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Estambul
Unos tragos en Kuşadası y de regreso a Estambul.




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Turistas
Volamos a Izmir, manejamos 3 horas al “cotton castle” en Pamukkale. En resumen: Mucha gente, mucho calor y una vista preciosa. Tomamos el camino corto por eso del calor y por que aún nos quedaban dos paradas más por hacer. Mal dormidos, mal comidos pero con toda la actitud.




Segunda parada: Ephesus. Las ruinas más preciosas que yo jamás haya visto. Perfectamente me podía imaginar a toda la gente vendiendo y comprando en esos que alguna vez fueron pasillos.






Tercera parada: Kuşadası. Boda de Sarp y Mattie.




Por suerte, nos tocó upgrade en la habitación de hotel. Qué rico es llegar a relajarte después de un día tan movido.
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Caminos engañosos

Quicimos darle una chance y caminar hacia un lugar que en el mapa se veía muy cerca. ERROR. Fue todo de subida. Llegamos muriendo lento. Fue bastante ejercicio, viéndolo del lado amable. Desayuno turco un plato frío y un plato caliente para compartir, All Good.



Trabajo, Ice Latte y limonada. ¡que calor! Susam Cafe Cihangir

Dos copitas de vino blanco. Mellow Cihangir





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My heart will go on

Esta vez nos tocó música en vivo en el intercontinental. El chico cantaba el temazo de Céline Dion - My Heart Will Go On muy ad hoc al momento.


Dem Moda

Restaurante Aralik. Últimamente le estoy tomando un especial gusto al vino blanco. Me siento menos culpable que tomar cerveza.


+852 Hon Kong



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Mayko


Que rico es comer también vegetariano. Más después de un cansado día en el centro comercial (otra vez).

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Pho, helado y un png mal cortado

Ginza Ginza



En camino a Los Altos. Un lugar mexicano al que nos invitó Paloma. Hacía tiempo no íbamos a un evento. Había una vista preciosa. Terminamos en Sofitel. Una caja de dulces turcos y un embotellamiento en el taxi.




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Un día raro

Se veía como un buen día. Amanecí con ganas de quedarme en la cama, con ganas de nada. De no interactuar; con ganas de dejar de pensar, abrumarme y preocuparme.
Como todos los días, nos bañamos y nos fuimos a un barrio. Esta vez tocó Bebek. Llegamos a Meg, un restaurante en donde por primera vez sentí que pedí algo realmente saludable. A veces escucho mi cuerpo y sé cuando me está pidiendo que haga cambios ya sea en mi dieta o en mis hábitos. Este fue uno de estos días.



Caminamos hasta llegar a un bar. Me sentí un poco desilusionada de mi misma ya que quería evitar tomar alcohol. No lo logré. Estuvimos en este tap room por bastante rato, tanto como para poder presenciar como un gato se subía a la mesa a comerse la comida de unas personas que aún seguían sentados.

Fuimos al centro comercial a buscar algunas cosas que nos hacían falta para la boda de Sarp. Para entrar nos pedían un QR Code del registro de nuestros pasaportes que hasta la fecha nos siguen pidiendo en algunos lugares. Un centro comercial enorme.



Primera vez que veíamos a varios perros juntos. Bravos, aparentemente.
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Mesquitas




Hoy es día de mesquitas. No tengo la menor idea como son por dentro, si se siente algún tipo de presencia divina o energías de esas que te ponen la piel de gallina.

Hagia Sophia. Mi primera impresión: el olor a pies. Para mi mala suerte, me tocó un tiempo de remodelación. Había mucha gente para ser pandemia (yo era una de ellas). Descalza, sobre la alfombra húmeda por otros pies, fue algo desagradable. Intenté hacer el corto recorrido (ya que no había mucho que ver) caminando solo sobre mis talones. No llevé algo para taparme la cabeza, me enteré antes de ir que en la entrada te prestan algo para taparlo. Duré el resto del día con el olor del jabón con el que lavaron la tela.
Mucho calor, paneles enormes que tapaban lo interesante del lugar.

