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#Palo Alto Movers
movingforwardsf · 2 years
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Affordable Moving Service In Redwood City
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Moving Forward is an affordable moving service provider based in Redwood City, California. The company was founded with the mission of making moving a stress-free and affordable experience for everyone. The team at Moving Forward consists of experienced movers who are dedicated to providing their customers with excellent service. you can fin who is the best redwood city movers
One of the key differentiators of Moving Forward is their commitment to affordability. They understand that moving can be a costly process, and they strive to provide their services at a price that is accessible to everyone. They offer a variety of moving packages to suit the needs of their customers, and their transparent pricing structure means that customers always know what they're paying for.
Another benefit of working with Moving Forward is the level of customer service that they provide. The team at Moving Forward is dedicated to making the moving process as easy and stress-free as possible for their customers. They offer a range of services, including packing and unpacking, loading and unloading, and storage solutions. They are also available to answer any questions that customers may have, and they are always happy to offer advice and guidance.
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In addition to their affordability and customer service, Moving Forward is also committed to sustainability. They use environmentally friendly packing materials, and they recycle whenever possible. This not only helps to protect the environment, but it also helps to keep costs down for their customers.
Moving Forward is a trusted and reliable moving service provider in Redwood City. They have a proven track record of providing excellent service to their customers, and they are always looking for ways to improve their offerings. Whether you're moving across town or across the country, Moving Forward is the affordable moving service provider that you can count on.
In conclusion, Moving Forward is a company that is dedicated to providing an affordable, stress-free moving experience for their customers. With their commitment to affordability, customer service, and sustainability, Moving Forward is the best choice for anyone looking for a reliable moving service provider in Redwood City. So if you're planning a move, make sure to reach out to Moving Forward and experience the difference that they can make.
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patty22 · 2 years
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Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: - ¿Vamos a jugar al escondite? La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó: - ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso? - Es un juego - explicó la LOCURA - en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego. El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA, la ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la VERDAD prefirió no esconderse. ¿Para qué?, Si al final siempre la hallaban, y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse... - Uno, dos, tres... - comenzó a contar la LOCURA. La primera en esconderse fue la PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La FE subió al cielo y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, ¿que si un lago cristalino? ideal para la BELLEZA, ¿que si la rendija de un árbol? perfecto para la TIMIDEZ, ¿que si el vuelo de la mariposa? lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD. ¿que si una ráfaga de viento? magnifico para la LIBERTAD. Así terminó por ocultarse en un rayito de sol. El EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él. La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris) y la PASIÓN y el DESEO en el centro de los volcanes. El OLVIDO... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es lo importante. Cuando La LOCURA contaba 999.999, el AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. - Un millón - contó la LOCURA, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la PEREZA sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre Teología y la PASIÓN y el DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la ENVIDIA y claro, así pudo deducir donde estaba el TRIUNFO. El EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo. Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la BELLEZA y con la DUDA resulto más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse. Así fue encontrando a todos, el TALENTO entre la hierba fresca, a la ANGUSTIA en una oscura cueva, a la MENTIRA detrás del arco iris... (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta el OLVIDO... que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite, pero sólo el AMOR no aparecía por ningún sitio. La LOCURA buscó detrás de cada árbol bajo, cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal y las rosas... Y cogió un palo y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escucho. Las espinas habían herido en los ojos al AMOR. La LOCURA no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra: EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA
"Los sentimientos juegan al escondite"
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leprivatebanker · 1 month
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Midday movers: Lilly, Palo Alto and Fabrinet rise; Lowe's, Boeing fall
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comunidadgolf · 10 months
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1. Comprender la importancia de un backswing de golf más amplio¡Hola a todos los entusiastas del golf! Hablemos de un elemento clave que puede ser un cambio de juego para muchos de nosotros - un backswing de golf más amplio. Espera, ¿Logré captar tu atención? ¡Fantástico! Ahora, para aquellos que se preguntan, el backswing, en el lenguaje del golf, es la acción de mover el palo hacia atrás desde la bola en preparación para el swing principal. Sí amigos, es ese gran movimiento hacia atrás que necesitamos dominar para meter la bola en ese agujero con menos golpes. ¿Qué significa un backswing más amplio? Bueno, un backswing más amplio no significa únicamente llevar el palo más lejos en la fase de preparación. Se trata de lo lejos y lo alto que puedes llevar el mango del palo, extendiendo así tus brazos. Lo más importante en este movimiento es mantener una buena postura y no comprometer la estabilidad de tu swing. Por eso, antes de intentarlo, asegúrate de tener una buena base de equilibrio y una postura correcta. ¿Por qué es importante? Lo primordial es que un backswing más amplio permite un golpe más largo, generando una mayor distancia. Imagina cuánto más lejos podría llegar esa bola si maximizas tu backswing. No estamos hablando de duplicar la distancia de tiro. Pero sí, podríamos estar hablando de metros adicionales, que, para ser honestos, en golf cada centímetro cuenta. Ahora, también debes saber que el backswing no funciona solo. Debe estar bien sincronizado con el golpe principal y el seguimiento para garantizar disparos eficaces. Una conexión fluida entre estos tres puede hacer maravillas en tu juego, si se sincroniza correctamente. Asegúrate de tener en cuenta los detalles del backswing. No es un mero movimiento hacia atrás, sino una ciencia en sí misma. Y una vez que dominas este arte, te darás cuenta de que tu juego de golf puede llegar a otro nivel completamente nuevo. ¡Así que ve y practica ese backswing más amplio!2. Mejorar la flexibilidad y el rango de movimiento¿Quién no quiere tener una mayor flexibilidad y rango de movimiento? Todos sabemos que esto puede facilitarnos la vida en muchos aspectos, desde el rendimiento deportivo hasta la realización de tareas diarias. Pero, ¿has pensado en cómo puedes lograrlo? Aquí te lo contamos. El cuerpo humano es una máquina increíblemente adaptable. Probar diversos ejercicios y rutinas de entrenamiento puede ser un primer gran paso para mejorar nuestra flexibilidad y rango de movimiento. Y no, no necesitas inscribirte en una clase de circo para obtener resultados (aunque eso podría ser divertido). Estiramientos activos y pasivos Los estiramientos son tus mejores amigos cuando se trata de mejorar la flexibilidad. Sin embargo, es importante que comprendas la diferencia entre los estiramientos activos y pasivos. Los primeros te hacen tomar una posición y mantenerla utilizando solo la fuerza de tus músculos, mientras que los segundos involucran algún tipo de ayuda externa para mantener la posición del estiramiento. Ambos son beneficiosos, pero depende del momento y la finalidad que elijas uno u otro. Rutinas completas y equilibradas de entrenamiento Un error común es enfocarse solo en un área del cuerpo. Pero, si realmente deseas mejorar tu flexibilidad y rango de movimiento global, necesitas trabajar todo tu cuerpo. Eso significa que necesitas hacer una rutina completa de entrenamiento que incluya ejercicios tanto de la parte superior como de la inferior. Y sí, eso incluye esos músculos que nos gusta ignorar porque son difíciles de trabajar. Así que ya lo sabes. Con un poco de esfuerzo y paciencia, mejorar tu flexibilidad y rango de movimiento es totalmente posible. Recuerda que lo importante no es cuán lejos puedes llegar el primer día, sino la constancia con que trabajas por ello. ¡A estirar se ha dicho!3. Aprovechar correctamente el peso corporal¿Te has detenido alguna vez a pensar cuánto partido le puedes sacar a tu propio peso corporal? Sí, has leído bien. Tu cuerpo
es un magnífico gimnasio portátil que puedes emplear en cualquier momento y lugar para mantenerte en forma. ¡Imagina las posibilidades! Vamos a profundizar en el magnífico arte de aprovechar correctamente nuestro peso corporal. Punto número uno: comprendiendo tu peso corporal. Cuando hablamos de "peso corporal", nos referimos a la gravedad y a cómo afecta a nuestro cuerpo. Es decir, la resistencia que ofrece nuestro cuerpo a la gravedad es la que utilizamos para ejercitarnos. Increíble, ¿verdad? ¿Cómo puedes aprovechar tu peso corporal? No necesitas de maquinaria pesada ni costosos gimnasios para realizar un buen entrenamiento. Por suerte, nuestra anatomía está diseñada de tal manera que podemos utilizarla como método de tonificación. Los ejercicios de peso corporal, también conocidos como calistenia, son una forma efectiva de entrenar cada músculo de tu cuerpo utilizando nada más que tu propio peso. Ejemplos de ejercicios de peso corporal Push-ups: Los clásicos y queridos 'push-ups' o flexiones. Tus hombros, tríceps y pecho te lo agradecerán. Squats: ¿Quién no conoce las sentadillas? Este ejercicio trabaja principalmente glúteos y piernas. Planks: Las planchas. Un ejercicio completo que trabaja el core o la zona media de tu cuerpo. Estos son solo algunos ejemplos, pero hay muchos más. Lo maravilloso de los ejercicios de peso corporal es la versatilidad que ofrecen. Puedes mixturarlos, modificarlos y adaptarlos según tus necesidades. Si sientes que algún movimiento es demasiado pesado, siempre puedes ajustarlo a tu nivel. Así que ya sabes, no hay excusas para no entrenar, ya que llevas contigo el mejor gimnasio del mundo: tu propio cuerpo. ¡A aprovecharlo!4. El papel crucial de la postura adecuada¡Hablemos un poco sobre la postura! Sí, esas palabras que has escuchado un millón de veces: "Ponte recto", "No te encorves". ¿Alguna vez te has preguntado por qué es tan importante? Bueno, la postura correcta es crucial para nuestro bienestar general y, a menudo, la subestimamos. Aunque no lo creas, adoptar una postura adecuada puede cambiar la forma en que te sientes y te perciben los demás. Parece sorprendente, ¿verdad? Beneficios de una buena postura En primer lugar, una buena postura mejora tu respiración. Así es, cuando te sientas o te paras correctamente, tus pulmones tienen más espacio para expandirse, lo que facilita la respiración. De hecho, los cantantes y los músicos de viento suelen tener una postura excelente debido a esta misma razón. En segundo lugar, una postura adecuada puede reducir el dolor de espalda. Al mantener una postura correcta, puedes aliviar la tensión en los músculos de tu espalda y hombros. Imagina todas las horas que pasas frente a la computadora, ¿no te parece una gran idea? Consejos para mantener una buena postura Ajusta tu espacio de trabajo: Sí, ese escritorio desordenado y esa silla poco ergonómica pueden estar afectando tu postura. Consigue un soporte para tu laptop o monitor para que estén al nivel de tus ojos, y ajusta tu silla para que tus pies estén bien apoyados en el suelo. Da pequeños descansos: No seas duro contigo mismo. Levántate y estírate cada cierto tiempo. Tus músculos te lo agradecerán. Practica el autorecordatorio: Es fácil olvidarse de la postura a mitad de un día ajetreado. Por eso, inténtalo recordarte a ti mismo de vez en cuando que debes sentarte o pararte derechito. La próxima vez que escuches el consejo de "mejorar tu postura", escúchalo agradecido. No es solo un mantra de tu madre o de tu profesor de yoga. Es una forma sencilla y directa de cuidar tu salud y bienestar.5. Posicionamiento de manos y brazosChicos, hoy vamos a hablar de algo crucial en cualquier actividad física o deportiva que realicemos. Sí, estamos hablando del posicionamiento de manos y brazos. Ya sea que quieras mejorar tu técnica en natación, baloncesto, yoga o incluso en videojuegos, la manera en que colocas tus manos y brazos es clave. Pero vamos paso a paso. Entendiendo la importancia
Primero, entender la importancia del posicionamiento de nuestras extremidades va más allá de una simple cuestión de ergonomía. Un buen posicionamiento no solo te permite realizar los movimientos de manera más eficienta, sino también prevenir lesiones. No queremos acabar con un terrible dolor de muñecas luego de una larga maratón de Call of Duty, ¿cierto? Reconociendo la posición correcta Entonces, ¿cómo debemos posicionar nuestras manos y brazos? En muchos casos, vamos a buscar una posición en la que nuestras extremidades se encuentren alineadas con otras partes del cuerpo. Ese caso de mantener los brazos paralelos al torso en una postura de yoga viene a la mente, o el mantener los codos cerca del cuerpo mientras tecleamos en nuestro ordenador. Esto nos ayuda a mantener un correcto equilibrio y una tensión muscular adecuada. Siguiendo algunos tips No importa la actividad que realices, siempre es vital calentar antes y después. Tómate unos minutos para realizar algunos ejercicios de movilidad y estiramiento para tus manos y brazos. Esto activará la circulación y beneficiará a tus músculos. Estate siempre atento a la sensación de tus manos y brazos. Si sientes tensión o dolor después de un tiempo realizando una actividad, eso podría ser señal de que algo no está bien en tu posición. No dudes en parar y replantear tu técnica. La postura es la parte más visible del equilibrio, pero en realidad es solo una pequeña parte de la ecuación. No olvides valorar también la forma en que respiras y el estado de tu mente mientras realizas una actividad. Todo es importante. Practicando y mejorando Por último, recuerda que la perfección no se alcanza de la noche a la mañana. No te frustres si al inicio no puedes recordar mantener la posición correcta todo el tiempo. Solo sigue practicando y pronto verás mejora. Después de todo, nuestra meta es disfrutar lo que hacemos y, por qué no, ser cada vez mejores en ello.6. Prácticas recomendadas y ejercicios para un backswing más amplioSi andas buscando maneras de mejorar tu backswing, llegaste al lugar correcto. En este blog, te daré consejos y ejercicios que no sólo mejorarán tu capacidad para realizar un backswing más amplio, sino también transformarán tu juego en general. Primero, hablemos de las prácticas recomendadas para hacer un buena backswing más amplio. No hay nada más esencial que mantener la concentración. El backswing es un movimiento complejo en el que se debe centrar la atención en la posición del cuerpo, la velocidad del swing y la posición de las manos. Una distracción puede acabar con todo el movimiento. Ejercicios para mejorar tu backswing En cuanto a los ejercicios, hay varios que puedes integrar en tu rutina diaria. El primero es el ejercicio de giro de tronco. Este ejercicio tiene como objetivo mejorar la movilidad y la estabilidad de la columna para permitir un backswing más amplio. Simplemente debes girar tu tronco en diferentes direcciones, manteniendo la espalda recta y las rodillas dobladas. Otro ejercicio que vale la pena mencionar es el estiramiento de la toalla. Este ejercicio no solo promoverá un backswing más amplio, sino que también mejorará la flexibilidad de tus hombros. Simplemente necesitas una toalla larga. Sujeta cada extremo con las manos y, manteniendo los brazos estirados, levanta la toalla por encima de la cabeza y luego llévala hacia atrás. Entrenamiento con pesas para un backswing más amplio Finalmente, el entrenamiento con pesas también puede ser beneficioso. No necesitas levantar grandes cantidades de peso, sino más bien concentrarte en movimientos que trabajen los músculos que más utilizas durante un backswing. Los ejercicios de remo y de press de hombros pueden ser especialmente útiles para esto. Recuerda, estos consejos y ejercicios son útiles, pero la clave para un backswing más amplio es la práctica constante. Así que ponte esas zapatillas de golf y ve a probar estos ejercicios en el campo.7. Errores comunes a evitar para un
backswing más amplioComo apasionados del golf sabemos lo frustrante que puede resultar un backswing que no consigue cumplir con nuestras expectativas. ¡Tranquilos! Vamos a desgranar esos errores comunes que pueden estar arruinando tu backswing y cómo evitarlos. Error nº1: Mucha prisa. Uno de los errores más comunes es acelerar el proceso. La velocidad es un factor clave en el backswing, y un moviemiento precipitado puede llevar a un desajuste en el balance y en el control del palo. Recuerda, se trata de un movimiento suave y constante, no de una carrera. Poner los hombros en rotación, el error nº2 El enfoque en girar los hombros demás puede llevar a un backswing limitado. Lo importante no es cuánto giren tus hombros, sino cómo lo hacen. Intenta mantener tus hombros alineados con las manos durante el backswing para añadir consistencia a tu golpe. Error nº3: La posición de las manos. Muchos golfistas novatos tienden a mantener las manos demasiado lejos o demasiado cerca del cuerpo durante el backswing. El truco está en encontrar un equilibrio y mantener la misma distancia durante todo el backswing. Enfoque excesivo en la bola, error nº4 El objeto de tu obsesión no siempre debe ser el centro de atención durante el backswing. Estar demasiado enfocado en la bola puede conducir a una mala rotación y un backswing deficiente. Intenta enfocar tu mirada en la dirección en la que quieres que vaya la bola en lugar de concentrarte únicamente en la bola en sí. Y finalmente, El error nº5: No practicar lo suficiente. Recuerda, el backswing perfecto no se logra de la noche a la mañana. Requiere práctica constante y ajustes regulares. Play on YouTube Hacer un backswing amplio no implica necesariamente hacer todos estos gestos de forma extremada, sino encontrar tu propio equilibrio y, sobre todo, disfrutar de cada golpe. ¡Vamos, practica esos swings!
