Tumgik
#ubicarse en la palmera
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Estábamos en la hora del almuerzo y se nos unió el CEO de la empresa, cosa que hacía de vez en cuando. No era algo deseable porque era una persona incapaz de tocar temas que no fueran laborales o al menos del rubro que nos abarcaba, con esa manía psicótica que tienen casi todos ellos de maximizar el tiempo, optimizarlo, y sacarle todo el jugo posible siempre con un objetivo productivo incluso cuando se supone que no debe serlo. Por eso cuando dijo la frase “ubicarse en la palmera” nos llamó la atención, era raro que usara un lenguaje similar al de los humanos, por lo general hablaba en idioma marketing o algo peor. La explicación a ese breve enigma nos la dió él mismo, ni bien dijo “hay que ubicarse en la palmera” agregó “es muy buena esa frase” y empezó a explicarnos el significado de la misma y nosotros tan entretenidos como cuando alguien hace un chiste que no tiene gracia, y el tipo ahí explicando el chiste como si alguien en la historia de la humanidad de repente hubiera estallado de risa al final de la explicación de una broma que no entendió o no le hizo gracia. Lo peor, es que esa frase pertenece a la época de los dinosaurios, todxs la conocíamos, nadie la usaba jamás. Y no es que el CEO tuviera 60, era menor de cuarenta, pero recién había escuchado esa frase a sus treinta y pico en lugar de en la adolescencia neolítica. El tipo encantado con su descubrimiento, sentía que estaba más cerca de nosotros por usarla, y la repetía, se le llenaban los ojos de luz al usarla. Ahí entendí lo poco que viven algunos CEOs, lo lejos que están de lo cotidiano, lo feliz que se ponen cuando viven un poco, por qué no hablan de otra cosa que no sea trabajo; no conocen otra cosa. Una vez le pregunté por su familia, cuanto tiempo le dedicaba, algo que le doliera en lo más profundo. Y le dolía: la veía poco. Mi maldad siempre me hizo pensar que pagaba servicios de acompañantes. Tal vez fue una de esas personas acompañantes que le dijo lo de ubicarse en la palmera.
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(ilustración: Gediminas Pranckevicius)
Acostumbradoalfindelmundolandia: linktr.ee/acostumbradoalfindelmundo
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cuentocortina · 4 years
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Israel
La entrada a la terminal de trenes anunció inmediatamente la eternidad del viaje próximo. El ruido de zapateos apurados sin razón ni sentido amenizaba el silencio único de la soledad invocada. Se acercó al mostrador de granito, de congelados grises, y solicitó el pasaje. La respuesta no fueron palabras sino  un corto papel. El tren partía a las diez de la mañana, es por ello que tenía quince minutos de holgura. Se acercó a los frecuentes kioskos del hall central para conseguir alguna golosina que calmara la ansiedad de su puntualidad. Los precios sonaron fuertes y abultados pero había billetes de más, ¿cuál era, en verdad, el motivo de este viaje sino el término del asecho del pasado?. Cargada esa bolsa de nylon rayado con colores patrios, pudo, y ya sin desvelo, subir al vagón y buscar su número de asiento, previamente reclamadas las cifras del lado de la vista, de la luz, de la ventana y  su cabeza apoyada, que creaba una inmensa oscuridad si era vista desde afuera, ahogando los recuerdos y el terror abucheador.
Sin más, y con puntualidad de antaño, el tren empezó el movimiento. El rebote de las cabezas al unisón, las personas, los semáforos, los trabajadores del sol agobiante corriendo y la basura pululando, comenzaron a esfumarse, haciendo la mezcla más colorida. Quizás es la percepción del final o simplemente, la cotidianeidad ignorada por la infligida insania. Comenzó a divisar a su prójimo, viajantes de la nada. El tren estaba repleto, había gente parada, parecían medias reses en un azulado frigorífico. Pero esto, se propuso, no le sacaría inmerecidamente la unicidad de este último viaje.
