Tumgik
#irá a compartir el pastel con ella seguro
ynhru · 3 years
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feliz cumpleaños, haru!! te conseguí estos pendientes de estrellitas porque brillan como tú, jeje. no sabía cuál era tu sabor de pastel favorito, así que compré uno de vainilla porque a nadie le va mal. deseo que tengas un día tan lindo como tú ~
te quiero mucho!! marie
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thelastdada · 5 years
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Stay - Capítulo Final.
El chico del saco rojo (Capítulo Anterior).
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"Not really sure how to feel about it
Something in the way you move
Makes me feel like I can't live without you
It takes me all the way
I want you to stay."
Stay - Rihanna.
...
Sus manos se estiraron y luego se volvieron un puño mientras sostenía el volante, detalle que su copiloto notó, Seungri se agachó un poco y miró hacia la casa al frente. —Te prometo que estarás bien, además aquí estaré esperándote —buscó tranquilizarlo.
Miró a su lado y esbozó una sonrisa al ver lo adorable que se veía su novio con esa sudadera suya, lo hacía ver como cuando en las mañanas despertaba y se levantaba a tomar su café en la azotea, claro que esa imagen solo era suya. Los demás podían ver eso y preguntarse cómo alguien podía hacer lucir tan bien una simple sudadera extra grande, y quizá luego se respondían a sí mismos que G-Dragon era el único que podía hacer eso. Sonrió de forma más amplia y Jiyong lo miró extrañado. —Dame un beso —el mayor se acercó y le dio uno en cada mejilla y un pico en los labios.
—Vamos, deben estar esperándote —le dio palmadas en la pierna.
Asintió y se quitó el cinturón de seguridad. —No te muevas de aquí, puedo salir en unos minutos —Jiyong lo fue empujando y tomó su lugar cuando lo sacó del auto.
El pelinegro se agachó y lo miró levantar dos pulgares deseándole suerte, ajustó su saco y caminó hasta el portón, presionó un botón y esperó ansioso. —¿Sí?
—Buenas tardes, soy Lee Seunghyun, vengo a ver a... a los señores Lee —pronunció sintiéndose de lo más extraño. Pero quizá y se iba a sentir más extraño diciendo que quería ver a sus padres, todo eso era incómodo.
Las puertas se abrieron y entró sin más, un par de personas reverenciaron ante él y le dieron el paso. —Señor Lee —lo saludaron, reverenció de vuelta y se sintió como si hubiera vuelto el tiempo tres años atrás.
Llegó a la casa y fue recibido por su hermano, quien le dio un abrazo y le dijo que sus padres estaban ansiosos por verlo y por tener un buen rato con él. —Sí, bueno, yo estoy más ansioso.
—No los vas a reconocer, hyung.
Sonrió incómodamente y fue a saludarlos hasta el comedor, dónde ya lo esperaban con diversos platillos en la mesa. Seungri los miró con algo de duda, pero con un sentimiento aún agridulce, aceptó sus palabras y se sentó para acompañarlos a comer. Divagó un poco entre los platillos, notando que había demasiada variedad, y que el esfuerzo era más que obvio. Tomó su par de palillos y eligió primero el pescado, sintiendo claramente la mirada de sus padres, los dos vigilando cada movimiento. Aclaró su voz algo nervioso y prefirió comer lento, esperando a que no fuese él quien tuviera que hablar primero.
—¿Cómo ha ido todo en la empresa? —preguntó su padre, rompiendo ese silencio casi asfixiante.
Esa mañana durante el desayuno, Jiyong le había dado una serie de consejos larguísimos, primero habló un buen rato sobre la importancia de la familia, y luego le ayudó con esas dudas que sabía estaban en la mente del menor. Una de ellas era qué harían en los silencios incómodos, donde Jiyong le pidió no mantenerse del todo callado, le aconsejó que lo mejor sería portarse neutral, dejándoles saber que podían hacer preguntas y hablarle con familiaridad. Seungri suspiró al escuchar esa palabra, mientras Jiyong lo tomó de la mano y le pidió tener la paciencia del mundo, ya que él estaba seguro de que todo iba a salir bien eventualmente. Y allí estaba, escuchando a su padre hacer una pregunta tan casual como podía ser en una comida de familia... la cual Seungri no tenía en años.
Pasó su comida y dio un trago de agua, sintiendo esa ligera presión en su pecho. —Bastante bien, hemos tenido buenos resultados del primer mes y creo que estoy consiguiendo una buena relación e imagen con mis trabajadores. Aunque todavía les parece raro verme en la cafetería en las mañanas... —comentó regresando a su comida y evitando mirarlos mucho.
Escuchó una especie de afirmación de su madre y sintió escalofríos. —¿Vas a la cafetería en las mañanas?
Levantó la mirada y se encontró con sus ojos curiosos, junto a los de su padre. —Siempre que llego al edificio paso por mi café... o té —aclaró casi para sí mismo, recordando que esos días estaba intentando no beber tanta cafeína todos los días.
Su padre bufó una sonrisa cálida, la que desconcertó a Seungri y le hizo sentir su estómago encogerse. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que su padre lo miraba y sonreía así? Mordió su labio ligeramente y se quedó algo desubicado. —Tu bisabuelo hacía eso, cada mañana todos lo veían y lo saludaban en la fila para el café.
—Él siempre fue amigable con sus trabajadores —completó su madre.
Sonrió sinceramente, él no sabía eso de su bisabuelo, hablaban mucho de él, y decían que era la persona más carismática que había. Quizá Seungri había heredado más de lo que le contaban de él. —Es interesante que sin saberlo estás guiando como él, la empresa está llena de generaciones nuevas, y por lo que escuchamos, estás renovando mucho personal, así que confiamos en que llevarás todo por el mejor camino —comentó su padre.
—Gracias por la confianza —musitó algo más tranquilo.
Su hermano lo miró de reojo y le sonrió ligeramente, dándole más comodidad a la situación y dejándolo relajar más sus hombros durante el resto de la comida. Pudo reírse un par de veces, cuando sus padres trajeron a colación ciertas anécdotas de cuando él y su hermano eran más pequeños, mencionando lo mucho que Seungri lo sobreprotegía, y claro, de cuando su hermano era bebé y Seungri lloraba cuando él no dejaba de llorar. Minhyuk tenía los ojos llorosos cuando escuchó eso, y Seungri solo puso una mano sobre su hombro, dándole palmadas. —También lloraba porque debía compartir mis juguetes contigo, no te emociones.
Sus padres rieron y Minhyuk lo hizo igual, él lo miró agachado y borrando esas lágrimas que se formaban, la sensación era agridulce, sin embargo, el lado dulce ganaba. Su hermano estaba ahí a su lado, después de esos años tan oscuros, el menor por fin sabía más de su vida, y eso claramente los hacía sentirse más cómodos.
Y por el otro lado, sus padres estaban sonriendo y sirviéndole un pastel que hicieron solo por su visita, era de vainilla y tenía mucha crema batida. Tomó su tenedor y miró a detalle su rebanada, sintió un nudo en su garganta horrible, uno que lo hizo sorber su nariz para no dejar las lágrimas salir. Pensó en sus últimos cumpleaños, cuando no tuvo un pastel, cuando su familia no le dirigía la palabra, y cuando rompió el corazón de Jiyong. Las olas de sentimientos parecieron reflejarse en lo brillante del chocolate blanco que decoraba su rebanada, sorbió su nariz una vez más y el tono de llamada de un teléfono lo hizo dejar de ver el pastel con esa mirada tan ida.
—¿Sí? —era su padre quien respondía la llamada allí mismo. Minhyuk se sirvió su pedazo de pastel y comenzó a comer tranquilo, él planeaba hacer lo mismo, sin embargo, su padre comenzó a reaccionar de forma preocupante—. ¿De qué hablas? No, espera, háblame con calma, no te entiendo, ¿cómo que renuncias? —Seungri levantó la mirada y miró fijamente hacia su padre. —No, no, ven a casa en cuanto puedas y háblame esto en persona—. Tomó una pausa como escuchando a la respuesta de la otra persona, quien Seungri sentía que sabía quién era—. Mira, no entiendo ni un poco que pasa, ni porque no puedes venir, pero te veo en tu departamento en un par de horas, espérame allí... Sí, bueno, te veo allí a las 6.
—¿Quién era? —Preguntó de inmediato su madre, preocupada por quien le había hecho responder esas cosas.
Seungri juntó sus labios y sintió escalofríos. —Era Changwook, me dijo que renuncia y que se irá del país, o algo así entendí.
Su madre reaccionó totalmente sorprendida, mientras que Minhyuk se tensó y soltó su tenedor, haciendo ruido contra la porcelana, Seungri puso su mano en la suya que ya formaba un puño. —¿Y para que irás a verlo? Si quiere renunciar e irse, que lo haga... —Seungri puso más presión en su mano, sin embargo, sabía que Minhyuk era muy impulsivo y desesperado.
El par de mayores reaccionaron molestos, era obvio que lo harían, y antes de que hablaran, Seungri mantuvo la fuerza en la mano de su hermano y fue el siguiente en hablar—. Deberías ir a verlo, quizá quiera despedirse —intentó persuadir.
—¿Por qué estás molesto, Min? —preguntó su madre, quien notaba a la perfección el cambio de semblante en su hijo menor.
El pelinegro soltó su mano y sintió sus hombros tensarse, Minhyuk no iba a tener un pretexto, y sus padres no iban a creer ni la mejor mentira. Los dos habían sido muy cercanos a Changwook, tanto que lo habían llegado a ver como otro hermano... no era posible justificar esa furia que Minhyuk tenía.
Su hermano bajó la mirada y se quedó callado, provocando que su padre reaccionara entonces. —Min, dinos qué pasa, ¿por qué reaccionaste así?
Seungri sintió toda la presión de las preguntas, puesto que su hermano no tenía ni un gramo de culpa, él solo estaba cargando con las consecuencias de sus decisiones. Trago saliva y suspiró. —Minhyuk esta así por mí —sus padres le dieron toda la atención— tuve un par de problemas con Changwook, le conté a Min y él se molestó también. No le den mucha importancia —intentó concluir.
