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    “ojalá tuviera tiempo en la mañana para hacerme bucles en el cabello como los tuyos”.

“No lo malentiendas, eres guapísimx pero eso se te ve horrible.”

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      “si nadie se da cuenta, ¿por qué no me das tu camisa totalmente limpia y yo te doy la que mi hijo me manchó con yogur en el desayuno y no tuve tiempo de cambiarme?”

       “en vano te pones tan consciente de ello, seguro nadie más se da cuenta.”

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le vuelve el aire al cuerpo. para su hijo, sus juguetes son de vida o muerte y más de una vez ha generado escándalo a la hora de buscarlos y no encontrarlos. se trataría de otra noche escapándose en medio de la madrugada para retroceder sobre sus propios pasos o el pequeño no podría dormir si no hubiese sido por la interrupción del mayor. “me acabas de salvar la vida,” le responde con una sonrisa en lo que extiende su mano para recibirlo, “hubiese sido una noche muy larga si lo hubiese perdido”.

—Hey buenas… Creo que esto es tuyo, ¿me equivoco? —Preguntó con calma e intentando no dejar notar demasiado su acento en esa corta oración, ya que desde que había llegado meses atrás fue capaz de percibir en carne propia el como no a todos les agradaba ese tipo de pronunciación. Sin importar que fuera así no dejaría su consideración de lado por ello.

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“no creo que sea el mejor transporte para pasar a buscar a mi hijo del kinder,” menciona con el más pequeño aferrado a la mano de la blonda, delantal a color resaltando entre sus prendas. “pero en algún momento, sin él, no me negaría”.

Estaba haciéndole unos cuantos ajustes a su motocicleta, tenía intención de ir hasta Staten Island para disfrutar un poco de la brisa del mar, ahora sus hijos estaban con su madre y el tenía tiempo de sobra. Una vez terminando, dejo las herramientas sobre el suelo y cuando estaba apunto de levantarse del pequeño banco, sintió como una presencia venia hacia él, sin importarle quien era tal vez haría que su día cambiara dramáticamente “¿Te gustan las motos? ¿Quieres dar un paseo?”

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        “Yo creo que mejor lo llevas al baño y le lavas la cara,” sugirió, mientras observaba la escena con gracia. Los niños le parecían tiernos. De todas formas le entregó unas cuantas servilletas. “Déjalo que se ensucie, te apuesto a que en media hora más tendrá la cara manchada con pastel u otra cosa,” comentó, sin ánimos de ser entrometida.

“es que había una fila...” era costumbre ya toparse con cantidades de féminas luchando por entrar al sanitario en esa clase de eventos rodeados de fotógrafos y por más que sabía que le cederían el paso, no sabía si le convenía aprovecharse del privilegio. “no voy a negar que es cierto lo que dices pero es muy toquetón, no me molestaría que me manche a mi pero no quiero meterme en discusiones si le deja una mano marrón marcada en el vestido a alguien más”.

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“Creo que deberíamos dedicarnos a disfrutar de la comida gratis.” responde con gracia dándole un sorbo a la bebida que reposaba sobre su diestra. “O a burlarnos de los que sí ofrecerán en la subasta ¿qué tal si alguno de los subastados tiene una reacción dramática? imagina eso…”

“me estás dando ganas de sacar mi celular y grabar la subasta de principio a fin,” decide repetir la idea que en su cabeza ha comenzado a formularse a partir del comentario de la castaña, “necesito inmortalizar el recuerdo de lágrimas cayendo si el mejor postor no es del agrado de alguno”.

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“Oh, claro, claro…”, se detuvo enseguida y cambio su camino hasta la mesa más cercana, tomo un puñado de servilletas para entregar a la rubia. “En realidad, quien puede culparlo, se ve que lo disfruto”, indico con una sonrisa hacia el pequeño.

“de eso no cabe duda,” responde la de doradas mechas tras ponerse a la altura del menor y empezar a quitar los restos de helado de sus comisuras, “pero mejor cambiemos de tema porque me va a pedir más y creo que se ha acabado” aunque tampoco le daría si hubiese, una porción era suficiente. “gracias, por cierto”.

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aunque la voz era inconfundible, aprovechó para hacer una broma solo por ser él. y por ser ella su receptora, claro. “es la segunda vez que me confunden con el servicio acá. ¿serán los tirantes?” estirándole un puñado de servilletas de una de las bandejas cercanas. “uf,” tras ver el rostro de romeo, “pensé que era el único al que le pasaban estas cosas.”

mientras agarra las servilletas y se agacha a la altura de su hijo, carcajada brota desde su garganta y contagia también al menor. “lástima que a ti ya no te miren con ternura si tienes bigotes de chocolate,” como sí solía pasar con romeo así ella enloqueciera cuando lo veía de tal manera. “¿te confundieron con el servicio? que desubicados, estás guapísimo”.

