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formerleopard · 3 months ago
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Neoliberalismo, maquiladora —injusticia en su máxima expresión— y narcisismo patológico
Así, en el sistema neoliberal, las corporaciones (a las que Noam Chomsky llama tiranías privadas) han elevado sus utilidades en proporción exponencial mientras un porcentaje muy alto de las poblaciones de las naciones que viven bajo ese sistema económico han visto derrumbarse sus niveles de vida y cientos, tal vez miles de millones de habitantes en las democracias neoliberales, enfrentan una realidad terrible. Han perdido sus derechos laborales, trabajan turnos de 12 horas o más que provocan un agotamiento que destruye la salud tanto física como mental y conduce a una tumba prematura.
Volviendo al tema que me ocupa, la maquiladora electrónica —donde me esforcé y demostré que podía ser un empleado muy competente, que habría realizado una contribución valiosa para la empresa que me contratara, todo lo cual resultó inútil, no me llevó a nada y caí en una desesperación que bien pudo haberme costado la vida o al menos pudo haberme arruinado— no es otra cosa que un caldo de cultivo para esa patología tan destructiva en el ser humano, el narcisismo.
David megalómano en AVEX Electronics, entre noviembre de 1997 y enero de 1998, me atacó con saña siendo mi jefe directo (una violencia de magnitud homicida), lo cual mandó mi existencia hacia un precipicio. Seis años más tarde, intenté incorporarme a otra empresa maquiladora de ese ramo, electrónico, ahora en Solectron, y me topé con otro mal individuo que padece un trastorno narcisista grave, Álvaro García.
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El día que renuncié a esa segunda maquiladora, hablé con una dama que ocupaba un puesto administrativo poco importante en esa nave donde se me asignó ese trabajo de traducción con remuneración de operador básico (obrero) y ella me expresó la idea que concibe cualquier persona que cuenta con la capacidad de percibir la realidad: se maneja al empleado como a un objeto, una cosa; burocratismo deshumanizado.
Ese es el mundo en que vivimos y las patologías narcisistas —parte de lo más destructivo del ser humano, con la necrofilia (amor a la muerte) y los vínculos incestuosos— crecen sin medida porque son fomentadas por quienes acaparan el capital, siempre vinculados con el poder político, que se oponen con toda su energía a que se combata la injusticia social y la desigualdad porque a ellos les favorece.
Ahora que he leído y estudiado a grandes humanistas como Erich Fromm y Noam Chomsky, ha aumentado mi capacidad para sentir empatía. Me doy cuenta de que la maquiladora, un lugar donde se busca elevar al máximo la injusticia, no era para mí. Pese a lo mucho que he sufrido por la injusticia y la violencia de que fui objeto, puedo asimilar ese dolor, convertirlo en aprendizaje y utilizar la experiencia para realizar mis potencialidades. La filosofía dice que el único interés legítimo del hombre (usando la palabra hombre como sinónimo de ser humano) es la búsqueda de la virtud. Sentirse un semidiós (manifestación de narcisismo), superior al resto de los mortales, no es otra cosa que miseria humana.
Mi postura en la vida puede expresarse con dos principios:
La justicia por encima de todas las cosas, y
Una sola raza, la raza humana.
Seguiré con mi vida, de alguna manera.
Agradezco a quien me haga el favor de leer lo que escribo.
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formerleopard · 3 months ago
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Intentar regresar a la maquiladora electrónica, Solectron
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Para diciembre de 2003 (habían pasado cerca de seis años), habiendo vivido en la desesperación porque además mis padres y otros miembros de mi familia (hermanas y cónyuges) me habían violentado de una manera terrible, había vivido con hambre sin merecer eso, etc., se me ocurrió intentar ingresar en una empresa maquiladora del ramo electrónico. La única posibilidad era como operador (eufemismo de la palabra obrero), porque pese a mis estudios de ingeniería y mi dominio de una lengua extranjera, no lograría que nadie me tomara en cuenta por el modo como se maneja la contratación, el reclutamiento, de una manera total y absolutamente burocratizada.
