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Los días están muy aburridos últimamente.

....

No mucho, no he tenido nada que hacer en todo el día. 

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¿Qué pasa Diane?

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Buen día.

¿Cómo están?

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Coldplay - The Scientist

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¿Por qué tan bien? Yo estoy bien, trabajando como una buena trabajadora.

Perdí a Austin.

Muy muy bien ¿Y tu? 

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-Sí, es muy linda y si vi su sonrisa, aunque fue más que nada una sonrisa nerviosa. Mejor guarda silencio, chico enamorado. – Rio un poco por la reacción de Dylan, pero estaba enamorado, no lo podía culpar, inclusive le parecía muy tierno. Escuchó como rugia el estómago de su compañero y se puso a reír. – Ordenemos antes de que mueras por inanición. – La rubia siguió riendo y pensó en que ordenaría, como amaba ese lugar mucho de lo que servían allí le encantaban, casi siempre le era un dilema que ordenar. Luego de observar detenidamente todo lo que le ofrecían unas tres veces, decidió ordenar un Cuarto de Libra, con unas papas pequeñas y una Fanta pequeña. La chica no era de comer mucho y con eso estaba segura que podría zacear su hambre, más que nada quería conocer mejor al castaño y pasar un buen rato.

McDonalds time || Verónica y Dylan

-¡Verónica! Hola, no te retrasaste tanto, solo unos 5 minutos o menos.- dijo sonriendo y soltando una risita. -¿La conociste? ¿Verdad que es preciosa? ¿Viste su sonrisa? Te dije que era asi de linda. Estoy hablando mucho…- dijo rápidamente y se comenzo a reir nerviosamente. Pues, Ella había no había cambiado ni en un pelo y se veía más linda de lo normal. El estomago de Dylan soltó un ruido de hambre y el sonrió, mirando a la chica que tenía delante. -¿Ordenamos?- le preguntó a Verónica. McDonalds era uno de los lugares favoritos de Dylan, amaba la comida de ahí y si podría hacerlo, se quedaría ahí por siempre. Hasta trabajaría ahí pero en cambio, trabaja en Sensation con Verónica y un montón de amigos más. Dylan se levantó y camino hacia la caja registradora, el señor los atendió. Dylan pidió una hamburguesa de tocino y queso, con papas grandes y una Coca-Cola para acompañar. -¿Qué te pediras tú?- dijo.

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... Quizás. De todas formas no importa. ¿Cómo estás?

Perdí a Austin.

Eh si. ¿Pensabas que al de verdad? 

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Solo para aclarar. ¿Perdiste a tu perrito?

Perdí a Austin.

Se fue apenas comenzó la película… 

Bueno, la veré con una amiga. JA.

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La rubia tomó su bolso y metió su celular dentro de él, sin su celular ella no funcionaba, aunque pareciese increíble dependía mucho de él. Rápidamente salió de su departamento y tomó un taxi con rumbo al McDonalds en el cual había quedado de juntarse con Dylan, un chico muy amable que confió en ella desde el principio, cosa que le agradecía. La chica de ojos azules también confiaba en él, le hablaría sobre el innombrable, como lo llamaba hace un tiempo, si se lo pedía, toda la historia, quizás sin detalles, pero le daría la información esencial, cosa que era muy increíble, ya que ella no solía contar esas cosas a gente que apenas conocía. Mientras divagaba en sus pensamientos no notó como el tiempo pasaba, solo supo que llegó al restaurante en poco tiempo. La rulienta pagó al taxista y se bajó de aquel carro amarillo y entro al lugar acordado. No había muchas personas, solo un grupo de adolescentes, una pareja y una familia. En una mesa se encontraba solo el castaño, se acercó a él y lo saludó. –Hola Dylan. ¿Me retrasé mucho? – Preguntó algo avergonzada y luego agregó.- Por cierto, ya conocí a Ella y es preciosa. - Sonrió pícaramente y se sentó enfrente del chico de ojos café-

McDonalds time || Verónica y Dylan

Verónica y Dylan habían quedado en ir a McDonalds, pues los dos no tenían nada que hacer y morían de aburrimiento. A Dylan le cayó muy bien Vero, era muy buena gente y escuchaba los problemas que no podía decirle a todo el mundo, especialmente a sus amigos de London, se reirían de él. Y Dylan estaba dispuesto a hacer lo mismo con Vero, escuchar sus problemas y aconsejarla. Dylan salió de su dormitorio, dejando la televisión prendida y la puerta abierta. Sacó su billetera de su bolsillo, verificando que tuviera dinero suficiente para los dos. Salió con su carro en dirección a McDonalds, Verónica había escogido este “restaurante”, el no tenía ningún problema con eso ya que a él siempre le han encantado las hamburguesas y papas fritas de ahí. Eran una adicción. Prendió la radio, escuchando Boulevard of Broken Dreams, cantando a la letra de la canción perfectamente. Rápidamente llego al lugar deseado y salió de su carro, tirando la puerta no con mucha fuerza. Metió las llaves a su bolsillo izquierdo del jean y se acomodó la camiseta y camisa que llevaba puesta. Entró al lugar, no había casi nadie. Se sentó en una mesa a esperar a Verónica. Pasaron unos pocos minutos, 3 para ser exactos y vió que la rubia se acercaba, sonrió.

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Buenas tardes, niño mimado. ¿Cómo estás?

Buenas tardes.

Ahora llegué más temprano.

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¿Algo interesante por ahí? Yo estoy escuchando unas nuevas canciones, que son realmente buenas.

¡Buenos días!

Leyendo las cartas que me llegan -reí- tu?

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