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“Hola hermoso ¿cual es tu nombre?” pregunto la rubia al pequeño bajando a la altura de este luego de tomar unas cuantas servilletas para ayudarlo a limpiarse la boca “¿Me dejas?” pregunto con dulzura. Charlie no era la persona más bondadosa del mundo pero los niños y animales eran su gran debilidad, y en este caso en particular aquel niño era tan hermoso que imposible no amarlo.

sin estar segura si el permiso se lo está pidiendo a ella o al pequeño, igual asiente y le dedica al menor fulminante mirada, deseosa de que éste se comporte y no reaccione negativamente ante la desconocida. el mismo parece entenderla a la perfección porque hasta frunce sus labios en forma de beso para facilitar la tarea de la otra blonda. “¿no le vas a agradecer por dejarte bonito de nuevo?”

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no es una nueva imagen, la del menor estropeando su apariencia con las comisuras tintadas de chocolate y aquella expresión de socarrona que proveía con el fin de atenuar un castigo.❛  eeeh, campeón ¿se te olvidó por dónde se comía? ❜ cae con humor, nteractuar con romeo se hacía fácil, una constante cuando de su amistad con la blonda trataba, así, con arrancando un par de servilletas del servicio coloca de cuclillas para imitar la estatura del infante, ❛  va por allí, para la próxima vez. a ver qué cosas te enseña tu madre ❜ termina de arreglar el desastre con servilletas para así arrugarlas a la palma de su mano, obsequiando una sonrisa amigable a romeo antes de volver a su estatura normal, la vista yendo a parar sobre yasmin. ❛  las estás pagando todas con este ¿eh? ❜ bromea. ❛  ¿a qué hora llegaron? ❜

su amigo llega al rescate y hasta siente un suspiro de alivio escaparse sin permiso de entre sus carmesíes. por unos segundos, se libera del papel de madre y deja que él se encargue como ha hecho ya varias veces, razón por la cual confía que hará buen trabajo. además su relación con romeo siempre ha sido buena por lo que el más pequeño colabora sin problema. “¿qué le enseño yo? si seguro tú fuiste el que le dijo que iba por la nariz,” no sabía cómo calificar la influencia del castaño en su hijo pero aún así, no reprocharía nunca. “llegamos temprano porque el uber se adelantó veinte minutos, tuve que darle helado porque ya se muere del aburrimiento” y como para no, si incluso ella ya estaba pensando cómo escapar de la velada y volver a casa a ver películas con su hijo. “¿qué hay de ti? ¿estás solo?”

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  no reconoce el timbre femenino a primera instancia hasta que sus verdosos se posan en la de similares hebras platinadas. escanea por un instante sus facciones antes de proceder a responder. ‘ ¿viniste sola? ’ indaga, sin evitar buscar con la mirada su copa. ’ la acepto con mucho gusto, por cierto.‘

“sí, si” dice en primera instancia, “quiero decir, con romeo pero sin pareja” y no intenta sonar apenada porque así se siente más cómoda. “eso de las citas no es lo mío y él me sirve perfecto de espanta-idiotas” se toma el lujo de bromear, aunque en el fondo quizás le duela un poquito el no poder plantearse tener una relación de verdad porque nadie la toma en cuenta desde que es madre. “¿qué hay de ti?” curiosea, entregando la copa.

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“para estar con tu hermana.”

“no te veo con ella, ¿ya la espantaste?”

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“¡te manchaste toda la boca con helado!” no es un regaño pero sí que le apena que ahora su hijo haya decorado su rostro con el amarronado color del chocolate en la paleta y, con la intención de que no se pase hacia su atuendo, se dirige a quien primero pasa por ahí: “¿me alcanzas bastantes servilletas, por favor? tengo un problema por aquí”.

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     “¿para qué viniste entonces?”

“Campaña benéfica, mis cojones. Qué montón de mierda.”

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         “yo sólo digo que hubiese estado bueno un castillo inflable para los más pequeños, aunque también fue mala idea mía traer al niño sabiendo que se iba a aburrir o querer dormir a la hora y media. todo lo demás está de maravilla.”

         ‘ no sé por qué se quejan tanto, la comida está bien, el licor que dan es bueno y me regalaron un rosario que podría vender por treinta dólares ’