Mi plan era ingresar mencionando bachillerato (preparatoria) como escolaridad, para una vez dentro de la empresa, informar a Recursos Humanos que contaba con estudios de ingeniería y dominaba una lengua extranjera, podía hablar, leer, escribir y traducir del inglés a mi lengua materna, el español.
Esto último (dominar una lengua extranjera) podría parecer algo de menor importancia, pero no es así. Algo importantísimo para determinar el nivel intelectual de un individuo es el vocabulario que maneja, el número de palabras que conoce. Una realidad vergonzosa de mi país es que contamos con uno de los peores sistemas educativos de todo el mundo. El vocabulario del habitante promedio anda en unas 300 palabras, es decir, puede considerarse paupérrimo. Pocas personas pueden escribir correctamente en español, dependen del corrector ortográfico, cuyas limitaciones son enormes.
No obstante, muchos coterráneos afirman que hablan perfectamente una lengua extranjera (el inglés) cuando el conocimiento de su lengua materna es atroz, y además afirman que pueden traducir. Fenómeno patético.
Habiendo ingresado a Solectron en diciembre de 2003, como operador básico, empecé a trabajar turnos de 12 horas (empezaba a las 19 h para salir a las 7 horas del día siguiente) tres días por semana en “semana corta” y cuatro días por semana en “semana larga”. La labor era denigrante; la paga era mísera.
Como lo había planeado, informé a Recursos Humanos de mi escolaridad y que dominaba una lengua extranjera y me había formado como traductor (autodidacta). Pocos días más tarde, enviaron a un empleado de muy bajo nivel a buscarme, para ofrecerme que realizara trabajo de traducción de documentos de una empresa cliente en los días que para mí no eran hábiles, labor que se me pagaría como tiempo extra, de operador.
Me sentí muy decepcionado, pero acepté la asignación porque pensé que se fijarían en mí y me ofrecerían un puesto en ese proyecto mejor que el que desempeñaba, operador básico (obrero). Si no había una vacante disponible, podía crearse un puesto para un empleado que contaba con habilidades que serían muy útiles para la empresa.
Trabajé durante algunas semanas entre marzo y abril de 2004 (en que cumplí 40 años de edad) y cuando terminé ese encargo, se me comunicó que ya me habían pagado, no me necesitaban y podía irme. Yo trabajaba en otro edificio, en otro proyecto. Intenté hablar con un individuo que ocupaba el puesto de Superintendente de Producción en la nave donde yo había realizado ese trabajo de traducción pagado como tiempo extra de operador (enorme abuso) y ese mal individuo (que a todas luces también padecía una patología narcisista muy grave, se sentía un semidiós y me trataba con furia y desprecio que no se molestaba en disimular en lo más absoluto) me dijo que no tendría nada que ofrecerme que no fuera puesto de operador.
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Al comenzar el mes de julio de ese año 2004, renuncié, Solectron se convirtió en otra experiencia terrible en mi historia de vida; como había sucedido antes, hice mi mejor esfuerzo y no obtuve nada a cambio; todo fue inútil.
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formerleopard · 3 months ago
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Mi primer empleo, maquiladora electrónica, AVEX Electronics
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En noviembre de 1997, contaba con 33 años y medio de edad. Mi historia de vida difícil (plagada de violencia, mi padre fue un narcisista maligno y mi madre formó con él una simbiosis incestuosa) había dado lugar a que desarrollara un trastorno mental considerado muy grave, algo de lo que no me enteraría hasta once años más tarde (2008), pese a haber sido atendido por médicos psiquiatras desde 1990. Pero esa es otra historia.
