| B��ᴇɴᴠᴇɴɪᴅᴏs ᴀ ᴍɪ ᴍᴜɴᴅᴏ | | ᴏɴᴇ-sʜᴏᴛs, ʜᴇᴀᴅᴄᴀɴᴏɴs, ғᴀɴғɪᴄs |
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Mi Corazón Encantado pt1
fanfic Vegeta x Oc DISPONIBLE EN WATTPAD
user: indomin0usjules
Advertencias: Uso de sustancias, lenguaje explícito, muerte, problemas psicológicos.
Rango de edad: Vegeta (29) Musa (18)
Saga Saiyajin

El ambiente en el ballet siempre era tosco y algo deprimido, si bien se sabía que era una danza artística y espectacular, las bailarinas sufrían mucho para llegar a ser consideradas buenas; desde desarrollar trastornos alimenticios hasta obsesionarse de manera enfermiza.
Y Musa ya había pasado aquellas dos faces y a su vez seguía en proceso de recuperación silenciosa, a silenciosa se refería con no decir absolutamente de nada y fingir estar bien cuando ella misma sabia que por dentro se estaba pudriendo. A decir verdad, a Musa le gustaba ahogarse por placer propio, le gustaba sentir dolor y cuando por fin tenia un poco de paz voluntariamente se la arruinaba para llegar a entretenerse con algo.
Era caótica por naturaleza.
Acababa de aterrizar en la entrada del Kamehouse en la espalda de Krillin, no sabia volar y tampoco quería aprender a hacerlo, a pesar de que dominaba muy bien su ki y le gustaba combatir algunas veces con Goku y el calvo. Volar le recordaba a sus alas, delicadas, azules y pequeñas, y sus alas le recordaban el peso que cargaba encima por sentir de más, muchos decían que sentir era una bendición y la gente sin corazón estaba condenada a vivir en la soledad. Pero ¿Qué era el sentir masivo comparado con la paz? No era nada, y si Musa pudiera elegir entre arrancarse el corazón o permanecer con ese don maldito que tenia, no dudaría dos veces y se apuñalaría el pecho.
Cada que se quitaba esa manilla de contención creada por Bulma específicamente para su tranquilidad, Musa podía sentir las ondas hasta de una hoja cayendo a kilómetros, todo chocaba con ella; los sonidos, los gritos, el respirar, el latir de un corazón y hasta las emociones de algún humano que pasaba cerca de ella. Era una tortura interminable estar siendo azotada día y noche con emociones y sentimientos que no le correspondía cargar.
—Cada día Roshi esta mas insoportable—suspiro Krillin estirándose en la arena mientras veía a su amiga quitarse sus puntas de ballet que por pereza no había cambiado cuando el paso a buscarla.
—Ya me lo imagino—respondió guardando sus pertenencias en una mochila negra que cargaba en su espalda.
La puerta de la casa rosada se abrió y Bulma sonriente saludo a sus amigos. La Brief había llegado horas antes pero no había conseguido coincidir con el horario de entrenamiento de Musa, por lo que mando a Krillin a recogerla. Solía siempre ir a buscarla, de todas maneras Musa vivía hace años con ella en la Corporación Capsula, desde que tenia doce años los padres de Bulma se habían compadecido de ella al ver la situación en la que se encontraba y decidieron adoptarla.
—Hice jugo, vengan—se dio la espalda volviendo al interior del lugar mientras ellos la seguían.
ﮩ٨ـﮩﮩ٨ـ♡ﮩ٨ـﮩﮩ٨ـ
Las horas pasaron y Musa miraba fijamente a un punto inexistente en el espacio, ni siquiera sabía que veía y además no estaba pensando en nada, su mente estaba desconectada del mundo y ajena a su alrededor. Su respiración era lenta y en el fondo se preguntaba que le pasaba, pero cuando mentalmente se iba a responder simplemente olvidaba lo que iba a argumentarse a si misma.
—¿Desde cuando dejaste de drogarte? —un imprudente Puar inquirio para luego recibir un puño de la mujer de cabellos azules.
Desinteresada por el tema y poco afectada Musa suspiro acomodándose en su silla.
—Desde que me pusieron la pulsera.
Mentira, cada que el dolor la agobiaba o simplemente la nostalgia la invadía, ella consumía unas pequeñas pastillas que le dejaban flotando un buen rato ajena de su misma existencia.
La vida e infancia de Musa habían sido duras desde que su madre decidió abandonarla junto con su padre, por lo que desde joven para suprimir el dolor familiar y el agotamiento de un don que no sabía que tenía, pero estaba allí, comenzaba a consumir, ya fuera alcohol o cualquier otra cosa que le devolviera la paz un rato de manera no sana. A decir verdad, ni le importaba, con tal de que Bulma no lo supiera todo estaría bien. Además, ya no las consumía tan seguido.
—¡Hay que revivir ya a Goku! ¡Los saiyajines se adelantaron! —el maestro Roshi azoto la puerta del baño con los pantalones abajo alarmando a todos.
Musa solo permaneció sentada en silencio, se debatía internamente si debía o no intervenir.
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✨ Aviso Importante ✨

¡Hola, lectores! 🌟
He decidido extender el relato "DOS DISPAROS" en varias partes y capítulos, para poder explorar con más profundidad las emociones, conflictos y la intrincada historia de (T/N) y Hwang Jun-ho.
Cada capítulo estará lleno de suspense, drama y momentos que los mantendrán al borde de sus asientos. ¡No se pierdan la evolución de esta historia llena de giros inesperados y emociones intensas!
Podrán encontrar los próximos capítulos en mi perfil, así que asegúrense de seguirme para no perderse ninguna actualización. ¡Espero que disfruten esta historia tanto como yo al escribirla!
