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#reparacion de la piel
bodyboxspain · 3 months
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¿Empiezas a tomar el sol y tu piel se ve roja? ¿dañada? ¿reseca? ¡Arréglalo en 15 minutos! Con la mascarilla aftersun reparadora de Iroha Nature ☀️
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fantasy-relax · 2 months
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Solo un sueño (NSFW)
Donna Beneviento x G!p Reader
-Fuu, mi espalda me está matando- 
Estirando tus músculos adoloridos miraste a tu alrededor, sin polvo y 
telarañas la solitaria mansión perdía algo de su terror.
Eres la única persona que podía entrar y salir del territorio de Lady Beneviento sin repercusión alguna, en la última semana de cada mes visitabas la mansión de la cascada para limpiarla de arriba abajo muñecas incluidas , una labor que la sacerdotisa misma te había encomendado.
Al principio tenías miedo de hacer algo que ofendiera a Lady Beneviento, así que  pasaste toda tu estadía preguntando antes de hacer el mínimo movimiento para asegurar que todo fuera del gusto de la dueña de la casa.
Sorprendentemente a pesar de su enérgica y traviesa personalidad, Lady Angie respondió a tus preguntas claramente e incluso te enseño personalmente el procedimiento para limpiar cada muñeca, demostrando una paciencia que debía provenir de la señora de la casa.
Sacaste tu libreta y tachaste tu última tarea del día.  Con tres años en este trabajo, ya tenías una rutina establecida y te gustaba seguirla.
Te dirigiste al ascensor para tu rutina favorita del día: hora del té con Lady Angie.
-¡Tardaste veinte minutos más de lo habitual!- Angie reprocho apenas entraste flotado hacia la estufa con tetera en mano- ¡El té ya está frío!
-Me disculpo, Lady Angie tenía que reparar el hueco en la pared, que por cierto ¿tiene idea de cómo apareció?-  Preguntaste a la muñeca.
Después del primer año tu miedo se había desvanecido y el pasar tiempo con ella era algo que alegraba tus días.
-¿Un hueco? No tengo idea- Sabías bien que estaba mintiendo pero la dejaste ser.
-Hmm un misterio sin resolver.- Dijiste mientras mordías una galleta saboreando con deleite, Lady Beneviento realmente era talentosa en la cocina.
- ¿Te gustan? Donna uso cáscara de naranjas esta vez-
- ¡Están deliciosas! Ya quisiera yo hornear como Lady Beneviento-
- HA sigue deseando jamás llegarás ni a las suelas de los zapatos de Donna.- Lady Angie dijo mientras te servía una taza del té especial que la señora de la cascada había creado especialmente para ti.
Tomando un sorbo sentiste como todo tu cuerpo se relajaba, el dolor en tus músculos disminuyendo en cada trago.
Después de pasar un rato hablando con Lady Angie el reloj sonó marcando el final de tu tiempo juntas.
-Ya es hora de dormir, descanse Lady Angie- Te levantaste mientras la muñeca permanecio en su lugar como siempre.
-Arrivederci, dulces sueños-
________
Tus pasos resonaban en las paredes tu cuerpo pedía alivio y sabias bien quien te lo daría . Tocaste la puerta y entraste sin esperar respuesta.
-El punto de tocar es esperar que te respondan- Lady Beneviento habló desde su asiento enfocada en su trabajo.
Con tan solo escuchar su voz sientes la presión en tus pantalones aumentar. 
Donna se paró de la silla y rápidamente tomaste tu lugar mientras desabrochabas tus pantalones y liberabas tu miembro de tu ropa interior.
-Tan impaciente- Dijo mientras alzaba su vestido sentandote encima sin dejarte entrar en ella solo dejandote sentir su coño expuesto.
- Puedo sentir que no soy la unica impaciente mi señora- Comentaste mientras tocabas sus labios humedos por su necesidad.
- Tardaste mas de lo habitual- Dijo con ligero reproche en su voz.
- Mis disculpas, la reparacion me tomo mas tiempo de lo que pensaba- Acariciaste su cintura y besaste su cuello.
-Pues a mi me tomara mas tiempo terminar con esto- Suspiraste sabiendo bien lo que iba pasar.
- Asi que quedate quieta en lo que termino- Dijo mientras te tomaba con lentitud.
Tragaste saliva apretando su cintura a pesar de tener una piel fria al tacto su interior era calido.
Gemidos escaparon de ambas cuando finalmente te tomo por completo, sus paredes te apretaban tan placenteramente, eras la unica persona que podia entrar y salir de ella sin repercusion alguna.
Abrazandole de la cintura respiraste profundo, sabiendo bien que no podias hacer nada hasta que terminara su trabajo.
Era una dulce tortura.
—-
Donna jamas te la ponia facil cuando la hacias enojar, apretaba las paredes de su vagina  entre ratos movia la cadera y se levantaba ligeramente para bajar con suavidad. No sabias cuanto tiempo faltaba para acabar con tu inmerecido castigo.
-Donna por favor- Sonabas patetica y no te importaba.
Gimoteaste como perro cuando se levanto, solo para gemir cuando se volvio a sentar esta vez frente a frente.
-Tienes suerte de que te extrañe- dijo mientras  te montaba con una energia que nadie creeria provenia del lord mas recluido, le besaste y dejaste que su lengua exploraba cada centimetro de tu boca tragando tus gemidos.
Dejaste que siguiera por unos minutos antes de levantarte y acostarla sobre su mesa de trabajo, rompiste su blusa notando la falta de brasier, besaste sus pechos mientras embestias con rapidez. Soportabas tu peso con una mano y frotabas su clitoris con la otra mientras chupabas y mordias sus pechos con suavidad para luego lamer tus marcas.
Sus gemidos cuando se corria eran tan fuertes contrario a su callada manera de ser, saliste de ella y la besaste para luego voltearla, esta vez tus embestidas eran lentas y profundas justo como le gustaban. Pellizcaste su clitoris mientras acariciabas sus pechos cubiertos de tus mordidas a la vez que besabas y mordias su cuello.
-¡Non ti fermare!- Sabías que estabas haciendo un buen trabajo cuando cambiaba a italiano.-   ¡Vai, non ti fermare, Amore!
Agarraste su cadera para embestirle con fuerza, llenandola por completo,el sonido de tus saco chocando con su trasero aumentaba el ambiente pecaminoso, tu un simple mortal te estabas cogiendo a una de las hijas de la sacerdotisa. 
Sentías como estabas cerca de tu orgasmo, Donna movió su cabeza para besarte a lo cual correspondiste mientras movias una de tus manos para frotar su clítoris y con la otra apretaste su cuello.
-Donna- Susurraste en su su labios antes de correrte dentro suyo, sentias como sus paredes te apretaban como si te quisieran sacar hasta la ��ltima gota.
Seguiste besandola las dos disfrutando del orgasmo compartido.
-Llevame a la cama, Cara mia, no deseo destruir mi trabajo duro-
Miraste a las piezas de la muñeca en la orilla de la mesa, te sorprendía que no se hubieran caído antes en realidad.
Con un último beso saliste de ella para cargarla, la noche aún empezaba.
__
La alarma te levanto, sentadote parpadeaste para quitar el sueño de tu ojos.
Mirando a tu regazo notaste que de nuevo, tu amigo se había levantado antes que tu, recordando tu sueño sentiste tu rostro arder.
Te cubriste el rostro con vergüenza, otra vez habias tenido un soñado con Lady Beneviento en un escenario para nada profesional.
Suspirando te levantaste de la cama para bañarte con agua fria y al pararte notaste la humedad entre tus piernas.
Por dios pareces una bestia en celo.
Agarraste una toalla para cubrirte y una muda de ropa. Esta era una rutina que realmente odiabas.
________
Bajando para desayunar con Lady Angie, agradecias que la señora de la casa rara vez hacía acto de presencia.
-¿Dormiste bien?- La muñeca te pregunto con un curioso tono de voz, menos agudo y mas tranquilo.
- Perfectamente Lady Angie.
Te preguntabas si Lady Beneviento ya había desayunado.
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acapulcopress · 5 months
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A seis meses, la reconstrucción de Acapulco, sin proyecto integral
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Maremágnum » RICARDO | CASTILLO BARRIENTOS ) Acapulco Press A seis meses de la hecatombe del Otis, Acapulco ha vuelto a una normalidad relativa como destino turístico, a partir de la temporada decembrina y semana santa, además de los eventos de alto nivel, como el Abierto Mexicano de Tenis, el Tianguis Turístico México-Acapulco y la reciente Convención Nacional Bancaria. La recuperación turística continua en ascenso con la disponibilidad superior al 50% de la infraestructura hotelera y para el fin de año se contempla una operación hasta del 85%. El ramo del turismo ha resultado el más favorecido por las cuantiosas inversiones de empresas hoteleras, que en breve lapso vienen reactivando sus negocios como fuente de empleo y plusvalía. En contrapartida, en el sector inmobiliario de la zona dorada y Punta Diamante, las edificaciones permanecen con daños visibles, no estructurales, sin reparaciones por los elevados costos de los materiales para la reconstrucción de los inmuebles de segunda residencia, vivienda local o popular. Esta imagen se mantiene intacta y es la imagen que proyecta Acapulco hacia el exterior para mala fortuna, aunada a otros aspectos que generan una percepción no muy conveniente para el puerto. Subsanarla, requeriría una ambiciosa estrategia de marketing publicitario con resultados medibles y cuantificables. En cuanto a la reconstrucción, no se ha planificado ni desarrollado algún tipo de Plan Integral, solo esbozos o pincelazos de Asociaciones Civiles Profesionales, resultando voces en el desierto que no logran calar en la conciencia de los gobernantes y éstos asuman su responsabilidad para atender los reclamos y sugerencias de la Sociedad Civil. Expertos en distintas especialidades técnicas consideran impostergable el complimiento a la normatividad en materia de Desarrollo Urbano y de la nueva Actualización del Reglamento de Construcción Municipal, y del Decreto de los Nuevos Lineamientos para la Construcción en la Franja Costera del Estado de Guerrero, donde se establecen las directrices del marco regulador, normativo y jurídico para la edificación de inmuebles, así como la reconstrucción de los ya existentes. El Decreto ordenado por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, prevé “el uso de materiales y procesos de construcción adaptados para soportar condiciones extremas, como vientos de alta velocidad (300 kms), implementación de medidas de protección estructural en edificaciones, incluyendo persianas resistentes y sistemas de protección contra impactos, promoción de prácticas de construcción sostenibles para minimizar el impacto ambiental en ecosistemas marinos y costeros, así como un enfoque en el diseño y construcción que incluya la adaptación y mitigación frente al cambio climático y desastres naturales”. Se vivió un periodo de emergencia a posteriori, la ayuda oficial no se hizo esperar para las clases populares, el presidente López Obrador, otorgó apoyos económicos y materiales casi indiscriminadamente, muy superiores a los del extinto FONDEN, cuya aplicación de recursos nunca favoreció de manera directa a la población. Varios aspectos importantes de la reconstrucción siguen pendientes, más allá de las reconstrucciones; destaca “un magno proyecto de gran visión y largo aliento”, que venga a generar un cambio estructural como destino turístico, con nuevos y modernos productos y atractivos, que resulten el motor de interés para visitar al puerto de Acapulco. En esa ruta se debe avanzar, lo demás camina solo. Marea Baja.- El contemporáneo Hermelindo Orbe, quien radica en la Ciudad de México, me envío un comentario referente a la candidatura a la senaduría por MC de Mario Moreno Arcos, por la Acción Afirmativa de Afromexicano. Comenta que hace algún tiempo se ofreció como voluntario de un protocolo de investigación de antropología física, en la Facultad de Química de la UNAM, basándose en aspectos físicos visibles, como el color de la piel, característica del cabello, forma del cráneo, etc. El resultado fue que tenía el 4 por ciento de antecedente afromexicano y él se considera más “prietito” que Moreno Arcos, qué de Moreno, solo tiene el apellido. Marea Alta.- En atención a la entrega anterior sobre “Cambio Climático”, el ameritado maestro Sabás Molina, oriundo de Ayutla de los Libres, afirma: “Es un problema demasiado grave para la humanidad que nos va alcanzar irremediablemente. Por un lado, la expansión del universo, la IA o alguna arma nuclear”. “No quiero parecer apocalíptico, los seres humanos debemos hacer lo que nos corresponde para desacelerar el “Cambio Climático”, evitando la contaminación ambiental, el cuidado del agua y el reciclaje de la basura y otros. El gobierno tendrá que hacer lo suyo para no quedar en el discurso, tiene que elaborar proyectos y dedicarles buenos presupuestos, incluyendo programas de concientización a la gente”. “Si no se toman medidas preventivas, habrá inseguridad alimentaria, escasez de agua, desnutrición y enfermedades respiratorias y con ello, grandes estragos a la población”. No le falta razón. Maremoto.- Transcurrió la primera semana de la campaña electoral en Acapulco, con la novedad que el candidato de MC, Yoshio Ávila González, se aproxima vertiginosamente a la morenista Abelina López Rodríguez, con una diferencia de 6.5%. La reeleccionista tiene 30.7%, el Itamita 24.2%, Carlos Granda, 11.5% y Ramiro Solorio 8.3%. Estos resultados fueron dados a conocer por la empresa demoscópica “Massive Caller”, en la que se observa un ligero crecimiento del joven político de dos puntos y una caída de Abelina de dos puntos porcentuales, mientras las campañas están subiendo de tono con las visitas de los candidatos a barrios, colonias y comunidades. En Chilpancingo, Jorge Salgado Parra (MORENA), 37.8%, Alejandro Arcos (PAN-PR-PRD), 28.5% y Víctor Manuel Toledo (MC), 13.7%. En la capital del estado se avecina una cruenta lucha por la alcaldía y se vaticina que los momios se van ir cerrando con la posibilidad que concluya en empate técnico. ) acapulcopress.com Read the full article
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notasdeciudad · 5 months
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Pavimentar no es decorar
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En la calle, el suelo que pisamos son solo los centímetros finales sobre lo fundamental y que no vemos, las redes urbanas, infinitos tubos con aguas y cables que discurren por el subsuelo dando servicio a toda la ciudad. 
El pavimento es el acabado de un sistema de subbases, bases y materiales de agarre con sus requerimientos de calidad, espesor, colocación, etc. Si la base es deficiente, el material de la superficie está condenado. Si no existe la previsión para redes futuras, tendrá que abrirse al menos una nueva zanja. Proyectar con calma compensa para no tener que usar y tirar. La contabilidad del despilfarro actual es grosera. ¿Cuántas veces podemos ver reponer el mismo tramo de acera?. Hay países cuya legislación no permite abrir una nueva zanja en 30 años, esto obliga a pensar cada calle a largo plazo.
