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#Puertas Coloradas
karylvsjuanii · 7 months
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PORFAVOR ESCRIBI DE PIPEEE 😩😩 nadie escribe de el no encuentro nada
2/Catorce | Felipe Otaño
tw: Lector Femenino x Felipe Otaño, sexo sin protección, hablando sucio, sobre estimulación, squirting/chorros.
Quiero aclarar que los diálogos son en Argentina pero mi narración será latina. Avísenme si me olvido de algo por favor.
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Últimamente Felipe había estado ocupado con su trabajo en el nuevo proyecto que tenía. Y claro que tú lo entendías pero eso no quitaba que lo extrañaras mucho.
Lo último que hablaron fue hace un día, por mensaje.
Te comentó que tenía que entregar papelería personal a la empresa de la película y necesitaba la computadora. Y así fue, recogió la computadora en tu casa pero tu no estabas para verlo, así que llevabas dos semanas y media, sin verlo, sin tocarlo.
Felipe y tu siempre fueron de mucho afecto físico, les encantaba estar abrazados y besarse cada que podían, incluso si había demasiada gente, el adoraba besarte frente a todos.
Donde sea.
El había estado bastante ocupado pero así como tú, se la pasaba pensándote.
Llevaba dos días buscando fotos de documentos e información. Por lo que decidió seguir con eso y mandar todo de una vez. Le aburría estar buscando ese tipo de cosas.
Iba bajando entre tantos documentos y carpetas hasta que vio una carpeta sin nombre por lo que decidió darle click.
La computadora abrió en grande tus fotos.
Tus fotos, esas fotos que lo ponían increíblemente cachondo y hacían que quisiera dejar todo e ir a tu casa para que le arregles esa calentura que había tenido estos días.
Quiso salirse rápido de esa carpeta para no torturarse pero hubo una en especial que robó su atención.
Era la foto que te había tomado justo una semana antes de comenzar con su trabajo pesado, donde estabas tú debajo de él con su polla en la boca. Estabas toda colorada y lograba verse solo el inicio de tus tetas, en las cuales caía tu cabello y tapaba un poco tu clavícula marcada. Tus ojos llorosos mirando fijamente la cámara hacía que Felipe volviera a entrar en ese momento.
Realmente quería repetirlo.
Habías terminado tu turno de trabajo en la oficina, tu carro estaba en mantenimiento ya que recién habías tenido un problema con una llanta.
Por lo tanto esperabas pacientemente el autobús justo afuera de tu empresa para tomar rumbo a tu hogar. Sabías lo tardado que iba a ser esto, así que te pusiste a ver qué había de interesante en tus redes.
Abriste instagram y viste que Felipe había subido una historia, dudaste un poco en abrirla pero finalmente decidiste presionarla.
Hace 5 horas. Era una foto de el en un espejo.
Ibas a responderla hasta que escuchaste el pitido de un auto. Alzaste la mirada y pudiste ver justo frente a ti a Felipe en su auto deportivo.
Te quedaste helada.
Este hizo una seña de que subieras y fuiste sin pensarlo dos veces.
Llevaban unos 10 minutos de camino y ninguno decía nada. Tan solo se dieron un saludo de piquito. Y fue suficiente para ponerte nerviosa.
Siempre te ha hecho sentir así. Y te encanta.
Te extrañé. - Felipe soltó sin despegar la mirada de la carretera.
Por qué no me habías mandado mensaje? - Respondes poniendo tus ojos en él.
Verlo manejando siempre fue una de tus adicciones, su cabello largo que te volvía loca moviéndose un poco por el aire frío que el carro soltaba. La maña tan atractiva que tenía de manejar con un brazo, ver cómo sus venas se marcan y sus trabajados músculos se notan gracias a la camisa juvenil que traía. La típica de manga corta que hace ver sus bíceps apretados.
Estuve muy ocupado, vos sabés todo lo que se me fue encima, disculpame bebé. - Felipe responde con sinceridad.
Llegan a tu casa y él baja enseguida para abrirte la puerta.
Ya fuera, te acercaste a la entrada pero no sin antes girarte. Volvió a entrar al auto.
Te quedaste parada haciendo un gesto de extrañeza. No sabias que hacer.
Te acercaste de nuevo a él sin más.
No vas a pasar? - Lo miras detrás de la puerta del auto.
Para qué? - Dice acomodándose el cabello.
Te quedaste sin palabras.
Cómo que para qué? Qué le pasa? Se aburrió de mi? Ya tiene a otra?
Pues no lo sé, sólo decía. - Decías quitando la mirada de él.
Qué querés hacer? - Felipe pregunta con una sonrisa en el rostro, burlándose.
Ya sabías a dónde iba todo esto. Estaba jugando contigo.
Te quedaste callada sin poder conectar su mirada con la suya.
No tenés nada que hacer? - Abre la puerta de su coche para salir y quedarse frente a ti.
Muy junto para ser real.
Bajaste la mirada al sentir su perfume recorrer tus fosas nasales, te prendió tanto su olor a hombre, siempre te había gustado su perfume.
Tendras que encontrar con qué distraerme si querés que me quede. - Felipe sonríe maliciosamente y te toma de la muñeca para entrar a tu departamento.
Cierra la puerta detrás de ustedes y avanza hacia tu sofá. Este se sienta con las piernas abiertas y los brazos detrás de su nuca.
Que caliente, Dios.
Y la verdad no sabías que hacer, verlo así te provocaba demasiado, podrías hincarte frente a él.
Y bien? - Pregunta Felipe después de recorrer con la mirada tu acogedora casa.
No decías nada y lo empezaba a desesperar.
No diras nada? - Preguntó un tanto serio despegando sus manos de la nuca.
Otra vez te quedaste callada.
Bien. Me voy. - Dijo finalizando la conversación para levantarse del sofá rápidamente y acercarse a la salida.
No, Felipe, ven. - Lo seguiste hasta tomarlo de su camisa por detrás.
Que pasa ahora? - Te pregunta conectando su mirada con la tuya al fin.
Quedate. - Dices mirándolo sin soltarlo de su camisa.
Felipe baja la mirada hacia tu mano aferrada a su camisa y vuelve a mirarte en un par de segundos.
Para ser sinceros, Felipe en serio quería desnudarte ahí mismo y cogerte hasta hacerte llorar, pero se contenía por verte así de sumisa e indecisa, no quería incomodarte.
Tanto me extrañas? - Suelta con una sonrisa en el rostro.
Asientes con la cabeza mordiendo tu labio levemente.
Demostramelo. - Te toma de la mano y te lleva nuevamente al sofá.
Sientes un empujón al sofá pero rápido decides pararte.
Estabas muy caliente ya y no querías hacerte esperar más.
Él se quedó confundido por tu acción, pero antes de que pudiera reclamar algo, lo empujaste y te pusiste encima suyo. Comenzaste a besarlo mientras te quitabas el saco y camisa de botones.
Felipe notó que necesitabas ayuda con eso y no tuviste que esperar demasiado para sentir sus dedos fríos retirarla con delicadeza.
Disfrutaste verlo comiendo con la mirada tus lindos pechos para después relamer sus labios rosados.
Comenzó a besar tu cuello y clavícula cuando quitaba tu sostén a la vez. Al final toda tu ropa quedó por algún lugar de la sala.
De un momento a otro su cabeza ya se encontraba hundida en tus tetas y tu en desesperación comenzaste una serie de movimientos frotándote contra el.
Suaves gemidos salían de tu boca por el placer que sentías en tu coño y tetas, cosa que a Felipe le volvía loco.
Puta madre, vos no sabes lo mucho que ya te ocupaba así. - Felipe te carga y hace a un lado, empieza a quitarse la camisa y pantalones rápido.
Pensabas en mi? - Preguntas viendo su trabajado cuerpo.
No tenés idea de cuanto. - Te dice antes de hincarse frente a ti.
Abre tus piernas y toca desesperadamente tu coño vestido.
Tus gemidos empiezan a hacerse presentes y a Felipe la saliva.
Da pequeñas lambidas con tus bragas aún puestas y agrega un dedo para frotar tu botón. De un momento a otro arranca la tela que le impide continuar e inicia devorándote como un hombre hambriento.
Mhm, igual de rica. - Suelta Felipe haciendo a tu coño vibrar.
Sientes a tu coño temblar de placer, enredas tus dedos en el cabello de Felipe para jalarlo fuertemente demostrando desesperación por correrte.
Felipe moviendo la lengua más rápido te hace estar a punto del clímax pero vuelves a bajar cuando despega su boca de tus jugos.
Te ves tan hermosa, me dan ganas de correrme en todo tu culo mientras te meto los dedos en tu bonito coñito. - Felipe te mira acariciando tus muslos.
Decide cambiar de posición y te acuesta después de bajar sus bóxers seguido de otro dedo frotando tu clitoris.
Sientes un cambio drástico de sus dedos a su polla frotar tu botón ya rojo. Arqueas la espalda sin dejar de soltar gemidos que cada vez lo prenden más.
Te tocaste mucho sin mi? Espero que si porque yo me corrí todos estos días pensando en vos y lo puta que te ves cuando me chupas la pija. - Felipe mete su polla de una sin dejar de acariciarte los brazos y piernas, lo que hace te quedes sin aire y tus ojos rueden a blancos.
Vos serás mi putita hoy? Vas a dejar que te trate como una puta y zorra? - Felipe toma tus muñecas y las junta, volviéndote más inmóvil.
Lo único que podías hacer era gritar y arquear la espalda.
Contestame, pendeja. - Felipe te golpea el coño buscando respuesta.
Ah, si, si pipe, soy tu putita, solo de vos. - Nunca se te había hecho tan difícil formular una oración. Estabas babeando.
Mostrame mi amor, mostrame lo puta que te volvés por mi, correte como toda una necesitada de mi pija. - Felipe empieza a empujarte el coño más fuerte que antes.
Sientes que tu cuerpo no se puede controlar y empiezas a ver borroso por el placer, tu espalda dolía de tanto arquearse y tu garganta de tanto gritar. Tus muñecas atadas por Felipe estaban rojas, tus tetas reboteando por todos lados y saliva embarrando todo tu cuello.
Los graves gemidos de Felipe resuenan en cada estocada, te asombraba el placer que te estaba demostrando, incluso comenzó a gemir tu nombre junto con lo hermosa que eres.
Sientes a su dedo corazón palmear tu clitoris y enseguida frotarlo con ganas, solo eso bastó para que comenzaras a chorrearlo.
Felipe se corrió ferozmente al ver esa imagen, estabas gritando, temblando y aferrándote a sus fuertes brazos mientras de tu coño rojo salían tiras de agua como cascada, el disfrutaba de su corrida y tu seguías mojándolo, todo aún sin sacar su polla de tu apretado coño.
Se recostó sobre ti sin dejar todo su peso caer.
Fuertes suspiros sonaban en tus oídos y su perfume te invadía completamente. Sabias que habías acabado cuando pipe dejó de moverse lentamente y tu dejaste de tener espasmos.
Sos lo más precioso que hay mi amor, te amo. - Dice Felipe recostándote en sus brazos.
Tus cachetes colorados lo hacen sentir el hombre más afortunado del mundo.
No debí dejarte tanto tiempo solita, de verdad perdoname, princesa. Te adoro. - Felipe toma tu rostro y deja piquitos por tus cachetes y nariz.
Yo también te amo, Pipe. - Dejas un suave beso en su mejilla antes de cerrar los ojos y quedar profundamente dormida.
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weareallwillingto · 1 year
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Mi primer encuentro con un grupo grande fue en inicial, el primer año de colegio; Santa Rosa, para ser exactos.
Los nervios característicos de esa primera vez empezaban a brotar, como si esa fuese a ser la única, (¡vaya ingenuidad la mía!).
Papá se encontraba en el umbral de la puerta, tan jocoso y payaso, como siempre. Pero con esa sonrisa que respaldaba todas mis actuaciones, con esa sonrisa cómplice, completamente característica de todos nuestros secretos.
Mi hamster, ¡vaya! Era materia de todas mis descripciones y mis manitos completamente mojadas por la ansiedad que me causaba el solo y simple hecho de pararme frente a toda esa multitud alocada por unos trípticos de un mamífero tan chiquito, unas niñas de cinco años que apenas aprendían del mundo.
¡Pobres uñas las mías! Durante más de veinte años han sido mi principal objetivo y punto de inflexión. Aprendí a canalizar todas mis expectativas, nervios y ansiedad en ellas y, en efecto, nunca fue una buena idea.
Pobre carita la mía, que sulfurada por las miradas penetrantes, solo consideró adecuado colorarse de un rojo tan impactante, que hasta ternura causaba.
Vaya experiencia y forma de introducirme al presagio de lo que más adelante vendría con tanta fuerza.
Mi hámster, donde sea que haya decidido escapar y esconderse, ha sido piedra angular en el inicio de mis ocurrencias para ser tan frontal y avezada con todo y todos.
Esta vez, después de casi veintidós años estoy enfrentando uno de mis miedos más grandes. La única diferencia es, que ahora sí estoy lista y la enorme turba de observadores se ha visto bastante afectada por este fenómeno llamado adultez y se convirtió en tres curiosos personajes que, aunque no lo sepan, ya me conocen y han quedado bastante sorprendidos con mi desenvolvimiento. Tres personajes que, no solo quedaron gratamente agradecidos con mi interacción, sino que también se alegraron por ver la maravillosa evolución de “la niña del hámster”.
Flaquito, donde sea que estés, esta va para ti.
Gracias por tus acrobacias en medio de mi exposición y por poner a prueba la facilidad que tengo para tomar valor e irme contra el mundo. Sé que has sido el primero en depositar toda tu confianza en mi y en esa cajita de cartón.
Esta va para ti.
Atentamente, la niña colorada del gorrito de lana.
Esta va dedicada a la Nicolita de cinco años, la misma que se espantaba por todo el mundo, pero siempre tuvo el coraje suficiente para cuestionarlo y hacer frente a todo.
Te abrazo fuerte, siempre fuerte.
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equis-y-dos · 5 days
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Futbol femenil Big 12
Resumen de los partidos del jueves, 19 de septiembre
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Arizona 1 | Baylor 0
Las Gatas Salvajes dominaron la posesión en la primera mitad, presentando a las Bears con un desajuste táctico. La defensa de Baylor mantuvo a las Bears en el partido durante la primera mitad, mientras su portera Azul Alvarez hizo salvada tras salvada.
En la segunda mitad, Baylor creó más oportunidades ofensivas pero no pudo terminarlas. Arizona continuó su ataque y, por fin, alcanzó anotar contra Alvarez, llenando el área frente a la portería para deslizar el balón más allá de la esquina izquierda en el minuto 59. El gol fue producido por la delantera Gianna Christiansen. Fue su octava anotación de la temporada.
La victoria de conferencia es la primera para las Gatas Salvajes como equipo Big 12
TCU 4 | Brigham Young 1
Las Ranas Cornudas aplastaron a las Pumas de BYU gracias a las actuaciones estelares de varias jugadoras novatas. La delantera Caroline Kelley entró como substituta para anotar su primer doblete con la escuadra de TCU.
BYU anotó su único gol en el minuto 19 para tomar la ventaja. En el minuto 32, Caroline Stringfellow recibió tarjeta amarilla para darle a TCU el tiro de penal y Seven Castain anotó el empate.
Cameron Patton dirigió el pase decisivo hacia Kelley en el minuto 43 y la delantera de primer año le dio la ventaja a las Ranas. No le faltó mucho tiempo para agregar su segundo gol, convirtiendo otro penal en anotación para TCU.
Las Ranas no dejaron duda con un cuarto gol gracias a un cabezazo de Morgan Brown en un cruce de Jordan Whiteaker en un tiro de esquina.
Colorada 2 | Oklahoma State 1
La racha sin permitir anotación de las Vaqueras terminó a 846 minutos en la primera derrota de la temporada para Oklahoma State.
