Eu sou bom o suficiente? – ele delirava, os olhos revirando por baixo das pálpebras.
- Goza, mas se você apagar eu vou continuar te fodendo até eu gozar. Entendeu? – ele viu Harry assentir. – Você é mais que o suficiente, querido. É uma pena que tenha me feito saber o quão louco você é. Se eu não soubesse, não tenho dúvidas que cogitaria te fazer ser meu. – foi sincero, mas omitiu a parte em que lhe impulsionava a fazer o outro cara vez mais dependente de si.
- Eu já sou seu, papai. Só seu. – rebateu. – E você vai me amar. Eu sei que vai. – seus olhos se encheram de lágrimas e Louis agarrou sua garganta, o fodendo tão forte que tinha que puxa-lo pra baixo.
- Maluco do caralho. – Louis bufou, lambendo e sugando a carne do pescoço branquinho, sentindo Harry se contrair cada vez mais forte em seu pau, o fodendo e o ouvido gritar seu nome, gozando forte entre seus corpos. O corpo abaixo de si amoleceu, perdendo as forças nos músculos e fechando os olhos relaxado, apertando tanto seu pau dentro de si que chegava a ser dolorido o foder, se deixando gozar forte cada gota dentro do outro, gemendo alto em seu ouvido. Ofegante, apertou o outro contra si, beijando seu pescoço, clavícula e tirando as pernas moles de seu ombro, deitando acima dele e brincando com a boca nos mamilos duros, girando, cuspindo e sugando.
- Lou. – Harry chamou, vendo-o suspender o corpo acima do seu, o beijando calorosamente, o fazendo gemer entre seus lábios e o apertando contra si. Ficaram assim por minutos, Louis nunca dando chance para Harry parar o beijo e nem sequer dizer uma palavra.
Ele encostou sua testa na do outro, respirando fundo antes de sair de dentro dele e se levantar, indo diretamente até a porta.
- Onde você vai? – Harry perguntou alarmado, se sentando na cama.
- Embora. – respondeu sem se virar, ainda de costas pro outro.
- Louis. – sussurrou, apoiando os calcanhares na cama e abraçando as próprias pernas. Respirou fundo, analisando as costas definidas e a respiração desregulada de Louis, passando os dedos por seus fios de cabelo do topo da cabeça e puxando, querendo que a dor física fosse maior que a emocional. – Sua chave está pendurada perto da porta. Diga ao porteiro qual é seu carro e que entrou comigo. Harry Styles, apartamento 28. – engoliu em seco. – Tchau, Lou. – Harry engoliu o choro, engatinhando pra baixo dos lençóis, de costas para a porta.
Louis suspirou, olhando uma última vez para Harry e o vendo encolhido, sozinho.
🎀
Uma semana se passou desde o dia que Harry se declarou para Louis. Continuou o observando, percebendo que o outro deixou de fazer as corridas por aplicativo pouco a pouco e permaneceu na casa de sua mãe todos os dias desde então. Não havia como vê-lo ali, já que por respeito, não havia colocado câmeras dentro da casa de Jay. Ele também tinha limites, afinal, não seria nada bom deixar uma má impressão para sua futura sogra.
Com o passar dos dias, Harry sentia cada vez mais saudade, não conseguia tocar em seu próprio corpo e chorava baixinho cada vez que se olhava no espelho e via que as marcas roxas em seu corpo se tornavam amarelas.
Louis, por outro lado, tinha certeza que começara a enlouquecer. Ele não conseguia não pensar em Harry, todo santo dia, a todo momento. Estava frustrado, chateado e com raiva, sentia ódio de Harry. Porque aquele garoto havia feito o que fez? Porque havia o escolhido? Porque caralhos não mentiu e deixou que ele pudesse se apaixonar sem culpa? Porque ele tinha que ter o corpo mais lindo que já viu, o rosto mais iluminado que Paris e o rabo mais apertado que já fodeu? Porque tinha que olhar para si com tanto amor e tanta devoção, porque fez parecer que toda sua doença metal era simplesmente amor, na sua mais pura forma? Porque sua obsessão foi tão boa de sentir?
