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#vivir poéticamente
hamedtoledo · 6 months
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Vivir poéticamente es vivir desde la atención: constituirse en un sólido bloque sensorial, psíquico y espiritual de atención ante toda la dinámica existencial de la propia vida, ante la expresividad del mundo, ante la sinfonía de detalles cotidianos en los que esa expresividad se concreta (ello implica un refinamiento orquestal de la vida de nuestros sentidos y un esfuerzo consciente por aquilatar nuestra percepción de los objetos que pueblan nuestro entorno).
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Armando Rojas Guardia en ¿Qué es vivir poéticamente?, 2013.
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las-microfisuras · 6 months
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RENÉ CHAR, POETA DEL FUROR APACIBLE
Tu feras de l'âme qui n'existe pas un
homme meilleur qu'elle...
R.C.
En la gran escritura mítica de toda la humanidad, de todos los tiempos, hay escritores, hay poetas que son ellos mismos parte de esa escritura. Su escritura, su poesía, corresponden menos a una persona, a un nombre prestigioso, que a una particular manera de nombrar "su" verdad, que es una de las innumerables verdades del mundo y del universo. Y no se trata de ver y de escribir esa verdad sino de "ser" ella misma en vida, pensamiento y acción. Se trata de vivir poéticamente esa verdad también innumerable e irrepetible en su unicidad. No todos pueden ver la verdad pero todos deberían ser esa verdad -decía Kafka con ese tono de tranquila desesperación que era su manera de serlo-: raros son los ojos que ven por primera vez el rayo de luz donde estuvo siempre sin que nadie lo viera antes. Es en esta dimensión visionaria donde el poeta que nombra tiene su verdadero nombre. El nombre secreto que cada uno trae al nacer, que sólo a través de su destino se revela y por el cual es reconocido y recordado a través de los tiempos.
- Augusto Roa Bastos, fragmento de la presentación del poemario de René Char "Furor y misterio". Colección Visor de Poesía, 2002.
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katherinasinferno · 1 year
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¿ Aliado o enemigo ?
El silencio ensordecedor me envuelve en la oscuridad de mi mente aún estando acompañada, ligera y poéticamente murmura:
¿por que?
A lo que mi mente me responde:
Lo mereces no has sido la mejor persona
y lo se, se que no soy amable ni adorable pero prefiero ser yo misma y sucumbir ante los deseos de mi mente que vivir una vida sintiéndome miserable y ahogada en recuerdos que nos son míos, al vivir cosas que yo no desee vivir, por complaser deseos de alguien más.
Por eso el silencio es mi aliado aunque finja ser mi enemigo.
Con amor
T.M.
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deepinvenus · 4 months
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Soy una escritora frustrada que se dió cuenta que del arte no puede vivir y que aunque intente hablar a través de textos poéticamente desastrosos, no siempre se va a poder entender lo que me pasa. Al ser algo malamente caótico, es un hueco dónde puedo fluir sin la necesidad de reprimir los sentimientos encontrados en el traspaso diario de ésta vida divina.
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camaleoncosmica · 11 months
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Mi mente está en asilo mientras trato de recuperar las fuerzas que el eclipse se llevó de mi cuerpo
Lo derrotó
Derramo cada lágrima y saliva de ese cuerpo que estaba tratando de vivir su vida ignorando que se sentía inservible en pensar una acción
Qué es una acción
Ya no tenía idea de que era accionar
Ese cuerpo a penas tenía una rutina de todos los días
Bañarse
Meditar
Lavarse los dientes
Y ahora quería peinarse
Unos días lo lograba y otros no tanto
Ese cuerpo no tenía mucho que decir, más que sentir, se sentía tranquilo cuando no tenía que pensar sobre accionar poéticamente
Su vida se trataba de ir a atender clases que no entendía pero fingía que sí
Su parte favorita era ir escuchando música en el bus, quizás sentada o parada
No importaba ya
La fantasía de irse en ese bus hasta el final de los tiempos
La asechaba cada vez que se subía
Y quería una y otra vez irse de largo
Olvidarse de que tenía que bajarse en alguna parada
Por qué bajarse?
Ahí quería estar en el asiento trasero, moviéndose por la ciudad mientras alguien más conducía y ella escuchaba música
Por qué tenía que accionar?
Ella ya tenía suficiente con su rutina de la mañana, con escuchar música y con alimentar su cuerpo mientras compartía con otras personas.
Por qué tenía que tener una identidad fija?
No quería una personalidad fija, ella no pertenecía a un solo lugar. Los lugares seguros eran estar en medio del bosque o en medio de una playa desolada o mejor aún en medio de un escenario esperando la tercera llamada
El show debe continuar
¿Continuar a dónde?
No sabe a dónde va, porque aquí no siente un rumbo que tenga su corazón latiendo.
Cuando está lejos de este lugar, siente ganas de escribir y de explorar. Pero no quiere hacerlo para presentarle a otras personas desagradables que van a meter sus sucias manos a sus pensamientos, como si no tuvieran valor alguno por si solos.
