Don't wanna be here? Send us removal request.
Link
Mr Langelier, who spent thirty years at rival tobacco firm Philip Morris, is also chairman of Canadian firm PharmaCielo which supplies medicinal cannabis oil extracts. That experience could be valuable in helping Imperial maximise opportunities from a wave of marijuana legislation spreading across the US.
Dozens of states have legalised the drug for medical applications, and several have now allowed recreational use. The chance that cannabis could be legalised at a federal level in the US has become a realistic possibility.
In a statement, Imperial chairman Mark Williamson said Imperial stands to benefit from Mr Langelier’s experience in tobacco and “wider consumer adjacencies” – though he stopped short of confirming a move into commercial cannabis sales.
Speculation has mounted that tobacco firms could apply the experience they have in crop farming and distribution to the nascent, but potentially massive, cannabis business.
One estimate by Cowen & Co. predicts consumers will buy $50bn (£39bn) of legal cannabis this decade. Legal weed could boost the economy of California by as much as $5bn, according to a new study by the University of California Agricultural Issues Centre.
Besides cannabis, Mr Langelier could also help to spearhead Imperial’s move into vaping and other smoke-free nicotine products.
At Philip Morris, he headed up the next-generation products unit from 2007 to 2010.
Imperial has invested in e-cigarettes but has not looked to capitalise on another smoking alternative – heated tobacco devices.
Philip Morris has put its weight behind heated tobacco as its primary next-generation product. Its biggest seller in the reduced-risk market is a heated tobacco device called iQOS.
In May, Imperial’s chief development officer Matthew Phillips said the company was waiting to see if the technology would catch on outside of Japan, which is currently the biggest market.
There, the iQOS has captured 9.6 per cent of the cigarette market since launching two years ago. Mr Phillips claimed Imperial could have a competing product on the market within months, if it thought the market was big enough.
3 notes
·
View notes
Link
Infographic: Regularización de la marihuana en Estados Unidos
1 note
·
View note
Link
Infographic: Legislación sobre la marihuana en el mundo
1 note
·
View note
Link
El cannabis lleva camino de cambiar de estatus. De ser considerada una droga prohibida y perseguida, puede pasar a ser una droga legal como el alcohol o el tabaco si las iniciativas en marcha prosperan. Muchos países han aprobado su uso terapéutico y otros se plantean incluso la legalización del uso recreativo. Para una sustancia de la que se tiene constancia que ya se consumía hace 8.000 años en China, pasar de la prohibición a la tolerancia y de la tolerancia a la legalización no deja de ser un nuevo avatar en su oscilante historia de permisividad y persecución. Pero quienes promueven estos cambios pretenden que la legalización del cannabis sea el primer paso de un nuevo paradigma en la política de drogas. Su intención no es, por supuesto, favorecer el consumo de sustancias adictivas, sino despojarlo de la criminalidad que comporta su prohibición. La legalización de cannabis sería el primer eslabón.
El planteamiento tiene cada vez más adeptos, entre ellos notables mandatarios de proyección mundial, pero cada vez que se concreta en un país, la propuesta suscita temores. No es fácil calibrar las consecuencias. Las imágenes del último Cannabis World Congress celebrado en Los Ángeles, donde inversores ávidos de negocio proyectaban ya las mieles de lo que podría reportarles el mercado de los 18 millones de actuales consumidores clandestinos, no resulta tranquilizadora. ¿En qué condiciones debería legalizarse? ¿Qué consecuencias tendría sobre el consumo? De momento, se da la paradoja de que la reivindicación del uso terapéutico de la marihuanaç está teniendo un efecto pernicioso: refuerza la baja percepción de riesgo entre los jóvenes. Si la marihuana es una medicina, no puede ser mala, piensan. Pero el cannabis no es en absoluto una droga inocua. Al contrario, nuevos estudios confirman que la adicción al cannabis causa daños cognitivos y trastornos psicóticos.
La situación regulatoria es muy cambiante. Mientras se debaten los efectos de una posible legalización, algunos parlamentos han optado por un paso intermedio: legalizar su uso con fines terapéuticos. En Europa lo han hecho Bélgica, Austria, Italia, Chequia, Polonia, Macedonia, Croacia y recientemente Alemania. Pero algunos han ido más allá y han legalizado el cultivo y la venta controlada de cannabis para usos recreativos. Es el caso de Uruguay, que en 2013, bajo la presidencia de José Mujica, se convirtió en el primer país en legalizar el consumo, producción y venta de marihuana bajo el control de un organismo público que autoriza las plantaciones. Se permite cultivar hasta seis plantas para autoconsumo y comprar hasta 40 gramos mensuales en farmacias. En Estados Unidos, son ya siete los estados que la han legalizado con diferentes fórmulas de control.
También en España se ha abierto el debate, con propuestas e iniciativas parlamentarias que instan a legalizar el uso terapéutico e incluso el recreativo. De momento, el Congreso de los Diputados ha acordado crear una subcomisión para estudiar la regulación del uso terapéutico. Tras la despenalización del consumo, España se debate entre la tolerancia y la persecución. Por un lado, permite la existencia de clubes sociales de cannabis y, por otro, endurece las multas hasta el punto de que el consumo de cannabis es la primera causa de sanción entre las previstas en la Ley de Seguridad Ciudadana, que en 2013 elevó hasta 30.000 euros la multa por cultivar plantas o consumir en espacios públicos. En seis meses, entre julio de 2015 y enero de 2016, se impusieron 18.806 sanciones, frente a 479 por consumo de alcohol.