¿Es necesario pensar el suelo para siempre o debemos calcular y aceptar su caducidad?, ¿existe hoy algo “para siempre”? Nada es inalterable y un mínimo mantenimiento es siempre necesario. Disponer de recambios obligatorio. Por ejemplo, con una buena base ¿no es exagerado un solado de piedra de 20 cm de espesor pudiendo colocar solo 6 cm y reponer las que puedan ir rompiendo con el tiempo? No conviene exagerar, es necesario conocer el límite para ajustar el gasto. ¿Qué pavimentos llevan más de 50 años allí, con escaso mantenimiento y por qué? 
Lo que parecen infinitas posibilidades, se resumen en tres: asfalto, hormigón y piedra. Que se completan con la decisión sobre su permeabilidad, es decir, la capacidad del propio material o entre las juntas de las piezas para que parte del agua que cae en el pase al subsuelo y no se conduzca inútilmente como suele. Decidido el pavimento queda lo más difícil, la disposición de sus juntas de trabajo del propio material y lo más delicado, las uniones con otros materiales: tapas de registro, sumideros, alcorques, etc. 
El asfalto, gracias a la industria del motor, es la solución más desarrollada. Es posiblemente el más eficaz, es decir, mejor durante más tiempo a menor precio. Su accesibilidad universal es incuestionable, bien lo sabe cualquiera que haya utilizado una silla de ruedas. En todo el mundo, sin pudores municipales absurdos, el asfalto continuo también es el más empleado en las zonas peatonales. El universal adoquín de piedra puede ser reutilizado indefinidamente y sus reparaciones son sencillas. El más frecuente en las aceras es el hormigón prefabricado que tiene mejor relación calidad-precio-reposición.
Por otra parte, ¿debe el uso previsto condicionar la solución?, es decir, ¿no debe lo público, precisamente, propiciar lo inesperado? No existe el material perfecto pero el tiempo señala con claridad los materiales inadecuados por blandos, resbaladizos, manchadizos o que absorben demasiado calor. El material con el que construimos lo público necesita una reflexión universal. Este suelo que compartimos no puede ser tratado como si fueran los adornos de piscina privada que vemos en tantas calles.
La piel pavimentada de la ciudad debe ser un plano lo más liso posible sin reclamar protagonismo. El mejor suelo es el que no recordamos.
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Imagen // fuente:
1. Decididas piedras y tierras proyectadas para sempre // G.V. Consuegra
2. Nuevo nodo infraestructural arbolado de preferencia peatonal // E. Cruz
3. La inesperada zanja constante y un frágil pavimento cosmético // L.A. 
53 Sermos, nº 604, páx. 27 (04/05/2024)
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peluker · 5 months
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Errores Fatales al Comprar un Sillón de Barbero
La compra del mobiliario de barbería adecuado es una decisión crítica para cualquier barbería u negocio de peluquería. Entre todos los elementos, el sillón de barbero es probablemente el más importante. Un sillón de calidad no solo brinda comodidad al cliente, sino que también transmite profesionalismo y estilo. Sin embargo, elegir el correcto puede ser una tarea desafiante, especialmente con la amplia variedad de opciones disponibles en el mercado. En este artículo, exploraremos los 10 errores más comunes que se cometen y cómo evitarlos.
Errores al Elegir un Sillón de Barbería
1. No Considerar la Ergonomía
La Importancia de la Ergonomía en un Sillón de Barbero
Los errores ergonómicos son quizás los más graves al elegir un sillón de barbero. Un sillón mal diseñado puede provocar dolores de espalda, cuello y hombros tanto para el barbero como para el cliente. Busca sillones con respaldos ajustables, reposabrazos acolchados y un diseño que permita mantener una postura cómoda y natural durante largos períodos de tiempo.
  2. Ignorar la Calidad de los Materiales
Materiales Duraderos para un Sillón de Barbershop Resistente
La calidad de los materiales utilizados en la construcción del sillón de barbershop es fundamental para su longevidad y apariencia a largo plazo. Opta por sillones fabricados con materiales resistentes, como piel auténtica, acero inoxidable y espuma de alta densidad. Estos materiales no solo son más duraderos, sino que también son más fáciles de limpiar y mantener.
3. Subestimar la Importancia del Diseño
El Diseño como Elemento Clave en un Sillón de Barbero
El diseño del sillón de barbería no solo afecta su funcionalidad, sino también la estética general de tu barbería. Elige un sillón que complemente el estilo y la atmósfera que deseas proyectar. Un diseño atractivo y moderno puede mejorar la experiencia del cliente y diferenciar tu negocio de la competencia.
4. No Considerar el Tamaño y el Espacio Disponible
Adaptando el Sillón de Barbero al Espacio de Trabajo
Antes de comprar una silla de barbero, asegúrate de medir cuidadosamente el espacio disponible en tu barbería. Un sillón demasiado grande puede hacer que el área se sienta abarrotada y dificultar la movilidad, mientras que uno demasiado pequeño puede resultar incómodo tanto para el barbero como para el cliente.
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Considerar el Tamaño y el Espacio
5. Descuidar las Funciones y Accesorios
Funciones y Accesorios Esenciales en un Sillón de Barbero
Muchos sillones de barbero modernos vienen con una variedad de funciones y accesorios útiles, como apoyacabezas ajustables, reposapiés extraíbles y bandejas de herramientas integradas. Asegúrate de considerar estas características adicionales, ya que pueden mejorar significativamente la comodidad y la eficiencia del trabajo.
6. Pasar por Alto la Facilidad de Limpieza
Mantén tu Sillón de Barbero Impecable con una Limpieza Sencilla
La higiene es fundamental en cualquier establecimiento de cuidado personal. Elige un sillón de barbero con superficies fáciles de limpiar y desinfectar. Los materiales lisos y resistentes al agua facilitan la eliminación de residuos de cabello y productos para el cuidado personal.
7. Comprar Únicamente Basado en el Precio
 No Sacrifiques la Calidad por el Precio en un Sillón de Barbero
Si bien el presupuesto es una consideración importante, no debes comprometer la calidad solo por ahorrar dinero. Un sillón de barbería de baja calidad puede resultar más costoso a largo plazo debido a reparaciones frecuentes y la necesidad de reemplazarlo más rápido. Busca un equilibrio entre calidad y precio.
8. No Tener en Cuenta el Mantenimiento y las Reparaciones
 Mantén tu Sillón de Barbería en Óptimas Condiciones con un Mantenimiento Adecuado
Finalmente, no olvides considerar los costos y la facilidad de mantenimiento y reparación del sillón de barbero. Investiga si el fabricante ofrece piezas de repuesto y servicios de reparación, y asegúrate de comprender los requisitos de mantenimiento recomendados para prolongar la vida útil del sillón.
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Barbershop
Preguntas Frecuentes
¿Cuánto dura una silla de  barbero de buena calidad?
Con un mantenimiento adecuado, un sillón de barbershop de alta calidad puede durar de 10 a 15 años o más.
¿Los sillones de barbero hidráulicos son mejores que los sillones de barbero con mecanismo de elevación?
Los sillones hidráulicos suelen ser más suaves y silenciosos en su movimiento, pero los sillones con mecanismo de elevación son más asequibles y requieren menos mantenimiento.
¿Qué material es mejor para un sillón de barbero: cuero o vinilo?
El cuero auténtico es más duradero y tiene una apariencia más premium, pero el vinilo es más asequible y más fácil de limpiar.
¿Debo elegir un sillón de barbero con apoyabrazos fijos o abatibles?
Los apoyabrazos abatibles ofrecen más flexibilidad y comodidad para el cliente, pero los apoyabrazos fijos son más sólidos y duraderos.
¿Cuál es la altura óptima para un sillón de barbero?
La altura óptima depende del tamaño del barbero y del cliente, pero generalmente se recomienda una altura ajustable entre 45 y 60 cm desde el suelo.
¿Los sillones de barbero reclinables son mejores que los sillones fijos?
Los sillones reclinables brindan más opciones de posición para el cliente, pero los sillones fijos son más simples y económicos.
¿Debo elegir un sillón de barbero con cabezal ajustable?
Un cabezal ajustable puede mejorar la comodidad del cliente y facilitar el acceso para el barbero, pero también aumenta el costo del sillón.
¿Cuánto debo invertir en un sillón de barbero?
El coste de un sillón para tu barbería de calidad puede variar desde 500€ hasta 2,000€ o más, dependiendo de las características y la marca.
¿Dónde puedo comprar un sillón de barbero de calidad?
Puedes comprar sillones de barbero en nuestra  tienda Peluker especializada de suministros para salones de belleza,
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Silla de Barbero
Al evitar estos  errores comunes, podrás elegir un sillón de barbero que combine comodidad, durabilidad y estilo, brindando una experiencia excepcional tanto para ti como para tus clientes. Recuerda que un sillón de barbero de calidad es una inversión a largo plazo que puede marcar la diferencia en el éxito de tu negocio.
Xiana Alvarez Gomez
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randomseo · 1 year
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Ventajas de la limpieza profesional de piscinas
Calidad del agua: Los profesionales de limpieza de piscinas tienen experiencia en mantener el equilibrio químico adecuado del agua. Esto significa que el agua estará en condiciones óptimas para el baño, evitando problemas como irritaciones en la piel y los ojos.
Equipo especializado: Los especialistas en limpieza de piscinas cuentan con equipos y herramientas específicas para limpiar a fondo todos los rincones y superficies de la piscina. Esto incluye la eliminación de suciedad, hojas, insectos y otros desechos.
Prevención de problemas: Los profesionales pueden identificar y prevenir problemas potenciales antes de que se conviertan en situaciones costosas. Pueden detectar fugas, daños en el revestimiento o en los sistemas de filtración, lo que ahorra tiempo y dinero a largo plazo.
Ahorro de tiempo: Mantener una piscina limpia y bien mantenida puede ser un trabajo exigente. Al contratar a profesionales, te liberas de la tarea, lo que te permite dedicar más tiempo a disfrutar de la piscina en lugar de trabajar en ella.
Conocimiento técnico: Los especialistas en limpieza de piscinas tienen conocimientos técnicos sobre la circulación del agua, el filtrado y la desinfección. Esto asegura que todos los aspectos cruciales del mantenimiento sean atendidos correctamente.
Productos químicos adecuados: Utilizan productos químicos de alta calidad en las cantidades adecuadas para mantener el agua limpia y libre de bacterias y algas. Esto es esencial para garantizar la salud y seguridad de los nadadores.
Estética mejorada: Una piscina limpia y cristalina mejora la estética de tu espacio exterior. Te sentirás orgulloso de mostrar tu piscina a amigos y familiares, lo que mejora la experiencia de entretenimiento en tu hogar.
Alarga la vida útil: El mantenimiento adecuado a cargo de profesionales puede prolongar la vida útil de la piscina. Los expertos se aseguran de que todos los componentes estén en buen estado y funcionando correctamente, lo que reduce la necesidad de reparaciones costosas.
Cumplimiento normativo: Dependiendo de tu ubicación, puede haber normativas y regulaciones relacionadas con la calidad del agua de la piscina. Los profesionales conocen estas regulaciones y se aseguran de que tu piscina cumpla con los estándares establecidos.
Tranquilidad: Al confiar el cuidado de tu piscina a profesionales, puedes relajarte sabiendo que está en manos expertas. Esto te brinda tranquilidad y te permite disfrutar al máximo de tu inversión.
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cuidarelplaneta · 1 year
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El juego del ratón y el gato
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El 19 de marzo de 1981, el Rainbow Warrior llegó a las proximidades de la costa oriental de Canadá para tomar parte en la protesta contra la muerte de 15.000 cachorros de focas de casco. Seis días más tarde, después de jugar al ratón y al gato con el MV Baffin, un barco de protección de las pesquerías canadienses, fue remolcado fuera de la zona sin más ceremonias y el organizador de la campaña, Allan Thornton, fue detenido. También resultaron detenidos dos miembros de la tripulación, Chris Robinson y Willem Beekman, de los Países Bajos, a quienes se acusó de violación de los reglamentos de protección de las focas, porque las habían rociado con un pigmento verde para privar a las pieles de valor comercial. A los tres se les impuso una multa de 2.000 dólares y una condena condicional de tres años de cárcel. la presencia de Greenpeace había interrumpido la matanza.
Pero el cruce del Atlántico había pasado la cuenta al barco, que necesitaba reparaciones urgentes. La tripulación del Warrior se había preparado para salir rápidamente y habían hecho la travesía muy deprisa», recuerda Steve Sawyer, que por entonces trabajaba para Greenpeace International como gerente del barco. «Habían deformado la hélice, hacía agua por todas partes. los instrumentos electrónicos no funcionaban. Los cables estaban todos revueltos, las máquinas no se encontraban en buena forma, los imbornales estaban atascados y habían atravesado el Atlántico con unos 15 cm de agua dentro del puente. Era un completo desastre».
El trabajo de Sawyer consistía en devolver al barco su buena forma. De vuelta de un viaje a Georges Bank, una productiva zona pesquera de la costa noreste de EE.UU., donde el Warrior había ido para protestar contra los planes de abrir perforaciones petrolíferas. Se declaró un incendio en la sala de máquinas, y parte del sistema de propulsión quedó destruido. La reparación en un astillero profesional costaría alrededor de seis meses y 650.000 dólares. Ante semejante perspectiva, Sawyer y su grupo llevaron el barco a Stonington, Maine, donde realizaron el trabajo ellos mismos por mucho menos dinero y en la mitad de tiempo. «Al final teníamos un barco un poco más rápido y con dos veces más autonomía y capacidad de maniobra», comenta Sawyer. En dique seco los miembros de Greenpeace ahorraron tiempo y dinero encargándose ellos mismos de reparar el Rainbow Warrior.
Acción internacional
En 1981, Greenpeace bullía de actividad. Las protestas se multiplicaron por todo el globo, y en el curso del año se realizaron alrededor de medio centenar de acciones en apoyo de un número de campañas cada vez mayor.
