Hoy se cumple un año más de amor y de conocernos más y más, y sobre todo de darnos todo tipo de alegrías y emociones. Para mí es un día único, un día clave y un día en el que esto que tenemos surgió para quedarse. No te imaginas lo feliz que soy a tu lado, y yo creo que ni eres consciente de lo mucho que me importas, y de todo lo que eres en mi vida. ¿Sabes?, me parece impresionante haber conocido a alguien como tú de la forma que te conozco, y saber que puedo contar contigo para lo que sea, porque además de ser mi amor, eres mi mejor aliada, mi alma gemela. Te quiero mucho, de hecho, te amo más todavía, y como no hacerlo si eres increíble, me llenas, me complaces, me alegras. Y, a pesar de que hemos pasado por mil momentos, decides quedarte a mi lado, así que gracias por todo este tiempo, por todo lo que has hecho por mí y por lo que prometes que seguirás haciendo. Sin dudas, espero que lo que hay entre nosotros nunca desaparezca, porque mi mundo se partiría en pedazos, no cambies nunca por favor.
Tiempo, cariño, besos y muchos cuidados, en eso se basa nuestro amor, nuestra amistad, nuestro todo. Feliz aniversario amor mío.
Ismael R. (Feliz aniversario)
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Historias de Playa
La historia que procederé a relatar a continuación es brutal y horrible. El protagonista sufrió como un porcino siendo faenado y nunca pudo recuperarse psíquica, emocional, física ni socialmente de la desgracia que le ocurrió.
A fines del año pasado este muchacho, que llamaremos Joselito protegiendo así su identidad, se enamoró perdidamente de una minurri llamada Carla, que era una compañera de universidad. Nada nuevo por cierto, siendo ésta una situación que le ocurre a la mayoría de los weones veinteañeros promedio de este país, sin embargo desde un principio este loco amor no se presentó como normal, ya que este weon estaba tan enamorado, que la miraba y se ponía más tieso que weón con fibrosis quística. De hecho pasó de ser un vagoneta de primera a ir a meterse a todas las clases para intentar jotear a la susodicha. Si hasta tuvo que ponerse a estudiar.
No era pa culparlo tanto tampoco, ya que la loca era bastante encachada, hay que decirlo. Para su felicidad, su arduo trabajo rindió frutos y al poco tiempo ya estaban en una relación en la que todo era teleseriesco: felicidad, mariposas en la guata, ositos de peluche y todas esas basuras romanticonas a las que hay que apelar pa que las minas lo terminen prestando. Sin ir más lejos, Joselito frecuentemente nos comentaba acerca de la acabada y extensa técnica de la lolita en las artes amatorias. En resumen, era una delicia, nada más que pudiera pedir.
Llegó el verano correspondiente, y Joselito invitó a su bienamada novia a la playa junto a sus demás amigos, por allá por febrero, cuando la cosa se pone más romanticona. Partieron así a un balneario del litoral central cuyo nombre no viene al caso, más enamorados que osos panda en época de apareamiento. De la mano pa todos lados el par de tortolitos.
Ni bien llegada la primera noche, deciden todos celebrar el inicio de las vacaciones mandándose un carrete de proporciones titánicas, por lo que fueron a adquirir los insumos etílicos necesarios a algún expendio de alcohol playero. Luego de sortear con relativo éxito los terribles palos a los que los querían someter los careros dueños de las botillerías locales.
Luego de hacerse de los mejores licores en relación precio/precio volvieron a su bunker para empezar a ponerle como correspondía. Los brindis y los saluds no se dejaron esperar. Por el verano, por las vacaciones, por la wea, en fin… motivos para celebrar no faltaban ni ánimo tampoco, por lo que al rato ya estaban todos más o menos maquillados, mas la mina del Joselito ya estaba con los ojos bien achinados, con una notoria tendencia a oscilar en torno a su centro de gravedad, y con los labios ya medios expandidos (los de arriba).
Nadie estaba como para andarla juzgando por ello, pero igual no pasó piola que estaba terriblemente de curada cuando empezó a hablar weas en una lengua que parecía sánscrito antiguo lo que nos produjo unas carcajadas incontenibles. Lo que no le dio tanta risa a Joselito fue que la mina en su borrachera, se empezó a mear en la misma silla en la que estaba sentada. Nadie cachó, pero ya cerca del final de la jornada, cuando estaban todos más doblaos que billete de 20 lucas, la loca se sacó la cresta: rompió una silla, se fue de espaldas con sillón y todo y buitreó hasta las cortinas (apenas se salvaron los muebles de cocina).
Al otro día tuvo que ponerse suspensores pa aguantar la cara de vergüenza, sin embargo todos se lo tomaron con humor. Joselito, en su faceta más tierna y amorosa, le dijo que no se preocupara, que esas cosas pasaban y que en realidad habían ido a la playa a wear así que no era tan grave.
Pasaron la caña durante la tarde, y en la noche decidieron ir a la playa a ver se armaba algún vacilón en torno a alguna fotatita. Como andaban medios damnificados sólo se compraron unas Pilsen.
