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#sin tener esperanzas de que estuviera disponible
flancelot · 3 months
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AAAAHHHH AFTER YEARS OF WAITING I CAN FINALLY HAVE THE USERNAME I ENVISIONED FOR THIS BLOG!!!!! aahhhh
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teacheryoongi · 3 years
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A matter of letting go [1] | Teacher Yoongi Au
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Pairing/pareja: Yoongi x reader-lectora.
Genre/género: fluff, angst, smut eventualmente
Sumary/sumario: Min Yoongi se encuentra a un paso de lograr su sueño, aquél por el cual pasó por encima de sus padres, por el que tuvo que dejar de lado a las personas más importanes de su vida. Estaba a punto de sentirlo en sus manos cuando un desafortunado acontecimiento lo orilla a pararse frente a un salón de clases al lado del amor de su vida.
N/A: aquí está la primera de muchas partes que le esperan a esta fic de yoonie, espero que la aprecies y que la compartas, puedes hacer comentarios o expresar tus dudas, siempre estoy abierta a opiniones. Dale amor y una calida bienvenida al profesor favorito de todos: Yoongi [portada hecha por mi niña arela]
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"Contrario a la materia, crea tus sueños. Si los destruyen: transfórmalos."
Todo había quedado en completa oscuridad. Las voces se escuchaban lejanas, ahogadas por el abandono de la conciencia. Seguía sintiendo la presencia de las personas a su lado, aun cuando parecía que su alma había abandonado su cuerpo por completo.
Se había desmayado.
Instantes atrás llegó a sentir cómo una pesadez insoportable se apoderó de su cabeza y nuca, asimilando la noticia mientras los rostros y objetos a su alrededor comenzaron a girar. El insufrible silbido en su oído hizo que se pusiera de pie, para después sucumbir en la nada.
Se había desmayado.
Esa misma mañana todo pintaba distinto. Desde el momento en el que despertó tuvo el presentimiento de que las cosas iban a marchar hacia un destino diferente, para variar en su vida. Salió del departamento sin desayunar, como ya era su costumbre; se vistió casi en automático y ni siquiera le dedicó una segunda mirada a su correspondencia, solo notó la salida de Amara a su trabajo, pues la cafetera se encontraba desconectada y a medio vaciar, y en la entrada descansaban sus pantuflas. Fue a encontrarse con la chica en el bar-café frente a su domicilio, en el que esta trabajaba -y en el que él mismo había invertido sus noches por el salario mínimo-, para recibir su dosis diaria de cafeína comercial y para discutir los gastos mensuales del alquiler. Para su sorpresa, Amara no estaba en el mostrador, ni siquiera sus compañeros sabían su paradero. Curioso y resignado, tan solo tomó su orden, regular y bien conocida por el personal, y fue directo al estacionamiento de su edificio por su auto, para dirigirse a su trabajo en la disquera.
Actualmente era pasante de la segunda ronda en la famosa disquera, y fue gracias a Namjoon, su mejor amigo, y a su influencia que pudo siquiera ingresar sus papeles y sus proyectos musicales. Entró con un par de melodías que compuso mientras trabajaba en el bar-café, que al parecer resultaron buenas piezas para los oídos de los altos productores y evaluadores, sin embargo, tuvo que ingresar al programa de pasantes debido a la gran demanda por el puesto y a su poco nivel de experiencia siendo, en ese momento, un recién egresado. Esto no lo desanimó en ningún sentido, se encontraba agradecido con Joon y con su trabajo a medio tiempo, ya que podía atender su sueño mientras generaba dinero para sustentarse en el proceso. Después de convencerse lo suficiente, pudo pasar a la siguiente ronda de pasantes gracias a su tesis de egreso de la universidad, y aquí se encontraba ahora, yendo a las instalaciones de la disquera para presentar su última obra maestra; aquella por la que estuvo trabajando incansablemente y por la cual había decidido renunciar a su trabajo como barista, para dedicarle todo el tiempo y dedicación posible.
Ya en su auto palmeó los bolsillos de su cazadora para cerciorarse de que su USB, en el que se encontraba su proyecto, estuviera seguro ahí, y aunque lo estaba, en su pecho cayó una sensación pesada, como si estuviera olvidando algo, y no podía evitar asociarlo con lo importante de este día. Durante el trayecto no se atrevió a conectar el dispositivo al estéreo de su auto - ¡Jamás! Un pequeño fallo podría arruinar todo- se repetía en su cabeza una y otra vez, así que avanzó por las calles en completa sintonía con la aburrida programación matutina de las estaciones de radio. Sus niveles de ansiedad comenzaron a aumentar al llegar al edificio, y no se detuvieron al pasar por el chequeo de su gafete. Esto era pan de cada día, por ello se sentía orgulloso de su proyecto, porque a pesar de las condiciones de su persona física, psicológica y de la laboral, pudo concentrarse en sus deseos e inspiraciones, en sus sentidos e instintos a la hora de crear sus canciones.
Tarde se dio cuenta, al llegar a su designado - y pequeño- estudio, que había olvidado sus aislantes de ruido en casa. Le eran indispensables en este espacio, que aparte de no tener privacidad, tuvo la suerte de estar en el estudio con pésimo mantenimiento en la iluminación; no había día en el que esa abominación no chillara y parpadeara, como si se tratara de una película de terror laboral -esto tiene que acabar aquí, solo corresponde ir hacia lo mejor- se decía a la par de un masaje de sienes.
-Llegaste-, señaló el pelinegro en el umbral de la puerta, con el acostumbrado tono taciturno que lo caracterizaba. -Pensamos que estarías a las prisas con los últimos retoques, ya sabes, debido a la entrega y eso...-era algo común en Edds que hiciera de dominio público sus pensamientos y opiniones, siendo así que solo él, de todos sus compañeros, pensaba que estaría con las prisas pisándole los talones en esa mañana.
-He llegado, sí. En cuanto a los retoques finales, no son exagerados, unas cuantas afinaciones que puedo terminar hoy durante el día. - No le dedicó otra mirada al chico recargado en la entrada, se giró en su silla y se puso los audífonos para bloquear el chillido de los focos, aunque no pudo callar la vocecita petulante del intruso -Pero el último día es hoy, específicamente a las nueve de la mañana. En cinco minutos, Yoongs.-. Dio toquecitos al reloj por encima del marco de la puerta, y así como se le fue el color del rostro a Yoongi, así de rápido salió de la habitación para dirigirse a la oficina de Joon, empujando en el proceso al chico entrometido.
El corazón le latía de una manera preocupante cuando llamó a la puerta y no obtuvo respuesta. Estaba a punto de gritar y patalear cual niño berrinchudo, cuando su espalda chocó contra su jefe, o, mejor dicho, el encargado del programa.
-Joven Min, ¿qué está haciendo aquí perdiendo el tiempo? - El joven Min en cuestión, se quedó en blanco, como si estuvieran pasando sus mejores momentos en aquella empresa por delante de sus ojos, como si el señor frente a él fuera el presagio de su fracaso. - Si está aquí para entregar su trabajo, démelo a mí, el señorito Kim precisamente está en las revisiones de los que se entregaron ayer, se lo haré llegar. Vaya a su lugar, o vaya a desayunar, luce cansado; tiene mi permiso-. Con un par de palmadas en la espalda el señor Kang se fue por el largo y perfectamente iluminado pasillo, con su USB en las manos. Con el USB que contenía sus esperanzas de vida, porque estaba dispuesto a morir antes que permitirse fracasar.
Caminó de regreso a su mini-estudio, donde el pelinegro entrometido ya no se encontraba. En medio del proceso de relajarse por primera vez en el día, recibió mensajes y llamadas de su madre, que decidió ignorar, seguramente se trataba de un nuevo método para enviarle suerte y tener más detalles sobre el proceso de selección. Cuando la gastritis, por el café que bebió sin haber desayunado, comenzó a treparle por el esófago, una llamada entró en su celular, para beneficio de sus hombros tensos.
-Hola, ¿qué pasa? - atendió de inmediato ante la urgencia que tenía de distraer su mente de la ansiedad que le provocaba la espera, porque sabía que, si Namjoon se encontraba dentro del comité que calificaría los proyectos, intercedería por él para que fuera uno de los primeros en ser considerado a evaluar, y, si bien eso era un detalle bueno, la ansiedad de saberlo no lo dejaba en paz.
-¿Ya es la hora del almuerzo?, - el tono apresurado de sus palabras hizo que se enderezara en su silla de escritorio - ¿Puedes venir a la estación de tren?
-Estaba a punto de salir, voy para allá, - contestó aun desconcertado por tal petición -. Llego en 15 minutos -. Colgó, pues no se trataba de una llamada para mantenerse al día, y luego se apresuró a salir del edificio al encuentro con su compañera de departamento.
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Los quince minutos se volvieron veinte al enfrentarse al tráfico de las 11. Y esos veinte en treinta, al no encontrar un sitio de estacionamiento práctico para su gusto. Y es que él detestaba el sol tanto como levantarse temprano por las mañanas, por lo que estacionar su auto en los lugares disponibles, los que había cientos, inquiría una larga caminata bajo el sol intenso del medio día, si pudiera evitarlo y hacer todas sus actividades por las noches sería lo mejor que le pudiera pasar -después de su puesto en la disquera, claro-. Cuando encontró el sitio perfecto en distancia, se apresuró a buscar a la chica en la estación atiborrada de gente. Estaba dispuesto a tomar su celular para llamarla, cuando fue girado sorpresivamente por el antebrazo.
-De haber sabido que tardarías tanto, te habría dicho todo en la llamada.
Yoongi sabía identificar cuando una persona se encontraba irritable, por lo que en esta ocasión decidió guardar silencio y esperar a que la chica, de brazos cruzados y rostro impasible, le diera una razón para hacerlo.
-Lo haré rápido. Mi tren sale en quince minutos, así que quiero dejar todo claro antes de irme. - Mientras las palabras cobraban sentido en su cabeza, la chica anotaba una serie de números en un recibo. -Este es mi número de cuenta, la dirección de casa de mis padres y los códigos que necesitas para llenar datos de envío.
-Es claro que ya has hecho un plan, pero ¿podrías compartirlo conmigo?
De repente ambos sintieron una ola de incomodidad, él por estar fuera de contexto de lo que estaba sucediendo en el momento, y ella por haber sido atrapada en su huida.
-Renuncié. A todo. Regresaré a casa. - Yoongi asintió como ademán para que continuara con la explicación, y al no recibirla luego de un par de minutos se animó a cuestionar a su compañera de departamento.
-¿Qué pasó con querer ser cantante? Sabes que el trabajo que hicimos es bueno, la oportunidad está ahí, ¿por qué lo abandonas?
La chica dedicaba miradas de su reloj de pulsera al chico frente a ella. Con un suspiro miró directamente a Yoongi, quien evitaba sus ojos delatores.
-La verdad es que no estoy abandonando nada, este sueño es tuyo; si es que logras entrar, va a ser todo tuyo -bajó la mirada, culpable -, y si no lo haces no voy a poder ayudarte más. Necesito seguir adelante, no puedo continuar viviendo así, esperando a que alguno de los dos tenga éxito mientras el otro trabaja por el mínimo para mantener el departamento.
-Estuviste de acuerdo con ello, ¿de qué hablas? -un irritado Yoongi, sin almuerzo, se preguntaba si rendirse ahora le traía culpa a la chica, por qué lo hacía.
El silencio reinó entre los dos, a su alrededor la gente se distribuía en busca de personas, taquillas, asientos, entradas y salidas, y ellos sopesaban los sentimientos encontrados de aquella circunstancia. Después de largos minutos, fue ella quien rompió aquel incomodo y desconcertante silencio:
-Simplemente estoy cansada, Yoon. Tengo que irme.
-Bien, entonces, -dijo Yoongi mirando en sus manos el papel que contenía aquello, el cual hacía rollito una y otra vez. - ¿Para qué necesito la dirección y tu cuenta?
-No hice el último pago del alquiler, supongo que con tu nuevo trabajo podrás sustentarlo. Encuentra un compañero, y cuando estés estable regrésame el depósito a ese número de cuenta. -Yoon no pudo hacer más que mirarla con la boca abierta y mirada incrédula-. La dirección es a donde debes mandar mis cosas, como la cafetera y la ropa de cama. Hazlo cuando tengas el dinero del depósito, así pagas con ello.
La expresión del chico no pasó desapercibida. Estaba en completo estado de trance. Al mismo tiempo que llamaban por los altavoces el número de tren de Amara, ella tomó por los hombros a Yoongi para despedirse.
-Fue un placer haber ayudado en tu proyecto, una de las mejores experiencias, se sintió limpio y verdadero. - Él observaba todo el lugar, todo menos a ella-. Espero volver a verte, sin rencores ¿promesa?
Yoon por su parte estaba más confundido que al principio de aquella reunión-despedida. Por lo que solo atinó a decir que sí antes de que la chica tomara sus maletas -que él no había notado en todo ese tiempo- y se girara en dirección a la entrada y salida de los trenes. Toda la situación le resultaba extraña, como si se hubiera perdido un episodio clave de su serie favorita.
Por ese instante no había mucho que hacer, la decisión no estaba en sus manos, de ningún tipo, no de la partida de la chica, no de la aprobación de su proyecto. Lo que sí que estaba en sus manos era un buen almuerzo, y es a donde se dirigiría después de salir del embotellamiento del mediodía, por la salida de niños de las escuelas. En su espera le dio el paso a una fila de niños y niñas, todos tomados de las manos y en la cabeza de la fila se encontraba una señora, que asumió sería la maestra. Antes que pudiera procesar más de aquella imagen, el tráfico se despejó y le permitió continuar.
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Ni bien había acabado de pedir su comida, su segundo café del día fue puesto frente a él. Y es que la cafeína era necesaria en momentos como este, en los que la vida parece ir más lento que de costumbre, pareciera estar más llena y todos más empalmados los unos con los otros. En ese momento Yoongi sentía que en su reloj habitaba el mundo entero, su muñeca pesaba con antelación. Su sueño ya venía retrasado, esperarlo por un par de horas más era un esfuerzo que él no se sentía capaz de tolerar. Y como si fuera el destino, aquel que toca puertas, que se piensa que es lo mejor que has esperado; como si fuera ese engañoso ensueño, recibió la llamada de Namjoon. Y la perdió. Fueron segundos en los que su celular se atascó de mensajes de texto, correos de voz y llamadas entrantes, pero solo pudo ver el nombre de contacto de una sola persona. De esa persona. También había perdido esa llamada, pero recuperó parte de la memoria que creía reseca en el fondo de su cerebro: hoy, Bin volvía a su vida lejos de casa. Creía firmemente que podría ocurrir un milagro en el que su contrato estuviera al pie de su escritorio y tuviera el resto del día libre, para ir a encontrarse y despedirse del amor de su vida por tercera vez. Dispuesto a llamarla, tomó su celular, pero en ello interrumpió el rostro en una burbuja de Namjoonie -una vez más-, y está vez no pudo ignorarlo.
-Nam ¿qué sucede?
Al otro lado, la línea quedó en silencio por segundos eternos.
-Necesito que estés aquí ahora mismo.
Namjoon, de naturaleza noble y simpática, se había transformado en una figura amenazante ante los oídos de Yoongi, quien recibió el mensaje con un corazón desbordante de terror. Nam jamás había sonado tan trastornado como en la llamada.
-Por si te lo preguntas, - soltó un suspiro desesperanzador para su amigo - no es nada bueno.
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mypatchseries · 4 years
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Hush, Hush - Capítulo 22
Bien, caminamos como veinte minutos hasta detenernos en la entrada del motel barato que se encontraba cerca del lugar dónde habíamos dejado el Jeep. Nora estaba en silencio, y yo también. Mi mente estaba funcionando a mil por hora, sopesando el hecho de la oportunidad única que tenía de matarla aquí, y de la otra oportunidad única, de por fin besarla y… bien… en fin. No habíamos intercambiado ni una sola palabra mientras trotábamos a través de la fría lluvia.
 La puerta del lugar sonó cuando entramos, y el recepcionista se levantó abruptamente, sacudiendo las migas de Cheetos de su regazo.
 — ¿En qué puedo ayudarlos? —preguntó, chupando sus dedos para limpiar el resto naranja.
 Abrí la boca para pedir una habitación, pero en su lugar Nora se me adelantó.
 —N-necesitamos que nos prestes tu teléfono—dijo, castañeando los dientes.
 Suspiré. Rápidamente entré a la mente del tipo y confundí su memoria.
 —No podrá ser. Las líneas están muertas. Culpa a la tormenta—respondió, encogiéndose de hombros.
 — ¿Qué quieres d-decir con que las l-líneas están m-muertas? ¿T-tienes un c-celular? —insistió ella. Iba a adentrarme de nuevo en su mente, pero no hizo falta. Él me miró, deseoso de tratar conmigo y no con ella.
 —Ella quiere una habitación para no fumadores—le dije.
 Nora me miró aterrada. “¿Estás demente?” articuló en mi dirección.
 El recepcionista digitó unas cuantas teclas en su computador.
 —Parece ser que no tenemos… Esperen… ¡Bingo! Una habitación con cama doble para no fumadores—dijo él.
 —La tomaremos—le dije, antes de que Nora comenzara a protestar. La miré de reojo, tratando de contener una risa. Juro que si no fuera inmortal, su mirada me habría matado.
 Decidí llevar esto del truco mental un poco más lejos. Insté a las luces parpadear, hasta que se apagaron completamente, dejándonos en una completa oscuridad. Nos quedamos en silencio por un momento antes de que el recepcionista buscara a tientas hasta accionar el interruptor de una linterna tamaño industrial.
 —Solía ser un Boy Scout—explicó—Aprendí a estar preparado.
 —Entonces deberías t-t-tener un c-c-celular—gruñó Nora.
 —Lo tenía hasta que ya no pude pagar la cuenta—respondió. —Qué puedo decir, mi madre es una tacaña.
 Sentí a Nora poner los ojos en blanco. Por Dios, el tipo debía tener unos cuarenta años, ¿Y su madre debía ser quien pagara la cuenta de su línea telefónica? Imbécil.
 — ¿Cómo van a pagar? —preguntó.
 —En efectivo—respondí. No es que no fuera común hacerlo.
 El recepcionista rió, asintiendo con su cabeza.
 —Aquí es una forma de pago popular—se acercó a nosotros, como si estuviera punto de contarnos un secreto—Tenemos a mucha gente que no desea que sus actividades extracurriculares sean rastreadas, si entienden lo que quiero decir.
 —Esto es una locura—susurró Nora, sólo para que yo pudiera escucharlo.
 Sí, bueno, eso ya lo sabía. Era una locura en dos sentidos. En el primero, porque significaba matarla sin dejar pistas; fácilmente podría borrarle la memoria al recepcionista, y luego desaparecería el cuerpo de Nora. En segundo lugar, porque cada vez tenía menos ganas de matarla, y más de besarla y reclamarla como mía, porque lo era. Eso era más loco todavía.
—Estoy loco—le respondí, al borde de una sonrisa. Sí, estaba total y completamente loco, a causa de ella—Tú, ¿Cuánto por la linterna? —le pregunté al tipo.
Éste manoteó bajo el escritorio.
—Tengo inclusive algo mejor, velas de larga duración. —Dijo, dejando dos frente a nosotros. Encendiendo un fósforo, prendió una de ellas. —Van por la casa, sin cargo extra. Pongan una en el baño y la otra en el dormitorio y nunca notarán la diferencia. También les dejaré la caja de cerillas. Si no necesitan nada más, que tengan una estadía memorable.
 —Gracias—Le dije, tomando a Nora del codo y encaminándola hacia el hall.
En la habitación 106, cerré la puerta detrás de nosotros. Coloqué la vela en la mesita de noche y la usé para encender la de repuesto. Levanté mi gorra de béisbol, y sacudí mi cabello como un perro mojado.
—Necesitas una ducha caliente—Le dije. Retrocediendo unos pasos, asomé mi cabeza en el baño. Suficiente espacio para dos personas, pero Nora no aceptaría ninguna de mis propuestas indecorosas. Por ahora. —Parecen ser una barra de jabón y dos toallas.
Nora levantó su barbilla en un acto de rebeldía que me gustaba tanto.
—No me puedes f-forzar a quedarme aquí.
—Eso sonó más como una pregunta que como una afirmación—le dije.
—Entonces c-contéstala.
Sonreí con picardía. Claro que podía retenerla aquí. Ella era mía, e iría a dónde quiera que yo fuera. Si yo me quedaba, ella también.
—Es difícil concentrarse en respuestas cuando tú luces así—le dije, mirando su ropa mojada y pegada al cuerpo. Dios.