Los activistas de Greenpeace de Cherburgo ocuparon unas grúas para impedir la carga y descarga de combustible nuclear agotado en Tacoma, Washington, escalaron una chimenea de 170 metros de altura para protestar contra la lluvia ácida. En Europa fueron particularmente espectaculares las acciones contra los barcos encargados de verter residuos nucleares; en este terreno, el Sirius fue la principal estrella. El barco dejó el astillero el 13 de julio, y partió hacia el sur para enfrentarse con el Gem en el vertedero UKAEA, situado a 600 millas (1.000 km) al suroeste de Finisterre (Cornualles). En este viaje de protesta contra los vertidos, Greenpeace trató de capturar uno de los barriles de tres toneladas en una balsa hinchable vacía para llevarlo a tierra y analizarlo. Los marineros del Gem emplearon bicheros para subir a cubierta una de las lanchas, que a continuación destruyeron. Dejaron caer uno de los barriles sobre el motor fuera borda de la lancha Delphius, que quedó inmovilizada. Varios de los activistas resultaron lesionados por los chorros de agua a alta presión que les dirigían desde el barco para apartar los botes.
Pete Wilkinson declaró al Sunday Times: «Los barriles nos pasaban a centímetros, y uno de los marineros gritaba ‘es vuestro funeral’. Era increíble; pensábamos que iban a matar a alguien”. Ignorando el peligro, los activistas de Greenpeace lograron retrasar los vertidos durante seis horas y, una vez más, atrajeron la atención de la prensa internacional hacia el asunto de los vertidos.
Originally published at https://cuidarelplaneta.com/ August 10, 2023.
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notihatillo · 1 year
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@𝗡𝗼𝘁𝗶𝗛𝗮𝘁𝗶𝗹𝗹𝗼
El Hatillo, 13 de Junio del 2023
Buenos días, hoy celebramos el día de San Antonio de Padua. Nuestro resumen de noticias llega a ustedes gracias a @NotiHatillo /Alcaldía de El Hatillo /Redes Sociales
TITULARES
MUNICIPALES
- @eliasayegh #ElHatillo es un pueblo de gente buena, de arraigadas tradiciones que hemos luchado por mantener y potenciar.
Yo hoy los invito a todos a dar lo mejor de nosotros, #ElHatillo que queremos, #ElHatilloPosible esa referencia nacional somos cada uno de nosotros. #ElHatillo239
- @eliasayegh Continúan las lluvias en el municipio, nuestro equipo de @PC_ElHatillo y @PoliciaHatillo se encuentra atento ante cualquier eventualidad.
0212-311 POLI (7654)
#AlertaHatillo
- @ElHatillo Se realizó instalación de luminarias y reparación de poste en #ElArroyo
#LuzParaElHatillo
#SeguimosTrabajando
- @ElHatillo Equipo realizó trabajos de limpieza y desmalezado vía el #Seminario y en #LaLagunita
#SeguimosTrabajando
#CuidemosElHatillo
- @PoliciaHatillo Estamos preparados para mantener a #ElHatilloSeguro. Nuestro equipo de @PC_ElHatillo y @PoliciaHatillo se encuentra atento ante cualquier eventualidad.
0212-311POLI (7654)
#AlertaHatillo
- @ServiciosEH Cuadrilla Vial #7. Se realiza limpieza y desmalezamiento en la calle El Rocío .
- @ServiciosEH Cuadrilla Vial #6. Desmalezamiento y limpieza en la calle El Cementerio.
- @ServiciosEH Cuadrilla Vial #5. Limpieza de aceras y cunetas en la calle La Colina del Alto Hatillo.
- @ServiciosEH Cuadrilla Vial #4. Limpieza de aceras y cunetas en la calle A7 de La Lagunita.
- @ServiciosEH Cuadrilla Vial #3. realiza limpieza de isla central y cunetas en la Av principal de Los Naranjos.
- @ServiciosEH Cuadrilla Vial #2 realiza desmalezamiento de laterales viales y limpieza de cunetas en la Av. El Arroyo.
NACIONALES
- Pueblo de El Hatillo celebró el aniversario de su fundación.
- Lluvias continuarán debido al avance de las ondas tropicales.
- Maduro recibio en Venezuela a Ebrahim Raisi, el presidente iraní que EEUU cataloga como una amenaza
- Impiden protesta de sidoristas en Ciudad Guayana que exigen liberación de trabajadores detenidos por Dgcim
- Solo procesan el 10 % de leche en el país por falta de combustible
- Lacava asegura que en Carabobo se echa gasolina en 10 minutos
- Escasez de gasolina provoca que se mantengan largas filas en estaciones de servicio en varias regiones de Venezuela
- Refinería El Palito reanuda sus operaciones tras las reparaciones realizadas
- En las refinerías ponen «pañitos tibios», advierte Sindicato de Estaciones de Servicio
- David Vásquez, superintendente de la Refinería Cardón: “Pueden estar tranquilos, se está produciendo (gasolina) a buen nivel y con confiabilidad”
- ONG: Derrames de petróleo en el Lago de Maracaibo ponen en peligro la biodiversidad
- Sindicato de la construcción asegura que 98% de ese sector está paralizado en Anzoátegui
- Transportistas piden ajuste del pasaje: No queremos volver al colapso
- Cadenas de Cosméticos denuncian 60% de pérdida de ventas por incremento de productos falsificados en Venezuela
- Ocho funcionarios de la PNB heridos tras enfrentamientos con indígenas yukpas en Maracaibo
- Productores en Trujillo botan cientos de kilos de tomate ante la falta de combustible para llegar a Caracas
- María Corina Machado se «dispara» en las últimas semanas: 57% votaría por ella en las primarias, según nueva encuesta
- Venezolanos opinan qué María Corina Machado es la única opción, el rechazo hace mella en resto de los aspirantes opositores.
- Niños abandonan su infancia buscando sustento en las calles de Venezuela
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DEPORTES
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TAL DÍA COMO HOY
313 - El emperador Licinio publica en Nicomedia el Edicto de Milán que reconoce la libertad de culto de todas las religiones en el Imperio Romano.
964 - fecha de las Glosas Emilianenses de la biblioteca del Monasterio de San Millán de Yuso, tradicionalmente considerada el primer testimonio escrito en castellano.
1373 - Portugal e Inglaterra firman la Alianza Luso-Británica, que renovada en 1386 con el Tratado de Windsor, constituye la más antigua alianza entre naciones que se mantiene aún en vigor.
1486 - Fernando el Católico con sus tropas conquista Moclín, Colomera.
1494 - Cristóbal Colón descubre la Isla de la Juventud, actualmente perteneciente a Cuba.
1525 - Martín Lutero contrae matrimonio con la monja Katharina von Bora, rompiendo el celibato.
1552 - matrimonio de Luis de Requesens con Jerónima Gralla.
1562 - fundación de la ciudad de San Juan en Argentina.
1567 - fundación de la ciudad de Castro, fundada por Martín Ruiz de Gamboa, a nombre del Gobernador Rodrigo de Quiroga.
1580 - en Colombia se funda la Universidad Santo Tomás en Bogotá por Bula papal, convirtiéndose en la primera del país.
1589 - Francis Drake fracasa en su intento por conquistar Portugal.
1611 - el astrónomo David Fabricius observa por primera vez manchas solares.
1622 - inundación de Ciudad de México.
1625 - Carlos I de Inglaterra contrae matrimonio con la princesa francesa Enriqueta María de Borbón.
1774 - Rhode Island se convierte en la primera colonia británica que prohíbe la esclavitud.
1798 - fundación de la Misión de San Luis Rey (California).
1810 - en Alcalá la Real, España, ante la negativa del corregidor de entregar las armas a los Escopeteros Voluntarios para luchar contra los franceses, el pueblo asalta su casa y lo mata junto con un sacerdote afrancesado que refugiaba.
1813 - José Bonaparte abandona definitivamente España.
1813 - España. Las tropas anglo-portuguesas de Wellington ocupan el Castillo de Burgos, destruido tras una enconada resistencia.
1820 - Chile. Llega a Valparaíso la escuadra del ejército libertador comandada por Thomas Alexander Cochrane de regreso de su expedición al Perú.
1823 - Perú. Las tropas españolas ocupan y saquean Lima.
1831 - Edimburgo. Nace el físico escocés James Clerk Maxwell, creador de la teoría electromagnética.
1859 - México. El presidente Benito Juárez declara propiedad nacional todos los bienes de la Iglesia Católica.
1886 - Columbia Británica. Un incendio devasta la mayor parte de Vancouver.
1898 - formación del Territorio del Yukón. Dawson es elegida su capital.
1904 - Manuel Quintana es electo presidente de Argentina.
1905 - grandes inundaciones en Argentina, especialmente las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Chaco y Formosa.
1913 - México, Combate de Bustillos.
1917 - John A. Mackay funda el Colegio San Andrés en Lima, Perú.
1920 - estalla una bomba en el teatro de La Habana, durante la presentación de la obra Aida, intervenía como tenor Enrico Caruso.
1934 - Adolf Hitler y Mussolini se reúnen en Venecia, Italia.
1937 - en Marsella, Francia, se inaugura el Stade Vélodrome.
1939 - llegan a México 2.500 exiliados españoles procedentes de la Guerra civil.
1948 - homenaje a Babe Ruth, en el Yankee Stadium.
1952 - escándalo Catalina. Un Douglas DC-3 del ejército sueco es derribado por un MiG-15 soviético.
1953 - Colombia. El General Gustavo Rojas Pinilla da un golpe militar al entonces presidente Laureano Gómez.
1954 - se inician las transmisiones de televisión en Colombia.
1956 - en el atolón Enewetak, Estados Unidos detona la bomba atómica Kickapoo (nombre de una etnia de nativos americanos), de 1,49 kt, la 9.ª de las 17 de la operación Redwing, y la n.º 79 de las 1054 que Estados Unidos detonó entre 1945 y 1992.
1956 - el Real Madrid gana la primera edición de la Copa de Europa de Clubes al vencer al Stade de Reims.
1971 - en Sídney (Australia) una mujer de 29 años da a luz a 9 criaturas. Es la primera vez que se registra un caso así. Todos los bebés mueren.
1973 - Henry Kissinger y el presidente vietnamita Le Duc Tho firman un acuerdo de paz.
1978 - el ejército de Israel desocupa el Líbano.
1982 - en España comienza la Copa Mundial de Fútbol de
1982, en la que Italia obtuvo su tercer título de campeona.
1983 - la astronave estadounidense Pioneer 10 se convierte en el primer objeto de fabricación humana en abandonar el Sistema Solar.
1990 - Nelson Mandela pide al Parlamento Europeo ayuda económica compensar los gastos por el regreso de 20.000 exiliados políticos a su país.
1993 - Juan Pablo II cierra en Sevilla el 45.º Congreso Eucarístico Internacional.
1994 - firma del Tratado de Libre Comercio entre México, Colombia y Venezuela (Grupo de los Tres).
1996 - el parlamento de Bélgica aprueba la abolición de la pena de muerte en ese país.
2001 - el nacimiento de Josefina Fonseca, la niña más inteligente,linda,capa del mundo. Las chicas smile son cules.
2005 - terremoto de 7.9 grados en la escala de Richter azota la zona norte de Chile, afectando principalmente a la ciudad de Iquique y pueblos aledaños.
2007 - atentado en la Mezquita Al Askari de Samarra.
2008 - se inaugura en Zaragoza (España) la Expo 2008.
2009 - el Xerez Club Deportivo asciende por primera vez en su historia a la Primera División de España.
LA CITA DE HOY
Tu peor pecado es que te has destruido y te has traicionado por nada.
Fiodor Dostoievski
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bodyboxspain · 1 year
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Dermoplasmine Crema de Caléndula 🙌 ¡La crema que necesitamos después de un largo día de verano! ☀️ Calma y repara la piel con irritación superficial por rozaduras, exposición al sol, depilación o afeitado, peelings, etc.
🌸 Está hecha con flores frescas de caléndula procedente de la Agricultura Biológica. Puedes usarla en cara o cuerpo, 2 o 3 veces al día, y es de Boiron #Dermoplasmine.
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nana-18-caos · 3 years
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Los golpes en la piel
Dejan marca y después se van
Se van, se van, se van
Pero me rompiste en dos
Y no encuentro reparación
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xlemonciel · 3 years
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❛❛It's exactly what I've been yearning for❜❜
@thedreamsoficarus
La nave se veía extraña, tan vacía tan silenciosa. Habían llegado a su destino sin muchas más incidencias, aunque a Jim le costó muchísimo pasar tras días fuera de servicio y cada vez que tenía oportunidad se colaba en el puente de mando hasta que Spock se daba cuenta y básicamente le mandaba de vuelta o a veces él mismo le tenía que arrastrar hasta la habitación, lo que sonaría interesante si no fuera porque acto seguido el vulcano volvía  su puesto de trabajo.
La tensión entre los dos parecía cada día más palpable y hasta Bones le había gritado antes de tomarse unos días libres al igual que el 90% de la tripulación, algo bastante obsceno que dejaría a Spock con un tinte verdoso en las orejas el resto del día. Jim también pensaba hacer buen uso de su tiempo de descanso pero él y Spock debían asegurarse antes de que todas las reparaciones seguían su curso y como siempre, muchos asuntos requerían su atención en aquellos últimos días antes de tener esa ansiada pausa.
Jim había reservado la cabaña que prometió a Spock, y estaba casi zumbando de puro nerviosismo ese día, no veía el momento de que acabara para poder al fin marcharse con Spock. Apenas tenía aún así tiempo libre y los pocos minutos que rascó a media mañana fueron los que le llevaron a colarse en los laboratorios, igual de vacíos que el resto de la nave, en el camino desde ingeniería hasta allí apenas se había cruzado a dos personas. Sonrió al entrar, acercándose a Spock que parecía interesado en ver algo en el microscopio y aprovechando que no había nadie más allí se puso de puntillas para besar su nuca, descaradamente. — Hey, si es mi científico favorito. — susurra casi contra su piel.
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Recomienda blogs
Usssh tengo la fortuna de seguir a muy buenos blogsss, puede que no recuerde algún blog al etiquetar pero te dejo algunos muy chidos 🤙🏻❤️
@ununiverso-de-bolsillo @belu-97 @bjsjskl @el-paraiso-en-tu-piel @wachitx-en-reparacion @descoloridoo @dimejazzz @movimiento-eterno @mientras-seamos @poto-pelao @la-rul0sa @no-vuelvas-sin-razon @dulcito--e-coco @eldestinoseapoderodemi @v0vin @v-e-g-g-e-t-t-a @v-ennu-s @ya-me-sirvio-de-experiencia @cyborgirl @otr-moonse a
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solo-moov · 4 years
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La escuela de navegación, en cada materia y sin excepción, cada profesor advertía a sus futuros astronautas de los "impostores": alienígenas carnívoros que se alimentan de humanos, bueno desde que los humanos abandonaron la tierra y se mudaron a otro planeta, se convirtieron en sus platillos favoritos y por años los buscaron y jamás dieron con la metrópolis. Con la evolución lograron semejar lo forma humana y mezclarse como uno más de ellos, estuvieron matando en sus anchas por décadas hasta que se descubrió este aterrador fraude, una década vasto para erradicar a cada impostor y una vez más la paz reinará en la metrópolis. Pero estos alienígenas nunca se rendían.
