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#asoue temporada tres
mayathepsycho · 6 years
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A Series of Unfortunate Events Season 3: The End
Desde la primera vez que leí The End, supe que era uno de esos libros que crean cismas. El desenlace del infortunio de los Baudelaire tiene un tono distinto de los otros libros y eso tiene que ver con la arriesgada incursión de su autor en estilos literarios como la utopía y el relato bíblico, cosas que uno no se espera al estar ante el cierre de la desventura. The End se desarrolla en la bruma mágica y sedante de la isla, el verdadero último lugar seguro para nuestros huérfanos que han sido traicionados por la justicia en persona. ¿Cómo es que una adaptación televisiva lograría retratar la idea de una sociedad adormecida, a salvo de todo mal, y a la vez controlada por un mesías? ¿Cómo dejar en claro al espectador la idea de que el mal es inevitable mientras existan seres humanos? ¿Cómo mantener la fuerza literaria, la grandiosidad de las alegorías de The End? ¿Cómo transmitir los temas del libro más finamente acabado de la saga?
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La respuesta, por supuesto, es que no hay manera de lograrlo. Siempre tuve la sospecha de que The End sería imposible de adaptar a la pantalla en todo su esplendor. A diferencia de los otros libros, se tomó la decisión de que The End tendría un único episodio. Esa decisión tiene sentido, dado que el final de The Penultimate Peril ya se siente bastante concluyente en sí mismo y dividir en dos episodios algo que literalmente se llama The End parece poco acertado. Sin embargo, el episodio de cuarenta minutos nos llevó a sacrificar la posibilidad de retratar con el detalle merecido la utopía de la isla. Ishmael controla a los habitantes de la isla con las técnicas de gaslighting y manipulación más eficaces y la razón por la cual puede salirse con la suya es precisamente la presión  social que impera en la isla, el miedo que tienen todos sus habitantes a romper las convenciones y a los cambios que pueden llevar a un conflicto. Al inicio del episodio podemos ver cómo Ishmael convence (”I won’t force you but…”) a los habitantes de deshacerse de los objetos arrastrados por la tormenta, pero no se aprecia qué la intención de Ishmael detrás de eso es evitar que el conocimiento llegue a la sociedad. Escuchamos la frase “It depends how you look at it” una única vez, pero no es suficiente para apreciar que esto es el mecanismo de manipulación de Ishmael para convencer de que toda innovación, todo acto de subversión o incluso de creación, puede ser usado para cometer injusticia. Tampoco vemos cómo día tras día Klaus, Violet y Sunny olvidan su vida en la ciudad. La isla es el único lugar que ha sido seguro para los huérfanos y sus habitantes son los únicos que han escuchado a los niños acerca de la maldad de Olaf, pero esa seguridad lleva un precio y eso es una vida monótona, sin arte, sin placeres, sin conocimiento y sobre todo, controlada por un tirano. El mensaje sólo hubiera podido apreciarse con más escenas de los días de los niños en aquella sociedad. Y tenemos por último, la omisión que más me dolió: no vemos el cisma que ocurre en la confrontación entre Ishmael, Olaf y Baudelaires. Uno de los misterios centrales de la saga es  precisamente el cisma que ocurrió en V.F.D. al grado de dividir la organización, alguna vez noble, en villanos y voluntarios. The End acierta de forma sublime al exponer cómo un cisma puede ocurrir a la velocidad con la que inicia un incendio. Cuando menos se dan cuenta, los Baudelaire liberan la discordia en la isla, con lo cual Lemony nos ofrece la última gran lección de la saga: el mal es inevitable y la utopía no existe; lo único que sucederá al huir de los problemas es que estos eventualmente te alcanzarán. Así pues, es justo decir que en el episodio de The End tenemos las mayores pérdidas de la temporada. En realidad ya me lo esperaba y no culpo a nadie acerca de ese resultado. The End es uno de los trabajos más complicados en el tema de la utopía que conozco y ya he hablado en los análisis pasados de la genialidad de Lemony Snicket que por ser traducida a la pantalla, pierde su poder. Ahora es tiempo de mencionar una última omisión que me permitirá abordar otro de los cambios que sufrió The End en su adaptación, y ésta es la ausencia del final trágico de la historia.
Creo con todo mi corazón que D. Handler es el mejor escritor de literatura infantil y esto debido a que jamás subestimó a su audiencia. En cada una de sus páginas podemos encontrar su fe en que los niños están mejor equipados que nadie para la crueldad del mundo y el señor no tuvo contemplaciones en considerar que estábamos capacitados para soportar un final al nivel de Dostoievski. The End adquiere el tono más siniestro en la saga cuando los habitantes de la isla cometen un suicidio colectivo bajo órdenes de Ishmael. Después de que el Medusoid Mycelium es liberado, los habitantes prefieren aventurarse en el océano y abandonar a la causa del problema (los Baudelaire) en la isla, a pesar de saber que no hay ninguna posibilidad de llegar a otro sitio y encontrar un antídoto. En la adaptación, el horror del momento es diluido cuando se explica que The Incredibly Deadly Viper logró alcanzar el bote y llevar el antídoto a los habitantes. La decisión detrás de ese cambio es comprensible. Una cosa es el medio escrito, en el cual Lemony insinúa el destino de la población y su última huida del mal en el mundo, pero otra muy distinta sería ver cómo todos eligen voluntariamente morir para evitar el conflcito. @snicketsleuth​ ha señalado en varias ocasiones la imposibilidad de interpretar con exactitud a Olaf y las razones para que ambos actores optaran por la vía cómica en sus respectivas actuaciones: es insoportable ver la crueldad explícita que estos libros alcanzan en pantalla y lo macabro de la escena del suicidio hubiera provocado que la serie terminara con clasificación adulta. Lo mismo puede decirse acerca del final de los trillizos Quagmire y los hermanos Widdershins. En el episodio observamos cómo Quigley se reune con Isadora y Duncan y cómo el capitán Widdershins regresa con Fiona y Fernald, contrario a la terrible confesión de Kit Snicket al final del libro: la misión falló, la casa autosustentable y el Queequeg naufragaron en la batalla contra las águilas sólo para ser arrastrados al fondo del océano por The Great Unknown. A diferencia de la serie, en el texto nunca se aclara la verdadera naturaleza de The Great Unknown, pero, ¿qué puede ser más desconocido, si no la propia muerte?  Las lágrimas que Kit y los Baudelaire comparten en sus respectivas confesiones indican que los trillizos, Fiona y Fernald, sí, están muertos. Esta decisión implica una subversión de la literatura que difícilmente podría haber sido adaptada en la serie. La decisión de cambiar el destino de estos personajes puede ir en contra de lo que Lemony Snicket transmite el papel, quien a fin de cuentas escribe sobre la muerte, la pérdida y la injusticia, con la diferencia de que su audiencia son niños; sin embargo, no me parece que ese cambio rompa con la atmósfera de la serie en general. Hemos visto a los Baudelaire, los Quagmire y los Widdershins pasar por todos los infortunios posibles y ha quedado en claro que no existen los finales felices. Lo único que queda es un pequeño destello de esperanza y es en ese cambio que la serie se eleva por encima del texto. Este mismo tono de esperanza se encuentra presente en el enternecedor final que se le dio a la temporada: la reunión de Lemony y Beatrice Baudelaire Segunda.
