jppiterr - Tumblr blog

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Luna querida,

mantengo mis ansías de ti.

De tu compañía ausente,

de tu voz silenciosa.

Luna querida,

lamento quererte tanto.

A veces nos llegué a lastimar

por mi desenfreno emocional.

Luna querida,

te miro brillando y a pesar

de la no correspondencia

siempre tendrás el abrigo de mis brazos.

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Estoy en la cama.

No me lavo los dientes.

Que rabia el ambiente.

Cambien al dj.

Al dj de mi mente,

poniendo el mismo ritmo

constantemente.

Vienen y van,

las palabras que

traspasan mis dedos

golpeando mis miedos.

– Júpiter, K.

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le gustó el olor de mi pelo

y a mí el calor de sus brazos.

sentí el sabor de sus besos,

acaricié el dolor de mi cuerpo.

el grave sonido de su garganta

retumbó en mi pecho.

sus manos, tan firmes.

mis piernas, tan débiles.

la cima al alcance

de la punta de mis dedos.

– Júpiter, K.

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Eres del norte y yo del sur. Tú estás arriba y yo abajo. Tu voz es grave y la mía varía durante el día.

Tus ojos son achinados y los míos redondos. Te gusta andar descalza y yo prefiero los calcetines.

Te enamoraste del amor y a mí me da miedo que nadie me ame. Encontraste compañía en la soledad y yo me ahogo conmigo misma.

Estás tan lejos, Luna mía, que de todas formas intento ser un poco como tú. Encontrar la comodidad en aquello que están propio como el tiempo.

Busco la excusa cada día para compartir algo contigo en la diferencia de nuestras vidas, que me calma cuando te veo en cosas que no pensaría.

Tu mano y la mía se conocerán algún día. Aunque sea en sueños y el transcurso del día borre mis huellas de tu piel somnolienta.

– Júpiter, K.

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En la soledad de la noche, bajo el nublado cielo oscuro, y envuelta en el frío viento, puedo acariciar la lejanía de nuestras vidas e imaginar entre el espacio que existe, las mil aventuras que podríamos vivir si dieras un paso más cerca de mí.

– Júpiter, K.

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Recorres el espacio y tiempo de mi existencia sin siquiera saberlo. Nuestras líneas temporales se unieron brevemente, y ahora, nos observamos desde la distancia.

Aun así, no logré conocer lo que el otro conoció al acercarse a ti.

Un poco de envidia removió mis entrañas al reconocer una faceta que jamás podré apreciar porque el espacio entre tú y yo es igual a la tierra y la luna.

– Júpiter, K.

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A veces solo me gustaría darles un final distinto a Rachel y a Joey. Pienso mucho eso durante las noches. Un poco preocupante a decir verdad.

– Júpiter, K.

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Ya no existen fotos de tú y yo, pero sí existe un álbum de hojas amarillas manchadas por la tinta del lápiz que utilicé para (des)ahogar el sentimiento que me producía tu cercanía.

– Júpiter, K.

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Estoy confundida.

No distingo el blanco del negro ni tampoco veo matices. No me concentro, tu nombre distrae mi mente de las actividades más banales. Lo saboreo constantemente en un intento por encontrar alguna explicación a nuestra situación.

Pasarán los años, y yo... ¿Yo seguiré sintiendo de esta forma cuando se trata de tu existencia? ¿Por qué no puedo saber lo que pasa por tu cabeza? No sé en qué momento la comodidad y la confianza se entremezclaron. ¿Quiénes somos? ¿Por qué hacemos esto?

Conozco muy bien la calidez que albergan tus brazos, y ese mismo calor es el que pone mi mundo de cabeza. ¿Existe el fin del fin? ¿O es acaso un inicio inevitable del final que jamás llega a mi puerta porque detrás de ella siempre estás tú?

– Júpiter, K.

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Dormimos juntos. Besamos nuestros labios y acariciamos nuestros cuerpos. La infinidad del tiempo se escurrió entre nuestras lenguas, todo pareció calmado entre tus manos. Pero no era así, el corazón latía deprisa incluso cuando tu espalda se acomodó contra mi pecho y nuestras respiraciones se calmaron.