Ahora ellos se infiltraban en más misiones de recolección de suministros, reparaciones o transporte de suministros a otras ciudades y civilización es alienígenas con las que lograron tener un trato de paz y mercantil. Desde tu primer día de clases te enseñan a como identificar a un impostor, comportamientos raros o actitudes cuestionables, te entrenan para ser un buen tripulante y a cuidar tu espalda y la de tus compañeros. Pero nunca es como los libros lo muestran.
Está pasan, aquí y ahora, un equipo de transporte de suministros está atorado y sin posibilidad de ir a la siguiente estación, cuyos guardianes no los permiten pasar.
– ¡Esto debe ser una broma! – grito rojo enfurecido y azotando su puño hacia el tablero, volvió a repetir, esta vez en un rugido – ¡Déjanos pasar con un demonio!
Pero el guardián de las llaves se mantenía firme a su posición.
– lo siento rojo, pero tú y la tripulación deben de quedarse ahí hasta que se investigue a fondo.
Su enojo es tal que está a nada de golpear el monitor y dejarlo con un enorme agujero, pero es el único medio de comunicación y no está tan idiota para dejarlos incomunicados. Respiro muy hondo, desde el diafragma, y dejo ir la mayoría del oxígeno en sus pulmones, se había calmado aunque sea un poco.
– que la nave ahora presente algunos problemas no significa que sea un impostor.
– ¿Y me puedes asegurar que de verdad no hay ninguno?
Una vez más, el tablero fue víctima de la ira de rojo.
– ¡A ver, cuatro ojos, déjanos pasar o te juro que cuando salga voy a romper esos dos enormes y ridículos círculos que tienes en tus estúpidos ojos de marciano! – ahora no había fuerza en el mundo que calmara a rojo.
Ante gritos y amenazas de casi una hora, el guardián de las llaves se mantiene firme y a la vez en calma ante la pésima actitud del encargo de comunicaciones. Y es una verdadera lastima que fuera el único en la nave.
– como ustedes debe saber, la presencia de un impostor en la nave causa muchos y diversos problemas en toda la nave. Su piel emite una frecuencia única y especial que arruina los aparatos, además de su habilidad de contraer su cuerpo a voluntad y caber perfectamente en un ducto de ventilación de menos tamaño.
Explica con lentitud y con perfecta pronunciación de la lengua terrícola, algo para ser entendido hasta el mínimo detalle: pero lo único que está logrando es que las ganas de rojo de destrozar su cara se hagan aún más grandes.
– y por último y el más importante. Traer a un impostor a una ciudad donde también viven humanos no sería lo más prudente.
– ¡¿Y es prudente dejar a una tripulación de 10 con apenas suministros y parados en la deriva del universo?! – escupió rojo. Cuya cara ahora hace juego perfecto con su traje.
– les serán enviadas varias cajas llenas de suministros para varios meses y comunicaré esto a su gobierno terrícola. Que tanga buena tarde – con esas últimas palabras, el alienígena de piel púrpura colgó la llamada y la imagen de la pantalla se pinto de negro.
Rojo dió unos pasos por la habitación antes de patear el bote de basura y fue el aviso para todos los tripulantes que esperaron expectantes fuera de la habitación...
Estaba escribiendo y me llamaron por un momento, pero mi dedo te en vez de darle a guardado le puse publicar XDD. Pero bueno, al menos así dan una probadita de lo que estoy haciendo.
Pero bueno, a seguir UwU
Nos vemos gente hermosa cuando termine. BYE, BYE ♥️
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desorden-en-letras · 5 years
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“La más bonita del mundo”
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Ella, no es la más bonita del mundo, tiene varios defectos que incluso a ella le gustaría cambiar, sin darse cuenta que las imperfecciones de las que tanto se queja son los detalles que tanto me hacen amarla.
No la considero una modelo o una muñeca de porcelana que se pudiera romper y como podría yo pensarlo cuando se ha hecho rasguños sin romperse del todo, claro que ya ha sufrido reparaciones que le han dejado cicatrices que en realidad solo enmarcan aun más su cara cuando sonríe.
Le pone peros a tantas cosas de su físico que a veces creo haber perdido la cuenta, “mis mejillas muy regordetas, mi piel a veces seca, a veces muy grasa, mis labios muy gruesos, demasiados lunares, subida de peso” - Así me lo dice,- pero mientras ella lo cuenta en sus futuros elementos a cambiar, todo está en mi lista de lo que más amo de ella.
Sé que no es la mujer más bonita del mundo, por supuesto que lo sé; pero si te regala pequeños regalitos con la mirada, que más puede uno desear.
No es, y probablemente no sea la siguiente Top Model del mundo y dudo que llegue a ser miss Universo, pero su belleza radica en su extraña forma de pensar, y así la quiero, loca y despeinada, sin maquillaje a que tenga una mascara… La prefiero mía, a su muy particular representación de perfección.
No es la más bonita del mundo, pero yo el más guapo tampoco soy…
No es la más bonita del mundo, pero para mi ella es perfección.
O. Vega
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Lobo herido
Tras una discusión con Joel, Ellie sale del condado de Jackson para aclarar sus ideas, lo que ocasionará todo tipo de consecuencias y sentimientos.
FanFiction AO3                                             
                                                   ...
Con las primeras estrellas iluminando el cielo, llegó a las murallas de la comunidad de Tommy. Cuando vio los focos encendidos en las torres de control, suspiró aliviada. Espoleó a la yegua para que se acercara.
Los guardias en sus respectivos puestos tardaron un momento en reconocerla. Después de dar un par de órdenes e instrucciones por radio, las enormes puertas de hierro de la zona sur chirriaron al abrirse. El olor a carne asada al fuego se elevó en el aire y traspasó la entrada, provocando que su estómago gruñera ansioso. Por desgracia, tenía asuntos más importantes que atender primero.
El dolor se lo recordaba constantemente.
Ellie conocía a los guardias; sabía que, al menos por su parte, la noticia de su regreso tardaría más tiempo en correr por las calles del condado. El resto de la discreción dependería de ella misma.
Dirigió a la yegua hasta los establos. El alumbrado de la calle y la luna proyectaban sombras sobre los tablones de madera, haciendo parecer a los caballos mucho más grandes de lo que eran. No obstante, cuando Ellie se acercó a ellos, la mayoría dormían o se ponían nerviosos al verla.
La yegua relinchó suavemente cuando Ellie aflojó las cinchas y soltó las correas de la silla de montar. Rellenó su abrevadero de heno fresco y la dejó descansar.
—Hoy lo has hecho muy bien —susurró—. Gracias.
Abandonó los establos y se dirigió a casa. Era extraño porque, por una parte, deseaba llegar cuanto antes a la pequeña cabaña que se encontraba en el ala noreste de la comunidad, pero al mismo tiempo, estaba retrasando su camino de vuelta, arrastrando los pies y tomando los caminos más largos para llegar hasta allí.
Desde la gran mayoría de los porches traseros, se elevaban pequeñas columnas de humo, revelando las barbacoas nocturnas que las familias habían organizado. En un punto lejano, percibió los acordes de una guitarra que acompañaba a la tranquilidad de la noche. Alguien se había tomado la molestia de colocar en algunas fachadas y balcones pequeñas macetas con lavanda, amapolas y tulipanes. Durante esos días no había llovido, pero los farolillos de aceite reflejaban su luz sobre las gotas de rocío.
Queriéndolo o no, tarde o temprano, se presentó frente a la puerta de vieja madera, de la cabaña con fachada de color verde desgastado y agrietado.
Sigilosa, entró en casa. Las luces del salón estaban encendidas. Ellie tentó a la suerte.
—¿Joel?
Un completo silencio respondió a su llamada.
Asomó la cabeza por la entrada al salón, que se encontraba en la primera puerta del pasillo, a la izquierda. No había rastro de Joel, aunque parecía que no llevaba mucho tiempo desde que había abandonado la cabaña. La decoración era sencilla y rústica, creaba un ambiente hogareño. Había un sofá, dos butacas y una mesita redonda. En las paredes había colgados una serie de cuadros que mostraban varios escenarios boscosos y en diferentes estaciones del año. Pero lo que más destacaba sobre el resto era la pequeña foto enmarcada sobre la chimenea. Joel y su hija Sarah enseñaban su mejor sonrisa a la cámara.
Ojalá hubiera podido conocer a Sarah, debía de ser una niña muy dulce para hacer sonreír a Joel de esa manera. ¿Cuándo había sido la última vez que lo había visto tan feliz desde que el destino hizo que sus caminos se cruzaran? Sin poder recordar un momento en específico, subió las escaleras que conducían al piso superior.
La habitación de Joel se encontraba al final del pasillo, mientras que la suya estaba junto a las escaleras y el baño. Entró en el aseo y cerró la puerta. Se examinó las heridas del rostro en el espejo. Poco quedaba de la niña que había sido. De no ser por sus ojos verdes, creería estar viendo a otra persona devolviéndole la mirada, observándola con una expresión distante que contenía una latente furia. Estaba manchada de sangre, tanto propia como ajena. Presionó con cuidado sobre el pómulo izquierdo, hinchado y con un leve color morado, haciendo una mueca.
Se levantó el pliegue de la camisa de leñador roja. Los años posteriores a su integración en la comunidad le habían proporcionado horas de trabajo, en las que incluía cuidado de los establos y de los caballos, reparaciones y mantenimiento en la turbinas de la central, así como patrullas y exploraciones alrededor del condado y construcciones de nuevos edificios. Incluso había ayudado a Joel a levantar un pequeño huerto en la parte trasera del jardín. Conforme fue creciendo, el resultado de su persistente ejercicio físico se volvió más visible. Seguía teniendo una complexión delgada, pero sus brazos ahora eran fuertes, su abdomen firme y sus piernas ágiles y sigilosas.
No obstante, eso no significaba que fuera inmune a los golpes y torturas que le deparaban a todo aquel que se adentraba en el mundo exterior: Tenía múltiples moretones y heridas esparcidos por la piel, haciendo un contraste grotesco con sus pecas.
Se desvistió y entró en la ducha. El agua fría y refrescante cayó enseguida sobre su cuerpo magullado. Suspiró de alivio. Cerró los ojos y dejó que el agua le lavara la cara y el pelo. Luego los hombros y la espalda. Apoyó las manos en la pared y bajó la cabeza. Una pequeña parte del dolor parecía diluirse y abandonar su cuerpo. En un momento en que volvió en sí, abrió los ojos y observó, un poco embelesada, cómo el agua de la ducha formaba un charco que se teñía de rojo y tierra sucia.
Unos minutos más tarde ya se encontraba en su habitación, con ropa interior fresca y unos jeans y converse nuevos de su armario. También eligió un top deportivo de color negro para después, aunque no sabía qué camiseta podría ponerse. Una pequeña parte del cabello húmedo lo recogió en un moño y el resto dejó que se secara solo.
En época de verano siempre dejaba la ventana abierta, con las cortinas meciéndose con cada brisa de aire. Muchas veces se había sorprendido observándolas mientras se movían. Le trasmitían paz, como si el mundo se hubiese detenido, guardando silencio. Una vez más encontró consuelo cerca de la ventana. Una ráfaga cálida le acarició el torso desnudo. Sintió escalofríos cuando el viento rozó sus heridas.
Todo había ocurrido muy deprisa.
Desde que llegaron a la presa de Tommy, no había hecho más que conocer a gente nueva, y varias de esas personas les era arrebatada la vida, sin que ella pudiese hacer nada por impedirlo: Algunos niños enfermaban, pero no disponían de los medicamentos necesarios ni del personal especializado para atenderlos; Muchos hombres y mujeres buenos eran asaltados por bandidos, o eran devorados por una manada de infectados.
Se suponía que, después de todo lo que le había pasado, todo lo que había hecho, no podía ser para nada, que ella había nacido para morir por una causa mayor.
Pero Joel tomó la decisión por ella, y no había vuelta atrás.
Las pesadillas no tardaron en aparecer. Al principio eran arbitrarías, una o dos por semana. Luego empeoraron y tenía casi todos los días. Despertaba agitada, temblando bajo las sábanas, cubierta de un sudor frío. En medio de la oscuridad daba igual si cerraba o no los ojos. Volvía a ver sus rostros vacíos de vida: Tess, Sam, Riley… Le decían que seguían esperando su turno para reencontrarse con ella. Podía recordar el sonido de sus arañazos en la puerta, gritando agónicos desde el otro lado. Muchas veces se replanteó no dormir con tal de que los muertos no la atormentaran. En las noches de insomnio, su mayor aliada era su guitarra, con la que componía pequeñas canciones sobre una bestia que deambulaba por sus sueños.
Esa misma mañana había decidido hablar del tema con Joel.
—No es culpa tuya —le dijo él—. Estas cosas —acarició su reloj roto— han pasado desde siempre, los humanos hacemos lo que sea por sobrevivir.
Ellie negó con la cabeza, desesperada por la culpa. Necesitaba que Joel lo comprendiera.
—Toda esa gente seguiría viva. Ya no habría más hambre, más chasqueadores.
—¡Eso no lo sabes! —replicó Joel—. ¿Y si no hubiese servido para nada? Tú habrías muerto y el mundo seguiría igual. Y lo seguirá estándolo.
Fue entonces cuando Ellie estalló.
—¡No tenías derecho! ¡Deberías haberme dejado morir!
Cogió su pistola, se colgó el arco del hombro, recogió un poco de comida en su mochila y salió corriendo. Escuchó la voz de Joel llamándola a gritos, más dolida que enfadada. No volvió la vista atrás.
Atravesó las concurridas calles de la presa. Durante el verano, las actividades laborales y la vida cotidiana comenzaban a primera hora de la mañana, antes del amanecer, para aprovechar los horarios más frescos y descansar durante el tiempo en el que el sol se cernía desde el cielo.
Pasó entre la multitud. Los vecinos se preguntaban extrañados a qué venía tanta prisa. Algunos creyeron que les estaban atacando de nuevo los bandidos o se había avistado un grupo de infectados cerca de la zona.
Salió de los establos montada en su yegua y se adentró en el bosque al galope. Cabalgó en dirección al sur, dejando el curso del río a su izquierda. Hizo que la yegua se alejara lo más rápido posible de allí, hasta que dejara el que consideraba su hogar muy lejos, sin dejar rastro.
Había extraños casos en los que un ciudadano decidía abandonar el condado porque prefería una vida en solitario, o sólo estaba de paso hasta continuar con su camino. Tommy, pese a que rompía el esquema de su comunidad unida, entendía su situación, además de que no podía obligarlos a quedarse.