Gracias por su apoyo y entusiasmo, significa muchísimo para mí. 💕
—[Jules]
#hwang jun ho#squid game#hwang junho x reader#squid game fanfic#squid game oc#the salesman x reader#el juego del calamar#el juego del calamar fanfic#jun ho x reader#squid game one shots
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𝑳𝑨 𝑵𝑶𝑪𝑯𝑬 𝑫𝑬 𝑯𝑨𝑳𝑳𝑶𝑾𝑬𝑬𝑵 | DOS DISPAROS (PT 3)

Pairing: Hwang Jun-ho x (T/N)
Género/Tags: Drama, Suspense, Acción, Angustia, Juegos Mortales, Romance Trágico.
Advertencias: Violencia, Secuestro, Lenguaje Explícito, Temas de desesperación.
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La noche era un caos silencioso mientras el operativo llegaba a su clímax. En medio del bullicio de máscaras, trajes elegantes y secretos que habían permanecido en las sombras, Jun-ho seguía a Gi-hun y al equipo con pasos calculados. Los detalles del plan se entretejían en su mente como un rompecabezas que no podía permitirse fallar. Todo apuntaba a esa noche: la captura de Frontman, la exposición de los juegos y el fin de ese retorcido sistema.
Sin embargo, una sombra persistente se alojaba en su pecho. A pesar de haber dejado a (T/N) encerrada en la habitación del motel, no podía deshacerse de la sensación de que algo andaba terriblemente mal. Pero ahora no había tiempo para distracciones. Debía enfocarse en el objetivo.
En el motel, (T/N) se encontraba entre la frustración y el agotamiento. Había golpeado la puerta, intentado romper la cerradura, incluso gritado hasta quedar afónica, pero todo había sido inútil. Jun-ho había sido meticuloso al asegurar que no saliera.
—Maldito obstinado —murmuró, deslizando la espalda contra la pared hasta sentarse en el suelo.
El silencio de la habitación solo era interrumpido por el leve zumbido del aire acondicionado. Fue entonces cuando lo sintió: un olor químico, apenas perceptible al principio, pero que comenzó a llenarlo todo.
Sus ojos se abrieron de golpe.
—No...
Corrió hacia la puerta, golpeándola con todas sus fuerzas mientras el gas adormecedor invadía sus pulmones. Intentó cubrirse la boca y la nariz con la manga de su chaqueta, pero era demasiado tarde. Su visión comenzó a nublarse, y antes de que pudiera reaccionar, las piernas le fallaron.
Las figuras de los guardias aparecieron a través de la neblina. Uno de ellos la levantó mientras el otro inspeccionaba la habitación para asegurarse de que no había evidencia.
—Tenemos lo que vinimos a buscar —dijo uno de ellos, con voz firme.
El operativo había terminado en un desastre. Aunque Gi-hun había logrado infiltrar la fiesta y obtener algo de información crucial, el equipo había sido descubierto antes de poder capturar a Frontman. Los disparos y las explosiones habían llenado la noche, y ahora solo quedaba el caos.
Jun-ho estaba en el punto de extracción, esperando a que todos se reagruparan.
—¿Dónde está Gi-hun? —preguntó, mirando a uno de los agentes.
—Lo tomaron —respondió el hombre, jadeando—. Los guardias se lo llevaron.
Jun-ho sintió que el mundo se detenía.
—¿Qué?
—No pudimos alcanzarlo... Lo tomaron con vida.
Antes de que pudiera procesar la información, una segunda revelación lo golpeó como una bala.
—¿Y (T/N)? —preguntó, la voz cargada de urgencia.
El agente lo miró, confuso.
—¿No estaba en el motel?
Fue entonces cuando Jun-ho sintió que algo dentro de él se rompía. Giró sobre sus talones y corrió hacia la camioneta que los esperaba, sin importarle las miradas de los demás.
Al llegar al motel, Jun-ho irrumpió en la habitación, con la respiración entrecortada y el arma en la mano. Lo que encontró fue un vacío que confirmó sus peores temores: la puerta estaba abierta, la habitación desordenada y el olor químico aún impregnaba el aire.
—¡No! —gritó, golpeando la pared con toda su fuerza.
Se arrodilló en el suelo, pasando las manos por su cabello, tratando de encontrar sentido a la situación. Había sido tan cuidadoso, tan meticuloso, y aun así, ellos la habían encontrado.
Gi-hun estaba en sus manos. Y ahora, también lo estaba (T/N).
Cuando (T/N) despertó, lo hizo en un entorno que reconoció de inmediato: la sala principal de los juegos. Los participantes estaban alineados, los guardias observaban desde las esquinas, y la tensión en el aire era palpable. Entre ellos, distinguió a Gi-hun, quien la miró con incredulidad.
—(T/N)... —murmuró, acercándose a ella.
Ella lo miró con una mezcla de sorpresa y desesperación.
—Gi-hun... ¿Cómo llegaste aquí?
—¿Yo? ¿Cómo llegaste tú aquí otra vez?
(T/N) abrió la boca para responder, pero las palabras murieron en su garganta. Miró a su alrededor, reconociendo los rostros de los demás participantes. Todo era igual y, sin embargo, peor.
—Me encontraron... —dijo finalmente, su voz apenas un susurro.
Gi-hun asintió lentamente, procesando la situación.
—No importa cómo llegamos aquí. Lo importante es salir de esta maldita pesadilla.
Pero ambos sabían que escapar no sería fácil. Y en algún lugar fuera de ese infierno, Jun-ho estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para traerlos de vuelta.
#hwang jun ho#squid game#hwang junho x reader#squid game fanfic#squid game oc#the salesman x reader#el juego del calamar#el juego del calamar fanfic#jun ho x reader#squid game one shots#wi ha joon#wi ha joon x reader#fanfic
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𝑳𝑨 𝑵𝑶𝑪𝑯𝑬 𝑫𝑬 𝑯𝑨𝑳𝑳𝑶𝑾𝑬𝑬𝑵 +18 | DOS DISPAROS (PT 2)

𝘎𝘦𝘯𝘳𝘦/𝘛𝘢𝘨𝘴: 𝘈𝘯𝘨𝘴𝘵, 𝘙𝘰𝘮𝘢𝘯𝘤𝘦, 𝘌𝘮𝘰𝘵𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭 𝘊𝘰𝘯𝘧𝘭𝘪𝘤𝘵, 𝘚𝘭𝘰𝘸-𝘣𝘶𝘳𝘯.