Sin embargo, para sus padres eso apenas comenzaba. —¿Qué clase de problemas? —cuestionó esta vez su madre— él es como otro hermano para ustedes, no pueden tratarlo así, hayan tenido los problemas que sean, estamos justamente demostrando que la familia tiene que seguir unida a pesar de los problemas.
Y Minhyuk volvió a hablar. —Él no es quien ustedes creen, él le hizo mucho daño a hyung, y está muy lejos de ser familia nuestra.
—Pero, ¿de qué hablan? Seunghyun, explícanos esto —musitó su padre seriamente.
Pasó una mano por su cabello y miró la hora ligeramente, imaginando que Jiyong debía seguir afuera esperándolo, ese breve pensamiento le dio algo de fuerza. —Siéntense —pidió serio, notando como su madre estaba preocupándose más— ustedes saben que él estuvo con nosotros desde que éramos niños, y bueno, yo pasé mucho más tiempo con él, puesto que me daba asesorías y me enseñaba todo lo de la firma —su pecho pesó y la mirada de sus padres no desistía de mirarlo, así que miró de reojo a Min, quien mantenía la mirada en la mesa y parecía ponerse peor.— Con el tiempo, él y yo encontramos que nuestra relación no era solo de amistad o de hermandad... y yo, yo comencé a sentir otro tipo de sentimientos por él —su padre bajó la mirada levemente, seguramente hilando todas esas ocasiones en que los dos estuvieron solos, o que él los unió más. Mientras su madre tan solo seguía mirándolo fijamente—. Él dijo sentir lo mismo por mí. Naturalmente, ese sentimiento mutuo fue creciendo, y él... él fue muchas primeras veces en mí, incluso por él yo termine adentrándome más en las leyes, a pesar de que yo tenía dudas desde ese entonces. Yo simplemente me enamoré, de la forma más estúpida, y por ello arruiné muchas cosas durante esa época.
—Tú no tuviste la culpa, deja de suavizarles las cosas... —musitó su hermano.
Seungri se giró a mirarlo y sintió todo ese pesar en sus ojos anegados a las lágrimas. —Min, sal un momento, ve a mi auto y espérame allí —el menor frunció el ceño, claramente molesto por ser excluido así— por favor, creo que esto debería hablarlo a solas con ellos, y tú ya lo sabes todo —su hermano continuó renuente— no quiero que escuches de nuevo, por favor, hazlo por mí.
Sus padres se quedaron mudos durante la escena, pero miraron a Minhyuk ponerse de pie y retirarse hasta cerrar la puerta tras de sí. Seungri dejó de mirar la mesa y notó que sus padres seguían esperándolo y quizá procesando lo recién confesado... se preguntó si debía seguir o no, si ellos podrían soportar el peso de toda esa historia.
—No quiero detallar esto, pero quiero que sepan que él no es la persona que se presenta ante ustedes, de eso me di cuenta luego de años. Con él aprendí muchas cosas, me dio experiencias importantes, pero a su vez también me enseñó lo peor, cosas que quisiera no recordar y no mencionar. Es una persona habilidosa con las palabras, eso lo saben bien, y pues así mismo me atrapó, y me mantuvo durante ese largo tiempo. Me enseñó que lo que hacíamos nadie lo podía saber, y que ustedes iban a desconocerme si yo decía algo, y a su vez claro, me juraba amor eterno... para mantenerme a su disposición siempre.
Su padre bajó la cabeza y sobó su frente.
—No quiero empeorar la situación, y creo que con esto pueden hacerse un poco a la idea.
—Seunghyun, por dios... —su madre rompió en llanto al terminar esas palabras, se puso de pie y fue hasta él para abrazarlo con fuerza y acariciar su cabello— pasaste por tanto tú solo, y nosotros te orillamos a eso, le dimos la razón al final de todo.
Seungri juntó sus labios con fuerza, sintiendo su cuerpo relajarse y sus ojos llenarse de lágrimas. —Minhyuk no estaba así por esto, paso algo más... —musitó su madre separándolo un poco y mirándolo con temor.
—Él, él llegó a forzarme a... fueron solo unas veces. Y eso solo provocó que todo se terminara de la peor forma —explicó, arreglando un poco la historia, y sintiendo que aun así había hablado de más— así que déjalo ir, no digas nada y deja que desaparezca.
Su padre se levantó y puso sus manos en su cintura, dando una mirada que Seungri había visto contadas veces, o quizá nunca, ya que ni cuando dejó la carrera lo vio así. —Tiene que pagar, no puedo dejarlo así —tajó.
—No, yo ya me encargué de eso. Hablé con él hace unos días, y acordamos que lo mejor era que se fuera, evité que soltara algo de información a algún medio. Lo que sea que él decida inventar, nos perjudica, y aun así si decimos la verdad, la imagen que quedará será imborrable para la empresa y, sobre todo, para tu firma.
—¡Me da igual la firma! ¡Seunghyun, él tiene que pagar por esto!
—Lo sé, así que por favor confía en mí, al igual que se lo dije a Minhyuk, confíen en lo que hice. Por favor —su padre lo miró con manos ligeramente temblorosas y con ojos brillantes, entonces Seungri supo que jamás lo había visto así de molesto—. Yo lo amenacé, contraté a algunas personas e hice que le hicieran entender que no estaba jugando con lo que dije, y es por eso que no quiere que lo veas. Aun cuando lo vi en el hospital, él quería hundirme, así que arreglé todo para hacer que desistiera de eso.
Su madre lo miró extrañada y sorprendida. —¿Lo dejaste en el hospital?
Asintió, generando toda otra historia en su mente —Sé el enojo que tienen, ustedes y Minhyuk, y créanme, que no se compara con lo mucho que yo quería arruinar su vida entera. Pero es perjudicial para todos querer buscar justicia contra él, y sé que les sorprende, pero esta fue la mejor forma. Él tenía entre tomar un vuelo y largarse, o quedarse y ver como poco a poco le quitaba todo —detuvo sus palabras cuando sintió que estaba mostrándose cruel— y eligió sabiamente, así que no lo veas, déjalo ir, poco podrá hacer en otro país sin referencias de toda la vida que trabajó a tu lado.
Su padre lo miró fijamente todo el rato, probablemente entendiendo por fin, que su hijo era un adulto. —¿Dónde aprendiste esto, hijo?
Levantó la mirada y relamió sus labios. —No he llevado cualquier vida, y eso es todo lo que necesitan saber. Frente a ustedes no está el mismo niño que con temor les dijo que ya no quería estudiar leyes, ahora esta alguien que aprendió desde cómo limpiar mesas en una cafetería, hasta cómo solucionar problemas así de delicados. Y a pesar de ello, sigo siendo el mismo niño que adora la crema batida en sus pasteles, quien vive enamorado de lo que hace, y quien sin duda continúa con el sueño de tener su propia familia. Ustedes me enseñaron muchas cosas, tanto buenas y malas, y eso lo agradezco de forma inexplicable. Así que, si quieren seguir formando parte de mi vida, yo estoy dispuesto, mientras respeten la persona que soy y comprendan que quizá no pude ser lo que ustedes soñaron, sino algo mejor.
Su padre no dijo nada y fue hasta él, estiró sus brazos y lo abrazó firmemente, una vez más, haciéndolo sentir débil y pequeño. —Seas quien seas, quieras lo que quieras, aquí vamos a estar para ti. También hemos aprendido muchas cosas en estos años, y podríamos dejar todo lo que tenemos solo para tenerte con nosotros, a ti y a Minhyuk. Son nuestros hijos, y a pesar de todas las diferencias, los amamos tal como son.
Su madre se acercó y lo abrazó una vez más, esta vez se alejó y sostuvo su rostro mientras le limpiaba esas lágrimas que Seungri no había podido detener. Fue abrazado una vez más y agradeció demasiado estar viviendo ese momento, sonrió ante sus padres y les dijo que todo estaría bien y que simplemente tomarán eso como un nuevo inicio. Su madre estuvo de acuerdo, ya que no solo él quería olvidarse de aquellos momentos tan malos en su vida. Se despidió de ellos al poco rato y les dijo que quería salir a dar un paseo con Minhyuk, así que con eso evitó que el menor entrara de nuevo a la casa. Tomó los recipientes con comida y salió prometiendo regresar pronto, fue hasta su auto y vio que Jiyong se agachaba para verlo mejor.
La cajuela se abrió y se dio la vuelta para dejar la comida atrás, notó movimiento y Minhyuk entonces quiso bajar del auto. —Sube, iremos a tomar algo.
Jiyong encendió el auto y le esbozó una media sonrisa al verlo subirse al asiento de copiloto, supuso que Min ya había hablado y que su novio debía estar preocupado. —Todo salió bien, no esperaba tocar ese tema, pero supongo que fue para mejor dejar eso claro desde ahora.
Notó que su hermano estaba congelado en el asiento de atrás. —Fue mejor, quizá si se encontraban él podía decirle algo y malinterpretar todo contigo —comento su novio.
La mano de Jiyong se estiró y tomó la suya en el medio, tocándolo con cariño y dándole un sentimiento de tranquilidad. —Yo no les dije todo Min —musitó mirando hacia su hermano menor— él se irá, y hablé o no, será mejor matar el resto de esa historia. Ellos no sabrán nada sobre Tokio, y quiero que respetes esa historia.
—Lo siento hyung, pero no quería que papá le fuera a arreglar todo, como sabemos que haría —asintió, dándole la razón en ello— era capaz de convencerlo y hacer que se quedara.
Suspiró y miró a Jiyong. —Lo sé, pero ahora mejor olvidémonos de eso y vamos a algún lugar, porque nosotros tenemos que salir esta noche a carretera.
—¿A dónde irán?