Nora se sonrojó y corrió al cuarto de baño, cerrando la puerta para quedar separada de mí.
El agua caliente comenzó a fluir de la ducha, podía escucharla con claridad. Igual que había escuchado el chasquido de la ropa mojada al caer pesadamente al suelo. Necesité de todo mi autocontrol para no entrar con ella. Me quité los pantalones con lentitud, casi con pereza, deseoso de que fuese ella quien lo hiciera. Claro, como si eso fuese a pasar esta noche. Unos minutos después, el agua dejó de fluir.
— ¿Patch? —susurró Nora, a través de la puerta.
— ¿Terminaste? —pregunté, como si no fuera obvio ya.
—Apaga la vela—Murmuró.
Bien, no quería hacerlo porque, vamos, no era humano pero era un hombre. ¿Qué hombre no deseaba ver a la chica que lo trae loco desnuda? En fin, no quería hacerla incomodar del todo, así que la apagué.
—Listo—susurré de vuelta. Se me escapó una pequeña risa que esperé ella no escuchara.
Apagó la vela del baño y salió, dónde todo estaba completamente oscuro, para ella. Yo aún podía ver un poco. Mi vista era más afinada de lo normal, pero traté de no mirar hacia abajo. Al menos, no demasiado.
—Mis ropas están empapadas. No tengo nada que ponerme—murmuró. Ya lo sabía.
Estaba justo frente a ella, sonriendo. Aproveché la oportunidad para quitarme la camisa, ya que eso la haría incomodar. Y funcionó.
—Esto es realmente incómodo—dijo.
Mi sonrisa se hizo aún más ancha. Me acerqué más a ella. Ambos en ropa interior, aunque ella llevaba una camiseta.
—Deberías ducharte—Dijo. —Ahora.
No quería ducharme. Quería besarla. Ahora.
— ¿Huelo así de mal? —pregunté.
No esperé respuestas. La rodeé y entré al baño para ducharme, enciendo la vela de nuevo y arrastrando mis jeans conmigo. Dejé la puerta entreabierta, con la esperanza de que a ella no le molestara venir a hacerme compañía, o ayudarme con el jabón. Mantenía mis esperanzas.
Sopesé de nuevo la idea de que estábamos solos en una habitación de un motel dónde habitaban parejas de una sola noche. Damas de compañía, drogadictos, traficantes de drogas, todo lo malo había pasado por estas paredes. Podría acabar con ella fácilmente, obtener mi cuerpo humano, sentir cada vez que penetraba a una mujer, sentir sus arañazos en mi espalda, no sólo correrme con sus gritos y gemidos, porque sí, era divertido, pero no era placentero. No entendía como Rixon podía conformarse con eso.
Pero estaba el pequeño problema de que, mi otra mitad, estaba completamente loco por ella. Lo aceptaba, y no sabía que iba a hacer. La pregunta del millón oscilaba en ¿La dejaba vivir o no? Y si la mataba, ¿podría vivir con ello? Supuse que esa era la pregunta más importante de todas. ¿Podría seguir mi camino sin Nora en él?
Cerré el grifo, cortando el agua y me sequé con la toalla que quedaba disponible. No tuve de otra que ponerme mis Jeans húmedos, porque sabía cómo reaccionaría Nora si decidía quedarme desnudo.
— ¿Qué lado de la cama quieres? —Pregunté, al salir.
— ¿Eh? —parecía perdida.
Una sonrisa pícara se posó en mis labios.
— ¿Nerviosa?
—No—Dijo, tratando de sonar confiada.
—Eres una pésima mentirosa—Dije, aún sonriendo. —La peor que he visto.
Puso sus manos en sus caderas y dio a entender un silencioso “¿Disculpa?”
Seguía debatiéndome entra matarla o no, pero llegué a la conclusión de que un beso no supondría diferencia alguna.
—Ven aquí—le pedí, poniéndola de pie.
La acerqué a mi cuerpo, mirándola a los ojos, luego me concentré en sus labios. Ella deslizó sus manos por mi pecho hacia arriba, y creí que estaba accediendo. Hasta que mis cicatrices se tensaron con el roce de sus dedos, y pude sentir como su mente se sumergía en mí interior.
Se adentraba en mi mente. En mis recuerdos.
Maldita sea.
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presocrasis · 4 years
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Desaparecer
Abril 2017
…como corrientes de agua en tierra seca, como la sombra de una gran peña en tierra árida. Isaías 32:2
Clarisa aprovechaba para ordenar un poco la casa cuando llamó su hermana, Beatriz. –Dame un momento –dijo– despacho a Estelita y estoy contigo. No cuelgues. Agregó una manzana a la lonchera y la niña le dio un beso antes de subir al bus. – Clarisa –dijo alarmada Beatriz, de sopetón, al retomar la llamada –al fin sé dónde está Simeón. Clarisa se quedó de una sola pieza. Su sobrino hacía parte de un grupo de estudiantes universitarios que daba comida a los habitantes de la calle y en esas vio a Simeón. La noche anterior habían estado en Peñalba, un poblado aledaño, situado al suroriente, que parecía abismarse al pasmoso desierto que circunda la Región. –dice que lo vio entre la fila de los pordioseros –le contó su hermana, Beatriz. Simeón era sobrino de las dos, vía materna. La hermana había fallecido de un penoso y prolongado cáncer y el padre les había encomendado encarecidamente el cuidado del muchacho para poder viajar a los Estados Unidos en busca de una salida a la crisis que ya no daba respiro. Aunque se fue como ilegal logró llegar. Empezaría a trabajar y a las primeras de cambio mandaría por el chico, que pronto iba a cumplir los 16. Pero la fatalidad se atravesó en una autopista y murió atropellado, lejos de su patria y de alcanzar sus propósitos. –En este momento me queda muy difícil hacerme cargo de él –le dijo Clarisa a Beatriz el día del funeral. Clarisa estaba con el auricular en el hombro, pendiente de la olla pitadora. El desorden de la cocina anunciaba el avance de la mañana. –Juan está sin trabajo. Beatriz asumió la situación. Hacía ya unos años de esto, de modo que Clarisa pensó que podría haber sido un error. Su sobrino aún era niño cuando Simeón los abandonó. Podía estar confundido. –Clarisa –había dicho Beatriz en otra ocasión –no puedo seguir haciéndome cargo – ¿cómo va a ser eso? –replicó su hermana. Sabía que contaba con las condiciones para hacerlo –No –dijo Beatriz con determinación –Rodrigo y yo creemos que no es lo más conveniente. A su esposo le parecía que el muchacho no estaba siendo un buen modelo para sus hijos. A menudo lo juzgaba descuidado y disipado, y ahora que había cumplido la mayoría de edad no
tenían dinero para pagar nuevos estudios. Tampoco tenían tiempo para él. Quizás era difícil disimularlo, el caso es que Simeón desapareció de la casa de su tía Beatriz. Al cabo de unos meses tocó la puerta de Clarisa. – ¡muchacho, por amor a Dios! –exclamó su tía al verlo – ¿dónde has estado todo este tiempo? Parecía venir de la guerra –del bando perdedor, a juzgar por la cara de su tía. Se veía extenuado, de apariencia personal descuidada. Descargó un viejo morral con sus pertenencias, se dio un baño y su tía le preparó un buen desayuno: jugo de naranja, huevos con jamón, arepa, queso y chocolate. Desde la sala vio llegar un auto. –Hola amor –escuchó decir a su tía –¿cómo te fue hoy? –bien amor –respondió la bronca voz de su esposo al cerrar la puerta – Amor, ¿recuerdas a la señora Flor? –es la antigua secretaria ¿no? –Sí. Falleció. –¡oh! Santo Dios –exclamó Clarisa–: ¡cómo lo siento! –todos en la oficina están muy tristes –bueno, es la ley dela vida, ya era una abuelita. –Clarisa volvió a la cocina. –Amor, el señor Acosta te dejó la página de clasificados –dijo desde allá –¡ah! –su esposo pareció recordar algo –lo necesito –y enseguida preguntó–: ¿no dijo si volverá? –no A la hora de la cena Clarisa les contó sobre el nuevo huésped. Nadie vio problema alguno. Inicialmente improvisaron un sitio. –la niña se viene a dormir con nosotros y William que siga en su cuarto –le propuso esa noche a su esposo –dejamos ese cuarto desocupado a Simeón. Pero era difícil, su hija ya no era una pequeña y necesitaba mucho más espacio. Las noches se hacían demasiado pesadas para los tres en una sola habitación. Simeón pareció percatarse porque le pidió a su tía que, si no veía problema, lo dejara instalarse en el cuarto trasero. Era un espacio reducido, con varias cosas almacenadas, pero haciéndoles campo de una manera más ordenada, seguro que lograrían despejar un poco el lugar para ubicar un colchón. Tuvieron que esperar al domingo, cuando Juan Rodrigo tenía su día libre para que les diera una mano. –sal con Simeón –Clarisa le pedía a su esposo a toda hora –seguro encontrarán algo –pero Clar –respondió su esposo –¿con qué tiempo? –vamos Juan –le reñía ella –¿y para jugar a los bolos con Fercho si tienes tiempo? –Vamos, Clar –resopló el hombre. Tenía la cara embadurnada de crema de afeitar –míralo, tiene la misma edad de nuestro William. ¡Simeón ni siquiera sabe hacer nada! –¡Juan! –lo amonestó su mujer con rigurosidad –¿cómo se te ocurre comparar? –y agregó–: antes ese muchacho no es un drogadicto descarriado.
Habían salido. El pueblo no era muy grande, aunque en los últimos años tuvo un crecimiento considerable. Avanzaron por las lánguidas calles del casco urbano, apenas animadas por algunas personas que iban a las misceláneas o salían de pequeños negocios, siguiendo el monótono ritmo de casas en ladrillo que parecían apretujarse para huir del desierto que los presionaba. Tras pasar por el estadio, siguieron derecho hasta el hospital, cruzaron por la esquina de la gasolinera y dejaron el pueblo por una embocadura que enseguida los comunicó con la amplia autopista que atravesaba toda la Región en ambos sentidos. Los rodeaba un desabrido paisaje, flanqueado por flacas palmeras y aturdidos por toda clase de autos que pasaban a grandes velocidades. A pocos metros la vieja camioneta se averió. Tuvieron que parar a un lado del desolado paraje. –maldita sea –refunfuñaba Juan mientras le daba patadas a la llanta delantera. –¿sabes algo de mecánica? –Simeón hizo un gesto de negación, alzando los hombros –toma – y le tiró una cruceta –dale vuelta a los tornillos mientras yo aseguro las correas del motor Simeón lo intentaba. –¿listo? –preguntó Juan al volver. Tenía las manos untadas de grasa. Estaba notoriamente fastidiado. Vio que Simeón aun luchaba sin éxito por desajustar los tornillos. –Deja –dijo haciéndolo a un lado– no te preocupes. Cuando se disponían a arrancar pitaron del otro lado. El conductor llevaba una gorra de los Mets. Unas Ray-Ban oscuras tipo piloto acentuaban los pómulos filosos picados por el acné de juventud. –Espérame aquí –dijo Juan a Simeón. Metió primera, hizo un rápido giro para cruzar la calle y bruscamente orilló la camioneta fuera de la vía. Azotó la puerta al bajar. Los hombres hablaron unos minutos y por alguna que otra mirada, Simeón creyó que seguro habían preguntado por él. –Un amigo que también anda buscando trabajo –dijo Juan al encender el auto –Maximiliano, el hijo de los Acosta. Transcurrían los días en la rutinaria casa. Simeón ayudaba a su tía Clarisa haciendo algunos recados y el resto permanecía desocupado. No es que Juan lo considerara un muchacho disoluto, pero creía ver en Simeón cierta pereza para afrontar las circunstancias. Quizás era difícil disimularlo. Quizás el muchacho hacía lo posible por encontrar algo. Iba todos los días a la panadería adonde podía consultar el periódico tipo tabloide que estaba disponible para los clientes. –Lubriteca de Oriente –contestó una mujer en una ocasión que llamó por una oferta –estoy interesado en el anuncio clasificado –dijo Simeón –lo siento, ya lo han tomado La puerta del cuarto de su tía estaba entreabierta. Era un dormitorio con baño propio y Juan se estaba duchando. En televisión daba las noticias de la mañana.
–sigue Simeón –Clarisa empezó a recoger ropa que había regada y a echarla en un cesto. –¡Juan! –preguntó a su esposo desde afuera –¿vas a necesitar la página de los clasificadaos? –no cariño –respondió su esposo desde el otro lado de la puerta –puedes botarla Clarisa la dejó a un lado y Simeón pudo ver claramente la hoja papel periódico. Tenía encerrado con lápiz rojo una oferta: <<LUBRITECA DE ORIENTE: SE NECESITA EMPLEADO>>. –gracias tía –dijo Simeón recibiendo el hilo y la aguja por las que había ido –si necesitas algo más me avisas. – y al salir el muchacho, Clarisa suspiró con resignación. Aunque también se desentendía, Clarisa guardaba esperanzas, pero menos porque creyera en el muchacho que por tener como filosofía la sana costumbre de esperar que la vida la sorprendiera. Dios proveerá, solía aconsejarle a quien tenía percances. Por eso la sensación de desconcierto a la mañana siguiente cuando encontró la nota en el comedor: Tía les agradezco por todo. Me pondré en contacto apenas pueda, todo estará bien no se preocupe. Que mi Dios la bendiga. Al principio le costó entender que se había marchado. ¿Para siempre? No es que hubiera entrado en shock o algo así. Solo que se había planteado una ilusión. En últimas, la nota le pareció una descortesía, nada que ver con la perspectiva de gratitud que ella hubiese esperado, un <gracias tía>> acompañado de un fuerte y cálido abrazo. Con el tiempo había de reconocer que ni siquiera había sentido nostalgia por la ausencia. Más bien fue algo parecido al hecho de terminar una deuda; como haber salido de una deuda con el banco. Al principio se extrañaba ante su propia frialdad. <<¿Había estado anhelando su partida?>> pudo haberse preguntado sin decirse que estuviera precisamente consternada. En ocasiones experimentaba una vaga sensación de angustia por la suerte de su sobrino. Y aunque uno que otro día continuara preguntándose por él, aquellas palabras de todo estará bien no se preocupe tía, parecían disipar los nubarrones de la preocupación. Cuando al cabo de un mes llegó una postal saludándola, se sintió aliviada por completo. No se interesó en rastrear el remite. Claro que no descartaba la posibilidad de encontrárselo algún día. Pero enseguida de esa impertinente curiosidad afloraba una sutil conciencia de patetismo. El caso es que durante ese año solo llegó una postal en navidad y ya nunca más volvieron a saber de él. Y ahora, después de mucho tiempo, su hermana había llamado con la noticia del paradero de Simeón. Y Clarisa, sin saber por qué, se propuso contactarlo. –¿pero no te habrás confundido? –le preguntó a su sobrino –mira que ya ha pasado el tiempo y tú aún eras un chico cuando él se marchó. –no creo –dijo –aunque solo logré verlo de lejos. –¿estás seguro que fue en Peñalba donde lo viste? –si tía –respondió el hijo de su hermana Beatriz.
Samaritanos de la Calle. Tocó en la puerta que tenía ese letrero. Así llamaba la organización. Su sobrino la puso en contacto con el director y acordaron una cita. Hizo el viaje en unos 45 minutos. Era el último poblado de la región, más allá sólo quedaba el desierto. –es más bien alto y delgado –describió Clarisa a Simeón–de cabello ondulado medio castaño. Conversaban en un segundo piso. El hombre se quitó las gafas, las puso en su escritorio y se quedó con la mirada perdida a través de la ventana. Alcanzaba a divisarse buena parte del pueblo, un apretado y descolorido conjunto de casas en ladrillo, varias de ellas con terrazas en obra negra. –mmm… –murmuró el director. Se llevó las manos al mentón y volvió a mirar por la ventana –alto, delgado, –finalmente preguntó– ¿con el cabello castaño un poco ensortijado? –sí –dijo de inmediato Clarisa, con inusitada ansiedad –¡Claro! –exclamó el hombre, pareciendo recordar de golpe. –Es que son tantos –y queriendo excusar su memoria continuó: –tantas historias. Clarisa alzó las cejas, ofuscada. –Aquella tarde se me acercó y estuvimos hablando. Me contó que había estado por un tiempo en un hogar de paso pero le habían pedido el desalojo –¿lo echaron? –es que estos sitios se quedan sin presupuesto fácilmente –el director se reclinó en la silla y prosiguió–: se notaba que le pesaba la calle, era muy complicado para él. Yo le recomendé el monasterio. Peñalba era el último poblado de una región rodeada por el desierto y el monasterio había sido emplazado con osadía algo más allá los ásperos linderos de aquella devastadora periferia. Monjes benedictinos habían aprovechado la privilegiada desolación. La dura y filosa piedra caliza con que había sido construida la parroquia fue extraída de las mismísimas montañas aledañas. No había propiamente un camino. Para llegar allá se tomaba un bus que solo iba hasta el lugar conocido como el valle del silencio y luego, «hacer el resto del camino a pie», con el sol o la luna a cuestas, por la yerma tierra. Allá, la vida estiraba al límite sus posibilidades. –Él no era un habitante de la calle –fue lo último que le dijo el director –¿me entiende a qué me refiero? –y después de un incómodo silencio, añadió–: un hombre en sus condiciones podría encontrar albergue en el Monasterio. La niebla empezaba a disiparse. El débil resplandor de la aurora rasgaba la gélida madrugada. Unos gallos cantaban en aquel despoblado paisaje. Clarisa apretó su abrigo y con decisión apuró el paso, guiada por un abominable coro fantasmal que resonaba en la lejanía inmediata. Cuando llegó empujó el pesado portón de madera de la capilla. Se sintió anestesiada por aquel canto gregoriano que colmaba la cúpula rotunda. La apocalíptica monodia de los monjes parecía replicar una implacable sentencia del más allá. Uno de ellos se percató de su presencia y con un movimiento de mano dio la orden de terminar. Los frailes se persignaron y salieron por una puerta lateral del presbiterio. Clarisa pensó que por su espesa barba, aquel religioso podría ser un superior. Explicó que buscaba a Simeón.
–estuvo aquí –dijo el hombre, cuya sotana era blanca con bandas color violeta. Hacía mucho frío y exhalaban un tenue vaho al hablar. –¿pero por qué tuvieron que despedirle? –al reprochar, Clarisa se notaba desconcertada –como usted ha visto –dijo, arreglándose la capucha de su hábito –los frailes inician muy temprano –no comprendo –replicó indignada –se trata de caridad – Si –dijo el monje –pero aquí muchas cosas no son opcionales, ni siquiera para los beneficiarios –¿y no es suficiente con que él hubiera llegado hasta acá? –comprenda señora –y buscando algo con la mirada en la capilla prosiguió–: estos hermanos –dijo señalando a lo lejos a dos religiosos que leían una enorme Biblia –han llegado acá por su propia determinación. Tras un silencio, el monje concluyó: – él fue arrastrado aquí por las circunstancias –pudo haberles sido útil –seguro que sí –dijo el religioso, con una mirada reposada, depositaria de una larga autoridad en la nada –pero fue él quien tomó la determinación de retirarse –¿quiere decir que nadie lo expulsó? –así es –replicó el religioso –entendió que sus actitudes eran vistas como negligencia, incluso como infracciones –¡Dios Mío! –exclamó Clarisa –¿Y después de esto qué? – y como si no la hubiera escuchado, como si nadie la hubiera oído, repitió: –¿y después de esto qué? Caminaron hacia la pesada puerta. –no pierda la calma señora –dijo el célibe varón, alargando su barba y sus palabras–: Sieeeeempre hay algo, sieeeeeempre. <<la voz de la fe>> <<Era la voz de la fe>>;, de regreso se decía perpleja y conturbada Clarisa, recordando aquella afantasmada voz. –Hasta este despreciado desierto encuentra amparo –había dicho el monje, con un vasto ademán que abarcaba la inmensidad del paisaje, todo el cielo y toda la cordillera. Retazos de niebla aun velaban las dunas, lejanas; y más allá, mucho más allá, solo se veía la purpúrea silueta de alguna meseta, montañas que cabalgaban ilusoriamente sobre la tierra áspera e interminable.
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sonyclasica · 4 years
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CHLOE FLOWER
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FLOWER THROUGH CONCRETE
La enérgica pianista Chloe Flower regresa con su nuevo sencillo original "Flower Through Concrete" disponible hoy a través de Sony Music Masterworks. Artista oficial de Steinway, Chloe grabó la nueva pista utilizando el piano Steinway & Sons SPIRIO | r de última generación durante la cuarentena.