𝘗𝘢𝘪𝘳𝘪𝘯𝘨: 𝘏𝘸𝘢𝘯𝘨 𝘑𝘶𝘯-𝘩𝘰 𝘹 (𝘛/𝘕)
𝘞𝘢𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨𝘴: 𝘔𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘵𝘳𝘢𝘶𝘮𝘢, 𝘩𝘦𝘳𝘪𝘥𝘢𝘴 𝘦𝘮𝘰𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭𝘦𝘴, 𝘥𝘪𝘴𝘤𝘶𝘴𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘴𝘢𝘴, 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘯𝘤𝘪𝘭𝘪𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘢𝘱𝘢𝘴𝘪𝘰𝘯𝘢𝘥𝘢, 𝘴𝘦𝘹𝘰, 𝘮𝘢𝘴𝘵𝘶𝘳𝘣𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯, 𝘵𝘳𝘢𝘪𝘤𝘪𝘰́𝘯.
No olviden dar like y repostear para que más personitas lean 💕
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El año después de la tragedia en la isla había sido una prueba constante para Jun-ho y (T/N). El peso de lo vivido no se desvaneció con su rescate; al contrario, parecía anclar sus almas a esa maldita experiencia, arrastrándolos al abismo cada vez que intentaban respirar con normalidad.
Jun-ho apenas hablaba sobre lo que ocurrió. El disparo de su hermano había dejado una cicatriz profunda en su pecho, no solo física, sino emocional. Aunque sobrevivió al balazo y a la caída, el dolor real provenía de saber que In-ho, su único hermano, había elegido el camino de la oscuridad. Su frustración, su rabia, se volcaba en una rutina exhaustiva de preparación. Pasaba horas entrenando su cuerpo herido, revisando archivos y mapas, siempre con el rostro endurecido.
(T/N) no era muy diferente. Tras salir del hospital, se enfocó completamente en la misión. Su herida tardó en sanar, dejando una leves secuelas que ella se negaba a reconocer. Pasaba las noches estudiando los movimientos de los organizadores de los juegos, memorizando nombres y conexiones. Pero, a diferencia de Jun-ho, (T/N) no ocultaba su dolor. Era transparente en su rabia, en su frustración, y en cómo las pesadillas la atormentaban cada noche. La caída al mar, el frío que la atravesó, el miedo de perderlo... todo volvía como una tormenta incontrolable.
Aunque ambos intentaban seguir adelante, los fantasmas de la isla los perseguían en cada esquina. La relación entre ellos comenzó a tensarse, no por falta de amor, sino por el peso de la culpa compartida. Jun-ho no podía dejar de reprocharse por no haber protegido mejor a (T/N). Ella, por su parte, se culpaba por no haber sido más fuerte cuando lo necesitaba.
Ahora, mientras preparaban la misión para infiltrarse en la fiesta de disfraces, esa tensión explotó.
(T/N) estaba de pie frente al pequeño espejo del motel, ajustando la ropa que llevaría puesta. Jun-ho, sentado al borde de la cama, miraba en silencio, su mandíbula apretada. Finalmente, no pudo más.
—Esto es una locura, (T/N). No deberías venir —soltó, su tono más cortante de lo que pretendía.
Ella se giró lentamente, cruzando los brazos. —¿Otra vez con eso? Ya lo hemos hablado, Jun-ho. No voy a quedarme atrás.
—No entiendes. No es una discusión. ¡No voy a arriesgarte de nuevo! —se puso de pie, alzando ligeramente la voz.
—¿Arriesgarme de nuevo? ¿Crees que tú tienes la única palabra en esto? —respondió, acercándose a él con los ojos encendidos.
—¡Sí! Porque si algo te pasa otra vez, no voy a poder soportarlo.
Su confesión fue como un golpe en el pecho, pero no suavizó la mirada de (T/N). —¿Y qué hay de mí? ¿Crees que no me preocupa cada vez que sales ahí fuera? ¿Que no me duele verte cargar con todo esto solo porque crees que tienes que protegerme?
Jun-ho pasó las manos por su cabello, desesperado. —Es diferente. Yo elegí esto. Tú no tienes que hacerlo.
—¡Sí lo elegí! —gritó, dando un paso más hacia él—. Elegí quedarme contigo, elegí luchar por las vidas que destruyeron. Elegí no quedarme de brazos cruzados mientras siguen matando a personas inocentes.
La habitación quedó en silencio por un momento, solo roto por el sonido de su respiración agitada. (T/N) bajó la mirada, sus hombros temblando ligeramente.
—No quiero perderte, Jun-ho. Pero no puedo ser quien te detenga de hacer lo que tienes que hacer... y tú tampoco puedes detenerme a mí.
Su sinceridad lo desarmó. Jun-ho cerró los ojos, luchando con las emociones que llevaba reprimiendo durante meses. No quería admitirlo, pero la idea de perderla otra vez lo aterrorizaba.
Cuando abrió los ojos, la encontró mirándolo con la misma intensidad, pero esta vez con un rastro de lágrimas en los suyos.
—Te amo, Jun-ho —susurró—. Pero no puedo ser la razón por la que falles en esto.
Fue entonces cuando todo se desmoronó en su interior. Con un movimiento rápido, la tomó del rostro y la besó. No fue un beso suave ni calmado; fue desesperado, cargado de la rabia, el miedo y el amor que no podía expresar con palabras. (T/N) respondió con la misma intensidad, como si ese beso pudiera sanar todas las heridas que ambos cargaban.
La discusión, las heridas, el miedo... todo se desvaneció mientras se aferraban el uno al otro en la pequeña habitación, buscando consuelo en el único lugar donde podían encontrarlo: juntos.