The End concluye con Chapter Fourteeen, un epílogo simple y agridulce, como sólo podía ser con Lemony Snicket. Los Baudelaire deciden abandonar la seguridad de la isla y adentrarse de nuevo al océano y al mundo en sociedad. El destino de los huérfanos queda abierto, pero las continuas alusiones a The Great Unknown y la tristeza de la cual no se puede deshacer nuestro narrador nos hacen pensar de nuevo en lo peor. Por fortuna, existe algo llamado The Beatrice Letters, en donde encontramos algunas pistas para pensar que los Baudelaire sobrevivieron a su viaje. Beatrice, la hija de Kit, escribe una serie de cartas a Lemony, desesperada por  saber si acaso él tiene información que le permita encontrarse con su familia adoptiva. En la escena final del episodio de The End, vemos cómo Lemony finalmente accede a encontrarse con esa insistente personita que le escribe cartas y que no parece querer acabar con él, como todos sus enemigos. Algo en mi que no sabía que me hacía falta fue completado cuando Lemony entra a la tienda de sodas y ve a aquella niña, la viva imagen de su hermana, que se hace llamar a sí misma Beatrice Baudelaire. En otras circunstancias, tal vez hubiera protestado si los escritores de una adaptación hubieran cambiado un final triste por un final feliz pero si alguien merece un respiro y un momento de felicidad es Lemony Snicket.  La reunión de Beatrice y Lemony es conmovedora, satisfactoria, nos da un sentido de propósito, de que Lemony concluyó su investigación y que ésta dio frutos inesperados al reunirlo con él único familiar que le queda, y quien tiene el mismo nombre de la mujer que él amó y perdió hace años. El mensaje de la escena y la manera en que recoge todos los temas y detiene por una vez esa serie de eventos desafortunados supera, por mucho, el final abierto de Chapter Fourteen. Es quizá el momento más poderoso de las tres temporadas, la escena más lograda y el mayor aporte que hizo Netflix a la historia. Fue este cierre, junto con las virtudes del la adaptación que mencionaré a continuación, lo que coloca al episodio como mi segundo favorito, a pesar de todo lo que perdimos en el camino.
Me he detenido demasiado en analizar las diferencias generales entre el libro y el episodio y ahora es momento de hablar de cosas positivas más específicas. Quisiera centrarme en dos soluciones al misterio que The End también ofrece en sus cortos cuarenta minutos (dios mío, hay demasiadas cosas sucediendo en tan poco tiempo). Me refiero a la revelación de Ishmael como el director de Prufrock Preparatory School y líder de V.F.D, y la respuesta a la incógnita sobre el azucarero. Mis sospechas acerca de lo difícil que sería adaptar los temas de The End también preguntaban si la serie podría retratar con justicia a Ishmael, y el maquillaje del actor en el trailer sólo echó más fuego a mi escepticismo. Sin embargo, en el momento en que Ishmael responde a Olaf cual Bartleby el escribiente “I would prefer not to”, caí por completo fascinada por nuestro Ishmael en pantalla (entiérrenme en las referencias a Herman Melville de esta saga). Siempre pensé en Ishmael como el villano principal, mucho peor que Olaf y lo veía como el ser más retorcido y terrorífico que los niños pudieron haber encontrado, pero debo reconocer que fue fascinante el enfoque no tan malévolo que la serie le otorgó. Ishmael es manipulador y miente, pero lo hace por un propósito que él considera noble, que es proteger a los habitantes de la isla del mal; incluso se preocupa en serio por los huérfanos Baudelaire, aunque estos se muestran como potenciales fuentes de conflicto. En un capítulo inmerso en referencias al Génesis, es imposible no hacer la analogía entre Ishmael y Dios. Dios prohíbe a Adán y Eva comer del árbol del conocimiento para mantenerlos a salvo; Ishmael también prohíbe todo conocimiento en la isla, pues éste conduce al mal, y en su necedad condena a sus subordinados a la muerte. Por otra parte, la serie introduce la revelación de que Ishmael alguna vez fue el director de Prufrock Prep, donde se encargaba de reclutar voluntarios para la organización que él mismo fundó, V.F.D. Esta respuesta es controversial, pues en los libros no aparece, y de hecho, se insinúa varias veces que V.F.D. es una sociedad mucho más antigua: Kit Snicket afirma que el cisma inició cuando ella tenía cuatro años, y The Woman with Hair but no Beard and the Man with Beard but no Hair son miembros de V.F.D. mayores que Olaf y su generación. A pesar de esto, considero la respuesta como un acto de pura genialidad, ya que refuerza la idea de Ishmael como el creador y como Dios; Ishmael en el pasado fue el primero que buscó apagar los incendios del mundo y al darse cuenta de que no podía hacerlo, decidió sólo huir de ellos. De igual manera, nos ofrece respuestas de cómo es que los miembros ingresaban en V.F.D. y qué papel tenía Prufrock Prep en ese ingreso. Por último, también es imposible no hacer la analogía entre Ishmael y aquel otro director de cierta saga infantil que no tenía miramientos en manipular a los niños de su escuela por el bien mayor.
