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B A T E R I A: Polo Positivo + (Tomo I)
CAPITULO 8
Trampas del amor no correspondido parte 1
Batería 80%
Era sábado por la mañana, mi mamá ya estaba despierta lo supe porque pude escuchar como trastes y otros enceres cayeron en la cocina. Me levanté rápidamente pensando que algo malo había pasado, afortunadamente era solo un problema de organización. Me acerqué para ayudarla, ella me miró tiernamente y me dijo:
- Llevas varias noches despierta hasta tarde, ¿tienes mucha tarea? - ella me preguntó queriendo tener una conversación.
- No, ya estoy al corriente en las materias. Solo he estado platicando con …. – dudé un poco – con un amigo.
- Ah – dijo ella con voz indiferente mientras recogía el resto de los enceres y poniéndose manos a la obra para hacer el desayuno. Me pasó unas naranjas para que hiciera jugo. – Ten ayúdame con esto- dijo en tono amable.
- De hecho- continúe con la plática de las llamadas nocturnas- es Lucio, ¿te acuerdas de él? El niño que estaba conmigo en la primaria.
- Mmm, no no me acuerdo, pero mmm ah si era el niño que siempre estaba triste, ¿el del helado? ¿Qué hay con él? ¿Te gusta?
“¿Triste?” pensé, al parecer todo mundo noto de Lucio algo negativo: si es triste, si es antisocial, si es antipático, si es huraño, si es taciturno, etc. pero durante estas semanas que hemos estado intercambiando mensajes y llamadas realmente no me lo parece.
Al contrario, se ha vuelto de lo más comunicativo y gracioso, mucho más que cuando estábamos en la primaria.
A veces siento que yo soy la que se ha convertido en la receptora de todas nuestras platicas, no es que me moleste, de hecho, me gusta mucho escuchar cosas de su vida.
Con mi curiosidad alimento sus ganas de querer platicar de todo lo que tiene por decir. Tiene una forma de platicar en la que realmente terminas interesándote, aunque se trate de la reproducción de las moscas.
La última vez me platicó cuando su equipo de futbol rápido gano el campeonato regional, y como es que hizo su audición para un equipo de fuerzas básicas para un equipo de futbol soccer. Al parecer es bastante bueno, aunque no sea su objetivo hacerlo de forma profesional.
Estudia el último año en la escuela de psicología y planea obtener su título tan pronto salga ya que lleva un promedio excelente, el mejor de su generación. A mí todavía me faltan dos años y sentí un poco de envidia porque él se está esforzando de verdad y logrando todos sus objetivos.
También me platico de su última novia, plática que no disfrute, y como las cosas no salieron tan bien para ambos.
En otra ocasión me contó que quiere trabajar en un instituto mental o algo relacionado al análisis clínico, sin embargo, su verdadero sueño es tener su propio consultorio para dedicarse a terapia especializada en personas con problemas de depresión clínica.
Se me hizo un poco extraño que una persona con su temperamento se interesará en esos temas, siempre me pregunté por qué había escogido esa carrera. Pero realmente no le di más importancia. Lo que si me era realmente sorprendente era la velocidad y eficacia con la que estaba logrando sus objetivos, me parecía que él estaba obteniendo ya, todo lo que yo alguna vez me había propuesto, lo que yo quería llegar a obtener.
- Nooooo, claro que no me gusta– le dije a mi mamá después de salir de mis ensoñaciones y con tono nervioso– Solo somos amigos, ¿sabes? Él nunca se fijaría en alguien como yo. Él es super listo y además… - baje mi tono de voz – es muy guapo.
Ella volteo a verme fijamente, pero yo seguía enfocada en la tarea. Después de un momento ella siguió diciendo:
- ¿Por qué no? No deberías menospreciar tu valor, trabajas muy duro para obtener lo que quieres y eres una niña muy dulce. No veo porque no le habría de gustar alguien así. Quizá… mmm lo único que hace falta es que te arregles más. – empezó a usar su tono severo de regaño – ya te he dicho muchas veces que cuides tu apariencia, ya sé que esas cosas no te interesan, pero a algunos muchachos les gusta ver a las chicas bien arregladas.
Yo rodé los ojos en forma de desaprobación y continúe aplanando naranjas en el exprimidor. Ella siguió diciendo.
- ¿Cuándo lo vas a ver de nuevo? – preguntó pícaramente.
- ¿? – me sorprendí, ¿Cómo es que las mamás tienen esos poderes de adivinación tan poderosos? – Hoy en la tarde- contesté avergonzada
- ¿Y qué te vas a poner?
- ¿? Pues ropa mamá daaaa - dije en tono sarcástico, pero con su mirada de desaprobación me regañó, instintivamente recompuse mi oración. - Lo de siempre ma’: mezclilla, tenis y camiseta.
- No, no, no, no, te vas a tener que poner otra cosa, siempre vas así a la universidad.
- ¡Mamá! – exclamé – no es una cita, solo vamos a ir a comprar unos discos vírgenes que yo sé dónde están baratos.
- Si, si, si, si, como sea, no vas a ir en tenis. Yo te voy a buscar algo en tu mugrero para ver que sirve. - dijo con una sonrisa maliciosa - vamos a ver qué cara pone cuando te vea más femenina.
- ¡No por favor!
Mi mamá tomó el control de la situación y cuando menos me di cuenta ya estaba vestida de una forma en la que no me sentía completamente cómoda: una falda a las rodillas, muy corta para mi gusto, de tela militar con bolsas cargo a los lados. Blusa de tirantes anchos negra y botas tipo militar color negro, las cuales amaba debajo de mis pantalones rotos, pero no para una falda y mucho menos una tan corta. Quitando mi cabeza era un atuendo encantado y muy rocker, pero yo me sentía muy fuera de lugar por el simple hecho de estar en mí. Llevaba el cabello suelto y mi mamá me ayudó a arreglarlo de tal forma que se acomodaran todos mis rizos, en el frente me dejo un fleco largo que alació con una plancha de cabello, de lado que tapaba mi ojo derecho. No llevaba maquillaje, solo un delineador negro para la línea de agua. Después de varias vistas en el espejo me parecía que me veía bastante bien, y sonreí.
Pero luego recordé la mirada de desaprobación que Lucio pondría al mirarme así. Según sus palabras “las mujeres exageran mucho en su aspecto personal, no siempre es la gran cosa”, estúpidamente yo estuve de acuerdo con su opinión. Maldición “me uní a lo que tanto juré destruir”, pensé y luego me lamenté.
Lo cierto era, que mi atuendo no era tan llamativo, podía contar en la calle muchas más chicas con faldas más cortas que la mía y bastantes blusas que dejaban ver ombligos perforados, o pechos semi-descubiertos.
Llegué al punto de encuentro antes de la hora acordada y revisé mi Nokia 3310 para revisar si me había llegado algún mensaje de Lucio. Sin embargo, en el momento en el que lo desbloquee, me llego un mensaje:
“Sandy. Voy tarde, mi practica se alargó, ¿me esperas 10 min más?”
¿Nunca va a dejar lo de Arenita Mejillas? Ahora se le ocurrió un nuevo diminutivo: Sandy. “OK” contesté secamente.
Mientras decidí ir a matar el tiempo viendo un aparador de un local de zapatos en lo que Lord Pelapapás decidía llegar. En eso, un tipo me abordó, bastante mayor 27 o 28 años, no era feo, pero tampoco era muy bien parecido.
-Disculpa, ¿eres Elisa verdad? - me preguntó
-No – conteste secamente y me voltee
- ¿De verdad? Juraría que eras ella, estas igualita, bueno… tu eres más bonita.
Lo escuché, pero no quise voltear para verlo, seguí inmutable a su comentario. La verdad no estaba acostumbrada a que me abordaran, pero había visto muchas series en las que era mejor alejarse de esos tipos.
-Oye ¿estas esperando a alguien?, ¿sino viene te puedo acompañar? Es muy maleducado que te dejen esperando tanto tiempo. Mira allá están mis amigos, igual podemos ir a tomar algo, ¿Cómo ves?
-No gracias - le dije secamente y empecé a caminar hacia otro lugar, sin embargo, el tipo me sujeto del brazo y me detuvo en seco.
-Es de muy mala educación dejar a las personas hablando solas, yo creo… - empezó a regañarme con mi brazo sujeto fuertemente. Me pareció impertinente ¿Qué le pasa?
De repente sentí como de mi otro brazo me jalaron muy rápido y fuerte. Luego me sostuvieron de la cintura firmemente haciendo que el tipo extraño me soltará. Era Lucio que lucía muy molesto. Llevaba el cabello todavía algo húmedo y una camiseta deportiva con pantalones rotos y tenis de futbol soccer. Mis ojos se pusieron como huevito de codorniz, el se veía muy bien y estando tan cerca podía distinguir el olor de su shampoo y su colonia. Olía a madera fresca. Se me olvidó que estaba en medio de una discusión al admirar a tan bello muchacho.
-Lo que es de mala educación es abordar a la novia de alguien más. – le dijo con tono severo al tipo.
-No hay problema – dijo con las manos arriba y dando un paso hacia atrás. Para finalmente darse la vuelta y caminar rápidamente hacia donde estaban sus amigos que ya se estaban burlando de él por la escena.
Lucio no dijo nada, me seguía sosteniendo y se quedó mirando hacia donde estaba el tipo hasta que desapareció de nuestra vista.
- No es para tanto – dije cuando el tipo se alejaba
El me volteo a ver con ojos molestos y voz áspera:
- Entonces ¿hubieras preferido que el tipo ese te jaloneara y te llevara a algún otro lugar?
- No, pero tampoco iba a hacer algo así en un lugar público.
- No estas acostumbrada a lidiar con tipos así, ¿verdad?
- ¿Tu sí?
- Mmm no, pero si los conozco bien. Y ya sé que intenciones tenía.
- ¿Qué intenciones tenía?
Se quedó callado un momento, me observo y luego dijo:
- ¿Y tú porque estas vestida así?
Se me fue la sangre a los pies, sentí mucha vergüenza, me zafé de su agarre y le dije sin subir la mirada.
- Así me visto algunas veces, me gustan mucho mis botas- Sonreí tímidamente y mostrándolas - Pero no sé qué tiene que ver eso con la llegada de los santos reyes – dije sarcásticamente
Lucio miro mis botas, pero también, mis piernas, el largo de mi falda, mi cintura, el escote de mi blusa, como caía mi cabello y finalmente mis ojos. Todo en secuencia y gradualmente.
- Mmm, son lindas botas. – dijo con la voz ronca. Sin embargo, luego me tomó de la mano y me jaló rápido para empezar a caminar.
- ¡Oye! – repliqué- pensé que querías salvarme de los jaloneos.
- Si no te das prisa van a cerrar el local.
- Bueno, esa no es mi culpa, yo no fui la que llego tarde.
- Si no trajeras esa falda, no hubiera perdido tiempo alejando a esos cuervos.
- ¿Qué tiene que ver la falda Lucio?, por cierto, ya te pasaste, era la una cuadra anterior.
Se paró en seco, me soltó de la mano e hizo un ademán con la mano para indicar que yo fuera primero. Me reí por su manera graciosa de hacerlo.
Ahí estábamos a punto de entrar a un conjunto de establecimientos, el templo de los informáticos y ñoños, y demás niños raros con pasiones por el anime, mangas y otras variedades. El lugar es grande una cuadra completa de sub-locales pero en el interior a veces puedes llegar a sofocarte porque los pasillos son muy angostos y hay mucho flujo de usuarios. Mientras iba caminando enfrente me di cuenta de que Lucio iba con los ojos en todos lados, fisgoneando entre tantas cosas, estoy segura de que habíamos llegado a la ermita de los gustos de un hombre. Pero para no perder tiempo, lo tome de la mano y lo jale para que dejara de husmear aquí y allá. El gesto lo sorprendió.
-¿No me vas a dejar ver?- dijo casi gimoteando
-No, hasta que compres a lo que viniste, luego puedes husmear todo lo que quieras
-¿Todo lo que yo quiera?
¿Si se estaba refiriendo a la plaza o yo mal entendí? Me pregunté. Sin embargo, no le di importancia y agregué.
-Vamos, ya casi estamos ahí.
Cuando llegamos, el encargado del negocio fue en extremo amable conmigo, movilizó a sus ayudantes para buscar exactamente lo que yo quería, me dio un buen precio y me ofreció su tarjeta con su número para futuros pedidos. Yo estaba realmente complacida, ¿a quién no le agrada la amabilidad? Pero a Lucio parecía que le hubieran puesto una bolsa de pañales sucios enfrente. Su humor había cambiado totalmente.
- Listo, ya tiene su pedido Lord Pelapapás
- ¿Cómo me dijiste?
- Lucio, Lucio amable y comprensivo ¿en que más le puedo ayudar? – dije juguetonamente. El me miro con una expresión fría, sin embargo, no dijo nada. Solo se dio la vuelta y empezó a caminar.
¿Me acaba de dejar hablando sola?, me indigné, no tenía razón para ponerse en ese modo conmigo después de que vine hasta acá para ayudarlo. Ese tipo de comportamientos son los que odiaba de Lucio, él podía ser muy simpático y alegre un momento, pero al otro, sin razón alguna, podía ponerse de un humor muy negro e insoportable. Pero esta vez, no estaba dispuesta a que me arruinara mi humor solo por su berrinche, cualquiera que fuera su causa.
Me di la vuelta y caminé en dirección opuesta para buscar la salida. Finalmente salí del edificio y me encaminé hacia la parada del autobús.
Después sentí un vacío en mi pecho, era cierto que Lucio había sido grosero, pero ¿irme sin despedir? A veces yo tengo una forma de enojarme en la que mando todo al demonio… ¿no estaba siendo grosera también? Mi celular empezó a vibrar. Era una llamada de Lucio. Dudé poco en contestar, pero finalmente atendí:
- ¿Sí? - dije nerviosamente
- ¿Dónde estás? – dijo con un tono severo.
- Enfrente de “X” tienda de deportes.
- OK, no te muevas. - Colgó
Mientras llegaba estaba repasando cual sería mi contrataque para el evidente reclamo de “Lord Cambios de Humor”, obviamente yo también me había puesto de malas, pero en retrospectiva había sido su culpa. Estaba lista podía venir a atacarme.
Pero lo siguiente que vi enfrente de mi fue el brazo de Lucio sosteniendo un barquillo de helado de chocolate, dulce y cremosito. ¡Chocolate! Mi punto débil. ¿Cómo supo…? ¡Ahh ya! el pastel…
- ¿Quieres? - dijo con un tono dulce y amable, él estaba a espaldas mía, su brazo rodeándome, y un poco inclinado para poderme ver a la cara, estaba muy cerca de la mía, tanto que podía distinguir su aliento olor menta.
- Gracias – dije retraídamente, tomé el barquillo y baje mi mirada, la cual seguramente para ese entonces ya estaría roja. Sin embargo, cuando tome el barquillo, rocé su brazo, toque su mano, sentí su calor alrededor mío y su aroma, todo ese conjunto me estremeció.
- ¿Tienes frio Arenita?
- No, está bien. – aun con la voz afligida. ¿Por qué se porta así? Primero es un ogro malhumorado y luego es todo amabilidad y ternura que me da escalofríos.
- Esta vez no es de 3 bolas de nieve – dijo con una sonrisa muy amplia, dijo mientras le daba una mordida grande a su helado
- Ah ¿te refieres al helado que me compraste en la primaria con dinero robado? – le dije burlonamente. – ¿Todavía te acuerdas de esas cosas?
- … mmm no era robado, me lo encontré. – Dijo dándole otra mordida a su barquillo.
Luego, no sé porque, fue como un impulso, aventé su brazo para que el helado se impactara en su boca. Solo que el cálculo me salió un poco mal y termino todo en su nariz. Aunque me reí un poco luego me sentí avergonzada por mi broma de mal gusto. Sin embargo, Lucio, que estaba fingiendo incomodidad, se empezó a reír y luego se alanzó sobre mí, me abrazó fuerte para no dejarme ir. Y frotando su nariz contra mi cara embarró el resto del helado. De la fuerza e impresión, se me cayó mi propio barquillo. No era doloroso ni gracioso era más bien una situación comprometedora. Tenía la cara de Lucio en la mía, rozando su piel contra la mía, percibiendo su vello facial que hacía cosquillas, el olor de su colonia, sintiendo su piel con sabor a chocolate. Yo tenía las manos en su pecho tratando de alejarlo y quejándome, pero en realidad estaba disfrutando su venganza.
- ¡Lucio! – grité, empujé más fuerte su pecho para alejarlo y él ya parecía complacido. Cuando lo volteé a ver él tenía toda la cara embarrada de chocolate y me reí, me reí mucho. Él también se empezó a reír.
- ¡Pareces panda Arenita!
- ¡Te pasas! Tengo helado en el cabello- dije agarrando uno de mis rulos. Pero no dejé de reír.
La gente alrededor nuestro parecía curioso de los dos muchachos con la cara con helado de chocolate y riéndose muy alto. Pero ninguno de los dos parecía prestarles mucha atención. Ambos estábamos absortos en la risa del otro, en un mundo en el que solo los dos podíamos entender. Hasta que él me dijo que lo esperara un momento, cuando regreso traía una botella de agua y un paquete de kleanex.
- ¿Te vas a limpiar aquí?
- ¿Quieres regresar con la cara de panda a tu casa?
- Ah ¿ya nos vamos? – dije con voz bajita, mientras limpiaba mi cara. Pero él no dijo nada.
Mientras caminábamos, él me tomo de la mano y me dirigió hacia una banca vacía en una de las plazas por las que caminábamos.
Esto ya se esta haciendo costumbre, “tomarme de la mano”, a mi no me molesta. Pero el problema es lo que para mi significa y lo que para él no. No quiero que mi cuerpo comience a sentir normal esa muestra de afecto. ¿Lo es?
El lugar estaba muy concurrido de familias, amantes, personas pasando un rato de ocio. Al principio estábamos platicando de todo y nada: la escuela, la graduación de Lucio, la mamá de Lucio y su hermano Jonas, donde paso la secundaria, como conoció a Diego.
- Todavía tienes chocolate en el cabello – me dijo tomando uno de mis mechones rizados e interrumpiendo su plática.
- ¿Ah sí? Quítamelo por fis – le dije con tono amable. Baje la cabeza para que pudiera ver bien y me quitará el resto del helado.