Las grandes manos de Jun-ho comenzaban a masajear los senos de (T/N) mientras hundía su cabeza en el cuello de la mujer, succionaba su piel con suavidad y deseo, las manos de ella acariciaban el cabello del hombre tratando de sentirlo más cerca, quería que aquel momento nunca acabara.
Con movimientos precisos y rápidos el quito el jean de su pareja dejando a la vista una ropa interior de encaje negro, Jun-ho amaba ese tipo de conjuntos de lencería qué su novia usaba a diario, el solía pagarle cada uno de ellos con la intención de que ella le modelara en un espectáculo erotico.
—Uff..., extrañare tanto este coñito—una suave palmada impacto en el lugar nombrado y sin perder un segundo más comenzó a estimularla.
—Cuando esto termine, espero que nos mudemos a una hermosa casa en las montañas...—con la respiración entrecortada (T/N) hablo mirándolo a los ojos.
Una risita salió de los labios de Jun-ho seguido de un asentimiento, observaba la figura de su mujer sentada en el escritorio y sudando de la excitación qué sus dedos le causaban y una idea fugaz recorrió su mente haciéndolo tensarse. El hombre bajo el cierre de su pantalón y saco su verga erecta y palpitante de su ropa interior; no quería lastimar a (T/N) por lo que con saliba la lubrico y comenzó a estimularse a si mismo un poco, para luego agarrar a su pareja del cuello contándole la respiración y dándole un beso intenso.
—Si te pierdo me perderé a mi mismo para siempre, no puedo vivir sin ti y no soporto la idea de verte lastimada por esos bastardos.
Antes siquiera de que (T/N) pudiera responder el grueso miembro masculino de su novio ingreso de manera brusca y rapida dejándola sin aliento. Abrazó por los hombros a Jun-ho y comenzó a gemir con intensidad mordiendole la piel y besandole el cuello.
Sus movimientos eran rápidos y fuertes, el glande chocaba con el fondo de la vagina haciendo que en cada estocada un quejido leve saliera de sus labios, las fuertes manos de Jun-ho alzaron el trasero de (T/N) y separo sus nalgas comenzando a follarsela como un animal, no quería dejarla, no quería separarse de ella y a toda costa deseaba protegerla, pero ella no lo permitía.
Logro identificar cuando su novia llegó al orgasmo porque su cuerpo se debilito y recostó su cabeza en su hombro gimiendo con cansancio y suavidad, aún así su ritmo no cambió y cuando el derramó su semilla en el coño de (T/N) surpiro de placer y la llevo en brazos hacia la cama recostandola en el colchón y dejando muchos besos por toda su cara, de la misma forma acariciaba con delicadeza la piel del cuerpo de ella.
—Quédate aquí, iré por algo para limpiarte—indicó Jun-ho refiriéndose al semen que escurría del coño de (T/N).
Jun-ho entro al baño y se observó fijamente en el espejo, una lágrima resbaló por su mejilla sintiendo culpa, pero no podía echarse atrás, debía protegerla a toda costa, así que a pasos largos y rápidos le echo un último vistazo a (T/N) y salió del cuarto dando un portazo y comenzando a dejarla encerrada con llave en la habitación.
La mujer se dio cuenta de lo que estaba pasando y comenzó a golpear la puerta mientras gritaba de rabia, se sentía triste y traicionada.
—¡Jun-ho! ¡No puedes decidir por mi!—con sus puños golpeaba una y otra vez la madera de la puerta—¡Me estas traicionando!
Al otro lado Hwang Jun-ho cerraba sus ojos con culpa mientras se recostaba en la pared contraria a la de su habitación con (T/N), para el eso había sido lo correcto, y esperaba que ella comprendiera.
—¡¡¡Abre la maldita puerta!!! ¡¡¡Ábrela!!!—gritó con furia (T/N) comenzando a llorar de impotencia.
—Vendré por ti mañana, mi vida..., lo juro, solo quiero protegerte.
Cegada de la ira, (T/N) buscaba la manera de salir de aquel lugar, intentó derribar la puerta pero muchos de sus intentos eran nulos, se asomó por la ventana, pero lo único que vio fue que se arriesgaría a una gran caída si siquiera intentaba hacerlo.
Dos voces se unieron a lo que estaba ocurriendo, voces familiares.
Seong Gi-hun y Choi Woo-seok.
(T/N) volvió a acercarse a la puerta tratando de descifrar si sus amigos estaban allí o solo era su imaginación.
—¿Qué sucedió oficial?—inquirió el más risueño de los tres— Hace algunos momentos estaban muy... felices.
—Estoy protegiéndola, no quiero que nada le pase—respondió él detective mirando a los dos hombres a su par.
Un golpe fuerte y seco resonó otra vez y con más rabia de la que ya tenia (T/N) pateo la puerta con fuerza.
—¡Gi-hun! ¡Sácame de aquí!—exclamó con la voz rota golpeando una vez más, pero con menos fuerza que las anteriores—No pueden dejarme aquí..., yo también quiero ayudar, tengo el derecho a ayudarlos..., yo también estuve allí.
Jun-ho negó hacia Gi-hun quien consideraba abrir la puerta.
—Gi-hun..., no puedes dejarme aquí—comenzó a hablar ella ya con un llanto prominente de la impotencia que sentía—, los dos estuvimos en ese infierno, yo también quiero vengar a Ali, a Sae-byeok...—intentó convencerlo—, no me pueden hacer esto...
—Lo siento (T/N)... Es lo mejor para ti—Gi-hun le dio la razón a Jun-ho—. Vamonos, ya casi es hora.
Un grito de rabia y más puños y patadas a la madera fue lo último que escucho Hwang Jun-ho antes de alejarse del dormitorio donde había dejado encerrada al amor de su vida.
—Perdóname, pero no lo entenderías...
