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Mucho se puede discutir sobre los análisis y teorías de León Rozitchner, pero supongo indiscutible el hecho de que su proceso de madurez política con el tiempo lo llevó a darse cuenta de que israel no es en realidad el derecho materialmente histórico de un pueblo perseguido, sino la culminación de la persecusión misma cuando dice:
"¿Recuerdan cuando hace dos mil años los judíos palestinos, nuestros antepasados en Massada sitiada, enfrentaron las legiones del Imperio romano y se suicidaron en masa para no rendirse? ¿Recuerdan la rebelión popular y nacional de nuestros macabeos contra la invasión romana, cuando murieron decenas de miles de judíos y se acabó la resistencia judía en Palestina y nos dispersamos otra vez por el mundo? ¿No piensan que esa misma dignidad extrema que nuestros antepasados tuvieron, de la que quizá ya no seamos dignos, es la que lleva a la resistencia de los palestinos que ocupan en el presente el lugar que antes, hace casi dos mil años, ocupamos nosotros como judíos? ¿No se inscribe en cambio esta masacre cometida por el Estado de Israel en la estela de la “solución final” occidental y cristiana de la cuestión judía? ¿Han perdido la memoria los judíos israelíes? No: sucede que se han convertido en neoliberales y se han cristianizado como sus perseguidores europeos, que, luego de exterminarlos, empujaron a los que quedaron vivos para que se fueran a vivir a Palestina con el terror del exterminio a cuestas."
(...)
Por eso la creación del Hogar Judío en Palestina tiene un doble sentido: la “solución final” europea tuvo éxito, logró su objetivo, el cristianismo europeo se desembarazó de los judíos y muchos de los que se salvaron se fueron de Europa casi agradecidos, sin querer recordar por qué se iban y quiénes los habían exterminado. La Europa cristiana y democrática se había sacado el milenario peso judío de encima. Pero mis padres, que llegaron a las colonias judías de Entre Ríos, sí lo sabían.
(...)
Estamos pagando muy cara esta conversión judía. Los israelíes, ya vencidos en lo más entrañable que tenían de judíos históricos, se han transformado en la punta de lanza del capitalismo cristiano que los armó hasta los dientes para enfrentar el mayor y nuevo peligro que tiene el cristianismo: los mil millones de musulmanes que pueblan el mundo. Pero ni los musulmanes ni los palestinos fueron los culpables de la Shoá: los culpables del genocidio son ahora sus amigos, que los mandan al frente."
(...)
"¿Este es el lamentable destino que Jehová nos reservaba a los judíos? Porque de lo que hacen ustedes en Israel depende también el destino de todos nosotros."
—"Plomo fundido" sobre la conciencia judía (4/1/2009)
Realmente recomiendo muchísimo una lectura crítica y completa de su libro Ser judío y otros ensayos afines, para ver cómo transiciona su pensamiento. Este artículo es uno de los artículos finales (él falleció en el 2011.)
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tres apéndices al texto anterior
Cuando me traen a colación el primer argumento, bajo el cual tenemos que engendrar y criar a la próxima generación de zurdxs, siempre me acuerdo del caso Rozitchner. León, un filósofo revolucionario, murió angustiado por la distancia que lo separaba de su hijo, que performa aguerrido su perfil de intelectual macrista. En una escala menos conocida pero igual de dramática, está una secuencia plantese en la que el hijo de dos militantes de los derechos humanos, abogades de las Madres de Plaza de Mayo, terminó haciendo de la casa heredada un centro cultural neonazi y anticomunista.
Por último, también se me viene a la mente la vez que leí un tuit muy impactante de alguien que decía: «cuando era chico, mi viejo que era de izquierda me leía los Cuadernos de la cárcel, de Gramsci, antes de irme a dormir. Me acuerdo que, secretamente, mi personaje favorito era la burguesía».
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Freud and the Limits of Bourgeois Individualism with Bruno Bosteels
Why Rozitchner’s Freud is so important
Daniel Tutt
I’m in the new issue of the European Journal of Psychoanalysis with a book review essay on León Rozitchner’s Freud and the Limits of Bourgeois Individualism. I’ll let you read the essay and won’t spoil it too much other than to point out that what I find so important in Rozitchner’s Freud is the method of reading that he brings out in his work, i.e., he makes the most convincing case I have ever encountered that Freud’s social writings constitute a systematic rebuke of bourgeois social science and they open up a new path to understanding collective liberation. This work is also important because it does not fall sway to some of the more libertine politics that we find in a lot of leftwing psychoanalytic work such as Deleuze and Guattari.
Instead of the more common readings of Freud’s social writings as containing a conservative liberal position, Rozitchner overturns this presupposition in startling ways. I’d also recommend that you listen to my conversation on this book with the translator Bruno Bosteels.
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Había que perder la guerra
No había que ganar la guerra de Malvinas porque ello significaría la derrota moral y política del pueblo argentino. Decir esto en plena ebullición patriótica, mientras la Junta Militar vitoreaba el «Estamos ganando» y la intelectualidad crítica se disolvía en un apoyo a la guerra, era por lo menos osado. León Rozitchner escribía poseído el libro «Las Malvinas: de la guerra sucia a la guerra limpia». Era necesario disputar sentido mientras se consumaba otra tragedia social que vendría con una guerra imposible de ganar al mando de una Dictadura que antes había masacrado a los jóvenes en la tortura y que ahora llamaba a esos mismos jóvenes a morir por la «Patria». Hoy Malvinas sigue incomodando. Cuando se cumplieron 25 años de la guerra, Rozitchner escribió una nota titulada «Una complicidad de muerte que se mantiene en silencio». En ella preguntaba: “¿algún día los argentinos asumirán la responsabilidad que la inocencia hipócrita y dolorosa encubre?”. A 40 años, conversamos con Diego Sztulwark sobre la relevancia de aquel texto. Colgada en el garaje de casa había una foto de la guerra, amarillenta, enmarcada en un pedazo de madera. Era una imagen de la revista Gente y mostraba a un comando argentino llevando prisioneros a la guardia del gobernador de las Falkland. El soldado recio, camuflado, protegido con chaleco y un arma de asalto contrastaba con las imágenes que circularon tras la derrota: soldados tiritando de frío, mal alimentados. Apenas aferrados a un fusil. Las conversaciones familiares que se daban sobre Malvinas también chocaban con esa imagen de robustez. «Milicos de mierda, mandaron a los pibes al muere». En una de esas charlas, mis viejos confesaron haber ido extasiados a la Plaza de Mayo cuando Galtieri habló desde el mítico balcón de la Rosada a ocho días del desembarco. Me decían, como justificándose, que muchos en el barrio habían ido en una algarabía que parecía futbolera. Siempre hubo una incomodidad en tratar el tema cuando salíamos de las simples anécdotas. Ese recuerdo revivió cuando leí el prólogo de Los Pichiciegos, del escritor Rodolfo Fogwill. Hay una anécdota que cuenta sobre la madre, ante el hundimiento del buque Sheffield, que luego lo impulsó a escribir la novela: «Ni la imagen de decenas de ingleses violetas flotando congelados, que de alguna manera me alegraba, pudo atenuar el espanto que me provocaba el veneno mediático inoculado a mi familia. Entonces subí a mi pocilga, escribí la frase ‘mamá hoy hundió un barco’ cargué una nueva hoja en la máquina de escribir y doce horas después empezó a amanecer, y había completado la mitad del relato». Estas historias familiares se repiten y cuesta encontrar excepciones en aquellos días de iniciado el conflicto. Es difícil imaginar en aquellos tiempos pronunciarse en contra de semejante triunfalismo arrasador. Fogwill escribió compulsivamente su novela en esta atmósfera, asfixiante por cierto. No había lugar para desertores escondidos, esperando que termine aquella guerra inimaginable al mando de una Junta Militar que había aterrorizado a la sociedad y que hasta ayer había masacrado en los centros de tortura. https://www.youtube.com/watch?v=QFp5X1KzPGU&t=2s Hubo voces que repudiaron el «Proceso» pero se entusiasmaron con la recuperación de las islas. Solo un puñado se animó a hablar en contra cuando todavía no había un desenlace claro de la aventura militar. Este fue el caso de León Rozitchner, quien desde el exilio observó conmovido como aquella marea no solo arrastraba a las masas sino también a sus propios colegas. Casi todo el espectro de la izquierda alentó la «recuperación» de las islas en «manos del imperialismo». Dominaba la ilusión que la guerra se desenvolviera en un aspecto anti-colonial. Por ello, el escrito de Rozitchner ��«Las Malvinas: de la guerra sucia a la guerra limpia»– fue una botella lanzada a las turbulencias del mar que apenas dejaba ver. El filósofo estaba en contra de la guerra y situaba a la Junta Militar como el enemigo principal. ¿Qué consecuencias puede traer un eventual éxito militar de una dictadura que ensaya su soberanía saliendo a «recuperar las islas» mientras entrega la patria, el territorio, los cuerpos?, se preguntaba. Como dice el título, la guerra «limpia» de Malvinas fue la prolongación de la guerra interior «sucia». Guerra contra «los obreros, contra los estudiantes», que ahora convocaba Galtieri en la Plaza para luchar contra el invasor. Ambas guerras tuvieron la misma lógica de impunidad. Comprender el proceso político y tomar posición adelantará la tragedia social. Rozitchner explicaba que una victoria militar (a pesar de su imposibilidad predecible) significaba la salvación de la Junta Militar y detrás de ello la derrota «del poder moral, político y económico del pueblo argentino». Años después, en una nota para Página 12, León recordará que el mismo abril que la Junta desembarcaba en Malvinas, el ministro de Obras y Servicios públicos, el ingeniero Sergio Martín, elevaba a la Presidencia de la Nación los proyectos para privatizar todas las empresas dependientes de su cartera: «YPF, Gas del Estado, Yacimientos Carboníferos Fiscales, Química Río Tercero, Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel), Ferrocarriles Argentinos, Aerolíneas Argentinas, Empresa Nacional de Correos y Telégrafos, Obras Sanitarias de la Nación, Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (Segba), Agua y Energía Eléctrica, ATC Argentina Televisora Color Canal 7, Hidroeléctrica Nordpatagónica (Hidronor S.A.)». Rozitchner escribía: «Somos argentinos porque nuestro cuerpo colectivo abarca la materia viva de lo que llamamos patria. La común pertenencia a su geografía define nuestro ser argentinos. Pero la tierra es nuestra y al mismo tiempo no es nuestra: esta contradicción define a la Nación y a la Patria. Simbólicamente todos somos argentinos mientras nos reconocemos en la bandera, el escudo, en el himno, en sus héroes o en sus leyes. Pero ¿qué pasa con la geografía, cuya materialidad viva fue convertida en propiedad privada de ellos, pero sólo en nuestra cuando sus dueños nos mandan a morir por la patria? A la tierra patria sólo se la recupera muriendo, no compartiéndola. Y así en las Malvinas. Los argentinos aceptaron mandar a sus hijos a morir por una patria en el momento mismo en que la entregaban: cuando recordando las islas idealizadas de la escuela primaria alcanzaron la posesión terrenal alucinada más tonta, fetichista y abstracta». En el escrito de Rozitchner resuena la incomodidad