Pero él se quedó en blanco, sin decir nada, estático frotando solo mi cabello.
Como no contestaba le volví a decir:
- ¿Ya lo quitaste? - pero como no recibí respuesta. Subí mi cara, y la mirada de Lucio parecía perdida en mi cabello con un tono muy melancólico. - ¿Estas bien? – le pregunté preocupada ante el repentino cambio de humor de Lucio.
- Si, ven te voy a llevar a tu casa - Soltó mi cabello y me ofreció su mano para pararme.
Otra vez la mano, ¡maldición!
De repente ya nos dirigíamos en un taxi rumbo a mi casa. Lucio iba con la mirada perdida por la ventana, pero sosteniendo mi mano y acariciando uno de mis dedos. Yo no sabía que pensar, Lucio era muy tierno, pero a la vez muy extraño por comportarse ausente. Por un lado, me sentía sumamente ahogada por tener mi mano entre la suya, pero a la vez sentía la indiferencia de Lucio al no mirarme ni dirigirme la palabra. ¿Era esta la forma en la que había sido siempre? Incluso de niños, recuerdo que él solía tener estos cambios de humor.
Me gustaría saber que estás pensando, suspiré y recargue mi cabeza en su hombro. Había sido una tarde de mucho caminar y el cansancio estaba empezando a inundarme. Él volteo cuando recargue mi cabeza, pero no dijo nada, lentamente puso su cabeza sobre la mía, recargándose sobre ella.
- ¿Tienes hambre? – me preguntó con una voz tierna y susurrante. Casi somnolienta.
- No, solo estoy cansada. – Le dije
Quitó su cabeza y con su otra mano tomo mi cara por el mentón suavemente para voltearlo a ver. Con un toque muy delicado, me hizo a un lado el fleco que cubría una parte de mi cara. Eran como nubes que rozaban mi piel. La atmosfera cambió, ya no tenía sueño. Mi cara seguramente ya estaba ruborizada, la sentía caliente, mi corazón empezó a palpitar fuerte, lo podía escuchar en mi garganta. Me empezaron a temblar las piernas, aun estando sentada. La mirada de él estaba fija en mis ojos, me miraba con ojos llenos de ternura, pero a la vez expectantes. Mientras él me acercaba más y más a su cara, ya podía sentir el olor del sabor a chocolate que aún quedaba en sus mejillas. Mire su boca abrirse un poco.
- Ya llegamos- gritó el chofer, sacándonos rápido de la situación y prendiendo la luz. Ambos saltamos de un susto por el abrupto. Estúpido chofer, pensé.
Un poco más, un poco más y Lucio… ¿me iba a besar? ¿Lucio me iba a besar? ¿no lo soñé? Me pellizqué internamente para verificar si era real y me sorprendí ante la idea.
Él se bajó del coche y me dio la mano para descender. Luego se giró y le dijo algo al chofer, mientras yo buscaba mis llaves en mi pequeña bolsa de tirante cruzado. Luego se metió nuevamente al taxi, se despidió con un ademan y diciendo “Adiós...gracias”. Yo asentí con la cabeza mientras entraba a mi casa. Antes de verlo irse me gritó: “Te marco”.
Cuando entré a la casa me di cuenta de lo tardé que era, ya no había nadie despierto. Me dispuse a ponerme mi pijama, me dolían mucho los pies. Justo al terminar de cambiarme mi teléfono sonó, lo conteste con voz bajita para no despertar a nadie en mi casa.
- Llegaste a tu casa bien – afirmé
- Si, todo bien, gracias. Discúlpame no pude despedirme de ti. – dijo un poco afligido.
- No hay problema - dije con una sonrisa en la boca para aligerar su pesadez, mientras me acostaba en mi cama.
- El estúpido chofer iba muy ansioso- dijo nuevamente sin poder dejar el tema.
- ¿Ya estas acostado?
- ¿? No, estoy en la sala de estar, no hay nadie en mi casa. Mi mamá tiene guardia hasta pasado mañana y mi hermano mmm debe estar por ahí, seguramente llegará mañana en calidad de bulto. ¿Tú ya estas acostada?
- Mmm, sí. - dije bostezando y cerrando mis ojos, sintiendo gran pesadez en ellos.
- Qué lástima, tenía ganas de seguir platicando contigo. No me gusta platicar con Ardillitas Zombies.
Me reí un poquito ante la imagen de una ardilla zombie, pero yo seguía muy adormilada. Así que para no ser grosera con él me despedí.
- Buenas noches, Lucio, (bostezo) me gustó mucho salir contigo, estúpido chofer (bostezo) que lástima que no me b…. -me tapé la boca antes de terminar la frase.
Escuche una risa del otro lado del teléfono. Y de pronto me había dado cuenta del significado de mis palabras. ¿¡Qué coño le dije?! Aquí no existe la opción suprimir, perdí la ensoñación y abrí mis ojos de par en par. Antes de que pudiera recomponer lo que dije él respondió:
- Buenas noches Arenita. Gracias por ayudarme, aunque la próxima vez te agradecería ir menos provocativa para evitarme tantos disgustos. - se empezó a reír - ¡Estúpido chofer! Descansa Arenita Mejillas.
- Descansa- le dije secamente y colgué.
¿Tantos disgustos? ¿estúpido chofer? ¿próxima vez?
Ya no pude dormir.
Batería 110% Sobrecarga de funciones.
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B A T E R I A: Polo Positivo + (Tomo I)
CAPITULO 7
¿Quién es este payaso?
Me subí al autobús tan rápido como pude, como si estuviera huyendo de un asesino o un muerto viviente. Ni siquiera mire para atrás, busque el asiento libre más cercano a la puerta trasera y me senté apresuradamente. Ni siquiera recuerdo haberle pagado al chofer, pero seguramente si lo debí haber hecho de otra forma no me hubiera dejado pasar.
Estaba actuando en automático. Ya sentada y mirando hacia la ventana vi los negocios, casas y personas pasar velozmente por mis ojos, empecé a hacer un recuento de las situaciones que habían ocurrido en tanto poco tiempo.
Miré hacia mis manos, en ella todavía tenía la manzana roja y decidí darle una mordida para calmar mi ansia. Sabía tan dulce, tan suave, tan jugosa, como arena fina azucarada que se diluye en mi lengua.
De repente mi mente se empezó a imaginar que esa jugosa sensación y ese sabor tan delicado eran unos dulces labios rosas montados en una cara varonil y blanca. Cabello Negro que flotaba por el aire.
Abrí mis ojos asustada. ¡Qué demonios me está pasando! No tenía ni una hora que había visto a este tipo miserable y mi subconsciente ya me estaba traicionando. “¡Tenemos toda la vida juntos! No me pueden abandonar ahora que más los necesito”, le replique a mi mente como si fuera una persona diferente a mí.
Curiosamente mi batería subió al 5%
Cada vez que veía una imagen reflejada en mis pensamientos de él mi corazón daba un brinco y me daba pequeñas descargas que incrementaban mi energía.
El niño lindo y tímido de la primaria es ahora un payaso sinvergüenza y sangrón. Y también es el mejor amigo de Diego, mi mejor amigo. Para mí, unir ambas personalidades resultaba inverosímil, simplemente no había forma en que ambos fueran ahora la misma persona.
Recordé que Diego se carcajeo después de que vio mi quijada caer, después de que Don Payaso dijo de donde me conocía. Mas aun cuando Don Payaso dijo:
- Así ha sido siempre, es muy distraída, dudo que sepa que dia es hoy. Es más, estoy seguro de que ahora no recuerda a donde tiene que ir.
Antes de que yo pudiera defenderme de su acido comentario. Diego asintió y agrego:
- Si, sí, siempre pierde sus llaves o se le olvida el celular en el salón. Siempre tengo que estar trabajando de su cargador personal llevando sus cosas perdidas.
- Si no fuera porque tiene pegados esos ojos de balón, estoy seguro de que también se le olvidaban.
Yo ya no estaba dentro de la conversación que se trataba de ver quien hacia una mejor referencia de mis deficiencias físicas y motoras. Solo los contemple con ira esperando el momento en que pudiera vengarme por estarse burlando tan directa y estúpidamente de mí. Hasta que Diego dijo:
- ¡Si aja, es como… ya se! Arenita Mejillas de Bob esponja -. Ambos se empezaron a reír y confirmando porque cada uno de mis rasgos encajaba perfectamente en la descripción del personaje. Si mis dientes, si mis ojos, si mi tosca forma de tratar, si mi voz, se rieron hasta que se cansaron.
Decidí que era mejor irme con la poca dignidad que me quedaba, pero Diego me detuvo diciendo: “¡Arenita! Digo Ari” ahí fue el punto de inflexión, exploté, ya estaba harta de sus burlas, el resto de las personas alrededor escucho como me llamó y me dio vergüenza. Regresé y le di un pellizco en el brazo a Diego y lo hice chillar cambiando su expresión burlona a llorona. Pero Diego incapaz de dejar el juego me abrazo y me apretó muy fuerte, apretándome lo más fuerte que podía para que yo me rindiera y pagara por el pellizco que le había dado. Ahora la que lucía arrepentida era yo.
La expresión de Lucio se volvió obscura. Se quedo inmóvil y dejo de sonreír. Diego noto su incomodidad y me soltó. Tan pronto como eso paso, Lucio dijo:
- ¿Te ibas a ir no? - Dijo con tono caústico.
- ¿Me estas corriendo? - Le increpé, pero antes de que pudiera decir otra cosa seguí diciendo. – Te recuerdo que esta es mi facultad y tu estas aquí de invitado en todo caso él que debiera irse eres tú ya que no estudias aquí.
- Bueno pues yo no vi que en la entrada de tu facultad hubiera un letrero que dijera “Esta facultad le pertenece a Arenita Mejillas”
- Payaso- le dije sin reparo
- Ojona- me contesto
Sin lugar a duda la escena era muy cómica vista desde lo lejos, solo falto que yo le sacara la lengua y el bajara la parte inferior de su ojo para mostrar mi desaprobación. No obstante Diego que se dio cuenta del cambio de ritmo de la conversación nos detuvo antes de que pudiéramos decir alguna otra cosa más insultante.
- ¿No tienen hambre? Ahorita ya están abiertas las gringas de Don Chon. ¡Vamos!- dijo mientras codeaba a su amigo de la preparatoria.
- No, no tengo hambre- dijo hoscamente - Pero te acompaño - cambiando su asesina mirada a amistosa.
- ¡Ash! Como no vas a tener hambre, te echas una nada más, no te vas a poner panzón por una.
El tono de Diego era suave y terminaba en suplica, al parecer tenía practica manejando los cambios de humor obscuros de Lucio.
- Vamos - dijo Lucio resignado.
Ambos voltearon a verme al ver que yo no había participado de la invitación de Diego. Y él me pregunto con una sonrisa.
- ¿Quieres ir? Ah es cierto no has comido nada, ¿ya te sientes mejor? ¿No te mareaste ya?
Preguntó con tono preocupado. Me toco la cabeza, me sostuvo de los brazos y finalmente me abrazo otra vez. Otra vez a Lucio parecía ofenderle la escena. A veces Diego podía ser muy empalagoso. Lo alejé y le dije:
- No puedo ir, tengo que ir a trabajar a las 9:00 am el contador Carlos quiere que lleve unos documentos al SAT - dije refunfuñando.
- Vas a llegar tarde boba. - Dijo Lucio mirando su reloj.
Me hubiera enojado otra vez por llamarme así pero no tenía tiempo para pelearme nuevamente, solo alcance a preguntar:
- ¿Por qué? ¿qué hora es?
- 15 para las 9, dijo Diego mirando también su reloj.
Me asusté, ¿en qué momento había perdido tanto tiempo? Para mi habían sido unos cuantos minutos y ya había pasado más de una hora después de que salimos de clase.
- ¡Ya me tengo que ir! - Grite apurada.
Me acerqué a Diego para despedirme y darle un beso en la mejilla, como era ya costumbré entre nosotros. Pero al voltear a ver a Lucio me paralicé, no me había dado cuenta de que también debería despedirme, pero no nos habíamos “presentado” y tampoco era tan cercano a mi como para despedirme tan amistosamente como con Diego y mucho menos con un beso.
Al parecer Lucio también noto mi contrariedad, afortunadamente para mí él fue quien se despidió, pero solo se limitó a decir un burlón “Adiós Arenita”. Fruncí el ceño, no tenía tiempo de jugar de nuevo a pelearme con su majestad. Así que solo le dije: “Adiós”. No sin antes volver a mirar a Diego y sonreírle muy amigablemente.
Esa era mi pequeña venganza, pero el problema con las venganzas es que tienes que estar preparado para que el bumerán del destino regrese a ti y te lo cobre.
Al dar la vuelta me tropecé y estampé mi cara en el pecho de un sujeto en traje que iba casi corriendo en dirección opuesta. Solo pude escuchar a Diego mascullar un “cuidado huy auch” y la risa sonora de Don Payaso a todo pulmón. Me dio tanta vergüenza que no volteé hacia atrás y caminé lo más rápido que pude hacia la parada del autobús. Mientras llegaba ahí, me iba reprochando el ser tan boba y distraída.
Quizá si tiene razón Don Payaso, soy muy boba y tonta. El aura que estaba alrededor mío era muy obscuro, me empecé a sentir mal por el recuento de las situaciones que habían acontecido. Llegue a la conclusión que Don Payaso se había convertido en una persona demasiado caustica, ya no era un niño dulce y tímido. Pero yo también había cambiado, era más negativa y boba quizá.
Decidí no preocuparme más por él, tenía demasiadas cosas en que pensar como para agregarle a todo un guapo, pero muy molesto personaje.
Cuando llegue a la oficina ya era muy tarde, el camión se había tardado demasiado sin contar que yo ya iba tarde. Cuando entré Lupita la secretaria sexy, me dijo: “Ari Ari el contador Carlos ya se fue, dijo que el iría al SAT porque ya era muy tarde”
¡Diablos! Solo espero que no tenga que lidiar con su malhumor cuando regrese del SAT, pensé. Me dispuse a acomodar mis cosas en mi escritorio y ponerme a trabajar como usualmente acostumbro.
Batería 10%
Me sentía desganada, pero al menos ya no me sentía tan débil, trabajando sentada en la silla recobraría mis fuerzas para las clases de la tarde.
El resto de la tarde paso sin pena ni gloria, cuando el contador Carlos regreso me increpo un poco por mi llegada tarde, pero supongo que mis recientes circunstancias lo hicieron reflexionar sobre si debía o no llamarme la atención. Así que solo lo dejo en una mera advertencia. Yo asentí y termine mis actividades como de costumbre, regrese a la facultad a las 4:30 un poco antes para poder ir a la biblioteca por un libro que necesitaba.
En mi camino hacia allá me encontré con Elvira. La salude y ella me abrazo. “Ya te sientes mejor?” Me pregunto con tono preocupado. “Si” le dije secamente.
- Me da mucho gusto que ya te sientas mejor, debes tomar tu desayuno. – Empezó a regañarme en su familiar tono mandón. – Seria mejor si tomaras un licuado así ya no tendrías que preocuparte por hacer algo y traerlo.
No sé si era porque era muy trivial la conversación o el tono que ella estaba usando, que no le presté demasiada atención, ella seguía y seguía hablando hasta que por fin me acorde y decidí preguntarle.
- ¿No has visto a Diego?
- Si - me dijo ella.
No pareció importarle mucho que interrumpí su discurso del por qué debo comer frutas y verduras todos los días.
- Lo vi en la mañana, fuimos a desayunar juntos- finalmente comento.
- ¿Desayunar juntos? - fruncí el ceño – Se supone que iba a desayunar con Don Payaso
-¿Quién es Don Payaso?- ella me inquirió
- Perdón, Lucio. Ah es verdad tu no conociste a Lucio.
-¡Ah el tipo sangrón! Si lo conocí, los vi en la mañana a él y a Diego. Me lo presento y yo lo iba a saludar, pero el tipo no dijo nada, se me quedo viendo sin decir una sola palabra. ¿Puedes creerlo? Lo bueno fue que Diego se dio cuenta de su descortesía y cambio el tema, para que yo no me sintiera incomoda.
-Ya veo- le dije
-Cuando íbamos hacia las gringas, el tipo le dijo a Diego que tenía algo que hacer y que lo veía aquí más tarde.
-¿Verlo más tarde? ¡Noooo!, - exclamé.
Yo creía que la presencia de Lucio en mi vida iba a ser un encuentro fortuito del destino y que no tendría por qué volver a verlo, ya lo había decidido así que el hecho de que viniera nuevamente me incomodaba demasiado.
Elvira se rio de mi comentario y me preguntó:
- ¿Por qué no quieres que venga? ¿Te cayo mal verdad? Esta muy guapo, pero honestamente con su actitud de divo le quita todo el atractivo que tiene. Además, ni que estuviera tan guapo, hay chicos más dulces y tiernos como Diego que, aunque no sean guapos encantan más con su forma de ser.
¿Es muy guapo?, Elvira de hecho noto que Lucio es muy atractivo. Es muy difícil no darse cuenta de eso, en la mañana mientras estábamos los tres platicando a pesar de haber poca afluencia de estudiantes en el patio principal todas las mujeres que pasaron voltearon a ver al chico de cabello negro.
En más de una ocasión vi a una de ellas sonriéndole descaradamente. Me resultaba gracioso que atrajera tantas miradas, a él sin embargo parecía no importarle nada de eso. Elvira tenía razón, su actitud hostil e indiferencia hacia los sentimientos de los demás eran por demás molestos y yo decidí que no quería volver a toparme con él nunca más.
La persona en la que se había convertido no me gustaba en lo absoluto. Así que idee un plan para poder escapar de mis amigos ese dia, escondiéndome en la biblioteca entre clase y clase, así no tendría que toparme con Diego y por consecuencia con su desagradable amigo.
Me despedí de Elvira alegando que tenía algo que hacer en la biblioteca, decidida a llevar a cabo mi plan inmediatamente. Y así lo hice. Sonreí para mi maliciosamente. Entre clases me escapaba a la biblioteca dejando a Elvira y Diego solos. De vez en vez me asomaba por la ventana del edificio en dirección a las jardineras para checar que mis amigos no estuvieran ahí. Triunfante y contenta me jacte de que mi plan había funcionado. Por fin, al final del día y después de la última clase, me despedí de mis amigos para irme a mi casa, Diego y Elvira asintieron, pero siguieron platicando entre ellos. Esa situación era muy normal, había veces que ambos me ignoraban por completo o no sabían dónde me había metido yo.