No quiero acabar esto diciendo que no quiero compartir
Pero ya no quiero presionarme a hacer las cosas para compartir
Quiero que sean mías primero
Aunque nada sea mío en el pasado
En el presente quiero que cada cosa que salga de mi sea mío
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societyofepicurus · 1 year
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¡Feliz Eikas! – Las 10 afirmaciones de Luciano sobre Kyriai Doxai
¡Feliz Eikas a nuestros lectores! Luciano de Samosata es poéticamente un “espíritu de la risa” entre nuestros antepasados. Era al mismo tiempo un artista, un cautivador narrador, un payaso, un satírico y un comediante. Lucian practicó VS 41 cuando eligió vivir con la risa e impartir la risa mientras era fiel al Kyriai Doxai. En la porción 47 de Alejandro el mercader de oráculos, una novela…
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lasociedadconnery · 2 years
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09.01.23
Esto es difícil de sortear frente al mal entendimiento que puede tenerse de la vida moderna, la cual se vuelve pronto un sinsentido de pésimo gusto para el ingenuo aficionado a los libros que vive basado en ideas que, aunque en la gran pintura nos ofrecen una ilusión de seguridad, en el diario es más lo que nos defraudan que lo que nos conforman. He aconsejado que quien se sienta desconectado del entorno en que habita, haría bien en conciliar su concepto con el del exterior para limar asperezas y darse cuenta lo poco diferente que es de los demás, pero es preciso advertir que no se trata de un camino libre de percances, pues además de la muy natural contradicción, que es lo que en primer lugar me llevó a zafarme, queda la también muy natural pero a veces muy discreta tendencia a conducir las relaciones y asuntos de forma que me produzcan provecho a mí, cuanto más, mejor y sin importar el efecto que en terceros pueda generar. Aunque el comentario está de más para muchas personas, lo explicito porque escribo para quienes lo olvidan constantemente y piensan que, porque sus intenciones son buenas, serán reciprocadas (Spoiler: serás cogido de soda). Esto es para estar al día y bregar en la cotidianidad, no para creer que estamos rodeados de amor y paz y que mis súbitas inclinaciones pluralistas son compartidas por mis coterráneos y que me estaban esperando porque faltaba era yo para empezar una fiesta poliamorosa con el Electric Ladyland a todo timbal. Así pues, es necesario considerar que es tan probable que me estén dando un buen consejo, útil Para Mí, a que me estén persuadiendo de hacer tal cosa que pudo servir a quien ahora me la propone, pero que a mí puede que ni siquiera termine de parecerme buena idea porque me conozco y sé que no voy a cumplir, y esto último tanto con buenas como con malas intenciones, pues es sabido que apartarse de la zona de confort es despojarse de la armadura con la que mejor se combate en la vida y ¿qué mejor preludio que ese para la posterior victoria?. Que se trate, palabras más palabras menos, de una disimulada recolección de información es otra obviedad que si suena cruda y tal es porque la costumbre de vivir poéticamente me ha vedado de más simplezas de las que conviene y por supuesto que es mi responsabilidad abrirme de ese parche ASAP, que es lo que, a riesgo de hacer el ridículo nuevamente, pretendo con las notas. ¿Por qué spanglish y vulgaridades, joven negro? Porque sólo me interesan esos dos tres antisociales y chismosos que me pueden entender de corazón y que, como yo, se las están ingeniando día a día para que la certeza de que el mundo y sus promesas son una mentira no los devore y, puesto que no pueden evitar soñar, pronto les sea indiferente y hasta otro motivo de gracia.
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elarchivodeariel · 2 years
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NO HAY NADA MEJOR QUE CASA
La novela MEMORIAS DE LA CASA ROSADA, de Miguel Alfredo Olivera, tiene un título que parece una trampa, pero para mí es una metáfora.
El libro de Olivera está en mi biblioteca por decisión de mi mamá, que lo compró creyendo que hablaba de LA Casa Rosada, la que está en Balcarce 50, y es la sede del Ejecutivo Nacional. Cuando la leyó se encontró con otra cosa. La novela es el relato de una casa color rosa, pero la historia le gustó. Entonces también la leí yo.
Llena de frases sutiles y reflexiones inteligentes, MEMORIAS DE LA CASA ROSADA nos cuenta cómo el pintar, amueblar y decorar una casa es, de alguna manera, construir nuestra historia familiar y personal, brindándonos la posibilidad de sobrevivir refugiados en nuestros valores, nuestros recuerdos, nuestras plantas, nuestros libros, nuestras mascotas y nuestra familia cuando afuera todo lo demás parece que está a punto de explotar.
La trama es simple y, precisamente por eso, encantadora. El protagonista compra y decora la casa para no mezclarse con la decadencia política y social que azota a la nación. Se dispone, entre tanto, a contar la historia de su familia en clave de ficción, recorriendo la historia de Argentina.
Como lectora, repasaba las atrocidades del gobierno preconstitucional de Juan Manuel de Rosas, mientras el protagonista se quejaba, de manera absolutamente elegante, de los desastres del segundo gobierno peronista. En tanto, la vida pasaba. Y termina la novela, como una gran metáfora.
Ese final, que no voy a contar, puede ser leído como una profecía nacional. Lo importante, en definitiva, es vivir en armonía, cada día, con lo que podemos hacer. Y pintar poéticamente "de rosa" nuestro hogar es una buena alternativa cuando afuera todo funciona mal.
Flavia Vecellio Reane.
Octubre 3, 2022.
@FlaVecellio
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xanorfilms · 3 years
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Después de una larga desaparición y de falta de inspiración en escribir, y tras algunas fechas importantes como mi cumpleaños, navidad, Año Nuevo y todas las reuniones familiares, además de una gripe que me hizo terminar el año con el cuerpo cortado y poéticamente sintiéndome como cristal y que me consumió la vida de forma muy angustiante, he vuelto con ganas inmensas de escribir en vez de subir historias artísticas que nadie le toma interés más que unos cuantos a mi insta.
