Tumgik
#▷ la familia primero * morales + davis
ownst0ry · 1 year
Text
tag dump!
0 notes
jgmail · 4 years
Text
Izquierdas irreconciliables: una entrevista con Kévin Boucaud-Victoire
Tumblr media
Por Michael C. Behrent
Traducción del inglés de Juan Gabriel Caro Rivera
En nuestro último número (1), Michael C. Behrent (2) examinó la "influencia subterránea de Jean-Claude Michéa sobre una nueva generación de anticapitalistas radicales en Francia". Aquí, habla con Kévin Boucaud-Victoire, un joven miembro de la izquierda francesa influenciada por Michéa, cofundador de la revista Le Comptoir (3) y autor de un libro reciente sobre Michéa, Mystère Michéa: Portrait d'un anarchiste conservateur, publicado en Francia por L'Escargot . (Lea la entrevista de Behrent con Michéa aquí [4]).
 Michael C. Behrent: Kévin Boucaud-Victoire, tienes treinta años. Eres un reportero. Has escrito para L'Humanité, el periódico del Partido Comunitario Francés. Has estado estrechamente relacionado con varias revistas de izquierda (especialmente Le Comptoir). Has publicado dos libros (La Guerre des gauches [5], o La guerra de las izquierdas, y un breve ensayo sobre Orwell). Eres un admirador de Jean-Claude Michéa. ¿Cómo explicarías tus antecedentes y trayectoria política?
 Kévin Boucaud-Victoire: Es una historia bastante larga, así que intentaré resumirla. Tuve la suerte de nacer en una familia trotskista. Mis dos padres eran activistas en Lutte Ouvrière (Lucha de los Trabajadores o LO). El disgusto por todas las formas de injusticia, desigualdad y racismo me hizo volverme hacia el trostkismo de la Ligue Communiste Révolutionnaire de Olivier Besancenot (la Liga Comunista Revolucionaria o LCR). Al final, las elecciones presidenciales de Francia de 2012 me empujaron hacia el Front de Gauche (el Frente de Izquierda, o FdG), cuyo candidato, Jean-Luc Mélenchon, realizó una buena campaña. Saque mi tarjeta con el PCF (Partido Comunista), por razones locales: vivo en una ciudad donde los comunistas son históricamente fuertes.
 No fue hasta los veintiún años que comencé a interesarme verdaderamente en las ideas. En ese momento, estaba haciendo una maestría en economía, luego de una licenciatura en matemáticas. La lectura de ensayos políticos, sociológicos o filosóficos no fue nada natural para mí. Empecé con Marx y Engels, junto con Lenin y Trotsky. Devoré rápidamente los libros de un gran número de autores: Jean-Jacques Rousseau, Pierre Bourdieu, Aimé Césaire, Frantz Fanon, Angela Davis, Malcolm X, Edouard Glissant, Patrick Chamoiseau y Jean-Paul Sartre.
En 2012, la lectura de otro autor francés contemporáneo, al que descubrí casi por accidente, revolucionó mi forma de pensar. Fue Jean-Claude Michéa. Tengo con él, en primer lugar, una enorme deuda intelectual: en un ensayo, L'Empire du moindre mal (El reino del mal menor), me presentó a George Orwell, Christopher Lasch, Guy Debord, Cornelius Castoriadis, Michel Clouscard, Philippe Muray y Marcel Mauss, pensadores que luego exploraré con más profundidad. A continuación, me hizo consciente del hecho de que el capitalismo es un "hecho social total", basado tanto en el liberalismo económico como en el liberalismo político y cultural: la idea de que todos deberían vivir "como mejor les parezca", con la salvedad de “no dañar a los demás” y sobre todo el culto al progreso. De esta forma, el capitalismo se reduce a un sistema regulado exclusivamente por la ley y el mercado.
 Finalmente, para concluir, quisiera señalar que nada me predestinó a ser periodista, ya que estudié matemáticas y economía cuantitativa. Al principio, incluso trabajé como economista en un banco. Mi pasión por la escritura comenzó en 2012. Con un amigo, creé una revista de música en línea, de la que soy el editor. A finales de 2012 me incorporé a Ragemag, una revista política y cultural online cercana a las ideas de Michéa, donde todos trabajaban como voluntarios. Me convertí en periodista en 2014 cuando me incorporé a L'Humanité. El mismo año creé con algunos amigos, la mayoría de los cuales habían estado con Ragemag, que había dejado de existir, la revista en línea Le Comptoir (que ahora también tiene una edición impresa), que se ve a sí misma como socialista y pro-decrecimiento. Por último, recientemente me convertí en editor del sitio Le Média press, la rama escrita de Média, un programa de televisión en línea fundado por seguidores de Mélenchon.
 Behrent: En su libro La guerra de las izquierdas (Editions du Cerf, 2017), argumenta que la izquierda en Francia y otras democracias occidentales está desesperadamente dividida, particularmente entre una izquierda liberal y una izquierda radical y anticapitalista. En su opinión, ¿por qué ya no es posible una unión de izquierda?