Ahora bien, la respuesta acerca del contenido del azucarero careció de la genialidad del tratamiento de Ishmael. Como buena fan, he tenido mis momentos para rumiar la respuesta y he llegado a un veredicto. Me gusta pensar que en verdad ya nadie sabe lo que está dentro del azucarero y que el único propósito del objeto es mantener la discordia entre los personajes. Si tuviera que ofrecer una respuesta, me inclino por la idea de que el azucarero contenía la evidencia para inculpar a Olaf y limpiar el nombre de Lemony; mis razones para pensar esto son la carta de Lemony a Kit en The Slippery Slope y la insinuación en la escena del taxi de The Penultimate Peril acerca de que Lemony sí consigue el azucarero en el Hotel Denouement. No quiero abordar en detalle todas las teorías acerca del azucarero, eso sería material para un análisis en sí mismo, y sólo quisiera señalar algunas inconsistencias en la respuesta por la que optó la serie. Kit Snicket revela, en un dramático close up que el azucarero contiene….azúcar. Hubiera sido simplemente brillante que la respuesta hubiera quedado ahí, pero no todo puede ser perfecto. El azucarero contiene una especie de híbrido de azúcar que es otro antídoto para el Medusoid Mycellium. De ahí la respuesta de Beatrice en el flashback de la ópera acerca de que el contenido puede salvar vidas, y de ahí la decisión de ella y Lemony sobre robarlo. Pero si el contenido del azucarero era lo importante y no el azucarero mismo, ¿por qué infiernos Beatrice no robó únicamente un poco del azúcar dentro para después fabricar mayores dosis del antídoto? ¿Y por qué ella y Bertrand tuvieron que replicar un antídoto en las manzanas, si ya existía uno? Parece haber cientos de antídotos dispersos por el mundo y eso me parece que disminuye el poder del Medusoid.  Más aun, en la escena de la ópera, Esmé sí sirve el azúcar en el té de Kit, ¿eso no la haría inmune al hongo y, por tanto, no tendría sentido que hubiera muerto envenenada? Creo que la respuesta acerca de este misterio no era tan necesaria y que el valor de la figura del azucarero en la trama reside precisamente en la ambigüedad. Tal vez los escritores desearon dar un poco de satisfacción a la audiencia, pero creo que había respuestas más brillantes para ofrecer.
He salvado mi parte favorita del episodio para el final, nada menos que la secuencia de la serpiente con la manzana, las muertes de Kit y Olaf y el nacimiento de Beatrice. Pasarán años y no terminaré de maravillarme de las figuras alegóricas, del poder de las palabras y de la fuerza sentimental que existen en cada uno de estos momentos. Empecemos con la secuencia donde los niños entran a la casa, desesperados por sobrevivir, y se vislumbra por unos segundos, a la serpiente en el árbol. Durante una de las veces en las que estaba repitiendo el episodio, me descubrí a mi misma pensando “Nada de lo que estoy viendo es original”, una palabra que aquí significa una obra creada por un genio, libre de todo contexto social e influencia literaria. La imagen de la serpiente ofreciendo una manzana a Eva es tan antigua como la civilización occidental, y sin embargo, nuestro autor se sirve de ella para subvertir, en el momento clímax del episodio, toda la enseñanza bíblica del conocimiento como un mal. The Incredibly Deadly Viper ofrece a Sunny Baudelaire el antídoto del Medusoid en la forma de una manzana, legado de la nobleza y las aptitudes intelectuales de los padres Baudelaire. Es la ausencia del conocimiento lo que conduce al mal, como bien mostró Ishmael al condenar a toda la isla. O tal vez no, tal vez el conocimiento sí traerá discordia y conflicto, pero eso no significa que debamos vivir una vida en la ignorancia y la monotonía, sólo esperando la muerte. Después de la salvación de los Baudelaire por parte de la serpiente, tenemos el plotwist más dulce y conmovedor en la saga. El Conde Olaf, sí, el villano que desde la página uno ha sido caracterizado como el ser humano más terrible y repulsivo, termina su vida haciendo algo bueno por la única mujer a la que amó, nada menos que Kit Snicket. No hay algo que yo ame más en la ficción que los antihéroes, que descubrir la bondad en los personajes para los que no hay salvación, y se pueden imaginar lo que significa para mi esta última revelación. No sé como habrán tomado la sorpresa las personas que no leyeron los libros, ya que en TPP se cometió el spoiler de mostrarnos a Kit y Olaf como pareja. A pesar de esa decisión, creo que la escena es tan perfecta como en el libro, con algunos destellos de genialidad que contribuyen a hacer el momento aun más como de un cuento de hadas. El torbellino de los acontecimientos se ralentiza para permitir que Olaf y Kit se despidan y encuentren un refugio a su tragedia en la muerte. De entre todos en el mundo, este hombre a quien ella alguna vez amó, dejó de amar, quien mató a su hermano en venganza por el pasado, finalmente hace algo bueno para ayudarla a dar a luz. Ella dice que no lo perdona y él responde que no le interesa pedir perdón, ¿pero en verdad es así? Kit ríe con la respuesta de él y mantiene su sonrisa durante la despedida y me atrevo a decir que, sí, ella lo perdona porque si algo nos ha enseñado la serie es que el mundo no se divide en nobles y villanos y esa es la magia de Olaf y Kit, dos personajes como el agua y el aceite a quienes la fuerza del destino obligó a separarse. Los aportes de la escena que la hicieron aun más magnifica de lo que esperaba, fueron como ya señalé, el hecho de que ambos rían aunque sepan que están a punto de morir y cómo Olaf pide a Kit “Let me see your eyes” justo antes de recitar el poema más bello de toda la serie, The Night Has a Thousand Eyes, de Francis William Bourdillon  (comienzo a pensar que la razón número uno por la que eligieron a Allison Williams fueron sus ojos, perfectos para el momento). Queda mucho por decir acerca del significado de los poemas, en particular de This Be the Verse, por ser las últimas palabras de Olaf y creo que eso también es material para un análisis separado. Por ello, me limitaré a señalar el tema del poema y situarlo en el contexto de la escena. Olaf recita la última estrofa de un poema que contiene palabras no aptas para un público infantil (muy de acuerdo a su personaje) y que habla sobre la manera en que nuestros padres nos arruinan con sus defectos y sus vicios. Es preciso recordar la revelación que en última instancia nos permite entender la motivación del personaje: fueron los padres de los Baudelaire los que dejaron a Olaf huérfano y la causa de que éste haya optado por el camino de iniciar fuegos, en lugar de apagarlos. El conflicto con los padres Baudelaire resurge cuando Klaus confronta a Olaf y dice por primera vez la sospecha que él y sus hermanas habían guardado desde siempre, “It was you who made us orphans in the first place!” ¿Y qué responde Olaf? “Is that what you think?” No veo la razón para que un hombre que está a punto de morir negara su culpa acerca del incidente y no puedo evitar pensar que Olaf, a pesar de todo su odio contra los Baudelaire, tal vez sea inocente del incendio que los condujo a su muerte. Ésta es solo una manera de interpretar  la respuesta de Olaf, lo que es importante es recordar que fueron Beatrice y Bertrand  Lemony los iniciadores de toda la serie de eventos desafortunados y que Olaf tiene eso muy en claro al recitar el verso final directamente a los niños. Recuerdo haber leído una entrevista a Neil Patrick Harris donde él decía que su intención al filmar la escena era evitar que la audiencia intentara justificar a Olaf. Esto no ocurre: al mismo tiempo que Olaf salva a Kit y recita poesía sólo para ella, no olvidamos su maldad, su resentimiento contra el mundo al negarse a pedir perdón y su amenaza sobre los huérfanos Baudelaire hasta en sus últimas palabras: Don’t have any kids yourself.