Así que ahí vamos.
2022, lléname de experiencias gay y enséñame a vivir como uno por favor. Hagamos que mi bisexualidad sea llevadera porque como tal leí una vez “trata que tu mente sea un lugar seguro, estas ahí literal toda tu vida y pueden pasar muchas cosas”.
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transconsciente · 4 years
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LAS PERSONAS QUE SE AMAN A SÍ MISMAS
Egoístas: las llama la religión.
Narcisistas: las llama la psicología académica.
Cuando, de hecho, es totalmente al revés.
Las personas que de verdad se aman a sí mismas son las más empáticas del mundo.
El rótulo siempre intenta desestabilizar, derribar y engendrar culpa.
Con el objetivo último de manipular.
¿Que si saben poner límites?
Eso seguro.
¿Que si se complacen a sí mismas?
Obviamente.
Casi siempre saben de las dosis justas.
Cuándo dar. Cuándo darse.
Les duele el dolor del mundo.
Y les duele su dolor.
Por eso es que maniobran poéticamente para poner amor en ambos sitios.
No se consideran “buenas personas”.
Se ríen de las palabras “ética” y “moral”.
No sienten paz todo el tiempo.
Sienten todas las emociones humanas.
No obstante, son pragmáticas.
Saben hasta dónde sirve y hasta dónde no.
Se ríen, lloran, se enojan y dudan.
Se relacionan consigo mismas y con las demás.
Conocen su sombra,
conocen al “asesino interno”.
Y comprenden qué es lo que acontece antes del arrebato de matar.
Por eso no se escandalizan.
Escuchan. Se escuchan.
Resuelven desde el presente
y no desde las antiguas concepciones.
Disculpan y se disculpan.
Sabiendo que nadie, en el fondo,
puede quitarnos la decisión última
de estar en paz.
Y que no existe nada en el universo
que sea tan pero tan casual y desafortunado.
Reparan y piden reparación.
A su modo.
En la intimidad.
Entre los involucrados.
Sin escraches.
Saben que el escrache y la condena social son una forma refinada de venganza.
No hay guillotina, soga ni silla eléctrica.
Pero está la estigmatización eterna de los miedosos.
Y la cárcel indigna de países a los que no les interesa ni un poquito entender el síntoma.
Las personas que se aman a sí mismas aman de igual modo al mundo.
No amortiguan el golpe.
Hablan de lo que hay que hablar.
Hablan del pecado (entendiéndose este como el error que no nos lleva a la felicidad).
Pero cada vez que hablan del pecado, lo señalan como esa tentación que está al alcance de todos, sin excepción.
Las personas que se aman a sí mismas son auténticas, inocentes, desfachatadas.
No se aferran a lo viejo para sobrevivir.
Ponen en práctica los nuevos impulsos del corazón.
Porque, para ellas, la primera y última voluntad es vivir.
Ignacio Asención
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yemadetinta · 4 years
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Llamado por los malos poetas
Se necesitan malos poetas. Buenas personas, pero poetas malos. Dos, cien, mil malos poetas se necesitan más para que estallen las diez mil flores del poema.
Que en ellos viva la poesía, la innecesaria, la fútil, la sutil poesía imprescindible. O la in- versa: la poesía necesaria, la prescindible para vivir.
Que florezcan diez maos en el pantano y en la barranca un Ele, un Juan, un Gelman como elefante entero de cristal roto, o un Rojas roto, mendigando a la Reina de España.
(Ahora España ha vuelto a ser un reino y tiene Reina, y Rey del reino. España es un tablero de alfiles politizados y peones recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).
Y aquí hay torres de goma, alfiles politizados y damas policiales vigilando la casa.
A la caza del hombre, por hambre, corren todos, saltan de la cuadrícula y son comidos.
Todo eso abunda: faltan los poetas, los mil, los diez mil malos, cada uno armado con su libro de mierda. Faltan, sus ensayitos y sus novela en preparación. Ah.. y los curricola, y sus diez mil applys nos faltan.
No es la muerte del hombre, es una gran ausencia humana de malos poetas. Que florezcan cien millones de tentativas abortadas, relecturas, incordios, folios de cartulina, ilustraciones de gente amiga, cenas con gente amiga, exégesis, escolios, tiempo perdido como todo.
Se necesitan poetas gay, poetas lesbianas, poetas consagrados a la cuestión del género, poetas que canten al hambre, al hombre, al nombre de su barrio, al arte y a la industria, a la estabilidad de las instituciones, a la mancha de ozono, al agujero de la revolución, al tajo agrio de las mujeres, al latido inaudible del pentium y a la guerra entendida como continuidad de la política, del comercio, del ocio de escribir.
Se necesitan Betos, Titos, Carlos que escriban poemas. Alejandras y Marthas que escriban. Nombres para poetas, anagramas, seudónimos y contraseñas para el chat room del verso se necesitan.
Una poesía aquí del cirujeo en la veredas. Una poesía aquí de la mendicidad en las instituciones. Una poesía de los salones de lectura de versos.
Una poesía por las calles (venid a ver los versos por las calles...)
Una poesía cosmopolita (subid a ver los versos por la web...).
Una poesía del amor aggiornado (bajad a ver poesía en el pesebre del amor...)
