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Trafiquemos con sentimientos

Abert Espinosa

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Acabo de pensar que me encantaría poder formar parte de tus costillas. Quisiera poder ser pieza del entramado de tu cuerpo para que así me llevaras dentro, muy dentro, y poder sentir el latido de tus tristezas y el aleteo de tus alegrías.

Javier Morera.

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Quiero más tardes de domingo que lunes por la mañana. Más viernes contigo que martes sin ti. Quiero sábado por la noche siete veces por semana. Quiero más tiempo sobre tu almohada. Que tus sábanas me echen de menos. Que la madrugada sea nuestra hora. Quiero verte anochecer y verte amanecer. Quiero volverte a ver cada mañana. Que despertar sea seguir soñando. Que soñar sea cosa de dos. Quiero darte más de lo que puedo dar. Que no tengo nada si te vas. Que lo tengo todo si te tengo. Que lo único que quiero es tenerte al despertar. Que yo solo quiero ser contigo y que tú no quieras ser sin mí.

El cuaderno.

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Todas las mañanas, al despertar, se nos abonan 86.400 segundos de vida en nuestra cuenta para ese día, y cuando nos dormimos por la noche no hay suma y sigue, lo que no se ha vivido en el día se ha perdido, ayer acaba de pasar. Todas las mañas se repite ese prodigio, se nos abonan 86.400 segundos de vida, pero jugamos con esa regla inevitable: el banco puede cancelarnos la cuenta en cualquier momento sin previo aviso; en cualquier momento, la vida puede acabar. ¿Qué hacemos, pues, con nuestros 86.400 segundos diarios? ¿No son más importantes unos segundos de vida que unos dólares? ¿Quieres entender que es un año de vida? Pregúntaselo a un estudiante que acaba de suspender el examen de fin de curso. ¿Un mes de vida? Díselo a una mujer que acaba de traer al mundo a un niño prematuro y espera que salga de la incubadora para estrecharlo entre sus brazos, sano y salvo. ¿Una semana? Que te lo cuente un hombre que trabaja en una fábrica o en una mina para mantener a la familia. ¿Un día? Háblales del asunto a dos que están locamente enamorados uno de otro y esperan el momento de volver a estar juntos. ¿Una hora? Pregúntale a una persona claustrofóbica encerrada en un ascensor averiado. ¿Un segundo? Mira la expresión de un hombre que acaba de salvarse de un accidente de coche. ¿Una milésima de segundo? Pregúntale al atleta que acaba de ganar la medalla de plata en los Juegos Olímpicos, en vez de la medalla de oro. La vida es mágica.

Marc Levy, Ojalá fuera cierto

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Todos tenemos nuestro universo. Para que dos seres vivan el uno del otro, no basta con que se quieran; es preciso que sean compatibles, es preciso que se encuentren en el momento oportuno.'' ''El mañana es un misterio para todo el mundo, y ese misterio debe provocar risa y deseo, no miedo ni rechazo.

Marc Levy, Ojalá fuera cierto.

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Pero también era cierto, que podía estar sin ti en la ciudad más bonita que puedas imaginarte, y parecerme sus calles caminos que no van a ninguna parte. Por el contrario, cuando estabas conmigo, hasta una cafetería sin mucho glamour, me resultaba un lugar insospechadamente delicado, con la gente en sus mesitas charlando, y los viandantes yendo y viniendo, y nosotros en nuestras cosas: tú hablándome, y yo mirándote a los ojos tan en silencio, y durante tanto rato, que terminaban entrándome unas ganas horribles de besarte. Unas ganas horribles de hacerte mil fotografías. Supongo que nos quisimos mucho, a nuestro modo. Que tratamos de salvarnos del mundo, aunque lo único que conociésemos del mundo era que al cogernos de la mano muy fuerte, en el interior de cada uno, vivía una parte preciosa del otro.

En un mundo de grises.

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'He oído que es difícil hacerse mayor y sinceramente creo que nunca he conocido a alguien que lo haya hecho. Sin padres a los que desafiar, rompemos las reglas y luego nos las volvemos a inventar. Nos enfadamos cuando las cosas no van como queremos. Susurramos secretos a nuestros mejores amigos en la oscuridad. Buscamos consuelo donde lo podemos encontrar y nunca perdemos la esperanza, aunque esté todo en contra, hasta la propia experiencia, como los niños, nunca perdemos la esperanza.

Lo que ellos no saben.

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Me da igual un día, un año, un siglo, no sé si me entiendes, yo no busco calma, busco que tu alma dé saltos al verme. Lo único que quiero es decirte que el mundo contigo se enciende, que cuando me miras de frente, me besa en los ojos la suerte.

Lo que me gustaría decirte

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Me digo que, para aspirar a compartir una etapa de vida en pareja, hay que dejar de creer y de hacer creer que se empieza una relación que importa si no se está realmente dispuesto a dar. A la felicidad no se accede con la yema de los dedos. O eres donante o eres receptor. Y doy antes  de recibir, pero he tachado definitivamente a los egoístas. Llega un momento en que es preciso confesarse las propias verdades e identificar lo que se espera de la vida.

Marc Levy, Ojalá fuera cierto.