Lo que no parece tener demasiado sentido es que se permita el consumo de cannabis e incluso el uso terapéutico de la planta, y se obligue a los consumidores y a los enfermos a recurrir al mercado ilegal para proveerse. Porque supone seguir alimentando el tráfico ilegal y las mafias que se enriquecen con él. Este es el dilema que se le ha planteado a Holanda, que desde 1976 permite la venta y consumo de marihuana en espacios acotados, los coffeeshops, en los que se puede vender hasta 500 gramos diarios de droga, a razón de no más de cinco gramos por consumidor. Los 580 coffeeshops registrados en el país ingresan unos 1.000 millones de euros anuales. Si se autoriza el consumo, pero se penaliza el cultivo, la única fuente de provisión posible es el mercado ilegal. En los últimos años han proliferado las plantaciones clandestinas. Solo en 2015, último dato disponible, se desmantelaron cerca de 6.000. Para resolver este galimatías, en febrero pasado se aprobó una nueva ley, pendiente aún de ratificación, que autoriza también el cultivo y obliga a los coffeeshops a adquirir la droga en las plantaciones autorizadas.
Pero el banco de pruebas por excelencia es EE UU, donde en 2013 el Gobierno federal anunció que no bloquearía las leyes estatales que habían aprobado el consumo recreativo de la marihuana en pequeñas cantidades. La Adminstración Obama daba así cobertura a la decisión ya adoptada por los estados de Washington y Colorado y abría la puerta a que otros lo hicieran también, como así ha sido. Les han seguido Alaska, Oregón, California, Massachusetts, Nevada y Washingon. Algunas de estas regulaciones son muy recientes y no permiten extraer conclusiones.
Pero sí es posible analizar qué ha ocurrido en los 28 estados en los que está permitido el uso medicinal del cannabis, algunos desde hace años. Un estudio epidemiológico que acaba de publicarse en la revista JAMA Psychiatry observa que en los estados en los que se ha regulado el uso terapéutico, que suman el 34% de la población, el consumo ilegal recreativo ha aumentado también y en mayor proporción que en el resto de los estados. El estudio compara datos de 1991, 2005 y 2013. En ese periodo el consumo de cannabis ha aumentado una media del 3,6% en los estados que permiten algún tipo de acceso legal, frente al 2,2% en los que no. En el caso de California, el aumento ha sido del 5,3% y en el de Colorado del 7%. Este mayor aumento del consumo ilegal no se explica tanto por la disponibilidad, que es alta en todos los casos, como por la disminución de la percepción de riesgo. Y a ello contribuye sin duda la propaganda de la dimensión terapéutica.
El peligro que los expertos en adicciones observan en una eventual legalización del consumo recreativo es que el cannabis llegue a tener la tolerancia y aceptación social que tienen las dos drogas legales, el alcohol y el tabaco. En España, se ha reducido el porcentaje de personas que abusan de las drogas, pero se mantiene estable la afectación por alcohol. El último informe del Plan Nacional sobre Drogas, que analiza la evolución de todas las sustancias entre 2009 y 2016, indica que el número de bebedores problemáticos se mantiene estable en torno a 1,5 millones. En cambio, los consumidores problemáticos de cannabis han bajado de 803.000 a 558.000. Aunque queda lejos de las drogas legales, el 7,3% de los españoles consume cannabis al menos una vez al mes, y un 2% lo consume a diario.
El investigador Rafael Maldonado, catedrático de Farmacología de la Universidad Pompeu Fabra, uno de los referentes mundiales en el estudio de los mecanismos neurológicos de la adicción, alerta sobre la confusión entre uso recreativo y utilidad terapéutica. Como todas las drogas, el cannabis puede tener un uso médico. También la morfina, argumenta, es un excelente remedio para tratar el dolor en los procesos terminales de cáncer, pero eso no lleva a minimizar el riesgo de la heroína, que es una droga extremadamente peligrosa. ¿Por qué con el cannabis es distinto? “Porque existe la creencia de que no es peligroso. Pero el cannabis provoca adicción y la adicción es una enfermedad crónica que se caracteriza precisamente por la pérdida de control del comportamiento”.
Como ocurre con cualquier droga, empezar a consumir cannabis es como apretar el gatillo de una ruleta rusa. Si tantas veces disparas, al final sale la bala. El riesgo de adicción es muy elevado, y una vez iniciada, el consumidor pierde el control. Se convierte en un enfermo crónico de por vida, y si se rehabilita, pero vuelve a consumir, recae. El 80% de las solicitudes de primer tratamiento en el Proyecto Hombre entre los menores de 23 años es por consumo de cannabis. Los efectos son especialmente graves en el cerebro adolescente. La psicóloga Marta Berenguer advierte que cuanto antes se inician en el consumo, más severos son los trastornos psiquiátricos. Ella también ha observado que el uso medicinal ha reforzado la idea de que no es una droga peligrosa. “Incluso piensan que es una droga más sana y más natural que el tabaco”, explica.
Numerosos estudios han demostrado que el consumo abusivo o prolongado de cannabis provoca pérdidas cognitivas y trastornos de tipo psicótico. La memoria es la primera afectada. “La marihuana activa el sistema endocanabinoide del organismo, que tiene la maravillosa propiedad de hacernos olvidar todos aquellos estímulos que tienen un efecto negativo sobre nuestras emociones”, explica Maldonado. “Casi todos recordamos la infancia como una época feliz, pero a los cinco años teníamos problemas y angustias, igual que ahora. Logramos el equilibrio emocional gracias a que olvidamos todo aquello que es negativo y no es necesario para la supervivencia. Pero si invadimos nuestro cerebro de una sustancia externa que activa este sistema, lo que provocamos es un efecto de amnesia, de pérdida general de la memoria. Mientras la sustancia está en el organismo, el adicto tiene muchas dificultades para acordarse de las cosas. Eso afecta gravemente al rendimiento cognitivo, tanto profesional como académico”.