Escúchalo/descárgalo AQUÍ
"Esta balada de piano es un trabajo original que escribí y grabé durante la cuarentena", dice Chloe sobre el nuevo single, "Flower Through Concrete". “Es una pieza que evoca empatía y esperanza. No importa cuál sea tu lucha, sé la flor que atraviesa lo que parece imposible; hay esperanza y luz esperando al otro lado".
La balada instrumental fue grabada con el mejor sistema de reproducción de alta resolución del mundo para realizar y reproducir grabaciones en directo. “Tengo mucha suerte de tener el piano nuevo, ya que me permitió grabar música de la más alta calidad sin salir de mi apartamento”, dice Chloe. “Ha cambiado mi forma de grabar, pero también la forma en que escribo música. ¡Ojalá Mozart estuviera aquí para verlo!"
"Flower Through Concrete" llega tras el lanzamiento de “No Limit” en 2019, su versión para piano solista del éxito viral "Old Time Road", así como de su exitoso single, "Get What U Get".  El estilo musical de Chloe está en constante evolución, convirtiéndose en una artista multigénero. "Me siento tan inspirada por el pop y la música clásica que cuando compongo canciones, incorporo ideas de la música clásica de forma natural dentro de la estructura de la música pop".
Continuando con su objetivo de llevar la música clásica a las masas, Chloe actuó en el evento Roots X BOY MEETS GIRL New York Fashion Week en febrero de 2020 y en el CFDA / Vogue Fashion Fund Finalist and Runner-Up 2019, que Vogue describió como un "espectáculo enérgico y divertido". Actuó junto a Cardi B en los premios GRAMMY de 2019 en una actuación que tuvo una gran repercusión en las redes sociales obteniendo más de 9 millones de impresiones y el elogio unánime de la prensa. Su estilo enérgico y su gusto por la alta costura han atraído la atención de publicaciones como Pitchfork o Harper's Bazaar y de ella Cosmopolitan afirma que "Chloe cambiará todo lo que creas que sabes sobre música clásica". La pianista estrella también ha recibido elogios de The FADER, Entertainment Tonight, People, TIME y muchos otros medios.
CHLOE FLOWER
La artista de Pennsylvania comenzó a desarrollar su gusto por la música clásica desde muy pequeña. A la edad de dos años, Flower ya se sentaba sobre el directorio telefónico para llegar al piano y poder tocarlo. A los 12 años, continuó sus estudios en el prestigioso Pre-College de Manhattan School of Music con Zenon Fishbein y más tarde con Herbert Stessin de The Juilliard School. Continuó su educación en la Royal Academy of Music London, donde tuvo una experiencia reveladora que le cambió la vida mientras tocaba Bach y escuchaba hip-hop al mismo tiempo. Decidió mezclarlos y rápidamente se dio cuenta de que «los ritmos de hip-hop y la música clásica suenan muy bien juntos».
En 2010, conoció de manera casual al ícono de la industria Kenny «Babyface» Edmonds y firmó un acuerdo con su sello SODAPOP / Island Def Jam.  Muy pronto, se encontró en el estudio trabajando junto a la leyenda y coproduciendo «Lullaby» para Céline Dion. Swizz Beatz la invitó a colaborar en el exitoso «Life is Good» de Nas en 2012.  Como resultado, apareció en un lugar destacado en el disco A Queens Story. Más recientemente, se unió a Mike WiLL Made-It, coproduciendo a 2 Chainz en «Poor Fool» de Pretty Girls Like Trap Music de 2017.  Más tarde, ese mismo año, también presentó un single navideño titulado «Drummer Boy» junto a Questlove y Babyface, además de otras composiciones solistas. En 2018, coprodujo «Christmas at Swae's« de Swae Lee.
Demás de escribir y actuar, Flower es una filántropa dedicada, y trabaja con las Naciones Unidas como Artista Embajadora de la UNODC, combatiendo la trata de personas y apoyando la educación musical a nivel mundial junto a una variedad de organizaciones benéficas,  Destacando especialmente por su papel como Embajadora de Educación Musical para la Fundación Liberace.
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         002; privado #tiktok                   널 영원히 사랑 할거야 Para Nana aprender a usar el "reloj mágico" (como solía decirle) había resultado ser algo mucho más fácil de lo que ella había pensado. Si bien no había heredado el talento científico de su padre, tampoco era una tonta. Moverse entre años no era difícil y tal parecía que no presentaba ningún riesgo para ella o para la actualidad, o al menos aún no había alterado nada... ¿Verdad? La primera vez que viajó, lo hizo con libreta en mano, esperando poder anotar en ella cada cosa, cada detalle, todo lo que le pareciera interesante del lugar a donde llegaría, tenía todas sus esperanzas puestas en aquella aventura, sin embargo, al momento de volver a su época correspondiente (Siglo XXI, año 2020), no pudo volver con su padre, pero esa historia la contaremos en otra ocasión con más detalle. Aquel día estaba en la biblioteca, como casi todas las tardes de viernes. Leer le servía para descubrir personas, eventos, lugares y toda aquella información que podría servirle en sus viajes temporales, necesitaba mantenerse culta, además le servía para confirmar que sus acciones en el pasado no habían hecho un gran cambio en el futuro. Solía encontrarse siempre con las mismas personas, debido a que sus visitas a la biblioteca se habían convertido en una rutina, pero había una chica que realmente llamaba su atención. Era hermosa como una modelo, tenía un aura tan suave y dulce que le provocaba incluso cariño... cariño por alguien que ni siquiera conocía, sus ojos reflejaban curiosidad y lo bien vestida y ordenada que siempre iba indicaban que era una chica que no era solo femenina, sino que también tenía el tiempo para mantenerse así. Nana no era una chica tímida en lo absoluto, muy por el contrario, a veces caía mal por su personalidad tan extrovertida y hasta cierto punto, confianzuda. Se había fijado en que la chica siempre iba con compañía pero a la vez parecía estar sola, y es que sus "acompañantes" ni siquiera platicaban con ella, muy por el contrario siempre mantenían distancia, parecían más bien guardaespaldas, pero a veces ella no pensaba antes de actuar. Cerró el libro que había elegido y lo dejó nuevamente en su estante, caminó hasta el pasillo de ocultismo, en donde estaba la joven, y se acercó con una gran sonrisa, como si fueran amigas de toda la vida, mas no dijo nada, puesto que no podía alzar mucho la voz en un lugar así, tan sólo buscaba llamar su atención, aún sabiendo que acercarse de esa manera podría ser algo raro.
Pepper:
Visitar la biblioteca de la ciudad en Seúl era formidable, cada ladrillo de esa edificación había detenido el tiempo y dibujaba para todos los que nos gustaba apreciar el pasado en sus manifestaciones actuales, una época de fructuoso arte e ingenio arquitectonico. Pero, lo más increíble venía después, cuando cruzabas ese par de puertas de cristal que se abrían por sí solas gracias a sensores que detectaban el acercamiento. Justo al interior de una época anterior, se encontraba el vivo presente ofreciéndonos el mundo de los libros en mejores condiciones de servicio. Como estaba prohibido por el demonio con el que había hecho pacto de alma y corazón que saliera sola a la calle, llevaba conmigo dos presencias masculinas que intentaban ser discretas al seguirme para respetar mi espacio personal pero nunca desde que fueron contratados, habían conseguido que me olvidara de ellos. Igual no me importaba mucho, pues estaban haciendo su trabajo y yo, solo iba a satisfacer uno de mis más grandes placeres, leer. Desde que era una niña los libros me parecían el invento revolucionario más increíble del mundo. Creía que no había otro lugar donde se pudiera ser más libre que en la mente. Justo era el pensamiento donde podías hacer posible todo lo imposible y no había ley o autoridad que pudiera irrumpir con eso. Adoraba abrir las páginas, aspirar el aroma de hojas y tinta y luego dejarme hechizar por las historias que aquellos impresos estuvieran guardando en su interior. Ese día había ido a devolver un libro prestado y pensaba elegir uno nuevo para llevarme a casa. Quizá por estar cerca del fin de semana es que en ese momento había más gente de lo habitual. Ello no era muy conveniente pues muchas veces por más que se quisiera acallar a los presentes, se producía más bullicio del ocasional. Nada que fuese realmente molesto pero muy lejano del completo silencio, sin duda, y ello afectaba un poco mi concentración y mi capacidad para imaginar lo que mis ojos iban descifrando de las hojas de un libro. Igual todavía no me preocupaba por eso ya que yo estaba en la búsqueda de mi próxima obsesión, me encontraba en la sección de ocultismo y artes oscuras cuando me sobre salté al notar la presencia, muy cercana a mí, de una mujer. Mi primer reacción fue de sorpresa, sí, porque no la había visto y de pronto estaba ahí, mirándome, sonriéndome. Mi segunda reacción fue de extrañeza, pues no salió palabra alguna de la fémina, pero se veía alguien agradable y amable, me lo decía su lenguaje corporal desenfadado y natural, la calidez en su rostro brillando en sus mejillas, esa sonrisa amigable y sobre todo el par de ojos enormes y expresivos que la chica poseía. ── No. Está bien. Dediqué al par de hombres que me acompañaban y que en segundos ya estaban custodiando a la chica antes que a mí. Parecían el FBI coreano con esas actitudes de guardianes misteriosos y generalmente me hacían pasar vergüenzas como en ésta ocasión. ── Lo siento. Son un poco ... nerviosos, estamos trabajando en ello. ── Sonreí por fin, con agrado, mirando a la chica que me había sorprendido con su presencia, permitiéndome tomarle más atención y leer mediante sus movimientos si pensaba en retirarse o se iba a dirigir a mí. La respuesta era la segunda, la más alta en verdad quería abordarme y de pronto se produjo un silencio incómodo al no saber qué decir. ── Mhn~ ¿Buscas algún libro? ... no soy empleada del lugar pero conozco esta sección.
Nana:
Ni siquiera había salido de su boca un murmullo cuando se vió siendo interceptada por aquellos hombres grandes y fornidos, ¿Realmente una chica como ella, que a pesar de ser alta, era delgada y hasta escualida, representaba algún peligro? Por un momento su corazón se paralizó y su sonrisa se enfrió, tener a semejantes gorilas tan cerca de ella y con la clara intención de hacerle daño si era necesario le hicieron palidecer. Una fría gota de sudor recorrió un costado de su rostro y no fue capaz siquiera de tragar saliva, a veces para ella el tiempo se detenía y avanzaba con la lentitud de un caracol, lo cual suponía era efecto de tantos viajes. Al escuchar la voz ajena, tan melodiosa como la había imaginado, sintió que al fin podía respirar en paz, ya que lo que para la desconocida pudieron ser segundos, para ella fueron largos minutos. ㅡ Descuide... ㅡ Su voz sonó baja y cuidadosa, si bien se sentía más calmada gracias a la chica, aún no podía sentirse completamente fuera de peligro, aquella era una situación bastante extraña, ¿Desde cuándo una persona camina con guardaespaldas dentro de una biblioteca? No estaba segura de que aquello estuviera bien.ㅡ Yo fui invasiva, supongo que por eso se sintieron alerta... Mi nombre es Nana y no busco ningún libro. Es un placer.ㅡ Al decir esto estiró su mano esperando para sostener la ajena como un cordial saludo. Tuvo que hacer uso de toda la compostura que tenía en ella para mantenerse en pie, y es que podía ser todo la adulta que quisiera, pero en el fondo seguía siendo una niña llorona, y definitivamente esos tipos habían logrado asustarla más que nada en muchísimo tiempo.
Pepper:
No solía hablar con muchas personas o intervenir con mucha gente, me faltaba un poco de roce social desde que había llegado a la capital pero en ese momento, estando frente a la chica, pude darme cuenta de todo y el instante se hizo aún más bochornoso para mí, tanto, que mi mente ya estaba viajando hasta Derian para hablar con él y pedirle seriamente me retirara a esos dos seres que me seguían a todos lados, que si de por sí yo no era de acercarme a la gente y enriquecer mi círculo social, ellos se encargaban de destruirlo completamente entorpeciendo mis breves interacciones. Tomé inmediatamente la mano de la chica, porque no quería dejarla esperando y porque en serio me apuraba el cómo se sentía debido a mis acompañantes, tomándole del hombro también para brindarle un poco de apoyo, realmente la veía un poco nerviosa, asustada ¿Incómoda? No sabía cómo interpretar su rostro pero sin duda ya no era el mismo chispeante que me había observado en un inicio. ── Oh ¿En serio te encuentras bien? Veo que de verdad te asustaron mis ... guardaespaldas ¿Quieres tomar asiento? En verdad lo siento mucho, ésto no suele pasar a menudo. Mis ojos buscaron la primera silla que había disponible y cercana a nosotras, para poder separarla de la mesa y ofrecerla a la más alta cuyo nombre me había mencionado era Nana. Por un instante olvidé que estaba en una biblioteca y pronto escuché los silencios que me pedían que guardara. Miré a mis alrededores ofreciendo una disculpa por alzar la voz y luego en el cuadro aparecieron aquellos dos torpes, para los que solo tuve una mirada de reproche y un desplante con la cabeza para que guardaran distancia y lo hicieron. Por mi parte, tomé asiento en la silla anexa ofrecida a la chica, esperando que pronto me dijera que se encontraba bien.
Nana:
El encuentro que en su mente se veía lleno de flores y muchos colores se había convertido en una situación bastante incómoda, y no precisamente porque los personajes principales de la historia así lo quisieran. Tomó asiento dónde se lo indicó la joven, aún confundida sobre la razón de tener a aquellos grandotes, mas notando la incomodidad en la contraria. De cierta forma le alegraba no ser la única con aquel malestar en su pecho. La chica hablaba mucho, o al menos era la percepción que le daba, pero le causaba gracia. Su tacto le ayudaba a entrar lentamente en confianza, más no fue hasta que el resto de gente la hizo callar que estuvo por completo relajada, en ese momento estuvo apunto de soltar una carcajada, pero no quería que las echaran a ambas por escandalosas, así que se aguantó y tan sólo sonrió, lo cual le ayudó a dejar de lado todo nerviosismo y miedo. Ambas quedaron frente a frente gracias a la habilidad de la chica de conseguir sillas en un parpadeo.ㅡEstoy bien, tranquila.ㅡ Confirmó esperando que ella también se sintiera más cómoda con su presencia.ㅡ Verás, te puede parecer rara mi actitud o mi forma de acercarme, incluso este encuentro en sí ha sido bastante torpe, pero quería acercarme a platicar contigo, ¿Quizás podríamos ir a algún parque cercano para platicar con más comodidad? Supongo que no te da miedo ir con una desconocida teniendo a esos... caballeros contigo.ㅡ Nana aún era nueva en esto de abordar a la personas para pedirles que le contaran "cuentos y fantasías" como algunos solían llamarlo, por eso podía parecer algo rara, sobretodo cuando les pedía conversar como si fueran viejos amigos, la gente no solía confiar tan fácilmente en los demás, lo había descubierto por las malas en más de una ocasión.
Pepper:
Ok, las cosas ya estaban fluyendo. Ella sonreía, yo sonreía y sentía cómo la atmósfera de tensión se desvanecía con el silencio de la sala y el armonizar del paso de las hojas de un libro alimentando la imaginación de alguien por ahí. Yo, escuché a Nana enteramente y creo que no pude disimular cómo su invitación me causaba extrañeza pues sentí que mi entrecejo se frunció fugazmente antes de que cayera en cuenta de que debía esquivar ese gesto y sonreír a las palabras de la mujer. Yo, la estudié un poco más porque sentí la necesidad de hacerlo. — Ok, bueno. Te voy a ser sincera... ¿Nana? Mhn ... Ésto es extraño, es decir ¿Nos conocemos de algún lado? Porque hace unos minutos no sabía de ti y apareciste de pronto. No me mal interpretes, de verdad. — Tomé a penas sus manos por encima de la mesa para mostrar sinceridad, de alguna forma la chica que tenía en frente, me había agradado o quizá me sentía en deuda por el susto de hacía un rato. — Solo, quiero asegurarme de que, ésto es un encuentro extraordinario que de pronto me invitas a aprovechar. — Puede ser que hablar tanto con Derian del cuidado que debía tener fuera de casa me había puesto paranoica, pero en mi pensar estaba mejor el prevenir antes que lamentar y eso intentaba hacer. Miré a mis al rededores para buscar la presencia de un tercero que pudiera estarnos mirando como esperando alguna señal más no había nada, una exageración mía nada más. Luego, miré a mis hombres que nos observaban de lejos, como a unos seis metros de distancia manteniéndose alertas y captando mi de pronta, inquieta actitud y llevé mis manos sobre mis piernas para frotarlas por encima de la tela y así secar la presencia de sudor y es que después de las experiencias que había vivido, en serio creí que Nana en cualquier momento se convertiría en una bestia salvaje de la que tendría que correr con todas mis fuerzas.
Nana:
— No nos conocemos, y créeme que sé lo raro que es esto, si yo estuviera en tu lugar probablemente me habría tratado de loca y me habría ido, pero en verdad mi intención no es más que sólo platicar sobre... un asunto en específico.— Nana era muy observadora, necesitaba serlo para sobrevivir en aquel nuevo mundo que se había abierto ante sus ojos, y ahora aquello le servía también para notar la inseguridad en la chica, el cómo movía sus ojos hacia los lados, cómo limpiaba el sudor de sus manos, incluso pudo notar su rostro levemente más pálido, ¿Por qué estaría tan alerta? Sólo una persona que ha pasado por cosas muy peligrosas podría ser tan desconfiada. El problema era que ella tampoco sabía cómo más hacerla confiar, así que decidió jugar su última carta, ya si eso no funcionaba, tendría que renunciar a sus planes iniciales y buscar a otra persona que cumpliera con sus requisitos. — Mira... tus gorilas definitivamente podrían tumbarme a mí y a cualquier persona que estuviera conmigo, ¿Sí? No te haré daño, es más, puedo mostrarme mi ID si es necesario...— Esperaba con esas palabras lograr convencerla al fin. Tal parece que los papeles se habían invertido y ahora era Nana la segura y la más baja la asustada.
Pepper:
— ¿Un asunto en específico? — Esa fue la frase que se instaló en mi mente para después ser sorda a todo lo demás. Una de las palabras que mejor me podrían describir era "curiosa". Yo no podía quedarme con la duda de nada que me llamara la atención y desde ese punto Nana ya me había convencido, su presencia había pasado de ser extraña y sospechosa a intrigante, dejándome con todo el ánimo de sostener esa charla. —Bien, hagamoslo. Hace mucho que no converso con otra persona, me harás salir de mi rutina y ¿Porqué no? Te daré mi voto de confianza.— Con decisión me paré de la mesa porque ¿Para qué perder más el tiempo? Ya tenía la semilla en mi estómago generándome mariposas, estado en el que no me había sentido hacía mucho y eso seguro me pasaba por mi poca actividad social. Acomodé la silla en la que me había sentado en su lugar y de inmediato vi que mis acompañantes se preparaban para moverse tal como lo hacía yo, decidiendo ponerles un alto. — Permíteme, Nana.— Dejando a la chica en la mesa, caminé hasta los dos hombres que no paraban de mirarme, observando en ellos que ya esperaban los abordara. — Les presento a Nana ¿La miran? Como podrán darse cuenta, no presenta ningún peligro. Planeamos ir a tomar un café y les agradecería que no nos hicieran sentir acosadas ¿Entienden? Yo sé que no me van a dejar en paz pero al menos permítanme respirar y manténganse a distancia o les aseguro que mañana no nos veremos las caras ninguno de los tres ¿Entendido? — Era muy incómodo y complicado hablar en voz baja, al menos para mí. Susurrar no se me daba, razón por la que agradecí poder transmitir bien mi mensaje confirmando con el asentimiento de los hombres que tenía al frente. Dicho ello, sonreí con aires de libertad, adopté una postura de triunfo y retorné hasta donde Nana, notando que la encargada de la biblioteca ya me miraba con ojos estudiosos ante tanta actividad donde un libro o la lectura no estaban involucrados. — ¿Nos vamos?
Nana:
En ese momento, Nana pudo sentir como si un rayo de luz atravesara su pecho. Sonrió con amplitud al saber aceptada su invitación, había estado a punto de perder la esperanza y con un par de palabras la recuperó. Escuchó con atención y observó cada movimiento ajeno, notando que ambas tenían una personalidad muy parecida. Agradeció internamente que alejara aunque fuese un poco a aquellos tipos que tan mal la habían hecho sentir, eso le daba la oportunidad de entrar más en confianza. — ¡Vamos! — Confirmó tomando a la chica del brazo (confianzudamente) y dando la vuelta en busca de la salida de la biblioteca.— ¿Ya me vas a decir tu nombre? — Cuestionó curiosa, y es que lo primero que ella hacía siempre cuando conocía a alguien era decir su nombre, pero la contraria aún no decía el suyo y eso la tenía intrigada desde que habían comenzado a hablar.
