𝙉𝙊 𝙎𝙊𝙔 𝙔𝙊 (3) - FINAL
» Temática: SKZ Han x Lectora (Uso de la segunda persona "tú")
» Género: Angst con final feliz.
» Warning: Hurt/No confort. Han es idiota y echa a perder su relación. Menciones a vestir mal. Inseguridades. Mención a la ansiedad. NO PROOFREAD.
» Tipo: Mini serie. | 3.136 palabras
» Masterlist «
PARTE 1 | PARTE 2 | PARTE 3 - FINAL
Lo primero que vio Han dos días después, en un día libre cargado de tensión casi le hace perder la cabeza. Primero de todo, porque no estuviste ni siquiera cuando se despertó esa mañana. Llevabas un mes esquivándolo a más no poder, yendo a dormir casa de “amigas”, o metiéndote en la cama cuando Jisung se encontraba ya en el séptimo cielo y por supuesto, al despertar no había ni rastro de ti. Los textos que os escribíais eran escuetos y puramente informativos.
Y Jisung sabía qué estaba ocurriendo.
Te estaba perdiendo.
El chico despegó la vista de la Nintendo Switch en cuanto escuchó la puerta abrirse, y tu risa y la de Chan llenaron el comedor.
— Sí, la dependienta no se lo creía, ¿se pensaba que lo quería para mí? ¿Es que parezco una chica? —iba diciendo Chan.
— No, pero vas con esa sudadera que te tapa y la mascarilla y a lo mejor por los ojos ha visto… —hiciste un gesto mono con la nariz al mismo tiempo que le señalabas la cara, y Han soltó una exclamación ahogada. Solo hacías eso con él. SOLO con él, cuando el cariño de sobrepasaba los sentimientos y tenías que demostrarlo de manera física con ese gesto adorable que derretía el corazón del rapero.
Pero ahora, viéndotelo hacérselo a otra persona que no era él… Fue como una puñalada en el corazón. El sonido llamó la atención de ambos. Un silencio incómodo se instauró en la estancia, al mismo tiempo que Han recorría con la vista vuestras manos, que portaban varias bolsas de diferentes tiendas, incluida la de un famoso Bubble Tea al que solías llevarlo. Vuestro Bubble Tea.
Se le agolparon las lágrimas en los ojos, pero no se derramaron sobre sus mejillas. No ahí. No les iba a dar el gusto de verlo destrozado. Soltó la Switch sobre el sofá y se sorbió la nariz, que empezaba a sentírsela congestionada.
— Así que… ¿Chan? —dijo, procurando que no le temblara la voz.
Lo que más le dolió fue ver que no lo negabas. El chico soltó una carcajada que nada tenía de divertida.
— Era de esperar. Debí imaginar que buscarías a alguien… —hizo un aspaviento con las manos, sin preocuparle parecer un loco—…menos tóxico que yo. Más hombre. Más grande.
— Hannie… —susurraste, insegura.
El apodo cariñoso se le clavó en lo más profundo de su ser como dagas envenenadas. Levantó las manos, en señal de derrota.
— Sé que lo que hice no puede deshacerse. Te traté como si fueras inferior a mí. No tuve tacto y fui egoísta, y esto es lo que merezco.
Diste un paso hacia adelante, y él un paso hacia el lado, buscando la salida inconscientemente.
— Espero que seas feliz con Chan. Es el mejor de nosotros. Te tratará bien. Sí, lo hará. —fingió una sonrisa que no le llegó a los ojos—. Pero no esperes que me quede aquí y vea cómo el amor de mi vida se va con otro. Necesitaré tiempo. Lo siento.
— Jisung. —lo llamó Chris, inquieto. Al pasar por su lado intentó agarrarlo del brazo, sin embargo, Han se sacudió de su agarre y lo miró con los ojos encendidos.
— Creía que eras mi amigo. —le espetó, enseñándole los dientes. Ahora sí que se permitió llorar, de rabia—. Confié en ti, te confié a mi chica cientos de veces… Y te la acabaste quedando. ¿Cuántas cosas más quieres de mí? Ya tienes mi música, mis versos… Y, claro está, a lo único que era capaz de subirme a la superficie cuando no podía levantarme. Siempre te lo quedas todo.
