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#joan aniorte
joananiorte · 4 years
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Miro el cielo.
Observo el canto de oscuras huellas.
Alguien deslizó un secreto hace tiempo.
Todo usurpa un desvelo:
el conjunto es ruido,
lo singular se niega.
Días han transcurrido.
Todo y nada ha sido dicho:
lo relevante es relativo;
quien transcurre por lo eterno
nos es desconocido:
se hospeda un ser en otro ser
sin hacer alarde de ello.
Todos tenemos sed
más no buscamos beber lo mismo:
unos, con ansia de conocer,
otros, con rabia hacia lo desconocido.
Lo escrito es una maldición
si quien lee aborrece el libro:
bien el secreto jamás aparece,
bien quien no duerme permanece dormido.
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somosletras · 8 years
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Dijeron.
Me dijeron “si tenemos tiempo ya salimos ganando” y yo lo entiendo, todos queremos subsanar heridas, queremos rellenar esto de vivir con consuelos y mentiras, porque hay días que todo no es tan bueno y los bosques son heridas que brotan del suelo, tan bonitos y esbeltos que parece que nunca ha brotado una lágrima por ellos, las nubes son un muro incierto que emancipa al universo, nos hacen olvidar que existe todo fuera de este mundo incierto, los trenes hacen mucho ruido, los cláxons de los coches son molestos, más molestos de lo que algo desquiciadamente molesto podría serlo; quizá lloren los niños  del vecino, quizá sea  la gente que habla muy alto, no lo sé; el viento que lleva polvo también es molesto, la lluvia insegura que se deja pasar a ratos también resulta molesto, no lo sé.
Menudo invento eso de querer tiempo, si al final lo gastamos en una conversación cualquiera y se lo lleva mismamente el viento, queremos una cantidad de tiempo  cualquiera que considerar poco  o menos depende de su relevancia y si ya hemos estado muertos y vinimos a la vida y seguimos viviendo y seguimos muriendo y todo lo que se podría hacer se ha hecho, y lo que no es lo que repetimos porque lo pensamos sin quererlo, lo más grande que nos queda y a la vez lo más pequeño es cobijarnos al amparo de  nuestros sueños, porque no hay nada más triste, más bueno y más cierto que imaginar todo lo que no nos da el tiempo, porque al final sólo queda eso: el tiempo en el que todo es y en el que todo ha dejado de serlo.
Joan Aniorte.
www.joananiorte.tumblr.com
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noticiascantautores · 7 years
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Gala 12 de 'Tu cara me suena' | Lucía Jiménez gana su primera gala después de imitar junto a ...
Después de traerse a Secun de la Rosa para imitar a Lolita Flores y a Joan Manuel Serrat, Pepa Aniorte se transformó en Elsa Baeza con 'Oye', una canción muy de moda gracias a la versión de Chayanne. La actriz murciana consiguió transmitir el alma del personaje, clavando la gestualidad y los ... via Cant http://ift.tt/2l1rcix
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Tu cara me suena: Lucía Gil se gana al público con su dulce Jeanette
La Gala 11 de Tu cara me suena no dejó indiferente a nadie, especialmente al público del plató que ejerció el voto decisivo para determinar la actuación ganadora de la noche. Todos los ojos estaban puestos en Lolita cuando se vio por primera vez imitada en el plató de Tu cara me suena de la mano de Pepa Aniorte que, junto a su amigo Secun de la Rosa que hacía de Joan Manuel Serrat, transportaron…
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joananiorte · 4 years
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¡!
Desde que el acto, el hecho, el sentimiento pasa a ser un verbo, un sustantivo,  en definitiva, una palabra, un cuerpo, sucede la fuerza a la intención precoz
               prematura, innata; yerma aún.
El tiempo sólo fue así dicho  cuando se descubrió el cambio; el cambio hizo gala de presencia cuando se atisbó existencia.
Si vinimos de un espacio inocuo nominamos la ética para llamar al orden, ¿se busca en la condena dominio o redención?
Nadie empuña la verdad, nadie nunca lo hizo.  Nada nació del cambio,
               siempre todo lo ha sido.