Pero el efecto más grave es que actúa como desencadenante de trastornos psicóticos. Un estudio publicado en la revista Lancet en 2007 demostró que el cannabis no era en absoluto una droga blanda. Tras analizar 35 investigaciones llevadas a cabo hasta ese momento sobre los efectos psiquiátricos, concluía que consumir cannabis con frecuencia aumenta un 40% las posibilidades de tener un trastorno psicótico. En el caso de quienes abusan de la droga, el riesgo se dobla. La psicosis se caracteriza por una desconexión de la realidad con ideas, pensamientos o percepciones delirantes. Los afectados por este trastorno oyen voces, creen que les persiguen o que alguien controla su pensamiento, e interpretan de forma totalmente errónea los datos de la realidad.
El cannabis tiene también un efecto sedante, que reduce la capacidad de concentración, y provoca desinhibición, lo que puede llevar por ejemplo, a tener relaciones sexuales sin protección. Los efectos del cannabis están en el origen de muchos accidentes de tráfico por el efecto sedación, la alteración de la coordinación motora y la disminución de la capacidad de reacción, especialmente si se mezcla con alcohol. Sabemos el problema que representan el alcohol y el trabajo. Si introducimos una tercera droga legal, hemos de analizar cuáles van a ser las consecuencias, sostiene Maldonado: “La criminalización por supuesto no resuelve el problema, pero la liberalización sin más, tampoco”.
Los defensores de la legalización, como el Grupo de Estudio de Políticas sobre el Cannabis (GEPCA) no niegan los problemas que genera la adicción, pero abogan por una política de reducción de daños: siempre es mejor afrontar solo los problemas derivados de la enfermedad, que tener que lidiar además con la criminalidad asociada al tráfico ilegal. El precio de la droga obliga muchas veces a los adictos a delinquir o a convertirse ellos mismos en camellos para poder suministrarse. Con la legalización seguiría habiendo enfermos, dicen, pero se evitarían los daños adicionales que comporta la existencia del tráfico ilegal y sus mafias.
En el documento en favor de la legalización que este colectivo acaba de publicar, Federico Mayor Zaragoza, exdirector general de la Unesco, sostiene que “corresponde a los científicos considerar todos los aspectos y dimensiones del consumo de marihuana, para asegurar un uso adecuado y supervisado. Solo así, se logrará que los traficantes dejen de serlo y que los paraísos fiscales dejen de colmarse con los desorbitados fondos que proceden de una de las actividades que más dolor, abatimiento y desolación humana proporcionan”.
Es evidente que las actuales políticas criminalizadoras han fracasado. No han reducido el consumo y generan altos niveles de violencia y corrupción. El narcotráfico tiene efectos devastadores sobre las instituciones públicas, hasta el punto de que en algunos países llega a poner en jaque al propio Estado. La batalla contra el narcotráfico absorbe ingentes cantidades de recursos para acabar fracasando. La cuestión es cómo construir un nuevo modelo que no aumente el consumo ni genere nuevos problemas. Hay consenso en la necesidad de revisar el enfoque, pero cada paso debe calibrarse con el máximo rigor.
1 note
·
View note
Link
Si existe algún parámetro, dentro de la práctica médica con cannabinoides, que despierta más dudas tanto para los clínicos como para los pacientes y sus familiares, esa es, sin duda, el tema de la dosificación.
Normalmente, en medicina, la dosificación de un fármaco se calcula por el peso del paciente, utilizando como parámetros para calcular la dosis final que se administrará:
la dosis mínima o máxima del medicamento (normalmente expresada en miligramos) que se administrará por cada kilo de peso del paciente en cada toma o a lo largo de 24 horas (mg/kg/ dosis vs mg/kg/día), cuando hablamos de edad pediátrica, o por
dosis estandardizada para un peso de 70 kgs, si hablamos de pacientes adultos, pudiendo esta última variar ligeramente según el peso real del individuo o según la posología que se quiera aplicar (el ibuprofeno, por ejemplo, se puede administrar en dosis de 400 mgs cada 8h o de 600 mgs cada 12h, siendo en ambos casos, la dosis total diaria de 1200 mgs)
Por ejemplo, la dosis de paracetamol para un niño varía entre 10-15 mgs/kg/toma hasta un máximo estipulado de 80 mg/kg/dia, donde 10 mgs/kg sería la dosis mínima por toma, 15 mgs/kg sería la dosis máxima por toma (algunos protocolos hablan de 20 mgs/kg/toma) y 80 mgs/kg sería la dosis máxima diaria, o sea lo máximo que se podría administrar a un niño en un período de 24 horas. En el caso del adulto, se han venido utilizando dosis de 500 mgs por toma, aunque desde hace algunos años se ha generalizado el uso de 1000 mgs (1gramo) de paracetamol por toma, pudiendo administrarse una dosis máxima diaria de 4 grs.
Todos estos parámetros, comúnmente utilizados en medicina, vienen definidos tras muchos años de investigación farmacológica y tras otros tantos de práctica clínica. Lo expuesto en el párrafo anterior para el caso del paracetamol, es aplicable a la gran mayoría de fármacos que se utilizan hoy en dia, es decir, las dosis utilizadas dependerán del peso del individuo, en el caso de los niños, y de una dosis estandarizada, en el caso de los adultos.