Me di la vuelta con paso firme pero antes de que pudiera reaccionar pegue mi cabeza contra algo muy duro, no pude ver inmediatamente con que o con quien me había pegado ya estaba obscuro, Me lleve una mano a mi cabeza mientras sostenía libros con mi otro brazo. Me quejé audiblemente y pedí disculpas por mi torpeza.
-Auch! perdón, disculpa no me fijé. - Dije mientras seguía sobando mi cabeza, seguía sin poder ver a quien había golpeado, el cabello me caía todo sobre la cara y no me dejaba observar detalles alrededor.
- ¡Que tonta eres! Otra vez te estrellaste, además tienes la cabeza de piedra. – dijo Lucio en tono reclamante.
¡Hay no! Después de tantas molestias que me tomé para evitar a Don Payaso durante todo el dia vine a estrellar mi cabezota en su pecho de metal. Se me subieron los colores a la cara no quería voltear a verlo estaba muy apenada y enojada por la situación. Así que fingí que me seguía sobando, sin voltearlo a ver empecé a caminar de nuevo esquivándolo para retirarme, lo que quería era huir de ahí lo más pronto posible. Pero Lucio me tomo del brazo y me jalo cerca de él, con su otra mano subió mi cara para obligarme a voltear a verlo. Empezó a revisar mi frente quitando el cabello alborotado que tenía en mi cara.
-No te paso nada exagerada- me dijo mientras revisaba mi rostro.
Mi corazón dio un súbito golpeteo, ahí estaba yo a muy poca distancia de él. Lucio tocando mi cara revisando preocupado que no me hubiera hecho daño. Sus manos estaban muy suaves, cada toque era una delicada caricia, lo hacía con mucho cuidado como si mi cara fuera un cristal vigilando que no se fuera a romper. Yo lo mire avergonzada y con ojos temerosos, la situación me tenía por demás apenada. Él en cambio, estaba muy sereno e impasible. Revisando cada rasgo de mi cara como si estuviera buscando algo perdido en mí.
De repente todo lo que estaba a mi alrededor desapareció, inclusive el tiempo. Mirando hacia el cielo las estrellas estaban centelleando cristalinas, el aire era cálido y la brisa nocturna movía suavemente cabello negro más intenso que el mismo cielo. Bajo ese marco el rostro de un tierno y tímido niño se transfiguro en un apuesto muchacho que me sostenía la cara tiernamente. Sus ojos estaban tan brillantes como las estrellas que titilaban expectantes, su respiración estaba pausada y tranquila. Una paz tibia y reconfortante inundo mi pecho, me sentía muy bien bajo esa quietud, todos mis problemas parecían desvanecerse bajo esa innegable calma.
Me encontraba de pie ante las puertas de mi propio cielo, donde Dios había puesto a un ángel hermoso y cálido para reconfortar mi pesado corazón. De pronto me dieron ganas de llorar, imágenes cortas de mi vida pasaron enfrente de mi como ráfaga de fuego que se estrellaron en la quietud de las manos de ese ángel. No pude dejar de sentir lastima por lo mal que mis días habían transcurrido y lo mucho que necesitaba que alguien, aunque fuera un toque no intencional, me diera una caricia consolando mi alma contrariada.
Gire mi cabeza de las manos de Lucio, estaban a punto de salir mis lágrimas y no quería que me viera en un estado tan humillante. Pero él no me soltó. Al contrario, me sujeto de los brazos más firmemente.
-¿Estas llorando? - Pregunto preocupado
Miré hacia el suelo y aprete mi garganta lo más que pude, contuve una lagrima que estaba a punto de salir. Y luego gire nuevamente la cara para enfrentarlo.
-No- dije con la voz entrecortada.
No creo que lo haya convencido, mis ojos cristalinos revelaban que yo estaba conteniendo mis emociones.
Para mi fortuna escuché la voz de Diego a lo lejos saludando a Lucio, él volteó a verlo y me soltó, yo di un paso hacia atrás con mi cara todavía hacia abajo.
-Ya me voy- dije intentando escapar nuevamente.
-No - dijo Lucio secamente, me tomo de la mano y no me dejo ir.
Diego y Elvira llegaron hasta donde estábamos, Lucio no me había soltado. Y Diego miro intrigado hacia nuestras manos.
-¿Qué te paso?- me pregunto Diego
-Nada- dije todavía con la voz afectada. – Ya tengo que irme – dije soltando mi mano del agarre de Lucio.
-Yo te acompaño – dijo Lucio tomando nuevamente mi mano.
-Ah sí es verdad, ustedes dos viven para el mismo rumbo – dijo Diego- Vamos juntos a la parad – nos invitó
-Si vamos - dijo Lucio sin soltarme de la mano
Elvira y Diego iban afanosamente conversando a un par de metros delante de nosotros. Yo iba callada aun afectada por la situación, tampoco Lucio había dicho nada. Mi mano ya se había acostumbrado al toque de Lucio, pero no lo solté ni él tampoco a mí. Agradecí el gesto porque de cierta forma sentía como si esa mano, ese agarre, fuese lo único que me sostenía del precipicio de meditaciones negativas que me inundaban.
De repente Lucio se paró en seco, pero yo seguí caminando ensimismada en mis propios pensamientos. Luego me jalo rápidamente hacia su pecho y me abrazo suavemente.
Yo iba a pasarme inconscientemente una calle con el semáforo en verde, pero no me había dado cuenta. El paso rápido de un coche a centímetros de mí me despertó de mi aletargamiento.
Cuando me encontré en sus brazos, cerré mis ojos y el olor de su cuerpo me transportó a un verde prado, soleado y fresco. Lleno de luz tibia y brisa delicada. Sus brazos eran muy cómodos pero firmes. Yo me sentía tan armoniosa, no sabía que añoraba una sensación como esta. Como saber que requieres algo que no conocías. Como saber que necesitas algo que nunca habías sentido. Todo este tiempo, todos estos escasos 18 años yo iba caminando por la vida sin saber que lo único que necesitaba era el toque mágico de sus brazos alrededor de mi cuerpo. Lo que parecía una simple y sencilla acción para mi significaba el mundo entero. Mi corazón extrañamente volvió a palpitar, se sentía reconfortado, somo si una suave caricia lo tocara de forma dulce y se estremeciera mansamente. Honestamente no sé cuánto tiempo pasamos así, todo a mi alrededor se detuvo.
De pronto me di cuenta de lo inusual de la situación, y a regañadientes me separé de su cuerpo. ¿No era raro abrazarlo si apenas lo había vuelto a ver?
Lucio tenía su cabeza recargada sobre la mía, también se encontraba tranquilo e impasible, lamenté haberlo incomodado. Lo mire apenada y antes de que yo pudiera decir cualquier cosa, él me pregunto:
- ¿Ya te sientes mejor? – me dijo con la voz mas tierna. ¿Como podía pasar de ser un pelapapás para hablarme así de tierno?
Asentí con mi cabeza sin decir nada, aparentemente él sabía de la tristeza que inundaba mi corazón, aunque yo no le hubiera dicho nada.
-Vámonos, se hace tarde. – Volvió a tomar mi mano y finalmente llegamos a la parada del autobús.
Para entonces, Elvira y Diego ya no estaban. Parecía que ya era algo tarde porque no había tantas personas en la parada. A lo lejos vi la ruta del autobús que me llevaría a mi casa. No sé porque, pero él ya sabía que también era mi autobús, aunque yo no se lo hubiera indicado.
- ¿Ese autobús te sigue dejando enfrente de tu casa? - me pregunto.
Me sorprendió que tuviera esa información, pero luego recordé que cuando éramos niños fue a mi casa un par de veces por trabajos que teníamos que entregar en equipo.
- Si -conteste con voz bajita
- OK, mándame mensaje cuando llegues a tu casa.
- ¿eh? ¿Cómo te voy a mandar men…? - antes de que terminara la frase él me interrumpió.
- 0510-1206, ese es mi número, no lo olvides, repítelo- me ordeno
- 0510-12…06?
- Si, buena niña. - Me toco la cabeza y me sobo como si yo fuera un perrito.
Me subí al autobús y miré hacia atrás para dirigirle a Lucio una sonrisa leve de despedida. Él me devolvió el gesto con una mirada suave y una sonrisa amable. El trayecto mi casa fue muy rápido y tranquilo. Por primera vez en mi vida mi mente se vació.
Batería 50%
Cuando llegué a casa me dirigí directo a mi cuarto, ya todo estaba apagado. Me desvestí y alisté para dormir. No quería ir a despertar a mi mamá porque era muy probable que estuviera dormida.
Ya en mi cama recordé que tenía que avisarle a Lucio que había llegado bien. Me levanté y fui por mi celular. Mande un mensaje de texto:
“Ya llegué. Todo OK. Buenas Noches, descansa ;)”
Suspiré. ¡Qué demonios me pasa! Pero antes de poder seguir acusándome, llego un mensaje:
“¿Llegaste hasta ahora? ¡Boba lo olvidaste! “
¿Por qué se porta así? Me hace sentir tan cómoda en un momento y otras me hace sentir mal y me regaña. “Maldito pela papás”. Mi celular vibro nuevamente:
“Buenas noches Arenita”
Sonreí.
Deje mi celular a un lado y me quede profundamente dormida.
Ese dia soñé con Lucio, con cabello negro, con sus brazos sosteniéndome y nubes de algodón suavecitas y esponjosas.
Una sonrisa encantadora.
Batería 70%
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B A T E R I A: Polo Positivo + (Tomo I)
CAPITULO 6
Un niño sombrío
"Escuela Primaria Plan de San Luis"
¡Ya lo recordé!
Los recuerdos llegaron a mi como balde de agua fría.
Don Payaso resulto ser un compañero de primaria. Él había estado conmigo en la primaria. Yo entré a esa escuela cuanto estaba en tercer grado, me cambiaron a mitad de año por que la escuela en la que estaba antes llevaba 3 meses sin profesor. Y mi mamá decidió cambiarme para que no me atrasara en las clases.
Cuando recién llegue a la escuela, la maestra me indico que me sentara en una banca con un niño de cabello negro, el niño era muy callado. Solo cuando teníamos que trabajar en equipo me hablaba. No tenía amigos, en el recreo no se juntaba con el resto de los compañeros. Era raro y sombrío. No me caía mal pero tampoco era mi persona favorita. Solo éramos compañeros de pupitre.
Un dia teníamos que terminar multiplicaciones de dos dígitos en pareja, le dije que yo hacia 5 y el 5. Yo terminé muy rápido, pero él se tardó más, tenía mal las primeras dos y en la tercera no podía avanzar. Me acerqué a él y le dije que era más fácil si lo hacía con un truquito que mi mamá me había enseñado.
Mi mamá casi siempre trataba de que yo avanzara más rápido con las clases y me adelantaba los temas, ella quería que yo fuera la mejor. Así que no me era complicado explicarle a los demás lo que había visto antes. En la primaria siempre tuve los mejores promedios gracias a que mi mamá me adelantaba en los temas.
Finalmente le explique al niño cómo hacerlo rápido, y el pareció entender muy pronto lo que le explique. Terminamos primero que todos los niños del salón y nos ganamos ir al salón de la cooperativa para sacar unas bolsas que necesitaba la maestra. Todos querían ese premio por que parecía la casita de Hansel y Gretel, estaba lleno de dulces y cosas que se vendían en la cooperativa, ahí también guardaban todos los objetos perdidos.
Así que era como ir de excursión a la casita de los dulces, pero antes de irnos con las bolsas que nos pidió la maestra nos pusimos a jugar al paletero con el carrito de las paletas. “Yo quiero un conito con helado de chocolate” le dije a Lucio. “¿Sencillo o Doble? Él me preguntó. “¡Triple!” grité y él se rio muy alto.
Estuvimos husmeando aquí y allá, pero después de un rato le dije que nos fuéramos, o si no la maestra nos iba a regañar, porque ya habíamos tardado mucho tiempo ahí. Antes de irnos Lucio se encontró una moneda de 5 pesos tirada, y con asombro me la enseño “Mira” exclamo y yo me asusté le dije: “No déjala ahí nos van a regañar” pero él se rio y la escondió en su pantalón.
En ese tiempo 5 pesos era mucho dinero para un niño. Cuando volvimos me puse un poco nerviosa al pensar que la maestra nos iba a descubrir. Y todo el dia tuve miedo por el tema de la moneda. Pero él estaba muy tranquilo, a la hora de la salida Lucio me detuvo y me dijo: “Espérame” después de un rato regreso con dos conos con tres bolas de helado de chocolate cada uno, que compro afuera de la escuela. Me dio uno de ellos mientras el chupaba el otro. Los dos nos reímos mucho. Después mi mamá llego por mí y el me vio irme con ella con cara melancólica, tenía bigotes de chocolate, yo me reí por su cara de bobo y le grite: “¡Adiós Lucio!” él alzo su mano y con una sonrisa en la boca me grito: “Adiós Ari”
Mi mamá volteo a verlo y me pregunto:
-¿Quién es él hija?
-Es mi amigo Lucio mamá- le conteste sonriendo– me compro un helado- le dije orgullosa. Helado que después tuve que compartir con mi hermano porque ya estaba llorando por que él no tenía uno.
Después de ese suceso Lucio y yo nos volvimos más cercanos, éramos amigos y platicábamos más, hablábamos de la televisión, si habíamos visto el último capítulo de “super campeones” o de los “caballeros del zodiaco” Él decía que le gustaba Fenix y a mí me gustaba más Pegaso. Casi siempre estábamos peleando por imponer quien era el mejor.
Lucio me sorprendía todos los días con barquitos de papel o ranitas. Era muy bueno con el origami. Las dejaba en mi lugar y yo las encontraba después del recreo. Era muy gracioso, hacia caras riéndose de los demás, yo me la pasaba riendo de las tonterías que él hacía. Y él se reía cuando yo me reía.
Durante el recreo me la pasaba corriendo detrás de él o viceversa. Había niños que nos molestaban porque decían que éramos novios. Yo siempre me ponía a llorar, pero él siempre me defendía y les pegaba en las rodillas, luego me tomaba de la mano y nos íbamos corriendo.
Luego hacia alguna mueca para que yo me riera y dejara de llorar. En otra ocasión, unos niños se estaban burlando de mí, me dijeron “tomatóna”, haciendo burla de mis ojos grandes. Lucio se enojó tanto que se le pego a uno de ellos en la cara, pero uno de los profesores lo vio y lo castigaron.
Mandaron llamar a su mamá. Y no fue a clases el resto de la semana. La siguiente semana yo estaba muy feliz de volver a ver a mi amigo Lucio, pero él estuvo muy callado, casi no me habló. Yo estaba preocupada porque ya no tenía ranitas ni barquitos ni muecas ni sonrisas. Lucio estaba la mayor parte del tiempo tirado sobre el pupitre volteado hacia la ventana. Yo me sentía mal porque pensé que era mi culpa que lo hubieran regañado tanto.
A la hora del recreo fui al baño triste porque mi amigo Lucio no me quería hablar. Me sentía culpable. En el baño escuche que unas niñas estaban diciendo que la mamá de alguien había llorado con el director por que el papá de un niño se había muerto. Una de las niñas pregunto quién había sido y la otra dijo: “El niño raro, Lucio”
Yo me sorprendí al escuchar su nombre y entonces supe porque Lucio estaba tan triste. Yo no podía entender que tan triste podía estar. Mi papá era una persona muy autoritaria, no era cariñoso y a veces me asustaba, pero igual era mi papá y trate de imaginar cómo me sentiría si el ya no estuviera: sentí miedo. Así me di cuenta de cómo se sentía Lucio, y me dio pena por él. Ya no insistí en hablarle. Quería acercarme a él, sentía mucha pena por lo que había pasado, pero no sabía cómo. Quería decirle que lo sentía. Ya no quería que él estuviera triste. Quería que volviera a sonreír como antes.
El fin de semana le pedí a mi mamá que nos comprara pastel. A mi mamá se le hizo extraño, pero me concedió el gusto, algo raro para nuestra precaria condición económica. No me comí mi pedazo y lo guarde, al dia siguiente me lleve el pastel a la escuela. Lo primero que hice fue ir con Lucio y decirle que le tenía una sorpresa, él apenas si levanto los ojos y me miro expectante, tenía la mirada muy vacía.
Abrí mi mochila y saque el trastesito y le enseñe el pastel. “Es de chocolate” - le dije sonriendo. Lucio me volteo a ver y yo le dije: “es para ti” y le pasé el trastesito. Se lo comió todo en ese momento, de pronto como Arbolito de Navidad, se encendió y se puso muy contento. Yo estaba muy feliz porque había hecho que mi mejor amigo volviera a sonreír, me sentía muy contenta.
Lucio no dejaba de ser a ratos taciturnos, pero poco a poco empezaba a ser el mismo de antes. Yo lo animaba haciendo bromas y muecas, él se reía quedito. Otro dia a la hora de la salida Lucio me dio un beso en la mejilla y se fue corriendo.
Lucio y yo fuimos los mejores amigos en tercer y cuarto año. Íbamos a todos lados juntos, era mi compañero en la cooperativa, los dos éramos equipo en todos los trabajos, la maestra siempre nos escogía para cuidar al grupo cuando se iba, sus calificaciones subieron. Había otros compañeros que empezaron a juntarse con nosotros, éramos muy vivarachos y nuestra onda atraía a otros niños. Organizábamos los juegos: las escondidas, las traes, calabaceado, la cuerda y hasta futbol. Nos volvimos muy populares. Siempre riendo y haciendo muecas.
Una de esas veces vi a varias niñas platicar con Lucio, él les hizo unas muecas, las mismas que me hacía a mí también para hacerme reír y yo realmente me enojé mucho. No le hable el resto de la tarde. Me pregunto que, si me habían regañado, pero yo le contestaba en monosílabos.
En mi ira, le dije que ya no me quería sentar con él. Y me cambie de lugar. Luego Lucio se puso en su acostumbrado humor serio y sombrío. No le hablo a nadie. Yo sentía que había cometido un error, pero no sabía cómo arreglarlo. Quería volver a estar con él. Así que al dia siguiente fui y le dije que si podía volver a sentarme con él. Pero su expresión cambio. Me dijo que no. Me puse muy triste y me regresé a mi lugar llorando. Así permanecimos un par de semanas más hasta terminar el 4to año, sin hablar mucho. Yo extrañaba mucho a mi amigo.