Un individuo que había sido mi compañero en la llamada Universidad Jesuita en Guadalajara, cuando ambos estudiábamos una licenciatura en ingeniería electrónica, me contrató para el primer empleo de toda mi vida. Yo había fallado en dos intentos al intentar concluir mis estudios, y el segundo fracaso me llevó a perder la voluntad de vivir e incluso puso mi existencia en serio peligro. Ese compañero de la universidad –que concluyó satisfactoriamente sus estudios en el tiempo reglamentario, con muy buen aprovechamiento (fue uno de los mejores estudiantes de su generación)– se decía mi amigo, cuando en realidad nunca fue tal cosa. Él mismo padecía una patología narcisista muy grave (sospecho que nunca fue diagnosticada) y me odiaba porque yo presentaba características que se consideran deseables y de las que él carecía. Mi presencia, mi cercanía, le hacía sentir una furia que nunca se molestó en disimular. Sufría mucho por su precariedad física extrema (debilidad, carencia de masa muscular cuyo origen era una genética terrible) y desarrolló ese narcisismo grave exagerando sus talentos (para todo aquello que tuviera que ver con matemáticas, física, materias obligadas en la ingeniería) a un grado que llegaba a delirios de grandeza.
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El nombre de este megalómano era David. Como decía, en realidad nunca fue mi amigo, necesitaba percibir en mí a un hombre que pese a sus buenas características en lo referente a capacidades físicas (físicamente apto, delgado y razonablemente fuerte, por haberme convertido en un deportista, comenzando en mi adolescencia), en lo intelectual debía ser infinitamente inferior a él.
Ingresé en esa empresa maquiladora del ramo electrónico en noviembre de 1997 (AVEX Electronics había llegado unos meses antes, a algo que ridículamente se le había dado el nombre de Silicon Valley), con una remuneración del equivalente a mil dólares estadounidenses mensuales; una fortuna para mí, que no había ganado un peso en toda mi vida.
Mi desempeño fue brillante porque habiéndome convertido en un autodidacta desde mis años de universidad para poder aprender (había nacido con problemas, no veo con el ojo izquierdo, me hallaba en el espectro autista y padecía un TDAH que nunca se diagnosticó), logré adquirir una formación académica muy sólida, mejor que la de muchos profesionales que sí concluyeron una licenciatura e incluso se titularon y estudiaron posgrados. Me había propuesto superar mis graves deficiencias académicas, y lo había conseguido.
Algo importantísimo era el dominio de una lengua extranjera, el inglés. Para ello contaba con un talento, pues desde el inicio de la educación básica (desde hecho, antes de eso) había mostrado una facilidad sorprendente para todo aquello que tuviera que ver con lectura y escritura; mientras que todo lo que involucrara números, “matemáticas”, presentaba dificultades que no podría manejar y no podía contar con nadie para enfrentar el problema; mis padres habían fallado miserablemente.
Ese megalómano de nombre David, mi amigo y jefe directo, me violentó durante el mes de enero de 1998 y el primer día hábil de febrero de ese año, presenté mi renuncia. La furia (de intensidad homicida) de ese megalómano (que intentó vejarme, denigrarme) se originó en cobrar conciencia —muy dolorosa para él— de que intelectualmente yo no era inferior a él; simplemente mis talentos eran otros y su patología era de tal gravedad que no podía darse cuenta de que su precariedad física (debilidad extrema) no se debía a que yo le hubiera arrebatado una anatomía funcional, físicamente apta y razonablemente fuerte; eso es imposible.
Entonces mi vida cayó a un precipicio.
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formerleopard · 4 months ago
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Notas, viernes 7 de marzo
Debo escribir sobre Martín Torres Oceguera, en relación con AVEX y David Megalómano, mencionando a Diana Vázquez Hinojosa. También debo escribir sobre Álvaro García en Solectron y sobre Flavio Miramontes, EN DOS IDIOMAS.
Mi historia. Llegué al mundo muy defectuoso.  No veo con el ojo izquierdo, severos problemas de motricidad y coordinación.
Saltar la cuerda, carrera pedestre, ciclismo de ruta; régimen alimentario.
Aprender a leer y escribir. Un talento para todo aquello que tuviera que ver con lectura y escritura. Me sentí muy motivado desde mi temprana infancia.
Muchos años más tarde, aprendí una segunda lengua —el inglés. Una vez alcancé el nivel medio, avancé principalmente como autodidacta. Lectura de todo tipo de material impreso, libros no condensados, buscando cada palabra desconocida en diccionarios bilingües (inglés – español) y no bilingües (inglés, Longman y Merriam Webster).