🎀
- Porra. – Harry assustou com as batidas fortes na porta. Estava trabalhando e tentando se distrair, coçou os olhos e olhou no relógio. Quatro horas da manhã? Quem em sã consciência bate na porta de alguém a essa hora? Se levantou olhando a cadeira em que Louis esteve preso na outra semana, suspirando, subindo as escadas e indo até a porta. A abriu sem ao menos olhar no olho mágico, sabendo que se chegou até ali, é porque é autorizado na portaria.
Louis estava parado, a mão apoiada no batente e a outra suspensa no ar, provavelmente prestes a dar outra batida forte o suficiente para colocar sua porta abaixo. Dessa vez, quem estava com um moletom e um capuz cobrindo parcialmente seu rosto era ele. Por baixo de toda a escuridão, iluminado somente pelas luzes da cidade que entravam por sua janela, os olhos azuis brilhantes e recheados de ódio. Harry sabia, o conhecia perfeitamente. Ele estava transtornado.
Da mesma forma que o outro, permaneceu parado, olhando incrédulo. Tinha medo de respirar e acordar, percebendo que novamente, não se passava de um sonho. Louis avançou sobre si o puxando pela cintura tão forte que machucou sua pele, o beijando com tanta vontade que seus dentes bateram um no outro. Ouviu a porta batendo forte e Louis o empurrando pra trás, caindo no sofá.
Louis puxou o moletom pra fora do corpo, deixando que Harry visse seu abdômen deliciosamente definido a luz da lua. Ele segurou Harry pelos cabelos, o fazendo se levantar e deitar de bruços no braço do sofá, a bunda arrebitada e o rosto afundado no estofado. Foi ágil em abaixar o shorts fino de dormir que usava, rosnando ao perceber que suas marcas não estavam mais ali. Abriu seu cinto e puxou pra fora dos passadores, o dobrando e batendo com força na bunda de Harry, que gritou.
- O que está fazendo? – choramingou, os olhos ardendo com as lágrimas de dor.
Louis segurou seus cabelos e puxou pra trás, se inclinando o suficiente para dizer em seu ouvido. – Evitando que você se esqueça. – Ele o soltou, dando outra cintada e ouvindo Harry chorar alto.
- Porra, Louis! – Gemeu empurrando o corpo pra trás e abrindo as pernas o máximo que pôde, seu shorts preso nas coxas o impedindo.
- Cala a boca. – Louis mandou, batendo três vezes seguidas no mesmo lugar, o vendo sagrar. – Você disse que sangraria por mim. – ditou, girando o cinto na mão e deixando a ponta que espancava ser a fivela de aço. – Então você vai. – ditou, batendo mais e mais, fazendo Harry gritar, chorar e bater os pés no chão e as mãos em punhos no sofá.
Louis ofegou, apertando o pau na calça e abaixando a mão que batia, deixando o cinto escapar entre seus dedos até o chão. A bunda de Harry escorria em vermelho, completamente cortada. Completamente deliciosa. Abaixou a calça até às coxas, puxando o pau dolorosamente duro pra fora. Cuspindo em seus dedos e no rabo que se tornara seu maior desejo, posicionou o pau inchado no cuzinho minúsculo, empurrando de uma vez.
- Louis! – Harry apertou suas mãos até que as unhas fizessem meias luas sangrentas em suas palmas. – Calma. – Suplicou.
- Calma?! – Louis gritou, abaixando seu corpo e colando nas costas de Harry, segurando em seus cabelos e puxando pra trás. – Você acabou comigo, Harry! Você me deixou maluco, porra! – gritou, apertando a cintura fina entre os dedos e estocando, ouvindo aquele gemido de Harry. Aquele que fazia seu cérebro rodopiar em prazer e as veias pulsarem dentro de si. – Não consigo tirar você da cabeça. – segredou, firmando os pés no chão e passando a estocar rápido e forte contra Harry.
Enrolando a mão nos cabelos longos, subiu a mão por dentro da camisetinha pequena e apertada, apalpando, puxando e apertando os peitinhos entre os dedos, pressionando sua pelve na bunda dolorida a cada estocada, se afogando em Harry como um homem viciado, adicto.
Era uma recaída e Harry era a sua droga. A pior delas.
Harry apoiava seu corpo com as palmas suadas no couro, gemendo e rolando os olhos em prazer, sorrindo. Sorria grande, iluminado, satisfeito. Sorria porque foi inesquecível. Sorria porque sabia que seria insubstituível. Sorria porque cada mísero detalhe em si que havia mudado para agradar Louis havia sido efetivo.