Llegados a las orillas del mar, armaron una fogata y empezaron a compartir. Al rato, Joselito cachó que su pierna ya se había bajado 3 pilsens completitas ya. Sorprendido, se pregunta “¿que weá esta culiá?”. Va donde su chica y le pregunta si está bien o algo, y la mina se emputece y le ladra:
al mismo tiempo que le lanza un denso flato en todo el rostro, y se para y se saca la cresta. Casi se va de hocico a la fogata la peuca jugosa. La ayudaron a ponerse de pie, pero la mina al incorporarse se fue del lugar a dar jugo a otra parte.
No la pescaron, pero al rato decidieron que era mejor irla a buscar, así que recorriendo otros grupitos dentro de la playa, cacharon que se escuchaban risitas por todos lados y dedujeron que la mina al parecer se iba paseando y estaba con la idea de quedarse con el mejor postor, mas Joselito no estaba pa weas de ese tipo.
Al llegar a un grupito, encuentran a la Carlita abrazada de dos weones enteros reggaetoneros, picaos a Wisin y Yandel subalimentados, vestidos con lo más selecto de la alta costura de la ropa americana de Estación Central, con unos bling bling que parecían sacados de la hojalatería y que se cachaba como a 10 km que habían aplicado deserción escolar en prekinder.
Joselito asume su rol de pololo y le dice que se pare y se vaya con él a la casa, ante lo cual se para uno de los roticuacos y le dice,
A Joselito se le envalentonaron todas las hormonas, le hirvió la sangre. No podía ser pisoteado de esa forma así que quiso ser aún mas xorizo que su contendor, a lo que le respondió,
Como buenos caballeros, estos dos muchachos se dieron la mano y la discusión quedó zanjada. No, mentira. En realidad se agarraron a cornetes ipso-facto. Salieron las manoplas y unas cadenas por ahí. Quedó la tole-tole como diría Sapito Livingstone. Patadas, combos, gargajos, y un cuantioso etcétera describe lo que ocurrió en esa reyerta. Uno de los muchachos de Joselito recibió un soplamoco en pleno rostro y resultó con la ceja depilada. Joselito no se quedó atrás y le voló un choclero de un puro ganador en l’ocico a uno de los hampones.
Al final llegaron los verdes y como Joselito y sus amigos tenían menos cara de flaites, solo los redujeron, pero los otros tuzones se botaron a xoros con los pacos así que les pegaron una repasá más o menos. Los giles culiaos golpearon con sus cabezas y estómagos con una tenacidad y una fuerza encomiables las lumas y los bototos de los representantes de la ley. Igual nomas todos se fueron preciosos y pasaron la noche en el calabozo, y Joselito sin noticias de su novia.
Llegado el amanecer, fueron puestos en libertad, quedando exonerados de toda deuda con la sociedad. Joselito se vio sobrepasado por la situación, y con el sol asomándose por la Cordillera de la Costa, se arrodilló en la calle y con una desesperación que podría haber desagarrado hasta el alma del más duro, gritó al cielo,
Fueron a la playa, pero ya no quedaba nadie más que un viejo rancio y negro recogiendo basura, y unos pendejos púberes durmiendo tiraos comiendo arena. Recorrieron un poco más y entremedio de unas dunas, Joselito divisa algo que le parece familiar. Se acerca un poco hasta poder alcanzarlo, lo toma con sus manos, y no lo puede creer. Cayó de rodillas y con lágrimas manando de sus dos ojos reflejó toda la pena y la angustia que apresaban su corazón. Sus emociones se descontrolaron y su dolor estalló en un sobrecogedor clamor hacia el firmamento al observar frente a sí, tirados en la arena, los calzones de su amada.
Volvieron a la casa y Joselito tomó hasta quedar inconsciente y poder así conciliar un poco el sueño.
Al final Carlita se dignó a aparecer en la casa como a las 7 pm, caminando a lo cowboy y con más sed que la chucha y por supuesto más chascona que la mierda. Joselito recobró algo su dignidad tapizándola a chuchadas como ni el más deslenguado hincha de fútbol en el estadio lo había hecho jamás. Le tiró su calzón en la cara y le dijo que se virara para no verla nunca más.
Esa misma tarde Carlita se volvió a Santiago con la cola entre las piernas, mientras el bueno de Joselito se quedó solo en la playa, mirando las puestas de sol sin compañía y a merced de quienes seguían carreteando allá, quienes lo sometían a burlas y ofensas acerca de su situación, gritándole weas como “cacha, ahí esta el aweonao que cooperó”. Sus risas eran como puntudos estoques que perforaban su en un ya deplorable estado corazón.
Pero como Joselito es weon, no paraba de repetir que aún la seguía amando, aún cuando se lo cagaron de forma artera, con premeditación, alevosía, en despoblado y la conchetumare… Los cielos se nublarán de vacas voladoras, los ríos podrán invertir el curso de sus aguas, la arena de las playas podrá convertirse en oro… pero los aweonaos no se acabarán jamás…
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