Después de un largo retraso gracias a rayos cerca del campo, las Bufalos marcaron su regreso a la Conferencia Big 12 con una victoria. Hope Leyba quebró la racha de OSU con un gol en el minuto 37, recibiendo el pase de Sami Fisher a la derecha del área y rematando a las manos de la portera Grace Gordon adentro de la red.
Saliendo del descanso, Colorado duplicó su ventaja poco menos de siete minutos al salir del medio tiempo. Michaela Rosenbum envió un balón al área que Jace Holley cabeceó por encima de Gordon y al segundo poste desde 12 yardas afuera.
Nicole Ray anotó el único gol para las Vaqueras en el minuto 64, enviando un cabezazo al larguero. El rebote le cayó a ella misma y remató con la zurda para mandar la anotación. Oklahoma State casi encontró el empate en los últimos 18 segundos del partido cuando Xcaret Pineda mandó un tiro largo con la zurda. El balón fue despejado por arriba con un salto de la portera Jordan Nytes.
Texas Tech 2 | Utah 0
Las Red Raider, quienes fueron campeonas del Big 12 el año pasado, le regalaron a Utah su primera derrota de conferencia.
Texas Tech tuvo un par de oportunidades de anotar en la primera mitad, pero las dos fueron despejadas. Después de tocar la puerta casi toda la noche, Skylar Haase por fin encontró el gol en el minuto 70, lanzando el disparo desde 25 yardas afuera del área. No faltó mucho para que Chloe Soto llegara con un pase perfecto de Kaitlyn Giametta en el minuto 73.
La portera alcanzó a salvar el tiro, pero Soto no se rindió para meter el rebote y conseguir el gol.
West Virginia 2 | Kansas State 0
Con una sólida actuación de la defensa, las Mountaineers solo permitieron dos tiros de la ofensa de K-State.
Con su segunda anotación ganadora en dos partidos, AJ Rodríguez anotó el primer gol de West Virginia en el minuto 41. La mediocampista Lisa Schöppl agregó otro gol en el minuto 77.
Las Mountaineers sumaron 17 tiros con ocho disparos a la portería.
Kansas 1 | Cincinnati 0
En un partido bastante parejo, las Jayhawks se adelantaron a Cincy con un gol de Lexi Watts en el minuto 52.
Los dos equipos sumaron siete disparos cada uno, con todos los tiros de las Bearcats completados en el segundo tiempo.
Watts apenas entró como de remplazo para Shea Ryan y imediatamente hizo la diferencia. Adentro del área, el balón rebotó en un par de defensoras hacia los pies de la delantera y lo mandó con la fuerza necesaria al fondo de la red.
La portera novata Sophie Dawe completó su tercer partido sin permitir anotación, despejando dos tiros durante sus 90 minutos en la portería.
Arizona State 2 | Houston 0
La delantera novata de Arizona State Kierra Blundell lanzó a las Diablas de Sol a su primera victoria en la Conferencia Big 12 con un doblete en el partido contra la Universidad de Houston.
En el minuto 35, Blundell recibió el pase de Megan Sofield y consiguió el gol desde 18 yardas. Su segunda anotación vino en el minuto 67 cuando las Pumas cometieron una falta contra Ella Opkvitne después de un despejo en un tiro de esquina. Blundell fue quien marcó el penalti para su segunda anotación.
UCF - Iowa State
El partido entre las Damas Doradas y las Ciclones de Iowa State fue declarado nulo después de ser detenido debido al mal tiempo.
Los dos equipos jugaron 67 minutos, pero después de un retraso de dos horas, se decidió no continuar. Los partidos deben llegar a los 70 minutos para decidirse, por regla de la conferencia.
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acapulcopress · 5 months
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"¡La decisión ya está tomada y México tendrá presidenta!" | Félix Salgado
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ZIHUATANEJO, Gro. * Mayo 1, 2024. ) Especial Al dar la bienvenida a la asamblea informativa que encabezó esta tarde la candidata de la
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coalición Sigamos Haciendo Historia (Morena-PT-PVEM), Claudia Sheinbaum Pardo, el aspirante a senador, Félix Salgado Macedonio, aseguró que la decisión ya está tomada y México tendrá a la primera mujer presidenta. “¡Que no quepa la menor duda!”, exclamó. Esta tarde miles de personas de la Costa Grande recibieron a la candidata de la izquierda democrática en la Unidad Deportiva de Zihuatanejo, en donde el candidato a senador dijo que no hay comparación con ella, por ser una mujer honesta, científica, trabajadora e inteligente. Dijo que, así como en Guerrero se tiene la fortuna de tener a la primera mujer
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gobernadora, con Evelyn Salgado Pineda, en México se tendrá a Claudia Sheinbaum, quien está posicionada 20 puntos arriba de la candidata de la derecha, pero llamó a no confiarse porque existe competencia electoral. “No nos confiemos, acuérdense que los mapaches electorales ahí están, hay que estar muy pendiente el domingo 2 de junio, no confiarnos, que no regrese nunca más la desastrosa corrupta derecha”, expresó. Como parte de su tercer día de campaña en este municipio, el senador con licencia estuvo presente en la asamblea informativa de la candidata presidencial, quien expresó que “Por el bien de todos primero Guerrero, donde la Patria es primero”. Antes, Félix Salgado Macedonio acudió al Aeropuerto Internacional de Ixtapa-Zihuatanejo a
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recibir a la candidata presidencial, con su compañera de fórmula Beatriz Mojica Morga, y el candidato a senador suplente, Arturo Pérez Pérez. Durante tres días el abanderado de morena al Senado desarrolló eventos en este municipio; el lunes en la Plaza de La Libertad Expresión, del centro de la ciudad, y en la colonia La Colorada; el martes visitó la colonia El Limón y La Puerta. Mañana, jueves 2 de mayo, el candidato continuará su recorrido por la Costa Grande; a las 12 del día visitará la comunidad de El Paraíso, de Atoyac de Álvarez, y a las 5 de la tarde estará en Aguas Blancas, Coyuca de Benítez. ) acapulcopress.com Read the full article
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armatofu · 9 months
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El ogro Grogro
Capítulo 1
En el país de los ogros colorados, en un pueblo de barro, vivía un padre ogro, una madre ogro y un niño ogro, llamado Grogro. El padre de Grogro era muy grandote y colorado, con unas largas garras verdes, unos dientes largos y afilados de color verde y tres cuernos verdes también. Era increíblemente fuerte, y poseía un tremendo vozarrón. Pero, como la mayoría de ogros colorados, no era muy listo.
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La madre de Grogro era colorada, con los labios brillantes y verdes y un largo cuerno rojo y verde. No era tan grande como el padre ogro, pero era más inteligente. Las madres ogros son inteligentes porque tienen tres ojos verdes, mientras que los padres ogros sólo tienen dos.
Al igual que todos los pequeños ogros, Grogro era rosa y no tenía cuernos. Sin embargo, aunque era pequeño, era mucho más listo que su padre. Sabía leer y escribir, sumar y restar.
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Para volverse colorado, todos los ogros tienen que matar a un monstruo. Al padre de Grogro le gustaba matar dragones, y creía llegado el momento de que Grogro matara también a un dragón. Mas a Grogro no le gustaba matar criaturas.
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Lo que es peor todavía, aunque su padre lo ignoraba, Grogro había hecho amistad con un sabio y viejo dragón amarillo llamado Zagón. A Grogro le encantaba sentarse en la cálida guarida de Zagon y escuchar relatos de monstruos, tierras lejanas y ogros dorados, que eran amables, valientes e inteligentes.
Cuando el padre de Grogro descubrió su amistad con Zagón, se puso furioso.
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—i A los dragones hay que matarlos, no hacerse amigo de ellos! —gritó—. Si quieres llegar a ser un ogro grande y fuerte como yo, debes matar a ese dragón. Entonces, de sus fosas nasales empezó a salir humo, y de sus cuernos, rayos. Grogro salió corriendo calle abajo.
No paró de correr hasta llegar a la guarida de Zagón y, derramando lágrimas verdes y brillantes, le contó al dragón lo sucedido. — Debes alejarte volando, Zagón.
El dragón le miró pensativo por encima de sus gafas.
—Tú podrías convertirte en un ogro dorado, ¿sabes? Los ogros dorados nunca matan a menos que se vean obligados a hacerlo.
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—¿Cómo puedo convertirme en un ogro dorado? Tendría que realizar alguna hazaña. Y no soy más que un niño.
—A lo lejos, a la sombra de una montaña solitaria, hay una tierra donde todos los habitantes tienen miedo. —¿De qué tienen miedo? —Temen a un gigantesco y viscoso monstruo que habita en la montaña. Cada noche abandona su cueva y se desliza de pueblo en pueblo devorando a ogros y dragones por igual, y dejando un asqueroso rastro de baba verde.
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Al final del pasadizo había una habitación repleta de mapas e instrumentos extraños. —¿Cómo es que ningún ogro se ha atrevido a matar al monstruo? — Es demasiado terrible y fuerte. Sólo se le puede matar cuando está dormido en su cueva. Pero el monstruo suele cambiar de forma, y su cueva sólo puede alcanzarse a través de un pasillo, demasiado estrecho para un ogro.
— ¡Quizá sea lo bastante pequeño para deslizarme por él! —exclamó Grogro—. ¡Y podría matarlo con la espada de mi padre!
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— Hum, sí, pero para matarlo deberías hundir la espada en su corazón. Y para llegar a él deberías deslizarte a gatas por un estrecho pasadizo y luego atravesar un resbaladizo arco de roca.
—¡Lo conseguiré! —exclamó, corriendo en busca de la espada. Al llegar a casa asomó temeroso la cabeza por la puerta. Su padre roncaba en un sillón y su madre estaba ausente. Así que se acercó de puntillas a la vitrina que había en la pared, sacó la espada sin hacer ruido, se ató el cinturón y volvió a salir sigilosamente.
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Al poco rato Grogro se hallaba sentado a horcajadas a lomos de Zagón, volando más y más alto sobre las montañas hacia poniente. Había comenzado su peligrosa aventura.
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"Misiones: Un Collage Cultural"
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Sumérgete en un collage de imágenes y relatos desde Misiones. Cada rincón de este lugar es una puerta a historias fascinantes y escenas cotidianas que reflejan la rica mezcla cultural de la región.
https://viajeenmoto.com.ar/viajes/recorriendo-la-tierra-colorada-en-moto-misiones-desde-la-ruta-2da-parte/
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efford13 · 1 year
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¿Los padres realmente saben educar?
El cuidado de los niños pequeños es un tema muy controversial, puesto que la enseñanza como tal es ambigua, no existe una fórmula perfecta para la realización de la misma, sin embargo, hay ciertos patrones que considero inaceptables e incluso podrían considerarse tóxicos.
Para ser concretos en este texto voy a centrarme en el apartado del control que ejercen los padres sobre los hijos.
Para no andarme con rodeos ni mencionar a nadie externo, expongo el ejemplo de mi infancia y ya de paso me desahogo un poco.
➤ Comencemos por el tema de la vestimenta. Desde pequeña siempre me forzaron a usar ropa que no me agradaba y que incluso me hacía sentir mal. Yo soy una persona muy calurosa, sin embargo, mi madre es un tanto friolera y me forzaba a utilizar mucha ropa: camiseta interior, cuellos altos, chaquetones, bufandas... al final acababa llegando a casa colorada como un tomate y sudando, si me quitaba algo, aunque le dijera que era porque tenía calor, ella me lo recriminaba utilizando el pretexto de que si ella tenía frío todos debíamos de tenerlo.
Aparte estaba el tema de que la ropa en sí no me agradaba, yo odiaba el color rosa, pero toda la ropa que me compraban era de ese color. Por si fuese poco, la ropa que utilizaba estaba fuera de moda, era fea y cara, en el colegio siempre se burlaban de mí por ello, por mucho que insistiese en que no me gustaba vestir así o en que el resto no lo hacía, siempre tenía que hacerlo, no me dejaban explicarme, no era un tema rebatible, su palabra era la ley. Si vivía en su casa tenía que acatar sus normas. Actualmente siguen criticando mi aspecto, aún con 23 años, tanto mi color de pelo como la ropa en sí. No puedo utilizar tops cortos en su presencia porque les molesta que salga a la calle y que se me puedan ver las estrías en la barriga y que la gente hable mal de mí por ello.
➤Luego estaba el tema de la intimidad. Comprendo que a todos nos cuesta saber cuando una persona es lo suficientemente responsable como para poder tener sus momentos totalmente a solas en un cuarto, pero no me parece normal que hasta los 19 años no pudiese quedarme en mi cuarto tranquila. Literalmente no podía ni cerrar mi puerta mientras dormía, cosa que especialmente me desagradaba, puesto que dormir sabiendo que en cualquier momento alguien podía pasar por el pasillo y observarme... era un tanto extraño por llamarlo de algún modo, en verano siempre tenía que taparme con una sábana y poner el ventilador a la vez, para tener la seguridad de que no se me viese nada, ah y llevarme el tlf al cuarto? eso ni soñarlo. y actualmente siguen sin ver nada extraño en ello, cada vez que vuelvo al pueblo siguen aporreando mi puerta para que responda al instante o para entrometerse en lo que estoy haciendo, porque les aterra que me quede sola con el internet, como si yo no tuviese ya suficiente criterio como para saber lo que hago y sus respectivas consecuencias.
Por no hablar de que no podía tener ni una libreta para escribir mis cosas sin que después acabasen leyéndola y preguntándome / regañándome por lo que había puesto en si, ni siquiera si era algo que simplemente había pensado. Prejuzgaban y me intentaban controlar hasta en cosas tan simples como en haber escrito un mero chiste que me hizo gracia, sólamente porque era un poco subido de tono, que era normal para la edad que tenía (14-15 años) y que era privado (estaba en mi diario).
➤Por otro lado, estaba el tema de la sobreprotección. Les asustaba absolutamente todo. Por poner un ejemplo: solía ir al huerto con mi padre y mientras él charlaba con sus amigos o hacía tareas, yo me iba con los animales, más concretamente, con unos gatitos. Pues un día, uno de ellos me acabó haciendo un pequeño arañazo en el brazo, no era gran cosa, sin embargo cuando lo conté, me prohibieron ir más al huerto. Tardé varios meses en convencerlos para que me dejasen ir de nuevo. Algo similar me ocurrió mientras cogía la bici, me caí y me destrocé la rodilla, tras verme, me quitaron la bici casi por un año entero.
El ejemplo más característico es el del internet, les asustaba tanto que sólo podía utilizarlo una hora al día y era para hacer las tareas de clase (14 años), de hecho compraron un módem en específico que sólamente tenía internet de 4 a 5 de la tarde y que no tenía apenas cobertura, era completamente ridículo, teníamos que colgarlo en la ventana para que pillase señal y así poder usarlo. Siempre que lo encendían se quedaban sentados al lado mía para ver dónde me metía y que es lo que buscaba exactamente. Y si lo utilizaba para escribirle a alguien por el móvil era insufrible, preguntaban absolutamente todo, por lo que al final ninguna amiga acababa confiando en mí para contarme las cosas. Hoy en día, sigue asustándoles este tema y siguen incordiando con ello. A pesar de que soy mayor de edad y de que les he dejado claro que se trata de algo personal siguen intentando coger mi tlf cuando no estoy y que habrían cotilleado más de una vez, de no ser porque tengo contraseña. (cosa por la que siempre me llevo una reprimenda- "¿qué tienes que esconder?").