Jiyong arrancó y comenzó a salir de la cerrada dónde se encontraba ese complejo de casa privadas. —A casa de los padres de Ji, pasaremos allí el fin de semana. Yo creo que regresaremos el domingo, pero no estoy seguro.
El resto de la tarde fue agradable, Minhyuk pasó un largo rato hablando de música y mostrándoles sus demos, y con ello se llevó varios consejos de Jiyong, quien mantenía una mano en su pierna, debajo de la mesa. Estaban en un bar tomando solo un par de copas de vino, y las luces tan tenues les daban más privacidad, así que Seungri incluso se tomó la libertad de recargar su cabeza en el hombro del pelinaranja. Se rieron con un par de anécdotas de Minhyuk y lo dejaron ir cuando eran cerca de las cinco, el menor se fue tranquilo y contento con ver a su hermano en paz. Además, verlo sonriendo así con Jiyong le hizo sentir todavía mejor, ya que Seungri no estaría solo otra vez.
La pareja se quedó en esa posición exacta, salvo que Jiyong se había recargado un poco más hacia él también, estaban pegados a una ventanita alta que les iluminaba apenas, evitando que la poca gente que pasaba los fuera a reconocer. Ambos tenían los ojos cerrados y estaban disfrutando del jazz que inundaba el recinto, ambientando seguramente a más de una pareja que compartía algo de vino. Seungri se movió un poco y buscó entrelazar su mano con la del mayor, uniéndose un poco más.
—No quiero moverme —susurró Jiyong, el menor estuvo de acuerdo con un murmuro— ¿y si mejor nos vamos mañana temprano?
—Pidamos otra botella, y le pediré a Hoya que nos lleve a casa.
Jiyong se movió y presionó el botón para traer a alguien. —Podríamos ir a beber a mi casa, no hay necesidad de molestarlo.
El menor hizo una especie de puchero y recargó su rostro entre sus manos mientras lo miraba servir lo poco que quedaba del otro vino. —Me gusta este lugar, me gusta cómo se reflejan las luces en ti —estiró una mano y le sacudió el cabello ya despeinado— y me gusta mucho ese brillo que nace cuando estás bebiendo de más.
Un mesero los interrumpió y otro par de botellas fueron entregadas, dejándolos a solas una vez más, Seungri brindó por el momento y se quedó sonriendo ante la sonrisa tímida de Jiyong. —¿Vas a mirarme así el resto de la noche? —le preguntó tomando su teléfono y mirando sus mensajes.
—Eres mi novio, ¿acaso no puedo?
Jiyong continúo sonriendo. —Me pones tímido y... —la sonrisa se borró un poco y Seungri lo notó.
—¿Qué pasa? —el otro estiró el teléfono y le mostró, era un mensaje de Daesung, dónde le decía que al parecer Youngbae no iría a Dolce Vita al día siguiente.
Levantó la mirada y suspiró. —No puedo creer que esté siendo así de inmaduro conmigo. Es la boda de mi hermana, quien es como su hermana también, ¿cómo puede no ir?
—Seguramente llegará el sábado, y quiere evitarse mañana, no creo que no asista —Jiyong no pareció más tranquilo con eso, y el asunto pasó a molestar a Seungri, quien sabía que cargaba con la culpa de dicha pelea. Youngbae no había "aceptado" su relación, y aunque Jiyong dijo que sería cuestión de unos días, al parecer no iba a serlo. Tomó la mano del otro y le esbozó una sonrisa que buscaba ser reconfortante. —Mira, paguemos esto y bebamos luego, mejor sigamos con el plan original.
—No tengo ganas de conducir.
—Yo lo haré, así que vamos, ver el amanecer en la carretera te hará sentir mejor.
Y como lo habían planeado originalmente, ambos se encontraban ya saliendo de la ciudad, envolviéndose en la oscuridad de la carretera y escuchando música aleatoria de la biblioteca de Jiyong. Mientras algo de los Animals sonaba de fondo, Jiyong subió sus piernas al asiento y se acurrucó para quedar de lado, mirando directamente al conductor. —¿No estás nervioso? —le preguntó directamente.
Seungri frunció el ceño, luciendo sinceramente ajeno a la pregunta. —¿Por qué habría de estarlo?
—Verás a mis padres, y a diferencia de la última vez, diremos que somos pareja.
Y una media sonrisa anticipó su respuesta. —Ji, ¿tú crees que ese día no se dieron cuenta? —el mayor levantó las cejas y se quedó pensativo. Porque sí, había pensado en eso, sin embargo, supuso que sus padres no lo notarían de forma tan clara— yo estaba más rojo que un tomate, y apenas y pude hablar. Yo creo que cualquiera pudo notarlo, ¿no?
—No pude ni mirarte ese día, así que supongo que tienes razón... pero, de cualquier forma, ¿no te pone nervioso? Yo estaría muerto al ver a tus padres, siendo tu novio, claro.
Seungri lo miró un par de segundos antes de regresar al camino, esbozando otra sonrisa tierna. —Has visto a mis padres más de una vez, y las últimas fueron bastante amables contigo, ¿de verdad estarías nervioso?
—Por supuesto, me verían con otros ojos, ¿sabes? —Seungri asintió riéndose y él jalo un poco las mangas de su sudadera, jugando con las orillas y juntando sus manos— de hecho, sería la primera vez que alguien me presentaría con sus padres.
El pelinegro soltó una mano del volante y sostuvo su mano izquierda con naturalidad. —Te prometo, que pronto te llevaré con mis padres, y no solo con ellos, haré una reunión familiar para que todos te conozcan —Jiyong sonrió ampliamente y acarició los dedos de Seungri.
—Hmm, de hecho, había olvidado que no solo verás a mis padres, sino a toda la familia Kwon... y bueno, quizá necesitaremos repasar la historia de cómo nos conocimos y eso —y Seungri regresó a esa mirada de cachorro desubicado, lo que lo hizo reírse un poco— mi familia es muy chismosa, y querrán saber de principio a fin nuestra historia. Créeme, mi primer novio paso por un largo interrogatorio.
—Digamos la verdad, que me quede en tu casa y poco a poco surgió algo... —musitó, como terminando la historia en eso.
—¿Y que luego nos envolvimos en un vaivén de drama, porque te metiste con la mafia y te volviste peligroso?
El menor suspiró. —Bueno, si lo dices así...
—Pasaron dos años luego de todo eso, simplemente digamos que tuviste que ir a estudiar al extranjero y que yo esperé por ti —concluyó mirando hacia el camino.
Seungri apretó más el agarre en su mano y se giró a mirarlo por más de un segundo. —Sé que no tenemos la mejor historia, o algo de lo que estés orgulloso de contar, pero no creo que tu familia vaya a quedarse tan tranquila, y menos si llegan a buscar mi nombre en internet.
Jiyong solo bajo la mirada. —Diremos que es mentira, que lo inventaron para perjudicarte, pero que solo fuiste a estudiar.
—¿Estarás bien con eso?
Asintió. —No planeo exponer más, y mientras haya menos preguntas mejor —sostuvo su mano y lo hizo entrelazar sus dedos— además, no es que no tengamos la mejor historia, porque yo siento que sí. Es solo que, no podemos contarla ni a grandes rasgos, y aunque solo cinco personas la conozcamos, será más que suficiente —Seungri asintió y jaló el agarre para poder dejar un beso casto en su mano— y por más que quiera presumirte, tendré que aguantarme.
—¿Qué querrías presumir de mí? —preguntó divertido.
Jiyong se recargó mejor en el asiento y lo miró fijamente. —Todo.
El camino siguió siendo tranquilo, y cerca de las tres de la madrugada Jiyong se quedó dormido, Seungri disminuyó la velocidad y se estiró para poder cubrirlo con la manta roja que había dejado atrás. Acarició levemente su mejilla y lo cubrió bien, regresó a acelerar un poco más y suspiró sintiéndose aliviado. No sabía por qué sentía eso, pero parecía que había perdido una carga inmensa, quizá era la carretera de noche, o quizá Jiyong durmiendo a su lado. Solo sabía que su corazón se sentía lleno, y su pecho ligero, sin preocupaciones... sin temores.
Miró a su derecha solo unos segundos.
Era un ángel, o algo mejor, ni siquiera quería pensarlo a detalle, solo quería apreciarlo y cuidarlo. Quería darle todo. Dejó que su mente no se agobiara y continúo conduciendo por horas, hasta que miró la hora y supo que se acercaba el amanecer de aquel día. Pensó en despertarlo, pero prefirió esperar un poco más, estaban ya a tal vez media hora de llegar a Dolce Vita, así que bajó la velocidad y fue buscando una zona dónde pudieran detenerse. Encontró un pastizal solitario, se desvió y el auto comenzó a vibrar levemente, despertando inevitablemente al copiloto.
—Creo que me quedé dormido... —balbuceó mientras tallaba sus ojos y miraba alrededor.
Seungri frenó y lo miró por fin. —Está por amanecer —pasó una mano por su rostro y despegó unos cabellos de su frente, se acercó y le robó un beso largo.
Luego de unos minutos varias mantas cubrieron una parte del pasto, un par de cojines fueron acomodados, y los dos se acomodaron de forma en que podían ver a lo lejos el cielo iluminándose de a poco. Se acurrucaron fácilmente y compartieron un par de historias sobre los respectivos viajes que habían hecho alguna vez, desde que eran niños hasta la última vez que estuvieron viajando así por carretera. Jiyong comentó que tenía mucho tiempo sin disfrutar un amanecer, y Seungri comentó que él los miraba todo el tiempo en Los Ángeles, al igual que los atardeceres, los que calmaban su mente y sus recuerdos. El mayor besó su cuello y lo abrazó un poco más. Y no hubo más palabras, el sol pareció adormecerlos, y los ojos de ambos se cerraron por unos minutos.
