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#dewey denouemet
mayathepsycho · 6 years
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A Series of Unfortunate Events Season 3. The Penultimate Peril
Después de tres días del estreno de la tercera temporada de Una Serie de Eventos Desafortunados, he podido meditar más sobre mis impresiones de los episodios correspondientes a The Penultimate Peril y The End.  The Penultimate Peril es la joya de la saga y sus dos episodios probaron estar a la altura; sin duda su adaptación es la mejor, a pesar de la controversia en torno a las decisiones tomadas para la revelación culminante de la historia: la noche en la ópera y el episodio de los dardos venenosos. A pesar de esos cambios, considero que el trabajo de adaptación fue grandioso y aun me encuentro a mi misma sintiendo las lágrimas volver al recordar los momentos finales que guardan la desesperanza original del medio escrito y que por medio de las imágenes logran llevar esa tristeza a niveles insospechados.
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El primer episodio de The Penutlimate Peril inicia con un hermoso plano del Hotel Denouement, la obertura de La Forza del Destino y una explicación de Lemony. Las cosas no son siempre lo que parecen, así como un estanque podría ocultar secretos en él. El mundo es como un estanque y la más mínima de nuestras acciones, como aventar una piedra, genera ondas que pueden sacudir el mundo. Este comienzo resume perfectamente el tema del episodio y le da la teatralidad a la historia que estuve esperando desde The Vile Village. A los escritores no se les olvidó que The Penultimate Peril es el momento de fatalidad culminante para los Baudelaire, que en verdad no existen los finales felices, y que las personas nobles son las que cometen las peores atrocidades. Y desde este inicio con la música de fondo se intenta marcar una analogía entre el tema de La Forza del Destino, el suceso de los dardos venenosos y el asesinato de Dewey Denouement.  
El episodio no espera para dejarnos sin aliento. De inmediato ocurre un cambio en la narración que comprueba una de las teorías más establecidas a lo largo de los años: Lemony Snicket aparece en la línea temporal de los Baudelaire, como un personaje más, y ya desde este momento me encontré celebrando. ¡Sí, Lemony es J.S! (WRONG) ¡Sí, Lemony es el conductor del taxi! (right) ¡Y él ahora tiene el azucarero (WRONG). De inmediato, tenemos la famosa escena de Kit Snicket llevando a los Baudelaire a su perdición el Hotel Denouement en el taxi. Todo se va, nuevamente en segundos y es doloroso porque las contadas páginas de los libros donde Kit Snicket aparece las he guardado como el más grande tesoro durante años. Los momentos de oro en el picnic donde Kit le pone el listón a Violet por ella y donde finalmente colapsa por el miedo de que todo saldrá mal, se pierden (aunque igual ya la habíamos visto llorar en medio del bosque en The Slippery Slope).  En compensación, nos ofrecieron dos regalos que ni en mis sueños más locos imaginé. Un encuentro y despedida  entre Kit y Dewey Denouement y la confirmación de que éste es el padre de su hija. Casi pude escuchar los corazones de las Kitlaf shippers romperse en ese momento; las entiendo, hermanas, pero Olaf siendo el padre es algo muy de fanfic y también es lindo saber que Kit superó a ese hombre y que conoció la felicidad con alguien más. Como si no fuera suficiente ver el encuentro, encima hicieron a Dewey recitar una de las más memorables frases de las cartas de Lemony a Beatrice y tuvimos un beso. Sentí que moría.
La segunda escena con la cual terminé de colapsar fue el encuentro de Lemony y Kit.  La cara de Kit cuando ve a su hermano me destruyó y me llenó de preguntas. ¿Cuantas veces ha fingido Lemony su muerte? ¿Lo hizo para escapar y para hacer que Beatrice pudiera olvidarlo y vivir su vida con alguien más? Sin embargo, la reunión también nos plantea la respuesta al por qué de toda la serie. Kit revela a Lemony que los niños que ella dejó en el Hotel Denouement son los Baudelaire y es cuando él toma su decisión de ir tras ellos y protegerlos. @snicketsleuth ha defendido que la razón principal por la que Lemony estaba detrás de los niños era porque él también creía la pista del superviviente del incendio y esperaba que fuera Beatrice. Sin embargo me parece que esto es un poco ver a Lemony bajo el halo de Severus Snape, así que la explicación que nos dieron en este episodio me dejó completamente satisfecha. 