actual para volver a un análisis que permanece detenido en el tiempo. El autor se preguntaba: «¿Algún día los argentinos asumirán la responsabilidad que la inocencia hipócrita y dolorosa encubre? Esta Argentina despojada, que relojea el mundo mientras cree que está viva, poblada de almas muertas y de cuerpos difuntos, es el resultado de aquella unidad siniestra, pacto mortal que todavía no pudo ser desanudado entre nosotros». Para abordar la relevancia del texto de Rozitchner en esos momentos convulsionados, conversamos con un conocedor de su obra, el politólogo Diego Sztulwark, quien actualmente se encuentra elaborando un libro sobre el autor y ha realizado varios textos incluyendo una serie de entrevistas a León muy recomendables. Diego Sztulwark: Lo primero que tenemos que tener en cuenta es el momento en el que es escrito este libro que es entre el 2 abril y el 10 de junio de 1982. Está escrito cuando todavía no sabemos los resultados de los hechos. Entonces, tiene una intensidad muy especial. Me han contado personas que compartieron el exilio en Caracas con León sobre el estado de posesión con el que escribía. Es un libro escrito intenso, escrito en pocos días. En esto es similar a Los Pichiciegos también escrito durante la guerra. Son libros que tienen un tipo de interioridad con la coyuntura. Una conexión con lo que está ocurriendo que los distingue con estudios posteriores con respecto a algo que es un hecho histórico ya acabado con el fin de la guerra. Es un ensayo vivo que busca incidir, no sobre el resultado de la guerra, claro, sino en el sentido de producir un sentido. Es un libro que impugna, que denuncia, que quiere pensar a fondo la pretensión de que no habría una razón necesaria entre el terrorismo de Estado y una guerra que se presenta como anti-colonial. Hay que recordar que no solo fue la explosión de apoyo a la guerra sino que muchos sectores del pensamiento crítico, intelectuales y también de izquierda llamaron a apoyar la guerra con distintos matices y argumentos, anunciando que esa guerra podía desencadenar mecánicas internas positivas. Sobre todo hay un documento escrito por el Grupo de Discusión de México -firmado por notables intelectuales de izquierda, como el admirado José Aricó, otros como Portantiero y García Canclini- que da un aval y Rozitchner discute contra esa manera de pensar y de ahí surge la frase escandalosa del libro: «Deseo que las Fuerzas Armadas Argentinas sean derrotadas en esta guerra», que no debe ser confundido con ningún tipo de deseo a favor de los ingleses sino que es una frase que surge a partir de que el enemigo principal es la Junta Militar. La segunda pertinencia es el método de pensamiento que lo podemos ver en vivo y que es un modo de pensar la guerra sobre la relación de la política y la guerra, que es uno de los grandes temas que estudia Rozitchner. Como ambas se prolongan, una de la otra a partir del pensamiento de Clausewitz que León estudió en el exilio y ahí es donde puede decir a sus colegas intelectuales críticos que avalan la guerra que están suprimiendo su propio deseo, están suprimiendo el hecho que esta guerra está desarrollada por sus propios enemigos que los asesinaron. Este es un punto fundamental. –¿Qué idea contrapone Rozitchner a lo que llaman «Patria»? -Rozitchner habla de Nación que es una diferencia muy importante. León pensaba (y esto quizá tendría que ir en la respuesta anterior) que escribir durante el lapso de la guerra tiene suma importancia, porque durante la guerra y en la medida en que las personas ponen en juego la vida y su sobrevivencia son momentos privilegiados para verificar cómo piensan realmente los cuerpos, las personas, las clases sociales, los grupos humanos. Entonces poder ver allí cómo se piensa y poner en juego el propio pensamiento para León tiene un valor cognitivo especial. La guerra sería aquella practica más exigente para discursos epistemológicos. Es decir, cuando vos das una clase en una cátedra, ¿qué se pone en juego? La cantidad de alumnos que tenés. Pero cuando haces un discurso político en una situación de guerra se pone en juego la sobrevivencia. Entonces la exigencia sobre el pensamiento es mayor. Esto es fundamental para entender el concepto de Nación que no es una discusión sencilla. Esta discusión involucra a las clases dominantes, a las derechas, a la Junta Militar y lo que plantea es una especie de coherencia espiritual y material que se daría en el hecho que en la Nación o la Patria se confirman las actuales relaciones de propiedad y producción. Entonces, toda la estructura colonial, la estructura imperial que se apropió de la tierra, de los bienes y de lo producido por la acaparación de los cuerpos, todo eso está bajo la forma de un sistema de expropiación llamado Patria. Rozitchner cuestiona todo pensamiento que no se haga cargo de que el contenido material, real, histórico de la Nación es justamente aquel que articula a las personas con la naturaleza, la tierra y las personas con sus capacidades productivas. Acá hay una discusión muy importante: ¿Qué se pone en juego en Malvinas? Cuando las Juntas desembarcan en Malvinas y producen un acto de declarar la guerra a una potencia como Inglaterra, Rozitchner dice: «entonces qué pasa con las propiedades británicas, europeas y norteamericanas en este territorio». Si hubiera expropiación de esas tierras y bienes al servicio de una resistencia popular esa guerra, hubiera sido más creíble. Entonces es una guerra que respeta toda estructura de propiedad. Es una guerra que nunca puede ser anti-colonial. Rozitchner dice que no puede ser una guerra anti-colonial si los pibes y las pibas que son más sensibles a las batallas emancipatorias, sus cuerpos estén siendo destruidos en la ESMA y en Campo de Mayo. Entonces con la tierra y con los cuerpos sucede lo mismo: se está destruyendo, privatizando y enajenando y esa materialidad (cuerpo y territorio) es el único fundamento para una soberanía diferente. León va a decir: al principio de soberanía de las FFAA hay que oponerle a las Madres de Plaza de Mayo que son la fuerza que dentro del territorio argentino expresan este principio de soberanía fundada en el cuidado de los cuerpos. Esta idea no tiene ni punto de comparación con el patrioterismo de los militares ni con los que llaman a consensos vacíos de «unidad nacional» sin cuestionar las estructuras de explotación. –¿Cómo ves este «pacto siniestro» de «complicidad» del que habla León sobre el apoyo social a la guerra de Malvinas? Y, ¿cómo ves hoy la vinculación con el surgimiento de los nacionalismos, agitado con la actual guerra en Ucrania? Hay que tener en cuenta aquí el punto ciego de la crítica y entender por teoría critica a la intelectualidad de izquierda en el sentido más amplio posible: militantes, escritores, dirigentes, partidos, sindicatos, etc. Cuando la izquierda apoya la guerra es un problema. Una cosa es cuando es el pueblo que la apoye, manipulado por el terror o por los medios, etc; podría ser comprendido. Pero los intelectuales de izquierda no. Porque al apoyar la guerra utilizan un aparato de argumentación y este es el que se demuestra inoperante y como un gran problema para la eficacia política. Entonces León dice que Malvinas al no poder pensarse críticamente y mostrarse que esta guerra «limpia» es la continuidad de la guerra «sucia» lo que queda es una legitimidad total y una complicidad del modo de pensar de las izquierdas que es carente de eficacia política. Es inapto para pensar la historicidad de los procesos sociales y transformarlos. Esto está de fondo cuando León dice que Malvinas quedó como algo congelado, como algo deshistorizado. Como la izquierda no supo pensar, queda disponible para el patrioterismo y que aquello que las izquierdas no saben pensar críticamente son los fragmentos de la historia sobre los que las derechas se hacen fuertes. Con respecto a lo que sucede hoy con los nacionalismos, podemos decir que los alineamientos que algunos están haciendo con respecto a Ucrania en el sentido que allí se juega alguna idea de libertad tipo occidental o, por el otro lado, quienes encuentran en Putin de Rusia algún eco de la vieja Unión Soviética y no ver que allí está más bien lo que liquidó a la Unión Soviética y lo que pudiera quedar en el horizonte socialista, están totalmente despojados del problema de la lucha de clases, de los planteos materiales y desigualdades. Este sería un momento de malvinización global donde la misma incapacidad, los argumentos de historia y los fragmentos humanos y territoriales a una compresión crítica. Hoy hay un problema con lo que podríamos llamar la potencia. La capacidad de hacer y pensar. Una capacidad de transformar sobre el cierre del ciclo de revoluciones del Siglo XX, sobre todo las socialistas y las anti-coloniales de liberación nacional. La idea que la acción colectiva puede transformar algo entró en una zona de desprestigios muy fuertes y toda la idea de acción pasó a ser reconstituida por el eje capitalista. Actuar significa actuar en el régimen de visibilidad del mercado. Entonces tengo la impresión que lo que estamos viendo como nuevos nacionalismos o heroísmos militares tienen que ver con una idea de un retorno del cuerpo, con un retorno a la acción, con un retorno a todas aquellas propiedades de las que hemos sido despiojados pero de una vuelta ultra-fascista y reaccionaria. Es como la aparición de los derrotados. Es una vuelta humillante. Son formas de poner el cuerpo abominables. Hay sectores del feminismos y DDHH y algunos sectores del trabajo y anti-racistas que buscan elaborar qué significa el cuerpo en estos momentos, que es la potencia de transformar. Cuestiones que hoy están muy agredidas y en donde la lucha de clases hoy pareciera pasar por ahí y esto también se lo preguntaba Rozitchner, que es la materialidad de los cuerpos y la tierra, que es un lugar donde la resistencia puede ser efectiva. :::Federico Hauscarriaga para ANRed::: Read the full article
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“This also means that our commitment, in actualizing and validating the total connection that we maintain with the world, prepares us, as thinking human beings, to receive the object in its total inter-human signification. If we were not to do so, our act of knowing would not provide us with true knowledge. Why? Because it would mean assuming that there can be someone, the I who analyzes, or the I as privileged subject, who manages at some point to evade the responsibility that in all orders of action I maintain with other human beings; precisely, that is, at the point where I dedicate myself to think for them.”
León Rozitchner, Moral burguesa y revolución
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León Rozitchner
León Rozitchner buscaba que en el paso de representación a concepto no se abandonaran lo sensible y lo imaginario. Después de La cosa y la cruz insistió, en una serie de textos breves, como los incluidos en Materialismo ensoñado, en tres términos con los que elaboró conceptos: la lengua, la tierra, la madre. (Ricardo Abduca)
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Descargar uno de sus últimos textos: Materialismo Ensoñado http://www.tintalimon.com.ar/libro/MATERIALISMO-ENSOADO/
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Dos figuras, un contraste
Marcelo Izaguirre
Hay un libro que me resulta interesante para tomar esta idea de hablar de dos figuras y un contraste, sobre todo si nos referimos al campo del psicoanálisis, donde lo que se da en llamar la transferencia es tan importante y se desliza, en el interior del campo psicoanalítico, en aquello que se da en llamar la transferencia de trabajo.