Entre velocidad y quietud, las estaciones comenzaron a pasar, consumiendo un imaginario tubo de oxígeno, que era comprobadamente el cuento completo. Al pasar de algunas horas, las cuáles no contó debido a la fijación en el reflejo de su irreconocible rostro.  El entorno comenzó a cambiar el paisaje de concreto y carteles para ubicarse en el amarillo. Sólo las inmóviles palmeras interrumpían la infinita línea del horizonte. El abrazo del calor era sofocante, aunque no tanto como el del recuerdo del cuerpo que era de ella, de su pérdida más irreparable que la vida. De pronto, un mercado de bullicio y baratijas golpeó la tranquilidad. Los gritos en hebreo de la necesaria mercancía superaba a la prepotencia de la locomotora. Este segmento fue superado con rapidez, para dar lugar a un azulado y brillante mar, lleno de veleros y congratulación. Era el comienzo, el final, la paz, las tinieblas y el abismo. Simplemente finalizó.
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you-moveme-kurt · 6 years
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Glee «The Mark & Grether Group» Part II
Junio de 2054
-Blaine… te amo… pero bien sabes que cuando actúas así, francamente… -Francamente que… sabes bien que toda esa actitud engreída y extra influyente de Cooper es pura mier… -¡Oye!... —exclamo Kurt deteniendo la grosería de su esposo. -Es falsa... de principio a fin… ¡por dios!, si parece que tengo un «deja vu» por todas las veces que me ha hecho pasar por esto… —dijo tomándose la cabeza. -Pues fíjate que yo estoy experimentando lo mismo… -¿Como? -Lo que oyes, porque ya tienes más de cincuenta y te estas comportando como si aún tuvieras 15, tus celos son absurdos y tus respuestas hacia él infantiles, así es que te sugiero que termines por madurar y dejes de criticar a tu hermano— dijo Kurt con la seguridad de quien tiene la razón absolutamente en todo. -Bien... —respondió su esposo pasando por su lado sin decir más. -Y cuando haces eso también, francamente Blaine Anderson-Hummel… —murmuró Kurt mientras avanzaba hacia la salida haciendo gestos que pedían paciencia a un ser superior, Blaine se limitaba a mirarlo de reojo de tanto en tanto, abrió la puerta para èl y se quedó mirando un punto en el infinito hasta que Kurt terminó por salir. -¡Cuñadito!, ¡por fin!… —exclamó Cooper mientras se arreglaba el cabello utilizando el vidrio polarizado de la limusina como espejo. -Disculpa Cooper, nos demoramos un poco… -No hay problema… —añadió su cuñado acomodándose esta vez el cuello de la camisa— le dije al chofer y dice que la autopista esta libre a esta hora, por lo que llegaremos a la agencia en menos de 5 minutos. -¿Cinco minutos hasta Malibú?... —repitió Blaine con las manos en los bolsillos del pantalón. -Obvio es a donde vamos… ¿o no?... —agregó Cooper abriendo al puerta. -Pues a mi me parece extremadamente conveniente… —dijo Kurt subiéndose de los primeros. -Y extremadamente falso…
-¿Falso?, ¿por qué dices eso «Mister Squirrel»? -Porque llegar a Malibú nos tomará por lo menos una hora… ¿o conoces a alguien que nos llevará por un camino secreto? -La verdad es… -¡Ay por favor!