 Boucaud-Victoire: En mi libro intento explicar por qué ya no se debe hablar de “izquierda”, sino de izquierdas, ya que existen tres familias políticas que durante un siglo pertenecieron al mismo bando, pero ahora se han vuelto difíciles de identificar, de unir. La división izquierda-derecha nació aquí, en Francia, durante la revolución, específicamente el 28 de agosto de 1789. La “izquierda” se refería a quienes se oponían al poder monárquico. Es entonces cuando nacen las dos primeras familias que lo constituyen: la izquierda liberal y la izquierda jacobina. La primera defendió el liberalismo político. Era completamente individualista y se basaba en la separación de poderes y un “estado neutral respecto a los valores”, es decir, una autoridad pública que rechazaba cualquier concepción del bien o de la moral. La segunda izquierda, muy francesa dentro de esta familia, más bien cree en la república única e indivisible, encarnada por el poder del Estado, unida a la idea de progreso y de individuos emancipados de todos los determinismos. Varias décadas más tarde, nació una tercera familia, el socialismo, fruto de las condiciones sociales engendradas por la naciente sociedad industrial y las luchas obreras. Esta doctrina anticapitalista fue definida por Pierre Leroux en 1834 como "la doctrina que no sacrificará ninguno de los términos del lema libertad, fraternidad, igualdad, unidad, sino que los reconciliará todos".
 Al principio, estas tres familias tenían poco en común. Las tres surgieron de la Ilustración, creyeron en el progreso y se opusieron al Antiguo Régimen. Tenían un enemigo común: las fuerzas conservadoras y reaccionarias que querían restablecer viejas jerarquías. Un contexto muy distinto hizo posible una alianza entre ellas (anticlericalismo, antimonarquismo y más tarde antifascismo).
Desde entonces, el contexto ha cambiado. El fantasma del regreso del Antiguo Régimen se ha desvanecido. El fascismo incondicional solo es adoptado por grupos pequeños, incluso si una nueva extrema derecha identitaria está creciendo en Francia y en todo el Occidente. El neoliberalismo, por su parte, ha devastado por completo a la sociedad, transformándola diaria y continuamente en agregados de individuos regulados nada más que por la ley y los mercados. Al mismo tiempo, la izquierda, en general, ha perdido su arraigo en las clases trabajadoras, debido a sus compromisos con el sistema. Por eso, nuestro ex primer ministro, Manuel Valls, habló de “dos izquierdas irreconciliables”: una liberal y otra antiliberal. Yo hablo de tres izquierdas irreconciliables, agregando la izquierda jacobina, que actualmente está muy preocupada por el laicismo. En la actualidad, estas familias están en desacuerdo en casi todo, y la falta de un enemigo común les impide formar un frente común.
 Behrent: Has hablado con propiedad de lo que Michéa llama el "teorema de Orwell": cuando la extrema derecha gana entre la gente común, la izquierda necesita examinarse a sí misma. ¿Esta idea nos ayuda a comprender lo que sucedió en Francia y en otros lugares en los últimos años?
 Boucaud-Victoire: Durante los últimos veinte años, el Frente Nacional se ha convertido, después de los no votantes, en el partido obrero más grande de Francia. En 2017, el 41 por ciento de los trabajadores optaron por Marine Le Pen, al igual que el 31 por ciento de los trabajadores administrativos [empleados]. Mélenchon logró limitar el daño (con el 24 por ciento de los trabajadores y el 19 por ciento de los trabajadores administrativos), pero estos votantes lógicamente deberían pertenecer a la izquierda. Debemos entender cómo llegamos aquí. Creo que se debe a tres factores, uno estructural y dos contingentes, que explican cómo terminamos en esta situación.
Primero, como dije antes, la izquierda está del lado del progreso y por lo tanto de la agitación permanente. Esto corresponde más a los valores de la pequeña burguesía y la burguesía. Si bien el progreso tecnológico ha tenido efectos beneficiosos para las profesiones liberales y de altos ingresos, desde el siglo XIX, ha resultado alienante para los grupos económicamente más modestos; le remito al libro de David Nobles, El progreso sin el pueblo. Sobre esta nota, George Orwell, en The Road to Wigan Pier, observó que “lo desafortunado es que en la actualidad la palabra 'progreso' y la palabra 'socialismo' están inseparablemente vinculadas en la mente de casi todos... [El] socialista siempre está a favor de la mecanización, la racionalización, la modernización, o al menos cree que debería estar a favor de ellas". Sin embargo, hay que señalar que, hasta la década de 1980, la izquierda logró ser obrera, en particular los comunistas, que eran el partido del proletario.
 Pero la llegada al poder en 1981 de François Mitterrand, el primer presidente "socialista", fue un acontecimiento importante y negativo. En 1983, el Partido Socialista, cuya dirección es mayoritariamente burguesa, rompió con su programa inicial. Este fue el llamado “giro hacia la austeridad” (tournant de la rigueur). Los socialistas abrieron un paréntesis (económicamente) liberal que nunca cerraron y abandonaron a las clases trabajadoras. Para esta izquierda y sus periódicos, estos últimos ahora eran vistos como pandilleros, racistas y xenófobos. Buscando una nueva lucha "progresista", Mitterrand recurrió a la cooptación del antirracismo, con la creación de la organización SOS Racisme en 1984, y al antifascismo, con el surgimiento del Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen en 1983. El capitalismo dejó de ser un problema.