Bueno y no hablemos de que me acompañaban a todos lados, incluyendo los cumpleaños de mis amigas, cuando los demás padres no iban (sólo los que celebraban la fiesta en cuestión estaban presentes), para al final acabar observando todo lo que digo y hago y limitarme lo que podía hacer. Recuerdo un cumpleaños en el que todos los niños fueron a dar un paseo por una zona cercana a la casa y como a mi me obligaron a quedarme sentada en una silla mientras todos se iban. (Para aclarar, no vivo en una zona que pueda considerarse peligrosa, sino justo lo contrario, es de lo más tranquila). Y ni hablemos sobre quedarme a dormir en una pijamada, no fue hasta los 16 que logré quedarme por primera vez y fue gracias a que un familiar enfermó y no podía quedarse ninguno de ellos en casa conmigo, porque SORPRESA, no me dejaban sola en casa, vaya a ser que me pasase algo. Y salir sola con amigos? eso ni pensarlo, recuerdo que venían detrás mía en fiestas como Halloween para ver que es lo que hacíamos, hasta los 16-17 no pude hacerlo y siempre con grandes limitaciones, tales como saber exactamente con quienes iba (tenían que ver quienes eran y que me acompañasen tanto a la ida como a la vuelta, TOD@S), que hacía en cada momento, que comía, cuando empezaba o acababa de comer y con una hora límite muy temprana, las 00:00 y nada de ir a sitios con grandes multitudes si ellos no iban, tales como las ferias, aunque fuésemos solo a subirnos a las atracciones. Y por si fuese poco, te ponían mala cara y si oían algo que había hecho o dicho (de boca de otra persona) ale castigada, cuando eran cosas relativamente normales para la edad, como.. haber tenido que ir a recoger a una persona a x zona, pero no mencionar que fuiste porque se te olvidó.
➤Pero lo peor de todo es el tema de la confianza. Siempre anteponían lo que el resto pensaba o decía sobre lo que yo contaba, si existía una versión distinta a la mía esa es la verídica, porque claro, la visión que tiene el resto sobre ti o sobre tu hija es más importante que lo que ella siente. Llegando al punto de elegir ellos mismos que amistades me convenían y cuales no. Tuve que dejar a mis amigos sólo porque prefirieron escuchar las palabras de una chica a las mías y forzándome a estar con otras personas que no me caían bien, ah pero claro, podían saber que es lo que yo hacía en clase porque ellas se lo contaban todo.
Bueno, pero volviendo a la cuestión principal, el tema del control-libertad, sinceramente no sé que punto intermedio sería aconsejable para tener una relación sana entre padres e hijos y que a su vez pueda servir para educar a los mismos pero sin limitar sus derechos o sus intimidades, pero si que me parece que este nivel de sobreprotección es excesivo y tóxico, puesto que en ningún momento se valora la opinión de la persona en cuestión, muchos de estos problemas se podrían haber solucionado hablando. Comprendo que es difícil separarse de los hijos mientras están creciendo o aceptar que han madurado y que necesitan un espacio para ellos mismos, pero lo que no veo correcto es que pretendan que actúen como ellos lo harían aún admitiendo que no somos iguales. Cada persona puede tener un motivo diferente para comportarse de x forma y no por ello, tienen que juzgarlo u obligarlo a cambiar. Hay veces en las que los niños suelen comportarse de manera cabezota y que si viene bien poner algunos límites, siempre y cuando sean razonables, pero antes de hacerlo sin que el niño sepa el porqué, vendría bien explicarles la situación y demostrar que los padres son personas en quienes pueden confiar para que de una forma más sana, los hijos acudan a ellos cuando tengan un problema, en lugar de pretender saber todo cuanto les ocurre limitando su privacidad en un intento obsesivo por controlar su bienestar.
¿Vosotros cómo lo veis? ¿Creéis que fueron acertadas las medidas que tomaron? ¿Propondríais otra solución diferente?
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orozcocampos · 1 year
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UN LUGAR ENCANTADO(relato corto para pensar en más relatos)
Los candados rezumaban herrumbe que caía como gotas de agua fresca sobre aquellos lodazales petrificados por el tiempo.El agua colorada por el óxido ferroso,era solamente un prístina expresión del Alma trashumante que habitaban en aquel rincón del mundo moderno y olvidado, en donde ya la gente, como los candados que una vez cerraron las puertas de las casas, se deshacían de su propio barro,…
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Casa Colorada abre sus puertas para impulsar una nueva cultura del agua
_*El Presidente Municipal reinauguró este espacio que ofrece pláticas, talleres, y conferencias en temas ambientales para niños, jóvenes y empresas._ _*El Gobierno de la Capital recibió un reconocimiento de Conagua por sus actividades del Día Mundial del Agua._ San Luis Potosí SLP.- El Alcalde Enrique Galindo Ceballos reinauguró el Espacio de Cultura del Agua Centro de Información y Educación…
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amiguiz · 9 years
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De Medium
23 de diciembre
Voy al plantón, dice mi mamá como quien dice Voy al mercado.
Los sábados de mi niñez transcurrieron bajo el sol quemante de la plaza Lerdo. Mi mamá pertenecía al movimiento antinuclear que rechazaba la instalación de la nucleoeléctrica Laguna Verde, central que por cierto sigue funcionando con todo y sus reactores reciclados de Chernobil, su inexistente ruta de evacuación en caso de emergencia y una tasa altísima de leucemia en la zona aledaña.
Esa fue la primera batalla que perdimos, y me incluyo por los fines de semana que pasé de pie entre consignas de Laguna Verde Ni Madres.
Voy al plantón, dice mi mamá cuando Pablo y yo acabamos de llegar a Xalapa para pasar las vacaciones. Voy al plantón. Pero Laguna Verde trabaja y la batalla antinuclear ya la perdimos y los zapatistas resisten y Acteal no se aclaró y el PRI ha vuelto y nos están matando.
Luego toma rebozo y sombrero y se va al plantón a reunirse con sus compañeros jubilados a los que, como a ella, no les han pagado sus pensiones desde noviembre.
Pablo y yo salimos a comprar helados a otro municipio, y al regreso nos topamos con un tráfico espantoso. Los coches están detenidos a lo largo de varios kilómetros de carretera. Apago el motor y abro la puerta.
Un señor sube al techo de su camioneta para otear mejor. ¿Qué hay, pues?, le pregunto. Los jubilados, contesta. Así que también hubo plantón acá, en las afueras, no solo en el centro. Está bien.
Tres horas completas sin avanzar ni un centímetro. El helado se ha convertido en malteada, tenemos sed. Apuesto a que Pablo no esperaba estas vacaciones.
No se oye ni un cláxon. No hay ofensas. Solo la resignada espera. Comprensión. Esos viejos que reclaman su dinero a gritos, porque ya se cansaron de que no los escuchen, son nuestros viejos. Son nuestros padres, abuelos, vecinos, nuestros maestros, gente a la que vimos trabajar toda su vida y que ahora recibe un portazo en la cara. No hay dinero y háganle como puedan, dice el de pensiones. Pídanle a sus hijos, dice el de finanzas.
Llegamos a casa con las mejillas coloradas de tanto sol. En internet la gente me pregunta si mi mamá estaba en el plantón del centro. Se puso fea la cosa, me dicen. Veo en fotos que la policía estatal, mezclada con la fuerza civil y unos granaderos muy envalentonados detrás de sus cascos, li-be-ró la calle de Enríquez, cargándose a su paso a ancianos, mujeres, manifestantes varios y familiares de los pensionados. Que usaron toletes eléctricos y macanas, como si estuvieran enfrentándose a peligrosos delincuentes.
En las fotos sobresalen los profesores Rosario Piña y Lenin Villegas, ex directores de la Oficial B y de la Normal Veracruzana, respectivamente. No puedo evitar pensar en la proclama, trillada pero certera, que enuncia que el maestro marchando también está enseñando.
Los afectados fueron muchos, por más que Flavino se haya apurado a decir que únicamente se les replegó tantito. Mi mamá tuvo suerte de salir sin un rasguño. Será el callo de viejas batallas perdidas y de algunas, las menos, conquistadas.
Dice mi mamá que su amigo Beto apuró al de Derechos Humanos para que conciliara. Que eso fue lo que detuvo la agresión. Dice que muchos pensionados apelaban a la compasión de los granaderos, mientras estos avanzaban sin tregua. Dice José Luis que uno de ellos, un anciano esperanzado, probablemente ingenuo, era el papá de su ex. Dice mi mamá que los policías eran chamaquitos desnutridos, los pobres. Lo dice con empatía, casi con ternura. Y dice que esta pelea no está ganada: que el dinero lo van a seguir jineteando y que van a seguir mintiendo con que el estado está quebrado. Y que a los del magisterio no les depositaron completo y que tiene un plantón apuntado en su agenda para el seis de enero.
Eso dice mi mamá, entre otras cosas.
/Post publicado en Medium el 30 de diciembre de 2015. Me pareció bonito guardarlo /El 10 de marzo de 2023 borré el contenido de Medium para dejar solo las traducciones.
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portalcieloazul · 2 years
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Capítulo Dos: El Rescate
Blue Sky by Waffles- Spanish translation
Chapter 2 draft 1
La panadería era pequeñita, cómoda, y acogedora. Luz de sol de la temprana mañana fluía de la ventana y caía en haces brillantes e inclinadas a través las coloradas alfombras de trapo que colgaba de viejas paredes de yeso. Latas de cobre y moldes estaban apilados ordenadamente en estantes detrás de una vieja mesa de madera con cicatrices. La mesa funcionaba como mostrador y, a juzgar por su estado harinoso, como superficie para hacer pan. En el alféizar de la ventana, una vieja radio digital destartalada sonaba sola una melodía tranquila y melancólica que entraba y salía bajo una suave capa de estática.
Había un sofá hundido lleno de cojines al otro lado de la sala, al lado de a una puerta modesta que bajaba por dos escalones a una cocina aún más pequeña. El efecto general era muy parecido a la habitación delantera de la casa de alguien, lo que no sorprende, dado que esto era exactamente lo que era.
La puerta principal estaba empujada abierta, haciendo sonar una cadena de campanas atadas al interior. Entrando hacia atrás llegó un hombre alto, poderoso, y de cabello canoso, que tenía aproximadamente cincuenta años. Su nombre era Aaron Halifax, y algo en su rostro arrugado y sensato y en sus cejas pobladas sugería que era un hombre al que era mejor tener como amigo que como enemigo.
Apoyó la caja en el borde de la mesa. "¿Alguien despierto?"
Cuando la propietaria de la pequeña panadería subió corriendo los pocos pasos de la cocina para encontrarse con él, le sonrió y dijo la misma vieja frase que decía todos los lunes y jueves por la mañana- junto con la caja- sin falta.
“Algo huele bien aquí por seguro.”
Chell respondió con su parte de la ritual- una sonrisa y una caja cubierta de su propio, tirado de debajo de la mesa. Le gustaba Aaron una gran cantidad. Él había sido su amigo seguro y asociado de negocios por la mayoría parte de los pasados cuatro años, a pesar del hecho de su empresa empequeñecía (y a un grado, traslapaba) su propio.
“Entonces, hay… una docena de grano integral, docena blanco, docena mesclado,” él dijo, echando una ojeada abajo del cubierto. “Esa es mi chica. Necesitaré unos de sobra para jueves, ¿está bien? ¿Ayudas con Foxglove hoy?”
Chell inclinó la cabeza. Estaba harinosa hasta los codos y su pelo recogido hacia atrás tenía rayas blancas, las hebras en la parte delantera encrespadas suavemente por el horno. Empezó a deshacer la caja de Aaron y apilar sacos de harina y grano metódicamente en la mesa, haciendo espacio para un surtido pequeño de comestibles, vegetales, una bolsa de manzanas, tocino en papel vegetal, una canastilla de arándanos para que pausó a considerar.
“Pensé que les gustarías,” dijo Aaron, sonriendo. “Sabes, mi madre hacía un tremendo pastel de arándano. ¿Habías pensado en diversificar alguna vez?”
 Una sombra cruzo rápidamente el rostro de ella, una oscuridad momentánea como un estornino pasando volando una ventana soleada. Empujó los arándanos al lado y apretó su boca un poco. Aaron, ocupado navegando la puerta angosta con su caja cubierta equilibrada en su rodilla, no tomó una noticia.
“Pues, debo ponerme en marcha. La tienda no va a abrirse sí mismo. Hasta luego, Chica Misteria. Hey,” él añadió, pausando, “¿viste aquella estrella fugaz esta mañana? Vino hacia abajo encima de los campos nordestes justo antes del amanecer. Podría noqueado el ojo de un vort- más luminosa cosa que jamás hayas visto. Buen augurio, ¿eh?”
Ya que había maniobrado la puerta, el pan, y la caja, se dejó salir con un tintineo de campanas, silbando a él mismo mientras se fue.
Chell se estuvo quieta en su habitación soleada, sus manos abiertas con cuidado entre las provisiones en la mesa. La radio todavía reproducía música del antepecho, recibiendo la señal de la estación clásica todo el camino desde Nueva Detroit en las redes reconstruidas. Las señales por aquí eran escasas y la música sintonizaba y desconectaba bajo la crepitación nevada siempre presente, per a ella le gustaba esta canción, que probablemente era vieja para cuando nació- cuanto mucho tiempo hacía desde eso.
Era extraña cómo una palabra corta podía retirar todo, podía desestabilizar meses, años de paz. No era nueva a Chell por alguna manera, esa aguda puñalada interna que ocurriera en los momentos más extraños, hizo resultar por las cosas más triviales- su reflejo en una ventana cristal, una vislumbre de una teja blanca, un olorcillo de electricidad de un generador- que trajo la corazón a la boca y una sentida creciente y fría y galvanizada en las extremidades. Era una sentía que podía describir solo como conservación de energía. Agárrate en que tienes, su cerebro bien entrenado decía a su cuerpo, agárrate en esa descansa y eso comido pasado, en tu buena salud y tus huesos intactos y tus sentidos frescos, porque ya son todos que tienes para hacer.
Para sobrevivir.
Ya estaba mejor, mucho más mejor, que había estado. Por las primeras semanas después de su escape, había estado en una condición de constante alerta reactiva, cada nervio atascado en vigilancia permanente. Hacía meses hasta dejó reaccionar con violencia a cada movimiento brusco por el rabillo de su ojo, meses hasta podía mirar algo metálico o mecánico sin enferma del estómago. Había sido peor, ella sabía, porque lo hacía intento ignorar. Había apisonado a través el choque y el trauma mientras rechazando a creer que hacía algo aparte de lo que siempre hacía, sobrevivir, y si había tenido menos suerte o encontró a gente menos comprensivo, probablemente habría sufrido un ataque de nervios completo e irrevocable.
Estos días, ella sabía mejor. Cuando sentía esa breve puñalada helada, daría un paso atrás y examinaría sus sentidos, resolvería exactamente qué la causó y por qué era irracional. En resumen, hacía exactamente lo que se haría matar, Allá Atrás. No prevenía pasarlo completamente, pero se ayudaba.
En este caso, esa una palabra había sido suficiente. ‘Nordeste.’ Chell no había visto la estrella fugaz ella misma- había estado profundamente dormida en su propio dormitorito peculiar en el momento, soñando inquietamente con algo no pude recordar en todo. No la había visto, pero habría estado muchísimo más contenta si Aaron había dijo que la había caído a, por ejemplo, el sudoeste, o el norte, o directamente justo en el medio de Calle Mayor, o alguna maldita dirección en la Tierra por eso asunto, algún lugar excepto del nordeste.
Era el nordeste de donde ella salió, hacía cuatro años, una vagabunda polvorienta con dolor de los pies y sangre en la cara y asombro conmocionado en los ojos, un par de extrañas botas blancas colgadas del hombro y un mono naranja desgastado anudado alrededor de la cintura. Nada mucho para trabajar, pero una persona podría hacer muchos progresos por cuatro años. Particularmente si tuviera el miedo de Dios detrás de ella.
Pues, quizás exactamente Dios no, pero casi.
Sus amigos le conocían suficiente a ella; Aaron Halifax tal vez le llamaba cariñosamente ‘Chica Misteria,’ pero ni él ni nadie más nunca se habían entrometido en su pasado, y tampoco ella nunca tenía la impresión que alguien estaba particularmente ansioso para tratar. De alguna manera, no era una sorpresa. Hacía décadas- en memoria viva, todavía, para veteranos como su vecino Lars Jenswold, que había sido un niño durante los días de la Regla y la Resistencia- el mundo estaba llena de gente como ella. Viajeros solitarios sin pasados, gente que acaba de aparecer un día y que no estaban dispuestos a responder preguntas. Chell tuvo la impresión de que la siguiente generación había conservado una actitud nacida originalmente de la necesidad como una especie de cortesía común.