Siendo casi las siete de la mañana, fueron recibidos por un par de trabajadores, quienes abrieron las puertas y les dieron el paso. Jiyong pidió que no dijeran nada de su llegada, para que pudieran dormir un par de horas, pidió que les ayudaran con sus maletas y entonces los llevaron a una habitación. Seungri se quedó maravillado con lo que no había visto bien de aquel día en que fue una visita del lugar, dándose cuenta de que todo era una especie de villa y hotel. El mayor agradeció y cerró la puerta tras de sí, mientras el menor miraba maravillado la vista que tenían del lago al frente.
—¿Te gusta? —el pelinegro se giró y asintió— Elegí la habitación más lejana y la más privada, aquí no tendremos quien nos mire o nos moleste con ruido. Seungri se fue despojando de su ropa y se sentó un momento en la cama, la que también tenía una gran vista, ya que todo parecía estar lleno de ventanales enormes que daban vistas fantásticas—. ¿Quieres dormir o ducharte primero?
El menor pareció ser sacado de sus pensamientos —No tengo sueño.
—Manejaste toda la noche, toma un baño y entonces tendrás sueño, anda —se acercó a levantarlo— no quiero que más tarde estés cansado.
Seungri lo tomó por sorpresa y lo atrapó en un abrazo, pegando su rostro en su abdomen, Jiyong acarició su cabello suavemente y se agachó para poder besar su cabeza con cariño. El menor se removió un poco y entonces lo jaló totalmente hacia la cama, haciéndolo reírse y caer junto a él. Con la camisa medio abierta, el mayor desvaneció su sonrisa y se acercó para poder delinear su rostro con sus labios, empezando por su frente y llegando hasta sus comisuras, haciéndolo jadear y anhelar la unión con sus propios labios. El peso de Jiyong tuvo fuerza y sus labios lo hicieron ponerse sobre él, siendo quien lideró la pasión de ese beso, provocando que Seungri pasara sus manos por su cadera y cintura. Las caricias tomaron su lugar, sus respiraciones ya se aceleraban de forma conocida, y Jiyong sentía punzadas en su entrepierna cada que los dedos de Seungri tocaban firmemente su piel ya caliente. Saboreó sus labios sintiendo que jamás se cansaría de ello, además de que el aroma de Seungri lo volvía loco, era una combinación peligrosa. Dejó sus labios por un momento y siendo cegado por el deseo continúo bajando a besos por su cuello, desabrochó su camisa un poco y se enfocó en sus clavículas, dejando besos húmedos y una que otra marca. Seungri gimió levemente y sus manos lo tomaron de los brazos, no en forma de caricia, sino apartándolo un poco de sí.
El mayor lo miró algo desconcertado, pero al ver su mirada recobró su cordura y comprendió la acción. —Lo siento, lo siento —musitó separándose de él por completo— perdón, no quise apresurarte —musitó, sintiéndose terriblemente molesto consigo mismo.
Hacía solo unos días, en una noche así, Jiyong había intentado tener intimidad con él, sin embargo, fue algo intenso, y Seungri le pidió tener algo de paciencia. Asunto más que obvio y comprensible, pero que Jiyong pareció olvidar esos minutos anteriores.
—Perdón... —repitió apenado y sin mirarlo.
Sintió otro par de movimientos en la cama y su barbilla fue levantada de forma delicada, obligándole a mirar al pelinegro. —Perdóname a mí, esto me está costando más de lo que pensé... —y entonces Jiyong se sintió morir, era cuestión de pensar un poco y ponerse en su sitio. ¿Quién estaría tranquilo luego de haber tenido esas experiencias? ¿Cómo Seungri se sentiría cómodo si Jiyong era intenso con sus acercamientos? Mordió su labio y pensó en lo mucho que eso debía recordarle a esa persona, y a ese tiempo.
—Esperaremos el tiempo que sea necesario, no te preocupes —buscó tranquilizarlo.
Seungri se acercó y le dio un beso lento, un beso conciliador y perfecto, un beso que apaciguó el momento. El mayor se recostó y lo hizo acurrucarse sobre su cuerpo, dejando que su cabeza descansara en su pecho y sus manos acariciaran su cabello, ayudándole a dormir y a olvidar lo sucedido. Él por su parte se quedó mirando hacia fuera, pensando en lo mucho que eso debía costarle al menor, y en las veces en que antes se había portado así, cuando Jiyong asumió que Seungri era un primerizo en ese sentido... cuando en realidad, esa aversión había sido causada, y luego agravada, por Changwook. Cerró los ojos y se juró no repetir ese nombre en su mente, sentía su estómago revolverse y sus manos temblar de la furia que le provocaba. Respiró tranquilo y se ubicó un momento, dándose cuenta de que el menor estaba en sus brazos, y no en los de alguien más. Así que, a pesar de lo sucedido, era tiempo de descansar, ya que para eso habían tomado todo el fin de semana.
Cerca del mediodía el teléfono de Jiyong comenzó a sonar, quiso ignorarlo, pero Seungri despertó primero, el menor se estiró al otro lado de la cama y lo alcanzó. Se tallo los ojos y respondió sin mirar quién era. —¿Sí?
—Hyung, ya estamos en Dolce Vita, ¿ustedes no llegaban hoy temprano? —se removió con cuidado y pudo ver la hora en el reloj de pared.
—Llegamos temprano, pero nos quedamos dormidos, los veo en el comedor en media hora.
Colgó la llamada y regreso a envolver a Seungri con sus brazos y piernas. —Hay que apresurarnos —musitó sin moverse.
—Sí, todos están esperándonos —respondió sin moverse tampoco. Ambos se rieron al mismo tiempo y se quedaron aún recostados por varios minutos.
En lo que la media hora pasaba, Seunghyun estaba paseando sus largos dedos por el piano de cola que adornaba la cocina, Daesung lo miraba de reojo y le sonreía al escucharlo errar varias notas. Los señores Kwon les estaban preparando algo de comer a la vez que esperaban al resto de familia y amigos cercanos, todos habían terminado de instalarse, estaban Soohyuk y Soojoo a la vez que el otro par, esperando aun a la espera de que Youngbae y Hyorin sí fueran a aparecerse. Seunghyun había dicho que no creía que el otro de verdad no asistiera, y que debían de relajarse, era quien seguía empeñado en que solo era una pelea pasajera.
Movieron un par de mesas y todos ayudaron a llevar los platillos a la mesa, organizando una comida improvisada. Dejaron el lugar de Jiyong y Seungri y se limitaron a esperar, a pesar de que ya eran casi cuarenta minutos desde esa llamada. —¿No les importara un poco la imagen de Seungri frente a sus padres? —le susurró a Seunghyun.
El alto se giró hacia la entrada y asintió. —Yo morí y reviví de los nervios, ¿recuerdas? —Daesung asintió sonriendo, teniendo esa vez en mente, de cuando Seunghyun incluso se derramó una bebida encima por accidente.
—Se que Seungri tiene mucha confianza cuando conoce gente nueva, pero son sus suegros, quizá debería apresurarlos —y cuando sacó su teléfono su novio le indico que mirara a la entrada, dónde el par ya se aparecía.
Los padres de Jiyong se pusieron de pie y Seungri se acercó reverenciando mil veces para saludarlos, Seunghyun presionó su hombro para que se enfocara en el sonrojo del pelinegro, Daesung juntó sus labios y se giró a sonreírle a Seunghyun. —Qué bueno que pudiste venir, los chicos me dicen que vinieron conduciendo toda la noche —musitó la señora Kwon.
El resto de la mesa no comprendió del todo la escena, ya que no parecía ser la primera vez que se veían. —Sí, Seungri condujo toda la noche y yo me quedé dormido un par de horas —explicó el de cabello naranja.
La puerta principal se abrió de nuevo y Dami apareció sonriente. —¡Llegó la novia! —exclamó Jiyong sonriendo igual y dándole un abrazo a ambos.
Seungri se puso más rojo, entonces Daesung apretó la pierna de Seunghyun, los dos se miraron con una media sonrisa y siguieron mirando. —Creo que ustedes no se conocen, Dami, él es Seungri, el nieto de la familia Lee, ¿recuerdas lo que te contamos ese día? —Ella asintió y lo saludó con educación.
El par que miraba todo desde su lugar cruzó miradas con la otra pareja, para luego mirar a Jiyong, quien parecía estar buscando las palabras para anunciar algo. La madre de Jiyong les pidió que comenzaran a sentarse para comer, pero entonces su hijo tomo a Seungri del brazo y lo detuvo antes de moverse. —Antes de comenzar, quiero decir algo —los que sabían qué sucedía solo miraban ansiosos, mientras que los padres de Jiyong lucían expectantes, Seungri relamió sus labios y mantuvo esas mejillas obviamente sonrojadas, lo que tenía a Daesung mordiendo su labio para no reírse—. Principalmente es solo para ustedes, porque la mayoría ya lo sabe, o ya lo descubrió —musitó mirando a Dami al final— Seungri y yo somos pareja —soltó casi sin aire.
Seunghyun aclaró su voz en medio del silencio y todos quisieron girar a mirar a los mayores, quien tenía mejor vista de eso era Daesung, por lo que pudo ver como ambos se miraron brevemente y como el señor Kwon se ponía de pie y caminaba hacia ellos. —Bienvenido a la familia —musitó frente al pelinegro, lo abrazó fuertemente y Jiyong pareció aliviado luego de esos segundos de tensión.
Todos sonrieron tranquilos y miraron cómo su madre también iba a darle un abrazo. —Seungri parece que acaba de ver un fantasma —le susurró Seunghyun burlándose.
—Así te veías tú —la sonrisa se borró y siendo quien era, Seunghyun movió el asunto lejos de él.
—¿Y tú cuando conocerás a sus padres? —preguntó a Soohyuk, quien casi escupía su bebida.
La comida fue agradable, Seungri pudo acoplarse pronto y todos lo trataron de la mejor forma, conversaron sobre la boda y todos los detalles que estaban por suceder. Sus padres se despidieron y fueron a supervisar que las flores estuviesen llegando ya, mientras Dami se fue a pasar horas en el salón de belleza.
—Solo quedamos nosotros, ¿qué quieren hacer?