Bien, pues nada de esto es aplicable cuando utilizamos cannabis con fines medicinales, y paso a exponer algunos puntos interesantes que ayudarán al lector a comprender la complejidad de dosificar de una forma estandarizada cuando hablamos de cannabis.
Dosificar THC como único principio activo no es lo mismo que dosificar cannabis
Hasta ahora, la gran mayoría de los estúdios que se han realizado desde los primeros ensayos con THC en humanos, en los que se han utilizado dosis perfectamente cuantificadas de cannabinoides, se han realizado con THC aislado. Tratándose de una molécula aislada, el THC sólo, cuyo nombre como principio activo es dronabinol y cuyo nombre comercial es Marinol®, no ha conseguido resultados de eficacia excesivamente buenos en los estudios en los que se ha utilizado. Por otro lado, si que ha presentado una importante prevalencia de efectos secundarios, sobre todo a nivel psíquico, pues el THC es mejor tolerado cuando va acompañado de otros cannabinoides que cuando se utiliza en monoterapia como molécula única. Las dosis iniciales utilizadas en estos estudios suelen variar entre los 2,5 mgs y los 10 mgs (algunas veces hasta 20 mgs) de THC por toma, dependiendo del objetivo del estudio. Las dosis de 2,5 mgs suelen utilizarse en ancianos y en niños, aunque, curiosamente, los niños presentan una mayor tolerancia a los efectos psicoactivos del cannabis que los adultos. Esto se explica por la menor densidad de receptores CB1 en los cerebros inmaduros en relación a los cerebros de adultos (Franjo Grothemner).
Pero la realidad de la práctica clínica, del día a día de los pacientes, es bien diferente, pues el Marinol® (THC) se utiliza en una proporción ínfima si lo comparamos con la utilización de la forma herbal, el Sativex®, o los comestibles de cannabis.
Por los mismos motivos, la nabilona, cuyo nombre comercial es Cesamet® y que es un derivado sintético del THC con una potencia 10 veces superior a este, presenta en nuestros días una realidad de utilización muy pequeña en comparación con otras fuentes de cannabinoides más accesibles, económicas y sobre todo, efectivas.
El único medicamento de grado farmacéutico extraído de la planta tiene una posología con elevada variabilidad
Después del Marinol y del Cesamet, encontramos el Sativex®, spray sublingual en el que cada administración (pulverización) libera una dosis de 2,7 mgs de THC junto a 2,5 mgs de CBD hacia la mucosa oral. La dosis media en ensayos clínicos con pacientes con esclerosis múltiple es de ocho pulverizaciones al día (21,6 mgs de THC y 20 mgs de CBD al día) aunque no se recomiendan dosis superiores a 12 pulverizaciones al día (32,4 mgs de THC y 30 mgs de CBD al día). Por otro lado, si bien se recomienda aplicar el producto en dos tomas (una por la mañana y otra por la noche), según las tablas presentadas en la página de la Agencia Española del Medicamentos y Produtos Sanitarios estas dosis nunca son iguales, administrándose siempre una dosis superior por la noche que por la mañana. Si a esto añadimos que el THC posee una biodisponibilidad diferente al CBD, llegaremos a la conclusión de que farmacológicamente hablando, el Sativex no es comparable a otros medicamentos de uso común.
Por describir un ejemplo más gráfico sobre la diferente biodispinibilidad del THC y el CBD, diremos que algunos niños con epilepsias farmacoresistentes consiguen mantener niveles adecuados de CBD en sangre como para controlar sus síntomas durante 24h con una sola administración por día, mientras que con THC, para conseguir este mismo control de síntomas en pacientes con cáncer son necesarias dos tomas diarias de unas cápsulas desarrolladas en Israel que contienen una formulación que convierte el THC en una substancia de "liberación prolongada".
El cannabis no es una sóla molécula, son muchas
Cuando hablamos de cannabis medicinal, hablamos de una substancia que basa su polifacético potencial terapéutico en el hecho de que dependiendo de la diferente combinación de cannabinoides y terpenoides tendremos un producto más adecuado para una u otra patología. Así, tenemos variedades que son ideales para problemas de insomnio o ansiedad, mientras que en el otro extremo encontramos variedades con un potente efecto euforizante y antidepresivo. Esta variabilidad en los efectos no se debe exclusivamente a la diferente combinación de cannabinoides, sino a la combinación de estos cannabinoides con los diferentes terpenoides presentes en cada variedad. Así siendo, el número de combinaciones entre cannabinoides y terpenoides hace que cuando hablamos de cannabis medicinal no hablemos de un sólo tipo de "medicina", como cuando nos referíamos al paracetamol al inicio de este artículo.
Es aquí donde reside el problema principal de la dosificación con cannabis..... 5 mgs de THC administrados mediante la utilización de una variedad Sativa pura con elevada concentración del terpenoide limoneno, nunca provocarán los mismos efectos que 5 mgs de THC que se administren utilizando una variedade Índica pura con elevada concentración del terpenoide pineno. Por eso el cannabis no se puede dosificar como el resto de los fármacos. Para rizar más el rizo, a lo anteriormente expuesto debemos añadir la variabilidad genética de cada individuo, pues los mismos 5 mgs de una variedad no van a producir el mismo efecto aplicados en dos individuos diferentes, aunque el producto sea exactamente el mismo.