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magicmovingstorage · 3 years
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We are a full service moving and storage company in the Bay Area. We can help take the stress out of your move. Give us a call for a free quote.
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moversinfo · 5 years
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California Loyal Movers is the best movers and packers in Palo Alto, we services in multiple cities of California.
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liquidity24 · 4 years
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movingforwardsf · 22 days
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Smooth Relocations with Moving Forward: The Leading San Francisco Office and Home Movers
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Why Let Moving Forward Be Your Relocation Solution? It was important for us not only to meet our clients’ expectations and be able to move boxes from one place to another but also to move forward in the development of our company. Here’s why businesses and homeowners in San Francisco trust us
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Exceptional Home Moving Services Transferring homes is always such a big deal not only to the dwellers of the house but to the house itself. Whether it is a young family moving into another state, or an elderly person moving to a smaller home, Moving Forward handles people’s belongings with as much care as it would with its own. All your delicate items as well as your massive pieces of furniture will be carried by our expert San Francisco home movers
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It goes without a doubt that Customer Satisfaction IS OUR PRIORITY. This is one of the reasons why we have obtained a following in the San Francisco area: meeting the customer’s needs. Thus, we are convinced that our further communication should be open, and we must be transparent and reliable at the time of the move. At our company, we will presume a customer-friendly approach as soon as you make the first contact with our team.
Most of our clients have moved with us for their future moves; we have developed relationships with the people in the community. For commercial and residential Washington DC movers, our business plan is simple: to provide only the best moves and make each move a pleasure.
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atechnocratit · 5 years
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onemovemovers-blog · 4 years
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One Move Movers provides relocation services in Bay area California and is part of the Moving Services Industry. Our movers in Santa Clara assure you in providing the best, most efficient and excellent service possible. It can be challenging to find a moving company that handles antiques, especially when pieces are traveling out of state. Our fast delivery speed service goods are relocated without any damage and time delays. We can make deliveries to professional offices, residences, storefronts, showrooms, or client residences. All In One Storage provides state-of-the-art security and a variety of unit sizes to fit every need. We offer a full line of boxes, packing supplies, and locks, along with the convenience of online transactions for reservations and payments. Our success ratio purely based on our professional movers with several years of experience. Without their hard work we would not be one of the top-rated moving companies in the area.
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cosineitor · 4 years
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Guerra Federal
Guerra federal boliviana: 1898-1899.
“Willka, te doy el grado de Coronel; levanta al indio; destruye al blanco del Sud. Cuando derrotemos al Ejército Constitucional, yo seré Presidente y tú serás el Segundo Presidente de Bolivia. Y devolveremos la tierra al indio; la tierra que le ha arrebatado el Gral. Melgarejo”. —Coronel José Manuel Pando a Zárate Willka “el temible”.
"... deseamos hallar la regeneración de...Bolivia." "los indígenas, los blancos nos levantaremos a defender nuestra República de Bolivia..." "...deben respetar los blancos o vecinos a los indígenas, porque somos de una misma sangre e hijos de Bolivia, deben quererse como hermanos con los indianos... hago prevención a los blancos... para que guarden el respeto con los indígenas..." —Fragmento de la Proclama de Caracollo, escrita por Pablo Zárate Willka.
Prólogo
Los vientos eran tormentosos en ese llamado “verano”. Las nubes oscuras cubrían todo el cielo, lluvias, tormentas y granizadas agitaban los vientos de la ciudad de La Paz. Agitada también estaba la gente.
La moral boliviana estaba por los suelos, y la gente acumuló la rabia y la impotencia. Y se notaba. Los ciudadanos del bando liberal de Oruro y La Paz encontraron a sus culpables. Los aristócratas, el clero y los altos mandos militares; los conservadores.
Los rumores corrían.
Ellos debían ser los responsables de la derrota boliviana contra los chilenos al mostrar una incompetencia militar digna de ser llamada traición. Ellos, quienes entraron en colusión con empresarios mineros chilenos e ingleses, todo esto encabezado por Aniceto Arce, un traidor. Ellos fueron quienes no movilizaron las tropas bolivianas, e hicieron caso omiso de los pedidos de auxilio del Perú, quienes solicitaban que Bolivia entre de nuevo en guerra contra Chile.
Y ahora querían declarar como capital y sede de gobierno a la ciudad de Sucre.
…………………..
Julio había sanado pero aún cargaba con su cicatriz.
Luego de haber estado al cuidado de Sisa, volvió a La Paz, siendo acogido por los militares, quienes solían llevarlo a en hombros por las calles para agitar a las masas.
Lo exponían en las ropas rotas de soldado que llevaba luego de ser herido, lo maquillaban, ensuciándolo, y luego abrían su camisa para exponer obscenamente en ese espectáculo su cicatriz. Una especie de circo que servía para elevar los ánimos bélicos, y fomentar en la población que los conservadores eran los responsables de que a Julio, a la patria, le hubiesen malherido.
Vivió el hervir de la gente que clamaba por que la capital no fuese Sucre. No iban a permitir que el bastión de los conservadores se convirtiese en la sede de gobierno del país.
La capital debía ser La Paz, o al menos, Cochabamba.
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Marchaban en silencio, pero acompañados por una llovizna que regaba el opaco paisaje. El olor a la tierra mojada inundaba los pulmones de los soldados, que temblaban por aquel frío mientras marchaban con paso cansado. Parecían frágiles hojas que podrían ser levantadas por el viento.
Julio cabalgaba al lado del coronel Pando. Un hombre corpulento, que junto a su uniforme que se empapaba cada vez más a pesar de haberse cubierto con una capa, mostraba altivez y destacaba entre la tropa. Era alto y de mirada noble, y esa nobleza se reflejaba en cada acción que realizaba.
Parecía incluso algo teatral con esa pose de caballero de alguna época pasada.
Julio se veía aún más diminuto al lado de aquella figura; aún así el coronel Pando siempre fue respetuoso con el menor. Nunca titubeaba al inclinarse ante él por lo que representaba y no lo trataba con condescendencia o lo ignoraba como muchos habían hecho. Sin embargo Julio no podía evitar sentirse más como una bandera o una estatua en medio de todo eso. Sólo podía observar y asentir mientras decisiones que le afectaban eran tomadas.
Eran un gran ejército de hombres con los uniformes azules que habían traído desde el Perú, ese improvisado ejército llevaba sólo un cañón, al que le llamaron “Walaycho”.
Esos soldados no tenían mucha experiencia; la mayoría eran civiles, estudiantes, miembros del partido liberal o simpatizantes. Muchos nunca habían disparado un arma.
Se iban a enfrentar a un ejército de verdad.
Se decía que el gobierno de Chile habría proporcionado armas a los conservadores.
El bando conservador poseía las fuerzas armadas, y el grueso de su ejército estaba aguardando entre las ciudades de Oruro y Sucre.
El ejército liberal, marchando hacia el sur, rompió el cerco que habían puesto los conservadores sobre La Paz.
“Reprimirla, someterla, cuando menos; bombardearla” habría dicho Fernández Alonso, el presidente de Bolivia, perteneciente al bando conservador, al referirse a La Paz.
Siempre, desde que se convirtió en una nación, Julio pensaba que él era nada más que una mascota. Una representación, que no iba a poder tomar una decisión sobre su pueblo o sobre sí mismo.
Ahora no era diferente. Los liberales lo usaban como un símbolo. Lo alzaban de hombros con cada manifestación, y en las calles lo saludaban, levantando sus sombreros y gritando un “¡Viva Bolivia!”.
Julio sólo sonreía melancólicamente, a veces alzaba la voz para responder con un “Viva”.
Habían salido de catástrofes, y una guerra que estancó a Bolivia. En ese proceso, habían perdido aproximadamente a un millón de personas. Y ahora estaban sumergidos en una nueva guerra.
El ánimo de los bolivianos estaba hecho trizas, sin embargo, tenían la esperanza de que al enfrentarse a los conservadores, y obtener la victoria, podrían redimir y cambiar el destino de infortunio que había vivido Bolivia hasta entonces.
En los campamentos militares, la gente brindaba por él.
Julio cabalgaba al lado del coronel, y no le quitaba la vista de encima. Había algo curioso acerca de este hombre: José Manuel Pando.
Julio se había acostumbrado a los caudillos, y pensaba que Pando sería uno más; un militar con ansias de poder.
Pero en sus discursos, hacía arder a la gente en vítores y aplausos. Les prometía establecer una sede de gobierno definitiva, les prometía al pueblo que Bolivia entraría de nuevo en guerra contra Chile, para poder recuperar los territorios perdidos de Bolivia y de Perú.
Incluso proponía algo que a nadie se le habría ocurrido plantear; Pando prometía que le devolvería las tierras y la soberanía a los pueblos indígenas. Prometía incluso algo aún más radical: Que el próximo presidente de Bolivia, luego de su mandato, fuese un “indio”.
Pando se habría aliado con un estoico hombre de origen Aymara que tenía la capacidad de mover a las miles de comunidades de Bolivia. Su nombre era Pablo Zárate Willka, le decían “El Temible”.
La esposa de Pando, una indígena, se habría comunicado con Willka, y frente a varios jefes comuneros hizo una ofrenda a la Pachamama, demostrando la buena voluntad de los liberales y así, uniendo a las fuerzas Aymara contra los conservadores.
