Tumgik
#a este punto creo que somos todos pelotudos realmente
elbiotipo · 10 months
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el presidente dice "ajuste" y la gente aplaude y canta "MOTOSIERRA", es muy cringe si pongo la frase de Padme?
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pez-era · 8 years
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Enero 17 I Tomó una servilleta de esas que suelen haber en las heladerías y dibujó sobre ella el mapa de África. Nos relató sobre sus días en el Congo y en cómo sobrevivió allí casi un mes. También nos habló sobre los conflictos, sobretodo culturales que castigan esas tierras. La forma en que los africanos se mataban unos contra otros por razones de odio intenso y solamente por ello; hacia sonar los relatos como en tiempos pasados y sin embargo habían sido hace tan sólo unos años atrás. Su próximo viaje sería Angola, según él, es un pais ya pacificado. Su plan es viajar en Marzo, estar al menos un mes. Se animó a decir que Angola sería el único destino africano al cual se atrevería a llevarnos. De más esta decir que ya me imaginé allí. Tiene pensado otros destinos más: Sahara es uno de ellos, en un campamento de refugiados. Otro de los posibles destinos sería Madagascar. - Hay un cura, viviendo ahí.- Aclaró. - ¿Pero lo conoce? - No, pero es argentino. Reí. No tenía ningún contacto. Asumía que por ser un argentino al otro lado del planeta podría recibirlo. Cuando hablamos con la monja, Hermana Theresa, en una mezcla de lenguas entre español y portugués, le dijo a Eduardo que tenía muchos pájaros volando y que si no tomaba uno sería como si no tuviera ninguno. En parte coincidí con la monja, me preguntó cuánto de lo que hacemos, de lo que hace Edu es para él o para el resto. En los mails que nos enviaba a mi y otros estudiantes, insistía en el hecho de que es mucho más lo que nosotros podemos llevarnos que lo que dejamos acá. Visto desde algún punto podría sonar bastante egoísta, todavía sigo cuestionando mi utilidad como estudiante en esta experiencia. Ante un contexto de vulnerabilidad creo que la funcionalidad de un sujeto es lo único que importa, es decir, ¿qué puedo hacer por ellos? O mejor dicho, ¿qué debo hacer por ellos? Cuando llegamos de El Brete, varios compañeros (los que no siguen la travesía a Olta), debían comprar esa misma tarde los pasajes de vuelta; asique apenas arribamos en la Aldea nos d… Dejé de escribir por qué sentía que me preguntaría sobre qué estaba escribiendo y son pocas las ganas de contestar. Luego de varios días de convivencia intensa, opté por reservar mis palabras y buscar el aislamiento lo más pronto posible. Una de mis compañeras de habitación ya emprendió la vuelta. Era, “es” mejor dicho, un personaje bastante característico. Lo primero qué pensé cuando la vi fue: ¿para qué vino?, y sin embargo si alguien quisiera preguntarme eso a mi tampoco sabría qué contestar. Asique pensé que lo mejor sería ahorrarme mis prejuicios acerca de por qué una niña “careta” viene a un lugar como este, y preferí conocerla. Resultó ser una genia, a pesar de las diferencias. Sebastián también se fue con ella, básicamente cumplió el rol de estar siempre en todo, ojalá pudiera leer el electrocardiograma tan rápido como él, o tener el oído lo bastante afinado como para reconocer una fibrilación auricular con sólo auscultarla. Hoy a la mañana se fue Adriana. Ayer le declaré mi opinión: “ Sos una mujer increíble”. De verdad pienso eso, admiro sus ganas de dedicarse a una profesión tan intensa como la medicina después de ser madre y abuela, envidio sus dotes en la cocina, lo bien que dibuja y lo hermoso que canta. Cualquier persona sería un poco menos miserable es su enfermedad siendo su paciente. A la noche se van 3 compañeras más. Cada vez somos menos. II Irrumpia sobre la mesa la pequeña libreta, justo escrito sobre ella: “Chagas (subrayado): Bloqueo de Rama Derecha Hemibloqueo Anterior Izquierdo” - No te asustes, acá vas a encontrar unos varios. Dijo mientras se acomodaba en la camilla. Sonreí vergonzosamente y corrí la libreta junto con todo lo otro que estaba sobre la camilla con mi brazo con una fuerza tan grande como un tsunami. Después se disculpó por la suciedad debajo de sus uñas, me dijo que no podía cortarselas por el trabajo que realizaba, como si a mi me importará la mugre de las uñas. Pasados ya cinco días en San Marcos Sierra, miré las mías, mis uñas y estaban igual a las del paciente. Fue el segundo, tercero o cuarto paciente chagasico que atendimos ese día, no recuerdo el orden. Sólo se que en parte tenía razón, acá íbamos a encontrar “unos cuantos” pero yo no me iba a asustar por ello. Desde que empecé a estudiar Medicina leí bastante