Me he extendido en esta reseña más de lo planeado; creo que, por ahora, sólo queda cerrar con la mención de la muerte de Kit y el nacimiento de Beatrice Baudelaire. Se me han acabado las palabras para describir la manera en que The End termina por destruir nuestros sentimientos, al mostrar como Kit Snicket se despide de su hija y pide a los Baudelaire cuidar de ella. Cada que recuerdo cómo nuestra afligida Kit lamenta no poder ser tan buena madre como Beatrice  y los gritos de Violet, Please don’t leave us, no puedo evitar sentir que algo en mi se estruja. A pesar de tener una hija por la cual vivir, la muerte resulta ser el regalo más grande para Kit. Nuestra heroína ya no puede combatir el fuego, ha perdido a sus hermanos, el padre de su hija, y ha tenido que ver morir al hombre que le ha causado tanto dolor y a quien, sin embargo, ella traicionó de la peor forma posible. El destino de Kit se vislumbra desde el momento en que pierde el control en el picnic con los Baudelaire y expresa su mayor temor “It will not end well”. Los Baudelaire no pueden hacer más que despedirla y asegurarle que Beatrice no estará sola, aunque sean ellos quienes desesperadamente necesitan no estar solos. De verdad, jamás imaginé lo que sería ver, en pantalla, cómo tres niños quedan abandonados en una isla, ahora con la responsabilidad de cuidar de un bebé. Lemony una vez más, traspasa los límites de las historias para niños al mostrar la vulnerabilidad de Violet, Klaus y Sunny, y al mismo tiempo, su decisión a  no dejarse vencer, a enfrentar una última vez, el mal del mundo, todo por el bien de Beatrice. Los niños se convierten en adultos y su determinación para continuar en el mundo, pese a que este no es una utopía, dignifica el mensaje de la saga. La intención de Lemony no es mostrar solamente que la vida es una ensalada de conflicto, sino en preguntar acerca de nuestro modo de enfrentarnos a ella. Podemos elegir una isla segura, podemos elegir crear incendios o podemos elegir luchar contra el fuego. Me gusta pensar que Beatrice, Lemony y los hermanos Baudelaire, después de todo lo sucedido, aun decidieron combatir el fuego; como nos enseña Lemony, sólo queda esperar por lo mejor, aunque lo mejor, al igual que un correo interesante, muy pocas veces llega.
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mayathepsycho · 6 years
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A Series of Unfortunate Events Season 3. The Penultimate Peril
Después de tres días del estreno de la tercera temporada de Una Serie de Eventos Desafortunados, he podido meditar más sobre mis impresiones de los episodios correspondientes a The Penultimate Peril y The End.  The Penultimate Peril es la joya de la saga y sus dos episodios probaron estar a la altura; sin duda su adaptación es la mejor, a pesar de la controversia en torno a las decisiones tomadas para la revelación culminante de la historia: la noche en la ópera y el episodio de los dardos venenosos. A pesar de esos cambios, considero que el trabajo de adaptación fue grandioso y aun me encuentro a mi misma sintiendo las lágrimas volver al recordar los momentos finales que guardan la desesperanza original del medio escrito y que por medio de las imágenes logran llevar esa tristeza a niveles insospechados.
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El primer episodio de The Penutlimate Peril inicia con un hermoso plano del Hotel Denouement, la obertura de La Forza del Destino y una explicación de Lemony. Las cosas no son siempre lo que parecen, así como un estanque podría ocultar secretos en él. El mundo es como un estanque y la más mínima de nuestras acciones, como aventar una piedra, genera ondas que pueden sacudir el mundo. Este comienzo resume perfectamente el tema del episodio y le da la teatralidad a la historia que estuve esperando desde The Vile Village. A los escritores no se les olvidó que The Penultimate Peril es el momento de fatalidad culminante para los Baudelaire, que en verdad no existen los finales felices, y que las personas nobles son las que cometen las peores atrocidades. Y desde este inicio con la música de fondo se intenta marcar una analogía entre el tema de La Forza del Destino, el suceso de los dardos venenosos y el asesinato de Dewey Denouement.  
El episodio no espera para dejarnos sin aliento. De inmediato ocurre un cambio en la narración que comprueba una de las teorías más establecidas a lo largo de los años: Lemony Snicket aparece en la línea temporal de los Baudelaire, como un personaje más, y ya desde este momento me encontré celebrando. ¡Sí, Lemony es J.S! (WRONG) ¡Sí, Lemony es el conductor del taxi! (right) ¡Y él ahora tiene el azucarero (WRONG). De inmediato, tenemos la famosa escena de Kit Snicket llevando a los Baudelaire a su perdición el Hotel Denouement en el taxi. Todo se va, nuevamente en segundos y es doloroso porque las contadas páginas de los libros donde Kit Snicket aparece las he guardado como el más grande tesoro durante años. Los momentos de oro en el picnic donde Kit le pone el listón a Violet por ella y donde finalmente colapsa por el miedo de que todo saldrá mal, se pierden (aunque igual ya la habíamos visto llorar en medio del bosque en The Slippery Slope).  En compensación, nos ofrecieron dos regalos que ni en mis sueños más locos imaginé. Un encuentro y despedida  entre Kit y Dewey Denouement y la confirmación de que éste es el padre de su hija. Casi pude escuchar los corazones de las Kitlaf shippers romperse en ese momento; las entiendo, hermanas, pero Olaf siendo el padre es algo muy de fanfic y también es lindo saber que Kit superó a ese hombre y que conoció la felicidad con alguien más. Como si no fuera suficiente ver el encuentro, encima hicieron a Dewey recitar una de las más memorables frases de las cartas de Lemony a Beatrice y tuvimos un beso. Sentí que moría.