Pepper:
El día había dado un giro inesperado, era como si una aventura estuviera a punto de comenzar porque todo se estaba sucitando tan sorpresivamente que era difícil de creer en mi vida tan rutinaria y a veces aburrida. Salí de la biblioteca con Nana tomada del brazo y sí, el contacto físico de principio me pareció extraño, más porque en Corea las personas no suelen hacerlo a menos de que exista cierto lazo o confianza entre los participantes, sin embargo, Nana reflejaba ser así, chispeante, segura, auténtica, agradeciendo me contagiara de su desenfado y de poder retirarme de aquel modo frente a la bibliotecaria que no nos había dejado de observar con ojos juiciosos durante toda nuestra visita. — ¿Mi nombre? Uhm~ no me había dado cuenta que aún no me presentaba contigo. Me nombro Pepper. — Le dediqué una sonrisa al decir mi nombre. Íbamos saliendo precisamente a la acera y de alguna manera pregunté en silencio, pero con miradas a dónde podríamos dirigirnos porque yo de cafés no conocía nada. Sin embargo, la situación fue altamente sencilla cuando con solo cruzar la calle y caminar dos cuadras, había un Starbucks en la esquina, siendo aún más extensa mi sonrisa al percatarme de lo fácil que se estaba dando todo. — Vamos allá. — Señalé con mi índice izquierdo.— Hace años no visito ese sitio. Pero mientras andamos, dime, me tienes muy intrigada ¿De dónde vienes y qué deseas que hablemos? — Era complicado poder mantener mi mirada en el rostro de Nana cuando debíamos cruzar la calle y más aún cuando no lo haría de modo individual, si no llevándome a la chica conmigo. De alguna manera el lazo que mantenían nuestros brazos me hacía sentir responsable de cuidar su vida en ese momento, asegurándome entonces de mirar a ambos lados de la pista antes de atravezar al otro lado.
Nana:
Para Nana la situación se había tornado altamente cómica, la chica parecía incluso más entusiasmada que ella por lo que tenían que hablar, aunque era de esperarse considerando que no tenía idea de qué se trataba. — Pepper... es una lindo nombre.— Comentó con un tono de voz normal, ni muy alto ni muy bajo, puesto que estaba concentrada en la calle que cruzaban, no quería resultar atropellada sin siquiera haber podido oír la historia, eso no valdría para nada la pena. Al ver el Starbucks frente a ellas, supo de inmediato lo que la chica pensaba, era lo más obvio, así que no dijo nada sobre el tema y sólo se dejó llevar.—Bueno, yo vivo por acá, este es mi barrio, ¿Sabes? Y bueno, soy una especie de escritora, me gusta que las personas me cuenten sus historias de amor o desamor y anotarlas en mi diario personal... Por eso me acerqué a ti, no sé cuál será tu historia, pero luces como alguien interesante y que tiene mucho por contar... corrígeme si estoy equivocada.— Mientras caminaban y Nana soltaba toda la información, se encontraron prontamente frente al edificio de la cafetería elegida como destino. La castaña empujó la puerta hacia dentro y esperó a que Pepper entrara para luego entrar tras ella.
Final:
Ambas chicas se sentaron en una de las mesas vacías dentro del local y pidieron té para beber mientras Pepper le contaba a Nana la historia de cómo un demonio se había enamorado de una humana. Claramente la castaña tomó la historia como una metáfora, claramente los demonios no podían existir. 
Luego de pasar una hora más o menos platicando y tomando notas de todo, ambas se despidieron y Nana volvió a casa con una nueva historia para escribir en uno de sus libros.
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¿vivimos o sobrevivimos?
“Ser más felices, con el pasar del amanecer y con cada ocaso como recuerdo de un día vivido lleno de alegría y plenitud, una meta debe ser.”
Patarroyo G. Brayan L. (2016)
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Uno de los temas más difíciles de abordar está relacionado con ¿Qué es la vida?, ¿realmente vivimos o sobrevivimos?,¿Vivir y sobrevivir son “actos” excluyentes?. Aunque la complejidad de este tema se relaciona con un dilema similar al del huevo y la gallina, es un poco más enredado dada la perspectiva sobre el significado de la vida misma. 
Por un lado, para muchas personas, sobre todo aquellas orientadas desde lo biológico, la vida ocupa una primera instancia. Luego de obtener vida se empieza a sobrevivir en el ambiente, pues sobrevivir es el acto de permanecer vivo a pesar de las dificultades y adversidades. Por otro parte, basados y analizando la jerarquía de necesidades de Maslow y considerando el vivir como un acto originario de alcanzar el nivel de la autorrealización, tendríamos que es necesario sobrevivir para luego vivir.
Así, el tema será abordado partiendo del vivir y sobrevivir como inseparables, es decir no existe en la vida épocas específicas para sobrevivir y otras para vivir. Aunque las personas pueden llegar a sobrevivir olvidando vivir, ya sea por elección propia o por influencias externas que obligan a vivir para sobrevivir, por ejemplo, los sistemas de organización socio-económicos requieren que materialicemos pensamiento y acciones como precio para luego obtener nuestros deseos personales. El problema son las exigencias tan grandes de los sistemas hacia las personas, haciendo de algunos deseos personales difíciles de alcanzar, imposibles económicamente o incluso utópicos. Por esto, muchas personas presentan a lo largo de la vida “crisis existenciales” o se sienten no realizados una vez han llegado a la vejez sin haber logrado cuantificar satisfactoriamente todo el tiempo de trabajo en dinero que remplace la posibilidad de haber visto la infancia de sus hijos, las charlas con los padres, los viajes por paisajes desconocidos etc.
Sin más preámbulo, reitero que la vida tiene definiciones y sentidos influenciados de manera distinta por factores del ambiente que rodean al ser. Por ejemplo, para la NASA “La vida es un sistema autosostenible capaz de experimentar la evolución darwiniana” mientras que la definición que nos ofrece Aristóteles tiende a agruparse como una actividad, según él, todo ser humano nace, se alimenta, crece, se reproduce, envejece y muere, adicionalmente, también ha sentido, apetece, se desplaza, entiende, razona y habla.
Por otro lado, Tomás de Aquino expresa “Son vivientes aquellos seres que se mueven a si mismos”. Todo indica que entender qué es la vida será algo complejo. Pero Sanabria reconoce que en la historia, la vida se caracteriza por la auto-posesión, aunque va más allá e indica que la vida es auto-trascendencia. De allí también se desprenden los tres grados de vida: Vegetal, animal y humana. 
Es por la relación existente entre vida y auto-trascendencia que la actual sociedad parece haber reforzado día tras día el ideal de buscar y alcanzar una mayor calidad de vida. Lamentablemente dicha búsqueda se transforma en ambición o simplemente nos aleja de disfrutar con sinceridad las maravillas que Dios dejo dispuestas para nuestro regocijo.
El hombre primitivo lograba cubrir con mayor dificultad sus necesidades básicas, requería mayor esfuerzo físico para cazar y hacer abrigos con las pieles de dichos animales, (el proceso de arrancar la carne del animal y comerla era aún más difícil), conseguir agua podía requerir días de caminata y competencia contra otras especias, resistir las enfermedades y sobrevivir las noches no debió ser nada fácil para los antepasados. Ahora existe un mundo en donde las necesidades humanas básicas son más fáciles de cubrirlas o ya han sido cubiertas en gran proporción de manera gratuita y universal, un logro del trabajo de la raza humana como una organización.
El humano, sin duda alguna, cada vez es más exigente y requiere alcanzar deseos más sofisticados y elevados. Por ello la concepción de calidad de vida varía entre los individuos y emerge directamente del nivel de necesidades que han cubierto y las que aspiran satisfacer.
Aunque al estar en un mundo cada vez más polarizado, realmente subjetivo y en donde lo objetivo tiene mayor preponderancia, no es fácil concebir con claridad una idea integradora de calidad de vida. Así podemos encontrar que para muchos la calidad de vida se ve reflejada en los lujos o bienes acumulables, como si todavía estuviera de auge el mercantilismo, para otros la calidad de vida es disponer mayor cantidad de tiempo libre para realizar proyectos propios o compartir con sus seres queridos, en cambio algunos piensas que es mucho más relevante trabajar fuertemente y vivir día a día respondiendo únicamente a los retos de la vida, como indica Soledad Hernández, vivir no sólo conlleva a sobrevivir. Si bien es cierto que el ser puede sobrevivir por medio de cualquier trabajo también es cierto que la vida no sólo es alimentar el estómago y el ego, sino también es cuidar el “alma”, vivir dejando huellas positivas para el futuro, ser recordados y nunca olvidados.
En términos generales la calidad consta de aspectos objetivos y subjetivos, el ideal es mejorar progresivamente en cada uno de ellos. La medición de calidad de vida solo es calculable y comparable, con certeza, en lo objetivo (las condiciones económicas, sociales, políticas, de salud y naturales) realizado mediante índices económicos que no reflejan la real prosperidad y calidad de vida de los habitantes.
Por tanto, es el componente subjetivo, un relevante diferenciador integrado por la intimidad, la expresión emocional, la productividad personal etc. De no entender la importancia, de una vez por todas, de lo subjetivo se replicará con mayor intensidad en el mundo las características de aquellos países con altos niveles de desarrollo, perfección y calidad, pero con altos índices de suicidios, depresiones entre otros problemas sociales y se continuará desconociendo la identidad cultural de las naciones y costumbres de grupos nativos. 
Afortunadamente, las políticas económicas internas de países como Colombia y Bolivia han empezado a separarse de la homogeneización cultural, fortaleciendo la artesanía, cuidado del paisaje y protección de la diversidad.
“Es fácil sobrevivir cuando tienes dinero, pero para vivir necesitas fe, esperanza y razón de vida”
Patarroyo G. Brayan L. (2016)
Las dificultades sociales que se presentan por múltiples hechos, y específicamente aquellas nacientes de la búsqueda de calidad de vida son los retos que ponen a prueba nuestra capacidad de sobrevivir y continuar disfrutando la vida. Siendo el sobrevivir, para algunos, el reflejo de nuestra atadura y esclavitud a la rutina y situaciones triviales. Quienes se dedican a sobrevivir pierden la capacidad de maravillarse con eventos naturales como los atardeceres o las manadas de aves volando en el horizonte, por ello actualmente es extraño escuchar comentarios acerca estos espectáculos naturales, siendo mucho más habitual escuchar problemas laborales.
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Así, la vida está compuesta por momentos, experiencias, sentimientos, retos, emociones, necesidades etc. El vivir está representado sintéticamente en la pirámide de Maslow, siempre y cuando el sujeto tenga el objetivo de la autorrealización. Por consiguiente, el sobrevivir es el mecanismo por medio del cual se vive, se logra ascender y satisfacer las necesidades. Para ello propongo despertar cada mañana con el propósito de buscar la excelencia sin dejar de lado el disfrute de dicha búsqueda y de la vida misma.
El sentido de la vida se encuentra estrechamente relacionado con el sobrevivir, vivir y un tercer elemento, la motivación u inspiración. La búsqueda de la calidad debe ser el objetivo del estilo de vida personal. Lo anterior se formará a través de una educación de carácter menos occidental y materialista, pero con visión futurista que permita al estudiante evitar sólo sobrevivir, haciendo posible se conozca a sí mismo. Pero ello jamás se logrará en un estado con educación fundamentada en la no libertad de cátedra.
Amparados en estas ideas y conclusiones, los empresarios que busquen más productividad, deben tener como propósito contribuir en el ascenso jerárquico de necesidades de las personas, haciendo más factible y menos complejo llegar a la autorrealización. Lo anterior parece obvio y mandado a recoger, pero la esencia del ser humano es la misma y un buen administrador debe entender que las necesidades primarias siempre deben ser aseguradas primero.
Finalmente, no olvides sonreír, apreciar cada una de las cosas que la vida te presente, como enseñanzas, la compañía de alguien, regalos… pero sobre todo divertirte cada día. El dinero no es necesario para engrandecer nuestro espíritu, las cosas que nos aportan sustancialmente son gratis y tan sólo cuestan algo de nuestro tiempo.
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natliblack13 · 7 years
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Capítulo 2
Sasuke. Seis años antes... Abro la puerta de la oficina de administración y llevo el rollo de papel al escritorio de la secretaria. Antes de girarme y dirigirme de nuevo a clase, ella me detiene con una pregunta. -Estás en la clase de inglés de último año del Sr. Azuma, ¿no es así, Sasuke? -Si-le contesto a la Sra. Kurenai- ¿Necesita que le lleve algo? El teléfono en su escritorio suena, y ella asiente, descolgando el auricular. Lo cubre con la mano. -Espera por aquí un minuto o dos - dice, señalando con la cabeza en dirección a la oficina del director -Tenemos una nueva estudiante que acaba de inscribirse, y ella también tiene al Sr. Azuma en este periodo. Necesito que le muestres el salón. Estoy de acuerdo y me dejo caer en una de las sillas junto a la puerta. Miro a mi alrededor en la oficina de administración y me doy cuenta de que es la primera vez, en los cuatro años que he estado en la secundaria, que me he sentado en alguna de estas sillas. Lo que significa que he logrado pasar cuatro años sin ser enviado a esta oficina. Mi madre se habria sentido orgullosa de saberlo, a pesar de que eso me deja un poco decepcionado de mí mismo. Detención es algo que todos los varones en la secundaria deberían cumplir, al menos una vez. Tengo el resto de mi último año para lograrlo, así que debo mirar hacia adelante. Saco el celular de mi bolsillo, con la secreta esperanza de que la Sra. Kurenai me vea con él y decida golpearme con una nota de detención. Cuando miro hacia ella, todavia está en el teléfono, pero hace contacto visual conmigo. Ella simplemente sonrie y continúa con sus funciones de secretaria. Sacudo la cabeza con decepción, y abro un mensaje nuevo para Jugo. No se necesita mucho para emocionar a la gente por aqui. Nada nuevo sucede nunca. Yo: Nueva chica inscrita hoy. De último año. Jugo: ¿Es caliente? Yo: No la he visto aún. Estoy a punto de acompañarla a clase. Jugo: Toma una fotografia si es caliente. Yo: Lo haré. Por cierto, cuántas veces has ido a detención este año? Jugo: Dos.¿Por qué? ¿Qué has hecho? ¿Dos veces? Si, necesito rebelarme un poco antes de la graduación. Definitivamente debo entregar tarde algunas tareas este año. Soy patético. La puerta de la oficina del director se abre, asi que cierro mi teléfono. Lo deslizo en mi bolsillo y alzo la mirada. No quiero volver a mirar hacia abajo de nuevo. -Sasuke va a mostrarte el camino a la clase del Sr. Azuma, Karin.- La Sra. Kurenai señala a Karin en mi dirección, y ella comienza a caminar hacia mi. Al instante me vuelvo consciente de mis piernas y su incapacidad para ponerse de pie. Mi boca se olvida de cómo hablar. Mis brazos se olvidan de cómo presentar a la persona a la cual están adheridos. Mi corazón se olvida de esperar y llegar a conocer a la chica antes de comenzar a abrirse camino fuera de mi pecho para llegar hasta ella. Karin. Karin. Karin, karin, karin. Es como poesía Como prosa, y cartas de amor, y letras de canciones que descienden por el centro de una pagina. Karin, karin, karin. Digo su nombre una y otra vez en mi cabeza, porque estoy seguro que es el nombre de la próxima chica de la que voy a enamorar. De repente, estoy de pie. Caminando hacia ella. Podria estar sonriendo, pretendiendo no sentirme afectado por esos ojos que espero que algún día sonrian sólo para mí. O por su cabello color rojo como mi corazón, que no se ve como si hubiera sido alterado desde que Dios lo creó especificamente con ella en mente. Estoy hablando con ella. Le digo que mi nombre es Sasuke. Le digo que me puede seguir, y que le mostraré el camino a la clase del Sr. Azuma. La miro porque no ha hablado todavía, pero su asentimiento es lo más lindo que una chica me ha dicho nunca. Le pregunto de dónde es y ella me dice que de Arizona. - Phoenix - es apecifica. No le pregunto lo qué la trajo a California, pero le digo que mi padre hace negocios en Phoenix todo el tiempo, porque es dueño de algunos edificios alli. Ella sonrie. Le digo que nunca he estado alli, pero que me gustaria ir algún dia. Ella vuelvee a sonreir. Creo que dice que es una ciudad muy bonita, pero es dificil entender sus palabras cuando todo lo que escucho en mi cabeza es su nombre. Karin. Voy a enamorarme de ti, Karin. Su sonrisa me da ganas de seguir hablando, asi que le hago otra pregunta mientras pasamos el salón del Sr. Azuma. Seguimos caminando. Ella sigue hablando, porque continúo haciéndole preguntas. Asiente un poco. Responde algunas. Canta algunas. O al menos suena de esa manera. Llegamos al final del pasillo justo cuando ella dice algo sobre cómo espera que le guste esta escuela, porque no estaba lista para mudarse de Phoenix. No se ve contenta de haberse mudado. Ella no sabe lo contento que estoy de que lo haya hecho. -¿Dónde es la clase del Sr. Azuma? -pregunta. Me quedo mirando la boca que acaba de hacerme esa pregunta. Sus labios no son simétricos. El superior es ligeramente mas delgado que el inferior, pero no puedes darte cuenta de ello hasta que habla. Cuando las palabras salen de su boca, me hacen preguntarme por qué suenan mejor cuando vienen de su boca que cuando vienen de cualquier otra. Y sus ojos. No hay manera de que sus ojos no estén viendo un mundo más hermoso y pacifico que el resto de los ojos. Me quedo mirándola unos segundos más, luego señalo detrás de mí y le digo que nos pasamos el salón del Sr. Azuma. Sus mejillas se vuelven un tono más rosa, como si mi confesión la afectara de la misma manera en que ella me afecta a mi. Sonrio de nuevo. Señalo con la cabeza hacia la clase del Sr. Azuma. Caminamos en esa dirección. Karin. Vas a enamorarte de mi, Karin. Abro la puerta para ella y dejo que la clase sepa que es nueva aqui. También quiero agregar, por el bien de todos los otros chicos en el salón, que ella no es suya. Es mia. Pero no digo nada. No tengo que hacerlo, porque la única que necesita ser advertida de que quiero a Karin es Karin. Ella me mira y sonrie de nuevo, tomando el único asiento vacio, al otro lado del salón. Sus ojos me dicen que ella ya sabe que es mía. Es sólo cuestión de tiempo. Quiero enviarle un mensaje a Jugo y decirle que ella no es caliente. Quiero decirle que es volcánica, pero él se reiria de eso. En cambio, discretamente le tomo una fotografia desde donde estoy sentado. Le envio a Jugo la fotografia junto con un mensaje que dice: Ella va a tener todos mis bebés. El Sr. Azuma comienza la clase. Sasuke Uchiha está obsesionado. Conoci a Karin el lunes. Es viernes. No le he dicho una palabra más desde el día en que nos conocimos. No se por qué. Tenemos tres clases juntos. Cada vez que la veo, me sonrie como si quisiera que hable con ella. Y cada vez que encuentro el coraje, me detengo a mi mismo. Solia ser confiado. Entonces apareció Karin. Me di plazo hasta hoy. Si no encontraba el coraje para hablarle hasta el dia de hoy, iba a abandonar mi única oportunidad con ella. Las chicas como Karin no están disponibles por mucho tiempo. Si es que incluso está disponible. No sé su historia o si está enganchada con algún chico de Phoenix, pero solo hay una forma de averiguarlo. Estoy parado junto a su casillero, esperándola. Ella sale de clase y me sonríe. La saludo con un "Hola" cuando se acerca a su casillero. Noto el mismo cambio sutil en el color de su piel. Me gusta eso. Le pregunto cómo estuvo su primera semana. Me dice que estuvo bien. Le pregunto si ha hecho algún amigo, y ella se encoge cuando dice -Unos pocos. La huelo, disimuladamente. Ella lo nota de todas formas. Le digo que huele bien. Y ella dice- Gracias. Alejo el sonido de mi corazón golpeteando en mis oidos. Alejo el brillo de humedad en mis palmas. Me ahogo en su nombre, que quiero seguir repitiendo en voz alta una y otra vez. Lo alejo todo y me aferro a su mirada mientras le pregunto si le gustaría hacer algo más tarde. Mantengo todo alejado y hago lugar para su respuesta, porque es lo único que quiero. Quiero ese asentimiento, de hecho. ¿Ese que no requiere palabras? ¿Sólo una sonrisa? No lo obtengo. Tiene planes esta noche. Todo vuelve, diez veces peor, extendiéndose como una inundación, y yo soy la presa. Los golpeteos, las palmas sudorosas, su nombre, una inseguridad recién descubierta que nunca supe que existia, enterrándose en mi pecho. Todo aquello se hace cargo y se siente como si estuviera construyendo un muro alrededor de ella. -Sin embargo, no estoy ocupada mañana -dice, destruyendo la pared con sus palabras. Hago lugar para esas palabras. Mucho lugar. Las dejo invadirme. Absorbo esas palabras como una esponja. Las arrojo al aire y las trago. Mañana funciona para mi -digo. Saco el teléfono de mi bolsillo, sin preocuparme de esconder mi sonrisa-¿Cuál es tu numero? Te llamaré. Ella me dice su número. Está emocionada. Está emocionada. Guardo su contacto en mi teléfono, sabiendo que va a estar alli por mucho, mucho tiempo. Y voy a usarlo. Mucho.