Hablemos ahora del desarrollo de la misión de los Baudelaire y del reencuentro con los personajes pasados de la saga. El reloj fue simplemente brillante y escuchar el WRONG del péndulo realmente causó esa sensación de pesimismo que se esperaba. También pude notar ese guiño a Bandersnatch cuando Lemony nos dice que estamos obligados a ver los tres caminos alternativos de los Baudelaire. Frank, Ernest y Dewey estuvieron maravillosos y el desfile de personajes de los libros pasados tiene sus altas y sus bajas. Se nota que no todos los actores pudieron regresar (en Harry Potter esto no hubiera pasado).  Esperaba más que nada volver a ver a Sir y a Charles en la sauna y en su lugar tuvimos a Jerome Squalor y Babs. ¿Notaron el comentario de Jerome sobre haber encontrado el amor con el dueño de un aserradero? De igual manera Jacquelyn brilló por su ausencia; desde la temporada uno creí que todo el propósito del personaje era resolver que ella era J.S y la persona que convocó a la reunión en el Hotel. Sin embargo, la aparición de Justice Strauss es la más conmovedora de todas; nos remonta al episodio inicial y nos hace amar de nuevo a esta mujer que en verdad nunca se rindió por ayudar a los niños y que parece ser su última esperanza. Finalmente, sigo sin superar la horrible muerte de Larry hervido en curry. Creo que su muerte sirvió para hacernos recordar el horror y sinsentido de la serie y para crear la atmósfera de que los Baudelaire están solos. 
Creo que esa es la virtud más grandiosa de los episodios de The Penultimate Peril y The End. En ellos podemos ver ese tono obscuro y terrible que siempre estuvo presente pero que culmina en el suceso que marca el destino de los niños para siempre, el accidente del arpón. La escena cobra un tono sentimental desde el momento de la ruptura de Esmé y Olaf, donde es Olaf quien termina a Esmé y no al revés, como en el libro. Los fans de la reina Esmé realmente querían ver la respuesta “You can’t fire me, I quit”,  pero creo que la decisión de mostrarnos a una Esmé a punto de llorar fue acertada. Nos revela que ella en verdad quería a Olaf y nos confirma también lo cruel que puede ser Olaf incluso con los más cercanos. Después de la ruptura, la fuerza del destino finalmente alcanza a los niños, con una terrible explicación de Lemony acerca de lo que esta palabra significa, la secuencia donde ellos intentan detener a Olaf y finalmente, el accidente con Dewey. La escena de Dewey cayendo al estanque, la biblioteca al fondo y el susurro “Kit” tienen la teatralidad de ópera merecida. El ver en pantalla el horror fue algo para lo que nada me había preparado y fue la primera vez que en verdad perdí el control. Creo que en papel, las palabras indican lo terrible de los sucesos , pero en la imagen estos cobran un sentido de realidad que nos recuerda que los Baudelaire son NIÑOS siendo torturados por ese mundo de adultos donde la crueldad no tiene límite y que ese es nuestro propio mundo, no un escenario de un melodrama exagerado. No sé si fue la música, la expectativa, lo bien conducida que esta la escena, o si fue mi yo de 15 años pensando “Los Baudelaire acaban de matar al padre del hijo de Kit” lo que terminó conmigo pero debo concluir que este es una de los mejores momentos de la temporada. Hacia el final, ocurre el tan esperado encuentro entre el taxista y los niños, que no es otro que el mismísimo Lemony. Lo único que me dejó deseando de ese momento es que, al parecer, Lemony no recupera el azucarero, como sí se sugiere en el libro. Pero se puede apreciar la encrucijada del destino, tanto de Lemony como de los chicos. Él pudo haberlos salvado, de haberlos convencido de subir al taxi. Ellos pudieron haber conseguido un último aliado, de no haber creído que aun tenían una oportunidad con la justicia. Pero en la historia no hay finales felices y, como lo dice el propio Lemony, esa fue la decisión de la cual se arrepentirá él para siempre. Glorioso episodio, pasemos al siguiente, y a la polémica respuesta de la escena de los dardos envenenados. 