La segunda escena con la cual terminé de colapsar fue el encuentro de Lemony y Kit.  La cara de Kit cuando ve a su hermano me destruyó y me llenó de preguntas. ¿Cuantas veces ha fingido Lemony su muerte? ¿Lo hizo para escapar y para hacer que Beatrice pudiera olvidarlo y vivir su vida con alguien más? Sin embargo, la reunión también nos plantea la respuesta al por qué de toda la serie. Kit revela a Lemony que los niños que ella dejó en el Hotel Denouement son los Baudelaire y es cuando él toma su decisión de ir tras ellos y protegerlos. @snicketsleuth ha defendido que la razón principal por la que Lemony estaba detrás de los niños era porque él también creía la pista del superviviente del incendio y esperaba que fuera Beatrice. Sin embargo me parece que esto es un poco ver a Lemony bajo el halo de Severus Snape, así que la explicación que nos dieron en este episodio me dejó completamente satisfecha. 
Hablemos ahora del desarrollo de la misión de los Baudelaire y del reencuentro con los personajes pasados de la saga. El reloj fue simplemente brillante y escuchar el WRONG del péndulo realmente causó esa sensación de pesimismo que se esperaba. También pude notar ese guiño a Bandersnatch cuando Lemony nos dice que estamos obligados a ver los tres caminos alternativos de los Baudelaire. Frank, Ernest y Dewey estuvieron maravillosos y el desfile de personajes de los libros pasados tiene sus altas y sus bajas. Se nota que no todos los actores pudieron regresar (en Harry Potter esto no hubiera pasado).  Esperaba más que nada volver a ver a Sir y a Charles en la sauna y en su lugar tuvimos a Jerome Squalor y Babs. ¿Notaron el comentario de Jerome sobre haber encontrado el amor con el dueño de un aserradero? De igual manera Jacquelyn brilló por su ausencia; desde la temporada uno creí que todo el propósito del personaje era resolver que ella era J.S y la persona que convocó a la reunión en el Hotel. Sin embargo, la aparición de Justice Strauss es la más conmovedora de todas; nos remonta al episodio inicial y nos hace amar de nuevo a esta mujer que en verdad nunca se rindió por ayudar a los niños y que parece ser su última esperanza. Finalmente, sigo sin superar la horrible muerte de Larry hervido en curry. Creo que su muerte sirvió para hacernos recordar el horror y sinsentido de la serie y para crear la atmósfera de que los Baudelaire están solos. 
Creo que esa es la virtud más grandiosa de los episodios de The Penultimate Peril y The End. En ellos podemos ver ese tono obscuro y terrible que siempre estuvo presente pero que culmina en el suceso que marca el destino de los niños para siempre, el accidente del arpón. La escena cobra un tono sentimental desde el momento de la ruptura de Esmé y Olaf, donde es Olaf quien termina a Esmé y no al revés, como en el libro. Los fans de la reina Esmé realmente querían ver la respuesta “You can’t fire me, I quit”,  pero creo que la decisión de mostrarnos a una Esmé a punto de llorar fue acertada. Nos revela que ella en verdad quería a Olaf y nos confirma también lo cruel que puede ser Olaf incluso con los más cercanos. Después de la ruptura, la fuerza del destino finalmente alcanza a los niños, con una terrible explicación de Lemony acerca de lo que esta palabra significa, la secuencia donde ellos intentan detener a Olaf y finalmente, el accidente con Dewey. La escena de Dewey cayendo al estanque, la biblioteca al fondo y el susurro “Kit” tienen la teatralidad de ópera merecida. El ver en pantalla el horror fue algo para lo que nada me había preparado y fue la primera vez que en verdad perdí el control. Creo que en papel, las palabras indican lo terrible de los sucesos , pero en la imagen estos cobran un sentido de realidad que nos recuerda que los Baudelaire son NIÑOS siendo torturados por ese mundo de adultos donde la crueldad no tiene límite y que ese es nuestro propio mundo, no un escenario de un melodrama exagerado. No sé si fue la música, la expectativa, lo bien conducida que esta la escena, o si fue mi yo de 15 años pensando “Los Baudelaire acaban de matar al padre del hijo de Kit” lo que terminó conmigo pero debo concluir que este es una de los mejores momentos de la temporada. Hacia el final, ocurre el tan esperado encuentro entre el taxista y los niños, que no es otro que el mismísimo Lemony. Lo único que me dejó deseando de ese momento es que, al parecer, Lemony no recupera el azucarero, como sí se sugiere en el libro. Pero se puede apreciar la encrucijada del destino, tanto de Lemony como de los chicos. Él pudo haberlos salvado, de haberlos convencido de subir al taxi. Ellos pudieron haber conseguido un último aliado, de no haber creído que aun tenían una oportunidad con la justicia. Pero en la historia no hay finales felices y, como lo dice el propio Lemony, esa fue la decisión de la cual se arrepentirá él para siempre. Glorioso episodio, pasemos al siguiente, y a la polémica respuesta de la escena de los dardos envenenados. 
The Penultimate Peril es la aventura más intrincada y terrible de la historia, pero también es el libro donde ocurre la revelación clave y la inversión definitiva de todo lo que creíamos acerca del bien y el mal. Al inicio del libro, Kit Snicket afirma que, en una presentación de La Forza del Destino, ella entregó una caja de dardos envenenados a los padres Baudelare, antes de que Esmé Squalor pudiera detenerla. Posteriormente, en el confrontamiento con Dewey, Olaf revela que los dardos envenenados fueron el arma que lo hizo huérfano, en una noche de ópera. Estas revelaciones del calibre de una bomba implican que los padres de los Baudelaire son los culpables de la muerte de los padres de Olaf y que ésta es la razón por la cual el villano odia tanto a los niños (y una buena razón para pensar que él mismo los dejó huérfanos). Durante años, los fans se han dedicado a hacer teorías acerca del suceso. ¿El asesinato fue premeditado? ¿Qué razones tenían Beatrice y Bertrand para matar a los padres de Olaf? ¿Kit Snicket estaba involucrada y eso la convierte en la peor traidora de la historia? Como es costumbre, Lemony nunca ofrece las respuestas claras a esas cuestiones, y hace mucho que el fandom decidió la opción más oscura. Sí, el asesinato fue premeditado, Kit, Beatrice y todos los involucrados lo sabían. El análisis de @snicketsleuth es un buen ejemplo de estas teorías.