O amor da sua vida montava sua bunda como se precisasse daquilo pra não passar uma faca no próprio pescoço, apertava seus peitos como se sentisse falta deles de forma dolorosa. Louis podia o odiar com todas as forças e querer que ele morresse. Mas ainda assim, Louis sentia algo por si. Algo que move tanto um ser humano quanto o amor.
- Eu nunca mais vou voltar aqui. – Louis ditou, ouvindo Harry gargalhar, o fazendo sentir tanta raiva que segurou o pescoço dele com as duas mãos, apertando e o puxando contra suas estocadas agora ainda mais brutas.
- Você sempre vai voltar, amor. – Harry disse, engasgado. – Sabe que nunca mais vai ser capaz de olhar pra alguém sem se lembrar de mim. Sem sentir saudades de tudo que eu sou e posso te proporcionar. Você sempre vai me procurar em outra pessoa, mas Louis. – Harry pausou, tentando respirar e gemer quando Louis o fodeu mais rápido. – Você nunca vai me achar em qualquer outro. – ele gritou, gozando forte no estofado, sentindo-o gozar dentro de si, gemendo tão alto quanto.
- Porque você fez isso comigo? – Louis encostou a testa nas costas suadas de Harry, tentando regular a respiração assim como ele.
- Porque eu te amo. – respondeu, puxando a mão esquerda de Louis de dentro de sua blusa, a segurando e beijando devagar cada um de seus dedos. – Eu seria capaz de colocar fogo nessa cidade inteira se você me pedisse. – confessou no silêncio.
Louis beijou suas costas lentamente, respirando fundo e aproveitando o cheiro de sua pele. Se afastou, saindo de dentro de Harry e subindo as calças, colocando o cinto com calma e o moletom, parando por segundos para olhar a bunda ensanguentada e o cuzinho pulsando e expelindo sua porra, que escorria pelas bolas.
Arrumou seus cabelos pra trás e esfregou o próprio rosto, suspirando antes de se virar e tocar a maçaneta.
- Lembra da Kyle? – Harry disse, chamando a atenção de Louis, que se virou imediatamente. – Não foi um acidente, Louis. Ela não teria morrido se eu não tivesse cortado os freios e não, não foi o ex namorado dela. – ele viu o rosto de Louis se tornando vermelho e os olhos cada vez mais escuros, cheios de raiva. – O Charles? Fui eu quem mandei mensagem pra você, fui eu quem fiz você seguir cada passo até aquela casa e ver seu ex beijando outro cara. Pelo menos na traição eu não tive culpa. – deu de ombros se levantando e subindo seu shorts, Louis observando a forma que ele encharcou de sangue assim que colocado no lugar. – O Jorge? Eu paguei pra ele terminar com você. Aparentemente ele não te amava tanto assim, não é? – Harry se sentou no sofá, choramingando com a dor – Tudo que aconteceu na sua vida foi porque eu deixei acontecer. Então, você pode vir aqui, me foder e fingir que não está obcecado por mim assim como eu por você. Você pode me fazer sangrar, pode me bater até que não conseguir me colocar de pé. Mas no final do dia, Louis, sou eu quem controlo a sua vida. Eu decido o que você é, tem e gosta. Eu decido quem você ama. – Harry suspirou, colocando os cachinhos atrás das orelhas. – Pode ir embora, pode tentar sumir. Eu nunca vou deixar de estar atrás de você. – Harry se levantou, subindo as escadas e ouvindo Louis batendo a porta, gritando em seu corredor.
🎀
- Harry, você precisa parar com isso. Já fazem anos, cara, ele já deixou claro que sempre vai te comer e sair fora. – a voz de Niall soava do outro lado da linha enquanto Harry terminava seu banho de banheira, relaxando depois de um dia completamente longo e estressante.
- Você sabe que eu não vou parar, Niall. Sei que ele ainda vai ceder. – Retrucou tirando a máscara de hidratação de seus cabelos.
- Porque, Harry? Porque você não para?
- Porque eu o amo. E você sabe. – Harry pausou. – Um pouco de amor é melhor que nenhum. – suspirou, tirando o excesso de água dos cabelos e saindo da banheira, puxando a toalha pendurada.
O silêncio na ligação permaneceu por longos minutos.
- Até depois, Niall. Te amo. – Harry sorriu minimamente, desligando o telefone.