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joananiorte · 5 years
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Alzar el vuelo
Volar debe ser sumergirse en un campo de sueños donde todo es trémulo antes de adentrarse en ellos
alzarse sobre el mundo es alzarse también sobre uno mismo,
empujar los límites hacia nuevos límites,
atisbar nuevos olvidados escondites
una vez se alza el vuelo quién querría posar
los pies de nuevo en tierra, quizá solo
a quien le desespere el cambio continuo,
nadie es un remanente en este oscuro cielo
que mueve sus faros según el fervor de un mundo muerto
nada inquieta: ni el soslayo, ni la ceguera,
tiempo ha del deber de saber dónde estamos, volar debiera ser tender insistentes puentes hacia monumentos de tristeza ya olvidados
ya en el vuelo nadie querría posarse de nuevo en tierra,
más marchar debe ser recordar el origen,
un origen que nunca cambia, se mantiene perenne, eterno contexto, no como un nombre
que sólo sirve para ser llamado
el origen, la raíz, la horma del zapato
allí donde yacen todos menos nosotros, todos quienes deben ser recordados
no hay lugar sin un nombre que pueda ser recordado, todo lo demás es intrascendente y lejano, nadie quiere volver donde no exista un recuerdo cálido
nadie quiere marchar hacia dónde nada le espera
salvo que la tierra primera que le observa sea la raíz del odio y la desaprobación, una tierra que ya a nadie venera, ni a uno mismo, y sólo ofrece soledad y tristeza
ya en el vuelo nadie querría posarse de nuevo
salvo quien entiende que la muerte llega de soslayo
entonces hay quien acelera deseando ser más rápido y llegar a una meta nueva donde la muerte no acecha, no conoce, no llega:
afortunadamente no existe esa tierra
quien vuelve de nuevo a la tierra es quien entiende la muerte no como una frontera, si no como el regazo de un árbol donde formar parte del fruto que dará vida a una vida nueva
posarse en tierra no será abandonarse a la ligera si no conocer el abismo interior que dentro de uno habita
estar en paz con cada racimo de vida, darse el lujo de concentrarse en tomar aliento para una desconocida aventura nueva
volar debiera ser sumergirse en un campo de sueños de forma voluntaria donde todo es trémulo al adentrarse en ellos
...morir también
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joananiorte · 5 years
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Imposición del silencio
Normal que mueran, aseguras con sencillez, es normal que caigan: no sacan a pasear el alma, esconden las cicatrices, en definitiva mucho hablan pero no viven.
Cómo no van a morir, insistes, si la apariencia los vuelve marginales: la supervivencia es un juego de olvido, la indiferencia ante el dolor de otro dejó de ser ya rubor en la calle.
Normal que mueran, dices, normal que caigan: no sacan a pasear el alma, sólo fingen.
A nadie le pertenece el nombre más que a quien evoca un recuerdo, un mar del silencio baña a las criaturas adoctrinadas sobre un manto violento, si bien es el tiempo quien tiene sabor a cura también es porque ofrece textura de olvido y olvidar no es si no ocultar la herida de quien por terror esconde un dolor aprendido.
No hay paz para quien conoce la guerra, ni sílabas que endulcen lo ingrato.
Conozco la revolución de un corazón ordinario: dejadez hasta la muerte angustia y sollozo ante el último llanto; si nacimos ignorando la vida moriremos ignorando el pasado el espejo es la cura del alma para quien observa con cuidado.
Mirar a uno mismo es observar un abismo: el abismo acecha aunque sea ignorado, tiempo ha pasado desde que la palabra era una brisa, hoy es un castigo, nos doblegamos ante aquello que decimos, como se doblega quien suplica al recién enterrado.
Que me hablen del tiempo quienes sepan domarlo, que la congoja solo aprieta y es normal que muramos: nos encogemos ante el murmullo de un silencio que tras su presencia impone a quienes hablan el duelo por callarnos.
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joananiorte · 5 years
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La mortaja, la herida
Voy vertido de la mañana a la noche como de la vida a la mortaja: tiempo ha que fui vencido, hay heridas que nunca sanan.
Con el afán de quien ansía un norte, como quien habla y no comprende las palabras, imito los movimientos, repito cualquier enseñanza con tal de no parecer tardo ni extraño, por no levantar sospecha, ni generar atisbos de rechazo.
También vengo de un pueblo, como vienen tantos, y digo que añoro, que echo en falta: un lugar es la gente y la gente que en mí remanece tiene la cara desdibujada, ¿dónde están los niños jugando en la plaza? ¿las ancianas que escudriñan la vida de aquel que pasa?
Si hemos sido insensatos a la espera de nada es porque la muerte viene poco y cuando viene, nadie habla.