Soojoo se levantó y puso sus manos sobre los hombros de su novio. —Yo iré a dormir, llegué directamente de Paris, y prefiero ser capaz de aguantar unas noches largas con ustedes —Soohyuk estuvo de acuerdo, la acompañó a la habitación y luego regreso con los demás.
—Hay un futbolito arriba, ¿jugamos? —Soohyuk fue el primero en animarse, ya que los dos solían jugar mucho cuando estaban más jóvenes y se la pasaban en bares.
Seunghyun y Daesung se ofrecieron a hacer unas bebidas, y Seungri decidió quedarse a ayudarles también, por lo que se quedaron en la cocina buscando ingredientes. —¿Queremos emborracharnos?
—Hoy no, yo creo, que sea menos vodka —Daesung asintió y comenzó a verterlo a la vez que miraba su teléfono iluminarse a su derecha— Sostén esto —Seungri se estiró y mantuvo la botella en lo que el otro respondía a la llamada. Dejó de servir el alcohol y mantuvo silencio en lo que Daesung escuchaba al otro lado de la línea— bueno, entonces no se muevan de allí, ahora vamos.
—¿Qué pasa?
—Youngbae y Hyorin se quedaron varados a unos quince minutos de aquí, necesitamos ir a recogerlos.
Seunghyun asintió y comenzó a dejar todo en la cocina, Daesung estaba a punto de salir, pero Seungri lo detuvo. —¿Puedo ir con ustedes?
—¿Estás loco? Youngbae probablemente ya venga pensando en matarte, no tienes que apresurarlo... —comentó Seunghyun antes de ser golpeado en el abdomen por su pareja— o si prefieres puedes ir, puedo quedarme con Jiyong y Soohyuk.
Daesung estuvo de acuerdo. —Diles que nos pusieron a ayudar en algo en la recepción, para que Jiyong no salga corriendo a detener a Youngbae —la pareja se organizó al instante, y Seungri fue quien únicamente siguió al castaño, subieron a su auto y se encaminaron rápidamente. Daesung parecía conocer bien los alrededores, ya que dijo que tomaría un atajo, lo cual efectivamente les hizo llegar más rápido a la carretera.
Seungri miró su reloj por tercera vez en ese rato, denotando ese nervio que le causaba encontrarse con Youngbae. Si bien, desde antes quería hablar con él a solas, luego de ver a Jiyong bajoneado varias veces, le dio más urgencia de por fin tener esa conversación. Sin embargo, Seunghyun si le había causado el nuevo pensamiento de que probablemente el mayor querría golpearlo, y vaya, Seungri no pensaba culparlo por ello.
—¿Estás bien? Todavía puedo esconderte en el maletero —bromeó el otro.
El pelinegro asintió serio. —Desde que volvimos quise hablar con él, pero Jiyong me pidió darles su espacio. Así que, siento que sería mejor que hablemos antes de la boda, y que quizá quedemos bien... —Daesung falló al ahogar una risa— ¿No crees que podamos quedar bien?
—No es eso, es solo que... bueno, tú conoces a Jiyong bien, sabes lo celoso que es —asintió atento— pues Youngbae lo es el doble, o quizá el triple.
—Entonces por eso Seunghyun dijo que va a matarme.
Daesung le sonrió en forma algo reconfortante. —Sabes que Seunghyun adora molestar, pero igual no esperes que sea amable.
—¿Crees que vaya a golpearme?
Una camioneta blanca se vislumbró al fondo, y Seungri entonces sintió su estómago encogerse un poco. —Hyorin estará allí, ella lo detendrá en caso de.
El auto se detuvo y las puertas de la camioneta se abrieron, dejando ver a Hyorin primero, y por último a Youngbae junto a un par de bolsas. Seungri bajó y quedó al frente de él, cruzaron una mirada fija, y luego el moreno dejó de mirarlo para ver a Daesung —¿Esto fue idea de Ji? —musitó molesto, se dio la vuelta y fue a abrir el maletero.
Hyorin miró a su esposo y luego a Seungri, quien camino tras él y buscó ayudarle a bajar las maletas, sin embargo, Youngbae no lo dejó acercarse —¿Podemos hablar un momento? —preguntó directamente.
—No tengo nada qué hablar contigo, mejor vete.
—Youngbae, por favor, siquiera hazlo por Jiyong —y entonces sus movimientos se detuvieron, dejó la maleta quieta y lo miró con la peor mirada posible.
—Es por él que estoy aquí, no para hablar con su capricho.
Inhaló con calma y juntó sus labios, buscando las palabras indicadas o la forma en que poder pasar esa barrera que Youngbae le ponía. —No alegaré nada sobre nosotros, a pesar de que fuimos amigos. Solo quiero decirte que de verdad lo quiero, hemos pasado por mucho, y eso nos enseñó que sinceramente queremos estar juntos —el moreno continuó con la misma mirada seria, sin embargo, lo estaba escuchando— eres prácticamente su hermano, y me duele verlo decaído y preocupado por el hecho de que no habías cruzado palabra con él.
—Es por eso que estoy aquí, él lo sabrá cuando me vea.
Asintió serio. —Lo sé, él estará más tranquilo con ello.
—Entonces deja de estorbarme —dijo antes de caminar con decisión junto a la maleta.
Seungri se sintió impotente, y por ello lo detuvo sosteniéndolo del brazo. —Una cosa más, quiero ofrecerte una disculpa, por todo lo que hice pasar a Jiyong... y por traicionar tu confianza. Tampoco espero que estas palabras sean mágicas y nos regresen a la buena relación que teníamos, pero al menos quiero que sepas que de verdad siento mucho todo lo que pasó. Además de que estoy decidido a enmendar cada día en que lo hice llorar, porque yo lo amo Bae, de verdad lo amo.
Youngbae no respondió nada y continúo yendo hacia el auto de Daesung, quien los miraba de reojo, notando que el ánimo era malo y que ninguno decía algo. Los cuatro se encaminaron de regreso en cuanto la grúa llegó y Youngbae se encargó de hablar con el dueño, quien les aseguraba que al siguiente día regresaría la camioneta con batería a Dolce Vita. Durante el corto camino, que se volvió casi eterno, Hyorin hizo preguntas sobre la boda, esperando disipar la tensión, pero no siendo capaz de conseguirlo.
Seunghyun los recibió junto a Jiyong y Soohyuk, quienes observaban ansiosos. —¿Le fue tan mal? —susurró Seunghyun cuando se pudo acercar a su novio. Daesung solo asintió levemente y no pudo decir más cuando los padres de Jiyong se aparecieron para saludar a los recién llegados.
Jiyong miró de reojo a Seungri, quien solo relamió sus labios y se acercó a Soohyuk. —Vayan a instalarse, porque les espera una cena llenadora —musitó su madre.
Los recién llegados fueron hasta su habitación, siendo seguidos por Jiyong, mientras los demás comenzaban a ayudar a sacar las cosas al descanso de fuera, dónde asarían carne y demás.
—Necesita más tiempo, tu tranquilo —musitó Soojoo mientras lo abrazaba por el hombro.
Seungri suspiró sintiéndose derrotado e impotente. —No lo sé, de verdad me miró con desprecio. Y lo que me hace sentir peor es Jiyong. Quizá no debí haber venido...
—Por favor, si no estuvieras aquí ya tendríamos a Jiyong quejándose hasta por los codos sobre lo mucho que te extraña —comentó Seunghyun mientras cortaba carne de la forma más torpe posible—. Youngbae solo tiene que pasar por su fase de negación, luego de eso ya te querrá, tal como a mí —Daesung rodó los ojos al escucharlo— bueno, un poco menos que a mí.
El menor sonrió por la forma extraña en que Seunghyun lo reconfortaba. —Quizá y si te golpeara... —Soohyuk fue interrumpido cuando Soojoo le dio un empujón— aún no terminaba.
—Youngbae no sería capaz.
El modelo se rió. —Bebé, no comprendes aún lo cavernícolas que podemos ser —ella solo cruzó los brazos— quizá si te golpea, el resentimiento desaparecerá y sentirá que ya están a mano —concluyó tranquilo.
—Tiene razón, y es muy probable que eso lo ayude a desquitar eso que tiene contra ti —secundó Seunghyun.
—Podría ser, pero Jiyong jamás dejaría que eso pasara —señaló Daesung, y Soojoo estuvo de acuerdo.
—Bueno, Jiyong no tiene que estar cuando los encerremos en una habitación —Seungri frunció el ceño, y el resto solo rodó los ojos ante el comentario de Seunghyun— estoy apoyando la idea, dejen de juzgarme por asustar al corderito.
El alto fue el primero en callarse luego de haber soltado el comentario, Jiyong se apareció en la entrada y todos fingieron estar haciendo algo, en lugar de estar allí confabulando teorías. —Seungri, ven un segundo —todos se miraron de reojo y el pelinegro lo siguió de inmediato.
Lo siguió hasta una habitación más escondida luego de pasar la cocina, Seungri asumió que nadie pasaría por allí. —Está muy oscuro —susurró cuando llegaron a un pasillo.
—¿Qué paso con Youngbae? —le preguntó directamente.
Seungri apenas y podía verlo. —Nada, simplemente acompañe a Daesung y ya.
—Seungri... te conozco, y sé que seguramente intentaste hablar con él. Youngbae se está portando como un imbécil, y no quise presionar frente a Hyorin, pero contigo si puedo hacer eso —el menor se sintió aliviado por la oscuridad, puesto que gracias a ello no podía vislumbrar bien su mirada inquisitiva.
Suspiró y se recargó en la pared. —Solo me disculpe con él.
—¿Te disculpaste?