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kiro-anarka · 4 years
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Una entrevista con los residentes de Station 40 en San Francisco
En el Distrito de la Misión de San Francisco, el colectivo Station 40 ha servido a la comunidad del área de la bahía como un espacio colectivo antiautoritario de vida y organización durante casi dos décadas. Hace cinco años, su propietario intentó desalojarlos, pero una poderosa campaña de solidaridad les obligó a echarse atrás. Ahora, la Station 40 ha tomado la iniciativa de responder a la crisis que se está desarrollando en todo el mundo, declarando unilateralmente una huelga de renta en respuesta a la precariedad económica causada por la pandemia del COVID-19. Entrevistamos a los residentes de la Station 40 sobre la historia de su proyecto y el contexto y objetivo de su audaz negativa.
¿Qué es Station 40?
La Station 40 es un espacio de vida colectiva de 17 años que ha visto cientos de residentes, miles de invitados y muchas iniciativas a lo largo de los años. Este espacio ha albergado numerosos y diversos eventos, ha albergado a innumerables personas, se han organizado comedores populares, ha vencido las probabilidades de todo, desde plagas hasta desalojos. Hemos sido un centro de organización de talleres de Apoyo Mutuo, espacios emergentes de curación, conmemoraciones para anarquistas caídos, fiestas, presentación de libros, charlas de compañeros de todo el mundo, proyectos de apoyo a personas presas, grupos de lectura, apoyo para más proyectos de los que podemos contar. “Food, not bombs” realizados aquí semanalmente durante la mayor parte de los 15 años. La infraestructura de comunicación como Indymedia y Signal tiene sus raíces aquí.
Esperamos continuar este trabajo en constante desarrollo, más recientemente trayendo un enfoque de espiritualidad a la anarquía preexistente de la Station 40 y nuestro bloque en general. Este espacio ha sido un medio para que podamos seguir permitiéndonos vivir y luchar en una ciudad donde esto es cada vez más milagroso.
Una protesta contra la gentrificación en el distrito de la Misión el 1 de enero de 2014.
Hace cinco años, la gente se movilizó para defender la Station 40 contra el desalojo impulsado por la gentrificación en el distrito de la Misión de San Francisco. ¿Qué factores y estrategias fueron esenciales para su victoria en ese momento? ¿Se aprendió algo importante de ello?
En ese momento, hubo un gran impulso para el desarrollo en San Francisco. En respuesta a la afluencia de capital de riesgo y empresas de nueva creación, nuestros propietarios buscaban un capital rápido vendiendo su constelación de propiedades por un pago rápido. El «Monstruo de la Misión» – una caja gigante de viviendas de lujo no muy diferente a las otras promociones que estaban apareciendo – se suponía que se erigiría al otro lado de la calle; los precios de las propiedades estaban por las nubes.
Teníamos un abogado pro bono que nos ayudó, pero al final el abogado quería que nos conformáramos, tomáramos el dinero y entregásemos las llaves para que todos recibieran una parte del pago que nunca podría igualar los costos de las viviendas asequibles a largo plazo en el corazón de esta ciudad. Los compañeros de casa que vivían juntos en la Station 40 en ese momento decidieron quedarse aquí. Emplearon un sinfín de tácticas, como llamar a los amigos de la Station 40 de todo el mundo (un grupo autónomo de simpatizantes que se organizaron para apoyarnos), «conocer al enemigo» (reunir información sobre nuestros propietarios a través de los registros públicos), celebrar una conferencia de prensa, eventos y recaudaciones de fondos, consultar a otros militantes de vivienda y al “Land Trust” local, y coordinarse con periodistas independientes como apoyo
Exigimos que el edificio se cediera en bien del colectivo y que nuestra residencia estuviera asegurada de por vida. También dejamos claro que lucharíamos por cualquier medio para permanecer aquí. A las dos semanas de la lucha, nuestros propietarios nos llamaron queriendo hacer las paces; esto resultó en un acuerdo verbal para dejarnos en paz y volver a tratar el tema en tres años.
Hoy, han pasado cinco años. Todo este tiempo, los compañeros de casa han estado en alerta, mientras que también eligieron mantener nuestra calidad de vida no haciendo demasiado hincapié en los posibles resultados impredecibles (en particular a la luz del hecho de que ya hemos vencido un desalojo antes). Recientemente se anunció que el «Monstruo de la Misión» está oficialmente cancelado. Dos años después de nuestra fecha de discusión negociada, los propietarios han seguido cobrando sus cheques alegremente.
Hasta ahora.
Una protesta contra la gentrificación en la Misión en 2015.
Aquí hay una cobertura de nuestra lucha contra el desalojo en 2015:
– Conferencia de prensa de los amigos de la Station 40
– En la 16 y Mission, la vivienda colectiva debe irse, pero las oficinas técnicas pueden quedarse…
– Los inquilinos se pelean con el propietario del vecindario en la calle 16 y Mission.
– La vivienda colectiva evita el desalojo de la casa del distrito de la Misión
¿Por qué se decide hacer una huelga esta vez?
El Coronavirus comenzó a moverse por estos lugares a través de los memes, las historias fugaces de los medios de comunicación y los comentarios de amigos que trabajan en servicios sociales. Pronto empezamos a escuchar comentarios y nos preparamos lo máximo posible No tarda ni una semana en llegar noticias de Italia, se prohibieron los viajes y, sobre todo, el papel higiénico desapareció.
En un par de días más, todos los eventos fueron cancelados, los bares y restaurantes habían cerrado, y una cuarentena de cierre de baja intensidad estaba en marcha. En ese momento, el 90% de la casa había perdido el trabajo por completo o sus horas se habían reducido significativamente. Mientras tanto, al otro 10% se le pide que trabaje el doble de duro en los servicios sociales para ayudar a superar esta crisis, pero no se les paga más por sus esfuerzos adicionales. Esta crisis ha puesto de manifiesto las injusticias relacionadas con la desigualdad de la vivienda, la ausencia de atención médica asequible, los costos astronómicos de la renta en el área de la bahía y las formas en que el capitalismo nos roba nuestro tiempo, energía y calidad de vida.
Cuando esta situación se hizo evidente, no hubo otra opción que declarar una huelga de alquiler. Intentar agitar durante un encierro obligatorio no sólo nos pone en peligro, sino que también pone en peligro a otros que son más vulnerables.
Sin embargo, esto abre una pregunta más amplia. Algunas proyecciones dicen que después de varias semanas de este encierro (aunque puede ser más largo), no habrá manera de volver a «los negocios como de costumbre». Como anarquistas, como colectivo, tenemos que imaginar los futuros que pueden generarse y hacer lo que sea necesario para ser parte de la construcción de esa nueva realidad. Librarse de la renta (es decir, del robo) y de las deudas en medio de una crisis pandémica en toda regla parecía la mejor manera de empezar.
Creemos que prácticas tan sencillas de confrontación al poder como son la huelga de alquiler, enfermedades, redistribución de recursos, apoyo mutuo son esenciales para superar esta situación. Esperamos que la huelga de alquiler se extienda. Juntos, tenemos más oportunidades de supervivencia y de victoria.
¿Cuál es su visión acerca de cómo debemos responder a la pandemia y a la crisis social, política y económica que la acompaña? ¿Cuál sería el peor escenario que pueda darse? ¿Y cuál el mejor?
Parece que la mejor respuesta posible a la primera pregunta es que necesitamos encontrar un equilibrio. Debemos encontrar un equilibrio entre cuidarnos a nosotros mismos y la extensión de las formas de apoyo mutuo. Estamos siendo forzados al miedo, la separación y la consternación de enfrentarnos a sentimientos de escasez y a una pandemia que no podemos curar. Nuestra mayor fortaleza, en casa y en nuestra comunidad siempre ha sido nuestras relaciones basadas en la confianza. Cuando tienes una comunidad a la que estás dispuesto a acudir, en la que puedes confiar que acudirá a ti, hay una sensación, una creencia, de que todo puede estar bien. En tiempos como estos, la esperanza y la fe pueden estar entre las pocas cosas que nos mantienen vivos.
Las cosas más fáciles de imaginar en este momento son los peores escenarios, hospitales invadidos, la Guardia Nacional volando para hacer cumplir violentamente los cierres obligatorios, incontables muertes causadas por apretones de manos y tos, no poder trabajar o conectarse con la comunidad en un futuro incierto, un autoritarismo biopolítico totalmente distópico.
Pero para nosotros es más interesante y emocionante pensar en lo que podrían ser los mejores escenarios: los momentos de imaginación y creación, como una oruga disolviéndose en su capullo, imaginándose a sí misma en una mariposa. Imagina un mundo sin rentas, en el que la gente tendría más tiempo y espacio para imaginar y practicar las cosas que aman, las cosas que les benefician a ellos y a su comunidad por igual. Imagina que no hay ninguna persona sin hogar en el mundo porque okupamos las amplias viviendas vacías disponibles actualmente y se las dimos a personas sin hogar, en lugar de dejar esos espacios vacíos mientras los especuladores inmobiliarios esperan para tratar de venderlos al mejor postor. ¿Qué tal no tener que trabajar de 40 a 70 horas a la semana como un engranaje capitalista, generando el dinero para los ricos a los que no les importa si vivimos o morimos?
Imagina que nadie tiene una deuda agobiante. Imagina que hay atención médica gratuita y comida para todos, en lugar de tener que gastar todo nuestro dinero en financiar la colonización y el asesinato en todo el mundo. Qué maravilloso sería si la gente tomara las calles, se reuniera para bailar, partir el pan, practicar el ritual… honestamente, las posibilidades son infinitas. Me imagino una población más sana que respete la tierra y todos los seres vivos, devolviendo la tierra a los administradores indígenas, reparaciones para todos los pueblos esclavizados, el fin del encarcelamiento y de todo el complejo militar-industrial.
Pero tenemos que empezar en alguna parte. Una huelga de renta generalizada parece un principio tan bueno como cualquier otro.
Por nuestra parte, nos gustaría que nuestras viviendas estuvieran seguras de por vida, ya sea a través de una cesión de tierras o por otros medios comunitarios. Creemos que ahora es el momento de presionar para eso.
Apéndice I: Comunicado sobre la huelga de renta, 16 de marzo de 2020
Queridos amigos de la Station 40,
Esta noche decidimos que vamos a hacer una huelga de renta. La urgencia del momento exige una acción decisiva y colectiva. Lo hacemos para protegernos y cuidarnos a nosotros mismos y a nuestra comunidad. Ahora más que nunca, rechazamos la deuda y nos negamos a ser explotados. No cargaremos con esta carga por los capitalistas. Hace cinco años, derrotamos el intento de nuestro propietario de desalojarnos. Ganamos gracias a la solidaridad de nuestros vecinos y amigos de todo el mundo. Estamos llamando una vez más a esa red. Nuestro colectivo se siente preparado para el refugio que comienza a medianoche en toda la bahía. El acto de solidaridad más significativo para nosotros en este momento es que todos vayan a la huelga juntos. Cubriremos vuestras espaldas, como sabemos que haréis vosotros con las nuestras. Descansad, rezad, cuidad los unos de los otros.
¡Todo para todos!
Los residentes de la Station 40.
Apéndice II: Comunicado de la Campaña Antidesalojo, marzo de 2015
Los inquilinos de la Station 40 luchan contra el desalojo de su casa y proponen como solución la cesión del espacio de tal manera que todas las partes salgan beneficiadas.
Hace una semana, recibimos los papeles de desalojo (una detención ilegal) de nuestros propietarios, Ahuva, Emanuel y Barak Jolish. Su burocracia pretende desplazar a la docena de inquilinos de nuestra asequible casa de once años, la Station 40, situada en el 3030B de la calle 16.
No es coincidencia que la Station 40 esté siendo desalojada en la misma intersección que el muy disputado desarrollo propuesto por Maximus Real Estate Partners de un edificio de apartamentos de lujo de 350 unidades en un vecindario predominantemente de clase trabajadora.
Por más de una década, la Station 40 ha sido el hogar de anarquistas, refugiados homosexuales y transexuales, pobres, antimilitaristas, aquellos que se están curando del sistema carcelario, san franciscanos de toda la vida, inmigrantes, personas con diversidad funcional y aquellos que antes no tenían hogar. La mayoría de nosotros somos trabajadores del barrio y nos dedicamos a la industria de servicios, cocinando y educando, en la Cooperativa de Comestibles Arco Iris y otras tiendas de comestibles y tiendas de segunda mano. Hemos organizado cientos de eventos orientados al anticapitalismo, incluyendo recaudaciones de fondos, discusiones críticas, proyecciones de películas y actuaciones, asambleas, presentaciones de libros, muestras de arte y talleres y proyectos de medios de comunicación independientes, contribuyendo al espíritu rebelde del Área de la Bahía.
La Station 40 también es anfitriona del programa semanal «Comedor del Jueves, No Bombas», compartiendo comidas caseras gratuitas en la Plaza del BART con aquellos que están siendo cada vez más brutalmente desaparecidos de la 16ª y la Misión.
Aunque la familia Jolish ya había declarado con anterioridad sus intenciones de vender nuestro edificio, se ha negado a una propuesta viable presentada por el colectivo de la Station 40, el San Francisco Community Land Trust y la Agencia de Desarrollo Económico de la Misión para vender sus propiedades a las tierras, lo que sería una situación en la que todos saldrían ganando, los propietarios, los actuales inquilinos y la comunidad de la Misión en general.
La Misión ya ha visto muchos desalojos y mucha resistencia al respecto. Benito Santiago ganó su lucha por quedarse en su casa, que ahora es propiedad del SF Land Trust. Patricia Kerman y Tom Rapp también ganaron su caso de desalojo contra el propietario, pero siguen luchando con valentía para quedarse en su casa. También nos han entregado los papeles de desalojo. Ha llegado nuestro turno, y no pretendemos ponérselo fácil a nuestros propietarios.
En el contexto del rápido desarrollo y desplazamiento de nuestro vecindario, nuestro propio desalojo no es una sorpresa. Cuando se anunció la propuesta de apartamentos de lujo Maximus, todos sabíamos que seríamos los siguientes. Si nos sorprendió, fue sólo por la rapidez con que ocurrió. A la semana de ese anuncio, la familia Jolish ya había empezado a hablar de sacarnos. Ahuva Jolish repitió el ahora muy común refrán de «wanting to get out of the business», o pretender dejarnos fuera, una frase que los inquilinos de toda la ciudad han llegado a temer como señal de una brutal ola de desalojo y reurbanización.
Nuestra posición al respecto sigue siendo la misma: si la familia Jolish desea vender este edificio, tendrían que venderlo al San Francisco Community Land Trust, una opción que les permitiría vender a un precio más que justo y nos permitiría quedarnos, aún con alquileres asequibles, manteniendo a la vez a muchos otros vecinos con condiciones desfavorables. La oferta de la cesión de tierras permitiría mantener e incluso crear más viviendas para la clase trabajadora y la gente que lucha, de por vida. Sin embargo, tan pronto como esta oferta estuvo sobre la mesa, nuestros propietarios cambiaron de opinión. Ahora insisten en que no quieren vender nuestro edificio.
Esto es una verdad a medias, en otras palabras, una mentira. Nuestra casa está entre dos propiedades adyacentes propiedad de la familia Jolish y sus socios, Ruth y Oded Schwartz. No quieren vender este edificio individual al Land Trust, porque quieren vender los tres edificios, como un paquete, a un promotor. Si se venden juntos, las propiedades tienen (usaremos un término repugnante) un valor añadido de «derribo».
En su actual intento de desalojarnos, Ahuva y Emanuel Jolish usan la falsa justificación de que estamos violando un contrato de arrendamiento comercial al vivir en nuestra casa. Además, afirman que no tienen conocimiento de que hemos sido residentes aquí. Esto es otra mentira. Hemos vivido aquí más de once años, está dividida en zonas para uso residencial, y por lo tanto tenemos todas las protecciones de causa justa para los inquilinos, y Ahuva y su familia saben todo esto.
La verdad es que la familia Jolish gana millones con el hecho de que la 16ª y la Misión junto con San Francisco en su conjunto estén siendo cambiadas para el beneficio de los ricos, mientras devastan a aquellos que han llamado a este lugar su hogar durante décadas. La Plaza Coalición 16, de la que la Station 40 también es miembro, le gusta llamar al proyecto Maximus «el monstruo de la Misión». Detrás de este monstruo, vemos muchos monstruos entrelazados – capitalismo y supremacía blanca, por nombrar sólo dos.
Trágicamente hemos visto a promotores como Maximus Real Estate Partners y sus peones de la campaña «Limpiar la plaza» que miran a la comunidad de la calle 16 y la Misión como nada más que otro obstáculo para generar más dinero. En 2013, empezamos a ver carteles de «Limpiar la Plaza» por todas partes. Esto era extraño, ya que nadie parecía saber quién estaba detrás de la campaña o cuál era su agenda. Pronto quedó claro cuando Maximus anunció su intención de construir un edificio de apartamentos de lujo de 350 unidades que eliminaría toda una esquina de negocios, una plaza utilizada por cientos de pobres -la mayoría negros y latinos- y proyectaba una sombra ominosa sobre el patio de la cercana Escuela Primaria Marshall. Resulta que uno de los asesores políticos de Maximus, Jack Davis, es uno de los principales organizadores del plan «Limpiar la plaza». Entonces comenzó la ocupación policial de la plaza. Día y noche, la policía de San Francisco amenazó a los que la pasean por la plaza, como inmigrantes, residentes de SRO y gente sin hogar, drogodependientes, trabajadores, familias multigeneracionales y parias de todas las clases. Mirábamos desde nuestras ventanas al otro lado de la calle con horror mientras más y más de estas personas eran atacadas, criminalizadas y desaparecidas.
Los insidiosos juegos de poder utilizados para desplazar a la gente junto con su cultura en la 16ª y la Misión están ocurriendo en todo el Distrito de la Misión, en el Área de la Bahía y en muchas ciudades de todo el país. Primero está el tema más obvio: los desalojos.
Los desalojos vienen en forma de demandas donde perder significa potencialmente ser obligado a pagar su propio abogado y el abogado de su propietario (que probablemente se le pague $300 o mucho más por hora). Este proceso lleva meses y requiere que pueda asistir a reuniones con los abogados y a varias citas en el tribunal durante el horario de trabajo, entre otras muchas tareas que se convierten en un trabajo a tiempo completo. La gente común, las mismas personas que componen el corazón y el alma de San Francisco no pueden competir con este aparato que se establece para trabajar contra ellos. Los «derechos» de propiedad de los millonarios triunfan sobre las necesidades básicas del resto de nosotros, que son simplemente vivir.
Luego está el estado policial. La policía no sólo vendrá y literalmente te forzará a salir de tu casa si te niegas a hacerlo, sino que también contribuye al proyecto de gentrificación al intentar hacer desaparecer a la clase trabajadora y a los pobres residentes negros y latinos.
En una ciudad con un 6% de residentes negros (en 1980 era el 13%), la cárcel del condado de San Francisco está compuesta por un 56% de prisioneros negros. Para pintar el cuadro en términos aún más crudos, en el último año la policía de San Francisco ha asesinado a Alex Nieto, O’Shaine Evans, Matthew Hoffman, y pocos días antes de escribir este texto, a Amílcar Pérez-López. Estos hombres, tres hombres de color, y Hoffman, un pobre hombre que lucha por su salud mental, representan la demografía de la gente que se está perdiendo ahora mismo en San Francisco.