En quinto año Lucio cambio de escuela y no lo volví a ver.
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B A T E R I A:
Polo Positivo +
(Tomo I)
CAPITULO 5
La luz del faro a la distancia
Batería 1%
Después de todas las complicaciones de mi mamá, y estando ya en casa me decidí a regresar a mi habitual rutina: escuela, trabajo, escuela, casa.
La luz dentro de mí y la motivación que escasamente había obtenido en el pasado, se esfumó en un par de semanas aturdidas y por demás dolorosas.
Ya estaba muy cansada, muy perdida, abrumada, lo que menos quería era escuchar que iba a reprobar las materias por haber estado ausente dos semanas de clases y sin haber entregado una sola tarea.
El primero en saludar fue Diego.
- ¿Cómo esta tu mamá? - me dijo con voz grave y con tonos de preocupación.
Agradecí su desasosiego con una mirada tierna.
- Bien, gracias. Ya está en casa. Espero que se recupere pronto. - En ese momento el profesor de la siguiente clase entro en el salón, Diego me instó a caminar detrás de él.
- ¿Tenemos algo que entregar? - le pregunté.
- No, bueno sí. Pero ahora te lo paso - me dijo bajando el tono de su voz casi en silencio.
Se me doblaron las piernas antes de entrar al salón de clases, me empecé a sentir mareada y figuras de colores volaban por enfrente de mis ojos. Tuve que detenerme de la pared para no caerme, las náuseas me empezaron a consumir y tuve que bajar el torso para contener las ganas de devolver el estómago; no había nada que devolver, no había desayunado nada.
- ¿Estás bien? - me dijo Diego con tono preocupado
Me sostuvo de los brazos y no me dejo caer. Como pude saque fuerza de mí misma y trate de componerme.
- Si, vamos o nos van a dejar afuera- pude apenas decir.
Diego me llevaba sostenida del brazo para no dejarme caer y se sentó a un lado mío. Elvira se preocupó cuando me miro y se hizo a un lado para dejarme sentar en la silla del centro. Supe que algo decían detrás de mí, pero no podía alcanzar a escuchar que era, los escuchaba muy lejos. Después Elvira me paso un yogurt para beber que llevaba en su mochila. El sabor ácido y dulce de la bebida controlo mi sensación de mareo, empecé a sentir un poco de más fuerza, pero seguía sin tener energías.
Batería 2%
Yo no estaba poniendo atención en la clase, me dediqué a terminar mi yogurt, agradecí por tener tan buenos amigos que se preocupaban tanto por mí. Al final de la clase ya me sentía mucho mejor y aunque me sugirieron ir a enfermería yo me negué diciendo que ya estaba bien. Salimos al patio principal a platicar un momento, ya que la siguiente clase había sido cancelada por el profesor.
El sentimiento que me azoto hacia un par de semanas en la sala del frío hospital, me inundo el pecho nuevamente, una tremenda nostalgia otra vez.
Yo tenía la mirada perdida en un punto con los ojos muy abiertos, me sentía asustada, recordé la voz del hospital, ¿había sido mi imaginación? Diego me saco del trance al abrazarme con uno de sus brazos.
- ¿Ya te sientes mejor? - Yo solo pude asentir con la cabeza al no poder articular las palabras adecuadamente. Me tomo por la barbilla y me dijo - Eso está mejor, te ves muy decaída, no debiste haber regresado. ¿No has descansado nada verdad?
Su toque no me provoco ningún sentimiento, pero a Elvira parecía haberle causado una conmoción muy grande porque inmediatamente después replico.
- ¡Lo olvide!, tenía que ir a dejar un libro ayer, me van a cobrar multa. Acompáñame a dejarlo no traigo mi credencial. Deja que Ari tome aire y se recomponga- tomo a Diego del otro brazo para jalarlo a su lado y se giró para mirarme y decir - No tardamos.
Diego me soltó y se puso a un lado de Elvira. Yo asentí de nuevo con la cabeza a las palabras de Elvira.
Me qued�� sola, en estado robot.
Batería 0.5%
Estaba segura de que ella se había puesto celosa de los toques de Diego, ella ya me había contado de los sentimientos que tenía por él, pero yo no podía entender porque si iban riendo y abrazados a la biblioteca no podían estar juntos. Él, aunque no me lo hubiera dicho se notaba que también le gustaba Elvira, aunque no estaba tan segura de sus exactos sentimientos.
A veces parecía extasiado de Elvira y otras parecía no importarle. Finalmente, a la distancia ellos se veían tan contentos ¿Por qué mis dos mejores amigos no están juntos? Se gustan, se sienten bien uno junto del otro. Yo no veía el problema a tanto alboroto. Personas con relaciones más complicadas han dejado todo por estar con su ser amado. A lo mejor era yo la que veía las cosas de forma muy romántica. El novio de Elvira no parecía ser muy cordial y la novia de Diego era una celosa psicópata. Así que mi solución era muy poco pragmática, pero para ellos parecía ser más complicado que eso.
Parecía que todas esas cosas eran muy comunes para los demás: enamorarse. Pero para mí eran muy lejanos, nunca había tenido un novio, nunca había besado a alguien, era virgen, el ultimo chico que me había gustado no sabía de mi existencia. Realmente el amor era un tema caustico en mi vida y sin embargo no indiferente, simplemente no había llegado alguien realmente importante para mí.
Me quede de nuevo mirando hacia ningún lugar perdida en mis pensamientos, me empezó a abrumar la llegada de los exámenes de fin de curso, las tareas que no había entregado, mi mamá y su salud, mi trabajo, y mi estomago rugiendo porque no había comido nada.
De repente, casi como si fuera un tirón algo me salgo de esos turbios pensamientos, alguien se sentó a un lado mío dejando caer su mochila y golpeando mi pierna derecha. No pude evitar quejarme audiblemente y voltear para ver quien había dejado caer sus cosas encima de mi tan toscamente.
La persona aun lado mío no emitió ninguna disculpa por su descortesía y yo me moleste en serio. Pero no pude mantener mi enojo mucho tiempo, a lado mío se sentó un muchacho que miraba inexpresivamente recargado sobre sus brazos en la jardinera. Él muchacho, que, a mis ojos, era el más hermoso que jamás haya visto: tenía cabello negro, un negro muy intenso y un lacio lustroso, un poco largo ya que cubría sus orejas. Su tez era muy blanca, sus cejas negras muy pobladas, tenía la nariz larga, un perfil perfecto, su quijada era amplia pero su cara no era tan larga, quizá porque el fleco de su cabello cubría parte de su frente y su cara. Tenía la barba un poco crecida y el cabello alborotado, pero no se veía desaseado, ojos pequeños negros con largas pestañas del mismo color que su cabello. Llevaba una playera de un equipo de futbol y pantalones de mezclilla deslavados con tenis deportivos que se usan para jugar futbol de piso. No podía saber si era muy alto, pero si podía ver que más que yo si lo era. Era delgado, pero se veía muy atlético y su espalda era amplia, los músculos sus brazos eran lo suficientemente grandes para llenar sin exagerar las mangas de su camiseta.
Su boca.
Me perdí en su boca… no era delgada ni carnosa, lo rosado de sus labios parecían contrastar con su piel. Toda esa combinación me hizo estremecer en mi asiento, me quede como boba sin decir nada viéndolo fijamente.
Aparentemente había pasado un rato mirándolo absorta hasta que él volteo a verme, y dijo algo que salieron de sus bonitos labios, pero yo no pude comprender.
- ¿Qué? - dije en alto tratando de que me repitiera lo que había dicho. Pero él rodo los ojos hacia arriba y dijo:
- ¡Que sorda! ¡Que que estas mirando boba!
“¿Qué le pasa?” Me indigné, ¿me dijo boba? ¿Sorda? Ni siquiera me conoce y me dice esas cosas, además él fue el que me golpeo con su mochila y ni siquiera se disculpó por eso. Aventé su mochila hacia su pierna y le dije:
- ¡Me pegaste!
- Sigues siendo igual de chillona, dijo él con tono burlón, volteando hacia otro lugar.
- ¿Eh? Mi voz con tono de incredulidad - ¿Acaso te conozco? - le pregunte.
-Ari ¿no?
Sentí como mi cara se puso roja, ¿cómo sabia este tipo mi nombre? No me acordaba de haberlo visto en ninguna clase, ya lo hubiera notado, era muy guapo para pasar desapercibido por la mirada casual. Muy lindo para no ser notado, si lo hubiera visto antes no habría dudado.
Pero definitivamente no sabía de donde me conocía, repase mentalmente los lugares por los cuales había pasado recientemente: hospital, trabajo, biblioteca, pero nada. En blanco. Mi mente se quedó en blanco de nuevo viendo su cara tratando de recordar de donde lo conocía. Muy lindo, muy blanco, sus brazos, su barbilla, sus ojos. Demasiado lindo. Mi cara estaba muy caliente, lo podía sentir.
Y entonces paso la cosa más desafortunada del mundo: mi estomago rugió muy fuerte. Instintivamente me lleve las manos al estómago. Obviamente él me escucho. Y yo me puse más roja todavía, como si eso fuera posible.
Casi inmediatamente después de que escucho mi estomago rugir él se echó a reír muy alto y cuando digo muy alto, fue muy alto. Se estaba carcajeando tanto que todo mundo volteo a verlo. Estaba llorando de risa.
Al principio me moleste por que todo mundo se me quedo viendo y yo no sabía qué hacer. Me pare para irme, pero no pude hacerlo, me quede viendo al muchacho nuevamente. Su sonrisa me detuvo. Tenía la sonrisa más bonita del mundo, ¡precioso!, me dio ternura su risa.
Me sentí mal por estar junto alguien así, ¿habría alguien así de lindo que pudiera fijarse en…? Me detuve antes de terminar ese pensamiento. ¡Qué demonios!
Retome mi intención de irme hacia la biblioteca cuando él me tomo del brazo aun riéndose ya más normal. - “No espera no te vayas” me dijo entre risas. Me sobresalte no esperaba que me detuviera. Pero se siguió riendo. Y yo me moleste más, pero antes de poder irme nuevamente el apretó su mano en mi brazo para evitar que me fuera y volvió a decir ya más calmado
- ¿Tienes hambre? - yo gire los ojos, ¿qué le pasa? ¿Se va a seguir burlando de mí? Pensé.
- No - conteste secamente.
El tipo se agacho para sacar algo de su mochila y de ella saco una manzana roja. - “Ten” me dijo entregándome la manzana. Yo no sabía si aceptarla o no, estaba todavía muy molesta por su forma de reírse.
Me negué con la cabeza, ¿acaso es tonto? No voy a aceptar comida de desconocidos. Me sentí Blanca nieves. Pero él volvió a mover la mano para señalar que la tomará, finalmente la acepte, pero de mala gana.
Cuando toqué su mano para tomar la manzana me sentí muy tonta, mi cuerpo se estremeció y me volví a poner roja. Yo baje la mirada no quería que volviera a ver mi cara tonta en ese color. Pero en lugar de mirarme a mí, volteo a ver hacia un lado.
- Ahí viene Diego - susurró y yo volteé hacia donde él estaba mirando.
Diego venia casi corriendo, sonriendo mucho y saludando con la mano en el aire. Elvira ya no estaba con él. Voltee a ver al individuo de las risas y su cara se transformó, se puso serio y endureció la quijada. Él también le devolvió el saludo a Diego, pero no tan efusivo. Cuando Diego llego hasta donde estábamos, saludo muy afectuosamente al chico payaso.
- ¡Qué onda! - dijo Diego – ¿ya tenías mucho rato esperando? - Le preguntó
- No mucho - dijo secamente Don Payaso, al parecer la alegría que se le había desbordado se terminó.
Diego volteo a vernos casi simultáneamente y pregunto:
- ¿Qué onda? ¿Ya se conocían?
Al mismo tiempo respondimos.
-No - dije yo
-Si - dijo don payaso.
Pero Diego volteo a vernos con cara de asombro y duda. Don Payaso tomo la palabra para sacar de dudas a Diego:
- Si nos conocemos, pero ella ya no se acuerda.
A mí se me abrieron los ojos, ¿de dónde me conoce?
Don Payaso me volteo a ver y dijo:
- ¿Escuela Primaria Plan de San Luis?
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B A T E R I A:
Polo Positivo +
(Tomo I)
CAPITULO 4
Vida y muerte
Batería 5%
Me encontraba inmóvil y derrotada en la sala de espera de urgencias del hospital. En shock, tratando de analizar como las situaciones habían pasado una por una y como me encontraba ante la inmensidad de ese cuarto frio, con las manos y mi ropa llena de sangre.
Pero a mi mente solo llegaban reproches, insultos, gritos de desesperación y finalmente llanto exasperado ¿qué acaso no hay misericordia para mí?, ¿no hay sangre que pueda lavar con mis arrepentimientos?, la verdad no se puede esconder de mis mentiras, yo misma me quería convencer de que todo mejoraría. ¿En qué me convertí? ¿A esto me reduje? ¿Por qué a mí? Así estaba yo regodeándome en mi miseria.
Mis lagrimas no dejaban de caer por mis ojos hinchados, pero tuve que recomponerme de mis ensimismamientos. Una enfermera de mal carácter quería que yo me hiciera responsable entre otras cosas de ropa, objetos personales y demás preguntas por demás molestas para mi mente tribulada.
¿Acaso esperaba que yo fuera autosuficiente de la situación? ��Tan solo tengo 17 años, mujer! Y estoy a punto de ser huérfana.
Desde que mi padre dejó la casa había sentido el peso del universo caer encima de mí, pero mi orgullo nunca me hizo ni me movió un poco, para pedir de su apoyo. Sin embargo, en ese momento rogué por que se apareciera, que alguien, aunque fuera mi papá me ayudara. Estaba clamando por ayuda. Pero nadie vino ni nadie me ayudó...
Hice algo de memoria, ese día llegué a mi casa temprano, era un día extraño llegar con tanto tiempo de sobra a mi casa. Me veía a mí misma haciendo una bolsa de palomitas y tirándome en la sala dispuesta para malgastar mi tiempo viendo alguna serie o lectura que yo llamaba “recreativa”.
Sin embargo, desde que llegue sentí un ahogamiento en mi pecho. La puerta estaba mal cerrada. Y entré a mi casa extrañada de la situación. Mi mamá siempre llegaba antes que yo de trabajar y para cuando yo llegaba ella ya me esperaba con una sonrisa y un plato de comida en la mesa.
Al entrar todo estaba obscuro, parecía que no había nadie. Me resbalé con un líquido, pero no me caí, al mirar hacia el piso descubrí un camino de sangre esparcido por toda la casa.
Nunca, ni en mis pesadillas, ni en las películas. Había visto tanta sangre tirada en el piso.
Me temblaron las rodillas.
Algo peor que el miedo, es el miedo a lo desconocido y ahí estaba yo. Caminando por un pasillo lleno de sangre, sin saber que iba a pasar.
El miedo que muestran en las películas de terror se quedó corto ante tal situación.
Al llegar a la habitación de mi mamá encontré parado a mi hermano en shock. Inmóvil. Con la mirada perdida en el vació.
No le dije nada. Y entré a la habitación, mi mamá yacía en el piso con la boca llena de sangre.
¡¡¡¿Por qué paso esto?!!!
Todo me daba vueltas, no sabía que hacer. Mi hermano tampoco supo que decir ni que hacer. Luego, mi mamá se movió un poco y empezó a vomitar más sangre. Borbotones de coágulos rojos salían por su boca. Me quedé inmóvil. Los ojos muy abiertos pero inertes. Al ver que se estaba ahogando con su sangre me acerque de inmediato y la puse de lado para evitar que se asfixiara.
No sabía que era lo que estaba pasando ni por que había sucedido. Pero lo que si estaba segura es que la vida de mi mamá, mi único faro de esperanza, se estaba yendo a un lugar donde yo no podía ir.
De pronto algo dentro de mi cambió. Ante la inminente sensación de pérdida me negué a aceptarlo. Me había resuelto no llorar nunca más detrás de la puerta. Una energía inalterable me consumió. Volteé a ver a mi hermano y le grité: “¡trae toallas y ropa limpia!”.
Busque la cartera de mi mamá, tome dinero y sus identificaciones. Limpie y cambie a mi mamá, luego la subimos a un taxi. Yo seguía llorando, pero estaba resuelta a no dejarla morir.
Otra enfermera gritó el nombre de mi mamá en la sala de espera, me levanté rápidamente y me pidieron que inmediatamente buscara donadores de sangre O-RH Negativo, o cualquier otro tipo de sangre, pero urgentemente.
La familia de mi mamá era de un pueblo lejano de la ciudad, y no había forma de que ellos llegaran rápido a auxiliarnos, estábamos solos mi hermano y yo. Así que tuvimos que donar sangre solo nosotros dos. Mi hermano aún en shock y actuando de forma robótica instado por mis ordenes, llamó a alguno de sus amigos. Yo hice lo mismo con Elvira y Diego, pero Diego había tenido hepatitis y Elvira no tenía el peso mínimo para poder donar sangre. Aun así, Diego dijo que enviaría a alguien más para donar sangre.
No sentí cuando la aguja cuando pinchó mi brazo, tampoco me dolió el entumecimiento de mi brazo por la falta de sangre. No sentí el mareo por la falta de sangre. No sentía las piernas. No percibía mi estómago vacío, ni mi cara hinchada. No sentía el frio de la sala de espera en mi piel por la falta de suéter. No sentía sueño alguno, tampoco el cansancio. Mucho menos hambre o sed. Era como si estuviera soñando, sí, era como si fuera una pesadilla. ¿Es una pesadilla?
¡Por favor, si es una pesadilla! … ¡Ya quiero despertar!
Me quedé despierta toda la noche esperando tener noticias. Nadie llegó. Yo no me desperté de la pesadilla. Me sentía tan atípica.
Por la mañana, con ojeras y los lagrimales secos. Un doctor, me explicó: “Tu mamá ya está estable pero grave. Estamos esperando a que reaccione a los tratamientos de contención. Aún tenemos que hacer biopsia por una punción en el hígado para determinar si es cirrosis ya en grado II provocada por una hepatitis viral crónica no diagnosticada. Las hemorragias son debido al debilitamiento de las paredes esofágicas y varices, para eso tenemos que hacerle un procedimiento sencillo, pero en su estado es complicado.”