 El Partido Socialista se convirtió gradualmente en el partido de la pequeña burguesía urbana cultural (los “bobos”), al tiempo que intentaba contar con el apoyo de las “minorías” (minorías étnicas, mujeres, homosexuales, etc.). El último logro de esta izquierda fue el informe emitido por el think-tank socialista Terra Nova titulado "La izquierda: ¿Es la mayoría para el 2012?" Los autores piden un enfoque en "la Francia del mañana", que es "más joven, más diversa, más feminizada", "un electorado culturalmente progresista". El corolario es la necesidad de abandonar “la clase obrera en declive”, que en cualquier caso vota por la extrema derecha. Desafortunadamente, la izquierda liberal ha atraído a la izquierda “radical” (aunque esta última no se da cuenta), que gradualmente ha abandonado la lucha de clases como su principal sistema operativo.
Finalmente, veo una tercera razón: la cuestión de la soberanía. Como ha demostrado el ensayista Aurélien Bernier en La gauche et ses tabous (La izquierda y sus tabúes, 2014), el surgimiento del Frente Nacional provocó el “pensamiento Lepenizado” (la lepennisation des esprits), pero también el “pensamiento anti-lepenista”. Cualquier idea defendida por el líder del Frente Nacional se volvió intrínsecamente fascista y repugnante. Entre estas ideas estaba la crítica al libre comercio, la globalización y la Unión Europea. Estos últimos no solo son dañinos para las clases trabajadoras, sino que solo desafiándolas puede volverse creíble el programa social de la izquierda, ya que requiere margen de maniobra.
 Actualmente, La France Insoumise (el partido de Mélenchon) ha dado pasos en una buena dirección en estos últimos puntos, con un discurso populista influenciado por Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, y reforzando su postura sobre la UE. Pero esto no es suficiente. Mientras tanto, la izquierda, a menudo inconscientemente, ha cedido las clases trabajadoras a la extrema derecha.
 Behrent: ¿Debe la izquierda volverse populista?
 Boucaud-Victoire: Si por "populismo" entendemos una política que busca conectar a las clases trabajadoras con la democracia, sí. A mi modo de ver, el populismo es una estrategia política que vincula un medio —la lucha de clases, pero concebida de manera diferente a su sentido marxista— con un fin muy preciso: la auténtica socialdemocracia. En otras palabras, busca reinstalar al pueblo concebido políticamente (el demos) a través del pueblo concebido socialmente (la plebe, opuesta a las élites).
Recuérdese que antes de convertirse en un término abusivo sinónimo de "xenófobo", "nacionalista" y "nazi", "populista" tenía un significado positivo en Rusia, Estados Unidos y Francia. En la década de 1860, bajo los zares, se refería a los revolucionarios que defendían un socialismo agrario y popular: los narodniks (los que estaban a favor del “pueblo”). Incluso obtuvieron el apoyo de Marx. Al otro lado del Atlántico, el Partido Popular, también conocido como Partido Populista, formado en 1891, según Serge Halimi (editor de Le Monde Diplomatique), “simultáneamente progresista, arraigado en tradiciones rurales y estructurado en torno a un programa ambicioso y preciso de transformación económica”. Menos revolucionario que su primo ruso, este populismo denunció el mundo de las finanzas, la corrupción de las élites y la traición al ideal democrático estadounidense y se convirtió en el defensor de los agricultores, los trabajadores, los pequeños productores y “los oprimidos, cualquiera que su raza puede ser." Finalmente, en Francia, el término aparece a fines de la década de 1920 y se refiere a una corriente literaria que intentó retratar a la gente de la clase trabajadora de manera realista. Incluso hay un premio literario populista que existe desde 1931, ganado en 1940, en particular, por Jean-Paul Sartre por El muro, para recompensar las novelas que “prefieren a los individuos que pertenecen al pueblo como personajes y los entornos de la clase trabajadora como escenarios, siempre que provoquen una auténtica humanidad ".
 En resumen, como diría Orwell, la izquierda debe esforzarse por reunir a "todos los que se avergüenzan del jefe y todos los que se estremecen cuando piensan en el alquiler".
 Behrent: ¿Hay partidos o figuras hoy en día que considere modelos de la dirección que debe tomar la izquierda?
 Boucaud-Victoire: Primero mencionaría el movimiento zapatista. Aprecio su anticapitalismo radical, su enfoque del cambio social, su cercanía con los pobres, su federalismo, su anarquismo y la negativa al poder de sus líderes y su insistencia en el anonimato. Yo añadiría que, como patriotas y católicos, en un país donde eso importa, han podido movilizar a las clases trabajadoras. También podría mencionar el municipalismo de Rojava, aunque tiene un inconveniente significativo: las relaciones de los kurdos con otros grupos étnicos regionales. Digamos que aprecio el igualitarismo y el democratismo de los kurdos, pero mi temor es que lo logren dominando a otros pueblos.
No me viene a la mente ninguna figura contemporánea. Para mí, el último gran modelo político fue Thomas Sankara, presidente de Burkina Faso de 1983 a 1987. Era un hombre verdaderamente cercano al pueblo (“debemos preferir dar un paso junto con el pueblo antes que diez pasos sin el pueblo”), que fue patriota, demócrata, ecologista y feminista, además de estar inspirada en el marxismo-leninismo: un perfecto cóctel populista.
 Behrent: ¿Cómo explicaría el atractivo contemporáneo de un pensador como Michéa y la forma en que ha reavivado el interés por figuras como Christopher Lasch y George Orwell?