Com calma secou seu corpo, colocando uma toalha enrolada na cabeça e olhando seu corpo no espelho grande do banheiro. A bunda ainda machucada, pedaços arroxeados, outros verdes e outros com feridas mau curadas. Sua cintura quase não tinha marcas, ao contrário do seu pescoço. As marcas dos dez dedos de Louis tão escuras que beiravam ao preto.
Ele realmente tinha conseguido o que queria, não importava quando, ele via seus dedos marcando seu pescoço até nos mínimos reflexos.
Respirou fundo, lembrando-se do dia. Duas semanas se passaram, duas longas, tristes e entediantes semanas. A essa altura, Louis já deveria ter saído de Doncaster, entretanto, não o fez. Permanecia em sua casa.
Passou seus cremes em seu corpo e fez sua skincare, indo até o quarto e pegando sua roupa separada em cima da cama. Tinha um evento do trabalho pra ir e mesmo que não quisesse, não tinha como faltar. A sua sorte é que pelo menos tinha liberdade pra usar qualquer tipo de roupa, o que já lhe deixava mais tranquilo, já que seu pescoço faria com que seus colegas achassem que ele sofreu violência doméstica, no mínimo.
No fundo, gostaria que fosse e se sentia horrível com esse pensamento. Mas se tivesse sido agredido, teria certeza que seu coração não estaria partido como está agora.
Colocou a blusa de tecido transparente, tinha mangas bufantes e a gola era alta, duas tiras grandes possibilitaram que fizesse um grande laço e escondesse as marcas tão aparentes. Subiu a calça pelas pernas grossas, fechando-a na altura da cintura e sentando na cama para colocar as botas. Olhou em seu closet, analisando qual bolsa usaria. Já que a sua blusa era branca, a calça e a bota pretas, optou por uma bolsa preta também. Suspirou irritado, não querendo admitir que sua intensa vontade de permanecer em casa era por medo de Louis aparecer e não encontrá-lo.
Foi ao banheiro novamente, escovando seus cabelos e passando seu creme, amassando os cachos de qualquer jeito. Passou um pouco de rímel, pouco corretivo para cobrir suas olheiras fundas e um gloss de melancia. Se olhou no espelho, colocando seus anéis com paciência e se lembrando da primeira vez que esteve com Louis.
Apagou a luz do banheiro e colocou o celular, a carteira e as chaves do carro na bolsa, a colocando no ombro antes de se virar e pular assustado.
Louis estava parado na porta do seu quarto, encostado com um dos ombros no batente e com os braços cruzados. Vestia uma calça preta e uma camisa de social branca com os primeiros botões abertos, as mangas dobradas até os cotovelos, o que fazia os seus braços parecerem três vezes maiores do que eram, os cabelos bagunçados e as olheiras tão fundas quanto as suas.
- Está ficando cada vez mais atrevido. – Harry quebrou o silêncio, engolindo o sorriso e a vontade que tinha de pular nos braços do outro.
- Onde você vai? – Louis perguntou ríspido, apertando a mão em punho ao lado da coxa.
- Evento do trabalho. – respondeu tranquilo, tentando analisar as expressões do outro.
- Que trabalho? – Louis voltou a cruzar os braços e levantou o queixo, o que fez Harry quase cair de joelhos.
- O oficial. Trabalho hackeando sistemas e apagando dividas, contratos, processos. – Disse engolindo em seco sob o olhar do outro.
- Alguém se interessa por você lá? – Louis fechou o semblante, sua respiração pesada, não desviando o olhar dos olhos de Harry nem por um segundo.
- Sim. – respondeu, depois de ponderar por alguns segundos. – Dois colegas, eles sempre me chamam pra sair. – foi honesto. – porque?
- Corte os dois. – mandou.
- Eu nunca tomei nem um café com nenhum deles, Louis. – revirou os olhos. – e outra, você vem aqui, me fode, tira tudo que quer de mim e vai embora. Porque se importa se eu for transar com um deles? – provocou, andando até Louis e tentando passar pela porta. Seu pulso foi segurado e ele foi puxado pela cintura, sentindo o pau de Louis duro em sua coxa.
- Se você for, eu vou junto com você. – ditou, deslizando a mão até a bunda redonda e a apertando entre os dedos.