Tenemos que decirlo: el fenómeno de los asesinatos policiales desenfrenados, el destierro de miles de residentes de los centros de la ciudad que desde hace tiempo se está produciendo, todos aquellos obligados a vivir en las calles, y el creciente número de personas pobres que están siendo almacenadas en cárceles y prisiones -2,5 millones de personas en todo el país- son señales de que nuestra sociedad aprueba la limpieza étnica patrocinada por el estado que tiene como objetivo a los residentes negros y latinos.
Adriana Camarena de la organización Justicia para Alex Nieto señaló en una reciente manifestación que el nuevo condominio «Vida» debería llamarse realmente «Muerte» porque eso es lo que los condominios representan para la gente que ha vivido aquí durante décadas. Todo el mundo sabe que la gente que se muda a estos nuevos proyectos urbanísticos se apresuran a llamar a la policía por sus vecinos latinos (como Alex) y les falta tiempo para decir que el barrio está siendo mejorado a medida que los residentes latinos se ven obligados a abandonar sus hogares. Mientras tanto, se regodean de lo genial que es vivir en un barrio con tanta cultura y taquerías en cada cuadra.
Todo esto sucede mientras misteriosos incendios destruyen los hogares de la clase trabajadora en todo el Distrito de la Misión, dejando los condominios más próximos completamente intactos, y la ciudad avanza en sus planes de construir una cárcel aún más grande para reemplazar la del 850 de Bryant.
Sabemos que el desalojo de nuestro espacio es un paso hacia el desalojo y la demolición de toda esta manzana. Hasta ahora, la familia Jolish no ha hecho ninguna oferta que podamos aceptar manteniendo la cabeza alta. Queremos mantener, defender y construir un espacio colectivo, autónomo y obrero en este barrio. No podemos aceptar ninguna oferta que no lo haga posible.
Incluso si se nos hiciera tal oferta, no concebimos ganar en términos exclusivamente individuales. La elección de quedarse y luchar es también una elección de luchar por este barrio en su conjunto. Queremos quedarnos, pero también queremos que todos los demás se queden también.
Nos inspiramos en todos los que luchan por sus vidas y un lugar para vivirlas: los indígenas de todo este continente que están ocupando sus lugares sagrados para resistir contra todos los procesos de desarrollo urbanístico; los ocupantes ilegales de los centros urbanos desindustrializados del Medio Oeste que están construyendo casas en medio de las ruinas; los de Atenas y Barcelona que toman las calles en reacción a los desalojos de los centros sociales okupados desde hace mucho tiempo; los combatientes kurdos e internacionales de Kobane que han utilizado todos los medios para defenderse de la ocupación fascista; los combatientes de Ferguson que han utilizado medios similares para resistir la ocupación policial de sus calles; y especialmente todos los de este barrio que ya se han levantado y se han negado a ser trasladados ahora y en el pasado.
Creemos que luchando juntos, podemos frenar conjuntamente el sistema de muerte y olvido. Estamos infinitamente agradecidos por toda la solidaridad que hemos recibido; por eso seguimos aquí. Os pedimos vuestro apoyo porque queremos permanecer en nuestra casa y en este barrio durante muchos años.
La simple verdad que la familia Jolish continúa negando es también nuestra mayor fortaleza: este es nuestro hogar. Este es nuestro hogar y vamos a luchar con uñas y dientes por él. No somos millonarios tratando de añadir unos pocos millones más al montón. Somos gente de la clase trabajadora, que contra todo pronóstico, hemos construido un hogar aquí. Tener algo por lo que luchar nos hace fuertes.
Texto original en inglés publicado en la web de Crimethinc.
Fuente: https://contramadriz.espivblogs.net/2020/04/05/9701/
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siguelaoscuridad · 4 years
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He sufrido insomnio por los últimos dos años. (Parte 1)
Parte 2
Esto es lo que ha sido mi rutina nocturna durante los últimos 2 años: estoy en la cama a las 10 pm, tratando de obligarme a quedarme dormida por pura fuerza de voluntad. Nunca funciona. 3 am y siempre me encuentro completamente despierta en la cama que comparto con mi esposo, mirando las sombras que danzan a través del techo cada vez que un conductor pasa por nuestra casa. Escuchando los ronquidos suaves de David, pensando en un millón de cosas. Atrapada en un grotesco carnaval paseo por todas mis esperanzas y temores, una y otra vez hasta que siento que mi cabeza va a explotar.
Cada noche, mientras mis sueños y pesadillas más salvajes desfilan por mi cerebro, sigo recordándome a mí misma que evite mirar la pintura que está colgada en la pared, la más cercana al lado en el que David duerme. Su incorporación más reciente a la decoración de nuestra habitación tiene mucho que ver con la razón por la que últimamente he tenido tantos problemas para conciliar el sueño.
Es un retrato anatómicamente correcto de una hermosa joven con un vestido verde, cabello castaño, amontonado encima de su cabeza, mirando hacia abajo y hacia un lado, algo más allá del marco. Al menos esa es la dirección que apuntan sus ojos durante el día. En la noche, cuando David está dormido y miro hacia el cuadro, ella me está mirando directamente. Sus ojos sin pestañear se iluminan desde atrás con una expresión de malicia oscura e hirviente que hace que me pique el cuero cabelludo. Su mirada irradia maldad pura, como si estuviera mirando el alma de una inteligencia nacida de un pozo profundo de podredumbre negra y enfermedad. Algo que está emergiendo de esa negrura y desesperación. En mi dormitorio. No solo no puedo detenerlo, parece que lo estoy causando.
La mujer en el cuadro no es completamente imparable, o al menos no creo que lo sea. Hay una regla que he seguido en los últimos años, de mis interacciones nocturnas con el retrato:
No la mires.
Cada vez que lo hago, suceden dos cosas.
Primero, su cuerpo se deforma en algo cada vez más inhumano. Sus ojos se hunden aún más en su cráneo, suspendidos en el pozo negro de sus cuencas oculares como dos radiantes lunas. Sus dientes se vuelven más largos y delgados, como si le salieran agujas de la boca. Su cuerpo más largo y curvado hacia adelante, puedo ver una joroba en su espalda que crece más alto que su cabeza. Las puntas de sus orejas son más largas y se su manos terminan en garras afiladas. Su piel está cambiando, se vuelve más áspera y estriada con diferentes tonos de gris, y todo su cuerpo está cubierto de forúnculos o algún tipo de lesiones en la piel. Su vestido verde tiene manchas oscuras y húmedas que se extienden en diferentes partes de su vestido, y su cabello descansa sobre su cabeza en un ángulo que lo hace parecer más a una peluca rojiza barata que cabello real. Últimamente, sus labios se han ennegrecido y vueltos casi hasta sus oídos en una sonrisa horrible.
La segunda cosa que sucede cuando la miro fijamente, más aterradora que su metamorfosis, es el hecho innegable de que parece estar iluminada por la luz y las sombras de mi habitación, y menos por la fuente de luz representada dentro de la pintura. Parece como si ella emergiera un poco más del cuadro hacia mí todas las noches. Puedo ver su cabeza a la sombra en la pared que está colgando.
Sé que no debería mirar. Yo sé eso. Tienes que entender que estoy despierta cada noche en la oscuridad con esa cosa en la pared, sintiendo el peso de sus ojos brillantes en mí. El miedo de no saber lo que está pasando en la pintura cuando no estoy mirando, se agita dentro de mí, sola en la oscuridad. Sigue subiendo y llenándome, hasta que estoy tan llena del terror… de saber que ella podría estar justo al lado de la cama, sus largos dedos estirándose para tocar mi cara. El miedo a no saber me vuelve medio loca, se vuelve peor que la certeza que tengo, de que mirarla está ayudando a que esta cosa se convierta en parte de este mundo, ayuda a la criatura a cumplir su oscuro propósito conmigo.
No puedo deshacerme razonablemente de la pintura, principalmente porque no me pertenece. A David le regaló el retrato un gran tío abuelo de Rusia, de donde originalmente era su familia. Un tío al que nunca conoció, pero que hablaba con él por teléfono cuando era un niño y que, según David, era la oveja negra de la familia y un antropólogo ruso excéntrico que trabajó en la oscuridad durante años. Recibió un montón de elogios de tipo académico en su apogeo por su investigación sobre el misticismo, el folclore y la alquimia pre-zarista rusa, pero también era una especie de bicho raro local que a menudo se encontraba vagando por algunos bosques fuera de su aldea. Hablando solo. La familia de David perdió contacto con él durante mucho tiempo después de que huyeron de la Rusia soviética, cuando David aún era un bebé, y se mudó a los Estados Unidos. Eso es todo lo que sé de él.
Tampoco sé mucho sobre el retrato, y mi marido tampoco, aparte del hecho de que su tío comunicó un deseo muy fuerte de que nadie, excepto David, debería tenerlo. Está explicado en su voluntad con todas las legalidades que lo hacen vinculante y todo. Así que el retrato definitivamente tiene un valor sentimental para mi esposo, y la naturaleza legal del regalo lo hace sentir que tiene la obligación moral de conservarlo. Sin mencionar lo loco que sonaría si mencionara lo que me estaba pasando como una razón para deshacerme de él. David es el hombre más dulce que he conocido, pero es lógico y pragmático y no tiene ni un ápice de inclinación a entretenerse con ninguna creencia en lo sobrenatural o en lo oculto.
David trabaja a unos 30 minutos en coche, mientras yo trabajo desde casa. No me importa estar ahí sola durante el día. En el día el retrato se ve perfectamente inocuo. La mujer del cuadro se convierte nuevamente en una joven virginal y recatada de un tiempo y lugar olvidado hace mucho tiempo. No hay signos de alteración o cambio en su composición. He estado tratando de buscar respuestas por mi cuenta haciendo una investigación en línea sobre lo que podría ser esto. No tengo forma de saber que no solo estoy perdiendo la cabeza, y no tengo a nadie a quien decirle esto, que no suspenda su incredulidad el tiempo suficiente para escucharme. Con la excepción de está página, que encontré hace un año y he estado leyendo por la noche para intentar distraerme y no mirarla.
Incluso entonces sé que realmente no me creerás, pero actuarás como lo has hecho, y eso es suficiente por ahora.
Mi familia es del Caribe, y estaba más dispuesta a creer en lo oculto ya que mi abuela era una respetada espiritualista y lectora de cartas del tarot cuando estaba viva, pero lleva mucho tiempo muerta y nunca conocí personalmente a ninguno de sus amigos espiritistas. Llamé a mi madre e hice que pareciera que estaba teniendo pesadillas por la noche, pero no mencioné el cuadro. Ella insistió en que la visitara y recogiera un arsenal de herramientas de la santería como el incienso y algunas velas religiosas, la estatua de algún santo matando a un dragón y un rosario, entre otras cosas. Ya encendí las velas, el incienso y el rosario. David pensó que era un poco raro, pero él me apoya bastante y ya está acostumbrado a tener proyectos paralelos al azar, por lo que me ayudó a arreglar todo y realmente le gustó el ambiente de la sala de velas, por lo que no sospechó nada.
Estaba mal. Nada de esto ha funcionado hasta ahora, la criatura sigue alejándose cada vez más de cuadro cada noche.
La semana pasada, por desesperación, busqué la investigación del tío de David en la biblioteca, pero sus escritos son tan oscuros que tuve que pedir algunas copias originales de una biblioteca del centro que se especializa en la cultura rusa y eslava. Esos libros están en el Ruso original en el que estaban escritos, no hay traducciones disponibles en inglés, así que también tuve que pedir prestados algunos libros de traducción al ruso, diccionarios de ruso / español con la esperanza de que me ayuden a descifrar algo útil. Me pusieron en una lista de espera para que todo fuera entregado a mi biblioteca local dentro de la semana. Por supuesto, he buscado esto en línea y aparecieron las habituales publicaciones genéricas de blog sobre posesión demoníaca o fantasmas. No hay respuestas reales en cuanto a lo que puedo hacer para eliminar de la pintura cualquier entidad.
Hace unas pocas noches, durante una fuerte tormenta, a través del sonido de la lluvia que se tambaleaba constantemente contra las ventanas, escuché algunos confusos y ahogados chasquidos que sonaban como una melodía proveniente del cuadro, como si ella me estuviera cantando. Estaba en un lenguaje que dudo que provenga de cualquier país conocido en la Tierra, pero la melodía que flotaba en el aire de mi habitación comenzó a cristalizarse en palabras que realmente pude entender después de unos minutos. Los escribí, cuando me desperté, en la aplicación de notas de mi teléfono:
«Justo en mi corazón te hundes. Mis costillas tu jaula, tu amor mi lanza. Entra en la oscuridad mi amor y duerme. Eternamente con los sueños de todos los mundos conocidos, para ti… «
Creo que la criatura finalmente se abrió paso completamente en mi habitación el viernes pasado por la noche. Justo cuando me quedé dormida finalmente, escuché que el canto era respirado directamente en mi oído. Pasé el fin de semana llamando a mi biblioteca y preguntando si los libros ya se habían entregado, pero me dijeron que los pedidos de libros solo se entregaban durante los días hábiles, no los fines de semana. David siguió preguntándome qué estaba mal, que parecía que estaba nervioso, le dije que solo estaba teniendo algunas pesadillas.
Tengo que hacer algo pronto. Anoche sentí que alguien me acariciaba la frente y, pensando que era mi marido, que a veces, mientras dormía, me acariciaba la cabeza, sonreí y abrí los ojos. Me quedé inmóvil cuando escuché que un moco se ahogaba, gorgoteaba con el canto, y vi a la mujer en el cuadro de pie sobre mi cama. Podía distinguir el contorno oscuro de su cabeza deformada y la joroba en su espalda que se alzaba hasta el techo, con garras huesudas que se extendían hacia mí. Todo mi cuerpo estaba rígido por el miedo y la adrenalina disparados a través de mi cuerpo.
Ahogué un «No, por favor …» La criatura se estremeció y una onda visible se deslizó por su piel cuando me ordenó con voz gutural y áspera.
«Quedate quieta»
Mi cuerpo se puso rígido y no pude moverme en absoluto, ni siquiera creí que esté respirando o parpadeando. Estaba congelado en el lugar pero también en el tiempo, de alguna manera, en algún tipo de animación suspendida. Como un escarabajo atrapado en ámbar.
Observé con impotencia cómo todos los forúnculos en su piel parecían estallar simultáneamente, dejando pequeños agujeros negros y profundos que rezumaban pus amarillo en sus brazos y el cuerpo, hasta su cuello, saltando a lo largo de su cuero cabelludo como pequeños géiseres, rasgando agujeros a través de su manchado vestido verde. Escuché un sonido de repulsión asqueroso, y pequeñas hebras ondulantes y negras, de alrededor de una pulgada de largo pero mucho más largos en su cuero cabelludo, como corales o mechones de pelo vivo, emergieron de todos los agujeros recién formados que atormentaban su piel. La peluca rojiza todavía estaba de alguna manera sobre su cabeza, colgando precariamente de una oreja. Las hebras negras se arremolinaban suavemente alrededor de su cuerpo como si se estuvieran moviendo bajo el agua.
Ella sonrió entonces, mostrando sus largos dientes de pez. Con una garra huesuda, arrancó un pequeño grupo de coral negro… o pelo que salía de los agujeros de su piel y los roció sobre mi cara.
Los pequeños pelos se deslizaron suavemente hacia abajo y se asentaron en los pliegues de mi piel. Nada sucedió por un momento, luego los sentí cuando empezaron a contraerse y cobrar vida, arrastrándose alrededor de mis cejas y mejillas. Un poco del pelo levantó uno de sus extremos cerca de mi campo de visión, y desde ese momento todo estuvo borroso, pero pude distinguir pequeños ojos y una pequeña boca. Los pequeños gusanos o lo que sea que fueran, estuvieron buscando, moviéndose hacia adentro desde mis cejas y mejillas. Eventualmente, encontraron las esquinas de mis ojos, para mi horror, y comenzaron a moverse dentro de ellos, más allá de mis ojos.
En mi cabeza.
Podía sentirlos nadar alrededor, cavando en la carne detrás de mis globos oculares. Sentí ganas de arrancarlos de la cara, los globos oculares y todo, con mis propias manos y cavar en mis cuencas vacías, raspar todo lo que fuera de ellos hasta que estuvieran limpios de nuevo, pero no cedí a esa sensación. En ese momento aún mantenía cierto nivel de cordura, pero solo por un hilo.
No puedo gritar. No me puedo mover. Pero puedo escuchar, a través de la lluvia que sigue golpeando contra los lados de la casa, ladridos furiosos que vienen desde afuera. Debe ser el perro del vecino, me doy cuenta a lo lejos. Se siente como si estuviera a un millón de millas de mi mente en algún lugar. Los ladridos se hacen más fuertes e insistentes, implacables. La criatura mira en la dirección de los ladridos y silba. El ladrido se corta de repente con un grito. Escucho la voz de un hombre gritando “Ella lo mató” … “Ella ni siquiera tenía que estar cerca de él” . ¿Está el hombre gritando o en realidad está ladrando? Medite distraídamente mientras ella se giró hacia mí.
Con una garra, apuñaló lentamente mi pecho y comenzó a tallar algo. El dolor explota en mi cerebro en cegadoras explosiones rojas. Grito silenciosamente en agonía, atrapada dentro de mi propia mente. Ella retrocede un momento admirando su trabajo y luego me muestra sus colmillos nuevamente, gruñendo su canción «Justo en mi corazón que te hundes …» Mi pecho aún arde por ser cortado, cada latido de mi corazón palpita en el corte abierto de mi pecho. Miro por el rabillo del ojo mientras se arrastra hacia la pintura y rezuma dentro de ella. Ella me señala y dice algo. Entrecierro los ojos, tratando de descifrar lo que está diciendo, hasta que me doy cuenta de que está pronunciando las palabras.
«Mira abajo»
Miro mi cuerpo y veo que mi piel es azul con rayas negras ahora, menos opaca y húmeda. Con algún tipo de recubrimiento de moco. Anfibio, me doy cuenta. Mis dedos son largos y redondos en las puntas, como un sapo, excepto cuando largas garras de aspecto malvado crecen fuera de ellos. Cuando siento la fila recién formada de dientes afilados en mi boca con mi lengua, me doy cuenta de que puedo moverme de nuevo. Mi mente cambia cuando miro a David, y siento hambre.
Oigo la voz de la criatura en mi cabeza.
«Come»
Parpadeo con 3 párpados en cada ojo, y miro al hombre que duerme a mi lado. Avanzo y siento algo alrededor de mi cuello. El rosario de mi madre, quedó atrapado en las sábanas. Lo desenredo de las mantas y lo sostengo torpemente en una mano de rana con garras, recordando. Sacudo la cabeza como loca, llorando.
«No.»
Empiezo a rasgarme la piel con mis garras, cortando la piel translúcida en grupos húmedos, gritando «No» una y otra vez. La criatura en por la pintura está aullando de ira. La habitación da vueltas y grito de dolor, mi voz se transforma en un rugido animal y tembloroso. Tengo espasmos de la columna vertebral y siento espinas que crecen de mi espalda …
Me siento en la cama, todavía gritando.
La luz del sol inunda la habitación. David, sobresaltado de su propio sueño, se sienta conmigo, con el cabello despeinado y sobresaliendo por todos lados, con los ojos azul grisáceos llenos de preocupación. Solo un sueño, le dije. Miro la pintura detrás de él. Ha vuelto a la normalidad. Miro mi cuerpo. No hay señales de transformación de la noche anterior.
David se fue a trabajar hace horas. Le conté lo sucedido, pero actué como si fuera una pesadilla que había tenido, solo para ver cómo reaccionaba. Frunció el ceño, luego me mantuvo cerca durante unos minutos antes de prepararnos un poco de café. También me levanté a prepararme para ir a trabajar y tratar de olvidarme de la noche anterior por un rato, manteniéndome ocupada. Una vez que se fue, me miré al espejo por un largo rato, esforzándome por ver algo en él que pudiera parecerse a esas pequeñas cosas como gusanos. Nada.
Revisé mis correos electrónicos hace poco y hay una notificación de mi biblioteca, los libros han llegado. Agarré mi chaqueta y cuando me agaché para tomar mis zapatos, sentí una llamarada de dolor en mi pecho. Cuando levanté mi camisa para mirar, pude ver un tenue contorno de algo como un símbolo delineado justo debajo de la piel. Lo froté y lo raspé, pero su ubicación subcutánea lo hace inaccesible para mis dedos. Necesito respuestas. Si pueden pensar en algo, cualquier cosa, eso podría ayudarme, por favor háganmelo saber. Ahora voy a la biblioteca a recoger mis libros.
Deséenme suerte.
Esta es una traducción propia, el post y autor original se encuentran a continuación:
I’ve suffered from insomnia for the last 2 years. With good reason.