En el fondo y con el paso del tiempo, Ellie fue comprendiendo ese estilo de vida. Por supuesto, su estancia en Jackson seguía siendo mejor que la de Boston, pero seguían teniendo muros. Cabalgar le devolvía la libertad para aclarar sus ideas y desconectar de sus problemas.
Cuando se distanciaron lo suficiente, aminoró la marcha y fue al paso. A pesar del ruido del agua correr con imparable ímpetu por su cauce, podía oír, o más bien sentir, al animal resoplar con esfuerzos repetidas veces.
Era un ejemplar hermoso, de un color marrón claro y crin bien cepillada. Su velocidad se comparaba con su fidelidad por Ellie, aunque sentía un gran miedo por los disparos, el fuego y los infectados. No podía reprendérselo.
La había bautizado con el nombre de Lluvia. Le contaron que, cuando era poco más que un potrillo, le gustaba revolverse en el barro los días de lluvia. Lavarla después era casi inútil porque, daba igual si la dejaban en su cuadra, ella hallaba el modo de abrir de nuevo la puerta y seguir bajo la lluvia. A Ellie le pareció tan graciosa la anécdota que el nombre estaba decidido.
Le dio unas palmaditas en el musculoso cuello.
—Buena chica.
A mediodía pararon a descansar y comer. Ellie se sentó entre las raíces de un roble, bajo el cobijo de su sombra, mientras Lluvia se dedicaba a pastar cerca de allí. Leyó por enésima vez la carta de Anna. Siempre que no encontraba suficiente consuelo con Joel lo conseguía en el recuerdo de su madre.
La leía muy despacio, tratando de imaginar cómo sería su voz, qué aspecto tendría… ¿Era posible añorar a alguien a quien no se había conocido? Ellie creyó que sí.
—“Busca algo por lo que vivir” —leyó en voz alta—. “Hazme sentirme orgullosa”.
En la última sílaba se le quebró la voz. Detestaba llorar. Debía ser fuerte. Protegería a cuantos pudiera… a cualquier precio. No fallaría a nadie más.
Fue sorprendida por Lluvia, que resopló sobre su cabeza y le besuqueó el pelo. Ellie pasó un brazo por debajo del animal y la abrazó.
—Lo sé, chica.
Una pequeña brisa levantó susurros entre las hojas de los abetos. La vegetación a su alrededor, helechos, trigo y bayas silvestres, formaron bellas olas. En las ramas de los arboles, a los lejos, percibió el sonido de un pájaro carpintero ocupado con su nido. A unos metros vio a una mamá jabalí con sus pequeños, siempre alerta y cerca de ellos. Entre los arboles un joven ciervo llamaba a una posible pareja.
Lluvia rebuscó con su hocico dentro de la mochila de Ellie. El exceso de confianza por parte del animal le arrancó una sonrisa a la chica.
—¿Qué está buscando, señorita mimada?
Ellie sabía la respuesta de antemano. Como pudo recuperó su mochila y sacó dos manzanas. No eran del todo frescas, pero Lluvia no dio señales de exigencia. Cortó una por la mitad con su navaja y ofreció una parte a su yegua. El animal le hincó el diente con un ligero relincho alegre.
—De nada, señorita —rió Ellie.
Reemprendieron la marcha poco después. Continuaron a trote por la senda del río. Unos kilómetros más adelante, se abría hacia un torrente que conectaba con otro afluente. La única opción para cruzar el pequeño cañón había sido un puente, pero ahora sólo quedaban sus restos de hierro, esperando que también se los llevara la corriente.
Se desviaron dirección suroeste tomando un atajo por un desnivel. Cuando llegaron a los límites del territorio de la presa, Ellie tiró de las riendas. El sol indicaba una hora cercana a la tarde, y ella sólo pensaba en continuar. Más allá era terreno desconocido, al menos para ella. Viró la vista hacia atrás, reordenando todo el camino que habían recorrido. Todavía podían explorar un poco más, se dijo, luego regresarían antes del anochecer y hablaría con Joel.
La meseta comenzó a pronunciar su altitud, pero su yegua era capaz de superar cualquier obstáculo que se le interpusiera. Avanzaron a campo través, cruzaron por pequeños arroyos y descubrieron coches abandonados y viejas autopistas tomados por la naturaleza.
Por encima de las copas de los arboles, un graznido, altivo y orgulloso, cruzó por la zona. Ellie miró hacia arriba y contempló, asombrada, un águila surcando los cielos.
Lluvia pareció leer sus pensamientos. Una sensación de vértigo creció en su estómago a medida que la yegua incrementaba la velocidad, levantado hojas caídas y polvo a su paso.
Había perdido la noción del tiempo. Tanto ella como la yegua estaban empapadas en sudor. Habían llegado a una colina. Varios árboles coronaban su cima. A cientos de kilómetros de allí la cordillera seguía extendiéndose. Bajo sus pies se abría paso un valle, y en una zona en particular de la llanura, en medio del bosque, había lo que parecía un edificio abandonado rodeado de toneladas de chatarra.
Otra persona más sensata hubiera dado la vuelta, pero el instinto le decía a Ellie que se acercase, tenía una corazonada. Ató las riendas de Lluvia a las ramas más bajas de un árbol, prometiendo que regresaría pronto y bajó por la ladera.
Se acercó a la montaña de chatarra y descubrió que había entrado en un desguace de coches. El lugar parecía haber estado en activo mucho antes de que se iniciara el brote. La mayoría de los coches se encontraban apilados en columnas oxidados por el tiempo. Pronto fue consciente de que no estaba sola: un grupo de cazadores había levantado un pequeño campamento en el centro de las instalaciones. Todos llevaban ropas andrajosas y sucias, y peor aún, estaban armados. Eran demasiados para que se ocupara una sola persona. Lo mejor hubiera sido dar la vuelta y avisar al condado. Pero algo llamó su atención. Mientras algunos de ellos hacían guardia, otros, cocinando conejo sobre una hoguera, hablaban de los últimos preparativos para atacar “a esos idiotas de la presa”.
El corazón le golpeó con fuerza dentro del pecho. Instintivamente, llevó una mano a la pistola que ocultaba tras la cintura. No tenía muchas balas, sólo la utilizaría en caso de emergencia. También tenía su arco y varias flechas en la mochila, pero ¿sería suficiente? Tras examinar otra vez la posición del grupo, lo más conveniente era ocuparse primero de los vigías y después rodear por los flancos al resto. Odiaba reconocerlo, pero en su situación era casi imposible que saliera con vida si se enfrentaba a ellos.
Estaba a punto de dar la vuelta y salir de allí… cuando sintió la sonrisa fría de una navaja en el cuello.
—Quieta, mierdecilla —gruñó un hombre—, o te echaré de comer a los infectados.
Ellie apretó la mandíbula, pero hizo caso al cazador. Levantó las manos sin hacer movimientos bruscos, y tuvo que dejarse arrastrar hasta el campamento.
—¡Eh, mirad todos! —gritó el hombre con voz triunfante—. Mirad lo que he encontrado fisgoneando entre la basura.
Los demás se aglomeraron a su alrededor soltando maldiciones y risas. El hombre continuó hostigándola y la hizo ponerse de rodillas cuando todos se reunieron cerca de la fogata. En cuanto estuvo imposibilitada le quitaron la pistola, el arco y la mochila. Cruzaron sus brazos detrás de la espalda y le agarraron de los hombros.
Un hombre de mediana edad, que debía ser el líder, se abrió paso entre sus compañeros. Se había dejado barba de varios días y el sol le había quemado la piel. Lo que más destacaba de ese tipo es que era el único que no llevaba ningún arma.
—¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
—Que te den —se limitó a decir Ellie.
El hombre no perdió el tiempo. Le dio un puñetazo en la cara. No había utilizado toda su fuerza; era una advertencia.
—Verás, mis chicos y yo hemos sido enviados para espiar una comunidad donde sospechamos que hay una gran cantidad de suministros y comida. Sería de gran utilidad que nos ayudases.
Ellie se había percatado del conejo chamuscado y las botellas de cerveza vacías.
—Creo que ya estáis servidos.
El segundo golpe no tuvo tanta clemencia; El líder sacudió la mano.
—No hay nada en varios kilómetros a la redonda —continuó, caminando a su alrededor—. ¿Eres de la presa?
Ellie no contestó. Siguió su mirada sin pestañear. El hombre captó el mensaje. Hizo un gesto y los que la sujetaban dieron un paso atrás.
Esta vez fue una cadena de golpes continuos en la cara y en las costillas. La cabeza le daba vueltas y llegó un momento en que no pudo mantenerse sobre sus rodillas. El rostro cayó contra el suelo, contraído y crispado por el dolor.
Hubo un murmullo de risas. Los que tenían armas de fuego habían dejado de apuntarle. No representaba una amenaza para ellos. Buscó por el rabillo del ojo dónde se encontraba sus cosas. Además del líder y el tipo de la navaja, había un bandido armado con una palanca de hierro. En un hombro llevaba colgado su arco, y en el otro, su mochila. Un tipo más pequeño, con una gastada gorra amarilla, examinaba su pistola minuciosamente, como si fuera la primera vez en mucho tiempo que no veía una cosa tan limpia y cuidada. Se deshizo de su tablón de madera astillada. A su lado, otro con cara de comadreja, sentado en el capó de un coche, sostenía una escopeta sobre su regazo. El último miembro de la banda era el más callado. Era un grandullón con un bate de béisbol, rematado con púas de hierro en el extremo.
Por suerte, ninguno de ellos había considerado buscar bajo la ropa: Una navaja era más fácil de esconder.
—Podría estar así todo el día —aseguró su captor.
Ellie le fulminó con la mirada. En el mismo tono dijo:
—Yo también.
Al hombre le pareció graciosa la respuesta, o quizá estaba imaginando qué otros métodos de tortura podría utilizar después.
—¿Dónde está tu novio?
Ellie debió haberse mordido la lengua.
—¿Y el tuyo? —Sabía que algunos hombres no consentían que se pusiera en duda su “virilidad”. Esta vez el tipo le puso más ganas y le dio una patada en el estómago.
El líder se acuclilló junto a ella y le obligó a mirarlo directamente a los ojos, agarrándole del cuero cabelludo y levantando su cabeza. Se tragó un gemido, y pudo comprobar, complacida, como el hombre había quedado decepcionado por su reacción. Fue suficiente para actuar: En un rápido movimiento sacó la hoja de su navaja y la hundió en la yugular del cazador, matándolo casi al instante.
Instintivamente los demás que se encontraban cerca retrocedieron, golpeados por el aturdimiento, incapaces de moverse. De haber tardado un segundo más en reaccionar, Ellie hubiera sido acribillada allí mismo. Pero se apartó, con la adrenalina corriéndole por las venas.
El grito de otro asaltante rompió el momento de desconcierto de sus compañeros:
—¡Ha matado a Jason! ¡Acabad con ella!
Los bandidos levantaron de nuevo sus armas, con los cañones apuntando a Ellie. No había tiempo para pensar. En un intento desesperado por salvar la vida, se deslizó tras la carrocería de un coche, antes de que la primera salva de balas silbara, a centímetros de su cabeza.
—¡Vamos! ¡Dispersaos y matadla!
Aquel lugar era como un enorme laberinto. Había varias secciones de pasillos conformados por coches apilados, toneladas de chatarra acumulada y columnas de vehículos colocadas sin sentido.
El edificio que había visto desde la colina resultó ser un taller. Entró y dejó tras de sí la puerta. Presionando con fuerza sobre la superficie, buscó en cada rincón cualquier objeto que le sirviera como arma. El aire en el interior estaba concentrado de moho y gasolina a partes iguales. Había varias estanterías de acero inoxidable cubiertas de polvo, un coche que había visto días mejores y manchas de aceite por el suelo. En el otro extremo de la estancia había una puerta automática del tamaño de un automóvil, pero no creía posible que nadie pudiese entrar por ahí, al menos de forma rápida. Su única oportunidad de salir viva de allí se debía encontrar en el piso superior. Trató de calmar su respiración y aguzó el oído. Pudo escuchar un grupo de pisadas rodeando el edificio. Dejó de perder más tiempo. Subió los escalones de las escaleras que llevaban al primer piso de tres en tres y abrió la puerta que citaba “Sólo personal autorizado” de un empujón. Había llegado a una pequeña oficina o puede que un despacho. Casilleros, papeles, un escritorio… Nada que le ayudase.
Detrás del escritorio había un ventanal. Frotó en círculos con una mano el cristal amarillento y echó un vistazo al exterior. Sólo vio más columnas de coches aplastados y ninguna señal de los asaltantes. Pero estaban allí. La calma antes de la tormenta. Para su fortuna, justo debajo de la ventana había un tejado chapado que, probablemente, rodeaba todo el lateral de la fachada.
Escuchó pasos en la planta baja. ¡¿Cuándo habían entrado?!
—Mira alrededor del coche —oyó decir a uno—. Yo buscaré arriba.
Escudriñó rápidamente por el despacho alguna herramienta para forzar la ventana. Lo único nuevo en lo que no había reparado antes era en una taquilla que se encontraba junto a la puerta. No se lo pensó dos veces.
Sus propios latidos la ensordecían en un espacio tan reducido. Esperó paciente, observando la línea vertical que formaba la puerta entreabierta de la taquilla. Entró el tipo de la palanca de hierro, su sombra se proyectó sobre la puerta desde dónde se escondía. Pero estaba de espaldas. Rápida y sigilosa, salió de la taquilla, le tapó la boca y le apuñaló en el cuello. El hombre gruñó y forcejeó de dolor. Ellie hundió la navaja una vez más, y la palanca se resbaló de entre los dedos del bandido.
—Aquí no hay nada. ¿Has encontrado algo? —dijeron desde abajo. Se apresuró a recuperar su arco, su mochila y también esperaba que el arma del reciente cuerpo le fuera de utilidad—. ¿Me has oído, pedazo de idiota?
Colocó el extremo de la palanca en el marco de la ventana y ejerció fuerza. Unos segundos más tarde pudo abrirla lo suficiente para salir por un pequeño hueco. Calculó cada paso que daba sobre el tejado. Estaba ligeramente inclinado, así que avanzó lo más cercano posible a la pared exterior, amortiguando el ruido de las suelas contra el metal.