El tiempo es una fiebre tardía que hace gala de ausencia hasta que se precipita sobre la vida.
Del mediterráneo aprendes que el invierno es tan fugaz que casi se marcha con prisa y que la soledad agrada sólo cuando es escogida; la humedad resbala sobre los huesos como la oscuridad sobre las pesadillas y un hálito funesto siempre aguarda detrás de cada esquina
(quizá esto último sea personal y no una realidad colectiva).
La realidad diverge en muchos delirios: la muerte es agnóstica a la vida.
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joananiorte · 5 years
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Un domingo cualquiera
Hoy, que es un día como podría ser otro cualquiera,
no creo en un orden definido de las cosas,
y defino esas cosas como cualquier hecho,
por ejemplo: la soledad que evoca un hogar en silencio
o despertar de una pesadilla que no debería serlo;
el tiempo marcha como las aves migratorias
y a veces, de repente, frena y se posa en el suelo;
resulta que el tiempo se congela con algún sentimiento
y que también sabe ser vertiginoso si la nimiedad solloza.
Es un cuerpo, como cualquier otro, el que hoy mantengo,
son mis palabras dichas, como podrían no serlo,
pero de la gravedad nace la importancia que hace más pesado un sueño,
así como es más profunda la herida de quien no pretende herir, que la de quien pretende hacerlo.
Hablo en nombre de todos los hechos vividos, quizá en nombre de ninguno,
porque todo lo que era innegable, hoy son simples recuerdos,
tan simples como que ya no existen;
antes, yo, me llamaba por mi nombre, y hoy mi nombre no es relevante si nadie lo dice primero
y afirmo que un nombre dejará de serlo
cuando se sienta enterrado entre la multitud de otros tantos cientos.
Hoy hablo y digo, pero quizá no debería hacerlo,
porque mi voz empieza a ser la de alguien
que debería permanecer en silencio: ya no siento la fuerza del cambio en mis adentros,
quizá porque resulta más fructífero leer la voz de otros que sí la sintieron;
quizá habré de escuchar, pero si yerro nadie querrá decirlo; siento el abandono,
siento la paz que supone,
hilvano un silencio que me abraza
como el recorrido de una noche.
Pretendo callar, pretendo cansarme menos de mí mismo,
pretendo sembrar con flores cada hoyo y borrar las carreteras, desmenuzar los mapas,
olvidar lo correcto, hacer una invasión contra cada sentencia que tomé por cierta
sin embargo
solemnemente me descubro con la mirada perdida,
desdibujándome como tantos otros lo hacen,
sintiendo que invierto el tiempo en la nada,
en un vacío que me absorbe indudablemente
y me atrapa, por el que me dejo atrapar,
donde nada me encierra, donde el silencio tampoco habla.
Soy la sombra de un ser que evoco con debilidad,
alguna pretensión vana de querer y no poder;
como decía: el tiempo marcha
y cada día soy más viejo, más lento, más tosco;
el símbolo para cualquier generación que no haya nacido,
el recuerdo para aquellos ya olvidados;
el nombre que aparezca en mi lápida será un nombre cientos de veces dicho
y todo lo que yo haya vivido
quedará amaestrado, conmigo,
a ser una víctima indeleble
de lo rápido que se genera el olvido;
un muestrario de difusas esperanzas,
la nada marchando sobre la nada.
Abracemos conformes la noche,
porque la noche, igualmente, nos abraza.
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joananiorte · 5 years
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Nombre
He aprendido a decir que no pretendo decir nada: mi voz no es un rumor de la calle; una sombra en mí se recoge, ya dueña de mi alma, vistiendo mis gestos, imitando mis voces.
Cuál es la herencia que atañe para aquellos que me reconocen, para aquellos que se aún se refieren a mí diciendo mi nombre e ignoran mis costumbres: no tengo nada más que un legado de cuestiones, de temores que titilan, murmuran, insinúan.
Qué es un nombre si no un legado, un ancla perenne, ciertamente inamovible; ¿lo más preciado tiene un nombre?
Qué más da a estas alturas ser llamado de muchas formas que ser reconocido por ninguna: la voz que nace en un valle de ruido hallará paz donde otros reciben castigo; mi voz no es un rumor de la calle, mis gestos acarician la noche, quien imita una voz me reconoce: no pretendo decir nada.
Pasado el tiempo nadie dirá mi nombre.