Aprender números, aritmética, punto decimal, geometría plana y del espacio, geometría analítica, cálculo diferencial y cálculo integral… COMO AUTODIDACTA.
Mecanismo de defensa positivo: COMPENSACIÓN
Convertí mis debilidades en fortalezas. No me limité a esforzarme en aquello que resultaba fácil, me esforcé mucho en aquello que resultaba difícil y muy difícil.
Potente libido, energía vital.
Evité adoptar una actitud cobarde ante la vida, no opté por convertirme en un ratón emasculado.
Flavio Evil Shrink
Septiembre de 2006. Cuatro meses después de la muerte de mi hermana menor. (Antecedentes, David Megalómano me había asestado una puñalada por la espalda con intención homicida, mis padres completaron la faena. Trabajé como operador (eufemismo de la palabra obrero); ocupación denigrante. No me llevó a nada, hice todo bien y resultó inútil. Así mi historia.
—Ya no tienes familia… ¿Suerte? Se dice que “el hombre es el arquitecto de su propio destino”.
Parecía como si este médico psiquiatra no pudiera sentarse sobre su ano.
Este psiquiatra delincuente conoció a mi padre y debe haberlo identificado como un narcisista maligno, un psicópata. En mi madre debió identificar a una mujer muy enferma, tal vez psicótica, esquizofrénica. La violencia había dominado mi vida.
AVEX – Solectron – Sanmina
Neoliberalismo, elevar la injusticia a su máxima expresión. TLCAN
Producción al tercer mundo, donde al trabajador se le paga la décima parte.
NO ERA PARA MÍ
No era para mí porque mi orientación es humanista. ¡Justicia por encima de todas las cosas!
Viví en una pobreza que no merecía, incluso padeciendo hambre. Patología mental muy grave, ni siquiera lo sabía. Mi padre era un narcisista maligno, psicópata; mi madre muy enferma, tal vez psicótica, esquizofrénica.
Vivir con hambre, en segregación, señalado, estigmatizado, en oprobio. Sufrimiento tremendo, violencia perpetrada por mi padre con participación de muchas personas.
¿Qué obtuve, habiéndome esforzado durante muchos años en condiciones cada vez más difíciles?
Dos cosas. Aprendí a percibir la realidad como es, evité vivir en el engaño, la ilusión, la fantasía.
Vivir en la injusticia, en la pobreza, en aislamiento patológico, en condiciones muy ______ elevó mi capacidad para sentir empatía, solidaridad; contribuyó a suprimir el racismo que se originó en mí principalmente por convivencia con personas de origen étnico-racial mestizo – indígena de muy bajo nivel educativo y que mostraron mucha hostilidad hacia mí y me violentaron de muchas maneras.
¡Una sola raza, la raza humana!
¡Justicia por encima de todas las cosas!
La maquiladora, neoliberalismo por excelencia, injusticia elevada a su máxima expresión, explotación inmisericorde… NO ERA PARA MÍ. Conflicto con mi postura humanista.
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formerleopard · 5 months ago
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En Solectron, después Flextronics, Flex, un narciso de nombre Álvaro García me perjudicó terriblemente. Narcisismo patológico, debilidad mental, impotencia vital, cobardía.
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formerleopard · 5 months ago
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En un momento terrible de mi vida desempeñé un trabajo denigrante en la maquiladora electrónica, resultó inútil porque en esa empresa, Solectron, después Flextronics - Flex, un narciso de nombre Álvaro García me perjudicó terriblemente. Narcisismo ubicuo, debilidad mental, impotencia vital, cobardía.
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formerleopard · 1 year ago
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Vivencia difícil en un entorno laboral terrible, un narciso dañino y patético – Primera parte
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De pronto recordé vivencias de hace 20 años, en que trabajé durante un periodo de unos siete meses en una maquiladora electrónica en la entidad donde había vivido durante los últimos 26 años de mi vida. Ingresé a esa empresa en los primeros días de diciembre de 2003 —con 39 años de edad y una historia de vida terrible— y en abril del año siguiente, 2004, cumplí 40 de edad.