Camelai40n
Fuente https://www.siguelaoscuridad.com/2020/02/07/he-sufrido-insomnio-por-los-ultimos-dos-anos-parte-1/
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elleosh · 5 years
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Byebye amor.
Sí aún eres mi amor, ese que anhelé con todas mis fuerzas y jamás alcancé. Es momento de aceptarlo de una vez por todas, creo que siempre lo supe y sin embargo me negué a aceptar, siempre busqué excusas para justificar tu desinterés y también aunque afirmaba no hacerlo siempre mantuve la esperanza de que me quisieras de verdad, quererme completamente no a medias ni a regañadientes como lo hiciste todo este tiempo.
Es momento de acabar con esta situación en la que me quieres de a ratos, en la que dices que somos más que sólo sexo pero menos que una relación, en la que me amas como amiga pero me exiges amor como amantes, en la que sólo somos amigos pero me ocultas, en la que al principio me hiciste sentir hermosa y conforme avanzaba el tiempo me fui volviendo insuficiente... Es hora de dejar ir esto, de dejarte ir. Me causa mucho conflicto reconocer que sólo pude terminar esto huyendo, sí, estoy huyendo a otro continente para no tener que soportar el día que te cansaras de mí y siendo honestos creo que cada vez nos acercabamos más a ese momento, además de que no quería saber que me perdería de grandes momentos de tu vida (tu graduación por ejemplo) por el hecho de que no podrías justificar mi presencia o por la razón de que no era importante que yo estuviera ahí. Me hubiera dolido aún más que el desinterés demostrado en ésta última semana. Un desinterés que siempre existió pero que jamás quise aceptar, nunca fue falta de tiempo sólo fueron falta de ganas, falta de amor.
Es triste que yo sentí ese tan famoso clic incluso antes de verte tu rostro y que probablemente tú perdiste el interés conforme entre más tiempo pasamos juntos, oh, escribirlo y reconocerlo "en voz alta" duele más de lo que imaginaba. De hecho, el aceptar todo lo previamente escrito duele más que nuestra despedida.
Joaquín, yo me enamoré de ti a las pocas semanas de haberte visto, me enamoré del chico que me respetaba, me hacía reír constantemente, me escuchaba, me protegía, el cuál al verme me hacía sentir la niña más bonita... Igual he de admitir que me enamoré de la idea de ser tu chica ideal y con cada día que pasaba notaba que eso no iba a pasar, que tú simplemente no me querías y tampoco te deshacías de mí, pero no me importaba porque yo estaba cegada con que si hacía todo bien me ibas a querer, me ibas a necesitar, me ibas a amar. Jamás pasó. Nunca fui prioridad, nunca fui amada, sólo fui un pasatiempo, uno que siempre estuvo disponible para ti, que te adoraba muchísimo, que de principio a fin te miro con los ojitos llenos de ilusión esperando cualquier muestra de cariño que pudieras ofrecer. Sí hubiera asimilado mi luhar antes de enamorarme de ti probablemente no me hubiera esforzado ni querido tanto, y por supuesto no me hubieras dolido como ahora.
Fue mi culpa, yo esperé mucho de ti sabiendo que estabas seguro de una sola cosa en ésta "relación": Que no me querías a tu lado, no como novia, no como algo serio, no como alguien que quisieras en tu futuro. Me dejé confundir por el hecho de que nos entendíamos tan bien a la hora de tener intimidad, que me complacias y te complacia en todo que jamás ibas a dejarme, quizás eso pudo ser cierto, no lo ibas a hacer para no lastimarme pero tampoco intentarías retenerme y menos me ibas a dar un lugar en tu vida.
Pude haber sido inmensamente feliz y haberte ahorrado muchos momentos dramáticos si lo hubiera entendido antes, si no hubieras sido tan adorable y caballeroso o si simplemente no me hubiera deslumbrado por tu actitud de niño bien; o quizás, realmente quería esto, quería que alguien me rompiera el corazón y por eso acepté estar así, a medias, en un limbo que no sabía si me querías o no y que para aminorar la pena siempre me repetía "él me quiere así a su modo". No te voy a culpar de los malos momentos porque en su mayoría fueron culpa mía por no aceptar / reconocer los límites de esta situación, porque fui yo quien dijo "me gustas" por primera vez, al igual de que fui yo quién no pensó mucho las cosas al decir el primer "te quiero", sin mencionar que malinterpreté tu respuesta, confundí tu "yo también te quiero" de estimación o afecto amistoso, cordial, con el mío tan profundo y difícil de decir porque significaba darte la bienvenida a mi lado sentimental. Cada día antes de irnos a dormir nos escribíamos "te quiero", siempre lo hiciste como parte de una cordial despedida y yo con cada uno te daba a conocer mis sentimientos, quizás por eso yo siempre que tuve oportunidad te lo decía porque lo sentía, y por eso tú... Sólo respondías, por amabilidad.
Dejando de lado lo ya mencionado, y sabiendo que has de estar agotado de tanto reclamo te quiero agradecer por todo, por cada vez que me aguantaste más tiempo del que de verdad querías, por haberme escuchado cuando ya morirás de sueño, por haberme tenido paciencia, por haberme hecho querida, a medias o no, me quisiste a tu modo, por haberte preocupado por cosas que a nadie más le importaban, por haberme apoyado cuando quise "huir" de casa, por haber accedido a fingir ser mi novio por un día cuando era claro que no querías, por haber jugado videojuegos conmigo aún sabiendo de mis pocas habilidades, por haberme acompañado a ver no sé cuántas películas, por haberme visitado cuando ni siquiera tenías ganas, por haber hecho cosas que no querías sólo porque yo insistía, por limpiar mis lágrimas y soportas mis llantos, por todas esas veces que me preparaste el desayuno o me compartiste de tu comida, por agarrarme de la mano en la calle aunque tuvieras miedo de que alguien nos viera, por los regalos materiales, por los helados que compartimos, por todas las veces que escuchaste mis historias incluso cuando no eran interesantes, por haberme dibujado un teemo (probablemente ni recuerdas eso), por las veces que me miraste unos segundos y me decías "te ves muy bonita", por absolutamente todos los buenos momentos que pasamos juntos y los malos también porque a pesar de haber vivido una experiencua "a medias" o en una especie de limbo de incertidumbre fui feliz, cada que te veía era como una recarga de energía, realmente casi siempre que estuve a tu lado no quería morirme o no me sentía mal conmigo misma, estar a tu lado me encantaba porque para mí de verdad de principio a fin fuiste mi persona favorita, me hacías sentir tan bien que quería estar contigo todo el tiempo y cuando había problemas entre nosotros siempre quise irme pero al mismo tiempo quedarme porque sabía que estando ahí tarde o temprano me sentiría mejor, porque era el efecto que tenías sobre mí. Sacaste lo mejor y lo peor de mí, me asusté mucho cuando llegué al punto de que ya no podía ni siquiera reconocerme a mí misma por eso tuve que decirte adiós, por eso necesito irme.
Te quiero muchísimo y por eso termino esto que jamás inicio, esto que nunca le pudimos dar un nombre. Fuiste y eres de las mejores personas que he conocido y sólo quiero seas feliz, y yo jamás te hice o ayudé a sentirte así.
Lamento haber escrito tanto y agradezco si leíste hasta el final, te voy a querer siempre, espero tengas una buena vida y encuentres a alguien que te hagas sentir tanto como tú a mí, que te provoque ser mejor, que la quieras y te quiera tanto como yo a ti. No es por presumir pero el cariño que yo siento por ti es tan noble y tan sincenro que no creo que lo encuentres fácilmente pero espero lo logres porque te mereces todo lo bonito del mundo.
Te quiero mucho y espero verte pronto.
Atte. Ellepcy
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thelastdada · 5 years
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Stay - Capítulo 10
Capítulo Anterior
...
La mañana llegó con un brillo radiante, Jiyong se levantó rápidamente al ver el sol bien arriba, se dio una ducha rápida y eligió una camisa blanca y holgada, algo atrevido para el clima que seguramente habría por la tarde. Ese día tenía mucho que adelantar en el trabajo, él mismo desconocía por qué se había despertado tan tarde. Era jueves y las pasadas mañanas no había encontrado a Seungri en el descanso, lo había esperado, pero él no aparecía, y Jiyong supuso que estaba saliendo más tarde de casa. Bajo las escaleras con rapidez y sirvió su cereal a una velocidad increíble, tomo su plato y salió al descanso de su casa, con la esperanza de que fuera tarde y todavía él estuviera allí.
—¿Blanco? —dijo Bae al recibirlo fuera.
El pelinaranja suspiro y se sentó a un lado de su amigo —¿Ya se fue tu amigo? —dijo con su mejor actuación de desinterés.
—¿Ri? Creo que no, debe seguir durmiendo.
—¿Aún? —Jiyong sabía por boca del mismo, que era un ave tempranera, no solía dormir hasta tarde, y menos con la escuela y su trabajo en la cafetería. Era raro.
Youngbae dejo su sándwich un momento y giro a mirar a su mejor amigo —estoy preocupado por él Ji, ha estado llegando muy tarde a casa y sus ojeras se están haciendo más profundas.
—¿No era eso natural?
—No tanto.
El mayor sintió una punzada en el estómago, Youngbae lucía serio, y Jiyong sabía que su trabajo en la cafetería no podía quitarle tanto tiempo... sin embargo, recordó aquel mensaje que recibió el día sábado en la noche: "El dinero es por lo de esta noche".
—¿Tienes alguna idea?
—No lo sé, mi mamá me contó que las cosas están muy delicadas en su casa, que su abuelo corrió a sus padres de la mansión Lee, y que estos siguen aferrados a que Seungri ya no es su hijo. Mi mamá está muy enfadada con todo esto, dice que hablo con su madre, pero que no hay ningún avance. Sé que consiguió una beca en la universidad, una grande, pero también sé que no tiene algún sustento además de eso ¿crees que esté trabajando por las noches?
¿Trabajando en qué exactamente? Se preguntó a sí mismo —podría ser —musito hundido en sus pensamientos.
—Le preguntare en un rato, esperare a que despierte, además tenemos que avisarle de lo de hoy.
—Bueno, yo iré a la universidad, tengo dos clases y luego iré con Jennie, por favor recuerda llamarme cuando ya estén aquí.
El menor asintió y se despidió moviendo la mano, Jiyong hizo lo mismo y salió a dejar su plato sin terminar en la cocina, de repente había perdido el apetito. Tomo sus cosas y camino hasta la salida, tomaría un taxi hasta la universidad, iba tarde y tampoco tenía ánimo para caminar. En su mente ya figuraban mil asuntos en los que Seungri podría estar metido, tantos pensamientos que lo abrumaban, subió el volumen de sus audífonos y estiro su cuello en busca de relajarse, ese día debía estar más que tranquilo... ese día llegaba alguien importante, alguien que como Youngbae, podría leer fácilmente si Jiyong no estaba bien.
...
Una hora después Youngbae comenzó a preocuparse, ya que el menor no bajaba por las escaleras, un tanto desesperado el moreno fue hasta su habitación, toco un par de veces, sin obtener una respuesta. Abrió la puerta llamándolo con un tono de voz más fuerte, sin embargo, no había nadie en la habitación. Escuchó la puerta principal abrirse y se asomó desde el balcón, encontrándose con Seungri yendo hacia la cocina, con muchas bolsas en las manos.
—¿Seungri? —le dijo cuando llegó hasta la cocina, lo miro dejando las bolsas en el piso por el cansancio, eran demasiadas, todas de supermercado, parecía tener todo lo necesario para un hogar familiar.
—Tae, traje algunas cosas —dijo subiendo las bolsas al desayunador, Youngbae le ayudó poco a poco a sacar todo. Había vegetales, carnes congeladas, cajas de cereal, bebidas, incluso postres. El mayor se quedó mirándolo un momento— no me mires así, tengo que pagarles de alguna forma, llevo semanas aquí.
—No era necesario Ri.
—Lo es, no me siento cómodo si no aporto nada a la casa —Youngbae suspiro y se resignó a ayudarle a acomodar las cosas. Seungri siempre había sido alguien agradecido, alguien que siempre era compartido, por lo que muchas personas lo seguían, a los ojos de Youngbae, Seungri era demasiado noble. Sin embargo, a los ojos de Youngbae, todos sus amigos eran muy nobles.
—¿Y cómo va todo? Ya casi no te he visto en casa —comenzó de forma sutil.
—Tengo un par de empleos de medio tiempo, y mis clases van bien.
—Oh.
—¿Tu como estas?
Youngbae dejo de mirarlo con esa preocupación —bien, de hecho, quería contarte algo. En unas horas llega un viejo amigo, y haremos una fiesta por la noche, espero puedas llegar temprano, aunque por lo planeado parece que será una fiesta larga.
—Creo que hoy no tengo mucho que hacer, espero poder estar aquí pronto, por si necesitan ayuda —dijo con una sonrisa.
—Perfecto, ¿no tienes clases hoy?
—Cancelaron mis cuatro primeras horas, pero iré en un rato más, porque tengo cosas que hacer en la biblioteca ¿tu saldrás?
El otro asintió —iré con Soonho a comprar todo lo necesario —el menor asintió con una sonrisa a la vez que guardaba diversos postres en la nevera— ¿Seungri?
—¿Hmm?
—¿Sabes que puedes confiar en mi verdad? —el menor cerró las puertas de la nevera y lo miro seriamente— si necesitas algo, hablar... lo que sea, estoy disponible ¿sí?
—Gracias Tae —le dijo con una sonrisa, Youngbae se sintió un poco más tranquilo. Terminaron de guardar las cosas y Seungri se despidió, diciendo que se apresuraría para llegar temprano a la fiesta. El mayor se dio una ducha y salió rumbo a su larga lista de pendientes, desde ir a comprar todo, hasta recoger al festejado del aeropuerto, eran demasiadas cosas que hacer en solo unas horas.
Por su parte el menor se encargó de fingir que todo estaba bien frente a Youngbae, le ponía nervioso tener que explicar su empleo, así que agradeció que el moreno no hizo más preguntas sobre ello, de igual forma decir sobre el trabajo de la cafetería sería su única salida segura. Tomo su mochila y salió de la casa, ese día tenía mucho que adelantar en cuanto a la universidad, ya que se aproximaban días de presentaciones grupales, y él no tendría el tiempo como para reunirse con sus compañeros y conversar los temas.
Su teléfono comenzó a vibrar mientras iba en el autobús, respondió por medio de los audífonos, sin ver quien llamaba —¿sí? —pregunto a la vez que dejaba de recargar su cabeza en el cristal.
—Seunghyun, ¿estas ocupado?
—No abuelo, voy camino a la universidad —respondió reconociendo la voz.
—¿A esta hora?
—Me cancelaron clases, pero iré a la biblioteca —Seungri comenzó a sentirse nervioso.
—¿Es importante? Quiero hablar contigo, pronto.
Su pierna derecha comenzó a temblar sin que él lo notara —no, no, puedo ir más tarde... ¿Dónde te veo?
—Hay una plaza cerca de la universidad, encuentra un buen restaurante y espérame allí.
—Está bien —maldijo mil veces en su mente, se levantó rápidamente y bajó en esa parada. Estaba jodido. Debía estarlo, seguramente su abuelo había descubierto todo, de su trabajo con la mafia, seguro lo habían seguido por noches y él no se dio cuenta. La mente de Seungri se llenó de los peores escenarios, cosa que no solía suceder con él, ser negativo era algo que no calificaba a Seungri. Él mismo se sintió extraño, se sintió nervioso y preocupado, porque su abuelo querría saber todo del dichoso empleo, y el menor simplemente no podía dar detalles, y si lo hacía moría. Llevo una mano a su rostro y cerró los ojos un momento, detuvo su caminar y respiro con calma, antes de seguir pensando lo peor.
Inhalo y exhalo profundamente.
Podía ser otra cosa, si, como algo de la universidad, o algo de Jiyong y el arte, o quizá ya estaba por irse de nuevo de Seúl, sí, eso podía ser.
...
—¡Jiyong-ah! ¡Jiyong-ah! —le gritaban desde atrás, él iba perdido en sus pensamientos, hasta que Soojoo se detuvo frente a él rápidamente.
—Mier... —ahogo su maldición de la sorpresa que le dio.
—¿Por qué vas tan perdido? —preguntó con una sonrisa.
—Voy con Jennie ¿me acompañas?
—Uhh... cambio de look, que conveniente —Soojoo tomo su rostro entre sus manos y lo miro fijamente— espera, no te ves feliz ¿pasa algo?
El menor negó y se soltó de su agarre —estoy bien, solo apurado por llegar temprano ¿vienes o no?
—Ok, pero tomaremos un taxi, no quiero ir en autobús.
Jiyong asintió y caminaron hasta la avenida para subirse a un auto, durante el camino sintió la mirada fija de Soojoo, él solo sonrió y fingió estar tranquilo, aunque no lo estuviera. Su mente seguía divagando por Seungri, una peligrosa mezcla entre preocupación y ansiedad, por saber cómo estaba, donde estaba, y que demonios hacía por las noches. Tenía solo unos días sin verlo, y ya estaba así, otra parte de él se preocupó, porque ese día era el menos indicado para estar así de inquieto. Habría una enorme fiesta en su casa, donde todos sus amigos estarían, conocidos y quien sabe quién más, pero, sobre todo, él llegaba ese día, él hombre de sus dolores de cabeza.
Y por supuesto que todos esperaban ver a Jiyong sobre las nubes de la felicidad.
—¿Cuándo vas a soltar la sopa Jiyong? —musito Soojoo mientras Jennie trabajaba en su cabello.
—¿De qué hablas? —dijo intentando lucir casual.
—Algo te pasa, se te nota, hasta Jennie lo puede notar, ¿verdad? —la chica de cabello negro y largo asintió sin dudarlo.
Jiyong maldijo en su mente —no es nada importante.
—Tu expresión es muy seria, algo te está comiendo, pero si no estás listo para contarme, yo espero entonces.
—No es importante, de verdad —mintió descaradamente.
—Como tú digas —les sirvieron más champagne a ambos y Jiyong la bebió rápidamente, cerró los ojos y se imaginó lo que sería contarle todo a Soojoo. Número uno: Youngbae se molestaría por no haber sido el primero en saber, y Jiyong sabía bien lo sensible que se ponía el menor con ese tema. Número dos: Soojoo haría hasta lo imposible por ayudarle, así fuese seguir a Seungri por la calle. Número tres: Soojoo gritaría por la emoción de ver a Jiyong tan preocupado por alguien con quien no era cercano.
Sin duda la opción uno era la más aterradora, ya que Soojoo podría guardar el secreto, sin embargo, si algún día eso llegaba a Bae... era difícil, muy difícil. Enjuagaron su cabello y regreso a sentarse a donde estaba, Soojoo podía mirarlo a través del espejo, ella tenía esa mirada inquisidora, llena de curiosidad.
Soojoo era confiable, sin embargo, parecía ser que el miedo más grande de Jiyong era escuchar de boca de alguien más lo que él ya negaba rotundamente.
—¿Vamos por un café? —le preguntó con una sonrisa, ella asintió y tomaron un taxi hasta la cafetería cercana a su casa.
Donde trabajaba Seungri.
Antes de entrar, Jiyong sintió un nudo en su estómago, ya que de verdad esperaba ver allí al menor, pero por la otra parte, se sentía nervioso de verlo. Puesto que no lo miraba desde aquella noche, en el restaurante de ramen, donde más tarde todo se puso tenso e incómodo. Soojoo lo miro desde la entrada y le indico que pasara, obligó a sus pies a avanzar —pídeme un americano helado —le murmuro y subió las escaleras a los sillones de arriba, donde la zona era más privada, ella asintió y lo miro irse.
Media hora después él estaba contando la historia de Seungri, desde el inicio y con todos los detalles, salvo los de la vida del menor, por supuesto —¿entonces su abuelo cree que son algo?
—Sí.
—Y te llamara un día de estos para que vayas a verlo.
—Sí.
—Y tú no tienes problema con fingir ser su novio... —el otro asintió mientras mordía un hielo de su bebida— vaya.
—¿Qué?
—Dime de nuevo como es él.
Jiyong dejo el vaso en la mesita y tomo un cojín del sofá, lo abrazo y dejo sus palabras fluir —es agradable Soo, es alguien inesperado. Tiene esta actitud que cambia rápidamente... cuando estábamos en la fiesta él lucía importante, como un hombre seguro y poderoso, te daría escalofríos verlo así. Pero luego, esa actitud se va, y en las madrugadas es inocente, te dan ganas de protegerlo, y de no dejar que nadie lo lastime. Es extraño, lo sé. Pero tiene una personalidad muy... —Soojoo sonrió al ver como Jiyong no conseguía encontrar las palabras para describirlo— no sé, creo que es necesario conocerlo.