Sultan Ahmed Mosque. Mucho mejor, más espacio para caminar con tus zapatos puestos. Aún así, decidimos entrar al área alfombrada, se sentía menos húmedo. Un espacio enorme en donde la gente sacaba fotos muy posadas.



Un delicioso elote en lo que esperábamos que llegara nuestro taxi. Las experiencias con Uber aquí en Estambul han sido un pain in the ass.


Llegamos a casa, descansamos un rato viendo la vista increíble que tenemos.


Para cenar, un lugar delicioso que nos recomendó Yuji. Probamos Raki por primera vez; una bebida transparente de anís que al combinarla con agua natural cambia de color.
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Mi primer té

Una gaviota me despertó en la mañana, como si gritara por ayuda. Tal vez solo fue una proyección mía. El cielo nublado, aun que húmedo. Los barcos vienen y van, aquí siempre se está moviendo algo. Regresé a la cama.

Los días se han pasado rápido, a la vez se sienten eternos. Este día va a ser pesado, lo pude anticipar. Introspección.



Caminatas, muchos gatos, café y postre ricos en Antidote Café. Frente a una mesquita.




Por la noche, un partido de fútbol, Inglaterra contra Dinamarca. Sin apetito. Antes de dormir, mi primer té.


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De noche

Terminamos en U2 Irish Bar, un lugar chiquito con una TV proporcional al lugar, las paredes cubiertas de playeras y objetos varios. Leo, el dueño del lugar sacó a relucir que su tecnología era un Nokia de los viejitos e insistía en que dejáramos nuestros teléfonos cuando nos veía en la pantalla, nos decía “talk to each other”, insistió varias veces con esto, al final terminaba esta frase con un: “Ok, I’m not your mom”. Llegaron otras 2 parejas.

En el medio tiempo de Italia vs España, Leo (el anti tecnología) sacó un smartphone, y nos pidió que nos etiquetáramos en una foto que nos había tomado a todos juntos, nos hizo pasar el smartphone, casi que obligados.

Al finalizar el partido pasamos por un puestito en la banqueta, pedimos un arroz, una pizza y unos taquitos de lechuga con una tipo gelatina que no se exactamente qué era.



Mientras cenábamos me di cuenta que había una puerta por la que estuve observando que entraban varias personas, algo así como la entrada de un bar underground. El mesero nos dijo que era un bar de musulmanes y que no nos recomendaba entrar ahí. Mi curiosidad aumentó al escuchar estas palabras y terminé preguntándole al cadenero del lugar; el no hablaba inglés.
Al mismo tiempo llegó nuestro Uber.
A dormir.
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TOMTOM

Las noches y las mañanas han sido raras. Me da la sensación de que la cama me arrastra de vuelta al sueño. Me despierto mucho de noche. Me levanto muy tarde y me siento cansada.

Hoy amaneció lloviendo, perfecto para salir a comer algo rico y tomar un café. Llegamos a Tomtom Kebap, delicia pura, comida hecha con mucho amor. Muy buen recibimiento, además.


Caminando hacia arriba, llegamos por un cafecito para esperar a que abrieran Flekk, un lugar de tragos que hasta hoy en mi mente han sido los mejores tragos que he probado; completamente balanceados, además el lugar y el clima lo hicieron más especial aún.


A la izquierda: St. Patrick; ginebra, licor de flor de sauco, refresco de pera y lima. A la derecha: St. Martin; ginebra, licor de frambuesa negra, licor de jamaica casero y lima.

La gente pasando, la música y el alcohol, hacen que todo parezca un video musical.
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Moda


Moda. Para llegar aquí tomamos un ferry, el viaje duró 20 min. Una vista increíble. Me fascinó el trayecto hecho, lo sentí parte del lugar.

Llegamos a Story Café, el café más rico que yo jamás haya antes probado. Intenso, mi corazón latía muy rápido. Trabajé lo que no había hecho en 1 semana. La mesera fue muy amable, aquí todos son amables. Comimos un sandwich cada quien, bastantes generosos, como para compartir.

