Tumgik
#Kazuhiko Namba
ofhouses · 4 months
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
1103. Kazuhiro Ishii & Kazuhiko Namba /// House with Fifty-four Windows /// Hiratsuka, Kanagawa, Japan /// 1972-75
OfHouses presents: Japanese Fields OfHouses, part I. (Photos: © Shinkenchiku-sha. Source: Shinkenchiku 07/1975; Botond Bognár, "The Japan guide", New York: Princeton Architectural Press, 1995; Arthur Drexler, "Transformations in modern architecture", New York: MoMA, 1979.) — This project will be published in our upcoming book: ’Japanese Fields | OfHouses.’
321 notes · View notes
inkcloud95 · 4 years
Photo
Tumblr media
051. Tres muertes, una sola vía de tren.
  Con medio año en Osaka, tras el constante intento de adaptarse al país, William pasó por una de las situaciones más extrañas sólo dos meses atrás de todo el desorden emocional, material (por la mudanza de su casa) y en lo que respectaba a su universidad tanto como sus amistades perdidas, y que entonces, “recuperaba” en otra nación.   Sí, todavía recordaba aquel día de manera patente, ese día en especial en que su vida había dado un giro de ciento ochenta grado. Cristalino como aguas en movimiento, tal cual olas, constantes dentro de su cabeza, irrumpiendo sus pensamientos de la misma manera si chocaran contra una roca, justamente esa era la descripción de su sentir, de la marca que le había dejado aquel suceso, y qué, hasta hacían ya seis meses, aún no había cambiado nada en su diario vivir.   Fue en los tiempos otoñales de septiembre donde las temperaturas van bajando y la humedad deja de ser tan molesta. El timbre de clases marcaba la salida de aquella tortura en idioma ajeno. —Jamás se le había hecho tan difícil su carrera—, pero debido al idioma extranjero, sí, efectivamente era todo un suplicio. Siempre la misma frustración saliendo de clases. Intentar hacer nuevos amigos, qué, para su suerte, —las personas en la institución no eran tan cerradas al rubio—, solían integrarlo, pero aún así se notaba un cierto deje de distancia por ser de otro país.   Recordaba el típico camino a su hogar, el autobús recorriendo Kashiwara hasta llegar al barrio Namba donde vivía. Para recorrer algunas calles de Namba hasta el tren, cruzar nombrado y llegar donde los suyos, solía caminar lentamente tomándose todo el tiempo del mundo. Rescataba tanto el panorama, los colores, la estética en locales y carteles. Los “rescataba” como lo único tan agradable por lo que no se alejaría de ahí tan fácilmente. En aquel mismo momento tuvo la idea de tomarle foto a un escenario que parecía sacado de cine; quería guardarla de recuerdo en su primer álbum y atesorarla como un ameno momento pese al pésimo día que iba teniendo.   Recordaba, sí, todo lo recordaba. El sonido del cierre de su mochila que se agudizó en su memoria al memorizar el momento. La cámara de fotos que cuando la tomó entre sus manos estaba fría, como si hubiese estado todo ese tiempo en un congelador, ¿por qué estaba tan helada? El clima era gélido pero no al grado invernal como aquel aparato tecnológico. Eso había llamado tanto su atención. «Qué extraño, está muy helada» se decía en sus adentros sosteniendo en mano la tecnología y observando tal con el ceño ligeramente fruncido.   Cuando acomodaba de nuevo su mochila en su espalda, apuntó con su cámara hacia las vías del tren mientras se oía el tintineo del brazo mecánico que caía para prohibir el paso a las personas. Al terminar de bajar la señal mecánica, empezó a sentir ese frío casi entumecedor sobre su cuerpo pintando prácticamente sus mejillas de un ligero color rosáceo. Aquel «humo» procedente de un ambiente níveo, escapaba de sus labios que tiritaban sin entender porqué de la reacción corporal inesperada.   —¿Qué sucede? —alcanzó a preguntar en un susurro mirando por la pantalla pequeña de la parte posterior de su cámara. De pronto la imagen que se hallaba a color se veía en blanco y negro sobre dicha. Y como si estuviese fuera de transmisión viendo un programa, la fotografía sin antes ser captura, se distorsionaba hasta que ahí fueron apareciendo tres personas en particular.   —No puede ser, qué rayos... —volvió a murmurar completamente aterrado dando dos pasos hacía atrás de manera inconsciente. Sus ojos se abrían de más, casi con sus pupilas dilatadas. Cuando subía su cabeza observando frente suyo por sobre su cámara, ahí no había nada, absolutamente nada. No estaban esas tres personas, no existía un «blanco y negro), todo era a color. De modo que cerró sus ojos con fuerzas, 「es mi imaginación, es mi imaginación」 se decía a sí mismo para que al abrirlos corroborara que así fuese pero... no; no era su imaginación. Si bien su panorama era normal, la cámara mostraba esa imagen en blanco y negro, presentaba a esas personas hasta qué...   —¿Qué es ésto? ¿Qué sucede?   Tan de pronto se oían susurros, voces extrañas. El tiempo se detuvo, y cuando quiso lanzar la cámara por el mismo pánico, sintió que algo le retenía; era como si una fuerza mayor sostuviese sus manos con firmeza; pegaba sus palmas al aparato para hacerle contemplar lo que mostraba la cámara. Liam sentía el frío en sus venas, sentía un miedo inexplicable hasta que empezó a ver dos escenas las cuales jamás olvidó y olvidaría.         𝘓𝘢 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘒𝘢𝘻𝘶𝘩𝘪𝘬𝘰 (𝐬𝐮𝐢𝐜𝐢𝐝𝐢𝐨).   De pronto, el rubio podía sentir una tristeza indescriptible, aquella que comenzó a compartir con un hombre mayor de edad luego de la muerte de su amada esposa.   —No. No lo hagas... —dijo Liam entre lágrimas que comenzaron a brotar de sus ojos sin comprender mucho.   Kazuhiko se arrimaba a las vías del tren con su bicicleta. No tenía ganas de vivir, no le encontraba un sentido a su vida. El suicidio en un momento tan cegado como ese, era la mejor opción y solución. Dejando su modo de transporte sobre el suelo, con las pocas energías que le quedaban, cruzó con cuidado bajo el brazo mecánico de prohibición, se arrimó a las vías en un momento justo donde sabía que el tren no podría detenerse, y recostándose a merced de dicho, acabó por completo con su vida.   Esa escena de años atrás, marcó una desgracia en el barrio, pero no sólo eso, marcó la mente de Liam que para entonces, aún aterrado, no podía soltar la cámara. Con algunas lágrimas que se secaban en sus mejillas, empezó a alejarse dando pasos marcha atrás hasta que la misma fuerza detuvo sus pies. —¡Ya! —exclamó, —¿¡qué sucede!? —y entonces se presentó a sus ojos la segunda escena.         𝘓𝘢 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘈𝘬𝘢𝘯𝘦 𝘺 𝘛𝘢𝘥𝘢𝘰 (𝐚𝐜𝐜𝐢𝐝𝐞𝐧𝐭𝐞).   Tadao movía un pie que impactaba contra el suelo, uno, dos, hasta tres veces para darse impulso en su pequeño monopatín. Akane sonreía detrás de él tras una caminata llena de parsimonia; era hora de volver a casa luego de unos trámites. Pero Tadao fue desobediente, Tadao pasó un límite que le costó su vida y aún más. Fue cuando quiso jugar una broma sin abstenerse a los efectos de ella. No se medían las consecuencias con la inocencia de un niño, él sólo jugaba, entonces...   cruzó la señalización que prohibía su paso.   —¡Mírame mírame, voy a detener el tren con mi fuerzas! —decía el pequeño saltando divertido intentando llamar la atención de su madre que estaba a pasos considerables de él. Sólo unos minutos y un silencio eterno. Akane estaba distraída cuando el sonido del tren le hizo buscar con la mirada a su pequeño.   —¡Tadao! —, exclamó ella, y el peliclaro que estaba viendo la escena, negó con su cabeza y cerró sus ojos. No pudo ver lo que pasó después cuando el grito de una madre espantó hasta las palomas de alrededor que se esparcieron entre aleteos exagerados. Los gritos finales de ambos, un golpe seco dio fin a dos almas sin escrúpulos.   Luego se escuchó el sonido de la cámara capturando la foto y tal cayó al suelo cuando al fin William sintió que podía soltarla. Estaba agitado, con el pecho subiendo y bajando hasta que sus parpados se elevaron de par en par. Ahí, en ese contexto había un silencio casi armonioso con el cantar de las aves. No transitaba tanta gente en aquel horario y todo... sí, todo estaba a color; normal, muy normal.   Recordaba ese momento, aquel día en que presenció la muerte de tres personas en un tiempo pasado. Un momento agrio, espantoso, que dejaba un sabor inexplicable en su garganta. Había llorado en esos breves minutos donde alcanzó a visualizar todo sin comprender absolutamente nada. Ni siquiera supo si debía llevarse esa cámara o no, si es que estaba maldita o qué sucedía, sin embargo, entendió qué, si era alguna clase de amenaza, debía saber qué pasaba y debía destruir aquel aparato, por ende, la recogió.