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Nadie es propietario de la felicidad. A veces se tiene la suerte e ser inquilino, pero hay que ser muy cumplidor en el pago del alquiler, porque de lo contrario te desalojan enseguida. A todo el mundo le da miedo lo cotidiano, como si se tratara de una fatalidad que desarrolla el aburrimiento, la costumbre. Yo no creo en esta fatalidad... Creo que lo cotidiano es la fuente de la complicidad.

Marc Levy, Ojalá fuera cierto.

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Basta de juicios, nadie puede decirte que no muestres tu cuerpo. A veces las personas pueden ser crueles con sus comentarios. Olvídate de ellos, no dejes mostrarte tal cual eres. Cada quien es como es y cómo quiere. Somos dueñas de nuestro cuerpo, no lo olvides.

(Upsocl.)

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Qué bonita te pones cada vez que sonríes. Deberías sonreír más. No sabes cuánta primavera se posa sobre tu cuerpo cada vez que enseñas sin tapujos la plenitud de tus dientes. ¿Por qué no te acostumbras a hacer de ello una costumbre? Sé que es complicado, que es un infierno para ti pues la vida ha sustituido todas tus sonrisas por espinas, pero no puedes permitirte caer en ese precipicio. No pienso permitírtelo. Tú eres una persona preciosa y tu corazón, aunque ahora se sienta afligido y pequeñísimo, es el mejor instrumento, la mejor baza de la que dispones para escapar de esta situación. Venga, deja de frotarte las lágrimas de los ojos y desmelena otra vez esa sonrisa que arde en ti. Que sí, joder, que estás preciosa así. Y es que cada vez que lo haces su corazón se retuerce de dolor. Venga, vuela, pequeña, vuela.

(No a la violencia de género, Javier Morera.)

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Si hoy estuviera contigo. La felicidad resbalaría por mis mejillas solo con mirate. Si hoy estuviera contigo, probablemente, te despertarían mis besos antes que el despertador. Treparía con mis labios tus pestañas y dejaría la huella de un sonido en casa uno de tus párpados. Si hoy estuviera contigo, agotaría todos los ''te quiero'' que me quedaban aún por susurrarte. Me abrazaría a tus mañanas enroscándome entre tus piernas, buscando el mejor truco para tejerle un nudo a cualquier instante del que debería ser delito escaparse con pena, pero sin gloria. Si hoy estuviera contigo prepararía un desayuno entre tu boca y la mía. Le pararía el tiempo al reloj tras marcar cada segundo con el compás de mis latidos. Aceleraría la pasión, multiplicaría la ternura y dividiría todas aquellas veces en las que alguna de tus virtudes me rozó, deseando no pasar inadvertida. Te pediría perdón tras cada ''te quiero''. Por ansiarte tanto, por depender mis sonrisas de las tuyas. Si hoy estuviera contigo, nos estaríamos celebrando.  Brindando por lo bueno y por lo malo, por lo mejor y por lo peor. Hoy celebraríamos que en tú y yo seguiría teniendo sentido dentro de un nosotros. Y es que si hoy hubiera estado contigo te daría las gracias por haberme permitido soñarte aún durmiendo a tu lado. Celebraría seguir enamorada de ti. Por eso hoy, me acuerdo de todo lo que hubiera estado dispuesta a entregar por recuperar tan solo un ápice de la única persona que me hizo sentir que la vida no tenía por qué valen tanta pena. Y es que si hoy estuviera contigo, hoy no estaría aquí. Celebrando el no celebrarnos y, sin embargo, pensando en ti.

(Código nuevo.)

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-Así que ya lo echas de menos y aún no os habéis separado, ¿no es cierto? -¿También tú has pasado por esto? -Durante demasiado tiempo. -¿Por qué duele tanto? -Porque amar es ante todo arriesgarse. Es peligroso abandonarse al otro, abrir esa pequeña puerta de nuestro corazón. Puede provocar el dolor indescriptible que ahora sientes. Puedes incluso tomar la forma de una obsesión. -¡Sólo pienso en él! -No hay ninguna medicina para esa enfermedad del corazón. Es así como comprendí que nos equivocamos sobre la relatividad del tiempo. Un día puede ser más largo que todo un año cuando se añora a la otra persona, pero al mismo tiempo ése es uno de los placeres de estar enamorado. Hay que aprender a dominar ese sentimiento.

Marc Levy, La mirada de una mujer.

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Enamórate de tu propia vida. Enamórate de los pequeños detalles, de esos que te dejan una enseñanza y un recuerdo. Enamórate de los errores, aquellos que te ayudaron a comprender y te permitieron ser más fuerte. Enamórate de lo que eres, de esa persona única capaz de todo lo que se proponga. Enamórate de tu propia historia. Enamórate de ti, de tu entorno, porque todo sería completamente distinto si nada de eso hubiese pasado, fuera bueno o malo.

Upsocl

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Me encantan las camas deshechas. Me encanta cuando una persona está borracha y llorando y no puede evitar ser lo más sincera que puede en ese momento. Me encanta la mirada esa que se te pone cuando te das cuenta de que te has enamorado. Me encanta cuando te acabas de despertar y no te acuerdas bien de dónde estás. Me encanta cuando la gente cierra los ojos y se va a algún lugar entre las nubes. Me enamoro de la gente y de sus momentos sinceros. Me enamoro de sus averías emocionales y de sus sueños despiertos. La honestidad es demasiado bonita como para describirla con palabras.

(Lo que ellos no saben.)