Una poesía explosiva: etarra, ética, poéticamente equivocada.
En los papeles, en los canales culturales de cable, en las pantallas y en los monitores, en las antologías y en revistas y en libros y en emisiones clandestinas de frecuencia modulada se buscan poetas y más malos poetas: grandes poetas celebrados pequeños, poetas notorios, plumas iluminadas, hombres nimios, miméticos, deteriorados por el alcohol, descerebrados por la droga, hipnotizados por el sexo idiotizados por el rock, odiados, amados por la gente aquí.
En las habitaciones se buscan. En un bar, en los flippers, en los minutos de descanso de la oficina, entre dos clases de gramática, en clase media, en barrios vigilados se buscan.
¿Habrá en la tropa? ¿En los balnearios, en los baños públicos que han comenzado a construir? ¿En los certámenes de versos? ¿En los torneos de minifútbol? ¿Bajo el sol quieto? ¿A solas con su lengua? ¿A solas con una idea repetitiva? ¿Con gente? ¿Sin amor?
No es el fin de la historia, es el comienzo de la histeria lingual.
Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en la lengua. Falsifiquemos el deseo: Te necesito nene. Para empezar te necesito. Para necesitar, te pido ese minuto de poesía que necesito, necio: quisiera ver si me devuelves el ritmo de un mal poema, que me acaricies con sus ripios, que me turbes la mente con otra idea banal, y que me bañes todo con la trivialidad del medio.
Y en medio del camino, en el comienzo de la comedia terrenal, quiero vivir la necedad y la necesidad de un sentimiento falso.
Se necesitan nuevos sentimientos, nuevos pensamientos imbéciles, nuevas propuestas para el cambio, causas para temer, para tener, aquí en el sur.
Y arriba España es un panal de hormigas orientales: rumanas, tunecinos, suecas a la sombra de un Rey.
Riámonos del Rey. De su fealdad. De su fatalidad. De Su Graciosa Realidad. La realidad es un ensueño compartido. La realidad de España es su filosa lengua pronunciando la eñe y su mojada espada pronunciando el orden del capital y la sintaxis.
¡Ay, lengua: aparta de mí este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle, suturada de chips, y cubre nuestras heridas con el bálsamo de los malos poemas..!
-Rodolfo Fogwill
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color0fmoonlight · 4 years
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nothing 1
Creí oportuno empezar a escribir más seguido, sin un tema particular & sin ser poéticamente correcta, ya que no sé que pueda pasar conmigo desde que asumí que efectivamente ya no tengo razones para vivir & realmente ya no me importa. 
Mientras pase por todo éste proceso por el que me obligan a pasar (porque ya está mas que claro que yo no quiero hacer nada al respecto) voy a intentar escribir recuerdos, dedicatoras, todo aquello que tenga aún dentro de mi mente & tal  vez no salió, porque mi futuro es incierto & de no tener uno, me gustaría que algún día alguien encontrara mis tristes notas & sepa que pasé por varias cosas antes de llegar hasta éste punto. 
Quizá sea una despedida, o quizá en el futuro lo lea & me de fuerzas para pensar que sobrellevé una situación horrible. 
Y es que así se siente, como un agujero en el pecho que no deja de crecer & te consume.
No sé que pueda pasar, mientras tanto sólo me quedo con mis palabras, con mis fotos abstractas, las canciones que me llevan a otro mundo, la compañía de mi gato, los animes que por momentos logran sacudir mi corazón & mis bellas plantas que todavía me hacen sentir en casa.
Normalmente pensaría; todavía hay cosas que me gustan, todavía puedo lograrlo... pero ¿realmente es tan importante? No soy indispensable para nadie, & supongo que tampoco nadie lo es para mí. 
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las-microfisuras · 5 years
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《Es mucho el saber y poco el vivir》, dijo Gracián. Pero, de nuevo, el aforismo opera poéticamente, más allá de su verdad cuantitativa, con ese dejo melancólico, porque remueve los sentimientos de culpa que nos da nuestra finitud frente a las tareas infinitas que exige el Imperativo Categórico. Sí, hay algo profundamente melancólico en ir a una biblioteca o librería llena de libros que no leeremos jamás. Algo que trae a la memoria aquellos versos de Borges:
Hay un espejo que me ha visto por última vez.
Hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
Hay alguno que ya nunca abriré.
¿Y para qué leer? ¿Y para qué escribir? Después de leer cien, mil, diez mil libros en la vida, ¿qué se ha leído? Nada. Decir: yo sólo sé que no he leído nada, después de leer miles de libros, no es un acto de fingida modestia: es rigurosamente exacto, hasta la primera decimal de cero por ciento. Pero ¿que no es quizás eso, exactamente, socráticamente, lo que los muchos libros deberían enseñarnos? Ser ignorantes a sabiendas, con plena aceptación. Dejar de ser simplemente ignorantes, para llegar a ser ignorantes inteligentes.
Quizá la experiencia de la finitud es el único acceso que tenemos a la totalidad que nos llama, y nos pierde, con desmedidas ambiciones totalitarias. Quizá toda experiencia de infinitud es ilusoria, si no es, precisamente, experiencia de finitud. Quizá, por eso, la medida de la lectura no debe ser el número de libros leídos, sino el estado en que nos dejan.
¿Qué demonios importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales.