Entre el techo y la tierra firme había una separación de unos tres o cuatro metros. Estaba acostumbrada a saltar desde esas alturas, pero no podía delatar su posición sin saber dónde se encontraba el grupo enemigo. Faltó poco para que se resbalara cuando vio cruzar al tipo de la gorra amarilla junto a un autobús escolar. Enfocaba la vista en dirección al taller, puede que a la puerta automática, pero no se movía de ahí. Era cuestión de tiempo que torciera la mirada hacia la esquina del edificio y la descubriera. Cogió su arco, apuntó tensando una flecha y la gorra adquirió un nuevo color.
Los demás no parecían haber percatado otra baja. Unos metros más adelante encontró una vía de escape: La tubería de un desagüe.
Tal como sospechaba, el compañero que había entrado con el tipo de la palanca no tardó en dar la voz de alarma:
—¡Mierda, joder! —sus gritos salieron por la ventana. Ellie no se detuvo. Se apresuró a bajar aferrada al desagüe—. Se lo ha cargado. ¡Esa cría ha matado también a Dick!
A unos metros del suelo se soltó y agazapó en el coche más próximo. Oyó gritos en la distancia, soltando maldiciones y órdenes. Los que quedaban vivos empezaban a impacientarse, clamando venganza con el pago de su sangre.
El autobús no estaba lejos, tan sólo había una separación de unos quince pasos. Reptó bajo los coches y comenzó a avanzar. Cuánto más se acercaba para recuperar su pistola, más se ensuciaba la ropa de grasa y polvo. Tampoco era algo que le importara.
Luego encontró un surco de sangre, estaba cerca. La que se había convertido en el arma favorita del bandido de la gorra amarilla la esperaba al lado de su cuerpo inerte. La urgencia hizo que Ellie extendiera el brazo para alcanzarla. Pero alguien la alejó de una patada y un brazo con una vertiginosa fuerza la sacó de su escondite.
—¡Está aquí! ¡Está…!
Ellie le calló de un puñetazo. Agarró con las dos manos la muñeca del hombre, apretando los dientes, impidiendo que el arma blanca se acercara más a su rostro. La hoja de la navaja tembló a escasos milímetros de sus ojos. Se negó a desistir: Le dio un rodillazo en el estómago. El bandido retrocedió soltando un quejido. Tanteó a su alrededor, cogió un objeto de superficie delgada y fría, y le dio de lleno en la sien. La botella se rompió al instante en su cara y cayó de bruces. No creía que estuviese muerto, pero no tenía tiempo para averiguarlo.
—¡Hija de…!
Escuchó más pasos detrás de ella y el chasquido de una escopeta al recargar. La situación se le estaba complicando. Recogió su arma y se puso a cubierto tras el parachoques delantero del bus. El espejo retrovisor estalló en mil pedazos. El bandido soltó una risita.
—¡Así es cómo quedará tu cara! —gritó el cara de comadreja.
Ellie revisó cuántas balas le quedaban; Ese idiota de la gorra había gastado más de la mitad del cargador durante el tiroteo. Tendría que improvisar con lo que tenía. Recargó el arma y se escabulló por el otro lado del vehículo. Un ataque directo resultaría inútil, debía abatirlo de otra manera.
Saltó por encima de un todoterreno. Oculta, estudió las opciones que podía tomar el bandido mientras la buscaba. Había llegado a una encrucijada donde se conectaba dos pasillos en paralelo. Al parecer, no era tan idiota como había creído en un principio: Si decidía atacar ahora la vería acercarse en las cuatro direcciones.
Ni siquiera había pensando en utilizar el arco. No tenía ángulo para una buena trayectoria, arriesgándose a fallar y desperdiciar su elemento sorpresa. Sabía lo que era más indicado. De nuevo bajo los coches, se arrastró moviéndose en dirección a su objetivo, presionando ligeramente el dedo índice en el gatillo.
—¿Dónde te has metido? —se burló el hombre—. ¡En cuanto te vea te volaré la cabeza!
Ellie se deslizó hasta la cintura fuera del coche, apuntando desde abajo. Vació el resto del cargador en el pecho del hombre: dos en el abdomen y otro en el torso. Cayó en su propio charco de sangre y convulsionó hasta que dejó de moverse.
Ellie se puso de pie y guardó la pistola. Miró el cadáver, pensativa. Había demasiada tranquilidad para su gusto. Según recordaba, había seis hombres en el campamento y había matado a cinco.
¿Y dónde demonios se había metido el grandullón del…?
¡CRACK!
En el último momento pudo esquivar el golpe dirigido a su cabeza; la puerta de un viejo coche no tuvo tanta suerte. El tipo recuperó rápidamente la compostura, revelando una enorme abolladura de metal y los restos del cristal de la ventana esparcidos por el suelo.
El hombre ladró:
—¿Matas a mis amigos y pretendes salir viva de aquí? ¡¿Cómo te atreves?!
No le dio cuartada para atacar. Era superior en peso corporal y utilizaría esa ventaja para desgastarla o matarla en cuanto tuviera una oportunidad.
Ellie se vio obligada a retroceder ante la montaña de carne, la palanca de hierro preparada para lo que se avecinaba: El bate fue en dirección a su costado, con un rápido brinco hacia atrás lo volvió a esquivar. Pero el bandido, a pesar de su tamaño, también era ágil en sus movimientos. Empuñó su arma con los brazos en alto y, cegado por la ira, los bajó hacia Ellie. Había leído sus intenciones ante un esquive repentino y tuvo tiempo suficiente para plantar con fuerza los pies en el suelo y tensar los brazos con la palanca de hierro.
El impacto del golpe se extendió por todo su cuerpo, casi haciéndola desfallecer de dolor. Bloqueó dos ataques más y al tercero su vista se nubló.
Los dedos del gorila, despiadados, se cerraron en torno a su cuello y la lanzó por los aires. La caída de unos cuantos metros la dejó sin aliento. La palanca se había deslizado por el suelo, lejos de su alcance. El grandullón cargó contra ella, bate en lo alto, listo para dar el golpe definitivo.
Ellie, todavía en el suelo, retrocedió flexionando las piernas y palpó en busca de su arco. Levantó un brazo para coger una flecha de su mochila y tensó la cuerda, obligándose a ignorar sus músculos agarrotados y enfocar su visión. El primer proyectil acertó en su pecho y lo hizo parar en seco, interrumpiendo su grito de guerra. La segunda y última flecha le dio directo en el corazón. La sangre se extendió por su sucia camisa, tornó los ojos y antes de caer al suelo ya estaba muerto.
Jadeando, Ellie apoyó la espalda en la rueda de un coche. Había llegado a su límite. Su aliento se entrecortaba al respirar, sus manos rígidas temblaban, la sangre caía tortuosamente de su rostro. Podría permitirse un minuto de descanso. No obstante, la presencia de alguien acercándose le puso de nuevo en alerta. Perpleja, observó al bandido que la había descubierto entrar en el depósito de vehículos. Se acercaba penosamente a ella, cojeando y con una fea herida al lado de la cara.
—Nosotros estamos acabados, pero ¿y tú? El resto de nuestro grupo nos encontrará y nos vengará. O puede que también los mates a todos. Pero siempre habrá alguien que consiga llegar hasta ti. Conocerá a los que te importan y los torturará hasta la muerte. —Enseñó una hilera de dientes ensangrentados—.  Todo será culpa tuya.
Lo que pasó a continuación ni siquiera ella podría explicarlo después. Surgió de su garganta un grito gutural, más propio de un animal que de un ser humano, y se abalanzó sobre el hombre, que lo derribó contra el suelo y lo contuvo bajo su cuerpo. El desgraciado no tuvo tiempo de reaccionar más que de asombro antes de que comenzaran los golpes. Ellie tornó los nudillos en blanco y bajó los puños directos a su cara. Una, otra, y otra, y otra vez, hasta que todo se tiñó de rojo y comenzó a doler demasiado.
Se dejó caer a un lado. Un cielo despejado y de un azul intenso la rodeó por completo. Sus abrumados pulmones buscaron aire, hambrientos de oxigeno. Recordó que todavía no estaba fuera de peligro y se obligó a levantarse. Clavó las uñas en la tierra y con un terrible esfuerzo se irguió. Salió del cementerio de coches, ahora siendo también el de aquel grupo de bandidos.
No se molestó en inspeccionar los cadáveres en busca de suministros y munición. El furor del enfrentamiento poco a poco estaba abandonando su cuerpo, y si no actuaba rápido, pronto su instinto de supervivencia recaería sobre ella, la agotaría por completo, y correría el riesgo de caer desmallada, o peor aún, no tener fuerzas suficientes si debía enfrentarse con criaturas más peligrosas que asaltantes y asesinos.
Trastabillando y encorvada, reunió las energías que le quedaban en subir por la colina. La pendiente era más pronunciada, y la mochila, más pesada de lo que recordaba. Se guardó los improperios para ella.
Lluvia continuaba esperándola entre los árboles de la cima. Al verla, el animal comenzó a actuar nervioso, como si fuera un desconocido que escondía malas intenciones. Al intentar acercar una mano para tranquilizarla, la yegua captó el olor a hierro y muerte, y corcoveó y luchó con sus riendas en medio de relinchos asustadizos.
A Ellie se le encogió el corazón. Su aspecto de debía de ser terrible para que su yegua no la reconociera. Tal vez esa fue la misma sensación que sufrió el último cazador antes de que arremetiera contra él. No quería pensar más en aquello.
Se le acababa el tiempo. El sol no tardaría en ocultarse tras las montañas. El cielo comenzaba a tornarse de un color anaranjado.
—Hey, pequeña —dijo con un hilo de voz—. Soy yo. Ellie—. La yegua la observó con precaución; al menos, había llamado su atención—. Shh, shh. Ya está, tranquila —susurró con suavidad. Al verla más dispuesta, Ellie volvió a tender una mano y el animal se dejó acariciar el hocico. Su expresión se relajó—. ¿Estás mejor? Escucha. Tenemos que volver, ¿de acuerdo? Tenemos que volver… a casa.
Le dio un beso entre los ojos y subió en su montura, con la esperanza de poder aguantar todo el camino de vuelta sin perder el conocimiento. Se concentró en recordar la primera vez que entró en el condado de Jackson, el viento frío en la estación de otoño, la risa de los niños al jugar en la nieve, el pacífico sonido de una fogata, las clases de guitarra con Joel, el hermoso rostro de Dina… Por todo ello resistiría un poco más. Sólo un poco más.
Y lo demás era historia. Apoyada en la ventana de su habitación, seguía preguntándose cómo todavía continuaba en pie. No le tenía miedo al dolor, al menos, el físico. Pero a veces se tomaba un tiempo antes de empezar a curar sus heridas: Resistiría todo hasta poner el último vendaje, sin gritar o gruñir. Con un poco de suerte dormiría toda la noche por el cansancio, pese al dolor sordo que le acompañaría los días posteriores. Después todo volvería a la normalidad. No podía permitir que Joel empezara a hacer preguntas, o Tommy, o… ella…
No sabía cuál era su relación actual con Dina. Se conocieron poco después de instalarse en Jackson y desde entonces eran muy buenas amigas.
Pasó varios años hasta que se diera cuenta de lo que sentía por Dina. Durante un tiempo se negó a creerlo. Pocas personas se habían acercado tanto a su corazón. Riley había sido una de ellas. Tras su muerte fue levantando una barrera, que creyó impenetrable, hasta que llegó Dina, y comenzó a ver grietas en el muro que había creado. Cuando por fin aceptó lo que ocurría, estaba muy emocionada, y también asustada, pero algún día reuniría el valor para decírselo a su mejor amiga.
Todas sus esperanzas se hicieron añicos cuando oficialmente comenzó a salir con Jesse, otro de sus amigos y con el que Ellie solía coincidir en la mayoría de sus días de patrulla. En el fondo, había visto el golpe de la verdad cernirse sobre ella: No podía ignorar la sonrisa de Dina al cruzar una mirada con Jesse, no podía ignorar el interés de Dina en querer conocer más sobre el chico, no podía ignorar que Dina hablaba siempre sobre él…
Y, sin embargo, por mucho que le doliese, Ellie no tenía derecho a interferir entre ellos. Seguiría siendo su amiga y apreciaría todos los momentos que seguirían compartiendo. Transcurrieron los meses posteriores y el dolor fue mermando en su interior, en un asfixiante silencio, cuando Dina en persona le contó que había terminado con Jesse. No dio más detalles, y Ellie casi se sintió egoísta.
Pero la voz de la razón le recordaba que seguía siendo su mejor amiga. Y además, ¿cómo podría tener alguna oportunidad con alguien como Dina? Sólo era… una chica…
No fue hasta el baile de hacía unas semanas que todas sus expectativas cambiaron. Se había organizado una fiesta en la vieja iglesia del condado. Ellie, a petición de su amiga, acudió a regañadientes. Se dedicó a observar desde la barra cómo todos disfrutaban de la velada, sin preocupaciones, sonriendo. Luego vio a Dina, la llevó a la pista de baile. Y luego… Luego…
Había imaginado muchas veces cómo sería besar a Dina, en una infinidad de escenarios y circunstancias posibles. Compartir un beso con ella fue mucho mejor que en cualquiera de sus sueños, tanto que, creyó que todavía no había despertado. Y cuando le devolvió la sonrisa, en su mente pronunció el juramento de protegerla hasta su último aliento si fuera necesario.
Y eso fue lo que hizo.
Sangrándole el corazón, se apartó de sus brazos y se marchó. Lejos del ruido, de la gente y de Dina.
Lo que más le dolía recordar era su expresión, a medio camino entre el desengaño y la aflicción. Pero era firme en su decisión. No podía permitir que se repitiera de nuevo. Otra vez no. Dina no se convertiría en una de esas cosas. Ella no.
Después de esa noche, hizo todo lo posible por no encontrarse con Dina, y cuando no tenía más opción, intercambiaba un par de palabras con ella, sin mirarla a la cara, y se escabullía rápidamente. Estaba haciendo lo correcto… ¿verdad?
Sacudió los pensamientos de su mente. Bastante suplicio había tenido por un día.
Sacó el botiquín que guardaba bajo la cama. Se sentó lentamente junto al escritorio y empezó a sacar lo que necesitaba para limpiar y desinfectar cortes. Luego un rollo de vendas estériles y tijeras. Dispuesto todo, levantó la mirada frente al espejo para estudiar de nuevo sus magulladuras… pero lo que vio le heló la sangre.
Al principio no la había visto. Creía que eran imaginaciones suyas, un montón de ropa en un rincón le estaría jugando una mala pasada. Pero allí estaba ella, mirando fijamente sus ojos en el reflejo y después desviando la vista a su cuerpo, con el rostro pálido.
“No, no, no” pensó Ellie, histérica. “Todos menos ella. ¡Cualquiera menos ella!” Sintió ganas de gritar y salir corriendo de allí, perderse en el bosque y que no la volvieran a ver jamás.