… —interrumpió Blaine subiendo a la limusina, hizo ademán de sentarse al lado de Kurt, pero este volvió al cabeza hacia la ventanilla como demostrando disgusto, su esposo no tuvo más que ubicarse en el asiento de enfrente. -¿Estamos todos?... —dijo Cooper preguntando lo obvio, Kurt sonrió y Blaine tomo una revista y se sumergió en ella— vamos entonces… —añadió dando unos golpes en el techo de la limusina, el chofer lo miro por el espejo retrovisor y le respondió tocándose la gorra con una seña como de militar. -Y cuenten… ¿cómo están mis sobrinitos? -Todos bien… cada uno en sus quehaceres… -¿Noah empieza la secundaria este otoño?... ¿verdad? —Blaine soltó una risa mas llena de ironía que de felicidad, Cooper murmuró un «¿que?» de lo más inocente. -No… Cooper, Noah entra a la universidad este año. -¿¡Que!? —exclamó de lo más sorprendido— ¿cómo es eso posible?, ¿no tiene como ocho años? -Hace diez años los tenía… —dijo Blaine dejando la revista para concentrarse en su teléfono móvil. -Vaya… ¿donde va el tiempo?... —agregó Cooper como si dijera la frase de su vida— oigan, en ese restaurante conocí a mi actual novia… —dijo señalando un establecimiento estilo hawaiano. -¿Tienes novia? -¡Obvio que tengo «Mister Squirrel»!, ¿por quién me tomas? -¿Tengo que responder a eso?... —dijo Blaine mirando a su hermano, Kurt arqueo un poco su ceja inquisidora. -No, obvio que no, igual les cuento que es bonita y amorosa… aunque me dan pena el resto de las chicas que perdieron su posibilidad conmigo… en fin… ¿que hay de Lizzie y su bebè? -Están bien, Devon crece con las horas… mira… —dijo Kurt enseñando una foto del bebé que llevaba consigo en su billetera. -¡Que lindo!, y bastante pequeño… —Blaine quiso recordar que era un bebè pero se tragó las palabras— me preguntaba que soy yo de este pequeño… -¿Que eres?... —pregunto Kurt arrugando el entrecejo en señal de duda extrema. -Si, porque ya saben, es nieto de ustedes y todo… de mi entonces, ¿que es?… ¿primo? -Lamento decirte «Coop» que debido a nuestro parentezco, eres su «tío abuelo»… —dijo Blaine sonriendo como si gozara aquello de llamar entre lineas «viejo» a su hermano. -Vaya… nunca pensé que a mi edad sería abuelo de alguien… excelente… ahora díganme… —Cooper adopto otra posición en el asiento para quedar enfrente de Kurt, Blaine se irguió de manera alerta, se acercó ellos y terminó sentándose en el medio de ambos. -¿Que?... —dijo al ver que su esposo lo miraba con cara de necesitar una explicación urgente. -Nada… ¿decías Cooper?... —preguntó inclinándose hacia adelante para ver la cara de su cuñado. -Decía que necesito que me cuenten que quieren lograr con los chicos de «The Mark & Grether Group», ¿una casa gratis?, ¿una en la mejor ubicación?, ¿cerca de alguna celebridad? -Nada de eso… lo que queremos «Coop»… -Lo que queremos es que se nos trate con justicia… —se adelantó en decir Kurt temiendo alguna respuesta desagradable por parte de su esposo, acto seguido le tomó una mano como si así pudiera controlarlo o algo parecido y siguió hablando— la agente nos consiguió una casa, pero creemos que el precio esta por muy fuera de lo legal, pensamos que al ser quienes somos, nos esta extorsionando un resto… -O tal vez se enteró que «Mister Squirrel» es mi hermano y por eso les esta cobrando lo indebido… -Claro… eso debe ser...—agrego Blaine mirando a su hermano con los ojos empequeñecidos. -¡Obvio que lo es!… pero yo lo solucionaré, no se preocupen… —respondió Cooper haciendo un gesto de quien pide calma con sus manos, Blaine abrió la boca para agregar otra cosa pero recibió un apretón en la mano que lo obligó a silenciarse. -Mira, la costa por fin…. —dijo Kurt señalando por la ventana para cambiar de tema. -Toda la playa es muy bonita, ¿les conté de la vez que me inscribí en un concurso de surf? —dijo Cooper derrochando vanidad, Blaine blanqueo los ojos y se quedó en silencio los siguientes 20 minutos.