• Gabriel Zaid, "Los demasiados libros"
Random House Mondadori
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cristinabcn · 4 years
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EDITORIAL: "CUANDO SÓLO NOS QUEDA LA POESÍA"
EDITORIAL: “CUANDO SÓLO NOS QUEDA LA POESÍA”
“El vivir poéticamente hoy en día es todo un desafío. Sabemos que no vamos a cambiar el mundo con la poesía, pero el estado poético se parece tanto al mundo transformado”.Así pensamos y diríamos ahora, todos o casi todos los que nos encontramos reunidos en nuestros diferentes Círculos, Comunidades, Direcciones Mundiales, Secciones de Prensa especializadas en Escritores Intelectuales y libros… y…
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cuchufliwi · 5 years
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he vuelto aquí
no sé por qué se vuelve al hoyo ni sé por qué es tan difícil salir de aquí. Necesito, por alguna razón que desconozco (supongo que es el rogar por comprensión), hacer público este dolor y normalizar (odio esa palabra) que, así como mientras hay días en que lloro en la calle y en la micro y en la feria y en mi cama y antes de ir a kickboxing y después de y antes de contestar el teléfono y antes de ver a mis amigos/as, debe haber por ahí otras personas pasando por lo mismo. Quiero escribir porque quiero que, quienes no han estado cercanos al deseo cotidiano y recalcitrante de morir, puedan comprender.
Cuando estoy mal soy una carga y un estorbo y eso lo sé muy bien. Lo acepto y lo trato de llevar lo mejor que puedo. Estamos enfermos (y no hablo de patologías siquiátricas, que tanto me molestan), padecemos un dolor profundo y extraño que huye y se enmascara de las formas más inusuales, necesitamos de mucho cuidado y cariño y atención, tristemente necesitamos que alguien nos pregunte siempre de todo, aún cuando me cueste tanto contestar. Me gusta que me pregunten si comí. Si estoy tomamdo mis medicamentos, si necesito algo, si quisiera salir, si quiero ver una película. Y que no me juzguen por eso que creo que es lo que necesito, creo que no es mucho o quizás sí, quizás exijo demasiado. Quisiera saber qué es lo correcto, quisiera saber cuál es el camino para sobrellevar esto. Es eso lo que me aproblema de escribir esto (públicamente, porque escribo de esto (y más) con fecuencia y desde hace muchos años), que no sé de qué sirve buscar comprensión. Es por eso que no lo hago, la verdad, sólo yo me puedo mejorar a mí misma, sólo yo me puedo recuperar y eso lo sé muy bien. La verdad muchas cosas he logrado por mí misma y me felicito porque solo yo sé cuánto me han costado: licenciarme, hacer una ponencia (el logro más grande de mi vida!) nadar, hacer kickboxing y pertenecer a tan bella equipa, tener una linda bici me ha hecho muy bien, así como levantarme temprano y tratar de mantener mi pieza siempre ordenada y la cama hecha.
La gente que me quiere, quiere saber también cómo ayudarme y yo no tengo esas respuestas. Entonces evito contarlo: es que no sé, no sé cómo pueden ayudarme. A los tristes sin vuelta atras nos duele que nos digan que debemos ser fuertes porque, por ahora, simplemente no podemos serlo y de eso se trata esta tristeza, de no tener más fuerzas para continuar, de no saber ya de dónde se sacan, de haber agotado toda energía. (No quiero poner este dolor por sobre otros dolores: sé que en África hay niños muriendo de hambre y que en medio oriente está la cagá constantemente y sé que hay familias en las drogas y sé que tantas cosas en el mundo están mal. Sé, por otro lado, que sufrimientos que parecen pequeños son también grandes. Que los sufrimientos no son comparables. Cada uno/a carga con su cruz y esta es la mía.) Debe haber otras personas sintiéndose solas, como yo, a pesar de que sé que no estoy sola. A pesar de que sé que, a un llamado teléfonico, a un wsp, tengo un montón de personas dispuestas a estar conmigo. Pero es que este dolor es tal que comunicarlo es, a veces, indescriptible, es a veces poco creíble, es a veces difícil de comprender y dimensionar, es saber también que compartirlo es angustiar a otra persona. Solemos bajarle el perfil o al menos eso hago yo, sufro en silencio, trato de conversarlo pero no puedo, no me sale, cuando recibo consejos de “ánimo” “haz las cosas distinto” “sal de ahí”, pienso que es momento ya de dejar de hablar de ello. Decir esas palabras solo acrecenta mi culpa, la culpa que cargamos por estar así, la culpa que siento por no poder pensar positivo y no poder cambiar mi actitud y no poder estar bien. La culpa por haber caído en esta cárcel en la que estamos, por vivir en la cuerda floja. Arguedas escribió, en sus diarios que están publicados entre la novela que escribía en ese tiempo, antes de suicidarse, El zorro de arriba y el zorro de abajo: "Esta es una sensación indescriptible: se pelean en uno, sensualmente, poéticamente, el anhelo de vivir y el de morir. Porque quién está como yo, mejor es que muera" El 2018 fui hospitalizada dos veces y por razones de clase media ninguna de las dos hospitalizaciones las pude aprovechar como yo hubiese querido, o como hoy me doy cuenta que tuvo que haber sido. No podía dejar de generar dinero y recordar ese periodo es tortuoso. A veces, a pesar de ello, quiero volver allí porque hay personas como una, porque conversar entre nosotres era la mejor terapia. Dos veces tomé muchas pastillas, la primera vez tomé  carbonato de litio y muchos clotiazepam (que saben a chicle), me hospitalizaron por eso, andaba de vacaciones en Antofa, con mi familia. No le conté a nadie en mi casa, le dije a mi mamá que había ido a quedarme a la casa de mi prima unos días, le pedí a mi tía que me sacara de ahí rápido porque tenía que volver a Santiago a trabajar. La segunda vez que me hospitalizaron me mandó el sicólogo y la siquiatra, fue una hospitalización diurna porque yo no podía dejar de trabajar (en todo caso eso me distraía, en ese tiempo era empaque). La tercera vez no fui hospitalizada porque ya no quería más. Esa vez me tomé cerca de treinta pastillas, entre quetiapinas y clotiazepam, la verdad es que no me importaba demasiado si moría o no: solo sé que quería desaparecer, no sé cómo, quería esfumarme, no sé cómo, quería demostrarme a mí misma que puedo enfrentar la muerte y mirarla a los ojos.  