The Penultimate Peril es la aventura más intrincada y terrible de la historia, pero también es el libro donde ocurre la revelación clave y la inversión definitiva de todo lo que creíamos acerca del bien y el mal. Al inicio del libro, Kit Snicket afirma que, en una presentación de La Forza del Destino, ella entregó una caja de dardos envenenados a los padres Baudelare, antes de que Esmé Squalor pudiera detenerla. Posteriormente, en el confrontamiento con Dewey, Olaf revela que los dardos envenenados fueron el arma que lo hizo huérfano, en una noche de ópera. Estas revelaciones del calibre de una bomba implican que los padres de los Baudelaire son los culpables de la muerte de los padres de Olaf y que ésta es la razón por la cual el villano odia tanto a los niños (y una buena razón para pensar que él mismo los dejó huérfanos). Durante años, los fans se han dedicado a hacer teorías acerca del suceso. ¿El asesinato fue premeditado? ¿Qué razones tenían Beatrice y Bertrand para matar a los padres de Olaf? ¿Kit Snicket estaba involucrada y eso la convierte en la peor traidora de la historia? Como es costumbre, Lemony nunca ofrece las respuestas claras a esas cuestiones, y hace mucho que el fandom decidió la opción más oscura. Sí, el asesinato fue premeditado, Kit, Beatrice y todos los involucrados lo sabían. El análisis de @snicketsleuth es un buen ejemplo de estas teorías.
Ahora bien, la reconstrucción del suceso en la adapación de Netflix tomó distancia de esta respuesta y nos mostró que la muerte de los padres de Olaf se debió a un accidente, a un disparo que cayó en la persona incorrecta. Con lo mucho que me gusta el análisis de @snicketsleuth y en general, el descubrir en las historias de ficción que los héroes siempre están podridos por dentro, nunca pude dejar de preguntarme si no existía la posibilidad de que todo fuera un accidente, al igual que la muerte de Dewey Denouement ¿No es eso lo que intenta decirnos Lemony a lo largo de todo el libro, al hacer la analogía entre el accidente de los Baudelaire y las continuas menciones a La Forza del Destino, en donde un arma se dispara por error, causando una tragedia? Creo que las pistas del libro sirven para articular ambas posibilidades, tanto la del asesinato premeditado, como la del accidente y, aunque la mayoría de los blogs me odie, creo que los escritores tenían justificación en haber optado por la vía del accidente. Por otra parte, no lo hicieron solamente por el miedo de mostrar a una Beatrice asesina, como asegura la mayoría. El episodio de los dardos envenenados sirve para responder a al menos cuatro gigantescas interrogantes de la serie  ¿Por qué fue robado el azucarero a Esmé y cómo? ¿Por qué Lemony es un prófugo de la justicia? ¿Por qué Olaf intenta matar a Beatrice en el baile de máscaras? ¿Y por qué Lemony y Beatrice tuvieron que separarse? El flashback también apunta a la solución del misterio del contenido del azucarero, pero de eso hablaré en el análisis correspondiente a The End  
El episodio nos muestra a Kit y Lemony Snicket, Olaf, Beatrice y Esmé Squalor, en sus días de juventud. Muchos fans siempre imaginaron que el evento sucedió cuando estos eran adolescentes, pero no me imagino a otros actores en el lugar de los personajes y como si no fuera suficientemente horrible quedar huérfano por un dardo envenenado a cualquier edad. Creo que el episodio acierta al mostrar la amistad de todos los personajes, el amor que siente Kit por Olaf, a pesar de ser un spoiler bastante inesperado,  el hecho de presentar al padre de Olaf como el jefe del departamento oficial de incendios, y la obsesión absurda de Esmé por el azucarero. Beatrice y Lemony deciden, por el bien mayor, traicionar la confianza de su amiga y robarlo. Y esto desencadena la locura de Esmé, quien corre tras ellos y lanza el primer dardo. En un enfrentamiento caótico, donde Kit y Olaf suplican a sus amigos arreglar todo por medio de las palabras, un dardo cae en el padre de Olaf y no es claro quién lo arroja, si Lemony o Beatrice. Olaf, en medio de la ira, culpa a Lemony y al final se descubre que la autora del crimen en verdad fue Beatrice.  