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𝐃𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐒𝐏𝐀𝐑𝐎𝐒 | Hwang Jun-ho

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No olviden dar corazón y repostear para que más personas lean mi historia 💕
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𝐏𝐀𝐈𝐑𝐈𝐍𝐆: 𝐇𝐰𝐚𝐧𝐠 𝐉𝐮𝐧-𝐡𝐨 𝐱 (𝐓/𝐍)
𝐆𝐄𝐍𝐑𝐄/𝐓𝐀𝐆𝐒: 𝐃𝐫𝐚𝐦𝐚, 𝐚𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧, 𝐚𝐧𝐠𝐮𝐬𝐭𝐢𝐚, 𝐫𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 𝐢𝐦𝐩𝐥𝐢́𝐜𝐢𝐭𝐨, 𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧-𝐝𝐢𝐯𝐞𝐫𝐠𝐞𝐧𝐭𝐞, 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐩𝐞, 𝐭𝐫𝐚𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚𝐫.
𝐖𝐀𝐑𝐍𝐈𝐍𝐆𝐒: 𝐕𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐞𝐱𝐩𝐥𝐢́𝐜𝐢𝐭𝐚, 𝐡𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐛𝐚𝐥𝐚, 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧, 𝐭𝐫𝐚𝐮𝐦𝐚 𝐞𝐦𝐨𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥, 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐢𝐦𝐩𝐥𝐢́𝐜𝐢𝐭𝐚, 𝐥𝐞𝐧𝐠𝐮𝐚𝐣𝐞 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞.
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El sol golpeaba sin piedad sobre el
acantilado, bañando la escena con
una luz cruel que no dejaba espacio
para secretos. Las olas chocaban
contra las rocas abajo, un
recordatorio constante de la caída
letal que esperaba a cualquiera que
perdiera el equilibrio.
(T/N) jadeaba mientras intentaba
mantener el paso de Jun-ho. Su
cuerpo aún mostraba los estragos de
los juegos: cortes, magulladuras y el
agotamiento que pesaba como un
yunque en su pecho. Había confiado
en Jun-ho desde el momento en que
apareció con el uniforme de guardia
y le susurró al oído que la sacaría de
allí. Pero ahora, enfrentados al borde
de la isla, parecía que toda esperanza
estaba desmoronándose.
Jun-ho avanzaba con su arma en alto,
sus ojos afilados escaneando el
terreno. Habían llegado al límite: el
acantilado y, más allá, el océano. El
bote que necesitaban estaba
escondido, pero el tiempo estaba en
su contra.
—¿Puedes nadar?—preguntó él en
voz baja, su mirada enfocada en los
alrededores.
—¿Saltar desde aquí?—respondió
ella, apenas controlando el temblor
en su voz, luego del puente de cristal uno de esos fragmentos de vidrio se habia incrustado en su abdomen, pero ella habia decido no decir nada— Jun-ho, no estamos en condiciones.
—Es eso o volver—la cortó él, su
tono duro, pero no cruel.
Entonces, antes de que ella pudiera replicar, una voz profunda resonó
detrás de ellos junto con el sonido de las armas al quitar el seguro.
—Alto.
Ambos se giraron al mismo tiempo
Allí estaba él: Front Man. Su figura
imponente era aún más aterradora a
plena luz del día, la máscara negra
absorbiendo los rayos del sol como
un agujero negro. La pistola que
sostenía estaba apuntada
directamente a ellos.
(T/N) sintió que el aire se le escapaba
de los pulmones cuando vio a Jun-ho
tensarse. Había algo en la postura de
su pareja, una rigidez que iba más
allá del peligro inmediato.
—Si no vienes a mi lado matare ahora mismo a tu noviecito—dijo el de la máscara apuntando a (T/N) con la pistola.
Los ojos de ella se abrieron de par en par y sus manos comenzaron a temblar exageradamente, un disparo al aire la hizo saltar en su lugar del miedo y por inercia comenzó a caminar hacia los enmascarados, ignoro los murmuros del policía y se desvaneció a los pies del hombre de negro, estaba muy debilitada por la pérdida de sangre.
—¿Quién eres?—preguntó Jun-ho, con los ojos puestos en (T/N), estaba desesperado por sacarla de ese infierno.
El Front Man no respondió de
inmediato. En lugar de eso, bajó
lentamente su arma, como si quisiera
ofrecerle una pizca de tregua antes
de arrebatarle todo. Obligó a (T/N) a darle la espalda, mientras los de rojo le apuntaban con armas, el quería que su vista estuviera puesta en Jun-ho.
—No te atrevas a moverte.
—No tienes que hacer esto—
continuó Jun-ho, con un tono que
mezclaba incredulidad y rabia.
(T/N) frunció el ceño, incapaz de
entender completamente lo que
estaba pasando. Una de sus pálidas manos se ubicó en la herida de su abdomen y una mueca de dolor se hizo presente cuando la mancha de sangre comenzó a expandirse y a chorrear en el suelo; su mirada se conecto con la de su novio, quien exhalo de impresión como si el alma se le fuera del cuerpo. Las lágrimas brotaron por el rostro de (T/N), no quería terminar así, Frontman la observó por algunos segundos y ladeo su cabeza.
—Quiero irme a casa...—susurró, su voz apenas un murmullo.
El Front Man dejó escapar un suspiro y con lentitud se quito la máscara provocando una expresión de pánico en la cara de su hermano, el cual con su mirada trasmitia decepción y tristeza, tanto tiempo buscándolo para encontrarlo en estas circunstancias.
—¿Por qué...?
Pero el no respondió. Sus labios
estaban apretados en una línea
delgada, y su mano temblaba
levemente mientras sostenía el arma.
Con labios temblorosos y ojos cargados de dolor, Jun-ho le dedico una última mirada a (T/N), una mirada tan profunda que le causó un escalofrío de tristeza. Aquel hombre se sintió tan decepcionado de él mismo que si la culpa tuviera rostro sería el de Hwang Jun-ho, quien ahora le daba una última sonrisa a la luz de su vida.
Primer disparo y sangre ajena cayó en la cabeza de la mujer, quien no tuvo tiempo para levantar la vista cuando el segundo lo pudo ver con claridad. Sus manos se paralizaron en el suelo y la presión se le bajó, la consecuencia de la acción la había destrozado en dos. El alarido de dolor de (T/N) hizo que los pájaros alzaran vuelo y las olas no tuviera sonido, todo a su alrededor se detuvo por un momento marcando el inicio de un dolor nunca experimentado y el llanto que este le causaría.