Esto siempre le había convenido a ella muy bien. Entendió- demasiado bien- que los seres humanos tenían una maña terrible de estar curiosos acerca de exactamente las malas cosas, y la idea de que cualquiera de sus nuevos amigos sintiera curiosidad y tropezara con la trampa letal en el noreste fue suficiente para congelarla hasta los huesos, incluso en medio de esta cálida y soleada sala delantera. La idea de ser responsable de enviar a alguien más a ese infierno era tan mala como la idea de ser arrastrada nuevamente a él.
Través de la habitación, la única luz de señal ámbar parpadeante de la radio tartamudeó y se puso roja- una vez, dos veces. La canción vaciló, se desvaneció, interrumpida por un estallido breve e inusualmente feroz de estática. Perturbada por sus pensamientos inquietos, Chell levantó rápidamente la cabeza y se quedó mirando la vieja radio, que nunca se había comportado así en los tres años desde que la cambió en la tienda de Aaron. Observó cómo la luz de la señal temblaba como un grillo atrapado, encendiéndose, apagándose, encendiéndose. La canción dulce y antigua se escuchó fuerte y clara por un momento, y luego otro estallido de estática la borró completamente.
Ella rodeó la mesa, pasando por encima de la caja de Aaron, y cruzó la habitación, alcanzando los controles de la radio, una fila de botones metidos debajo de la vieja pantalla LCD rayada que generalmente mostraba el nombre de la estación. Ahora no mostraba más que tonterías, una serie de números aleatorios que parpadeaban y cambiaban por segundos.
zzrrzzwwrrrzzchhh
BIIIIP.
El sonido estaba limpio y claro, y muy fuerte. La mano de Chell, que casi estaba a los controles, se arrebató de vuelta. Se estuvo muy quieta, el brazo cruzado protectoramente a través del pecho, a vez que la radio empezó a hablar.
“¿-ahora? ¿Quieres que- lo hago ahora? Vale, vale, cálmate. Lo hago, lo empiezo, ahora mismo. En cualquier momento, solamente perfecciono el, el esquema de que voy a decir, aquí, solamente me cercioro que tengo todos los puntos organizados, por decirlo así- ¿qué haces? No, sola-¡aaaAAAAHH!”
Un poco de estática respiración laboriosa.
“No- ¡no necesitaste hacerlo! ¡Lo estuve haciendo! ¡Probablemente yo necesitaba eso para algo! Oh, tienes problemas de manejo de la ira, claro. Concretos problemas tienes. Simplemente digo, tal vez quieras considerarlo- NOnono vale lo haré ahora.”
Pausa.
“Entones… ah… ¡hola! Hola, umm… ¡entonces! Aparentemente, la señal en mi- mi cosita, faro tipo de cosa allá arriba algún lugar- larga historia- envía esto a lo largo de un área muy ancho, entonces, entonces, um, si escuchas esto- que espero mucho, muchísimo, porque de otra manera todo esto sea un poco inútil, verdad, bien podría ser hablando con mí mismo. En un cuarto, solo, hablando. Sólo con mí mismo, nadie escuchando, sólo yo. Espero que no es el caso. Vale, ¿qué estuve diciendo? Sí, si escuches, no tiene sentido en decirte quién soy, porque sabrás, inmediatamente.”
Un tenso tipo de silencio. Chell no había movido mucho, excepto para bajar su brazo un poco. Un observador muy atento podría haber notado que el pulso se había acelerado en el cuello, revelado aún más por la tensión de su mandíbula.
“Soy Wheatley, de paso. Sólo para la posibilidad remota que no recuerdes, que sufriste algún tipo de daño grave de cabeza… otra vez… y perdiste su memoria completamente- para repetir, espero que no es el caso. Oh, espero, aunque- para pensar en lo, si es el caso, si actualmente habías perdido tu memoria completamente y no tienes la menor idea quién soy o de qué hablo, todo lo que tienes que saber es, soy un tipo de viejo amigo. Tu- tu mejor amigo, realmente. Mejor amigo, por mucho tiempo, mucho tiempo, y vas a querer a ayudarme, porque, pues, sabes, lo es que hacen amigos. Umm… de vuelta al punto, sin embargo, si no habías perdido tu memoria entonces vas a saber que todo esto, esto asunto de ‘mejor amigo’ era camelo completo. Lo siento. Aunque, tienes que admitir, valió la pena tratar. Un poco desesperado, estoy, actualmente.”
Una risa nerviosa. “Es que- prepárate para una sorpresa- ya no estoy en el espacio. No estoy en el espacio nunca más, estaba hasta hace poco, ahora no estoy. Entonces, ah, si estás escuchando y no había perdido tu memoria, vas a saber donde estoy ahora. No voy a elaborar, es muy obvios, solo pensar en el- el primero lugar que te ocurrirá, ¿bien?¡Sí! ¡Eso es! Lo pillas. Eso es donde estoy. Y- esto es lo esencial de asunto, por decirlo así, manos a la obra ahora- estaba algo así como… algo así como esperando que tal vez vendrás y… llevarme afuera de aquí.”
La voz siguió trepar, tropezándose en la urgencia. “Ahora, sé en qué piensas- ¿por qué?, ¿verdad? ¿Por qué debo? ¿Por qué debo arriesgar mi vida para el cabroncito que trató a asesinarme cuando intentaba escapar antes? Y, sabes… es una muy buena cuestión. Tan buena, de hecho, que no puedo actualmente pensar en una buena respuesta en este punto en el tiempo. ¡Estoy trabajando en ello! Seguro estoy trabajando en eso, probablemente voy a tener una muy buena respuesta para ti en solo un segundo. Quiero decir… no mentiré, si vuelvas entonces vas a ser asesinada probablemente. Estadísticamente, quiero decir, las probabilidades son de diez a uno en contra de que no te maten, si regresas. Quiero decir, maldita sea, sé que no lo haría si fuera tú. Jaja, no, no haya oportunidad, si yo fuera tú simplemente apagaría lo que sea que me estás escuchando ahora mismo y me iría. ¡Pero en realidad no hagas eso!"
La voz creció un grado pánico más.
“Por favor no lo hagas, por favor no lo hagas, no sé por qué aún sugerí eso. De hecho, me gustaría mucho en serio si ignores todo eso, prácticamente todo que acabé de decir, tires todo eso por la ventana, y vengas y me recojas en cualquier caso. Todavía no puedo pensar en mucha razón por qué debes, si estoy honesto, eso es absolutamente todavía un trabajo en progreso. Si es- si es alguna ayuda, nunca actualmente quise que nada de eso sucediera, todas las cosas… quiero decir, ojalá hubiéramos solo seguido con nuestro plan original- ¿recuerdes? ¿Recuerdes eso? Apagar Sus neurotoxinas, inutilizar todas Sus torretas, y hacer que Ella nos deje ir. Bueno, ese era un bueno plan. Habríamos salido de ahí, entonces, conjuntos, yo y tú. Codelincuentes. Holmes y Watson. Dos mosqueteros. Wheatley y- divago, perdona, pienso que lo- lo último que Ella me hizo puso algo aquí en cortocircuito, sigo sintiendo esto impulso de seguir continuando hablar de cosas que ocurrió en el pasado. Vale… yyy pienso que casi se me acaba el tiempo, en realidad, la cosita va a salir de rango en un momento, no volveré hasta veinticuatro horas más, por lo visto, más o menos. Entonces… sí. Rápido resumen, por si acaso se te fue el avión…”
La voz de Wheatley se cayó y comenzó a burbujear en la periferia con estática, bajo y casi, casi sin esperanza.
“Basta- por favor ven y recógeme. Por favor. Muy literalmente te lo ruego. De rodillas. Manera de hablar, obviamente, si tuviera rodillas, estaré de ellos. No me importa que haces conmigo después, desactivarme, usarme como pisapapeles, usarme como un fútbol- ¡no me molesta! Solo, por favor, por favor, no me dejes aquí con Ella. Y- y- ¡oh, Dios! ¡Me olvidé! Me olvidé, no puedo creer que me olvidé- mira, vale, allá voy, ehm, entiendo que ya no importa, pero estoy honestamente, sinceramente, realmente, ssrrwvvrchwrzzzhhh
BIIIIP.
La pequeña luz verde parpadeó un poco, se hizo constante. Otra vez, tranquila música amortiguado por la estática llenó el cálido aire con aroma a hornada de la panadería. Chell se apoyó en el mostrador, respirando profundamente para calmarse, ordenando sus pensamientos.
No le tomó mucho tiempo. La naturaleza de Chell era de definiciones nítidas y claras, las partes entrelazadas de su mente compartimentadas con firmeza y prolijidad, con poco espacio para la superposición. Su sentido de la lógica fuerte y altamente adaptable y la libertad antinatural que le dio para reorganizar sus prioridades la habían mantenido con vida en situaciones que habrían matado a una mujer menos práctica.
Ella apagó el equipo de radio, escuchó al silencio por un momento o dos, y después se dobló y salió de la sala. Por fuera, su rostro aún conservaba más o menos la misma expresión tranquila que había tenido antes de que la radio comenzó a hablar, pero con todo tenía esa tensión en la mandíbula, ese latido rápido en su garganta. Ya parecía mayor de lo que había, de alguna manera- mayor, y muchísima más dura.
Había un armario en la cocina- poco más que una alcobita seccionada cerca de la chimenea, con una pintada puerta de pino ingeniosamente encajada. La abrió, se metió dentro y salió con el pelo lleno de telarañas y una mochila de sarga de aspecto resistente en las manos.
Otro atributo que diferenció a Chell de lo común era su inusual definición personal de ‘esperanza.’ Para la mayoría de la gente, la ‘esperanza’ era algo esponjoso y mal definido, un vago deseo que las cosas pasaría como ellos querían. Para Chell, por otro lado, no había nada vago al respecto. Le habían quitado demasiadas esperanzas, aplastadas, rebanadas, cortadas en cubitos, saltadas sobre, y devuelto en un práctico formato de cubo comprimido, para poner cualquier expectativa en ese tipo de melancolía impotente. Cuando esperaba algo, tendía a concentrar toda so voluntad- su aterradora voluntad, de una sola vía, de hierro fundido- en asegurarse de que podría hacerlo realidad.
Ella esperaba que nunca más necesitaría poner un pie en Ese Lugar. Hace cuatro años, parecía que su esperanza se había hecho realidad. Con todo, un parte de ella- eso parte atemorizado y dañado que la apuñalaba a veces cuando escuchó un tono de alarma, o vio un cableado expuesto saliendo de la parte posterior de una máquina- no lo creía. No podía creerlo, no podía creer que había escapado y que nada la perseguiría nunca con tal de destruir su nueva vida segura y ganada con esfuerzo y arrastrarla de nuevo en esa pesadilla para siempre. Solo la esperanza no era suficiente para ella, entonces lo apoyaba con un buen plan sólido, y la prueba pesaba en sus brazos mientras corría de regreso por los escalones hasta la sala de estar y la volcó sobre el sofá.
Linterna, baterías, brújula, botiquín de primeros auxilios. Analgésicos, máscara antipolvo, un tubo de tiza roja envuelto brillantemente. Una navaja, fósforos, cinta de boxeador, una palanca corta en un clip de escalador y otra envoltura de tela más grande que contenía varios objetos extraños y grumosos. Todo envuelto en plástico doble, sellado en una bolsa estanca.
Chell miró atentamente el revoltijo de objetos durante un momento o dos, revisó el interior del envoltorio de tela, colocó su contenido sobre la gastada manta de lino y luego volvió a guardar todo lo demás con cuidado en la mochila. Sacó un amplio cajón de madera debajo de la mesa, hojeó algunas hojas de papel antes de encontrar la que estaba buscando, un gran cuadrado de papel de estraza con bordes ásperos que dobló en cuartos y guardó en el bolsillo de sus viejos jeans, calzándolo tan profundo y seguro como sea posible.
Acabada, ella colgó la mochila en un brazo para probar el peso, y luego salió de la habitación otra vez, se dirigiendo al segundo nivel.
Detrás de ella, la media-docena cosas grumosas que había tomado del envoltorio de tela estaban en filo aproximado, bastante inocuo en el rayo de sol que se inclinaba a través del sofá. Desde la distancia, se veían un poco como bloques de masa.
Esperanza era toda muy buena. Chell creía en seguro.
()~~~~~~~~~~~~~~~~()
“Eso era patético.”
La Voz llenó la camarita oscura.
“Yo sé que ese era el punto, pero pensé en aclarártelo de todos modos. De hecho, en caso de que no estés prestando atención, te lo aclararé de nuevo. Eso era patético.”
Silencio.
“Ya que actualmente no estás hablando por un cambio, voy a asumir que me estás de acuerdo conmigo. En serio, aún ella todavía es en el rango, ¿piensas realmente que volverá con intento de salvarte basado en ese flujo de galimatías sin inspiración que salió de tu boca hace un momento? Sabes, puedes ser el candidato ideal para un puesto que acabé de inventar. Orador desmotivacional. Puedes andar dando seminarios a personas que tienen ambicione e inspirarles a rendirse antes de aún habían comenzado. Por el lado positivo, si hubiera estado en su camino para rescatarte cuando te escuchó, por lo menos le ahorraste un viaje.”
“Le debía dicho,” masculló Wheatley. El enredo de brazos y cables que le sostenían suspendido arriba del piso se balancearon ligeramente a vez que raspó abierto el párpado funcional. Algunos todavía estaban atracados en los conectores de su cáscara maltratada, pero las sacudidas debilitantes del dolor sintético cuidadosamente codificado se habían detenido, por el momento. “Le debía dicho, ¿por qué no le dije? ‘Lo siento.’ Eso es todo lo que hubiera requerido. ‘Lo siento.’ Ensayó eso bastante veces, cientos de veces, malditos cientos-”
Se retorció. Unas chispas se esparcieron por el suelo sucio.
“¿Por qué no basté decirlo?”
“Porque eres un cretino.”
La lente azul agrietada que representaba la mayor parte de la luz en la cámara se encendió, débilmente.
“No soy un cretino.”
“Sí, tú eres. Pero no sentiría mal por eso- está en tu programación. Eres incapaz de ser algo más. Por el otro lado, no hay nada en tu programación sobre traicionar por completo a las personas que confiaban en ti para ayudarlas, y debo sentir terrible por eso.”
“No cayo en eso,” dijo Wheatley, sin mucha convicción. “Puedo ver a través de tus astutos jueguitos mentales, señorita. Solo lo dices para hacerme sentir corrompido. Tu- estás solamente diciéndolo, ¿verdad?”
Una silencia más larga.
“Ah. ¿Hola?”
“Perdón. Estaba analizando los números de si ella volverá para salvarte o no, y debo admitir, no son tan malos que pensé. De hecho, están casi- oh, espera, mi error. Me olvidé poner esto punto decimal de nuevo. Deja que hágalo.”
Un pequeño boop tranquilo y alegre.
“Oh. Estuve correcta la primera vez. No hay esperanza. Tendré que pensar en algo otro. Sabes, supongo que la mayoría de gente diría que tu falla total de convencerle para venir y rescatarte es bastante de un castigo en sí mismo.”
“Lo haría, sí,” dijo Wheatley, con esperanza. “Sí, estoy bueno y castigado, estaría pensando… sucede, ah, ¿sucede que esto es la teoría hacia que te estás inclinando, por alguna posibilidad, o…?”
Su risa era trueno distante.
“¿Tú qué crees?”
()~~~~~~~~~~~~~~~~()
El lago perfecto tomaba el sol de la mañana tarde. Los únicos rastros que quedaban de la dramática escena antes del amanecer eran las cicatrices de la resaca en las orillas y un cierto aspecto ligeramente chamuscado en el follaje de los árboles que sobresalían, como si alguien hubiera tenido una barbacoa particularmente entusiasta justo debajo y se hubiera olvidado de leer de antemano sobre la seguridad contra incendios en bosques.