Rápida como el destello de una bala, haciendo caso omiso del dolor repentino de su cuerpo, agarró la camisa que había llevado puesta, o lo que quedaba de ella, para cubrirse el pecho.
—¿Qué…? ¿Qué haces aquí? —balbuceó. Las palabras se le atragantaron en la garganta—. ¿Cómo has entrado?
Dina pareció volver en sí. Se aclaró la voz, fijando la vista en algún punto del suelo. Esa noche vestía una camisa de tirantes blanca, con unos jeans cortos y unas sandalias. El pelo oscuro lo tenía recogido en su habitual moño, salvo por dos mechones ondulantes, uno a cada lado de los oídos.
 Dina levantó lo que parecía un libro que llevaba consigo.
—Venía a devolverte esto, tu cómic de Savage Starlight —respondió—; He llamado a la puerta, pero nadie respondía. No estaba cerrada con llave, así que he entrado un momento.
Malditos fueran Dina, la doctora Daniela Star y Joel.
Pero sobretodo se culpaba a sí misma. Se echó el pelo hacia atrás, dando vueltas de un lado a otro por la habitación. Tenía que ser una pesadilla.
—¿Por qué has venido ahora? Podrías haber esperado hasta mañana.
—Sé lo de tu pelea con Joel y he venido a verte en cuanto he sabido que habías vuelto. Quería saber cómo estabas.
—Estoy bien —contestó tajante.
Dina frunció el ceño.
—¿A eso lo llamas estar bien? —señaló con la barbilla, desafiante, aparentemente recuperada de la conmoción inicial. Dina odiaba que la mintieran, más aún cuando la verdad estaba frente a ella y los demás no se dignaban a reconocerlo. —Ellie —replicó, acentuando una ceja. Dijo muy despacio—: No estás bien.
Dada la situación, Dina fue capaz de comprender que necesitaba adoptar un temple más tranquilo.
Ella dio un paso.
—Déjame verte.
Ellie retrocedió otro.
—¡No! —dijo. Los nervios la empezaron a agobiar. Hizo un gran esfuerzo por hablar con calma—. No… no es nada, en serio. Tan solo unos rasguños.
—¿Unos rasguños? —contestó Dina, casi ofendida—. He visto muchas heridas a lo largo de mi vida y sé que esos no son “unos rasguños”, Ellie; No me iré hasta que sepa que estás bien.
El peso de su mirada era difícil de mantener para Ellie. Ella era más alta, pero en ese momento se sentía tan, tan pequeña. No quería que la viera en un estado tan vulnerable…, o que creyera que era… un monstruo. Se decía que las bestias en sus momentos más difíciles resultaban más peligrosas.
Bajó los hombros, derrotada. No podía negarse. Se dejó caer en la silla. Dina interpretó que podía acercarse. Se sentó en el borde de la cama y, tomando un algodón con alcohol, levantó la barbilla de Ellie hacia la luz de la lámpara. Dina observó su moretón, despectiva.
—Estás hecha una mierda —murmuró. Acercó el algodón con cuidado a su pómulo y palpó la zona hinchada. El aire se concentró por un momento de olor a alcohol. Ambas arrugaron la nariz.
Dina estaba demasiado cerca para la salud mental de Ellie. La miró como si fuera la primera vez que la estuviese viendo, y al mismo tiempo, como si no lo hubiera hecho en años. En otras circunstancias, se hubiera dicho que le parecía hermosa. Si Dina percibió en algún momento la mirada de Ellie sobre ella, no dio indicios de notarlo.
—Las manos —indicó su enfermera provisional.
Ellie rezó porque las manos no le temblaran tanto. Extendió una mientras la otra seguía sosteniendo la camisa sobre el pecho. Tenía los nudillos en carne viva, saciados de la sangre de ese último capullo. Dina negó con la cabeza y continuó con su labor.
Debía admitir que Dina tenía una gran habilidad para curar heridas. Las examinaba con detenimiento, fruncía el ceño y no abría la boca hasta quedar satisfecha con su trabajo. Tenía las manos tan suaves como recordaba, a diferencia de las suyas, que eran callosas; Le enseñó la otra cuando se lo pidió.
—El otro —Dina hizo una excepción y rompió el silencio cuando atendía los nudillos restantes—, ¿cómo ha quedado?
Ellie no se lo había preguntado en ningún momento. Tal vez estaría inconsciente un par de horas o quizá estuviese muerto.
—No lo sé —admitió—, pero di más de lo que recibí. —Un segundo después de decirlo sabía que había cometido un error.
—Qué bien. —Dina presionó más fuerte de lo debido en los últimos dedos—. Debes de estar muy orgullosa.
Ellie se forzó a no apartar la mano, como si acabara de tocar una sartén hirviendo. Casi juró haber visto una leve expresión de arrepentimiento en los ojos de Dina. Ellie la distinguía como sinónimo de diversión, risas y bromas, y conocer esa faceta seria y preocupada de Dina fue desconcertante para ella.
—La espalda.
—¿Qué?
—Ya me has oído. Vamos a curar ese desastre.
—Dina…
—No lo volveré a repetir, Willians.
Ellie se encaró con Dina. Sus rostros estaban a centímetros de distancia. Tuvo que reunir toda la fuerza de voluntad para no desatar la furia que contenían sus ojos, de lo contrario… Los ojos oscuros de Dina era difíciles de descifrar. Se mantenían firmes sobre los de ella, pero quién sabía qué había tras esa osadía. Puede que en el fondo la estuviese asustando.
Soltó un largo suspiro, todavía los dedos estaban entre los suyos. Lentamente, sintiendo palpitar sus músculos con cada movimiento, se dio la vuelta y le mostró a Dina su espalda.
La chica detrás de ella sofocó una exclamación.
A la luz de la lámpara del escritorio pudo percibir sus recientes heridas. A juzgar por el dolor, debía de tener un horrendo moretón en la zona de la derecha, bajo la axila, y unos cuantos cortes extendidos por el trapecio y la dorsal. También, para temor de Ellie y asombro de Dina, la fuente de luz hacía destacar las líneas y marcas tenues de antiguas cicatrices. Se movió incómoda; Dina era la primera persona que las veía: Tenía una herida de flecha en el hombro derecho. Tuvo suerte de que el proyectil entró limpiamente, sin perforar el hueso o una arteria; varios arañazos ferrosos de infectados y dentelladas de perros salvajes habían grabado su costado.
Lo que nunca reconocería, sin embargo, era que el dolor despertaba con frecuencia bajo las cicatrices, como si las heridas se hubieran abierto de nuevo.
Dina las delineó una a una con el dedo índice, sembrando caricias en cada poro. Pese a su naturaleza curiosa, no preguntó por el motivo de cada herida. De todos modos, Ellie era incapaz de hablar ahora. Le había dejado la garganta seca.
Su amiga mojó un paño en alcohol y lo acercó a su piel, pero retrocedió en el último momento. Percibió que le temblaban las manos.
Ellie lo entendía demasiado bien. Existía una gran diferencia entre curarse a sí mismo y a un ser querido. Los recuerdos la llevaron a aquel frío invierno que tuvo que tratar la horrible herida de Joel, cuidarlo, y, cuando no lo hacía, cazaba por su cuenta para ambos. Ya había pasado mucho tiempo desde aquella experiencia, pero a cambio la hizo madurar aún más para su edad.
Dina la devolvió al presente. En su reflejo vio que trataba de relajarse. Contó una, dos veces que respiraba profundamente. Cuando abrió los ojos, brillaron de determinación. Ellie sintió una oleada de orgullo crecer en su interior.
—Quizá te escueza un poco —advirtió Dina.
Ellie no dijo nada. Se aferró a la espaldera de la silla y dejó que Dina hiciera su trabajo. En varias ocasiones apretó la mandíbula y se arañó las palmas de las manos al formar un puño. Pero no siseó y evitó en la medida de lo posible mantener el cuerpo tenso. Lo último que querría era hacerle creer a Dina que no lo estaba haciendo bien.
Después de limpiar y desinfectar, Dina usó el vendaje estéril para cubrir los cortes y heridas más severos. Al cabo de unos minutos había terminado de tratar a Ellie. Con la petición de Dina cumplida, daría el visto bueno a sus heridas y se iría a casa, no tendría que darle más explicaciones. Volverían a distanciarse con tal de protegerla.
No podía estar más equivocada.
Ellie dio un respingo cuando las cálidas manos de Dina rodearon su cintura. Cerró los ojos. Contuvo el aliento, trató de ordenar sus pensamientos. Mas Dina hundió el puente de la nariz en su espalda, donde había recibido tantos golpes y maltratos, pero nunca un beso, hasta ahora. Fue breve y concisa besando una a una cada cicatriz expuesta. Y Ellie no encontraba el modo de decirle que parara. ¿Era eso lo que realmente deseaba?
—A veces siento como si no te conociera en absoluto —susurró Dina, como en un estado de trance—, como si fueras todo un misterio para mí.
Ellie soltó todo el aire contenido, exasperada.
—Tú no lo entiendes —contestó ella—. Ese hombre hablaba de encontraros. Luego os torturaría y os mataría. ¡Y yo lo vería todo, sin poder hacer nada!
—Y tú olvidas que tengo muy buena puntería.
Tenía razón. Un rifle en manos de Dina era un arma temible. Era capaz de disparar a cualquier enemigo y corregir la trayectoria de la próxima bala, sin importar la distancia, la fuerza del viento o la humedad del aire: La peor pesadilla hecha realidad para los supervivientes más desesperados y los infectados más peligrosos.
Pero Ellie no dio un brazo a torcer. No estaba dispuesta a arriesgarse. Un error. Un solo error y lo volvería a perder todo.
Ya no podía ocultar su temblor. La culpa, la impotencia, el odio… Volvían a cobrar vida dentro de ella, presionando su pecho, amenazando con ahogar por completo su mente.
Desconocía si Dina podría tener alguna idea de qué estaba ocurriendo en su interior, pero la abrazó con fuerza y afecto. Se había convertido en su salvavidas.
—Actúas como si la supervivencia de la humanidad recayera sobre tus hombros.
Un poco más relajada, Ellie deslizó una mano por los helechos de su tatuaje, de tinta negra y brillante, hasta posarla en la pequeña polilla. Allí dónde ocultaba su cicatriz más profunda.
“Si tú supieras…” se dijo con pesar.
Le debía una explicación a Dina, pero era difícil incluso para ella saber exactamente qué le estaba ocurriendo. Levantó la vista y allí estaba de nuevo. Un alma atormentada, que no decía lo que tendría que decir, que no amaba a quien tendría que amar y que no moría cuando tendría que morir.
—Estas semanas he tenido un sueño recurrente —comenzó a decir—. Sueño con un lobo, o que yo soy el lobo… No estoy segura. Voy por el bosque, buscando algo. No sé qué es. Y cada vez voy más deprisa, corro entre los arboles… —calló un instante. Dina se había quedado muy quieta—, hasta que encuentro a un hombre con un rifle. Él también me estaba esperando. Me abalanzo sobre él y… se oye un disparo, por encima de los alaridos del hombre y los míos.
Sus palabras quedaron flotando en el aire. Ellie observó cada movimiento de Dina, dejando que se acercara más a su cuerpo. Encontró un lugar cómodo e íntimo tras el oído de Ellie. Su aliento le produjo cosquillas cuando habló.
—¿Crees que eres la única que tiene miedo de acabar sola? ¿Cómo crees que se sentiría Joel? ¿Cómo crees que… yo me sentiría si te perdiera?
En contadas ocasiones había presenciado inquietud en Dina. Una de las cosas que más le gustaba de ella era su valentía. Era capaz de levantar la moral de un grupo de expedición perdido en una tormenta de nieve u organizar a todo un equipo en medio de una emboscada.
Tomaba la responsabilidad en los momentos más agobiantes. Ya pasado el peligro, estando apartadas a un lado o encontrándose a solas, le reconocía que nunca había dejado de tener miedo, pero era lo que tenía que hacer.
Pero Ellie nunca hubiera estado preparada para lo que Dina le confesó esa noche, la desmoronó por completo:
—A mí también me aterras, Ellie —le susurró—. Me aterra lo que te pueda pasar.
Ojalá hubiera encontrado una respuesta ante las palabras de Dina. ¿Qué se suponía que tenía que decir? ¿Cómo se suponía que se podía luchar contra un golpe tan demoledor como el miedo impreso en la chica que amaba? Estaba cansada. Cansada de reprimir lo que sentía.
Dina retrocedió para levantarse, y se sintió vacía. La desgarró por dentro.
—Te dejo un rato a solas. Nos vemos por la mañana. —Ya estaba en el marco de la puerta. Algo en el tono de su voz, parecido a la tristeza, la hizo reaccionar.
“Busca algo por lo que vivir”.
—Dina —la llamó.
Antes de que fuera consciente de lo que hacía, se dirigió hacia ella, sin vergüenza porque le viera el torso desnudo, y, con suma delicadeza, le rodeó la cintura, acarició su mejilla y la besó.
Había tomado a Dina por sorpresa, pero reaccionó rápido y la correspondió. Al principio fue un beso tímido. Ellie apoyó las manos alrededor de la cintura de Dina, y ella rodeó con sus brazos los hombros más anchos. Cuando rompieron el primer beso, entreabrieron los ojos, con las frentes pegadas y la nariz una al lado de la otra. Ambas esperaban la aprobación de la otra para continuar. Con un acuerdo mudo, retomaron el beso. Esta vez Dina dirigió el ritmo, sus manos se hundieron en el cabello castaño rojizo, y Ellie, siguiendo a su compañera, subió lentamente las manos, acariciando su espalda y acercando más sus cuerpos. Dina le regaló un suspiro de placer sobre sus labios. Fue entonces cuando las lenguas se encontraron, queriendo rememorar su tacto en una dulce danza.
Ellie olvidó todo lo que no tenía que ver con Dina. En algún momento el dolor de sus músculos había mitigado y sus cicatrices aliviado. El peso de responsabilidad que cargaba en sus hombros se volvió más ligero; La había colmado de paz. Notó bajo la piel las notas de la guitarra que interpretaba la canción “Ecstasy” de Crooked Still, que la hicieron flotar, y con Dina entre sus brazos, creyó que volaba. Era… feliz.
Sus mejillas se humedecieron repentinamente. Dina paró en seco, con una expresión de preocupación.
—Ellie, ¿qué te ocurre? —tomó sus mejillas.
Y luego advirtió que estaba volviendo a llorar. Ellie se apresuró a apartarse las lágrimas. Un nudo en la garganta le estaba impidiendo hablar con claridad.