Esto explicaría por qué Lemony es prófugo: nuestro narrador asume la culpa con tal de salvar a su Beatrice (ugh) y llevar el azucarero a un lugar seguro. Por otra parte también se explica por qué Olaf tardó tanto tiempo en ir tras Beatrice (catorce años mínimo, la edad de Violet). Si recuerdan el flashback del baile, Kit trata de advertir a Lemony con un mensaje “Olaf knows”. ¿Qué es lo que Olaf sabe? Que fue Beatrice y no Lemony la culpable del asesinato. Y finalmente, podemos vislumbrar por qué Kit y Olaf se separaron. Casi puedo imaginar a Olaf gritando a la pobre Kit  “Estás de mi lado o de tu hermano” y es evidente lo que ella habría respondido. Tampoco se perdió la moralidad ambigua de los personajes. Uno puede pensar que Esmé estaba simplemente obsesionada con un tonto objeto, pero también puede pensarse que su odio se desató al verse engañada y menospreciada por sus amigos, quienes no la creían capaz de cuidar algo tan preciado. Además ¿en qué diablos estaba pensando Beatrice al lanzar un dardo envenenado a Esmé? ¿Y por qué dejó que el hombre que amaba asumiera la culpa y eligió ella vivir una vida feliz como si nada? Por otra parte, ver a Lemony despidiéndose de Beatrice con fragmentos de la enorme carta que todos amamos fue más de lo que hubiera podido soportar. Y, para los fans más exigentes que reclaman no haber visto a Bertrand en la escena, quizá habrán notado el comentario de Beatrice, quien afirma haber recibido los dardos de uno de sus fans, ejem-ejem, Bertrand, ¿tal vez?  Estos son los principales nudos que puedo ver resueltos gracias al flashback y es por eso que considero que fue una decisión acertada, justificada y que logró ofrecer un poco de sentido a todos los sucesos que en los libros se mencionan pero que jamás se aclaran.
Aun me hace falta hablar del resto del segundo episodio, aunque en realidad tengo pocos comentarios que hacer al respecto, debido a la genialidad y exactitud con la que fueron retratados el juicio y el incendio. Quizá sea bueno mencionar la secuencia previa al juicio de Olaf y los Baudelaire. Justice Strauss, los Baudelaire y Mr. Poe preparándose, y la imagen amenazante de Olaf son un interludio fabuloso del último giro de la infortunia de los Baudelaire. El discurso de los niños es para romper el corazón y por un momento creí que las cosas tomarían un tono aun más siniestro con las salchichas de Carmelita y Esmé; hubiera sido un toque de genialidad sobre la tragedia ya inminente que éstas en verdad estuvieran envenenadas pero supongo que la serie hubiera terminado con clasificación adulta. La manera en que el juicio gira de estar a favor, a estar en contra de los Baudelaire y la mirada de Justice Strauss al leer el veredicto de los jueces es la culminación del tema de todo el juicio: la justicia es ciega, y esa es la condena de los niños, porque esa ceguera le impide conocer la verdad de que las personas no son buenas ni malas, sino son como ensaladas chef. Los Baudelaire, arrastrados por la fuerza del destino, son incapaces de probar ante esa justicia su inocencia, manchada en medio de esa vinagreta de confusión y conflicto que es el mundo adulto
Podría hablar para siempre de los últimos momentos de The Penultimate Peril y no sería suficiente para terminar de alabar la maestría con la que Lemony retrata la penúltima tragedia. Podría hablar de Klaus decidiendo ayudar a Olaf, pues todas las personas nobles les han fallado. Podría hablar de Sunny Baudelaire proponiendo incendiar el hotel, como Kit Snicket ya había insinuado. Podría hablar de todos los huéspedes del Hotel, negándose a actuar y a escuchar a los niños, una última y funesta vez. Podría hablar de Justice Strauss suplicando a los Baudelaire quedarse, y de sus palabras de despedida,  no hay excusa para huir, no hay excusa para cometer crimenes. Podría hablar de la belleza con la que es retratado el incendio del último lugar seguro para los voluntarios, de la grandiosa toma de los Baudelaire y Olaf frente al atardecer y reunidos en el mismo barco, literal y figuradamente. Y podría hablar de la ultima moraleja con la que The Penultimate Peril cierra y termina de derrumbar todo lo que creíamos: algunas veces, hay que combatir el fuego con más fuego.
https://www.youtube.com/watch?v=s83C2mROgzw
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