Text
Tu voz tenía la forma exacta de mi calma. Ahora escucho otras voces, pero ninguna encaja en el hueco que dejaste. Ese hueco camina conmigo como un silencio fiel, recordándome que algunas melodías sólo suenan una vez.
Carlos Alberto Salgado Díaz
0 notes
Text
El roce de tu aliento en mi cuello me desarma más que cualquier beso. Cierro los ojos y dejo que tus manos avancen como un río caliente, lento, reclamando cada milímetro, cada rincón que se rinde antes de que pronuncies mi nombre con lujuria.
Carlos Alberto Salgado Díaz
0 notes
Text
Cuando apoyas tu frente en la mía y cierras los ojos, el mundo se queda sin gravedad. Me sostienen tus manos, me eleva tu aliento. Y ahí, suspendidos, somos la canción que siempre busqué.
Carlos Alberto Salgado Díaz
0 notes
Text
Tu boca se detiene un segundo antes de alcanzarme, y esa pausa es peor que la distancia. El aire se llena de electricidad, y cuando por fin me devoras, la piel entera se convierte en un relámpago que sabe a deseo y a eternidad.
Carlos Alberto Salgado Díaz
0 notes
Text

Hola, Dios sane nuestros corazones y nuestros bolsillos, y que nos aleje de todos aquellos hipócritas que sólo nos buscan cuando necesitan algún favor.
0 notes
Text

Coloreo para nunca ser un malagradecido, como muchos lo han sido conmigo.
0 notes
Text
Me gusta tu miedo, pero me excita más tu rendición.
Ese momento exacto en que te dejas llevar,
cuando ya no puedes decir no,
cuando abres los muslos
como quien se entrega al abismo
y quiere que la cojan hasta el alma
pero sin decirlo en voz alta.
Carlos Alberto Salgado Díaz
0 notes
Text
He conocido besos que se apagan rápido. Los tuyos no. Ellos dejan brasas que siguen encendidas horas después, escondidas en mi piel, esperando el momento de volver a arder.
Carlos Alberto Salgado Díaz
0 notes