Murmuró una confirmación —Más allá de que sea el mejor amigo de mi novio, él es un viejo amigo mío, y yo rompí esa confianza que él tuvo en mí. Entonces le ofrecí una disculpa, y supongo que él necesita procesar eso —escuchó un ligero gruñido de parte del mayor, uno que ya conocía, de cuando algo no lo dejaba tranquilo—. Lo importante es que él está aquí, por ti y tu familia, así que no te preocupes por este asunto, ya se arreglara con el tiempo —se acercó y pasó sus manos por su cintura—. ¿Sí? —un par de besos terminaron por sacar una sonrisa en ambos, dejando las cosas menos tensas y más adecuadas para la cena que les esperaba.
Durante el siguiente par de horas, todo se resumió en Daesung cantando junto al padre de Jiyong y más historias sobre Dami y él de cuando eran más pequeños. Youngbae habló sobre las veces que Dami los defendió alguna vez, y sobre como al final ella era como su hermana. Los demás escucharon todo y se rieron a la vez que bebían por fin los cocteles preparados por Seunghyun y Daesung, razón por la que la mayoría estaban animados.
Sin embargo, durante un escape, Daesung encontró a Dami en la cocina y le pidió el favor de que se robara a Jiyong junto a Soojoo y Hyorin, solo por unos minutos. La novia no hizo muchas preguntas, pero aceptó, ya que de cualquier forma quería enseñarles el vestido, así que salió y excuso a Jiyong diciendo que también deseaba que su hermano viese el vestido antes del día. Daesung cerró las puertas de cristal al verlos subir las escaleras y asintió hacia Seunghyun, quien junto a Soohyuk, habían organizado el plan de emergencia.
Youngbae buscó servirse otro trago, así que se levantó y fue hasta la nevera para sacar otra botella de soju, momento en que vio a Seunghyun y a Daesung pararse en la puerta, cual guardias. —¿Qué hacen allí? —les preguntó extrañado.
Seungri se puso de pie y caminó hasta él. —Necesitamos que golpees a Seungri —musitó Soohyuk.
El moreno los miró incrédulo. —¿Están locos?
Todos negaron, salvo por Seungri, quien solo esperaba. —No, así que, por favor, hazlo antes de que vuelva Jiyong.
Youngbae cruzó miradas con Seungri, a quien vio casi listo para recibir el golpe. —No voy a golpearlo, dejen la tontería —el pelinegro dio un paso más al frente, prácticamente provocándolo—. ¿Qué buscan con esto? —musitó riéndose y apartándose medio paso del menor.
—Solo hazlo, Dong.
—Vamos, de cualquier forma, no vas a tumbarme —habló por fin Seungri, retándolo con la mirada. El cuerpo del mayor se tensó y Seungri supo que estaba yendo por buen camino— es solo un golpe —empujó su pecho buscando romperlo.
Los chicos notaron sus manos formarse puños y supieron que estaba por suceder, fue cuestión de ver a Seungri entrecerrar los ojos para ver el puñetazo dar limpiamente en su mejilla. Seungri cerró los ojos y giro el rostro sintiendo el dolor, pero por supuesto, manteniéndose de pie aún. Youngbae lo miró con furia, notando que el menor parecía estarse riendo, lo que provoco otro golpe en cuanto lo vio recomponerse.
Daesung hizo una expresión de dolor y Seunghyun solo entrecerró los ojos al ver el tercer golpe llegar. Soohyuk miró con admiración como Seungri se mantenía en pie, y miró algo preocupado la expresión que causaba miedo de Youngbae. —¿Eso es todo lo que tienes? —presionó Seungri riéndose.
Youngbae lo sostuvo del cuello y un grito los hizo desubicarse a todos. —¡Dong Youngbae! —Soohyuk fue quien tuvo mejor vista, notando a Jiyong mirándolos desde dos pisos arriba prácticamente matando al moreno con la mirada.
—No te distraigas —musitó Seungri aun siendo sostenido.
El mayor bufó y lo soltó, no sin antes darle un último golpe, el que Seungri permitió que lo dejará caer por fin. Bien podía estar acostumbrado a los golpes, debido a los entrenamientos con Hoya, sin embargo, el dolor obviamente seguía sintiéndose —¡¿Qué demonios Youngbae?! —la puerta fue abierta y las mujeres venían detrás de Jiyong.
Su mejor amigo no le hizo caso y se mantuvo mirando a Seungri con su cara de dolor sobre la madera del descanso. —Está bien Ji —musitó el que estaba en el suelo.
—¡Tú no digas nada! —Daesung soltó el brazo de Jiyong y dio un paso a un lado.
Youngbae continuo sin mirarlo, entonces dejo a todos sin que decir cuando estiró su mano hacia Seungri. El pelinegro tomó la mano y fue levantado de un impulso, se miraron un segundo y el moreno se acercó a la mesa para servir dos tragos de soju, con la mirada lo hizo tomar uno y entonces extendió el vasito de cristal hacia él. Ambos golpearon el cristal y bebieron de un trago la bebida. Y con un simple asentimiento con la cabeza, las cosas quedaron claras para ese par.
—No puedo creer que llegaran a esto, y menos que lo arreglaran a escondidas de mí, y Dami que acepto, no es posible —continuó alegando Jiyong a la vez que curaba la cortada que tenía debajo del pómulo— y si era tan planeado, ¿por qué no se quitó el anillo? Mira cómo te dejo...
Seungri soltó una risita que se convirtió en quejido apenas sintió el algodón con alcohol pegarse más a la herida. —No era tan planeado, todo fue idea de Soohyuk.
—Ese bastardo, cree que todo funciona como cuando éramos más jóvenes.
—Bueno, pero funcionó al final —Jiyong arrugó los labios y terminó poniéndole una bandita que haría presión en la herida.
Una compresa de hielo fue puesta en su ojo derecho, dejando a Jiyong aun mirándolo con preocupación. —Estarás muy hinchado mañana, no sé ni qué le diremos a mis padres.
—Digamos que me caí —recibió un golpe en el abdomen— no te enojes, esto arregló todo para bien. Son unos golpes, pero nada que no he recibido antes, y además fue por ti, así que no me duele siquiera.
El mayor hizo un puchero. —No me gusta verte lastimado, me molesta.
Seungri le alejó la mano con el hielo y lo jaló un poco sobre sí, haciéndolo quedar cerca, tanto como para darle un beso. Soltó su mano y lo hizo pegarse más sobre su cuerpo, entonces pudo besarlo más profundamente, y como quería en ese momento. O, mejor dicho, como había estado deseando todo ese día, y los días anteriores. Quería besarlo con libertad, siendo capaz de tocarlo como antes lo había tocado, sintiendo que era suyo y de nadie más. Sentir el peso ligero del otro sobre su cuerpo, su olor mezclándose con el suyo, su piel tersa al tacto y sus labios deseándolo de vuelta, Seungri anhelaba eso y más.
—Vamos a dormir mejor, mañana será un día largo —Seungri se negó y volvió a besarlo con decisión— bebé, no quiero presionarte —murmuró cuando se separó de él solo un poco.
El pelinegro paso una mano por su cabello y lo acarició cariñosamente. —Quiero hacerlo, retrasarlo solo lo empeorara —movió su otra mano, acariciando su espalda baja.
—¿Estás seguro?
Recibió un beso como respuesta, uno que lo dejo casi intoxicado. —Quiero que me hagas el amor esta noche.
Jiyong lo miró a los ojos, acarició su rostro delicadamente y evitando las heridas, dejó un beso en sus labios y asintió. Apagó las luces apenas estirándose hacia el control y regreso a ponerse sobre Seungri, se enfocó en besarlo durante un rato más, acariciando su cuerpo y quitando su ropa con la mayor calma. Seungri gimió varias veces al sentir las caricias tan tortuosas que Jiyong podía regalar, jadeó al sentir sus pezones ser succionados y cuidados por los labios de sus sueños. El mayor sonreía satisfecho con cada reacción en el menor, por fin sintió que la barrera de la tensión en sus recuerdos se estaba rompiendo, razón por la que se estaba empeñando en ser sumamente cuidadoso. Bajó su bóxer con lentitud y masajeó sus piernas en el transcurso, se deshizo de su ropa interior también y de la playera por igual, quedando tan desnudo como él. Lo notó atento a su cuerpo, y eso lo encendió un poco más, y es que solo una luz de luna los iluminaba, volviendo demasiado sensual la escena.
Mantuvo sus besos sobre sus piernas, apretándolas un poco y encaminándose a la erección ya formada de Seungri. Lo sostuvo con su mano y sintió el escalofrió que le causo, lo acarició con la mayor calma, dejándolo sentirse cómodo con la sensación, dando un muñequeo casi rítmico. Cuando lo sintió más duro fue que decidió dejar que su boca entrara un poco en el juego, lamiéndolo así desde la punta antes de dejarlo entrar hasta dónde podía soportar. El gemido de Seungri no hizo más que motivarlo, y la mano que sintió entre su cabello lo hizo causar sonidos vulgares ante cualquiera que pudiera escuchar lo que sucedía. El cuerpo del menor se contrajo un poco y Jiyong lo tomó como señal para detener su felación y así subir a besos por su abdomen. Seungri le regresó las caricias al tenerlo sobre sí, masajeó su trasero a la vez que recibía otra sesión de besos por parte del mayor, quien subió un poco más su cuerpo y lo dejó besando su cuello a la vez que con ello rozaba ambas erecciones.
—Te amo —murmuró el menor cuando volvió a tenerlo frente a sus ojos.
Jiyong sonrió. —Te amo —respondió.
Luego de prepararlo con la mayor delicadeza, Seungri rogaba por ser penetrado, siendo así acomodado por Jiyong, quien lo tenía en la misma posición, pero con una almohada bajo la cadera. Se mantuvo sobre su cuerpo y lo miró fijamente a la vez que entraba en él, lo miró juntar sus labios para luego jadear al sentirlo más y más. Un pequeño asentimiento lo hizo entrar por completo, y un suspiro le confirmó que todo estaba bien. Movió suavemente su cadera y las reacciones de Seungri le dieron permiso de continuar, para luego ser sus manos las que lo hacían moverse con más intensidad. Los dos llenaron la habitación de gemidos y jadeos fuertes, Jiyong había encontrado el punto y por ello no dejaba de embestir con fuerza al menor, quien solo le pedía que no se detuviera.