Nos dirigimos a NOR para tomar un cocktail, estaba cerrado. Seguimos hasta topar con el mar, una vista hermosa. Había muchas mesas y varios puestos en donde sirven té, café y sodas. Vimos una cápsula con un letrero de fumar, bastante extraño ya que el lugar es al aire libre. Las personas en las tiendas, un poco extrañados por haber preguntado si vendían cerveza “BIRA NO” decían.


De regreso paramos en NOR, en donde trabajamos con la compañía de un cocktail. Después de un rato nos seguimos a Blue Pub, tomamos una cerveza. Los meseros más amables, más por descubrir que somos mexicanos. En la puerta del baño tenían a Frida Kahlo.



Pasamos a comer un sandwich a Kelle söğüş nos atendió Yuji, un turco/japonés crecido en Amsterdam. Parecía una persona muy culta y amable. Nos recomendó varios lugares y se ofreció a seguir en contacto para seguir recomendándonos lugares a donde ir y en donde comer.


Nos dirigimos al departamento en taxi. Primera vez que pasamos por el puente que une a Europa y Asia: Boğaziçi. Comenzaba el atardecer, inolvidable.
En el departamento, después de estar un par de horas en la incansable terraza, terminamos de ver la película turca Mustang, acompañados de un gin tonic.
A dormir.
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Estambul

Estambul. Son las 3:00 am, estoy en otro mundo, otro aire, otra tierra. Mucho que explorar, que comer, que beber, que ver. Mi cuerpo está cansado pero la emoción lo supera. Un viaje en Uber hasta el Airbnb y de pronto ya eran las 4:30 am. Nos recibe un señor joven; en el elevador solo caben 2 personas justas. Nos explica algunas cosas del departamento y se marcha. Intentamos dormir un poco con alarma puesta para no quedarnos dormidos hasta tarde y poder regular el horario.

Ali Baba Büfe, un restaurantito de comida pakistaní. Nos sirvieron Chicken Tikka Masala, Arroz blanco, Paratha, Biryani y una soda de limón.


De regreso pasamos al súper a comprar algunos víveres y cerveza. Estuvimos en el departamento descansando un rato y admirando la vista que tenemos desde la terraza, nos sentimos muy afortunados.


Por la noche pasamos a Taxsim Square, caminamos un rato buscando una tienda que no encontramos. Había mucha gente, se escuchaba mucho bullicio, quizás por ser Domingo.

De vuelta llegamos a cenar a Dürümzade, había unas imágenes pixeladas de Anthony Bourdain en unas cajas de luz. Pedimos un kebab de carne y cordero, muy rico. En la esquina, en una mesita en la banqueta, carros y motos pasando en sentidos contrarios, personas cruzándo la calle viviendo su vida al límite a punto de ser arrollados. Me dio la impresión de que los turcos siempre están haciendo barullo por algo.

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Llegada



En Ámsterdam. Fue un vuelo tranquilo, cómodo y excitante. Cené un pollo condimentado acompañado de arroz blanco, ensalada, vino blanco y solo unas cucharadas de pastel amarillo. El sueño en las nubes fue placentero, cosa que dudé cuando me enteré que el vuelo duraba 10 horas y media; con cubre bocas y cubre ojos, ni lo sentí. Cuando me quité el antifaz ya estaban repartiendo el desayuno, huevo o pan francés. El pan francés era más bien un sandwich empanizado con mermelada de fresa en el centro. Juguito de manzana y yogurt de durazno.
Comenzamos el aterrizaje. Todo verde, muchas ovejas, mucha agua. Barcos de carga, camiones de entregas, mucho movimiento muy bien organizado, fluído y armónico.
“Transfer”. Estuvimos 45 minutos aproximadamente (o más) esperando a que la señorita del mostrador nos atendiera para darnos nuestros pases de abordar con destino a Estambul. Mientras tanto observar. En la fila, mujeres cubiertas, hombres velludos, niños muy energéticos y con outfits eclécticos. El desorden fue inmediato, se percibía desinterés y falta de atención, algo así como “siguiendo al rebaño”.
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