En todo momento Jun-ho le había mirado a los ojos, mientras su cuerpo caía al vacío lo último que pudo escuchar fueron los desgarradores gritos de su mujer, quien ahora había quedado sin protección alguna, sola y a su suerte, nunca (T/N) salio de su cabeza, solo hasta perder la consciencia sumergido en el agua fue que el rostro de su musa desapareció entre la oscuridad de su destino.
—¡Me lo quitaron! ¡Me quitaron a mi Jun-ho!—los puños de (T/N) golpeaban el suelo con rabia.
El dolor en su corazón era tan grande que ya el cansancio físico no hacía presencia en lo que era ella ahora. Una parte de sí misma se había vuelto gris, la imagen del amor de su vida cayendo hacia el vacío la estaba atormentando, sus ojos oscuros seguían clavados en su piel, no soportaba la idea de que lo había perdido.
—Tirenla también—ordenó Frontman echándole un último vistazo a su cuñada para luego alejarse del lugar.
Los enmascarados obedecieron las órdenes de su superior y sin esfuerzo alguno cargaron a (T/N) hasta la orilla del barranco, había sido tan facil como cargar una pluma, no había puesto resistencia alguna al agarre de aquellos tipos.
Para este entonces (T/N) estaba cegada de dolor, su cuerpo no respondía a los estímulos qué le daban, solo lloraba y preguntaba una y mil veces "¿por que?", no a los guardias, no al jefe, más bien a la vida ¿Por qué le habían arrebatado a su cielo?
Mil y un preguntas más cruzaron por la cabeza de aquella mujer rota, quien solo cerró los ojos al sentir el impacto con el agua, y se dejó llevar por el limbo de muerte qué la arrastraba a la pérdida de consciencia, viendo como última cosa el agua teñida de un color carmesí.
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❝𝐃𝐄𝐒𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐁𝐀𝐉𝐎 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐒𝐂𝐀𝐑𝐀❞
|Hwang Jun-ho|

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Pairing: 𝐇𝐰𝐚𝐧𝐠 𝐉𝐮𝐧-𝐡𝐨 × 𝐑𝐞𝐚𝐝𝐞𝐫 (𝐓/𝐍)
𝐆𝐞𝐧𝐫𝐞/𝐓𝐚𝐠𝐬: 𝐀𝐧𝐠𝐬𝐭, 𝐃𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧, 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨, 𝐀𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧, 𝐒𝐮𝐫𝐯𝐢𝐯𝐚𝐥, 𝐒𝐨𝐟𝐭 𝐍𝐒𝐅𝐖 (𝐢𝐦𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨), 𝐑𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐓𝐞𝐧𝐬𝐚, 𝐌𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐄𝐧𝐜𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐭𝐚, 𝐉𝐮𝐞𝐠𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐂𝐚𝐥𝐚𝐦𝐚𝐫 𝐀𝐔
𝐖𝐚𝐫𝐧𝐢𝐧𝐠𝐬: 𝐋𝐞𝐧𝐠𝐮𝐚𝐣𝐞 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐄𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 (𝐦𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐚 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐲 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨), 𝐂𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐦𝐨𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐧𝐬𝐨, 𝐂𝐨𝐧𝐭𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐟𝐢𝐬𝐢𝐜𝐨 𝐢𝐦𝐩𝐥𝐢𝐜𝐢𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐚𝐭𝐮𝐫𝐚𝐥𝐞𝐳𝐚 𝐢́𝐧𝐭𝐢𝐦𝐚 (𝐒𝐨𝐟𝐭 𝐍𝐒𝐅𝐖), 𝐃𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐩𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐧𝐬𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝, 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐲 𝐫𝐚𝐛𝐢𝐚.
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Hwang Jun-ho había visto muchas cosas durante las horasen aquel lugar infernal. Había sido testigo de atrocidades inimaginables, su moral tambaleándose con cada paso que daba entre las sombras de los juegos. Pero nada, absolutamente nada, lo había preparado para lo que sintió cuando la vio.
Allí estaba, entre los jugadores, caminando con un paso que intentaba parecer seguro, aunque él conocía demasiado bien ese leve temblor en su mandíbula. (T/N). Su (T/N).
Su corazón se desplomó primero, seguido de un golpe de pura rabia que lo recorrió como una tormenta. Su respiración se volvió más pesada mientras la veía entrar en la sala común después del desafío del panal, aún limpiándose los restos de azúcar de las manos. Ella estaba viva, pero ¿por cuánto tiempo más?
—¿Qué demonios haces aquí? —murmuró para sí mismo, su voz amortiguada tras la máscara negra.
Cada fibra de su ser quería arrancarse la máscara y sacarla de allí a rastras, pero no podía. No aquí, no ahora. Los ojos de las cámaras estaban en todas partes, y cualquier movimiento en falso pondría a ambos en peligro.
Sin embargo, no podía quedarse quieto. Ella estaba caminando en una cuerda floja sobre un abismo, y él no estaba dispuesto a perderla.
Con el corazón martillándole en el pecho, hizo algo que no debía hacer: se alejo de los triángulos y sin importarle nada se dirigió hasta (T/N).
El guardia triangulo lo miró con sospecha, pero finalmente no le tomo importancia. Jun-ho agradeció que el sistema de jerarquías y los rostros ocultos jugaran a su favor.
Cuando se acercó a ella en la sala común, casi pudo sentir su propio control desmoronarse.
—Jugadora 145. Sígame.
Ella levantó la vista, sus ojos encontrándose con la máscara. Por un momento, algo pasó por su rostro, una chispa de reconocimiento, pero lo escondió rápidamente. Se levantó sin decir nada, caminando detrás de él con pasos firmes.
Jun-ho la condujo por los interminables pasillos metálicos hasta un baño vacío. Cerró la puerta detrás de ellos con un golpe seco, el sonido resonando como un disparo en su mente.