Quería ensayar mi muerte, tener mi propia compañía de teatro y mi monólogo estelar. En la noche yo no me di cuenta del momento en que desaparecí, solo hice lo que hice y mientras escribía en mi diario me quedé dormida. Saqué algunas páginas que no quería que nadie leyera y las boté a la basura (aunque no alcancé a botarlas, hasta hoy no sé si alguien las leyó). Dejé mensajes que hoy no me atrevo a leer. No recuerdo nada de esa vez. Pude haber muerto, mis rumis (y amigues) se dieron cuenta de lo que estaba pasando porque en la mañana sentí mucha sed y me levanté a tomar una taza con agua que tenía en mi velador. No la pude tomar, se cayó y se estrelló contra el piso y eso los alertó. Después de eso no recuerdo nada, solo sonidos, recuerdo que no podía caminar y tuvieron que llevarme en brazos hasta un uber para ir a urgencias, un vecino nos ayudó. Recuerdo a la enfermera del Salvador poniéndome suero y  diciéndome que era grave, que había que hospitalizarme y la Carla al ladito mío diciéndome ay, wachita. Y sufriendo como ella sabe sufrir, como le duelen tanto las cosas, como a mí. No sé cuánto tiempo estuve ahí ni cuándo volví, solo aparecí en mi cama durmiendo, mucho, desperté y la Andrea -mi prima, mi hermana- estaba a los pies de mi cama. No sé qué me dijo. Pero luego, un día que fui a su casa y estábamos volás (como siempre que estamos juntas) se puso a llorar. Me dijo que lo que más le dolía es que yo no me hubiese despedido de ella, porque yo soy su hermana y ella siempre ha sabido que esto puede pasar, que siempre ha sabido que yo quiero morir y que incluso sea eso quizás lo mejor para mí. Tantas veces (a diario, la verdad, a veces como un pensamiento fugaz, otras veces me acompaña todo el día y me tumba en la cama para tratar de dormir y olvidar) he pensado en lo fácil que es volverlo a hacer, sobre todo en momentos así en que todas mis cosas están guardadas, en que mis fotos no están en la pared, en que deshacerse de mi recuerdo sería más fácil para el resto. En que no habría que sentir mi olor en mi ropa (como Maeve cuando huele el chaleco de Otis, como yo cuando descubrí que eso pasaba porque la Caro dejó un chaleco en mi casa) porque está en bolsos que nadie se atrevería a abrir. Pero no lo hago por cosas prácticas, porque la muerte no es cualquier cosa, porque una sí tiene consideraciones por otras personas y es por eso que tanto demora. Quisiera tener todas mis deudas saldadas, quisiera dejar plata para todo lo que venga, para aminorar las preocupaciones, para dejar a mi gente llorar tranquila. A veces siento que es como tener cáncer, que es como un tumor que se niega a desaparecer, como el de mi papá: que una cree que se fue y, de repente, no sé cómo, aparece otra vez. Me deja en cama otra vez, me desordena la pieza -yo soy muy, muy ordenada- y la mente, me llena y enmaraña de pensamientos obsesivos y de daño a mí misma. Yo sé por qué me hago tanto daño y lo sé hace años. Es porque quiero morir, es porque que no he conocido algo mejor que ese deseo, es porque quiero estar tan destrozada que no haya otra opción que esa, es porque quiero que el dolor sea mayor a las esperanzas y a las tristezas que en otros/as pueda causar. Antes de suicidarse, el Leo escribió en facebook que el tiempo pasa y las penas se olvidan (o algo así). Supongo que, como yo, se consolaba en eso: en que el tiempo pasa. En que mi mamá sufrirá pero en un par de años eso ya no va a importar, en un par de décadas mi familia ya no estará y ese dolor habrá sido uno de tantos en esta tierra. A veces tengo horrorosos pensamientos, a veces hasta he deseado que mi mamá se muera pronto y así yo no tener que cargar con la culpa de cumplir el anhelo que ha ocupado ya un tercio de mi vida. Yo no sé bien por qué quiero morir pero lo quiero hace años, miro hacia atrás y pienso que es realmente increíble e improbable que siga con vida pero aquí sigo, no sé cómo, no me lo explico, o la verdad sí lo hago: es para que nadie vaya a sufrir. También es porque tengo la dicha de rodearme de personas maravillosas que me llenan de amor y alegrías y apoyo cada vez que lo he necesitado. Apoyo de todo tipo: ir a cuidarme estando resfriada, abrazarme, dejarme llorar, de a poco y con paciencia lograr que pueda yo confiar. Ver una película, sacarme de la casa, decirme que todo estará bien, prestarme plata, darme una camita en sus casas. Invitarme unas chelas y unas papas fritas, decirme cosas lindas. Hacerme sentir querida, tan querida. Pero no confundirse: no es solo que hayan llegado ellos/as a mi vida como ángeles. Yo intencioné también esas amistades. Yo me tiré a la piscina, yo fui a conocer personas aún cuando en verdad no quería ir, yo me abrí a que me conocieran y a conocer, yo me encargué de rodearme de la familia que yo escogí. Es un trabajo arduo, mantener lazos es un trabajo de todos los días.