Ingresé como “operador” (eufemismo de la palabra obrero), a un trabajo denigrante. Sabía que sería una experiencia difícil, pero no imaginé hasta qué grado. Mi intención era ingresar omitiendo la escolaridad con que contaba (una licenciatura trunca en ingeniería electrónica, pero con una formación académica muy sólida) para informarles de eso más adelante, agregando que soy bilingüe, domino el idioma inglés (algo que podría ser de gran utilidad en una empresa estadounidense, Solectron, con base en Palo Alto, California), hablo esa lengua extranjera, la leo, escribo y traduzco.
Así lo hice, esperando que transcurridos seis meses (a partir de los primeros días de mayo de 2004), sería elegible para algún puesto mejor que el de obrero. Mientras tanto, trabajaría turnos de 12 horas, de 19 h de un día hasta las 7 h del día siguiente, tres días en semana corta (lunes a miércoles), cuatro días en semana larga (mismos días, más el domingo siguiente), por una remuneración miserable. El trabajo sería en extremo sencillo y repetitivo, una labor que podía desempeñar un individuo analfabeto, iletrado, o un deficiente mental.
Mis compañeros de trabajo eran personas de nivel intelectual paupérrimo y en semejante entorno, la tristeza con que vivía, amalgamada con la dolorosa conciencia de que seis años antes (al comenzar el año 1998) un compañero de la universidad me había pegado una puñalada por la espalda, dando principio a una caída a un precipicio (mis padres completaron la vileza meses más tarde) que casi destruyó mi vida.
Mi hermana gemela me había visitado (mi madre vivía conmigo) en junio de 2003 (es decir, hace 21 años) con su esposo estadounidense, de raza blanca, de origen alemán y polaco, con el que había contraído nupcias en noviembre de 2001, es decir, 19 meses antes. Esa hermana había vivido odiándome porque sintió que desde que éramos bebés (nacimos en abril de 1964) y conforme transcurrió nuestra niñez y adolescencia, y temprana juventud, yo había acaparado la atención de mis padres y muchas otras personas por mis características deseables; ser varón en un mundo donde se prefiere al género masculino, además de contar con la apariencia de un individuo de raza caucásica, contar con un cociente intelectual alto (si bien jamás se determinó) y atributos físicos muy evidentes (se me consideraba un niño de belleza notable).
Mi hermana tenía razón, acaparé la atención de muchas personas, pero ella no tuvo la capacidad para darse cuenta de que yo no cometí ningún abuso, pues la naturaleza me dotó de esos atributos (yo no se los arrebaté, o la despojé de nada) y al mismo tiempo padecí severos problemas de aprendizaje (pese a un IQ alto), movilidad y coordinación, y —como he mencionado antes— nuestros padres fueron personas muy destructivas, y manifestaron esa destructividad contra mí principalmente (años más tarde la perpetraron también contra mi hermana menor, ocho años y medio menor que nosotros), algo que nunca cambió y que casi destruyó mi vida.
La violencia que vivió esa hermana gemela fue mínima, indirecta, pero ella no tuvo la capacidad de darse cuenta de eso y optó por acumular resentimiento y odio contra mí. Durante esos días en junio de 2003, esa hermana gemela manifestó ese rencor—alimentado por ese cónyuge estadounidense, racialmente superior según la doctrina occidental que domina gran parte del mundo— y me asestó uno de los golpes más devastadores de toda mi vida.
Al terminar ese año terrible, 2003, ingresé en esa empresa maquiladora del ramo electrónico, Solectron, como operador. Sería la primera de varias experiencias en ese tipo de entornos laborales, en una maquiladora (de lo más representativo del neoliberalismo, donde se pretende elevar la explotación y la injusticia al máximo, hacer trabajar a sus empleados el mayor número de horas por el menor pago posible).
Como decía antes, una vez hube trabajado unas cuantas semanas (comenzando a principios de diciembre de 2003) informé a Recursos Humanos de mi escolaridad (una licenciatura inconclusa en ingeniería), y de mi dominio de una lengua extranjera, soy traductor inglés – español.