Más allá de aquella azul formación en gruesas columnas que formaban el ejército liberal, se encontraban varios colores avanzando sin formación alguna.
Eran Aymara, hombres y mujeres. Varios colores de ponchos y aguayos se movían con el viento.
Tenían pocas armas de fuego; la mayoría tenía a mano sus chicotes, otros cargados con machetes o sables, piedras, palos o q’urawas.
Se escuchaban sus murmullos a lo lejos, hablando en sus lenguas. Julio los escuchaba desde su caballo. Al mirar hacia el gran grupo de indígenas, vio a su líder, con su sombrero y chullo, su poncho, su fusil y pistolas, pijchando coca. Era Pablo Zárate Willka, rodeado por los Mallkus y Jilakatas, jefes de las distintas comunidades Aymara.
Alguna que otra voz se alzaba entre los indígenas entonando una consigna. Se les veía optimistas, esperanzados. Las promesas de Pando para con los pueblos originarios no eran menores.
La alianza de Willka con Pando estaba haciendo temblar a los conservadores.
Pero también había rabia en sus voces y gestos.
Los conservadores, en su marcha hacia La Paz, habrían diezmado varias comunidades indígenas, robando sus provisiones y matando a los pobladores.
La voz de los campesinos se convertía en trueno una vez más en Bolivia.
Algunas tropas indígenas, como escarmiento, se habrían adentrado en pueblos ocupados por militares conservadores y habrían asesinado a los soldados que custodiaban dichas comunidades, lo que habría horrorizado a la sociedad de Sucre, quienes se lamentaban por los jóvenes soldados muertos a manos de los indígenas.
Como ocurrió en Ayo Ayo, donde asesinaron a varios soldados dentro de una iglesia.
Tomaban a Zárate Willka como a un asesino.
Julio vio en la distancia a una mujer marchando con una bandera: era Sisa. No la veía desde que ella le había cuidado debido a su herida.
Aparecía nuevamente con esa estampa digna, que era capaz de movilizar a su pueblo en armas. Sisa iba cargada con un machete y un chicote que llevaba cruzado.
El cielo era una pared gris que parecía podía caerse en cualquier momento. Las ventiscas provocaban un ruido que rompía con la monotonía de los pasos en ritmo de marcha o el murmullo lejano de los indígenas.
Marcharon durante varias horas hasta que desde la distancia vino cabalgando un grupo de jinetes a toda velocidad, dejando una estela de polvo que se disolvía en el viento. Fueron en dirección a Pando.
—Coronel —comenzó a decir uno de los jinetes mientras calmaba a su caballo— el ejército del presidente se encuentra a poca distancia. Han preparado sus cañones y están en posición para una batalla… nos superan en número, señor, tienen seis cañones y varias ametralladoras.
Pando miró a su alrededor, inspeccionando rápidamente a su ejército. se aclaró la garganta y alzó la voz.
—¡Hombres! ¡Prepárense para la batalla! ¡manténganse firmes, que los soldados del presidente nos superan! —Exclamaba mientras paseaba con su caballo frente a sus tropas— ¡ellos tienen más experiencia, más municiones y tienen un arsenal completo de artillería, nosotros sólo tenemos a nuestro Walaycho—Dijo sonriendo— pero nosotros tenemos a los hombres más valientes, que van a luchar contra las injusticias de los conservadores! ¡Willka —dijo señalando con su sable al caudillo indígena—, dile a tus milicias que estén listos para combatir! ¡vamos a atacar de frente para derrotar definitivamente al ejército del sur!
Los hombres gritaron y vitorearon el discurso, mostrando determinación, además entonando cánticos de guerra.
Willka exclamaba su arenga hacia las comunidades que lo acompañaban, hablando en Aymara. Los indígenas alzaron gritos de guerra que hicieron eco entre las montañas, y se prepararon para seguir la marcha y enfrentarse al enemigo.
Pando se volteó y observó a Julio, le asintió sonriendo y reanudó la marcha.
En poco más de media hora el ejército liberal quedó frente a las fuerzas constitucionales.
Un grupo de jinetes escoltó a Julio lejos de la batalla hacia una loma desde la que podía ver los acontecimientos de la refriega.
Le dijeron que no podían arriesgarlo, y que además, con la herida recién cicatrizada no estaría en buena forma para actuar en batalla.
Julio sólo obedeció en silencio.
Pero se preguntaba si es que alguien del ejército constitucional le dispararía o le haría daño intencionalmente.
¿Podrían? ¿Serían capaces?
Julio rechazó ese pensamiento. Él era la patria después de todo ¿no es así?
Los dos ejércitos estaban listos, frente a frente. A lo lejos podía adivinar la figura de Severo Fernández Alonso, el presidente, montado en su caballo.
También vio a Pando cuando alzó su sable, para dar la orden a su infantería de avanzar y disparar contra el enemigo.
Sin embargo los sureños se habían adelantado y dispararon sus seis cañones contra los liberales, haciendo brechas en las líneas de la infantería. Contestaron disparando con el Walaycho.
Julio cerraba los ojos cada vez que sonaba una descarga de artillería. Transpiraba. Los disparos de los fusiles se volvían cada vez más seguidos. Estaba nervioso, pero a la vez, se sentía culpable. Pensaba que ver a su gente matándose entre ellos le provocaría dolores físicos, que le causaría gran agonía cada vez que uno de sus “hijos” cayera muerto a manos de uno de sus hermanos. Pero no.
Sólo miraba mientras las personas que hacían que él fuese un país estaban obstinados en aniquilarse el uno al otro.
Los conservadores decidieron utilizar sus modernas ametralladoras. Julio sintió un escalofrío y estuvo a punto de gemir de angustia al ver a gente siendo despedazada por las ráfagas de metralla.
Un cuerno sonó a la distancia.
Willka lideraba el desorganizado avance de las comunidades, que corrían y gritaban alzando sus armas. El ejército del sur disparó con su artillería y con su infantería a los aymara, pero estos no se detuvieron ante el ataque. Con cada descarga caían varios, pero los demás seguían su rápido avance hacia el flanco de la posición conservadora. Tuvieron la suerte de que las ametralladoras estaban concentradas en el ejército de Pando, no en los indígenas.
Llegaron hasta las líneas del enemigo y comenzó el combate cuerpo a cuerpo.
Con chicotes, machetes y palos, los indígenas comenzaron a ganar terreno frente al ejército constitucional.
Eran fieros al pelear, no se detenían. Algunas de las tropas de Alonso comenzaron a retroceder.
Era increíble. Julio miraba atónito la escena.
Los indígenas estaban rompiendo la formación de los conservadores.
Eran incansables, y no les preocupaban las bajas que iban teniendo. Ellos sólo seguían atacando.
Julio mordió su labio en arrepentimiento cuando por su cabeza pasó el pensamiento de que si hubiesen ido a la guerra, él no habría perdido su salida al mar.
Estaba seguro de que si hubiesen usado a indígenas en el ejército, los habrían ocupado de carne de cañón.
Bolivia nunca había ocupado indígenas en la guerra. Hubiese sido un golpe en el orgullo de los criollos el que se le diera una condecoración a un “indio”. Sólo los usaban en la retaguardia, para limpiar las armas, preparar municiones o arrastrar los cuerpos.
No sabía cómo sentirse de que ellos tuviesen esta determinación al pelear.
Pero presentía que su fervor se debía a que si ganaban al ejército del presidente, ellos podrían volver a tener sus tierras y los mismos derechos que los demás bolivianos. No sabía si lucharían con tanta fiereza si se tratara de otro motivo.
Pasaron varias horas en la batalla.
Los liberales y los ejércitos indígenas ya casi habían acabado con el ejército constitucional.
Los soldados sureños huían mientras los federalistas celebraban. Pando envió a sus batallones de caballería para perseguir a los que escapaban, para así impedir su reorganización.
Julio se fue acercando al campo de batalla.
Vio a las multitudes celebrando, gritando y desahogándose después de la batalla.
Algunos soldados robando las pertenencias de los caídos, otros recolectando las armas.
Vio a soldados federalistas fusilando a soldados constitucionales que lloraban pidiendo clemencia.
Observó a los indígenas, algunos ahorcando a un militar de alto rango que no pudo huir.
Algunos lloraban junto a cadáveres; quizás de hermanos, quizás de amantes, esposos o esposas o quizás familiares.
Pero la mayoría celebraba en ruidosas exclamaciones de júbilo.
Corría el rumor en el ejército de que el presidente Fernández Alonso habría alcanzado a escapar. Unos decían haberlo visto huir en dirección a la frontera con Chile.
Pando bajó de su caballo y fue a saludar a Willka. Ambos reían dichosos, se abrazaron y estrecharon sus manos.
—Vamos a cambiar estos siglos de injusticia que han ocurrido contra tu gente, Willka —Dijo Pando en voz alta.
—Lo estamos logrando, compañero –respondió Zárate Willka, mientras sonreía.
Julio dio la media vuelta. Su escolta le dijo que iban a comenzar a armar el campamento a unos kilómetros de ahí.
Al voltear, vio la celebración de nuevo. En la distancia divisó a Sisa, quien en júbilo alzaba su machete, junto a otras mujeres y hombres indígenas, exclamando sus consignas y ofrendas a los dioses tutelares.
El arma de Sisa estaba cubierta de sangre.
2
El campamento fue armado y Julio se preparaba en silencio para dormir de una vez.
Había asistido a la cena para sentarse junto a Pando y a Willka, como se esperaría de él. No había mucho para comer. Pando habló y rio junto a sus soldados. Willka sonreía levemente. Pero se excusó pronto para poder ir junto a sus comuneros, quienes hablaban siempre en voz baja, en círculos, y era infaltable el mascar la coca.
Entre los indígenas derramaron alcohol en la tierra, botaron hojas de coca mientras un yatiri iba recitando plegarias y deseos de buena fortuna. Enterraron el feto disecado de una llama y quemaron lana y hoja de coca. Hicieron la ofrenda a la Pachamama para que bendijera su lucha y para que recibiera a los muertos.
Julio se sacó las correas con las que sostenía su sable y su pistola y la dejó sobre su morral. El sonido de alguien entrando le hizo voltear. Era Sisa.
—Waway, de tiempo que no nos vemos —Dijo Sisa mientras se acercaba y sonreía.
Se le veía feliz, como pocas veces se le había visto.
Julio al verla no pudo evitar recordarla con su machete ensangrentado.
—M-mama…
—Ya estás mejor de tu cicatriz ¿no ve?
—Sí —Respondió Julio con la cabeza baja.
—Te veo triste, lluqalla ¿pasa algo?
—No, no es nada, sólo pienso.
Sisa lo miró seriamente, no le gustaba que le mintieran, y creía saber qué le pasaba a Julio.
—Sé que te debe confundir y doler que entre tu gente se estén peleando y matándose… pero a veces, por el bien de todos, es necesario esta clase de sufrimiento.
Julio la miró y asintió levemente.
Sisa volvió a mostrarle su sobria sonrisa.
—Lo que están haciendo, Julio, es historia —Dijo Sisa orgullosa y esperanzada—. Con esta guerra nos devolverán lo que habíamos perdido, volveremos a ser los dueños de nuestra tierra… pero además, a mi gente que vive aquí se les reconocerá como bolivianos —Tomó de los hombros a Julio— En los otros países se nos maltrata, se nos mata, nos prohíben nuestra lengua y nuestra vestimenta… aquí, con don Pando y el jilata Zárate, van a hacer que Bolivia se diferencie de todos los demás países. Y si debo disparar contra el que se oponga a que obtengamos eso, pues lo haré.
Julio asentía, y sonreía débilmente.
¿Él dispararía contra su gente?
No. Estaba seguro de ello. No podría, no se atrevería, y deseaba nunca tener que llegar a verse en una situación así, creía no poder ser capaz de atacar a su propio pueblo.
—Dormíte pronto, wawa —Dijo Sisa mientras se separaba de Julio—, que mañana llegamos a Sucre, y ahí vamos a esperar a que el jilata Pando comience a armar esta nueva época.
Sisa salió de la tienda, dejando solo a Julio, quien tras quedarse de pie mirando el suelo, decidió luego de unos momentos acostarse.
Sisa caminaba llegando hasta el campamento que habían armado los aymara. De su chuspa sacó una hoja de coca, que salió quebrada.
Suspiró.
“Desde que tuvo la guerra con el chileno, no ha vuelto a ser él mismo”.
Ahora Chile poseía territorios de los Aymara, y el trato con ellos fue de lo más bajo.
Se comenzó a aplicar lo que los gobernantes de Chile llamaban “chilenización”, mientras que los aymara lo llaman des-aymarización; prohibirles hablar su lengua, usar su vestimenta o realizar cualquier rito o expresión cultural, mientras eran fuertemente vigilados y reprimidos por el ejército, al creer que los aymara eran “muy bolivianos” y podrían rebelarse.
Sus hijos eran arrebatados y enviados a escuelas especiales donde se les inculcaban los valores cristianos y un modo de vida occidental. Dejando de lado las raíces.
En Perú las cosas no estaban tan mal, pero sí estaban lejos de ser mejores.
Aymaras y Quechua desplazados de sus lugares ancestrales para dar lugar a haciendas y latifundios. Lo mismo ocurría hace no mucho tiempo en Bolivia.