Ese libro fue escrito por J.B. Pontalis, quien quizá se transformó en el primer lacaniano del que se haya traducido un libro en la Argentina, Vigencia de Sigmund Freud, traducido en el año 1957 por León Rozitchner, pero que se hizo famoso por su diccionario junto con Laplanche. Aunque quizá el diccionario haya sido más famoso que él. Su libro que me interesa tomar hoy es El amor a los comienzos, donde hace mención a su encuentro con dos figuras, Sartre y Lacan. Conoció a ambos y destaca que había una diferencia entre ambos que no se trataba sólo de matices, y es que a Sartre le interesaba la universidad y su estilo, mientras que en Lacan se trataba de otra cosa. Así lo expresa: “Lacan me inducía a romper con los hábitos universitarios, a los que el mismo Sartre, aunque con rudeza, permanecía fiel a pesar de todo”.
Ironías o paradojas de la vida llevaron a ese discípulo de Lacan, a participar bajo la dirección de otro gran universitario como Lagache, en la edición del mencionado diccionario. En nuestros pagos, a comienzos del siglo pasado alguien ya había llamado la atención en un artículo titulado “La oligarquía universitaria”, Emilio Becher, bajo el seudónimo de Stylo, hacía saber que nuestra admiración por el diploma es inmensa y que ni Sarmiento se había salvado de ese vicio social, pues estimaba su doctorado de Michigan tanto como haber escrito el Facundo. Por ello resulta necesario decir lo que muchos piensan: “El sofisma doctoral ha erigido en nuestra Nación una tiranía absurda e insoportable” (dato: Maximiliano Fabi).
Traigo entonces esa comparación con esas dos figuras del título, y el contraste con la universidad, y no sólo con respecto a ella sino a aquello que se llama transferencia de trabajo. Me refiero a Germán García y Diana Rabinovich, dos figuras importantes del psicoanálisis lacaniano en la Argentina. Y que se puede leer en el diario sinécdoque de la Argentina, esa diferencia en la evocación que se hizo cuando el fallecimiento de cada una de ellas. Quizás conozcan la anécdota de Rogelio García Lupo, que hay que leer las necrológicas de La Nación para saber los lugares por dónde alguien circula por la ciudad (además del de los parientes, aparecen otros tipos de vínculos). Nosotros podemos decir, entonces, que hay que leer los obituarios sobre los fallecidos, para encontrar esas diferentes circulaciones.
El 28 de diciembre de 2018 Pablo Gianera escribe en el mencionado tribuno: “Germán García: La ficción y el psicoanálisis en un solo hombre”. Y en su nota, entre otras cosas destaca: “Escribía un poco al tun tun, en el mejor sentido, sin plan. Su novela La Fortuna (2004) es una autobiografía intelectual. Quien quiera conocerlo tal vez debería empezar por ahí”. Por supuesto, no hay que equivocarse al recortar, pues cuando dice al tun tun, ese sin plan no debe dejarse de lado pero ello no significa que no supiera donde ir, sino que mostraba, para usar una figura wittgensteiniana, cómo hacerlo. En todo caso, se establecía una diferencia con esas figuras tan actuales y tan caras a los ámbitos conicetiles.
El otro artículo es el que salió con motivo del fallecimiento de Diana Rabinovich. Allí el autor retoma unas declaraciones de ella, en un reportaje que están dirigidas al redil psicoanalítico: Si Gianera nos habla de la ficción y el psicoanálisis en un solo hombre, Daniel Gigena titula, Psicoanalista y traductora de Lacan (tengo mis dudas que le hubiera gustado esto último), y recuerda la respuesta de ella en una entrevista: “Yo no llegué a Lacan desde la literatura, llegué desde el psicoanálisis, por lo tanto Lacan fue el que me respondió a preguntas clínicas que yo tenía… Empecé a leerlo, tomé clases con algunos, pero no fueron maestros para mí. Entonces me dediqué a estudiarlo”. No deja de señalarse allí, que su dominio de la lengua de Voltaire la ayudó a comprender mejor la obra lacaniana. Pero creo que lo importante está en su afirmación: “estudié con algunos, pero no fueron maestros”. Y ello se puede confrontar con otro comentario de Gianera, pero ahora cuando salió publicada la novela La fortuna, en el año 2004, quien al recomendar leer esa novela indicaba, en aquel comentario, que García no dejaba de hacer aparecer allí su relación con Masotta, quien como es sabido pasó por la Facultad de Filosofía. Y destacaba que “La fortuna es, parcialmente, una novela que exige la complicidad y la competencia del lector, un oscuro juego de máscaras destinado a saldar cuentas en el que proliferan las citas y las cifras”. Una buena caracterización de Germán García, por cierto. La alusión a Masotta permite tomar otro reportaje, en el que Diana Rabinovich hace saber que ella no viene ni de la filosofía ni de la literatura. Ocasión en la que se encargó de matar dos pájaros de un tiro.
Bien, volviendo al estilo García Lupo encontramos un aviso de un tal Biglieri, a la sazón decano de la Facultad de Psicología, que alude a los aportes de la fallecida a la vida universitaria, que llevó a que en Francia fuera condecorada con la Orden del Mérito por su trabajo de colaboración con la universidad. O sea, vendría en la ocasión, a situar a la traductora de Lacan en el mismo lugar de Sartre. Y en cuanto al mérito, se conoce el estilo de Germán García, lo que entendía él por ello, por lo relatado por Anne Cecile Druet siguiendo la afirmación de Alejandro Sáez: cuando García llegó a Barcelona se encontró con que en unas jornadas sólo hablaban dos integrantes de la Biblioteca Freudiana entre una veintena de expositores. Ante lo cual Germán García interrogó a qué se debía la falta de trabajos. A partir de entonces los jóvenes comenzaron a “poder decir del psicoanálisis y lo que eran reuniones de unos pocos notables se transformaría en algo más de quince personas”. No obstante no logró ninguna Orden del Mérito, por el contrario, como destaca Alberto Cardin, en un medio donde todos se sentían capacitados para opinar de la manera más general y sin capacidad, algunos analíticos argentinos terminaron por claudicar y vivían de una cháchara de sacamuelas; mientras otros intentaban mantener la tensión y el rigor de Freud y Lacan, sin dejar de lado que la transmisión del psicoanálisis se realizaba en un medio intelectualmente empobrecido. El mejor ejemplo de esa tarea de Sísifo es Germán García, a quien su trabajo y sus publicaciones deberían darle una mínima relevancia en un medio como el español, donde los psicoanalistas interesados en la cultura general no abundan. Pero salvo en algunos lugares capilliles de los entendidos del psicoanálisis, su nombre no suena. Que seguramente, es lo que en La fortuna llevaría a afirmar al personaje Braun desde Barcelona, que estaba “Allá como una sombra, acá como un ausente”.
Y para tomar el punto de contraste y diferenciar el estilo universitario, un doctorado en la Universidad de La sorbonne, del tun tun, quiero recurrir nuevamente a Pontalis, por aquella costumbre macedoniana de haber encontrado en otro lugar lo que tengo para decir. Comenta el francés que al encontrarse con una amiga en el café, le va comentando las diferentes cuestiones que ha ido viendo en el seminario de Lacan. Y ante cada punto o tema, la amiga que era muy entendida, le decía eso ya lo dijo Sartre, o Levi Strauss, o Jakobson, o Freud. Ante lo cual, cansado, Pontalis afirmó (y por ello aludí a las paradojas de la vida, ya que seguramente no hay nada más importante para la Universidad, que el puro enunciado de un diccionario): “Cansado de discurrir e irritado, le dije que era absurdo reducir a Lacan a sus enunciados, que todo él estaba en la enunciación, y eso nadie sino él podía atestiguarlo, quién sino ella, debía saberlo, si sólo dejaba de aferrarse a lo que creía saber por haber pasado demasiado tiempo en la Universidad”.
De eso se trataba con Germán García, no eran los enunciados los que estaban en juego sino la enunciación. Y en su caso sucedía una vez más, algo parecido al menos para mí, con lo que sucedía con Lacan en los términos de Pontalis: “…el pensamiento parecía desplegarse siempre fuera de tema, describiendo una espiral infinita, de la que no habíamos podido afirmar si nos alejaba o nos acercaba al centro. Lacan o el arte del suspenso”.
He comenzado por la despedida que se ha ofrecido de estas figuras, pero por supuesto que tenemos varias versiones más, en reportajes o escritos de ellas, o sobre ellas. Como aludí antes, está el reportaje en Acheronta, donde Diana Rabinovich hace saber que no viene de la filosofía ni de la literatura, sino de la clínica misma. Lo que deja abierta la pregunta acerca de dónde provienen con anterioridad a estar en la clínica, los que llegan desde la clínica a cualquier sitio. Y entre otras cosas, allí se encarga de destacar que su arribo al texto de Lacan desde la obra de M. Klein le permitió entender mejor el objeto a de lacan que Jacques Alain Miller, quien no había pasado por allí. El reportaje es del año 2001. En algún momento, tomando el título de uno de los tomos de Klein, dije que no dejaba de tratarse de envidia e ingratitud. En el año 1986, septiembre más precisamente, en la publicación de la clase de su concurso de Escuela Francesa I afirmaba: “incluimos en este comentario los esclarecimientos (subrayado mío) realizados por J.-A. Miller en su curso ‘Síntoma y fantasma’, del año 82-83”. Y al presentar su tesis de doctorado de Paris VIII, que se llama justamente El concepto de objeto en la teoría psicoanalítica, además de agradecer a los miembros del jurado, Cottet, Grosrichard y Miller los comentarios y críticas que le ayudaron en la reescritura del trabajo; afirmó que la coherencia del volumen está expresada en “una frase del tutor de la tesis, J.-A. Miller, quien juzgó que su título podría formularse: Freud con Klein, indicando el ángulo particular desde el cual Lacan encaró la producción de ese invento peculiar que es el concepto de objeto a”. Es, por cierto, un excelente libro. Sobre todo, si se lo considera en los términos universitarios, pues siguiendo lo que decía la amiga de Pontalis se encuentra allí todo lo que dijeron unos y otros sobre el tema.
No hay que equivocarse sobre el entendimiento del psicoanálisis de esta figura, por haberse distanciado del francés; como sucedió con otro dedicado a la política que se distanció enojado con Miller, y que en un reportaje reciente ontologizó el inconsciente, expresando que él ya no se analizaba más pues ya lo había hecho hasta fines de los ochenta, y ya conocía todo lo que tenía para conocer de su inconsciente. Nuestra figura, que también hacía política, como todos, no se extravía y de manera diferente afirma que “El saber inconsciente tal como ha sido conceptualizado antes, se inventa, no se conoce”.