Chell estaba de pie en la orilla al punto más alto y miraba abajo en la clara agua como espejo. A pesar de la claridad, no podía ver el fondo- los reflejos de los árboles obstruía la vista y era imposible a determinar exactamente la profundidad. Había muchas vías al dentro de Ese Lugar- ella sabía que ya probablemente había muchas más que había descubierto- pero había notado en el primero vistazo que algo había pasado acá. Si esta era la vía por que él había tirado, entonces había una pequeña posibilidad que podría llevarle directamente a él. Cuando se trataba con Ella, cada pizca de suerte adicional ayudaba.
Se subió la mochila a la espalda, sacó una hoja de una rama colgante de arce plateado y la soltó, siguiéndola con los ojos mientras se deslizaba suavemente por el aire y aterrizaba en la superficie del agua. Flotó por un momento, esparciendo ondas-
-y luego se desapareció. Su ojo rápido la rastreó hacia abajo por un segundo, un brilloso rayo de verde, disminuyéndose, ido.
Otra vez ajustó su mochila y dobló para deslice un dedo en la parte posterior de una de las elegantes botas blancas y negras atadas a sus pies. Había algo horriblemente natural en la sensación de ser sostenida de puntillas perpetuamente, con los talones apoyados en largos tirantes curvos de metal. No le gustó en absoluto tantas cómodas que le sentían las botas, o tanta rápida que había vuelto a aprender la habilidad de trotar casi en puntas, dejando que los tirantes absorbieran cada sacudida y temblor.
Era un lindo día. Por un momento- y solo un momento- giró su cara hacia el cielo, fijándose el exacto tono de azul en el ojo de su mente, la brisa, el olor de suela y hierba, el calor del sol en su piel.
No persistió por demasiado tiempo. Hubiera sentido demasiado como decir adiós.
Chell subió a la orilla, tomó una respiración muy, muy profunda, osciló los brazos arriba, y buceó.
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La fría agua del lago le golpeó a Chell como un puñetazo al estómago. Cortó abajo por el lago, y el aire atrapado en su ropa y pelo fluyó de ella en cintas plateadas.
Casi inmediatamente, a vez que su propio impulso de la inmersión se agotó, sintió algo otro asumir el control. Una resaca malvada demasiada poderosa para ser algo agitado por casualidad, una succión letal que hace rodar el agua fresca del lago en un movimiento de arrastre constante bajo la engañosa calma de la superficie. Agarró el cuerpo de Chell como un juguete atrapado en una aspiradora, succionándola directamente hacia el lecho turbio del lago.
Girando pies por delante en la inmersión, abrió sus ojos y se encontró mirando directamente abajo en un enorme vacío negro, la desembocadura de un tubo al menos dos metros de ancho. La única mirada agitada y borrosa por el agua que tuvo sobre el resto del lecho mientras estaba succionada hacia lo le mostró docenas más, una enorme cuadrícula regular de hambrientos agujeros negros que se extendían por todo el fondo, y que estaba limpio y sin vida como una carretera asfaltada.
Ella cruzó los brazos sobre el pecho y se preparó lo mejor que pudo. La boca oscura se disparó arriba para encontrarse con ella, y entonces ella estaba dentro, ciega, sorda, con los oídos chasqueando y resonando y el estómago dándose vueltas mientras la succionaban hacia abajo. Las direcciones ordinarias rápidamente dejaron de tener algún sentido, ya que con el cuerpo de agua torrencial alrededor de ella, fue jalada de izquierda a derecha, de lado a lado una y otra vez, la tubería girando y girando, navegando en un curso invisible a cientos de metros hacia abajo a un destino desconocido.
Un ímpetu de repente de agua le golpeó del lado, la tirando para la pared resbalosa del tubo. Adivinó- correctamente- que acabó había barrido pasado una intersección cuando su tubo se unió con otro. La negrura alrededor de ella era absoluta, y el agua batida le presionaba en ella y forzaba dedos ardientes por su nariz y garganta. Podría sentir el comienzo de las señales de peligro: los pulmones creciendo pesados en su pecho, el acopio de presión en sus sienes. Se estaba quedando sin tiempo.
Se esforzó los oídos y realizó que había una ligera variación en el aplastamiento de la corriente adelante. Algo era un poco diferente allí, el estruendo desconcertante era un poco más ligero, menos resonante- y ahora, podía ver que la negrura ya no era completamente negra, había luz en algún lugar y apenas podía distinguir las blancas partes superiores de sus botas-
Aire, necesitaba aire, el impulso de su cuerpo de tomar una respiración se estaba convirtiendo en una demanda vociferante y desesperada, y era todo lo que podía hacer para no ceder y respirar su primero pulmonado de agua. Había un martilleo palpitante detrás de sus ojos y su pecho se sentía lleno de piedras calientes. La negrura dio paso a una luz grisácea y ella se retorció, desesperadamente, sus manos deslizando los lados del tubo- y golpeó algo duro con una fuerza asombrosa.
Por pura suerte, Chell golpeó la rejilla del filtro con los pies por delante, y las botas hicieron su trabajo incluso bajo el agua, absorbiendo el golpe y salvándola de quedar inconsciente por completo- lo que, dadas las circunstancias, habría sido fatal. La sacudida arrancó el oxígeno restante de sus pulmones, y una diminuta cadena de burbujas salió arremolinándose de su boca y se alejó a través de la rejilla. La corriente la atrapó como un insecto en un tablero de corcho, y el martilleo de sus manos no hicieron más que enviar vibraciones amortiguadas a través de los lados de vidrio templado. A tientas, mareada, rebuscó en su cinturón. El clip del escalador, generalmente la simplicidad misma para desengancharlo, parecía un rompecabezas alienígena sin solución, pero finalmente cedió.
Estrellas negras comenzaban a agruparse y estallar suavemente en los bordes de su visión. Chell se mordió la lengua para mantenerse despierta, probó la sangre, se apoyó contra la rejilla, lanzó un alarido silencioso y sin aire y golpeó el cristal con la palanca.
CRRSSHHH
Una fuente explosiva de agua y vidrios rotos se desbordó de la tubería y en una ráfaga de aire seco y polvoriento. Chell cayó con ella, agitándose, aterrizando en una pasarela a tres metros de profundidad. Tosiendo y con arcadas, rodó fuera del chorro que continuaba saliendo a borbotones de la tubería rota, luego se retorció boca abajo y vomitó una gran cantidad de agua del lago a través de la malla de acero.
Jadeando, limpiándose la boca con el dorso de la mano, se dio la vuelta y contempló una turbia infinidad de tubos de vidrio llenos de agua. El del que se había caído serpenteaba unos treinta metros más allá del punto donde lo había roto, antes de desaparecer en la penumbra, y más allá de la catarata de agua fracturada, apenas podía distinguir una línea de letras gruesas y estampadas que corrían a lo largo sube el vaso.
TUBO DE REFRIGERANTE G-0052
Se subió a la barandilla metálica de la pasarela, sacudiéndose el cabello mojado de la cara, respirando con dificultad- en parte para recuperar el aliento, en parte solo para asegurarse de que aún podía hacerlo. El aire olía a polvo frito, el peligroso regusto olor del ozono. Había un leve zumbido de fondo, siempre presente, bajo y monótono y suficiente para decirle a cualquiera con medio oído que este lugar estaba lejos de estar muerto, a pesar de cómo se parecía. Chell lo habría sabido de todos modos, lo habría sabido en su interior incluso si se hubiera quedado sorda por el viaje- las instalaciones todavía estaban muy vivas, y eso significaba, en algún lugar en el corazón de ellas, en el mismo centro del web- Ella también.
Chell se echó al hombro la mochila empapada, eligió una dirección y empezó a trotar. Había estado medio ahogada y engañado a la muerte por el más estrecho de los estrechos márgenes, el brillante mundo de la superficie ya parecía un sueño irreal, y cada paso resonante la estaba llevando más lejos en el Infierno, pero con todo podía sentir que comenzaba a sonreír una sonrisa muy pequeña, muy sombría.
Ella estaba adentro.
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“Oye, ¿seguro que tenemos que irnos ya?”
El acto de retirar el ascensor de emergencia fue un gasto de esfuerzo tan minúsculo para su nuevo cuerpo divino que apenas lo sintió. A su orden, disminuyó la velocidad, se detuvo, y luego comenzó a descender hacia el piso de la cámara.
De una manera insignificante y apenas consciente, se registró la expresión en su rostro, el choque creciendo y el perjuicio y horror escrito en sus ojos, pero estuvo tan lejos y tan, tan diminuta, ¿y qué le importaba sus pequeños pensamientos y sentamientos humanos a él, en cualquier caso? Ya era lo todo, todo, las instalaciones completas suyas para controlar, y podía sentir cada centímetro de ellas, cada cámara y pasarela, cada máquina y panel y subrutina y circuito, todos SUYOS SUYOS SUYOS-
Trató de decirle que bueno se sentía, que brillante era estar lo en cargo para variar, no simplemente una pequeña cosa para ser ignorado y tiranizado, algo que tenía que pedir, mendigar e implorar para que su consejo sea seguido, si fue tomado aún alguna vez. Trató de comunicarlo a ella, la libertad gloriosa de poder hacer algo, absolutamente algo que quería a pasar en un abrir y cerrar de ojos, el toque de un interruptor, la retransmisión de un microprocesador. El poder verdadero, autonomía autentica, e interminable, interminable oportunidad.
Y cuando ni siquiera ella intentó sentir feliz para su éxito, cuando lo único que vio en su estúpida carita orgánica fue una ira ardiente y desconocida- y algo más, un tipo de endurecimiento de expresión determinada que no fue tan desconocido y que, bajo las circunstancias, no le gustó nada- pues, comenzó a molestarse.
Ella no podía estar feliz por él, ¿verdad? No le importaba a ella que él había estado esperando y deseando y anhelando que algo como tal sucedería hace mucho, mucho tiempo, y que eso, aquí y ahora, era el mejor, más alegre momento en su artificial vidita larga, aburrida, y patéticamente inútil. No le importaba que en ese asombroso cuerpo por fin tenía la oportunidad para Hacer Una Diferencia, para por fin probar de una vez por todas que no era un desperdicio de tarjetas de circuito, no era una falla, oh no, nada de eso, con todas sus ideas fantásticas sería mucho más mejor en carga de este lugar que loca-demente-insano francamente asesina Ella. No. Señorita Tanta-Maldita-Prisa no le importaba nada de eso. Todo le importaba era su propio piel carnoso y egoísta.
Y luego Ella había le enojado aún más, y con sus limitados procesos cognitivos todavía inundándose en los inimaginablemente vastos terabytes de nueva capacidad había estado más enojado que nunca antes, nunca, tan, tan enojado que su único momento perfecto en la luz de calcio estaba arruinado por Sus pullas y la clara acusación en su ardiente y silenciosa mirada fija. Y La había puesto en una patata y La tiró- tiró a ambos ellas- a golpes abajo en el abismo debajo de las instalaciones, y solo luego, solo en ese último momento un fugaz parpadeo de pensamiento sumergido pasó qué había hecho yo nunca quería-
Pero era demasiado poco y demasiado tarde y ya él era tan grande e importante y era tanto para hacer, tanto podía hacer sin ella andando, ralentizándolo, interponiéndose en el camino de lo que él quería y había un pensamiento, ¿no sería una buena idea armar unas pruebas? Nada intricado, simplemente unos botones, un cubo impar, unas pruebas básicas para realmente entender cómo funcionaba el lugar, y por qué no debía ya que estaba en control de ello y éééÉl estaba en control de todo y en parte quería muchísimo hacer pruebas. Tenía un sentimiento vago que había tenido otras prioridades hace poco tiempo pero ya no Le importaba, nada Le importaba porque Él estaba en control y Él podía hacer pruebas y todo iba a estar bien. Todo iba a estar simplemente bien.
Y quizás había una pequeñita voz que decía de lo contrario pero Él no tenía que escucharla. Nadie más había escuchado, nadie había nunca, nunca escuchado a estúpido, insignificante, viejo Wheatley, y ahora todos podrían ver por sí mismos cómo les gustaría…
ella escuchaba ella escuchaba ella escuchaba, gritó la pequeñita voz, y hería los circuitos que él tenía en lugar de pulmones y el procesador vocal que tenía en lugar de una garganta para gritar tan duro, pero tenía que comunicar a Él que había hecho todas esas cosas terribles y hacerlo parar. Y vale no tenía mucho sentido pero tenía que tratar, porque tal vez si gritó suficiente duro entonces Él oiría él mismo esta vez, y no había logrado todas las otras veces pero tal vez, tal vez esta vez lograría-
Y luego hacía frío y oscuro y los conectores enterrados en sus puertos chispearon y crepitaron y le chocaron al presente de nuevo. Era él mismo otra vez, diminutivo y indefenso y doliendo en todos partes del sistema nervioso artificial cuidadosamente ensamblado que quería muchísimo que no tenía, y generalmente, en el esquema de las cosas, simplemente no estaba teniendo un buen día.
“Buenas noticias,” dijo Su Voz. “Pensó que el ciclo de tres minutos de archivos de memoria que experimentas por sexagésima octava vez podría estar un poco aburrido, entonces busqué a mir alrededor y, ¿sabes qué? Resulta que mi sistema guardó todo que hiciste cuando intentabas manejar las instalaciones y fallabas. Por consiguiente, tenemos un completo registro de datos de cada una decisión mala que hiciste. Voy a compilar un carrete de destacados. Todavía estarás reviviéndolo una y otra vez para siempre, pero el montaje será mejor y tal vez añadiré alguna música. Entonces de nuevo, subtítulos en un bueno tipo de letra grande podría más apropiado para tu nivel de-”
Ella estuvo interrumpida por un tono de alarma. Era un gemido agudo y urgente, acompañado de una grabación cascada que sonaba como si la hubiera hecho un locutor de radio acosado de los años cincuenta con la cabeza en un calcetín.
“Aviso: pérdida de presión no identificado en el primario sistema de refrigerante. Eficiencia del sistema al cincuenta y ocho por ciento.”
“Curioso,” Ella dijo. “Sé que reparé el tema completo del bloqueado y la manada de ciervos ahogados hace meses, entonces no puede ser eso. Bueno. Ya que parece que depende de mí para lidiar con todos los cuerpos inútiles dejados tirado por estas instalaciones, vuelvo enseguida. No te vayas. Fue una broma, por cierto- pensé que debo señalar eso, porque no solo eres incapaz de hacer algo por tú mismo, también no eres suficiente inteligente para comprender el concepto de sarcasmo.”
“Eficiencia del sistema de refrigerante al setenta y cinco por ciento,” dijo la voz del cabeza-en-calcetín locutor acosado, arriba de la alarma.
“Hablando de cuerpos inútiles dejados tirado por estas instalaciones, te pongo en carga de supervisar esta cámara mientras estoy fuera. Podrás imaginar que fueran unas instalaciones de tus propios, y que fueras el tipo de persona que pudiera manejar unas instalaciones de sus propios sin destruyéndolas completamente por incompetencia grave. Diviértete.”
El singular iluminador deslumbrador fijado en la cáscara ennegrecida de Wheatley desvaneció a un gris destello de suelo radiante. La maraña de cables y brazos conectores que mantenía a él en su lugar relajaron un poquito, y la atmosfera en la camarita oscura enfrió un grado, de ‘francamente malevolente’ a meramente ‘frío y deprimente.’ El cambio fue sutil, pero suficiente para sugerir que- por el momento, en cualquier caso- el letal punto láser de Su atención había movido en otro lugar.
En la absencia, el silencio era ensordecedor.
“¿Sí?” dijo Wheatley, con voz temblorosa, después de un silencio de aproximadamente cinco o seis minutos. “Vale, y, y, tu podrías imaginar que no fueras una- una vacaburra completa.”
Una pausa.
“Bueno, voy a admitir que… no era la mejor retorta, no la mejor. No tengo… tengo mucho con tal de trabajar, en realidad.”
Suspiró. Era un muy larga, muy pesado suspiro, y era un poco demasiado para su sobrecargado procesador vocal, que titubeó un poco.
