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Reencuentro.

Siento aquella vez que me fuí cuando me necesitabas. Te miraba desde aquel recoveco de tu mente, escondida, sabiendo que me buscabas. Te escuchaba pidiéndome que volviera, escuchaba tu llanto, sentía mi pérdida.

No me encontraste hasta mucho tiempo después, adormecida entre las sábanas de tus lágrimas. La ilusión se abrió a trompicones a través de tus ojos, iluminando mi guarida.

Me cogiste con cuidado, pues el tiempo hizo que me olvidara a mi misma. Me desempolvaste y me vestiste de algo que llamabas esperanza.  Me alimentaste de palabras y de pensamientos hasta que me sentí fuerte para poder volver contigo.

Me sentaste en tu regazo y reconociste de nuevo el mundo junto a mí.

Gracias por reencontrarme.

Calíope.

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¿Quién es quién?

¿Quién te gustaría ser?

A mi me gustaría ser una persona fuerte, me gustaría tener un plan, me gustaría querer sacrificarme por mis objetivos, ser constante, conocer el esfuerzo de intentar conseguir algo.

Me gustaría ser más inteligente, poder participar en todas las conversaciones, ser más divertida, ser más guapa, tener un cuerpo más bonito. Ser más independiente. Ser misteriosa, ser un libro abierto. Ser peligrosa, ser dulce, ser amarga. Me gustaría haber estudiado algo que me apasionara. Me gustaría haber tenido una pasión. Me gustaría haber tenido un hobbie. Me gustaría trabajar en algo que me llene como ser humano. Me gustaría sentirme realizada. Me gustaría no ser una vaga, no ser conformista. Me gustaría cambiar el mundo. Me gustaría ser. Me gustaría que me valoraran por todo esto y que alguien me admirara. Me gustaría saber qué piensa de mí la gente, me gustaría que me diese igual lo que piense la gente de mi. Me gustaría estar segura de lo que estoy haciendo, me gustaría ir sin rumbo teniendo una aventura cada día. Me gustaría ser la persona que hace que todo el mundo se calle cuando entra en una habitación, me gustaría pasar desapercibida. Me gustaría escribir las mejores novelas jamás escritas, me gustaría escribir las poesías más profundas, cantar las canciones más tristes.

Me gustaría vivir en otro país, me gustaría quedarme aquí para siempre. Me gustaría saber que este deseo es algo tangible. Me gustaría pensar que no hay cosas imposibles. Me gustaría querer luchar para conseguirme. ¿Quien soy?,  ¿Me gustaría ser todas esas personas?, ¿Quiero seguir siendo la persona que soy? , ¿Cómo sé si ya soy algo que sigo soñando ser?

¿Quién es quién?

Shara Sanz.

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Elige tu propia aventura.

Nos dejamos llevar por el momento y el momento pasa, una y otra vez. No paramos de coger trenes a ninguna parte. Y en el trayecto no miramos ni una vez por la ventana para saber a dónde vamos. Nos quedamos mirando por detrás de nuestros párpados, dejando pasar el tiempo hasta llegar a otra estación, y coger otro tren.

Nuestras acciones son únicas, irrepetibles, e irremplazables, pero el carpe diem nos disuade de pararnos a pensar qué estamos haciendo y por qué.  Muchas veces es porque si nos paramos un minuto a pensar, seguramente nos arrepentiríamos de muchas decisiones, de haber cogido muchos trenes sin destino. Y el carpe diem no admite desdicha, arrepentimiento o inconformismo.

Nuestra vida es una cuenta atrás en la que ni siquiera tenemos el cronómetro. Cada decisión que tomamos crea un camino en el que cuando cruzas la puerta, ésta desaparece. Nadie espera que tengamos que ser minuciosos y planearlo todo, pero sí deberíamos ser conscientes en todo momento de lo que estamos haciendo, y  que una vez se toma una decisión, no hay vuelta atrás. La vida no es un juego en el que si mueres tienes dos vidas más.

Y muchos de nosotros dejamos pasar nuestra vida esperando, esperando un milagro, alguien que nos saque de un pozo que hemos cavado nosotros mismos con nuestra incertidumbre, con nuestros miedos, con nuestras pesadillas. Buscamos a alguien que nos solucione la vida porque pensamos que el mismo esfuerzo de hacer algo para luego darte cuenta de que no ha servido para nada es tan aterrador, que buscamos a alguien que tome ese riesgo por nosotros. Alguien que tire del carro mientras nosotros, víctimas del azar de haber nacido en ésta o en otra situación, nos vamos atando hilos al cuerpo para que sea otro quien tire de ellos.

El esfuerzo, la constancia y el sacrificio son valores que te obligan a salir de tu zona de confort, de tu círculo mágico donde todo está controlado, donde sólo esperas que alguien tire de tus hilos para seguir existiendo. ¿Por qué nos aterra tanto si lo único que puede es hacernos bien? Posiblemente porque lo primero que harán es hacer que paremos un minuto para que pensemos que estamos haciendo y porqué, y sabemos que la respuesta no nos gustará.

El esfuerzo requiere cansancio, la constancia requiere sacrificio, y el sacrificio requiere cortar los hilos que nos atan a una ilusión inalcanzable.

El conformismo es la mayor enfermedad que existe.

Shara Sanz

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DRKNSS

Te ata, te encierra y te empuja hacia un abismo que sólo tiene oscuridad, un abismo que lo cubre todo y solo eres tú, contigo mismo y tu silencio. No puedes moverte, no puedes respirar, solo intentar alcanzar un simple concepto que lo ilumine todo y que no llega, porque está todo oscuro. Se aferra a tu estómago, a tus pulmones, y no te deja gritar para salvarte.

Muchos luchan para salir, iluminando el pozo con sueños y carreras hacia ninguna parte. Otros pasan su vida entera planeando el gran golpe, garabateando con haces de luz la gran huida del negro. Pero sólo un puñado de personas logran realmente salir, y sólo pueden hacerlo dejando que la noche penetre en su mirada, que lo cubra todo, haciendo que toda la oscuridad se acomode en lo más interno de su ser haciéndoles partícipes del baile de ceniza que se efectúa en su pecho. Tienes que dejarlo entrar. Para saber cómo derrotarlo, tienes que saber cómo actúa, cómo piensa, cómo huele, cómo sabe. Una vez tu sabiduría sobre la oscuridad supere a la misma, entonces podrás enfrentarte a ella con luz. Una luz cegadora que no es más que la libertad, que necesitaba a su contrario para poder existir.

MIEDO.

La valentía no es la ausencia de miedo, sino una batalla en la que el miedo, que está contigo desde siempre, es el perdedor. El miedo es una cárcel en la que estamos condenados a cadena perpetua, pero nuestra celda tiene las puertas abiertas. ¿Saldrías?

Shara Sanz