Cuando se dio la vuelta y se quitó la máscara, su expresión estaba teñida de una furia que no podía contener más.
—¿Qué demonios haces aquí?
(T/N) dio un paso hacia atrás, sorprendida por el tono de su voz. No era común verlo perder el control, pero en ese momento parecía una olla a presión a punto de estallar.
—Jun-ho, puedo explicarlo...
—¡No quiero una explicación! —interrumpió, su voz cargada de desesperación. —¿Sabes lo que estás haciendo? ¿Te das cuenta de dónde estás?
Ella apretó los labios, su postura tensa pero desafiante.
—Lo sé perfectamente.
—¡No! —Jun-ho golpeó la pared con el puño, haciendo que ella se sobresaltara. —No lo sabes, (T/N). Este lugar no es un simple caso que puedes resolver. Aquí no hay redención, no hay justicia. Aquí solo hay muerte.
(T/N) lo miró con calma, aunque su respiración era un poco más rápida.
—Por eso estoy aquí. Porque alguien tiene que detenerlo.
Jun-ho soltó una risa amarga, incrédula.
—¿Y ese "alguien" tiene que ser tú? ¿No te importan las consecuencias? ¿Tu vida no vale nada?
—No digas eso. —Su voz era suave pero firme. —Sé cuidarme.
—¡No, no puedes! —Él dio un paso hacia ella, su rostro a centímetros del suyo. —Yo he visto lo que hacen. He visto cómo mueren. Y si te pasa algo aquí dentro... —Su voz se quebró un poco, pero la rabia seguía presente. —No podría soportarlo.
Ella lo miró a los ojos, su expresión relajándose un poco.
—Jun-ho... no planeo morir aquí.
—Eso no me consuela. —Él tomó su rostro entre sus manos, como si necesitara asegurarse de que estaba realmente allí, viva. —¿Por qué no me dijiste nada?
—Porque sabía que intentarías detenerme.
—¡Por supuesto que lo haría! —exclamó, su desesperación volviendo a surgir. —¿Sabes lo que siento al verte aquí, rodeada de esa gente, jugando con tu vida como si fuera un maldito espectáculo?
Ella puso sus manos sobre las suyas, obligándolo a mirarla.
—Jun-ho, voy a salir de aquí. Lo prometo.
Él cerró los ojos, respirando profundamente para intentar calmarse. Pero el miedo y la rabia seguían allí, latentes.
—Si algo sale mal, no podré salvarte.
—Entonces asegúrate de que no salga nada mal. —Sonrió, aunque sabía que él no estaba de humor para bromas.
Jun-ho soltó un suspiro pesado y se apartó, poniéndose la máscara nuevamente, pero luego se arrepintió quedandose estático frente a la puerta.
El aire en el pequeño baño estaba cargado de tensión. El silencio entre ambos era tan denso que casi podía cortarse con un cuchillo. Jun-ho miró a (T/N), su mente un torbellino de emociones: miedo, rabia, preocupación, y algo más profundo, algo que había estado enterrado bajo capas de profesionalismo y autocontrol durante demasiado tiempo.
(T/N) lo observaba con esos ojos llenos de determinación, esos que siempre lo habían impulsado a seguir adelante, incluso en los momentos más oscuros de su carrera. Pero ahora, esa misma mirada lo llenaba de angustia. Ella no entendía el peligro real. No podía permitir que fuera una más en la larga lista de muertos que este lugar acumulaba como trofeos.
—No entiendo cómo puedes ser tan irresponsable, —susurró Jun-ho, su voz quebrada por la mezcla de emociones. —Estás jugando con tu vida, (T/N).
—Estoy haciendo lo que debo hacer, Jun-ho, —respondió ella, su tono firme pero teñido de suavidad.
Él negó con la cabeza, dando un paso hacia atrás como si intentara poner distancia entre ellos. Pero sus propios pies lo traicionaron, y en lugar de alejarse, avanzó, atrapándola contra la fría pared de azulejos.
—No puedo dejarte aquí, —murmuró, su voz apenas un susurro.
(T/N) parpadeó, sorprendida por la cercanía repentina.
—Jun-ho, yo...
Él no la dejó terminar. Antes de que pudiera decir algo más, sus labios se encontraron en un beso desesperado, lleno de rabia contenida y una necesidad que ya no podía reprimir. Sus manos se aferraron a su rostro como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento.
(T/N) quedó paralizada por un instante, pero pronto sus propios instintos tomaron el control. Sus manos se deslizaron por la cintura de Jun-ho, agarrándolo con fuerza, devolviendo el beso con la misma intensidad. Había algo feroz en la manera en que ambos se aferraban al otro, como si el tiempo se les escapara entre los dedos.
Jun-ho la presionó más contra la pared, sus dedos encontrando el camino hacia su cabello, enredándose en él mientras sus labios viajaban desde su boca hasta su mandíbula, bajando lentamente hacia su cuello. Cada beso era como una súplica silenciosa, como si intentara memorizar cada centímetro de ella, por si este era el último momento que compartían.
—No puedes hacerme esto, —murmuró contra su piel, su voz temblorosa. —No puedes venir aquí y esperar que me quede quieto mientras arriesgas tu vida.
(T/N) levantó una mano para acariciar su rostro, obligándolo a mirarla a los ojos.
—Estoy aquí porque confío en mí misma. Y también porque confío en ti, Jun-ho.
Sus palabras lo golpearon como un martillo. Había tanto en ellas: confianza, fe, amor... y un peligroso toque de despedida.
—No lo entiendes, —respondió, inclinando su frente contra la de ella. —No puedo perderte. No a ti.
Ella no tuvo tiempo de responder antes de que él la besara de nuevo, esta vez con una mezcla de desesperación y ternura. Sus manos exploraron su espalda, sus movimientos más lentos ahora, como si intentara grabar cada sensación en su memoria.
El espacio pequeño del baño, el brillo frío de los azulejos, las luces fluorescentes... todo se desvaneció. Lo único que existía eran ellos dos, aferrándose el uno al otro en medio de un caos que no podían controlar.