No le entendí. Todo era muy técnico. A pesar de que el doctor fue muy amable en responder a mis “¿cómo?” y los “¿por qué?” aun así mi mente no se aclaraba por la serie de acontecimientos que habían ocurrido, seguía en un estado catatónico inalterable. El doctor me preguntó:
- ¿Tu mamá se quejaba de cansancio extremo o estar muy fatigada? ¿Comía muy poco o a veces nada? ¿Se sentía desganada con frecuencia? ¿Su cara se veía amarilla?
-Bueno, sí. Siempre. - ¿Pero no era eso normal?, pensé. ¿Cómo iba a saber que era una enfermedad crónica? Mi mamá siempre se había quejado excesivamente de que tenía que hacer todo y para todos, que estaba muy cansada. Honestamente había momentos en los que yo prefería no decir nada e ignorarla para no ganarme un regaño.
Sin embargo, puesto en perspectiva, y desde el ángulo en que mi madre había vivido su separación, entendí finalmente que tan grande había sido su pesar. No pude contener mi llanto. Lagrimas calientes e hirientes como púas caían por mi rostro.
Yo que había estado encima de mi propia autocompasión no me había dado cuenta de los sufrimientos y dolores ajenos. Había pasado por alto el dolor y cansancio de mi mamá. Sus esfuerzos por salir adelante a pesar de las circunstancias, enfocándose en mantener a flote nuestro barco, a pesar de sentirse en extremo cansada. “¿Por qué hiciste eso mamá?” me pregunté.
¿Habría yo hecho caso si mi madre me hubiera dicho que estaba mal y que se sentía enferma?, quizá no. Ese sentimiento, era muy inquietante, doloroso, penoso. Me sentí muy egoísta, ¿soy acaso tan miserable? Mi comportamiento autodestructivo me llevo nuevamente a la autocompasión.
Una voz ajena a mis pensamientos me empezó a llamar:
“Frio…, Dolor…, Angustia…, Miedo. No tienes que atravesarlo sola. Todo puede silenciarse, es una pesadilla, un mal sueño. Liberarte, volar. Esta no es tu vida. Todo lo que quieres, lo que anhelas lo puedes tener. Liberarte, volar. Nadie se preocupa, a nadie le importa. Eres tu propio arquitecto. No lo mereces. No eres débil. Liberarte, volar. Liberarte, volar. Liberarte, volar. Liberarte, volar. Liberarte, volar. Liberarte, volar.”
La voz se agolpaba fuerte en mi cabeza, y no se apartaba de mí. Salí corriendo como una tormenta de la sala de espera, tomando mi cabeza entre las manos, llorando. Quería que se alejara de mí. Pero no se iba. Llegué un par de cuadras después del hospital y comencé a llorar más desconsoladamente. La voz tenía razón, a nadie le importaba. Las personas pasaban por un lado mío sin inmutarse de mi lastimera presencia.
Pero antes de que pudiera seguir pensando más y más en lo doloroso que era todo, una mano toco mi hombro. Era mi hermano, él también se veía abatido. Me abrazo sin decir nada. Después de un rato, regresamos al hospital.
¿Seguimos detrás de la puerta? ¿O esta vez pudimos abrirla?
Después de 72 hrs. frenéticas y después de los miles de estudios, procedimientos. Mi mamá ya había pasado a una sala de piso estable. Pasamos horas obscuras y ahora nuestra resistencia tendría que probarse una vez más.
Falté a la escuela dos semanas enteras, pero no al trabajo, esto para cuidar a mi mamá en el hospital. Corría al trabajo de mi mamá para avisar, saque permisos, tramité medicamentos, recibí instrucciones, limpié cómodos, alerte a enfermeras, cambié sabanas, dormí en sillas y salas de espera, busque doctores, espere documentos, di de comer, ayude a levantar, animé a mi mamá, ayude a mi hermano. Hice de comer, entretuve a mi mamá. Sonreí. Hice todo eso y más.
A pesar de todo el cansancio estaba feliz, porque mi mamá se veía mejor. Porque estaba viva. Agradecí por ello, pero algo dentro de mí se sentía incómodo, cansado, abatido.
Batería 1%
“Mamá resuelve. Mamá acompaña. Mamá va y viene. Mamá cuida. Mamá abraza. Mamá reta. Mamá cocina. Mamá mima. Mamá comparte todo. Mamá espera. Mamá reorganiza su plan. Mamá corre. Mamá lleva. Mamá trae. Mamá escucha críticas. Mamá aguanta. Mamá perdona. Mamá comprende. Mamá se posterga. Mamá duerme poco. Mamá come frío. Mamá hace todo para que nada falte. Mamá ordena. Mamá regaña. Mamá educa. Mamá está. Mamá siempre está.
Autor: Anónimo.”
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B A T E R I A:
Polo Positivo +
(Tomo I)
CAPITULO 3
De la naturaleza del amor
Había tenido un sueño muy inquietante aquella noche, usualmente los tenía, pero todos ellos solían ser mucho más obscuros. Sin embargo, este sueño había sido diferente, resulto ser reparador. Una voz me dijo:
“A veces las cosas no resultan como nosotros esperamos, buscamos y buscamos. Nos quejamos y culpamos a todo mundo, inclusive a Dios. Permitimos que las cosas pasen para encontrar en consecuencia lo que creemos que deseamos, sin embargo, nuestra verdadera naturaleza no esta totalmente decidida. La voluntad propia, el ego, la idealización y el juicio son frecuentemente asociados con ello. En el momento que sueltas y dejas que las cosas sucedan y trabajas sin pensar en el resultado es cuando encuentras una verdadera libertad, esa es la verdadera naturaleza del amor. ~Hágase entonces su voluntad y no la mía~. Con la esperanza de ser cada vez más libre, puedo seguir adelante y regocijarme en todas las circunstancias que me brinda la vida. Puedo comenzar a ver mi vida con la idea de que tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse ¡Este sentir trae una bendición que ~mi voluntad~ jamás podría traer”
Me sentía con renovadas energías y motivada. Ese día me levanté con una sonrisa en la boca.
Mi mente estaba inusualmente activa. Creía que podía hacerlo todo. Y bajo esa esfera de luz me guie. De pronto me sentí artífice de todo.
Como soy de mente curiosa y dispersa me empecé a imaginar que pasaría si mis mejores amigos fueran pareja. No pude evitar reír ante la perspectiva y ante tal resolución me propuse a hacer de celestina.
Me reí ante la ironía, ¿Cómo una persona que tenía cero experiencias amorosas iba a hacer de cupido? Sin embargo, estaba 100% convencida de que era una excelente idea y estaba en mis manos hacer algo para que se diera el caso. Pensé incluso que quizá para ese momento, la situación ya se estaba dando, por lo que yo solo iba a darle un gran pequeño empujón para que se finiquitara.
Pensé que, si quizá yo lograba hacer que mis amigos fueran pareja, alguna esperanza alentadora para mi brillaría y bajo esa luz me dispuse a llevar a cabo mi plan, el cual no era muy sofisticado, solo tenía que hacer de “terapeuta” de mis amigos por separado para verificar sus sentimientos y sembrar la semilla del amor en sus corazones.
Con la primera que utilicé mis aptitudes mentales fue con Elvira, “sutilmente” le pregunté sobre su relación actual.
- ¿Cómo es tu exnovio? - me resolví a preguntar directamente. Era la primera vez que yo me interesaba por algo o alguien así que la pregunta había sido inesperada para ella.
- Pues … él es, él era, bueno aún sigue siendo…- ella tardó en organizar sus pensamientos. – Es muy amiguero, lo veía poco realmente, empezamos a salir por que es amigo de un exnovio. Como quedamos en buenos términos no hubo tanto problema en que saliera con su amigo. – dijo tratando de justificar la situación. -Le gusta tomar y estar con sus amigos. Pero es muy gentil, le ayuda mucho a sus papás. Él no estudia. Antes de que yo entrará a la universidad, él quería que nos casáramos, pero yo le pedí tiempo para terminar la carrera.
- Ahh ya veo… ¿Por eso terminaron?, porque ¿casi no se veían?
- Si, bueno, de hecho, no fue por eso, él se molestó conmigo porque no quise acompañarlo a una fiesta de sus amigos. Tenía que terminar el ejercicio práctico de la clase de contabilidad gerencial, ¿sabes?
- ¿Todavía lo … amas?
- No lo sé… - miró sus manos nerviosas.
- Ah, ¿por qué?
- Si, bueno, en el pasado yo tenía muy claro que era con él con quien yo quería casarme, tener hijos. Pero estando aquí me he dado cuenta de que hay más personas, y que yo no había conocido, que había más personas que me pudieran... bueno, que pudieran ser más interesantes.
- Ah ¿lo dices por Diego? - Lo lancé intencionalmente y sin mediaciones. Y al decir eso, ella me volteo a ver y me miro con ojos grandes y sorprendidos. Ella no conocía ese lado de mí, que podía llegar a ser muy franca.
- Bueno si, no, este, no sé, es que él y yo somos muy cercanos, bueno mmm parece que somos cercanos, ¿no?
Sonreí ampliamente y le dije en un tono más calmado:
- No te preocupes, te entiendo, no necesitas decirme para que yo me pueda dar cuenta. Yo veo que te gusta. La verdad no sé porque él sigue con su novia. ¿Recuerdas que la última vez que ella vino se molestó muchísimo porque Diego no salía rápido de clases? No nos conocía y ya nos veía como amenaza para su novio.
- Bueno si, no la culpo, él es muy lindo. Es muy fácil querer a ese niño. - Ella volteo a verme una vez más sorprendida, pero esta vez por la inequívoca audacia de sus palabras.
No dije nada. Me quedé mirando con una sonrisa en la boca, esperando a que ella sola se diera cuenta de la verdad que emanaba sin dudar de su corazón. Al parecer no fue tan difícil para ella darse cuenta de sus verdaderos sentimientos. ¿Sería esto una misión exitosa? Ya tenía el 50% ganado. ¿Sería el otro 50% igual de fácil?
Hay muchas cosas que dependen del tiempo, muchas cosas que dependen de la madurez y otras más que dependen de la artificialidad de las situaciones, sin embargo, la naturaleza del amor solo depende de que las personas se den cuenta de que están inmersos en su atmosfera. Para algunas personas es fácil verse inmersas en las sensaciones, no sé, tal vez es inteligencia emocional. Pero para otras no es tan sencillo. Necesitan más tiempo, más perspectiva.
Batería 80%
Diego estaba estudiando en la biblioteca, ¿soy muy mala al decir que no era muy listo? Pero bueno, tampoco era del tipo que se esforzara en las tareas, por lo cual siempre estaba con el alma en un hilo en los exámenes finales, algunos de ellos los repetía en extraordinario o título de insuficiencia. Otras veces más tenía que recursar la materia completa. Yo me ofrecí esta vez a ayudarlo a estudiar. Ese día Elvira tenía que regresar pronto a su casa de lo contrario hubiese sido ella y no yo, quien lo ayudara.
Para mis planes de casamentera, esto era una oportunidad de oro. Sopese los pasos de mi plan, con él no pensaba ser tan franca, realmente tenía que ser más sutil, puesto que él todavía estaba en una relación. Con una señorita muy desagradable.
Recuerdo una ocasión, al final de la última clase mientras conversábamos antes de irnos a casa, como estábamos riendo de uno de los profesores de las clases de esa mañana que se había puesto al revés la camisa. No parábamos de reír, porque el profesor nunca se dio cuenta de su error. Iba caminando por la escuela sin darse cuenta y lo peor era que nadie le decía de su error. Estábamos extasiados en nuestra risa casi al punto de llorar. Y de pronto Diego dejó de reír como por arte de magia. Una señorita muy linda, pero con brazos cruzados y cara de muerte, a lo lejos nos veía sin parpadear. Se veía muy incómoda. El corrió instintivamente hacia ella, solo dando un ligero y rápido adiós hacia Elvira y a mí. Cuando usualmente nos despedíamos y saludábamos con un abrazo y un beso en la mejilla. Nos dimos cuenta de inmediato que se trataba de su novia, pero nunca a partir de ese entonces, él trató de presentarla. Y ella, a su vez, tampoco se acercaba a nosotros. La novia de Diego era un tema tabú.
Al terminar de estudiar, estábamos listos para dejar la biblioteca y entendí que era el momento de iniciar mi platica conciliadora.
- ¿Sabes?, extrañé mucho a Elvira, ¿tú no?- dije casualmente y con una mirada expectante.
- Bueno si, aunque sabes también es bueno que tú y yo pasemos tiempo juntos. Casi no platicamos, ella siempre parece tener control de la conversación.
- ¿Ah sí?, bueno no me había dado cuenta. Para mí es más fácil que ella o tú me hagan platica, ya saben cómo soy. Soy rara. - Dije sonriendo, pero la verdad es que me sorprendieron sus palabras, interiormente yo sabía que Diego tenía razón, él y yo no éramos muy cercanos. Me di cuenta en ese momento que tal vez mi plan no funcionaría si yo me acercaba tan de repente a él si nunca habíamos hablado de temas tan personales.
- Si, eres rara. – se rio levemente y luego añadió. - Pero no eres la primera persona que conozco que es así. Así que ya estoy acostumbrado a cómo tratarlos.
- ¿A si? No sabía que formábamos parte de una nueva especie. -mascullé irónicamente. - ¿A quién más conoces que sea así? ¿Cómo debes tratar a nosotros los raros?
- A mi mejor amigo de la preparatoria: Lucio. Tenía ... tiene aún personalidad de murciélago - dijo con una sonrisa.
Cuando mencionó su nombre sentí una corazonada, como una especia de intriga por esta historia. Algo me decía que era importante y lo anime a seguirme contando.
- ¿Por qué se hicieron mejores amigos? – pregunte amablemente.
- Bueno, porque a Lucio lo salvé de que lo atropellaran - Diego se reía mientras contaba la historia. - El muy tarado iba caminando como zombie con los audífonos puestos y cuando quiso cruzar la calle lo iban a aplastar sino es porque lo aventé. Cuando se volteó quiso matarme, pero después el idiota se dio cuenta que ya casi no la contaba y se puso rojo de pena. Me dio las gracias y yo le dije que se relajara y que estaba muy idiota. Pensé que se iba a enojar, pero no. Al contrario, se río de él mismo y desde entonces nos volvimos muy amigos. Pasamos buenos momentos en mi casa, comiendo mugreros y jugando FIFA en el play.
- ¿Ah eran más como una pareja? – dije seria manteniendo la broma.
A Diego no le pareció gracioso, pero igual me siguió el juego.
- ¡Graciosa! … ¡Si claro! Como si Lucio se fuera a fijar en mí.
- ¿Por qué no?, quizá tu amigo encontró en su salvador un amor prohibido, ya sabes una historia así insólita. – dije riéndome.
- No – lo negó, pero me siguió el juego. – Además, no es mi tipo. – se rio - En la preparatoria todas morían por él porque les recordaba a Sasuke de Naruto. – Después agrego riendo - Yo le decía que yo era Naruto y el Sasuke, solo faltaba nuestra Sakura, para formar el equipo #7. Por eso lo apode el “Emo vengador”, porque antes de que yo le salvara el pellejo no le hablaba a nadie.
- Me imagino que al igual que en Naruto también se besaron “accidentalmente”, ¿verdad? O no, igual practicaron los mil años de muerte de Kakashi sensei. – me carcajeé después de ese comentario.
- ¡Que graciosa! – me saco la lengua desaprobando mi comentario.
Me estaba divirtiendo bastante con la conversación del “emo vengador” pero recordé cual era mi plan en un principio así que decidí redirigir la conversación hacia donde yo quería nuevamente.
- ¿Oye y a tu novia no le molestaban tus actividades con el “emo vengador”?
- No, ¿Por qué lo dices?
- Bueno, es que a veces ella puede parecer mmmm, un poco intimidante.
- Solo le molestan las mujeres que ella cree que pueden estar interesadas en mí.
- ¿Ella cree?
- Si, bueno, le resulta extraño que ahora solo sean mujeres mis amigas.
- ¿Por qué?
- Mmm, me imagino que es porque siempre hablo de uds. y le cuento que son muy agradables.
- A lo mejor ella siente que te gusta alguna de nosotras.
De pronto Diego se puso a reír y luego agrego:
- No, no, para nada. Elvi y tu son mis amigas. Me siento muy cómodo con ustedes, lo cual es raro, por que anteriormente solo me juntaba con hombres, nunca antes había tenido amigas.
- Entonces como es que lograste tener novia.
-¡Ahh graciosa!, bueno es que en realidad, ella fue la que se acercó a mí. Ella me pidió que fuéramos novios, la que me dijo que yo le gustaba. Y eso tiene desde la secundaria.
-¿Desde la secundaria? ¿En serio? Entonces ya llevas muchos años con ella. ¿Nunca te has preguntado si esa relación tiene más futuro?
- ¿Te refieres a si me quiero casar con ella?
- Si, algo así.
-No, no quiero casarme con ella, al menos no aún. O no sé, no estoy cerrado a que algo más suceda. Además, hemos pasado varias situaciones que no me hacen verme con ella en un futuro.
- ¿Cuáles situaciones?
-Bueno, ella tiene un carácter muy posesivo y enérgico. Cuando se molesta, es realmente de temer y ha llegado a …. – se detuvo y su expresión se volvió obscura.
- ¡¿Te pega?!- pregunté sorprendida.
-No tanto como que me pegue, solo se pone muy violenta- el respondió tratando de minimizar la fuerza de mi implicación.
-Eso no está bien, bueno yo no he tenido una relación antes, pero se de antemano que eso no es normal.
- Lo sé, lo sé- dijo bajando la cabeza con una expresión vacía en sus ojos.
- ¿Por qué lo permites? - dije sin rodeos
-Ella ha sido mi primer y única novia durante ya muchos años, honestamente no me veo con alguien más que no sea con ella. Es difícil. Ya lo he intentado, pero ella se niega a dejar lo nuestro. Ya ni siquiera sé si lo que siento por ella es amor.
- Eso es muy fácil de saber. – agregué convencida de mi
- ¿Cómo? – me miró intrigado
- ¡Necesitas un amor de reserva! – sus ojos se volvieron más intrigados aun por mi extraña declaración. – Si, un amor de reserva, alguien más que te haga ver que sientes realmente por tu novia, quizá en esa historia encuentres lo que realmente te gusta o te des cuenta que amas de verdad a tu novia.