 Boucaud-Victoire: El neoliberalismo nos ha llevado a un callejón sin salida. Ya no podemos ignorar este hecho. Integra cada vez a menos personas en el cuerpo social, crea nuevas formas de alienación, desigualdades monstruosas y se muestra incapaz de dar sentido a nuestras vidas. Además, nos ha llevado a una gran crisis ecológica. Sin embargo, el marxismo-leninismo y el "socialismo realmente existente" han demostrado que no eran una alternativa.
 Michéa, Lasch y Orwell han trazado los contornos de un nuevo radicalismo democrático anticapitalista que también es crítico con la cultura alienante de la sociedad moderna ("sociedad de masas"). Michéa es un punto de partida para muchos otros pensadores que he mencionado. También es un punto de partida para pensadores inclasificables como Simone Weil, Jacques Ellul, Ivan Illich, Gustav Landauer y Jaime Semprun.
 Behrent: Su revista, Le Comptoir, publica artículos que critican el multiculturalismo y ciertos tipos de feminismo. Esto es difícil de asimilar para los estadounidenses si se dice "estar de izquierda". ¿Cómo explicaría esta posición a los progresistas estadounidenses?
 Boucaud-Victoire: Seguramente es el resultado de nuestras diferentes historias. Nuestra cultura política es republicana, mientras que la suya es liberal. El liberalismo cultural —del cual surge el multiculturalismo— les parecerá natural y más difícil de cuestionar. Sin embargo, esto es mucho menos cierto aquí. Ya en 1985, Guy Debord observó: “Nos hemos convertido en estadounidenses. No es de extrañar que debamos experimentar todos los problemas miserables de los EE. UU., desde las drogas hasta la mafia, la 'comida rápida' y la proliferación de etnias".
Lo que criticamos son las nuevas formas de activismo que surgieron de la “teoría francesa”, es decir, de la extensión estadounidense de las ideas deconstruccionistas de pensadores franceses como Foucault, Deleuze y Derrida. En Le Désert de la critique (El desierto de la crítica), el filósofo socialista y anarquista Renaud García muestra cómo estas teorías desalientan “cualquier esfuerzo crítico que todavía busque orientar las luchas políticas y sociales en torno a conceptos como la dignidad humana, la justicia y la verdad”—Y por ende la búsqueda de soluciones integrales.
 Behrent: ¿Cómo explica el hecho de que intelectuales como usted y Michéa se vuelvan, como izquierdistas, hacia ideas que muchos ven como conservadoras? ¿Se ha hecho necesario que la izquierda adopte un giro conservador (en lugar de liberal)?
 Boucaud-Victoire: Desde el descubrimiento de los horrores del bloque soviético y su colapso, la izquierda ha tenido que reinventarse. Una nueva izquierda, como expliqué antes, ha intentado cambiar a la clase trabajadora, en declive debido a la globalización, por las “minorías” y la deconstrucción. Pero choca contra el muro de la realidad. Lo que ves como un giro conservador no es más que la conciencia de que “existe, en el legado multi-milenario de la sociedad humana, una cierta cantidad de logros que deben ser preservados” (Michéa) y sin los cuales no es posible la emancipación. La crisis ecológica ha dado prueba de este hecho, ya que para solucionarlo tendremos que aprender a conservar. Pero otros problemas requieren un cambio radical. En "Brindis por la Revolución" (1848), Pierre-Joseph Proudhon escribió: "Quien habla de revolución necesariamente habla de progreso, pero igualmente necesaria es la conservación". Seamos fieles al pensamiento del padre del anarquismo.
 Behrent: ¿Qué opinas del movimiento de los chalecos amarillos?
Boucaud-Victoire: Un movimiento que al principio fue difícil de identificar políticamente, los chalecos amarillos tomaron a todos, especialmente a la izquierda, con la guardia baja. Es cierto que comenzó con un eslogan que podría parecer ambiguo o “poujadista” para quien no esté familiarizado con las clases populares de la “Francia periférica”, es decir, la Francia urbana, periurbana y rural en la medida en que no está integrada en las principales metrópolis, que están vinculadas a la globalización. Detrás de su hostilidad a los impuestos excesivos se esconde un fuerte sentimiento de injusticia y desesperación social. Además, este movimiento movilizó a personas que no suelen ir a las manifestaciones. Si bien desde el principio me gustó el movimiento, sí preocupó a la izquierda y a los sindicatos, que vieron cómo se les escapaban las cosas de las manos.
 Cuando uno mira un mapa de las movilizaciones indirectas, los bastiones del movimiento de los chalecos amarillos, uno ve no solo que la Francia periférica está sobrerrepresentada, sino también aquellas partes del país que votaron "no" en el referéndum de 2005 sobre la Constitución Europea. Por tanto, se puede concluir que son los "perdedores" de la globalización y la integración europea. Muy rápidamente, esta masa no politizada logró, a través del diálogo, lanzar varias medidas políticas interesantes, en particular el referéndum de la iniciativa ciudadana (référendum d'initiative citoyenne). Es como si los chalecos amarillos, al reconstruir los lazos sociales, hicieran surgir el sentido común de la gente común. Luego, durante las movilizaciones de París, no dudaron en manifestarse en los barrios burgueses occidentales, donde se concentra el poder político y económico. Desde el 68, las manifestaciones laborales siempre se habían limitado a los barrios populares y aburguesados ​​del Este de París, hasta el punto de que hacer algo diferente se volvió inimaginable. Desde este punto de vista, los chalecos amarillos eran más subversivos que la izquierda.