Ya que situamos el tema del lado universitario en un aspecto, podemos tomar otra serie de entrevistas que fueron publicadas en la página de la Facultad de Psicología de la UBA al cumplirse 30 años de la misma. O sea, en el año 2015. Allí se pueden encontrar distintas figuras que hablan de los avatares de la Facultad en el retorno democrático. Y hablando de la democracia pueden leer que “a Harari no se lo convoca, por presión de los estudiantes”. Afirmación de Vezzetti, que inmediatamente señala que “la izquierda de la juventud estudiantil era minoría en el período de mi gestión”. O sea, que en un curioso efecto de la democracia universitaria, la minoría decidía a quién se marginaba y a quién no. Lo que da carácter de ironía a semejante afirmación es, en ese mismo reportaje, el testimonio de Diana Rabinovich: “La interna del psicoanálisis era estridente: participo en el jurado de la asignatura Psicoanálisis; éramos Ostrov, García Reynoso y yo. Se presentaron Ricardo Avenburg de APA, Harari e Irene Friedenthal. En la entrevista Avenburg presenta un programa de los 70’, Friedenthal leyó una clase muy elaborada. Hubo en un momento un dictamen dividido - dirá- Ostrov se inclina por Avenburg y yo me inclino por Friedenthal por la calidad de la clase. Otras internas dentro del psicoanálisis impactan en uno de los primeros concursos, el de Escuela Francesa” (siempre queda la sospecha de la calidad de una clase leída, por elaborada que sea).
Y, si leemos otro testimonio nos hace saber que para delegado normalizador uno de los candidatos era Harari y ante la desesperación en el grupo (Rally, Diana Rabinovich) aparece como alternativa el nombre de Vezzetti. O sea, como se dice luego, a Harari no lo querían en ningún sitio, ni como docente ni como decano. Era el año 1985, y Harari había tomado distancia del Campo Freudiano y de APBA. Y finalmente, tenemos el testimonio de Roberto Mazzuca, quien dice no recordar ya demasiado, sólo anécdotas para divertirse un rato. Y, en su divertimento, hace saber que no era en una reunión de los alumnos donde se decidían las cosas, sino que había dos grupos, uno de ellos “Se reunía en la casa de Diana Rabinovich, Rally, Sara, los Duarte y gente de Social. Era un grupo radical. (…). El otro era el que venía estando, lo lideraba Beatriz Grego”. Rabinovich todavía tenía una fuerte presencia en El Campo Freudiano.
Por otro lado tenemos la conversación que mantienen en su momento un grupo de intelectuales (si recordamos a Juan Carlos Torre, siempre hay que diferenciar a los profesores de los intelectuales), y donde se roza el tema del psicoanálisis y la universidad. Me refiero a un número de la revista Pensamiento de los confines, donde Germán García, seguramente sin conocer las declaraciones de los profesores en el reportaje mencionado pero sabiendo otras cosas, afirma que la Facultad de Psicología de la UBA es feudal por el modo que está armada. Y agregará que habría que cerrarla y abrir otra: “Porque está ahí con gente que está enquistada y que arman cosas y que las cosas las maneja Franja Morada. Y te preguntás permanentemente ¿pero cómo este tipo está ahí?” Y no deja de aludir a la confusión que se genera cuando el Estado habilita al psicólogo, y las maniobras que hay que realizar, para hacerle saber que las materias de psicología no son suficientes para transformarse en psicoanalista.
Con respecto a su relación a Miller y al Campo Freudiano, Diana Rabinovich publicará un artículo en el cual intenta dar cuenta de las razones teóricas por las cuales no adhirió finalmente, a la formación de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Basándose en la lógica que desarrolla Lacan en sus fórmulas de la sexuación, del no-todo, dirá que no está de acuerdo con la escuela unificante. En definitiva, si se lee con cuidado, ella coincide con el manifiesto y la práctica de Convergencia lacaniana. Es un texto muy interesante, en el que no faltan las alusiones y comparaciones entre las instituciones para Francia y para la Argentina. Pero resulta más interesante aún, que lo que para ella ha sido un motivo de distanciamiento, en otro caso, el de la otra figura de la que estamos hablando, ha sido motivo de acercamiento. Veamos como está dicho por la psicoanalista y traductora: “En lo que hace a la dimensión del espacio, diría que el concepto de red del Campo Freudiano empieza a desplazarse hacia el concepto de un campo con un centro. A mí no me preocupa que ese centro esté en Europa, me resultaría igualmente molesto que esté en la Argentina; simplemente prefiero ser fiel al discurso de Lacan en contra del centro cuando señala que, precisamente, la verdadera revolución es la de Kepler con la elipse”.
Mientras que la figura que ha juntado a la ficción y el psicoanálisis, ante una pregunta si el psicoanálisis lacaniano en Argentina sería la política del síntoma de Masotta, afirma: “Me parece que si bien Masotta está en el inicio, no podríamos hacerlo responsable de todo lo que ocurre, hay otros casos. Digamos que en vez de ser mundos circulares, es una elipsis kleperiana. Hay dos puntos: hay un punto que es lo que Masotta inicia. Hay un corte que es que Masotta se va. Hay lo que Pacho O’ Donell llama ‘Los años oscuros del militarismo’. Y hay un reinicio a consecuencia de eso, afuera. Lacan no quiere venir a Buenos Aires porque hay gobierno militar.
“Por eso se hace el Congreso en Caracas. Hubiera sido otra historia si ese congreso se hubiera hecho en la Argentina, pero no se hizo. Con lo cual se inicia una posición diferente”.
Y agregará luego que, retroactivamente, la historia de Masotta se articula con la historia de Miller. Fue él quien dijo en Caracas que Lacan ganó la batalla del análisis laico. Entonces, podemos decir que el tema es que en un caso la elipse de kepler es lo que ha permitido el encuentro de una figura con Miller, mientras que en el otro caso la supuesta falta de sostenimiento de esa elipse llevó a la ruptura de la otra figura con Miller. O sea Germán García, entendía que lo sucedido en Argentina en los setenta implicó que la cosa se hacía desde afuera, la elipse es Caracas - Buenos Aires, pero es sabido que Caracas no fue sin París. Y es lo que afirma Miller en ese librito de reciente aparición, Caracas fue el modo de sacar el psicoanálisis francés afuera y que allí comenzara el desarrollo de lo que hoy se da en llamar la AMP. Cuando Diana Rabinovich entendió que Miller no respetaba la figura elíptica en la conducción puso el centro en la Universidad (aunque como hemos visto, su interés sobre ella era de altri tempi), que llevó a la creación del Colegio Franco Argentino y al logro de esa distinción del mérito. Fue una apuesta, podemos decir, por la “sabiduría”, o al supuesto saber. En todo caso si se pretendía romper cierta hegemonía, para usar un término caro a la política, nada impedía que alguien sostuviera otra institución que desplazara el centro hacia la elipse. Como es sabido, fue la política de Germán García, y es lo que me lleva encontrar nuevamente en otro las palabras indicadas para definir los actos de la figura que condensaba la ficción y el psicoanálisis, en la ocasión las que usó Wittgenstein cuando le preguntaron sobre la sabiduría de Freud, “La sabiduría es algo que jamás esperaría de Freud. Inteligencia, ciertamente; pero no sabiduría”.
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“Los bárbaros avanzan”
Por Iñaki Gil de San Vicente
Fuentes: Rebelión
Nota: Tesis para debatir en las charlas organizadas por Nación Andaluza en Huelva el 5 de febrero y en Granada el 6 de febrero sobre «Crecimiento del autoritarismo y dominación burguesa. El papel de Andalucía».
1.- El encabezamiento –‘Los bárbaros avanzan’– pertenece León Rozitchner1 cuando desarrolla la crítica de Freud a G. Le Bon (1841-1931) a su teoría de la obediencia de las masas a la dominación de la autoridad. Rozitchner viene a decir que las tres características de la cultura burguesa que hacen avanzar a los bárbaros son anonimato, irresponsabilidad y carencia de freno. Si vemos a las turbas fascistas moverse, el anonimato lo obtiene con los uniformes, en los gestos agresivos realizados rítmicamente todo lo cual impide o imposibilita mucho su fácil identificación personal. A todo ello hay que unirle la irresponsabilidad que se ampara en la excusa de que obedecen a una Autoridad intocable, el Caudillo que les guía hacia un bien supremo, la Raza, el Imperio… o sea, la propiedad capitalista. Por último, la carencia de freno se muestra en todo, desde la paliza a cualquiera, sobre todo a mujeres…., hasta la negación de los crímenes nazis o yanquis, pasando por la lucha contra los elementales derechos sociales que aún son respetados por sectores de la burguesía.
2.- ‘Los bárbaros avanzan’ porque el autoritarismo y su forma extrema el fascismo, surge y se reproduce en el interior de las contradicciones capitalistas, no es algo exógeno, secundario, sino que es parte de la explotación del trabajo por el capital. ‘Los bárbaros avanzan’ porque entre otras cosas, esas tres características también dormitan en muchas personas aparentemente «no autoritarias» tanto porque son consustanciales a la estructura psíquica de masas, como porque son impulsadas y reforzadas por el Estado burgués. Freud lo sabía y lo denunció: «El Estado exige a sus ciudadanos un máximo de obediencia y de abnegación, pero les incapacita con un exceso de ocultación de la verdad y una censura de la intercomunicación y de la libre expresión de sus opiniones, que dejan indefenso el ánimo de los individuos así sometidos intelectualmente, frente a toda situación desfavorable y todo rumor desastroso»2.
3.- Por «indefensión de ánimo» Freud entiende la incapacidad de desarrollar un pensamiento crítico que analice racionalmente los problemas a los que se enfrenta. Más aún, sostiene que nunca ceja la presión coercitiva global sobre la persona, logrando que: «durante la vida individual se produce una transformación constante de esta coerción exterior en coerción interior»3, impidiéndole reaccionar frente a las situaciones desfavorables, cuando se constata el peso reaccionario de la obediencia individual y colectiva, y la extrema debilidad de las personas obedientes ante la capacidad manipuladora del Estado.
4.- Pero Freud advierte que la realidad es más compleja: «La aparición de estos productos de la reacción es favorecida por las circunstancias de que algunos impulsos instintivos surgen casi desde el principio, formando parejas de elementos antitéticos, circunstancia singularísima y poco conocida, a la que se ha dado el nombre de ambivalencia de los sentimientos […] sólo muy insuficientemente puede ser clasificado con el criterio de bueno o malo. El hombre es raras veces completamente bueno o malo; por lo general, es bueno en unas circunstancias y malo en otras, o bueno en unas condiciones exteriores y decididamente malo en otras»4. Freud rezuma dialéctica al mostrar que la personalidad es una unidad de contrarios, de «elementos antitéticos», lo que abre la puerta a la concienciación revolucionaría, pero a la vez a la colaboración de la dominación con prácticas autoritarias.