“Pues… continuando en esa línea particular, ¿qué tengo actualmente con tal de trabajar? Tengo un… pues, tengo… tengo un… pues, ¡puedo ver! Un poco. Y oír, puedo oír, todavía tengo mi oído, excelente- y… ah… nada mucho más, a decir verdad. ¡Pero eso es un comienzo! Eso es un comienzo por cierto, si vaya a salir de aquí, de verdad la vista y el oído estarán en las diez mejores de habilidades útiles para tener. Las cinco mejores, aún, creo. La habilidad de mover, también, esa es otra grande, lástima que no la tengo, pero… pero yo…”
Otro suspiro profundo.
“Yo… no sé actualmente a quién estoy engañando, para ser honesto. Nunca- nunca saldré de aquí, ¿verdad?”
Se crispó un par de veces, y luego se quedó quieto. Después de un rato, porque nada en la camarita oscura parecía a puto de responder en una manera u otra, se respondió a su mismo.
“Nunca saldré de aquí.”
A cuál intervalo preciso y oportuno, la pared explotó.
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El método habitual de razonamiento de Chell era nada si no linear. Cuando encontró un problema, lo redujo automáticamente al menos número de componentes y quitó todos detalles no esenciales- lo mejor para comprender qué era el problema actualmente, despojado de todo el vestidor. En ese caso, el problema era la blanca pared de paneles a través de su sendero. La tubería de refrigerante- la que seguía por una eternidad pequeña de pasarelas oscuras y estrechas- continuaba algunos cinco metros arriba de su cabeza y a través de la pared.
La decisión, por consiguiente, había sido simple- correr todo el camino largo de regreso en la oscuridad a la última intersección, o hacer algo con la pared. Puede que no tenga un pistolo de portales para ayudarle ahora, pero en el momento que había acabado su asunto con el primero de los paquetitos grumosos y los pedazos de alambre y la cerilla sulfurosa hecha a mano, y se había retirado hasta una distancia segura para mirar la pared estallar en un rugido breve y llama sucia, se sentía la satisfacción real de una abertura buen hecha.
Por lo visto, Su garantía que todo equipo quedaría funcional hasta cuatro mil Kelvin no extendía a la arquitectura. La explosión parcialmente destruyó dos paneles y golpeó los demás en el radio en todos tipos de ángulos fantásticos, dejando un agujero de buen tamaño para trepar a través.
Se encontró en una cámara pequeña y oscura. Una primera mira le mostró una gran cantidad de polvo turbado y humo en el aire, muchos escombros- y movimiento; algo que se crispaba y chispeaba bajo del rayo de su linterna, y se asustó hacia atrás, su mano libre agarrando para la palanca en su cinturón-
“Ahhh. Qué… qué acaba de paaAAAHHH ¡ESTOY CIEGO! ESTOY- oh, solo es una luz. Pánico terminado.”
Chell bajó la palanca.
“Aunque- aunque actualmente puede ser mi ojo- mi ojo puede estar averiado- ooh, juego de palabras no intencionado pero muy ingenioso, siquiera, guardar eso lejos- ¿hola? ¿Hay alguien? Si hay alguien, y no es simplemente yo mal funcionamiento, puedes- ¿puedes no lucir esa directamente en mi cara, por favor? No es útil, de hecho, me duele actualmente, tanto mucho, entonces me agradecía si la dejarías apagado-”
Clic.
“Gracias, está mucho mejor,” dijo Wheatley, distraídamente. Las repercusiones de la explosión lo habían soltado de un lado, dejándolo colgando lateralmente de los restantes brazos conectores como la última bola en una cuna de Newton muy destartalada. Su ocular agrietado y lleno de hollín, que se había reducido a un puntito pálido bajo el resplandor de la linterna, se expandió y parpadeó en su dirección.
“Oye… oye, ¡ven aquí! Anda, ven un poco más aquí- no eres, ¿no? Eres-”
La lente se ensanchó, destelló- por un momento- el más brillante azul de la estratosfera. Chell estaba iluminada por la, su sombra negra y enorme sobre la pared rota.
“¡Eres tú!”
Alivio, deleite, incredulidad, asombro; las palabras eran inadecuado para expresar la cantidad de cada que Wheatley logró empacar en los dos sílabas. Su ocular raspó una completa rotación de trescientas sesenta grados en bucle en celebración y él se reyó sin control, su voz cayéndose a trochemoche con temblores inducidos por choque.
“¡Eres tú! ¡Eres tú, volviste! En realidad- oh, no tienes ninguna idea tanto me alegrade a verte ahora mismo. Oh, no puedo creerlo. No puede estar pasando, no- oh- espera, quizá no está.”
Su pupila se encogió con terror de repente.
“Oh, Dios- mira, puedes darme alguno tipo de codazo, o… golpearme o algo- pero con cuidado, ¡no demasiado fuerte!- ¿basta para probar, por cierto absoluto, que no estoy simplemente viendo cosas? Porque veía todos tipos de cosas extrañas recientemente- estrés, creo que es el estrés, y Ella metiéndose con mi interior, eso puede ser un elemento-”
Chell, que estaba examinando de los mecanismos desapareciendo en la puerta arriba de Wheatley, seleccionó ese momento para agarrarle en el pliegue de un brazo, tener un agarre fuerte en las conectores con su mano libre, y dar un tremendo tirón al completo enredo de nudos mecánicos. Hubo un vicioso ruido rizado, muchas chispas, y un grito agonizado.
“¡GAAAHHH! Cuidado, te dije con cuidado- ¡vale, mira, estoy libre, bien hecho!”
“Impresivo modo manual que hiciste con esa pared, por cierto,” continuó, mientras Chell sacudió su mano entumecida por las chispas y comenzó a desabrochar su mochila. “Muy bueno trabajo, de primera clase. No tenía idea que eras tal una técnica. Ohh… ¡Dios mío! Eres una vista para ojos cansados. Todavía no puedo creer…”
Se desvaneció poco a poco. Algo parecía presionar en su mente- su ocular dobló hacia al piso, bizqueó, y miró arriba lateralmente a ella, logrando comunicar una increíble cantidad de culpa para algo que era básicamente sola una esfera metálica con un ojo.
“Puedo decir, antes de vamos más lejos, que yo… yo lo siento mucho. Para todo. Lo siento que era tal un, un monstruo, lo siento que estaba tan demandante y mandón y… ah, pues, asesino. A ti. Estaba equivocado, tenías razón, nunca debía intentar manejar todo el lugar por mí mismo, y yo… pues, estoy solo…”
Pausó, buscó un modo más fuerte, suave, convincente, mejor para decirlo. Se rindió.
“… perdóname.”
Chell quitó con las correas de lona gruesa de la mochila y miró fijamente abajo a él, arrodillándose en el mugriento piso de paneles.
No había esperado para ver el pequeño núcleo de personalidad otra vez, no desde su última despedida, después de todo lo que había pasado. Esperaba estar enojado- y está, a un grado que le sorprendía- cuatro años de curación había hecho muy poco para aliviar el ardiente sentido de indignación y dolor que se sentía, la injusticia total de la manera en que la había tratado.
Y sin embargo…
Todavía ella no tenía memoria de su vida- si hubiera tenido uno- antes. Había ciertas cosas que le sugería que había tenido una vida, una vez- conocimiento y comprensión, habilidades aprendidas, cosas que sus músculos recordaban, hechos que sabía, ideas que acordaron tocados en su mente- pero nada una memoria de su propio. Podía correr rápido y disparar en una línea derecho y arreglar logísticas espaciales como relámpago, pero no sabía dónde había residido. Recordaba cómo manejar un camión y cómo hacer que suba la masa de pan, pero no las caras de sus padres. Sabía dónde está Australia en un mapa y quienes eran los Hermanos Wright, pero no su propio apellido.
Había estado despierta- consciente- durante tanto poco tiempo, solo para ese primero esfuerzo infernal, eses horas de hacer pruebas y luchar su camino a través las instalaciones para tratar de salir, siempre para salir, y si eso significaba pasar por Ella, entonces que así sea. No tenía remordimiento. Si hubiera intentado matar la I.A. asesina, había sido de nada más que defensa propia. Suponía que otros, más noble de mente y más ética que su misma, habría argumentado que Ella tenía conciencia de sí misma y una mente propia, que matarla no era mejor que asesinar, y habría detenido su mano en nombre de la misericordia y la compasión humanas.
Y esas personas finas, nobles y éticas, sin lugar a dudas, se habrían salpicado sus estúpidas cabezas por todas las instalaciones.
Chell estaba hecho de un material más duro. Había luchado fuerte y sobrevivido a todo lo que arrojaban, había aguantado, La había matado y había estado tan cerca, tan cerca, a ser libre-
Luego- nada. Recuerdos dispersos, sueños oscuros y sedados, la larga, larga hibernación, y luego-
Él había sido la primera voz amigable que ella había conocido en la totalidad de la duración de existencia breve y dolorosa. Había sido la sola cosa que había conocido que no era meramente una extensión de Ella, guiado por Su voluntad psicopático. Y aunque sus motivos habían sido muy transparentes desde el principio- había querido salir tan mucho como ella, y la veía como un ágil medio para un fin que podía mover y presionar botones- basta el hecho de que compartía su objetivo había sido suficiente para acercarlos más juntos.
Su compañero en adversidad, después de tanto tiempo con solo Su voz odiosa para compañía, la farfulla incesante de él había sido un bienvenido alivio. Su capacidad de hablar absolutamente sin sentido habría enloquecido la mayoría de la gente, pero no le había molestado a Chell. Su voz le había ayudado pensar, le había calmado, había tranquilizado sus miedos. Era difícil sentirse tan aterrorizado, difícil sentirse tan cerca de morir, cuando siempre estaba escuchando con medio oído al ruido blanco incoherente de una radio constantemente a Berzotas FM.
Ella había seguido lo a través del inferno y de vuelta, había arriesgado su vida en la afirmación de él- sus consejos podría haber sido de dudoso mérito, pero había sido todo lo que ella había tenido. Y quizás había sido porque había tan famélica de amigable contacto humano, y él le parecía tan humano, por todos sus desperfectos tanto como una persona real que podría ser un globo del ojo metálico y parlante, pero por cualquier razón, al poco tiempo se había encontrado haciendo algo aún más temerario que tomar su consejo.
Le había gustado.
Le había gustado y eso lo empeoraba muchísimo. Ella le había enseñado lo que era estar amenazado por un enemigo, pero Wheatley le había enseñado cómo sentía estar traicionado por un amigo.
Sí, ella había esperado sentir enojado. No había esperado la lástima, la aguda punzada de sorpresa en su estómago por el lamentable estado de él, el hollín y los rasguños y el aspecto abollado y separado de su cáscara, la grieta en su ocular y los cables deshilachados en sus costados. Le llevó de vuelta directamente a las primeras semanas y meses difíciles después de su escape; cómo a pesar de la seguridad y paz del lugar en lo que se había encontrado había ido hacia atrás y adelante constantemente entre ira y algo casi como duelo. Le había lamentado a él- no había palabra mejor- lamentado como la pérdida de un amigo, y de todas las pesadillas lo que llevaba más un puñado no era de la muerte o las pruebas (y esas eran bastante malas, y bastante frecuentes), era sobre los últimos momentos cuando parecía él mismo de nuevo, rogándole que agarre a él, el aullido del vacío alrededor de ellos y las asas estando arrastradas imparablemente de su apretón.
Y lo más último que ella había esperado al visto de él era el doloroso ánimo pequeño que sintió, el partito confundido de ella que le alegría verlo. La mayoría de ella solamente deseaba que él tuviera una cara adecuada para los propósitos de golpear, pero por lo visto, un perplejo partito de su mente no había recibido el memorándum. Le había extrañado, este robotito quien había una vez devotado su capaz (discutible) completo para razón a intentar asesinarla. ¿Por qué? Y, más al asunto, ¿por qué darle otra oportunidad?
Entonces otra vez, ¿si ella no creía en oportunidades segundas, qué narices hacía aquí? Había dejado todo, salió de la nueva vida que había pasó cuatro años construyendo, solo por el bien de esta pequeña bola de metal bocazas. En la mente de Chell, esta no era una acción puramente altruista- simplemente no había podido soportar la idea de ignorar sus súplicas a sangre fría, de dejarlo allí a Su merced, sin importar lo que él había hecho y tratado de hacer. Sí, era lógico, sí, probablemente no era más de lo que se merecía, pero en el fragor del momento Chell apenas lo había considerado como una opción. Eso sentía demasiado como algo que Ella habría hecho.
Tenía que haber algo que valiera la pena salvar. Chell habría sido la primera en admitir que a veces se equivocaba por el frío sentido práctico- le debía la vida a ello- pero si iba a morir aquí abajo, y no se hacía ilusiones de que esto era más que probable, ella prefiero morir tratando de rescatar a un aliado que a un enemigo.
Él se encogió un poco bajo su mirada, su pupila menguándose y deslizándose hacia un lado, claramente receloso de encontrarse con la de ella.
“Sí, estás de verdad,” él dijo, precipitadamente, aunque ella no había tanto como parpadeado, “tienes razón, probablemente no está el momento para esto ahora mismo, probablemente debemos concentrar en escapar, y podemos guardar las, ah, recriminaciones profundas por un tiempo más adelante cuando tengamos espacio para respirar. Suponiendo que ambos sobrevivamos. Suene como un plan. Solamente quería decirlo, ¿sabes? Solamente quería decir que lo sentía, y-”
“Pruébalo.”
“-que yo… yo…”
Wheatley volvió a callarse, esta vez por puro choque. Era su turno de quedarse sin habla para variar, demasiado asombrado para hacer algo más que encontrarse con la mirada sombría y clara de ella. Su voz había sido bajo pero perfectamente clara, y era claro por su expresión que no estaba dispuesta a repetirse. Ella sabía que él la había oído. Su misma mirada lo desafiaba a decir algo más, a pedir aclaraciones, negociar, explicar. En lo que a ella respectaba, el tema estaba cerrado, no era necesario decir más, y nada más sería bienvenido. Él le había ofrecido su disculpa y ella había establecido sus condiciones; era tan simple como eso.
Pruébalo.
Ella nunca había hablado, nunca decido una palabra singular- aquí abajo. Aquí, donde nada más estaba bajo su control, ni siquiera el suelo en donde que estaba, donde todo se exigió de ella, su voz era la sola cosa que podía retener siempre. Aún una palabra corta sentía como un gafe, un error malo, pero nunca había nada que ver con la superstición de todos modos, y si él iba a venir con ella esta vez, tenía la intención asegurarse de que él entendiera sus términos.
Wheatley, por una vez en su vida, captó la indirecta.
Se oyó un suave sonido metálico cuando ella dejó su cáscara maltratada en el piso de la cámara. Hasta ahora, mucha suerte, pero si realmente no los estaban observado por el momento- y Chell sabía que no debía dar por sentado algo tan improbable- era solo cuestión de tiempo. Trabajando rápidamente, pasó las duras correas de la parte trasera de su mochila por las asas de él, fijándolo allí como un bolso extra a la altura de sus omóplatos.
Wheatley logró mantenerse en silencio durante todo el tiempo, su ocular trabajando ansiosamente de un lado a otro, lanzándose a los rincones de la habitación mientras ella se levantaba y probaba el nuevo peso en su espalda.
“Vale, pues… ¡buen trabajo! Bien hecho. Concedido, actualmente no puedo ver algo delante de nosotros, no voy a ser de mucha utilidad por eso, pero si quieres saber qué está pasando atrás, soy tu hombre. Núcleo. Soy tu núcleo. Ahora… estoy seguro que tienes esto resuelto, pero por si acaso de que necesites un recordatorio, debemos probablemente ponernos en marcha, rápidamente. Por si acaso- y esa es una remota posibilidad, remota, ¿vale?- por si acaso Ella regrese.”