Sin embargo ahora había una guerra para cambiar eso. A Sisa y a los Aymara no les importaba mucho ese problema del federalismo, de los conservadores y liberales y qué lugar sería la capital.
Pero sí los movió las promesas de reivindicar al indígena.
“Un presidente indígena” Sisa rio incrédulamente. Pero sonrió con la idea de que Zárate Willka llegara a ser presidente de Bolivia.
3
La blanca ciudad de Sucre, la hermosa ciudad de La Plata, la antigua ciudad de Chuquisaca. Tres nombres tenía la capital de ese entonces.
Los ejércitos marcharon a través de las estrechas calles bordeadas por blancos edificios coloniales. Iban a tomarse el parlamento y disolverlo, para poder hacer su propio y nuevo gobierno.
Los ejércitos indígenas también entraron en la ciudad, para horror y miedo de los aristócratas Chuquisaqueños.
Pando, Julio y unidades del ejército entraron en la plaza donde se apostaron para poder entrar en los edificios de gobierno.
Los indígenas aguardaban en las calles de la ciudad, esperando a que tomen el palacio de gobierno. Todavía regían leyes discriminatorias y los indígenas no podían acceder a las plazas principales. Esperaban a que incluso eso cambiara.
Desde lo alto del edificio salió un hombre flameando la bandera boliviana.
El ejército y los indígenas estallaron en jubilo.
Ahora esperarían a que Pando sea presidente y dicte las nuevas leyes.
4
Fue nombrado presidente en una asamblea que se componía de soldados e indígenas. Era la primera vez que los “indios” pudieron ingresar a los palacios de gobierno.
La esposa de Pando, una indígena, estaba al lado de su marido.
Julio y Sisa estaban presentes, uno al lado del otro, mirando hacia la tarima donde estaba el nuevo presidente y su gabinete.
Le pusieron la banda presidencial y los medallones que debería llevar el presidente. Los vítores se escucharon hasta afuera del palacio.
—Es una gran victoria la que hemos obtenido —Dijo Pando al dirigirse, sonriendo, a los presentes— nuestra fuerza ha podido aplastar a quienes entorpecieron nuestro ejército, que no actuaron durante la guerra del 79 contra los chilenos.
Los presentes asintieron y algunos abucheaban, descontentos.
—Sin embargo hoy vamos a cambiar esta situación, gracias a ustedes hemos logrado vencer, y Bolivia va a ser un nuevo país.
Hubo aplausos, e indígenas que gritaban “¡Jallalla Pando! ¡Jallalla Willka! ¡Jallalla Bolivia!”.
El nuevo presidente sonreía.
—Sin embargo, con esta victoria, debemos ser nobles con los vencidos, y no vamos a humillarles ni mucho menos tenerles algún rencor… Seguimos siendo bolivianos…. Mi primer decreto como presidente de Bolivia es ¡que la sede de gobierno se trasladará a la ciudad de La Paz, al igual que los órganos ejecutivo, legislativo y electoral! —La gente aplaudió— el órgano judicial se quedará aquí ¡y Sucre será la capital constitucional de Bolivia!
La gente murmuraba, algunos sorprendidos, otros confundidos.
Julio se sorprendió e intentó entender lo que ocurría.
Sisa miró a Julio con una media sonrisa.
Julio sonrió nervioso.
“Prácticamente ahora tengo dos capitales”, intentó suprimir una leve risa.
Era una medida que no dejaba descontento a nadie, salvo quizás, a quienes en verdad tenían la ilusión de que Sucre fuese la sede de gobierno.
Mientras la gente seguía confundida y murmurando entre ellos, Pando volvió a alzar la voz.
—No fuimos sólo nosotros, los liberales, quienes pudimos lograr esta victoria. Nuestros hermanos indígenas fueron fundamentales para este logro. Le pido al coronel Willka que venga a hablarle al pueblo de Bolivia.
Los aymara gritaban sus “Jallalla”, hacían ondear sus banderas y gritaban para celebrar a Willka, Sisa entre ellos, que ovacionaba al coronel indígena.
“El temible” llegó al estrado, se saludó con Pando con un corto abrazo y se dirigió al público.
—Hermanos y hermanas, jilatanaka, kullakanaka, estamos presenciando el inicio de un cambio en nuestra Bolivia. El jilata Pando nos ha prometido la devolución de nuestras tierras, hemos propuesto que las comunidades se vuelvan a unir, y que en su nuevo gobierno, Aymaras, Quechuas y las demás naciones de “indios”  participen activamente… vamos a lograr aún más, compañeros… vamos a ponerle fin a esas minorías que acaparan las riquezas de Bolivia y que excluyen a nuestros hermanos. Vamos a alzarnos y hacer que Bolivia crezca… ¡Jallalla Bolivia! Los indígenas respondieron al grito de victoria, en algarabía vitoreaban y celebraban.
Tras el discurso de Willka, los altos representantes de los liberales se mostraban incómodos.
Sisa sonreía y aplaudía, al igual que Julio, sólo que este último, todavía con cierta melancolía en su mirada.
—Alégrate, waway… —Le dijo tomándolo del hombro— que este es el primer paso para que vos te encuentres a tu ajayu. Vas a sanar, y todo va a estar mejor, Julito.
Julio sonrió a su madre y luego bajó la mirada, mientras el ruido de la celebración agitaba las paredes coloniales de la blanca ciudad.
5
El viaje de vuelta a La Paz demoró mucho. La victoria de los liberales dejaba a los miembros del partido y a los indígenas con las expectativas muy altas.
Pando trasladó el gabinete y sus tropas a La Paz, y se hicieron las festividades que inauguraban a la ciudad como sede de gobierno.
Los liberales estaban ansiosos, pero los que ya no podían aguantar la espera eran los indígenas.
Las comunidades, armadas aún, se reunían en grandes grupos, donde se organizaban planeando la devolución de las tierras. Al no tener respuestas ni resultados de los liberales, Willka, junto a cincuenta mil aimaras decidieron marchar a Oruro para solicitar una audiencia con el nuevo presidente; José Manuel Pando. Los militares recibieron con bandas y honores a los comuneros indígenas que llegaron a la ciudad de Oruro. Willka y otros dirigentes habrían sido requeridos para una reunión con los altos mandos militares.
Habían pasado los días y seguían apostados en esa ciudad, sin más noticias.
Julio, con su uniforme militar esperaba en los asientos cercanos al estrado donde el presidente iba a pronunciar su discurso.
El famoso congreso estaba repleto.
Pando y su gabinete entraron y se sentaron en el estrado.
Los aplausos y vítores eran ensordecedores.
Pando sonreía y comenzó a hablar una vez se callaron los presentes.
—Hemos obtenido un gran victoria y ahora comenzamos a ver los frutos de nuestra lucha —decía Pando de forma solemne— si no, entonces ¿qué fue esa magnífica recepción que nos dio el pueblo paceño en cuanto entramos en la ciudad? Arrojando flores y ovacionando a nuestros bravos guerreros mientras marchábamos, con nuestra gente dichosa, ya que hemos expulsado a la tiranía de nuestro país, y traeremos prosperidad y avance.
La audiencia aplaudía, pero se les veía ansiosos, querían que dijera las nuevas reformas.
Pando se aclaró la garganta y su rostro se ensombreció.
Se escuchaban algunos murmullos en la sala.
—Nuestra batalla fue para lograr el federalismo en Bolivia —Pando atrajo toda la atención, la sala estaba en silencio. El presidente se aclaró la garganta antes de exclamar— … pues eso no será posible.
La audiencia quedó atónita. Julio miraba desconcertado a su alrededor.
El objetivo principal de la guerra fue lograr el federalismo, y ahora, el líder de ese levantamiento rechazaba la idea.
Abucheos y demostraciones de indignación colmaban la sala.
Pando llamó al orden.
—¡Acabamos de salir de una guerra que enfrentó a las ciudades de Bolivia! ¡apuntar al federalismo sería acrecentar el regionalismo que ya habita en nuestras tierras!
Los guardias tuvieron que ayudar a los mediadores a llamar al orden.
Julio veía los rostros desencajados de los presentes, con desconcierto y rabia que expresaban.
Pando, con el ceño fruncido se aclaró la garganta una vez más.
—No es lo único, honorables presentes— dijo mientras miraba a la audiencia severamente— … fue invaluable la presencia de los indígenas en esta contienda, sobre todo la ayuda de Zárate Willka…
Julio tragó saliva nerviosamente.
—Sin embargo —continuó Pando— no podemos hacer la vista gorda a las atrocidades que cometieron él y sus hombres en Ayo Ayo y Mohoza… El coronel Willka, será apresado y ajusticiado por aquellas masacres.
Julio agarró su pecho mientras nervioso transpiraba y pensaba en Sisa y en los indígenas que se verían afectados. Su asombro se convirtió en indignación.
Unos pocos militares protestaron “¡Estábamos en guerra!” “¡Pando traidor!”, las voces disidentes fueron apagadas pronto. Los demás no prestaron mucha importancia al asunto y sólo asentían.
Julio apretaba sus puños fuertemente ¿Qué más podría decir Pando? ¿Rompería más promesas?
—Lo último… son malas noticias —Pando dejó expectante al público antes de anunciar— otro de nuestros objetivos era volver a entrar en acción militar contra Chile e intentar recuperar nuestros territorios y los del Perú… —Varias voces de hartazgo se escucharon y la gente ya comenzaba a protestar— ¡No nos va a ser posible! —Esta vez Pando ya se encontraba furioso— ¡Nos acaban de llegar noticias de que Brasil, aprovechándose de nuestra débil posición, recién saliendo de dos guerras, ha decidido invadir nuestra región del Acre! El asombro se hizo general en toda la audiencia. Julio saltó de su asiento, como lo habían hecho otros más. El escándalo surgió, la indignación fue mayor.
Julio miraba a Pando, pero bajó la mirada mientras temblaba. Tenía rabia, mordía su labio y pesadamente respiraba mientras su transpiración afloraba.
“¿Otra guerra?...”
¿Cuántos más morirían?
¿Cuánto más iba a perder?
Él y los altos mandos militares sabían que no habían fuerzas suficientes para sostener una guerra con Brasil.
—Los brasileños —continuó Pando, hablando solemnemente, enardeciendo al público— esos... ¡piensan que les será fácil invadirnos con mercenarios y una supuesta rebelión! Pues se equivocan… ya nos deshicimos de los conservadores que vendieron nuestro litoral a los chilenos… ¡vamos a demostrarle a esos invasores que Bolivia sí sabe dar la pelea!
Julio estaba pensativo; el miedo y la impotencia lo habían inmovilizado.
—Y para evitar que seamos aplastados por el poderío militar brasileño, tendremos que poner todo el esfuerzo de Bolivia en esta contienda… ¡Yo mismo, como presidente de la república de Bolivia, iré en primera línea a defender nuestro territorio del enemigo!
Los aplausos brotaron, los vítores y gritos de guerra inundaron el congreso. “Parece que se olvidaron de las promesas rotas…” pensaba Julio.
Pando miró a Julio y extendió una mano hacia él.
—Patria querida… ¡tú nos acompañarás en la batalla! ¡serás testigo de la braveza del soldado boliviano que está dispuesto a morir por ti!
La audiencia que rodeaba a Julio lo miraba, asentía y le aplaudía.
Julio, nervioso, asintió.
“serás testigo de la braveza del soldado boliviano que está dispuesto a morir por ti!”
“Sí, ya he sido testigo de eso… ver a mi gente mutilada, moribunda y… que sea por mi culpa… todos esos horrores les ocurren en mi nombre”.
—Iros, soldados, que pronto marcharemos hacia el acre.
Con gritos enardecidos salían las personas del congreso.
Julio se quedó sólo.
Vio salir a Pando de los últimos, quien lo miró fijo e hizo una reverencia ante él. Julio sólo asintió y el presidente siguió su camino.
“…Ninguno preguntó, y nunca mencionó algo sobre devolver la tierra a los indígenas…”
Julio salió del congreso. La Paz estaba nublada y todo anunciaba que pronto iría a llover. Ya las empinadas calles adoquinadas estaban húmedas, dificultando el andar de los caballos y los carruajes.
Caminaba por aquellas antiguas calles que vieron mucha de su historia “mucha sangre ha corrido por esta tierra”.
El Palacio Quemado, su palacio de gobierno. Hace poco habría obtenido ese cruel nombre. Aún se acordaba del fuego que consumía su estructura mientras él, ministros y el presidente intentaban salir de ahí.
Siguió caminando hasta llegar al palacio, donde fue a prepararse para poder partir al acre.
6
La larga hilera de soldados ahora marchaba por las montañas, era un largo trayecto que había que hacer. Descender hasta las selvas y continuar hacia el norte, donde se encontraban los codiciados árboles de caucho, que ahora causaban una guerra.
El mismísimo Pando habría ido a explorar esos terrenos, incluso antes de que pasara por su mente la idea de la guerra y de ser presidente.
El accidentado terreno, donde el altiplano se convertía en cordillera, dificultaba el andar de los caballos y los soldados.
Julio andaba pensativo. No hablaba con nadie; los nervios, el miedo y las inseguridades lo volvieron aún más retraído.
Atravesaban por las áridas montañas, que poco a poco se cubrían de una frágiles y verdosas hierbas gracias a las lluvias.