-Creo y podría vivir en esta oficina sin problemas… —dijo Kurt mirando la agencia de bienes raíces, era una casa grande y con ventanales del porte de los muros, tenia un jardín enorme y la construcción principal estaba unos cuantos metros más arriba del nivel de la calle, había un camino de piedra hasta la entrada, con flores de temporada a ambos lados y arbustos y palmeras extra cuidados. -Cuando yo hable con ellos eso no será necesario cuñadito… —añadió Cooper antes de darle un par de instrucciones al chófer de la limusina. -¿Todo bien?.... —pregunto Blaine al percatarse de aquello. -Todo excelente «Mister Squirrel», solo le decía al conductor que estaremos aquí un par de minutos, que nos espere… -¿Un par de minutos?... realmente tienes una disociación entre el tiempo y la realidad… ¿verdad? -La verdad es que no, pero… gracias… ¿entremos?... —dijo dándole una palmada en la espalda a cada uno, avanzó arreglándose el cabello y haciendo señas a alguien que ni su hermano, ni su cuñado supieron quien era— dejen que yo hable… —agregó antes de abrir la puerta vidriada con el trasero. -Buenos días —dijo una mujer de lo más sonriente— bienvenidos a «The Mark & Grether Group», la mejor experiencia inmobiliaria del grupo Compass, ¿que nece…?... ¿Cooper?, ¿Cooper Anderson?... ¿eres tu?... —agrego sorprendiéndose al ver la cara del cliente que tenía enfrente. -Por supuesto que soy yo, en carne y hueso… ¿como estas hermosa?... —dijo saludándola con un beso, Blaine creyó ver que a la mujer se le caía un poco de saliva de la boca. -Bien gracias… ¿que haces aquí?... ¿buscando casa en el área de Malibu?... —agregó poniendo cara de ardilla curiosa. -No, por supuesto que no, jamás cambiaría mi departamento en el Porto… la verdad es que quisiera hablar con Nicole… ¿esta? -No, esta mostrando unas casa en el área oeste… ¿por que? -Porque con mi familia aquí necesitábamos hablar con ella… —Kurt sonrió e hizo una especie de saludo al sentirse aludido, Blaine lo miro a él con cara rara. -Desafortunadamente no esta… -¿Y Tony?... ¿o Russell?... -Ellos sí… acompáñame… —dijo la chica dándose media vuelta moviendo todo su cabello, Cooper les hizo una seña a sus acompañantes de que esperaran en el sitio, Kurt volvió a sonreír y a saludar a distancia, Blaine por su parte blanqueo los ojos como al principio de la jornada. -Vi eso… —dijo Kurt mirando a su esposo. -Pues lo hice para que lo vieras… —contesto Blaine sentándose en un sillón demasiado elegante para ser de una sala de espera. -¿Que tal si Cooper sale con un juego de llaves en las manos?... —su esposo lo miró de medio lado— llaves pertenecientes a una casa por supuesto… -Entendí... -Bueno… ¿qué tal si es así?... —dijo acercando una silla más pequeña aunque no por ello menos elegante. -No sera así Kurt… es un fanfarrón y lo sabes… una vez se hizo pasar por irlandés en el «Breadstix»… ¿te lo conte? -Al parecer si… aunque en realidad no lo recuerdo… -Pues lo hizo… así es que no creas en nada de lo que dice… reservare una habitación en el hotel del que hablamos mejor… —añadió sacando su teléfono móvil. -Pues reserva dos… no me gusta este Blaine de la costa oeste… —dijo Kurt tomando una revista. -¿Por que te enojas conmigo? -¿Tengo que repetir eso de que tu comportamiento es infantil y absurdo?... —Blaine soltó una cantidad extra de aire y prefirió no seguir con la conversación. -Mejor veré lo de la habitación… —agregó manipulando su teléfono. -Haz lo que quieras… pero creo y tendrás que cancelar cualquier cosa que ya hayas aceptado… —dijo Kurt señalando con su mirada a su cuñado que en ese momento salía de una de las oficinas con la mujer que los había recibido además de dos hombres ya maduros vestidos de manera casi similar, ambos con blazer azul y camisas al tono, Cooper se despidió de ellos estrechándoles la mano y diciendo un par de cosas que hicieron reír a todos, luego señaló hacia donde estaban sus acompañantes y por tercera vez Kurt sonrió e hizo el gesto de saludo a la distancia. -No lo creo… —dijo Blaine mirando al escena. -Al parecer si