Chell simplemente sacudió la cabeza y emprendió el camino por donde había venido, abriéndose camino entre los escombros, sus botas resonando suavemente en el piso mugriento. Desde su punto de vista, la posibilidad de estar descubierto era mucho, mucho más grande que simplemente remota, pero de todos modos era mucho más fácil seguir haciéndolo. Avanzar hacia el objetivo final de salir con vida de las instalaciones era lo único que podía evitar que pensara demasiado en su situación, y volvió a caer agradecida en el hábito de concentrarse casi absolutamente en el asunto en cuestión.
También ella se encontró volviendo a caer en el hábito de mantener la mitad de un oído en la voz burlona a su espalda. Claramente, Wheatley todavía estaba bastante mal, ya sea por su ultimátum o simplemente por el hecho de que ella había hablado con él. Farfulló, dolorosamente inseguro, con una nota inestable y fuera de lugar en su voz mientras se esforzaba demasiado por sonar casual.
“Vale. Ella movió las cosas un poco desde la última vez que estuve aquí, pero pienso que sé dónde estamos. La red de tuberías de refrigerante se corre acerca de la vieja instalación de I+D. Son enteramente oficinas en allá, salas del consejo y tal. Si podemos entrar allá, estoy bastante seguro de que Ella no podrá vernos, y quién sabe, ¡podría haber algo allá que podamos usar! Entones, ah, con eso en mente, queremos ir… a la izquierda, aquí.”
Chell vaciló a la intersección. La pasarela estaba tan alta que no había nada visible debajo excepto una turbia neblina gris azulada, y el aire sabía ligeramente salado en su boca, zumbando con el poder de algún vasto y distante campo eléctrico. El zumbido bajo y omnipresente hizo que le dolieran los oídos y puso los pelos de la nuca de punta.
“Sí, justo aquí,” dijo la voz pequeña y nerviosa entre sus omóplatos. Le sintió sacudirse involuntariamente- en el intervalo de cuatro años, había casi olvidado de su tic, pequeño, dañado y nervioso. “Izquierda. El mano con que escribes, vale, pues, es el otro. A menos que seas zurda- en ese caso, es el mano con que escribes. Cualquiera- esa es la dirección que quieres ir.”
Decidiendo que no hacía mucha diferencia una manera o otra, Chell tomó la bifurcación de la izquierda.
En ese sentido, nada había cambiado. Su consejo podía ser mayormente inútil y ella podía tomarlo con pinzas, por cierto- y un dosis saludable de sospecha- pero no podía ignorarlo totalmente. Él conocía este lugar. La propia intuición aguda de ella la había salvado más veces de lo que le importaba contar, pero en lugar que tenía sentido común y lógica, él tenía… pues… algunas veces saber cuándo doblar a la izquierda. No era mucho, pero como antes, peor era nada.
Ella le oyó hacer un sonido como una risita temblosa. “Me trae recuerdos, esto. Tú y yo, corriendo por aquí abajo, te decía algo como ‘¡Vayas a la izquierda!’ y lo hacías… yo, un poco, lo extrañaba, ¿sabes? No pasa mucho de tal en el espacio. No pasa mucho de alguna cosa, a decir verdad.”
Pausó.
“Quiero decir, no sugiero que tú lo extrañabas. Esto, me refiero. Corriendo por todas partes, me llevando- que haces como un campeón, por cierto- no supongo que esto extrañaras en absoluto, ¿verdad? Solo quiero decir- pues- es nuestra cosa, esto es, ¿no? Nuestra pequeña estrategia. Te cubro las espaldas, y me- ah- pues, me tienes. Infalible. No puede salir mal.”
Hubo un ruido de repente a la distancia. La pasarela tembló; el sonido de metal áspero resonó arriba y alrededor de ellos como el aclaramiento de una garganta enorme. Chell se quedó inmóvil; a su espalda, la pupila azul y nerviosa de Wheatley se encogió hasta convertirse en una punta de alfiler.
“Ah. Creo- creo que Ella- no es nada probablemente, quizá podrías pasar un poco más rápidamente-”
La pasarela se tambaleó. Chell trastabilló y casi cayó, agarró por la barandilla y perdió su agarre en la linterna. La cayó en el abismo debajo, una mota de luz menguante girando de extremo a extremo, engullida por un resplandor fluorescente ascendente y parpadeante.
Las luces estaban encendiéndose.
Wheatley gañó y estiró los rodamientos en su cáscara interior en un intento completamente inútil de ver alrededor de la espalda de Chell.
“No importa, no importa, cambio de plan- ¡CORRE!”
Chell no necesitó que se lo dijera. Esprintó por la pasarela, los resortes de sus botas golpeando contra el metal, los brazos bombeando, la mandíbula apretada. Las paredes distantes se ondularon cuando ella pasó, acercándose, el ruido aumentando, llenando el aire viciado con los sonidos de maquinaria en dolor. Por detrás, Wheatley gritaba en advertencia o estímulo o ambos; era difícil saber porque su voz roturó cada vez su pie golpeó el suelo, que lo hacía sonar como si tuviera un caso gravo de hipo.
“En serio, ¡no puedo ver adónde vamos! Podría ser un problema- derecha derecha dobles a la derecha-”
Chell enmendó su camino en el último momento, rebotó de la barandilla, y continuó. Adelante, una gran sección larga extendía a la distancia, desapareciendo en el duro resplandor blanco de las luces recién despertadas.
“¡No creo que pueda hacer eso si no puedo ver adónde vamos! Escucha, ¿Que buena eres corriendo hacia atrás?”
La pasarela dio otro tambaleo violento. A Chell sentía horriblemente como si algo vital a un extremo o ambos de la estructura se estaba tirado de los cimientos por el movimiento progresivo y aplastante de las paredes. No había nada que pudiera hacer al respecto, si estaba o no- su solo foco era el extremo de esta pasarela, donde podía apenas distinguir una estructura inmóvil y gris y como un pilar, y una forma manchada de oscuridad que podía ser una puerta.
“No quiero alarmarte,” Wheatley decía, enunciando cada palabra muy fuerte y distintivamente para compensar para su procesador vocal agitándose como un mojito n una coctelera, “pero creo que Ella podría estar sobre nosotros.”
Todavía las paredes estaban avanzando a una velocidad aterradora, anunciado por el espeso y pesado clankclankclank de paneles en movimiento. Aprovechando una ráfaga extra de velocidad para los últimos cien pies, Chell patinó hasta detenerse a la puerta. La mancha oscura que había visto desde la distancia era grafiti, la vista tan familiar después de cuatro años que dolía, palabras temblorosas y descoloridas salpicadas de negro garabateadas quién-sabe-cuánto-tiempo-hace por su amigo anónimo, dador de consejos, firmador de secretos, fallecido hace mucho tiempo.
¡POR AQUÍ!
Ella trató el asa. Estuvo abierto.
“¿Qué estás esperando?” gritó Wheatley, mientras las paredes tronaron más acerca. La cámara masiva de refrigerante ya no era masiva. Ya apenas era el tamaño de Su cámara, y se reducía rápidamente, doblando alrededor de la estructura central como un puño cerrando. “¡Entra! ¡Entra!”
Demasiado fácil, dijo la pequeña voz de aviso en la frente de la mente de Chell. Con todo, como siempre en este lugar dejado de la mano de Dios, no tenía mucha opción. Lanzó abierto la puerta, pausó por suficiente tiempo para notar el piso gris y las pintadas paredes pálidas, y se tiró adentro, golpeándola detrás.
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antroposthuman · 2 years
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Acidez estomacal
Acidez estomacal. Camino polvoriento, en medio de un desierto naciente. Salpicado, por aquí y por allá, de pobres casitas de adobe, habitadas por viejitos de bigote poblado y piel curtida por el sol. Camino y siento el reflujo asqueroso de un vino mal fermentado, subiendo por mi garganta. La camanchaca aplaca un sol que me golpea la coronilla alopécica, tornándola colorada como un congrio de las profundidades del mar austral.
Que exiquisitez un caldillo de congrio, pienso, pero la sola idea de comida me produce náuseas también. Continúo caminando a la vera de la carretera polvorienta, por la que circulan viejos camiones y desvencijadas camionetas, cargando los escasos productos agrícolas que se animan a crecer en este entorno árido.
La acidez estomacal sube por mi garganta, por mi laringe, por mi faringe, por la nariz y no sé cómo, llega a mi cerebro. Comprendo entonces que la acidez invade mi cabeza también. Por primera vez en años recuerdo vivamente a D. Recuerdo la suavidad de su cabello, recuerdo su primer beso, recuerdo sus manos juguetonas en mis pies. Pero son recuerdos borrosos, corroídos por el ácido, por el odio, por la impotencia. El pasado está más muerto que la tierra salitrosa que se acumula en mis zapatos mientras doy paso tras paso.
Ni siquiera sé hacia donde voy. El sol asoma entre las nubes. El camino se vuelve tortuoso. Las casuchas pobres son reemplazadas por vidriosas viñas verdes. Su dueño seguramente tiene apellido croata. Ama las uvas y el cobre por igual. Y el sol me golpea la nuca, ahora más fuerte que nunca. Parece ahora, un paisaje artificial. Quizá así lucirá un día Mercurio, al menos cuando los descendientes de apellido croata se aburran de su pasión por el cobre, las uvas, y los papeles de color verde. Harán viajes de exploración, tal como los de Colón, pero jamás como mi propio viaje en medio de esta tierra polvorienta.
Las contradicciones. Las contradicciones me corroen por dentro, lo mismo que el ácido estomacal desbordado a causa de la adicción al estrés. Las contradicciones entre superar y adolecer, todavía. Todavía. Y las contradicciones del mundo.
Por fin, un camino a la derecha, luego de atravesar un túnel silencioso que daba paso a un lago cercado por un gigantesco muro de piedra. El camino es aún más polvoriento, y unos pimientos raquíticos ofrecen algo de sombra, igualmente raquítica, al caminante.
Abruptamente, cae la tarde. El camino sube en espiral. Las estrellas también. Mi corazón late rápidamente. Por el esfuerzo físico. ¿O quizás por mi rabia? Mi estómago pesa. La acidez estomacal.
La noche cae completamente. La oscuridad es eterna, pero la estrellas brillan como un espectáculo que ni Dostoievski sabría describir con palabras. Y en la cima, una cúpula oscura me espera. No quepo en mí de felicidad por llegar al fin. Estoy ahí. Luego de caminar todo el día. Abro la puerta de la entrada, la mano temblorosa de excitación. De súbito, una corriente de aire de fuerzas titánicas me succiona hacia el interior, y caigo, en espiral, caigo, a una velocidad de vértigo, caigo, sin comprender. Mi cuerpo se comienza a sentir raro, alargado. Finalmente, la noche negra.
Quería encontrar el Observatorio, para mirar el pasado, y volver a ver nuestros rostros, felices, nuestra incomodidad nerviosa, nuestra juventud ingenua, D. Caí, acelerado, hacia el Agujero Negro del futuro, rápido y oscuro, que todo lo olvida, sin perdonar. Rage, rage against the dying of the light, susurro en mi cabeza con desesperación.
Ya no veo nada. Nunca más veré nada. Solo siento la acidez en mi estómago, y me acompañará hasta el final.
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acapulcopress · 2 years
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Sector educativo colapsado
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Maremágnum » RICARDO | CASTILLO BARRIENTOS ) Facebook: @ Ricardo Castillo Barrientos Se ha repetido hasta el cansancio que la educación es el medio más eficaz para avanzar hacia el desarrollo y progreso. En el discurso político y en los foros abiertos, el tema de la educación es recurrente, con propuesta halagüeñas y factibles de realización, que simplemente quedan en el discurso y papel, porque resultan contrastantes con la realidad, tenemos múltiples ejemplos en la actualidad. Un día sí y otro también, observamos pasivamente infinidad de protestas de todo tipo en el sector educativo guerrerense. Los bloqueos de calles, carreteras y Autopista del Sol, se realizan cotidianamente en todas las regiones de la entidad sin excepción, desde la educación inicial hasta el nivel superior. Los motivos de protestas son variados y protagonizados por miembros de la CETEG o del SNTE, no importan las siglas sindicales, para el caso son lo mismo: Toma de instalaciones de la SEG, cierre de escuelas, asignación y reasignación de plazas, falta de pagos de seguros, destitución de directivos, suspensión de labores injustificadas, falta de maestros por jubilación, plazas dobles, falta de pago de salarios atrasados, infraestructura escolar deteriorada, etcétera. Como vemos, todo un rosario de anomalías prevalece en la Secretaría de Educación Guerrero, estando incapacitada para atender y resolver esta aguda problemática, la cual, el titular de la SEG, responsabiliza a gobiernos anteriores de forma simplista, pretendiendo lavarse las manos. Nadie puede negar que las autoridades educativas han sido rebasadas, no encuentran la puerta de salida, están entrampadas o empantanadas ante el disimulo gubernamental. Definitivamente, la Secretaría de Educación Guerrero vive colapsada, siendo necesario retornar el modelo anterior de la federalización de la educación ante el evidente fracaso de la descentralización educativa; tal como ya se está haciendo con el sistema estatal de salud. No hay otra alternativa y ese debe ser el planteamiento de la gobernadora Evelyn Salgado ante las autoridades educativas federales y con el Presidente López Obrador. Marea Baja.- A propósito de la SEP, recomienda a los profesores de educación básica, las lecturas de Carlos Marx y Vladimir Ilich Lenin, El Capital y ¿Qué Hacer?, respectivamente. Con el objeto de “enfrentar las dinámicas de opresión” y formar “a un nuevo mexicano” y “una nueva mexicanidad afín a la transformación irreversible del país”. El director de Materiales Educativos, Max Arriaga, es el responsable de los nuevos contenidos que ya se consideran en los libros de texto de la nueva Revolución Educativa, impulsada por el Presidente López Obrador. Para que los educandos adquieran una visión global, debe de tomarse en cuenta temas sobre el Capitalismo, Neoliberalismo y Liberalismo Social, para que no sean parciales los contenidos educativos oficiales y así, los estudiantes puedan formarse una visión política, económica y social, más amplia de la humanidad. Marea Alta.- Con motivo de la reciente conmemoración del “Día Internacional de la Lengua Materna”, en Guerrero tenemos 338 pueblos nahuas; 245 me ´phaa; 84 tu un savi (mixteco); 49 ñomndaa (amuzgo). Nuestras lenguas originarias han venido mermando debido a la emigración de sus pobladores y a la castellanización que son sometidos en algunas escuelas ubicadas de comunidades indígenas, corriendo el riesgo de su extinción como sucedió con la lengua Yope, que prevaleció en los municipios de Acapulco y Tierra Colorada. Poco se hace para la conservación de nuestras raíces lingüisticas. Maremoto.- Frente al fuerte reclamo del rector interino de la UAGro, José Alfredo Romero, al gobierno federal sobre la insuficiencia presupuestal para infraestructura educativa de 2023, a través del Fondo de Aportaciones Múltiples (FAM), por la cantidad de 30 millones de pesos. La gobernadora del estado, Evelyn Salgado Pineda, salió al paso y actuó de inmediato y casi dobleteó el presupuesto original al asignar 23.5 millones de pesos, en infraestructura y equipamiento para esa institución educativa superior. Esta significativa inversión estatal será destinada a la remodelación de la pista de atletismo de tartán del Estadio Universitario, por 8 millones de pesos, más 15.5 millones en equipamiento como proyectores, computadoras, impresoras, aires acondicionados, mobiliario de oficina, entre otros artículos. Esta columna se publica los martes y jueves de cada semana. Hasta la próxima entrega. Read the full article
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armatofu · 11 months
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El Castillo de las Coloradas se levantó sobre los restos de la Torre de Rubicón, resquicios de los primeros asentamientos europeos en las Islas Canarias alrededor del año 1402 y de los que hoy en día hay un yacimiento arqueológico muy importante, allí hoy en día se sitúa la Marina Rubicón, un puerto deportivo para embarcaciones de placer de gran nivel económico, quizás sea una las mejores zona de turismo de lujo de Lanzarote, en cuanto a la Torre del Águila, se mandó construir en 1741 para atajar las incursiones corsarias en el sur de la isla, sobre todo de piratas ingleses, la torre está totalmente restaurada, pues ha sufrido muchos embates a lo largo de la historia e incluso fue quemada por piratas argelinos, por eso tuvo que ser reconstruida desde cero y las obras concluyeron en 1769, año que figura en la inscripción que se sitúa sobre la puerta de acceso y que dice así: “REINANDO EL SR. D. CARLOS III MANDANDO ESTAS ISLAS EL EXCMO SR. D. MIGUEL LOPEZ FERNANDEZ DE HEREDIA MARISCAL DE CAMPO SE REDIFICO ESTA TORRE DE SAN MARCIAL PUERTO DE LAS COLORADAS PUNTA DEL AGUILA AÑO DE 1769.”