Mientras seguían su camino, Julio divisó a un lado del camino a un grupo de indígenas, junto a llamas, sus bolsas y varios niños.
Sisa estaba con ellos.
Julio y su madre cruzaron miradas. La de Sisa oculta por su sombrero que cubría su expresión.
El joven seguía cabalgando a paso de la marcha de los demás soldados.
Miró a Pando quien había notado la presencia de los indígenas. Este miró a Julio de costado y le asintió.
Julio apresuró su caballo y quedó a un costado de la línea mientras los soldados seguían su marcha, y se dirigió a donde estaba Sisa.
La aymara estaba distanciada del grupo de indígenas, se encontraba cubierta de sus mantos de aguayo.
Julio desmontó de su caballo y se acercó a su madre, nervioso y preocupado.
—Mama… —dijo Julio con hilo de voz— el presidente Pando… —Ya lo sé… —Dijo fríamente la aimara— nunca tuvimos que confiar en... —Sisa miró a Julio— …nunca debimos confiar en tu gente.
Julio miró con angustia a Sisa.
—Yo no lo sabía, mama, te juro que– —Tomás Katari —interrumpió Sisa—… lideró a los aimara y por ello, fue sentenciado a morir… el método de ejecución fue empujarlo por un despeñadero.
Julio permaneció en silencio.
—Túpac Katari… lideró el levantamiento de los indígenas y asedió la ciudad de La Paz por varios meses… su castigo fue ser desmembrado por cuatro caballos y luego ser ahorcado… Bartolina Sisa y Gregoria Apaza, lideraron a las fuerzas indígenas en el cerco a La Paz… fueron violadas, apedreadas y murieron en la horca… lamento siempre su muerte... pero entiendo que el español haya sido quien ejecute a mi gente, que los someta y nos humille… porque parecía que ese era su objetivo…
Julio bajó la mirada.
—En cambio… ¿tú?... ¿mi hijo? —continuó Sisa— … contigo tuve verdadera esperanza… creí en las promesas de Pando... y él traicionó a Willka y a nosotros.
—¡Yo tampoco lo sabía! —Dijo Julio alzando la voz— te juro que esto no fue planeado, nunca fue la intención… Willka… puede que Willka
—Lo han matado… —Interrumpió la Aymara nuevamente— lo fusilaron al hermano Zárate…
Julio quedó mudo, mientras veía el semblante derrotado de su madre.
—Parece que van a seguir matando a quienes luchen por nosotros… ¿sabes qué es peor? Que Willka se sentía boliviano, él quería que tanto los blancos y los indios viviéramos juntos… como bolivianos… fue ingenuo pues… nunca tuvo… nunca tuvimos que confiar en los criollos… Ni en Perú, ni en Chile, y ahora ni en Bolivia estamos a salvo… pensar que antes esta era nuestra tierra…
Los ojos de Julio se humedecieron. Sentía que era injusto lo que le decía su madre. Quería responderle pero no sabía qué decirle.
—Ahora, Julio… —Dijo Sisa dándose la vuelta— más te vale que te vayas, que se está yendo tu ejército… y porque ya no tengo nada bueno que decirte.
La aymara avanzó hacia el grupo de los demás indígenas.
Julio se quedó inmóvil, quería responderle, quería hacerle entender que él nunca le haría algo así… pero en verdad dudaba de todo eso.
—S-soy —Comenzó Julio a decir, con cierto tono autoritario, pero que dejaba notar el temblor de su voz— ¡soy la representación de Bolivia! y… ¡y sólo voy a asentir y acatar las órdenes de mi jefe de estado!
Sabía que había dicho eso en vano. Que Sisa ya no lo escuchaba.
Quizás lo dijo sólo para impresionar a la tropa que marchaba unos cuantos metros detrás de él.
Miraba a Sisa.
Ahora su figura se veía igual de enigmática como siempre, pero ahora había un halo de fragilidad en ella.
Julio logró evitar que las lágrimas brotaran, pero se limpió el rostro antes de subirse a su caballo.
Galopando velozmente logró alcanzar el principio de la fila, donde se encontraba Pando. Ocupó su lugar en la fila y cabizbajo y pensativo siguió todo el camino hasta el atardecer.
Unos pocos días después, llegarían al Acre. Nuevamente la pólvora, la sangre y el plomo mancharían el suelo boliviano.
…………………………………………………………………………………………..
—Realmente Zárate Willka “El Temible” fue fusilado en Chu'llunk'iri en 1905, no en 1899, pero sí pasó todo ese periodo en prisión. En sus cargos se le culpaba de ser una amenaza a la nación, por desestabilizar la unidad nacional, y por incitar un levantamiento de los indios.
—José Manuel Pando lideró a las tropas bolivianas durante la guerra del Acre, por su honor y su valentía, un departamento de Bolivia lleva su apellido, el departamento de Pando.
—Bolivia ganó la mayoría de las batallas en la guerra contra Brasil, pero la diplomacia tuvo mayor presencia en este conflicto debido al débil estado en que se encontraba Bolivia. El tratado de Petrópolis arrebató a Bolivia la región del Acre a cambio de una compensación económica.
La guerra del Acre duró desde 1899 hasta 1903.
—J. M. Pando murió en 1917, su cuerpo fue encontrado en un barranco, supuestamente asesinado por miembros del partido liberal que se había fraccionado. Cuatro hombres fueron declarados culpables y fueron ejecutados. Nuevos estudios aseveran que murió de un derrame cerebral.
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jxeward · 5 years
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all’s well that ends well to end up with you
Era sua primeira viagem de volta à cidade desde a mudança para Palo Alto. Fazia calor, o sol estava quente lá fora e enquanto vinha dentro do táxi, percorrendo as ruas familiares de OP, Joel Ward planejava, entre uma série de coisas, buscar a namorada para irem juntos à praia e ao mar azul — isso, claro, se ela estivesse no apartamento, uma vez que o rapaz optara por fazer surpresa quanto à visita, mentindo sobre a necessidade de ficar por lá para fazer um trabalho em grupo e estudar para uma prova, ela não estaria esperando por ele.
Dentro do edifício que já chamava de seu há alguns meses, subiu pelas escadas até o andar onde vivem mas, antes de entrar no apartamento, se sentou em um dos degraus para desfazer os laços do tênis, desamarrando os cadarços para que, descalço, prolongasse ainda mais a surpresa. Joel abriu a porta com extremo cuidado, rezando para a chave não agarrar na fechadura como faz às vezes. E, por sorte, não agarrou. Abandonou o molho com esta e todas as suas outras chaves suavemente na bancada da cozinha, estático no lugar onde estava, filmando através dos olhos castanhos tudo que havia em volta, para se lembrar das partes da casa das quais já havia se esquecido. Pestanejou, por fim, respirando fundo com o cansaço da separação — e até a respiração cuidou que fosse o menos ruidosa possível. O que ele mais queria rever e decorar de novo na memória não era um objeto, mas sim uma pessoa.
Se Genevieve estivesse em casa, certamente estaria no quarto ou no banho. O relógio indicava o quê? Oito horas da manhã? Nove? Por aí. Ele deixou os tênis com as meias dentro na sala mesmo; também a mochila. Lentamente fez seu caminho até o quarto, pausando pouco antes de chegar à porta por escutar a namorada. Joel franziu o cenho e refinou a audição. Gen intercalava gemidos entre a respiração pesada — os gemidos doces e arrastados que o namorado conhecia muito bem. Joel instantaneamente entortou um sorriso. Louco para vê-la, encerrou seu caminho até a porta do quarto, que estava aberta, exposta sem a menor vergonha, e encostado de braços cruzados no batente a observou silenciosamente. Ele fazia silêncio, não ela.
Os cabelos loiros se espalhavam pela cama. Estava vestida com uma de suas camisolas minúsculas e tinha uma das mãos metidas dentro da lingerie de renda, brincando consigo mesma. Em determinado momento, segundos ou minutos depois — se alguém dissesse ao Ward que foram horas, ele acreditaria —, Gen arqueou o corpo e jogou a cabeça para trás, estrategicamente lenta, como se pressentisse a presença do namorado e o olhar que a escrutinava no momento em que se dava prazer. Seus olhos azuis o observaram de baixo para cima, de cabeça para baixo; havia fogo neles. E, então, um sorriso nos lábios avermelhados. Flagrado com uma inevitável ereção nas calças porque, porra, sentia uma falta fodida de fazer amor com ela, Joel questionou sem se mover no lugar: “May I offer you some help?”
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juegaelgallego · 5 years
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Orgullo en lucha (y mucho fútbol)
   En un mundo de gusanos capitalistas, hay que tener coraje para ser mariposa
Lohana Berkins
  No queremos ser más esta humanidad.
Susy Shock 
    Sábado 2 de noviembre de 2019
Una cronología
11:00
La ciudad de Buenos Aires amanece fresca y soleada. La tormenta que asomó durante la noche del viernes, con sinfonía de estruendos y apenas unas gotas, fue como un perro que ladra; ni siquiera hace falta jugar a la rayuela para esquivar baldosas flojas. La Avenida de Mayo luce su cara habitual de las mañanas de fin de semana: casi todxs son turistas. El cruce de la 9 de Julio funge como divisoria de aguas: del otro lado ya es peatonal. La administración porteña decoró las cuadras hasta la Plaza de Mayo con banderas arco iris que las atraviesan a lo alto, de vereda a vereda. La 28° Marcha del Orgullo ya empezó, todavía tibia como los rayos del sol de media mañana. Este cronista decide comenzar desde temprano; lo tienta la feria, los stands, los primeros discursos en el escenario principal, la disposición de cuerpos y espacios, mucho más que la recorrida de camiones ─la “marcha” propiamente dicha─ y la lógica Parade. La primera advertencia es que casi todo está en ciernes. Lo prueba el rubro de más de la mitad de los puestos, todos gastronómicos, con los infaltables aromas a chori y hamburguesas. El despliegue irá in crescendo con los minutos, ni que hablar con las horas. Otra evidencia: las veredas y el centro de la Plaza ya concentran a un grupo nutrido. Los stands ofrecen variedad de propuestas: libros, remeras, merch diverso, comida, información, volantes a full, gaseosas gratis. Algunos son de agrupaciones políticas, otros de organizaciones de la sociedad civil, otros de emprendedorxs surfeando la crisis… Este cronista se asoma un rato a la nostalgia y recuerda que la primera Marcha del orgullo a la que asistió fue la 9°, hagan cuentas... Lo hizo por las estrechas calles paralelas más que por la avenida principal, acaso con cuidado de no encontrarse con alguna cara familiar, alguna inoportuna cámara de televisión. Alguien evoca aquella emblemática primera movilización, la de 1992, donde la mitad del puñado de doscientxs participantes ocultó su rostro por temor a ser reconocida y perder su trabajo o ser expulsada de sus hogares. Otros tiempos en la Argentina previa al estallido de comienzos de siglo. Dos cosas llaman la atención en esta oportunidad. La primera: al mediodía la concentración en la Plaza es profusa. Seguramente a la hora de ir hacia el Congreso, las multitudes harán hablar de una marea humana. La segunda es el clima que se respira, que poco tiene que ver con el sol radiante que empieza a picar en pleno mediodía. Se trata de la energía que se siente en el aire y se puede palpar tan fácilmente como los globos de colores que adornan todos los rincones. Es inevitable asociarlo con la gesta electoral del domingo pasado, donde un aluvión de votos instituyó lo que la revista Barcelona definió como el Día Nacional de la Patada en el Orto, sacándose de encima al Gobierno que no paró de pisotear derechos y libertades desde el primer día de gestión. Se percibe una sensación muy nítida que oscila del alivio a la fiesta, y que contrasta de manera indiscutible con el clima de las marchas de los últimos años. Al igual que seis días antes en la esquina de Corrientes con Dorrego ─y en varias cuadras a la redonda─, se nota la necesidad de estar en el espacio público para celebrar, después de años de hacer un surco en esta misma avenida, reclamando ante el oprobio y la ignominia de la gestión saliente. Sí, hoy también se viene a festejar la despedida del neoliberalismo, parece decir la tempranera muchedumbre.