Ahora bien, la reconstrucción del suceso en la adapación de Netflix tomó distancia de esta respuesta y nos mostró que la muerte de los padres de Olaf se debió a un accidente, a un disparo que cayó en la persona incorrecta. Con lo mucho que me gusta el análisis de @snicketsleuth y en general, el descubrir en las historias de ficción que los héroes siempre están podridos por dentro, nunca pude dejar de preguntarme si no existía la posibilidad de que todo fuera un accidente, al igual que la muerte de Dewey Denouement ¿No es eso lo que intenta decirnos Lemony a lo largo de todo el libro, al hacer la analogía entre el accidente de los Baudelaire y las continuas menciones a La Forza del Destino, en donde un arma se dispara por error, causando una tragedia? Creo que las pistas del libro sirven para articular ambas posibilidades, tanto la del asesinato premeditado, como la del accidente y, aunque la mayoría de los blogs me odie, creo que los escritores tenían justificación en haber optado por la vía del accidente. Por otra parte, no lo hicieron solamente por el miedo de mostrar a una Beatrice asesina, como asegura la mayoría. El episodio de los dardos envenenados sirve para responder a al menos cuatro gigantescas interrogantes de la serie  ¿Por qué fue robado el azucarero a Esmé y cómo? ¿Por qué Lemony es un prófugo de la justicia? ¿Por qué Olaf intenta matar a Beatrice en el baile de máscaras? ¿Y por qué Lemony y Beatrice tuvieron que separarse? El flashback también apunta a la solución del misterio del contenido del azucarero, pero de eso hablaré en el análisis correspondiente a The End  
El episodio nos muestra a Kit y Lemony Snicket, Olaf, Beatrice y Esmé Squalor, en sus días de juventud. Muchos fans siempre imaginaron que el evento sucedió cuando estos eran adolescentes, pero no me imagino a otros actores en el lugar de los personajes y como si no fuera suficientemente horrible quedar huérfano por un dardo envenenado a cualquier edad. Creo que el episodio acierta al mostrar la amistad de todos los personajes, el amor que siente Kit por Olaf, a pesar de ser un spoiler bastante inesperado,  el hecho de presentar al padre de Olaf como el jefe del departamento oficial de incendios, y la obsesión absurda de Esmé por el azucarero. Beatrice y Lemony deciden, por el bien mayor, traicionar la confianza de su amiga y robarlo. Y esto desencadena la locura de Esmé, quien corre tras ellos y lanza el primer dardo. En un enfrentamiento caótico, donde Kit y Olaf suplican a sus amigos arreglar todo por medio de las palabras, un dardo cae en el padre de Olaf y no es claro quién lo arroja, si Lemony o Beatrice. Olaf, en medio de la ira, culpa a Lemony y al final se descubre que la autora del crimen en verdad fue Beatrice.  Esto explicaría por qué Lemony es prófugo: nuestro narrador asume la culpa con tal de salvar a su Beatrice (ugh) y llevar el azucarero a un lugar seguro. Por otra parte también se explica por qué Olaf tardó tanto tiempo en ir tras Beatrice (catorce años mínimo, la edad de Violet). Si recuerdan el flashback del baile, Kit trata de advertir a Lemony con un mensaje “Olaf knows”. ¿Qué es lo que Olaf sabe? Que fue Beatrice y no Lemony la culpable del asesinato. Y finalmente, podemos vislumbrar por qué Kit y Olaf se separaron. Casi puedo imaginar a Olaf gritando a la pobre Kit  “Estás de mi lado o de tu hermano” y es evidente lo que ella habría respondido. Tampoco se perdió la moralidad ambigua de los personajes. Uno puede pensar que Esmé estaba simplemente obsesionada con un tonto objeto, pero también puede pensarse que su odio se desató al verse engañada y menospreciada por sus amigos, quienes no la creían capaz de cuidar algo tan preciado. Además ¿en qué diablos estaba pensando Beatrice al lanzar un dardo envenenado a Esmé? ¿Y por qué dejó que el hombre que amaba asumiera la culpa y eligió ella vivir una vida feliz como si nada? Por otra parte, ver a Lemony despidiéndose de Beatrice con fragmentos de la enorme carta que todos amamos fue más de lo que hubiera podido soportar. Y, para los fans más exigentes que reclaman no haber visto a Bertrand en la escena, quizá habrán notado el comentario de Beatrice, quien afirma haber recibido los dardos de uno de sus fans, ejem-ejem, Bertrand, ¿tal vez?  Estos son los principales nudos que puedo ver resueltos gracias al flashback y es por eso que considero que fue una decisión acertada, justificada y que logró ofrecer un poco de sentido a todos los sucesos que en los libros se mencionan pero que jamás se aclaran.
Aun me hace falta hablar del resto del segundo episodio, aunque en realidad tengo pocos comentarios que hacer al respecto, debido a la genialidad y exactitud con la que fueron retratados el juicio y el incendio. Quizá sea bueno mencionar la secuencia previa al juicio de Olaf y los Baudelaire. Justice Strauss, los Baudelaire y Mr. Poe preparándose, y la imagen amenazante de Olaf son un interludio fabuloso del último giro de la infortunia de los Baudelaire. El discurso de los niños es para romper el corazón y por un momento creí que las cosas tomarían un tono aun más siniestro con las salchichas de Carmelita y Esmé; hubiera sido un toque de genialidad sobre la tragedia ya inminente que éstas en verdad estuvieran envenenadas pero supongo que la serie hubiera terminado con clasificación adulta. La manera en que el juicio gira de estar a favor, a estar en contra de los Baudelaire y la mirada de Justice Strauss al leer el veredicto de los jueces es la culminación del tema de todo el juicio: la justicia es ciega, y esa es la condena de los niños, porque esa ceguera le impide conocer la verdad de que las personas no son buenas ni malas, sino son como ensaladas chef. Los Baudelaire, arrastrados por la fuerza del destino, son incapaces de probar ante esa justicia su inocencia, manchada en medio de esa vinagreta de confusión y conflicto que es el mundo adulto
Podría hablar para siempre de los últimos momentos de The Penultimate Peril y no sería suficiente para terminar de alabar la maestría con la que Lemony retrata la penúltima tragedia. Podría hablar de Klaus decidiendo ayudar a Olaf, pues todas las personas nobles les han fallado. Podría hablar de Sunny Baudelaire proponiendo incendiar el hotel, como Kit Snicket ya había insinuado. Podría hablar de todos los huéspedes del Hotel, negándose a actuar y a escuchar a los niños, una última y funesta vez. Podría hablar de Justice Strauss suplicando a los Baudelaire quedarse, y de sus palabras de despedida,  no hay excusa para huir, no hay excusa para cometer crimenes. Podría hablar de la belleza con la que es retratado el incendio del último lugar seguro para los voluntarios, de la grandiosa toma de los Baudelaire y Olaf frente al atardecer y reunidos en el mismo barco, literal y figuradamente. Y podría hablar de la ultima moraleja con la que The Penultimate Peril cierra y termina de derrumbar todo lo que creíamos: algunas veces, hay que combatir el fuego con más fuego.