—Voy a terminar... —musitó entre jadeos, haciendo que Jiyong lo mirara disfrutar de ese placer.
—Mírame, mírame —le pidió mientras se pegaba más y pasaba una mano por su frente, despegando su cabello empapado en sudor.
Seungri lo miró y un segundo después terminó por liberarse sin un solo toque en medio de los dos, su esencia quedó sobre su abdomen y su pecho, mientras Jiyong dio una embestida más para terminar dentro de él y tumbarse sobre su cuello con un gruñido. Ambos se quedaron dormidos luego de limpiarse y envolverse en la sábana, se quedaron totalmente desnudos y totalmente satisfechos con ese rato juntos.
Al día siguiente, las alarmas fueron las que despertaron primero a Jiyong, las apagó y miró a su derecha, donde Seungri dormía profundamente a pesar del ruido. Lo observó un poco y acarició ligeramente sus heridas, notando que su ojo si se había hinchado levemente, y que al menos la cortada era cubierta por la bandita. Peinó su cabello y lo cubrió mejor con la sábana, comenzó a levantarse con cuidado, pero falló cuando una mano lo regresó a la cama. Dejando su cuerpo caer, Seungri se acurrucó en su pecho al instante. —Me duele todo.
Soltó una risita y sostuvo su mano. —No me hagas recordarlo, todavía tengo que asesinar a Youngbae.
—No precisamente por eso.
—Oh —se agachó y le dio un beso en la frente— lo siento, pero tú no estabas precisamente cansado.
—Lo sé, la siesta nos dio más fuerza.
Se rieron un poco y Jiyong terminó por levantarse por fin. —Déjame buscar algo para que no estés adolorido —alcanzó una camiseta blanca y solo se puso eso para ir hacia la cocina, dejando que Seungri se deleitara con las transparencias de la camiseta y con sus piernas desfilando libremente.
Se movió un poco para quedar sentado, sintió dolores conocidos, pero diferentes al mismo tiempo. Luego de tantos años teniendo experiencias así, era la primera vez que, además de sentirse emocionado al respecto, su corazón se aceleraba al recordar, y un sentimiento de plenitud lo abrumaba. No había ansiedad por el futuro, no había miedo de si lo que pasó en ese cuarto se descubría... ni mucho menos había llanto y dolor físico y emocional. Seungri estaba disfrutando por fin de lo que era ser amado de vuelta, había conocido lo que era hacer el amor y sentir que no había nada mejor que despertar a un lado de esa persona. Y, sobre todo, estaba por fin conociendo lo que era querer pasar el resto de sus días al lado de alguien... como su abuelo se lo dijo en su momento, alegando que por su abuela era que él se había establecido en Seúl.
Seungri miraba esa sonrisa tímida y sabía que sería capaz de hacer cualquier cosa por él.
—Toma, esto te dejará como nuevo —le extendió una taza de té y una píldora.
Bebió toda la taza y se la entregó de vuelta. —¿Cuánto tiempo nos queda?
Jiyong se estiró por su teléfono y notó que ya eran casi las once. —La ceremonia será a las dos, pero abajo ya debe estar llegando mi familia. ¿Te parece quedarnos una hora más? —se metió debajo de la sabana y no lo dejo responder.
—¿Quieres dormir todavía?
El mayor ronroneo y lo abrazó al recostarse en su pecho. —Tendremos una noche larga.
Y luego de una hora y media, los dos se levantaron debido a los golpes en la puerta de su habitación, era Daesung quien había sido enviado a ver si seguían vivos. Jiyong corrió al baño para ser el primero en ducharse, mientras que Seungri abría las maletas en medio de la habitación, abrió las bolsas que estaban colgadas y sacó los atuendos que tenían planeados. Miró la hora en su teléfono y fue a apresurar a Ji, quien le pidió que llamara a Soojoo y le dijera que la necesitaba, lo hizo así y se quedó esperando por su turno en el baño.
Luego de la ducha más que reconfortante, salió para encontrarse con Soojoo peinando a Jiyong, terminó por colocarse el saco y buscó por su corbata. —No, espera, encárgate de él.
La rubia le hizo señas y lo hizo sentarse en el mismo sitio. —Fui la que pensó que la idea de los golpes era absurda, pero al menos funcionó —comentó mientras le aplicaba base en el rostro.
—¿Tú también sabías? —se quejó el de cabello naranja.
—Soohyuk tuvo la idea cuando fuiste con Youngbae y Hyorin, pero no supe en qué momento se organizaron —Seungri sintió algo de presión en su ojo y se quejó— lo siento, pero la base está ayudando.
Jiyong se acercó y asintió. —Durante el día la pastilla también te bajara la inflamación del ojo —lo tomó de la barbilla y analizó mejor la hinchazón— te juro que voy a matar a Youngbae, y a los que organizaron esto.
Soojoo soltó una carcajada y siguió maquillándolo. —Lo peor es que Seunghyun sí se salió con la suya, porque de cierta forma los encerró —se burló.
—Muy bien, Seunghyun también fue un causante.
Terminaron de arreglarse y salieron por fin de la habitación, Jiyong se detuvo a media escalera y ajustó mejor la corbata de su novio. Le sonrió y lo tomó del brazo para continuar caminando, llegaron hasta la cocina y se encontraron con los demás. Seungri sintió la separación y vio al mayor ir hasta Youngbae para darle un empujón. —Detesto la forma, pero gracias —musitó antes de abrazarlo.
Seungri esbozó una sonrisa tímida y Youngbae pareció corresponderla antes de mirar a Jiyong de nuevo. —Hyorin ya me regaño lo suficiente.
Y entre saludos y más saludos, Seungri terminó de conocer a toda la familia de Jiyong, quien se mantenía a su lado presentándolo y evitando que alargaran las conversaciones. Todo estuvo a salvo, al menos hasta que fue el inicio de la ceremonia, donde Jiyong se situó en la orilla de la primera línea, con Seungri detrás y los demás en alguna fila de atrás. La ceremonia no fue larga, fue tal como Dami la deseaba, breve y emotiva, al grado de que más de una persona estaba lagrimeando. Jiyong sostuvo la mano de Seungri cuando los miraron darse un beso al final, el menor se acercó y le extendió el pañuelo de su saco, mirando con una media sonrisa como se limpiaba discretamente.
Las personas comenzaron a dispersarse hacia la zona de la recepción, dejando que solo la familia se tomara fotografías con los novios, Jiyong se soltó de Seungri y fue al frente cuando toda la familia Kwon se juntó. La mayoría fueron dispersándose y dejaron que solo sus padres y Jiyong quedaran posando, el pelinaranja le hizo una seña al fotógrafo y caminó para tomar a Seungri del saco y jalarlo. —Ji, son fotos familiares —le susurró mientras avanzaban a través de los demás.
—Lo sé —murmuró con una sonrisa mientras le acomodaba bien la corbata y le colocaba el pañuelo.
Sus padres sonrieron y se recorrieron para darle un espacio, Seungri pudo sonreír cuando la señal fue dada, a pesar de que su estómago estaba dando vueltas. Su mente seguía repitiéndose que aquello era una foto familiar, una que quizá sería enmarcada y puesta en esa pared que los Kwon tenían dedicada a fotografías familiares. Seungri se convertiría en un miembro de esa familia.
—Vamos, tenemos que buscar nuestros lugares —asintió. Caminó junto con él y sintió varias miradas sobre si, las ignoró cuando se unió a los demás, dejando que esa ligera tensión desapareciera.
Sin embargo, Jiyong fue llamado por unos familiares y lo dejó a solas cuando ambos se habían levantado por postres, relamió sus labios y alcanzó a escuchar como hablaban de él casi a su lado. Eran un par de adolescentes, quienes murmuraban sobre su nombre y lo conocido que era, una de ellas incluso alzó la voz comprobando su identidad mientras sostenía su teléfono. Terminó por poner más trufas en su plato y caminó de vuelta hacia la mesa donde los demás estaban. —¿Quieren? —algunos tomaron unas y Soohyuk terminó levantándose por más.
—Te desapareciste —musitó Jiyong cuando regresó a sentarse a su lado.
Asintió. —Les traje postres —señaló el plato, Jiyong no dijo más y colocó su mano en su pierna, de forma natural.
Las luces se apagaron en su mayoría, dejando que solo los adornos de mesa iluminaran con las velas, la novia se movió de la mano del novio y se juntaron en el centro de la pista de baile. Se anunció que iniciarían un vals. Seungri miró todo con detalle, al punto en que se sintió desconectado de los demás, tan solo miraba a la pareja moviéndose melodiosamente al ritmo de John Legend. Era extraño, pero Seungri comenzó a desear eso... ¿quizá se estaba volviendo viejo? No quería profundizar en su propia mente, entonces se dejó llevar más por la música, y por la mano que apretaba con la suya en su pierna, recordándole que no estaba mirando eso y anhelando tener a alguien, sino que estaba anhelando tener eso con la persona a su lado.
Jiyong se pegó más hacia Seungri, como queriendo decir algo que nadie más debería escuchar, razón por la que el pelinegro salió de su trance y se acercó a él de vuelta —¿Estás bien? ¿Te molestó lo de la foto?
Una voz irrumpió entre los dos y el presentador invitó a las demás parejas a acompañar a los novios en la pista de baile, Seungri se giró a mirarlo, notando que el mayor ni siquiera había prestado atención a lo que anunciaron. —¿Me concedes esta pieza? —musitó sonriente.
El pelinegro paso su mano por la cintura de Jiyong y lo acercó a su cuerpo, obligándolo a cruzar un brazo tras su cuello y a tomar su otra mano con delicadeza. Las luces de los centros de mesa se veían distantes, Seungri pegó su frente a la suya y cerró los ojos, moviéndose melodiosamente mientras escuchaban Linger de The Cranberries. El mayor se preguntó si aquella se volvería su canción. Mantuvo los ojos cerrados y disfrutó cada segundo de ese baile, sentía el aroma de Seungri mezclarse con su colonia, sentía la calidez de su cuerpo cerca, la firmeza con la que lo sostenía, y la seguridad que eso le brindaba era inefable. Jiyong sentía que estaban flotando lejos de ese lugar, tal como en las películas, sentía que solo estaban ellos dos solos.