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joananiorte · 5 years
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Lentitud - Reeditado
Conoced el tiempo que resta:
la pureza del camino se desvanece,
es polvo en el aire.
Somos círculos de eterna vuelta que en algún momento frenan, retroceden el camino y recuerdo tras recuerdo desentraman el ovillo que hay de cierto en lo incierto,
cuando vivir se vuelve ineludible y somos un simple aprendiz bajo el manto de dos maestros.
Somos vuelta tras vuelta entre el remolino de las calles, un remolino que ordena en los buzones los nombres fraguados por el sino
sin plazo para un acontecer
en el que parten.
Somos crecer y permanecer a partes iguales.
En un atisbo de frescura caracolea la nostalgia en el aire y como en los lienzos de Sorolla, languidecientes, yacen las olas desde el origen de los mares
y fugazmente caerán luciérnagas
en cada una de nuestras noches,
trazando el sonido de las estrellas,
luciendo como ellas pero sin querer estar tan lejos,
con los pies arraigados a la Tierra y la voz a los recuerdos
y nosotros tan mortales y tan efímeros,
vamos de los cuerpos a la tierra,
de la incertidumbre al desconcierto;
ignorancia tras venir al mundo, incógnita perenne tras desvanecernos.
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joananiorte · 5 years
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La herrumbre nos frena
Me estoy dejando llevar por la marea; no depende del nombre del día no decido lo que desearía que el presente fuera sin embargo ningún plan se condiciona soy ambición frustrada y no con la barriga llena. He visto decir que el ser humano se deja arrastrar por la pena y a la vez que la depresión es para débiles que sólo ven la vida como una condena y me pregunto si el ignorante habla porque desconoce y así aparenta o desconoce porque sólo habla llenando de ruido propio su propia cabeza.
<<¿Me estoy dejando arrastrar por la marea?>>
Ayer, que fui descuido, dejando ir la conciencia a expensas de un hacer grotesco, anduve demasiado tiempo a tientas, casi a gatas, patentando, sin ceguera otorgada, el andar del ciego, mi palabra era la intuición del tosco, del cuerdo, del poco hambriento: de aquel que constantemente se da por satisfecho.
Soy cliente de nada en concreto, consumidor de cualquier hecho; difamando el aspecto de otros, ignoro con frecuencia la carga que soporto, he dado cientos de pasos sobre un sendero que no me corresponde, nadie le puso nombre al norte, no sé dónde me dirijo ni de qué me escondo, sólo sé que finjo tener un nombre.
Las sombras que manipulan el silencio vienen de momentos concisos: puestas en escena, golpes de claqueta que se revalúan según el peso del tiempo y sus caprichos. Es fácil ser la marioneta que actúa según rememora las huellas de otros.
<<Arrollado por la marea, descanso en la orilla>>
Nada me corresponde, ahora lo sé, salvo cada presente que es efímero, ¿la inacción es una muerte rápida o es “acertar” sin decidir lo que engrandece el ego? Aceptar sin cuestionar. Se esconde la Tierra en la mar fuera del alcance del hombre como el subconsciente, para no ser manipulada por quien la observa, se sumerge  y realmente no entiende;
decid la verdad, el tiempo ya no es para los devotos: el camino no es nuestro, la herrumbre nos frena.
Tampoco el nombre es propio.
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joananiorte · 5 years
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¿Quién?
Empiezo a entender que me delimitan las manos de otro, las de alguien que usurpa mi cuerpo, también mi habla y de algún modo los gestos de un rostro que desconozco; debe haber alguien dentro de mí que hace, dice y piensa lo que veo que hacen otros que dije que no haría, que finjo que no hago.
El vestigio de la soledad no es más que la respuesta de un espejo roto, que deja entrever en lo sórdido de un gesto que no hay cierta cura para una extraña torpeza, la soledad es el atuendo del tropiezo que supone el trasvase desde un vacío plural hacia uno singular; el ego, aséptico, subsiste medrando por las ruinas del cuerpo que refleja, secuestrado, las dotes de un alma triste, ansioso por no abandonar las fauces de un eco que, infalible, recoge lo que vierte; la jaula que le envuelve y que falsamente sustenta no es digna de la misantropía que arroja: el cuerpo resiste con el afán de quien acaricia con fatiga el salmo de una soga.
Entre el final de un abismo y el principio de otro se encuentra mi memoria: en ninguno me encuentro, en ninguno emerjo, en ninguno nadie, nunca, asoma.