5.- No entramos a mayores análisis sobre Freud ni sobre la hipnosis, nos quedamos con la idea de Rozitcner sobre el autoritarismo al alza en la sociedad burguesa: la estructura social que hace que el poder paralizante de la persona omnipotente que domina a la persona impotente hundiéndola en la dependencia sumisa, también hace que la cultura burguesa sea «una mirada sin conciencia»5. El autoritarismo y la dominación miran y ven, no son ciegos, saben lo que pasa y lo que quieren, pero no tienen conciencia y de ahí y aunque parezca paradójico, su incapacidad última para vencer, paralizando definitivamente la resistencia del proletariado, de los pueblos y de la mujer trabajadora.
6.- ¿Por qué la mirada sin conciencia, autoritaria y dominante, ve, pero no termina venciendo definitivamente como se comprueba en Andalucía, donde a pesar de la fuerza del autoritarismo siempre resurge el Ave Fénix de la resistencia popular? Rozitchner nos ayuda a ir comprendiendo la respuesta:
«Para los psicólogos burgueses «buenas» masas eran pues las institucionalizadas; «malas» masas, las revolucionarias […] 1. Las masas institucionalizadas, que forman cuerpo con el sistema global, y que están inmovilizadas dentro de una racionalidad contradictoria. 2.- Las masas revolucionarias en las que los hombres se descubren unidos por un interés común, y que pueden llevarlos a transformar radicalmente el sistema»6.
7.- Además del Estado, la psicología burguesa aparece por tanto como una disciplina fundamental para el mantenimiento del orden autoritario, de la disciplina necesaria para la acumulación ampliada de capital. Fue en los críticos años treinta, en pleno avance de la barbarie, que W. Reich escribió:
«La psicología burguesa tiene por costumbre en estos casos el querer explicar mediante la psicología por qué motivos, llamados irracionales, se ha ido a la huelga o se ha robado, lo que conduce siempre a explicaciones reaccionarias. Para la psicología materialista dialéctica la cuestión es exactamente lo contrario: lo que es necesario explicar no es que el hambriento robe o el explotado se declare en huelga, sino por qué la mayoría de los hambrientos no roban y por qué la mayoría de los explotados no van a la huelga. La socioeconomía, por tanto, explica íntegramente un hecho social cuando la acción y el pensamiento son racionales y adecuados, es decir, están al servicio de la satisfacción de la necesidad y reproducen y continúan de una manera inmediata la situación económica. No lo consigue cuando el pensamiento y la acción de los hombres están en contradicción con la situación económica y, por tanto, son irracionales»7.
8.- Para salvar u ocultar esta contradicción entre la realidad y el irracionalismo, el Estado y sus diferentes servicios, y especialmente la institución psiquiátrica8 con sus drogas9, y la psicológica10, junto con la industria mediática y educativa, las iglesias, etc., intervienen en todo momento para crear la «normalidad» según explica J. Gervis:
«Somos exhortados a ser normales obedeciendo a las leyes, honrando al padre y a la madre, vistiéndonos como requiere nuestra condición social, teniendo las distracciones y las costumbres de nuestro propio ambiente, comportándonos de modo tranquilo y sensato, así sucesivamente. La normalidad viene prescrita como una serie variable (según las clases) de códigos de comportamiento; si ésta es violada intervienen la represión judicial y la psiquiátrica, en particular si el sujeto pertenece a clases sociales subordinadas»11.
9.- Los diferentes códigos de comportamiento según las clases, el sexo-género y el origen nacional/cultural, son aún más perceptibles a simple vista durante las grandes crisis, como la que golpea a Andalucía12. La corrupción política y económica, el cinismo de la doble moral y la prepotencia chulesca de los «señoritos» y de la casta católico-militar contrastan a diario con el empobrecimiento, la precarización existencial, el terrorismo machista y la explotación sexual, el abandono educativo, el narco-capitalismo, la dependencia económica hacia un modelo de escasa producción de valor, el saqueo de los recursos, la guerra cultural, las bases militares extranjeras que hacen de Andalucía una «diana»13.
10.- La nación andaluza está marcada históricamente por el expolio impuesto por la clase que se apropió de todo con una violencia inusitada y un exterminio cultural implacable, porque: «la conquista castellana y el modelo de colonia que se establece con la conquista castellana es absolutamente central»14 para comprender el presente, según indica F. J. Escalera. Para la muy superior cultura andalusí, los invasores cristianos eran bárbaros sucios e ignorantes: desde entonces ‘los bárbaros avanzan’ en Andalucía, aunque se crean progresistas ya que una seña de identidad de su españolismo es la «andalufobia»15 perceptible a simple vista, que normaliza a los ojos del nacionalismo español que Andalucía sea «un pueblo sin tierra y sin agua»16, incapaz de dirigirse el a sí mismo en su necesaria17 soberanía.
11.- Dos mundos antagónicos que no chocan en una feroz lucha nacional de clase a pesar de la pugna soterrada o que emerge en determinados momentos como recientemente en Cádiz18 porque, como dice muy bien Alí Manzano existe «La obediencia andaluza»19 que ayuda a apagar los fuegos de la ira popular en las miasmas de la «democracia española». En este caso, por «obediencia andaluza», debemos entender el conjunto de excusas que pone la izquierda blanda para justificar sus alianzas con el reformismo españolista porque «obedece a Andalucía» antes que, al Estado, dejando de lado el trabajo por la independencia popular andaluza. No hace mucho, el secretario general del PCE en Andalucía afirmó que la bandera rojigualda, impuesta a cañonazos, es la bandera de todos los españoles20. Entramos aquí en el crucial problema del valor revolucionario o reaccionario de los símbolos21, confirmada por la pasividad del soberanismo andaluz ante la industria del turismo religioso de la supuesta «semana santa»22, que no existiría como tal si no fuera por la guerra cultural del nacional-catolicismo desde 1936 hasta ahora.
12.- Más adelante veremos cómo la resistencia a la dominación y al autoritarismo se debilita cuando se difuminan y diluyen los objetivos por los que se lucha, sobre todo en contextos de crisis estructural en una nación oprimida como Andalucía, cuyo control absoluto es vital para la supervivencia del imperialismo y de su brazo armando: la OTAN. Ahora es necesario aclarar qué es la obediencia para entender mejor lo que sigue, y para ello recurrimos a E. Fomm:
«La historia humana comenzó con un acto de desobediencia, y no es improbable que termine con un acto de obediencia […] Si la humanidad se suicida será porque la gente obedecerá a quienes le ordenan apretar los botones de la muerte […] La obediencia a una persona, institución o poder (obediencia heterónoma) es sometimiento; implica la abdicación de mi autonomía y la aceptación de una voluntad o juicio ajenos en lugar del mío. La obediencia a mi propia razón o convicción (obediencia autónoma) no es un acto de sumisión sino de afirmación […] Mientras obedezco al poder del Estado, de la Iglesia o de la opinión pública, me siento seguro y protegido. En verdad, poco importa cuál es el poder al que obedezco. Es siempre una institución, u hombres, que utilizan de una u otra manera la fuerza y que pretenden fraudulentamente poseer la omnisciencia y la omnipotencia. Mi obediencia me hace participar del poder que reverencio, y por ello me siento fuerte. No puedo cometer errores, pues ese poder decide por mí; no puedo estar solo, porque él me vigila; no puedo cometer pecados, porque él no me permite hacerlo, y aunque los cometa, el castigo es sólo un modo de volver al poder omnímodo»23.
13.- ‘Los bárbaros avanzan’ apoyándose en esta obediencia general, en sus expresiones fuertes y en las débiles, en la obediencia «a regañadientes», porque en todas ellas la persona obediente busca agradar a la «figura del Amo»24 que le vigila desde su interior, según la feliz expresión de D. Sibony en su estudio sobre la indiferencia política de las gentes explotadas. El «Amo» puede ser Hitler, el Papa, el marido, el patrón, el policía, el maestro, el líder político-sindical, o cualquier trabajador asalariado –«artista»– de la industria de la alienación, pero todos estos «amos» nos remiten al capital como relación social de explotación, y en concreto al fetichismo de la mercancía como la base sobre la que se levanta la dialéctica entre la dominación y las relaciones de poder y de fuerza entre las clases en lucha25, tal como demuestra N. Kohan.
14.- Comprendemos así que por indiferencia en política no debemos entender sólo la abstención pasiva, porque también se es políticamente indiferente cuando el voto es rutinario, cuando la persona votante renuncia a todo derecho y opinión política concreta en el día a día, obedeciendo como un autómata que introduce un papelito en una caja. Mientras que la abstención activa, consciente y revolucionaria, es parte de una estrategia a medio y largo plazo26, el voto autómata –«!!Calla y vota, idiota¡¡» — legitima al poder material y al inmaterial, al «Amo», reconfortando al sumiso. La indiferencia de las «masas institucionalizadas» facilita que las «masas revolucionarias», sean controladas por las nuevas dominaciones27 y golpeadas por las nuevas represiones28.
15.- La creciente desestructuración de los mundos subjetivos conformados por la ideología burguesa anterior a la crisis de los ’70, agudizada por el neoliberalismo y el impacto de 2007 y los cambios posteriores y llevada al extremo por la pandemia de 2020, facilita el auge del autoritarismo en sus múltiples expresiones, que no sólo para el fascismo, su forma extrema. La dominación es más sutil y efectiva en la «civilización de la angustia»29caracterizada por el estrés, la ansiedad e irritabilidad30 que golpea con especial fuerza a las llamadas «clases medias» que no son sino asalariados con menos malas condiciones de explotación, y a la pequeña burguesía, que se creían libres del riesgo de caer en la precariedad consustancial al proletariado.
16.- Al menos desde 1845 Engels demostró que la precariedad vital y la competencia31 son inherentes al proletariado bajo las condiciones capitalistas. La «civilización de la angustia» exacerba tanto el individualismo cainita dentro del proletariado, como la necesidad individual del «Amo» en cualquiera de sus expresiones, impulsando a las «clases medias» y pequeña burguesía para que, en su desesperación, giren al fascismo. En 1952 G. Lukács advirtió premonitoriamente a la intelectualidad burguesa que los nuevos desarrollos del capitalismo norteamericano adaptarían el irracionalismo a las exigencias imperialistas, por lo que no debía descartarse la reaparición del fascismo32: una reciente y rigurosa investigación internacional ha confirmado la unión interna entre irracionalidad, dogmatismo, negacionismo y extrema derecha33.