Y quería eso por mucho, mucho tiempo.
—¿Podríamos pasar toda nuestra vida así? —susurró el menor, provocando que Jiyong sonriera ligeramente, como si no solo sus corazones estuvieran entrelazados, sino también sus mentes.
—En este momento te puedo decir que sí a todo.
Seungri ronroneó y lo juntó un poco más, soltó su mano y lo sujetó mejor de la cintura, mientras Jiyong cruzó sus manos tras su cuello y se separó para mirarlo mejor. —No sé por qué me siento observado —musitó sin dejar de mirarlo, y con cierto temor a mirar alrededor.
—Vi que una de tus primas me encontró en internet y casi gritó a mi lado, tal vez eso ya se propagó. —Jiyong bufo una sonrisa— y también podría ser que estamos bailando extremadamente lento.
Se percato de eso cuando la canción estaba por terminar, miró alrededor y notó que apenas y se movían, a comparación de los demás. Relamió sus labios y se separó de él cuando la música dejó de ser la excusa. —Ven —continúo tomándolo de la mano y lo llevó hasta el otro lado del recinto, donde no había invitados mirando y no podían interrumpirlos.
Apenas quedaron ocultos tras un árbol, Jiyong lo sujetó del saco y lo besó con pasión, entrelazó sus labios y lo besó con esas ansias que lo carcomían adentro. Seungri lo abrazó y terminó pegando su propia espalda contra el árbol, sostuvo a Jiyong y lo besó de vuelta, sintiendo perfectamente esa necesidad.
—Moría por besarte —murmuró cuando se separó para respirar.
Recibió otro beso, así como respuesta, y no solo ese, sino varios. Seungri incluso llevó sus manos a su cadera, pegándolo contra su cuerpo, elevando el nivel del momento. Y poco les importo estar a mitad de la oscuridad y ensuciarse de lodo, se rieron de ello y corrieron hasta su habitación para cambiarse rápidamente, se besaron un rato más mientras se cambiaban. Corrieron de vuelta a la fiesta cuando los padres de Jiyong los buscaban, se rieron de forma cómplice cuando les preguntaron sobre sus atuendos y se aferraron el uno al otro en la pista de baile por el resto de la noche. Pasaron una de las mejores noches de sus vidas, terminaron durmiendo a las nueve de la mañana, con ropa y sin deshacer la cama, tan solo cruzando sus piernas y rozando sus manos al centro de las almohadas, tal como lo harían desde ese día hasta el final de sus vidas.
Más de un año después, recordaron la canción sin problemas, y entonces fueron esa pareja que tuvo su primer baile en ese mismo jardín en Dolce Vita, luego de ese día en que bailaron un vals por primera vez. En el momento en que se volvieron la atención de todos, Jiyong le susurró que no era el primer vals juntos, le dijo que solo era uno más a la lista. Seungri dejó un beso en su mejilla y le respondió que la lista jamás terminaría. Claro que, segundos después y en medio de lo emotivo del momento, Seungri cayó en cuenta de algo, susurrándole que habían sido los más tontos del mundo. Jiyong abrió los ojos y le ayudó a romper el momento, puesto que Seungri comenzó a decirle que prestara atención a la canción... el recuerdo más tonto de la boda fue aquel, cuando en medio del primer baile de esposos, se dieron cuenta de que su canción era la más inadecuada del mundo. Sin embargo, días después, y durante la luna de miel, Jiyong tomó la melodía e hizo una canción solo para ellos, una que nadie más escucharía jamás.
Y sobre la luna de miel, eso fue otro ejemplo de cómo su relación seguía siendo la de un par de adolescentes, ya que, debido a un olvido, terminaron en un hostal poco confiable en España. Además del hostal, se la pasaron corriendo por las calles estrechas de Andalucía, mojados por la lluvia y achispados por el vino, terminando así acurrucados en una cama individual y semidesnudos por el calor abochornante. Y el patrón se repitió, visitaron muchas ciudades de España cual mochileros, salvo por la maleta enorme de Jiyong que a veces les impedía tanto movimiento, pero pasearon visitando los bares que les recomendaban, hicieron una competición de las mejores tapas que iban comiendo, y haciendo un álbum de los mejores helados. Álbum que Seungri quería presumirle a Seunghyun en cuanto volvieran. Jiyong compró tanta ropa que terminaron comprando otra maleta enorme, la que resulto ser lo más caro del viaje cuando llegaron al aeropuerto. Seungri se burló de eso durante muchos días.
Otros años más pasaron, y durante un fin de semana en casa de Daesung y Seunghyun, a las afueras de Seúl, fue que Seungri recibió una llamada importante. Su abuelo había fallecido esa misma tarde. Jiyong y sus padres lo acompañaron, Seungri fue quien tomó el control de todo, fue quien organizó el funeral, fue quien firmó todos los documentos necesarios y fue quien quedó a cargo de todo el Grupo Lee. Luego de cuatro días de ser la cabeza de todo, Seungri se rompió en los brazos de Jiyong durante una noche, lloró como cuando era un niño, se abrazó a su esposo y le pidió que no lo dejara solo. Jiyong mordió su labio evitando llorar otra vez, y para distraer su dolor, acaricio su espalda hasta quedarse dormido. Limpió sus mejillas y los acobijó a ambos, lo envolvió en sus brazos y dejó un beso en su frente, murmurándole que todo estaría bien.
A finales de ese año, durante todo octubre y noviembre, Jiyong y Seungri organizaron su mudanza, el proceso había sido largo, pero moverse de Seúl a Los Ángeles no era algo sencillo. Seungri había dejado el Grupo Lee a cargo de Hoony, él continuaba siendo el mayor accionista, pero había cedido su cargo, en cambio, ahora él y Jiyong persiguieron otros caminos. Una cadena de restaurantes de ramen y una marca de ropa y accesorios. Seungri continúo siendo miembro activo de los Yakuza, teniendo un papel importante en el mismo clan, pero bajo las órdenes de Naoki, quien ahora lideraba en Los Ángeles. Jiyong jamás tuvo objeciones con eso, entendía que eran otra familia de Seungri, e incluso al poco tiempo de casados, lo hicieron sentir parte de esa familia por igual.
Al segundo año en Los Ángeles, sus amigos fueron llegando a la casa un día antes de navidad, pasarían las festividades con ellos. Seungri y Hoya cocinarían, mientras Jiyong envolvía regalos y los colocaba bajo el árbol que adornaba su ventanal de la entrada. Durante la preparación de la cena, Seungri no dejaba el teléfono solo, cocinaba y miraba de reojo si tenía alguna notificación, pero no había nada. Los invitados fueron llegando junto a sus muchas bolsas de regalos, las amontonaron en el árbol y comenzaron a prepararse para cenar. Las velas del comedor fueron encendiéndose y Jiyong pudo ver como Seungri deslizaba la puerta de cristal de la cocina y salía al jardín con su teléfono. El pelinegro regresó y corrió hasta él, miró alrededor y le mostro su teléfono, en la pantalla se vislumbraba la confirmación del último paso de aquel proceso que los tenía tan ansiosos. Jiyong no pudo evitar llorar, Seungri lo abrazó y le murmuró que tendrían una hija, que por fin tendrían una pequeña.
Al final no solo una niña les hizo compañía, un niño llegó un año después, y desde ese momento las cenas de navidad necesitaron un comedor más largo. No solo los chicos llegaban, sino que sus propios hijos los acompañaban también, aquello se había vuelto una tradición. Los niños jugaban en el jardín, los adultos se reían y bebían en el salón, todo parecía el sueño más irreal. Jiyong sostenía la mano de Seungri sobre su pierna y a veces no creía estarlo haciendo. Seungri acobijaba a Jiyong en las mañanas, y tampoco creía estarlo haciendo.
Luego del sufrimiento, del dolor, y de las noches amargas, los dos habían conseguido todo eso, esa vida que no imaginaban, y que les llenaba de satisfacción. Los altibajos sucedieron, y a pesar de las peleas fuertes que llegaron a tener, todo eso se esfumaba cuando miraban a sus hijos sonreír, o cuando podían besarse como adolescentes cuando estaban a solas. Jiyong sabía que no tenía que pedirle a Seungri que se quedara, y Seungri sabía que no tenía que volver a verlo rogar para quedarse.
Sabían que todo estaría bien, siempre y cuando se tuvieran el uno al otro.
Hasta que el amor se les terminara, hasta que la muerte los separara.
Fin.
Gracias.
De todo corazón, les agradezco demasiado el tiempo que dedicaron al leer esta historia y a comentarla y esperarla. Aprecio mucho todos esos comentarios y votos, quizá han leído algo así de alguna otra autora, pero no tienen idea del peso tan grande que deja un simple comentario. Nos motiva a continuar y a saber que lo que estamos compartiendo esta causando emociones en alguien más. Así que, siempre tómense aunque sea un minuto para dejar un comentario en las historias que siguen, las autoras se los agradecerán muchísimo.
Y en cuanto a mi, de nuevo gracias por querer tanto esta historia y por aguantar los meses en que no había ni rastro de nuevo capítulo jaja, de verdad pase por mucho con este fic. Es mi primera historia así de larga y por ello tiene un lugar muy grande en mi corazón, y el hecho de que fuera tan querida no puedo sino tenerme más contenta.
Y no les voy a mentir, llore mucho escribiendo el final TwT jajajfhjdfh
Bueno, no más cursilerías, espero que hayan disfrutado de toda la historia y pues eso... espero se animen a leer alguna de mis otras historias, o por si no, nos veremos cuando inicie otro gri uwu
¡Les mando un beso y un abrazote!
-Liz.
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