 Lo que queda por determinar es si este movimiento es de izquierda o de derecha. De hecho, no es ninguno; es una expresión casi pura de la lucha de clases. Esto último, que hasta ahora ha sido librado principalmente por la burguesía —Macron fue demasiado lejos en este sentido— nunca es realmente de izquierda ni de derecha. Esperemos que los chalecos amarillos inauguren una nueva época de lucha social.
Kévin Boucaud-Victoire es cofundador de Le Comptoir y autor de La guerra de las izquierdas y de un libro reciente sobre Jean-Claude Michéa.
Michael C. Behrent es profesor de historia en la Appalachian State University.
 Notas del Traductor:
 1. https://www.dissentmagazine.org/issue/spring-2019
2. https://www.dissentmagazine.org/article/frances-anti-liberal-left
3. https://comptoir.org/
4. https://www.dissentmagazine.org/online_articles/an-interview-with-jean-claude-michea
5. https://www.editionsducerf.fr/librairie/livre/17945/la-guerre-des-gauches
 Fuente: https://www.dissentmagazine.org/online_articles/irreconcilable-lefts-an-interview-with-kevin-boucaud-victoire
0 notes
astillasdetinta · 4 years
Link
Los libros que se mencionaron en la primera parte plasmaban el amor por la literatura, el descubrimiento de África, el disfrute de internarse en una sociedad concreta, el ver encarnadas las frustraciones y los anhelos de la condición humana, el espejismo de la realidad, el devenir negro del mundo, la importancia de mantener la memoria activa, el desmoronamiento de un mundo… Y se ofrecieron porque habían gustado mucho, porque se les quería dar otra oportunidad o porque sencillamente son imprescindibles.
No todo el mundo relee. Hay personas a las que les aburre caminar dos veces por el mismo camino y prefieren buscar siempre lo más novedoso o dejar para dentro de mucho tiempo esa segunda lectura. Pero incluso estos guardan en su interior algún libro que les fascinó y al que recuerdan en especial, por un motivo u otro.
Se nota mucho, mucho, cuando se comparte uno de esos volúmenes. Es como si se tocara una tecla interior que genera una oleada de entusiasmo. Es como sentir que se aglutinan entre dos tapas tantos momentos, frases, palabras, signos, símbolos, significados, sentimientos…
Un libro. Todo un universo condensado en él.
Hemos seguido preguntando en esta época de confinamiento sobre los libros que están o les gustaría releer. Aquí va la segunda tanda:
Astrid Jones (Cantante y actriz) Ceiba II (poesía inédita) de Raquel Ilombe: “Estoy leyéndola porque me gusta la poesía como medio de expresión de los sentimientos más profundos a través de la habilidad de utilizar la belleza del lenguaje”.
Mamadou Lika Marra (Cofundador del Movimiento Panafricano Bilbao) Politízate VVAA: “Esta obra colectiva de jóvenes autores de Senegal es una una manera de invitar a la juventud senegalesa y africana  al despertar de las conciencias. Su objetivo visibilizar y  defender la politización en un momento en que la tentación de invertir en otros campos de acción, así como la denuncia de líderes y prácticas políticas, parecen ser los únicos resultados posibles. Este libro ofrece posibles respuestas en la diversidad de sensibilidades y trayectorias intelectuales de sus jóvenes autores. Una contribución necesaria al debate público, este libro expresa una convicción inequívoca: La política no puede hacer todo, pero puede hacer algo”.
Tania Adam (Radio África Magazine): “Dos historias que tienen lugar en Mozambique, el lugar donde nací, y del que formo parte, aunque sea a miles de kilómetros de distancia; Jesusalén  de Mia Couto y Comedia Infantil de Henning Mankell”.
Ramón Esono Ebalé (Dibujante) El África que viene VVAA, coord. A. Castel.
Joan Tusell (Área de Medios de Comunicación de Casa África): “En estos días de confinamiento familiar, largas conversaciones con mi hija de 8 años me han recordado constantemente lo que me gustó leer en su día el Querida Ijeowele, o como educar en el feminismo, de Chimamanda Ngozi Adichie. Le encanta jugar al futbol, y en demasiadas ocasiones dice que los chicos la ponen de portera. El libro es muy recomendable para padres, incluso para avergonzarse de los propios micromachismos en los que caemos, y me incluyo, a menudo”.
Celia Murias (Africaye) Vaso Roto de Alain Mabanckou: “Este libro me encantó y sería buenísimo para estos momentos porque es ligero, entretenidísimo y con un estilo narrativo delicioso y juguetón”.
Vicente E. Montes Nogales (Profesor de la Universidad de Oviedo) A través del Islam de Ibn Baṭṭūṭa: “No es solo una obra de gran interés para cualquier lector al que le apasione la historia, sino también un texto esencial para arabistas, historiadores, geógrafos y etnógrafos. El tangerino Ibn Baṭṭūṭa, uno de los principales viajeros de la Edad Media, narra sus aventuras y las impresiones que le producen otros pueblos y culturas durante un largo viaje que comienza en Marruecos y finaliza en China. Al regresar a su hogar, tras un periplo que dura veintitrés años, el autor reúne sus recuerdos de los países visitados en un volumen para satisfacer la curiosidad del sultán de Fez Abu Inan”.