conocía a esas personas… —agregó su esposo levantándose. -Puede ser cualquier cosa… —insistió Blaine sin querer dar su brazo a torcer. -¡Chicos!... —exclamó Cooper llegando hasta donde ellos estaban, traía una carpeta bajo el brazo y algo que le abultaba el bolsillo de la camisa, dio un par de aplausos y se frotó las manos como si estuviera a punto de revelar un gran secreto. -¿Qué sucedió?... —pregunto Kurt mostrándose mas ansioso que antes. -Pues hable con Tony y con Russell, les dije que Nicole les estaba consiguiendo una casa, buscaron la información y me dijeron que por cierto había un error en el precio, pero que para evitar problemas y malos entendidos, están dispuestos a compensar eso dejandoles esta casa, a mitad del valor por los próximos seis meses… —explicó Cooper enseñando la foto de una casa espectacular, en primera linea de playa como habían pedido, pero además con piscina, terraza y acceso directo a algo que parecía ser una playa privada. -¡Oh por dios!... —exclamo Kurt tomando la carpeta con la información. -¿Les gusta?... —quiso saber Cooper sacando un juego de llaves desde el bolsillo de su camisa. -Esta… esta muy bonita… —respondió Blaine queriendo parecer desinteresado. -¡Mas que bonita!… si me dejan, me mudo con ustedes hoy mismo.... —exclamó dándole un golpe en la espalda no tan fraternal a su hermano. -Cooper ¿estás seguro y esto es lo que nos cobraran?... —pregunto Kurt señalando el papel con los detalles del contrato de arrendamiento. -Por supuesto… les dije que podía mover unas influencias a favor de ustedes… ¿que dicen? -Pues yo digo que sí… es espectacular, y la ubicación… se me ocurren como treinta cosas para hacer en esta playa privada… —dijo Kurt acercándose al foto para mirarla con más detenimiento. -¿Que dices tu «Mister Squirrel»? -Me parece bien… -Genial… iré decir que firmaran todo… —dijo Cooper devolviéndose a la oficina de dónde había salido minutos antes. -Cooper… -¿Si cuñadito? -Gracias… —respondió Kurt sonriendo. -De nada cuñadito… el placer es mío… vengan en cuanto terminen de leer todo… —termino por decir tomándose una buena porción de cabello, Kurt se le quedo viendo como embobado y su esposo se cruzó de brazos como si admitiera su derrota. -OK… di lo que te mueres por decir…—dijo Blaine tomando la carpeta con la información. -¿Estás seguro y quieres oírlo? -Te mueres por decirlo, así es que… hazlo… —dijo pasando las hojas. -OK, empezare por decir «te lo dije» unas tres veces, seguido de «desconfiado» otras cuatro, pondré cara de enojado un par de minutos seguidos y te diré «estoy enojado no me hables» y por último, finalizare exigiendo que hagas lo que sabes y tienes que hacer… -¿Que cosa? -Pedir disculpas… -Kurt… -Sabes y debes hacerlo, tu mismo lo dijiste… -¿Cuando dije eso? -Cuando hablamos con Noah antes de viajar, cuando le dijiste que si se había equivocado, debía pedir disculpas, que eso engrandece a la gente y no se que mas… -¿«No se que mas»?... —repitió Blaine divertido. -Si, olvide la mitad de lo que dijiste, pero es por tu culpa, por sentarte con la silla de esa manera sexy que sabes que me encanta— Blaine sonrió coqueto y engreído— así es que… un «gracias Cooper y disculpa por desconfiar de ti» vendrían muy bien una vez que firmemos todos los papeles. -Ok… haré mi mejor esfuerzo —dijo su esposo cerrando la carpeta, luego le tomo la mano y le dio un beso en al mejilla— lo siento… —agregó echando mano a la sonrisa que lo sacaba de situaciones como esa el 99,9% de las veces, Kurt sonrió de vuelta y le hizo un cariño en la cara— ¿de verdad pondrás cara de enojado un par de minutos seguido? -Obvio que lo haré y te diré que lo estoy, además, pensaré dos veces si contarte o no los planes que tengo para esa playa privada que tendrá nuestra casa. -¿Estoy yo en ellos?, porque si lo estoy, es tu deber contármelos… —dijo Blaine mientras comenzaba a caminar hacia la oficina de Tony y Russell... -Lo estas… -¿Y hay poca ropa?... -Nada de ropa más bien Señor Anderson-Hummel… nada de ropa… —corrigió su esposo poniendo cara de travesura.