Unos días más tarde, enviaron a un empleado de nivel ínfimo (si bien mayor que el de operador, superior a mí según ese sistema de castas corporativo) a buscarme, para ofrecerme que tradujera unos documentos de trabajo de una empresa cliente (canadiense) de telefonía, trabajo que realizaría en días para mí no hábiles (viernes y sábado, en un horario de 7 a 19 horas) y se me pagaría como tiempo extra, de operador.
Me sentí muy decepcionado, pero acepté hacer el trabajo con la esperanza de que se fijaran en mí y más adelante me ofrecieran un puesto acorde con mi nivel educativo y mi capacidad intelectual.
Esto no ocurrió, y la razón de eso es que en ese tipo de entornos laborales abundan individuos que padecen patologías narcisistas severas. Muchos operadores (obreros), cuyo nivel intelectual parecería hallarse por debajo del analfabetismo, se conducían como si fueran los científicos más brillantes de la historia, como si estuvieran desarrollando las tecnologías del siglo XXIII.
Quienes ocupaban puestos más altos en la patética jerarquía, —por ejemplo, jefes de grupo, supervisores y superintendentes de producción y otras posiciones— adolecían de las mismas patologías narcisistas (salvo honrosas excepciones) y no les agradaba la idea de que un individuo que ingresó como operador llegara a ocupar un puesto que rivalizaba con los que ellos ocupaban.
Al comenzar el séptimo mes del año 2004, en julio, renuncié y enfrenté otra crisis ante mi incapacidad de superar la pobreza económica en que vivía, en compañía de mi madre (que en ese momento contaba con 62 años de edad, y con mi padre había hecho lo más que había podido para arruinarme, orillarme al suicidio o a vivir sin esperanza). Habían logrado su cometido y yo no había puesto fin a mi vida simple y sencillamente porque nunca tuve el valor para hacer tal cosa; entiéndase, por cobardía.
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formerleopard · 4 months ago
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Notes from 16 February, Sunday
I am going to write in English, episodes of different times of my difficult life. AVEX, Martín Torres, what he did when Megalomaniac David, being my boss, harassed me / Flavio, evil shrink. 1995 John Steinbeck, The Grapes of Wrath.
I was born… left eye, motion and coordination severe difficulties, ADHD, systematic parental abuse.
Álvaro García, Semi god in Solectron. Pathetic narcissist.
Megalomaniac David’s extreme weakness. Muscle mass / fat tissue, terrible quotient.
Maquiladora, neoliberalism. Extreme injustice, exploitation, modern slavery.
[Episodes with megalomaniac David]
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formerleopard · 1 year ago
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Vivencia difícil en un entorno laboral terrible, un narciso dañino y patético – Segunda parte
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Había llevado un documento (bastante sencillo) al personal de Recursos Humanos de esa empresa maquiladora del ramo electrónico, Solectron, mencionando mi escolaridad y lo que tiene que ver con mi dominio de una lengua extranjera.
Unos días más tarde, en una junta entre empleados que se sentían importantes pese a su pequeñez intelectual (como patéticos narcisos que eran) se mencionó que necesitaban traducir documentos de una empresa cliente de Canadá y un traductor cobraría una cantidad de dinero que la empresa no estaba dispuesta a pagar. Uno de esos individuos débiles mentales exclamó “¡yo sé de alguien que traduce!” Entonces enviaron a un pobre pelagatos a buscarme y me hicieron ese ofrecimiento, pagarme mi trabajo de traducción como tiempo extra de acuerdo con el puesto que ocupaba, operador.
Debí negarme a hacer ese trabajo por esa remuneración, y al hacer tal cosa, “mandarlos a chingar a su madre”, para usar una expresión popular en el país donde he vivido toda mi existencia.
Cuando hablé con el pelagatos que enviaron a buscarme, me dijo que me iban a dar un procedimiento y cuando fuera evaluado, decidirían si me daban el resto de los documentos. Es decir, me pondrían a prueba para robarme, decidirían si me favorecerían con su abuso, lo harían si mi trabajo era considerado aceptable. Segunda razón para “mandarlos a chingar a su madre”, algo que muy a mi pesar no hice, porque —como mencioné antes— tenía la esperanza de que se dieran cuenta de que podía ser muy útil e incluso podrían crear un puesto si no había una plaza disponible.