Porque a partir de ese momento, sentía que se ahogaría hasta tocar fondo, aunque intentara bracear con todas sus fuerzas. Ignoró la expresión dolida del líder al pasar por su lado y golpearle el hombro. La puerta se cerró con más suavidad de la que creísteis posible.
Chan se echó las manos a la cabeza y tú te sentaste en el respaldo del sofá, compungida. Estabas cansada, demasiado cansada para pasar por otra discusión. Miraste a Chris.
— Debería decírselo ya. Lo estoy… matando. —a falta de mejor definición.
Chan tenía las fosas nasales abiertas y un ceño fruncido que daba miedo. Se había tomado a lo personal las palabras de su amigo.
— No. —negó—. Es tarde para parar la “broma”. Ahora soy yo quien quiere que sigas con esto. Un poco más. Hasta mañana por la noche.
— Oye… Sabes que dice cosas que no siente en momentos de tensión, ¿verdad? —intentaste calmarlo—. Es como lo que me dijo a mí. En realidad, sé que no lo siente y se ha disculpado millones de veces. —te masajeaste el puente de la nariz, tratando de calmar el dolor incipiente de cabeza—. No obstante, esto creo que hará nuestra relación más sencilla.
— Si no la destruye para cuando se lo digas.
Tragaste saliva.
— Yo también creo que me he excedido en mi “broma”. —te encogiste de hombros—. Como bien dices, ya es tarde para arrepentirse. He tardado un mes entero en llegar adonde estoy. Quiero que sea una sorpresa.
Bangchan chasqueó la lengua. Respiró hondo antes de meter la mano en una de las bolsas y pasar el contenido de esta en otra.
— ¿Cómo se enteró Hyunjin antes que yo? Te lo tuve que sacar a la fuerza y casi a gritos. —parecía algo ofendido.
— Porque fue Hyunjin el que me ofreció esa oportunidad, y casi me delata aquel día en el comedor. Créeme, no se lo hubiera dicho el primero. Es tan cotilla como Changbin.
— Me sorprende que haya guardado el secreto.
— Está al tanto de la situación, y le parece una brillante idea hacer rabiar a Hannie. Según él para… “Hacerle probar de su propia medicina.”
Chan emitió una risita.
— Típico de Hyune. —su mirada se perdió en las bolsas—. Espero que lo de mañana funcione.
— Han nunca ha declinado una cena con Minho, ni cuando estaba en su punto más bajo. No lo hará por esto. Entretanto… ¿Me ayudas a llevar las bolsas a mi habitación?
Chris puso los ojos en blanco, pero accedió.
¿” Espero que seas feliz con Chan”? Y. Una. Mierda.
No, no, no. Solo había pasado un mes desde que las cosas se empezaron a torcer. Era imposible que te hubieras enamorado de él en tan poco tiempo… Bueno, contando con que no lo estuvieras desde hace un año y medio. Se llevó la uña del dedo pulgar a la boca, mordiéndosela en un tic nervioso que llevaba consumiéndolo ya veinticuatro horas. Primero empezaron los movimientos involuntarios de los párpados, luego fueron los constantes cambios de ritmo en su corazón a causa de la ansiedad. Y hoy, esto.
Resopló, cansado, triste, roto. No supo por qué había accedido a quedar con Minho en uno de los restaurantes más caros de la ciudad —y el menos concurrido a ojos de curiosos—, pero lo cierto es que agradecía que fuera en Gangnam y no en el centro, donde habría tenido que ir en coche.
“Recuerda vestirte para la ocasión, nada de sudaderas y pantalones cortos. Es un día importante.”
Resopló una segunda vez. Bajando por la avenida principal con mascarilla, nadie se percataba de quién era, por suerte. Los pocos que se giraban lo hacían al ver a un hombre bien vestido y con la mejor colonia del mercado. Hasta había estrenado sus zapatos nuevos, aunque creía que el motivo era absurdo. ¿Qué tenía de significativo que a Dori se le hubiera caído por fin el último diente de leche que seguía pegado a su encía?
<<Menuda estupidez, Lee Minho. Si querías hacerte el importante, habérmelo dicho directamente. No es la primera vez que jugamos a ser esnobs.>>
Y no sería la última.
Cruzó el último paso de cebra que se extendía al lado del restaurante. La luz del interior reflejaba la oscuridad de la noche, y se alivió al ver que, en efecto, el local estaba casi vacío salvo por algunas parejas que aún seguían disfrutando de la velada. No veía a Minho por ningún lado, así que supuso que se había colocado en una de las mesas del fondo, lejos de miradas indiscretas en el sector privado.