—Estas últimas semanas me he comportado como una idiota contigo… y ahora estás aquí… y estamos tú y yo…
—No, no, Ellie —le acarició con el pulgar las pecas del rostro—, eso ya no importa. —Calló un instante, sus ojos se abrieron de par en par—. ¿Cuánto tiempo has estado conteniéndote?
—… Demasiado.
—Eso es cruel incluso para ti. Sólo… suéltalo.
Ellie fue consciente en ese momento de que era lo que más había necesitado escuchar. Simplemente se dejó llevar. La abrazó con fuerza, creyendo que si la dejaba marchar la perdería para siempre. Sin embargo, Dina no se apartó. Su rostro se refugió en el hueco de su cuello. Dina dejó que sacara todo lo que tenía dentro, esperando paciente hasta que se tranquilizara. Le acariciaba el pelo y le susurraba al oído palabras cálidas, reconfortantes. Poco después su pecho dejó de temblar y su llanto cesó.
Su amiga le preguntó si se encontraba mejor. Ella asintió y se sorbió la nariz. Dina le apartó las últimas lágrimas y besó su mejilla, justo en su moretón.
—Ahora vamos a buscarte ropa nueva.
Dina buscó en su armario algo digno de su criterio. Algunas perchas pasaban indiferentes ante ella y otras le parecían más interesantes. Que Ellie tuviera buen aspecto se lo había tomado como un tema personal. Dina nunca dejaría de sorprenderla.
—La ropa rasgada y manchada de sangre pasó de moda hace mucho tiempo —comentó acercándose de nuevo a ella—. Esto te quedará mucho mejor.
La chica se había decantado por una camiseta blanca de manga corta, que se ceñía a su cuerpo, bajo una camisa tejana con las mangas deshechas intencionalmente. Ellie no pudo evitar una leve sonrisa, era uno de sus estilos favoritos.
Su amiga dio vueltas a su alrededor mientras se volvía a vestir. Pensativa, se acarició la barbilla.
—¿Qué te parece? —Ellie extendió los brazos frente a ella.
—Hmm… Todavía le falta algo…
Después de un momento de reflexión, Dina dijo:
—Bueno, puede que no esté siempre para ayudarte si sales herida, así que…
Se quitó la pulsera de Hamsa alrededor de la muñeca y se la ofreció a Ellie. Ella era escéptica a todas las religiones y clases de creencias, pero conocía muy bien el significado de esa mano plateada con un ojo azul. Había perdido la cuenta de las veces que Dina le había contado la procedencia de sus antepasados, pero nunca olvidaría la emoción de su voz al relatarlo.
—Un símbolo de protección —recordó Ellie—. Pero… Dina, es muy importante para ti. ¿Seguro que quieres dármela?
Dina esbozó otra sonrisa.
—¡Claro que sí! Así donde quiera que vayas tendrás un pedacito de mí. No será un arma muy intimidante, pero cada vez que la veas recordarás a dónde debes regresar.
Nunca encontraría palabras suficientes para agradecer todo lo que había hecho Dina por ella. Le apartó un mechón de pelo detrás del oído.
—Te quiero —le susurró.
La chica echó la cabeza atrás para soltar una carcajada. Esa era la Dina que conocía. Escucharla reír era una sensación agradable.
—¿De qué estás hablando? —dijo—. Todo el mundo me quiere.
Ellie camufló su repentina timidez contagiándose de la risa de Dina, aunque de una manera más discreta.
—Sabes… a lo que me refiero…
—Sí, lobo. Creo que sí…
Se inclinó para besarla. Fue un beso más corto que el anterior, y sin embargo, era igual de sincero. Dina se separó un poco, sólo lo suficiente para mirarla a los ojos. Su expresión se había vuelto seria.
—Solo prométeme una cosa, Ellie: Haz las paces con Joel. Él es casi como un padre para ti. Eres lo único que le queda.
Ellie observó esos ojos suplicantes que tanto la habían enamorado.
—Lo prometo —dijo. Y en silencio, también prometió que, llegado el momento adecuado, le contaría a Dina toda la verdad.
De repente, la puerta principal se abrió con estrépito; La guitarra tocó unos últimos acordes y sus pies volvieron a tocar tierra.
—¿Ellie? —se oyó la voz de Joel, urgente.
Todavía entre sus brazos, Dina miró por encima del hombro.
—Aquí, Joel —contestó en voz alta.
—¿Dina? —La voz de Joel llegaba amortiguada a sus oídos cada vez que hablaba—. ¿Ellie está bien?
Ambas cruzaron una mirada. Tontamente, Ellie se encogió de hombros.
—Sí, Joel —respondió Dina con cierta ironía—. Ellie está bien.
Hubo un momento de silencio.
—Dios… —suspiró Joel.
Antes de marcharse, Dina le recordó cómo debía tratar sus heridas si quería evitar que se infectasen, tomó prestado el próximo capítulo que le correspondía, Savage Starlight: Elemento extraño, e instándole con la mirada (“Sabes lo que tienes que hacer”), se despidió de Ellie.
Se quedó viéndola cruzar la puerta y bajar las escaleras. Sólo cuando perdió a Dina de vista permitió que sus rodillas flaquearan. Tuvo que apoyarse en la pared para no perder el equilibrio. Sus labios aún cosquilleaban.
—Hola, Joel —saludó Dina jovial desde la entrada.
—Hola, Dina—. Ellie advirtió que quería mostrarse educado, pero seguía habiendo tensión en su voz—. ¿De verdad que Ellie está bien?
—Ha estado en peores situaciones, te lo seguro. Oh, y me ha dicho que quería hablar contigo. —Alzó la voz y gritó—: ¿Verdad que sí, Ellie?
La idea de volver corriendo al bosque y enfrentarse a una horda de infectados ahora no le parecía tan descabellada. Dina no esperó que respondiese.
—Buenas noches, Joel.
—Buenas noches, Dina. Y gracias por hablar con Ellie.
Escuchó unas sandalias alejándose y luego la puerta cerrarse con un chirrido. El silencio volvió a reinar en la cabaña. Se había pactado una tregua entre ellos. En las ocasiones que discutían, se tomaban un tiempo cada uno, hasta decidir cuando finalmente querían hablar las cosas. Era como una muestra de respeto para demostrar que tenían interés por arreglar sus problemas.
Entonces Joel comenzó a subir las escaleras. A medida que se acercaban sus densos pasos, más rápido latía su corazón. ¿Cuál sería su primera impresión al verla? ¿Estaría enfadado? Sea cual fuera la respuesta, estaba dispuesta a enfrentarse cara a cara con Joel, enterraría sus nervios en el fondo de su estómago.
Una sombra se proyectó en la puerta de su habitación, y tras ella, apareció Joel, con su vieja camisa verde de cuadros y unos vaqueros gastados, a juego con sus zapatos de montar marrones. Sus labios, bajo una barba cada día un poco más canosa, no mostraba ninguna emoción, pero al cruzar una mirada con Ellie, las arrugas de su rostro se relajaron, sólo un instante antes de que advirtiera su moretón en la mejilla y se acercara a ella, preocupado. Ellie no supo articular palabra para protestar y mucho menos alejarse de su toque.
—Oh, pequeña… —Acunó su rostro con las manos. Ellie siempre se maravilló de lo cariñoso y protector que podía llegar a ser Joel, para un hombre tan grande y curtido. Supuso que esas eran unas de las cualidades que significaba ser padre—. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo te has hecho esto? Y… tus nudillos están…
Ellie respiró hondo, y se lo contó todo. Desde su recorrido a caballo, hasta su descubrimiento del desguace. Describió lo que planeaban los asaltantes y cómo había acabado con ellos uno por uno. No se arrepentía, pero tampoco sentía orgullo en lo que había hecho; Joel escuchaba atentamente, en un completo silencio, en el que pasaba de la curiosidad a la incertidumbre, del más espantoso pánico al más puro alivio.
En el último momento, Ellie decidió omitir su encuentro con Dina: Tenía que asimilar todo lo que había ocurrido y confesado en esa habitación.
Joel necesitó unos segundos para ordenar sus pensamientos. Parecía luchar contra sus propias emociones, el recuerdo de su pasado.
—Durante mucho tiempo me culpé por la muerte de Sarah. Hubiera sido muy fácil rendirme antes este nuevo mundo si ella ya no estaba.
Los ojos de Ellie amenazaron con escocer de nuevo.
—Lo siento mucho, Joel… por todo.
—No quiero que cometas el mismo error. No te estoy pidiendo que lo superes ahora, ni tampoco que lo olvides, pero… intenta vivir con ello y sigue adelante. Tienes a tus amigos, a Dina y a mí. ¿Lo sabes, verdad?
—Gracias, Joel.
—No, Ellie. —Plantó un beso sobre su cabeza—. Gracias a ti.
Daba igual los años que pasaran. Los brazos de Joel la reconfortaban después de haber presenciado el infierno. Estaba a salvo. Estaba en casa.
Joel echó un rápido vistazo al final de las escaleras. Ellie temió su próximo comentario. Su padre movió las cejas, con aire de complicidad.
—Oye, y… ¿le has pedido salir?
—¡Joel! Sólo somos amigas.
—Sí, claro. —Sonrió con diversión—. Pero podéis ser todavía más, si dais el paso.
—¡Joel! —En sus años de convivencia con él, había descubierto que sentía una gran curiosidad por lo que hacía su pequeña: Su primera patrulla, su primera fiesta… Pero hablar de temas amorosos con Joel no era tan habitual.
Por suerte, él lo dejó estar. La contempló durante un instante con fuertes manos sobre sus hombros.
—Te estás haciendo mayor —dijo con nostalgia—. ¡Y yo muy viejo!
—Eh. Sigues dando mucho miedo. A veces pareces un loco cuando te enfadas.
Joel tuvo que tomárselo como un cumplido.
—Gracias… creo. Debes de tener hambre. ¿Qué te parece si preparo algo para cenar mientras pones la mesa?
La sugerencia hizo que su estómago volviera a reclamar atención.
—Eso suena bien, Joel —sonrió en el cuello de su camisa. Tenía un hambre voraz, comparable al de una bestia. Un pensamiento brotó con súbito en su mente, el primer paso, ahora también junto a su tatuaje, para aprender a perdonarse—. Joel.
—¿Sí?
—Quiero adoptar un perro.
La cara de Joel era un poema.
—¿Un perro?
—Sí —respondió Ellie. Sus ojos tenían un brillo especial—. Uno de color negro. Y grande, como un lobo.
                                                  ...
Y con esto terminamos el fic. Muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Cualquier duda, pregunta o crítica constructiva son muy bien recibidas ^^
Espero haber saciado un poco la espera hasta la fecha de salida de la secuela. Aguantemos un poco más, Neil Druckmann y su increíble equipo lo están dando todo por entregarnos el juego lo más pulido posible. Cruzo los dedos porque la trama, al menos, sea igual de buena que la anterior.
Resistir y sobrevivir.
¡Nos rockeamos y leemos!
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custommachines · 4 years
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Y ésta es la segunda clasificada en la categoría Café Racer de Madrid Bike Show AMD 2020 de Motorama. Y menudo bicho que han creado… Es maciza, musculosa y un ejemplo de cómo cambiar el carácter de una Sportster de forma radical.
Texto: Patxi Mesa Fotos: Álvaro Cabezas Atienza
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Aunque el modelo original es perfectamente reconocible, por su característico motor y otros detalles, esta moto tiene mucho, mucho trabajo. Sólo para empezar, este modelo venía con el motor arenado y pintado.
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En Calella Custom se han tomado la molestia de desarmarlo por completo, revisarlo y cromar todas las tapas y piezas visibles. También en el motor destaca el escape BSL de un aire deportivo aterrador, el filtro de aire con el logo AC, o la tapa de la secundaria recortada. Esto último es algo que ya hacíamos hace años y siempre ofrece excelentes resultados. Por algún motivo, la XL gana atractivo cuando luce la polea de arrastre a la vista.
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Independientemente de si una pieza es modificada, de catálogo o completamente hecha a mano -y de todo hay aquí- lo importante, y donde más se luce esta moto a nivel visual, es con su línea.
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Resulta poderosa y compacta, y el peso visual recae sobre la zona del motor, con una zaga escurridiza, obra de AC Calella Custom, y rematada por la quilla que refuerza su inclinación deportiva. Los retrovisores van montados en posición baja, como está mandado en este tipo de motos, y contribuyen a achatarla por arriba, dando la sensación de que la máquina está firmemente apalancada al suelo, agazapada como un felino antes del salto definitivo. Y eso es lo que te pide el cuerpo al verla: subirte a sus lomos y saltar catapultado hacia delante.
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FICHA TÉCNICA
Propietario: AC Calella Custom
Constructor: AC Calella Custom
Ciudad: Calella, BCN 
GENERALIDADES
Nombre de la moto: Gentlebike
Tiempo de construcción: 3 meses
MOTOR
Año: 2008 
Modelo: Spotster Evo
Encendido: Fuel Pack Vance&Hines 
Cilindrada: 1200cc
Alimentación: Inyección
Filtro: AC Calella Custom-KW
Escapes: BSL
TRANSMISIÓN
Caja de cambios: Serie
Relaciones: 6
CHASIS
Marca: H-D
Tipo: XL Modificado
Ángulo: Origen
Basculante: Origen
Amortiguadores: Origen 
HORQUILLA
Marca: Showa original con muelles Progressive Suspension
Tipo: Telescópico
Tijas: Serie Cromadas
RUEDA DELANTERA
Llanta: 19″ radiada
Marca: DNA
Neumático: Avon 110/80-19
Frenos: H-D
RUEDA TRASERA
Llanta: 18″ radiada
Marca: DNA
Neumático: Avon 150/70-18
Frenos: H-D
ACCESORIOS
Manillar: Tres piezas
Torres: No
Puños: Avon modificados, con piel
Retrovisores: Motorcycle StoreHouse
Guardabarros del.: AC Calella Custom
Guardabarros tras.: AC Calella Custom
Faro: Motorcycle StoreHouse
Piloto: Motorcycle StoreHouse 
Mandos: Free Spirit
Depósito: Original modificado
Asiento: Senen Leather Works
PINTURA
Pintor: Bip Bip Reparaciones
Cromados: AC Calella Custom
AC Calella Custom
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El Madrid Bike Show, evento afiliado al AMD World Championship of Custom Bike Building, se realizará este año en el Salón de la Moto de Madrid –MotoramaMadrid– durante los días 6, 7 y 8 de Marzo del 2020.
Para más información visita  MADRID BIKE SHOW AMD
https://ift.tt/2vPX4QB
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