17.- O. Bëlícek muestra cómo el «imaginario sobrenatural» dio votos a Hitler, que comprendió la necesidad de jugar con el irracionalismo:
«En mi libro, Hitler’s Monsters, menciono la famosa cita de Hitler en Mein Kampf en la que advierte que el partido nazi se convertiría en el hogar de «eruditos errantes envueltos en pieles de oso». Dado el chamán de QAnon vestido con pieles de animales que asaltó el edificio del capitolio estadounidense en enero de 2021, este oscuro comentario de Hitler parece mucho más relevante. Al igual que Donald Trump o Marine Le Pen, que han tratado de distanciarse públicamente de los folclóricos «chamanes de QAnon» en sus filas, a Hitler le preocupaba que el Partido Nazi pudiera perder el apoyo de los principales electores de clase media.
Pero, aunque Hitler tratara de distanciar públicamente a los nazis de los grupos religiosos esotéricos y paganos como la Sociedad Thule y los folclóricos «eruditos errantes con pieles de oso», seguía reconociendo que sus partidarios se sentían atraídos por las ideas sobrenaturales y las teorías de la conspiración para dar sentido a un mundo cada vez más complejo y amenazante»34.
18.- Una vida cada vez más amenazada por la compleja irracionalidad social es más propensa al autoritarismo impulsado por el Estado tal cual advirtiera incluso Freud, que una vida sabedora del por qué y del para qué del irracionalismo. La psicología marxista, engelsiana35 en este caso, es un arma teórica imprescindible para la lucha de clases porque insiste en que sólo la praxis, la dialéctica entre la mano y la mente, la acción y la palabra, es la única forma de luchar contra el capital con visos de victoria36, o al menos de continuidad del combate37, como se ha visto en Cádiz, pues: «No tardaremos en ver escenarios similares en otros puntos de Andalucía y es urgente que, esta vez sí, no concluyan con acuerdos a la baja, sino que sean el inicio de la Revolución Andaluza.»38.
19.- la izquierda independentista andaluza es consciente de que los bárbaros prestan especial atención a su país por la importancia única que tiene para el imperialismo en su conjunto y, dentro de este, para el Estado español en cuatro áreas:
19.1- la más visible e inmediata como es el saqueo económico global, la reserva de mano de obra barata explotable, la reserva de carne de cañón represiva, el puente para el tráfico y limpiado del dinero del narco-capitalismo, la transferencia de valor de industrias a Madrid, el control de buena parte del mercado del esclavismo africano como fuerza de trabajo muy barata, también en la industria sexual, etc.
19.2.- reservorio de uno de los pilares del nacionalismo español junto con la dominación del pueblo castellano, el otro pilar. De este modo, la artificialidad de la «nación española» aparenta una base histórica real con la «reconquista» que cierra la formación de España iniciada por Don Pelayo, protegido por el Aposto Santiago Matamoros.
19.3.- espacio para cumplir con la división internacional del trabajo decidida por la Unión Europea y el capital financiero-especulativo, que tiene a Andalucía como «gran hotel», tierra de la agroindustria y como puente con el turismo marroquí, el tránsito de esclavitud, mercancías y drogas desde África.
19.4.- punto geoestratégico vital de la OTAN donde confluyen dos ejes militares de valor incalculable para el imperialismo: de la costa atlántica de los EEUU hasta Israel pasando por las Azores, Canarias, Portugal, Marruecos y Andalucía, y el eje norte-sur de la OTAN por el Atlántico desde Noruega hasta África, pasando por Andalucía. Este cruce de ejes tiene ahora más valor geoestratégico que nunca antes, y aumentará su importancia en la medida en que se deshiele el Océano Ártico, África luche por su independencia, y se refuerce Eurasia.
20.- Por esto la independencia socialista de Andalucía es una necesidad de su pueblo y a la vez una aportación internacionalista crucial para la derrota del imperialismo.
EUSKAL HERRIA, 30 de enero de 2022
Notas:
1 León Rozitchner: Freud y los límites del individualismo burgués. Siglo XXI. Argentina 1972, pp. 297-302
2 Sigmund Freud: Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte. Obras Completas. RBA. Barcelona 2006. Volumen III, pp. 2104 y ss.
3 Sigmund Freud: Opus. Cit. Pág.: 2106.
4 Sigmund Freud: Opus. Cit. Pág.: 2105.
5 León Rozitchner: Opus. Cit. pp. 459-461.
6 León Rozitchner: Opus. Cit. p. 323.
7 Wilhelm Reich: Psicología de masas del fascismo. Editorial Ayuso. Madrid 1972, p. 32.
8 Guillén Martí: El discurso psiquiátrico hegemónico encubre biografías traumáticas y desigualdades sociales. 28 de abril de 2021 https://vientosur.info/el-discurso-psiquiatrico-hegemonico-encubre-biografias-traumaticas-y-desigualdades-sociales/
9 Mente Revolucionaria: Los psiquiatras se comportan como traficantes de drogas. 19 de enero de 2021 https://www.lahaine.org/est_espanol.php/llos-psiquiatras-se-comportan-como
10 Omar Alonso Ojeda Valenzuela: La psicología al servicio del poder. 18 de enero de 2021 https://elsudamericano.wordpress.com/2021/01/18/la-psicologia-al-servicio-del-poder-una-postura-etica-y-politica-de-la-disciplina-por-omar-alonso-ojeda-valenzuela/
11 Giovanni Jervis: Manual crítico de psiquiatría. Anagrama. Barcelona. 1977. P. 207.
12 Andalucía Información: La producción industrial andaluza desciende más del doble que la estatal, siendo el 8% de esta. 10 de diciembre de 2020 https://laotraandalucia.org/la-produccion-industrial-andaluza-desciende-el-doble-de-la-estatal-siendo-menos-del-8-de-esta/
13 Enero de 2020: https://www.antimilitaristas.org/Las-bases-militares-de-Rota-Moron-y-Viator-colocan-sobre-Andalucia-una-diana.html
14 Vero Cala y Floren Ramírez: El hecho diferencial andaluz. 6 de mayo de 2021 https://vientosur.info/el-hecho-diferencial-andaluz/
15 Trinidad Núñez Domínguez: Andalufobia… ¿Sí o qué? 30 de octubre de 2018 https://www.elsaltodiario.com/andalucia/andalufobia
16 Nación Andaluza: Palante. 2º época – nº 8 – dic. 2021
17 Concepción Cruz Rojo: Andalucía: cuestión nacional y la necesidad de nuestra soberanía. 1 de mayo de 2019 https://portaldeandalucia.org/a-fondo/andalucia-cuestion-nacional-y-la-necesidad-de-nuestra-soberania/
18 Ana Ordaz y Consuelo Durán: Radiografía de Cádiz en datos: la zona cero de la huelga del metal. 27 de noviembre de 2021 https://www.eldiario.es/andalucia/radiografia-cadiz-datos-zona-cero-huelga-metal_1_8525228.html
19 Alí Manzano: La obediencia andaluza. 21 de octubre de 2021 https://pensamientoandaluz.org/index.php/ali-manzano/378-la-obediencia-andaluza.html
20 Francisco Sánchez: 25 de mayo de 2020 https://laotraandalucia.org/espanolear-el-secretario-general-del-pce-en-andalucia-dice-que-la-estanquera-es-la-bandera-de-tods-los-espanoles/
21 Manuel Ares y Antonio Torres: Lo simbólico como excusa. 4 de febrero de 2019 https://www.lahaine.org/est_espanol.php/lo-simbolico-como-excusa
22 Andalucía Laica: 5 de abril de 2021 https://laicismo.org/andalucia-laica-responde-a-las-declaraciones-de-teresa-rodriguez-sobre-la-semana-santa/244208
23 Erich Fromm: Sobre la desobediencia y otros ensayos. Paidós Studio. Barcelona 1984, pp. 9-15.
24 Daniel Sibony: «De la indiferencia en materia de política». Locura y sociedad segregativa. Armando Verdiglione Anagrama. Barcelona 1976, p. 108.
25 Néstor Kohan: Nuestro Marx. Misión Conciencia. Caracas, 2011, pp. 716 y ss.
26 Carlos Ríos: La abstención como paso necesario en la lucha por la liberación de Andalucía. 25 de abril de 2019 https://www.boltxe.eus/2019/04/25/la-abstencion-como-paso-necesario-en-la-lucha-por-la-liberacion-de-andalucia/
27 Gilberto Valdés Gutiérrez: El sistema de dominación múltiple. 20 de noviembre de 2021 https://rebelion.org/el-sistema-de-dominacion-multiple/
28 Juan Teixeira: La represión que viene. 8 de diciembre de 2021 https://www.eulixe.com/articulo/sociedad/previsiones-indican-que-2022-vendra-cargadito-hostias/20211205185629024759.html
29 Clara Ramas: La civilización de la angustia. 29 de enero de 2021 https://www.lahaine.org/mm_ss_est_esp.php/la-civilizacion-de-la-angustia
30 Andrea D’Atry: Pandemia de ansiedad, estrés e irritabilidad. 3 de mayo de 2021 https://www.laizquierdadiario.com/Pandemia-de-ansiedad-estres-e-irritabilidad
31 Engels: La situación de la clase obrera en Inglaterra. OME, Crítica, Barcelona, 1978, T. 6. Pp. 331-344.
32 George Lukács: El asalto a la razón. Grijalbo, Barcelona 1975, pp. 27-28.
33 Miguel Ángel Criado: Los ultras se creen más las teorías conspirativas. 28 de enero de 2022 https://elpais.com/ciencia/2022-01-28/los-ultras-se-creen-mas-las-teorias-conspirativas.html
34 Ondrëj Bëlícek: Misticismo, pseudociencia y nazismo. 29 de enero de 2022 https://kaosenlared.net/misticismo-pseudociencia-y-nazismo/
35 David Pavón-Cuellar: Mejor Engels que nuestra psicología. 15 de diciembre de 2020 https://elsudamericano.wordpress.com/2020/12/15/mejor-engels-que-nuestra-psicologia-por-david-pavon-cuellar/
36 Susana López: Entrevista con la Coordinadora de Trabajadores del Metal (Cádiz). 24 de diciembre de 2021 https://sindicalismo.org/2021/12/24/entrevista-con-la-coordinadora-de-trabajadores-del-metal-cadiz-una-misma-clase-una-misma-lucha-porque-la-clase-trabajadora-tiene-problemas-de-precariedad-en-todo-el-mundo/
37 Víctor de la Fuente: Tras Cádiz no desaparecen ni las causas ni las personas que luchan. 22 de diciembre de 2021 https://www.elsaltodiario.com/tribuna/tras-cadiz-no-desaparecen-las-causas-ni-las-personas-que-luchan
38 Nación Andaluza: «Conclusiones» Palante. 2º época – nº 8 – dic. 2021
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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Materialismo ensoñado
León Rozitchner Ensayo $170
La experiencia con el cuerpo de la madre fue sustituida por un cuerpo de palabras, acariciadas en la poesía, cortadas por el filo de la razón patriarcal en la metafísica y en la reflexión teórica a la que siempre esa otra dimensión le falta. Las cualidades sensibles y ensoñadas de la madre se han travestido y convertido en cualidades espectrales de los conceptos…
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Fantástica compilación de entrevistas a León Rozitchner. Pequeños retratos de uno de los más grandes pensadores que dio Argentina. Imperdibles apostillas de una biografía intelectual tan apasionante como inspiradora. Es el primer avance de una serie de 20 capítulos que se pueden bajar en Lobo Suelto, así que aprovechen. Realización: Diego Sztulwark & Cia.