¿Serían capaz algún día de sentarse frente a los ventanales sin peligro de ser descubiertos? ¿Podría hacer eso mismo contigo? Sacudió la cabeza por enésima vez esa noche. El problema de vuestra relación correspondía al Jisung de mañana. Convencería a Minho de hablar contigo y arreglar las cosas, sé que podría hacerlo si…
— Buenas noches. —dijo uno de los camareros—. ¿Tiene reserva?
— ¿Re-Reserva? Ah, sí. Lee Minho es el nombre.
El camarero miró la lista y negó con la cabeza.
— No hay ningún Lee Minho en la lista, señor. ¿Cómo se llama, por casualidad?
— Han Jisung.
El hombre volvió a poner la vista en la lista y sonrió.
— Ah, sí. La han puesto a su nombre. Sígame.
<<¿Minho ha puesto la reserva a mi nombre? ¿Por qué?>>
Pronto encontró la respuesta a su pregunta silenciosa.
Frente a él, sentada en la mesa en la que se suponía que debería estar su amigo, vestida con un exquisito vestido de satén rojo oscuroyuna copa de vino de Montes Taita de 2018 te encontrabas tú. Lo mirabas con esa sonrisa que lo embelesó desde el primer momento. Jisung pronunció tu nombre en un suspiro, inseguro de que estuvieras allí de verdad.
— Hannie. —contestó, y supo que sí que lo estabas.
Encontró la silla frente a la tuya, aunque tropezó y casi se lija la cara contra la pared. Al intentar recolocarse, el pantalón negro se le enganchó en una de las astillas de la pata de la mesa y un crujido le dijo que la tela estaba rasgada. Han emitió un grito ahogado ante la cantidad de cosas que podrían estar saliendo mal en ese instante y… estaban saliendo mal.
Sin embargo, el sonido de tus carcajadas opacó cualquier sentimiento de frustración que estuviera teniendo. Te estabas riendo, y no sonaba a burla.
— Echaba de menos lo divertido que eras. —dijiste con sinceridad.
<<Y yo tu risa.>>, pensó, pero no lo dijo. Por el contrario, se sentó bien y fijó la vista en el menú desplegado que tenía delante, serio. El camarero vino, tomó nota de lo que querían y se marchó con la misma rapidez. Ahora no había ninguna carta a la que mirar, pero sí un plato perfecto y redondo que le llamó la atención. ¿Iba a tener que pagar por una cena que no estaba seguro de que saliera bien?
Como si le leyeras el pensamiento, te inclinaste hacia adelante con ojos brillantes.
— Esta vez pago yo, por cierto. —le dijiste—. Podrías haberte pedido ese bulgogi que tanto te gusta.
— ¿Pagar… tú?
— Sí, yo. Puedo permitírmelo. Puedo permitirme muchas cosas que antes no. Si quisieras venir aquí una vez en semana, podríamos hacerlo, aunque sin tanto vestido elegante y tanta parafernalia.
Han se encogió más sobre sí mismo. ¿De qué estabas hablando?
— No tienes ningún motivo para invitarme a mí. —dijo, bajito, desviando la mirada—. Tienes a Chan.
Pusiste los ojos en blanco y soltaste un bufido exasperado.
— Sabía que sacabas conclusiones antes de saber la historia completa, pero que lo hicieras tan rápido. —te quitaste un mechón de pelo y le sonreíste—. No estoy con Chan. Solo me ayudó a encontrar el vestido adecuado para este día. Entre otras prendas de ropa, la verdad. I.N no podía quedar, que es el que sabe mucho acerca de moda, así que tu amigo se ofreció a hacerlo por él. ¿De verdad piensas que podría gustarme Chan?
Buen punto.
— ¿Por qué no? —replicó él, inflando los mofletes—. Es un tipo genial, con un sentido de la responsabilidad muy grande y nunca te… Nunca te haría sentir de menos… Como hice yo.
— Hannie… —le pusiste la mano en el dorso de la suya estirada sobre la mesa—. Amor mío, sí que es verdad que el primer día estuve un poco descolocada y los pensamientos negativos me inundaron la cabeza… Pero debo decirte que te perdoné en el instante en el que te disculpaste.