- Por isso já veio vestido assim, Louis? – Harry riu, tentando esconder o quão afetado estava. – Eu vi que você invadiu meu celular. Só não me importei com isso, não tenho nada a te esconder. – Harry deu de ombros. – Se quiser ir comigo, pode ir. Mas garanto que você vai odiar cada segundo.
- Eu tenho certeza que posso fazer você odiar muito mais. – Louis avançou em Harry, beijando seus lábios que tanto sentiu falta, sentindo o gosto do beijo junto com o gloss que usava. Parecia a porra do paraíso. – Você tá lindo pra caralho. – Elogiou sem fôlego. – Não quero te deixar sair desse maldito quarto. – Segredou, puxando a cintura fina contra si.
- Você está tão lindo quanto eu, querido. – Harry puxou seu lábio inferior entre os dentes. – Mas eu vou e se você quiser, pode brincar de ser minha sombra pelo resto da noite. – se afastou escovando os cabelos de Louis com os dedos, segurando delicadamente em seu queixo e selando seus lábios. – Não tenho nada a esconder de você, Louis, me surpreende que não confie nisso. – Ele se desvencilhou do outro, passando por ele e indo até a porta, deixando Louis bufando atrás de si.
🎀
- Boa noite, Sr. Cameron. – Harry sorriu simpático, apertando a mão do cinquentão vestido num terno perfeitamente alinhado.
- Boa noite, querido, está mais lindo que nunca. – O homem respondeu, analisando todo o corpo de Harry. Louis quis morrer, apertando a cintura dele mais forte. – Quem é? Seu amigo? – ele estendeu a mão para Louis, que prontamente a apertou com força.
- Sou o namorado dele. Louis Tomlinson. – Respondeu com um sorriso forçado, fazendo Harry quase soltar um gemido manhoso.
- Que incrível! Achei que Harry nunca nos apresentaria ninguém. Sabe como é, os mais bonitos sempre escondem muito bem seus casos.
Quando Louis abriu a boca para rebater, Harry o interrompeu. – Imagina, senhor. Nunca estive com ninguém de fato, senão não teria problemas em dividir com vocês. – sorriu terno. – Vou cumprimentar o restante da equipe, vejo o senhor mais tarde. – ele observou o homem assentir e se afastar.
- Por favor, tente não me deixar desempregado até o final da noite. – Harry brigou, tentando ignorar o modo que ele se apresentou ao seu chefe.
- Se todo mundo que você cumprimentar der em cima de você, eu não só te deixo desempregado como te tranco dentro do seu quarto por uma semana inteira. – Louis o girou, ainda segurando firme em sua cintura.
- Se você estiver lá comigo, não me parece um castigo tão horrível assim. – Brincou, beijando seus lábios com carinho. – Por favor, Louis. Acho que eu não preciso provar mais nada pra você.
- Certo. – Louis respirou fundo.
- Você fica lindo com ciúmes, sabia? – Harry procurou o olhar do outro, o vendo revirar os olhos irritado. – Prometo te compensar por sua paciência a noite inteira. Ok? – sorriu, vendo Louis assentir.
A noite se seguiu tranquila, Louis e Niall passaram a maior parte dela bebendo e conversando, se deram muito bem, afinal. Mas mesmo assim, Louis não conseguia deixar de manter os olhos fixos em Harry, aonde quer que ele estivesse. Quando um dos caras deu em cima de Harry sutilmente, conseguiu se controlar, mas somente porque ouviu Harry mencionar que veio com o namorado. Mas agora, esse outro cara… Louis queria arrancar os olhos dele. Ele olhava pra Harry como se ele fosse a porcaria de uma peça de carne no açougue, tentava tocá-lo a todo instante, o chamava de apelidos carinhosos e o elogiava constantemente.
Louis não era burro, sabia que Harry era obcecado por si e que nada mudaria isso. Entretanto, teve que admitir pra si mesmo que não estava tentando nem um pouco fazer por merecer Harry. Ele apenas assumiu que ele sempre estaria lá por ele, ignorando seus sentimentos e suas vontades. Bufou consigo mesmo e pediu licença a Niall, que só riu da forma que Louis estava ridiculamente incomodado com a interação do homem com Harry.
Ele chegou até seu homem no meio da multidão, abraçando-o por trás e beijando seu ombro.
- Oi. – Harry disse, sorrindo convencido. – Lou, esse é Robert, meu colega. Robert, esse é Louis, meu namorado. – Os apresentou, segurando a mão de Louis que pousava em sua barriga.