Recuerdo el primer día en que se me ocurrió matarme, tenía diecisiete. Desde allí, nunca más desapareció. Aunque no parezca posible, ha estado conmigo cada día desde hace años. Fue un verano más horroroso de lo común. Me quedaba en la cama observando nada hasta que oscurecía, nunca prendía la luz. Solo me levantaba para almorzar (esa era la mejor hora del día) y en mi casa nadie entendía y yo tampoco, la verdad, lo entendía. Mi mamá me preguntó si acaso yo estaba embarazada y si por eso estaba tan mal. Hoy tengo 24. Hoy, aunque amanezca con recalcitrantes deseos de morir, agradezco cada mañana el estar viva porque una vez conocí a una judía en el bus y a las 12 se puso a rezar y yo le pregunté por qué y me dijo que estaba agradeciendo otro día más de vida. Tiempo después escuché este verso de Borges “gracias doy por la mañana, porque nos da la ilusión de un principio”. Agradezco aunque no tenga ganas de agradecer porque a veces eso me hace bien. A veces hace que, al menos la mañana, sea más llevadera. Yo hubiese querido aprender a escalar. Yo hubiese querido tener el atrevimiento de subirme al ring. Yo hubiese querido ir a alentar a la Aylin mientras rapea porque la admiro tanto, tanto. Cuando me corté el muslo ella se dio cuenta y me subió a su auto después de entrenar. Me contó que ella también estuvo así, me contó todo, me preguntó de todo, me quiso y me acompañó. Yo hubiese querido cruzar el Huillinco a nado y no temer a mirar las profundidades del lago (que me dijo el Nacho que pueden ser de más de cien metros), yo hubiese querido nadar en el mar hasta muy lejos, yo hubiese querido retomar mis conocimientos de teoría musical y hubiese querido leer partituras como podía hacer antes, cuando era niña, cuando era una promesa intelectual, cuando leía sin parar, cuando tenía vitalidad (a pesar de que en ese tiempo ya era una niña triste, en algún lugar de mi ser ya sabía que todo esto iba a suceder). Quisiera haber podido tocar Jealous Guy en el teclado pensando en ti y en mí y leer la partitura como si fuera un libro, como si fuera algo fácil. Hubiese querido tocar el chelo otra vez. Hubiese querido tocar bongó otra vez.
Hubiese querido aprender más de fotografía. Hubiese querido aprender a estar presente y ya no presente-ausente, hubiese querido disfrutar de todo otra vez, interesarme por todo, otra vez. Porque con los años es cada vez menos ese disfrute, el interés por todo a desaparece por largos períodos. Hubiese querido ir a otros países y hubiese querido entender el universo y las estrellas y leer a María Teresa Ruiz y hubiese querido cambiar el mundo, no sé cómo, pero hubiese querido. Hubiese querido reír y conversar de verdad, otra vez, hubiese querido amar bien, otra vez, hubiese querido no pasar días enteros llorando, hubiese querido abrir más mi corazón con mis amigos/as (que son tan buenos/as, que son tan únicos, que son los/as que me dan vida). Hubiese querido preparar a mi mamá para esto. Hubiese querido poder ver películas y series y escuchar música pero todo eso me asusta, todo eso me apena, porque en cada película y serie y música hay cosas que me duelen, hay cosas que me recuerdan todo eso que me duele. Hubiese querido no estar peleada y tan dolida contigo, para que no sufras más, quisiera que no te enteraras, quisiera que terminaras tu viaje bien y volvieras y en meses no te enteraras, quisiera que yo te importe ya tan poco que no vayas a llorar con ese llanto que pocas veces te salía pero que, cuando estaba, me rompía el alma. Hubiese querido preparar a todos/as. Hubiese querido despedirme de cada uno/a y que sepan lo importantes que fueron, lo importantísimos que fueron, pero nunca lo he hecho porque sé que comprensión no encontraré y, en vez de ello, hallaré el deseo de disuadirme. Porque sé que todos/as pensarán que es posible salir de aquí pero no, no, no, los años solo me demuestran que no, que vuelvo siempre y siempre y siempre y cada vez es más doloroso y cada vez todo me importa menos y cada vez floto más en mis días y cada vez y cada vez levantarse de la cama es más difícil. Y cada vez irse a dormir en la noche con el temor a no poder levantarme al otro día porque carece todo de sentido, es más difícil. Y cada vez conversar por teléfono es más difícil y contestarle a mi mamá es más difícil y decirle a alguien que estoy mal es más difícil y salir de casa, sobre todo en verano (que han sido siempre un infierno, excepto el verano pasado que fui mucho a la playa), es más difícil. (antes pasaba todo el día fuera de mi casa, antes callejeaba, antes salía mucho sola, antes en la noche me iba desde grecia a tobalaba en metro y de vuelta a grecia solo porque me gustaba leer ahí. hace un tiempo algo me asusta de salir de la casa. Es como si en ella me sintiera segura, triste, pero segura, segura no sé de qué. Una vez que tenía miedo de salir, la Eli me dijo ‘belén, te prometo que todo estará bien’. Eso me hizo muy bien) Querría que todo esto fuera verdad. Quisiera que, de todas las decenas o cientos de mensajes suicidas que he escrito, este fuera el último, este fuera el definitivo antes de mi liberación, este fuera el que más ruega por comprensión y perdón, este fuera en el que todos esos “hubiese” tuvieran sentido. No quiero ir hoy donde la Dani a ver a mi familia que yo escogí, porque hoy solo quiero llorar. Sé que si voy, voy a llorar con ellos/as pero no quiero, no será momento para llorar, será momento de celebrar. De celebrarnos la vida pero, ah, yo hoy no tengo ganas de celebrar la vida. I have to keep breathing, por mi mamá, por las personas que amo y me aman, por la pequeña esperanza de estar bien, que a veces se asoma por debajo de la puerta y me embolina la perdiz. no sé cómo, no quiero, pero i have to.