— Entonces… ¿por qué me ignorabas tanto? Los mensajes, las palabras secas…
— Porque a pesar de haberte perdonado, sabía que habías actuado como un idiota y quería castigarte un poco. Al principio pensé en una semana, y estuve a punto de romper el papel en varias ocasiones… Hasta que Hyunjin me pasó una llamada con su mánager personal.
Han inclinó la cabeza de lado, confuso.
— Me comentó que tenía un posible trabajo para mí en la empresa. —seguiste, después de beber un poco más de vino—. Ganaría el triple, un mes de prueba. Claro está, no podía desvincularme de mi antiguo trabajo tan rápido sin causar una mala impresión, así que les di quince días. Quince en los que combiné ambos trabajos. Fue duro, mas la recompensa ha valido la pena.
“El caso es… que no podía detenerme a explicártelo. Más bien, no quería. Deseaba sorprenderte antes de decírtelo, sin darme cuenta del daño que te estaba haciendo en el proceso. Chan me enfrentó hace unos días, pidiéndome explicaciones, y se lo tuve que contar.
— Os escuché. —comentó él. Le temblaba el labio inferior. Aún no podía ilusionarse, era muy pronto—. Ese día os oí hablar en la cocina. Planeabas dejarme. Dijiste: “Por ese motivo debería dejarlo ir cuanto antes.”
— ¿Qué? ¡No! —negaste efusivamente, tratando de recordar—. ¿Cuánto escuchaste? No, lo que dije fue que tendría que dejarte ir… Pero que no lo iba a hacer a menos que tú quisieras. Y estaba haciendo todo esto para poder estar a tu altura ni que fuera un poco. Ahora sé que, aunque de diferente forma, lo estoy.
Rebuscaste en el bolso y sacaste una tarjeta que Han recogió a duras penas con dedos temblorosos. En ella se leía “Staff”, tu nombre completo y…
— ¿Directora de márquetin? —leyó en voz alta, sorprendido.
— Directora de márquetin y relaciones internacionales. —completaste, orgullosa—. A partir de hoy soy la encargada de que la publicidad de vuestro grupo sea lo suficientemente buena como para llamar la atención del público, y también me encargaré de contactar con las empresas de todo el mundo para que anuncien vuestros tours en sus ciudades. No quería decírtelo hasta que el período de prueba se hubiera completado… Y esta mañana firmé el contrato indefinido. Trabajaré con vuestros mánagers, incluso.
Jisung dejó escapar el aire de sus pulmones y por primera vez en un mes, te miró a los ojos. Estabas preciosa. Quizá con un poco de ojeras, ya que combinar dos trabajos es difícil, pero hermosa igualmente. Tanto que sentía ganas de llorar.
— Si no fuera por mí, no tendrías que haber buscado otro… Te llamé vagabunda sin pensar… Dios, soy tan estúpido…
— Eh, Ji, mírame. —le agarraste la mano entre las tuyas—. No dejes que la ansiedad te carcoma. No lo hice por ti. Hubiera aceptado ese trabajo igualmente, cualquier día de cualquier mes. La diferencia es que se me ofreció en el mejor y peor momento. Y si no hubiera empezado la broma, te lo habría dicho en cuanto corté la llamada con el mánager de Hyunjin.
“Créeme cuando te digo que, aunque no hubiera conseguido pasar el período de prueba, habría vuelto a la normalidad contigo. Sé que no te importa cómo vista, ni qué haga con mi vida mientras siga luchando, como tú. Sé que nunca te ha importado nuestra diferencia salarial. Como sé que tampoco piensas que Chan se queda con “todo”.
Jisung echó la cabeza hacia atrás.
— Mierda… Chan. Tengo que…
— No, ahora no. Ahora tienes que comer esa deliciosa comida que viene por allí. —señalaste a lo lejos al camarero que traía una bandeja a rebosar—. Chris no te guarda rencor. Se molestó, sí, pero nada ha cambiado entre vosotros, estoy segura.
Jisung asintió, más tranquilo.
La cena transcurrió… ¿tímida? Le explicaste muchas de las cosas que hacías en la empresa, desde la corrección de diseños hasta las incontables llamadas y reuniones con los mánagers a fin de que los próximos conciertos pudieran transcurrir con normalidad. Te habías puesto en contacto con algunas compañías en Japón y habías asegurado buena publicidad para los próximos meses.