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mariadecapitated · 3 years
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EN LLAMAS
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Ella bajó rápidamente las escaleras y entró en la cocina; la joven se detuvo a medio camino al observar la imagen que se encontraba frente a sus ojos. Tom bebía un aromático café, recargado en la encimera. La chica se atragantó y sus manos comenzaron a sudar copiosamente. ¡Tom se encontraba completamente desnudo! Instintivamente deseó salir de ahí sin ser notada, pero no pudo moverse. Quedó plantada en el piso de la habitación, observando atentamente al hombre.
Los ojos cafés de la morena recorrieron atentamente el atlético cuerpo de Thomas mientras pensaba que no debió aceptar esa invitación de su mejor amiga. Debió rentar esa habitación de hotel y rehusarse a pernoctar en casa del hermano de ella. Ahogó un jadeo y trató de alejarse de ahí, pero no podía moverse. La sensual silueta de Tom la tenía como hipnotizada. Ella no podía dejar de contemplar ese amplio pecho adornado con tatuajes, sus brazos grandes y musculosos, su abdomen duro y marcado, sus caderas estrechas, sus fuertes piernas y su sexo duro y empalmado.
-¿Te gusta lo que ves? - La sensual y masculina voz de Tom la regresó a la realidad, logrando que se pusiera colorada.
-Yo… - Balbuceó sin saber que decir - Yo…
Las palabras murieron en su garganta, pues Tom caminaba lentamente hacia ella. La chica trató de desviar la mirada, pero era imposible dejar de mirar y admirar a ese pedazo de hombre. La joven intentó decir algo más, sin embargo un sonoro gemido fue lo único que salió de sus labios. Su vientre se contrajo y su coño comenzó a palpitar cuando la mano de Tom se deslizó suavemente sobre la piel de su rostro. Sus dedos largos le sostuvieron la barbilla y sus hermosos ojos esmeralda se cruzaron con los de ella. Él se inclinó sobre ese rostro anguloso y arrebolado para robarle un beso, que comenzó lento y etéreo en un principio y el cual despertó el deseo en ambos. Conforme el calor crecía, también crecía la intensidad de ese beso que se convirtió en algo salvaje y posesivo. Entre tanto, una de las manos de Thomas le acariciaba el cuello, descendiendo lentamente sobre su cuerpo; acariciándole los senos, hasta su vientre.
Ella volvió a gemir cuando él le apretó uno de sus senos y le sonrió de manera provocativa. De pronto, ella dio la media vuelta para salir de la cocina, dejando a Thomas con su café y su desnudez. Necesitaba ir al baño para refrescarse ya que tenía demasiado calor en su interior. Abrió el grifo del lavabo del cual brotó el agua helada; suspiró y comenzó a rociar el agua en su rostro; después pasó su mano mojada por el cuello mientras cerraba los ojos, recordando la deliciosa visión del cuerpo desnudo del hermano de su mejor amiga al tiempo que se apoyaba inclinada en el lavabo.
Tan absorta estaba en sus pensamientos que la joven no notó cómo se abría la puerta y tampoco se dio cuenta que Thomas entraba en el baño, hasta que sintió cómo sus manos se posaban sobre sus caderas. Instintivamente se irguió y vio la mirada lasciva de Tom reflejada en el espejo. Ella soltó un pequeño jadeo, su piel se erizó ante esa proximidad. ¡Carajo! Hardy exudaba erotismo y el verlo así tan jodidamente masculino y ¡desnudo! Le aceleró el pulso, logrando que su sexo comenzara a lubricar de manera abundante.
Los ojos de la joven continuaron mirando, sabía que no había vuelta atrás. Estaba consciente de que iba a ser saboreada por esos labios gruesos y apetecibles, acariciada por esas manos suaves y cálidas que le quemaban cada vez que la tocaban; abrazada por esos brazos fuertes que la acercaban peligrosamente a su cuerpo desnudo y penetrada por esa verga dura que podía sentir erecta entre sus nalgas.
Tom no hablaba, ¡no era necesario! Sus manos lo hacían por él. Lentamente deshizo el nudo de la delgada bata que cubría su cuerpo tentador. La prenda se abrió y cayó al piso, revelando su cuerpo voluptuoso, cubierto sólo por una tanga de encaje. Hardy soltó un gruñido al observarla y continuó con esas caricias provocativas sobre los senos de la chica, friccionando sus palmas sobre sus pezones endurecidos. Los gemidos de placer que comenzaron a salir de su garganta fueron en aumento y lo único que le importaba ahora era el placer que estaba sintiendo en cada poro de su piel.
Tom la volvió a sujetar por la cintura y le hizo dar la vuelta. Ella arqueó la espalda, ofreciéndole sus pechos. Él no se hizo del rogar y acercó los labios a sus pezones y fue entonces cuando ella entendió por qué Tom no hablaba. En su deliciosa boca habitaba un cubito de hielo. Ella se estremeció de placer y sus pezones al sentir el frío se pusieron aún más duros. El gozo que sentía era inmenso; le encantaba aquella sensación de frío y por supuesto, las caricias de la lengua de Tom sobre sus pezones.
Él chupaba y mordía delicadamente ese botón endurecido, mientras, su mano se entretenía acariciando el otro con sus dedos, haciendo que el cuerpo de la chica se tensara. Ella volvió a gemir sintiendo cómo sus piernas temblaban, necesitaba encontrar un lugar en el que ponerse más cómoda y terminar de dejarse llevar por aquella lengua, por aquellos labios y por aquellas manos que la provocaban tan deliciosamente.
La chica buscó con sus enormes ojos cafés un sitio en esa habitación y lo único que encontró fue el inodoro. Haciendo uso de todas sus fuerzas logró apartarse de Tom, lo tomó de la mano y se sentó. El hombre se acomodó frente a ella con una mano en la cintura. Ella abrió aún más sus ojos al comprobar que Tom ya estaba perfectamente listo para penetrar su empapada vagina. Ella se mordió el labio inferior y esbozó una pícara sonrisa. ¡Lo deseaba! Tenía unas ganas enormes de sentir cómo ese músculo venoso se abría camino hacia su interior. Gimió de tan sólo imaginarlo cómo la penetraba, aumentando su deseo y poniéndola aún más caliente de lo que estaba.
Tom le devolvió la sonrisa perversa y se arrodilló delante de ella, acariciándole las piernas y los muslos. La chica abrió aún más las piernas, mientras los hábiles dedos de Tom hacían a un lado la prenda de encaje. Él se inclinó suavemente para depositar unos besos sobre su piel. Su helada boca y lo que quedaba del hielo trazaron un camino descendente desde el pecho de la mujer hacia el ombligo mientras introducía los dedos índice y medio en su vagina. La chica jadeó y su vientre se contrajo, echó la cabeza hacia atrás al mismo tiempo que esos labios apetitosos continuaban su descenso hasta que se encontraron con los labios de la vagina que cubrían a un clítoris deseoso de recibir las más húmedas y lascivas caricias.
Los dedos largos del hombre se envolvieron en la humedad de la chica, entrando y saliendo con total facilidad. Ella dejó escapar un gemido más largo y profundo cuando un tercer dedo se unió a la fiesta, al mismo tiempo que la helada lengua comenzaba a jugar suavemente con su clítoris. La sensación de esos tres dedos entrando y saliendo de su coño y la lengua acariciando su clítoris le estaba encantando. Abrió los ojos y miró hacia abajo; sonrió al ver la cabeza de Tom entre sus piernas, sujetándola con ambas manos. No quería que aquella exquisita sensación que estaba experimentando se acabara nunca.
El placer iba y venía, sintiendo un placentero cosquilleo en su interior que paulatinamente se iba haciendo más y más intenso a medida que esos labios, esa lengua y esos dedos seguían jugando, se alejaban un poco, logrando que ella protestara, pero volvían a penetrarla. Tom sentía cómo cada vez la chica estaba más excitada; su respiración cada vez más agitada y sus jadeos la delataban; pegó aún más su boca a su coño e introdujo más profundamente aún sus dedos para hacer círculos con ellos. Incrementó el ritmo de su lengua, sus labios chupaban y besaban ese coño anegado y se bebían ese dulce néctar con sabor a puro sexo que destilaba.
Ella estaba a punto de correrse. Le sujetaba la cabeza con ambas manos como para pedirle que por favor no acabara nunca con aquella sensación, aunque en realidad también deseaba que acabara para poder gritar de placer, entregarse y liberarse en un exquisito orgasmo. La chica podía sentir cada movimiento de los dedos, cada movimiento de la lengua, y sobre todo podía sentir cómo el placer se adueñaba de su cuerpo; su espalda se arqueaba, sus piernas se abrían más para que esos dedos llegaran aún más al fondo. Se acercaba el momento del placer, lo estaba deseando; la culminación se acercaba poco a poco.
– ¡Joder! - Gimió y tiró del cabello de Tom - ¡Oh, carajo! - Jadeó - ¡Me corro! ¡Ya viene! Ya viene - Susurró y balanceó las cadera, frotando su sexo contra los labios de Tom - No pares ahora…
Tom obedeció y no paró hasta que ella gritó de placer con el orgasmo deseado, llenando su boca con su sabor. Tom la sujetó por el culo para poder seguir jugando con su lengua y prolongar su placer. Seguramente alguien en la casa o algún vecino estaría escuchando los jadeos, los gritos, los suspiros, pero eso no importaba; nada importaba en ese momento; sólo importaba el orgasmo que estaba sintiendo tan intenso y placentero. Le encantaba cómo él seguía moviendo la lengua mientras ella se corría en su boca.
Poco a poco, el cuerpo de la joven se fue relajando. Tom se incorporó y ella pudo comprobar que estaba perfectamente listo para el siguiente placer que le esperaba. Estaba deseando sentirle dentro, muy dentro. Tom se dio la vuelta y abrió el grifo de la amplia ducha.
– Hace mucho calor… ¿no crees? - Susurró con voz ronca y gutural - ¿No te apetece una ducha?
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javiitagatita · 3 years
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Y que paso luego...?
Muchos me preguntan que paso luego...ciertamente recordar estas experiencias me resulta excitante, de hecho mientras escribo inconscientemente mis dedos terminan presionando mi entrepierna que lentamente se humedece con efecto de las candentes líneas que brotan de mi mente.
Ya no más preámbulos y les sigo contando...
...Y ciertamente las fiestas me hicieron más desinhibida y en cada una de ellas, que fueron unas cuatro con los mismos siete asistentes ya habituales.
Siempre se repetían las mismas dinámicas, viernes o sábado por la noche, yo esperaba en algún hilo diminuto, medias y tacones. La verdad las prendas eran para el morbo y guardar una mínima decencia...a veces también alguna parte del uniforme apoyaba el look. Me encantaba ser la estrella de la noche reír y conversar mientras tomaba un trago y el aire se ponía más caliente. Las miradas ya no tenían decencia menos los agarrones lascivos frente a la mirada cómplice de mi pareja. Hacia el ultimo encuentro tenia ya dos favoritos que a escondidas me penetraban tras las puerta de la cocina o en el cuarto donde guardábamos el licor. Recuerdo que en la primera fiesta uno de ellos me dijo al oído -Javi, te lo puedo meter- estábamos tan ebrios, aún así me espanto la curadera...ese día me siguió cada vez que me movía y en una de esas pasadas me enseño su miembro...era realmente sabroso, grueso, circunciso, coronado por una gran cabeza roja...la verdad todo me eso me choco...pero esa noche termine chupándosela como a todos los asistentes en algún lapso. Para las siguientes fiestas conociendo todas esas vergas ya tenia dos favoritas. En la segunda fiesta tuve sexo con todos, decir sexo es mucho pero todos tuvieron oportunidad en algún lugar de la casa de penetrar mi conchita...con lo húmeda que estaba sus penes en cualquier posición resbalaban dentro de mi...los sentía jadear, agitarse sus penes hincharse dentro de mi...distintos grosores y largos, algunos me hacían sufrir con su ansiedad de poseerme. Lo metían con torpeza y violencia, pero yo quería probar. Me tapaba la boca para ahogar mis gemidos, me excitaba tanto pensar que estaba haciéndolo a espaldas de mi pareja que estaba a un paso de verme echa toda una perrita sometida al deseo de cualquiera. No les cuento mis hilitos como quedaban empapados de deseos. Nunca deje acabar alguno eso si...ni en mi concha ni en mi boca...pero sin duda pudieron disfrutarme por donde quisieron, excepto mi cola...
Como les decía escogí dos favoritos, me gusto que uno, el más dotado fue el que me tomo con más cuidado y el otro era todo lo contrario no era dotado y era brusco pero fue el único que sin decirle se dedico a darle amor a mis tetitas no solo meterlo. Con ellos tuve sexo en mi lugar de trabajo. Con el gordito primero, durante semanas me daba arrimones, donde me pillara a solas ahí era, yo solo me dejaba pero el uniforme poco permitía acceder a mi piel. Me tocó un servicio con el y en la madrugada mientras estaba en el baño entro sin avisar yo con el pantalón aún abajo y mi calzón en las rodillas lo mire y me incorpore desafiante. La blusa quedo abierta dejando ver mi coño, que lucia entonces un gran mechón de rizados vellos. No tardo en echarse sobre mi, darme la vuelta y dejarme afirmada contra el lavamanos, podía ver en el espejo como soltaba su pantalón, con sus pies me separo las piernas y lentamente entro en mi, sus manos se colaron en mi blusa y sujetador apretando mis tetas. Mientras no alcance a disfrutar cuando sentí su pene hincharse dentro y llenarme las entrañas de semen, cuando lo saco chorreo por mis piernas y rápido me agache para mamar lo que quedaba en su punta, quería mantener esa erección y darme gusto también...pero la radio llamo y dijo que en otro oportunidad sería. Me arregle y seguimos el turno entre risas y conversaciones cadenciosas. Esa misma mañana al terminar el turno el segundo de mi lista, el más dotado se ofreció a llevarme a casa y adivinen...en el trayecto comencé a tocar su entrepierna hasta que su miembro quería hacer explotar el pantalón, el estaba nervioso y yo tan caliente, sin haberme podido sacar las ganas con mi otro compañero. Mientras manejaba comencé a mamársela con cuidado mientras mi concha estaba inundada entre los residuos del encuentro anterior y mi deseo. Al llegar a casa le obligue a pasar lo empuje contra el sofá y le desabroche el pantalón dejando su pene a la vista. No perdí tiempo y me quite el uniforme, quedando solo en sostén y mi gorra me monte sobre el, blandiéndome su deliciosa verga hasta el tope, arriba abajo una y otra vez, jadeando muy fuerte, con placer. Pude ver como la base de su pene estaba empapada de una espesa crema blanca resultado del batido de fluidos dentro de mi. No tarde en irme en un delicioso orgasmo, pero su pene seguía duro, así que continué moviéndome hasta que nuevamente recibí una brutal descarga. Me desvanecí a un lado llenita de placer mientras mi colega se acomodaba el uniforme...y se retiro sin mediar mayor palabra...cerro la puerta y siento alguien bajar las escaleras. Se suponía que mi pareja debía estar trabajando - eres una puta - exclamo, y yo ahí yacía sudada, colorada y llena de otros. Solo atine a sonreír y respondí - si tu puta- y me abrí de piernas invitándole a venir...el resto pueden imaginarlo...
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