Trabajé 24 horas de tiempo extra durante varias semanas (sumadas a las 36 o 48 que yo trabajaría en el proyecto al que pertenecía, si se trataba de semana corta o semana larga, respectivamente) y mientras tanto, se me asignó una computadora de escritorio situada en una de las líneas de producción, en lugar de una oficina, un dispositivo (PC) que parecía listo para desecharse, sin conexión a internet (yo llevé diccionarios grandes para consultar al realizar mi trabajo de traducción) y para comenzar a trabajar debía pedir a alguien que tecleara los datos del usuario (contraseña), pues yo no merecía su confianza; se me consideraba despreciable por hallarme en el nivel más bajo de la jerarquía corporativa, operador, obrero; era visto como un ser infrahumano, o como un paria o un lacra.
Un individuo ocupaba el puesto de “superintendente de producción”, y (como tantos otros narcisos) sentía que eso le confería el nivel de un semidiós. Me miraba con furia (como si yo no fuera digno de pisar el mismo suelo que él pisaba, y respirar el aire que él respiraba) y cuando yo me veía obligado a dirigirme a él, ese hijo de puta no disimulaba el desprecio que sentía por mí.
Ese narciso contaba con una licenciatura en ingeniería electrónica de una de las universidades privadas más caras de mi país, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (conocido popularmente como “Tec de Monterrey”), su nombre era Álvaro García, me trató muy mal y cuando terminé me dijo que ya me habían pagado (me habían hecho el favor de pagarme una miseria por un trabajo que muy pocas personas habrían tenido la capacidad de realizar), yo le pregunté si no podía darme un puesto en la nave donde él era superintendente de producción y él respondió con una negativa, agregando que lo único que tendría disponible sería un puesto de operador —para mí denigrante y con una remuneración miserable.
Permanecí en ese centro de explotación inmisericorde (término acuñado por un mexicano ejemplar, Carlos Monsiváis, que en paz descanse) unas semanas más, y como señalé antes, renuncié al comenzar el mes de julio de ese año 2004, habiendo cumplido 40 años de edad dos meses antes.
Cuando me había topado con ese narciso de nombre Álvaro García, —el ingeniero en electrónica por el Tec de Monterrey, que se sentía un semidiós por ocupar un puesto de “superintendente de producción” en un entorno laboral atestado de gente de capacidades intelectuales paupérrimas— el hijo de puta no hacía siquiera contacto visual conmigo, la expresión de su rostro era de mucha furia y un desprecio que no se molestaba en disimular en lo más absoluto.
Ese narciso me hizo mucho daño, pues pudo haber pedido al director de la nave donde él era superintendente de producción y yo realicé ese trabajo de traducción (un abuso de parte de la maquiladora inmunda) que se creara un puesto para un empleado que se hallaba en una situación muy difícil y habría aportado mucho al proyecto en el que se le habría ubicado, pues contaba con una formación académica de primera y dominaba una lengua extranjera en un entorno laboral donde la mayoría de sus integrantes no podían hacer la operación aritmética más elemental sin una calculadora, y su conocimiento de su lengua madre (el español) se hallaba por debajo del analfabetismo.
Recordé a este individuo cuando apareció en Linked In, una red social donde millones de usuarios proyectan su narcisismo patológico, delirios de grandeza, imaginando que su importancia rivaliza con las de los CEOs (Chief Executive Officer, se traduce al español como Director Ejecutivo) de los corporativos más importantes del mundo.
No sé qué ganaste al perjudicarme así, Álvaro García, patético narciso. ¿Pasarás a la historia? No creo, pues los libros no reservan mucho espacio a débiles mentales, a pendejos que se muestran impotentes ante la vida y optan por vivir en la fantasía y en delirios de grandeza.
Que te aproveche, Álvaro García, hijo de puta.
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