Han asistía a lo que decías lleno de admiración y respeto hacia ti. ¿Cómo podía estar ante una de las mujeres más capaces del planeta? ¿Qué tenía él que ofrecer? No es que no lo hubiera pensado antes, al conocerte, pero en ese instante era como una bofetada de realidad. Se pasaría la vida entera compensándote la falta.
Al salir después de pagar —no lo dejaste pese a insistir sin parar—, emprendisteis el camino de vuelta cogidos de la mano. Dios… habías echado tanto de menos su tacto…
— Siento mucho haberte hecho sufrir así, Hannie. —te disculpaste, ya cerca de la casa—. Tendría que habértelo contado.
Jisung sacudió la cabeza.
— Aunque sí que ha sido un infierno estar alejado de ti, me lo merecía. Solo… me alegro de poder estar contigo otra vez.
Entrelazó los dedos con los tuyos y los observó, encandilado. Luego se inclinó y te besó los nudillos con tanta ternura que un suspiro murió en tus labios. Había tanto dolor y alivio entremezclado en su expresión que te sobrevino una necesidad imperiosa de abrazarlo.
— Hannie… —tenías la garganta seca aun habiendo bebido—. Amar es poco comparado con lo que siento al estar contigo. Te quiero tanto que podría volverme loca, y este último mes ha sido también duro para mí. Lo siento—
Sentiste unos labios húmedos sobre los tuyos, y el cerebro dejó de pensar. El ritmo del beso fue lento y había tanto sentimiento en él que no sabías si las lágrimas eran tuyas o de Jisung. No había necesidad de que fuera intenso, simplemente… Os explorasteis como la primera vez en movimientos tranquilos, desordenados y torpes. Al separaros, ambos jadeabais con fuerza en busca de aire.
— Da igual lo que haya pasado. —susurró, su frente contra la tuya y los ojos cerrados—. Da igual. Estoy contigo, estamos juntos. Y voy a poder verte más seguido. —sonrió—. ¿Cómo es que no te he visto antes en la JYP?
— He hecho malabares para no coincidir contigo, créeme. —le aseguraste, divertida—. Pero sí, ya no importa. Dejemos las disculpas de lado.
— Será lo mejor.
— Te quiero. Muchísimo.
— Y yo a ti. —te abrazó con urgencia—. Te quiero. Te quiero tanto… No puedo parar de decirlo.
— Pues no lo hagas. —le acariciaste la mejilla y le miraste a los ojos cristalinos—. Dímelo cada día de nuestras vidas.
— Lo haré, si tú haces lo mismo. Y no más secretos entre nosotros.
— No más secretos —te reíste, besándolo una vez más
No los abría nunca más.
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© LUNEARTA, 2024. 𝘕𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘭𝘢𝘵𝘢𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢.
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Otherworld Supersonic Blast (Last Cloudia X Sonic the Hedgehog Collaboration Event)
"Simplemente...corre. Nada empieza hasta que actúas"
Este fue un evento celebrado por el 32º Aniversario de Sonic del 20 de Junio hasta el 11 de Julio en Last Cloudia.
Personajes:
El erizo más rápido.
Sonic simplemente no puede quedarse quieto. Es el erizo más rápido del mundo.
A Sonic le encanta tomarse las cosas con calma y odia las ataduras. Puede ser temperamental, pero siempre acudirá en ayuda de quienes lo necesiten.
Cree que la vida es una serie de eventos y aventuras, y no sigue las reglas de nadie. Sonic mantiene la calma bajo presión, pero cuando se enfrenta a una situación seria, actúa con una sorprendente ferocidad y concentración.
En medio de una batalla contra el malvado genio científico Dr. Eggman, Sonic se vio atrapado en un misterioso accidente espacio-temporal y terminó en el mundo de Granzelia.
Perfil:
Género: Masculino.
Tipo: Bestia.
Raza: Erizo
Perfil: El más rápido del Mundo.
Trabajo: Aventurero.
Arma: Puños y patadas.
Origen: Desconocido.
Cumpleaños: 23 de Junio.
Edad: Desconocido.
Altura: 100cm
Peso: 35kg
Aficiones: Correr.
Habilidades: Puede correr a velocidades supersónicas.
Hábitos: Desconocido.
Puntos fuertes: No puede ignorar a nadie que necesite ayuda.
Puntos débiles: No sabe nadar.