   13:30
La abundante lista de actividades de este sábado incluye ─qué oportuno─ a Español haciendo de local. Con el horario de invierno en retirada pero aún vigente, el pitazo inicial está previsto para las tres y media de la tarde. Este cronista vuelve a caminar Avenida de Mayo, ahora en sentido opuesto, mucho más concurrida. Anticipa una fiesta de proporciones, varios cientos de miles de personas. En la esquina con Piedras se hace de un pequeño volante, cuya imagen ilustra esta crónica. En el frente puede leerse la consigna principal de la Comisión Organizadora; en lenguaje aún más simplificado puede traducirse como “Dejen de matarnos”. Más claro, el agua. En el anverso aparecen más de dos decenas de sub-consignas, algunas específicas de las colectivas de la diversidad y las disidencias (por caso, “Basta de Genocidio Trans/Travesti”; o “Nuestros besos no son delito. Basta de lesbo-odio, violencia y discriminación. Absolución para Higui y Marian Gómez”) junto con otras más interseccionales (“Fuera FMI”; o “Legalización del autocultivo y consumo de marihuana. Despenalización de la tenencia simple de drogas”). Una de las sub-consignas llama la atención de este escriba: Por un ámbito deportivo diverso respetuoso de las identidades. Guarda el volante en el bolsillo trasero de su bermuda mientras se dirige a Asturias con Santiago de Compostela a presenciar un partido de ese deporte donde en pleno siglo XXI, en Argentina, no solamente todavía ningún jugador de fútbol en actividad ─ni dirigente, ni director técnico, ni árbitro─ asomó la nariz fuera del closet, sino que además siquiera hablar del tema supone meterse con una suerte de vaca sagrada. Hay ─escasísimas─ excepciones a la regla, como las declaraciones del Monito Vargas, de Vélez, este año. Hay, también, un episodio vergonzante que enluta al fútbol argentino, por su desenlace y por el silencio posterior que ya lleva quince años: el trágico final del árbitro Fabián Madorrán, puto tapado ─por decisión personal pero también por obligación no siempre tácita─, despedido por la AFA en 2004, quien se quitó la vida unos días después en el Parque Sarmiento de la ciudad de Córdoba, disparándose un tiro en la boca. Tenía la edad de este cronista: 39 años.
    15:30
Hay un partido de fútbol, claro. Completamente ajeno a lo que sucede en ese otro barrio de la Capital, por si hace falta la aclaración. Dos equipos en alza salen al Estadio España. El local, en racha ascendente, tal cual consignan las últimas entradas de esta extensa bitácora de crónicas españolistas. La visita, General Lamadrid, hilvanando cuatro victorias en fila en base al orden en sus líneas, la promoción de juveniles y la mano de Horacio Fabregat, un histórico de la categoría que ya logró un ascenso con el equipo de Devoto. La disposición inicial es la habitual en los partidos que juega el Gallego en su casa: con el correr de los minutos impone presencia y trata de generar jugadas para que el rival comience a simpatizar con la idea de llevarse apenas un punto a Pedro Lozano con Desaguadero. Una anomalía destella en la tarde de Parque Avellaneda: la inusual cantidad de veces que Pablo López y Lezcano quedan en posición adelantada. Cinco en la primera media hora. Se duplicará con el correr de los minutos y durante el complemento. Ansiedad, parece la primera lectura. Disciplina defensiva en la visita, y cierto exceso en el traslado de los volantes ofensivos de la escuadra Roja pueden funcionar como explicaciones. La forma de resolverlo que emana como instrucción desde el banco de suplentes es clara: jugar a un toque en el medio, y que el que sabe intente romper el cerco a pura gambeta. El que sabe es Jonathan Maza, que empieza a destellar pasta de crack. Hay quien se anima a la comparación y emula los mejores tiempos de Cristian Amarilla. La fórmula da resultados. El equipo se adueña del trámite y somete a la visita. De a ratos lo de Español es Fútbol Total. Un toqueteo entre volantes y un pase filtrado dejan a Lezcano mano a mano con Acosta. El día anterior al partido, el 9 declaró a la radio partidaria estar “aprendiendo a jugar en esa posición”, atípica en su historial. La quiso picar ante la rápida salida del arquero, quien pudo enviarla al córner en el momento en que el segundo de la tabla pedía que suene la campana. Pablo López pateó ese córner como los dioses, cerrado, al palo más lejano del arquero. La pelota lo sobró y Leguizamón, entrando por atrás de los defensores, puso firme la cabeza para confirmar la regla de los primeros tiempos. Español arriba. Nada que objetar.
  Dos jugadas ─separadas por el entretiempo─ marcaron los puntos de inflexión en una tarde que parecía redonda y roja. La primera, un yerro al querer salir jugando desde el fondo, algo que viene sucediendo casi todas las fechas desde que Bilbao propuso dejar de revolearla e instó a Figueroa y el trío del fondo a hacerla circular cerca del área propia para que el rival se acerque y deje espacios para la tarea de los volantes creativos. El resultado fue deplorable: Lamadrid, que no había generado situación clara de gol alguna en la primera etapa, aprovechó el regalito a falta de tres minutos para el descanso y volvió a poner pardas a través del otro Leguizamón. La segunda fue al comienzo del complemento, cuando Maxi Sosa se desentendió del partido y se hizo expulsar recibiendo dos amarillas en menos de cinco minutos. ¿Estaría con ganas de ir a la Marcha? Inexplicable para un jugador de su experiencia dejar al equipo con uno menos, acumular la tercera expulsión en el año, y sembrar un manto de dudas en un momento en que el local parecía reponerse del baldazo helado que significó el empate. ¿Qué hacer? Mover el banco parecía ser la primera reacción. Bilbao no lo hizo. Retrocedieron algunos de los volantes ─Hernández, Leguizamón─ para suplir el hueco en el medio, y el equipo superó esos primeros minutos de zozobra. Después sí, los cambios. Nuss por Pablo López, la especialidad de la casa. Siempre atolondrado de arranque, el pibe encara todo el tiempo con la ceguera de un caballo de carrera. Esta vez su frescura y su habilidad le alcanzaron para volver loca a la defensa visitante, en soledad o en asociación con Maza, primero, y con el ingresado Vázquez después. Greco, el cambio “natural” ante la falta de Sosa, completó los relevos. Algo llamó la atención de este cronista y de la mayoría de los presentes en la tribuna local. La diferencia numérica no sólo no se sintió, sino que además Español volvió a someter a Lamadrid, ahora con uno menos. Lo tuvo Nuss en una jugada desprolija y de suspenso infinito, pero se lo negó el poste. Lo volvió a tener el pibe a falta de diez minutos y esta vez no falló. Maza gambeteó y apiló por izquierda, Vocos recibió el centro y se la cedió de primera a Nuss, que con un furibundo derechazo tras quedar de frente al arco, casi en el punto penal, desató un grito de furia. Este cronista confiesa ─el verbo es ese─ que lo gritó como si se tratara de una final; agrega con pudor que, por suerte, no puede verse a sí mismo en el momento del éxtasis del alarido. Recién unos minutos después, todavía con pulsaciones al mango, caerá en la cuenta de que es un partido de fecha #14 contra Lamadrid. Qué va a hacer... Los quince minutos finales fueron de un sufrimiento light: la ventaja escasa, la inferioridad numérica, no se tradujeron en jugadas de gol del rival, que pagó caro el planteo amarrete y las pocas ganas con las que salió a buscar la victoria cuando se quedó con uno más y quedaban cuarenta minutos por delante. Para Español fue un festivo baño de realidad: aquella oportunidad de dar el salto que había tenido contra Ituzaingó y dejó pasar con pena y sin gloria, ahora la capitalizó a lo grande. Pudo meter un gol en el segundo tiempo después de más de dos meses. Bajó al segundo. Se acomodó en zona de reducido. Mira de cerca al grupo de equipos que jugará la Copa Argentina 2020. Dio una demostración de carácter ─el día se presta, piensa el cronista, para dejar de decir “de hombría”, los motivos son obvios─ y se prepara para enfrentar a los de arriba. Primero será el turno de Dock Sud, el nuevo segundo en la tabla, que acumula la friolera de cinco triunfos al hilo. Será otra prueba de fuego ─ahora de visita─ para un equipo que se consolida, que hizo su mejor partido en lo que va del Apertura, y que, hoy por hoy, no sabe a ciencia cierta cuál es su techo de cara a los últimos cinco cotejos del campeonato.
   18:00
El post partido incluye un brindis con agua y jugo ─lo impone el tener que conducir─ por el triunfo en el estadio, y por la victoria en las elecciones presidenciales del Frente de Todos que desalojará al macrismo de la Casa de Gobierno sin que haya podido reelegir. Se pellizca este cronista: tanta alegría seguida le va a hacer mal. Vuelve a la Marcha, que a esta altura, piensa, ya debe estar entre Plazas, con ese colorido inconfundible ─y tan necesario─ que combina la fiesta de la visibilidad con la arenga política, cada año más sofisticada.
   19:00
La Plaza del Congreso recibe a lxs primerxs manifestantes. El grueso de la columna todavía está avanzando por Avenida de Mayo. Tardarán un rato más en entrar por Rivadavia hacia Callao con una sostenida demora ─un clásico año a año─, ya en el crepúsculo. Este cronista recibe el llamado de un matrimonio amigo que se encuentra frente al Cine Gaumont, presto a ver el desfile de camiones. Las configuraciones familiares en esta edición también llaman la atención. Hay muchas familias, y hay para todos los gustos. Resulta una respuesta espontánea a los grupos odiantes en estos tiempos de bolsonarización que insisten en la pretensión de imponer el modelo de “familia tradicional”, cuando la realidad de la movilización ─y la del censo nacional que se hará el año que viene─ confirma sin proponérselo que lo “tradicional” pareciera ser que no haya un único modelo. Los camiones también ofrecen opciones múltiples. Encabeza el de ATTTA, histórica agrupación de trans, travestis y transexuales. Le siguen las de diferentes organizaciones sociales, partidos políticos, empresas de gaseosa y cerveza, boliches, fiestas, y un larguísimo etcétera. A este escriba le agrada en particular un camión destartalado, plagado de consignas combativas en blanco y negro, que van desde la negativa a hacerse cargo de la deuda externa ilegal, inmoral e ilegítima que multiplicó exponencialmente la gestión saliente, a otras más específicas como el reclamo por los faltantes de hormonas para los tratamientos de las poblaciones trans contemplados en la Ley de Identidad de Género. Desentona por su velado glam, brilla con la potencia de sus consignas y el grupo de manifestantes que lo acompaña. Las calles y la plaza rebalsan. Es imposible calcular la cantidad de gente. Es innegable la alegría. Tanta, como la necesidad de resaltar las demandas acuciantes que viven grupos que no reclaman “solamente” seguir viviendo: también, formar parte como un gran Sujeto Colectivo de los espacios en los que se toman las decisiones. Y destruir las opresiones que la “normalidad” genera en las vidas de tantxs. Menuda gesta.
   22:00
El sábado parece tener mil horas. La Marcha no sólo coincide con el partido de Español ─o viceversa─ sino también con una nueva edición de La Noche de los Museos. Este cronista no suele participar de la movida, poco adepto a las multitudes tan deseosas de visitar los centros como de hacer filas interminables. La novedad en esta edición es la presencia del Deportivo Español, a través de la Subcomisión de Cultura ─el Departamento que más empuje le viene dando al aspecto social de un Club moribundo en ese terreno y con una cúpula dirigencial impertérrita ante tal estado de situación─, con una muestra fotográfica y de archivo en el Centro Betanzos. El lugar no es elegido al azar: fue donde el 11 de octubre de 1956 se juntaron los hombres que dieron el puntapié inicial bajo el liderazgo de Luis Soler Camino, de esta institución que es el Club Deportivo Español. La actividad es conjunta y combina la exposición de imágenes con propuestas teatrales y musicales. Minutos después de estar entre las carrozas que saturaban de música electrónica las calles de Plaza Congreso, este cronista está sentado a oscuras en una sala viendo Machada, unipersonal basado en el último personaje de Lorca. El texto rezuma feminismo: imposible no leerlo atravesado por las coordenadas de época. Llueven rosas rojas sobre el escenario para la actriz, que la rompió toda. Acá sí, hay mención explícita a la celebración de la diversidad que al mismo tiempo se está produciendo en las calles de Buenos Aires.
  Entonces los planetas por un momento parecen alinearse y un breve destello ilumina la noche porteña. Un resplandor perceptible para quien le preste atención subvierte tanta pesadumbre. Por un instante, el fútbol y todas las formas de disidencia frente a la heteronorma y los mandatos impuestos sobre los cuerpos y las vidas de mujeres, lesbianas, trans, travestis, putos, tortas, maricas, travas, personas no binarias, bisexuales, intersexuales, pansexuales, y una lista felizmente cada vez más extensa de formas de hacer, pensar, vivir y sentir, parecen abrazarse. Tal vez ese fulgor sea un espejismo, acaso una mera expresión de deseo. Deseo, vaya palabra; esa que trazó una extraña parábola en el sábado de este escriba, uniendo barrios, experiencias, actividades, pasiones. Deseo, de eso se trata: de construir una nueva sociedad, más justa, más equitativa, más solidaria, en donde todos, todas y todes, con mucho Orgullo y en Lucha, podamos ser.