https://www.youtube.com/watch?v=s83C2mROgzw
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mayathepsycho · 6 years
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A Series of Unfortunate Events Season 3. The Slippery Slope/The Grim Grotto.
Como fue costumbre a lo largo de tres años, este primer día de enero tuve mi último maratón de Una Serie de Eventos Desafortunados. La temporada más esperada llegó y las desventuras de los hermanos Baudelaire terminaron y yo también necesito tranquilizar mis sentimientos, una frase que aquí significa dejar de sollozar sin control mientras mi familia me observa con preocupación. A continuación les presento mis impresiones acerca del resultado final de la adaptación; en esta primera parte me centraré en los episodios correspondientes a The Slippery Slope y The Grim Grotto. El texto no está libre de spoilers, ni de fangirleo extremo  y la reconstrucción de las teorías que ofreceré sigue muy de cerca los geniales análisis de @snicketsleuth. Recuerden, he or she who hesitates is lost!
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La última temporada de ASoUE Netflix es la que más expectativas ha generado, no sin motivos. El reto de adaptar los libros favoritos de todos los fans es gigantesco. La maestría de D.Handler para relatar los infortunios se desboca por una pendiente inclinada a lo largo de The Slippery Slope, se catapulta en The Grim Grotto y The Penultimate Peril y alcanza la cúspide en el poco ortodoxo The End. Los temas de la injusticia, la necedad adulta, la moralidad ambigua de los personajes y las consecuencias irremediables de sus acciones son retratados con una genialidad tan poco vista en la literatura que aun nos encontramos debatiendo e intentando responder a las interrogantes: ¿por qué estos libros funcionan? ¿Qué tiene de maravilloso ver las desgracias absurdas de unos huérfanos? ¿Cómo es que el relato mantiene la verosimilitud en medio de águilas gigantes amaestradas, un hongo mortalmente venenoso atrapado en una escafandra y una isla de adultos viviendo a base de un sedante? 
No tengo una respuesta clara, ni siquiera aproximada, a estas cuestiones. Sólo sé que el lenguaje lacónico, poético y contundente del autor, así como el uso de  metáforas basadas en obras clásicas de la literatura inglesa, encaminados a retratar situaciones tan conmovedoras como de cuentos de hadas, deben tener algo que ver. Lemony nos describe personajes con un par de palabras que son suficientes para plasmarlos en nuestra memoria y dejarnos sin aliento mientras nos adentramos en la historia (The Woman with Hair but no Beard, The Man With Beard but no Hair, The Person of Indeterminate Gender). De igual manera, Lemony cristaliza el suspenso y el misterio de las escenas clave de la historia con unas cuantas líneas. Cómo olvidar la revelación ‘But I want to steal from you the way Beatrice stole from me!’, o el lema de V.F.D. ‘The world is quiet here’ (ugh, podrías gritar esas palabras y aun así parecería que las estás susurrando). 
Toda esta disertación acerca de la manera en que los personajes de ASoUE y los momentos claves de la historia se grabaron en nuestra mentes infantiles y adolescentes es importante precisamente porque las revelaciones y las escenas más memorables y conmovedoras suceden a lo largo de las páginas de los últimos cuatro libros. Y es natural que estas escenas, al ser traducidas al lenguaje de la televisión, presenten alteraciones que nos hagan saltar de nuestros asientos y gritar, eso no es lo que yo esperaba. El truco de los libros radica en soltar la bomba al lector con una simple frase  y el resto de la magia es obra de nuestra facultad de la imaginación en acción. Cuando nos encontramos con la imagen de aquello a lo que nosotros hemos dado forma y significado, motivados por unas cuantas palabras de Lemony, hay una sensación de que algo se perdió,de que todo sucedió demasiado rápido. Y eso es lo que ocurre en los episodios de la tercera temporada de ASoUE, quizá a excepción de The Penutlimate Peril. 
The Slippery Slope es el episodio más débil, o mi menos favorito, para ser benevolentes con él. De igual manera es mi libro menos favorito de los últimos cuatro, sin embargo, sigo sintiendo que algo en él se escapó. Quizá fue el guión, que presenta varias inconsistencias. Al final de The Carnivorous Carnival, Olaf y los niños se dirigen a las montañas Mortmain con la intención de develar el misterio de si uno de los padres Baudelaire sigue con vida. Y en The Slippery Slope tenemos la revelación de que, en efecto, hubo un superviviente del incendio, pero no del incendio de la mansión Baudelaire, sino de la Quagmire. Quigley Quagmire hace su aparición y misterio resuelto, los Baudelaire deben resignarse a que en verdad han perdido a sus padres para siempre. Pero por alguna razón, el misterio deja de ser importante para Olaf, quien se deja de preguntar por los padres a pesar de no tiene manera de averiguar que Quigley está vivo. Y cuando lo hace, no parece hacer la conexión entre el superviviente y el Quagmire 
A mi me gusta The Slippery Slope por dos razones que fueron pobremente retratadas en los episodios. Por primera vez se mencionan los códigos de V.F.D.  y una parte importantísima del libro es aprender cómo es que esos códigos funcionan, a saber, con recetas de cocina y poemas. Ni Violet ni Klaus ni Quigley parecen poner suficiente atención a esto, todo se encamina al plan de salvar a Sunny.  El segundo aspecto es que en este libro las cosas se vuelven moralmente ambiguas en serio. ¿En verdad es correcto planear  secuestrar a Esmé Squalor? ¿Eso no sería combatir el fuego con más fuego? En el episodio, el “secuestro” de Esmé no es premeditado y no plantea los dilemas morales que había esperado. ¡Por último, en verdad esperaba que incluyeran la carta de Lemony a Kit que nos ofrece evidencia para armar teorías acerca de lo que contiene el azucarero! Las virtudes del episodio, por supuesto, son muchas más. Kit Snicket, saltando a un precipicio para salvar el azucarero, embarazada y con las alas de libélula de Beatrice es lo más Kit Snicket que he visto en la vida. El momento de privacidad de Violet y Quigley es tan sutil como en el libro y funciona. Los villanos de V.F.D TMWBBNH y TWWHBNB están en su punto, terroríficos, malévolos y los incendios en la ciudad hacen que en verdad nos lo creamos. Fernald y Sunny son lo más adorable y amé las veladas referencias a lo que siente Fernald por Olaf (¿Cómo es que todos los personajes tienen un crush con Olaf?).