Bego Colmenero (Jefa de biblioteca del Instituto Cervantes de Múnich) El vendedor de pasados de Jose Eduardo Agualusa: “Lo volvería a leer en la cuarentena porque es una historia muy original, muy irónica y divertida. Nos hace pensar en la capacidad que tenemos de jugar con nuestra memoria y transformar loa hechos en función del recuerdo que tenemos de los mismos”.
Marian Davies (Artista plástica) No es País para Negros de Oscar Kem-Mekah Kadzue: “Volvería a leerlo porque es más profundo de lo que a primera vista pudiera parecer. Tiene varios componentes como son la tradición, modernidad frente a tradición, la educación, la adaptación a las circunstancias, la importancia de perseguir los sueños personales, la perseverancia, la percepción errónea que se tiene de Europa desde África y su confrontación con la realidad. Todo esto hace que tenga en sus pocas paginas muchos elementos sobre los cuales reflexionar y que habría que releerlo par analizarlo con mayor profundidad”.
David Soler (África Mundi) Mi hermana asesina en serie de Oyinkan Braithwite: “”Me apetecía leer novelas de autoras africanas y encontré este libro que reelería encantado ahora en tiempos de confinamiento. Es genial. Aún con un trasfondo de asesinatos, es un libro con el que te ríes a la vez que te hace reflexionar sobre qué va primero: tu familia o la moral”.
0 notes
teleindiscreta · 7 years
Text
Rafa Nadal, Mireia Belmonete y Coe, Premios 50 años de As
Fuente original: Rafa Nadal, Mireia Belmonete y Coe, Premios 50 años de As Puedes ver más visitando Teleindiscreta - Las mejores noticias de actualidad, famosos, salud, belleza, cocina, motor, música y mucho más.
Son los fogonazos, los más fulgurantes, que han iluminado los 50 años de As, que salió a la calle el 6 de diciembre de 1967. Quince premios, inmortalizados en un diseño de Javier Mariscal, que entregarán los Reyes, don Felipe y doña Letizia, en una cena que se celebrará en el Patio de Cristales del Ayuntamiento de Madrid el próximo lunes 4 de diciembre.
Los Premios As, institucionalizados desde hace una década y que distinguen a los mejores del año, se transforman con motivo de las bodas de oro del periódico en un homenaje a los héroes y heroínas de las portadas, elegidos por decenios. Y entre ellos brillan los mejores deportistas españoles de ese medio siglo, por su palmarés y por sus valores: Rafa Nadal y Mireia Belmonte. El tenista, que atesora 16 torneos del Grand Slam, y la nadadora, campeona olímpica y mundial, recibirán el aplauso de todos los lectores a través de los Reyes.
También Sebastian Coe, mito del deporte rey de los Juegos, el atletismo. Leyenda por sus duelos con Ovett y Cram, alma máter de Londres 2012 y actual presidente de la IAAF.
En los 16.996 números y 17 años en la red a través de As.com, han cabido las gestas de Iribar y Orantes, el 12-1 a Malta, la plata del baloncesto en Los Ángeles 1984, los oros del fútbol y Cacho en Barcelona, los cinco Tours de Indurain, La Séptima del Real Madrid, Pau Gasol, el Mundial de Sudáfrica y el salto de oro de Ruth Beitia… Una fiesta continua que tendrá su gran broche el 4 de diciembre.
Rafa Nadal. Nejor deportista masculino español de los 50 años
El gigante con 16 Grand Slams. Nadal (Manacor, 31 años) es simplemente Rafa. Adoptado por toda España como uno más de la familia, se ha ganado el cariño y la admiración por sus 16 Grand Slams (diez Roland Garros, tres US Open, dos Wimbledon y un Abierto de Australia), cuatro Copas Davis, su doble oro olímpico en individual (Pekín 2008) y dobles (Río 2016) y el número uno mundial, al que ha regresado este año. Pero, sobre todo, por su espíritu invencible.
Mireia Belmonte. Mejor deportista femenina española de los 50 años.
Campeona olímpica y mundial. Mireia Belmonte (Badalona, 27 años) no descansa. Es ambición, talento y mucho, mucho trabajo. A base de kilómetros y de desalojar agua con sus pies y manos, se ha convertido en la única española con un oro olímpico en natación (Río 2016) y a la vez ha conseguido cerrar el círculo mágico convirtiéndose en campeona mundial de piscina larga (Budapest 2017). Tiene otras tres medallas en Juegos: dos platas y un bronce.
Sebastian Coe. Premio a la trayectoria
Leyenda del atletismo y dirigente de éxito. Sebastian Coe (Londres, 1961) es un icono del atletismo. Gentleman sobre el tartán y ahora en los despachos. El británico recibirá el premio a toda una carrera internacional de éxito en el 50 Aniversario de AS. Su duelo con Steve Ovett en los Juegos de Moscú 1980, la foto de su entrada en meta con los brazos abiertos y la mirada salvaje por delante del alemán Straub y el duro atleta de Brighton, es un póster del deporte. Antes, Ovett le había derrotado en el 800. Cuatro años más tarde, en Los Ángeles, Coe repitió medallas. Después, dirigió la candidatura y los Juegos de Londres 2012 y ahora afronta una labor de regeneración del atletismo como presidente de la Federación Internacional.