   Primera C 2019 / 2020 ─ Torneo Apertura ─ Fecha #14 ─ Estadio España
Deportivo Español 2 ─ 1 General Lamadrid
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moversinfo · 5 years
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you-moveme-kurt · 6 years
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Glee «The bear, Karofsky and all those things...» Part II
Febrero de 2039
-Papá, ¿crees que es necesario una escoba como dice Lizzie Anderson Hummel? -No lo se cariño… haz lo que quieras…  —respondió Kurt de mala manera, se bajó de la silla y comenzó a prepararse un «bagel» de la misma forma, Blaine lo miró arrepintiéndose de inmediato de haber sacado el tema de Karofsky, el oso y todo lo demás. -Yo que tu la llevo «Goblin»… te acordaras de mi… —insistió Lizzie levantándose para sacar ella misma el adminiculo de limpieza, abrió la puerta del pequeño armario y le entregó la escoba a su hermano, Noah la tomo por la parte de las fibras y trato de equilibrarla entre sus manos junto a «Desmond», Blaine soluciono aquello cogiéndola por el mango, Lizzie rió y Kurt siguió con su indiferencia— ¡buena suerte!... —agrego la chica dando un grito bien destemplado— ¿tu estas bien?... —pregunto mirando a  su Papá. -Lo estoy… —respondió Kurt mientras ponía mantequilla a su pan. -¿Seguro?... —insistió la chica mirándolo de medio lado tal y como Blaine lo hacía cuando algo no lo convencía. -¿A qué se debe este interrogatorio?... —dijo levantando una ceja. -A nada… pero si lo pregunto es porque uno, le has puesto la ración de tres personas a ese «bagel» y segundo… no dijiste nada porque «Goblin» tomo la escoba por la parte con que se barre, con todos esos gérmenes y cosas… ¡«puajs»! —agrego la chica arrugando su cara. -¿No deberías de empezar a prepararte para la escuela?… no quiero que te atrases y pierdas el autobús…
-¡Ay Papá!, ya dije que era super extra temprano, además, hoy en la escuela no se hace mucho por lo de «San Valentin», mejor debería ser feriado y todo… ¡hola! —dijo Lizzie eligiendo una fruta de cuatro posibles. -En eso no puedo estar mas de acuerdo … ahora, ¿puedes por favor ir a alistarte?... —dijo Kurt enseñando al hora en su teléfono móvil, Lizzie blanqueo los ojos y en vez de levantarse se acomodó más en la silla— Lizzie, mira la hora... -¡Esta bien!... —exclamó levantándose y alzando los brazos al cielo— y te llego un mensaje… —agregó señalando el teléfono, Kurt miro la pantalla de inmediato y le hizo una mueca de desgano al ver quien era el remitente. -Con un demonio Rachel, esta es la sexta foto que me envías de Barbra… —murmuró tirando el teléfono sobre la mesa e ignorando a su amiga.
-Pasa «Papáblen»… —dijo Noah abriendo la puerta de su habitación. -Gracias hijo… —respondió su Papá entrando tras de él, dejó la escoba apoyada en la puerta, se puso de manos en cintura y miró a su alrededor— ¿donde viste el ratón hijo? -No solo lo vi yo, «Desmond» también… —corrigió alzando su dinosaurio azul. -Por supuesto, me corrijo entonces… ¿donde tú y «Desmond» vieron el ratón? -Allí… —contestó Noah señalando uno de los estantes. -¿En medio de todos los libros?... —agrego Blaine señalando hacia el lugar que dijera su hijo. -Si… primero estaba allí y después dio un salto y se ocultó allá, era así de grande… —explicó Noah gesticulando con sus manos algo de más de medio metro de largo. -Pues ese es un ratón muy grande hijo… y por mas que miro, no veo por donde pudo haber entrado… —dijo mientras empezaba a desocupar el estante más alto. -Mi ventana estaba abierta, tal vez entro por ahí, en New York hay muchos ratones, leí todo al «respepsto» —sentencio Noah sentándose en el final de la cama, Blaine sonrió al pensar que su hijo ni siquiera sabía leer, pero siempre se las arreglaba para aprender lo que fuera. -Pues eso es muy cierto… aunque yo insisto en mi teoría que… ¡que demon....! —exclamó al mover uno de los libros más grandes y encontrarse cara a cara con un ratón casi tan grande como el que había descrito su hijo. -Te dije… —dijo Noah encogiéndose de hombros, Blaine puso rápidamente el libro de vuelta  en el lugar donde estaba y retrocedió un par de pasos como si la decisión a tomar requería de un poco de distancia. -Muy bien… —agregó cerrando la puerta, levantó la escoba por sobre su hombro y la tomó por el palo con las dos manos como si de un hacha u otra herramienta potencialmente peligrosa se tratase, tomo un poco de aire y se dispuso a poner fin al problema  del roedor. -¿Para qué es la escoba que recomendó Lizzie Anderson Hummel?... —preguntó Noah mirando el actuar de su papá. -¿Como? -La escoba… —repitió el pequeño señalando. -Le daré un golpe al ratón, es demasiado grande para dejarlo merodear por toda la casa, el Papá se desmayaría con solo verle la cola —explico tomando un nuevo impulso para dar un buen escobazo. -¿El golpe lo «lapstimara»?... —preguntó su hijo queriendo llorar. -Un poco, ¿por que? -Porque yo no quiero que muera… es el día del amor, no del golpe... —dijo Noah abrazando a «Desmond» como con nervios. -Hijo… —añadió Blaine dejando su «arma»  a un lado, se  acuclillo frente a él y lo conforto con caricias en el pelo y la cara— tenemos que deshacernos de él de alguna manera… -Pero podría vivir con nosotros, como Liverpool Westbrooks Stewart que vive con un gato… -Hijo… -Y el Señor Jenkins dice que su nieto tiene un ratón que duerme con el abrazado y que se llama Saul… -Noah… ese es otro tipo de ratón, no es como este —dijo Blaine señalando la estantería— los de la calle como este, no son apropiados para ser mascotas, menos uno de ese tamaño que quizás donde estuvo… —explicó Blaine haciendo una mueca de aversión con su cara al imaginar en donde había estado aquel animal. -¿Y para qué lugar es «apopiado»? -No lo se… una granja, una alcantarilla, un lugar con césped y árboles… -¿Como el Central Park? -Algo así como el Central Park... -¿Y no podemos decirle que se vaya para allá acaso?, allí hay muchos árboles y «cepsped» y otros animales, lo vi en las noticias… -Los hay pero.. -Por favor «Papáblen»… —dijo Noah haciendo el puchero que precede al llanto— no lo «lapstimemos» -Esta bien hijo… —respondió acariciándole la cara— lo llevaremos al parque… ahora… —añadió incorporándose— ¿como lo llevamos? -¡Yo se!... —exclamó Noah levantando una mano como si pidiera permiso para hablar en un salón de clases. -¿Si?, ¿como? -Si… tengo una caja como de su porte… —dijo abandonando la cama, dejo a «Desmond» sentando en la orilla y abrió las puertas de su armario, registro dentro y sacó una caja de zapatos que había empezado a pintar de color rojo brillante— toma… —añadió entregándosela. -¿Y esto?... ¿la estabas reservando para otra cosa? —pregunto Blaine mirando la pintura y las calcomanías que le había pegado en uno de los lados. -Si, porque quiero juntar «insepstos»… -¿Insectos?... ¿eso te interesa ahora? -No lo se… un poco, pero no le digas al Papá… porque se pondría «nerviososo» -No lo haré… y si quieres juntar insectos, existen cosas mejores donde guardarlos… -¿Mejores «Papáblen»? -Mucho mejores… luego hablamos de eso… ahora… tratare de atrapar a este amiguito… —dijo tomando una cantidad extra de aire, luego hizo un par de flexiones y movió el cuello de un lado a otro, como si en vez de cazar un ratón se aprestara a combatir cuerpo a cuerpo con un elefante. -¿Puedo acompañarte al parque?, aun es temprano, el Papá me despertó antes de lo «previpsto», pero yo no lo dije nada porque es mi Papá y él sabe.. -Muy cierto… y si puedes acompañarme, debes ponerte tu ropa de abrigo eso sí… -¡Si!... —exclamó Noah buscando sus guantes, bufanda y todo lo que le sirviera para abrigarse mientras Blaine hacia lo posible por cazar el ratón y guardarlo en la caja respectiva.
-Kurt, voy a salir un momento vuelvo… ¿y Lizzie?... —dijo al ver que su esposo se había quedado solo tomando desayuno en la cocina -Fue a vestirse… ¿que dijiste? -Que saldré un momento, pero que vuelvo enseguida… no te comas todos los «bagels» -¿Donde se supone que vas? —pregunto de vuelta mirándolo a él y a la caja media pintada de rojo que cargaba en una mano y que convenientemente apartaba de la vista de todos. -Al parque… Noah viene conmigo… —agregó haciendo ademán de retirarse. -¿Que paso con lo del ratón? -¿El ratón?... —repitió como si no supiera de lo que le estaban preguntando. -Si… el ratón… ¿existía?, ¿lo mataste?... ¿o debo empacar para irme a un hotel?... ¿cual de todas? -Bueno lo de empacar de seguro, bien sabes que tenemos reservaciones en el Plaza… vuelvo enseguida… -¡Blaine! -Ok… no te molestes… —dijo haciendo una seña de calma con sus manos, terminó de entrar del todo a la cocina y dejó con cuidado la caja sobre el mueble más próximo, Kurt podía jurar que la vio moverse un par de centímetros— existía tal ratón y Noah me pidió que no lo matara… -¡¿QUE?!  —exclamó retrocediendo los mismos pasos que su esposo ocupó para aproximarse. -Lo que oyes… me dijo que no quería que sufriera, que es el dia del amor y un montón de cosas... -¡Ese animal esta en esa caja!... —agregó poniendo cara de pánico extremo. -Lo esta, pero esta bien sellada no te preocupes… -¿Y que se supone que hará con el?... ¿dejárselo de mascota?… —dijo Kurt haciendo una mueca como de vómito. -Por supuesto que no… bueno… es lo que quería, pero le explique no podía... así es que… -¿Así es que…? -Así es que,  me pidió que lo liberáramos en el parque... -Y tu accediste por supuesto… —dijo comenzando a recoger lo que él y su hija habían utilizado para el desayuno. -¿Que se supone y significa eso?… -Nada… que va a significar…  —agregó tirando todo dentro del fregadero, Blaine dio un respingo pensado que tendría que comprar un nuevo juego de vajilla. -¿Esto te molesta?... sabes bien como es nuestro hijo… es pura empatía… con todo... -Lo sé…  obvio que lo se.. —respondió dando el agua. -¿Entonces?... -... -¿Kurt?… —insistió sintiendo un poco de compasión por los platos que su esposo restregaba con demasiado ahínco. -... -Ok… yo regreso enseguida, si quieres después podemos hablar o me explicas que es lo que te molesta… -¿¡Por que tenias que sacar el asunto del oso, de Karofsky y todo lo demás!?... —dijo de corrido. -¿Que?...—respondió Blaine devolviéndose en sus pasos. -Lo que oyes… —dijo cerrando el agua, se dio media vuelta y se cruzó de brazos con el trasero apoyado en la orilla del fregadero— ¿por que siempre tienes que hablar de él?… te juro que si no te conociera bien, pensaría que hasta lo extrañas o algo... -OK… primero, descarta ese «siempre» que acabas de decir porque creo que desde que nos casamos solo lo he mencionado una vez… —Kurt blanqueo los ojos y soltó un poco de aire como si contradijera en silencio aquello palabra por palabra— oye… es verdad y lo sabes… -Como quieras… —respondió volviendo a los platos. -Kurt… —dijo Blaine acercándose— ¿por que estamos peleando?... —quiso saber besándolo en el cuello. -Yo no estoy peleando… —respondió dejando un vaso y una taza sobre el secaplatos— eres tú el que es incapaz de reconocer algo cuando te lo dicen… -Esta bien, reconozco mi error y me hago cargo de lo que me pidas, pero no digas eso de que extraño a Dave, porque no es verdad.… —añadió rozando su nariz por toda la cervical. -... -Kurt… —agregó en un susurro rasposo y sexy. -Dices mi nombre así y me dan ganas de quitarte la ropa… -Pues yo no me opongo a eso… -Pues yo sí… —dijo dándose media vuelta, alcanzo un par de hojas de papel toalla y se secó las manos —hay dos personas más en esta casa... -Eso es verdad… pero siempre podríamos mandarlos a hacer algo —dijo moviendo sus cejas—… vamos… sonríe… -¿Hay un ratón en mi cocina y tu me pides que sonría?… -Sabes a lo que me refiero… —dijo delineándole los labios con su pulgar— pero si quieres, puedo tomar por el cuello a ese roedor y… ya sabes… —añadió empuñando una de sus manos, Kurt esbozo una pequeña sonrisa y desvió la mirada— estás  a punto de reír…  ¿qué pasa? —insistió tomándolo por los hombros, Kurt lo miró un instante y casi emocionándose respondió. -Odio cuando hablas de Karofsky… odio que recuerdes cosas de él, que pienses en él con cariño… que lo llames «Dave»… vamos Blaine, te lo dije una vez… —dijo apartándolo para seguir recogiendo cosas de la mesa. -¿Cuando? -Cuando nos encontramos con él y tuvimos… tuvimos que contarle la verdad a Henry… —dijo mirando hacia a la puerta y la escalera cuando mencionaba lo de contar la verdad. -Eso fue hace varios años… muchos en realidad… -Pues sean cuantos sean, aun me molesta… —dijo abriendo la puerta de la heladera para guardar la mantequilla, la fruta y todo lo perecible. -OK, lo siento… pero no tienes nada de que preocuparte… te juro que de todas las cosas que tengo en la cabeza, Dav… Karofsky no es una de ellas. -¿Seguro? -Demasiado seguro, ¿quieres saber qué cosas tengo en la cabeza? -No… —respondió Kurt alargando la «o», volvió a sentarse a la mesa y comenzó a hojear el periódico del día como haciéndose el interesante. -Pues te las diré igual… —dijo Blaine parándose detrás— primero, esta el álbum en el que estoy trabajando… —comenzó a enumerar su esposo mientras movía una silla y se sentaba a su lado, Kurt pasó página al periódico como si no escuchara nada— segundo, el par de conciertos que tengo la semana entrante, tercero, donde dejaré a ese ratón y cuarto mi cuenta bancaria que aún no logro cuadrar para hacer la declaración de impuestos… —termino por decir Blaine desordenadose el pelo. -¿No estoy en tu cabeza Blaine Anderson Hummel? -Por supuesto que no… allí sólo tengo lo que me preocupa y me estresa, a ti te tengo de los primeros en mi corazón, porque es allí es donde guardo lo más importante… -Ridículo… —dijo Kurt soltando una risa media boba. -Kurt, te juro y tu eres lo más importante para mi… te amo… -Lo se… pero en el futuro evita citar tus anécdotas con esta persona… -Lo haré, te lo prometo… y siento de nuevo haber mencionado ese incidente con el oso, pero fue lo único que se me ocurrió para que nuestro hijo creyera que no tenía miedo de sacar un ratón de su cuarto… creo que es lo único valiente que he hecho en mi vida… —añadió cómo pensando en aquello. -Eso no es cierto y lo sabes… ahora bésame… -¿Como? -Lo que oyes… arruinaste las primeras horas de este «San Valentín» así que me lo debes Blaine Anderson Hummel… -Ok… —dijo el aludido sonriendo, se acercó a él despacio, le tomó la cara y lo besó como era, el hombre más importante en su corazón.