0 notes
ofhouses · 5 months
Text
Tumblr media
Dear friends, for the next three weeks OfHouses invites you to enjoy the first part of "Japanese Fiels", our very long series dedicated to some of the most unique Japanese old forgotten houses built in the last three decades of the twentieth century. This will be the most comprehensive investigation of Japanese single-family housing ever published in the Western media! In our forthcoming book “Japanese Fields | OfHouses” (scheduled for release in May ‘25), we will reveal the exact locations of all the 280 subsequent projects, plus more. Stay tuned; it’s going to be awesome!
(Cover: Kazuhiro Ishii & Kazuhiko Namba /// House with Fifty-four Windows /// Hiratsuka, Kanagawa, Japan /// 1972-75. Photo: © Shinkenchiku-sha.)
63 notes · View notes
ofhouses · 6 years
Photo
Tumblr media
Dear friends, for the next three weeks OfHouses will be guest curated by the Chilean architect Diego Grass.
Diego (Santiago de Chile, 1983) was trained in Pontificia Universidad Católica de Chile, where he now teaches a course on Japanese Residential Architecture. Since his last years as a student (2006-), he has portrayed buildings and interviewed architects from all over the world for the editorial project he shares with Felipe de Ferrari and Claudio Mesa: OnArchitecture.
After two years as an associate in Izquierdo Lehmann (2010-2011), he co-founded Plan Común (2012). He quit Plan Común in late 2016 to form a nameless/webless office together with the French architect Thomas Batzenschlager, currently developing various projects —mainly houses— in Chile and abroad.
Diego Grass had prepared for OfHouses a very consistent selection of residential projects, for which he wrote this insightful introduction:
“Genealogy of the Chilean Box” by Diego Grass
I am used to it, but Chile seems to be —due to its remoteness— in the weird side of the spectre of what we call "Western Culture". It is not because it has any original traits. Not at all. It is because it tends to radicalize imports from the main cultural and economic centers in the West. One example is neoliberalism.
Box houses is another case, as some kind of caricature of the canon of modern architecture. Let's take Le Corbusier's Maison Errázuriz (designed in 1930): it revolted the architecture scene here because of its rocky basement and butterfly roof, contradicting his own 5 points which were just being slowly digested in Chile. This way, some local architects became more purists than Corb himself.
Up next is a short story of how I see this situation, explained through 7 box houses designed by architects from my alma mater, Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) —the people I know better—.
First is Guillermo Santos House in Papudo by Collective BVCH —Bresciani, Valdés, Castillo & Huidobro—. Built in 1958, it emulates Lina Bo Bardi's Glass House (1950-51) and adds the car as the purpose of the flat roof over what could be called the first Chilean box.
Less autonomous than Santos, Christian de Groote's first built project in 1961 (House in Lota Street) poses the following question: is a box in the city doomed to be a patio house?
After a decade —the 1970's—  of political turbulence and economic stagnation (therefore, no single family houses), two iterations of the box during the early 1980's are particularly interesting. First is the green box in Enrique Browne's House in Paul Harris Street (1980, initiating his second stage of projects) and the box-embedded-in-a-hill by Izquierdo Lehmann's House in Lomas Suaves (1984, reminiscent of de Groote's unbuilt Roberto Edwards House —1980— in which Luis Izquierdo and Antonia Lehmann surely participated as associates). Both show times of fading faith in architecture and a growing search for answers in nature.
The 1990's show the box in full glory. Mathias Klotz's Tongoy House (1991) turns into the world canon of a box house —a title which could be disputed by Kazuhiko Namba— , whereas Smijan Radic's "La Habitación" (1992-1997) displays an urge to break free from the overwhelming easiness of the box - which it's clear in his later work.
40 years after Guillermo Santos House in Papudo, a young crew sick of the box's new status as a canon brought us Nautilus (AKA "the Glass House") right in the turn of the millenium. It tried to bring some sense of closure to 50 years of boxes with a social experiment: an inhabited glass house right in the oldest urban fabric we have here. Nautilus tried to kill the box yet it may helped —with huge loads of media coverage— to turn it into the standard. Prefab box houses ("mediterranean" homes —sic— ) are now mainstream: The box is dead. Long live the box!
(Cover: Christie, Jorge & Torres, Arturo /// Nautilus /// Downtown Santiago, Chile ///1999-2000. Cover image: © Cooperativa URO1.ORG, Jorge Christie, Carolina Stefanini.)
44 notes · View notes