Tumgik
#yall dont have to read this en serio
p0isonivy · 2 years
Text
        nothing about the way that you were treated ever seemed especially alarming 'til now                           so you tie up your hair and you smile like it's no big deal
locación: streeterville, chicago. línea del tiempo: jueves 23 de junio, por la mañana, después de terminar la misión.  notas: violencia verbal 
el sol pinta del dorado más increíble los muebles de su sala cuando ivy llega a su departamento. 
la sangre falsa sobre su cuerpo se ha secado, barrido y caído desde la última vez que su morada la vio, pero a diferencia de la mezcla de colorante y aceites, el interior del departamento no ha cambiado para nada, todo se ve exactamente como lo dejó más de doce horas atrás y claro, de ser lo contrario, ni siquiera habría entrado más allá del recibidor, tampoco habría puesto los seguros a su puerta ni se habría quitado los zapatos. no hay necesidad de encender las luces, la mañana ha abrazado por completo el interior de su departamento como para hacer tal cosa, sin embargo, lo hace por costumbre.  
“ peri, ¿en dónde estás muñeca? ” su voz sale armoniosa pero cansada, retumbando en las paredes aglomeradas por fotografías enmarcadas. el sonido de su bolso sobre el desayunador de granito es el que irrumpe ahora el silencio y aunque la ausencia de su gatita es notoria, no le parece extraña a esas horas de la mañana, debe estar durmiendo en su cama como siempre. decide no dar más vueltas al asunto, el día apenas empieza y ella todavía tiene que bañarse, reponer las horas de sueño que perdió gracias a la misión y trabajar un poco lo que reste del día.  
ojos cansados se mueven de arriba abajo sobre la pantalla de su móvil, poniéndose al día con el chat grupal al que pertenece y dejó de contestar cuando las cosas se pusieron un poco extrañas dentro de la prisión, demasiado ocupada muriéndose de miedo como para prestar atención a su teléfono. deja este cargando en la mesa de la cocina para ir a bañarse por fin, ansiosa por deshacerse de toda esa sustancia pegajosa sobre su cuerpo y el maquillaje tan incómodo alrededor de sus ojos.  
cuando sale del baño, unos veinte minutos más tarde, se encuentra con la luz de la sala apagada y su teléfono en el sofá. la pelirroja tiene dos hipótesis... la primera es que la falta de sueño está afectándole de manera terrible, haciéndola pensar que hace una cosa y en realidad no la lleva acabo; la segunda es que hay alguien con ella en el departamento. ambas ideas le causan un escalofrío por todo el cuerpo. toma su teléfono, se aprieta la bata de baño a la cintura y se aventura a su habitación, lista para llamar al número de emergencia en caso de encontrar un intruso.  
sandalias rechinan sobre el piso de madera mientras camina hacia su habitación, un poco más calmada después de repasar su llegada al departamento en primer lugar. no había entrada forzada, sus ventanas estaban cerradas, no tenía alertas en el teléfono de que alguien hubiese caminado por la sala. estaba a salvo y su paranoia solo estaba saliéndose de control una vez más.
“ veo que todavía se te olvida el cambio de ropa antes de meterte a bañar... ” la voz es ronca al hablar, tan rasposa que a ivy le duele en los oídos y tan fría que la piel de los brazos se le eriza. “ ¿y cuándo se te va a quitar esa manía de encender las luces tan pronto entras a una habitación? ” frente a ella se encuentra una figura tenebrosa, viste traje a pesar de ser tan temprano por la mañana, parece un gigante incluso si está sentado cómodamente en la orilla de su cama. su gatita, blanca como la nieve, le dormita tranquila en el regazo... si tan solo supiera que está en las manos de un monstruo temible.  
el monstruo temible tiene nombre y apellido —leonardo wang— , mide un metro con ochenta y cinco centímetros, recién rasurado (el olor de su after-shave sigue siendo el mismo), limpio, con una sonrisa encantadora naturalmente. entiende por qué nadie alzó una ceja o llamó a las autoridades cuando pidió entrar a su departamento. entiende por qué nadie le creyó en la estación de policía un año atrás cuando, con lágrimas, pidió que lo encerraran para siempre en una celda. leo era (y es) la imagen contraria a un abusador, por eso puede salirse con la suya desde el principio.
mirarlo, escucharlo, el simple hecho de respirar el mismo aire que él, trae recuerdos inmediatos a su memoria.  
su primera cita, su primer beso, la primera noche que pasaron juntos...
su primera pelea, el primer insulto, la primera vez que la hizo sentir vacía por dentro...
“¿que —” la voz le tiembla, sus manos aprietan la funda de su teléfono y el listón de su bata simultáneamente. “¿que estás haciendo aquí, leo?” la mención del nombre parece traer luz al rostro decrepito del mayor, mejillas hundidas se rellenan gracias a la sonrisa maliciosa que se pincela en sus labios. la gatita despierta al escuchar la voz de su dueña y después de dar un gran estirón bajo las manos del hombre, baja de la cama para ir a pasearse entre sus pies. “¿cómo —”
“—te encontré?” completa el hombre al ponerse de pie, su traje oscuro y liso haciendo contraste con las decoraciones pastel de la habitación. “ tsk, preciosa.... ” inicia, sonrisa socarrona en los camines que alguna vez predicaron amor eterno a la de hebras rojas.  “  yo siempre voy a encontrarte, ¿se te olvida eso? ” el apodo, el arrastrar de sus palabras, el acento, todo lo que alguna vez la tuvo babeando ahora la hace sentir nausea. “ además, ¿sabes cuántas [**** *****]  hay en la ciudad?” es una pregunta retórica, ambos saben la respuesta. “creí que eras más inteligente que eso, princesa.” cada paso que avanza, la pelirroja lo retrocede. “supongo que de nuevo te di más crédito del que mereces. tú  y yo sabemos que brillante no eres.”  