- Prazer, Robert. – Louis estendeu a mão, sendo cumprimentado a contra-gosto.
- É um prazer, Louis. Que sorte a sua ter Harry como namorado, eu mal posso imaginar como deve ser maravilhoso. – ele sorriu cínico.
- Você nem imagina. – Louis travou o maxilar. – Pode ter certeza que eu nunca vou deixar ele ir embora.
Robert acenou com a cabeça, se afastando dos dois e sumindo no meio do salão.
- Vamos pra casa. – Louis pediu, afastando os cabelos de Harry e beijando atrás de sua orelha. – Por favor. – sussurrou, fazendo o estômago de Harry dar um nó e seu coração cair em queda livre.
- Está pedindo por algo, Louis? – provocou, sentindo-o assentir.
- Por favor. Estou com saudades. – Admitiu, esfregando discretamente o pau duro na bunda de Harry.
- Venha se despedir do senhor Charles comigo. Depois, prometo que vamos. – Harry barganhou, sentindo Louis assentir completamente contrariado.
🎀
- Vem. – Harry puxava Louis pelas escadas, entrando no quarto e o empurrando sentado na cama. – deita. – pediu, vendo Louis tirar os sapatos com os próprios pés e se deitar.
Harry desfez o laço em seu pescoço, tirando a camiseta do corpo e vendo os olhos de Louis brilharem ao reparar.
- Tem todos os meus dedos marcados em seu pescoço. – Observou, vendo Harry assentir devagar, abrindo a calça e a deixando cair no chão.
- Você fez um estrago da última vez. – Harry brincou, abaixando a cueca preta que usava, ficando nu, tirando as botas desajeitadamente. Andou até Louis, abrindo os botões de sua camisa e deslizando por seus braços, abrindo a calça e puxando pra fora junto com a cueca. Todas suas roupas espalhadas pelo chão do quarto. Harry pegou o lubrificante e subiu em cima de Louis, sentando com uma perna pra cada lado de seu quadril, a bunda bem encaixada no pau dolorosamente duro.
- Harry – Louis ia dizer, mas foi interrompido.
- Shh. – Harry se baixou, beijando seu pescoço. – Você fez tanto por mim hoje, papai. Quero retribuir. – continuou beijando o pescoço dele, descendo a língua devagar por todo peitoral, se encaixando no meio de suas pernas e lambendo sua virilha.
- Harry. – Louis avisou, segurando a vontade de o segurar pelos cabelos e força-lo em seu pau.
- Não seja tão apressado. – rebateu, expondo sua língua e lambendo os testículos, sugando um de cada vez, subindo devagar e o colocando na boca, sugando a cabecinha devagar. Olhava nos olhos de Louis, hipnotizado no modo que sua boca estava entreaberta e as sobrancelhas juntas, gemendo baixo e rouco, as mãos fechadas em punhos para se controlar.
- Harry, por favor. – Louis levou as mãos até os cabelos longos, os arrumando desajeitadamente em um rabo de cavalo, gemendo alto ao que o outro atendeu seu pedido e desceu totalmente a boca por ele, o mantendo na garganta e esfregando a língua pelas veias grossas. – Porra. – Ele jogou a cabeça pra trás, mantendo a mão firme em seus cabelos enquanto Harry subia e descia lentamente, sempre o levando até o fundo. – Se você não parar eu vou gozar. – avisou ofegante, conseguindo ver o sorriso convencido que ele lhe deu com a boca cheia.
Ao contrário do que imaginou, Harry sugou mais forte, indo ainda em um ritmo lento e torturante, passando a massagear suas bolas úmidas de saliva. Louis delirava, arqueando as costas enquanto pressionava a cabeça de Harry pra baixo, gozando forte no fundo da garganta pequena.
Fechou os olhos por alguns segundos, sentindo Harry sentando novamente sobre seu pau, voltando a beijar seu pescoço e marcá-lo, rebolando e gemendo baixinho. Louis segurou em suas coxas grossas as apertando forte, deslizando as mãos pra bunda macia e circulando o cuzinho com os dedos.