sobre Chagas, una enfermedad en el olvido de muchos, en el corazón de muchos otros y sobretodo en los que menos recursos tienen y no es casualidad. No es casualidad que la mayoría de los pacientes que viven en El Brete (un pequeño poblado a casi 20 km de San Marcos Sierras) sean chagasicos y que mueran por ello sin siquiera saberlo. No es casualidad que no haya un médico en el CIC ( Centro de Integración Comunitaria). No es casualidad que no haya medicamentos, que no haya agua potable, que tengan que viajar hasta Media Naranja para conseguir bidones, no es casualidad que nadie se preocupe por ellos. “Todos somos responsables, en cierta medida. Yo creo que les debo algo.” Dijo Eduardo mientras comíamos pizza en San Marcos, el sábado cuando ya casi estábamos todos reunidos. Golpeó fuerte la mesa con sus dos manos como si fueran remos y nos preguntó por qué habíamos venido. Todos abrimos grandes los ojos y nos quedamos unos segundos en silencio. El centro de San Marcos estaba repleto de turistas, la plaza llena de chicos y una banda de cumbia integrada completamente por mujeres le daba música a la escena. La moza nos había traído dos pizzas y una cerveza. Nadie supo realmente qué decir, creo un poco que todos mentimos. Creo, realmente, que ninguno sabe muy bien por qué vino. Tiramos varios argumentos, algunos dijieron que pensaban que sería una buena experiencia, que teníamos que pensar en el otro, en la orientación comunitaria de nuestra carrera y un par de mentiras más. Eduardo nos dijo eso, que en parte el siente que les debe algo a aquellos que menos tienen y en realidad suena bastante coherente. III El pediatra es un idiota. O eso pensaba hace unos días, todavía está claramente en tela de juicio. No lo conozco demasiado pero creo que es una buena persona, o al menos tiene buena voluntad. Como dijo Eduardo (en realidad no lo dijo él, supongo que Kant quizás), lo único que es verdaderamente bueno es la buena voluntad. Acá el día dura varias horas, demasiadas supongo. Asique las “9 de la noche” no son “de la noche” sino más bien del día. Las 22hs llegan con el inicio de la noche. Cómo habiamos magrudago ese día, para esa hora ya estábamos pensando en cenar y dormir. Yo me había acostado con la computadora a escribir, hasta que paso Eduardo a nuestra habitación para avisarnos que “Mechita” había traído un paciente, en Pediatría se traduce en mamá, papá y dos hermanos más. Edu estaba un poco molesto, sobre todo por la hora y porque ya queríamos descansar, mañana nos esperaba un día bastante largo. No estaba de acuerdo con la idea de que los pacientes lleguen a nuestra casa por la noche. No era “nuestra casa”, sino que nos la prestaban para alojarnos ahí por unos días. Decía que si dejábamos que vengan a cualquier hora iba a ser como si estuvieramos de Guardia. En parte tenía razón, pero los horarios de los habitantes de Olta no eran los mismos que los nuestros, y al final y al cabo, éramos nosotros los que irrumpiamos en su realidad, asique lo mejor iba a ser que tan sólo nos acomodenos en silencio dentro del cuadro que ya estaba colgado. IV Luis Coscia parecía un tipo fuera de serie realmente. De lo que menos tenía pinta era de cura. Tomaba vino y se reía cada día más fuerte con nosotros. No usaba sotana y nada de eso. Nos pasaba a buscar con la Kangoo por la casa de “Mechita” y en cada viaje nos contaba algo nuevo. Cada vez que puteaba o decía alguna palabra por las cuales Eduardo se desvivia por definir decía que era en arameo. Es decir que pelotudo era claramente en Arameo. IV Impa nos había pasado a buscar con su auto por la casa, Eduardo insistía bastante en conocer Tala Verde asique ese día nos llevaría. El plan era hacer un recorrido casa por casa, atender al que lo quisiera y conocer el terreno. Conocimos a Cirilo, un hipertenso de 60 años y pico que vive sólo en un casa de adobe con 90 cabras y otros animales. Fue todo otro mundo. Traté de buscar las similitudes entre nuestras diferencias y aunque suena (ó es) contradictorio, encontré varias. A Cirilo le importó más la bendición del cura sobre su casa y su perro que nuestra visita, y es bastante obvio; creo que es comprensible. Luis agarró un tarro con agua, vertió sal sobre él y después le dio una pequeña ramita a Cirilo para que él mismo nos bendiga con ese preparado. Cuando llegó mi turno baje mi cabeza y sonreí. No sabía que tenía que hacer, tampoco iba a decir Amén o hacerme la señal de la Cruz. Pienso que seguramente para él eso fue suficiente, no creo que le preocupe su presión alta o el pterigion que tiene en su ojo derecho, supongo que para él ese momento fue más trascendete que cualquier milagro médico.
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