- ¿De dónde sacas tantas mamádas Ari? ¡Eso es una tontería! ¡Estas loca!
Me di cuenta que no había planeado bien esto pero era demasiado tarde para dejarlo.
- Pues, ¿de dónde más? De los animes y mangas. Y no es mamáda, necesitas encontrar a alguien más que te guste para analizar tus propios sentimientos. – le conteste seriamente.
- Eso me suena a un embrollo mayor del que ya tengo. ¿No sería como engañar?
- ¿Entonces cómo vas a verificar si lo que sientes por tu novia sigue siendo amor?
Diego dio un suspiro largo y luego comentó:
- ¡No sabes nada del amor Ari! Quizá lo primero que tengo que hacer es dejar a mi novia, esperar un poco y entonces ahora si enrolarme en una nueva relación. Pero si fuese así, ¿de dónde voy a sacar a una nueva persona que me guste o que yo le guste?
- Eso es muy fácil Diego.
- ¡¿?¡ - me miro con ojos de incredulidad y sorpresa
- ¡Elvira te puede ayudar con eso!… Me refiero a que, puedes pedirle ayuda a Elvira … preguntándole, saliendo juntos, o algo así… – dije nerviosa, “tal vez si soy muy torpe”, pensé. Ya había metido la pata.
- ¿Y por qué ella?
- Mmm - ¡Rayos!, pensé, ¿ahora como arreglo esto? - Fue un decir, fue la primera que se me ocurrió - dije queriendo salvar la situación.
- ¿No es eso más peligroso?
- Bueno, es un riesgo que debes tomar. De otra forma, nunca vas a saber si lo que sientes por tu novia sigue siendo real o no.
- ¿No sería esto como usar a Elvira?
- No, ella no tiene novio ahora. Y si ella no te corresponde puedes buscar con alguien más. Aunque estoy segura de que no tardaras mucho en encontrar las respuestas, el simple hecho de que te cuestiones si amas o no a tu novia ya es un foco rojo. Una persona enamorada no se lo cuestionaría. La naturaleza del amor es extraña, no tienes que entenderla tienes que sentirla.
Diego se empezó a reír ante mi comentario tan sermoneador y ceremonioso.
- ¿En qué momento te volviste Doctora Corazón? Me agrada esa nueva faceta tuya, te hace menos Emo, ¿sabes? Aunque digas puras tonterías. – dijo riéndose de mí.
- ¿Cómo el “emo vengador”?
- No, no como el emo vengador, tú eres más tierna.
- No soy tierna. - Dije tímidamente. - Solo me preocupo por mis amigos
- Gracias. - Dijo con una sonrisa. – Necesitaba que alguien me pusiera un poco de perspectiva. Ven, te llevo a tu casa.
La conversación termino entre más risas y platica de camino a mi casa. Fue entonces cuando me di cuenta de la hora. Habíamos pasado mucho tiempo conversando y ya era tarde.
Batería 85%
“De la naturaleza del amor están hechos los lazos que unen a los que se aman: unas personas dicen que son como hilos escarlatas invisibles a nuestra percepción, entretejidos por el universo para atar, unir y crear. Otros dicen que es una fuerza que mueve las circunstancias, destino le llaman. Parece estar escrito desde antes que nos demos cuenta de que las cosas suceden. Y coloca a las personas en el momento y lugar correcto.
¿Es esto la obra divina de Dios?
En su magnífica creación, se han dispuesto también los lazos que nos unen. Pareciera que no tenemos alternativa, que no tenemos albedrio ante la inminencia de su determinación.
¿Como podemos negarnos ante su potestad? Solo los necios nos oponemos creyendo que tenemos una mejor respuesta, y es de ahí, de nuestro nacimiento de la duda ante su certeza, que ocurren nuestras desgracias.
No podríamos ser más obstinados al decir que nuestras desgracias son circunstanciales, cuando somos la causa y el principio de estas. Solo al observar la naturaleza del amor, su verdadera fuente descubrimos nuestro camino y dejamos fluir nuestros sentimientos para que estén acordes a lo que ya se ha dispuesto. Solo así somos felices.
El que está en contra de la naturaleza del amor, está en contra de su propio destino.”
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B A T E R I A:
Polo Positivo +
(Tomo I)
CAPITULO 2
Amigos y Villanos
Mi primer dia de clases fue terrible, dada mi personalidad distraída y retraída. No puse atención a las instrucciones iniciales y me encontraba perdida en un mar de chicos que parecían adultos. Yo parecía una niña perdida en un mundo maduro: mujeres usando maquillaje, tacones de punta y bolsos caros, caballeros con portafolios y traje sastre. Todo ello debido a que la mayoría trabajaba ya activamente en despachos, oficinas o bancos. Yo ese día llevaba tenis.
Batería 10%.
La escuela, los estudios y las tareas, para eso si me consideraba buena. Nunca dije abiertamente que era “ñoña” pero dentro de la descripción que la palabra engloba al parecer yo encajaba perfectamente en la representación.
Este era mi mundo ahora, mi oportunidad para alcanzar la felicidad. ¿Es eso realmente la felicidad? Una punzada en mi corazón me advirtió del poder de esa pregunta: Realmente no lo sabía. Nunca me enseñaron a ser feliz, únicamente me indicaron como podría llegar a obtener independencia económica que eventualmente podría traducirse en felicidad.
¿De verdad quiero ser feliz? ¡Claro! ¿Quién no querría? Es lo que todas las personas buscan, pero los medios para obtenerlo, los caminos para alcanzarlo se distorsionan y se desvían de la búsqueda de tan preciada meta.
Sin notarlo me encontraba en la antesala de una cascada de acontecimientos que me harían reflexionar tanto sobre esta cuestión. Al final de toda la tormenta, me daría cuenta de que esto que yo tanto anhelaba ya existía dentro de mí y que no era una meta sino un estado interno personal.
¿Cuánto hay que sufrir para entenderlo? ¿Por qué yo? ¿Era necesario tanto sufrimiento? ¿Cómo hubiera sido de no haber ocurrido? ¿Podría haber habido otra solución? Son preguntas que aun hoy y de vez en cuando me hago.
Había elegido estudiar la carrera de administrador, no es que las finanzas me enloquecieran, sino que para ese entonces y analizando mi situación era la única carrera que me permitiría trabajar, estudiar y conseguir un empleo fácilmente al graduarme. Al menos esa era mi perspectiva, en ese entonces. Mi objetivo era entrar al campo laboral tan pronto como me fuera posible y ayudar a mi familia.
¿Quién me salvaría a mí? Un susurro me hablaba desde el fondo de mi corazón. ¿A qué barco me voy a aferrar en este océano de inextinguibles turbulencias? Mi interior se siente tan vacío.
Batería 9.55555555555%
(Un chocolate)
Batería 15%
Perdí dos clases tratando de ubicar los salones de clases, en realidad el lugar no era muy grande, simplemente mi sentido de ubicación era pésimo. En la entrada había tres edificios enormes de 3 pisos cada uno, el primero era la biblioteca y los subsecuentes eran llamados edificios A y B. El último de los edificios era llamado la “escuelita” un sencillo edificio de dos pisos y bastante deteriorado. Cuando finalmente llegue al salón de clases, ya todos los alumnos habían ocupado los lugares más preciados: los que estaban al fondo.
Solo quedaba un lugar al frente del salón de clases, un asiento a un lado de una pareja de chicos que ya platicaban animosamente de todo y nada. Estaban tan inmersos que no notaron mi presencia, ni siquiera se inmutaron. Pero el resto de la clase abalanzó sus ojos en mí. Los entiendo. Yo misma soy una constante interrogante para mi mente. Sin que hubieran dicho una sola palabra, mi mente ya estaba formulándose cientos de reparos y censuras que yo sentía que dirigían hacia mí: “¿Cómo puede venir en tenis?, esto no es la escuela secundaria, ¿primer día y ya llegaste tarde? Seguro se le pegaron las cobijas, tiene cara de niña, su ropa no es nada bonita. ¿Ya viste su cabello alborotado?”
Los ojos inquisidores de mis torturadores me siguieron hasta que me senté. Mi cara para ese entonces ya estaba muy roja. Sin embargo, una vocecita tintineante me hizo salir de mi lamentable transe:
- ¡Hola! Soy Elvira. ¿Cómo estás? ¿Cómo te llamas? Él es mi amigo Diego. ¿Por qué llegaste tarde? ¿Quieres que te pase los apuntes de la clase anterior? ¿De verdad estas en la universidad? ¿Qué edad tienes? ¿De qué preparatoria vienes? ¿Te gusta el chocolate? ¿Quieres? ¿Dónde vives? ¿Vienes en autobús? ¿Nos podemos ir juntas? ¿Qué música te gusta? ¿Tienes novio? ¿Cómo es tu familia? ¿Ves televisión? ¿A dónde fuiste de vacaciones? ¿Te resulta fácil confiar en alguien? ¿Te gusta leer? ¿Qué libro leíste? ¿Perros o gatos? ¿A dónde vas en tu tiempo libre? ¿Tienes hermanos? ¿A quién le tirarías un globo de agua? ¿Cuándo es tu cumpleaños? ¿Te gusta cantar? ¿Qué es lo que más te gusta de tu vida? ¿Dónde tienes cosquillas?...
- ¿Qué? - mi respuesta sobresaltada a su última intranquila pregunta.
Yo sentía que esta señorita enfrente de mi hacía preguntas a la velocidad de la luz, las lanzaba una por una casi sin que yo pudiera pensar en ellas. Como un interrogatorio, ¡sí! como un interrogatorio policial. Ella quería saber todo de mi para saber si podría confiar y yo honestamente no tenía tantas ganas de hablar.
Las personas que son tan brillantes y alegres me inhiben. Pero su insistencia y su tono dulce de preguntar terminaron por mi minar mis barreras. Por más que yo quisiera pasar desapercibida en esta inmensidad de jóvenes aprendiendo a ser adultos yo tendría que involucrarme, aunque fuese un poquito con ellos. Así que agradecí el hecho de que fuese ella y no yo quien estuviera dando el primer paso. Sin embargo, estaba en el punto de realmente despedazar mi paciencia.
La chica a pesar de ser tan inquisitiva no era muy bonita, tenía el cabello obscuro lacio y largo muy largo. Me sorprendió que ella usara el cabello tan largo a diferencia de mi media melena. Usaba lentes de mediana graduación, que combinaban con unos ojos pequeños y ojerosos, Era muy delgada. Si yo sentía que estaba muy delgada ella estaba en extrema delgadez, honestamente pensaba que estaba enferma. Tenía la nariz aguileña y un tono claro en su piel pareciendo ser inclusive amarillento. Puntos positivos: tenía una risa agradable y era muy amable.
Diego era el chico que se sentaba aun lado de ella, era igual de brillante y amistoso que ella. Era muy simpático y amable. Si Elvira me parecía radiante, Diego desplegaba un aura increíblemente agradable y transmitía mucha confianza. Curiosamente tenía muchas cosas en común con él, sin embargo, las diferencias y similitudes no parecían ser un problema para él, por que poseía una increíble capacidad de adaptarse a cualquier conversación fuese con quien fuese.
De pronto lo veías platicando con alguien fuera del salón, otro tanto con jóvenes de otro escritorio, con chicas, chicos, profesores. Me sorprendió mucho la humildad y sencillez que Diego desplegaba. Para mi personalidad tan rara y flemática, él era un chorro de agua tibia que calentaba mi frio corazón.
Diego no era nada atractivo, no era más alto que yo. Tenía la cabeza muy grande y el cabello negro, nariz grande y redonda. Ojos pequeños y la tez clara. Finalmente, sus pocos atributos podrían ser pasados por alto debido a su personalidad tan encantadora.
Con el tiempo las alianzas y amistades se establecieron, las dos señoritas que siempre acompañaban a Diego estaban riendo. Siempre al borde de la carcajada. Visto a la distancia parecían ser los mejores amigos. Había muchas personas que siempre nos preguntaban si nosotros ya nos conocíamos desde antes y lo sorprendente era observar que llevábamos tan solo un par de meses de conocernos. Íbamos a desayunar, a la biblioteca, trabajábamos en equipo, etc.
Batería 50%
Nos entendíamos no solo en lo escolar sino también en lo personal. Aunque nuestras familias eran diferentes, ellos venían de un entorno más sano que el mío. Cuando me tocaba hablar a mí del pasado o de mi familia yo prefería salir con otro tema para evitar exponer mis sentimientos.
Con el tiempo me di cuenta de lo afortunada que había sido, agradecí enormemente que lo que parecía iba a ser una tormenta en mi vida, había resultado ser una dulce y grata experiencia de mis días de universitaria, al lado de mis amigos, con los cuales me sentía en confianza y a gusto.
Un dia, llegué tarde a clases, y no encontré ni a Diego ni a Elvira en el salón. Se me hizo súper raro que no me hubieran dicho nada. Al finalizar esa clase salí de la “escuelita” los busqué y los encontré cerca de una de las jardineras del patio principal. Abrazados. Ella había hundido su cara en el pecho de él. Y él la sostenía firmemente con sus brazos alrededor de su torso. Estaban en inmersos en una atmosfera por demás íntima y personal, alrededor de ellos dos no había nada más que ellos. Todo ello a pesar de estar en un lugar tan concurrido.
Por un momento sentí como si estuviera husmeando en la privacidad de dos amantes, me sorprendió mucho la escena y sentí vergüenza, me fui inmediatamente pues no quise interrumpirlos. Posteriormente los volví a encontrar justo antes de entrar al salón de clases.
Ambos estaban muy serios y cabizbajos, casi como si hubieran llorado. Yo no quise preguntar nada, pero la duda y la curiosidad me estaba comiendo por dentro. Finalmente, Elvira fue la que habló primero y dijo:
-Rompí con mi novio.
-Ahh - fue lo único que se me ocurrió decir. A veces suelo decir cosas por convivir, pero ¿no es eso más grosero? Luego recompuse mi discurso, no era posible que yo fuera tan fría con alguien que había sido tan dulce y amable conmigo. – ¿Y eso es definitivo? - le pregunté
- Si- murmuro ella. - Realmente ya no hay nada que se pueda hacer, él ya tomo una decisión. – Concluyo con una mirada triste y vacía.
-Entonces tal vez quieras ir a tu casa para descansar y pensar. – Le dije, tratando de buscar una forma de reconfortarla.
- ¡NO! – exclamó rápidamente. -En mi casa me sentiría peor. Me alegra mucho que los tengo a ustedes aquí para poder platicar y distraerme de lo que sucedió. - Recompuso con una leve sonrisa en la boca.
Sin embargo, ese dia (como todos los demás), yo tenía que irme a trabajar. Dejé a esos dos una vez más abrazados, unidos por un tierno lazo invisible y delicado el cual se podía ver incluso a la distancia, una unión la cual iba más allá de la amistad o la fraternidad. Tal vez yo era muy inocente en los temas del amor y cualquier muestra de afecto me aparecía una prueba de cariño entre dos amantes, no obstante, dejado de lado cualquier prejuicio, esa escena me parecía por demás conmovedora.
En ese momento yo tenía la certeza que mis amigos habían caído irremediablemente en las fuerzas gravitacionales del amor. Sentía como a pesar de que no se trataba de mí, una sensación extraña y suave calentaba mi corazón. Gracias a mis amigos yo podía ver, aunque fuese a la distancia, como era el amor entre dos enamorados.
Después una sensación de vacío lleno mi corazón. Un sentimiento obscuro y maldito que hacía meses no había sentido. ¿Por qué yo no podía sentir amor? ¿Amar y ser amada? ¿Estoy tan rota y mi vida es tan abominable que nunca podré amar?
Sacudí mi cabeza rápidamente para eliminar todos esos sentimientos de tristeza que me empezaban a embargar. Gracias a mis amigos yo había encontrado paz y armonía, yo quería mantenerlo así.
Batería 70%
“A mi yo del pasado, la que está aquí de pie enfrente de ti, la que ya dejó las huellas para que vayas tras de mí. La que ya vivió lo que tu no. La que ya sufrió y amo. Tu yo más dispuesta y consciente. Quiero decirte que no debes ponerte triste por el amor. Los tiempos y las personas fueron puestos para ti desde antes de que tú lo hubieras planeado o imaginado. Confía en ti y sigue adelante con tus sueños. Lo que buscas pronto llegará a ti, pero debes seguir resistiendo. Las pruebas de tu resistencia aún no se han terminado. Cuídate de los que hoy admiras, a los que hoy amas que se muestran como ángeles porque en el mañana serán tus demonios, tus villanos”
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FANFIC "Mi secreto más íntimo"
Esta obra no me pertenece solo es un fanfic creado sin fines de lucro y todos los derechos del mismo le pertenecen al autor HANZA ART.
Como es más fácil críticar que construir, decidí permitirme hacer mi propia versión de la tercera temporada, donde según mi análisis, siento que perdió rumbo la historia.
Ya se que nadie lo pidió, y si no les gusta leer mejor pasen de largo.
Para ponerlos en contexto este fanfic se desarrolla durante el capítulo #91. Solo tomaré los capítulos que conciernen al pasado de Elios como un Epílogo y como aclaración de su pasado.
Soy una romantica empedernida asi que... si, siempre manejo un tipo de lenguaje alegorico y almibarado, cosa que Hanza no hace, a pocas personas les gusta ese tipo de escritura asi que tambien pueden omitir si no les apetece.
Consideren el capítulo donde Hanza hace ciertas aclaraciones y me permito corregir de la siguiente forma:
1. Emma no tiene personalidades multiples.
2. El comportamiento de Emma se debe a un cuadro psicotico alterado de la personalidad conocido como ezquizofrenia.
3. La causa del cuadro psicologico de Emma no esta definido, sin embargo se debe a una combinación de factores genéticos, no comprobables debido a que no se sabe quien es el padre biológico.
Y factores ambientales como entornos estresantes o peligrosos que incluyen violencia. Todo cuadro psicotico debe y tiene que ser tratado / diagnosticado por un profesional de la salud mental.
Después de que Yohan regresa de la tienda de conveniencia no encuentra a Emma por ningun lado, se asusta al pensar que ha escapado y va en su busqueda.