—Jun-ho... —murmuró ella contra sus labios, su respiración acelerada.
Él la miró, sus ojos oscuros brillando con una intensidad que rara vez dejaba salir.
—Prométeme que saldrás de aquí.
Ella lo miró fijamente, su expresión suave pero determinada.
—Lo prometo. Pero solo si tú también lo haces.
Él dejó escapar una risa baja, amarga, y la abrazó con fuerza, como si pudiera protegerla del mundo entero con solo sostenerla.
Finalmente, la realidad volvió a golpearlo. Se apartó lentamente, aunque sus manos aún se aferraban a sus brazos.
—Tengo que irme antes de que sospechen.
Ella asintió, aunque su expresión mostraba lo mucho que le costaba dejarlo ir.
—Ten cuidado, Jun-ho.
Él se colocó la máscara con movimientos rápidos, su rostro oculto de nuevo tras el símbolo de cuadrado. Pero antes de abrir la puerta, se detuvo.
—Recuerda lo que prometiste.
Y sin esperar una respuesta, salió del baño, dejando a (T/N) sola con el corazón latiéndole con fuerza y una determinación renovada. Ahora más que nunca, sabía que tenía que ganar. Por él. Por ellos.
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*Me gusta el Juego del Calamar por la trama*
La trama:

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𝐄𝐑𝐄𝐒 𝐔𝐍 𝐂𝐀𝐎𝐒 | 𝐇𝐖𝐀𝐍𝐆 𝐉𝐔𝐍-𝐇𝐎 | (001)

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El sonido de las botas golpeando el asfalto era lo único que rompía el silencio en la fría noche. Hwang Jun-ho avanzaba con cautela al frente del grupo, su mirada fija en el almacén a unos metros de distancia. A su lado, (T/N) sostenía su arma con una relajada confianza que contrastaba con la tensión en el aire. Era el tipo de persona que parecía disfrutar del caos, como si el peligro fuera un juego que siempre sabía cómo ganar.
Eran cinco en total, un equipo formado por los mejores detectives del distrito. La misión parecía sencilla: investigar un presunto intercambio de drogas en el almacén y asegurar el perímetro. Sin embargo, Jun-ho sabía que las cosas rara vez eran tan simples.
—¿Por qué siempre eligen lugares como este? —murmuró (T/N), lanzando una mirada a las estructuras metálicas oxidadas y las cajas apiladas en el exterior del edificio.
—Porque les gusta lo dramático, como tú —respondió Jun-ho sin apartar los ojos del camino.
Ella sonrió, dándole un suave golpe en el brazo.
—Admite que te encanta.
Antes de que él pudiera responder, uno de los compañeros del grupo levantó la mano, indicándoles que se detuvieran.
—Escuchen —susurró.
Por un momento, solo se escuchó el murmullo del viento, pero entonces, un estruendo rompió la calma. El sonido de disparos resonó en el aire, y el grupo se dispersó instintivamente, buscando cobertura.
—¡Es una emboscada! —gritó alguien mientras las balas llovían desde todas direcciones.
Jun-ho se lanzó detrás de una pila de cajas, su corazón latiendo con fuerza. Desde su posición, vio a (T/N) rodar ágilmente hacia una columna cercana, disparando con precisión hacia los atacantes que salían de las sombras.
—¡¿Estás bien?! —gritó Jun-ho, disparando a un hombre que se acercaba por su flanco.
—¡Estoy genial! —respondió ella, con una sonrisa que parecía fuera de lugar en medio del caos.
Las balas seguían volando, y dos de sus compañeros ya habían caído. La situación estaba fuera de control, y Jun-ho lo sabía.
—¡Necesitamos refuerzos! —gritó al radio, pero solo recibió estática como respuesta.
(T/N), mientras tanto, estaba en su elemento. Se movía como un torbellino, esquivando y disparando con una precisión que desafiaba toda lógica. Sin embargo, su valentía rozaba la imprudencia, y Jun-ho lo notó demasiado tarde.
Un disparo resonó cerca, y (T/N) se tambaleó, cayendo al suelo. Jun-ho sintió que el mundo se detenía mientras corría hacia ella, ignorando el peligro a su alrededor.
—¡(T/N)! —gritó, deslizándose a su lado.
Ella estaba jadeando, pero cuando él revisó su torso, vio que el chaleco antibalas había absorbido el impacto. Aunque magullada, estaba viva.
—��Qué dijiste sobre confiar en mí? —murmuró ella con una sonrisa débil, tratando de recuperar el aliento.
—Dije que eras una lunática, no que fueras indestructible —respondió Jun-ho, entre la preocupación y el alivio.
El sonido de sirenas llenó el aire mientras los refuerzos finalmente llegaban. La emboscada estaba perdiendo fuerza, los atacantes se dispersaban, y Jun-ho sabía que habían logrado resistir lo peor.
El equipo había sufrido bajas, pero la misión había terminado. Jun-ho y (T/N) estaban sentados en la parte trasera de una ambulancia, mientras un paramédico revisaba las heridas de ella.
—Deberías estar más molesto —comentó ella, observando cómo él revisaba el arma, todavía tenso.
—¿Molesto? Estoy furioso. —Jun-ho finalmente la miró, sus ojos oscuros cargados de emociones contenidas. —Podrías haber muerto, (T/N).
Ella le dedicó una sonrisa cansada pero sincera.
—Pero no lo hice. ¿Sabes por qué? Porque sabía que estarías ahí. Siempre estás ahí.
Él no respondió. En lugar de eso, tomó su mano con fuerza, como si temiera que soltarla significara perderla.
—Eres un caos, (T/N), pero eres mi caos. No me hagas esto otra vez.
Ella apretó su mano, dejando que su sonrisa hablara por ella. Porque en el fondo, ambos sabían que, aunque trabajaran en un mundo lleno de peligros, nunca estarían realmente solos mientras se tuvieran el uno al otro.
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