“no deberías estar aquí. ”  titubea. dios, ¿puede dejar de escucharse tan patética por una vez en su vida?  “estás violando la ley, no puedes acercarte a mí a más de un kilómetro.” la está rompiendo por mucho, no más de dos metros los separan justo ahora, pero romper las reglas jamás ha sido una gravedad para él. no conoce las repercusiones, no se entera de lo que pasa con los simples mortales que no son nacidos con cuchara de oro en la boca. 
“eso solo funciona en reino unido, muñeca. ¿se te olvidó que huiste del país para alejarte de mí?” hace sonar su lengua contra el techo de su boca, negando. “¿acaso tengo que repetirte lo hueca que eres? ¿puedes aguantar más humillación, mmm?” 
la cosa con leo es que jamás ha necesitado de armas para ser aterrador, solo basta su comportamiento para cumplir con la meta: atemorizar a ivy como si este la estuviera apuntando con un arma de gran calibre entre las cejas. sin embargo leo solo se alza por encima de ella como un depredador.  un depredador que peca de encantador y esa es su arma más poderosa, la fachonería, la seguridad que carga en cada movimiento que realiza.  
suelta una risa directo en su rostro, mano libre recorriendo su figura por encima de la bata hasta llegar a la altura de su mano y quitar el móvil con suavidad, sabiendo que usar la fuerza es lo que menos le conviene a estas alturas. además, tiene la seguridad de saber que ivy no pondrá resistencia. nunca puede. no  es lo suficientemente fuerte. “quiero que te cambies y vengas conmigo a desayunar. como en los viejos tiempos...” no es una petición, es una orden y ella lo sabe. sabe que es mejor obedecer, omitir las preguntas y llevar la fiesta en paz. así siempre ha sido con leo, él ordena y todos tienen que acatar la orden como sabuesos leales, ivy fue tan tonta al creer que ella sería la excepción a la regla, al creer que sería la primera en llevarle la contraria y no recibir repercusiones. estaba equivocada, por supuesto, pero tuvo que aprender eso a las malas.  
mientras se cambia, puede escuchar las notificaciones de alew por el sonido tan peculiar, una tras otra. seguro son los daroir preguntado si todes llegaron bien, si alguien quedó satisfecho con los panqueques, si deberían verse antes de la siguiente misión. lo que daría ivy por contestarles, pedirles ayuda o despedirse de ser necesario, pero sabe mejor que arrebatarle las cosas a leo de las manos. “¡****!” su voz suena cantarina desde la sala de estar. “¿quien te envía tantos mensajes?” mierda —piensa — espero que no lea las notificaciones. “anda ven a callar esto que me está poniendo de mal humor. diles que estás ocupada conmigo, que dejen de molestarte.” la pelirroja se mueve rápido, de la habitación a la sala, tomando el teléfono en su posesión antes que su exnovio cambie de opinión. “ah, nada de mensajear, bonita. solo ponlo en silencio, te veo.” por supuesto que no la dejaría hacer más nada. las manos le sudan al poner el movil en silencio, el chat de daroir desapareciendo de su pantalla de bloqueo con un solo desliz del dedo. “¿eran tus amigos? ¿por fin conseguiste unos que no te dejan sola?” hay burla en su voz, como siempre. “sé que no es una pareja, te tengo demasiado monitoreada para saber que no sales con nadie y que bueno pf—¿quién en su sano juicio saldría con alguien tan psicópata como tu? ” con su mano da palmadas al asiento vacío junto a él en el sofá, ivy se sienta sin pensarlo mucho. “ah, mi preciosa, ¿cuándo vas a entender que solo me tienes a mí en el mundo? no necesitas a nadie más y estoy seguro que nadie más te necesita. solo cuentas conmigo y yo cuento contigo, ¿ya lo olvidaste? somos tú y yo contra el mundo. ” la misma mano que palmeó el sofá sube por su muslo cubierto por el pantalón, pero incluso con la tela entre ambas pieles, su dermis quema por el toque ajeno.  
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la voz de leo la escucha lejana, como si ella estuviera debajo del agua y él en la superficie, pero sus palabras son entendibles. “¿por fin conseguiste amigos?” “nadie más te necesita” “solo cuentas conmigo” “brillante no eres” se repiten una y otra vez en su cabeza, tan rápidos como los autos que pasan por su ventana. hacía tanto tiempo que no se sentía así, tan pequeña e indefensa, y si tiene que ser exacta, diría que tiene un año desde eso. un año de haberlo dejado, a él y toda su mierda, pero hela aquí una vez más...  
piensa — mientras la luz verde del semáforo ilumina el tablero del auto deportivo de su exnovio — que quizá tiene razón después de todo.  
piensa haber conseguido amigos, ¿pero lo hizo en realidad? ¿puede llamar amigos a sus compañeros de equipo, cuyos nombres no sabe siquiera? ¿puede llamar amigos a los demás jugadores? ¿a las chicas que conoció en el café al mudarse? piensa ser brillante, ¿pero lo es en serio? ¿es un eslabón fuerte en las misiones del juego? ¿tiene estrategias frescas en cada partida? si fuera brillante, se habría escondido mejor, habría camuflado  su identidad de otra manera, habría sido más cuidadosa. piensa que la necesitan, ¿pero en realidad es así? ¿en serio daroir está mejor con ella que sin ella? ¿es capaz de llegar a la final con ellos y en singular?
suelta un suspiro y  su aliento empaña el cristal de la ventana de copiloto.  
supone que una vez más leonardo tiene razón... 
    ��                                                                   solo cuenta con él en este mundo.  
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