- Papai. – Harry choramingou, pegando o lubrificante esquecido na cama e jogando de forma exagerada no pau semi ereto de Louis. Se encaixou novamente em seu colo, rebolando lento, pra frente e para trás, sentindo-o endurecer como pedra novamente. Louis se sentou na cama o trazendo junto a si, segurando firme nos cabelos de sua nuca e em sua cintura, abocanhando seu mamilo e mordiscando, sugando e lambendo, sentindo o metal do piercing esquentando na ponta de sua língua.
- Chega disso, Harry. – Louis brigou impaciente, espalmando um tapa forte em sua bunda, quase enlouquecendo com o gemido dolorido que o outro soltou. – Senta. – mandou, voltando a brincar com seus peitos, sentindo Harry segurar em seu pau e finalmente se encaixar, descendo lentamente enquanto cortava a pele de suas costas com as unhas. Se afastou o suficiente para apreciar aquele momento, o homem com a boca aberta em o, gemendo alto, as sombrancelha juntas e os olhos fissurados em si. – Continua assim pro papai. – Louis sussurrou, segurando em sua cintura e o ajudando a sustentar seu peso para descer lentamente. – Você é tão bom pra mim. – disse em tom de aprovação, beijando entre seus seios. – Me leva até o fundo, Harry. Me deixe orgulhoso. – ele sorriu vendo-o assentir freneticamente, descendo o restante que faltava e gemendo alto, abraçando seu tronco com firmeza. – Bom garoto. – Louis disse com dificuldade, sentindo Harry o esmagar dentro de si. O puxou pela mandíbula delicadamente, o beijando lento, segurando em seu pau e esfregando o dedão na cabecinha úmida, o sentindo abafar seus gemidos em seus lábios. – Geme pra mim, amor. Geme. – Pediu, parecendo ser o incentivo que ele precisava para começar a rebolar devagar, gemendo alto e manhoso, ainda sem deixar de olhar em seus olhos.
Harry se ajeitou nos joelhos, passando a subir e descer, sentindo o pau de Louis esmagando sua próstata.
- Por Deus, você é grande demais. – Protestou ofegante, jogando a cabeça pra trás e aumentando a velocidade.
- O único que você vai sentir pro resto da sua vida. – ele apertou a cintura fina, ajudando-o a sentar mais rápido e firme. – Entendeu? – gemeu rouco, o fazendo deitar sobre si, apoiando os pés no colchão e estocando pra cima, fazendo Harry gemer gritado. – Você me entendeu?! – gritou, puxando seus cabelos pra trás e o obrigando a olhar em seus olhos.
- Entendi. – respondeu rápido, se jogando contra as estocadas brutas que recebia.
- Inferno, Harry. – Louis estocou com mais desespero, segurando em sua mandíbula com força. – Eu fiquei maluco te vendo falar com aqueles homens hoje. – admitiu, ofegando e gemendo junto ao outro. – Não quero sentir isso nunca mais. – Ele o beijou, esfregando seus lábios um no outro. – Você pertence só a mim. Eu sou a porra do seu dono. – Louis rosnou, apertando sua bunda entre os dedos e o empurrando cada vez mais pra baixo, indo mais fundo. – Me fala. Me diz que é. – pediu.
- Eu sou só seu, Louis. Você sabe disso. Cada mísero pedacinho do que eu sou. – Harry o puxou pela nuca, o beijando e gemendo entre seus lábios, se empurrando mais rápido no pau que o fodia tão bem, revirando os olhos em prazer por ouvi-lo reivindica-lo para si.
- Só meu. – Louis gozou, sentindo Harry esporrando entre seus corpos também. Ele os girou na cama, deixando Harry deitado de ladinho e se colocando atrás dele, erguendo uma de suas pernas e penetrando de novo, o fodendo doloroso de tão sensível, mas ainda duro como pedra, gemendo no pé de seu ouvido.
- Seja meu, Louis. Por favor, fique comigo. – Harry pediu, sentindo-o empurrar seu ombro pra baixo até que conseguisse brincar com seu mamilo de novo, moldando seu corpo como bem queria, para seu próprio prazer.