—¿Y tú lo conoces?
—No, cada que vez que lo veo o hablo con él, descubro algo nuevo, y me hace sentir que en realidad lo conozco muy poco.
—Y quieres conocerlo más —concluyó.
—No sé.
—No era pregunta Ji —dijo sonriendo.
Jiyong sintió escalofríos —no me gusta esto Soo, no me gusta no tener el control.
—Tranquilo, solo te gusta el chico, no es la primera vez que esto te pasa.
No, no era la primera vez. Varias veces antes se había sentido así, como adolescente, dejando que sus emociones lo dominaran, se había entregado a otras personas... —no me gusta —dijo segundos después, reaccionando a lo que acababa de escuchar.
Ella bufo —¿me vas a decir que no te gusta?
—No, solo me es atractivo, y nos llevamos bien supongo.
—Jiyong, por favor, ¿no te escuchaste?
Frunció el ceño y dio un trago de su vaso, antes de que se negara de nuevo su teléfono sonó, era Youngbae —estamos aquí —dijo desde el otro lado de la línea.
—Están en casa —le dijo a Soojoo, ella se levantó y tomo su bolsa— vamos para allá.
Bajaron por las escaleras rápidamente, pero algo detuvo a Jiyong —espérame fuera, ve consiguiendo un taxi —le indico, ella lo miro extrañada, pero salió del café. Jiyong se aproximó hasta la barra, buscando de reojo al menor, tomo un par de galletas y se acercó a la cajera, aun buscando al pelinegro.
—¿Busca a alguien? —le preguntó la joven.
—No... no —le entregó su tarjeta y espero.
—Aquí tiene —le entregaron una bolsita y su ticket.
Agradeció y dio la vuelta con duda, se mordió un labio y regreso a la caja —Disculpa... ¿Sabes si Seungri trabajo hoy?
—Seungri renunció ayer.
...
Su abuelo dijo que ya estaba allí, Seungri paso sus manos por sus piernas y golpeo la derecha para que dejara de temblar, continuaba nervioso, y se puso peor cuando vio a su abuelo cruzar la puerta, junto con su asistente. Le sonrió y tomaron asiento en la mesa que había apartado el menor, donde no había nadie alrededor, puesto que no estaba tan lleno el lugar.
—Seunghyun.
—Abuelo —dijo haciendo una ligera reverencia, saludo de la misma forma al otro hombre y vio como ese también se acomodaba... quizá él tenía las pruebas. Pruebas de su empleo con la mafia.
—¿Cómo va todo?
—Bien, bien —dijo nervioso.
Un mesero llegó y les entregó los menús, ordenaron con calma y hablaron de cosas irrelevantes mientras comían, pero Seungri se sentía más y más presionado, no sentía que esa fuese una comida tan tranquila, no, él sabía que su abuelo quería decirle algo.
—Seung... te llame porque quiero proponerte algo —proponer... no sonaba a "Sé que estás trabajando con la mafia japonesa".
—Dime —musito con su mejor cara de hombre de negocios, sintiendo algo así como alivio por el otro asunto.
—Sé que no quieres regresar a la mansión, y supongo que tampoco aceptaras que te entregue un departamento. Pero hay algo que sí puedo hacer por ti, y por tu futuro —Seungri pudo adivinar a donde iría eso— trabaja para mi hijo, te pondré en un puesto en la empresa, para que comiences a relacionarte con tu carrera. Y para que pronto puedas dominar todo lo que está en mis manos.
—Abuelo, sabes que no puedo.
—Lo sé, por eso te ofrezco un empleo simple, algo con lo que puedas crecer tú mismo, sin necesidad de darte un puesto alto.
Seungri negó seriamente, ese tema ya lo habían tocado a inicios de año, y él se había negado rotundamente, porque no quería entrar por conexiones, ni mucho menos quitarle el puesto de heredero a sus tíos.
—Eres mi nieto mayor, y mis hijos están concentrados en otros puestos.
—Pero al final querrán la parte más grande, y no quiero estar para pelear por algo que no merezco abuelo.
—Lo mereces, lo quieras o no Seunghyun, mi puesto es tu herencia —el menor bajo la mirada— sé que estas en esta lucha por mantenerte a ti mismo, y no pienso meterme. Pero si planeo no dejarte en la calle, eres mi nieto, así que toma este empleo, es algo simple.
—Tengo otro trabajo ya, uno importante —dijo sin pensar— no necesito uno por conexiones.
—Seung... sé que no te han contratado todavía. Sé de tu beca y sé porque vives con Jiyong —Seungri dejo de mirarlo a los ojos— necesitas comenzar a crecer ya, en un lugar donde demuestres el poder de eso que llevas en la sangre, no desperdicies estas oportunidades solo por orgullo. Eres un Lee, y eres el heredero de todo lo que es mío, no puedes evitarlo más.
El hombre se levantó y su asistente llegó unos segundos después, Seungri ni siquiera lo vio irse, dejo una maleta junto a la mesa y su abuelo comenzó a retirarse del lugar, el menor ni siquiera se despidió. Seungri formo puños sobre sus piernas, estaba molesto, estaba furioso. Suspiro y se levantó, arrastró esa maleta consigo y salió del restaurante al poco tiempo.
Llegó hasta la casa con todo y la maleta arrastrando, había caminado, todo ese camino desde la plaza. Puso el pin de entrada y dejo sus zapatos en el mueble, jalo la maleta y la llevó consigo hasta el segundo piso, escucho voces en la cocina, pero no se acercó. Una vez en su habitación abrió la maleta, mirando los trajes y ropa que adornaba el interior, los sacó y los dejó sobre el escritorio. Se dejó caer en la cama y cerró los ojos, tratando de relajarse, porque el día aun no terminaba. Tenía que saludar a Bae, procurando no preocuparlo más, tenía una reunión más tarde, y en la noche le esperaba una fiesta larga, la cual no había forma de evitar. En la que tendría que ver a Jiyong, sí o sí.
Bajo las escaleras y encontró un par de maletas en el salón, camino hasta el descanso, donde pudo ver a Soonho y a Youngbae organizando varias cosas —Ri, que bueno que llegaste antes —le dijo el mayor.
Soonho sonrió y lo saludo —por favor, no bebamos mucho hoy Ri —ambos se rieron por los recuerdos tan frescos.
—¿Ya llegó tu amigo, Tae?
Youngbae estuvo a punto de responder cuando una voz se escuchó detrás —¿Quién quito mis cosas de allí? Jiyong ni siquiera me dejo llevármelas —los tres se giraron a ver de dónde venía la voz. Seungri miro al chico con interés, llevaba unos jeans claros con partes rotas que dejaban ver unas piernas muy bien trabajadas, una camiseta negra de manga larga que también resaltaba sus brazos, y lucía una cabellera azulada, que con la luz tomaba un tono brillante.
El chico se detuvo cuando estaba a solo unos pasos de pisar el descanso, miro hacia atrás, donde el ruido de la puerta llamaba la atención, un par de voces por el pasillo y luego una brillante cabellera roja apareció en la entrada. Como si fuese escena en cámara lenta, Seungri pudo ver como la mirada de Jiyong se ilumino, como su sonrisa nació naturalmente y como corrió gritando hacia el chico de buen cuerpo —¡Daesungieee! —segundos después el mencionado abrió los brazos y Jiyong saltó como un niño sobre él. El de cabello azul lo sostuvo con facilidad, Jiyong envolvió sus piernas alrededor de su cintura y cerró los ojos mientras lo abrazaba con fuerza. La chica detrás de ambos sonreía ampliamente, Youngbae y Soonho lo hacían también, seguramente el tal 'Daesungieee' lo hacía todavía más. Sin embargo, Seungri sintió un enorme peso en su estómago, algo así como un malestar por ver como Jiyong recibía a esa persona... la palabra que describía el sentimiento paso brevemente por su mente, celos.
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notascdl · 6 years
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Notas 15 de abril
Supliendo la Escasez – 2
“Cuánto debemos dar”
 I.               Introducción
a.     Estamos en la segunda semana de nuestra serie anual sobre la generosidad, llamada “Supliendo la escasez”
                                               i.     Esta es una serie que hacemos todos los años para exhortarnos hacia la generosidad
                                             ii.     La hacemos en preparación de nuestro domingo de generosidad (22 de abril), el próximo domingo
1.     Un domingo donde recaudamos la ofrenda más generosa de la historia de nuestra iglesia
2.     Todo lo que se recauda sirve para apoyar a ministerios que trabajan con personas necesitadas
                                            iii.     Hablamos claramente, bíblicamente, sobre el dinero, la generosidad y el dar
b.     La semana pasada les advertí que, si alguien si iba a ofender, no viniera durante esta serie… el hecho de que hayan regresado no solo es motivante, sino que hace que la oferta de ya no venir caduque
c.     La semana pasada hablamos sobre la avaricia
                                               i.     Como esta es idolatría
                                             ii.     Como esta es imperceptible a nuestros propios ojos
                                            iii.     Hablamos sobre ídolos superficiales e ídolos profundos y cómo el evangelio nos libra de querer alimentar a estos, aparte de Dios
d.     “Entender el evangelio sin duda nos llevará a una generosidad extravagante” – J D Greear
                                               i.     ¿Qué significa eso?
                                             ii.     ¿Qué es extravagante?
                                            iii.     ¿Cuánto debemos dar?
                                            iv.     ¿Solo podemos dar en dinero?
                                              v.     ¿A dónde debemos darlo?
e.     La semana pasada les ofrecí ser extremadamente práctico y ayudarlos a responder estas preguntas
 “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. 7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” 2Co. 9:6-7
 II.              Dos errores a la hora de dar
a.     “Dios quiere el 10% y después de eso puedes hacer lo que quieras con tu dinero”
                                               i.     Para muchos cristianos, dar el 10% es solo un medio para que Dios incremente el otro 90%
                                             ii.     Se saben los versículos
1.     El que acabamos de leer – “… el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2Co. 9:6)
2.     Mal 3:10 “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
                                            iii.     El problema es que esta posición no solo es incompleta sino muchas veces poco cristiana
1.     Muchos disfrazan su avaricia de generosidad – “Guardaos de toda avaricia…” (Luc. 12:!5)
2.     No dan por amor a la obra de Dios
3.     No dan por amor a los hijos y siervos de Dios
4.     No dan por suplir una necesidad
5.     Dan para recibir
                                            iv.     Cuando damos principalmente para recibir más de Dios, no le estamos adorando, le estamos usando
b.     “Lo único que debes hacer con tu dinero es darlo a los pobres… Si tienes algo que puedes dar y todavía sobrevivir, deberías darlo”
                                               i.     Algunos le llaman vivir con “mentalidad de guerra”
                                             ii.     En la guerra, cualquier lujo que pudiéramos tener es desviado para proveer recursos para la guerra
1.     El metal en candeleros y cosas así es usado para hacer balas
2.     Todo el capital disponible debe ser usado para alimentar a los pobres y apoyar a las misiones
                                            iii.     Hacemos preguntas como estas
1.     ¿Si tus hijos estuvieran muriendo de hambre, no liquidarías tus ahorros y fondo de pensión para alimentarlos?
2.     ¿Si tus hijos fueran vendidos al tráfico sexual, no darías todo con tal de rescatarlos?
                                            iv.     Esta posición, aunque inspiradora, es solamente parcialmente correcta
1.     Estamos en una verdadera guerra, contra un verdadero enemigo, y lo que está en juego es eterno
2.     El problema es que no es balanceada con todos los principios que la Biblia enseña sobre el dinero (los veremos en un momento)
                                              v.     El problema es que nos lleva a desesperanza
1.     Siempre hay alguien más que necesita a Jesús
2.     Siempre hay otro huérfano al que cuidar y alimentar
3.     ¿Realmente necesito tomar una gaseosa con mi almuerzo? Si pido agua del chorro puedo dar eso a las misiones, ¿correcto?
4.     ¿Es necesario comer fuera? Si nunca comemos en un restaurante nos ahorraríamos mucho dinero… ¿no podríamos alimentar a muchos niños con eso?
5.     ¿Necesito un anillo de bodas? ¿Tiene que ser de oro?
6.     ¿Necesito cortinas en mi casa? Puedo levantarme con el sol
                                            vi.     ¿Dónde nos detenemos?
1.     Siempre va a haber una necesidad y un necesitado más…
2.     Si queremos suplir toda necesidad vamos a estar abrumados
3.     Si nunca nos permitimos disfrutar de lo que Dios nos da
a.     Vamos a terminar odiando, quizás secretamente, a Dios
b.     Vamos a hacer que nuestras familias lo resientan
                                           vii.     ¿Cuándo y cuánto es suficiente?
1.     Esto se puede volver en una gran puerta para que entre la condenación a nuestras vidas
2.     ¿Recuerdan la película Schindler’s list?
 III.            ¿Cómo debemos dar? ¿Cuánto debemos dar?
a.     El Nuevo Testamento se asegura de no darnos un monto prescrito de cuanto debemos dar
                                               i.     A unos les pidió todo (Luc 18:22 “Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.”)
                                             ii.     A otros les reconoció que diezmo estaba bien (Luc 11:42 “Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.”) 
                                            iii.     Otro dio la mitad y Jesús le dijo que eso era evidencia de que había “entendido” y la salvación había llegado a esa casa (Luc 19:8-9 “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham”)
b.     Hay varias razones por las que esto pasa
                                               i.     Si tuviéramos un monto, sería fácil regresar al error #1 y buscar cubrirlo para haber cumplido… se convierte en algo religioso muy fácilmente
                                             ii.     La generosidad no se produce con reglas o estándares
c.     En lugar de tener fórmulas, la Biblia nos da principios que nos ayudan a encontrar un balance y gozo a la hora de dar
                                               i.     Dios nos da exceso para que lo podamos compartir con los que tienen menos
1.     Sí, hay otras cosas que también debemos hacer con el exceso, por eso son 5 principios
2.     2Co 8:13 “Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, 14 sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, 15 como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos.” 
3.     Compartir con el pobre es tanto nuestro deber como un gran privilegio
                                             ii.     Debemos dar sacrificialmente, imitando la generosidad de Cristo hacia nosotros
1.     Esta es una de las razones por las que no damos un porcentaje…
a.     Para algunos dar debajo del diezmo es un enorme sacrificio
b.     Para otros dar el diezmo no les afecta
2.     David – 1Cr 21:24 “Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.”
3.     La viuda – Luc 21:1-4 “Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. 2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. 3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. 4 Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenia”
   4.     Dar siempre va a costar y siempre va doler
5.     Jesús, su evangelio, su entrega sacrificial, nos deben de servir tanto de modelo como de motivación
6.     ¿Cuándo fue la última vez que hiciste un sacrificio o dejaste de hacer algo para poder dar?
                                            iii.     Dios se deleita en que disfrutemos de sus regalos materiales
1.     1Ti 6:17 “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.”
2.     No es malo disfrutar de lo que Dios nos ha dado
3.     Es más, si nunca tomamos el tiempo para disfrutar de sus regalos, creo que le podemos ofender
a.     No tengo verso para eso
b.     Ciertamente si mis hijos nunca usan los regalos que les doy me sentiría algo mal
4.     “Debemos aprender a recibir tanto el sufrimiento como la prosperidad de la mano de Dios” – J D Greear
                                            iv.     Hay sabiduría en ahorrar
1.     Pro 6:6-8 “Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; 7 La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, 8 Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.”
2.     Sí, existe una línea fina entre un ahorro sabio y acaparrar… pero el ahorro es bueno
3.     Sí, existe una línea fina entre la sabiduría del ahorro y poner mi confianza y esperanza en lo que tengo en el banco… pero el ahorro es bueno
4.     ¿Qué va a hacer la diferencia?
a.     No es la cantidad que ahorremos
b.     Es el corazón con el que lo hacemos
5.     Igual, como dijimos la semana pasada, “guardaos de toda avaricia”
                                              v.     Hay sabiduría en invertir y crear riqueza
1.     Pro 13:22 “El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos; Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.”
2.     Pro 14:24 “Las riquezas de los sabios son su corona; Pero la insensatez de los necios es infatuación.”
3.     De hecho, podemos aumentar nuestra habilidad de ser generosos al crear riqueza
d.     Cada uno de estos principios, por si solos, nos pueden llevar a un desbalance que, ya sea alimente nuestra avaricia (ahorro y/o crear riqueza), nuestro egoísmo (disfrutar) o nuestra culpabilidad y/o religiosidad (sacrificial y exceso)
 IV.            Guiados por el Espíritu Santo
a.     ¿Cuánto debemos dar?
b.     Yo sé que todos quisiéramos una fórmula donde Dios estuviera contento y nosotros tranquilos, pero no existe
c.     En algún lugar, con todos estos principios en mente, y sobre todo guiados por el Espíritu Santo, cada uno debe “proponer en su corazón”, cómo, dónde y cuánto dar
d.     El Espíritu Santo nos debe guiar en el cómo
                                               i.     Algunos darán más tiempo y/o talento
                                             ii.     Otros darán más tesoro (dinero)
                                            iii.     Todos debemos dar las tres T’s, pero siempre nos vamos a encontrar dando más en unas que en otras
e.     El Espíritu Santo nos debe guiar hacia las prioridades y necesidades en las que nos debemos enfocar
                                               i.     ¿Es apoyar la obra de tu iglesia local?
                                             ii.     ¿Es dar a huérfanos y pobres?
                                            iii.     ¿Es cuidar a ancianos?
                                            iv.     ¿Es dar a ministerios afuera de la iglesia?
                                              v.     Sin la dirección del Espíritu Santo, muchos creen que están llamados a suplir todo y al final no logran nada
f.      El Espíritu Santo nos debe guiar sobre el cuánto
                                               i.     ¿Vas a dar solo de lo que sobra?
                                             ii.     ¿Vas a dar un porcentaje definido y presupuestado?
                                            iii.     ¿Vas a rediseñar tu vida y tu presupuesto para poder ser más generoso?
                                            iv.     ¿Vas a dar más cuando haya más?
g.     Cuando ya hayas decidido cómo, dónde y cuánto, entonces conviértete en un dador alegre
                                               i.     “No des con tristeza”
1.     Goza al dar
2.     Disfruta de lo que queda
3.     Dios ama al dador alegre
                                             ii.     “No des con necesidad”, otras versiones dicen “por obligación”
1.     No te condenes y/o cuestiones de si deberías haber dado más
2.      No te condenes y/o cuestiones de si deberías haber dado menos
3.      El evangelio te libera de esa condenación
 V.             Conclusiones – Demos con fe (2Co 9:8-11 “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; 9 como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. 10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, 11 para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.”)
a.     No te afanes… da con fe
b.     Dios cuida de tu futuro
c.     Si Dios te ha provisto hoy con mucho, lo puede seguir haciendo más adelante
d.     Dios es poderoso para darnos suficiente para poder suplir nuestras necesidades y a la vez servir a otros
                                               i.     Esto es algo que ha estado resonando fuertemente en mi corazón
                                             ii.     Como algunos saben, estamos en proceso de mudarnos a una nueva ubicación y con eso vienen gastos enormes… ENORMES
                                            iii.     Muchos se me han acercado a preguntarme y sugerirme que este año lo que recaudemos la próxima semana debería de irse para eso
                                            iv.     Me rehúso a que seamos la iglesia que dejó de ser generosa (como iglesia), mientras demanda generosidad de sus miembros, solo porque estamos mudándonos
                                              v.     Saben, Dios puede proveer para que “abunde en nosotros toda gracia” (v. 8)
1.     Para que tengamos suficiente para nosotros
2.     Para que abundemos en toda buena obra
3.     Como personas y como iglesia
e.     Dar a los pobres, cuidar a los huérfanos, bendecir a las misiones, etc. es bueno… es justo y permanece para siempre (v. 9)
f.      Así que yo y mi casa y esta iglesia, vamos a dar generosamente el próximo domingo confiando que Dios va a dar semilla al que siembra (todos nosotros), pan al que come (los ministerios que apoyamos), aumentará nuestra sementera (va a venir más), de tal manera que los planes que él nos ha dado se llevarán a cabo milagrosamente
g.     ¿Cuánto debemos dar?
                                               i.     Cada uno de como propuso en su corazón
1.     Cada uno use su dinero de tal manera que refleje en qué se deleita
2.     Cada uno use su dinero de tal manera que refleje en dónde está su esperanza
3.     Cada uno use su dinero de tal manera que refleje qué reino está edificando
                                             ii.     Deja de pensar tanto en cuánto estás dando y comienza a pensar en el reino que estás ayudando a edificar
h.     Ora: “Señor, ayúdame a ser con otros, como tú has sido conmigo”
i.      Y después, sé feliz, está alegre
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