Un zorrito de corazón amable
Un zorrito de corazón amable y dos colas. Su verdadero nombre es Miles Prower, pero su apodo es Tails. Puede volar haciendo girar sus dos colas.
Con su habilidad para trastear con máquinas, es un genio mecánico e inventor de diversos dispositivos. Gracias a sus increíbles habilidades, siempre da lo mejor de sí para ayudar a Sonic en sus aventuras. Aunque Sonic ha tomado a Tails bajo su ala y lo trata como si fuera su hermano pequeño, Tails quiere demostrarle que es alguien en quien se puede confiar.
En medio de una batalla contra el malvado genio científico Dr. Eggman, un arma de gran energía perdió el control causando una discrepancia espacio-tiempo. Eso causó que Sonic y Tails fueran transportados al mundo de Granzelia.
Perfil:
Género: Masculino.
Tipo: Bestia.
Raza: Zorro
Perfil: Inventor.
Trabajo: Inventor.
Arma: Llave inglesa
Origen: Desconocido.
Cumpleaños: Desconocido.
Edad: Desconocido.
Altura: 80cm
Peso: 20kg
Aficiones: Trastear con máquinas
Habilidades: Puede volar con las dos colas.
Hábitos: Desconocido.
Puntos fuertes: No presume de su inteligencia.
Puntos débiles: Le tiene miedo a los fantasmas.
Equidna heroico y poderoso.
Un equidna ferozmente decidido, heroico y poderoso con unos puntiagudos puños que pueden destruir hasta las rocas.
Vive en Angel Island, que flota en el cielo. Se dice que es el último de su tipo, está obligado por su deber a proteger la gema gigante de la isla, la Esmeralda Maestra.
Es el amigo y rival de Sonic. Si Sonic ejemplifica el viento, Knuckles es la montaña: severo e inflexible. Es terco y serio, y a veces ingenuo.
En medio de una batalla contra el malvado genio científico Dr. Eggman, destruyó una de sus armas, causando un vortex espacio-temporal. Cuando volvió en sí, se vio en el mundo de Granzelia.
Perfil:
Género: Masculino.
Tipo: Bestia.
Raza: Equidna
Perfil: Montaña inflexible.
Trabajo: Guardián de la Esmeralda Maestra.
Arma: Puños
Origen: Angel Island
Cumpleaños: Desconocido.
Edad: Desconocido.
Altura: 110 cm
Peso: 40kg
Aficiones: Cazatesoros, Artes Marciales
Habilidades: Trepar y planear
Hábitos: Desconocido.
Puntos fuertes: Actitud seria sin tonterías.
Puntos débiles: No le gusta el sol fuerte.
ARKs
Los Arks son artículos especiales que se pueden equipar a las Unidades (Personajes) y aumentan sus estadísticas y dependiendo del caso proveen de habilidades especiales a estos.
VS. Eggman
Un destello azul:
Un destello azul, Sonic atraviesa el parque de diversiones interestelar conocido como Egg Planet Park. Allí lo espera el malvado genio científico Dr. Eggman, cuyo objetivo es conquistar el mundo. Aunque Eggman lanza innumerables máquinas de combate contra Sonic, este las esquiva brillantemente a velocidades supersónicas. Con la paz del mundo en juego, este es solo el comienzo de su batalla decisiva…
Believe in Myself
Juntos con confianza
Un avión rojo de motor recíproco llamado "Tornado" surca el cielo, el sonido de su hélice es fuerte y claro. De pie sobre sus alas y mirando hacia el horizonte está el aventurero erizo azul, Sonic. Y en su cabina se encuentra su leal compañero Tails, al mando.
Los dos atraviesan el cielo despejado para detener el plan del Dr. Eggman de conquistar el mundo usando de manera indebida las Esmeraldas del Caos, unas piedras misteriosas con el poder de causar milagros.
Sin importar las dificultades que enfrenten, no hay muro que Sonic y Tails no puedan superar.
Green Hill Zone
La Zona Verde Donde Todo Comienza
Sonic y sus amigos corren valientemente a través del exuberante y verde paisaje de Green Hill.
Para frustrar las malvadas ambiciones del Dr. Eggman, unen fuerzas y superan los obstáculos del enemigo, avanzando sin detenerse.
Sus aventuras apenas han comenzado...
Miscélanea del evento
"Un bonito póster de una doncella celebrando el cumpleaños de Sonic"
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