Emma se encuentra caminando cabizbaja recuerda la llamada que acaba de sostener con Nura, a quien de forma resumida le cuenta lo sucedido y le pide ayuda:
-Necesito que me ayudes a contactar a la policía Nura
-Pero ¿estas segura de eso Emma?
-Si, ahora que estoy lúcida, puedo pensar bien las cosas. No es justo para Yohan y aunque entiendo sus motivos, no voy a dejar que arruiné su vida por alguien como yo
-¿"A que te refieres con alguien como yo", Emma?
-A una asesina
-Mmm pero aún no sabes si él murió, pero OK, vale esta bien, te ayudaré como deseas...
Yohan en modo frenético y desesperado encuentra a Emma caminando, va hacia donde ella está y le regaña:
-¡¿Que haces fuera del coche?! Te van a reconocer y avisarán a la policía
-Ya les he advertido yo misma
-¡¿Que?!¿Por que has hecho eso?
-Yohan ...¿cual es tu verdadera motivación para hacer todo esto? has dicho que siempre haces las cosas por un motivo, bien quiero que me digas...¿cual es ese motivo?
-No necesito tener un motivo especifico para lo que estoy haciendo, solo no quiero que seas acusada injustamente.
-Yohan - emma saca unas tijeras de su pantalón - justo antes de que te fueras pensaba usar esto contra tuya, pero ahora estoy lúcida y no se cuanto tiempo dure esta calma. ¿Por que ibas a pensar que era injusto acusarme? ¿Por que ibas a arriesgarte por alguien a quien no conoces? ¿por que te sacrificas tanto por alguien que no tiene nada que darte a cambio?
-¿No es obvio?
-En este momento mi realidad no distingue de lo obvio, ni siquiera logró dilucidar si tu eres real o no.
-Soy tan real como tu, tan real como los sentimientos que tengo por ti. Yo... estoy enamorado de ti
-¡Estas mintiendo! No tiene sentido ¿como te iba a gustar alguien como yo? - emma rompé en llanto y Yohan se acerca para abrazarla, mientras la consuela, Yohan le dice con una voz tenue y casi susurrando:
-Bueno... el amor es caprichoso, a veces no dedicidimos de quien enamorarnos, simplemente pasa, independientemente de tus circunstancias eres merecedora de recibir el amor de quien sea...inclusive de mi
Yo he decidido enamorarme de ti, pero tampoco lo he podido evitar, sucedió casi sin que me diera cuenta. Solo sé que lo que siento ahora es real y diferente , nunca antes me habia sentido así y mis acciones presentes responden a querer proteger lo que amo.
Yo voy a protegerte y a cuidarte para que puedas aprendas a amar lo que yo amo y atesoro.
Emma lo retira de su abrazo y le grita:
-¿Que sabes tu del amor? ¡No se puede amar a un monstruo!
-Tu no eres un monstruo, solo eres una persona buena a la cual le han pasado cosas malas, muy malas. Conozco tus circunstancias, pero no te juzgo por ellas, yo de verdad deseo ayudarte. De cierta forma, lo veo como si me estuviera salvando a mi mismo.
Al salvarte a ti, estaría salvando lo que creo de mi mismo y dejaría de verme como el niño que siempre tuvo miedo.
-Ciertamente tu tambien necesitas ayuda ...
Justo en ese momento e intempestivamente varias patrullas de polícia llegan al lugar sorprendiendo a los jovenes, el tío de Yohan sale de una de las patrullas y advierte por megafono a ambos que estan detenidos.
Ninguno se resisté y Emma es puesta en custodia por un par de policias luego es ingresada a una patrulla esposada, mira de reojo a Yohan quien, alterado trata de impedir que se la lleven. El tío de Yohan lo abofetea y le grita que se calme, luego le dice:
-¡Debes calmarte! o pediré a los custodios que tambien seas arrestado, ya he tenido que pedir muchos favores para lograr que te desvinculen del proceso y vas a respetar mis ordenes ya que por tu falta de juicio estas afectando a tus padres.
Meses despues... comienza el jucio de Emma Brenton vs Sophie, el proceso parecía casi finiquitado ya que Emma se había declarado culpable de los agravios hacia Sophie.
Desesperado Yohan busca al abogado defensor de Emma y le entrega pruebas de la culpabilidad de Sophie al intentar matar a Emma, ademas de una grabación donde estaba aceptando su culpa.
-Esto no va a ayudar de ningun modo a que Emma sea condenada - dice el abogado
-No, lo hará - dice Yohan- pero puede atenuarla usando el diagnostico del psiquiatra para que sea tipificado como lesiones fisicas agravadas en lugar de intento de homicidio doloso.
-Para eso necesitaría indicar que no existe movil en las lesiones provocadas hacia Sophie, sin embargo y dado que Sophie fue la primera en causarle daño, pueden usarlo como excusa para indicar que emma actuo de forma dolosa y en revancha.
- No si usas un par de testigos que confirmen la condicion mental de Emma,la mayoría de los actos violentos cometidos por personas con esquizofrenia se relacionan con la presencia de síntomas psicóticos positivos, es decir, con ideas delirantes persecutorias. Asi que en terminos de la condicion de Emma, ella solo lo hizo en defensa de su propia vida.
-¿Quien querría declarar a favor de Emma? El caso ya se ha hecho muy público, nadie querria ayudarle.
- El tipo de la cafetería, aquel que trabajaba con ella sabe bien de la condicion de Emma y yo. Yo tambien me di cuenta de su estado. Tambien su amiga Nura sabía que Emma tenia un novio, el cual no existe. Además el diagnostico del psquiatra ayudara en un 50% a tipificar el delito como no agravante e imputable.
El litigante encontró que Yohan era brillante y con todas sus ideas emprendió la defensa de la chica, la cual, segun lo proyectado por Yohan efectivamente el jurado falló en contra de Emma declarandola culpable de agresión física agravada, que está considerada como un delito en segundo grado, y se castigó con 5 años en prisión, imputables por el trastorno mental de Emma, se eximió a Emma de la carga penal obligandola a cumplir dicho plazo en una institucion de salud mental.
Sin embargo, para Sophie la historia fue mucho peor, la chica es encontrada culpable de intento de homicidio doloso el cual se encuentra tipificado en el artículo 138 CPde USA: "El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la pena de prisión de diez años". La chica entendió en ese momento, que sus malas acciones habian tenido una consecuencia muy grave y se arrepintió de haberlas llevado a cabo, entiendiendo un poco que la condición mental de Emma nada tenia que ver con su físico, pero si las condiciones tan deplorables a las que habia sido somentida de niña.
Aparentemente las cosas estaban por fin concluir sin embargo intempestivamente y en un giro de acontecimientos, al final de la sesión, Emma sufre un ataque de ansiedad y entre llantos confiesa que tambien es culpable de haber asesinado a un chico llamado Elios.
La corte entra en controversia y Emma es recluida nuevamente en prision, en lo que los fiscales y policia revisan los hechos de la confesión de la rubia.
El jucio de Elios Dunsworth vs Emma Brenton se abre, al final Emma es declarada culpable a 10 años de prision por homicidio doloso, pero de igual forma y debido a su condicion mental y a la imputabilidad de la misma se agregan 3 años mas a su reclusion en el Hospital Mental y Psiquiatrico F.
Esta vez no hubo forma en la que Yohan pudiese intervenir en el caso, ya que ... inclusive para él mismo eran acontecimientos desconocidos para él. Sorprendiendose de las declaraciones de Emma y sintiendose un poco descorazonado al darse cuenta que Emma, seguía muy enamorada de ese chico.
Nura, la amiga de Emma, le visita de vez en cuando para animarla. Ella accede a verla pero la mayor parte del tiempo se siente muy triste, se siente culpable por lo sucedido con Sophie, por la muerte de Elios.
-Se que siempre estoy pidiendote favores
-Lo que sea que necesites lo haré, soy tu amiga Emma
-Gracias, esta es una carta para una chica de mi ciudad natal. Farah X, la chica que atestiguo en el caso de Elios Dunsworth. ¿Puedes entregarsela?
-¿Tienes permitido hacer eso?
-No, es por eso que es un favor
-Esta bien, lo haré
Farah recibe la carta una semana despues y la cual dice lo siguiente.
Farah:
Se de antemano que no quieres saber en lo absoluto de mi, pero ten por seguro que despues de esta carta no te molestaré nunca más.
Ya mucho he arruinado tu vida, asi que no me permitiré causarte mas daño y dolor.
En lo profundo de mi corazón siempre pensé que amaba a Elios, creía que si me acercaba lo suficiente a él, Elios podría notarme pero pero no puedes obligar a nadie a ver lo que no quiere.
Me aferré a él como la unica cosa bella que tenia en mi vida y quise arrancartelo por que en mi mundo, el quehabia construido como medio de defensa de mi asquerosa vida, él era feliz junto a mi.
Pero eso solo puede ser obra de una persona psicotica y que no toma en cuenta los sentimientos de los demás. Tenías razón al decir que yo solo me estaba mintiendo y que estaba irrumpiendo en la vida de alguien a quien no conocia realmente.
Eso no es amor. Solo una obsesión. Ahora me queda más claro, pero no puedo revertir el curso de mis acciones. En lo más profundo de mi ser me carcome la culpa por haber hecho lo que hice, no era mi intención matarlo y termine haciendo lo imperdonable.
Lamento mucho haberles hecho lo que les hice, no hay ningun dia en que no lo lamenté, pero se queno me perdonaras. Por que a diferencia mia tu si amaste a Elios. ¿Como podrías perdonar a la asesina de tu amor? Yo no lo haría, de hecho, no lo hago. No me he perdonado pero pedirte indulgencia sería lo minimo por ofrecer.
Emma
Tres años despues de los controversiales juicios, Emma recibe una visita inesperada. Es Farah.
-Tengo que admitir que esta situacion es un poco incomoda, quería hacerlo por carta pero quiza no te la hubieran entregad- dice Farah un poco nerviosa
-Es verdad, me has tomado por sorpresa
-Me da gusto ver que estas tranquila, ese día, el día en que Elios se fue, te notabas tensa incluso en los juicios estabas muy ansiosa.
-Tengo terapia todos los días y sigo a la orden del dia mis medicamentos, poco a poco me voy dando cuenta de mis acciones y las causalidades. No ha sido facil he tenido ...episodios, días muy duros en los que mis propios demonios me persiguen.
-Entiendo, no quiero contrariarte, se que estas en un tratamiento, leí hace mucho tiempo tu carta y quería darte una respuesta.
-¿Respuesta?
-Si así es, por mucho tiempo estuve pensando en ello. Y es que, Elios no murió de inmediato - la chica tragó saliva y continuo - vaya, parece que aún me pesa un poco - dijo aclarando la gargante.
Estuve a punto a ser atropellada esa noche mientras buscaba ayuda y encontré a una persona que casualmente era doctor. Le dio un par de primeros auxilios y logró reanimarlo, sin embargo ya habia perdido mucha sangre y el cuchillo habia perforado organos internos.
Vi la cara del doctor apesadumbrada y entendí que no volvería a vernunca mas a Elios. Ambos nos despedimos y bueno.. nos confesamos nuevamente. Me pidió darle un mensaje a su madre y otro mas para ti.
-¿Un mensaje para mi?
-Si, él dijo: " No le guardes rencor, ella no es mas culpable que las circunstancias que la llevaron a esto. Yo tampoco lo hago. Se que voy a morir y me da miedo y a la vez molesta no poder estar a tu lado, pero agradezco por el tiempo juntos. No me arrepiento de nada"
Luego suspiro y se fue.
Farah bajo su mirada y sollozó un poco mientras buscaba un pañuelo en su bolso y limpiaba sus ojos. Emma por su parte se desconectó y sus ojos enrojecidos se llenaron de lagrimas.
-No pretendo causarte malestar, solo creía que debias saber el mensaje que dejó para ti. Aun y en sus ultimos momentos él no te guardo ningun rencor, asi que en respuesta a tu pregunta "Como podrúias perdonar a la asesina de tu amor?" bueno, pues no lo hago.
Pero si Elios pudo perdonarte en sus últimos momentos, ¿por que no habría yo de hacerlo? Vive Emma, no me debes nada a mi ni a Elios. - le dijo la chica sollozando y saliendo de la habitacion.
Emma esa noche no pudo dormir, se la pasó llorando ansiosamente, engañó a la enfermera y no tomo sus medicamentos para poder verle... Ella sabia que de esa forma, sin tomar los medicamentos podria verlo. Se lo permitía poco, ya que eran recuerdos que le causaban mucha pena. Pero ella queria verlo.
Espero y espero y el chico nunca apareció. A la mitad de la noche escucho unos sollozos en su habitación, en una esquina estaba una niña pequeña de cabello rubio y largo.
- ¿Que tienes?- le preguntó Emma
- Hice cosas muy malas - le dijo la niña - mi papá me va a pegar
- Lo maté... yo lo maté
Como flashback los recuerdos dolorosos de su infancia se apoderaron de ella, Emma se tomó de la cabeza y gritó, finalmente vio sangre en sus manos y el cuerpo de Elios tirado en el piso.
-Perdoname - le gritó la niña
Los enfermeros al escuchar el alboroto sometieron a Emma inyectando unos tranquilizantes. A la mañana siguiente, Nura fue a visitar a Emma, como cada semana, sin embargo, no le dejaron verla. 6 meses después aceptaron que nuevamente Emma recibiera visitas y que Nura ingresará.
-¿Que fue lo que pasó?
-Hubo una recaida en mi tratamiento - dijo Emma apesadumbrada -Deliberadamente dejé de tomar mis medicamentos y tuve un cuadro psicotico que no pude controlar, inclusive tuve un intento de suicidio. No fue sino hasta hace un par de semanas que gracias a la terapia y medicamentos mas densos pude lograr un poco de estabilidad.
-¿Por que dejaste de tomar tus medicamentos? ¿Sabes lo importante que es para ti dejarlos? Debido a tu condición hay ciertas sinapsis que tu cerebro no desarrolla y es ...
- Lo sé, lo sé... fue estúpido. Pero quería verlo.. a Elios. Queria verlo desesperadamente y escuchar de su viva voz que me perdonaba.
-¿Elios?
-Farah.. su novia vino a darme respuesta a mi carta, me dio un mensaje que Elios dejó para mi, en sus ultimos momentos...
-No debí darle esa carta...
-No, no te atormentes. Hiciste bien, el problema fue que no podía digerir el mensaje. Era imposible.
-¿Cual era su mensaje?
-El del perdon, que no me guardaba ningun tipo de rencor... Me negaba a creer que Elios pudiera realmente decirme algo así, que incluso Farah pensasé así. ¿Como podrían? Pero de cierta forma, lo hacen...
-Tu vida ha sido tan dificil, yo todavia me siento culpable por no poder haber estado contigo en ese viaje y ayudarte como debia.
-No, no te sientas mal. Tu eres mi mejor amiga y no podria sentirme mas afortunada por que sigas aqui conmigo. Te debo mucho.
Ambas se abrazan y finalmente Nura le dice entre lagrimas.
- Cosas malas pasan, a todos en diferente medida, pero no eres la única aquí. Hay aún más personas que han sufrido como tu o peor. Sin embargo no se te ha quitado todo, sigues viva y te ha dado muchos dones mas que no has visto.
No hay mal que dure cien años …
Yohan mira el calendario y una fecha marcada con un plumon rojo, han pasado 5 años despues de los juicios. Espera sentado en el mobiliario de una cafetería y el olor le lleva innegablemente a pensar a cierta persona que le causa pesar.
Finalmente un viejo sr Oscar se pará a un lado suyo.. Agradecido el viejo abraza al maduro muchacho, el cual se para intempestivamente.
-Gracias muchacho, no sabes lo agradecido que esta este viejo contigo por todo lo que has hecho y el empeño que has puesto para ayudarme a ser libre. Finalmente pudiste cumplir tu palabra.
-No tiene nada que agradecer, al contrario deberia agradecerle a usted, ya que ... gracias a esta promesa es que no he ... bueno no me he sentido tan abatido por ...
-¿Por la chica que me contaste?
-Si algo así, honestamente no se que haré despues de esto. Investigar su caso era lo único que me mantenía fuera de esos pensamientos.
-Sabes hijo, dado que me siento en deuda contigo es que me permitiré decirte algo. Tomalo o no, es tu decision. Creo que eres demasiado generoso, con tu tiempo, con tu forma de ser, con tu forma de querer. Te vas completo a todo y no, no está mal.
Eres una buena persona por ello. El problema es cuando te excedes o la gente toma demasiado de ti. Terminas así. Cansado, sin animos.
Como viejo te digo, que aproveches mejor tu vida. Debes ser un poco más mezquino. Sal más, diviértete más, ten más amigos, ten más novias, ponte borracho, haz más tonterías, ve a otra ciudad y vive más, pero vive bien, ya sabes el famoso carpe diem.
Pero hazlo para que enriquezca tu vida, no porque le des gusto a los demás. Sino porque tú quieres. Inclusive puedes elegir “no querer” y eso también es válido.
No eres superman hijo, por mas que quieras salvar a todo mundo, no es posible. Deja ir, no tienes la culpa de las circunstancias de los demás.
Siento que deberías ver a alguien que te ayude con esto, de otra forma mis palabras van a resonar en vacío. Necesitas darte cuenta tu mismo.
El chico se quedó pensando en las palabras del hombre, se quedó un rato más en la cafetería pensando en lo que haria de su futuro y como viviría de ahora en adelante: "carpe diem" resonaba en su cabeza.
Dos semanas, Hanna lo esperaba fuera de la universidad, en la facultad de artes
-No puedo creer que de verdad lo estas haciendo - le dijo ella en cuanto vio al chico
-Yo tampoco, mis padres casi se infartan cuando les dije, pero finalmente soy ahora un adulto ¿no? Estoy empezando a ser una nueva persona, alguien que sea responsable de si mismo y no de los demás. Además dibujar es algo que siempre he querido hacer desde niño.
-¿Y de que piensas vivir?
-Siempre que tenga sopa instantea o mi buena amiga Hanna me de limosna o comida, voy a estar bien - dijo sonriendo
-Si lo supuse, tienes suerte que siempre este cuidando de ti
Mientras tanto, y debido a su buena conducta a Emma se le concede permiso para salir del hospital. Teniendo que reportarse cada semana para revision, no tiene permitido viajar, pero para Emma significaba una libertad que no habia gozado nunca. Ni siquiera cuando estaba en la universidad.