Decenio 1967-1977
Iribar batió a Zamora. José Angel Iribar (Zarautz, 74 años) batió el récord de partidos internacionales que Zamora estableció en 46 desde 1920 a 1936. El portero del Athletic jugó el encuentro 47 el 5 de febrero de 1975 en Mestalla ante Escocia. Lo dejó en 49, hasta que Arconada le superó en 1983.
Orantes, un maestro. Manolo Orantes (Granada, 68 años) tomó el testigo del pionero Manolo Santana (campeón en Roland Garros, Wimbledon y US Open antes de salir AS) y se llevó el US Open 1975 ante Jimmy Connors (en tierra) y, sobre todo, el Masters 1976. Un español ganando en pista rápida. Se podía.
Decenio 1977-1987
Selección 12-1 a Malta. La goleada imposible. España necesitaba 11 goles un 21 de diciembre de 1983 para llegar a la Eurocopa. Señor falló un penalti a los dos minutos, al descanso iba 3-1… y luego llegó el festival en Sevilla: 12-1. Poli Rincón, que hizo cuatro, recogerá el premio.
España, plata en Los Ángeles. Pioneros en 1984. Antonio Díaz Miguel dirigió el grupo de pioneros que subió al podio en Los Ángeles 1984 ante los Estados Unidos de Michael Jordan y Patrick Ewing. Frente a ellos, Fernando Martín, Epi o Corbalán, que les representará el día 4.
Decenio 1987-1997
Miguel Indurain. En los años noventa, en julio, España no se echó la siesta. Había que ver al navarro Miguel Indurain (Villava, 53 años) volar en Francia. Se adjudicó cinco Tours (1991-1995). Como Merckx, Anquetil e Hinault.
Fermín Cacho. Fue el gran momento de Barcelona 1992. La foto del orgullo de un país la protagonizó Fermín Cacho (Ágreda, 48 años). Cabalgó triunfal en Montjuïc para convertirse en el primer campeón olímpico en atletismo.
Oro en fútbol. Magia en 1992. El Camp Nou elevó a los cielos a una generación. La que ganó a Polonia 3-2 la final olímpica. Kiko, que recogerá el premio, hizo dos goles. El definitivo fue un estallido: minuto 91.
Decenio 1997-2007
La Séptima del Madrid. 32 años. En 1998, en Amsterdam ante la Juventus, el Madrid volvió a levantar la Copa de Europa 32 años después. Mijatovic, el del gol, recibirá el Premio As.
Pau Gasol. Oro de Saitama. Pau Gasol (Sant Boi, 37 años) fue, y sigue siendo, el líder de una Selección que se proclamó campeona del mundo en Saitama (Japón) en 2006. No jugó la final por lesión, pero empujó como el que más. En la NBA ha hecho historia, con dos anillos de campeón con los Lakers en 2009 y 2010.
Decenio 2007-2017
Ruth Beitia. Oro en Río. Ruth Beitia (Santander, 38 años) dio el gran salto para el atletismo y para la mujer al convertirse en Río en campeona olímpica. La primera española en lo más alto del gran deporte de los Juegos. Acumuló 15 medallas internacionales y ganó dos veces la Diamond.
Selección campeona en 2010. La larga espera acabó en Sudáfrica con gol de Iniesta (1-0 a Holanda). Cayó el Mundial. Vicente del Bosque, hacedor del milagro, alzará el Premio.
Premio revelación
Alejandro Davidovich. Wimbledon 2017. Nacido en La Cala del Moral (Málaga) y de padres rusos, alzó el trofeo de Wimbledon júnior e hizo semifinal en Roland Garros. Tiene 18 años.
Fuente: AS
La entrada Rafa Nadal, Mireia Belmonete y Coe, Premios 50 años de As aparece primero en Teleindiscreta.
from Rafa Nadal, Mireia Belmonete y Coe, Premios 50 años de As
0 notes
tuseriesdetv · 7 years
Text
Crítica: Game of Thrones 7x06 Beyond the Wall
Hola a todos. ¿Cómo estáis? Mal, ¿verdad? El cuerpo muy regulero. Con mucha fatiga. Vaya horita para los anales y vaya guantada sin manos que no nos vimos venir. Esto tendría que ser un 9, no un 6. Con lo relajada que pintaba la cosa con ese club de cuñados extremos riéndose de Gendry porque le vendieron para hacer brujería con su sangre. “Buah, crack, qué envidia, máquina. Te secuestra una tía tetona, te desnuda y te ata a una cama. Y te quejarás. Unga”. ¿Quién iba a pensar que este punto de partida iba a terminar en un tiro al plato polar edición medieval?
Pero todo eso lo trataremos después. Vamos a hablar primero de Invernalia: Arya y el argumento de la rabia vs. Sansa y el argumento del mártir a ver qué vieja toma más medicación y gana el concurso de achaques. Ninguna sale victoriosa, y es una pena. Desde luego Arya se muestra demasiado extraña, más fría de lo que debería. Creepy de cojones, así entre nosotros con la careta en la mano. Una reacción exagerada a la treta de Meñique. Ella y Sansa no serán uña y carne, pero un poquito de paz, que es Nochebuena y estamos en guerra. Aunque, en efecto, Sansa pone más cabeza con que "esta pelea es la que querría Cersei", que descansada esta semana se reirá desde su trono.