- Você acha que eu tenho escapatória, Harry? – respondeu, segurando em sua mandíbula, o mantendo olhando para si. – Você é tão, tão bonito. No segundo que você entrou no meu carro eu quis foder você até que implorasse pra eu parar. – confessou, ouvindo-o gemer mais alto. – Eu quis enfiar meu pau na sua boca e o obrigar a engolir toda minha porra. Quis te chupar até que você esporrasse na minha garganta. Quis te subjugar, te humilhar, te bater, te manipular. Te quis completamente pra mim. – Louis sentiu as pernas de Harry tremendo cada vez mais, beijando sua boca e punhetando seu pau rapidamente, o fazendo gozar em sua mão, o corpo amolecendo completamente. – Fique comigo, bichinho. – sussurrou em seu ouvido, continuando a foder o corpo molenga, o garoto piscando lentamente. – Porra, você vai me deixar maluco. – Ele rosnou, estocando mais e mais, se divertindo com o modo que Harry tentava empurra-lo pra longe inconscientemente. – Não adianta, amor. Eu vou te usar até gozar. – riu, o ouvindo sussurrar “chega.” Bem baixinho. – Foi você quem me quis, bebê. Agora você vai aguentar. Vai me provar que realmente faria de tudo por mim. – Ele sentiu Harry apalpando sua bunda, tentando puxa-lo para mais perto. – Isso, querido. Que bichinho bom, amor. Que menino bom pra mim. – Ele mordeu o lábio inferior de Harry com força, o fazendo despertar quase que completamente com a dor.
- Porra Louis. – ofegou sem conseguir mover um músculo sequer. – Me usa. Usa seu buraco. – Choramingou, sorrindo com os beijos que Louis começou a distribuir por seu pescoço.
- Goza mais uma vez pra mim, bebê. – pediu, segurando em seu pau e voltando a punhetar na mesma velocidade que estocava.
- Eu não aguento! – protestou, tentando afastar Louis.
- Aguenta sim, amor. Faça por mim, pela única coisa que lhe importa nessa vida. Faça pelo seu dono. – Louis beijou sua bochecha, o vendo assentir chorando, fazendo com que Louis ficasse cada vez mais insano, comendo a bunda com mais força, mais rápido, até que foi impossível não enche-lo de porra novamente. Terminou de gozar fundo, saindo de dentro dele e o deitando deitado de costas pra cama, colocando o pau duro dentro da boca e o ouvindo chorar copiosamente, batendo os pés no colchão até que gozasse ralo dentro da boca de Louis.
- Que bom garoto, amor. – Louis o abraçou, beijando sua testa, seu nariz e selando seus lábios. – Tão bom pra mim, Harry. Me deixou tão orgulhoso. – ele fazia carinho no rosto dele, que o abraçou forte. Louis permaneceu ali o beijando carinhosamente, até que parasse de chorar e começasse a retribuir seus beijos e carícias.
- Eu fui bom? – sussurrou contido, baixinho, desenhando figuras imaginárias nas costas de Louis com o indicador.
- Claro que sim, meu amor. Você foi incrível, do começo ao fim. – respondeu carinhoso, beijando a ponta de seu nariz. – Eu já volto, tá? – avisou, vendo Harry assentir devagar, desconfiado. Ele se levantou e foi até o banheiro, abrindo a torneira da banheira e enchendo, voltando pro quarto e pegando Harry no colo, as pernas enroladas em sua cintura. Entrou na banheira com ele, dando banho e lavando todo seu corpo devagar, lavando seu cabelo e o escovando para tirar os nós que havia feito. Escovou os dentes de Harry e para si, pegou a que tinha na gaveta separa única e exclusivamente para si. O secou e o deitou na cama, se lavando rápido e deixando a banheira esvaziar.
Quando voltou pro quarto, aquele momento o atingiu como um flashback. Harry havia se escondido embaixo dos lençóis, encolhido, de costas para a porta. Lembrou-se da primeira vez que o deixou, respirando fundo ao perceber que Harry havia se preparado para vê-lo partir mais uma vez. Foi até a janela e puxou a cortina, se deitando atrás de Harry e o abraçando por trás.
- Você não vai embora? – Harry praticamente miou de tão baixo que suas palavras foram ditas.
- Não. – respondeu tranquilo, segurando a mão de Harry e a colocando entre seus peitos, a apertando firme. – Eu também sou seu, Harry. Tanto quanto você me pertence. – Sussurrou de volta, ajeitando os cabelos dele para cima e beijando sua nuca, acariciando seu couro cabeludo.
- Sabe que se escolher ficar vai ter que parar de trabalhar com pornografia, não sabe? - Harry disse, fazendo Louis gargalhar.
- Pode deixar, amor. Não vou foder mais ninguém além de você.
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