¿Cuál es la única solución posible ante este conjunto de obstáculos que se presentan cuando queremos dosificar cannabis?
La Individualización del Tratamiento
Esto quiere decir que cada individuo tendrá una dosis que será la que mejor se ajuste a su problema de salud, y que dependerá del propio individuo (experiencia anterior con cannabis, medicación concomitante que esté tomando, tipo de metabolizador para THC...), del producto utilizado (porcentaje de THC y CBD, contenido en terpenoides, variedad con determinado ratio Sativa/Indica...) y de la vía utilizada (oral, sublingual, vaporizada...).
Para encontrar la dosis adecuada en cada individuo, el protocolo siempre será el mismo: Comenzar con dosis bajas e ir aumentando progresivamente hasta encontrar la dosis que mejore los síntomas del individuo sin que la intensidad de los efectos secundarios limite la adherencia terapéutica al tratamiento, o sea, la que posea un más eficiente equilibrio entre mejora de los síntomas/intensidad de efectos secundarios. Para ello es importante invertir el tiempo suficiente en encontrar este equilibrio. Aumentos demasiado rápidos de las dosis provocarán efectos secundarios que muchas veces llevarán al rechazo del tratamiento por parte del paciente, mientras que si el aumento de la dosis es excesivamente alargado en el tiempo, la falta de efectividad hará que el paciente abandone el tratamiento ante la aparente falta de eficacia del mismo.
Por todo lo anteriormente expuesto, podemos concluir que el tramiento con cannabis tendrá siempre una dosificación individualizada para cada paciente, que se realizará comenzando con dosis bajas para ir aumentando progresivamente y a un ritmo adecuado hasta encontrar la dosis óptima para cada individuo en particular, teniendo en cuenta que esta dosis óptima vendrá definida por el equilibrio entre mejoría de síntomas/ tolerancia a los efectos secundarios por parte del paciente, y que también dependerá de manera importante tanto del tipo de producto como de la vía de administración utilizados.
2 notes
·
View notes
Video
youtube
2 notes
·
View notes
Link
A groundbreaking study from Israel has documented the superior therapeutic properties of whole plant CBD-rich cannabis extract as compared to single-molecule cannabidiol (CBD).
Published in the journal Pharmacology & Pharmacy (Feb. 2015), the article directly challenges one of the sacred cows of Big Pharma and the medical-industrial complex—the notion that “crude” botanical preparations are inherently low grade and less effective than pure, single-molecule compounds.
Entitled “Overcoming the Bell-Shaped Dose-Response of Cannabidiol by Using Cannabis Extract Enriched in Cannabidiol,” the article is all the more noteworthy given the contribution of co-author Lumir Hanus, who was instrumental in the discovery of anandamide, the endogenous cannabinoid compound first identified in the mammalian brain in 1992.
Hanus and two Israeli colleagues from Hebrew University of Jerusalem surveyed the scientific literature and noted that during the past fifteen years numerous preclinical studies had focused on the anti-inflammatory effects of pure, single-molecule CBD in animal models of various pathologies, including rheumatoid arthritis, inflammatory bowel disease, multiple sclerosis, and diabetes. (See preclinical data regarding CBD.)
These studies showed that administration of pure, single-molecule CBD resulted in a bell-shaped dose-response curve, meaning that when the amount of CBD exceeded a certain point its therapeutic impact declined dramatically. “Healing was only observed when CBD was given within a very limited dose range, whereas no beneficial effect was achieved at either lower or higher doses,” the authors observed. This characteristic of single-molecule CBD—manifested as a bell-shaped dose response—imposes serious obstacles that limit its usefulness in a clinical context.
The Israeli team sought to determine whether the administration of a whole plant CBD-rich extract would also generate a bell-shaped dose-response curve when administered to mice. Or would cannabidiol extracted from CBD-rich Cannabis avoid this liability? “The aim of the present study,” the authors explained, “was to find a CBD source that could eliminate the bell-shaped dose-response of purified CBD.”
The scientists obtained a CBD-rich strain called “Avidekel” from Tikkun Olam, an Israeli medical marijuana producer. Referred to as “clone 202” in this study, Avidekel has hardly any THC and therefore is not intoxicating. The origins of Avidekel can be traced to Spain, where breeders developed several phenotypes of “Cannatonic” (as in “cannabis tonic”), including a strain that measures close to 20 percent CBD by dry weight with almost no intoxicating ingredients. (The same high-yielding CBD-dominant strain is known as “ACDC” in California.)
The Israeli researchers extracted CBD-rich oil from clone 202. The extract—consisting of 17.9 percent CBD, 1.1 percent THC, 1.1 percent cannabichromene (CBC), 0.2 percent cannabigerol (CBG), and “traces” of cannabinol (CBN) and cannabivarol (CBDV)—was given to mice to evaluate its anti-inflammatory and painkilling effect.
For comparative purposes, the scientists administered pure CBD to another group of mice and assessed its anti-inflammatory and analgesic properties. They also compared the extent to which single-molecule CBD and whole plant CBD inhibited the production of tumor necrosis factor alpha (TNFa), a systemic inflammatory signaling molecule. Dysregulation of TNF-alpha production has been implicated in several diseases including cancer, Alzheimer’s, clinical depression, and irritable bowel syndrome.
The pure CBD tests confirmed the findings of earlier preclinical research. Once again, single-molecule CBD administration generated a bell-shaped dose-response curve with a narrow therapeutic window.