Pasemos a The Grim Grotto, que sufre la misma aceleración de los acontecimientos que han resonado en mi cabeza durante años y que ahora tuve que ver en poco más de ochenta minutos. La incursión en la cueva y el envenenamiento de Sunny, que eran los puntos de suspenso más importantes del libro, se escapan como agua.  Sin embargo, el resultado en general fue maravilloso y quedé completamente satisfecha a pesar de los cambios. Desde que me enteré que habían eliminado a Jacquelyn de la temporada (¿en qué estaba pensando?) me había preparado para la decepción  de no ver uno de los principales misterios del libro resueltos. ¿Quién es la persona que se lleva al Capitán Widdershins del Queequeg? ¿Es la misma mujer que recupera el azucarero de la cueva? El análisis de @snicketsleuth acierta al explicar que esa mujer es la Duquesa de Winnipeg  y en las temporadas pasadas todo apuntaba a que Jacquelyn era la Duquesa. Todo eso cambió y es Quigley quien recupera el azucarero, lo cual está bien ya que incrementa la participación del personaje. Y el Capitán Widdershins es omitido de la trama; al inicio estuve en contra de esa omisión pero ahora veo que lo hicieron para hacer brillar a Fiona. Y lo lograron. La volatilidad de Fiona se aprecia desde el instante en que ella y Violet chocan. Dos brillantes ingenieras acostumbradas a mandar y encima Fiona se atreve a acaparar la atención de Klaus.  La dinámica sirve para darle peso a ambos personajes y prepararnos para la transvaloración de valores que sucede gracias al encuentro de Fernald y Fiona.  La confrontación entre Olaf, Fernald, Fiona y Baudelaires es exactamente igual de terrible y dolorosa que en el libro y gracias a la revelación sobre lo que sucedió con Fernald y Anwhistle Aquatics podemos ver, por primera vez, el lado oscuro de lo nobles voluntarios de V.F.D. Mucho más explícito que en el texto, se explica que Fernald fue quien provocó el incendió, con el fin de evitar la producción del Medusoid Mycellium y debido a ello pierde sus manos y es expulsado de V.F.D. Creo que en Fernald tenemos a uno de los mejores personajes del desenlace de la saga, y la actuación de Usman Ally es espectacular. También es preciso hacer una mención especial de  la escena de la aparición de The Great Unknown; es fabulosa y logra mantener el suspenso que la segunda temporada no logró en los momentos clave de sus respectivos episodios. La música, los golpes, y la visión del ojo de aquella criatura nos confirma que The Great Unknown sí es un monstruo, como también lo había explicado @snicketsleuth en otro análisis. A pesar de que la lectura favorita de todos es que el misterio es una metáfora de la muerte (con lo cual, Quagmire triplets y Fiona, sí, estarían muertos, ugh), me gustó mucho ver al monstruo estilo Moby Dick para reforzar las referencias a Melville, y de cualquier manera, el propio Moby Dick es una metáfora de la muerte como nos lo explica Fiona (simplemente brillante) ¿Qué más? Noté la ausencia de los poemas de C.S. Lewis, Browning y T.S. Elliot que Quigley manda a Violet. La referencia a The Waste Land “At the violet hour...” es la razón por la cual empecé a leer poesía y hubiera sido agradable ver a los Baudelaire utilizando el sistema de códigos de V.F.D. en los versos.
Por último, ah, la escena del reencuentro de los Baudelaire con Mr. Poe en Briny Beach. Ya he hablado del poder que tienen las metáforas en ASoUE y la descripción estilo cuento de hadas de situaciones clave en la historia. El simbolismo de los Baudelaire encontrándose con Mr. Poe en el lugar donde comenzó todo, y el momento en el que toman su decisión de no ir tiene un halo mágico en las palabras, que la pantalla no logra captar. De igual manera, el milagroso encuentro con Kit Snicket, una aliada, y nada menos que la hermana de Jacques Snicket, en medio de esa serie de eventos desafortunados, parece banal cuando ella los recoge con toda calma en el taxi. El cliffhanger es el mejor de todos los libros, superando por mucho al de TCC pero en esa escena no percibí ninguna encrucijada del destino, ni una elección con consecuencias irremediables, al menos no con la misma fuerza que en el original. Tendré que resignarme al hecho de que yo misma construí castillos sobre el cierre de The Grim Grotto, y que sólo podré acceder a la fatalidad de la decisión de los Baudelaire por escrito. 
A pesar de lo negativa que pueda parecer la reseña, en realidad amé los episodios al punto de que estoy temblando al escribir estas palabras. Es natural la velocidad a la que se desarrolla todo, es momento de cerrar todos los nudos de la historia y muchas cosas deben ser dejadas de lado. Pero al mismo tiempo, obtuvimos detalles y respuestas que en los libros no se nos ofrecían, y lo mejor de todo, la obscuridad de los cuatro libros está presente y hay un esfuerzo en cada segundo de los episodios por resaltarla. En la siguiente parte del análisis me centraré en The Penultimate Peril y The End y ya quiero hablar de las joyas que los creadores nos obsequiaron como despedida.  Espero que  hayan disfrutado este último viaje tanto como yo y también espero leer sus comentarios al respecto. Me iré a dormir con la enseñanza de The Grim Grotto que permanecerá en mi para siempre.
People aren't either wicked or noble. They are like chef's salads, with good things and bad things chopped and mixed together in a vinaigrette of confusion and conflict.
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