Nura esta esperando por ella y cuando la ve se abrazan, Nura le cuenta que esta proxima a casarse y hablan sobre ello.
- Obviamente tendrás que ser mi dama de honor.
- ¡Si! - sonríe la rubia - voy a hacer mi mejor esfuerzo
-Me da mucho gusto ver que te encuentras mucho mas recuperada, esta es la verdadera Emma.
-Aun tengo mis bajas, no puedo dejar de sentirme sola o triste cuando pienso en todo lo sucedido. Duele.
-Bueno en realidad todos estamos solos. Nacemos solos, morimos solos y es solos como debemos seguir adelante, a veces en el viaje nos acompañan personas. Es como un autobus, a tuvida suben y bajan personas todo el tiempo.
Al final todos terminan yendose y es con esa perdida que tratamos de seguir adelante... Por lo pronto ten por seguro que mi camino y el tuyo no se verá mermado a menos de que tu asi lo quieras. - le dijo con una sonrisa
-No nunca, tu eres mi mejor amiga.
Yohan lee en la seccion de sociales la nota de la boda de Nura, inevitablemente se pregunta como estaría ella, Emma. Sin embargo, desconoce que ella ya no se encuentra en el hospital. Ya han pasado más de 5 años ... recuerda con tristeza como ella en el pasado, en ningun momento accedió a recibirlo.
"Supongo que era por mi bien", piensa apesadumbrado.
Yohan mira su móvil, es un mensaje de Hanna.
"Te veo en el restaurante, no llegues tarde, te dejo un mapa de como llegar", le respondé con un frío "OK"
Luego mira una foto de ellos dos sonriendo en el último cumpleaños de ella y con pastel en la cara de ambos.
- Es una chica linda - le dice su tío sacandolo de sus propios pensamientos.
-Si, si lo es. Es mi mejor amiga, ha estado conmigo desde siempre.
-¿Amiga? supongo que solo por que tu no te has dado cuenta
- No, Hanna no me ve de esa forma ...
- jajaja sobrino, aun eres muy ingenuo. ¿Sabes? nunca te lo he dicho, pero siempre me he sentido culpable por dejarte solo despues de lo que pasó con Emma.
De cierta forma siempre he pensado que tu solo puedes salir adelante y me tranquilizaba un poco ver que ibas madurando sin necesidad de que yo te ayudara.
Incluso, creo que con el tiempo ha sido mejor que seas independiente y puedas resolver tus propios asuntos. Muchas veces me has demostrado que tienes mucha más fuerza interior y sensibilidad para hacer las cosas que yo.
Eso es bueno. Me sorprendió mucho tu decision de dejar el bufette, todo mundo auguraba que serías un abogado exitoso. Pero el hecho de que tomaras una decision muy determinada por seguir tus propias convicciones me tranquilizó y me hizo darme cuenta que ya no eras un niño.
Solo no dejes de lado otros aspectos de tu vida, si me preguntas a mi... yo le pediría a Hanna que saliera conmigo.
-¿Que? - dijo el chico sorprendido.
Las palabras de su tío habian sido extremadamente conmovedoras, lo consideraba un adulto y no el niño al quesiempre regañó.
Pero sus implicaciones con respecto a Hanna eran para él, un tema mucho muy extraño. De alguna forma él sabia que su tío tenia razón pero desafortunadamente Hanna no era la persona que el deseaba para tener ese puesto.
Un par de meses despúes de la boda de Nura, Emma consigue un empleo como mesera en un restaurante, no gana mucho pero le ayuda a pagar sus cuentas y un modesto departamento cerca del lugar. Aun no sabe que hará de su vida. De momento solo quiere vivir ese momento de libertad que se le ha otorgado.
Permitiendo darse cuenta de lo afortunada que es por seguir viva, por como finalmente y a pesar de su pasado tan doloroso poco a poco puede ir sobrellevandolo. Esta conciente que los medicamentos, aunque le generan aletargamiento, son los que hacen que su vida sea un poco mas llevadera. De otra forma, sus alucionaciones seguirián atormentandola.
Un día que tiene libre sin trabajar en el restaurante, Emma se encamina a su pueblo natal, solo ida y vuelta ya que termine prohibido los viajes, pero con autorización de su psiquiatra.
-¿Estarás bien? - le pregunta Nura consternada
-Si, seguro. Si necesito algo te llamaré. Gracias.
Es medio día y Emma se dirigé al lago donde murió Elios.
¿Que sería de mi si volviera atrás en el tiempo? - pensó la chica. Si hubiera decidido no seguirlos, no espiarlos, dejarlos libres. ¿Que pasaría conmigo? ¿Sería yo quien soy ahora?... Creo que no. - suspiro.
Realmente debo agradecerte Elios, por que gracias a tu sacrificio, a tu muerte es que estoy parada aqui, viva, e intentando ser y vivir mi vida desde cero.
No cambiaría nada del pasado, ni siquiera a mi padre, ni a mi madre. Ni siquiera tu muerte. ¿Soy bastante torpe y egoista verdad?
No, en realidad no cambiaría nada, por que las decisiones que tomé en ese momento eran las que debían ser.
La Emma de ese momento también debía vivir todo lo que vivió, yo tenía que pasar por las pérdidas.
¿Es eso el destino? ¿No tenemos forma de cambiar las cosas?
Somos los artífices de nuestro propio destino, somos la consecuencia de nuestros actos y aunque hay cosas que están destinadas a ser. Nosotros tenemos la libertad de elegir el bien o el mal.
Finalmente Farah y tu, se iban a ver destinados a ser separados, quiza no por mi, yo solo fui la artifice de dicha separación, pero ustedes tendrian que vivirlo. De no ser por mi otra situación hubiera venido sobre ustedes para llevar a cabo la misma función.
Yo, aunque no hubiese tomado la decisión de tomar ese cuchillo, de igual forma tenía que aprender que mi vida era valiosa por lo que soy. Y debía aprender a vivir con la perdida sin sentir que eso me iba a destrozar.
Así es como funciona la vida. Nos pone en los momentos exactos con las personas correctas o incorrectas para vivir las situaciones que nos harán ser mejores o peores. Para que el dia de mañana puedas repetir la experiencia, si no la superaste. O pasar al siguiente nivel, si lo hiciste.
Así que … esa historia, por muy hermosa que sonara de regresar en el tiempo para arreglar mis pecados y errores, no me iba a ayudar ya que … al final iba a tener que vivir la experiencia fuese como fuese.
Y así me lo preguntaran mil veces, seguiría pensando igual. No cambiaria nada, a pesar de todo el dolor que he sentido, de todo el dolor que he hecho sentir. Mi vida como es ahora, la Emma que está aquí y ahora, la vida de Emma es perfectamente imperfecta y eso me agrada de ella.
Te dejo ir en paz y te agradezco por tu vida y lo que me has permitido aprender de ella.
Semanas despues Yohan se encuentra esperando a Hanna en el parque, saliendo de la facultad de artes. Yohan se encuentra nervioso ante la posible propuesta a Hanna. Finalmente llega y él la abraza torpemente:
-Bueno, sobre el otro día, lo que pasó... yo, lo siento.
-¿Por que?
-No quería hacerte pensar que tu y yo... yo solo me sentía bastante mareado y ... me dejé llevar
-Lo sé
-¿Tu? ¿a ti te gustaría salir conmigo?
-No
-¿No?
-No, veraz yo tambien me dejé llevar. Pero me sirvió para darme cuenta de mis sentimientos y de los tuyos. Ciertamente estas diciendo esto por verguenza no por que de verdad lo sientas.
-Si algo así, pensé que estarías molesta
-No, no es así. Aunque agradecería mucho más tu sinceridad
- ¿Sinceridad? Bueno ya han pasado 6 años. Pero, yo sigo igual. Y aunque estoy trabajando, y esforzándome por ser mejor. Por más que yo quiera este sentimiento no se puede borrar.
Veo su rostro en mis sueños y por la mañana lo primero que pienso es en ella. Pienso en ella cuando veo una pareja abrazarse y la pienso aun más cuando bebo.
Lo cierto es, que por más que yo me diga a mí mismo que iba a poder salir de esto, no puedo. Todavía la amo.
- Lo sé, ahora si estas siendo honesto. Ven, vamonos.
Un par de meses despues Yohan sale con sus compañeros de clase y lo invitan a una fiesta. Pero Yohan se niega
-No, gracias. Iré a casa de mis padres, es cumpleaños de mi hermana Yona.
-Ok tu te lo pierdes - le dicen los muchachos riendo
De camino a la parada del autobus ve una pastelería nueva.
"Tal vez sea buena idea llevar un pastel". Le marca a su madre para preguntar y su madre le pide que compre uno.
Cuando entra al modesto negocio, hay una variedad pequeña de pasteles pero todos son muy llamativos y con decoraciones muy creativas, luego se da cuenta que los nombres de los pasteles son bastante conocidos: "Emmeline", "Farah", "Elios", "Nura" y por último "Yohan"
El cual es un pastel de chocolate dulce, relleno de crema pastelera y cubierta de chocolate blanco y obscuro, repleto de fresas en la cubierta, mucho más llamativo que los demás pasteles.
- Hola buen dia, soy emma la dueña del lugar, ¿ya decidiste que pastel vas a llevar? - dijo la rubia con una sonrisa muy amplia pero luego no pudo ocultar su sorpresa al notar la identidad de su cliente.
FIN
Gracias por leerme, esta un poco largo pero creo honestamente que le hace mucha justicia a la historia que ya nos tenian acostumbrados a leer.
Acepto criticas, comentarios y demas...
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B A T E R I A:
Polo Positivo +
(Tomo I)
CAPITULO 1
Hechos y desechos todos forman parte de mí, eso es lo que soy

Tenía 17 años cuando entre a la universidad, termine la preparatoria sin pena ni gloria en poco tiempo. No tenía ningún plan B en dado caso de que no pudiera ingresar al último grado de estudios. Mi mamá siempre me había instado a terminar una carrera y alcanzar mis objetivos estudiando duro para lograrlo. Y ese había sido mi principal objetivo, no estaba en mi plan fracasar. Sin embargo, el primer obstáculo en obtener lo que quería parecía provenir de mi propio hogar.
Mis padres siempre tuvieron un matrimonio tormentoso, mi papá solía ser siempre el macho controlador y golpeador típico. Mi mamá siempre se comportó de forma sumisa y temerosa, pocas veces le hizo frente. Para mi esa era mi realidad, y no me era indiferente. Lo que si me era atípico eran esas familias felices con padres amorosos y niños de caras sonrientes. No me mal entiendan, no es que en mi infancia no hubiesen sonrisas, es solo que la única que las procuraba era mi mamá y cuando ella se agotaba no tenía otra fuente de luz. Así que mi infancia fue por demás carente de una figura paterna amorosa.
Creo que vengo rota desde el principio. Yo era un juguete con descuento por tener fallas en el corazón.
Recuerdo muchas de mis tardes de temprana infancia llorar detrás de la puerta de mi cuarto, asustada abrazando a mi hermano dos años menor. Consolando y limpiando sus lágrimas. “Todo va a estar bien, no llores” le decía.
"No llores", le dije a mi hermano en todas esas ocasiones y yo tampoco lloraba, me hacia la fuerte a pesar de que escuchaba los gritos, los insultos, los golpes, las lágrimas, la ira, el temor, los platos romperse. Así pase muchos días, detrás de la puerta...
Hoy en dia, todavía me pongo detrás: “si me quedo atrás no veo, si no veo me hago la fuerte, si no veo, no duele” me decía a mí misma.
Mi papá se fue de la casa definitivamente en el otoño del año cuando cumplí 17, desde los 15 años las peleas se habían intensificado. Ya de por si es una edad complicada. Con esas situaciones me sentía más abrumada.
Sin embargo y para mi sorpresa, a diferencia de cuando era niña, dejé de estar detrás de la puerta y empecé a levantar la voz. Nunca supe de donde vino ese ímpetu o que lo provoco. Lo que nunca hice de niña lo hice de adolescente.
Pueden decir que a partir de entonces me sentí aliviada, logré enfrentarme por primera vez a algo en mi vida. Pero la consecuencia fue totalmente contraria a lo esperado. Me invadió un sentimiento de ahogo, realmente no sabía que hacer con este nuevo poder que encontré en mí.
Finalmente, después del dolor de la partida de mi papá nos convertimos en una pequeña familia de 3: mi mamá, mi hermano y yo. Mi mamá no tenía una instrucción superior. Mi hermano estaba aún estudiando la preparatoria (afortunadamente mi papá no dejo de apoyar la educación de mi hermano). Y a mí solo me pago la inscripción de la universidad. A partir de entonces tuve que aprender a la fuerza el valor del dinero, el esfuerzo y el trabajo duro para conseguir mis metas.
Lo que para otros podría ser una instrucción universitaria sencilla para mi significaba la vida o la muerte. No podía darme el lujo de perder mi beca ni mi trabajo por seguir estudiando y paradójicamente estudiar requería que siguiera trabajando.
Me sentía en una trampa, acorralada. Mi tiempo de universidad ha sido el más pesado de mi vida. Estaba demasiado delgada, casi no comía, corría desde las 7 am a mi primera clase. El resto de mis compañeros podrían poner una o dos horas de descanso, pero yo no. Corría de un edificio a otro una clase tras otra.
Después de eso tenía que teletransportarme (eso hubiese sido muy útil) a mi trabajo, en una modesta firma de contadores dando servicio a una constructora. No tenía tiempo para comer, mientras caminaba para llegar podía tomar agua, o comer el sándwich que mi mamá tan afanosamente me había hecho. Yo trabajaba para pagar mis gastos, mi mamá para pagar los gastos de la casa.
Todo lo que quería estaba tan lejano a mí, muchas veces me cuestione mi vida y quería dejarlo todo. Podía optar por dejar la escuela y empezar a trabajar para ganar más dinero y así poder ayudar a mi mamá. Pero ella se negaba y me insto muchas veces a seguir adelante con la universidad. En ese tiempo mi mamá era mi faro.
Mi batería era del 20%.
Una adolescente sin vida social, fuertes problemas económicos, un origen familiar fracturado y nula vida amorosa. No tenía verdaderos amigos. Mi único compañero era un libro o una serie: Jane Austen, Paulo Cohelo, Gabriel García Marquez, la poesía de Gustavo Adolfo Bequer, la novela de Kioko Mizuki, Oscar Wilde, Alejandro Dumas, Juan Rulfo, Victor Hugo, Caballeros del zodiaco, Dragon, Ball, Sailor Moon, X-Men, Animaniacs, Simpsons, Evangelion, Ranma ½, me acompañaban en esta aventura.
Si, esa era yo. Hechos y desechos. Recuerdo que mi apariencia tampoco era diferente a mi interior. Tenía el cabello negro largo y rizado, realmente nunca supe cómo lidiar con él así que la mayor parte del tiempo lo llevé en una coleta. Mi tez es bronceada clara, pero en ese tiempo siempre lucia muy pálida. Mi regla había llegado a mis tardíos 16 así que mi cuerpo nunca se desarrolló bien. No tenía curvas marcadas y en general el resto de mi cuerpo era igual de demacrado. Realmente no me sentía muy bonita. Me miraba al espejo y veía mis ojos grandes enmarcados por ojeras que contrastaban con una nariz pequeña. Mi boca era grande y mis dientes parecían de conejo. Ahora que lo pienso bien me había ganado a pulso los apodos que me referían con roedores y ardillas.
¿No es adorable? Una chica rota por dentro, sin gracia alguna, sin dinero, sin amigos, solitaria. Un alma triste con un solo objetivo: estudiar duro.
Batería 15%.
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B a t e r í a < Tomo 1 Polo Positivo >

PROLOGO
No me considero una persona fuerte, a decir verdad, siempre he pensado que me faltan agallas para enfrentar las situaciones y a las personas. En muchas ocasiones he llegado a sentir que no solo me falta valor sino también la energía para hacerlo, sin embargo, hago lo que puedo con la fuerza que voy obteniendo de mí misma.
¡Una batería! Si, una pila de constante alegría y positivismo es el que me gustaría tener encendido por siempre en mi corazón. Pero a veces esa batería no tiene tanta potencia y cuando llega al 1% necesito encontrar la forma de recuperar mi energía.
Cuando era niña, mi madre proveía esa energía, sus constantes atenciones, su preocupación y amor de madre desinteresado me ayudaban a ser una niña feliz que pesar de los sinsabores de mi familia, siempre mantenían un espíritu alegre e indomable que alentaba a las demás personas, incluso a aquellas que vivían en la oscuridad.
Sin embargo, el tiempo pasó, yo crecí y mas circunstancias me hicieron perder esa anhelada fuerza interior, Me convertí en una persona mas insegura, mas vacía y mas temerosa. Siempre con la ansiedad y con la necesidad de esa anhelada batería, de esa energía extra, de ese empujón que necesitaba para hacer las cosas.
Fue cuando en aquellos tiempos de estudiante mi único faro de luz se convirtió en Lucio. Porque en él recargaba mis frustraciones y sin sabores. Hoy, que no lo tengo conmigo y nunca más lo tendré, debo hallar otra forma, alguna otra, de volver a ser quien era … ¡no!. De ser alguien mejor, usando otra fuente.
Mi vida no puede considerarse una novela de ficción, ni de amor, ni siquiera de drama. Pero si un constante ir y venir de situaciones que me han hecho fuerte con el paso del tiempo.
Si Dios ha permitido mi existencia en este mundo y todos los sinsabores acontecidos, y que a pesar de todas las circunstancias no me hayan destrozado, es porque de verdad me cuida desde su forma divina de ser.
La vida preciosa que me ha otorgado y su compasión por mí son eternamente agradecidos por que aun sigo de pie y buscando la mejor forma de vivir lo que sea que me toque vivir.
Hoy me propongo hacer todo aquello que me permita alcanzar mi felicidad, finalmente yo se lo prometí a él cuando se despidió de mí, pero también me lo prometo a mí misma. Que ninguna circunstancia me va a derrotar y si hay algo por lo cual mi mundo se tambalee me aferrare a la fe de que como en el pasado, no me ocurrirá nada si confió lo suficiente en quien me ha mostrado su piedad anteriormente.
#BATERIA NOVEL #LEAHABDIA #ROMANTIC #ROMANCE #NOVELA #NOVEL
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