A Sansa le llega una invitación a Desembarco, a recordar viejos tiempos de cautiverio y seguir moviendo piezas por el tablero a la velocidad de la luz. Sansa, ya en modo señorona de su cortijo, opta por mandar a Brienne, que además es colega de Jaime y, a unas malas, a ella no le cortarán la cabeza en mitad de una boda. La chica tonta no es. Ahora habrá que ver de qué palo van los de la capital y qué negociaciones quedan todavía por hacer con tan maltrechas relaciones.
Tyrion y Dany comparten un momento bastante curioso. Reina y Mano pasan velozmente de hablar de chicos cual fiesta del pijama noventera a discutir líneas sucesorias. Estamos tan acostumbrados a las reinas abundantes y presentes que ya se nos olvidaba que a veces hay drama si la descendencia se complica. Salvo que pongamos a un dragón a gobernar la nación. Total, ya no estaremos ahí para verlo. Pero ¿no sería más bonito que todas las cosas acabar la serie en una democracia en condiciones, moderna y plural? Con coletas y todo, ya me entendéis.
Probablemente hablaremos más la semana que viene sobre candidaturas a consorte, porque esa tensión sexual y esas miradas lascivas a los perforados abdominales de su sobrino son algo que no se puede aguantar, por mucho que Khaleesi reniegue y reniegue. Que Jon se le queda poquita cosa, dice. Nos gusta la guerra, nos gusta el conflicto, pero tampoco le vamos a hacer ascos a ser un poco carpeteros y clamar OTPs a los cuatro vientos. Ay, esas manitas.
Y ahora, el meollo de la cuestión. La muerte era el enemigo y poco tardábamos en comprobarlo. Cuatro pasos en la nieve y ya descubríamos cómo de complicado es matar a un oso zombie en llamas. Qué jedi se pone Beric encendiéndose la espada. Cómo le gusta. Todo entra dentro de los estudios psicológicos del audiovisual y las figuras fálicas, desde luego, pero dejaremos este debate para otro momento.
Ya hemos confirmado también a qué velocidad caminan los caminantes. Son caminantes, no corredores, está claro. Paseantes octogenarios en formación bloqueando las aceras cuando llegas tarde, incluso. En lo que nuestra gente se hace cuatro escalas internacionales y surcan el globo cuales Willy Fogs, los amigos frescos van a pasito corto. Aunque, manidos chascarrillos geográficos a un lado, tenemos que tratar lo odiosas que son las comparativas. Hemos visto muchas batallas de dimensiones espectaculares, varias incluso en las últimas semanas. ¿El Cisma del Islote quiere ir a la cabeza? Sí. ¿Tiene papeletas? También.
La nueva ronda contra los no muertos ya venía con los motores calientes. Y, si bien Hardhome serviría como antecedente a este episodio que ha catapultado a la fama galáctica a HBO España, el penúltimo que hoy nos ocupa multiplica hasta el infinito la tensión y el giro del juego. Como contábamos en semanas anteriores, a nivel narrativo para que funcione una serie la clave es tener un objetivo claro, un conflicto y unos obstáculos capaces de sostener la atención del espectador. Cersei contra Daenerys flojeaba en algunos casos por el hecho de que no tenemos claro que el tirachinas inflamable de la leona sea obstáculo suficiente, de ahí que necesite el sentido de la moral de Khaleesi para evitar un desenlace fácil, rápido y para toda la familia. A la parrilla, como me gusta.
Lo que el Cisma del Islote supone para la serie es todo lo contrario: los dos bandos están igualados. La resolución de la mayor parte del episodio era obvia, Dany volaría desafiando las leyes de la física una vez más y salvaría a Jon y compañía porque era la única salida. Única y predecible. Tampoco vamos a quitarle mérito a la ejecución técnica del choque cuerpo a cuerpo y la completa ansiedad de la situación de ni una docena contra un millón, con la correspondiente pérdida efectista menor. Ahora bien: la aparición de una nueva arma que, no sólo se carga a un dragón, sino que daría al Ejército de los Muertos una baza muy poderosa altera completamente todo el conflicto.
Tanto nos dejaba sin aliento ver a Viserion arder y estrellarse en el lago helado como su inesperada resurrección en modo Articuno. Un dragón de hielo, ahí es nada. La pregunta más aparente es: ¿qué escupirá la criaturita? Siempre seguida por: ¿cómo va a matar Daenerys a su propio hijo? ¿Podrán hacerlo sus hermanitos? ¿Y querrá Cersei sentarse ahora a debatir con el Frozen King para montar una alianza contra la otra rubia? 
La tradición de los penúltimos sigue infalible. No podría ser de otra manera, y menos a cinco episodios de terminar la serie y tan solo una hora larga de rematar la temporada. Pese a la tragedia, el Equipo Dragón sale más reforzado con sus respectivas hincadas de rodilla. Habrá que ver también cómo afronta el duelo de perder a un hijo la Madre de Dragones. ¿Estamos que no nos lo creemos y no nos quedan pelos de los que tirarnos? Viola Davis, trae las pelucas, que esto es demasiado para nosotros. O manda al Tito Benjen para salvarnos la jornada in extremis (por no decir prácticamente ex machina).
Promo: 7x07 (Season Finale)
youtube
0 notes