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juaniarroyo-blog · 7 years
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Río de Janeiro. Día 3
Hoy es domingo, nuestro segundo dia completo en Río. Está HERMOSO. Hay un sol increíble y la playa está perfecta: no hay viento y el agua es muy linda. Hoy nos pusimos a caminar y llegamos a la playa de Leme, mucho más linda que la de Copacabana. Es tranquila, hay palmeras con sombra y el morro al lado. Típica imagen tropical.
Son las 13.30 y seguro se imaginan que estoy tomandome una Caipirinha en un puesto, pero no. Estoy en el metro: estoy yendo al Maracaná porque en un rato juegan Fluminense-Corinthians y voy a ver el partido. La entrada la compro allá en la puerta cuando llegue, parece que es muy fácil.
Viajando, miro por una ventana del metro y se ve el estadio desde lejos, es imponente. Como me habían dicho, la entrada se compra fácil en la boletería. Siendo estudiante sale la mitad, pero de más está decir que me olvidé la libreta universitaria, así que pago la entrada completa: 50 reales. Una vez con la entrada en mano, ya puedo ocuparme de lo importante: comer. Usando mí excelso portugués, le pregunto a un policía donde ir y le hago caso. Gran decisión: un lugarcito típico, con comida por peso. Comí excelente.
El clima en el estadio es muy tranquilo. Se juntan todos cerca de la entrada a tomar cerveza (parece que es lo único que hacen) y cantar.
A la hora de entrar, en vez de control de alcoholemia, parece que por poco hacen un control de antialcolemia: si no tomaste ni pasás más o menos.
Qué emoción! Estoy adentro del Maracaná. Es imponente y hermoso. Me ubico cerca de la “barra” del Fluminense, la cancha no está llena y hay espacio para ubicarse tranquilo. Acá el cocacolero vende cerveza, todo el mundo está tomando y no hay ningún problema.
El partido terminó, yo la pasé bárbaro (el Fluminense perdió y le anularon un gol sobre la hora, están todos enojados).
Ya es de noche y ahora me tengo que volver en metro.. imagino que va a ser un quilombo de gente.
Me sorprende que no: entramos todos en el primer metro que llega y estamos cómodos. A los 20 minutos estoy en el hostel, impecable.
Con Cami vamos a comprar la comida al súper, nos bañamos y cocinamos. Nos quedamos hablando con Genaro y las francesas.
Al rato llega Javier, el chileno, pinta sacar la guitarra y nos quedamos en la entrada del hostel charlando hasta tarde.
En un momento un señor brasileño que estaba pasando caminando por la calle con una guitarra en la mano, nos ve y se une con nosotros. Toca garota de Ipanema, un par de temas más y se va.
Genaro se pone a tocar temas suyos, varios muy lindos. Él los compone pero no los ha difundido todavía.
Con Javier y Genaro charlamos de un montón de cosas. Tienen una cabeza distinta a lo que estamos acostumbrados. Genaro es músico, y según él vive haciendo negocios. Se la pasa viajando y la verdad que es un personaje bastante particular. Javier también tiene sus proyectos y piensa ser millonario de joven para disfrutar de viajar. Me dice que vive en Puerto Montt y al decirle que me volvía para Bariloche (ambas ciudades quedan cerca) me invita a su casa. Quiero ir.
Los dos siempre viajan solos, con la mochila para todos lados. Me encanta cómo saliendo un poco de donde uno vive se encuentra con personas tan distintas. El mundo es gigante pero el mundo de uno es muy chico: viajar es la mejor forma de agrandarlo.
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