But a different dose response pattern was observed when the clone 202 extract was administered to mice. Rather than showing a bell-shaped curve, where a therapeutic effect could only be achieved at a certain concentration of pure CBD, the whole plant CBD-rich extract caused a direct, dose-dependent inhibition of pain, inflammation, and TNFa production. “In stark contrast to purified CBD,” the Israeli team reported, “the clone extract…provided a clear correlation between the anti-inflammatory and anti-nociceptive responses and the dose, with increasing responses upon increasing doses, which makes this plant medicine ideal for clinical uses.”
Moreover, the Israeli researchers found that a small amount of CBD in the clone extract was needed for significant pain relief compared to the much larger amount of pure CBD required to achieve the same analgesic effect. And whereas pure, single-molecule CBD precipitated a dramatic drop in efficacy if more than a specific dosage was administered, an “overdose” of whole plant CBD-rich extract did not undermine its therapeutic potency. When greater than an optimal dose of the clone 202 oil was administered, its effectiveness leveled off, suggesting that a medicinal plateau had been reached.
The Israeli study found that Cannabis clone 202 extract “is superior over CBD for the treatment of inflammatory conditions.” The greater efficiency of the whole plant extract might be explained by additive or synergistic interactions between CBD and dozens of minor phytocannabinoids and hundreds of non-cannabinoid plant compounds. “It is likely that other components in the extract synergize with CBD to achieve the desired anti-inflammatory action that may contribute to overcoming the bell-shaped dose-response of purified CBD,” the Israeli team surmised.
The scientists also felt it was important to examine how the CBD-rich Cannabis extract compared with commercial painkillers and anti-inflammatory drugs. They found that both pure CBD and the clone 202 extract exhibited greater anti-inflammatory potency than aspirin. Aspirin, but not tramadol, registered a slight inhibitory effect on TNFa production, which was negligible in comparison to the strong inhibitory effect of pure CBD and clone 202.
The key finding that CBD in the presence of other Cannabis components improves the dose-response is supported by recent reports documenting the anti-proliferative effect of cannabidiol on tumor cells and the inhibitory effect of CBD on bladder contractility.
“A lot of research has been made to isolate and characterize isolated single constituents of traditional herbal medicine to find their rationale for therapeutic uses,” the Israeli team concluded. “However, our data together with those of others provide legitimation to introduce a new generation of phytopharmaceuticals to treat diseases that have hitherto been treated using synthetic drugs alone. The therapeutic synergy observed with plant extracts results in the requirement for a lower amount of active components, with consequent reduced adverse effects.
1 note
·
View note
Link
The Hemp Business Journal estimated that the CBD market will grow to a $2.1 billion market in consumer sales by 2020 with $450 million of those sales coming from hemp-based sources. That's a 700% increase from 2016. In 2015, the market for consumer sales of hemp-derived CBD products was $90 million, plus another $112 million in marijuana-derived CBD products which were sold through dispensaries – bringing a total CBD market to $202 million last year.
Matt Karnes of Greenwave Advisors is even more optimistic about the growth of the CBD market saying, “In terms of the CBD market size, I estimate an almost $3 billion market by 2021. Right now there are 15 states that allow CBD only -- this is in addition to the 28 states plus DC that have legalized medical marijuana.”
There is also evidence that traditional marijuana users are willing to give CBD a try. Outco, the largest licensed cultivator in Southern California learned that 38% of users and non-users said they wanted to learn more about CBD oil. They too believe that the market is poised for growth.
Not only is the market projected to grow by leaps and bounds, but it has already been targeted by industry insiders. According to Headset Research data, in Washington state alone there are over 800 CBD products in the marketplace. This makes it difficult for consumers to know what is what when they are trying to buy CBD products. In addition, CBD products, although suggested to improve a variety of health problems, can't actually make those claims. So most labels on these products are intentionally light on details and this can make it pretty difficult for a shopper to know what to buy.
3 notes
·
View notes
Link
"O efeito positivo da liberalização do comércio das drogas - ainda que controlada pelas autoridades estaduais - (...) não apenas retiraria dos circuitos do crime comum os 50 ou 60% de drogados e pequenos traficantes que para ele contribuem, como reduziria drasticamente a expressão do crime organizado! Este sofreria o mais rude golpe! (...) A ideia faz o seu caminho. Mas só seria viável ao nível de grandes espaços. O mundo ocidental, por exemplo. Ou a UE, por que não?"
O excerto faz parte da alocução preparada pelo juiz Carlos Alexandre para um debate ocorrido terça-feira nas Conferências do Estoril. Convidado para falar sobre justiça, o magistrado parece ter surpreendido o país ao defender a legalização de todas as substâncias qualificadas como "drogas". Junta assim a sua voz ao crescente coro de individualidades e organizações que a nível internacional - e também nacional - pugnam pelo fim da política conhecida como proibicionismo. Este assenta em três convenções da ONU, assinadas em 1961, 1971 e 1988, que elencam o conjunto de substâncias cuja produção, distribuição, venda e consumo os estados signatários se comprometem a proibir.
Os argumentos utilizados pelo juiz coincidem por exemplo com os do milionário americano George Soros, que terá investido mais de 200 milhões de dólares, desde 1994, para apoiar iniciativas no sentido da legalização das drogas. A seguir ao 11 de setembro, uma organização associada a Soros, o Senlis Council, fez campanha - sem sucesso - para que a produção de ópio no Afeganistão fosse legalizada, de modo a cortar essa fonte de rendimento aos talibãs e Al Qaeda; depois de ter, em 2010, num artigo no Wall Street Journal, defendido a legalização da canábis nos EUA, o magnata financiou esforços nesse sentido em vários estados.