No estaba planeado, pero hay algo en tu voz, en la forma en que miras y hablas en mi dirección que genera una vibración en el fondo de mi ser. Sé que nos vamos a extrañar.

Júpiter, K.

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Un millón. Dos millones. Un poco más, siempre es un poco más.

¿Cómo lo haré para despedirme de todo lo que podría dejar atrás? ¿Habrá diferencia? ¿Dolerá más la falta de ruido que el abundante silencio? ¿Debo dejar cartas a mis seres querido?

¿Cómo me despido de quienes todavía no he tenido la posibilidad de saludar? ¿Me arranco del alma todo lo que me hace liviana?

La idea choca entre las paredes de mi mente y genera un eco que no se calla. Retumba a cada minuto. Solo es opacado entre un mar de pensamientos más, pero cuando la calma se abre paso, el eco resuena con más ganas. Supongo que se extinguirá en algún momento, ¿no?

Júpiter, K.

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Llevo reteniendo el sentimiento dentro del pecho demasiados días. Mi cabeza en cada espacio de silencio se pregunta el dónde te has ido, porque no comprende la facilidad que has tenido para dejarme al lado y atrás.

Se me llenan los ojos de lágrimas, a veces caen. Pero el agua que se acumula lleva tu nombre, algo que jamás pensé que ocurriría. Pensaba que éramos una sola persona, que podía verte y tú a mí. Empiezo a pensar que aquello no era tan cierto.

Cometí un error, fui pulcra hasta que me volví sucia. No te gustó. Demasiado cruel, demasiado directa. Entonces, así de rápido, de la noche a la mañana dejé de formar parte de tu rutina y se me quiebra el corazón. ¿Piensas en mí? ¿Me extrañas? Porque yo me acostumbré a tu presencia. Pero, mientras más pasa el tiempo... Más pienso que no me abrazabas de la misma forma que yo te abrazaba a ti. A lo mejor nunca fue recíproco y solo fue la dulce idea de confiar en alguien que no pretendía abrirse realmente.

Júpiter, K.

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Incluso cuando los días grises estaban llegando a su fin, comencé a darme cuenta de que ellos no eran el motivo de mi sonrisa amarga. Los días no tenían sentido y no lograba comprender por qué. El pecho se llenaba de un peso melancólico, sentimiento que sabía reconocer muy bien; habíamos sido amigos durante un largo tiempo.

Las noches largas y frías se sentían incompletas. El pánico de estar solo en un mar ficticio comenzaba a atormentarme, sostenía una cuerda que yo creía que del otro lado habría alguienalgo sosteniéndola para que no me fuera. Me di cuenta de que solo yo era quien estaba sosteniendo la cuerda, solo yo me aferraba a la idea de no alejarme. E incluso dándome cuenta de mi estupidez, no podía soltar la cuerda aun cuando nadie la tomaría para llevarme devuelta a tierra firme.

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Una marca, una mancha.

Tal vez y solo tal vez, jamás leerás las letras escritas en mi cuaderno que llevan tu nombre.

Quizás y solo quizás, jamás tocaré tus dedos con los míos para borrar las huellas ajenas en tu piel.

Entre nuestras almas existe un ayer que acompaña nuestro hoy y que observa un futuro borroso. Un futuro que deseo forjar cerca de ti, ¿me lo permitirías?

Quería arrancar de mi pecho el murmullo eterno de tu nombre marcado en el lugar donde debería ir un corazón. Pero eso no va a ser posible.

El caos me atrapa y en él, encuentro la calma que algún día obtuve entre tus brazos. Algo tan hermoso no iba a sobrevivir entre la inestabilidad de nuestros besos.

En mi ser se encuentra la marca de tu existencia. Le di un significado. Intenté borrarla, a medio camino entendí que eso nunca podría pasar.

Y así, me quedo con la piel manchada de un amor eterno que le juré a la Luna, porque al final, en ella estás tú.

- Júpiter, K.