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1 "Bricoleur" Conversaciones con León Rozitchner
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“Why would an incredulous Jew want to write, Rozitchner himself asks, about the Confessions of a Christian saint? Among the various answers, the most audacious one – certainly outdaring Max Weber’s hypothesis about the ideological affinity between capitalism and Protestantism – holds that capitalism simply would not have been possible without Christianity: ‘Triumphant capitalism, the quantitative and infinite accumulation of wealth in the abstract monetary form, would not have been possible without the human model of religious infinity promoted by Christianity, without the imaginary and symbolical reorganization operated in subjectivity by the new religion of the Roman Empire.’ Augustine is the model of these profound transformations in the psychic economy. His Confessions, Rozitchner proposes, can be read as a user’s manual for subjection and servitude. The complete devalorization of the flesh, of pleasure, and of the social in general, together with the newly constituted subject’s submission to the rule of law and imperial order, constitute the lasting religious premisses of the political sphere.”
Bruno Bosteels, León Rozitchner: Politics and subjectivity, head-to-head
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| IRA |
“Tararira tenías que ser por lo peleadora. Dijo.”
No es un río, Selva Almada
Otra perspectiva*
Marcelo Izaguirre
Recalculando o lecturas de Masotta, podría haber llamado a este trabajo según la bibliografía que se tome. Decidí llamarlo otra perspectiva según una orientación indirecta de Sergio Ayas. Si se toma la versión del libro de Vezzetti sobre psiquiatría, psicoanálisis y cultura comunista (1), habría que decidirse por la versión gps. En particular en el comienzo y el final, se encuentran dos cuestiones curiosas, sobre todo al final, donde afirma que la facultad de Filosofía y Letras se transformó en algo más que un establecimiento de enseñanza, era un laboratorio de ideas que se prolongaba en los grupos de estudio de Oscar Masotta, Raúl Sciarreta y León Rozitchner. Y se vale de una afirmación, de Emilio de Ipola, para señalar que “los tres cumplirían un papel decisivo en la reinvención del psicoanálisis en las siguientes dos décadas”. Es conocida la diferencia entre enunciado y enunciación, quiero decir que quien escribe eso, es porque piensa que ha sido así. Damos con la confirmación de ello al leer el artículo de De Ipola, que no realiza ninguna alusión del papel de Rozitchner en la reinvención del psicoanálisis (2).
Y en el comienzo del libro aludido se afirma: “La hegemonía que alcanzó la disciplina freudiana y, sobre todo, la reorientación lacaniana, ha sustentado una suerte de fantasma de autoengendramiento o ha dado lugar a relatos fundadores sostenidos en la acción de algún héroe solitario, como Oscar Masotta”. Y, agregará “las visiones de un psicoanálisis autosuficiente han oscurecido el reconocimiento de lo que la formación psi recibía del pasado”. Y lo que está en el pasado, para nuestro autor, es la psiquiatría. Y de allí advino el psicoanálisis. Está en el título mismo del libro. Es como destacar que antes de Freud estaba la psiquiatría, pero sabemos desde Schorske con su Viena fin de siglo, Peter Gay con su Freud y el libro de Makari, Revolución en mente, que para Freud se trataba de otra cosa que la psiquiatría. En fin… hay otra perspectiva.
Y, al menos en lo que compete a la reinvención del psicoanálisis a partir de los años sesenta, que remite al psicoanálisis lacaniano como se afirmó en algún número de Conjetural, otra perspectiva se puede encontrar en una lectura citada por el ex decano normalizador. Marcelo Starcenbaum, lo hace en un trabajo donde presenta tres vías, y resulta interesante como lo hace: “las lecturas de Althusser al interior de tres comunidades interpretativas”, así tenemos el lugar ocupado por Althusser en Masotta y los nacientes grupos lacanianos, con sus lecturas de Althusser y los usos que del mismo hará en su disputa con Rodrigué; la separación de los grupos Plataforma y Documento de APA con su libro y la respuesta que tendrán en la revista los libros por parte de Germán García y Juan Carlos Torre y Miriam Chorne; y finalmente, la posición de los que desde el campo de la psicología realizan lecturas de Althusser como Carlos Sastre y Roberto Harari (3). Si se presta atención, es un recorrido que se puede encontrar al hojear el anclaje de la enseñanza de Lacan.
También se mencionan diferentes bibliografías que se pueden leer sobre Masotta: las cercanas, donde ubica los textos de Correa y Germán García; las críticas, comprende entre otros el librito de Lecturas críticas, a Scholten con el libro sobre la fenomenología, el de Ana Longoni y Oscar Masotta el revés de la trama; y finalmente aquellas que deben ser leídas con reservas como la del diccionario de Roudinesco, acordando con la crítica que realizó en su momento Germán García, por la presentación de Masotta como antiperonista y qué quiere decir, y qué aporta la afirmación de que sus amigos eran homosexuales pero que a él le gustaban las mujeres. Otra coincidencia con García presenta el autor, que se encarga de aclarar que en términos de recepción, Lacan es presentado en el trabajo del año 1959, donde “Masotta advierte con un inocultable interés el cuestionamiento realizado por los lacanianos de la institucionalización del psicoanálisis y la penetración del culturalismo norteamericano”.
Al estilo usual de la época, podría recordar respecto a la crítica que realiza de Masotta como fundador solitario, otro texto de Vezzetti, publicado en el revés de la trama, donde afirma, al referirse a las décadas de los sesenta y setenta, que “Masotta parece haber sido el único que mantuvo una colocación destacada en ambas, sobre la base de un desplazamiento de rol y de público. Fundador del campo lacaniano y replegado sobre la política del psicoanálisis…” (4). Podemos enterarnos entonces, que en una de sus últimas producciones Vezzetti se encuentra criticando sus antiguas afirmaciones. Hay que decir que desde nuestra posición nunca se ubicó a Masotta como el único, a pesar de algunas críticas en ese sentido. En algún lugar citamos una frase de Masotta que aludía al encuentro con los Mannoni: el principal responsable de esto soy yo, pero no el único. Y basta recordar la presentación que hizo de la EFBA en París para darse cuenta que el mismo Masotta habló de otra gente, entre ellos Sciarreta y Rozitchner como parte del grupo de sofistas; pero hay que tener en cuenta la audiencia. Finalmente, para terminar con el trío traído podemos recordar el reportaje que le hace Rosángela Rodrigues de Andrade a Raúl Sciarreta, donde éste afirma que escuchó hablar de Jacques Lacan por primera vez a Oscar Masotta (5).
En cuanto a las afirmaciones sobre el papel de Rozitchner, que las comparte con Plotkin, Vainer y Carpintero, basta recordar que su mayor contribución a la revolución freudiana, fue su texto Freud y el individualismo burgués que recibió un comentario de Germán García en la revista Latinoamericana, bajo el título “Rozitchner y los límites del individualismo burgués”, donde se decía que Rozitchner como los psicólogos del yo, suponen al yo dueño del habla y que se trataba de hacer pasar por “el psicoanálisis (identificado con el sujeto) al marxismo (identificado con la historia)”, en un lenguaje más coloquial, gato por liebre. En este punto la confusión de nuestro autor es similar a la de un periodista, que ubica al otro Rozitchner en la revolución milleriana, de Jacques – Alain Miller. Parece que los Rozitchner siguen cumpliendo un papel fundamental, en diferentes décadas, en la reinvención del psicoanálisis. Al analizar el discurso del presidente argentino en la inauguración del año parlamentario, al comentar tanta pasión el periodista expresa: “Macri volvió a identificarse con el cambio, como una posición emocional. Rozitchner puro, ahora bajo la inspiración de Jacques – Alain Miller” (6). Difícilmente Alejandro Rozitchner esté inspirado por Jacques – Alain Miller.
En beneficio del Rozitchner revolucionario, hay que mencionar la defensa de Starcenbaum frente a la crítica de Plotkin, (que se puede extender a otros autores que se “proponen” realizar trabajos científicos) por su Freud… al señalar que realiza una lectura “muy personal” ante lo que dirá que ha pasado demasiada agua bajo el puente de la historia intelectual y de la teoría de la recepción para afirmaciones de las características de Plotkin, de que teorías antagónicas, al mezclarse, constituyen ensalada teórica lo que lo conduce a interrogarse: “Ahora bien, ¿qué lectura no es personal? ¿Y por qué a determinadas corrientes psicoanalíticas se le asigna la realización de ‘lecturas personales’ y la preparación de ‘ensaladas teóricas’ y a otras no” (3).
Para cambiar un poco de país, y ya que aludimos a un país central, y de lectura en lectura, o lectura sobre lectura, podemos pasar a leer un texto de Geoff Shullemberger, publicado por la Universidad de Nueva York, que llama “Oscar Masotta y la descentralización del psicoanálisis lacaniano” (7), donde se pueden encontrar varias cuestiones interesante ligadas al tema de la recepción, y se presenta otra perspectiva respecto a las fuentes del psicoanálisis (lacaniano), más del lado de las letras que de la psiquiatría y más específicamente, aunque parezca curioso, del lado de Borges.
Se encarga de discutir el modo que algunos autores han considerado a Masotta en su transmisión de Lacan. Cita, por ejemplo, el texto de Plotkin de 2001 quien ha criticado la identificación con el maestro francés al extremo. Y la caracterización que hace, cuando dice que llega un momento que no se sabe qué voz estamos escuchando, si el que habla es Masotta o Lacan.
También realiza el análisis de un texto que publicó un inglés, Phillip Derbyshire, “Who was Oscar Masotta” (en la revista Radical philosophy, en 2009). En principio, destaca que el de Derbyshire forma parte de los artículos que han redescubierto a Oscar Masotta como “pionero”, “fundador”, “maestro de una generación” y -recordemos el enojo de Vezzetti- “como fuente y origen del psicoanálisis lacaniano en la Argentina”. Afirmación realizada luego de indicar que en la actualidad el retorno de Masotta está en curso, como ha declarado en el suplemento cultural Ñ, el escritor, psicoanalista y largo tiempo colaborador de Masotta, Germán García. El dato de ese retorno lo dan, dirá García, las reediciones no sólo en Argentina, sino los trabajos en lengua hispana y otras lenguas, afirma en el suplemento (8).
Se sitúa la transmisión de Masotta como una cuestión entre el centro y la periferia. Es un texto interesante que, como se sostiene desde el título mismo, intenta explicar el papel de Oscar Masotta en el desplazamiento del psicoanálisis lacaniano desde el centro (París) a la periferia (Buenos Aires).