Outras vozes de peso que a nível internacional têm defendido a alteração da política da droga agrupam-se na Global Commission on Drug Policy (Comissão Global em Matéria de Drogas), criada em 2011 com o objetivo de "avaliar o impacto da atual estratégia de controlo de drogas e de propor medidas inovadoras e eficazes que protejam os direitos humanos, incrementem a redução de danos e promovam o desenvolvimento". Dela fazem parte o ex presidente da República Jorge Sampaio, assim como o ex secretário-geral da ONU Kofi Annan, entre outros ex líderes mundiais.
"Estamos mais longe que nunca de um "mundo sem drogas". (...) Pelo contrário, multiplicam-se os "efeitos negativos das políticas punitivas": a criação de um mercado negro avaliado em 300 mil milhões de dólares anuais, um crescimento da violência e da corrupção. (...)", escreveu Sampaio em 2014, num artigo assinado com a ex presidente da Suíça Ruth Dreifuss, também membro da comissão. "Advogamos fortemente o fim da criminalização dos consumidores de drogas e apelamos aos países para que continuem a explorar as diferentes opções em termos de saúde e de redução de riscos, incluindo regular, de maneira rigorosa, certas substâncias que hoje são ilegais".
No mesmo ano, o ex PR apresentou, na ONU, o relatório da Comissão. Intitulado "Assumindo o controlo: Caminhos para Políticas de Drogas que funcionam", pede "uma mudança de política urgente" porque "o atual sistema não está a funcionar." Essa mudança, preconiza o relatório, deve incluir a regulação dos mercados das drogas. "Mercados regulados não são mercados livres", advertiu o ex chefe de Estado. "Regulação significa tomar o controlo, para que sejam os governos e não os criminosos a decidirem sobre a disponibilidade ou indisponibilidade das diferentes substâncias, em diferentes contextos".
No mesmo sentido foi a argumentação de Carlos Alexandre: "É sabido que o flagelo da droga constitui a principal fonte de financiamento do crime organizado e a mais expressiva fonte de criminalidade comum. É fonte de financiamento do crime organizado porque o comércio de drogas é proibido. E sendo proibido exponencia o seu preço no mercado negro. (...) Estima-se que o lucro global do tráfico de drogas é hoje da ordem da economia global do crude. Quantos responsáveis políticos têm consciência disso?"
A revolução da canábis
De facto, são cada vez mais os responsáveis políticos que demonstram ter essa consciência. As iniciativas no sentido da legalização do uso recreativo da canábis, iniciadas pelo Uruguai e pelo estado americano do Colorado em 2012, multiplicam-se: não só outros sete estados imitaram o Colorado (muitos outros permitem já o uso medicinal) como o governo canadiano, que já legalizou o uso medicinal da substância, apresentou, em abril, duas propostas de lei no sentido de legalizar e regular a produção, distribuição e venda da mesma para efeitos recreativos. As leis, que estabelecem os 18 anos como a idade mínima para compra e consumo, devem entrar em vigor em julho.
Em Portugal, Carlos Alexandre não é o primeiro magistrado, embora seja decerto o mais famoso, a exprimir publicamente uma opinião favorável ao fim do proibicionismo. Eduardo Maia e Costa, enquanto procurador do Ministério Público (acabou a sua carreira na magistratura como juiz conselheiro do Supremo Tribunal, estando jubilado desde 2015), publicou múltiplos artigos e trabalhos sobre a necessidade de alterar profundamente a política da droga. Em maio de 1999, aquando da aprovação, pelo governo chefiado por António Guterres e sob os auspícios do então ministro adjunto José Sócrates, que detinha a pasta da Toxicodependência, da nova estratégia de luta contra a droga, que preconizava a descriminalização do consumo - a qual veio a ser lei em 2001 -, escrevia, no Público: "O que se anuncia não é pouco, pois é o inevitável primeiro passo na inversão da estratégia tradicional. E o primeiro passo é mesmo o mais difícil: é o que abre o caminho aos passos seguintes. Por isso, a despenalização do consumo tem um carácter simbólico decisivo.(...) Há que dizê-lo claramente: finalmente, houve a coragem política de parar para pensar e depois tomar decisões refletidas, racional e cientificamente fundadas, assentes numa perspetiva humanista. Há ainda muito para caminhar. Mas o caminho está iniciado." E em novembro de 2016, nas IV Jornadas Açorianas de Direito, defendeu a legalização da canábis e seus derivados em Portugal, invocando as experiências existentes a nível internacional, desde 2012, nesse sentido. "Legalizar a canábis levaria a que sua venda e dos seus derivados fosse de imediato tributada, gerando receita para o Estado, como acontece com os impostos do tabaco e do álcool",frisou. "Os próprios Tribunais e as Polícias poderão então direcionar as atenções para outras atividades mais danosas e perigosas e ter-se-á uma sociedade mais livre e com cidadãos mais responsáveis que respondem por si próprios."
Chegou mesmo a ser fundada em Portugal, em 1995, uma organização para defender a legalização das drogas, a SOMA-Associação Portuguesa Antiproibicionista, cujo principal rosto era o ex deputado socialista João Menezes Ferreira. A SOMA, que tinha o duque de Bragança no seu Conselho Estratégico, contava também com o apoio do então banqueiro Paulo Teixeira Pinto - o qual foi também presidente da Comissão de Honra de Passos na campanha para a liderança do PSD.