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joananiorte · 5 years
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Reposado en un rincón...
Reposado en un rincón de una casa cualquiera
sediento de recuerdos como generación sin veteranos
la medianez entre dos cuerpos son aves de paso
la lluvia que no avisa es la simiente de la tristeza
quien ande desdibujando el camino andado
pretenderá acaso avergonzado desdecir la voz de la experiencia
hoy desorientados que a ningún lugar llegamos con la lengua fuera
somos la orquesta del silencio la neo generación de esclavos
resido entre los entresijos de la suerte y los amasijos del esfuerzo
no queda nadie que sepa igual que el abrazo de la noche
duermo igual de bien sea Dios quien esté en la vigilia u otro/o nadie
ya no gasto tiempo en la equivocada dulzura de un reproche
bien sea un remanso de paz la muerte que nos espera
o un meticuloso estudio de lo que no ha sido y que sí debiera
mi nombre es la espera de algo que para referirse a mí nunca jamás volverá a ser pronunciado
y quién soy yo
no soy nadie
nadie que hubiese tenido alguna vez una voz para algo
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joananiorte · 5 years
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Lugar
Siento el tiempo como un pretérito, una experiencia inconexa en abandono, un silbato atendido por nadie;
entonces, ¿quiénes somos?
Si nada aprendemos (si seguimos sin hacerlo) resultando que cada nuevo día trata sobre descubrir un mundo extraño y nada y todo nos sorprende porque todo nos viene dado resuelto como un derecho inherente en el que, de forma irónica, nos perpetuamos como esclavos; estamos atados al nombre con el que se nos hace llamar así como nos recogemos perplejos cuando nadie lo hace, la eterna batalla entre pertenecer y no hacerlo que al no ser nunca resuelta nunca y siempre nos satisface, naufragamos como un ente homogéneo y solitarios e incomprendidos, porque con el don del habla no somos escuchados, pero sí oídos, como si el lenguaje fuese una simbólica trama sin ningún contenido.
Si el tiempo no resuelve el desorden como el viento pliega la arena, si el cosmos inabarcable resulta finito, tanto como los seres que piensan; si los océanos y las mareas algún día se secan y permiten que aquellos que destruyen claven allí también sus banderas; entonces dejaré que me abrace la tierra dejando como herencia un silencio de manifiesto que en vida constriñe, pero también libera.
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joananiorte · 5 years
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Nana
Conmemoro mi arraigo a tu presencia aún tú con hambre de vida y es curioso que la Muerte no siempre sea quien imponga la ausencia, me di por satisfecho con un Tiempo que no daba señas de retroceso, arrastrada nunca más por dos bueyes cansados, la memoria es un suceder de saltos vertiginosos, donde nunca se sabrá si detrás de uno habrá otro.
Analizo las señas del Tiempo, bien con mala Fortuna o bien con poca certeza: aún no diferencio el lenguaje del presente con el de un recuerdo. Las sílabas sometidas por cada verso no ajustician el valor de nuestro Tiempo: viniste tú como yo lo hice, con un nombre como lo hicieron cientos. Un llanto ofrecimos al venir, quien dirá si otro vendrá otro antes del largo sueño; aunque Tiempo lleves no distinguiendo un sueño de un suceso, ni a un desconocido de un nieto, te recuerdo que me llamo por el mismo nombre, aunque venzan ya los delirios sobre cualquier esfuerzo.
Sé que esas manos que anhela el preso, que quebrarían las fauces de la celda, no tienen fuerza si lo comparas con quien se aferra a los resquicios de lo que permanece aún cierto y tú, anfitriona de tradición, con el cariño generacional del buen hacer, ofreces alimento al intruso juvenil que llevas dentro que arbitrariamente desdibuja a quién dijo tu nombre, que tuerce el calor de cualquier gesto, que emborrona la voz que un día concebiste emanar de tu cuerpo.
No preguntes por el lugar ni por un día concreto, me temo que desconocemos todos la respuesta: quien te escucha porque anhela perder la noción del Tiempo; tú, porque estás aprendiendo a contar con los dedos de nuevo. Debe ser que el Tiempo a veces tiene voluntad de retroceso.
Con suerte dirás mi nombre cuando diga yo el tuyo primero y podremos fingir con burla que lo que se nos ha robado nos ha sido fugazmente devuelto, aunque sea un amago,
aunque sea un momento.
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