Antes de desarrollar la tesis de Shullemberger, que las relaciones entre el centro y la periferia no son tan simples y que en ocasiones la periferia no hace más que repetir lo que el centro ya ha repetido, vale mencionar otros ejemplos respecto a esa complejidad. Por un lado, esa relación descripta por Shullemberger en el año 2016, entre Victoria Ocampo y Lacan mediatizada por Borges, Caillois y otros, fue desarrollado por Jorge Baños Orellana en su novela, donde llega a afirmar que, entre otras causas, el encuentro de Lacan con Victoria Ocampo produjo el pasaje de la neuropsiquiatría al psicoanálisis, a partir de introducir incertidumbre en los desarrollos del que hasta entonces se mostraba como un psicólogo del yo (9).
Por otro lado las referencias de Derbyshire, en el año 2009, de que Masotta construía teoría con referencias personales, fue desarrollada por autores argentinos, en particular Horacio González, destacó que “En el recorrido de Oscar Masotta es posible reconocer el antiguo oficio de hablar sobre sí mismo mientras se habla del conocimiento del mundo”. Esas autorreferencias que señala Derbyshire y con las que acuerda Shullemberger, no serían otra cosa según González que “la intención de hacerlo motivo y caución de las teorías del mundo (10).
También se puede encontrar en la improvisación de Ricardo Piglia sobre Masotta, quien afirma que en su presentación de Roberto Arlt yo mismo, Masotta estaba dando cuenta de las condiciones de lectura, cuáles eran las condiciones sociales que definían el texto (cuando Shullemberger acuerda que la escritura de Masotta sobre Lacan es autorreferencial, expresa que eso es, en parte, el esfuerzo de teorizar sobre sus propias condiciones de producción). Asimismo Piglia menciona algo muy importante para el tema de la recepción: la importancia de las traducciones en las lecturas que se realizan en la periferia (11).
También, como parte de ese intercambio tenemos la respuesta que dio alguien que ha circulado por aquí y que realiza investigación sobre Masotta y el arte conceptual en Argentina en los años sesenta. Daniel Quiles expresa que Derbyshire en su artículo, no toma en cuenta los años 1965 a 1967, donde el compromiso de Masotta con el arte contemporáneo le permitió, por un tiempo, sacar provecho para elaborar estrategias críticas interdisciplinarias que hicieron de él algo más que un escritor y una fuente independiente de ideas (12).
Según Shullemberger, al realizar una crítica similar a la de Plotkin, Derbyshire afirma que la retórica de Masotta devalúa la posición del lector periférico ya que ubica al mismo en la posición de repetir lo que se dice en el centro, aún cuando tal intervención podría abrir alguna novedad u originalidad involuntaria.
Tal mimetismo ha sido una constante en la cultura argentina del siglo XX, ha dicho Derbyshire. Y se podría considerar eso como una forma del colonialismo al nivel de la teoría, donde el aparato conceptual y los problemas teóricos son siempre producidos en otro lado y transferidos al nuevo terreno, como si la distancia entre el centro y el margen no existiera. Algo que Masotta, destaca, había podido observar en la crítica que realizó a Sur, pero que él pone en acto en su exégesis de Lacan.
Shullemberger dirá que Derbyshire, en su trabajo, muestra de qué manera Masotta dentro del seminario, como intermediario, está tomado por el significante, acorde con la teoría lacaniana, no puede hacer más que soportarlo, incapaz de manipularlo dado que el significante habla del sujeto. Pero lo extraño, dirá Shullemberger, resulta que así como el inglés destaca que Masotta está tomado por la carta de Lacan, él mismo está tomado por la carta Masotta. Así, como va demostrando que la retórica de Masotta respecto a Lacan lo sitúa en la posición de ser solo influenciado, nunca influyente, Derbyshire revela estar él mismo influenciado por Masotta. De tal modo, la posición textual de Derbyshire es dominante y precaria como destaca que es la de Masotta. Éste podría describir bien la crítica de Derbyshire, cuando caracteriza su propio comentario sobre Lacan como ‘un texto que repite y transforma el texto de un autor… sin dejar de avisar al lector que ahí donde repite tal vez traiciona y que ahí donde transforma no es sino porque quiere repetir’.
Más adelante, luego del análisis de Derbyshire, Shullemberger dirá que claramente Lacan y la teoría lacaniana han emanado del reconocido centro o capital que ha sido París, que tiene una prolongada y complicada historia como fuente de los modelos intelectuales y culturales de la inteligencia latinoamericana. Así, la fructífera recepción del psicoanálisis lacaniano en la argentina, en gran parte debido al trabajo de intermediarios como Masotta y García, forma parte de esa historia mayor que es la absorción y transformación de los modelos parisinos.
Por eso no se trata de una mera repetición en la periferia de lo que sucede en el centro. Para ello Shullemberger, intenta mostrar el vínculo que ha tenido Lacan, por un lado con la cultura latinoamericana y por otro su recepción en Estados Unidos. De tal manera, señala que Argentina estuvo en Lacan antes que Lacan haya estado en Argentina. Por un lado, destaca la relación con Victoria Ocampo, quien habló de los sueños napoleónicos de Lacan y la cita que realiza Lacan, a pie de página del texto de Borges sobre la carta robada de Poe. También afirma que, aunque en la biblioteca de Victoria Ocampo hay algunos textos de Lacan dedicados por el autor, jamás se publicó algo de Lacan en la revista Sur.
De igual modo destaca en ese intercambio cultural, el modo en que un autor norteamericano (Poe) se vincula con un analista francés (Dupin). Caracteriza la relación de Lacan con la IPA, que no ha dejado de ser un vínculo de marginalidad respecto al centro. E insinúa que el viaje de Lacan a Caracas estuvo relacionado con aquellos sueños napoleónicos de conquista, en la ocasión de la lengua hispana.
Finalmente, Shullemberger afirma que si Lacan lee a Freud, para usar la expresión de Masotta, no sin haber leído a Borges, entonces la repetición de Masotta del centro es la repetición del centro que ya ha repetido la periferia, y así las señales que emergen del mapa cultural en tales términos no pueden ser sostenidas. Es lo que sugiere Masotta, cuando escribe que nuestra cercanía a los textos de Lacan es efecto de la “‘distancia de las mediaciones entre nuestro texto y el terreno en cuestión’”.
Referencias
*.- Texto publicado en revista Descartes Nº 26, noviembre 2017, Otium ediciones.
1.- Vezzetti, Hugo: Psiquiatría, psicoanálisis y cultura comunista, Buenos Aires, Siglo XXI, 2016.
2.- De Ipola Emilio: “Mi amigo León” en:
www.elseminario.com.ar/biblioteca/DeIpola_Mi_amigo_Leon.htm
También cf. el reportaje a León Rozitchner, donde plantea algunas diferencias con Masotta y su pasaje al psicoanálisis. Así como las diferencias entre Lacan y Freud, más allá de que sea correcto o no su análisis, en El Ojo Mocho Nº 3, Buenos Aires, otoño de 1993. Mal podría formar parte de la reinvención del psicoanálisis alguien que caracteriza a Lacan de social demócrata y que afirma que restringe los desarrollos de Freud. También se puede leer en ese reportaje sus diferencias con Masotta por su incursión en el psicoanálisis. En cuanto a la opinión de Emilio de Ípola respecto al psicoanálisis lacaniano puede cf. El Ojo Mocho Nº 20.
3.- Starcenbaum, Marcelo: “Marxismo, estructuralismo y psicoanálisis: itinerarios de Althusser en la cultura psicoanalítica argentina (1965-1976)” en:
www.hum.unrc.edu.ar/ojs/index.php/Filosofia/article/download/24/ElHilo4-5
4.- Vezzetti, Hugo: “Entre dos décadas”, en Oscar Masotta El revés de La trama, Atuel, 1999.
5.- Reportaje a Raúl Sciarreta en Rosángela Rodrigues de Andrade Puzzle(s) Masotta, Oscar Masotta y lo imaginario (búsqueda teórica y búsqueda de imágenes matrices), Rosario, Homo Sapiens, 1997.
6. Pagni Carlos: “Macri, ante su gran encrucijada, en La Nación, jueves 2 de marzo de 2016.
7.- Shullemberger, Geoff: “Oscar Masotta and the Decentering of Lacanian Psychoanalysis” revista Landa, vol.V, Nº 1, 2016. Universidad de Nueva York, Cf.
https://www.academia.edu/30938496/Oscar_Masotta_and_the_Decentering_of_Lacanian_Psychoanalysis
8. Germán García: “Masotta vuelve”, en Revista Ñ, 15 de mayo de 2010.
9. Baños Orellana, Jorge: La novela de Lacan, en particular cap. VII, Buenos Aires, El cuenco de plata, 2013.
10. González Horacio: “Oscar Masotta la teoría del sí mismo”, en Oscar Masotta Lecturas críticas, Buenos aires, 2000.
11. Piglia Ricardo: “Improvisaciones sobre un tema de Oscar Masotta comentario a Roberto Arlt yo mismo”, en Oscar Masotta lecturas críticas, ibídem.
12. Quiles, Daniel R.: Who was Oscar Masotta? Response to Derbyshire, Radical Philosohy 164, en:
https://www.radicalphilosophy.com/wp-content/files_mf/rp164_extras.pdf
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"A Nieztche cómo te lo cojés" Conversaciones con León Rozitchner
‘el problema de la filosofia es el problema de la lectura, aprender a leer. Si vos tomas al texto como un enigma nunca vas a entender nada.’
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Hace un año que León Rozitchner se fue, por Adriano Peirone Hace un año que León Rozitchner se fue. Inabarcable vacío el que dejó, pero posible de ser poetizado, al menos -siempre nos queda la poesía-, gracias al espacio sensible que nos abrió.
“La última lima filosófica, erizada de agudos y filosos conceptos, le da su acabado a todo lo sensible para que quede liso de tanto puro pensamiento: sin pizca de madre ensoñada. Volvemos a ratificar su ausencia en el presente con el pensamiento que nos han dejado para que pensemos sólo lo que ellos quieren: para que pensemos todo sin que recordemos nada de nuestro pasado. […] Antes que el pensamiento racional y científico moderno apareciera, el pensar era poético: existía la metáfora donde lo ensoñado se ampliaba y el horizonte del mundo se extendía. La poesía y la música significaban entre imágenes y ritmos que sostenían las palabras y vibraban sonoras en el diapasón del cuerpo. En ese espacio luminoso aparece todavía lo ensoñado engrendrando el sentido […] Y nos sorprende: lo ensoñado vuelve a despertarse atravesando el pensamiento vigilante de la nueva conciencia. Porque la fría conciencia es una conciencia segunda, que el terror separó de otra previa que se extendía desde la materialidad ensoñada del cuerpo materno
Materialismo ensoñado - León Rozitchner
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