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gatypiola · 6 years
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Confesiones de una mala mujer y una mala madre
Mi nombre es Graciela Escudero, tengo treinta y siete años, escribo esto desde la cárcel. Esto es un trabajo de literatura que tengo que hacer para terminar el secundario.
Estoy presa por haber tomado la única buena decisión que tomé en mi vida: matar a mi marido Ernesto y abandonar a mis hijos, Manuel y Santiago. Algunos me juzgarán, pero esa vida no era para mi y tuve que hacer lo necesario para huir de ahí. Aunque eso me haya traído hasta acá.
Mi vida arrancó de manera trágica desde el minuto cero. Mi mamá, también llamada Graciela, murió el dia que yo nací. Tuvo un parto complicado en el que alguna de las dos iba a morir y por algún motivo mi mamá y mi papá Patricio, decidieron que fuera yo la que viviera.
Crecí sin madre y con un padre alcohólico, violento y depresivo. 
Mi infancia fue terrible, a veces incluso me sorprende haber sobrevivido esos años. De por sí mis padres siempre fueron muy humildes, pero después de la muerte de mamá, lo que llevó a papá a entrar en depresión y problemas con el alcohol, todo fue empeorando.
No teníamos un mango partido al medio. Teníamos suerte si comíamos una vez al día. Vivíamos en una casita sin revocar y con techo de chapa en un barrio del conurbano bonaerense que se nos inundaba hasta el culo cada vez que llovía.
Por suerte yo tenía una tía, hermana de mi mamá, que se encargaba de que yo vaya a a la escuelita del barrio y gracias a ella pude terminar la escuela primaria. Un día mi tía desapareció, por el barrio se decía que tenia problemas con un ex novio, la verdad es que nunca supe qué le pasó, probablemente el infeliz la mató y se deshizo del cuerpo por algún riachuelo. En mi barrio las cosas se resolvían así, a los fierros.
Si mi infancia fue terrible, mi adolescencia fue peor. La depresión y el alcoholismo de mi papá fueron empeorando a medida que yo crecía. Siempre me dijeron que era muy parecida a mi mamá y creo que ese era el motivo por el cual se las agarraba conmigo. Creo que siempre me odió porque yo viví y mi mamá no. Encima teniendo el mismo nombre que ella todo era peor. Había noches en las que mi papá me hablaba a mi como si yo fuera ella. “Graciela ¿Porqué me dejaste?” “Hija de puta me dejaste solo”. Había otras noches, en las que estaba menos delirante, en las que me hablaba a mi. “Ella murió para que vos vivieras” “Todo esto es tu culpa”. Todos esos episodios generalmente terminaban con una cagada a palos, a veces tenía suerte y después de gritarme y llorar se iba a dormir o se iba de casa vaya uno a saber a qué.
Yo siempre me las arreglé sola. Cuando yo tenía quince años la escuela de mi barrio cerró por falta de presupuesto. Fue ahí cuando empecé a ser prostituta. Si, bastante joven, pero era la única oportunidad para un futuro que tenía.
Me empecé a mover por Capital Federal y empecé a cobrar por sexo. El viaje que tenía hasta Capital era de una hora, pero era mucho más fácil conseguir clientes en esa zona que en el barrio marginado en el que yo vivía. Al principio fue difícil, las putas tienen muchos códigos y zonas y no podes meterte en donde labura otra. Pero rápidamente me hice amiga de dos putas que hasta hoy en día  las llevo en el corazón, Mariela y Jesica. Se compadecieron de mí y me dejaron laburar por las zonas donde ellas se movían. Trabajábamos en una zona donde habían varios bares medio ilegales. Siempre salía algún borracho con ganas de coger y dispuesto a pagar por eso. Yo no era virgen, pero tampoco tenia muchísima experiencia, había tenido un noviecito con el que me desvirgué, pero la verdad es que habíamos tenido sexo unos pares de veces. Igualmente yo estaba dispuesta a aprender todo lo que tuviera que aprender para salir de esa vida de mierda.
Me empezó a ir muy bien, dos años después empecé a poder pagar un cuarto en una pensión que me recomendaron las chicas donde varias de ellas dormían.
Yo ya tenía cierta fama y reputación en mi laburo. Era una piba linda y de las más jovencitas, así que empecé a cobrar más caro, por ende, empecé a tener clientes de mejor categoría. Entre nosotras, las pibas de la pensión, nos recomendábamos hombres, bares y zonas. Una de ellas me recomendó un bar, bastante clase alta, donde solían ir varios clientes. Me puse el mejor vestido que tenía y fui.
Y así fue, que esa noche trabajando, conocí al hijo de puta de Ernesto.
Yo estaba afuera, en la puerta del bar, fumando un pucho y esperando que apareciera algún cliente potable. Veo salir un hombre morocho, muy alto, corpulento y treintañero, pero sobre todo, se notaba que también tenía una gran billetera. Mi miró de arriba a abajo y se me acercó y me pidió fuego para un habano. Me preguntó sutilmente si estaba trabajando y le dije que si.
Me dijo que estaba dispuesto a pagar lo que sea por una noche conmigo.
Nos fuimos a un hotel, tuvimos sexo y yo cobré por mi trabajo.
Cuando me estaba por ir del hotel me dijo que quería verme otra vez. Un cliente con semejante billetera no hay que dejarlo ir. Le di mi teléfono y le dije que me llame cuando quiera.
Me empezó a llamar semanalmente para vernos. No solo teníamos sexo, sino que me llevaba a comer a restaurantes caros, conversábamos de nosotros, me paseaba por toda la ciudad, me compraba vestidos y lencería de marca para que usara cuando estábamos juntos.
Estuvimos viéndonos así por un año. A mi me gustaba mucho verlo, me hacía sentir importante. Toda esa vida de lujo que nunca ni soñé tener. Además, el era muy amable conmigo.
Todo venía bien hasta que un día me hice un test de embarazo porque tenía un atraso y me dio positivo.
Fui decidida a pedirle a Ernesto plata para abortar ya que por más de que estuviera ganando bien, yo sola no podía pagarlo. La respuesta de Ernesto me sorprendió. No estaba preocupado, sino que incluso lo noté contento. Me empezó a decir cosas como “No abortes, podemos formar una familia”, “Este puede ser el principio de tu nueva vida”, “Yo quiero tener este hijo con vos”. Yo estaba muy confundida, sabía que no quería ser madre, nunca lo quise, pero por otro lado no tenía ni la plata para abortar, ni la plata para ser madre soltera. Comenzó a convencerme de que me fuera a vivir con él, inclusive habló de matrimonio. Y yo, una piba pobre de diez y nueve años sin el secundario completo y embarazada, caí en su oferta.
De ahí en adelante todo fue muy rápido. Me fui de la posada a vivir con él en un piso once de un edificio en Recoleta. Nos casamos, fue un casamiento pequeño, con algunos amigos suyos. Ernesto no tenía familia, perdió a sus padres de joven y nunca tuvo hermanos, y yo claramente no invité a nadie. Al poco tiempo nos enteramos que no íbamos a tener un hijo sino dos. Ernesto estaba feliz, yo no. Con cinco meses de embarazo le volví a decir a Ernesto que no quería ser madre, que de verdad eso no era para mi. Le pedí por favor que me pagara un aborto, que todavía estábamos a tiempo. Me dijo que no, que ya era peligroso, que ser mamá “era lo mejor que me iba a pasar en la vida” , que me iba a “realizar como mujer”. ¿Mujer? Diez y nueve años tenía hijo de puta. Yo lloraba todas las noches a escondidas mirando mi panza y deseando que desapareciera.
¿Y Ernesto? Ernesto chocho de la vida, le hablaba a los amigos sobre cómo iba a hacer cosas con los chicos cuando nacieran, como los iba a llevar al club, como los iba a llevar al colegio. Nada de eso hiciste Ernesto, nada.
Los pibes nacieron y yo me convertí en una esclava. Vos te ibas todo el dia a trabajar, a hacer tu vida de hombre mientras yo limpiaba culos con mierda y me succionaban las tetas al mismo tiempo. Encerrada en ese departamento lujoso.
Las únicas salidas que tenía eran a reuniones con los amigos de Ernesto y sus parejas. Ami esa gente nunca me gustó y yo a ellos tampoco. Si me habré cansado de escuchar los comentarios de esas yeguas cuchicheando en la cocina. “La negrita villera” “La prostituta”. Si Mariana, villera y prostituta. Exactamente eso soy, siempre lo fuí y siempre lo voy a ser.
Cuando los chicos cumplieron dos años le dije a Ernesto que quería estudiar para terminar el secundario y poder trabajar. Como dije antes, siempre me las arregle sola y esta dependencia me estaba volviendo loca. Por supuesto me dijo que no, que alguien se tenía que hacer cargo de los chicos, que el no tenia tiempo porque trabajaba todo el dia para mantenerme a mi y a esta “vida de lujo” que llevábamos. ¿De que te sirve esta “vida de lujo” ahora que estas pudriéndote en el infierno pedazo de forro?
Años más tarde recibo un llamado de una de las chicas de la pensión . Arreglamos para vernos, hace muchísimo no las veía y las extrañaba. Dejé a los chicos durmiendo, le deje una notita a Ernesto que me había ido a juntar con las chicas y me fui. Por primera vez en años pude respirar. Fuimos a un bar, nos cagamos de risa toda la noche, nos pusimos al dia y ellas me jodian con que ahora yo era “alta cheta”.
Cuando llegue a casa estaba Ernesto, en pedo, esperándome. Estaba como loco, nunca lo había visto así. Me agarró del brazo, me empezó a gritar. A mi instantáneamente se me vino la imagen de mi papá a la cabeza. Otro hijo de puta que si hubiese podido matar lo hubiera hecho, pero seguro se cago muriendo solo. “¿Qué te pasa hija de puta? No valoras nada de todo lo que yo te doy?” “¿Volviste a ser prostituta?” “Puta de mierda”. Esa fue la primera vez que me pegó. 
Ernesto empezó a tener problemas en el trabajo y le agarró el gustito al alcohol. 
Cómo le entrabas a tu whisky caro reverendo hijo de puta.
Volvías en pedo de la empresa, seguías tomando en casa, hacías papelones enfrente de los chicos, les gritabas y encima pretendías que tuviéramos sexo antes de irnos a dormir.
Yo no quería, no quería coger con vos y vos me obligabas. Me amenazabas y me obligabas a coger. Me violaste una y otra vez. Te volviste un drogadicto inmundo. Te importó un carajo que tus hijos te escucharan cagarme a trompadas. “¿Para qué te pago puta de mierda?” “¿Te olvidaste de donde venis?” “¿Te olvidaste quien te sacó de ahí?”
Yo siempre te importe un carajo, eso lo entiendo ahora. Para vos siempre fuí tu prostituta. Me manipulaste para que fuera madre, fui tu incubadora para que tuvieras familia y no te murieras solo por mierda que sos.
Y así por años. Años de encierro. Años de vivir ese infierno. Años escuchándote prometer que ibas a cambiar, que ibas a ser mejor. Siempre fuiste una mierda Ernesto, el problema es que yo me di cuenta tarde.
Años de la misma historia todos los dias. Años esperando. Esperando que los chicos cumplan diez y ocho para matarte y que ellos hereden toda tu plata inmunda con la que me compraste y se puedan arreglar solos.
Espere y espere hasta que un día te mate. Los chicos estaban de vacaciones con amigos y yo te mate. Y lo disfruté. Te pegue seis tiros en el pecho con tu propia arma. ¿Qué te pensaste? ¿Que no sabía usar un arma? En mi barrio las cosas se arreglan así, a los fierros.
Te mate y me escapé de esa vida que nunca fue mía. Y te juro que me siento más libre presa que cuando vivía con vos en ese piso once en recoleta.
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