Passos Coelho foi aliás um dos políticos portugueses a defender, exatamente em 2010, a legalização de todas as substâncias conhecidas como drogas. Porém, não só nunca mais o repetiu como sob a sua liderança o PSD tem votado contra as propostas de legalização da canábis que o BE apresentou desde 2013 (deverá voltar à carga até ao fim desta legislatura). Já a sua ministra da Justiça, Paula Teixeira da Cruz, exprimiu em 2015, numa entrevista à TSF, a convicção de que a legalização das drogas é o caminho.
Mas o histórico socialista Almeida Santos, ex presidente da Assembleia da República e desaparecido em 2016, é a grande referência nesta matéria entre os políticos - de resto Carlos Alexandre citou-o copiosamente. No governo, pelo menos o secretário de Estado dos Assuntos Parlamentares, Pedro Nuno Santos, ex presidente da JS, já defendeu a legalização da canábis.
#cannabis#legalização#portugal#diario noticias#juiz carlos alexandre#SOMA-associação portuguesa antiproibicionista#João Menezes Ferreira#Jorge Sampaio#news
1 note
·
View note
Link
Comemora-se esta segunda-feira o Dia da Acção Global da "Apoie. Não Puna" – no original, "Support. Don’t Punish". Organizações da sociedade civil (OSC), movimentos e cidadãos juntam-se para advogar pela reforma das políticas de drogas vigentes e alterar leis que impedem o acesso a intervenções assentes nos princípios da Redução de Riscos.
Nunca existiu uma sociedade sem drogas. As substâncias psicoactivas (SPA) têm sido utilizadas para diferentes propósitos, desde tempos imemoriais, continuando a ser um componente essencial de todas as sociedades humanas, quer para fins religiosos, como terapêuticos ou recreativos. Todavia, a guerra às drogas, proclamada pelo presidente norte-americano Richard Nixon, nos anos 70 do século XX, bem como a pressão de que os restantes países participassem dessa guerra, desencadeou uma perseguição aos direitos individuais, dando lugar a uma violência que tem muito de estrutural. Não obstante, no dia 26 de Junho de 1987, as Nações Unidas instituíram o Dia Internacional contra o Abuso e o Tráfico Ilícito de Droga — data em que vários governos celebram a sua contribuição para o proibicionismo através da pena de morte e de campanhas aterradoras. Em 1993, Kofi Annan, então Secretário Geral das Nações Unidas, na Sessão Especial da Assembleia Geral das Nações Unidas sobre Drogas, insistia e proclamava como meta até 2008 “um mundo livre de drogas”.
Não é novidade que a "guerra", pejada de conotações morais, falhou. Assiste-se à complexificação crescente do uso de SPA, novos mercados e circuitos de tráfico e a uma panóplia de custos proibicionistas que, acima de tudo, têm afectado os direitos humanos e a saúde pública, sobretudo a dos mais vulneráveis. Consequentemente, distintos actores internacionais — como a Comissão Global de Políticas de Drogas e a Organização de Estados Americanos, evocam que é tempo de considerar a revisão das convenções internacionais, inadequadas à realidade da relação existente entre SPA, indivíduos e sociedade.
Em Portugal, passados 16 anos da política de descriminalização, há ainda muitos passos por dar: salas de consumo protegido, serviços de drugchecking (teste de SPA), prescrição médica de heroína, acesso a Naloxona, programas de redução de riscos nas prisões ou a (re)formulação de políticas baseada em evidências científicas. Por outro lado, desde 2001, os utilizadores não são considerados criminosos e foram promulgados serviços comunitários que contribuíram largamente para a redução da epidemia do VIH/ SIDA, bem como para uma diminuição dos riscos associados ao uso de SPA. Porém, neste longo caminho a percorrer, destacam-se ainda os desafios à sustentabilidade dos Programas/Projectos de Respostas Integradas e outros, devido à sua suborçamentação. De sublinhar é também que, contrariando a tendência europeia, continuamos a não envolver as OSC e as populações afectadas no desenho destas políticas. Por todos estes motivos, este ano, aderimos à campanha com as seguintes linhas de acção:
- Mais financiamento para a Redução de Riscos;
- Proteger os direitos das pessoas que usam substâncias psicoativas.
Esta campanha global de advocacy, pragmática e humanista, é uma oportunidade de reflectir sobre o que está em falta.
1 note
·
View note
Link
The company’s Low Pressure Extraction technology combines novel extraction methods based on tetrafluoroethane (TFE). TFE has been often overlooked to extract a wide range of compounds since industry adopted CO2 and other methods for historical reasons. However, the benefits of TFE are established:
- TFEs are extremely inert and only decompose under extreme conditions, therefore leaving no residue.
- TFEs are produced in high purity on a large scale, and therefore are lower cost.
- Critical pressures and temperatures are much lower than carbon dioxide, allowing the construction of low pressure and low temperature apparatus, and can be more selective reducing additional steps need with CO2: resulting in significantly reduced Capital and Operational Expenses. - TFEs is a higher polar solvent than CO2 at lower pressures and the degradation of materials is much less, yielding much improved extraction results for sensitive natural products. Applications for LPE system include a wide range of large scale extractions: - Botanical extracts for the flavour and fragrance industry, and various drug bases.
- Active Pharmacological agents, particularly of the sensitive variety.
- Common and compound alkaloids and chemical intermediaries. COMERG is now considering strategic partnerships with companies interested in developing proprietary ingredients and capable of complementing R&D and IP capabilities with large scale distribution networks.
0 notes
Photo
3 notes
·
View notes
Photo
1 note
·
View note
Photo
1 note
·
View note