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ciruelasazules · 5 years
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tiempo y espacio
yo tuve que darme cuenta de que eras parte de mí, de mi cuerpo y de todos mis días, y que con vos sabía desayunar, dormir, comer, viajar, llorar, enojarme, enojarme, enojarme, odiar, aprender, reír, confiar, confiar, confiar, descansar, abrazar, tener miedo, tener fe, tener dudas, tener casa, abrigo, caricias, futuro, presente, juego, vida, magia, todo
y tuve que darme cuenta de que aún así, ni la muerte de mi papá era suficiente para mantenernos juntos, para superarlo todo, para hacernos fuertes
nuestra fortaleza fue darlo todo
y saber dejarlo también.
no lo quiero decir poéticamente, nada más quiero decirlo.
nosotros llegamos a necesitarnos tanto que después ya no pudimos más.
y pensamos que no íbamos a separarnos nunca pero sabíamos también que no podíamos seguir juntos.
lo nuestro era muy especial dijiste.
yo te dije que sigue siendo.
que somos familia, que para mí vos seguís siendo mi cuerpo pero yo igual todos los días intento verte separado. Que si tenés una lagaña te la puedo sacar con la mano sin pensarlo, pero ya no lo hago. La verdad es que ya no lo hago. Porque sé que no somos lo mismo.
Que aunque haya borrado hace tres días tu mural de mi pared, y haya llorado en el piso, y me haya vaciado al hacerlo, yo ya no puedo hacer de cuenta que estás ahí. Porque no estás.
Porque estos meses no estuviste, y yo sí seguí estando. Cada noche. Cada terror, cada angustia. Cada vez que tuve que darme cuenta de que la muerte existía y no podía negarla.
Esa muerte también fue la tuya.
Y durmió conmigo todo este tiempo.
Pero esa muerte ya no sos vos. Ya no te nombra. Ya no me abraza.
Esa muerte me dice ahora que la vida, los afectos son eso: impredecibles. Fuera de todo espacio y tiempo, suceden, se hacen cuerpo, y dejan de serlo, aunque ahí estén. Incomprensibles.
Yo aprendí a vivir sin papá, aprendí a vivir sin vos. Me hubiese gustado tener hijos y que sean tuyos, y que sean sus nietos, y que seamos fuertes, sinceros, conocidos, cercanos, como en esa cabaña del Bolsón. Felices.
Pero vos te moriste porque nosotros decidimos matarnos. Porque sólo nos estaba consumiendo el veneno, y ya no había flores, no había frutos.
Y papá se murió también, porque así lo decidió, así lo quiso. Porque fue verdadero.
Y contra lo verdadero no puede irse.
Uno no puede negar lo verdadero porque se le derrumba en la cara. Porque lo ideal, la fantasía, puede hacernos creer que el futuro es esto, es así, matemático, diseñable, predecible, perfecto, pero lo evidente es que no es.
Nosotros podríamos ser perfectos, pero no somos. No fuimos.
Lo fácil de volver a dormir juntos, cantar juntos, hacer el amor o coger juntos, es lo que nos dice a gritos que no debe ser. Nada que sea tan fácil puede ser cierto. Nosotros no fuimos.
No vamos a serlo ahora.
Para mí no fue fácil dormir sin tu cuerpo y llorar sin tu abrazo. Desesperar sin tu calma.
Pero tuve que hacerlo. Tuve que darme cuenta.
Vos podés darte cuenta también.
Podemos amarnos, querernos, cuidarnos estando lejos.
Podemos no necesitarnos, podemos aprenderlo.
Merecemos aprenderlo. Es lo que nos toca.
El amor es impredecible, indefinible, incomprensible. Inabarcable.
No se trata de estar juntos, ni de estar separados. No es dejar de quererse.
Se trata de saber estar solos, aunque no sea fácil.
Se trata de que sea verdadero.
Nosotros lo somos,
podemos hacer todo distinto, inventarlo.
podemos amarnos a pesar del tiempo y el espacio
de los días, de los cuerpos
tenemos esa fuerza, porque la construimos juntos.
es nuestro hogar
y lo va a seguir siendo.
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