§ 3.486. Y Dios está con nosotros (Guiliano Montaldo, 1970)
Son muchas las películas sobre campos de concentración Nazis. Algunas extraordinarias, otras no tanto. Está va sobre campos de concentración en la IIGM, pero no de campos Nazis, sino de campos regidos por aliados en donde se encerraban presos militares alemanes, capturados o sencillamente desertores.
Al parecer la historia que cuenta es cierta. En un campo de concentración regido por canadienses se hace coincidir a dos desertores con el resto de militares alemanes capturados, provocando enfrentamientos y un juicio sumarísimo por traición, con naturalmente conlleva la muerte. Pero, ¿Cómo va a llevarse a cabo esa resolución en tiempos de paz y dentro de un campo de concentración?
Difícil. Es, desde luego, una problemática la que plantea complicada y extraña a la dinámica lógica del final de una guerra, pero no puede decirse que su responsable escore temas controvertidos. Parece que le encanta la polémica y los temas difíciles.
No he visto mucho más de él. Ésta y Sacho y Vanzeti, que era interesante y noticiadle, aunque no brillante. Sí buena, pero no brillante.
Ésta es dura y seca. El relato está bien filmado, quizá un poco larga. No elude las circunstancias más polémicas, a veces funcionado como un semidocumental.
Me ha gustado, es interesante, se deja ver y sirve como contrapunto al clásico relato más trillado y blandito que suele dividir a los contendientes en buenos (los que ganaron) y malos (los que perdieron).
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Sacco and Vanzetti (1971) dir. Guiliano Montaldo
Polish poster by Jerzy Flisak
Hungarian poster by Révész-Wigner
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§ 3.390. Sacco y Vanzetti (Guiliano Montaldo, 1971)
Una muy buena película, con una crítica dura al sistema político americano, su aversión a los sindicatos libres de trabajadores y a todo lo que pueda oler mínimamente a economía planificada.La historia de un abuso policial, un juicio títere y probablemente un encubrimiento de algún ajuste de cuentas o incluso un asesinado policial, pues la mejor forma de encubrir un asesinato de estas características es, precisamente, atribuírselo a dos pobres desgraciados. Tiene un puto maniqueo, de verdades sencillas, de mensaje directo, de verdades incompletas, de favorecer el posicionamiento en un lado de la historia. Funciona por momento, sobre todo porque el comienzo del juicio nos lleva a que sea el argumento principal de la película, y no aburre mucho. No se hace largo a pesar de ser el juicio el 80 por ciento del metraje.Parece mentira que puedan acudir esta cosas, pero lo preocupante no es que sucedieran en el pasado, sino que puedan seguir pasando.Gian Maria Volonté es un actor absolutamente impresionante. Duro y seco, pero, a la vez, tierno y con matices. El paple lo borda.El otro acusado es Riccardo Cucciolla, algo más contenido, pero no tan creíble. Me ha gustado, pero creo que tenía más posibilidades que las que finalmente ha desarrollado.El sustrato laboral que pudiera interesarme queda desfigurado por la trama judicial. El fiscal es el vivo retrato de un fascista de manual.
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